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Arcipreste de Hita

Juan Ruiz, mejor conocido por el Arcipreste de Hita, vivió a mediados del siglo
XIV, de acuerdo a los datos cronológicos de las publicaciones de sus libros, nunca
pudo concretarse el año de nacimiento ni el de su muerte, ni siquiera pudo
ubicarse el lugar exacto de su nacimiento, aunque los historiadores han situado su
nacimiento en Alcalá de Henares y otros en la ciudad de Guadalajara.

Fue clérigo y ejerció de arcipreste en Hita, provincia de Guadalajara. Se conocen


muy pocos datos de su biografía, apenas su nombre y el de uno de los
protagonistas de su libro, Ferrán García, en un documento de un cedulario que se
conserva en la catedral de Toledo.

Escribió el Libro de buen amor. Este libro encierra una protesta de tipo goliardesco
frente a la postura integrista de ese prelado, que pretendía extender a su diócesis
la doctrina papal del celibato obligatorio, frente a la tradición hispánica de la
barraganía o contrato de convivencia de un sacerdote con una mujer, más
asentada en un territorio multicultural como era la diócesis de Toledo, antaño
fuente de la herejía del adopcionismo de Elipando, engendrada por la convivencia
entre judíos, moros y cristianos. Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita, se considera
como el primer poeta lírico español, con una manifiesta y vasta cultura, con un
lenguaje rico, que gusta de acumular sinónimos parciales y repetir el mismo
concepto de distintas maneras, recursos que se relacionan con la técnica del
sermón. Su lenguaje es popular y coloquial, muy vivo y creador, e incluye frases
hechas del árabe andalusí de su día. Su obra demuestra un profundo
conocimiento de las pasiones humanas y se caracteriza por un portentoso balance
entre la delicadeza y osadía.

Su obra refleja el multiculturalismo del Toledo de su época. Entre las múltiples


influencias literarias que se encuentran en los versos del Arcipreste se nombra el
género de narrativa en prosa rimada, la macama, cultivada por varios autores
peninsulares en árabe y hebreo durante los siglos XII-XIV.
Don Juan Manuel

El infante don Juan Manuel nació en el castillo de Escalona, en la provincia de


Toledo, en 1282 y murió en Córdoba en 1348. Era hijo del Infante Don Manuel,
hermano del rey Alfonso X, y heredó de su padre el cargo de Adelantado de
Murcia. En 1294, reinando su primo Sancho IV El Bravo, comienza su vida de
relación en la Corte que lo lleva a intervenir en las intrigas políticas entre Castilla y
Aragón. En 1299 se casa con Doña Isabel, Infanta de Mallorca, la cual muere al
poco tiempo, casándose de nuevo el Infante, en 1311, con Doña Constanza de
Aragón, hija de Jaime II. Enviuda de nuevo y se casa de nuevo esta vez con Doña
Blanca Núñez. En 1343 interviene en la batalla de Algeciras junto a Alfonso XI y
entra vencedor en ella.

El Conde Lucanor o Libro de los ejemplos o Libro de Patronio es la obra no sólo


de un escritor, sino de un militar y de un político. Es, además, la obra de un noble
y la obra de un cristiano. Pero, sobre todo, es la obra de un Infante que no llegó a
reinar. Si El Conde Lucanor es la obra más representativa de Don Juan Manuel, y
por la que ha pasado en realidad a la historia de la literatura. El Conde va
ofreciendo al consejo de Patronio problemas que éste soluciona contando una
historia como ejemplo de aquello que preocupa al Conde, y el Conde encuentra
digno de escribirse indeleblemente lo que dice Patronio, delegarnos unas tablas
que recogen la experiencia del «consejero» y la sabiduría del «rey». Algunos de
estos cuentos se han hecho famosos, gracias a ellos mismos o a adaptaciones
posteriores: el cuento de la lechera, el del sabio pobre (que luego Calderón tenía
que inmortalizar en una célebre espínela, siguiendo fiel a su concepción del
mundo reaccionaria: La vida es sueño, El gran teatro del mundo, etc.); el
tiernísimo de un padre con su hijo y un burrito, uno de los cuentos más deliciosos
que se conocen y que da lugar a una serie de meditaciones objetivas acerca de
nuestro subjetivismo. El ejemplo XXXV ha influido en Shakespeare (La fierecilla
domada); el III en Tirso de Molina (El condenado por desconfiado); y el XI (“De lo
que contesció a un Deán de Sanctiago...”) en el episodio de la cueva de
Montesinos del Quijote.

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