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11 ejercicios para mejorar tu voz y

conectar con ella

1. Exhala con conciencia


La voz se genera en la exhalación e incluso durante una exhalación prolongada.
Esta emisión de aire produce una tendencia de la caja torácica a derrumbarse.

Podemos entrenarnos en la habilidad de mantenerla abierta e incluso de abrirla


más durante la exhalación vocal.

Por ejemplo como se muestra en esta imagen, manteniendo el esternón elevado


(las manos de la joven en la fotografía indican su posición) cuando nos
encontramos exhalando o vocalizando.

Abre los brazos mientas cantas. La exhalación vocal tiene también tendencia a
hacer que los brazos se cierren en torno al pecho. Intenta lo contrario: sopla o
canta abriendo los brazos, lo que ayuda a las costillas a mantenerse abiertas.

Si perseguimos únicamente la apertura torácica podemos correr el riesgo de


volvernos rígidos.

Para conservar la flexibilidad es recomendable alternar los dos ejercicios


precedentes con ejercicios que llevan, por el contrario, los brazos hacia delante,
es decir, en el sentido del cierre costal.

Es posible también llevar el muslo flexionado hacia el vientre al emitir la


voz: esto flexionará la columna cerrando las costillas y rechazando el
abdomen hacia arriba, lo cual va todo en el sentido de la exhalación vocal.

2. Alterna tres vocales: O, I, A


Para la vocal "o" adopta con los labios la posición de silbar. Luego, en esa
posición, abre un poco la boca como para decir "ooo". Sé preciso para situar la
forma de tus labios y de tus mejillas: estás haciendo trabajar al músculo orbicular
de los labios que da a tu boca un poco la forma de una caja.
Siente ahora cómo se instala la lengua dentro de la boca, retrocediendo un poco,
a fin de pronunciar esta "o".

Busca el molde para la "i"


Partiendo con la boca cerrada, separa lentamente las comisuras de los labios al
tiempo que abres un poco la boca. la lengua se aproxima al paladar y no deja
abierta más que una rendija horizontal para que pase el aire.

Pronunciar la "a"
Para hallar la forma de la "a" baja la mandíbula y siente cómo la lengua se
extiende a los lados entre los dientes de abajo.

Si juegas alternando estas tres vocales con precisión, tu "caja de resonancia" de


la boca se verá rápidamente optimizada.

3. Toca el arco cigomático


Está formado por tres huesos diferentes: en la parte posterior, por el hueso
temporal (el de la oreja); hacia la nariz, por el hueso maxilar y, entre los dos
anteriores, por el hueso malar. haz el sonido "mmm" y busca sentir que dejas
vibrar estos tres huesos.

4. Posa cuatro dedos bajo el cigomático


Por detrás palpas el músculo masetero, que se contrae al apretar los dientes.
Intenta relajarlo.

Si se relajase del todo, la mandíbula se abriría. Intenta encontrar solo la


contracción necesaria para evitarlo y obtendrás más libertad en la mandíbula.

5. Experimenta la voz "orientada"


A gatas, con el cuello horizontal y el rostro hacia el suelo observa que la
mandíbula, la lengua, los abdominales, etc. han cambiado de orientación.

Canta los mismos sonidos que de pie. Haz lo mismo tumbado boca arriba y
siente cómo se reajusta tu "instrumento" vocal.

6. Hacer surgir un sonido espontáneo


Tumbado boca arriba, flexiona el tronco con un impulso y levanta brazos y
piernas, todo a la vez.

Deja que salga un sonido espontáneo: es el movimiento el que lleva al sonido.


Percibe cómo la zona abdominal (que puede deformarse, pero no comprimirse)
influye en la voz.

7. Bosteza
Comienza abriendo la boca, de forma relajada y dejando venir una gran
inspiración con la intención de comenzar un bostezo. Los maseteros (trabajados
en el ejercicio 9) se relajan y se dejan estirar.

Permanece en suspenso, en tu inspiración, y comienza el segundo tiempo del


bostezo: abre mucho la parte posterior de la garganta, como si hicieses sitio para
un poco de aire tibio al fondo de tu boca.

Esto hace que el velo del paladar se eleve. Intenta luego mantener
confortablemente esta apertura al emitir un sonido vocal e, incluso, cerrando un
poco la boca.

El control de la lengua es clave en las resonancias.

Saca la punta de la lengua lo más posible y siente que esto arrastra a su parte
posterior (que por su mayor masa influye mucho en la voz) e incluso a la faringe
(la zona de la parte posterior de la garganta y de la nariz) y a la laringe (la zona
de las cuerdas vocales).

8. Practica la verticalidad
Sitúa la mano sobre la cima exacta de la cabeza. ten presente que, si la mano
está demasiado adelantada, la cabeza se flexionará. y, si está demasiado hacia
atrás, la cabeza se verá llevada hacia atrás. Así pues, busca el lugar en el que no
bascula ni adelante ni atrás.

9. Toca la "nuez" y siente la vibración


Palpa con delicadeza, en la parte delantera del cuello, bajo la barbilla, la
protuberancia conocida como "nuez".

Canta el sonido "mmm". Siente, bajo tus dedos, una vibración: es el


emplazamiento de las cuerdas vocales, donde se forma el primer sonido vocal.

10. Moviliza el cuello sin carga


Para ello, lleva la mano a la frente y apoya en ella el peso de tu cabeza. El
cuello se sitúa en amplia flexión sin que el peso de la cabeza recaiga sobre él. Se
trata de una movilización sin carga. Puedes canturrear en esta posición.

11. Impulsa el brazo como para lanzar una


pelota
Vuelve por su propio peso. Repítelo y, de vez en cuando, lanza un sonido al
mismo tiempo. El sonido cesa cuando el brazo retorna. busca el movimiento más
que el sonido (este se irá adecuando a medida que el gesto sea más acertado).

ENTENDIENDO EL SONIDO: SOPLO, VIBRACIÓN Y RESONANCIA

Al emitir un sonido de voz producimos, al mismo tiempo, tres grandes tipos de


acciones: soplo, vibración y resonancia.

Y estas acciones corresponden a tres zonas del organismo que actúan


simultáneamente.

EL SOPLO
La voz requiere situar aire a presión por debajo de las cuerdas vocales. Esto
corresponde a la parte respiratoria (espiratoria) de nuestro instrumento vocal.

Este soplo se produce, evidentemente, con los pulmones, alojados en las


costillas. Pero no actúan solos: están asociados a todo el conjunto del abdomen y
a los músculos que lo rodean: los abdominales en todo el contorno, los músculos
del periné por debajo y el célebre diafragma por encima.

Este conjunto constituye un "departamento" fundamental en la voz: si genera


demasiada presión, nuestra voz se agotará muy rápido. Y si no produce la
suficiente, la voz aparecerá sin fuerza y no podrá desarrollar su timbre. Es, pues,
necesario que este "soplo" produzca la presión justa a cada instante –ni más ni
menos–, para que la emisión vocal sea la deseada.

Se trata de un proceso gobernado por todo lo que genera el soplo, pero puede
verse ampliamente influenciado por otras fuerzas presentes en el cuerpo.

LA VIBRACIÓN

A través de la vibración transformamos dicho aire en onda de presión, lo que


provoca un primer sonido. Esto ocurre entre las cuerdas vocales, en la zona del
cuello denominada la laringe. Para ello un pequeño lugar, la glotis, va a abrirse o
cerrarse en relación con la presión de aire.

Se trata de acciones muy rápidas y que cambian a toda velocidad (a menudo en


un sonido vocal hay varios cientos de vibraciones por segundo). Cuanto más
ajustada esté la presión, mejor podrá la glotis afinar su acción.

Es importante que, aquí, la vibración esté lo más libre posible. Como ocurre en el
área del soplo, este lugar puede verse influenciado por fuerzas del cuerpo
externas a la glotis. Ese sonido laríngeo es apenas audible. Necesita algunas
transformaciones.

LA RESONANCIA

La onda obtenida pasa a continuación a través de cajas de resonancia que filtran


el sonido precedente y lo enriquecen. Esto se produce en las regiones de
la faringe (detrás de la garganta), la boca y la nariz.
El sonido vocal existe entonces en su forma completa. Cuanto más preciso y
rico sea el sonido procedente de la laringe, dependiendo de la precisión de la
presión que lo sostiene, mejor podrá desplegarse en los resonadores. La
resonancia está gobernada por las regiones de la faringe/ boca/nariz. Y, como en
el soplo y la vibración, otras fuerzas presentes en el cuerpo pueden influir en ella.

LA VOZ, RELACIONADA CON MUCHAS PARTES DEL CUERPO

Suele decirse que el instrumento de un cantante es "su propio cuerpo". Con


ello se indica que su instrumento vocal está incluido dentro de un conjunto más
amplio.

Y es cierto que ese instrumento se relaciona constantemente con otras partes del
cuerpo o, más exactamente, con otras partes funcionales: el cuerpo locomotor, el
cuerpo postural y el cuerpo respiratorio interactúan con el "cuerpo vocal".

Estos cuatro "cuerpos" se funden a menudo los unos en los otros. Véamoslos uno
a uno.

LA VOZ, RELACIONADA CON MUCHAS PARTES DEL CUERPO

Suele decirse que el instrumento de un cantante es "su propio cuerpo". Con


ello se indica que su instrumento vocal está incluido dentro de un conjunto más
amplio.

Y es cierto que ese instrumento se relaciona constantemente con otras partes del
cuerpo o, más exactamente, con otras partes funcionales: el cuerpo locomotor, el
cuerpo postural y el cuerpo respiratorio interactúan con el "cuerpo vocal".

Estos cuatro "cuerpos" se funden a menudo los unos en los otros. Véamoslos uno
a uno.

En muchas corales clásicas los cantantes cantan casi inmóviles, mientras que en


los coros de gospel es común dejar al cuerpo moverse al ritmo de la canción e
incluso dar palmas.

Hay una pregunta frecuente: ¿es recomendable correr, hacer yoga o Pilates para
mejorar la voz? La respuesta es que una buena coordinación corporal y el
ejercicio regular son a menudo importantes para mejorar la voz.
El movimiento activa además la circulación general y la de la laringe, con lo
que esta estará mejor hidratada.

EL CUERPO POSTURAL

Está compuesto por las mismas partes que el cuerpo locomotor pero no las
usamos de la misma manera. Corresponde a los momentos en que estamos en
posición vertical, de pie o sentados. No está ligado a los grandes movimientos
sino a la posición vertical.

Es el cuerpo de la persona que habla, que canta, que declama o que grita de pie:
el profesor dando una clase, el abogado, el actor, el vendedor del mercado que
anuncia su mercancía, el cantante de coro o el director de coro, etc.

En la voz nuestro cuerpo postural está influenciado por el hecho de que se


produce una exhalación y de que esta se alarga. Esto trae diferentes
consecuencias: tendencia a flexionar las rodillas, a flexionar el tronco, a
proyectar el cuello y la cabeza hacia delante o también los hombros y los brazos.

El cuerpo postural puede acompañar estas tendencias o, por el contrario,


resistirlas: al cantar una frase larga, podemos seguir a la exhalación dejando que
la posición de pie se redondee un poco o, al contrario, buscar conservar el
aplomo de la columna, lo cual ayudará a la caja torácica a mantenerse abierta en
la exhalación para que esta dure más.

El cuerpo postural puede también arrastrar al cuerpo vocal: si dejamos que la


espalda se curve súbitamente, la caja exhalará y surgirá un determinado sonido
vocal.

En ciertas técnicas vocales, como en el canto clásico, este cuerpo postural debe


ser ultrapreciso. ¿Por qué? Porque de la posición del cuello depende el equilibrio
de la laringe para la precisión de las notas, o porque del equilibrio de la faringe
depende la precisión de las resonancias.

En otros contextos, para otro tipo de sonidos, es necesario liberar


completamente la postura, como en los sonidos emocionales, algunas terapias
psicofísicas o ciertas acciones en el teatro.

EL CUERPO RESPIRATORIO
Es la parte del cuerpo ligada a la respiración: los pulmones, las vías aéreas.
Pero es también todo aquello que nos permite movilizar dichas vísceras: el
diafragma, la cavidad abdominal, la caja torácica, la columna cervical, casi todos
los huesos del cráneo y, asimismo, los músculos que actúan sobre estas partes del
cuerpo.

De manera espontánea, en el curso de la acción vocal, este cuerpo respiratorio se


mueve durante los flujos de aire: lo abrimos de manera natural durante la
inspiración (como cuando tomamos aire antes de emitir voz) y lo cerramos
durante la exhalación (al vocalizar).

Se inmoviliza durante las suspensiones: las apneas, por ejemplo, cuando un


corista, listo para cantar, aguarda la entrada del director.

Y sin embargo este cuerpo respiratorio puede actuar en el sentido inverso de la


respiración. Por ejemplo, puede moverse durante las apneas o abrirse durante la
exhalación. En estos casos transformamos o bien el gesto respiratorio o bien los
juegos de presiones, y esto tendrá en ocasiones una repercusión sobre la voz.

Nuestra voz es por tanto indisociable de nuestro cuerpo en movimiento.


Perfeccionar lo uno va a menudo a perfeccionar lo otro.

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