Está en la página 1de 9

Escuela de Chacao: primera generación

Las obras pertenecientes al estilo de la Escuela de Chacao fueron escritas para


dos, tres o cuatro voces, en textura homofónica, es decir, con ritmo similar, en
pasajes que alternaban frecuentemente con un "solo" vocal sencillo; estaban
instrumentadas estas obras para la: violines, violas, violonchelos, contrabajos, dos
oboes, dos trompas, con incorporación ocasional del clarinete, la flauta o el fagot.
En cuanto a carácter, esta música, austera en recursos, es expresiva en contenido
emocional y excluye todo elemento afro o indio.

Fundada en Caracas en 1781 gracias los trabajos de Juan Manuel Olivares como
docente y el padre Pedro Ramón Palacios y Sojo (conocido con el nombre de
Padre Sojo), quien fue su principal impulsor, financista y organizador; este
movimiento musical dio como resultado la formación de más de 30 compositores y
150 instrumentistas en la Venezuela del siglo XVIII. Los orígenes de la escuela de
Chacao se remontan al año de 1771, fecha en que el padre Sojo regresó
procedente de Europa y que el obispo Mariano Martí instala el oratorio de San
Felipe de Neri. Allí consigue concretar el padre Sojo, una de las más importantes
aspiraciones de su vida, servir a Dios utilizando el arte y la cultura, especialmente
la música. Nombrado director musical de dicho recinto Juan Manuel Olivares,
quien trabajó al lado del padre Sojo, surgió una generación de compositores que
en definitiva constituyeron la llamada Escuela de Chacao. El nombre de dicho
centro de educación musical se deriva del lugar donde se reunían periódicamente
los alumnos para estudiar y ejecutar música: las haciendas La Floresta del padre
Sojo, San Felipe del padre José Antonio García Mohedano y la de Bartolomé
Blandín, una en Chacao y la demás en las proximidades. Otro lugar donde se
reunían regularmente los estudiantes era el un local de la mencionada
Congregación del Oratorio San Felipe Neri en Caracas, en la actual esquina de
Cipreses.

Los compositores surgidos de la Escuela de Chacao obtuvieron una formación en


la que predominó el repertorio musical religioso europeo del siglo XVIII. Asimismo,
para la obtención de dicho conocimiento los estudiantes tuvieron que cultivar 2
tipos de géneros: el religioso con textos en latín, destinado al oficio litúrgico, y el
profano, de temática y espíritu religioso con textos en español, utilizado en ocasión
de la celebración de las festividades religiosas (villancicos, aguinaldos, tonos y
pésames. Algunos de los compositores que formaron parte de esta escuela fueron
Juan Manuel Olivares, José Francisco Velásquez, José Antonio Caro de Boesi,
Bartolomé Bello, Francisco Javier Istúriz y José Angel Lamas. Aunque no existe
una extensa bibliografía referente a la Escuela de Chacao y su importancia en la
historia musical de Venezuela, se han elaborado algunas aproximaciones sobre
dicha empresa musical tales como el trabajo de César García Iniesta titulado
Chacao, cuna de la cultura musical venezolana; publicada en 1952 en la revista
Élite; y el de Juan Francisco Sanz, Una aproximación analítica a las obras de los
compositores de la Escuela de Chacao, aparecido en la Revista Musical de
Venezuela en 1993. Aunque se desconocen las razones exactas por las que dejó
de funcionar la Escuela de Chacao en 1810, se infiere que tal hecho derivó de los
importantes acontecimientos que políticos que produjeron en ese año en
Venezuela y marcaron una etapa en nuestra historia.

El estilo de la Escuela de Chacao -el sentimentalismo que le era propio, su


sencillez de recursos armónicos y contrapuntísticos empleados- fue conservado
por nuestros compositores hasta bien entrado el siglo XIX. Muchas obras de los
compositores de la Escuela de Chacao lograron alcanzar tal popularidad que
fueron reescritas una y otra vez a lo largo del siglo XIX, logrando sobrevivir al
desastre de la Guerra de Independencia, a la subsiguiente Guerra Civil, y a la
acostumbrada amnesia histórica característica de la modernidad occidental. Es
esta popularidad, junto al esfuerzo tenaz de nuestros músicos y musicólogos, lo
que explica la supervivencia del repertorio colonial venezolano. Habría que
agregar a este impulso conservador, el elemento que proporciona nuestro orgullo
nacional, ya que todos los compositores de la Escuela de Chacao, músicos
venezolanos de la Colonia, nacen y se forman en Venezuela, llegando incluso a
estar íntima y activamente involucrados con la causa independentista.

La música de la Escuela de Chacao, a pesar de su relativa sencillez, goza de una


particular expresividad, un aliento singular que la diferencia también de otras
escuelas contemporáneas. Juan Bautista Plaza, en un estudio detallado sobre la
música colonial venezolana, observa que los músicos venezolanos de la Colonia
produjeron una música que estaba al día con la europea de entonces. Hubo que
esperar mucho tiempo para que en Venezuela se repitiera ese fenómeno de
contemporaneidad en producciones musicales.

Fue en la segunda mitad del siglo XVIII cuando surgió la escuela de música del Padre Sojo
(Calcaño, 1980).
La llamada Escuela de Chacao hay que entenderla como la conjunción de personalidades
en un espacio propiciador para el aprendizaje, la ejecución y la creación siguiendo
premisas estilísticas comunes. Se conoce que Juan Manuel Olivares y José Antonio Caro
eran músicos profesionales cuando en las haciendas pertenecientes al Padre Sojo,
Bartolomé Blandín y José Mohedano se iniciaron en la actividad que tanto escandalizó al
obispo Martí. (Barreto, 2007).
Existen serias dudas de que este evento se produjera en Chacao; quizás las tertulias
denunciadas por Martí fueron protagonizadas por blancos criollos de la misma condición
social del Padre Sojo (ob. cit.).
El presbítero Pedro Ramón Palacios Sojo y Gil de Arratia, mejor conocido como el Padre
Sojo, nace en la “Hacienda Sojo” propiedad de su familia, cerca de Guatire, el 17 de enero
de 1739. Pertenecía a una de las más distinguidas familias de Caracas, la que tenía
cuantiosos bienes de fortuna y una bien cimentada tradición de aficiones culturales, en
especial de la música. Tuvo un hermano, llamado Feliciano como su padre, y ese Feliciano
fue el abuelo materno del Libertador (Calcaño, 1980).
Se presume que la formación musical del Padre Sojo debió ser sólida y de alto nivel, ya
que una de sus tareas era la de servir como asesor a la Tribuna Catedralicia en asuntos de
música. Fue ordenado sacerdote el 22 de diciembre de 1762.
A partir de 1763 se dedicó a fundar en Caracas la Congregación del Oratorio de San Felipe
Neri, distinguida en Italia por la inclinación musical de sus congregantes y cierta liberalidad
en sus basamentos. Tal hecho se concreta en 1771.
En 1779, el obispo Mariano Martí envía al rey una queja en que, sin nombrarlo
directamente, acusa de ciertas ligerezas al Padre Sojo, a quien había designado como
prefecto de música y fábrica una vez levantado el Oratorio en la parroquia de San Pablo
(Barreto, 2007).
Según menciona Calcaño (1980), se ha dicho que cuando el Padre Sojo se encontraba en
Europa haciendo las gestiones para la fundación de la Orden, ya pensaba en fundar una
escuela de música en Caracas, y que trajo consigo libros y partituras. Al parecer, la
organización más o menos formal de la enseñanza de la música no vino a realizarla el
Padre Sojo sino en 1783 ó 1784. Había entonces varios compositores distinguidos en la
capital y entre los disponibles escogió a Juan Manuel Olivares y lo puso al frente de la
“academia”.
La mayor parte de sus rentas las dedicó a esta obra, la cual tomó muy a pecho. Sus
fructíferos esfuerzos se prolongaron por más de quince años y en ese tiempo reunió en
torno suyo a todos los que podían significar algo en el circulo musical caraqueño. Su labor,
por lo tanto, fue a la vez integradora y formativa; si no fue el fundador de la música en
Caracas, como lo han dicho, fue su mayor propulsor, y al aglutinar aquellos elementos
dispersos, y al sistematizar la enseñanza, haciéndola accesible a los jóvenes, realizó la obra
más grande del mundo musical en toda la América de entonces.
Más de treinta compositores y más de ciento cincuenta ejecutantes forman parte del
balance final de sus actividades. Por esto ocupa el Padre Palacios y Sojo en la historia
musical venezolana el alto sitio de un verdadero patriarca del arte. Fallece el Padre Sojo
en Caracas en el año de 1799.
Juan Manuel Olivares, hijo de pardos libres, nace en Caracas el 12 de abril de 1760. Tuvo
un hermano, Juan bautista, que también se dedicó a la música llegando a ser organista de
la iglesia de Chacao. Ya en 1785 se desempeñaba como músico y tenía a Lino Gallardo
como aprendiz. De las 32 obras suministradas por él a la catedral de Caracas en 1791 sólo
se conservan dos: Lamentación para el Viernes santo, a una voz y orquesta, y el Stabat
Mater a tres voces y orquesta. A él se le atribuyen varias composiciones donde se
evidencia un sólido conocimiento sobre instrumentación y técnicas de composición, así
como un estilo rico en modulaciones armónicas.
Otro músico pardo contemporáneo de Olivares era José Antonio Caro, nacido en Caracas
el 14 de noviembre de 1758. Siempre se ha identificado su nombre con la combinación de
dos apellidos: Caro de Bohesi. Cabe la posibilidad de que Bohesi o Boesi haya sido un
seudónimo utilizado por alguno de los compositores venezolanos de finales del siglo XVIII
o bien se trate de un compositor europeo a quien le encomendara el padre Sojo varias
piezas para la congregación.
A José Antonio Caro se le adjudica la autoría, entre otras, de un Tantum ergo; la Misa tria
para uso del Oratorio de San Felipe Neri; la Misa de Difuntos fechada en 1779,
probablemente la obra más antigua que se conserva aún de la música venezolana.
José Francisco Velásquez, llamado “El Viejo” para diferenciarlo de su hijo homónimo, es
otro de los músicos pardos que protagonizaron nuestra historia musical a finales del siglo
XVIII. Se le atribuyen quince obras entre las que se destacan un Magnificat, un Mater
Staba, tres misas, tres lamentaciones, un Villancico para Nochebuena y un Tono para San
Felipe Neri.
Cayetano Carreño constituyó con José Ángel Lamas y Juan Francisco Meserón, alrededor
de Alejandro Carreño, un círculo diferente al que existía en torno a la figura del Padre
Sojo. Cayetano era, según la opinión de diversos historiadores, hijo natural de Alejandro
Carreño, al igual que su hermano Simón Rodríguez. Nació el 17 de agosto de 1774 y ya a
los 15 años de edad ingresa a la catedral como niño cantor. En 1792 gana el concurso de
oposición para maestro de la cátedra de canto llano de la Universidad de Caracas y
permanece un año desempeñando el titulo. En 1796 recibe el cargo de Maestro de Capilla,
el cual ejerce hasta su muerte el 3 de marzo de 1836.
José Ángel Lamas, nacido el 2 de agosto de 1775, siempre estuvo al lado de Carreño,
desde su incorporación a la Tribuna Catedralicia. Fue Alejandro Carreño el encargado de
instruir en la música al joven Lamas, quien ya en 1791 ejercía el cargo de tiple en la
tribuna hasta que en 1796 es nombrado bajonista. En 1801 escribe su obra más famosa, el
Popule Meus, dedicada a la catedral. Su vida estuvo signada por la pobreza y las penurias,
hasta su muerte en Caracas el 10 de diciembre de 1810.
Juan Meserón fue uno de los discípulos de Juan Manuel Olivares, en la Escuela de Chacao.
Llegó a dominar varios instrumentos musicales, pero se especializó en la flauta y llegó a
ser el mejor flautista de su época. También fue compositor, en especial de música
religiosa, e hizo algunas modificaciones a la orquesta colonial para adaptarla a sus
composiciones. Se establece en Petare cerca de 1820 y allí desempeña su labor
pedagógica musical. En 1824 preparó y publicó, en la imprenta de Tomás Antero, el primer
libro de texto de enseñanza musical en Venezuela, titulado “Explicación y conocimiento de
los principios generales de la música”.
González (2007) hace una clasificación de los principales representantes de la Escuela de
Chacao de la siguiente manera:

Escuela de Chacao: primera generación


Compositores de este período:
• Juan Manuel Olivares. (Caracas, 1760 - 1797)
• Francisco Velásquez, el viejo (Caracas, 1755 - 1805)
• José Antonio Caro. (Caracas, 1758 - 1783)
• Pedro Nolasco Colón. (Valencia, 1770 - Caracas, 1813)

Escuela de Chacao: segunda generación


Compositores de este período
• José Ángel Lamas (Caracas, 1775 - 1814)
• Cayetano Carreño ( Caracas, 1774 - 1836)
• José Lino Gallardo Ocumare del Tuy, 1773 - Caracas, 1837)
• Juan José Landaeta (Caracas, 1780 - 1812)
• José Francisco Velásquez, el joven (Caracas, 1781 - 1822)

Escuela de Chacao: continuadores


Compositores de este período
• Juan Francisco Meserón (Caracas, 1779 - 1845)
• José María Gómez Cardiel (Cumaná, 1797 - Trinidad, 1872)
• Atanasio Bello Montero.(Caracas, 1800 - 1876)
• José María Osorio (Caracas, 1803 - Mérida, 1852)
• José María Montero (Caracas, 1782 - 1869)
• José Lorenzo Montero (¿?-1857)

Por iniciativa de Juan Manuel Olivares y el presbítero Pedro Ramón Palacios


Sojo y Gil de Arratia (conocido como El Padre Sojo, una figura determinante en
la historia de la música de Venezuela desde la época colonial) se fundó en
Caracas en 1781 la Escuela de Chacao. El Padre Sojo fue docente, principal
impulsor, financista y organizador de este movimiento musical que dio como
resultado la formación de más de 30 compositores y 150 instrumentistas en la
Venezuela del siglo XVIII.
Pero los orígenes de la Escuela de Chacao son de diez años antes (1771), fecha
cuando el padre Sojo regresó de Europa y el obispo Mariano Martí instaló el
oratorio de San Felipe de Neri. Allí consiguió concretar el padre Sojo, una de las
más importantes aspiraciones de su vida, servir a Dios utilizando el arte y la
cultura, especialmente la música.
El nombre de Escuela de Chacao se deriva del lugar donde se reunían
periódicamente los alumnos para estudiar y ejecutar música: las haciendas La
Floresta, del padre Sojo, San Felipe, del padre José Antonio García
Mohedano y la de Bartolomé Blandín, una en Chacao y las demás en las
proximidades. Otro lugar donde se reunían regularmente los estudiantes era un
local de la mencionada Congregación del Oratorio San Felipe Neri en Caracas,
en la actual esquina de Cipreses.
Juan Manuel Olivares (Caracas, 12.4.1760-El Valle-D.F, 1.5.1797) fue director
de este recinto y desde este cargo dio gran impulso a la música vigente en esa
época, poniendo énfasis en el repertorio religioso europeo del siglo dieciocho.
Para obtener dichos conocimientos los compositores surgidos de la Escuela de
Chacao debieron cultivar dos tipos de géneros: el religioso, con textos en latín,
destinado al oficio litúrgico; y el profano, de temática y espíritu religioso con
textos en español, utilizado con motivo de la celebración de las festividades
religiosas (villancicos, aguinaldos, tonos y pésames). Una cuestión lógica, pues
era pleno período colonial, muy influenciado por la cultura y costumbres europeas,
España, fundamentalmente, en el caso de Venezuela y demás países de habla
hispana.
Juan Manuel Olivares y José Antonio Caro eran músicos profesionales cuando
decidieron crear la Escuela de Chacao, en aquellos años de la Colonia y
comenzaron a reunirse en las haciendas pertenecientes al Padre
Sojo, Bartolomé Blandín y José Mohedano, actividad que escandalizó al obispo
Mariano Martí.
En 1779, el obispo Mariano Martí envió al rey una queja en la que, sin nombrarlo
directamente, acusa de ciertas ligerezas al Padre Sojo, a quien había designado
como prefecto de música y fábrica una vez levantado el Oratorio en la parroquia
de San Pablo.
Pioneros

Stábat Mater - Juan M. Olivares (Fragmento)


http://youtu.be/R270qn-ST3U

Algunos de los compositores que formaron parte de esta escuela fueron Juan
Manuel Olivares, José Francisco Velásquez, José Antonio Caro de
Boesi, Bartolomé Bello, Francisco Javier Istúriz y José Ángel Lamas.
La Escuela de Chacao dejó de funcionar en 1810, desaparición que se atribuye a
los importantes acontecimientos políticos que se produjeron en ese año en
Venezuela y marcaron una etapa en nuestra historia. (José Antonio Calcaño, La
Ciudad y su Música,1980).
En su libro La Ciudad y su Música, José Antonio Calcaño dejó anotado que se
ha dicho que cuando el Padre Sojo se encontraba en Europa haciendo las
gestiones para la fundación de la Orden, ya pensaba en fundar una escuela
de música en Caracas, y que trajo consigo libros y partituras. Al parecer, la
organización más o menos formal de la enseñanza de la música no vino a
realizarla el Padre Sojo sino en 1783 (año del nacimiento de Simón Bolívar) o
1784. Había entonces varios compositores distinguidos en la capital y entre
los disponibles escogió a Juan Manuel Olivares y lo puso al frente de la
“academia”.
El Padre Sojo dedicó la mayor parte de sus rentas a esta obra, la cual tomó muy a
pecho. Sus fructíferos esfuerzos se prolongaron por más de quince años y en ese
tiempo reunió en torno suyo a todos los que podían significar algo en el círculo
musical caraqueño.
Más de treinta compositores y más de ciento cincuenta ejecutantes forman parte
del balance final de sus actividades. Por esto ocupa el Padre Palacios y Sojo en la
historia musical venezolana el alto sitio de un verdadero patriarca del arte. Falleció
el Padre Sojo en Caracas en el año de 1799.

Los músicos de la Escuela de Chacao

Juan Manuel Olivares, hijo de pardos libres, nació en Caracas el 12 de abril de


1760. Tuvo un hermano, Juan bautista, que también se dedicó a la música
llegando a ser organista de la iglesia de Chacao. Ya en 1785 se desempeñaba
como músico y tenía a Lino Gallardo como aprendiz. De las 32 obras
suministradas por él a la catedral de Caracas en 1791 sólo se conservan dos:
Lamentación para el Viernes Santo, a una voz y orquesta, y elStábat Mater, a
tres voces y orquesta. A él se le atribuyen varias composiciones donde se
evidencia un sólido conocimiento sobre instrumentación y técnicas de
composición, así como un estilo rico en modulaciones armónicas. Entre
ellas, Salmo Primero para las Vísperas de Nuestra Señora de la
Merced y Magnificat con Fuga al final.
José Antonio Caro, nacido en Caracas el 14 de noviembre de 1758 fue otro
músico pardo contemporáneo de Olivares. Siempre se ha identificado su nombre
con la combinación de dos apellidos: Caro de Bohesi.
Posiblemente Bohesi o Boesi haya sido un seudónimo utilizado por alguno de los
compositores venezolanos de finales del siglo XVIII o bien se trate de un
compositor europeo a quien le encomendara el padre Sojo varias piezas para la
congregación.
A José Antonio Caro se le adjudica la autoría, entre otras, de un Tantum ergo;
la Misa tria para uso del Oratorio de San Felipe Neri; la Misa de Difuntos,
fechada en 1779, probablemente la obra más antigua que se conserva aún de la
música venezolana.
José Francisco Velásquez, llamado “El Viejo” para diferenciarlo de su hijo
homónimo, es otro de los músicos pardos que protagonizaron nuestra historia
musical a finales del siglo XVIII. Se le atribuyen quince obras entre las que se
destacan un Magnificat, un Mater Stábat, tres misas, tres lamentaciones, un
Villancico para Nochebuena y un Tono para San Felipe Neri.

Respecto al producto final del titánico trabajo de formación en una época de tanta
restricción social -la Escuela de Chacao- ofreció una formación en la que
predominó el repertorio musical religioso europeo del siglo XVIII. Asimismo, para
la obtención de dicho conocimiento los estudiantes tuvieron que cultivar 2 tipos de
géneros: el religioso con -textos en latín- destinado al oficio litúrgico, y el profano -
de temática y espíritu religioso- con textos en español, utilizado en ocasión de la
celebración de las festividades religiosas -villancicos, aguinaldos- los cuales
representaron los antecedentes de la visón musical del folclore de nuestro país y
las consecuencia naturales en el proceso de desarrollo de la música
popular.

Escenario musical en Europa -en la etapa de inicio- de la Escuela de


Chacao...
Es necesario tomar como referencia el periodo clásico de la música en Europa y
además entender que siempre anduvimos 20 años mínimos de retraso respecto al
movimiento cronológico de la etapa real del periodo como tal. Esto debido a la
distancia a nivel de ultramar y natural filtro impuesto a las colonias desde España.
Bien... El periodo clásico -está justo- en el centro entre el barroco y el romántico.
Los autores de más importancia -en este periodo- podemos decir que son: Joseph
Haydn, Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwing Von Beethoven (en su 1era etapa)
pero sin olvidar -debido a la influencia- la escuela Italiana, Española, Germana y
Francesa con nombres como: Luigi Boccherini, Muzio Clementi, Antonio Soler,
Francois Joseph Gossec, Johann Stamitz, Carl Friedrich Abel, Antonio Salieri, Carl
Philipp Emanuel Bach y Christoph Gluck.

Nuestros compositores de la colonia -formados en la escuela de Chacao-


recibieron influencia directa de los autores de los autores recién nombrados.
Realizando análisis estilístico de la obras nos damos cuenta que su técnica de
composición se nutrió directamente de esa influencia –con la salvedad- que dicha
influencia fue tardía por razones anteriormente expuestos.
Escuela de Chacao: segunda generación

Surgió con el tiempo una generación de jóvenes compositores formados dentro del
estilo de la Escuela de Chacao, de allí que se conozca este grupo con el nombre
de "Segunda Generación" de la mencionada escuela. En las obras que hoy se
conservan de estos músicos, se hace evidente una asimilación del espíritu de la
música religiosa europea del siglo XVIII. El estudio de las obras de los grandes
maestros del clasicismo europeo les brindó a estos músicos los medios técnicos a
través de los cuales pudieron satisfacer necesidades del ambiente espiritual de la
época.

El estilo de la Escuela de Chacao seguramente se vio afectado por el


levantamiento de un teatro público en el año 1783 en la actual esquina de El
Conde. Su construcción había sido ordenada por el gobernador Capitán General
Brigadier don Manuel González de Navarra, quien tuvo a su cargo la
administración pública venezolana desde finales de 1782. La presencia de un
teatro público es muestra de cómo la vida civil caraqueña empezaba a exigir sus
propias manifestaciones culturales y sociales. En mayo del año 1808, en este
teatro se llevó a efecto en Caracas la primera temporada de ópera, la cual estuvo
a cargo de la compañía francesa Espenú.

En el teatro de El Conde se realizaban representaciones donde, al final del


espectáculo, se entonaban canciones patrióticas que eran coreadas con
entusiasmo por el público. Para estas presentaciones, seguramente se requirieron
servicios de músicos, quedando abierto un nuevo campo de trabajo para ellos. Los
inventarios del teatro apuntan el pago que se hizo en varias ocasiones a músicos
pero lamentablemente no se especifica a quienes. Los compositores de la
Segunda Generación de la Escuela de Chacao entraron en contacto con repertorio
profano fresco, lo cual tuvo que influenciar en sus conceptos formales y repercutir
en sus creaciones.

Transcripción de Escuela de Chacao: Segunda Generacion.

Escuela de Chacao: Segunda Generacion.


Cayetano Carreño
(Caracas, 1774-1836)
- Primera Canción Patriótica Titulada Caraqueños, otra época comienza.
- Fue maestro de capilla de la Catedral de Caracas.
- Compuso diversas obras: El monte de los olivos, Oficio de difuntos, La musica
de Caraqueños, Otra época comienza y Salve.
Jose Lino Gallardo
(Ocumare del Tuy, 1773 - Caracas, 1837.
- Compuso la musica de la canción Americana, la cual alcanzo enorme
popularidad en la época.
- En 1824 Gallardo fue nombrado maestro mayor de musica de la Catedral de
Caracas.
Juan José Landaeta.

( Caracas, 1780 - 1812)


Se conocen de el las siguientes obras:
-Benedictus a duo
-Salve a cuatro voces
-Ave Maris Stella
- Cancion patriotica "Gloria al bravo pueblo" Himno Nacional de Venezuela.
Jose Angel Lamas
(Caracas, 1775-1814)

- Conocido por su pieza Popule Meus


- Piezas mas conocidas: En premio a tus
virtudes, Sepulto domino, Ave Maris Stella, Misa en Re y Benedicta el
Venerabilis.
- Se le atribuye formalmente autoría de la musica del Himno Nacional de
Venezuela.
- Proyecto la creación de una escuela de primeras letras.
-Compuso varias canciones patrióticas, entre ellas una con motivo de la
instalación del primer congreso de Venezuela.

También podría gustarte