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Matricula: ES1921009826
Esta estrategia tuvo como objetivo fundamental el promover la industrialización del país,
ello significaba generar los empleos y la riqueza material requeridos para satisfacer la
demanda de una población que, en la época de su instrumentación, crecía anualmente a
tasas promedio del 3%. La industrialización del país era el paso necesario para abandonar
la dependencia existente en la venta de los productos primarios (agropecuarios, mineros,
extracción de petróleo crudo, piscícolas y frutícolas, etc.), indispensable en la obtención de
divisas que el país precisaba para su modernización, dado que el comportamiento de los
precios, además de erráticos, mostraban una clara tendencia a la baja en los términos de
intercambio con respecto a los bienes industriales (es decir, cada vez era necesario
exportar mayor volumen de bienes para obtener la misma cantidad de divisas o
importaciones industriales).
Por otro lado, era una condición sine qua non para la urbanización del país y, a través de
ello, proporcionar mayores y mejores servicios asistenciales a la población (salud,
educación, electrificación, agua potable, entre otros). Sin duda el México rural
obstaculizaba el aprovechamiento de los recursos productivos, frenaba el desarrollo del
mercado interno y limitaba la capacidad de generación del ahorro interno y de los recursos
fiscales al encontrarse desligado de las corrientes comerciales, financieras y tributarias del
país. Implícito en el modelo se expresaba la necesidad de crear una importante base
industrial como forma de incrementar la actividad de las otras ramas económicas, mediante
el aumento de la productividad de la mano de obra, el incremento del ahorro interno y la
elevación tanto de la masa salarial como de los salarios reales. Con una mayor relación
capital-producto en la economía se propuso ampliar el mercado interno y crear una base
productiva exportadora.
Por estas y otras razones, la estrategia económica, de manera gradual pero constante y
consistente, fue elaborando un conjunto de políticas, instrumentos y acciones que en
términos generales se conjuntaron para apoyar, en lo fundamental, a un sector industrial
pujante y diversificado que favorecería el crecimiento económico del país. Las principales
políticas que permitieron alcanzar dichos resultados se pueden ubicar en los campos fiscal,
monetario, comercial, salarial, agropecuario y de fomento a la inversión extranjera.
DESARROLLO
Factores de la definición
Sin duda, uno de los elementos básicos para la definición de los sectores promotores del
desarrollo económico de cualquier región es la identificación de sus vocaciones productivas.
En el contexto actual, la vocación productiva está cada vez más definida por el capital
intelectual de las regiones y por la capacidad social de incorporar nuevos conocimientos,
no sólo para la producción, sino igualmente para mejorar la calidad de vida.
Así, la definición de un sector promotor pasa no sólo por la capacidad actual de producción
e innovación, sino por la capacidad de incorporar nuevos conocimientos para responder a
la dinámica de cambio en la producción y el consumo, y con ello se vincula a la existencia
y construcción de capacidades de generación de conocimiento científico y tecnológico, así
como a la calidad del sistema educativo en su conjunto.
Es necesario que a partir de lo local se establezcan los principios rectores de los sistemas
regionales, que estarán basados en la planificación y definición de políticas, por una parte;
la promoción y coordinación, por otra, y, por último, la ejecución.
Es necesaria la coordinación y congruencia local con las instancias federales que eviten
someter a las regiones a dictámenes y resoluciones que no tomen en cuenta las
necesidades en materia de ciencia y tecnología de las regiones. El establecimiento de un
sistema regional de ciencia y tecnología, entendido como la red de actores que interactúan
para el desarrollo de capacidades colectivas para generar, difundir y apropiar el
conocimiento, implica la adopción de instrumentos que permitan a la región dotarse de
condiciones mínimas para la coordinación y organización en torno a un objetivo común
como es el de promover el desarrollo científico tecnológico regional, entre los que podemos
citar los siguientes:
Agendas regionales
Las agendas regionales de ciencia y tecnología se conciben como uno de los instrumentos
o mecanismos que permiten acercar a las comunidades al conocimiento de su realidad, así
como también canalizar las demandas sociales, a través de acciones que se concretan en
perfiles y proyectos que cuenten con voluntad política para garantizar la viabilidad de los
mismos
Modificaciones a la legislación
Coordinación interinstitucional
Lo regional es un tema que debe abordarse como eje transversal de todos los programas
nacionales. Es, por consiguiente, un problema que atañe a todas las instituciones del nivel
federal y a todos los frentes de la política nacional; en este sentido, el diseño de una política
regional entendida como política nacional para el desarrollo regional, debe constituirse en
política de Estado a través de la que se establezca una acción sistemática para promover
el logro de los procesos de desarrollo regional, a través del consenso, de la legitimidad y
de la coordinación entre los diversos actores y sectores.
Por tanto, se debe impulsar en el marco de las agendas regionales de ciencia y tecnología
la identificación de necesidades y prioridades de las regiones, con el propósito de generar
las condiciones para la formación de recursos humanos en las regiones.
En este sentido, la región en tanto cultura, arraigo e identidad, surge como el ámbito ideal
para el desarrollo de los procesos de apropiación de actividades que requieren integrarse
a la cultura local, no sólo para ganar en reconocimiento y valoración, sino como medio para
estimular aquellos procesos colectivos.
Para el objetivo que aquí se ha planteado sobre la identificación de los sectores promotores
del desarrollo regional y su impacto en el desarrollo nacional se hace, entonces,
indispensable la elaboración del inventario de demandas y capacidades regionales en
recursos humanos, líneas de investigación, condiciones de ventajas competitivas, áreas
estratégicas e infraestructura para las actividades del sector productivo. A partir de este
inventario será posible determinar los sectores promotores del desarrollo regional y sus
aportaciones a sectores promotores del desarrollo a nivel nacional.
CONCLUSION
En este contexto, es relevante señalar que el país solo invierte el 0.4% del PIB en ciencia
y tecnología (la Ley de Ciencia y Tecnología marca como mínimo el 1% del PIB ), este nivel
de inversión no es compatible con los objetivos nacionales en la materia, de esta forma, se
tiene una base de investigadores limitada y como consecuencia el número de patentes
generadas por año apenas rebasa las mil, mientras en países desarrollados alcanzan
niveles entre 6000 y 10, 000 patentes. De aquí, se deriva que la oferta de bienes y servicios
de alta tecnología mexicanos sea bastante reducida.
Sobre esta base, se puede decir que la economía mexicana presenta síntomas de freno
económico, una causa probable es que en el país no se aplica debidamente una política de
innovación tecnológica; su principal eje está basado en la apertura económica, objetivos
inflacionarios, reformas estructurales (más de 30 años promoviéndolas) entre otras políticas
económicas. Desde la década de los ochenta la economía mexicana ha registrado efectos
negativos como la caída en el precio del petróleo y la devaluación del peso. Actualmente
estos indicadores se han agravado, lo que hace más difícil la recuperación económica y la
posibilidad de entrar en un camino hacia el desarrollo. En este tenor, el año 2008 pasó a la
historia para nuestra economía como el año de inicio de la tercera gran crisis del país.
El crecimiento promedio anual del PIB , durante el periodo 1982-2008, ha sido insuficiente
para impulsar al país hacia el desarrollo, por otra parte, si se contrasta con la época del
llamado milagro mexicano en la década de los sesenta, donde se alcanzaron tasas de
crecimiento económico hasta del 6.7%, se observa una desaceleración de la dinámica
económica de México que ha venido acompañado del deterioro de instituciones públicas y
falta de capacidades para implementar buenas políticas para una mayor productividad.
El Índice Global de Innovación (GII - W IPO ,2013) ubica a México en el lugar 63 de 143
economías; este índice considera aspectos importantes como alternativas para enfrentar la
crisis por medio de la innovación, la Investigación y el Desarrollo (I+D), toda vez que estas
variables además de la derrama de conocimiento, genera una mejoría económica
Dentro del escenario económico mundial se destaca ampliamente que la inversión en
variables tecnológicas es lo que les permite a las economías desarrolladas potencializar su
productividad y su crecimiento económico. La economía mexicana necesita implementar
estrategias y políticas que le permitan reactivar la innovación tecnológica en un sentido
amplio para cumplir con objetivos económicos más alentadores (Secretaría de Economía,
2013), además de potencializar la economía sectorial e incrementar los factores
determinantes para mejorar el futuro de las próximas generaciones y la calidad de vida de
la población.
Sobre esta base, las variables estudiadas (PIB , patentes, exportaciones de alta
tecnología e investigación y desarrollo), cobran relevancia en los ámbitos económico y de
formación de recursos humanos de alto nivel, como motor del crecimiento con la finalidad
de obtener niveles por arriba del 3.5%, el cual se considera como el mínimo que el país
debe de obtener para superar los retrasos económicos, tecnológicos y sociales que padece.
Cabe señalar que el mismo PECITI 2014-2018, marca como una línea de política
tecnológica, incrementar el monto del porcentaje del PIB que actualmente se invierte en
ciencia y tecnología, el cual, es del orden del 0.43% del pib en 2014 a 2.30% del pib en
2038, con lo cual se pretende integrar al país dentro de la economía del conocimiento con
una participación relevante.
Bibliografía:
Monserrat Huerta, Heliana, & Chávez Presa, María Flor (2003). Tres modelos de política
económica en México durante los últimos sesenta años. Análisis Económico, XVII I(37),
undefined-undefined. [fecha de Consulta 21 de Octubre de 2019]. ISSN: 0185-3937.
Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=413/41303703
Valadez, G. V., & Jurado, J. S. (2016). Innovación tecnológica: un análisis del crecimiento
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https://www.redalyc.org/jatsRepo/413/41347447008/html/index.html
Material de apoyo:
UnADM Universidad Abierta y a Distancia. (2019) Unidad 2. Contexto socioeconómico de
México. Historia económica y política de México en el siglo XX Recuperado de:
https://csba.unadmexico.mx/pluginfile.php/10868/mod_label/intro/U2.Historiaeconomicayp
oliticadeMexicoenelsigloXX_250718.pdf