Reconoce y elogia los comportamientos positivos de tu hijo. Sé lo más
específico posible, por ejemplo, «realmente me encantó cómo ayudaste a ordenar tu cuarto esta mañana». Recompensar el comportamiento positivo también puede ser de ayuda.
Demuestra el comportamiento que deseas que tu hijo tenga. Demostrar
interacciones adecuadas y modelar un comportamiento socialmente correcto pueden ayudar a que tu hijo mejore las habilidades sociales.
Piensa bien antes de actuar y evita las luchas de poder. Si lo permites,
casi todo se puede convertir en una lucha de poder.
Establece límites dándole instrucciones claras y eficaces e implementando
consecuencias razonables y constantes. Conversa sobre establecer estos límites cuando no estén enfrentándose entre ustedes.
Establece una rutina haciendo un cronograma diario y consistente para tu
hijo. Pedirle a tu hijo que participe en la elaboración de esa rutina puede ser beneficioso.
Pasen tiempo juntos, mediante la elaboración de un cronograma semanal
y consistente que incluya hacer actividades junto con tu hijo.
Trabaja en conjunto con otras personas del hogar para garantizar que se
apliquen los procedimientos disciplinarios de forma adecuada y consistente. También consigue el apoyo de los profesores, los entrenadores y otros adultos que pasan tiempo con tu hijo.