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Lo único que se conoce con certeza hasta ahora acerca del Padre Sojo en
relación con las actividades musicales, según los documentos de la época es que era
un gran amante de la música. Fue quizás debido a esta inclinación que tuvo la idea de
fundar en Caracas la congregación del oratorio de San Felipe Neri, y es así como se
concretan dos de las aspiraciones de Padre Sojo, pues en primer lugar, logró servir a
Dios utilizando el arte y la cultura, especialmente la música, e inmediatamente
materializa su sueño de formar una academia de música. Pero aun antes de que se
instale la orden de los Neristas en 1771, se celebra en Caracas desde 1765 el 26 de
Octubre, el día de San Felipe Neri; con una celebración modesta cuya parte musical
corría a cargo de Ambrosio Carreño, con lo cual se establece el primer vínculo entre
éste; quien fuera el primer maestro de Juan Manuel Olivares, y el Padre Sojo.
El Padre Sojo
Nació Pedro Ramón Palacios y Sojo el 17 de enero de 1739 en el valle de
Santa Cruz de Pacairigua, en cuya iglesia parroquial fue bautizado el 2 de febrero del
mismo año. Era hijo legítimo de don Feliciano de Sojo y Palacios y de doña Isabel
Arrantia. Pertenecía Don Feliciano su padre a una de las familias más distinguidas de
Caracas, y como muchas de estas, era poseedor de una cuantiosa fortuna. En 1756,
por disposición testamentaria a lego todos sus bienes distribuyéndolos en partes y
cuales a sus hijos; 11 en total, figurando Pedro Ramón en el séptimo lugar. Cabe
destacar, que por la rama paterna estaba el Padre Sojo estrechamente emparentados
con el libertador Simón Bolívar, ya que la madre de este doña Concepción Palacios y
Blanco, era hija del alférez real Don Feliciano Palacios y Sojo, hermano del Padre
Sojo. Desde niño dio muestras Pedro Ramón Palacios y Sojo de su interés por el
estudio y de su inclinación a las prácticas religiosas. Asistía a los ejercicios nocturnos
que se efectuaban en Catedral, en la capilla de San Pedro, y también a los que se
practicaban en los conventos de San Francisco.
Ha debido ser este un rudo golpe para el Padre Sojo, pues además de la
admirable labor que desempeñaba Olivares al frente de la Academia, sentía el Padre
Sojo un aprecio personal muy alto por el ilustre compositor y a la vez desde el inicio
de la Academia fue también el organista designado de San Felipe.
Al año siguiente se resintió seriamente la salud del Padre Sojo, lo que lo indujo a
firmar el 17 de junio de 1799 su testamento, según el cual legaba a Juan José
Landaeta «el violín y la viola que tiene en su poder», y a Lino Gallardo el violoncello. Y
en las semanas que siguieron fue agravándose el paciente, y falleció en el mismo año
de 1799, probablemente en el mes de Julio. Sus restos fueron sepultados en la iglesia
del Oratorio.
El Padre Sojo había hecho por el arte de Venezuela una obra incomparable sin
paralelo en nuestra historia. La creación de todo ese movimiento, la fundación de una
tradición musical venezolana, el estímulo poderoso para la producción de partituras
imperecederas, fueron la obra principal del Padre Sojo. Ocupa él en la historia de
nuestra cultura uno de los sitios más altos y más llenos de gloria.
Tras recopilar suficiente información, nos topamos con datos tan curiosos como
el hecho de que la Escuela de Chacao se desarrolló en contemporaneidad con el
movimiento musical de Minas Gerais en Brasil; que sus albores estuvieron plasmados
en las retretas que se celebraban en las primeras haciendas de café de lo que hoy
sabemos es la región capital; he incluso podemos mencionar el hecho de que sus
obras son de carácter eminentemente religioso debido a que, parte de las reuniones
de estudio realizadas, eran en la catedral de Caracas que para ese tiempo,
funcionaba como el centro de los Neristas.
La música para el padre Sojo fue un sueño, que logró volver realidad.