La gran mayoría de las veces la enfermedad es el resultado de nuestra forma de
pensar y de sentir, y sobre todo de nuestra actitud frente a los sucesos y circunstancias de nuestra vida que modifican nuestra energía. Porque muchas veces no es lo que nos pasa en la vida, sino como nosotros reaccionamos frente a los acontecimientos. Nuestra forma de ver la vida, es lo que determina como nos va en la vida. Si buscamos verdaderamente una solución a alguna enfermedad tenemos que ir hacia nuestro interior para poder sanar. Sobre todo, si se padece una enfermedad incurable. Cuando sufrimos un desequilibrio interior ya sea a nivel psicológico o mental, se manifestará en el cuerpo como un síntoma o una enfermedad física o psíquica. Un síntoma o una enfermedad es como un aviso de que prestemos atención, porque algo erróneo está pasando. Podemos tomarlo como un mensaje del alma, o del universo, que nos está diciendo que es hora de hacer un cambio en nuestra vida. Muchas veces es cuestión de cambiar nuestra forma de pensar, de sentir y de ver la realidad (nuestra realidad o percepción). Ya que nuestra forma de ver la realidad, va a determinar nuestra realidad presente y futura. Para curarnos lo único que hay que hacer es investigar en nuestro interior y buscar la causa de la enfermedad. Hay que apartar la mirada del síntoma o de la enfermedad y buscar más allá, quizá yendo al origen, o a la raíz del problema. Nosotros somos responsables en un porcentaje muy alto de nuestra salud y de nuestra enfermedad. Cuando nuestro cuerpo, mente, emociones y acciones estén en armonía y sintonía, estaremos en un óptimo estado vibracional y se verá reflejado en una salud plena. La única forma de empezar a controlar nuestra propia vida es controlar nuestra forma de ver la vida, nuestra forma de pensar, de sentir, nuestras palabras y nuestras acciones.
¿Afirmaciones Positivas? ó... ¿Pensamientos Coherentes? Tal vez, tu camino de sanación, bienestar y realización requiere de algo más que frases inspiradoras y mirar el vaso “medio lleno”... o medio vacío