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Fundamentos Biológicos de La Conducta
Fundamentos Biológicos de La Conducta
En los seres humanos hay una serie de conductas heredadas (algunas de ellas persisten
hasta la vida adulta), denominadas reflejos arcaicos o primarios, que resultan muy útiles
tanto para alimentarse como para defenderse del medio ambiente. Esto depende de su
sistema nervioso, el cual rige todas las respuestas, tanto innatas como aprendidas.
La unidad básica del sistema nervioso es la neurona, la célula nerviosa. “El médico
italiano Camillo Golgi sostenía que el cerebro era una red de conexiones sin
interrupciones. Basándose en la investigación de Golgi, el científico español Santiago
Ramón y Cajal aplicó nuevos métodos de tinción de las neuronas para observar sus
enmarañadas ramificaciones y descubrió lo que Golgi no había podido discernir: que
cada neurona es una célula distinta, separada de todas las demás.
Las neuronas envían señales a través de unas prolongaciones llamadas axones, y las
reciben a través de las prolongaciones receptoras, denominadas dendritas. Entre el
extremo de los axones y el de las dendritas hay un pequeño espacio: la hendidura
sináptica. Posteriormente los científicos descubrirían que los axones vierten un cóctel de
sustancias químicas en dicho espacio para desencadenar una señal en la neurona vecina.
Cada neurona tiene un promedio de 10.000 sinapsis (conexiones con otras neuronas).
¿Siguen algún orden esas conexiones, o son puramente aleatorias? ¿Se producen esas
conexiones preferentemente con algún tipo específico de neuronas?
(…) Lichtman y Kasthuri descubrieron que cada neurona establece casi todas sus
conexiones con una sola neurona, y evita escrupulosamente conectarse con casi todas
las otras células apiñadas a su alrededor.” (Nature, Marzo 2015)
"La neurona, pues, realiza las funciones básicas de este sistema en tanto sirve de
eslabón comunicante, de receptores y efectores, a formando de fibras nerviosas. Un
“cableado cebrebral” según Wedden de “de unos 160.000 kilómetros de fibras
nerviosas (una longitud equivalente a cuatro veces la circunferencia de la Tierra) que
constituyen la sustancia blanca y que conecta los diversos componentes del
cerebro, dando origen a todo lo que pensamos, sentimos y percibimos.” (Nature)
A partir de los años 90 del pasado siglo, se pusieron de moda los estudios con gemelos
idénticos, en los que se hizo un seguimiento para comprobar si el ambiente podía influir
mucho o poco en el desarrollo de dos individuos con un punto de partida genético tan
similar, si no idéntico. Los resultados han sido variables, pero, a grandes trazos, y sin
que esta cuestión se haya cerrado, se ha venido a considerar que mientras que gran
parte de los rasgos físicos tienen un carácter predominantemente hereditario, las
diferencias psicológicas están mucho menos marcadas. Según el resumen de Oliver
James, características tan importantes como la propensión a la violencia o las
tendencias sexuales apenas se heredan. La tendencia a extroversión (ser más abierto)
y la tendencia a emocionarse con facilidad tendrían un carácter heredable de en torno a
un 40%, mientras que la creatividad (25%) y la memoria (32%) lo serían menos.
- Las enfermedades que dependen más del ambiente son: las depresiones leves, las
adicciones, los trastornos de personalidad y de alimentación, las tendencias a la
violencia y las neurosis.
Con el fin de explicar los componentes más importantes de nuestra conducta, conviene
primero hacer un breve recorrido de los modelos que se han hecho de nuestro sistema
nervioso central para dar razón de nuestra conducta.
-La primera capa, que algunos han llamado “cerebro reptiliano”, porque la
compartiríamos hasta con las salamandras y los dragones de komodo. estaría encargada
de las funciones automáticas, la regulación de la temperatura, el apetito, la agresión
inconsciente, defensiva, etc. Es lo que luego se comprobó que realizaba el sistema
nervioso autónomo, y que está mucho más interconectado con el resto de componentes
de lo que Maclean planteaba.
-La segunda capa, sería ya propia de los mamíferos, y estaría encargada de las
emociones; si percibimos las circunstancias adecuadas para sentir miedo, sería el área
encargada de elaborar esa emoción, que comunicaría a la primera capa la necesidad de
temblar o tensar los músculos (invervarlos), de agitar la respiración y activar la
sudoración, etc., y a la vez activaría la tercera capa (estrategias de huída, etc.).
-La tercera capa: sería exclusiva del ser humano, el neocórtex o neocorteza, encargada
de los razonamientos, el lenguaje, la planificación a corto o largo plazo, las decisiones
morales... es decir, todo lo que solemos clasificar entre las funciones superiores y que
veremos más adelante con mayor detalle.
Sin embargo, este modelo modular y separado de las distintas funciones ha sido
abandonado. Como explica Sapolsky, en su ensayo Compórtate, "no existen realmente
centros en el cerebro para comportamientos particulares o concretos", la actividad de
esas tres capas no es tan fácilmente separable. Podemos hablar de áreas más o menos
encargadas de ciertas zonas, pero sus funciones no pueden aislarse. Bien, pero, entonces
¿qué áreas son fundamentales para explicar nuestro comportamiento?
La amígdala:
La amígdala es una estructura situada en el encéfalo y conectada a múltiples áreas del encéfalo,
es fundamental por cuanto realiza múltiples funciones:
5. Regulación conducta sexual: esto es relevante porque nos permite comprobar que la
actividad sexual desconectada de sentimientos intensos, en ausencia de actuación de la
amígdala, tiene un carácter netamente distinto de cuando existe una vinculación emocional. Sin
la existencia de esa participación de las emociones, el acto podrá ser sexual pero no íntimo.
6. Agresividad: por último, y de esto existen muchos estudios, se ha comprobado que los daños
en la amígdala conducen a comportamientos agresivos o a su ausencia, de manera que ciertos
sujetos (de diversas especies) se volvieron totalmente mansos al serles extirpada esta zona del
encéfalo, mientras que otros, por verse estimulada, se volvieron extremadamente violentos.
Dos ejemplos bien célebres de esto último fueron los controvertidos casos de Charles Whitman,
el francotirador del campanario de Tejas, y la terrorista Ulrike Meinhof. Charles Joseph
Whitman fue estudiante universitario y ex-marine que en 1966 disparó desde una torre del
campus de la Universidad de Texas contra la multitud, asesinando a 15 personas e hiriendo a 32
antes de ser abatido. En su nota de despedida pedía que le hicieran una autopsia para descubrir
la raíz de su trastorno y los fuertes dolores de cabeza que sentía, al hacerlo se le descubrió un
glioblastoma que presionaba su amígdala. Ulrike Meinhof fue una teórica política y activista
que a partir de cierto momento se integró a Facción Armada del Ejército Rojo, un comando
terrorista de extrema izquierda que atentaba principalmente contra figuras de la política alemana
de conexiones con el antiguo régimen nazi, pero que fue también culpable de víctimas
inocentes. El comportamiento de Meinhof en sus últimos años fue muy radical, exacerbado, y al
hacérsele la autopsia se barajó que una operación que había recibido en su etapa moderada
podría haber tenido como resultado la sobreestimulación de la amígdala y esta podría haber
tenido un papel relevante en su carácter atormentado y vehemente, y tal vez en su elección de
un programa ideológico más extremo. Aunque ¿podemos estar seguros? Desde luego que no.
Cito estos dos casos, que trata Sapolsky en su libro Compórtate, para que el estudiante se haga
una serie de preguntas: ¿qué dice esto de nuestra responsabilidad individual? ¿Si se comprueba
que al eliminar cierta parte del cerebelo, la radicalidad desaparece, sería legítima cierta
lobotomía con fines democráticos?
La corteza cerebral
La corteza cerebral tiene múltiples funciones, desde el procesamiento de las sensaciones hasta el
inicio del movimiento y su coordinación, desde la asociación de ideas hasta la articulación del
lenguaje y la elaboración de análisis con los mayores niveles de abstracción.
Para el tema que nos ocupa, nos conformaremos con desarrollar un poco las funciones de el
lóbulo frontal:
Hablando de lesiones y de su efecto en nosotros, es interesante conocer el primer caso
relevante para el desarrollo de la neuroanatomía: el caso de Phineas Gage. Este obrero
del ferrocarril sufrió en 1848 un accidente que supuso que se le incrustara una barra de
hierro en el cráneo, destruyéndose gran parte del lóbulo frontal. El trabajador vivió
durante más de doce años, pero ya no volvió a ser el mismo: era mucho menos
afectuoso y más impulsivo, más perezoso y a la vez más agresivo, y sus inhibiciones y
sus escrúpulos morales habían desaparecido, podía hablar, moverse y actuar a muchos
respectos como cualquier otro, pero ya no tomaba las decisiones correctas, no sabía
controlarse.
- El dilema del tranvía: desarrollado por Philippa Foot, según el cual habría que elegir entre usar
una palanca para desviar un vagón de ferrocarril y que de esa forma muera una persona en lugar
de cinco. Dos estudiosos, al estudiar la actividad cerebral de sujetos sometidos a esa prueba
comprobaron que la mayoría elegían hacerlo mientras se activaba su lóbulo frontal
(curiosamente, decidían no hacerlo si en vez de una palanca tenían ellos que empujar a la
persona para salvar a 5, lo que ello indica para el control de armas...).
-Experimento del marshmallow (del dulce): este experimento de los años 60 dirigido por Walter
Mischel puso a prueba la capacidad de aplazar la gratificación ("aguantarse las ganas") de varios
niños en relación con un dulce; se les prometía que se les darían más dulces si esperaban un
tiempo antes de comérselo, aquellos que sabían contenerse se supone que tendrían mayor éxito
en el futuro por su desarrollo del lóbulo frontal, su capacidad de dirigir el comportamiento con
vistas a un fin. Este experimento no ha logrado replicarse y existen dudas de que pueda aislarse
el desarrollo cerebral de los niveles de estrés y las circunstancias económicas del niño (más bien
al contrario: es más fácil aplazar el caramelo si se está acostumbrado a comerlos).
UNIDAD 5: ESTADOS DE CONCIENCIA:
a) EL SUEÑO:
El sueño ha sido un objeto de estudio descuidado por la ciencia médica hasta mediados
del siglo XX, cuando se empezó a monitorear y a medir a partir del registro mediante
encefalogramas (medición de la actividad cerebral eléctrica) electrooculogramas
(medición del movimiento ocular), electrocardiogramas (seguimiento de la actividad
del corazón, y ede otras pruebas.
En 1957, los expertos en fisiología W. C. Dement y N. Kleitman describieron cinco
fases del sueño, las cuales se darían de forma continua mientras nosotros
dormimos. El sueño se estructuraría en ciclos, es decir, sucesiones de fases, de entre 90
y 110 minutos aproximadamente: nuestro cuerpo pasaría por entre cuatro y seis ciclos
de sueño cada noche de descanso adecuado.
Durante la primera mitad de la noche predominan las fases lentas del sueño, mientras
que el sueño rápido o REM es aquel en el que tienen lugar los sueños y las
pesadillas, y se vuelve más frecuente a medida que la noche avanza. Veamos en qué
consiste cada uno de estos tipos de sueño.:
"El sueño lento conforma cerca del 80% del sueño total. Tiene
Fase 1: adormecimiento
La fase 1 del sueño, que supone menos del 5% del sueño total, está constituida por los
periodo de transición entre vigilia y sueño. Aparece también entre los diversos ciclos
de sueño. En esta fase es en la que perdemos conciencia del entorno y a veces se
producen leves alucinaciones visuales y como anticipos del sueño, llamadas
"alucinaciones hipnagógicas", especialmente en niños y personas narcolépticas.
En esta fase se emiten las ondas alfa, las cuales se presentan también se dan cuando
estamos relajados en la vigilia, especialmente al cerrar los ojos. En esta fase es fácil
despertar cuando hay ruidos fuertes
Fase 2: sueño ligero
El sueño ligero sigue a los periodos de adormecimiento. Durante la fase 2 la actividad
fisiológica y la muscular disminuyen significativamente y la desconexión con el
entorno se intensifica, de forma que el sueño se vuelve cada vez más profundo.
Esto se relaciona con la mayor presencia de ondas theta, más lentas que las alfa, y la
aparición de fenómenos que dificultan el despertar. La fase 2 del sueño es la más
frecuente de las 5, llegando a constituir aproximadamente el 50% del sueño nocturno
total.
Fases 3 y 4: sueño delta o profundo
Hoy en día se sueñe hablar de ellas como de una sola, al margen del modelo inicial de
Kleitman y Dement. En estas fases predominan las ondas delta, que se corresponden
con el sueño más profundo. Es por ello que estos periodos son conocidos habitualmente
como “sueño de ondas lentas”.
Durante el sueño lento la actividad fisiológica se encuentra muy disminuida, aunque el
tono muscular aumenta. Se considera que nuestro cuerpo descansa y se recupera más
marcadamente en estas fases que en el resto.
Muchas parasomnias son características del sueño de ondas lentas; en concreto, durante
estas fases se producen la mayor parte de los episodios de terrores nocturnos,
sonambulismo, somniloquia y enuresis nocturna. (Ver trastornos del sueño).
Sueño de ondas rápidas o REM (fase 5)
Los movimientos oculares rápidos que se producen durante esta fase le dan su nombre
más conocido: MOR, o REM en inglés ("rapid eye movements"). Otros signos físicos
del sueño REM son la fuerte disminución del tono muscular y el aumento de la
actividad fisiológica, de forma opuesta al sueño profundo.
También se conoce a la fases REM como sueño paradójico porque durante esta fase
es difícil que nos despertemos a pesar de que las ondas cerebrales predominantes son las
beta y las theta, similares a las de la vigilia.
Esta fase constituye un 20% del sueño total. La proporción y duración del sueño REM
aumenta progresivamente a medida que la noche avanza; esto se relaciona con la mayor
presencia de sueños vívidos y narrativos durante las horas que preceden al despertar.
Del mismo modo, en la fase REM se dan las pesadillas.
Se cree que el sueño REM es fundamental para el desarrollo cerebral y la
consolidación de recuerdos nuevos, así como su integración con los que ya existían.
Un argumento a favor de estas hipótesis es el hecho de que la fase REM es
proporcionalmente mayor en niños.
«Hemos descubierto que privar de sueño al cuerpo también roba a las neuronas la
capacidad de funcionar correctamente. Eso allana el camino a los lapsos cognitivos en
nuestra percepción y reacción ante el mundo que nos rodea», explica Itzhak Fried,
profesor de neurocirugía en la Universidad de California en Los Ángeles y en la de Tel
Aviv y uno de los autores del estudio.
Si duerme seis o menos horas por lo noche es probable que corra un mayor riesgo de
resfriarse en comparación con las personas que dedican siete o más horas a ello. Según
una reciente investigación, la falta de sueño debilita el sistema inmunitario y favorece la
infección por el virus del resfriado común.
"Un sueño breve desempeña un papel más importante en el riesgo de resfriase que
cualquier otro factor", indica Aric Prather, de la Universidad de California en San
Francisco y uno de los autores del estudio. Según los resultados de su trabajo, la edad, el
nivel de estrés, el grado de educación, los ingresos e incluso fumar no parecen tener
tanta importancia: "Considerando todos estos factores, estadísticamente, los hábitos de
sueño resultan más determinantes".
Son muchos los estudios que han examinado los diferentes efectos de no dormir lo
suficiente. En un nuevo trabajo, publicado en febrero pasado en Journal of Youth and
Adolescence, se adopta un enfoque más matizado, pues se propone determinar el coste
que les supone a los adolescentes cada hora menos de sueño nocturno.
- Pesadillas: En los adultos, las pesadillas están relacionadas en ocasiones con algunas
enfermedades tanto psicológicas como médicas, e incluso con la toma de algunos
fármacos.
-Bruxismo: Este trastorno consiste en emitir sonidos verbales sin significado completo
durante el sueño, estando estos sonidos relacionados frecuentemente con los sueños.
Es más frecuente en varones y suele aparecer en la infancia, aunque puede presentarse
en cualquier edad. Cuando el problema se mantiene hasta la edad adulta suele estar
asociado con situaciones de estrés, episodios de fiebre y otros trastornos de sueño, como
la apnea o los terrores nocturnos. No existe un tratamiento específico para ello.
-Insomnio: Es el trastorno de sueño más frecuente en la población general. Consiste en
una reducción de la capacidad para dormir, pudiendo manifestarse de diversos modos
que dan lugar a diferentes tipos de insomnio:
Existe también una diferenciación entre aquellos que suelen estar más despiertos o
despejados temprano por la mañana, "alondras" o early risers y aquellos que suelen
rendir más por la noche y retrasar la hora de ir a dormir night owls, o búhos nocturnos,
los cuales suelen tener mayores dificultades para madrugar.
Conocer el tipo de ciclo de sueño que tenemos y nuestras condiciones óptimas para
dormir (hay quien necesita más silencio u oscuridad, etc.) es fundamental para evitar el
insomnio. Asimismo, es importante cambiar los hábitos inadecuados, como los
pensamientos erróneos que aumentan la preocupación, y reducir la elevada
activación emocional previa al sueño. En ocasiones, el médico podrá prescribir
fármacos para ayudar a resolver el problema, entre los que se encuentran:
- Suplementos de melatonina (también conocida como hormona del sueño) los cuales pueden
ser útiles para tratar los trastornos del sueño, como la fase de sueño retrasada, y para
proporcionar un poco de alivio del insomnio y del desfase horario. Por lo general, la melatonina
es segura para el uso a corto plazo.
-Benzodiazepinas e hipnóticos: son más eficaces pero tienen mayores efectos secundarios y
facilidad de generar dependencia, además de ser peligrosos en caso de exceso en las tomas.
Solamente han de tomarse con prescripción médica.
LA HIPNOSIS
La historia de la hipnosis ha sido larga y muy novelesca, demasiado como para que sea
fácil resumirla. Hasta llegar a su uso clínico por parte de grandes psicólogos como
Milton Erickson, pasó por su empleo en barracas de feria y charlatanes (aún hoy los
magos y mentalistas la usan como espectáculo). El primero que planteó la posibilidad de
un "magnetismo" que encantaría a los animales y a las personas "por igual" fue F.
Anton Mesmer, que fue considerado padre de la hipnosis moderna aunque él no
usara ese término, y además partiera de numerosos postulados falsos para lo que se
llamó la doctrina del mesmerismo, según la cual existiría un "fluído" con el que podría
contribuir a la curación del paciente, mediante el uso de metales, instrumentos
magnetizados y ciertos procedimientos bastante teatrales. James Braid partió de sus
descubrimientos para acuñar el término "hipnotismo" en honor a la personificación
griega del sueño, hipnos. Braid, cirujano de profesión, llegó a la hipnosis interesado por
formas de anestesia como la que luego ha tenido esta como aplicación clínica: observó
que los pacientes podían entrar en un estado de sugestión al fijar su atención en un
objeto brillante cercano de los ojos (inducción por fijación de la atención), y así se
convirtió en un pionero.
La historia de la hipnosis clínica desde entonces ha sido larga, pero entre los grandes
psicólogos destaca como dijimos Milton Erickson. El método ericksoniano, se
caracterizaría por considerar la hipnosis como una forma de comunicación, basada en
cuentos, narraciones, en un uso particular y cuidadoso del lenguaje, que,
combinado con técnicas de otros métodos de hipnosis para llevar al paciente al estado
de trance, permitiría ayudar a que el paciente realice un cambio a mejor en su vida sin
que esto le resulte tan difícil o sienta que se está realizando una imposición de autoridad
sobre él, sino que sienta que la transformación ha sido tan sólo facilitada por la hipnosis.
'El término hipnosis denota una interacción entre una persona, el hipnotizador, y
otra persona o personas, el sujeto o los sujetos. En esta interacción el hipnotizador
intenta influir en las percepciones, sentimientos, pensamientos y conductas de los
sujetos pidiéndoles que se concentren en ideas e imágenes que evoquen los efectos
deseados. Las comunicaciones verbales que el hipnotizador utiliza para alcanzar estos
efectos se llaman sugestiones. Las sugestiones se diferencian de otras clases de
instrucciones cotidianas en que implican que el sujeto experimenta la respuesta que
sigue la sugestión con éxito como involuntaria y sin esfuerzo. Los sujetos pueden
aprender a utilizar la hipnosis por sí mismos en la autohipnosis'.
La hipnosis se da en una interacción entre dos personas con la característica de que una
de las personas, el hipnotizado, deja el control de sus procesos cognitivos, afectivos y
conductuales a otra persona, el hipnotizador. El abandono del control es totalmente
voluntario y puede ser retomado por el hipnotizado en cualquier momento.
Durante la hipnosis la persona Durante la hipnosis la persona no está dormida ni inconsciente. Aunque
está inconsciente. se puede sentir muy relajada, está activamente participando en la sesión
de hipnosis.