Está en la página 1de 207

Esta traducción es el producto de un trabajo hecho por un grupo de aficionadas que

buscan ayudar por este medio a personas que por una u otra razón no pueden acceder a
estas obras.

Ninguno de los miembros que participaron de esta traducción recibió, ni recibirá


ganancias monetarias por su trabajo.

El material antes expuesto es propiedad intelectual del autor y su respectiva editorial.

Si está en tus posibilidades compra el libro y apoya al autor dándole publicidad o haciendo
una reseña.

1
Página
El destino no siempre ha sido amigo de Isabelle West. De hecho, el destino ha sido
una perra redomada.

Isabelle ha aprendido, a la fuerza, cómo la vida puede ser difícil cuando el destino no
está de tu lado. Puede entregarte sueños en bandeja de plata, pero puede arrebatártelos de
vuelta y darte pesadillas. Una cosa que Isabelle sabía a ciencia cierta era que el destino era
consistente en quitarle todo lo que alguna vez había amado.

Durante los dos últimos años Isabelle ha estado limpiando poco a poco las nubes de
su pasado. La felicidad se ve finalmente en el horizonte. Tiene un negocio próspero,
grandes amigos, y su vida de vuelta. Todo lo que tiene que hacer es saltar sobre el último
obstáculo... su ex marido.

Cuando los problemas empiezan a hacerle temer su nueva vida, y los recuerdos que
están mejor olvidados empiezan a emerger a la superficie, lo último que necesita es que un
fantasma de su pasado llame a su puerta.

Corps Security, 1

2
Página
Dios… por favor, que llegue tarde. ¿Tráfico? ¿Su jefe necesitaba ayuda? Demonios,
en este punto incluso oraría porque su zapato estuviera desatado.
CUALQUIER COSA que me dé cinco minutos extra.
Tomando una respiración de frustración recuerdo que renuncié a suplicar al cielo
hace años. Diez años, para ser exacta. El día que él salió de mi vida. El día que el sol dejó
de brillar, y el mundo se volvió gris. El día que mis sueños se convirtieron en pesadillas.
Extraño mis sueños, el sol, y lo extraño a él. Jodidamente mucho, incluso aunque sé que no
debería. Después de todo, ¿qué bien hace extrañar a un fantasma?
Vamos… Vamos… Silenciosamente ruego que el semáforo cambie de luz. ¿Por qué el
único día que voy tarde quedo atrapada en cada semáforo?
—¡Coño! ¡Solo cambia, joder! —Sé que si no estoy en casa en los próximos diez
minutos se desatará el infierno. Finalmente, tan pronto la luz cambia a verde golpeo el
acelerador. Todo lo que necesitaba era apurarme, todo estaría bien.
¿Cierto?
Ruedo en el camino de entrada a las 5:45, dejo el auto aparcado y me apresuro a
entrar en la casa.
Afortunadamente cuando me fui temprano fui suficientemente precavida para
encender la olla de cocción lenta.
—Vale, vale… —murmuro para mí misma, mientras corro de la isleta de la cocina a
la mesa. Si no me apresuro… No, no puedo ir allí. Allí causará que me encierre en el miedo,
y analizándolo bien, no puedo encerrarme.
—Respira profundo, Iz… solo respira. —Me recuerdo a mí misma, bajando los
cuencos de chili. Pongo la mesa lo más rápido que puedo, me aseguro que las copas estén
libres de manchas y los cubiertos de plata estén perfectamente alineados. No cometería los
mismos errores otra vez. Corro a la cocina, asegurándome de haber lavado y secado todos
los utensilios y señales de que usé la olla de cocción lenta. Tengo el tiempo justo para
asegurarme de que mi ‘rostro’, como él tan cariñosamente lo llama, no se vea como si
3
acabara de hacer de prisa mis deberes.
Página

A las 6:05 en punto, escucho la puerta del garaje enrollarse. Respira. Unos momentos
después, él entra. Por supuesto, nunca llega tarde. Dios no lo quiera y llegase a casa un
minuto después de su hora programada habitual; el mundo podría terminar, el cielo podría
caerse, y los cerdos podrían empezar a volar.
No, no mi esposo; nunca se distrae.
—Buenas tardes, Isabelle. ¿Qué tal tu día? —pregunta, mientras descarga de sus
brazos su abrigo, maletín y llaves. Se asegura de que su abrigo cuelgue perfectamente. Las
arrugas no se atreverían a meterse con él; incluso ellas saben que no hay que molestar al
animal. Después de deshacerse de su celular, billetera, y otras mierdas de bolsillo,
finalmente me mira con sus ojos fríos y muertos.
Mi permiso para hablar ha sido silenciosamente concedido.
—Buenas tardes, Brandon. Todo igual que siempre. Lavé un poco de ropa, hice los
mandados que me pediste que hiciera, y llegué a casa alrededor de las tres. Sé que dijiste
que tus padres pensaban venir este fin de semana, así que quería asegurarme de tener
suficiente tiempo para adecuar el cuarto de huéspedes antes de empezar la cena.
Mentiras, puras mentiras... sólo lo suficiente para, con suerte, hacerle creer que no
estaba fuera.
—Ummm —afirma, mientras se enrolla las mangas—, así que… —Mira hacia arriba
con su malvada sonrisa y esos ojos muertos—. ¿No eras tú la que acabé de ver yendo a toda
velocidad por la calle Oak como si llevara los murciélagos del infierno en el parachoques,
Isabelle?

Joder.
—Brandon, juro que no es lo que crees —chillo. Mierda, esto va a ser malo—. Dee
vino a visitar, estaba en la ciudad y quería saludar, que nos pusiéramos un poco al día. No
la he visto en seis meses…
Su sonrisa me deja fría, inmediatamente empiezo a retroceder. Oh, mierda, conozco
esa mirada.
—Ya, ya... Isabelle. ¿Qué te he dicho sobre Denise? ¿Eh? Si mal no recuerdo era algo
en la línea de que no hables, la llames o recibas llamadas de ella, y que sin duda ¡NO TE
VEAS CON ELLA! —Está empezando a acercarse ahora. Miro a mi alrededor
frenéticamente para escapar, pero él está bloqueando mi única salida—. Te lo he dicho.
Habría pensado que aprendiste esta lección hace seis meses. ¿No es ese el tiempo que
dijiste que había pasado? ¿Qué tengo que hacer para hacérselo entender a tu estúpida jodida
cabeza? Jesucristo, eres una maldita perra estúpida. —Sus ojos son muy fríos cuando entra
justo en mi espacio—. Qué parte de que eres mía y solo mía no entendiste la última vez que
me vi obligado a explicártelo. No te voy a compartir con jodidamente nadie. ¿Me escuchas,
Isabelle? —dice mi nombre despectivamente como si su sola presencia en su lengua le
disgustara. He entrado en modo pánico ahora, él me tiene recostada en la pared, no hay
4
escapatoria posible—. Ninguna jodida persona en este maldito mundo te tiene permitida.
Página

Sólo. Malditamente. ¡Yo! —continúa, con sus ojos muy abiertos y su saliva me golpea en
la cara—. No eres más que una puta zorra estúpida, ¿no es así, Isabelle? Debí haber
caminado hacia el otro lado esa noche en el Fire. Debí haber reconocido a una puta de bar
desde una milla de distancia. ¡Pero no! Es completamente culpa tuya que mi polla no
quisiera ir en sentido contrario. —Se echa hacia atrás y me da una bofetada con fuerza en la
mejilla. Aprieto mis manos en puños, clavándome las uñas en las palmas de las manos para
evitar gritar. Puedo sentir la sangre corriendo por mi cuello desde el corte que su anillo
debe haber hecho en mi mandíbula. Puede que esté atrapada, pero que me aspen si le
permito quebrarme.
—¿Qué coño dije, Isabelle? ¡NO DENISE! No tardes de plática como pequeñas
malditas perras. Tu deber es estar aquí, limpiando mi maldita casa, cocinándome la maldita
cena ¡y abriendo tus malditos muslos gordos para mi polla! —Extiende la mano y agarra el
bol de chili, lanzándolo con toda su fuerza contra la pared. Miro los trozos de carne, frijoles
y salsa deslizarse por mis alegres paredes color amarillo—. ¿Y qué coño es ésta mierda? Te
dije, maldita perra, que quería lasaña. ¿Eso te parece lasaña? —Debí haber previsto eso,
pero mi atención estaba todavía enfocada en mis felices paredes amarillas y los pegotes de
cena todavía bajando. Acababa de girarme hacia él cuando su puño golpeó mi sien,
haciendo que mi visión se volviera momentáneamente borrosa. Al menos eso parece haber
incrustado un poco de sentido en mi indolente cerebro. Me muevo a la derecha, tratando de
escapar rápidamente del segundo puñetazo que sé que le seguirá pronto. Demasiado tarde,
siempre demasiado tarde, atrapo el segundo en las costillas, sacándome de golpe el aire de
los pulmones. Brandon agarra mi espeso cabello, y retorciéndolo en su muñeca estoy de
nuevo a su misericordia.
Misericordia que sé que no tiene.
Lanzándome hacia el vestíbulo, con lo que parece la fuerza de diez hombres, es
rápido para seguir con una patada a mi estómago. —Tú, estúpida perra. Simplemente no
puedes escuchar. Eres de mi propiedad, toda tú. De nadie más. Nadie más toca lo que es
MÍO. ¡Especialmente no la maldita DENISE! Te advertí lo que podría pasar. No, le prometí
a tu maldito trasero lo que pasaría si te acercabas a ella nuevamente. —Patada…
bofetada… puñetazo… patada—. ¿No aprenderás nunca, o sí? —Está resollando por el
esfuerzo y me está tomando todo lo que tengo no permitir que la negrura me supere.
Incluso si sé que el entumecimiento llegará rápidamente.
Pierdo la pista de cuánto tiempo permaneció sobre mí, gritando y golpeándome,
alternando entre sus pies y su puño.
Libertad, es todo lo que anhelo.
Cierro mis ojos y me desmayo.
***
Cuando me despierto, la casa está a oscuras. Cada hueso, músculo, y cabello en mi
cabeza duele. No puedo respirar profundamente sin querer morir. Puedo sentir humedad en
varias partes de mi cabeza y cuerpo. Joder. Nunca había estado tan mal. No puedo escuchar
5

nada por el oído izquierdo, ¿qué demonios le pasó a mi oreja? Joder, tengo que moverme.
Página

Agarrándome el brazo alrededor de la cintura, me pongo de pie lentamente. Miro alrededor,


a través de mis muy hinchados ojos, y veo que la cena todavía está en la mesa. El cuenco
roto, el chili seco en la pared, e incluso los impecables vasos están allí puestos, burlándose
de mí. Con paso lento y silencioso echo un vistazo a la sala. No hay señales de Brandon.
Arrastrando los pies, casi reptando hacia la cocina, veo que sus llaves ya no están. ¡Mierda!
No está aquí. Nunca, ni una sola vez en seis años me ha dejado sola en la casa después de
una "lección".
Camino a lo largo de la pared, agarrándome para no caer hasta llegar a mi bolso, abro
la cremallera de un lado; meto la mano y saco mi teléfono. El teléfono que Brandon no sabe
que tengo. No tengo permitido tener un teléfono, y él desconecta el teléfono de la casa y se
lo lleva cuando se va. Apenas puedo ver lo suficiente como para encender el teléfono.
Deslizo el dedo por la pantalla y la desbloqueo. Finalmente, después de unos cuantos
botones equivocados, hago la llamada.
—¿Hola? Hola, ¿Iz? ¿Iz, estás ahí? ¿Está todo bien? ¿¿IZ?? —Puedo oírla, está
prácticamente gritando. Pero no puedo pronunciar las palabras. Ella sabe que no la llamaría
tan tarde. Demonios, ella sabe que no llamaría en absoluto.
Tomo una respiración profunda, y resuello la única palabra que necesito para traer mi
salvación.
—Ayuda... —Entonces la oscuridad me engulle.

6
Página
N o siempre he sido esta persona. Una mujer rota y débil. Solía soñar, y cuando
lo hacía, lo hacía en grande. Tenía planes de un futuro tan brillante que
podría cegarte. Aún recuerdo esos sueños, esos grandes planes y el futuro tan
brillante como es sol se esfumaron.
Solo que no lo sabía en ese momento.
En ese entonces pensaba que todo estaría bien. Después de todo, ¿qué chica de 17
años no piensa que es invencible?
Curiosamente, ese fue el mismo día en que decidí que el destino me odiaba. No, no
me odiaba… me aborrecía. La gente dice que el karma es una perra, pero te tengo noticias:
el karma no es nada comparado al destino cuando este está en busca de sangre. Ni un poco.
Desearía haber sabido qué puso al destino en el camino de mi maldición. ¿Tal vez era
simplemente haber nacido? Me gusta pensar que al menos estaba bien entonces. Mis padres
me amaban, rezaban por mí y yo era todo para ellos. Así que no, no creo que ese fuese el
día.
O pudo haber sido el día en que le robé a Maggie Jones su taza de pudín. Pero
Maggie era una acosadora que no era agradable nunca y siempre estaba comiendo, así que
me gusta pensar que le hice un favor.
Una vez robé una barra de chocolate de la tienda pero, ¿en serio? En ese caso, el
destino habría ido detrás de cada pequeña metida de pata de cada adolescente, acúsame
todo lo que quieras, pero de donde yo vengo es como un rito de iniciación.
No, creo que el destino decidió que me odiaba el día que entré a la secundaria Dale en
el primer año y mi camino se cruzó con el de Axel. Tendría sentido que la razón por la que
me odiaba fuera la razón de todo mi dolor.
La razón por la que creo que el destino nunca estará a mi favor otra vez. ¿Por qué lo
estaría? Se llevó todo. Arrancó de mi cada cosa que alguna vez amé de una rápida patada.
Algún día sabré la razón por la cual el destino me odiaba a mí, Isabelle West. Pero,
hasta que ese día llegue, juro que tendré cui99dado con lo que sueño y planeo, con mi alma
y mi corazón.
7

El destino podrá odiarme, pero no me quita la esperanza de que algún día se olvide de
Página

mí, su juguete favorito. Cuando ese día llegue, espero que el karma se divierta con esa perra
del destino.
***
2 años después

Puedo sentir el sol calentando mi piel. Me encanta este maravilloso estado entre
dormir y despertarse. Me recuerda a estar entumecida. No has pulsado el interruptor para
encender tu mente, lo que te permite procesar todo y recordar. Simplemente estas ahí. Amo
despertar con la sensación del sol calentando mi piel; me hace recordar que estoy viva.
Viva y sobreviviendo.
Suspiro y ruedo en la cama, riendo cuando veo la estúpida almohada de cuerpo entero
vestida como hombre, con una cara demasiado realista dibujada en la parte superior. Dee
insistió en que necesitaba una de esas en mi vida. Su teoría fue que, si no quería a un
hombre, al menos no debería dormir sola. Lo que sea que eso significara. Hace años que
deje de intentar entender a Dee. Ha sido mi mejor amiga los últimos once años. Fue la
hermana que nunca tuve y sé sin lugar a dudas que siempre me cubrirá las espaldas.
Nos conocimos cuando tenía 18 y odiaba el mundo. Estuvo dando saltitos por todo el
salón durante la orientación para los del primer año, sonriéndole a todo el que la mirara.
Ella me miró y decidió que teníamos que ser mejores amigas. Creo que vio el alma rota
dentro e mí y pensó que su alegría contagiosa sería mi medicina. Siempre estuvo conmigo
en las buenas y en las malas, y créeme, fueron muchas malas. Era mi animadora personal y
mi apoyo, devolvió la luz a mi vida sin ayuda alguna.
Me levantó cuando había caído, sacudiendo lo malo de mí y me ayudó a sanar.
Lo hizo de nuevo hace dos años. Sin preguntar. Dejó todo, corrió a mi rescate y me
ayudó a sanar de nuevo.
Dejamos un poco de lado nuestra “hermandad” cuando me casé con Brandon, No fue
fácil, pero me pude mantener en contacto con ella mediante mensajes a escondidas y
llamadas furtivas. Sabía que ella se preocupaba, notaba que las cosas no estaban bien en
casa, pero Dee siendo ella, venía con una sonrisa y la seguridad de que si yo la necesitaba,
estaría ahí para mí.
Y no mentía, dejó todo y vino a mi rescate con solo decirle una palabra.
Sé que ella se sentía culpable de alguna manera por presentarnos. Era injustificado,
pero estaba ahí. Podía verlo en sus ojos algunas veces cuando pasábamos tiempo juntas,
con unas cuantas botellas de vino entre nosotra. Lo ocultaba bien, le doy ese mérito, pero
conocía a mi chica y con un corazón tan grande no podía soportarlo.
Conocí a Brandon cuando tenía veintiún años, era despreocupada y buscaba
8

adormecer mi mundo con fiestas y alcohol.


Página

Él fue el primer hombre al que le di una segunda mirada después de Axel. Había
pasado casi cuatro años y estaba lista para intentar amar de nuevo.
Oh, que ciega había sido.
Brandon era perfecto, por fuera. Era unos pocos años mayor que yo, se había
graduado de la Universidad de Carolina del Norte y establecido en la firma de contabilidad
de su padre. Era exitoso, y estaba en camino a cosas más grandes. No era exageradamente
alto, medía alrededor de 1.80 metros, con cuerpo de corredor. Cabello castaño arenoso y
ojos cafés. Era el novio perfecto, me colmaba de romance, vacaciones y regalos
extravagantes, aparecía siempre para llevarme en viajes sorpresa, hacía todas las pequeñas
cosas que siempre pensamos hacen a un hombre perfecto. Después de seis meses de
conocernos, el novio perfecto se convirtió en mi prometido, y cuatro meses después, me
convertí en la Señora de Brandon Hunter.
Fue entonces cuando el Brandon que conocí y del cual me enamoré comenzó a
cambiar. Gradualmente, comenzó a distanciarme de mi familia, mis amigos y, lo más
importante, de Dee. Él sabía que de todos mis lazos, el que tenía con Dee era el más fuerte.
Me convertí en prisionera en mi propia vida. Sabía que mis abuelos se preocupaban, pero él
era hábil, y siempre tenía una excusa perfecta para no ir a visitarlos, o en las raras veces que
fuimos siempre teníamos que regresar por alguna razón. Le fue más difícil apartar a Dee,
pero lo hizo. O al menos así lo creía él. Era bueno, lo reconozco, un maestro del control y la
manipulación.
Y francamente me aterrorizó.
Las golpizas no comenzaron hasta que llevábamos cerca de dos años de casados. Fui
a ver a Dee cuando se suponía debía estar recogiendo su ropa de la tintorería. Extrañaba a
mi mejor amiga, y para ser honesta, pensé que podía ir y regresar antes de que él se diera
cuenta. Pero Brandon Hunter se daba cuenta de todo.
No fueron malas al principio, una bofetada de vez en cuando por cualquier ofensa que
él consideraba lo mereciera. Finalmente, aunque no pasó mucho tiempo, podía estornudar y
si a él no le gustaba al día siguiente lucía un ojo morado.
Había jugado sus cartas bien, y yo ya no tenía escapatoria. Alejada de aquellos a los
que amaba, y aterrorizada de ser víctima de su furia... no iría a ningún lado.
Aquellos fueron los años en los que recé y recé para que Axel volviera a mí. Cada
horrible día que fui la receptora del puño de Brandon traté de trasladarme a otro lugar. A un
lugar donde estuviera Axel, listo para llevarme y ser mi héroe. Pero, eventualmente, tuve
que enfrentarme a los hechos… mi héroe se había ido.
Cerrando mis ojos, recuerdo cuando mi vida era la más feliz. Hace doce años, para
ser exacta.

—No puedo creer que esta será nuestra última noche juntos, por los próximos seis
9
meses. Te voy a extrañar mucho, nena. —Volteo a ver sus brillantes ojos verdes. Dios, amo
Página

sus ojos. Creo que sería feliz tan solo sentándome a ver su hermoso rostro durante horas.
Perdiéndome en él.
¿Cómo viviré sin él?
Sin este chico al que amo más que a nada.
Reposo mi cabeza en su pecho cálido, sintiendo el fuerte palpitar de su corazón bajo
mi oído. He conocido a este chico desde que tengo catorce años, y ha sido el amor de mi
vida durante los últimos tres años. No he estado lejos de él ni un solo día. ¿Cómo podría
pasar solo un día sin él, ni hablar de seis meses?
—Nena, tranquila. Terminará antes de que te des cuenta, y estaré de vuelta para
llevarme a mi chica. —Escucho el retumbar de su voz bajo mi oído; sabe exactamente lo
que está cruzando por mi mente.
Hemos estado acostados aquí, en su pequeña cama durante horas, solo perdiéndonos
el uno en el otro. Sé que odia estar en esta casa.
Su familia adoptiva no es mala, al menos por lo que dejan ver, supongo. Bien podría
ser un boleto de comida para ellos, pero lo dejaban solo. Tengo la impresión de que
cuentan los segundos hasta que él se vaya para el entrenamiento básico. Sacarlo para dar
cabida a un chico nuevo. Ellos no quieren que su cheque se reduzca, imbéciles
codiciosos. Nunca les he gustado a sus padres adoptivos. No creo que alguna vez llegue a
entender por qué, pero Axel piensa que se debe a que he estado cerca por los últimos tres
años, robando su espacio y comiendo de su comida. ¿Quién sabe? No puedo esperar a que
se libre de ellos.
No puedo creer que mi hermoso novio se irá a la Marina mañana, a la Marina…
Dios, Ax en verdad se irá. No me he permitido pensar en lo que podría pasar cuando se
vaya. Axel nació siendo guerrero, un sobreviviente, nada le pasaría, sólo tengo que confiar
en ello.
El comienza a moverse debajo de mí, deslizándose y rodando hasta que quedamos
cara a cara. Veo dentro de sus ojos resplandecientes, y sonrío. Realmente es perfecto.
Cabello negro, abundante y desordenado, cayendo en ondas despeinadas de tanto pasar
mis manos a través de él, sus fuertes pómulos y mandíbula poderosa siempre me recuerdan
lo implacable que puede ser. Deslizo mi dedo por su nariz perfectamente recta, y luego la
paso a lo largo de sus labios gruesos en los que me encanta perderme, trazando primero la
parte superior y luego la parte inferior. Sus labios se contraen, y esa sonrisa perezosa que
tanto amo aparece en su rostro.
—¿En qué piensas, princesa?
—Dios, Ax, solo en lo mucho que te voy a extrañar, ¿prometes que regresaras
conmigo? —le pregunto, con lágrimas volviendo a mis ojos y la melancolía que ha sido
una presencia constante desde el viernes de su graduación regresa.
—Intenta mantenerme lejos —dice, bajando su cabeza para capturar mis labios en
10
un beso que hace que los dedos de mis pies se curven. Su lengua toca mi labio inferior, y
Página

entonces, lo captura entre sus sientes, mordiéndolo ligeramente. Abro la boca para dejarlo
entrar y capturar su gemido en lo profundo de mi garganta. Empujo su hombro, haciendo
que ruede debajo de mí, sintiendo su dura erección acurrucarse dentro de mi centro
húmedo.
—Hmm, nena. ¿Lista? —gime.
—Siempre, Axel, siempre estoy lista para ti —digo mientras lo guio dentro de mí.
Mientras comienzo a moverme por encima de su cuerpo delgado y duro, con un ritmo
dominado a la perfección, pienso en lo difícil que va a ser para mí llevar a mi novio
mañana al autobús, sabiendo que van a pasar seis largos meses para verlo de nuevo.
Lo que no sabía, era que la última vez que vería esos ojos sería mientras se despedía
al subir al autobús, y que se llevaría mi corazón con él.
Un corazón que nunca regresó.

***
Como dije antes, no siempre he sido esta mujer débil. No creo que alguien despierte y
diga “Oye, ¡creo que hoy seré débil, y estaré rota y completamente desequilibrada!” Yo
ciertamente no lo hice. Creo que me he esforzado para ser la persona que soy hoy. Con la
ayuda del Doctor Maxwell (y de Dee, por supuesto) lentamente he vuelto a ser la que era
antes.
No ha sido fácil, y aún tengo mis momentos. No puedo escuchar mi nombre completo
sin que me lleve a los años oscuros con Brandon. Empecé a dar los pasos para finalizar
nuestro divorcio hace seis meses, más o menos. El mismo tiempo que finalmente sentí
haber sanado suficiente para empezar a seguir adelante. Empecé mi propia compañía de
diseño web, algo que siempre había querido hacer y parecía la opción perfecta. Me sentía
cómoda pudiendo trabajar fuera de la casa que Dee y yo compartíamos. Más segura.
Brandon no me estaba poniendo las cosas fáciles. Uno pensaría que con un sencillo
reporte policivo y registros hospitalarios que mostraran lo que estar casada con él me había
hecho, no tendría ningún problema para un rápido divorcio. Pero no… nada nunca fue fácil
para mí.
He estado peleando con él todo el tiempo. Por medio de nuestros abogados, por
supuesto. No lo he visto desde el día que salí del hospital hace dos años.
También fue el día que mi dúo con Dee se volvió un trío.
El día que conocí a Greg.
Y si Dee era mi hermana, Greg era mi hermano.
Lazos tan fuertes que eran casi imposibles de romper.
Greg era nuestro protector, tanto si lo queríamos como si no. Nos cuidaba, y nunca
11
decía que no a las noches de viernes viendo películas románticas y comiendo comida
chatarra.
Página

Conocí a Greg el día que salí del hospital después de una semana de hospitalización,
sanando de la última golpiza de Brandon. Dee había ido a recogerme, llegó en una minivan
con la parte trasera cargada de cajas. En retrospectiva, ahora me puedo reír, pero la
expresión en su rostro cuando pregunté por qué tenía las cajas fue increíble. Me vio directo
a los ojos con la expresión más fiera que pudo y dijo—: Cielo, si crees que te dejaré aquí
con ese pedazo de mierda que tienes por esposo, estás loca. No, de ninguna manera. Vamos
a empacar tus cosas y largarnos. El mundo es nuestra ostra o algo así.
Luego explicó que había llamado al comisario local para que nos encontrara ahí, y así
estar segura que Brandon el Bastardo no intentara nada. Dee estaba lista para todo, me dijo
que no sólo la ley estaría ahí para vigilar las cosas, sino que le pidió a uno de sus amigos
encontrarnos ahí. No entró mucho en detalle, y a mí no me importó. Quería que se
terminara.
Cuando llegamos a la casa que compartía con Brandon, por supuesto él estaba ahí
hecho una furia. Yo estuve en el asiento del pasajero, temblando como gelatina. Dee se bajó
y me ayudó a salir, usando su pequeño cuerpo como escudo. Mantuve la vista en el piso,
hasta que noté dos enormes pies embotados en mi camino. Siguiendo esas botas venían
piernas gruesas, un pecho duro y brazos poderosos, para terminar con unos ojos azules
tormentosos. Era un hombre enorme, unos treinta centímetros más alto que mi metro
sesenta y uno. Con su expresión, inmediatamente me encogí, esperando que no fuera tan
obvio, pero nada se le escapaba a este hombre. Con cuidado calmó su expresión y me
acogió en su brazo, pasando el suyo por mis hombros. Al guiarme hacia la casa, dijo con
suavidad—: No te preocupes, bebé, te tenemos ahora.
No sé lo que fue, pero cuando conocí a Greg ese día todo lo que tomó fueron esas
palabras para calmarme.
Una hora después teníamos seis años de mi vida empacados y cargados.
Lo había dejado todo, sólo me llevé mi ropa, documentos importantes, fotos de mi
infancia y pequeños tesoros que había ocultado de mi vida antes de Brandon.
No he mirado hacia atrás desde entonces.

Salí de la cama alrededor de una hora después de que me desperté, podría sentirme
viva, pero hoy estaba viva con una resaca del demonio. Mirando el reloj, sacudí la cabeza al
ver la hora. ¿Cómo demonios dormí hasta tan tarde? Oh, cierto: Dee. Dee es la razón por la
que dormí hasta tan tarde. La chica loca llegó a casa ayer por la noche y pensó que
deberíamos pasar la noche con Jack. Uno de estos días va a recordar que Jack y yo no
somos amigos. Nunca lo hemos sido, nunca lo seremos. Las noches que paso con Jack
siempre me traen al mismo punto: cabreada y con resaca. Maldita Dee, más le vale tener
listo el desayuno de esta mañana, eh... tarde.
12
¿De qué la dejé convencerme anoche? Lo último que recuerdo que llegó del trabajo
Página

con una bolsa marrón enorme en sus brazos, gritando: ¡Entrega de licor, perra! Supongo
que eso es lo que sucede cuando has sido amiga de alguien durante tanto tiempo. Ella sabía
que yo la necesitaba, y maldita sea, necesitaba a Jack. Así que, su anuncio fue recibido con
ojos enrojecidos, sudores molestos, y una mejor amiga en su tercer tarro de helado.
Ella me conocía, y sabía que yo estaría dolida este fin de semana. Así que, en lugar de
dejarme beber sola, cogió dos vasos y procedió a emborracharse conmigo. Ayudándome a
olvidar, ayudándome a adormecer mi mente, y simplemente estando allí.
Caminando hacia mi escritorio, intentando despejar la niebla de la última noche de
juerga, miro mi calendario de escritorio y compruebo tres veces la fecha. Sí, todavía 8 de
agosto. Mi trigésimo cumpleaños. También el doceavo aniversario de lo que todavía es el
peor día de mi vida. Al entrar en la ducha, sin la ayuda de Jack, no puedo evitar que mi
mente divague atrás en el tiempo.

—¡GRAM! —grité con toda la fuerza que tenía—. Gram, oh Dios mío, ¡GRAM! Hay
sangre, ¡mucha sangre, Gram! ¿Qué debo hacer? ¿Por qué hay tanta... por qué hay
sangre? —Llegué a un punto de desequilibrio histérico con mis llantos.
¡No puede estar pasando! No es posible que Dios sea tan cruel de quitarme también
esto.
Me caigo y aterrizo en las rodillas, doblándome y abrazándome, gritando y
rezando... rezando y gritando. Sollozando grandes enormes sollozos jadeantes.
La voz de Pop finalmente llega a mi mente llena de dolor, levantando mi cuerpo y
llevándome a su camioneta.
—Aquí vamos mi pequeña, abróchate el cinturón y no preocupes a tu hermoso
corazón, Pop te tiene ahora.
Sacudiendo la cabeza, vuelvo de ese horrible día. Mi cumpleaños número dieciocho
sigue, aún doce años más tarde, marcando todos los cumpleaños siguientes con un dolor
que me despedaza el corazón. Un día, me prometo a mí misma, un día voy a ser capaz de
despertar en mi cumpleaños y sonreír. No puedo esperar por ese día.
Sintiéndome un poco más humana que hace media hora, me cubro con mi bata peluda
y salgo a encontrar a mi mejor amiga.
Entro en la cocina y sonrío al ver la nota de Dee.

¡Eu! Te hice algo de desayuno, come... báñate, porque apuesto a que hueles a la
mierda de ayer. Tuve que correr a la oficina, pero prepárate... Vuelvo a casa a eso de
mediodía. ¡Tenemos bastantes compras que hacer! Así es, no te vas a librar de eso.
¡ÁMAME!
13

Recogiendo la ensalada del puesto de comida rápida de al frente, me dejo caer con
Página

una sonrisa. “Te hice algo de desayuno”, mi trasero. Más como: salí dos metros y le pagué
a alguien más para hacerlo.
Pero así es Dee, aún ocupada como siempre un viernes antes de un fin de semana
largo, todavía se asegura de que coma y me cuide. Momentos como este me recuerdan lo
afortunada que soy de tenerla en mi vida, realmente no sé lo que haría sin ella. Me ha
salvado de mí misma más veces de las que puedo contar. Saber que ella estará en casa en
una hora es sólo una prueba más de ello. Sabe que la necesito este fin de semana, por lo que
está cerrando la tienda medio día antes.
Termino la comida y luego ordeno la cocina. Vuelvo a mi habitación para recoger
algo de ropa y hacer algo de labores domésticas antes de que Dee llegue a casa, cualquier
cosa para tratar de mantener mi mente libre de los malos recuerdos.
Sé que ella tiene buenas intenciones, pero me gustaría mucho quedarme en casa y
simplemente estar sola.
Entiendo por qué quiere mantenerme ocupada, de verdad, pero no creo que vaya a ser
capaz de hacerlo. Otro año de pasar por las cosas "normales". Otro año extrañándolo,
extrañándolos, extrañando todo.
Un rápido vistazo al reloj me hace apurarme. Señorita felicidad debería llegar en
cualquier momento, al menos tengo que estar lista antes de que los arco iris y brillo
empiecen a molestarme.

Estoy dentro de mi armario, tratando sin éxito de encontrar algo que ponerme hoy
cuando la escucho… cantando. Riéndome para mis adentros, dejo que una sonrisa aparezca
en mi rostro. Dee no podría mantener un tono aunque su vida dependiera de ello, pero eso
nunca la detendrá.
Entra saltando a mi habitación, sonriendo de oreja a oreja.
—¡Oye, perra sexy! Te veo decidida a sacarle jugo a tu vestido de cumpleaños. Una
buena elección, aunque, podríamos tener algunos problemas al entrar en el centro comercial
de esa manera. Creo que existen leyes contra esto. Pero bueno, más poder para ti.
Me golpea el trasero, haciéndome caer en la cama.
—¿Qué demonios, Dee? Puerta. Cerrada. ¡Toca! —Trato de fruncirle el ceño de la
forma que Greg siempre nos lo hace, pero termino riéndome junto a ella.
Se recuesta sobre su estómago en mi cama. —Así que, mi sexy ‘más vieja’ amiga,
¿qué llevará tu desnudo cuerpo esta noche? Supongo que es lo que haces al escarbar en ese
armario.
—No sé, Dee, —ya no tengo que fingir molestia—. ¿Tenemos que hacer esto hoy?
¿No podemos quedarnos en casa? Realmente no creo ser una buena compañía, en absoluto.
Estoy suplicándole, dispuesta a apostar que sueno tan desesperada como me siento.
14
Sé que hoy no seré buena compañía. Había planeado repetir la noche anterior,
Página

emborracharme tanto que no sea capaz de caminar bien. ¿Era saludable? No, pero
funcionaba, y, ¿por qué me metería con algo malo?
—Iz, alista tu pequeño trasero ahora mismo. Vamos a conducir hasta el centro
comercial, conseguir trajes estúpidamente sensuales para ambas, iremos a ver a Sway en el
salón y consentirnos seriamente antes de que Greg venga para llevarnos a cenar esta noche.
No vas a quedarte en casa sola, sé que es tu plan. No otra vez, Iz, no este año.
Su ceño está fruncido, y se ve como que me sacará desnuda si no estoy de acuerdo.
Jesús, realmente no hay sentido en discutir con ella cuando se pone tan determinada.
Trataré de inventar alguna excusa más tarde para dejarlos solos y tener una bella noche con
Jack en casa.
Ahora, eso suena como un plan.

15
Página
H
una misión.
emos estado de compras por horas. O al menos se sienten como horas para
una persona que no disfruta de las compras. Dee comenzó a arrastrarme
alrededor en el segundo en que atravesamos las puertas. Es una mujer con

Estábamos en nuestra segunda tienda; segunda después de las tres diferentes tiendas
de lencería. Obtuve más malditas bragas de las que necesitaría en toda mi vida. Al parecer,
el primer paso del plan maestro de Dee era asegurarse que tuviera todo nuevo. Me planté en
el segundo que me di cuenta de su intención. De ninguna maldita manera.
Tras una pequeña pelea, finalmente accedió; un atuendo, un atuendo completo, y eso
es todo.
Y eso nos lleva hasta ahora.
Me he probado lo que se siente como la tienda de vestidos entera. Siempre hay algo
que encuentra mal en cada uno. Finalmente, empuja una bufanda rojo brillante hacia mí.
Digo bufanda porque no hay material suficiente para llamar a esto un vestido.
―Uh, Dee... ¿dónde está el resto? ―pregunto.
―Ese es, Iz. Simplemente lo sé, ¡ese es el vestido! ―Está rebotando, literalmente,
saltando de arriba a abajo. Su cabello rizado rebota junto con ella. Si no estuviera tan
molesta, creería que es malditamente tierna ahora mismo.
―No hay manera de que me ponga esto, Dee. ¿Tiene esta cosa una espalda siquiera?
Y, y mi vagina seriamente va a jugar al escondite toda la noche. No hay manera, ninguna
manera en absoluto. ―Estoy prácticamente resollando con ansiedad. He pasado los dos
últimos años escondiendo mi cuerpo. Había perdido todo el peso que gané durante mi
matrimonio, pero todavía veo a la muchacha gorda que una vez fui cuando me miro en el
espejo. Dee estaba constantemente persiguiéndome para que dejara de llevar mis ‘vaqueros
andrajosos y camisas del hombre’, que es lo que ella afectuosamente llama mi carencia del
estilo. Me gusta mi estilo, vaqueros y camisetas, es fácil y perfecto.
Mierda.
Suspirando, miro hacia abajo al hermoso trozo de material rojo, pensando para mí: Es
16
sólo una noche, una noche de usar una bufanda para mantener esa sonrisa en la cara de
Página

Dee. Después de todo lo que ha hecho, desfilar con mi vagina sonriéndole al mundo es un
pequeño precio a pagar.
―Bien, pequeña mierda insistente, veré cómo me queda puesto, pero no me culpes si
no funciona ―dije con falsa exasperación.
Dándole la espalda a su sonriente rostro, paso al vestidor y me quito mi ropa de calle,
una vez más. Una vez que tiro la minúscula pieza sobre mis caderas, paso las cadenas
pequeñas que sostendrán este 'vestido' en mi cuerpo por mis brazos y las coloco sobre mis
hombros. Buscando la cremallera detrás de mí, me encuentro con piel desnuda. Lo sabía,
pensé para mí. Colocando la palma de mi mano en mi espalda, confirmo que en realidad, no
hay espalda. Lentamente me doy vuelta y enfrento al espejo, sellando mi destino. Incapaz
de impedir el pequeño grito de asombro que se escapa de mis labios, me veo a mi misma de
arriba a abajo.
¿Esa soy yo?
El vestido encaja a la perfección, pero como es Dee, sabía que lo haría. La parte
delantera del vestido ajusta bien mi pecho, haciendo que mi pecho de tamaño promedio
parezca una copa más grande que mis pequeñas copas C. El escote recto comienza justo
debajo de la clavícula, cubriendo esencialmente todo. Las pequeñas correas cruzan mis
hombros haciendo mi complexión elegante y pequeña.
No está tan mal.
Tomando una respiración profunda, me doy vuelta para revisar el daño. Otro pequeño
suspiro se escapa antes que me muerda el labio y asimile todo de lo que carece la parte
trasera. Puedes ver las correas sosteniendo el vestido, abrazando mis hombros como si
temieran que pudieran romperse en cualquier momento. Sigo la línea expuesta de mi espina
dorsal hasta los dos hoyuelos por encima de mi trasero y el pequeño pedazo de tela roja
abarca mis nalgas, apenas.
¿Cómo se supone que use ropa interior con este vestido?
Dee elige este momento para empezar a tocar la puerta del vestidor con impaciencia.
―Izzzzzy ―canta―, Izzy, sé lo que estás haciendo allí. ¡Deja de volverte loca y
déjame ver!
Abro la puerta, dándole otra de las hoscas miradas de Greg. ―Voy a matarte por esto.
Se ríe mientras se mete al vestidor conmigo, mirándome de arriba a abajo y luego de
nuevo. La sonrisa que pasa por su rostro me asusta como el infierno, no creo que jamás
haya visto esa mirada antes. Se ve tan...mierda... ella prácticamente rezuma regocijo.
―Lo sabía, lo sabía. Izzy, has estado ocultando este cuerpo follable durante
demasiado tiempo. No más, tal vez deberíamos seguir comprando ―mira su reloj―,
todavía hay tiempo. Podría tenerte un conjunto completo en pocas horas. Los atuendos,
vestidos, faldas, pantalones, blusas... ―y sigue. No creo que esté hablandome ya. Estoy
casi un cien por ciento segura de que sus ojos acaban de pasarme por alto.
17
―Denise Anne Roberts, te calmas malditamente ahora. Te dije que un traje, UNO, yo
Página

no dije que pasaríamos el resto de la eternidad comprando todo el maldito centro comercial.
Uno, Dee, un vestido. Ya cedí en la ropa interior ―le susurré bruscamente.
Me da una mirada herida antes de volver a esa sonrisa espeluznante.
―Vale, vale... maldición, Iz, no más ropa por ahora. Pero, un día me dejarás hacer
una renovación completa. Todavía necesitamos zapatos, así que vamos cumpleañera,
desnúdate y dame ese impresionante vestido mientras te pones esos jeans andrajosos y la
fea camisa de hombre de nuevo.
Está rebotando nuevamente, y maldita sea, aunque sonrío estoy un poco preocupada
por lo que acabo de meterme.

Dos horas más tarde llegamos finalmente al salón y a nuestro estilista favorito en el
mundo, Sway. Sway es un hombre afroamericano bajo, gordo, con largo cabello rubio
platinado. Cuando no está balanceándose en sus zapatos de diseñador, casi puedo mirarlo a
los ojos. Sway, cuyo verdadero nombre es Dilbert Harrison III, es el hombre más divertido
que he conocido. ¿Cuántas veces, en la pequeña ciudad de Georgia, un hombre negro
pequeño viene a ti con tacones de diez centímetros, vaqueros ajustados y una camiseta
ajustada, besa tus mejillas y dice que te ves: "maravillosa, querida"? No muy a menudo, te
lo prometo.
Sway ha estado muriendo de ganas por poner sus manos en mi largo y espeso cabello
caoba. Se sorprendió la primera vez que me lo arregló, cuando le dije que nunca había
usado productos para tinturar. Siempre he sido bendecida con un cabello perfecto. Marrón
oscuro con diversos tonos de castaño que cuando le da el sol casi verías como se prende
fuego.
Exhausta de mi misión comercial con Dee, me senté y le dije que fuera por ello, lo
que él quisiera.
―Dulce niño Jesús en un pesebre... dulce niña, oh Dios, ten piedad, por favor, ¿dile a
Sway que no está imaginando cosas? —Voltea sus ojos emocionados hacia mi mí con una
expresión de júbilo, entusiasmo puro.
―Adelante, Sway, solo por favor no me hagas arrepentir. —Sonriéndole a través del
espejo, me permití divagar.

La primera vez que conocí Sway fue cuando llegué con Dee a la ciudad hace dos
años. Él fue nuestra segunda parada después de descargar todas sus cosas y mis pocas cajas
en nuestra nueva casa. Dee me había explicado en el viaje que éste era un nuevo capítulo en
nuestras vidas. Una oportunidad para empezar de cero y convertirnos en nuevas personas.
Yo sabía a lo que estaba renunciando por irse conmigo. Ella tenía una compañía de seguros
18
muy exitosa en Bakersville, Carolina del Norte. Por suerte era la típica nena de papá, así
que no fue difícil para ella irse. Dejó a su segundo en el mando a cargo, con planes de
Página

expansión en donde aterrizáramos. Tomamos todo lo que nos pertenecía y condujimos


hacia el sur. Lo único que me salvaba era que tenía una cuenta, la cual Dee me había
ayudado a establecer, con el dinero que mi abuelo me había dejado cuando falleció hace
cinco años.
Su dinero nos había comprado la casa, pero el mío había asegurado que tuviera
tiempo para sanar antes de que comenzara a hacer planes.
El plan que sí hice inmediatamente fue el de deshacerme del look de mujer Stepford1
que Brandon había impuesto en mí. Sway lo había intentado pero le tomó tiempo y
finalmente mi cabello era largo y exuberante otra vez, cayendo casi hasta mi culo en ondas
gruesas. Ya no me parecía tanto a esa miedosa ama de casa, gracias a Cristo por eso.
Sway está murmurando sobre los nuevos bolsos que acababa de recoger en la tienda
Coach, los pendientes que pensaba combinar con cada uno de los bolsos, y qué tacones se
iba a poner con qué. Juro que a este hombre se le hizo una gran injusticia al salir con una
polla.
—Oh, cariño, ¿te he contado sobre el nuevo hombre que acaba de comprar el local de
al lado? Por el amor de todos los dioses, es enorme, cariño, simplemente enorme. Apuesto a
que también es enorme en otros lados, ya sabes lo que quiero decir. —Mira hacia abajo
hacia mí con tanta seriedad que hace que me tome un minuto para seguir el hilo de la
conversación de bolsos a hombres deliciosos.
―¿Qué? Oh, ya… buen aspecto, ¿eh? ―le respondo, esperando que sea de eso de lo
que habla.
―Chica, no tienes ni idea. Lo que no haría Sway para captar el interés de ese sueño
mojado andante. Mide por lo menos dos metros de altura. Enorme, estoy hablando de
músculos encima de los músculos. No sé cómo su camiseta permaneció en una sola pieza
de lo ajustada que la llevaba sobre ese pecho sexy y esos brazos firmes. Me hace querer
caer a sus pies y rogarle para que se vuelva hacia mí. Pero, te lo digo, no hay forma de que
un hombre tan masculino como él batee hacia el arcoíris. De ninguna manera. Una pena
para Sway, pero amiga, con lo guapa que eres, es una buena noticia. La mejor de las
noticias. Deberíamos planear algo. Te encantará. Ese pelo negro y grueso en el que me
encantaría meter las manos en ese paño de lujuria… sí, me encantaría. —¿He mencionado
que Sway puede ser un poco exagerado cuando se emociona?
Estoy empezando a preocuparme por el orgasmo que Sway parece estar teniendo por
este hombre mientras sostiene unas tijeras sobre mi cabeza. Podría salir mal.
Le sonrío dudosa y le miro a esos ojos soñadores.
—Sway, nene, sabes que te quiero, pero no tengo ningún interés en que me emparejes
con alguien. Ninguno, así que sácatelo de la cabeza ahora mismo.
—Oh, chica; uno de estos días conocerás a algún hombre y ¡te va a hacer caerte de
culo! Recuerda mis palabras, amiga mía. Sobre tu perfecto culo —me responde con una
19
sonrisa sucia.
Página

1
The Stepford Wives o Las mujeres perfectas, es una novela de 1972, escrita por Ira Levin y adaptada al cine
dos veces.
—Lo dudo, Sway. He terminado con el sexo masculino. Debería coger alguna de las
páginas de tu libro y empezar a batear para mi propio equipo. —Me río y me recuesto,
permitiéndome relajarme ahora que el señor con las tijeras en la mano se ha calmado.
Dee y yo terminamos con Sway y sus sirvientes de la belleza justo a eso de las cinco,
con el tiempo justo para correr a casa y vestirnos antes de que Greg venga para llevarnos a
cenar.
Al aparcar en casa me doy cuenta de que hay un paquete en la puerta. Llamo a Dee,
salgo del coche y cojo un par de las bolsas, me paro para coger el paquete y abro la puerta.
Cambio las bolsas de mano, desactivo la alarma de seguridad y voy hacia la cocina. Dee
viene justo cuando dejo el paquete en la isleta y me vuelvo a por un cuchillo.
—¿Qué es eso? —pregunta.
—No estoy segura; sin dirección, probablemente un regalo de algún cliente por mi
cumpleaños —respondo, distraída por la misión de cortar el embalaje.
Dee se centra en sus cosas, se va por el pasillo hacia su habitación seguramente para
el proceso de prepararse.
Corto lo que queda de la cinta de embalaje, abro las solapas y empiezo a retirar el
papel de burbujas.
Muevo una de las partes del papel, la retiro poniéndolo en la encimera y quito lo que
parece ser un marco. Con cuidado, le doy la vuelta; jadeo y tiro la foto al suelo, lo que hace
que el cristal se rompa alrededor de mis pies.
Dee viene corriendo por el ruido que he hecho, intentando entender lo que me tiene
tan asustada. Se agacha y coge el marco, le da la vuelta para ver la fotografía.
—Ese hijo de puta —dice en voz baja―. ¡Que maldito hijo de puta! —grita.
A través de las lágrimas que se me derraman, veo que en la foto estamos Brandon y
yo. Tomó algo con afilado y rajó la parte la parte de mi vientre. Me mira a través de la foto
con esa preciosa y perfecta sonrisa suya, el brazo alrededor de mi cintura para mantenerme
cerca de su cuerpo. Parezco triste, pero aun así sonrío. Creo que fue tomada nuestras
últimas Navidades juntos, en una de sus fiestas de la empresa. El brazo que no tiene en mi
espalda está en la porción de mi estómago que había rasgado tan fuerte hasta hacer un
agujero en la foto.
Dee coge el papel y que dejé en la encimera. Con una sola mirada hacia mí, la pone
boca abajo y la mira como su pudiera echar fuego por los ojos en cualquier momento.
—Cabrón, ese cabrón… voy a cortarle los huevos y se los haré comer antes de
20
matarle con mis propias manos, hijo de perra. —Empieza a buscar con la mirada su
teléfono, olvidando que se ha dejado el papel en un sitio en el que puedo verlo.
Página

Miro hacia abajo, y con sus furiosos garabatos leo:


“¿Te sientes vacía hoy? ¿Cuántos años tendría el bastardo este año? Feliz
cumpleaños, querida esposa.”
Para mi sorpresa, no empiezo a sollozar de inmediato. Me quedo ahí, simplemente
mirando hacia la hoja de papel por un largo rato hasta que me doy cuenta, y me golpea con
fuerza.
Me tambaleo un par de pasos hacia atrás hasta que me choco con la pared, me deslizo
hasta el suelo y abrazo mis rodillas protectoramente. Me golpeo la frente con las rodillas y
todo lo que cuidadosamente he almacenado como “no abrir” en mi mente sale a la luz.
Sollozos enormes, de esos con los que todo el cuerpo tiembla, de los que hace falta luchar
para respirar entre ellos y me tiembla todo el cuerpo por la fuerza del dolor que siento.
Dee entra corriendo en la habitación y puedo oírle hablando por el teléfono, pero está
más allá de mi entendimiento ahora mismo. Hecha los brazos hacia mí y siento cómo me
balancea un poco, todavía hablando por teléfono. Las lágrimas no paran de salir y mi llanto
cada vez se vuelve más ruidoso.
No tengo ni idea del tiempo que me quedo con el trasero en el suelo de la cocina,
llorando y balanceándome. Miro hacia arriba un momento cuando siento unos fuertes
brazos que me rodean, por debajo mis piernas y que me levantan del suelo. Otro sollozo me
deja sin respiración cuando miro a los ojos azules de Greg, se sienta y me mantiene cerca
de su cuerpo.
Aun con lo agradecida que estoy por Dee, por todo lo que ha hecho por mí, hay
momentos en los que lo único que me hace sentir segura es estar entre los fuertes brazos de
Greg.
Si alguien podría entenderme cuando estoy como estoy, es Greg.
La razón, en parte, por la que siento este vínculo tan cercano con él es porque puede
relacionarse con ello. Aproximadamente un mes después de conocer a Greg, se sentó
conmigo y me explicó que había perdido a su hermana cuando estaba al otro lado del
océano. Su marido era un verdadero cretino y Greg siempre se preguntó, aunque no lo
había podido confirmar, si él la golpeaba. Desafortunadamente, nunca fue capaz de salvar a
su hermana, estaba más allá de su protección mientras luchaba por la libertad de todos los
demás. Cuando me conoció, dijo que lo primero que se le pasó por la cabeza fue lo mucho
que le recordaba a su hermana. Esa conversación no era una con la que él estuviera a gusto,
pero me ayudó a entender por qué se puso tan en plan asesino el día que me vio de pie en la
esquina de mi antigua casa, golpeada, con heridas y destrozada. Mirando ahora hacia el
pasado, entiendo cómo fue capaz de reconocer mi miedo en vez de arremeter contra todo;
me cogió y se volvió mi salvador, mi protector. Me ha estado protegiendo desde entonces.
―¿Bebé? Sé que estás asustada. Iz, recuerda mis putas palabras, no va a tocarte. ¿Me
oyes? No respirará ni el mismo puto aire que tú, te lo prometo. —La rabia en su voz me
21
llena los oídos. De verdad lo dice en serio, no lo dudo. Greg haría lo que fuera para
proteger a su familia―. Lo encontraré, tengo un amigo que se acaba de mudar a la ciudad,
Página

Reid, está entrando a Cage Investigation and Security. Ha sido más que nada
guardaespaldas y músculos, pero quiere expandir sus investigaciones, instalaciones y
sistemas; lo mío, así que te cuidaremos, pequeña. No ha sido más que problemas los
últimos años. Exmarine, todo un hijo de puta. Hablaré con Reid, le explicaré la situación y
lo solucionaremos. No quiero ni que pienses en ello, ¿me entiendes, pequeña?
¿Cómo discutes con eso?
Fácil, no lo haces. No cuando se trata de Greg Cage en modo protector.
—Sí, Greg, lo entiendo.

Con los planes para esta noche jodidos por un paquete inesperado, Greg planea una
noche conmigo y Dee de películas, palomitas y cerveza.
Estoy dormida antes de que Mike salga al escenario para la primera escena.
Vagamente oigo a Greg quejándose sobre ver una “maldita película de strippers” cuando
estos tienen penes.

22
Página
L a mañana siguiente me recibe muy parecido al día anterior. Excepto que no
tengo resaca de Jack esta vez. La resaca emocional es mucho peor. Parece
como si toda mi fuerza se hubiera marchado de tal forma que se me hace hasta
difícil recordar que ya no soy esa mujer rota y débil. Intento recordar que sobreviví, ya no
hay ninguna razón para tenerle miedo a la vida, soy libre. Es difícil, Dios; es difícil recordar
la parte positiva de mi vida. Me recuerdo a mí misma que no quiero ser esa mujer otra vez,
soy fuerte y superaré esto.
Entonces, recuerdo de la foto.
Los arañazos sobre mi matriz vacía.
Y, entonces, toda esa fuerza y la determinación para superarlo salen volando por la
ventana.
Que se joda la fuerza, solo quiero acurrucarme y morir.
Toc, toc…
—Ehh, Dee… Vuelve más tarde, no quiero hablar ahora mismo —gimoteo y vuelvo
la cabeza hacia la almohada.
Puede que, si tengo suerte, me quede dormida y ella se vaya.
—No soy Dee, bebé, vuélvete para que podamos hablar, ¿bien? —La profunda voz de
Greg me sorprende y me deja sin nada que responderle para que se vaya. ¿Para qué? Si sé
que no se irá hasta que hablemos.
Pero entonces recuerdo, que le jodan.
—Vete, G. No estoy interesada en discutir lecciones de vida ahora mismo. —La voz
me sale amortiguada por la almohada. Entenderá el punto y si no lo hace… que le jodan.
—Iz, levántate de una jodida vez. Te quiero bebé, pero no me voy a quedar sentado
mientras te autodestruyes.
Está enfadado, pero no tan cabreado como yo. ¿Por qué no pueden simplemente
dejarme que me quede en cama, tal vez traerme un poco de Jack, el cabrón?
23
—Vete, Greg.
Página

—Jodido sea, ayúdame Dios; Izzy, levántate de una puta vez. Dúchate, hablemos,
desayuna. Es todo lo que pido, lo que no es mucho, joder.
—No me interesa ayudarte a jugar al Doctor Phill, Greg. Solo quiero dormirme otra
vez. —Más de mis quejas amortiguadas llenan la habitación.
—Por el amor de Dios, Iz. —Me regaña y se levanta de mi cama, me da un segundo
para soltar el aire que no me había dado cuenta que estaba conteniendo. Gracias a Dios, se
va, fue el único pensamiento que tuve antes de que me quitara las sábanas de encima y me
hiciera volar por los aires—. No voy a permitirte esta mierda, Iz. Tenemos mierda que
discutir y no tengo tiempo para tratar con que estés deprimida. Lo entiendo, bebé, entiendo
dónde estás ahora mismo, pero necesitas despertarte ahora, tienes a personas preocupadas
por ti. Dee y yo no vamos a dejarte que te quedes aquí sentada y que te vuelvas como la
antigua tú, de ninguna jodida manera —deja salir cada palabra mientras me pone sobre su
hombro y camina hacia el baño.
—GREG —grito— ¡Déjame bajar ahora mismo!
—No va a pasar. —Fue la única respuesta que obtuve antes de que me metiera en la
ducha, encendiera el agua y me cerrara la cortina en mi alucinada, fría y mojada cara.
—Voy a patearte el trasero, Greg Cage, jodidamente fuerte —le grito.
Juro que le oigo reírse mientras sale del cuarto de baño.

Me quedé en la ducha hasta que el agua salió fría, temiendo salir de la soledad de mi
baño. Salgo, me seco, me cepillo el pelo y los dientes, y me meto en mi bata. Cojo una
profunda respiración y abro la puerta.
Ahí está, el gigante cabrón, sentado en mi cama con los codos sobre sus rodillas. Me
está mirando directamente, intentando verse serio mientras se aguanta la risa.
Imbécil.
—De acuerdo, querías que saliera. —Abro los brazos completamente—. Aquí estoy,
¿qué es tan importante, eh?
Me sonríe, dejando ver unos marcados hoyuelos.
—Intenta ser malota otro día, Izzy. Estoy jodidamente cansado. Fui a hablar con Reid
cuando me fui anoche. Le conté un poco tu situación, no todo. Sabe que hay un marido que
no quiere convertirse en ex y que no es discreto al respecto. No sabe el significado detrás de
la foto, pero es lo suficientemente perturbador que no me preguntó mucho al respecto.
Quiero que seas honesta con él, es importante para que haga su trabajo, Iz. No sabe nada de
esta mierda, aparte de lo que pasa ahora y lo poco que necesitaba sobre tu matrimonio para
entender la amenaza. Está muy ocupado las siguientes dos semanas, pero le dije que me
mantendría al pendiente hasta que pudiéramos poner en marcha un plan de acción. Reúnete
con Reid, explícale la situación; todo, y quiero decir absolutamente todo; y entonces
nosotros nos ocupamos. ¿Entendido?
24

Me cuesta un segundo procesar lo que Greg acaba de decir, es mucho y sé que lo hace
Página

para bien, pero no quiero que alguien más meta las narices en mis asuntos.
—Greg —empiezo—. De verdad me sentiría mejor si solo fueras tú el que se
encargara. No conozco realmente a este tipo y…
—No es negociable, Iz. Soy bueno, pero no tanto como Reid.
Suspiro y miro a Greg, le contesto derrotada.
—Está bien, G. Tú sabes mejor.
—Eso es, pequeña. No te preocupes, Reid es a quién necesitas. A él y a los chicos,
entre todos nosotros, no hay jodida forma de que este mierdecilla te ponga sus manos
encima, ¿entendido?
—Sí, Greg. De acuerdo.

Greg se fue hace poco, dejándome con una Dee preocupada. Una preocupada Dee que
ya planeaba otra misión para “olvidar el mundo”. No estoy segura de poder lidiar con otra
de esas. Su más reciente plan: continuar el fin de semana de cumpleaños. Ya que los planes
de ayer se fueron a la mierda, llama a Greg para hacerle saber el plan; bebidas y baile en el
club Carnal.
Fabuloso.
Justo lo que quería.
Mi humor derrotado sigue así durante todo el día y simplemente no tengo la fuerza
para pelear con Dee sobre esto. Puedo lidiar con una noche con Dee y Greg, con un montón
de alcohol y música alta para ahogar mis penas.

Me paso el día vegetando en el sofá y odiando la vida en general. ¿Por qué no puede
simplemente dejarme en paz? El divorcio ha estado en el limbo durante seis largos meses.
Yo no quería nada, ni la casa, ni los autos, ni dinero. Nada que pudiera atarme a Brandon.
Empezaba a pensar que él simplemente nunca desaparecería.
Dee se reunió conmigo para el almuerzo, no dijo nada del día anterior, pero noté que
quería hacerlo. Le estaba dando vueltas en su cabeza, intentando encontrar la mejor forma
de afrontarlo. Sin duda, había escuchado todo lo que Greg me había dicho. Sabía que me
encerraría en mí misma y empezaría a retroceder a ese sitio oscuro; no había forma en el
infierno que ella me lo permitiera.

Estaba sentada en mi cama doblando la ropa limpia y evitando el mundo cuando


entró.
—Oye, ¿tienes un segundo? —preguntó sin esa alegría habitual en ella.
25

—Si quieres sacar toda la mierda, no creo que pueda hacerlo hoy, Dee. Te quiero,
Página

pero no sé qué es lo que quieres oír —contesté, a la vez que ponía la ropa a un lado para
que tuviera un sitio para sentarse.
—Simplemente quiero saber dónde tienes la cabeza y asegurarme de que estás bien.
—No sé, de verdad no lo sé, Dee. Llegados a este punto, siento que no hay nada que
pueda hacer. Él sabe dónde estamos, a pesar de que tenía la esperanza de que pudiéramos
permanecer invisibles para él. Fue estúpido de mi parte siquiera abrigar esa idea. Sabía que
podría ahcerlo, simplemente creí que no le importaría. ¿Por qué? Sigo preguntándome: ¿Por
qué quiere jugar a este juego? —Dejo que caigan mis lágrimas. No puedo ir ahí, no otra
vez.
—Nena, nunca sabremos lo que le pasa por la cabeza a ese jodido enfermo. Creo que
todo esto se trata de hacerte saber que él podría llegar a ti si así lo quisiera. Sabe que estás
aquí, sabe que quieres el divorcio y seguramente sabe que no eres la misma chica a quien
podía controlar fácilmente. Iz, no sé cuál es su plan, pero de verdad pienso que tienes que
hablar con el amigo de Greg. Te estaría mintiendo si te dijera que no tengo miedo de que
pueda intentar algo.
Sé que tiene razón. Joder, viví con ese demonio durante seis años. Sé más que nadie
de lo que Brandon Hunter es capaz.
—Lo sé y lo haré. Sólo que es difícil, lo entiendes, ¿verdad? —Asiente, con
compasión iluminando sus ojos.
—Lo entiendo, de verdad que sí; pero cuando se trata de tu seguridad, de tu vida…
bueno, no me tomaré ningún riesgo, Iz. Hemos llegado muy lejos, TÚ has llegado muy
lejos; simplemente no parece correcto que el destino lo ponga de vuelta en tu vida.
Ja, otra vez el puto destino. Debería explicarle a Dee lo mucho que me odia, pero no
lo entendería, no con lo optimista que es.
—Hablaré con él, con Reid. Creo que es el nombre que me dio Greg. Dos semanas,
tengo dos semanas para prepararme a mí misma para abrir las viejas heridas de nuevo.
Dios, Dee. No quiero ir ahí otra vez, no quiero recordar todo y Greg dice que tengo que
contárselo todo. ¿No crees que quiera decir todo no? ¿Seguramente todo antes de Brandon
no sea importante? —Creo que es pánico lo que escucho en mi voz, seguramente no, pero
sé que las lágrimas en los ojos de Dee sí que son de verdad.
—Izzy, cariño, esa foto… Creo que todo lo anterior a Brandon es importante. Él sabe
lo que significaba el día de ayer para ti, lo que significa que no parará de sacar a la luz todo
lo que te duela. Lo mejor será que le cuentes todo a este chico. Greg y yo estaremos aquí
para ti, no dejaremos que pases por esto sola. Nunca más.
Miro a Dee a sus grandes ojos marrones y sé que está preparada para luchar a mi
lado, y la quiero tanto por ello. Tal vez no es bueno para mí que dependa tanto de ella para
tener fuerzas, pero por mucho que lo intento; no encuentro otra manera.
—De acuerdo, Dee. Juntas, cuando Greg planee algo, podemos ir a hablar con este
26
chico y averiguar qué hacer después.
Página

Con una pequeña sonrisa, los ojos llenos de lágrimas y alivio muy profundamente
oculto; me da un abrazo y se levanta. Con una palmadita, se queda tranquila y decide que lo
más pesado está hecho por hoy.
—Bueno, ahora que hemos tenido esta conversación, vamos a prepararnos. Greg
vendrá después de recoger algunas cosas en su apartamento para esta noche, pase por su
oficina y les haga saber a todos lo que está pasando y todo eso. Eso debería darnos el
tiempo suficiente para empezar nuestro trabajo de preparación para esta noche. —Esa
enorme sonrisa, síp, mi Dee; la reina de la alegría y felicidad ha vuelto.
Con un gemido, dejo que me saque de la cama y me preparo para ir a la ducha.

Me he depilado con cera minuciosamente, pulimentado, rasurado, pellizcado y


aplicado todos los productos de belleza para el momento en que oímos a Greg golpear la
puerta. Justo a tiempo para que se siente y disfrute del espectáculo estrafalario.
Estaba sentada en la sala de estar pintándome las uñas de los pies y Dee estaba
reclinada terminando con las de sus manos cuando le grité que entrara. Oigo cómo se abre
la puerta y sus fuertes pisadas que vienen del pasillo, miro hacia arriba y veo su cara
enfadada, por la que es famoso.
—¿Qué carajos? ¿Qué mierda les dije sobre dejar que alguien simplemente entre en
casa? —Nos gruñe, sí, nos gruñe. Si fuera alguien más que Greg, estaría muy cabreada
ahora mismo.
—Oh, venga G, sabíamos que eras tú.
—Oh, ¿en serio? Así que ahora pueden mirar a través de la madera y el acero, ¿eh?
No me di cuenta de que ahora tenían jodidos súperpoderes. Recuérdenme la próxima jodida
vez hacer que me iluminen el maldito lugar, así ahorraríamos en gas.
Ups, supongo que no me di cuenta de lo sobreprotector que Greg podía llegar a ser
con esto.
—Iz, pequeña, no puse ese sistema de alarma condenadamente caro, para que no solo
no lo actives cuando estás en casa, sino que dejes la puerta abierta y básicamente invites a
Tom, Dick y Harry a que entren. ¿De verdad tengo que recordarte los peligros que hay ahí
fuera?
Si estaba intentando tomar la ruta calmada y amable, falló por al menos un kilómetro.
Instantáneamente me callo y miro al suelo.
—Lo siento —murmuro.
—No hagas esa mierda Izzy. Sácatelo de esa pequeña cabecita. Solo prométeme que
vas a empezar a cerrar la puerta, usar la alarma y por Dios, revisa quién está en la puerta
antes de dejar entrar a alguien, ¿de acuerdo?
27
—Entendido; alarma, cerrojo y revisar. —Recojo todos mis productos y me voy a mi
Página

habitación. Tengo algo de tiempo para prepararme, no vamos a salir hasta más tarde—.
Voy a echar una siesta antes de salir, despiértame en un rato, Dee. —Dije mientras
caminaba por el pasillo y entraba a mi habitación. Cierro el pestillo y me quito la ropa antes
de acurrucarme en la cama.
Me toma un tiempo quedarme dormida, pero una vez que lo hago es de todo menos
un sueño reparador. Las pesadillas con Brandon y los sueños de un futuro perdido invaden
mis sueños. Cuando Dee llama a mi puerta alrededor de las ocho de la noche y me pregunta
si quiero cenar, me cuesta unos segundos recordar dónde estoy y qué es lo que estoy
haciendo.
—Sí, deja que me ponga algo de ropa y ahora bajo —grito a través de la puerta,
todavía sacudiéndome los sueños de la cabeza. Salgo de la cama y agarro mi bata, me lo
pongo y voy a buscar a Dee y Greg.
—Pizza, siéntate… come —dice Greg con la boca llena.
—Cuanta clase Greg, me pregunto por qué todavía estás soltero. —Me río de él.
Me lanza una mirada de esas que matan pero solo me hace reírme más.
Comemos en un silencio cómodo, simplemente disfrutando de la compañía. Cuando
llega la hora de vestirse, maquillarse y peinarse, dejamos a Greg frente a la televisión
viendo alguna mierda deportiva para tenerlo contento.
Dee y yo pasamos cerca de dos horas perfeccionando nuestros cabellos y rostros. Su
melena castaña a la altura del hombro está ondulada y en perfecta posición, rebotando
como de costumbre. Rizó mi largo cabello y me puso una horquilla para mantenerlo a un
lado, por donde cae y me deja la espalda al descubierto. Tengo que admitirlo, podría no
haber elegido su vocación. Su maquillaje es parecido al mío, intenso y digno de un club. Ha
delineado mis grandes ojos verdes con un delineador grueso, ensombrecido los párpados
con una impresionante combinación de plateado, negro, gris y blanco; el rubor era perfecto,
pero los labios eran el punto focal. Un exuberante y descarado color rojo como el del
camión de bomberos.
Agarro mi vestido nuevo y me voy al cuarto para ponerme este pedazo de tortura.
Puede que me haya dado cuenta que tenía razón, y de verdad me veía bien. Pero eso no
quería decir que tuviera que disfrutar enseñando básicamente cada centímetro de mi piel.
Pasos de bebé estarían bien, para no tener que salir corriendo.
Me quedo de pie delante de mi armario por un largo tiempo, asimilando lo que tengo
delante. Un vestido rojo ajustado, peinado perfecto y maquillaje impresionante.
Si no fuera yo, pensaría que ésta chica es impresionante. Pero soy yo, y estoy
buscando cualquier imperfección. Los pechos se ven demasiado grandes, incluso con mi
desventaja de altura tengo las piernas demasiado largas, demasiado trasero, los tacones
demasiado altos… Podría seguir así horas, pero afortunadamente para Dee, elige el
momento perfecto para entrar.
28
Se ve impresionante. Todo lo que le falta por cubrir a mi vestido, el suyo lo hace.
Lleva un vestido negro simple, el dobladillo le llega casi al mismo lugar que el mío… nivel
Página

vaginal. O, por lo menos, sería a nivel vaginal si se inclinara, sentara, o simplemente


tomara una respiración profunda. Se ajusta a su forma, abrazando sus curvas y haciendo
que su trasero se vea fantástico. Siempre he estado celosa de esas curvas. Es esbelta y tiene
todo donde lo tiene que tener. Un buen trasero y una buena delantera. Mientras a mi vestido
le falta toda la espalda, el de ella está peligrosamente abierto en la parte frontal. El escote
baja hasta el centro, terminando en punta en su esternón.
—Mierda, Dee… Si mueves mal las tetas te van a salir volando. —Estoy segura de
que me veo ridícula mirándola boquiabierta.
—Muy divertido, Izzy. Cállate cariño, tengo a estas chicas muy bien puestas aquí
arriba y no se van a mover. —Levanta los brazos hacia arriba y hace un movimiento raro
girando y a la vez moviendo la cadera. No sé si está bailando o intentando volar, pero fiel a
sus palabras, sus tetas se mantienen en su sitio.
Como sea, tenemos asuntos más importantes que tratar. ¿Cómo se supone que voy a
andar con tacones de 13 centímetros? Por ejemplo. Soy una amante de las bailarinas, una
chica amante de las sandalias. Nunca he usado tacones como estos, jamás. Cuando me casé
con Brandon, él quería que me quedara bajita, así que los tacones no estaban permitidos
porque eso haría que estuviera peligrosamente cerca a su altura.
—¿Hay alguna forma en la que pueda usar sandalias bajas, Dee? Juro que acabaré
rompiéndome el cuello esta noche con estas cosas. ¿Cómo puedes andar con los tuyos?
—Todo está en la mente, amiga mía. Y, no. No vas a arruinar ese vestido con
chancletas. —Prácticamente escupe las últimas palabras.
Murmuro bajo sobre los beneficios de tener un seguro de salud para cuando me caiga
y me rompa algo importante, agarro los tacones rascacielos de la cama y sigo a Dee fuera
de mi habitación, por el pasillo y a la sala de estar.
Greg viene hacia nosotras con una sonrisa en su cara, tan guapo como siempre. Está
vestido con pantalones negros y una camisa azul ajustada, con las mangas arremangadas,
enseñando sus fuertes brazos.
—Muy guapas, señoritas —dice arrojando un brazo sobre mis hombros y
deteniéndose a medio camino a la cocina. Me toma un segundo registrar que se ha quedado
quieto, así que acabo unos pocos pasos más adelante que él. Oigo la rápida respiración y
exhalación que toma y me vuelvo hacia él. Ha perdido la sonrisa y una mirada atronadora
se ha establecido en su cara.
—Iz, ¿dónde coño está tu vestido?
—Lo estás mirando, G, o la escasez de él. Creación de Dee, ya sabes como es. La
última vez que le dejo libertad para mi vestimenta, eso tenlo por seguro —Respondo con
clara exasperación en mi voz.
Me está mirando como si me hubiera salido otra cabeza y hubiera empezado a hablar
en lenguas antiguas. Rápidamente miro hacia abajo para asegurarme que todas mis partes
29
femeninas estén cubiertas y en donde tienen que estar. Vuelvo a mirar hacia arriba y veo
Página

que Greg sigue indignado, le pregunto confusa—: ¿Qué?


—¿¡Qué?! Me lleva el demonio. ¿Cómo carajo se supone que tengo que protegerte
cuando andas por ahí casi desnuda? —explota.
—En serio, no está tan mal; creo. Además, Dee estaba tan contenta, es solo durante
unas horas. De verdad está bien, siempre y cuando no tenga que agacharme. —Intento
hacer un chiste, pero puedo ver que no está tan entusiasmado con la falta de tela en mi
vestido. Qué puedo decir, cuando decidió adoptarme como su hermana pequeña, fue con
todo. En este punto no tengo tiempo para esta escena de hermano mayor, por mucho que lo
aprecie; me está alejando del alcohol y de mi billete a villa-olvido. Todo el día me las he
arreglado para evitar que las garras del pasado tomen las riendas de mi vida; no voy a dejar
que las tomen ahora.
Me vuelvo y continúo andando hacia la cocina, donde Dee está mirándome raro. Cojo
el chupito que acaba de darme, me lo bebo y se lo tiendo para que me lo rellene. Se ríe
entre dientes y me echa otro, después se vuelve hacia donde está Greg.
—Bueno, chico grande, ¿preparado para pasártelo bien?
—Sí. —Refunfuña él. Refunfuña y murmura… suena como que alguien no está
contento con mi falta de preocupación por sus inquietudes de hermano mayor.
—¿Tus amigos se reunirán aquí con nosotros? —pregunta Dee y me mira para ver si
he notado este nuevo anuncio.
—¿Qué amigos? —les pregunto a ambos.
—Mis chicos, no te preocupes por eso. Nos encontraemos en Carnal más tarde, se
retrasaron —responde él, con un tono todavía agrio y sus ojos todavía mirándome
directamente.
Dee mira con plena confusión, sin entender por qué le ha afectado tanto un simple
vestido.
—En serio, G, tienes que echar un jodido polvo. —Me río de él, intentando subirle el
ánimo.
Me mira furiosamente.
—¿Me estás tomando el puto pelo, Iz? Las dos están prácticamente desnudas ¿y
esperan que esté bien con eso? —Apunta hacia Dee y le dice—: Por lo menos una de las
dos ha decidido llevar algo puesto.
Miro hacia Dee con ese vestido corto negro y a sus tetas que todavía están desafiando
la gravedad, y no entiendo por qué piensa que ella está menos desnuda que yo. Miro de
nuevo a Greg, que ha decidido que andar por la habitación es un mejor método para lidiar
con esto antes que sentarse en silencio y echar humo por las orejas.
Lo que sea, no tengo paciencia para esta mierda. No esta noche.
30
—Supéralo, Greg, en serio. No necesito un maldito padre esta noche. Sabes lo que
Página

necesito, a mis mejores amigos, alcohol y pasar un buen rato. No quiero tener que lidiar
contigo siendo un cretino porque tienes una equivocada preocupación de que alguien me
vaya a encontrar atractiva. No me importa y no tengo tiempo para esta mierda.
Tiro mis tacones en la isleta, agarro la botella de tequila de las manos de Dee y le
tomo un largo sorbo, disfrutando de la quemazón en mi garganta conforme pasa. Levanto la
mirada y me doy cuenta que los dos me están mirando con compasión. Saben lo duro que es
este fin de semana para mí, especialmente con la mierda adicional de Brandon. Estoy
segura de que su preocupación es en buen plan, simplemente no la quiero ni un poco. Como
mucho, Brandon me ha ayudado, en efecto, a pasar por la parte más difícil echándomelo en
cara ayer. Literalmente. Mi fin de semana de cumpleaños, también conocido como el día en
que perdí la última pieza de amor que he conocido en mi vida.
—Así que, Greg —empieza Dee, intentando quitar de nuestras cabezas los temas
densos—, ¿con quién dijiste que nos encontraremos allá?
—Mis chicos, de mis días como marine —dice, todavía con los ojos fijos en los míos.
Me quedo quieta por un momento, con la mirada en mi trago; aún después de todo
este tiempo, no puedo evitar el escalofrío que me recorre cada vez que alguien menciona a
la Marina.
Dios, lo extraño.
Greg está mirándome muy de cerca. Sabe sobre mi pasado, así que sabe lo que esa
pequeña palabra me hace. No hablamos mucho sobre ello, pero sabe lo suficiente. Creo que
está teniendo una gran problema estos últimos días con hablar. Nunca nos ha dicho por qué
le dieron licencia. Sé que fue herido, pero no sé cómo. Supongo que hablará cuando quiera
hacerlo.
Miro a Dee, que me mira con esa expresión de entendimiento y cambia rápidamente
de tema. Hablamos de cosas sin importancia durante una hora más o menos antes de coger
nuestras cosas e ir hacia la camioneta de Greg. Ambas, Dee y yo, tenemos una emoción
saludable.
Estamos bastante callados durante el viaje de treinta minutos hasta Atlanta, al Club
Carnal. Vivir en las afueras de la ciudad a veces tiene sus desventajas. Había olvidado lo
mucho que echo de menos Georgia, habiendo crecido a una hora de donde nos asentamos
en Hope Town. Todavía recuerdo haberme sentado en una parada para descansar y a Dee
sacando un mapa, me miró con una enorme sonrisa y me dijo que eligiera hacia dónde ir,
así que lo hice. Hope Town era perfecto, todo lo que esperaba que fuera para dos amigas
que empezaban de cero.
No he vuelto a Dale desde que me fui cuando tenía diecisiete, hay muchos recuerdos
que todavía no estaba preparada para revivir. La mayoría son buenos. Mis padres y nuestra
vida antes de que me los quitaran demasiado pronto, dejando a una asustada adolescente
con el corazón roto. Cuando me fui, en ese momento no me importó lo que estaba dejando
31
atrás. Ahora que mis padres se habían ido, no me quedaba nada allí. Él ya se había ido, así
que, ¿cuál era el punto en quedarme?
Página

Sacudiéndome ese pensamiento, rápidamente empujo los dolorosos recuerdos al


fondo, a la caja en mi mente marcada como “no abrir por nada en el puto mundo”. He
trabajado duro para combatir mi pasado y, con treinta años, al fin, me siento más sana que
nunca. No siento el miedo que sentía a diario. Me rodeo de gente positiva y generalmente
feliz; la negatividad ya no tiene espacio en mi alma. El dolor todavía sigue allí, solo que no
es tan agudo como antes. Soy feliz, o por lo menos, estoy en el camino de serlo.
Veo la calle donde se encuentra el Carnal, y la fila afuera de la puerta que se extiende
a lo largo de la acera. «Bueno, Iz, es hora de poner cara de póker y disfrutar de la noche»,
pensé.

32
Página
E l Club Carnal está justo en el centro de Atlanta, en un viejo almacén. Ha sido
el club más popular desde que abrió hace cuatro años, Dee y yo lo hemos
disfrutado un par de veces desde que nos mudamos. Es un club elegante, con
código de vestimenta y todo, aparcacoches en el bordillo de la acera, y una fila que nunca
parece tener menos de cien personas.
Otro beneficio de venir con Greg es que conoce gente, parece que a todo el mundo.
Se detiene en la entrada y le deja las llaves al joven que está vestido como aparcacoches.
Después de ayudarnos a Dee y a mí a salir del coche, va andando hacia el gran portero que
está en la puerta y le da la mano. Hacen ese gesto tan raro que hacen los hombres al
abrazarse e intercambian un par de palabras, lanzándolos una mirada de vez en cuando a
Dee y a mí. El seguridad asiente una vez y nos deja entrar. Juro que Greg puede conseguir
cualquier cosa que desee.
Mientras entramos por el pasillo oscuro que lleva a la sala principal, siento la música
vibrando en el aire; las luces son tenues pero lo suficientemente brillantes para ver el mar
de cuerpos que se mueven al ritmo de la música. Lo ignoro todo y me dirijo directo al bar.
Le toma un minuto a Greg y a Dee darse cuenta que ya no estoy a su lado, por mi misión de
emborracharme completamente.
Cuando salga de aquí, planeo estar tropezándome completamente ebria.
Señalo al camarero y pido tres chupitos de tequila, y le digo que siga sirviéndolos;
señalo a Greg y le digo—: Él paga.
Greg niega con la cabeza pero saca la cartera y le da la tarjeta de crédito al camarero
para empezar con esta ronda.
—Hasta el fondo, perras —digo tomándome los tres chupitos seguidos.
***
Pasamos una hora en el bar, simplemente mimetizándonos con el ambiente y con la
sensación del lugar. Bueno, Dee y Greg puede que estuvieran haciéndolo, pero yo estaba
demasiado ocupada bebiendo y bebiendo. Dee me seguía el juego, pero no estaba tan
metida en la misión como yo. Su meta es pasárselo bien, la mía es entumecerme.
33
Le robo el segundo Jack con Coca cola que el camarero puso en la barra, antes de que
Página

pueda bebérselo. La miro, sonrío y me lo bebo.


—En serio, Iz, ¿no puedes ni siquiera hacer como que compartes? —Tiene el ceño un
poco fruncido. Sabe lo que estoy haciendo y no está contenta con ello, pero como la buena
amiga que es, se queda a mi lado para recogerme cuando caiga.
Yo acababa de pedir una ronda de Tight Snatches, vodka, aguardiente de melocotón y
zumo de naranja y arándanos; cuando vi que me miraban. Al principio, pensé que estaban
reaccionando a mi decisión de simplemente pedir las bebidas, pero cuando miré más a
fondo, lo vi; la preocupación, la inquietud y la inseguridad de cómo actuar.
Cogí mi bebida y anuncié—: Muy bien, ¡vamos a festejar! Solo tienes treinta y uno
una vez, ¡wuuujuuu! —Estoy gritando. ¿Por qué estoy gritando otra vez?
Me río y miro a Greg, atrapando su mirada mientras me observa con esa expresión
estoica en el rostro, niega con la cabeza y acepta que su amiga está bien y completamente
borracha. Puedo ver su labio temblar, intentando con todas sus fuerzas mantenerse el
intocable protector.
A la mierda con todo.
Riéndome más fuerte aún, les cojo de las manos y me los llevo al medio de la pista de
baile. Más tarde, me doy cuenta de que es más fácil andar en estos zancos cuando no
puedes sentir las piernas. Lección número uno para vestir así, estar borracha. Puede que
haga que bailar sea todo un reto, pero no sentía nada y era hermoso.
Cambia la canción a los zumbidos familiares de Can’t Hold Us de Macklemore &
Ryan Lewis. La canción llena mis oídos y palpita contra mis huesos. Subo los brazos y me
doy la vuelta para ver a Greg, que está todavía intentando no echarse a reír. Dejo que la
música tome el control de mi cuerpo, me invada los músculos y penetre en mi alma con el
ritmo punzante. Puedo sentir a Greg detrás de mí, inmóvil; como siempre. Dee se mueve
junto a mí, tan embelesada con la música como yo. Me mira con una sonrisa cómplice. Le
devuelvo la sonrisa, una de verdad, la primera que siento en todo el día. Sabe cómo
moverse, solíamos ir a discotecas cuando estábamos en la universidad… antes de Brandon,
claro. Con un guiño para que sepa cuáles son mis intenciones, me vuelvo y rodeo a Greg
con los brazos. Aun con los tacones tengo que ponerme de puntillas para alcanzarle.
Sonriendo, empiezo a moverme con su alto cuerpo, lo que no es una tarea fácil. Después de
un rato, me agarra por la cadera, fuerte. Dee se pone detrás de él y me sonríe, empezamos a
bailar apretadas contra él. Siento los pequeños gruñidos de su voz contra mi pecho cuando
me susurra al oído:
—Tienes suerte de que te quiero, pequeña.
Me río de él y veo que, al fin, su inexpresivo rostro está sonriendo. Odia bailar, pero
Dee y yo lo hemos convertido en una misión; en las raras ocasiones en las que salimos,
tenemos que torturarlo tanto como podamos. Él sabía que esto iba a pasar, pero no
significaba que le tenía que gustar. Lo soporta porque no se atrevería a apartarse de
nosotras. Sabe en qué clase de problemas podríamos meternos.
34
Cuando la canción acaba, nos vamos riéndonos al bar otra vez, con la excusa de
rehidratarnos. Puede que sea su caso; pero, para mí, es para renovar el alcohol que acabo de
Página

quemar en la pista de baile. Siento que se me está bajando y no podemos dejar que eso
pase.
***
Llevamos aquí ya un par de horas. La última vez que intenté siquiera ver qué hora
era, las agujas del reloj bailaban. Le pregunto a Greg y me dice que un poco pasadas la 1:30
de la mañana; seguro podemos lidiar con ello.
Dee y yo hemos estado turnándonos para pedir las bebidas más escandalosas que
podemos pensar, con la ayuda de nuestros móviles y Google, claro está.
—¡Camarero! ¡Deme dos Golden Shower! —grito en la barra de bar. ¿Cuándo se
llevaron mi último trago? ¿Cuál era? Un blow job2, creo. Sí, ese era. Nos pasamos unos
buenos quince minutos riéndonos, después de hacer que Greg se bebiera uno. Ahora mismo
nos mira con una cara de extremo disgusto. Puede actuar tan enfadad como quiera, pero
gritarle a Greg para que se trague ese blow job fue divertidísimo. Pregúntenle a los clientes
a nuestro alrededor, ciertamente se rieron bastante alto.
Incluso en estos tiempos, aun sabiendo que podría estar haciendo algo mejor con su
tiempo, él no soñaría con estar en ningún otro lugar. Ha sido una presencia constante en mi
vida desde el día que apareció con Dee. El hermano mayor que nunca tuve, siempre aquí
cuando más lo necesitaba. Sé, por la forma en la que mira a la multitud que está a mi
alrededor, que ha vuelto a su modo protector; es como si constantemente pensara que algo
va a perjudicarlo. O a mí. Me da un escalofrío. Brandon nunca se aleja de mis
pensamientos, especialmente no luego del paquete. Sé, por cómo me mira, que Greg tiene
miedo de que me rompa en cualquier momento y que piensa lo mismo que yo.
Dee, arrastrando las palabras, interrumpe mis pensamientos con voz chillona.
—TÚ, perra, ¡toma! Te he pedido uno de esos despliega coños, no… ¿era un coño
quita bragas? Mierda —Le salen las palabras de la boca y suena tan frustrada que casi se
cae del taburete. Me mira y veo que intenta decidir si está más confundida por el nombre de
la bebida o por cómo ha llegado al club, para empezar.
—¡No es así, Dee! ¡Greg! Greg, ¡dile cual es el coño correcto! Tú conoces los coños,
¿verdad, Greg? —Me río de él, inclino la cabeza a un lado preguntándome porqué tiene el
ceño fruncido ahora.
—Ambas me están volviendo loco. Solo porque conozca algún coño no significa que
sepa de esta mierda. Yo me los como y, cuando los bebo, seguro que no lo hago de una
jodida copa. Por el amor de Dios, pidan algo de agua la próxima vez. —Niega con la
cabeza—. Si tocan otro chupito con la palabra coño en su nombre otra vez, nos vamos,
¿entendieron?
Bueno. Se cree que él es el que manda aquí, ¿no?
Miro hacia Dee, que está intentándolo con todas sus fuerzas; levanto el brazo y le
35
señalo al camarero. Otra vez.
–—¿Qué quieren ahora, mis bellezas? —dice flirteando.
Página

2
También se le conoce como Golden Shower, al acto de orinar sobre otra persona, usualmente para
gratificación sexual. Mientras que Blow job, hace referencia a una mamada o sexo oral.
—Bueno, ya que pussy está fuera de la lista, qué tal si nos sorprendes. Ya sea un Slow
Comfortable Screw o un Screaming Orgasm3. La elección del bartender. —Oigo la voz
enfadada de Greg incluso por encima del sonido del bajo que llena el bar.
Todavía me estoy riendo cuando Dee grita que esta es nuestra canción.
—Venga, Iz, es nuestra canción; levántate y menéate.
—Todas las putas canciones son tu canción, Dee —dice Greg inexpresivo.
Riendo, me vuelvo sobre los tacones y me topo contra una pared de ladrillos. Carajo,
eso duele.
Levanto las manos e intento reorientarme con mi alrededor; me concentro o por lo
menos, eso intento. Espera un minuto, ¿desde cuándo a las paredes de ladrillo le late el
corazón? No hay forma de que esto sea normal. ¿Qué tipo de club es este?
Presiono las manos contra la pared, hmmm, paredes cálidas. Buen tacto, pero tiene
poco sentido en un club nocturno si me preguntan. Doy un paso hacia atrás y me concentro
tanto como puedo. Miro hacia arriba, y un poco más arriba, y al final me encuentro con
unos divertidos ojos marrones. ¿Desde cuándo las paredes tienen ojos?
—Whoa, espera, cariño —dice la pared.
—¿Eh? —Estoy jodidamente confusa.
—Beck, ¿qué tal hermano? —dice Greg detrás de mí. Me agarra de las caderas y me
lleva a su lado, poniéndome ese brazo tan familiar sobre los hombros—. Ya veo que has
conocido a mi chica, Iz. Izzy, este es Beck, uno de los chicos de los que te he hablado.
Siento la sonrisa en su voz. Greg nos ha hablado de sus ‘chicos’ a menudo, sé que
considera a este grupo más que amigos. Después de todo, cuando luchas codo a codo por
tantos años y les confías la vida, se vuelven mucho más que solo personas para ti. Son
como hermanos con un vínculo tan fuerte que es intocable. Sé que está sobre las nubes por
presentarnos los chicos a Dee y a mí, por fin.
Salgo lo suficiente de la niebla que me hacía ver una pared, para mirar hacia arriba, a
Beck. Es un gigante realmente guapo. Debe medir por lo menos un metro noventa, casi del
mismo alto y contextura que Greg. Tiene facciones fuertes. Una nariz que parece como si
se la hubiera roto unas diez veces por lo menos, ojos chocolate marrón que brillan con
diversión y tienen arrugas a su alrededor. Obviamente, es un hombre que sonríe a menudo.
Su pelo castaño hace mucho que necesita un corte, pero él hace que se vea bien. Realmente
hace que funcione.
—John Beckett. He oído hablar mucho de ti, pequeña dama, es agradable conocerte
36
por fin. —Tiene su gran mano levantada como para que se la dé. Es extraño darle un
apretón de manos justo después de estar aplastada contra su cuerpo. Incómodo.
Página

—Iz… em, Izzy West —digo torpemente.

3
Slow Comfortable Screw: Follada lenta y tranquila. Screaming Orgasm: Orgasmo gritado.
Dee debe de haberse dado cuenta ahora de la nueva llegada ya que oigo justo al lado
de mi oreja.
—¿Quién demonios es este dios del sexo?
Déjale a Dee, sabe lo que quiere y parece ser que quiere a Beck. Sonriendo, me
vuelvo para mirar a mi amiga y oh, sí; Dee está en el cielo de la lujuria ahora mismo. Estoy
sorprendida de que no esté jadeando y frotándose contra la pierna de él.
Me vuelvo hacia Greg y veo que otros dos tipos buenos se han unido a la fiesta. Ya
que Dee está ahora ocupada con Beck, me siento y disfruto de mi ebria felicidad. Greg se
vuelve y se da cuenta de que me he sentado y me agarra la mano.
—Pequeña, este es Zeke Cooper y Maddox Locke. Chicos, esta es Izzy. —Me
presenta con una enorme sonrisa. No he visto a Greg tan feliz en mucho tiempo. Sé que ha
estado esperando este momento, presentar entre sí a dos partes de su ‘familia’. No sé
mucho de estos hombres aparte del hecho que sirvieron junto con Greg en la Marina. Por lo
que sé, trabajan para la misma compañía de seguridad en California, algo que empezaron
cuando dejaron los marines. Greg no podía esperar para fusionar su empresa con la de
ellos, convertir Cage Investigation and Security en una operación a mayor escala.
—Oigan chicos, un gusto verlos —les digo. Oh dios mío, ¿acaba de salir eso de mi
boca? Por las sonrisas satisfechas que tienen ambos en sus caras, lo hice. Mierda, ¿Greg
solo conoce a hombres ardientes? Los dos llegan al metro noventa de Greg, por lo que son
gigantes para alguien tan pequeño como yo y, santo cielo, son agradables de ver. Hablando
de agradable a la vista. Ambos tienen cuerpos para ser venerados, largo y fuerte.
Zeke es rubio y rapado casi al ras, unos ojos tan azules que incluso bajo la luz suave
del club, se notan; y una sonrisa cegadora con hoyuelos a ambos lados. Me recuerda a un
modelo de Abercrombie. Es una vista perfecta del chico de la casa de al lado.
Maddox es justo el polo contrario. Tiene tantos músculos como él, pero parecen más
grandes y vistosos en él. Su cabello castaño es más largo que el de Zeke y lo lleva estilo
despeinado como si hubiera estado pasándose las manos por él todo el día, cabello de sexo.
Su cara es dura pero amigable de una extraña forma que solo parece encajar con él. Pero
son sus ojos con lo que me he quedado cautivada, son tan oscuros que parecen negros y sin
fondo.
Me doy cuenta que me he quedado sentada aquí, comiéndomelos con la mirada,
cuando oigo que Greg se aclara la garganta. Lo miro y veo que tiene una gran sonrisa en la
cara. Creo que me sonríe a mí, así que le devuelvo la sonrisa más brillante que tengo y
empiezo a darme la vuelta para presentarme a mí misma a sus dos amigos. No es que esté
haciendo unas buenas primeras impresiones con estos hombres. Abro la boca para hablar
37
cuando oigo a Greg resonando; sí, resonando.
Página

—Reid, joder es bueno verte. Dos veces en un día, tiene que ser mi día de suerte,
maldito bastardo.
Dios, hay otro de estos especímenes. Puede que este sea bajito, gordo y que se esté
quedando calvo. Ja, no parece que vaya a ser posible con esta casta de bombones. Incluso
sus nombres son sexys. Beck, Zeke, Maddox y Reid.
Me vuelvo hacia un lado, y le sonrío a Dee esperando expresar cuánta suerte
acabamos de tener. Todavía está al lado de Beck, pero ya no tiene esa sonrisa coqueta. La
mirada de shock y de algo más que no sé qué es, ha cubierto su cara. ¿Qué carajo? Parece
como si se hubiera tragado una jodida mosca; está mirando sobre mi hombro con la boca
abierta hasta el suelo.
Mierda, este último tiene que ser incluso más sexy que los demás.
Tomo una nota mental para discutirlo con ella más tarde. Puede que esté fuera de
juego, pero incluso yo pienso que es una forma rara de flirtear.
Termino de girar y termino mirando al pecho más grande que he visto en toda mi
vida. Si los chicos antes de este me habían hecho sentirme pequeña, este hombre me hace
sentirme como una enana.
Bueno, ahora entiendo su asombro, no es normal ser tan grande.
¿Cómo no le estalla la camiseta en pedazos? Sus brazos son tan grandes y poderosos
que están poniendo a prueba la fuerza del botón negro del final de la camisa que está entre
esos enormes hombros y escondido entre esos pantalones apretados negros de vestir; unos
pantalones que no hacen nada para disimular el bulto de buen tamaño.
Me sacudo mentalmente y me reprendo por ir ahí. Acabo de follarme con los ojos a
este completo extraño, incluso antes de saludarle. Tal vez no debía haber bebido esa última
copa.
Levanto la mirada y me encuentro con los ojos verdes más maravillosos que nunca he
visto. Ojos que he visto antes. Ojos que pasé horas mirando. Amando y planeando. Ojos
por los que he estado lamentándome los últimos doce años.
Sintiéndome mareada, extiendo la mano para estabilizarme agarrando lo primero que
encuentro, creo que es Greg.
—¿Qué mierda? —masculla él en voz baja.
Esto no está pasando.
No puede estar pasando.
Él se ha ido. Sé que sí. Si no lo estuviera, no me habría pasado los últimos doce años
echándole de menos tan ferozmente con cada fibra de mi ser.
38
Lo último que pienso, antes de sentir que el mundo empieza a girar y se rompe en
pedazos a mi alrededor, es que Axel no se ha ido. No está muerto. No perdí la última parte
Página

de él cuando perdí a su bebé en mi decimoctavo cumpleaños.


Y justo antes de perder todo contacto con la realidad, juro que escucho—: ¿Me estás
jodiendo? ¿Isabelle es tu maldita Iz?
Debo estar soñando, porque MI Axel nunca diría mi nombre en ese tono tan
despectivo, con tanto odio e ira.

39
Página
—B ebé. —Escucho su profunda voz retumbar seductoramente mientras
traza un camino por mi columna con sus dedos. Dios, amo cómo me
despierta; siempre tocando mi piel como si el sólo contacto le
hiciera sentir completo. Si cuerpo duro está presionado contra el mío, manteniéndome
abrigada y cálida a su lado.
—Bebé —canturrea en mi oído, besando justo detrás de mi oreja; el lugar que nunca
falla en hacer que mi cuerpo pase de estar cálido a estar hirviendo. Los escalofríos
instantáneamente comienzan a esparcirse por mi piel.
Nunca nadie me ha excitado como él.
Nunca nadie me ha amado como él.
Axel, mi amor, mi corazón, mi todo.
Finalmente estoy de regreso en sus brazos fuertes.
¿Cómo llegué aquí? Mi corazón se detiene y mi respiración se estanca en mis
pulmones.
Todo ha sido un sueño, debe ser un sueño. Sólo una terrible pesadilla de la que pensé
que nunca despertaría.
Mis padres todavía están vivos.
Axel no me va a dejar.
Nuestro bebé todavía está a salvo en mi vientre.
Todo es perfecto.
La inmensidad de este momento me golpea como un camión Mack. Grandes sollozos
sacuden mi cuerpo.
Él está aquí, mi Axel está aquí. Finalmente estoy de vuelta en sus brazos.
—Bebé —dice su voz, volviéndose lejano, como si estuviera al fondo de un largo
pasillo.
40

—¿Izzy? Nena, por favor despierta.


Página

¿Por qué me está sosteniendo Greg? No debería estar aquí. Esto no está bien. ¿En
dónde está Axel? Estaba justo aquí. No quiero a Greg, ¡quiero a Ax!
Mi llanto se intensifica y puedo sentir su cuerpo tensándose, intentando descifrar
cómo calmarme. Puedo escucharme; debo de sonar ridícula con mi balbuceo histérico. Le
estoy suplicando a Greg, suplicando y rogando que por favor me lleve con Axel. Sé que no
tiene sentido alguno pero parece que no puedo averiguar cuál es la realidad y en dónde dejé
a Axel en mi niebla.
Quiero ese sueño de vuelta, no puedo perderlo de nuevo... No podré sobrevivirlo una
segunda vez.
Finalmente me calmo, sólo algunos estremecimientos en mi respiración escapan de
mi cuerpo. Trato desesperadamente de encontrarle sentido a la situación. ¿Cómo pasó esto?
Mirando alrededor, noto por primera vez que estamos en una oficina de algún tipo y
estoy sentada en un largo sillón de cuero que está en un rincón. Maddox está parado junto a
la puerta como un guardia; su cara ha perdido el pequeño toque amistoso que tenía antes y
ahora tiene una expresión fiera de rabia pura. Miro hacia Greg, con lo que supongo que es
una mirada de confusión. Me regresa la mirada con una pequeña sonrisa forzada.
Puedo escuchar a Dee ahora, ahora que finalmente mis sollozos de dolor se han
detenido; suena como si estuviera a millones de millas de distancia. Su voz está lo
suficientemente amortiguada para que no pueda entender sus palabras, pero su tono
claramente venenoso alcanza mis oídos. Greg todavía me está sosteniendo fuertemente en
sus brazos, susurrando palabras de aliento en mi oído. Al menos pienso que son de aliento,
con su tono suave y lento, delicado. Aunque mi mente no puede captarlas; todavía estoy
buscando a Axel.
—¡Apártate de mí jodido camino mujer, no lo diré de nuevo! —Escucho el tono de
acero en la voz que no he escuchado en tanto tiempo. Suena casi salvaje. Ese es un tono que
nunca escuché a su voz tomar—. Voy a volver a entrar allí. ¿Me escuchas Isabelle? ¡Voy a
hablar contigo! —continúa retumbando a través de la puerta de la oficina que Maddox
protege.
Ante el sonido de mi nombre completo, mi cuerpo se pone rígido. Puedo sentir cada
músculo agarrotarse. Cada hueso parece haberse vuelto de piedra y los temblores
comienzan a hacer su camino en mi cuerpo. Mi corazón se acelera y mi respiración se
vuelve superficial. Nadie me ha llamado así en dos años; y nadie se atrevería. Ese era el
nombre, el único nombre, que Brandon usaba conmigo y siempre era seguido por su puño o
pie. Nadie que me conozca usaría ese nombre. La primera vez que Dee me llamó así
después de que dejé a Brandon, tuve que ser admitida en el hospital porque no podía
calmarme.
Dios, no puedo respirar. Miro hacia los ojos preocupados de Greg; sé lo que puede
41
ver cuando mira a los míos, miedo y terror puros. El miedo de estar de regreso en ese lugar
y terror de que Brandon por fin me haya encontrado.
Página

Jadeando para coger un poco de oxígeno para mis pulmones, comienzo a arañar sus
brazos, tratando lo mejor que puedo de alejarme. Tengo que correr. Tengo que esconderme.
Si Brandon está aquí no se detendrá hasta matarme esta vez.
—Carajo —escupe Greg—. ¡Con un JODIDO carajo! —Me está acercando más a su
cuerpo, tratando con gran desesperación calmarme. Hago mi mejor esfuerzo por acercarme
a su calidez, intentando casi meterme dentro de su cuerpo, pero nada me hace sentir mejor.
Siento como si mi cuerpo estuviera siendo llenado con hielo; llenando completamente mi
alma de miedo gélido. Casi puedo ahogarme en el terror inducido por el recuerdo; está
apoderándose por completo mi cuerpo y mente.
—Carajo —retumba Greg de nuevo. Suena tan preocupado. Desearía tener las
palabras para asegurarle que estoy bien, pero sería una afirmación hilarante. Ambos
sabíamos que no estaba bien; estaba muy lejos de estar bien; bien podría estar en otro país.
No había tenido un episodio como este en un largo tiempo; no desde los meses después de
dejar a Brandon. Lo estaba llevando tan bien; dejando el pánico atrás y finalmente viendo
un poco de paz. De hecho, la crisis de ayer después del "regalo del infierno" fue la primera
vez que he sentido las garras del miedo agarrarme en meses.
—Locke, ven aquí hombre. Agárrala por segundo para que pueda golpear a ese hijo
de puta en la maldita cabeza. —Greg suavemente le hace la petición a Maddox. Supongo
que ha tenido suficiente de verme desmoronarme. No puede ser fácil para él ver los efectos
secundarios de una mujer golpeada y rota. Después de que presenció por primera vez uno
de mis ataques de pánico, recuerdo, no se alejó de mí por días. Mantuvo sus ojos de halcón
en cada movimiento, sólo esperando a que me derrumbara.
Siento mi cuerpo ser levantado y luego colocado en un nuevo par de manos de acero.
Maddox pasa un brazo por mi hombro y me acerca a su pecho, toma mis piernas y las
acerca a mi cuerpo antes de poner su brazo allí fuertemente. Me siento casi infantil en sus
brazos mientras comienza a tararear en un tono lento. Nunca esperé que él y su rudo
exterior fuera tan comprensivo y atento.
Sintiendo finalmente algo del pánico desvanecerse, tomo lo que parece ser mi primer
bocado de aire en horas; dispuesta a calmar mi corazón. Tal vez es su calidez o la forma en
que este hombre enorme y rudo me sostuvo fuerte y comenzó a cantar suavemente por lo
bajo. Tal vez es el hecho de que no quiero que esta nueva persona vea lo jodida que estoy,
pero finalmente me calma lo suficiente para sentir que el estrés y el agotamiento de la
situación comenzar a superarme. Mirando hacia arriba, me encuentro con las oscuras
profundidades preocupadas en que se han convertido los ojos de Maddox.
—¿Estás bien, chica?
—No —le susurró.
Qué pregunta tan absurda. Si pudiera, entonaría tal risa.
Pero no creo que vaya a estar bien alguna vez de nuevo.
42
Bajo mi cabeza en el pecho de Maddox y espero por un milagro.
Página
Axel
Tiene que ser una puta broma. ¿Cuáles son las posibilidades, después de todo este
tiempo? Isabelle West, joder. Todavía estoy asombrado ante esta situación, ¿Mi maldita
Izzy es la amiga de Greg que necesita ayuda? No, eso no está bien, ella ya no es mía. Dejó
de ser mía cuando no pudo esperarme, cuando no pudo soportar unos cuantos meses. Dejó
de ser mía el día en el que finalmente la encontré, casada con otro maldito hombre.
¡Joder! ¿Cómo es posible que la Isabelle que conocí todos esos años atrás es la misma
mujer sobre la que Greg me habló ayer? Describió a una mujer asustada, inocente y muy
rota. La Izzy que conocí nunca permitiría que una persona destruyera su espíritu.
Demonios, en los tres años que fue mi chica tuve dificultades evitando que ese espíritu me
dominara. Estaba tan llena de vida y felicidad. De ninguna jodida maneraesta es la misma
chica.
Cuando Greg me habló ayer para tener una charla, explicó que su chica estaba en
problemas. Y no en el tipo de problemas que una chica necesita estar. No tuve el tiempo
ayer para sentarme y obtener los detalles, puesto que estaba en medio de una mudanza
desde el otro extremo del país y acomodando la tienda con Greg; las cosas están fuera de
control. Finalmente transferí las operaciones de la costa este de Corps Security hace unos
pocos días, y rápidamente salté a mi camión y me dirigí al este. Había comprado mi casa y
acabábamos de cerrar el trato del espacio de la nueva oficina. Ahora todo lo que quedaba
era establecerme con Greg y familiarizarme con sus casos. Hay un sin fin de casos
atrasados de personas pidiendo consultas para trabajos de investigación; con suerte no
requería mucho convencer a Locke, Beck y Coop de venir y comenzar en Georgia conmigo.
Durante nuestra rápida reunión ayer, me dio los detalles del muy confuso asunto.
Tenía una muy buena amiga escapando de un mal matrimonio, no sabía qué tan malo
todavía. Había estado viviendo aquí por dos años y durante los últimos seis meses ha tenido
una batalla de tira y afloja por un divorcio. El bastardo no la quería dejar ir. Greg dijo que
no había sido gran problema, hasta ayer que entró en crisis por una fotografía en el correo.
Me la explicó, el ex suena como un maldito enfermo, y suficiente amenazador como para
decirle que hay que hacer algo.
No me dijo su nombre completo, la llamó Iz. Pero recuerdo burlarle sin humor del
nombre ayer. Pero, lo último en que pensé fue que Iz pudiera ser la mismísima, Isabelle
West.
He conocido a Greg casi por una década. Todavía recuerdo hace algunos años cuando
llamó, diciéndonos que tenía que ir a Carolina del Norte y ser un jodido un caballero
43
blanco. No recuerdo los detalles, aunque desearía recordarlos, sólo recuerdo que él no
estuvo en contacto hasta un mes después.
Página

Siempre hablaba de sus dos chicas aquí en Georgia. Los chicos y yo lo habíamos
molestado bastante durante un tiempo, diciéndole que cediera sus bolas, ya que le gustaba
tanto estar coños. Siempre había hablado de esas dos chicas como si fueran reinas; malditas
Madres jodidas Teresas. Honestamente no creo que alguna vez lo haya escuchado decir
algo negativo de alguna de ellas.
Vaya mierda. Esta pequeña pieza de chica está bloqueándome la oficina del dueño del
club, como si fuera a deshacerse de cualquier amenaza que intentara pasar sobre ella; que
intentara alcanzar a Isabelle. ¿En dónde demonios está el pequeño duende que Greg dijo
que irradiaba alegría como una jodida hada?
—¡CARAJO! —rugí—. Apártate de mí jodido camino mujer. —¿Cómo esta pequeña
mujer de circo piensa que va a impedirme romper esa puerta en astillas? Miro hacia Coop y
Beck; parecen tan confundidos como yo por toda esta situación. Jesús, voy a entrar a esa
maldita oficina, incluso si tengo que quitar físicamente a esta mujer de mi camino. Estoy
cansado de jugar limpio. Puede que no tenga una madre pero incluso yo sé cómo respetar a
las mujeres; aunque esta, incluso pondría a prueba la paciencia de un maldito santo.
Justo cuando estoy a punto de cargarla y quitarla de mi camino, la puerta se abre y sale un
Greg Cage con la cara roja y arrojando chispas.
—Tú —apunta a mi pecho, metiéndose justo en mi espacio personal—. Lárgate de
aquí. Puedes ser más grande que yo, pero cuando se trata de ella, te mataré.
Pero. Qué. Carajos. Al demonio con eso.
—¿Pero quién carajos te crees que eres, hermano, diciéndome que no puedo hablar
con ella? —Puedo sentir la vibración de violencia contenida corriendo por mis venas.
Incluso cuando tengo el pequeño pensamiento en lo más profundo de mi mente de que haría
lo mismo en sus zapatos, todavía no puedo calmarme.
Toma una inspiración profunda, me mira directamente a los ojos y escupe palabras
que casi detienen mi corazón.
—Sí no te largas, en este mismo instante, Iz terminará yéndose de aquí en una
ambulancia... de nuevo.
¿Qué mierda?
—¿De qué demonios estás hablando, Greg? Porque seguro que suena como que estás
hablando en código.
Suspirando profundamente, puedo ver lo mucho que este cara a cara le está costando.
—Mira, Reid, sabes que te respeto. Has sido mi hermano durante un largo tiempo
pero Iz... no está en un buen momento ahora mismo. Ayer fue lo suficientemente difícil
pero Dee y yo hemos sido capaces de mantenerla tranquila. Demonios, ni siquiera con el
paquete de ese maldito enfermo se puso así. Necesitas largarte ahora. Si quieres hablar con
ella, bien, pero será en sus términos, no cuando está luchando contra cada demonio que
44
vive en su alma. No esta noche. Escúchame, Reid, hablaré con ella y te concretaré algo,
Página

pero no hasta que me digas cómo conoces a mi jodida chica.


—¿Qué quieres decir con tu chica, G?
Debo de estar actuando como un maldito idiota, después de su larga mierda quita
aliento. Greg me está mirando boquiabierto, como si intentara encontrar una solución para
la paz mundial o algo por el estilo. Me sostiene la mirada por un largo rato, y prácticamente
puede verse los engranes trabajando a máxima capacidad.
Finalmente, con un tono neutral dice—: Reid, ¿por cuánto tiempo has conocido a Iz?
—Puede sonar neutral pero sus ojos parecen estar comunicando silenciosamente que
si no le gusta mi respuesta, no podré hablar con Izzy.
Miro hacia mis botas y me comienzo a frotarme el cuello; tratando de liberar algo de
tensión de mi cuerpo. Qué difícil pregunta.
—¿Por qué importa, G?
—Dame el gusto, hermano, sólo dame el maldito gusto. ¿Por cuánto tiempo la has
conocido?
Enderezándome en mi altura de metro noventa, tratando al menos de darme un poco
de ventaja miro hacia a él con una idéntica expresión severa. ¿Qué demonios está pasando
aquí? Están actuando como si Izzy fuera un pájaro herido, de ninguna manera esta es la
misma chica que conocí.
—He conocido a Isabelle por dieciséis años y hace doce años cuando me fui de casa
dejé mi corazón en su maldita palma. No he la he visto o escuchado de ella desde entonces
—respondí con una calma que no sentía. No en lo más mínimo.
Los ojos de Greg se encendieron instantáneamente, y después de un momento de
silencio gruñó—: No la llames Isabelle. Nunca. —Entonces se gira en sus talones y me deja
parado en un silencio atónito con los ojos Beck, Coop y Dee clavados en mi espalda. A
excepción de Dee, parecen tan confundidos y sorprendidos como yo.
¿Qué demonios?
Mirando alrededor, retrocedo y me dejo caer en el suelo duro; preparándome para
esperar el tiempo que tome.

He estado sentado aquí en el pasillo por lo que parecen horas. Mi trasero está
entumecido, no tengo idea de si es por estar sentado aquí o por la música vibrando por el
suelo debajo de mí. Miro a mi reloj y noto que sólo ha pasado media hora desde el
comentario críptico de Greg. ¿Qué demonios está pasando allí adentro? No me gusta ese
sentimiento abrumador de impotencia, no me he sentido así desde hace mucho puñetero
tiempo. No tengo idea alguna de lo que está pasando aquí. Siento como si le faltara una
45
pieza a mi gran rompecabezas. Una pieza que un idiota se llevó y no me va a dar.
Página

¿Qué le pasó a la chica de diecisiete años con estrellas en los ojos que dejé atrás hace
doce años? Seguro, estuvo triste porque me fui al entrenamiento básico, pero sabía que iba
a regresar por ella. Teníamos planes, sueños, y un futuro trazado y listo para empezar. ¿Por
qué está actuando como la parte lastimada? No fue ella la que llegó a casa seis meses
después, cansado pero emocionado por finalmente tener a esta chica en sus brazos de
nuevo, sólo para encontrar que se había ido. Y se había ido, había desaparecido en el
maldito aire. No había ninguna pista que me llevara de vuelta con mi chica.
Recuerdo el día que regresé a nuestra ciudad natal Dale, en Georgia. Estaba tan
emocionado de finalmente abrazar a mi chica. Las cosas con los Marines eran intensas,
pero finalmente estaba en casa por un tiempo. Tenía una nueva familia ahora, una banda de
hermanos con un lazo irrompible. No podía esperar para llevar a Izzy a ese rebaño; y tener
a mi familia completa.
El entrenamiento básico no fue nada de lo que esperaba. Sabía que sería el candidato
perfecto para los marines cuando me registré; sólo que no esperaba subir tan rápido. Un día
llegue, y el siguiente fui llevado a una sala de conferencias, dándoseme un completo
cambio de vida. Era bueno, jodidamente bueno y me querían. El único problema era que,
como todo lo relacionado con el gobierno, no podía decirle a un alma. Top secret del más
alto grado. Había recibido mi primera carta de Izzy ese mismo día, recordándome lo difícil
que sería no decirle nada a mi chica; aunque me conocía, ella sabía lo que esto significaba
para mí.
Le escribí una carta con un montón de corazones y flores y se la mandé el mismo día
que me fui al entrenamiento especial. Cuando finalmente pude llamar a casa, había estado
fuera por tres largos y difíciles meses. Todavía puedo sentir el asombro de cuando el
operador me informó que su número había sido desconectado. Con nadie a quien
preguntarle, sólo me quedó rezar para que mi chica me conociera y conociera nuestro amor
lo suficiente como para estar allí cuando yo volviera.
Izzy y yo éramos lo que se le llamaría un cuento de hadas, si crees en esa mierda. La
había conocido el primer día de mi segundo año. Ella había sido una asustadiza del primer
año, un pez completamente fuera del agua y aterrorizada. Pero ¿lo mostraba? No, no mi
Izzy, marchó hacia la preparatoria Dale con sus hombros erguidos y su cabeza en alto. Sus
ojos verdes pálido fijos hacia adelante, listos para ver el mundo. Y con solo una mirada
supe que sería mía. Desde ese momento, ella era mía y yo era suyo.
Ella venía de una gran familia, sus padres eran del tipo que un niño sueña; aceptaban
a todos y a cualquiera; sin importar de donde vinieran. No les importaba que su única hija
se hubiera enamorado del chico acogido; ella me amaba y ellos también. Estaba atónito
cuando supe de sus muertes. Adam y Holly West eran personas grandiosas y supe que Izzy
debía de estar sintiéndose muy mal. En mi mente llena de amor, todavía creía que estaba
esperando; ahora sólo me preguntaba en dónde. Sabía que tenía familia lejana, pero nadie
parecía saber en dónde vivían. Y créeme, pregunté. Todos sus amigos dijeron que había
quedado devastada; cuando le hablaron en el funeral de sus padres permaneció en silencio.
46
Dijeron que se había encerrado en sí misma; como un zombie. Simplemente había estado
sentada allí mirando al vacío. Eso me mató más que cualquier otra cosa, saber que había
Página

estado dolida y sola. Me volví frenético en mi búsqueda. Tenía poco tiempo antes de tener
que volver a entrenar. La única cosa que pude averiguar fue que estaba en Carolina del
Norte, o Carolina del Sur, viviendo con los padres de su mamá. El único problema era que
nadie sabía el nombre de soltera de su mamá. Sin más respuestas y con mi tiempo en casa
agotado, regresé a la base confundido, pero todavía determinado en encontrarla.
No descansé durante cuatro largos años. Moví cada hilo y puse cada centavo que no
tenía en encontrarla. Cuando me dieron las noticias, me sentí como si me hubieran
disparado justo en el jodido corazón.
Casada.
Mi chica estaba casada.
Isabelle West-Hunter se había casado hace cuatro meses. Mi información era
superficial pero me aseguraron que se veía feliz y saludable.
Desde ese momento, mi corazón estuvo completamente cerrado a cualquiera.
Encerrado a prueba de fuego y hundido en lo más profundo de mi cuerpo. No cometería ese
error de nuevo, nadie me volvería a tomar por tonto por amar, especialmente no una perra
como Isabelle West.

47
Página
Izzy
E n algún punto debí de haberme quedado dormida contra Maddox; sus brazos
todavía no habían aflojado su fuerte agarre. Me desperté diez minutos después,
cuando Greg entró apresurado a la oficina; no ha dejado de caminar de un lado
a otro desde entonces. ¿Qué está pasando ahora?
Sé que todavía estamos en Carnal, puedo oír el lejano zumbido del bajo surgiendo
del piso debajo de nosotros. La emoción que había estado disfrutando se fue hace tiempo;
empacó y se dirigió a México con un boleto de ida sin regreso.
Maddox es un hombre callado, mantiene su calmante tarareo y fuerte agarre, pero el
silencio es lo que necesito. No me está forzando a hablar, aun cuando incluso sé que debe
de tener preguntas. Debe de estar pensando que estoy demente. En un segundo estoy
sonriendo y al otro estoy desmayándome a sus pies. Así como son las primeras
impresiones, creo que está perdurará.
Greg finalmente deja de andar y murmullar y mira hacia mí. Puedo ver la rabia
desaparecer de su cara; instantáneamente, nacen finalmente la calma y la comprensión.
—Ven aquí, bebé.
Un nuevo sollozo sube mientras rápidamente me bajo de Maddox y me apresuro a los
brazos protectores de Greg. Ni siquiera puedo contar cuántas veces este hombre ha sido mi
piedra. Mi fuerza y mi soporte; recogiendo mis pedazos y no deteniéndose hasta que ha
pegado cada pieza exitosamente en su lugar.
***

Axel
Escucho la puerta abrirse e inmediatamente me enderezo de mi posición doblada en el
48
suelo. La mirada de pura rabia en los ojos de Locke me detiene antes de levantarme de mi
lugar. No es un hombre que muestre emociones, nunca. Joder, ni siquiera puedo recordar la
Página

última vez que pude decir lo que estaba pensando, mucho menos lo que estaba sintiendo.
Aunque ahora no había duda. Me está lanzando fuego directo a los ojos. No tuve que
razonar mucho para saber que estaba enojado conmigo.
Sí, bueno, ponte en la fila, hijo de puta.
Me había calmado solo ligeramente durante los últimos cuarenta y cinco minutos
aproximadamente. En su mayor parte, había superado mi rabia inicial. Me sentía
razonablemente seguro de que estaba lo suficientemente en calma para estar en la misma
habitación con la única chica que había amado e intentar escucharla. Mi mente demandaba
respuestas. Quería saber por qué, por qué no me había esperado... por qué se había casado
con otro.
No, mi calma no iba a regresar completamente. Aún estaba entusiasmado por otra
razón y no tenía nada que ver con la rabia. No podía superar el haber visto su impresionante
cara, una cara que ha consumido mis sueños y ha acechado mis recuerdos por mucho
tiempo. Incluso con mi rabia de verla tocar abiertamente a los hombres que consideraba
hermanos, no podía evitar que mi pene intentara romperme los pantalones. Todo lo que
tomó fue una mirada a su cuerpo apretado y sexy como el pecado, vistiendo casi nada y me
encontré a mí mismo inmediatamente intentando acomodarme. Tan duro estaba mi pene
que dolía como nunca había sentido en años. Ni siquiera sabía quién era entonces y la
atracción era así de fuerte, justo como siempre había sido.
Cuando entré el bar, acercándome a ese firme trasero, revestido por esa tela roja
ajustada, me volví fiero. Era como un toro rabioso siendo liberado con un sólo objetivo a la
vista. Mis ojos recorrieron su columna; cada delicada curva en su piel expuesta, y mi único
pensamiento había sido llevarla a una cama y recorrer esa línea con mi lengua hasta que
estuviera bien enterrado entre esos muslos blancos.
Y entonces ella se giró y me congelé en el camino. La lujuria se fue de golpe y en vez
de llevarme a este sensual pedazo de trasero a la habitación vacía más cercana, quería
lanzarla sobre mi hombro, arrastrarla y demandar respuestas. Había esperado por este
momento durante doce putos largos años. Lo último que esperaba que hiciera si alguna vez
la volvía a ver, era caer desmayada al suelo.
—¿Qué carajos estás mirando así, Locke? —le escupo. No me siento con ganas de
lidiar con más de esta mierda. Sólo estoy buscando una pelea ahora.
—Te estoy viendo a ti, hijo de puta. No se requiere pensar mucho para saber que
estoy viendo tu estúpido culo de imbécil —me gruñe, gruñe con tanta ferocidad que estoy
momentáneamente sin palabras.
—¿Qué carajos? ¿Hay alguna razón por la que estás encabronado?
Me mira directamente, ladea la cabeza hacia un lado y me siento atónito de nuevo
esta noche cuando finalmente abre su boca. —Acabo de sentarme allí sosteniendo a una
chica que no conozco, una chica que no hace ni una hora parecía que estaba en la cima del
puto mundo, feliz con la vida y pasando el rato con sus amigos. Su sonrisa murió,
49
¿entiendes eso, Reid? Una mirada a tus ojos y esa gran sonrisa brillante murió. Se le fue la
vida por completo de sus ojos y su cuerpo cedió. ¿Captas eso? Me senté allí y dejé que
Página

básicamente arrastrara a mi cuerpo con nada más que miedo rezumando de ella. Miedo, que
TÚ pareces haber provocado. Esa mujer feliz de antes ya no está y me encantaría saber
cómo es que tú eres la razón.
El asombro me mantiene en silencio, el asombro y la confusión.
Unos sorbidos a mi izquierda me distraen y miro hacia Dee. Me está mirando en parte
con confusión, en parte con rabia, y con puro dolor.
Sacudiendo la cabeza, miro hacia Locke de nuevo. —No podría decirte, ya que no la
he visto ni oído de ella en doce años. Me jodió y desapareció, así que si quieres respuestas,
le estás preguntando a la maldita persona equivocada.
—¿Disculpa? ¿Esa es la chica que te dejó? ¿La misma que afirmas que es una perra
con corazón de hielo? Porque, tengo que decir, Reid, que la mujer que acaba de entrar en
crisis en mis brazos no es una perra con un corazón de hielo. Esa mujer está sintiendo el
peso del mundo en sus hombros.
—¿De qué carajos estás hablando? Esta es la misma mierda con Greg, hablando en
círculos con ustedes mismos. Tal vez, si quieres que entienda una maldita palabra puedas
darme una pista —le gruño como respuesta.
—De acuerdo, ¿quieres saber de qué carajos estoy hablando? Hay una mujer allí
adentro que parece como si su mundo hubiera acabado. Parecía que había visto a un
fantasma. Estaba perdida y asustada. Tan asustada que está temblando. Está temblando tan
violentamente que hubiera caído al suelo si la hubiera soltado. Entonces, te preguntaré una
vez más, ¿estás seguro de que esa es la chica que te dejó?
Escucho otro jadeo a mi izquierda. Juro por Dios que esta perra necesita calmarse.
—¿Qué demonios importa ahora, ¿eh? Han sido doce jodidos años. No creo que dos
minutos de su puto tiempo sea mucho pedir. Estoy seguro que a su esposo nunca le
importara. —Sé que estoy dando un golpe bajo, pero estoy tan encabronado que no veo otra
cosa más que rojo en mi visión.
Otro jadeo a mi izquierda.
Miro hacia Dee. —¿Estás bien?
Su mandíbula está abriéndose y cerrándose, repetidamente. Parece como un maldito
pez fuera del agua esforzándose por respirar. No tengo tiempo para esta mierda. —¿De
verdad, necesitas algo? ¿Agua, una silla, una puta Midol?
Su boca se cierra de golpe y una línea delgada se forma antes de que se meta en mi
espacio, parándose de puntas en un intento de mirarme a los ojos. —Escucha grandote, no
estarás aquí y harás tu mierda. No tienes idea de lo que está pasando, pero te puedo jurar
que esto es más grande que tu necesidad de una "charla". ¿Me entiendes? —Seguido de ese
estallido me da unos piquetes en el pecho.
—No, pequeña niña, no te entiendo ni una mierda, ni una. ¿Quizás tú puedes orientar
a este bastardo? —Siento que las paredes alrededor de nosotros podrían haber caído con ese
50
estallido de rabia mío. En cualquier segundo mi cabeza va a explotar. Puedo sentirlo.
Página

Suspira suavemente, desintegrando la frustración y la rabia de su rostro, y me mira


con simpatía. —No puedo, Axel. No es historia mía para contar.
Espera un minuto. —¿Cómo carajos sabes mi nombre? No me he llamado Axel por
un largo tiempo, corazón, así que si alguien sabe lo que está pasando, supongo que eres tú.
—Por supuesto que sé lo que pasa, pero como dije, no es mi historia. —Apunta hacia
la puerta cerrada—. Es de ella. Siempre la ha sido. Sólo que nunca pensé que vería el día en
el que necesitaría contarla.
De nuevo con esa mierda críptica, siento como si hubiera entrado a la Dimensión
Desconocida.
Sacudiendo mi cabeza en exasperación, incluso con mi confusión, no puedo detener
la rabia que se me sube cada vez que pienso sobre quién estamos peleando. —Está bien, no
me digas, pero déjame preguntarte esto, ¿su jodido esposo sabe que ella está fuera, vestida
así, coqueteando con cualquiera que le hable? —No puedo detener la mierda que está
saliendo de mi boca y estoy muy lejos de importarme lo que estoy diciendo.
Lo único que estoy viendo en este momento es el reporte que leí hace ocho años,
diciéndome que mi chica no me había esperado.
—Hijo de puta... —suelta con desprecio. Antes de que siquiera pueda registrar lo que
va a pasar, noto una mano pequeña en mi mejilla. Maldición, esa perra es muy fuerte para
ser así de pequeña. Antes de enderezar la cabeza, escupo la sangre que provocó su
cachetada en el suelo. Miro hacia su cara atónita—. ¿Por qué mierda fue eso? —retumbo.
Mirando más allá de ella, veo a Beck y a Locke con ojos sorprendidos y sonrisas
burlonas en sus rostros. Coop deja salir una risa ruidosa antes de aguantarla. Parece que ella
no es la única que piensa que merecía eso, por alguna razón desconocida.
—Oh, mierda, mierda... No lamento eso, entiéndelo de una vez, pero necesitas vigilar
tu boca y lo que dices sobre Iz. Hasta que sepas qué está pasando, no tienes derecho a decir
nada. Ni una sola cosa.
Estoy completamente perdido ahora, obviamente no llegaré a ningún lado con estas
personas. Parecen decididas a aliarse para proteger a la pequeña cobarde detrás de las
puertas cerradas. Alcanzando detrás de mí y sacando mi billetera, saco una de mis tarjetas y
se la extiendo a la protectora de Iz. —Toma, dale esto y dile que me llame.
—Le diré, pero no te haré ninguna promesa. Si entiendes lo que me estás pidiendo,
bueno... entenderías lo que quiero decir.
Abro mi boca para lanzarle una nueva, cuando escucho la puerta de la oficina abrirse
de nuevo. Lo primero que veo son un par de zapatos más sensuales que he visto seguido de
las mejores piernas para enroscarse en mis caderas, y el hijo de puta de Greg Cage
sosteniendo el cuerpo al que pertenecen.
51
Situada contra su cuerpo, y tapada con su chaqueta, está una Izzy dormida. Su
Página

chaqueta cubre cada pulgada, desde su mentón hasta sus muslos, pero sé lo que hay debajo,
sexo... puro sexo. Puedo decir que ella estuvo llorando, sus ojos están hinchados y rojos.
Incluso con todo eso, todavía es la chica más hermosa del mundo para mí.
Mis brazos mueren por arrebatársela; reclamar lo que es mío. Incluso con toda mi
rabia, todavía la deseo. Me quedo parado allí, completamente inmovilizado, solo mirándola.
Asimilándola toda.
Greg me ignora por completo, como si ni siquiera estuviera parado frente a él. Mira
hacia a Dee y dice suavemente—: Se ha calmado, por fin, hace diez minutos. Vamos a
llevarla a casa, ¿sí?
—Claro, G, déjame decirle al cgorila que abra la puerta de al lado. Ya tienen tu
camioneta estacionada allí, para no tener que sacarla por enfrente —responde débilmente,
viéndose completamente pisoteada.
Parece que todo mundo sabe lo que está pasando ahora mismo; todos excepto yo.
Nadie pensó en darle una pista al pobre idiota de lo que provocó esta escena. La gran
pregunta flotando en mi cabeza no es dónde ha estado y por qué se fue, no; quiero saber
qué le pasó a mi Izzy, la chica que no dejaría que nada la derrumbara.
Veo a Beck y Coop salir por un lado, caminando con Dee para encontrar al
guardaespaldas mágico con las llaves, dejándome parado con Locke, Greg... e Izzy. Los dos
me están mirando como si fuera el chico malo aquí. Sólo desearía saber qué hice para
ganarme esa mirada de desprecio.
***

Izzy
Abro mis ojos cuando siento que alguien me recuesta, los abro lo suficiente como
para ver a Greg viéndome con su ceño fruncido, noto lo exhausto que se ve. Me toma un
segundo, pero entonces recuerdo y me incorporo rápidamente.
En mi casa, en mi habitación. Mirando hacia mi reloj, veo que ya casi son las cuatro
de la mañana.
—¿Cómo llegué a casa, G? ¿En dónde está Dee? —Haciendo una pausa, jadeo—. Oh
por Dios, ¿realmente estaba allí? ¿Axel?
Maldiciendo por lo bajo, desvía la mirada. Siempre parece preocuparse cuando voy a
deslizarme a ese lugar oscuro en el que estaba cuando me encontró. No mentiré, algunas
veces también yo me preocupo, pero no puedo permitir que me trate con guantes de bebé
todo el tiempo.
—Greg, por favor... por favor sólo sé honesto conmigo —le suplico.
52

—Iz... nena, simplemente no sé qué decir. Si tuviera idea de que el Axel del que me
Página

hablaste era Reid... —Se calla, mirando hacia la nada. No tengo idea de qué pasa por su
cabeza, pero si conozco a Greg está montando el tren de la culpa.
—¿Qué? ¿Lo hubieras hecho venir a mí? Un poco demasiado tarde para eso, G.
¡Tuvo su oportunidad de venir hace AÑOS! ¡Años! No es como si no le hubiera dicho
cómo encontrarme. Dejé la dirección de mi abuelo con su mamá adoptiva. Estaba
esperando. Esperé por años y hubiera esperado para siempre. Pero, ¿en dónde estaba? ¿Eh?
¿En dónde estaba cuando lo necesitaba? Todas esas veces en las que lo necesité. Así es, no
estaba. —Puedo sentir la rigidez de la rabia formándose en mi estómago—. Pensé que
estaba muerto todo este tiempo, lo sabes, Greg; durante doce años pensé que el chico que
amé se había ido para siempre. Doce años de sentirme vacía, perdida y tan increíblemente
sola. —Estoy llorando de nuevo y no parezco poder detenerme. El peso del regreso de Axel
es demasiado; lo había necesitado tanto—. Sabes que regrese a ver a June, su madre
adoptiva, hace un año. Solo quería asegurarme, tan estúpido como suena. ¿Sabes qué me
dijo? Me dijo que estaba en un mejor lugar sin mí. ¿Cómo se supone que debía de tomarme
eso?
Greg da marcha atrás y comienza a andar de nuevo. No tengo idea de qué está
pasando por su cabeza ahora mismo, pero puedo decir que está luchando contra eso. Sabe
todo sobre mi pasado con el infame Axel. Recuerdo una noche muy mala para mí, seis
meses después de que dejé a Brandon, estábamos viendo películas; no tengo idea cuál
película, era algo estúpido y cursi. Recuerdo ver a los actores prometerse amor eterno uno
al otro, que nunca nada los separaría. Y entonces entré en crisis, lancé mi copa de vino a la
televisión, chillando y gritando sobre cómo todo el mundo se va y nada es para siempre.
Greg tuvo que mantenerme quieta por la fuerza hasta que pude calmarme. Se quedó
sosteniéndome durante casi dos horas. Cuando finalmente dejé de luchar; me sentó y
demandó que hablara.
Le dije todo desde el día que conocí a Axel a los catorce, hasta el día en que se fue
cuando tenía diecisiete. Le dije sobre cada maravilloso recuerdo que compartimos durante
esos tres años. Entonces le dije sobre mis papás, el bebé, y luego las fiestas. Sabía de la
profunda devastación que sentí cuando perdí y perdí y perdí aún más. Sabía cómo y cuándo
conocí a Brandon; el rico, exitoso y guapo, Brandon. Sabía lo vulnerable que había estado
cuando entró a mi vida; sin saber que él era el diablo disfrazado.
Greg sabía todo lo que había que saber sobre mí, pero de todo lo que había
compartido... nunca le había dicho el apellido de Axel. Supongo que esta bomba fue un
gran golpe para él. Siendo un ex militar siempre había simpatizado con el Axel del que le
hablé. Siempre me decía que Axel nunca hubiese querido que sufriera por él, y la persona
fuerte y heroica que debió haber sido.
Mentiras, puras jodidas mentiras.
Axel no murió como un héroe; vivió como un traidor.
Todos los sueños que teníamos, las promesas que habíamos hecho; todo parecía una
gran cachetada en la cara ahora.
53

He llorado por haberlo perdido y por haber perdido lo nuestro durante tanto tiempo.
Página

Él era la única razón por la que sobreviví a las manos de Brandon. Sólo me encerraba
en mí misma y pensaba en él y en los momentos que tuvimos juntos. Era mi salvación en lo
más profundo de la oscuridad.
—Sabes qué, no importa. ¿Cómo podría explicar esto, G? No puedo ir allí, no puedo
regresar allí; no con él. Nada de lo que diga curará las heridas que me hizo. —La derrota y
una melancolía abrumadora han echado raíz.
—Iz, no sé cuáles son sus razones. No siento que esto fuera intencional, bebé, en
verdad. Hablé con él, vi su cara y parecía completamente perdido. Ni siquiera creo que
haya relacionado que tú eres la persona de la que le hablé ayer. Hay algo faltante. Solo que
no sé qué.
—¿Perdido, Greg? ¿Estás bromeando?
—No, bebé. Por mucho que me duela decir esto, realmente creo que deberían de
sentarse y hablar.
—¿Qué? De ninguna manera, Greg. No tengo nada que decirle, ni una sola cosa.
¿Viste lo furioso que estaba? Ni siquiera vi su cara pero pude escucharlo. Pude sentir la ira
en su voz. Está actuando como si yo hubiera hecho algo horrible. ¿Qué es tan horrible en
amar a alguien?
—No lo sé, Iz. Sólo creo que hay algo que decir para dar el cierre... para ambos.
¿Cierre? Me río conmigo misma mientras estoy recostada contra la cabecera. Este
hombre ha perdido la cabeza si piensa que puedo, quiero, o tengo que sentarme con Axel.
No puedo, sólo no puedo. Tiene que ser una cruel broma de arriba. Sabía que estaba en lo
cierto cuando dejé de rezar. Nadie que te lanza tanta mierda es confiable.
¿No había pasado ya por suficiente? Acababa de comenzar a sentirme normal de
nuevo. ¡Demonios, acababa de dejar de ver a mi terapeuta un mes atrás!
—Sólo vete, G. Por favor, sólo vete.
Me giro y me cubro hasta la cabeza con las sábanas y lloro suavemente en mi
almohada. Escucho la puerta cerrarse y las pesados pies con botas apresurándose por el
pasillo, seguido de suaves murmullos.
Justo cuando estoy a punto de dormirme, siento unos delgados brazos envolverme,
agarrándome fuerte.
—Te amo, Iz, superaremos esto.
Las palabras de aliento de Dee son la última cosa que escucho antes de caer en un
sueño sin descanso, esperando encontrar algo de paz.
54
Página
—D ios, Izzy, te sientes tan jodidamente bien envuelta alrededor de mi
polla. Tan… jodidamente… apretada. —Habla con voz ronca
mientras empuja su larga y gruesa longitud lentamente en mi
cuerpo—. Nunca sentí nada tan bueno como tú.
Sus manos se aprietan en mis caderas mientras su ritmo se acelera; su poderoso
vaivén está frotando mis erectos pezones de la manera más deliciosa contra sus sábanas.
Clavo mis dedos en las sábanas, intentando, sin éxito, mantener bajos mis gemidos. Todo
lo que quiero hacer es gritar de placer con cada golpe, y con cada movimiento de sus
caderas. Da un buen empujón, la generosa punta de su polla golpea mi cuello uterino;
cada embestida tiene ahora mi cuerpo apretado y mandando relámpagos de puro placer de
mi coño a cada parte de mi cuerpo. Los dedos de mi mano hormiguean; los de mis pies se
doblan; mis pechos se sienten como si estuvieran palpitando. Cada centímetro de mi piel
está en llamas por este chico.
—Fóllame… —murmura, su respiración viniendo en rápidas ráfagas contra mi
espalda—. Como si estuvieras hecha para mí, bebé.
Tengo miedo de abrir la boca, de responder con cualquier tipo de sonido que le deje
saber que me tiene sintiendo de la misma manera. Sé que en el segundo que afloje mis
labios, saldrán gritos de puro éxtasis. Dios, lo amo. Tiene razón; encajamos como si
estuviéramos destinados a estar juntos. Ambos cuerpos se alinean perfectamente, nuestros
movimientos están en perfecta sincronía con el otro y nuestros pensamientos se comunican
sin palabras.
Su mano se extiende entre mis muslos y empieza a rodar deliciosamente el dedo en
círculos; haciendo que mi cuerpo alcance aún más placer que antes.
—Córrete conmigo, princesa, córrete jodidamente conmigo.
Justo cuando mi placer alcanza niveles insuperables y las garras del orgasmo más
poderoso comienzan a alcanzarme…

Me despierto.
55
Sentándome inmediatamente con una gran sacudida, oigo un golpe a mi derecha y
Página

veo a Dee levantar su cansada cabeza al lado de la cama. Infelicidad, con una pizca de
confusión, marcan su bonito rostro; su cabello está parado en todas las direcciones posibles
y su impecable maquillaje de la noche anterior está manchado debajo de sus ojos y labios.
Si todavía no estuviera sintiendo los efectos de ese sueño, podría reírme. Se ve
absolutamente ridícula.
—Jesucristo, Iz. Un sencillo despertar también habría sido suficiente.
—Lo siento —resoplo, ganándome una nueva mirada.
Saco mis ojos de la pequeña bola infeliz en el suelo y miro lentamente alrededor de
mi habitación, tratando de averiguar qué es lo que se siente tan diferente. Bueno, además de
despertar con Dee en mi cama, enloquecida. Un golpe en mi puerta me hace fruncir el ceño
aún más, por mi vida que parece que no puedo entender lo que se siente tan raro.
La puerta se abre un poco y Greg asoma la cabeza:
—Oye —dice tímidamente—. ¿Está bien si entro?
Y eso es todo lo que necesito para recordar todo muy claro en alta definición. Mi
cumpleaños, el paquete, el club Carnal y Axel.
Dee se levanta del suelo, frotando su culo mientras pasa a Greg de camino a la puerta;
murmurando palabras acaloradas en voz baja.
—Alguien se despertó feliz —dice Greg, caminando hacia el borde de mi cama,
tomando asiento. Me mira para indagar en lo que parece ser una visita agradable—. Buenos
días, nena, ¿dormiste bien?
Se ve tan raro en mi habitación femenina. Su cabello castaño está revuelto, como si
acabara de despertarse, dándole un aspecto casi infantil en su rostro normalmente duro.
Lleva sudadera y una camiseta blanca ajustada, luciendo sus gruesos brazos musculosos.
Grita masculinidad en mi frívola habitación.
—Dormí decentemente, supongo, o al menos eso creo. —Recojo una pelusa
imaginaria de mi edredón, sin mirar a sus ojos conocedores. Lo siento moverse,
volteándose a su costado para enfrentarme. Sin embargo, no levanto la mirada.
—Mírame, nena, tengo que ver que estás bien.
Tomo una gran bocanada de aire, lo mantengo y levanto la mirada. Su mirada
soñolienta ya no está y su controlada y dura mirada está firmemente establecida. Una
mirada de la que no estoy acostumbrada a estar en el extremo receptor. Lo he visto darla un
millón de veces antes; es su mirada que siempre significa negocios, negocios sin importar
qué, una mirada con la que no te quieres cruzar.
Supongo que esto significa que el juego comenzó; estaba esperando que realmente
dejara pasar esto. No quedaba nada para discutir a fondo.
56
—Mira, G, sé que tienes buenas intenciones, pero esta mierda… esta mierda no es
algo que quiera tratar. Ni ahora, ni después. Ni siquiera estoy segura de que quiera volver a
Página

lidiar alguna vez con eso. ¿Qué queda por decir en este momento, eh? Ese camino no es
uno que quiera tomar de nuevo. Ha sido bloqueado con señales de desvío durante un largo
tiempo, enormes y jodidas señales que indican que camine hacia la otra dirección. Me
estaría dirigiendo hacia más dolor y angustia y eso no es algo que quiera hacer. ¿Es mucho
pedir permitirme un poco de felicidad, que algo de esta oscura nube se disipe? —Ni
siquiera le doy la oportunidad de decir una palabra, interrumpiéndolo antes de que pueda
tratar de abrirse paso sobre mí—. Sabemos… ahora que tú y… tú y él son amigos. Vamos a
dejarlo. Puedes ser su amigo y puedes ser el mío. No veo por qué los dos tengan que
mezclarse. Jamás.
Puedo darme cuenta que está tratando de tranquilizar su temperamento, o tal vez solo
está teniendo una complicada pelea consigo mismo, quién sabe. No me importa en este
momento; no hay manera de que haga. No cuando sigue siendo tan fresco. Me siento como
si una película se estuviera reproduciendo en mi cabeza, una y otra vez con las mismas
imágenes. Imágenes de un pasado olvidado y un futuro perdido.
—Izzy, esto no va desaparecer. Tarde o temprano vas a tener que tratarlo. —Sé que
tiene razón, de verdad, pero eso no significa que tenga que estar de acuerdo con él. La
negación es un lugar perfectamente aceptable para hacer las maletas y mudarse—. Él va a
ser mi compañero ahora, vive aquí y va a quedarse, Iz. No va a desaparecer.
No tengo la energía para esta pelea y sé que va a terminar siendo una pesada; una
lucha en la que necesitaré todo mi ingenio, ir a una batalla contra Greg nunca es fácil.
—Entiendo que puede que esto no desaparezca, pero eso no significa que tenga que
hacer frente a las cosas jodidamente ahora. —Me siento con ganas de golpear algo. Por qué
no podemos simplemente fingir que la noche de ayer nunca sucedió, soy la jodida reina de
poner todo debajo de la alfombra, ese es un juego que puedo jugar con el mejor de ellos. No
presto atención a lo que no veo ni escucho.
—Nena, esto me duele, me siento culpable como la mierda en este momento. Puedes
ser capaz de olvidar, o tratar de hacerlo, pero yo no puedo. Sé lo que te ha costado la noche
de ayer y no puedo relajarme sabiendo que estás dolida. —Sacude la cabeza, sus ojos
azules pierden ese brillo luminoso—. Debería haberlo sabido, pero… joder, Iz, nunca lo
conocí como Axel. —Hace una pausa de nuevo, si lo hace por un toque dramático o
simplemente tratando de averiguar la mejor manera de molestarme, no lo sé, pero justo
cuando me preparo para enloquecer, continúa—: Solo lo he conocido como Reid. Cuando
nos conocimos en básico, era H. Reid y, a partir de entonces, solo lo llamamos Reid,
Axel… joder, nena, pero nunca fue Axel. Cuando salimos por primera vez y comenzó su
negocio de seguridad, esa fue la única vez que lo he oído referirse a sí mismo como algo
más que Reid y, te prometo esto, no fue Axel.
¿Por qué es esto tan importante? Si no me importara tanto mi amistad con Greg,
podría jodidamente matarlo. Golpearle el culo.
—Holt, ¿cierto? —Me río sin humor—. Siempre odió ese nombre, decía que le
57
recordaba a su padre —murmuro, volviendo a recoger la pelusa invisible—. Greg,
¿podríamos, por favor, por favor, no hacer esto ahora mismo?
Página

Me mira, evaluándome un rato, valorando la situación por un momento, evaluándome


y, una vez más, tratando de encontrar la manera de sopesar sus palabras.
—Iz, haremos esto, joder. No voy a dejar que te sientas aquí y te amargues con tu
dolor. No cuando puedo arreglarlo, no cuando tengo el poder de hacer algo en esta ocasión.
—Fuerte y largándolo. Sin ningún argumento. Su tono no deja lugar a discusiones, está
decidido y listo para ir con todo.
Terco y jodido idiota. Somos realmente parecidos algunas veces.
—Estoy bien, de verdad, solo necesito procesarlo. —Miento. Él sabe que estoy
mintiendo, puedo verlo en su rostro. Puede que haya estado listo para jugar, pero no tenía
esta dureza en sus ojos al principio. Mi mentira simplemente confirmó sus pensamientos de
que no estaba manejando esto del todo bien.
—No estás bien, nena, estás lejos de estarlo y si esperas que me siente aquí y me
trague esa mierda que insistes en repartir, estás jodidamente loca. Olvidas que te conozco.
Esa jugada no funcionará conmigo.
—Greg, ¿en serio? —chillo—. ¿Estás hablando jodidamente en serio en este
momento? No estoy tratando de repartirte mierda. Es solo que no quiero ir allí. Realmente
es tan simple como eso. No tengo un motivo oculto aquí. Solo dame un maldito descanso,
sabes jodidamente lo que significaba para mí. ¿Podrías darme un minuto para, no sé,
procesar esta mierda? Muerto, G, ha estado muerto durante doce años y, de repente, no lo
está, eso no es algo que solo pueda despertarme y lidiar con ello. —Puedo decir que golpeé
un nervio y podría sentirme mal si no estuviese tan enojada. No está dejando que yo
resuelva esto, no está dejando que piense; solo quiero un segundo, solo un jodido segundo
para entender esta colosal mierda.
Se ve un poco más compresivo después de mi arrebato, no mucho, pero puedo ver
que está tratando de verlo desde mi posición.
—Te daré un día, Izzy, pero oye esto, hablaremos de esto. No lo dejaremos a un lado,
no bloquearemos el asunto. La lata se ha abierto y, aunque intentes, no hay manera de que
puedas volver a guardar los gusanos. —Me aprieta la pierna y se pone de pie, dándome otra
mirada seria y volviéndose con un paso fuerte fuera de mi habitación; cerrando la puerta
firmemente detrás de él.
Bueno, eso fue bien.
Sé que tiene razón, lo sé. Tengo que lidiar con esto. Puede que no quiera hacerlo y no
va a ser bonito, pero tengo que enfrentarlo. Con todo lo que está pasando, no es algo que
siquiera quiera en mi radar, pero está ahí. Me encargaré de ello, pero a mi manera y no será
hoy.
Me acuesto de nuevo y me giro sobre el costado frente a la gran ventana de la pintura;
58
mirando hacia el cielo sin nubes de Georgia. Qué jodido lío. Todavía tengo que lidiar con
Brandon; el divorcio o, en realidad, la falta de uno y sus constantes recordatorios de que
Página

está en mi vida y que sabe cómo localizarme… cómo lastimarme. Ahora, ahora tengo que
lidiar con Axel y un pasado que he estado luchando por olvidar y pasar casi la mitad de mi
vida. Oh, qué cruel es el destino.
***
Es a veces realmente divertido cómo todo se cierra en un círculo. Justo cuando crees
que tu vida se encamina en una dirección clara, la luz se vuelve roja y la señal de giro se
enciende. No para ni un día sin que desee que mis padres todavía estuvieran aquí,
residiendo felizmente en nuestro viejo pequeño rancho de tres dormitorios. Si no los
hubiera perdido, Dee nunca hubiera entrado en mi vida y, aunque no me quita el dolor de su
pérdida, tengo que considerarme afortunada en algunos aspectos. Incluso a través de los
tiempos oscuros de mi matrimonio, cuando nuestro contacto fue muy escaso, siempre supe
que ella estaba allí y que siempre lo estaría.
A través de Dee llegó Greg, otra cosa que no tendría en mi vida si mis padres
hubieran sobrevivido ese accidente. Él es otra persona que Dee había cobijado con su
personalidad arrolladora. Lo conoció cuando estaba saliendo con su primo y aunque el
primo no duró, su amistad con Greg lo hizo. No puede evitarlo, solo tiene algo en ella que
hace que la gente quiera estar cerca. Tiene esa visión permanente de que todo está bien en
el mundo. Y por suerte para mí, él había estado cerca la noche en que ella vino a salvarme,
aunque no recuerdo que llegara con ella. En el momento en que había llegado a mí, estaba
completamente desmayada. La primera vez que lo vi, mi reacción inicial había sido miedo;
Greg enojado no era alguien con quien quisieras estar cerca y cuando me vio salir de la
furgoneta ese día, su reacción me asustó mucho. Enorme, furiosamente enojado y listo para
matar. Nadie estaba más sorprendido que yo cuando el gigante se volvió un salvaje escudo
humano. Él había estado listo para protegerme de cualquier cosa y no ha cambiado nunca.
Sé que tengo suerte con las amistades que tengo con Dee y Greg, son las únicas dos
personas que me quedan en el mundo. Las únicas dos personas que conozco que morirían
antes de hacerme daño. Son mi familia ahora; familia que a veces quiero lastimar, pero
familia a fin de cuentas. A veces es difícil hacer frente a todas mis meteduras de pata. Sé
que no es fácil para ellos. Cuando tengo un revés, ambos tienen que tratarlo justo a mi lado.
Me encierro en mí misma; Dee entra en modo de madre preocupada y Greg entra en su
personalidad alfa protectora.
Con Dee somos cercanas y siempre lo seremos, pero con Greg compartimos un lazo
de pérdida y dolor que nadie más volverá a tocar. Cuando me habló de su hermana, todavía
recuerdo la mirada en sus ojos. Esa fue la única vez que lo he visto derramar una lágrima.
Me había roto, aferrándome a él, llorando por su hermana pero también sintiendo el dolor
que los últimos seis años de mi vida habían incrustado en mí, con el frío y crudo
conocimiento de que podría haber tenido un final muy diferente. Ese fue el día que me
prometió que no dejaría que mi marido me tocara; el día en que se comprometió a hacer
todo lo posible para mantener el dolor a raya.
Giro hacia mi espalda y miro hacia el techo, siguiendo las rotaciones del ventilador
con mis ojos, dejando que los recuerdos del pasado vuelvan a mí.
59

Recuerdo cuando era constantemente feliz como Dee, siempre mirando el mundo con
Página

gafas de color rosa. No era la chica más popular de la escuela, pero tenía un buen número
de amigos cercanos. Mi infancia había estado tan llena de risas y amor; mis padres eran las
cosas con las que están hechos los sueños. Estaban siempre felices, siempre sonrientes y
siempre llenos de amor. Amor por mí y amor por la vida. Para una relación padres-hijo, la
nuestra no era la más convencional. Podría recurrir a ellos con cualquier cosa y nunca
tenían perjuicios o desprecio. No pasaba un día en que no sintiera la alegría que yo les
había traído a sus vidas.
Había tenido la suerte de encontrar al amor de mi vida muy joven. Tuvimos una
relación que me recordó a la de mis padres. Siempre alegre, siempre sonriente y siempre
llena de amor. Tuve tres de los mejores, jóvenes y tontos años de mi vida con ese chico.
Pensaba que era intocable y pensaba que nuestro amor era inquebrantable. Juntos
podríamos superar cualquier cosa que la vida nos lanzara. A su lado, me sentía completa.
Axel se había ido al campo de entrenamiento días después de que se graduara de la
escuela secundaria y eso, desafortunadamente, significaba que me estaba dejando atrás en
el proceso. Entendía eso, demonios, incluso lo había animado. Quería lo que lo hiciera feliz
y sabía que estaba estableciendo su propio camino; probándole al mundo que no era nada
como sus padres, sus padres que se preocupaban más de su próxima gran solución más que
de su propio hijo. Axel había estado viviendo dentro y fuera de los hogares de acogida
durante la mayor parte de sus dieciocho años y al saber que no tenía nada que ofrecerme
para un futuro sólido, hizo lo único que tenía sentido para él; enlistarse en los Marines.
Juntos, con mis padres a mi lado, lo dejamos en la estación de autobuses con la
promesa de reunirnos y vivir todos nuestros sueños cuando me graduara el próximo año.
Ese día había sido el primer día difícil de mi vida.
Dejo escapar una sonrisa amarga de mis labios cuando pienso en todos esos estúpidos
sueños. Es curioso, los sueños de una adolecente inocente; nunca sabes cuando los estás
planeando que estás planeando pesadillas, en su lugar.
No estuve demasiado rota por que se fuera, claro que me había molestado, pero sabía
que volvería; regresaría por mí. Mis padres habían planeado unos viajes ese verano para
mantener mi mente lejos de extrañar a Alex, al menos hasta que pudiera oír de él otra vez.
Estaba tan emocionada por ese día, incluso saber que podría ser solo una carta; no podía
esperar a oír sobre todos los cambios con los que se estaba encontrando y cómo estaba
tratando con ellos sin mí.
Pero ese día nunca llegó. Dos semanas después de que me despedí de mi amor, mis
padres murieron en un accidente de auto. Había estado devastada y con el corazón roto.
Mirando hacia atrás ahora, puedo decir que fue el comienzo de mi espiral descendente. No
lidié bien con sus muertes, especialmente sin Alex allí para ser mi cable a tierra. Mis padres
habían sido hijos únicos y los padres de mi padre se habían muerto hace mucho antes de
que yo hubiera nacido. Sin otra familia que quedara para hacerse cargo de mí, fui enviada a
vivir con los padres de mi madre en Carolina del Norte. Incluso a través de todo mi dolor,
60
todavía me aferraba a la esperanza de que Alex estaría de vuelta en mis brazos otra vez y
que se llevaría todo ese dolor. Amaba a mis abuelos, no me malinterpreten, pero eran viejos
Página

y no sabían cómo tratar con mi dolor sobre el suyo.


Había dejado su dirección al cuidado de la madre adoptiva de Alex, June. Sabía que
ella me odiaba, pero había esperado que si no podía contactarlo, esta sería la próxima mejor
opción.
La niebla de la muerte de mis padres finalmente me había dejado cuando me enteré
de que tenía casi dos meses de embarazo. Había pasado casi un mes desde que los había
perdido y no pasaba un día en que no sintiera el punzante dolor, pero este embarazo me
daba algo en lo que enfocarme. Algo que esperar. Era el día de la Independencia cuando me
enteré, bastante irónico. Recuerdo sentarme en el baño de la casa de mis abuelos, pensando
que tenía la siguiente mejor cosa que tener a Alex conmigo; una pieza de él y nuestro amor.
Todavía tenía miedo; qué persona de diecisiete años no tendría miedo. Estaba básicamente
sola y embarazada. Amé a ese bebé desde el segundo en que vi la línea positiva del test,
había sabido que cualquier bebé creado con nuestro amor sería hermoso.
Con una nueva oportunidad en la vida, comencé a seguir adelante y a planear nuestro
nuevo futuro. No podía esperar a compartir las noticias con él. Cada día le escribía,
enviando las cartas a su antigua casa de acogida. Sin saber dónde se estableció, pensé que
esa era la siguiente mejor opción. Me preocupaba no haber oído de él, pero sabía que
estaría bien. Siempre me encontraría.
Habían pasado diez semanas de embarazo cuando recibí la carta de June en el correo.
Me dijo que dejara de enviar mis cartas a su casa, Alex no iba a volver y él le había dicho
que me hiciera saber que lo dejara en paz. Estaba confundida y desconsolada. Mi Axel no
habría dicho eso, él me amaba; teníamos un futuro juntos.
Intenté escribirle a la base a la que originalmente se suponía que había llegado, pero
mi carta fue devuelta, diciendo que ahí no había nadie con ese nombre. No sabía qué hacer.
Sabía que June me había dicho que quería que lo dejara en paz, pero sentía al menos que
merecía saber sobre el bebé. Así que, sin otras opciones, intenté contactar a June otra vez.
Le escribí una carta detallando la importancia de que Alex me contactara. La carta que
recibí a cambio me sorprendió hasta la médula.
Abrí la carta e inmediatamente el olor a humo flotó alrededor de mi cabeza.
Desplegué la única hoja de papel, leí las palabras que dejaron de girar mi mundo.
Dos palabras.
Está muerto.
No podía creerlo, simplemente no podía. June tenía que estar mintiendo. Intenté
escribirle a la base otra vez, pero mi carta fue regresada, diciendo que lo sentían, pero que
ningún soldado con ese nombre estaba enlistado en el servicio activo. Cuando la carta
regresó, fue entonces que creí en June y me destrocé.
Dos semanas después, perdí a nuestro bebé.
Ese fue el día en que perdí todo el contacto con la realidad y me hundí en una
61
profunda depresión llena de agujeros negros. Alejé a todo el mundo cuando perdí ese
último pedazo que Ax había dejado. Me volví hacia el alcohol y pasé la mayor cantidad de
Página

mis horas despierta bebiendo cualquier cosa que mis manos de menor pudieran encontrar.
Mis abuelos todavía estaban lidiando con la muerte de mi mamá y ya sea hicieron la vista
gorda a mi comportamiento o simplemente no lo notaron. De cualquier manera, estaba
completamente sola otra vez, sin esperanza de que Axel me salvara esta vez.
Habían pasado casi ocho meses cuando Dee irrumpió en mi mundo y lentamente me
trajo de vuelta a la vida. El resto es, como dicen… historia.
Historia con la que no pensé que tuviera que lidiar nuevamente.

No sé cuánto tiempo pasé en la cama mirando hacia la nada, recordando esos


primeros días. Para cuando mi estómago comienza a recordarme que necesito comer, el
almuerzo ha pasado hace mucho. Me incorporo, desempolvándome mentalmente y
partiendo hacia la ducha. No quiero ser débil otra vez y estoy determinada a ser fuerte; para
hacerle frente a esta nueva mierda del destino. Es el momento de deshacerse de la vieja
Izzy y comenzar a buscar a la chica que solía ser.
Quince minutos después, me estoy dirigiendo hacia la cocina, esperando tomar un
bocado rápido para comer sola antes de sumergirme en mi trabajo. Tengo unos cuantos
clientes nuevos a los que necesito responderles correos electrónicos; propuestas a ser
aprobadas y algunos sitios que necesitan que se realice rutina de mantenimiento. Es todo
bastante básico, pero mantendrá mi mente ocupada y lejos de todo lo demás
arremolinándose a mi alrededor.
Había estado trabajando por un par de horas cuando escuché abrirse la puerta del
garaje.
—Maldición —murmuro, demasiado para tener una tarde tranquila. Que alguien
venga significa que no podré ignorar completamente la vida a mi alrededor, lo cual es
simplemente estupendo. Con un largo y dramático suspiro, guardo y cierro los programas
en los que he estado trabajando, cerrando mi computadora portátil y ordenando todo el
papeleo que tengo esparcido sobre la mesa de la cocina.
Dee entra, lanzándome una sonrisa triste justo cuando estoy alejando todo.
—Oye tú, ¿cómo te estás sintiendo? —Ah, estaba esperando que al menos intentara
lanzarme su alegría. Supongo que incluso ella entiende lo grande que fue la noche pasada.
La vacilación y ésta nube de timidez no le quedan bien a mi amiga.
—Mejor que anoche o al menos estoy llegando ahí. —Intento una sonrisa, pero se
siente forzada. Estoy segura que se ve incluso peor, porque ella da un pequeño respingo
antes de sentarse a mi lado.
—Sé que no quieres hablar al respecto y respeto eso, de verdad lo hago. Podemos
resolver esto más tarde y sabes que no te juzgaré en lo absoluto si esta es la forma en la que
quieres dirigir esto. Pero solo déjame decir esto y será el final hasta que estés lista, ¿está
62
bien? —No espera a que responda, sabe qué diría si lo hiciera—. Aquí, él me dio esto
Página

anoche y… bueno, a pesar de que no voy a presionar, creo que deberías tener esto. —Mete
la mano en su chaqueta y saca una pequeña tarjeta blanca, deslizándola frente de mi
asiento. Se levanta, me da un pequeño abrazo y susurra en mi oído—: No presionaré, Iz,
pero creo que necesitas hacer algo con eso. —Una pequeña sonrisa más tarde y sale de la
habitación, dejándome mientras me alejo rápidamente de la pequeña tarjeta como si
contuviera la peste.
Después de una paliza interior, finalmente extiendo la mano y doy vuelta la tarjeta.
No debería ser una sorpresa, sabía lo que probablemente iba a encontrar cuando lo hice,
pero aun así escupo una rápida ráfaga de aire.

Holt Reid
Cuerpo de Seguridad
770.555.6839

Si alguien me estuviera viendo, pensaría que he enloquecido completamente. Cada


tornillo está suelto y estoy no solo jodidamente loca, sino que estoy corriendo lejos de ello.
Una risa histérica borbotea antes de que pueda suprimirla. Limpiando las lágrimas de mis
ojos, intentando calmarme, finalmente me concentro en esa estúpida, estúpida tarjeta.
Holt. Nunca será Holt para mí. Me siento ahí, no sé por cuánto tiempo… horas,
minutos, demonios, podrían haber sido segundos, simplemente mirando su nombre en la
escritura elegante; intentando averiguar exactamente quién es hoy Axel Reid. ¿Está casado?
Mi corazón se acelera ante el siguiente pensamiento que se filtra por mi mente… ¿tiene
hijos? Es una pregunta lógica; ya no somos esos ciegos por el amor adolecente. Tenía
sentido que hubiera seguido adelante, yo lo hice… a pesar de que hubiera sido un
movimiento irrisorio. ¿Por qué siquiera quiere hablar conmigo? Obviamente decidió hace
mucho tiempo que había terminado conmigo. El destino está siendo una gran jodida perra
para tirarnos de vuelta en el camino del otro.
Meto la tarjeta en el bolsillo delantero de mi sudadera y saco mi trabajo por segunda
vez en el día; qué puedo decir, mi negación y yo vamos a convertirnos en los mejores
amigos.

Dee regresa unas horas más tarde y pregunta si quiero pedir comida para llevar de
cena. Realmente no me podría importar menos, pero le dije que sí y que ordene lo que sea
que se vea bueno. Sé que al menos no actúo normal, o lo más normal posible, comenzaría a
preocuparse y me obligaría a hablar. No estoy lista. Cuatro horas después y dos botellas de
vino consumidas entre las dos, me encuentro sentada en mi habitación de chica mirando
hacia la pequeña tarjeta blanca otra vez. Holt, Holt Reid. Estoy segura que la risita que sale
esta vez suena tan poco firme como la de antes, pero no puedo evitarlo. Cuán jodido es todo
63
esto. Holt…
Página

Podría ser la decisión más estúpida que he tomado en un largo tiempo, pero agarro mi
teléfono de la mesita de noche y deslizo mi dedo por la pantalla de desbloqueo. Añado su
estúpido nuevo nombre a mis contactos y almaceno la información. Abro una nueva
pantalla de texto y pienso qué demonios, por qué no, al menos de esta manera no tengo que
mirar a esos brillantes ojos verdes.
Yo: Así que vamos por Holt ahora, ¿eh?
Axel “Holt”: ¿Izzy?
Yo: Ah, bingo… ¿alguien más por ahí no te conoce como “Holt”?
Axel “Holt”: Un montón, princesa.
Yo: No, no soy tu princesa.
Axel “Holt”: Esta bien, ¿así que vamos a actuar como si todavía fuéramos unos
jodidos niños? Tú me enviaste un mensaje, IZZY, así que tú dime, ¿qué sucede?
Yo: No estoy comportándome como una niña. Simplemente no entiendo por qué
siquiera te molestaste en pedirme que te contacte. Creo que ambos estamos de
acuerdo en que el pasado necesita quedarse ahí… en el pasado.
Axel “Holt”: No, no estoy de acuerdo con eso. En lo absoluto. ¿Dónde estás? Iré
por ti; no vamos a hacer esto mediante un jodido mensaje de texto.
Yo: No, no. No creo que sea una buena idea. Si estás empañado en traer esto de
vuelta, entonces bien, pero hacemos esto a mi manera. Necesito procesar esto. No
puedo repasar todo esto en menos de un día. Quieres hablar, bien… pero ahora no.
Axel “Holt”: ¿Procesar? ¿Qué demonios hay que procesar? ¿Dónde estás, Izzy?
No te preguntaré otra vez y no voy a hacer esta jodida cosa de los mensajes de texto de
mierda como una maldita mierdecilla preadolescente.
Realmente debería haberlo sabido. Suspirando, bajo el teléfono. No hay razón para
continuar discutiendo con él, hice lo que quería hacer y le pedí que me dejara tener mi
tiempo. Si no puede respetar eso, entonces que se joda y el cierre se condenara.
Diez minutos después, mi teléfono repiquetea. Un minuto después oigo el pitido de
recordatorio, seguido poco después por otro repiqueteo. Maldita sea.
Axel “Holt”: Hablaremos sobre esto, Izzy. Te conozco, no olvides eso, joder. No
dejaré que simplemente me olvides como hiciste antes.
Axel “Holt”: Entiéndeme esto, si crees que puedes simplemente ignorarme e
ignorar esto, entonces estás lista para una gran llamada de atención. Quieres un
jodido tiempo, bien. Una semana, eso es todo lo que estoy dispuesto a dar. El próximo
sábado, no me importa si tengo que tocar en cada condenada puerta en Georgia. Te
encontraré y tendremos esta conversación. ¿Entendido?
64
Bueno, mierda.
Página

Yo: Una semana, “Holt”, supongo que eso va a tener que ser suficiente, ¿no? Te
haré saber el viernes si estoy lista. Buenas noches.
Axel “Holt”: Si me llamas Holt una jodida vez más, te inclinare sobre mis
rodillas, ¿sí? No soy Holt para ti, y tú lo sabes condenadamente bien.
Con una exclamación de sorpresa ante su audacia, apago mi teléfono rápidamente y
lo lanzo por la habitación como si estuviera en llamas. Definitivamente no puedo lidiar con
eso.

65
Página
L a mañana siguiente llega demasiado rápido, pero me despierto con una nueva
resolución de que será un buen día. Tengo que ocuparme de Axel, pero no
haré eso hoy. Los domingos normalmente son el día que Dee y yo pasamos el
rato en la casa, poniéndonos al tanto con nuestra reserva de DVR y pasar algo de tiempo
solo nosotras dos. Ya que nuestro usual “Domingo divertido” fue interrumpido con el
nuevo drama en mi vida, lo reprogramamos para hoy. Dee llamó al trabajo diciendo que no
podía ir hoy y empezamos a planear nuestro “Lunes divertido”. Este tiempo juntas es
importante para nosotras, especialmente con el de ayer, así que estoy feliz de tener este
tiempo hoy. Quizás vivamos juntas, pero nos mantenemos bastante ocupadas durante la
semana o por lo menos ella lo hace. Mi trabajo es más una cosa de “a tu propio ritmo”, así
que frecuentemente me encuentro trabajando durante horas extrañas aquí y allá. Trabajar
desde el hogar tiene sus beneficios, bueno… un beneficio: la soledad.
Me siento mejor por mi cuenta, estando sola y sin preocuparme por comprobar mis
alrededores cada dos segundos.
Me siento más segura.
Tal vez he recorrido un largo camino desde Brandon, pero mucho de eso tiene que
ver con que no salgo mucho de casa. Y cuando lo hago, nunca salgo sola. Dejé de mirar
sobre mis hombros y temerle a las sombras; dejé de vivir una vida destinada a la muerte.
Siento como que estoy sanando. El primer paso en mi curación era empezar una nueva
vida. Tomó un tiempo, pero finalmente soy feliz. Algo feliz. Mi negocio está creciendo y
mis amigos son geniales. Mis dos amigos. No necesito un millón de amigos para sentir
como que he realizado algo con mi vida, estoy perfectamente satisfecha con Dee y Greg.
No confío fácilmente, o del todo, así que este es un progreso y funciona para mí.
El primer año y medio después de Brandon fue gastado en terapia y organizando
nuestra vida, comprando la casa, ayudando a Dee a crear y poner en marcha su negocio y
finalmente comenzar el mío. Realmente no ha habido mucho tiempo para que yo sea
simplemente yo, era una saludable, o tal vez no tan saludable, fase de distracción. Me tomó
un tiempo decidir que estaba lo suficientemente bien para empezar a vivir de nuevo y no
permitiré que Axel cambie eso.
66
Así que es momento de hacer lo que mejor hace Izzy West: distraerse.
Página

Dee y yo pasamos todo el lunes recostadas en la casa y viendo viejas películas de los
años ochenta. Apagamos todos los teléfonos, cerramos las persianas y simplemente
disfrutamos pasar el día juntas sin el mundo aplastándonos por todas partes. Si Greg trató
de llamar, no supimos, y eso está simplemente bien conmigo. No estoy lista para lidiar con
sus preguntas intrusivas ahora mismo.
Paso el martes poniéndome al día con mi trabajo y contestando llamadas de Greg.
Finjo problemas de trabajo y logro colgarle. Sé que esto no funcionará, pero de nuevo, no
estoy lista para él. No le miento completamente; sí tengo mucho trabajo que necesito
adelantar. Los rumores se están extendiendo rápidamente y finalmente he recogido algunos
negocios más bien grandes en Atlanta. Dee se va más tiempo de lo normal el martes; sé que
está en medio de algunos asuntos con su subsidiaria en Carolina del Norte. Así que para el
momento en que llega a casa, está demasiado cansada para tratar de presionarme mucho.
Otra vez, funciona perfectamente para mí.
El miércoles lo paso haciendo recados por la ciudad, limpiando mi armario y
organizando la despensa. Incluso friego los tres baños de la casa.
Para el momento en que llega el jueves, me estoy quedando sin excusas para
disculparme con Greg y me estoy quedando sin cosas para mantenerme distraída. Peor aún,
el sábado está incluso más y más cerca. Greg parece estar lo suficientemente ocupado
tratando de hacer que el nuevo y mejorado Corps Security esté en marcha, por primera vez
la sincronización estaba trabajando en mi beneficio. Llama dos veces, pero cuando mando
las dos veces al correo de voz debe de haberse dado por vencido. Debería estar preocupada
acerca de que esté en silencio, pero estoy demasiado ocupada tratando de mantener mi
pánico acerca del sábado a raya.
Paso el vienes limpiando a mano los pisos y sacudiendo toda superficie en toda la
maldita casa. Dee está trabajando desde casa hoy y estoy segura de que está empezando a
pensar que he enloquecido. Recién me había sentado frente a nuestra masiva colección de
DVD para realfabetizarla, otra vez, cuando escuché que mi teléfono sonaba. Salto y corro
hacia mi habitación para ver si puedo ignorar la llamada de Greg de nuevo. Cuando levanto
el teléfono y veo “Llamada entrante Axel “Holt””, grito y lo dejo caer. Corro de regreso a
la sala y vuelvo a mi estúpida tarea entumecedora de mente. Escucho mi teléfono sonar tres
veces más antes de terminar. Decidiendo que necesito sacar las armas pesadas en mi misión
por distraerme, me pongo en camino para encontrar a Dee.
Esto va a ser lo suficientemente fácil, incluso si me es doloroso. Todo lo que tomará
es una mención de que finalmente obtenga ese cambió de imagen que ha estado
persiguiendo y que yo he estado temiendo, para que ella olvide todo lo demás y se enfoque
solamente en comprar. Quizás sea un truco sucio, pero es el único que tengo en el
momento.
Tendré que pasar un día con Dee, permitiéndole tomar el mando y arrastrándome por
todo el estado comprando, pero funcionará. No solamente tendré éxito en no pensar en nada
67
excepto en cuánto dinero me va a costar, sino que también me mantendrá alejada de la casa
Página

y Axel no será capaz de encontrarme. Odio las compras, pero si funciona la recompensa tal
vez valga la pena. Dee y yo contra el mundo, tal vez no lo sepa, pero está a punto de
convertirse en mi heroína.
***
Mis oídos finalmente habían dejado de zumbar por el enloquecedor chillido de Dee
cuando anuncié que finalmente estoy lista para deshacerme de mis “vaqueros asquerosos” y
camisetas y dejarla hacer su magia. Justo como pensaba, entró inmediatamente en modo
loco y se olvidó del mundo a su alrededor. A veces adoro lo fácil que es básicamente
sobornarla.
Es temprano en la mañana del sábado y hemos estado en el centro comercial durante
algunas horas cuando suena mi teléfono, mirando a la pantalla, no puedo evitar más que
sonreír cuando veo “Llamada entrante Greg” en la pantalla. Lo he mantenido alejado
exitosamente toda la semana y ahora que estoy fuera de la casa y del alcance de Axel,
finalmente voy a tomar esta llamada.
—Oye, tú. —Le sonrío al teléfono.
—Nena, ¿me vas a hablar hoy? —Su profunda voz de barítono retumba a través de la
línea.
—Depende de ti, ¿de qué quieres hablar?
—De acuerdo, supongo que eso es un no. ¿Qué estás haciendo? Pasé por tu casa pero
no había nadie ahí.
—¡De compras! —Mi voz debe de estar goteando con sarcasmo—. Dee y yo estamos
en el centro comercial Lenox; he decidido que es tiempo de un nuevo guardarropa.
Haciendo todo lo posible, deberías encontrarte con nosotras aquí… cargar todas las bolsas o
algo productivo como eso. Simplemente será tan divertido. —Síp, el sarcasmo está
colgando espesamente en el aire. Dee es completamente inconsciente de mi conversación;
ya sea eso o simplemente está tan en su elemento que decide ignorarla.
—Cargar tus bolsas, ¿eh? Debes de estar malditamente loca si piensas que me estaré
uniendo a ese viaje de campo de estrógeno, me gustan mis bolas justo donde están. —Se ríe
de mí, finalmente perdiendo ese tono duro que parece haber adoptado conmigo. No me
gusta estar en el extremo receptor de su furia.
—Cobarde —bromeo—. El gran viejo cobarde está aterrado de venir y caminar por el
centro comercial con tus mejores amigas. Creo que tal vez ya hayas perdido esas bolas a las
que eres tan afecto, G. —Tiro mi cabeza hacia atrás y dejo salir una carcajada, ganándome
algunas miradas antipáticas de las perras ricas comprando mierda que no necesitan.
Parecidas a mí, excepto la parte rica.
Puedo escucharlo tratando de no reírse. Este justo aquí es el Greg al que amo tanto,
estas bromas entre nosotros.
—Vamos, dejando las bromas de lado, creo que nos detendremos a almorzar pronto,
68
o por lo menos espero que mi ama me permita alimentarme. —Miro hacia donde está Dee,
quien ha estado vibrando con emoción desde que empezamos este gran día de cambio de
Página

imagen, para confirmar un plan de comida por lo menos en algún lugar en el futuro
cercano. No está mirando a ninguna parte cerca de mí, en cambio se está enfocando en otra
tienda. Muy bien podría solamente entregarle mi tarjeta de crédito y decirle que se
encontrara conmigo en casa. No he tenido una sola contribución en ninguna compra desde
que empezamos y si las siete bolsas colgando de mis brazos no son suficientes, tal vez
simplemente corra. ¿Qué demonios estaba pensando?
Oh, es cierto… una distracción, estar lejos de la casa y lejos de Axel, quien ya ha
llamado tres veces desde que comenzó el día.
Aclarando mi garganta, hablo al teléfono otra vez, incluso si Dee no está de acuerdo,
comeremos pronto.
—Entonces, ¿qué opinas? ¿Quieres alcanzarnos acá o qué?
—Seguro, Iz, si así es cómo vamos a jugar hoy, las alcanzaré allá. Te llamaré cuando
llegue y averigüe cómo rastrearlas.
—Perfecto, ¡solo llámame y puedes salvarme! —Echo una mirada hacia donde está
Dee para asegurarme de que por lo menos tiene algún entendimiento de este nuevo plan.
Parece decepcionada de que tengamos que parar, pero, Cristo mujer, solo puedo comprar
por cierto tiempo sin comida.
—Nos vemos entonces, nena. —Cuelga y guardo mi teléfono en el bolsillo,
girándome a Dee con una sonrisa brillante. Tiene el puchero más ridículo en su rostro.
—Detén eso ahora mismo, Dee. He sido una buena niña y te he seguido alrededor
como una pequeña perra mientras tú acumulabas miles de dólares de mierda en mi tarjeta.
No creo que alimentarme sea demasiado pedir, ¿eh? —Intento ser severa, pero termino
riéndome en su cara cuando tiene el descaro de hacer temblar su barbilla como si fuera a
llorar.
—De acuerdo, de acuerdo… pero si vamos a detenernos pronto, vamos a ir a
Neiman’s primero. Zapatos, Iz, puedo escucharlos diciendo nuestros nombres desde aquí.
Maldita rara.

Casi una hora después, finalmente soy capaz de arrastrar lejos a Dee. Greg ha estado
llamando durante los últimos quince minutos, preguntando por qué diablos todavía no
hemos emergido de esta “estúpida tienda jodidamente femenina”. Simplemente puedo
imaginármelo caminando de un lado a otro en la entrada de Neiman’s ahora. Moriría antes
de dar un paso de tipo duro aquí adentro. Salimos con seis bolsas más. Seis jodidas bolsas.
Juro que terminaré vendiendo un riñón para pagar mi próxima factura de la tarjeta de
crédito.
Greg está, como predije, caminando de ida y vuelta en una línea apretada. Cuando
finalmente nos ve, se detiene y cruza sus brazos sobre su abultado pecho, lanzando ese ceño
69
de vuelta a su lugar. No lo mataría actuar por lo menos feliz de estar aquí, pero incluso
gruñón, estoy contenta de que esté aquí.
Página

—Santa mierda, ahora eso es algo por lo que definitivamente vale la pena parar
nuestras compras. —Estoy un poco desconcertada por el susurro ronco de Dee, he estado
tan concentrada en el incómodo Greg que no había notado al apuesto hombre a su lado.
¿Joe? No, eso no es correcto. Lo recuerdo vagamente del club la otra noche. Un amigo de
Greg, su chico, lo que quiere decir que también es un amigo de Axel. Encantador.
Realmente espero que esta no sea alguna táctica de Greg para lograr que me abra. No sé
qué tanto sepa este otro hombre acerca de mi pasado con Axel, pero no me abriré a él hoy.
Deambulando hacia los hombres, Dee y yo nos tomamos turnos dándole cálidos
abrazos a Greg. Quizás me irrite mucho algunas veces, pero tiene buenas intenciones. Justo
ahora, sin embargo, es difícil recordar que tiene buenas intenciones con su preocupación y
actitud protectora.
Empiezo a empujar bolsas en sus brazos, sin siquiera darles la oportunidad de
rechazarlas, mirando hacia Dee para verla prácticamente babeando sobre el hombre parado
al lado de Greg. Ni siquiera parece notar sus dedos volviéndose azules por sus pesadas
cargas. Echo un vistazo a Greg, con un movimiento de mi cabeza hacia Dee y una sonrisa,
se ríe, pero todavía parece molesto de que esté haciéndole cargar mis bolsas.
—Dee, detente —le susurro suavemente. Ella sacude su cabeza y me mira con
mejillas sonrojadas y ojos llenos de lujuria. De acuerdo… parece que Dee ya no estará
molesta acerca de detener este viaje.
Greg finamente tiene todas mis bolsas en orden, resoplando su actitud.
—¿Recuerdan a Beck? —Señala con la cabeza a su amigo. Beck, es cierto, John
Beckett. Murmuro un hola, pero noto que no está enfocado en mí; él y Dee están
prácticamente más allá del juego previo y moviéndose en algo de serio sexo caliente con
sus ojos. Un desarrollo interesante aquí. Dee tiene su diversión, pero no puedo recordar la
última vez que tuvo interés en un hombre así. Está enfocada en su carrera y durante el
último par de años su atención ha estado en mí. Me siento culpable por evitar que encuentre
el amor, pero ella insiste que no cambiaría nada.
Miro de regreso a Greg para ver si ha notado las chispas volando entre Dee y Beck y
noto su sorpresa combinando con la mía.
Carraspeo, esperando detener el follar con los ojos antes de que ambos tengan algún
extraño orgasmo en medio del centro comercial.
—Entonces…
Greg se ríe cuando ambos saltan como si hubieran sido atrapados robando.
—¿Ustedes dos quieren dejar esta mierda de compras y dirigirse a Heavy’s por algo
de BBQ? —sugiere, sabiendo que Heavy’s es mi lugar favorito en la ciudad. Trucos sucios,
parece que está sacando a los perros grandes hoy.
70

—Beck, ¿sabías que el sexo no es bioquímicamente diferente que comer grandes


Página

cantidades de chocolate? —No puedo evitar reírme ante esa, o quizás es su solamente su
rostro lo que es gracioso. Dee y yo hemos pasado la última hora sentadas aquí escupiendo
datos inútiles del sexo. Es gracioso observar a estos dos hombres grandes retorcerse. Greg
está acostumbrado a esto, pero Beck parece estar teniendo un problema con nuestra
elección de tema, probablemente porque todavía está en el centro comercial teniendo
escalofriante sexo visual con mi mejor amiga.
»Es verdad, sabes —ella empieza a hablar—, puedo simplemente obtener el
suficiente placer de una bolsa de Kisses del que puedo obtener de cualquier hombre. —
Miro hacia Dee y me rio tan fuerte que tengo que sostener mis costados.
—No estás equivocada mi amiga, los Kisses son mucho más placenteros que
cualquiera de mis novios que funcionan a baterías. Igual de satisfactorio, pero sin necesidad
de trabajo. —Creo que estamos en nuestra segunda; no, haz esa la cuarta; jarra de cerveza
ahora y mis risas están llegando tan frecuentemente que estoy preocupada que tal vez me
orine encima en cualquier momento.
—Iz, estás demente… cualquier cosa es mejor que un jodido consolador. Estoy
hablando de hombres reales aquí, pero arrójame algo de chocolate y estoy perfecta.
Mi risa está saliendo incluso más ruidosa ahora, cuando veo la conmoción de lo que
acaba de decir registrarse en su rostro.
—Dulzura —Beck interrumpe mi alboroto con un guiño—, si el chocolate es más
satisfactorio que el sexo, entonces alguien no está haciendo su trabajo correctamente. —Me
sonríe de vuelta, pero rápidamente gira sus ojos de regreso a Dee. Una Dee que, me doy
cuenta, se ha quedado en silencio otra vez.
Estoy sentada entre Greg y Dee en la alta mesa redonda que reclamamos cuando
llegamos a Heavy’s. Greg se mantiene empujando más comida frente a mí; debe de pensar
que puede de alguna forma hacer más lenta mi embriaguez manteniéndome llena de mierda.
Lo que sea.
—No sé cuál sea su razon, pero eso es todo para mí. Es mejor porque “el alguien” ya
no existe. Obtengo mis fuerzas donde puedo. —Recalco mi seriedad con una puñalada
hacia ellos con la papa que estoy mordisqueando—. Tengo chocolate y el chocolate induce
satisfacción. Amo el chocolate. Quizá se vuelva confuso algunas veces, pero no hay drama.
Dee está asintiendo con su cabeza entusiasmadamente ahora.
—Es verdad y deberías de ver nuestro alijo de chocolate. Estamos bien para, por lo
menos, un año sólido de orgasmos. ¡Quién necesita un chico cuando tienes Hersoye’s!
Greg nos sonríe, riéndose junto con Beck ahora.
—Ustedes dos están jodidamente dementes, ¿lo saben?
Abro mi boca para responder cuando Dee grita—: Oye, ¿es verdad que ustedes los
chicos piensan en sexo siete veces al día? —Está mirando directamente a Beck; podría
71
reírme si no hubiera decidido que había una gran necesidad en este conocimiento. Me
Página

detengo lo suficiente para sopesar eso. Nunca le he dado realmente demasiados


pensamientos, ejemplo de ello, no estoy teniendo sexo, por consiguiente por qué necesito
pensar acerca de ello.
—Sí, ¿es algo como, dado que tienen una enorme polla balanceándose alrededor ahí
abajo, recuerdan constantemente pensar en usarla? ¿Como si tuvieran algún mechero del
sexo? —Estoy hablando completamente en serio en este momento.
Beck y Greg se miran el uno al otro, luego de vuelta a nosotras, entonces arrojan sus
cabezas hacia atrás y se ríen tan profunda y ruidosamente que atraen la atención de casi
todo el lugar.
No creo que entiendan cuán seria estoy en este momento.
—Esto no es gracioso. —Hago puchero.
Greg deja de reírse y empieza a contestar con humor centellando en sus ojos, pero su
teléfono lo interrumpe. Echando un vistazo a la pantalla con el ceño ligeramente fruncido,
se excusa de la mesa.
De acuerdo, lo que sea. Miro a Beck y arrojo mi pregunta de vuelta a él.
—¿Entonces? ¿Lo haces? ¿Piensas mucho en sexo?
—Dulzura —empieza, antes de volver su atención de vuelta a Dee—, he pensado en
sexo, sexo duro y jodidamente sucio, aproximadamente cientos de veces desde que nos
sentamos a comer. —Mirándome de regreso—. ¿Eso te lo aclara?
Oh, Dios.
—Ah, bueno… está bien. ¡Creo que necesitamos más cerveza! —Tomo la jarra vacía
y me levanto para encontrar a la mesera por más. Le echo un vistazo a la mesa en mi
camino al bar y noto que Dee todavía está fijando la mirada en Beck, una mirada de
completo éxtasis en su rostro.
Me tomo mi tiempo en volver, dándole a esos dos sucios pervertidos un segundo para
hacer lo que sea que es lo que parecen estar haciendo, antes de regresar.
—Entonces, ¿qué es lo siguiente en nuestro itinerario para hoy, o supongo que para
esta noche ahora? —pregunto, tratando lo más que puedo de no carcajearme de mis dos
compañeros de mesa. Si esto es calienta un poco más, podría sentirme como una
participante no dispuesta de un trío.
Dee carraspea y me mira, con lujuria aun nublando sus ojos marrones.
—Um. Ya sé, ¡vayamos a hacernos algunos tatuajes! Te mantienes hablando de lo
mucho que quieres uno.
—No creo que esa sea una idea tan buena, Dee. Creo que desaprueban a las personas
que están una milla por encima del límite legal de alcohol.
72
Dee y yo continuamos nuestro debate sobre los beneficios de hacernos tatuajes
cuando estás lejos de estar sobrio, cuando Greg regresa. La risa y ligereza que se había
Página

apoderado de su rostro se ha ido y su ceño fruncido está de vuelta. Parece que el Greg
gruñón está de vuelta.
—G, Dee quiere ir a hacernos tatuajes, personalmente, pienso que podría no ser la
mejor idea… ya sabes, numerosas jarras de cervezas y todo eso, ¿qué piensas? —Parece
sorprendido por mi pregunta. Tal vez estaba esperando que lo presionara por su humor o
podría ser el hecho de que he decidido repentinamente que marcarme a mí misma con algo
permanente tal vez sea una buena idea.
—No creo que esa sea una buena idea, nena. No es algo que haces cuando no estás
pensando con claridad y malditamente seguro que no es algo que haces cuando tu cabeza
no está en el lugar correcto. —Me está mirando directamente cuando dice eso, no hay
manera de negarlo, solo me está hablando a mí. Sin bromas encontradas en su tono ahora,
la seriedad está pintada pesadamente sobre toda su respuesta. De ninguna jodida manera,
sabía que no sería capaz de dejarlo ser por demasiado tiempo y ese comentario simplemente
me irrita demasiado. Mi cabeza está bien justo donde está y no quiero que me psicoanalice.
Miro a Dee, quien parece tan sorprendida por su respuesta como yo. Lo cual
simplemente me irrita más. Maldito hombre exasperante.
—Dee, ¿dónde está ese lugar del que me contaste el otro día? Ya sabes, ¿del que te
estaba contando tu asistente?
Me mira, tratando de juzgar si estoy hablando en serio o no y prácticamente saco mis
ojos de sus cuencas para comunicarle que estaba hablando jodidamente en serio.
—Cierto, te refieres a Smudge, el nuevo salón en Grove. Dijo que este chico grande
que hace su trabajo es el mejor, pero pude decirte su nombre.
—Perfecto, simplemente perfecto. Terminen, gente, hay lugares a los que ir. —Junto
mis manos y miro a Greg con toda la seriedad que tengo en mí. No me detendrá. De
ninguna manera en el infierno, tendría que encerrarme. “Tu cabeza no está en el lugar
correcto”, jodido imbécil. Está molesto, sé que lo está. Me trago otras dos cervezas, fijando
mis ojos con Dee. Tiene una mirada en ella que dice que está de acuerdo con lo que sea,
pero está claramente confundida con mi acuerdo por visitar Smudge. Ella lo trajo a
colación, así que será mejor que esté lista.
Greg se inclina y le dice algo a Beck antes de levantarse y salir marchando por la
puerta de nuevo. Lo observó abrir la puerta de un tirón y salir, le echo un vistazo a Beck.
—¿Cuál demonios es su problema ahora?
—No lo sé, dulzura, solo dijo que necesitaba hacer algo y que se encontraría con
nosotros allá.
De acuerdo, quizás exageré ligeramente, pero sabes qué, estoy harta de ser tratada
con guantes de seda, como alguna muñeca de porcelana que podría romperse con el más
73
pequeño de los toques. Mi camino para encontrar a la vieja Izzy empieza justo ahora y no
voy a dejar que Greg y su lío de mierda se metan con esto.
Página

—¿Ustedes dos están casi listos para irse? Voy a buscar nuestro boleto para que
podamos salir de aquí. Piensa acerca de lo que quieres obtener, pequeña perra, recuerda que
esta fue idea tuya. —Me levanto y me alejo, una vez más, dejándolos en la mesa, pero dudo
que sigan empapados en su nube de lujuria. Beck probablemente está tratando de averiguar
con qué tipo de jodida loca se ha tropezado y Dee probablemente está preocupándose otra
vez. Por lo menos esta vez no está preocupada por mi estabilidad mental, o por lo menos
espero que no lo esté. Probablemente está preocupada por la roca gigante que parece haber
aparecido entre Greg y yo.

74
Página
D ee está bastante callada cuando entramos en el taxi después de salir de
Heavy’s. Probablemente todavía está reproduciendo mi negativa al aventón
de los chicos. Dejamos su auto en Heavy’s y saltamos en el primer taxi que
vi, dejando a un Greg echando humo y un confuso Beck parado en su camioneta. Greg
estaba esperando afuera de Heavy’s cuando salimos. Demasiado para él el tener que
encargarse de algo. Sabía que si dejábamos conducir a Greg, controlaría el destino y yo
estaba haciendo esto hasta que terminara.
Durante los primeros cinco minutos, ella se sienta en silencio, mirando por la
ventana, la suave música country suena a través de los altavoces, no muy fuerte, pero lo
suficiente para que el silencio no sea incómodo. Finalmente tiene suficiente y se vuelve
hacia mí.
—Muy bien, dime realmente de qué va esto, Iz. Esto es más que un par de copas y
chistes sexuales. ¿Qué está pasando realmente allá arriba? —Se acerca y golpea
ligeramente mi cabeza.
—Nada está pasando allá arriba, Dee. Estoy harta de que todo el mundo me mire
como si fuera un juguete irreparable. Algún juguete que no importa cuántas veces le untes
pegamento Elmer’s, se sigue cayendo a pedazos. Estoy harta de ser esa chica, Dee. Greg
simplemente me hizo estallar cuando dijo que no estaba bien de la cabeza. Estoy bien, solo
porque no quiero hablar de… Axel, no quiere decir que no esté bien de la cabeza. No.
—¿Exactamente a quién estás tratando de convencer, Izzy? —dice en voz baja.
—No tengo que convencer a nadie. Solo necesito que estés de mi lado y confíes en mí
para manejar esto en mis propios términos. —Dejo escapar un resoplido frustrado y vuelvo
la cabeza para ver la ciudad. Estoy tan cansada de esta semana, de esquivar a Greg y huir de
Axel, solo quiero que se termine. Este mal sueño del que estoy más que lista para despertar.
—Está bien, Iz. Entiendo, o al menos lo estoy intentando. Simplemente no me gusta
verte lastimada y no me gusta verlos pelear a Greg y a ti. Sabes que también tiene que estar
lastimado. Haría cualquier cosa para quitar tu sufrimiento. Lo sabes. No creas que está
insistiendo para ser un idiota, realmente se preocupa.
No respondo. ¿Cuál es el punto? No sé qué pensar de Greg. Sé que se preocupa, pero
75
ahora que su lealtad está dividida, puedo decir honestamente que no sé hacia dónde va con
Página

su necesidad de charlar conmigo. Quiere que sea feliz, lo sé perfectamente, pero ¿a qué
costo?
Nos detenemos frente a Smudge unos minutos más tarde; el taxista nos deja salir
directamente en la puerta principal. Le pago rápidamente y corro hacia la puerta. Veo la
camioneta de Greg rugiendo por la calle cuando entro en el interior del edificio. No causará
una escena, no en un lugar público como este. Puede que me mire con su disgusto y juicio,
pero no dirá nada. No, tendré eso más tarde.

Entramos en el iluminado edificio, las paredes están pintadas de un rojo intenso, el


techo y el mosaico son negros. Tienen la habitación acomodada con pequeños cubículos
contra las paredes laterales, cada uno con una pared de un metro veinte de altura. Hay
algunas habitaciones contra la pared del fondo, pero las tres tienen ventanas polarizadas.
No estoy segura de querer saber qué ocurre allí. Me acerco a la enorme vitrina con forma de
“U” colocada en medio de la habitación. Hay una mujer joven, muy tatuada, de pie detrás
de ella. Su cabello cortado al estilo duendecillo sobresale en direcciones aleatorias y está
teñido de un color azul eléctrico. Su rostro es de una belleza clásica y se vería rara contra su
arte en el cuerpo y la elección de cabello, pero tiene el maquillaje muy sobrecargado. Su
sombra de ojos es tan brillante y tan azul como su cabello, gruesas líneas negras esbozan
sus ojos casi violetas y sus labios están pintados de rojo.
—¿Qué se les ofrece señoritas? Soy Trix. Bienvenidas a Smudge. Tenemos algunos
clientes por delante de ustedes, pero creo que podemos acomodarlas. ¿Quién de ustedes
tiene la intención de obtener un tatuaje esta noche? —pregunta con una sonrisa alegre.
Dee me mira, claramente empezando a anticiparse abriendo su boca tan enorme como
lo hizo en Heavy’s, pero no hay manera de que la libere.
—Ambas —le disparo a Trix, dándole mi propia sonrisa. Oigo la campana sobre el
ruido metálico de la puerta; no necesito darme la vuelta para saber quién acaba de entrar
por la puerta. Incluso si no supiera que era Greg, la mirada que Trix está disparando por
encima de mi hombro lo dice todo. Greg puede ser como un hermano para mí, pero incluso
yo puedo admitir lo caliente que es. Junto a Beck, estoy segura que los chicos están
consiguiendo todas las miradas.
»Bien, entonces ¿dónde tenemos que esperar? —Ella puede seguir lujuriándolos
cuando termine con nosotras.
Me devuelve la mirada, un ligero rubor tiñendo sus mejillas blancas.
—Lo siento, está bien, solo necesito una copia de sus licencias y que ambas llenen
estos formularios. Tomen asiento en esos sofás y echen un vistazo a los libros de fotos
sobre la mesa si necesitan tener una idea de lo que quieren. Iré a ver quién casi ha
terminado y las puedo poner como las siguientes. —Se da vuelta para mirar a Greg y Beck
una vez más antes de caminar por las filas de cubículos. Tengo el tiempo suficiente para
registrar su tutú rosa fuerte mientras desaparece en una de las habitaciones traseras. Mmm,
76
quizás la próxima vez tenga que pedirle a ella que me lleve de compras, los tutús se ven
bastante jodidamente impresionantes.
Página

Agarro el brazo de Dee y tiro de ella hacia el sofá, empujando el portapapeles con los
formularios en este en sus brazos.
—Llena esto y luego mira —digo, señalando los encuadernados. Hago el trabajo
rápido de llenar las hojas, saco mi licencia de mi cartera y camino de regreso hacia Trix.
Entrego todo para que haga su trabajo, camino de regreso y me siento junto a Dee. Es lo
suficientemente lenta con sus papeles que sé que está tratando de encontrar una manera de
echarse para atrás, de ninguna jodida manera.
»Esta fue tu idea, ¿recuerdas? —Me mira. Puede haber algo de miedo en sus ojos,
pero sobre todo curiosidad por lo lejos que planeo llegar con esto.
—Lo sé, no te preocupes que no me estoy echando para atrás, ¿solo prométeme que
podemos hablar de esto pronto? —Dios, la amo.
—Claro, Dee. En algún momento. —Me estiro y agarro uno de los libros de la mesa,
abriendo la cubierta y disfrutando de una polla muy de cerca y en persona con una barra
con pesitas unida a la cabeza. Bueno, claramente no hacen solo tatuajes aquí. Hojeo unas
cuantas páginas más y llego a algunas perforaciones femeninas, ahora esas no lucen tan
traumatizantes como las pollas decoradas. Casi hacen que las tetas de esta chica se vean…
hermosas.
Debo haber estado mirándolos por un rato, no puedo imaginar lo extraño que parecía,
yo mirando las tetas de otra persona. Dee me mira y da un suave resoplido.
—¿En serio, Iz? ¿Anillos para pezones?
—Tal vez —murmuro, repasando en mi cabeza las ventajas de una perforación sobre
un tatuaje. Admitiré que cuando tuve mi ataque por las palabras de Greg, no pensé
completamente en hacer esto. Claro, he querido un tatuaje por un tiempo, pero debe ser
algo que piense y planee, no algo que decida con ira. Una perforación, sin embargo,
bueno… puedo quitarla cuando me harté de ella. La permanencia no es ni siquiera un
problema allí, solo algo bonito para ver por un tiempo.
Dee está hojeando uno de los libros de tatuajes. No está realmente mirando nada, solo
moviendo de un tirón y robando miradas a Beck. Greg está derecho y claramente muy
enfadado, con los ojos haciendo ardientes agujeros directamente en mí. Me levanto y
camino de nuevo hacia Trix, inclinándome sobre la vitrina para susurrar mi solicitud en su
oreja. Cuando me alejo, tiene una enorme sonrisa en su rostro. Me da una pequeña
inclinación de cabeza y se va de nuevo a una de las habitaciones con ventanas polarizadas.
—Izzy —comienza Greg—, ¿qué demonios estás haciendo?
Me doy vuelta y le doy una sonrisa inteligente, ni siquiera molestándome en ocultar
mis latentes vibraciones de molestia.
—Qué, nada, Gregory. Solo estoy disfrutando de mi jodida cabeza demente.
77
Camino de vuelta hacia Dee, quien me está mirando y, aún con sus ojos preocupados,
Página

está tratando de no reírse. Somos claramente una familia disfuncional.


—¿Elegiste algo? —le pregunto.
—Sí, nada grande, pero lo conseguí.
—Perfecto, pero si esto no es algo que desees, no sientas que tienes que hacer esto
solo porque yo estoy dispuesta a demostrar un punto al gran idiota. —Tiene de nuevo su
sonrisa feliz en su rostro, puede que no haya querido aparecerse realmente aquí, pero puedo
decir que no le importa ahora.
—Está todo bien, Iz, yo no estaría aquí si no quisiera estarlo. ¿En serio vas a ponerte
unos anillos colgando de tus tetas? —Ríe disimuladamente.
—Puede que esté enojada, pero no soy estúpida, necesito tiempo para encontrar el
tatuaje perfecto y esta estúpida pelea con Greg no va a hacerme conseguir uno. Además,
creo que mis tetas se verán jodidamente calientes con alguna joya. —Nos estamos riendo
con fuerza cuando un hombre bien parecido se acerca y pregunta cuál de nosotras es Izzy.
Por alguna razón, esperaba que la persona que hiciera mis perforaciones fuera una mujer.
¿No conduje específicamente a otra ciudad porque no quería ver a un ginecólogo hombre?
Ahora, ¿la persona que va a empujar una aguja a través de mis senos va a ser este atractivo
hombre? Mierda, no lo vi venir.
—Izzy sería yo —le digo, levantándome y tendiéndole la mano. Puedo ver a Greg por
el rabillo de mi ojo, en todo caso, parece que va a estallar pronto. Parece tallado en piedra y
sé que simplemente se está preparando para terminar esto. Llevo mi atención de nuevo al
hombre frente a mí.
—Tyler, encantado de conocerte. ¿Lista?
—Claro que sí, Tyler.
Nos ponemos en marcha hacia las habitaciones con ventanas polarizadas; puedo oír a
Greg hablando con dureza detrás de mí. No me doy la vuelta para ver con quién está
hablando, no va a detener esto.
Entramos en la habitación y estoy sorprendida de ver lo brillante que es aquí dentro.
Algo sobre las ventanas me tenía esperando algo de pesimismo aquí. Las paredes, el techo
y el suelo coinciden con la decoración de la puerta. Hay una sola silla como de dentista en
el centro de la habitación y una larga mesa contra la pared del fondo. Ya ha acomodado las
cosas que necesitará en la pequeña bandeja junto a la silla.
—¿Las primeras perforaciones? —pregunta Tyler mientras me hace un gesto para que
salte sobre la silla.
—Síp, aparte de mis orejas.
—Ah, perfecto. Me encanta tener las primeras veces. —Me sonríe. Realmente es muy
agradable a la vista. Esto podría ser más divertido de lo que pensaba que sería. Tiene el
cabello castaño claro, un poco largo a los costados, encrespado debajo de sus orejas y
78
detrás de la parte posterior de la gorra que está usando. Sus ojos son azules y brillan con
picardía, debe asumir que esto es una especie de perversión que tengo. Su rostro es el
Página

modelo perfecto. Si no fuera por las grandes expansiones a través de sus orejas, un anillo en
los labios, dos anillos en las cejas y el colorido tatuaje corriendo en ambos brazos, podría
pensar que estaba en el lugar equivocado.
—Ja, estoy segura de eso. Entonces, ¿qué necesitas que haga?
—Quítate la ropa, cariño. Blusa, sujetador y puedes quitarte los pantalones también si
eso funciona para ti. Ponte cómoda y recuéstate sobre tu espalda. Tengo que marcarte
primero para asegurarme de que tengo estas barras perfectamente niveladas. No me gustaría
echar a perder esas perfectas tetas.
Eligiendo ignorar su descarado coqueteo, alcanzo el dobladillo de mi camiseta y la
saco sobre mi cabeza. Llego a mi espalda y con un tirón desabrocho mi sujetador, lanzando
ambos en la silla de la esquina. Poniendo la espalda plana en la silla, me estiro y sujeto mi
cabello en un complicado nudo en la parte superior de mi cabeza; todo el tiempo,
observando la mirada lujuriosa llenando su rostro.
Tyler se acerca y me ayuda a inclinarme hacia delante para que así pueda perforar mis
pezones. Sus manos enguantadas están frías al principio, pero hace rápido el trabajo con el
marcador. Me da un rápido apretón antes de soltar los músculos de mi pecho, estoy segura
de que fue más para su beneficio que para la alineación de mis perforaciones. En este
punto, ni siquiera me importa, ha pasado mucho tiempo desde que alguien que no sea yo
haya tocado mis tetas, así que aunque es incómodo, su tacto no es exactamente repugnante.
—¿Estás lista? —pregunta. Puedo sentir la mordida suave de la aguja contra mi
pezón izquierdo. No es un dolor desagradable, bordeando la línea entre el dolor y el placer,
seguro. Sin duda, no es natural estar caliente en este momento.
—Síp, haz lo tuyo. —Cierro los ojos con fuerza, y espero. Me da un pinchazo agudo
antes de que lo sienta empujar la aguja. Dejo escapar el aliento que estaba sosteniendo… no
está mal. El dolor ya está retrocediendo y un extraño ardor adormecedor se está
apoderando. Si así es como se siente cada perforación en el cuerpo, ahora puedo entender
por qué Tyler tiene tantas.
—No está mal, ¿eh? —pregunta mientras camina alrededor de la silla hacia el otro
lado. Parece haber perdido su coqueteo juguetón y se convirtió en el profesional perfecto.
Levanta la vista y me da un pequeño guiño. Está bien, quizás no todo el coqueteo ha salido
de su sistema.
—No. —Me río—. Sin duda no está mal.
—Muy bien, ¿lista para el siguiente?
—Lista. —Cierro los ojos con fuerza otra vez y se repite el proceso, pero justo
cuando lo siento terminar enroscar la bola al final de mi nueva perforación, hay un fuerte
golpe en la puerta y de repente se abre de un jalón. Él salta frente a mí, tratando de proteger
mi pudor. Desde mi lugar, escondida detrás de Tyler el perforador, puedo ver una pierna
79
muy larga con jeans y una gran bota. No conozco esas botas. La única otra cosa que puedo
ver más allá de Tyler es un puño gigante flexionado y palpitante junto a las piernas.
Página

Entonces oigo la suave orden, la orden dicha con tanta furia que solo un tonto
ignoraría. Aprieto los ojos de nuevo, rezando para estar equivocada acerca de quién está de
pie delante de Tyler.
—Muévete. Muévete jodidamente fuera de mi camino. Jodidamente ahora.
¡Mierda, mierda mierda mierda!
Tyler mira por encima de su hombro hacia mí, tratando de averiguar si sé quién es o
si tiene que sacarlo. Realmente ridículo, no hay manera de que fuera capaz de mover a este
hombre. Podría tomar a todas las personas en todo el edificio para sacar a esta enojada
bestia. Pone su mano detrás de su espalda y saca una toalla que había traído colgando de la
parte trasera de su cinturón. Puede que no fuera la cosa más limpia del mundo en este
momento, pero al menos escondería mi cuerpo. O algo de mi cuerpo.
—Gracias —digo en voz baja a Tyler—. Está bien; regresaré a pagarte.
—Está bien, ¿estás segura? —pregunta y ante mi asentimiento, me limpia
rápidamente sobre la perforación y me dice que dejará una hoja con las instrucciones
enfrente con Trix.
Miro hacia abajo y me aseguro de que la toalla me esté cubriendo lo suficiente, a
continuación subo mi mirada y me encuentro con los ardientes y muy enojados ojos verdes
de Axel. Esto no va a ser divertido. No solo estoy sentada frente a él desnuda de cintura
para arriba, sino que el ver su rostro sigue sintiéndose como un puñetazo directo al
estómago. Duele físicamente el respirar. Se ve tan diferente a la cara de niño que recuerdo
en mis sueños, sigue siendo Axel, pero más duro. La edad ha hecho cosas maravillosas a
este hombre. Siempre fue alto, pero nunca de esta altura. Cuando se fue a los dieciocho
años, tenía el cuerpo de un chico, pero no había nada de ese chico ahora. Parecía haber
duplicado su tamaño, sus músculos palpitaban en sus brazos, flexionándose con energía
reprimida. Energía furiosa. Su camiseta negra está ajustada, no solo abrazando sus brazos
fuertemente tatuados, sino también su vientre plano. Incluso puedes ver la ondulación de
sus abdominales a través del material. Sus piernas son largas y gruesas, cubiertas de
mezclilla. Puedo sentir las vibraciones viniendo de él y no son felices. Tengo la sensación
de que tampoco es feliz acerca de que lo dejara plantado hoy. Dijo cada puerta cuando me
amenazó con encontrarme. ¿Cómo diablos supo dónde encontrarme?
Da un paso amenazador hacia adelante y cierra la puerta detrás de él, encerrándonos
en la habitación e interponiéndose entre mi ropa y yo.
—¿Qué demonios te dije, Izzy? Te encontraría, no te estás escondiendo de esta jodida
charla, ¿me entiendes? Ahora, ¿quieres jodidamente decirme qué demonios estás haciendo
sin tu jodida camisa aquí? —No hay necesidad de mirar su rostro para juzgar su estado de
ánimo, está bien enojado.
—¿Podrías pasarme mi ropa, por favor? —le contesto eso, parece la apuesta más
segura en este punto. Quizás pueda evitarlo el tiempo suficiente para escapar—. Por favor,
80
Axel.
Página

Se inclina, jalando mi sujetador y camiseta de la silla detrás de él, sin molestarse


siquiera en mirar hacia otro lado. Bien, no es como si no los hubiera visto antes; solo que
nunca los ha visto así. De repente, mi acto de rebelión no se ve tan caliente. Tomo mi
sujetador y dejo caer la toalla, su aguda mirada me tiene alzando mis ojos para encontrarme
con los suyos. Sus ojos se centran directamente en mi pecho y su nueva joyería. Puedo ver
su pecho moviéndose rápidamente, su nariz está bufando y sus manos están nuevamente
abriéndose y cerrándose en puños apretados.
—¿Qué demonios? ¿Dejas que un desconocido ponga sus manos en tus jodidas tetas?
—Ni siquiera menciona las barras, cómo puede ignorarlas; que están erguidas en toda su
gloria plateada contra mis pezones rosados.
—No es de tu incumbencia, Axel. No ha sido de tu incumbencia en un maldito largo
tiempo. —Mi voz suena graciosa. Mi confianza de antes se ha ido y suena casi como un
susurro. La lucha me ha dejado y sé que es inútil tratar de huir de él. Me guste o no, esta
charla está a punto de suceder, solo tengo que averiguar qué y cuánto decirle. ¿Y cómo
atravesaré esto?
—¿No es de mi jodida incumbencia? Ya veremos eso, Izzy. Ponte tu jodida ropa
antes de que alguien te vea.
Hago el rápido trabajo de vestirme, cuidando mis sensibles y doloridos pezones.
Cuando estoy completamente cubierta y de pie delante de él, miro hacia arriba y solo lo
aprecio. No puedo creer que realmente esté justo frente a mí, muy vivo y enojado. No
puedo decir lo que está trabajando detrás de sus ojos, la ira lo está dominando en este
momento, pero casi parece alivio.
Se acerca, ni siquiera sé cuál es su objetivo, pero inmediatamente me encojo hacia
atrás, cerrando los ojos con fuerza y girando la cabeza lejos de su mano.
—¿Qué demonios es esta mierda, Izzy? —No le contesto, no puedo. Todavía estoy de
lado, esperando el impacto—. Date la vuelta, ahora —grita. Maldice entre dientes cuando
me estremezco aún más, volteándome completamente lejos de él. En este punto, no puedo
evitar las lágrimas que corren silenciosamente por mis mejillas. Sé que en el fondo Axel no
me haría daño, pero esta ha sido mi realidad por tanto tiempo que el instinto de protegerme
es demasiado fuerte.
»Izzy, por favor princesa, date la vuelta —dice después de una larga pausa. Todavía
puedo sentir su ira, pero su tono es suave y tranquilizador. Poco a poco me volteo,
preparándome para cualquier reacción, pero soy completamente sorprendida ante el dolor
en sus ojos—. Vamos, vamos a hablar y vamos a hablar ahora. Izzy, escúchame en este
jodido momento, no tengas miedo de mí. Nunca. Incluso tan loco como me tienes, nunca
pondría mis manos sobre ti. Me escuchas, nunca dañaría ni un solo jodido cabello de tu
cabeza, princesa.
Me inmuto, pero eso no tiene nada que ver con temerle. El escucharlo llamarme
princesa de nuevo es casi tan doloroso como verlo delante de mí. Nunca pensé que iba a oír
81
esa palabra viniendo de esos labios de nuevo. Asiento una vez, dándole eso antes de
seguirlo afuera por la puerta.
Página

Camino detrás de él, con los ojos en el suelo, caminando más allá de los cubículos y
alrededor de la vitrina. Levanto la mirada y me encuentro con los ojos Trix,
sorprendentemente, no está enamorada de Axel, sino que más bien me mira con
preocupación sin censura. Le doy una pequeña sonrisa, muy inestable y le pregunto cuánto.
—Ya pagado, aquí están las instrucciones de Ty; escribí el número de la tienda allí en
caso de que tengas alguna pregunta. —Me mira y puedo verla comunicándome algo,
simplemente no puedo entenderlo ahora. Mi mente está enfocada en una cosa y solo una
cosa.
Le doy las gracias, a continuación busco a Dee. La encuentro, llorando en silencio
junto a Beck, quien ha lanzado su brazo con fuerza alrededor de sus hombros, abrazándola.
Ni siquiera puedo fingir una sonrisa para ella, me conoce demasiado bien, así que sería
completamente inútil. Camino por la puerta principal y me quedo allí, esperando que el
resto de esta jodida comitiva se una a mí en la acera. Axel sale primero. Toma su puesto
detrás de mí, encajonándome y haciendo imposible cualquier idea de huir. Dee se acerca y
me da un torpe abrazo.
—Vas a estar bien, Iz —susurra en mi oído antes de alejarse y regresar con Beck. Él
me da una sonrisa simpática, pero no dice nada y, realmente, que podría decir. Entonces me
encuentro con los ojos azules de Greg.
—Juegos, nena, no me sentaré y veré tu autodestrucción con estos jodidos juegos.
Puedes estar enojada y entiendo que lo estarás, pero no jugarás estos jodidos juegos. Te
llamaré mañana y quizá para entonces entiendas por qué este fue el único movimiento que
me dejaste. Te quiero, nena, pero esta mierda se detiene ahora.
Mis ojos se abren ampliamente en estado de shock, oigo a Dee jadear detrás de él y
siento a Axel estremecerse profundamente a mis espaldas. Me imagino que Dee está tan
sorprendida como yo de que Greg admitió dejarle saber a Axel dónde estaba; no tengo ni
idea de qué demonios está planeando Axel. Estoy devastada. ¿Cómo pudo hacerme esto?
Las lágrimas empiezan a caer de nuevo, incluso más abundantes que antes. Puedo ver a
Greg y se ve visiblemente afectado por mis lágrimas.
La lucha, el impulso de ser fuerte, todo lo que había estado construyendo, se ha ido en
un instante. Estoy completamente aplastada por su traición. Dejo escapar un fuerte suspiro
antes de dirigirme a Greg.
—Ni siquiera te molestes, Greg. No. En lo que a mí respecta, puedes perder mi
número. Estoy muerta para ti, ¿me oyes? No existo para ti. —Miro justo a sus ojos, con
lágrimas fluyendo rápidamente; ni siquiera me molesto en enmascarar el dolor puro. Se ve
aturdido, al principio, y luego una mirada que estoy segura se acerca al dolor en mi cara se
apodera de sus rasgos. Ni siquiera le doy un segundo pensamiento. Me doy vuelta y miro
los ojos ardientes de Axel.
82
»No conduje, tomé un taxi. Así que, si quieres hablar, o bien lo haces aquí o me
encuentras en alguna parte. —Ni siquiera reconozco mi voz, es plana y sin expresión.
Página

Sus ojos arden en llamas y mueve lentamente su mano hacia adelante, agarrando mi
mano. No me estremezco ante su toque, pero los rayos tiran de mi brazo por este
intercambio hacen que mis ojos se agranden hacia él. Si su ingesta rápida de aire es una
indicación, él también lo siente.
—No vas a abandonar mi jodida vista, entiende eso ahora mismo. Dile adiós a tus
amigos, vamos a tener esta plática y lo vamos a hacer justo ahora antes de que decidas
correr. Nuevamente. —No hay espacio para discutir, lo dice en serio y ni siquiera me
importa. El engaño de Greg es bastante difícil de tragar, pero saber que estoy a punto de
rasgar viejas heridas mejor que mejor dejarlas en paz, me está golpeando las entrañas.
No tengo ni idea de cómo voy a pasar por esto.

83
Página
L e doy otra mirada a Dee; parece entender y me da un pequeño asentimiento.
Ignoro a Greg completamente, me doy vuelta y me preparo para seguir a Axel
a lugares desconocidos. Sé lo que viene y podría no estar lista, pero algo me
dice que no tengo opción. Axel quiere respuestas, me lo advirtió y sabía que sería
determinado.
Es posible que piense que puede inmiscuirse de vuelta a mi vida, como si
simplemente no se hubiera ido durante los últimos doce años, pero va a estar muy
decepcionado si piensa que solo voy a girarme y hacerme la muertita. Mi espíritu de lucha
puede que se haya ido, pero estoy muy lejos de estar acabada.
Empezamos a caminar por la acera; él liderando y yo siguiendo silenciosamente
detrás de él.
Cuando alcanzamos su gigantesco camión, me detengo y lo miro. ¿Cómo demonios
se supone que voy a subirme a eso? Estoy a la altura de la cosa esa de estribo. ¿No se
supone que el propósito de esa cosa es ayudar a las personas a subirse a los vehículos?
Típico hombre, hacer estas malditas cosas imposibles. Axel está de pie junto a mí
sosteniendo la puerta, esperando a que me monte. Miro de él al camión unas pocas veces.
No puede hablar en serio justo ahora.
—Métete ahora, no tengo paciencia para tu mierda. —Su voz aún suena letal. No
tengo idea de qué lo enojó tanto, me tiene a mí y técnicamente aún es sábado… incluso si
solo quedan unas pocas horas. Así que, no hice exactamente nada malo. El plazo límite ha
acabado y aquí estoy, ¿cierto?
—Odio hacerte notar lo obvio, Holt —Parece que no puedo evitar burlarme de su
nombre, su nuevo nombre—, pero, ¿exactamente cómo esperas que me meta ahora, como
tu tan amablemente lo has exigido?
Sus ojos destellan y se llenan con aún más furia ciega. Su cara asume una mirada aún
más dura y severa, fría como hielo.
—¿Qué mierda te dije acerca de llamarme Holt? —me grita. Su rostro casi está nariz
con nariz con el mío; sus rápidas respiraciones están golpeando mi propia boca en una
cálida explosión. Puedo saborearlo en mi lengua y jadeo de sorpresa. Mis ojos se agrandan
84
ante su cercana proximidad. Aun en mi actual humor, no puedo evitar recordar todas las
Página

veces que miré dentro de estos ojos anteriormente. Todas las veces que no contenían enojo,
sino inmaculado amor—. Una vez más y lo juro por Dios. Métete en el jodido camión —
ordena, empujando cada palabra hacia mí con gran fuerza.
—Idiota, ¿qué crees que estoy haciendo? ¿Quedándome aquí para mierdas y jodidas
risitas? No, definitivamente no. No puedo meterme en tu estúpido camión. Si te tomaras un
segundo para realmente mirar, te darías cuenta. Tu pequeño complejo de Napoleón es lindo,
en verdad lo es, ¡pero también me está impidiendo meterme en el puto camión! —Grito la
última parte en su cara, tan fuerte que incluso mis oídos están sonando. Instantáneamente
estampo la mano en mi boca, lamentando mi arranque y temiendo su reacción.
Me sorprende cuando, en lugar de azotarse, empieza a temblar con una risa
silenciosa.
—Complejo de Napoleón, ¿eh? ¿En verdad tengo que recordarte cuán incorrecta es
esa declaración, Izzy? Dame un vistazo, mi estatura no es lo único que jodidamente creció
desde que huiste. —Después de que lanza ese inesperado comentario, estoy pasmada
nuevamente.
¿Huir? Habría pensado que estaba hablando de esta semana pasada, si no hubiera
sido por el improvisado comentario acerca de su cambio. ¿De qué está hablando? No hui, él
lo hizo. Mientras mi confusión crece, estoy incluso más convencida de que no quiero tener
esta conversación con él.
Finalmente, habiendo perdido su última pizca de control, agarra mis caderas y me
levanta tirándome bruscamente en el asiento. Murmura severamente que me “abroche el
jodido cinturón” antes de azotar la puerta y desaparecer alrededor del capó. Mi mandíbula
está aún abierta cuando abre su puerta y arroja su gigantesca complexión en el asiento,
girando la llave y trayendo esta bestia a un rugiente encendido. Lo golpea a la marcha y se
dispara lejos de su sitio.
Finalmente, saliendo de mi estupefacto silencio, miro hacia su severo rostro.
—¿A dónde me llevas? Mi casa está hacia el otro lado —pregunto dócilmente.
—Sé dónde está tu casa, también sé que has estado ahí toda la semana, incluso
mientras me ignorabas. No te voy a llevar ahí, donde puedes tener la protección de tu
pequeño compañero pitbull. Vamos a hablar y lo haremos sin jodidas interrupciones y sin
alguien que te ayude a acobardes detrás de una puerta cerrada. A mi casa, jodidamente
ahora.
—No creo que sea una buena idea. ¿Tal vez podemos simplemente ir al Starbucks a
la vuelta de la esquina? —Tal vez si tuviera un poco más de convicción, me habría tomado
en serio. El último lugar en el que quiero estar es en su espacio, sola junto a él.
—Olvida eso en este instante. Lo que tengo que decirte no debe ser dicho alrededor
de otros. Prepárate, princesa, porque he terminado de jugar juegos. No me importa si toma
85
una eternidad, jodidamente hablarás.
Cierro de golpe mi boca y me doy la vuelta para observar la ciudad pasar volando;
Página

tratando frenéticamente de pensar en una manera de salir de esto; una manera de escapar.
No estoy lista, y estoy incluso más convencida de que podría no estarlo nunca.
****
Axel
Mi corazón se siente como si pudiera arrancarse de mi pecho en cualquier momento,
simplemente estallar, justo fuera de mi cuerpo. El martilleo de mi corazón, aun retumbando
en mis oídos tan fuertemente como lo está, no está haciendo nada por disfrazar el suave
resoplido viniendo del otro lado de mi camión. Tanto como desearía poder mantener mi
corazón endurecido para ella, el sonido de su llanto me está destrozando. No debería tener
ninguna compasión restante para ella; debería haber muerto hace tiempo.
Sabía por mi reacción al volver a verla el sábado pasado que esta plática no sería
fácil. Aún hay sentimientos; sentimientos que pensé se habían ido para siempre; atrapados
en esa caja con mi corazón. Esta chica rasgó mi corazón en jodidas tiras y nunca supe por
qué. Habría sido más rápido si se hubiera quedado cerca y me hubiera disparado en el
jodido pecho. Al menos habría muerto instantáneamente, en lugar de desangrarme
lentamente durante los últimos doce años.
Jesús, no puedo sacar la imagen de mi cabeza, de su esbelto cuerpo sosteniendo esa
pobre excusa de una toalla contra su pecho. Cuando la deja caer de su apretado agarre, creí
que iba a tragarme mi legua. Sus tetas siempre fueron jodidamente perfectas, pero verlas
así, con sus pezones erectos y luciendo dos barbells4, pude haberme vaciado en mis
pantalones. Tanto como quería caer a mis rodillas y chupar con mi boca sus descarados
pezones rosados, no pude evitar mi primer pensamiento: ese cabrón puso sus manos sobre
ella. Sostuvo sus tetas en sus manos.
No hubo manera de razonar con mi cerebro de que no era mía; vi rojo.
Esas son mis jodidas tetas y ella es mi jodida chica. A mi mente no le importa que ha
pasado una buena década desde que tuve la oportunidad de disfrutarlas; alguien más tocó lo
que era mío. Si no hubiera pensado que se largaría y correría de nuevo, habría matado a ese
mierdecilla.
Toda la semana he pensado en ella. Ha sido un estrés constante que no necesito
cuando estoy tratando de poder en orden todo en mi vida. Greg y yo hemos estado lo
suficientemente ocupados con todo el papeleo legal y problemas que continúan brotando
con la nueva compañía. Además de las reuniones y la mudanza a la oficina, luego sesiones
informativas con él y con los chicos, y reuniones con nuevos clientes. No tengo tiempo para
estar paseando en el jardín de los recuerdos.
No fue sino hasta la noche del miércoles que recordé que Greg venía para hablarme
86
sobre su amiga. Iz, con la amenaza y el esposo que no quería dejarla ir. Lívido, eso sería la
primera cosa que sentí. Recuerdo pensar, muy brevemente, cuando la vi por primera vez,
Página

acerca de la conexión, pero instantáneamente se fue al carajo cuando todo el infierno le


siguió a nuestro encuentro. Necesito más información y la necesito para ayer. No sé bajo

4
Barbells: Aretes o piercings para pezones y otras partes del cuerpo
qué tipo de amenaza está y realmente ni siquiera sé mucho sobre su matrimonio. Asumí por
muchos años que ella era feliz de que yo estuviera aplastado y enojado porque no podía
colarme de nuevo en su vida si ella era feliz.
Incluso ahora, ansiando respuestas tan ferozmente como lo hago, mi principal
enfoque está en descubrir qué está pasando con este imbécil. El momento para conseguir
mis respuestas llegará, pero primero hablaremos sobre este esposo suyo.
Esperé su llamada ayer; anticipando alguna razón de mierda por la cual no sería capaz
de encontrarse conmigo hoy. No había esperado que sacara un acto de desaparición y se
escondiera todo el día. Debería haberlo esperado. Cuando llegó hoy la hora del almuerzo y
aún no había sabido nada de ella, salí hacia su casa. Cuando llegué para encontrarla
herméticamente cerrada y sin nadie en casa, me enojé.
Llamé a Greg para ver si tal vez podía ganar un jodido apoyo en esta pelea, dijo:
—No me voy a meter en esto, ella sabe cómo me siento y hablará cuando esté lista.
No estoy de acuerdo con esto, pero la apoyaré porque es mi chica. —No estuvo feliz
cuando estallé en su oído. Ella no es su maldita chica. No importó cuántas veces pregunté o
directamente exigí, no iba a decirme dónde estaban. Imagina mi conmoción cuando recibí
una llamada, ni si quiera una hora después de Greg, escupiendo fuego y revelando su
ubicación. Cuando llegué y caminé dentro de un salón de tatuajes de todos los lugares, mi
ira se unió a la suya.
Joder. Sin embargo, esas tetas se ven jodidamente calientes.

Después de conducir otros cinco minutos, y esporádicos suaves resoplidos de Izzy,


me detengo en la puerta de seguridad de mi casa. Después de ingresar el código, detengo mi
camión en mi entrada. Siento como que estoy viendo mi casa desde un nuevo par de ojos,
tratando de ver cómo considerará mi éxito. Puedo ser un hombre de treinta y un años, pero
incluso eso no me detiene de esperar que ella se dé cuenta de cuán lejos he llegado; cómo
me he sacado finalmente de huérfano e indigente a esto. Parte de los planes que alguna vez
habíamos hecho juntos, solo que este no es el departamento de una habitación en el que
teníamos puestos los ojos. Tan imbécil como eso podía hacerme, una parte aún más
pequeña de mí espera que sienta un poco de celos de lo buena que es mi vida; cuánto fui
capaz de lograr sin ella en mi vida.
Qué pensamiento tan cómico. Con mucho gusto hubiera regalado cada uno de los
centavos a mi nombre, si eso significaba que hubiera tenido a mi Izzy conmigo todos estos
años. Pero no ésta Izzy. Ni siquiera conozco a ésta Izzy.
87
La casa que compré estaba por encima del promedio, lo sé, pero que me jodan si
alguna vez vuelvo a vivir apretado como sardina en una lata. Estoy seguro de que hay
Página

abundancia de loqueros que amarían meterse en mi cabeza; abundancia de mierda


almacenada ahí. Sé por qué compré este lugar y no necesito que nadie me diga que estoy
compensando las obsesiones de mi infancia.
Pasamos el último de los perales de los Bradford que delimita mis ochocientos metros
de entrada y la casa salta a la vista. Grande e imponente. Los ladrillos rojo oscuro casi
lucen negros contra el cielo nocturno, la luz junto a las rojas puertas dobles frontales irradia
brillo y alegría, casi invitando. De nuevo, cómico. El estilo colonial de la casa está hecho
para ser un hogar, no esta farsa que tengo funcionando. El inmenso porche del frente se ve
acogedor con las mecedoras colocadas entre las cuatro grandes columnas y las flores se ven
caseras; es simplemente una enorme yuxtaposición de mi vida. El exterior no encaja con el
interior. La casa está tan vacía como me siento ahora y no me gusta para nada.
Tiempo de lidiar con este asunto.
Tiempo de descifrar cualquiera sea el problema con su esposo y descubrir qué
demonios pasó con ella.

Izzy aún está simplemente contemplando a través de su ventana, pero ya que estamos
sentados en mi oscuro garaje, mi suposición es que este es su intento de evitarme. Cómo
demonios planea hacerlo cuando está en mi maldita casa e incapaz de irse si yo no la llevo,
está más allá de mí.
Puedo sentir mi temperamento elevándose. Estoy luchando conmigo mismo por
control, control de mis propias frustraciones, control sobre el dolor que ya no tiene lugar en
mi corazón y control de mi furiosa erección que parece estar apuntando directo a Izzy.
Nunca he tenido esta cantidad de problemas con controlar las situaciones a mi alrededor.
Debe sentir mis ojos en ella porque finalmente se voltea hacia mí.
—¿Ahora qué? —Es apenas un susurro y, si no la hubiera estado viendo, pude
habérmelo perdido.
—Salir del camión; hablamos. Tan simple como eso. Solo se convierte en este
enorme desastre de juegos inmaduros cuando te vuelves difícil. Así que, coopera conmigo,
porque estoy harto de jodidos juegos. —Creo que eso es lo suficientemente amable hasta
que las lágrimas ruedan por sus aterciopeladas mejillas.
Maldita sea.
Me bajo de la cabina y empiezo a encaminarme alrededor del capó hacia su lado,
esperando completamente tener que sacarla y aventarla sobre mi hombro. Pero,
sorprendentemente está esperando junto a la puerta y claramente está enojada por su larga
bajada.
—Por aquí. —La bienvenida está simplemente fuera de mis palabras. Estoy seguro de
que puede sentir las vibras ahogándola. Es difícil no darse cuenta cuando alguien preferiría
88
estar en cualquier otro lugar que con la persona que está. Es difícil decir si siquiera estaría
Página

pasando por toda esta mierda si no fuera por Greg y su petición de ayudar a su amiga. Mi
instinto me dice que simplemente debería dejarla en paz, olvidarme de ella y de las
respuestas que ansío. Mi instinto está gritándome que lo deje morir, pasarlo a Locke o Coop
y fingir que nunca volví a mirar en esos pálidos ojos verdes de nuevo.
Poca probabilidad de eso.
Abro la puerta hacia el vestíbulo fuera del garaje y le hago señas para que entre. La
casa está a oscuras, así que se detiene junto a la puerta. Viniendo detrás de ella, ingreso el
código de la alarma y enciendo la luz hacia la cocina. Hay electrodomésticos cromados,
gabinetes de madera oscura, encimeras de granito y un montón de nada más. Sin mesa, solo
dos taburetes de bar junto a la isla.
Grita bienvenido a casa.
Señalo hacia el banco y ladro una palabra.
—Siéntate.
Está mirando sus pies, ni siquiera hace el intento de discutirme y se sienta. Le doy un
momento, sabe por qué estamos aquí, así que con suerte simplemente me dirá lo que
necesito saber sin hacer un gran problema de esto. Transcurro diez minutos mirándola y
ella retorciendo sus manos en su regazo.
—Habla —ladro, el sonido haciendo vibrar las paredes desnudas.
Si no la hubiera estado observando por la pasada eternidad, pude haberme perdido el
pequeño salto que dio por mi tono. Es difícil decir si la asusté o si algo más está sucediendo
detrás de sus ojos cuando levanta su cabeza de golpe.
—No sé qué quieres que diga. —Más susurros. Parece que podría necesitar un
aparato auditivo para esta conversación.
—Bueno, vamos a ver. No te arrastré hasta aquí para darte un paseo, no necesito
ponerme al día con el último chisme de la ciudad y jodidamente seguro que no te traje aquí
por la compañía, así que eso solo deja una cosa. Primero, explicas, en detalle, qué está
pasando con tu esposo —Escupo la palabra, la amargura en mi lengua es fuerte y clara—,
luego puedes explicarme lo que significa ese jodido paquete. Detalles, Izzy, esto no es un
juego y te digo esto, si no hubiera sido por Greg básicamente rogándome que te ayudara, no
estaría haciendo esto.
Le toma un segundo; puedo ver mis palabras trabajando en su mente. Abre su boca
unas pocas veces, pero nunca salen palabras. Justo cuando empiezo a perder cualquier trazo
de paciencia que me queda; finalmente habla.
—¿Puede alguien más hacer esto?¿Tienes que ser tú? —Quiero estrangularla. Jodida
mierda, Greg va a deberme en grande por esto.
—Termina con la mierda de preparatoria. No me pidió personalmente que me
encargara de tu mierda solo por joder. Soy bueno en lo que hago, Izzy. Locke y Coop,
89
seguro que podrían hacerlo, pero yo puedo hacerlo mejor. Ahora, ¿qué demonios?
Página

Cierra sus ojos por unos cuantos minutos e inhala profundamente,


—Brandon, mi ex… bueno, casi ex. Tuvimos un… matrimonio desafiante. Me fui
hace poco más de dos años y me mudé aquí. Él ha estado resistiéndose al divorcio. —No
tomó mucha deducción adivinar que estaba dejando algo fuera, un completo montón de
cosas.
—Déjame preguntarte algo, Izzy. ¿Cómo esperas que me encargue de esto, de él, si
no me dices nada más que tu matrimonio perfecto no funcionó? Qué, ¿te engañó o algo?
¿Finalmente tuviste suficiente de vivir la perfecta y pequeña vida? Dime, porque
simplemente no lo entiendo. Lo poco que fui capaz de descubrir esta semana lo hace ver
como que tú tenías todo lo que tu pequeño corazón deseaba. Y lo que realmente no
entiendo… lo que realmente no comprendo es por qué simplemente no te deja ir. —Incluso
a mi parecer, eso sale más duro de lo que tenía planeado.
Un poco de iluminación sobre esta situación habría sido buena, porque cuando ella
rompe a llorar y sale corriendo hacia los oscurecidos pasillos de mi casa, estoy
completamente desconcertado. Sorprendido. ¿Qué mierda? Gruñendo como un tonto, salgo
en su búsqueda.
Casi treinta minutos después, finalmente reduzco la búsqueda. En verdad no debería
haber sido un gran desafío, ya que tengo más habitaciones vacías que muebles. Esto es lo
que obtengo por comprar una casa de seis malditas habitaciones que no necesito. Busco en
cada habitación de la planta principal, nada, troto por las escaleras y miro en cada
habitación, nada. Finalmente tengo suerte cuando paso por el dormitorio al lado de las
escaleras, un llanto suave. Ya revisé esta habitación y no había estado ahí. Uso esta
habitación para almacenar todos mis archivos de casos antiguos, siendo que todas las otras
habitaciones, excepto en la que duermo, están vacías no podía elegir un mejor escondite.
Finalmente la encuentro, encajada entre dos grandes pilas de cajas. Ha hecho su
camino completamente como un ratón entre ellas y está vuelta hacia sí misma; piernas
apretadas contra su pecho y brazos envueltos alrededor de su cuerpo. Se está meciendo,
meciéndose hacia adelante y hacia atrás.
—Izzy, sal. —Intento.
Nada más que un suave llanto.
—Vamos, sal de ahí. —E intento.
Silencio.
—De verdad, Izzy, soy jodidamente grande para arrastrarme ahí por ti. Sal. —E
intento.
Sigo intentándolo diez veces más, frustrantes minutos sin suerte. Suficiente de está
mierda. Comienzo a recoger las cajas a su alrededor, moviendo una a la vez lejos de su
pequeño cuerpo hecho bola. Una vez que tengo lo suficientemente despejado que puedo
90
tocarla, extiendo la mano y tiro de ella hacia arriba y fuera. No espero que se lance hacia
atrás lejos de mi mano extendida. Se ha embocado tan bien que no hay mucho espacio entre
Página

su cabeza y la pared. Hace una contracción con un ruido enfermo.


—Joder —silbo antes de sacarla en brazos y llevarla hacia mi habitación. Prendiendo
las luces con mi codo, camino hacia la cama y la coloco suavemente sobre el colchón antes
de pasar los dedos por su cabello.
Bonito bulto, estúpida chica.
—Muy bien Izzy, suficiente de esto. Ahora podemos añadir que me explique qué
demonios fue eso a la lista.
Mi paciencia se dispara. Se hace polvo. Mi humor se está deteriorando con cada
segundo y ella solo me mira con ojos vacíos. Es como si ni siquiera estuviera aquí
conmigo. Solo sigue deambulando sus ojos sobre mi rostro. Tan enojado como estoy ahora
mismo, no puedo evitar ser absorbido por ella otra vez. Se ve tan asustada, pero es el anhelo
que veo en su rostro lo que me tiene paralizado; como si alguien acabara de patear su
perrito, asesinado a su gato y le hubiera dicho que no recibiría un pony en Navidad.
—Por favor, habla. —Salta ante mi silenciosa suplica.
Le toma un minuto y más de esa pesada mirada analizadora antes de hablar otra vez.
Su tono es apagado, suena tan pequeña y derrotada. Escalofríos estallan por todo mi cuerpo
con sus siguientes palabras.
—Fue tan difícil, Axel. Tan difícil. —Aparta la mirada, concentrándose en el espacio
y no en mí—. El primer año estuvo bien. Él trabajaba mucho, pero no era malo. No quería
que trabajara, decía que lo único que necesitaba hacer era cuidar de él, de la casa y… los
niños. ¿Qué sabía yo, la estúpida y rota Iz, que sabía? ¿Eh?
Finalmente mira hacia mí; se ve como si algo de espíritu hubiera regresado, pero no
mucho. Sé que esto no va a ser bueno antes de que siquiera dijera una palabra. Tengo que
luchar contra el impulso de golpear algo, recordándome que yo pedí esto.
—El segundo año fue cuando comenzó a cambiar un poco. No íbamos a visitar a mis
abuelos mucho, siempre me estaba pidiendo que me quedara en casa y que no me reuniera
con Dee para almorzar o cenar. Pequeñas cosas que no noté al principio… hasta que se
volvieron grandes cosas. —Da un bufido amargo antes de tomar otra respiración—. No
había visto a Dee durante algunas semanas, creo que fue un miércoles… no lo sé. Él iba a
llegar tarde ese día y lo único en lo que pude pensar fue, finalmente… finalmente puedo ver
a Dee. Un café de media hora con Dee se convirtió en un labio partido. Ni siquiera pensé
que se había pasado de la raya, sabes, pensé que lo merecía. Creo que Dee siempre supo
que las cosas estaban raras en la casa Hunter. Alrededor de un mes después de eso me
encontré con ella otra vez. Me rogó que me abriera a ella, pero le dije que estaba bien. Bien,
qué broma.
91
Si no podía sentir mi sangre corriendo a través de mi cuerpo en este momento, me
habría convencido de que me había vuelto una estatua. Las palabras estaban más allá de mí
Página

y mis burlas anteriores me estaban golpeando en la cara.


Mataré a ese hijo de perra.
—Princesa. —Intento alcanzar su mano, pero ella la tira cerca de su cuerpo—. ¿Esa
fue la única vez que puso las manos sobre ti? —Intento por lo suave, pero la furia letal en
mi voz no se puede perder.
—Por un tiempo. No se puso malo durante unos cuantos meses. Actuaba como si lo
sintiera y que fue un accidente. No empeoraron hasta alrededor de nuestro tercer
aniversario.
—Qué exactamente se define como malo, porque no puedo encontrar ninguna buena
manera para tocar a una mujer así.
Cuando sus ojos vuelven a mí y esa sola y gorda lagrima se derrama de su ojo lo sé,
simplemente lo sé.
—No sientas lastima por mí, este no era tu desastre. No hiciste que él lo hiciera.
Debería haberme ido; haber sido lo suficientemente fuerte para irme. No tenía a nadie,
Axel, así que no creas que no pensé en ello. Él era inteligente; me apartó de todos. Ni
siquiera llegué a ir al funeral de mi abuela y Pops… él tampoco estaba pasándola bien. No
quería que Dee supiera lo malo que era, estaba atrapada… atrapada con nadie.
Este gran dolor se dispara a través de mi costado izquierdo ante sus palabras. Debería
haber estado allí y, tan ridículo como es el pensamiento, no puedo dejar de pensar que, de
alguna manera, dejé a esta chica. He pasado años odiándola, pensando que solo nos había
olvidado y seguido adelante, saber lo que sufrió no sentaba bien.
—Sabes sobre mi papá y mi mamá, ¿cierto? —Me mira, toda triste y rota para mi
confirmación. Con mi débil asentimiento, continúa—. Dee era todo lo que me quedaba.
Finalmente me atrapó sola un día; estaba recogiendo algunas provisiones. Esa era una de
las únicas cosas que tenía permitido hacer sola. Me llevó al baño y me rogó que hablara, me
rogó que me fuera. No le hice caso otra vez. Me compró un celular prepago y me dijo que
la llamara, de día o de noche si la necesitaba. Fuimos capaces de realizar furtivamente un
par de llamadas y encuentros secretos, pero no muchos. Ella no vivía muy lejos, lo
suficientemente cerca para venir cuando podía escapar. —De detiene por un momento y
solo me siento ahí, enmudecido esperando que continúe, al mismo tiempo luchando por no
ir a buscar a este hijo de perra.
»¿Estás seguro que necesitamos ir a esto? No es bonito, Axel.
Quiero gritar no, no quiero escuchar esto. Todo menos esto.
—Sí, Izzy, sigue.
—Está bien —Pausa—, bueno… —Pausa. Inhalación. Exhalación—. Hace unos años
fui a encontrarme con Dee, nada grande, solo quería verla. Teníamos todo planeado. La
92
llamé el día antes del teléfono que me dio, le dije que la extrañaba y quería que pasáramos
un rato juntas. Puse la cena en la olla de cocción lenta, hice los mandados y me escabullí
Página

para visitar a Dee. Habría estado bien y él nunca se habría enterado, pero estaba llegando
tarde. Llegó a casa justo después de mí y, aunque pensé que lo había logrado… él lo sabía.
—Se detiene y nivela su mirada con la mía, sus ojos casi se ven grises, sus ojos siempre
solían cambiar con su humor… el gris fue siempre el que más odié—. Esa fue la noche en
que finalmente usé ese teléfono para que me salvara.
No me había dado cuenta que no estoy respirando hasta que mi pecho comienza a
doler. Ni siquiera me puedo mover, ni siquiera puedo permitirme moverme, Dios mío…
—Tuve suerte, cuando me desmayé el juego ya no era divertido y, por primera vez, se
fue después de que terminó conmigo. Dee llegó ahí y me sacó rápidamente. No lo he visto
desde ese día. El divorcio ha estado en el limbo por los últimos seis meses más o menos.
No puedo soportar escuchar esta historia. Desearía, por Dios, que esto fuera solo un
cuento, no la vida que ella estuvo viviendo mientras pensaba que era feliz. No tocarla se
está volviendo insoportable. Extiendo el brazo y agarro su mano antes de que sea capaz de
alejarla, frotando mi pulgar sobre su suave piel y mirándola a los ojos. Por difícil que sea
para mí escucharla, no puede ser fácil volver a contarla.
—Ni siquiera sé que decir ahora mismo, princesa. Yo… no lo sé. Me mata saber que
tuviste que vivir con cualquier abuso por un segundo, pero años… Izzy, nunca he deseado
con tantas ganas haber estado ahí. —Antes de que siquiera termine de hablar, arranca su
mano y se escabulle hacia el otro lado de mi cama.
—No… no me llames así, Axel. Y no vamos a ir ahí. He explicado mi matrimonio,
pero no iré ahí contigo. Déjalo en el pasado por favor. —Su cruda desesperación es lo único
que me impide luchar contra ella en esto. Hablaremos de ello, pero soy lo suficientemente
inteligente para saber que se cerrará si la fuerzo ahora.
—Muy bien, Izzy, te entiendo. Explícame el paquete. Greg me contó lo que era, pero
no entiendo cómo coincide con la historia que me contaste. ¿Tuviste… hijos? —El costo
que mi control toma para lograr que eso salga con un tono neutral es alto. El pensamiento
de otro hombre tocándola es suficiente, pero pensar en otro hombre plantando su semilla en
su cuerpo es inimaginable.
Ella era mía.
Ella es mía.
Ella siempre será jodidamente mía.
Puedo ver las paredes subiendo al instante; me está bloqueando y enmascarando sus
emociones perfectamente. No tengo idea qué la hizo cerrarse esta vez. Podría meter una
barra de metal por su culo y aun así no estaría tan rígida como está ahora mismo.
—No podíamos tener hijos —dice rápida y silenciosamente—. Eso es todo lo que era,
un recordatorio de que no podía darle hijos. —Listo. Esa declaración es dicha de tal manera
que supe que no habrá charla sobre ello en detalle. Le daré esa jugada, no conozco muchas
93
mujeres que no estén un poco molestas por no poder tener hijos y, en el fondo, puedo
Página

admitir que el mundo sin una oportunidad de más personas como Izzy en este es un lugar
aburrido.
—¿Esa fue la primera vez que te contactó? —pregunto, en un intento por cambiar de
tema, haciendo una nota mental de pedirle a Greg más detalles luego.
—No al principio. Creo que tuvo dificultades para encontrarme. Recientemente
comencé a trabajar, así que tendría que haber buscado a Dee para encontrarme. Ha habido
algunas llamadas, pero nada malo. No hasta el paquete.
Hay algo que me estoy perdiendo. No puedo ignorar la sensación de que hay una gran
parte de esta imagen que falta. Este imbécil ha sido bastante silencioso y estado distante por
mucho tiempo, a excepción de la demora del divorcio, no ha estado haciendo movimientos.
Algo está mal, pero puedo decir que ella no se va a abrir mucho más. Reviso la hora y veo
que está llegando la madrugada, consolida el hecho de que hemos acabado por la noche.
—Tenemos que sentarnos con Greg y los chicos. Necesito revisar el sistema en tu
casa y luego tienes que decirme cómo quieres que esto continúe. Pero todo eso puede
esperar a mañana, es tarde y estoy seguro que tu roce con la aventura de antes no está
exactamente manteniéndote bien despierta. Recogeré algo de ropa; puedes usar el baño y
luego dormir. Podemos llamar a los chicos en la mañana.
Sus ojos están bien abiertos y sorprendidos.
—No voy a dormir aquí. Puedes llevarme a casa o alguien puede venir a buscarme.
Querías hablar y hablamos. Ahora quiero irme.
Echar la cabeza hacia atrás y reírme probablemente no fue la decisión más acertada,
pero debe estar jodidamente loca si piensa que la voy a dejar salir de mi vista antes de que
pueda concretar un plan sólido. No lo sabe aún, pero estamos a punto de convertirnos en
mejores amigos.
—No peleemos por está mierda. Es tarde y estoy seguro que cualquiera a quien
llames ya se ha ido a dormir. Una noche no va a matarte, nena. Esta cama podría también
tener el Golfo en el medio. Me quedaré en mi lado; mañana resolveremos esto y
arreglaremos este desastre. No me enojes, toma la ropa, ve a jodidamente limpiarte y a
dormir. —Me acerco a la cómoda y saco de un tirón una camiseta y unos calzoncillos,
lanzándolos hacia ella, golpeándola justo en su sorprendido rostro. Eso parece noquearla de
lo que sea que la tiene ocupada. Con un resoplido y un montón de descaro, pisotea hacia mi
baño y cierra la puerta de golpe.
Siento las cuerdas de años de odiarla lentamente comenzar a soltarse.
No puedo ignorar el deseo de hacerla mía, todavía está ahí, pero no puedo olvidar que
se fue y se olvidó de mí muy fácilmente. Me encargaré de este problema y luego me
encargaré de nosotros. Tenemos suficiente con lo que lidiar ahora mismo; averiguar todo lo
demás puede esperar. Solo que no puedo decidir si quiero resolvernos para un cierre o para
volver a estar juntos. Solo el tiempo dirá; una cosa a la vez.
94

Salgo de la habitación, saco mi teléfono del bolsillo y le marco a Greg. Un tono y ese
Página

hijo de perra responde como si hubiera estado esperando. No estoy seguro qué tomar de su
relación, pero no estoy feliz con lo cercanos que parecen.
—¿Está bien? —pregunta él y, jódeme, suena destrozado.
No, no destrozado. Suena destruido.
—Lo estará, me habló de su ex. No me dijiste que la hirió. No me dijiste ni una sola
jodida cosa sobre lo malo que era, Greg. Esposo problemático que no quiere un divorcio,
eso es lo que dijiste. ¿Puedes imaginar mi sorpresa cuando averigüé que la abofeteaba?
—Actúa como una perra después, Reid. ¿Cómo está?
—Esa mierda no está terminada entre tú y yo, me oyes. Se está cambiando, la voy a
mantener aquí por esta noche. Reunión familiar, hijo de perra, mi casa mañana en la
mañana. —Debería estar agradecido de que ella tenga a alguien determinado a ser su
apoyo, pero eso se va a terminar. Estoy de vuelta y Greg no me va a quitar ese trabajo.
—¿Va a dormir ahí? Tienes una cama, Reid. Puedo estar ahí en diez minutos para
llevarla a casa. Me quedaré ahí hasta mañana cuando podamos juntarnos, luego podemos
reevaluar.
—No. Termínalo, Greg, lucharé y lucharé contra ti fuertemente en esta.
Su áspera exhalación se apodera de la línea.
—No me gusta esto, ni un poco. Si la jodes, juro por el maldito Cristo que te mataré.
Alejo el teléfono de mi oído; seguramente no acabo de oírlo bien.
—No hay tiempo, Greg. Hablaremos, pero ahora mismo tengo cosas más importantes
que tratar. Si tomas cualquier cosa de mí en este momento, quiero que sepas esto y
recuérdalo… nunca lastimaría un solo jodido cabello de su cabeza. Nunca.
—Si crees eso, Reid, entonces estás más delirante de lo que pensaba. Te lo garantizo,
el solo estar ahí está lastimándola lo suficiente como para toda una vida. —Con eso lo
escucho colgar, dejándome más confuso de lo que estaba antes de esta noche.

95
Página
Izzy
S
i pudiera quedarme dentro de este exuberante baño toda la noche, lo haría. Mi
corazón se siente como si hubiera sido arrancado de mi cuerpo y pisoteado.
Destrozado, completamente destrozado. Fue suficientemente difícil soportar
todos esos años con Brandon, pero lo hice y he trabajado mucho por seguir adelante.
Discutirlo de nuevo con la única persona que siempre ha tenido mi corazón, la única
persona que pensé que se había ido por siempre, el dolor es inmedible. Nunca, ni en mis
sueños más salvajes, creería que Axel estaría de vuelta en mi vida.
El grave tormento de saber que siempre ha estado muy vivo es lo que está pesando
sobre mí más duramente en este momento. Sigo pasando por mi mente todas las cosas por
las que lo necesito de mi lado. Todas las cosas con las que había sido obligada a tratar sola.
Cuando me preguntó sobre la fotografía, mi corazón se detuvo. Justo ahí, en medio de
su habitación, simplemente se detuvo. No estoy bajo la ilusión de que Axel está de vuelta y
es mío. Oh, ese barco ha zarpado. Me aferré a la más pequeña esperanza de que él estuviera
ahí en algún lugar, pero no puedo ignorar el hecho de que me dejó. Me dejó y, cuando hizo
eso, dejó a su bebé. El bebé que no fui capaz de proteger. Por supuesto que Brandon sabría
lo duro que eso fue para mí, no es que alguna vez estuviera dispuesto a compartirme con
cualquier niño que hubiéramos creado, pero él sabía por qué había aceptado tan fácilmente
no tener hijos nunca. Mi bebé se ha ido, al igual que su padre y eso es algo que nunca
compartiré con él. No merece saberlo y si soy honesta conmigo misma, dudo que le
importe. Después de todo, si pudo dejar tan fácilmente a la persona que le profesaba amor
tan profundamente, un hijo no cambiaría nada.
Hago uso rápido de su baño; tomo una breve ducha, estremeciéndome cuando el agua
caliente rueda sobre mis pezones doloridos. Me seco rápidamente y me pongo la suave
camiseta que huele a Alex; me golpea hasta mis rodillas. Jesús, no era así de grande cuando
éramos chicos. Era alto, pero nunca tan… sólido. Ni siquiera me molesté con sus
calzoncillos, cuál es el punto cuando ya estoy nadando en su camiseta. Pasando los dedos
por mi cabello, hago un rápido análisis de su mostrador, busco dentro de algunos cajones y
espero encontrar un cepillo de dientes extra. Negativo. No es eso maravilloso. Joder. Ese
idiota me quiere aquí, bien podría utilizar su mierda. Después de que termino de cepillarme
96
y darme un gran discurso mental de mantenerme fuerte, salgo.
Página

Mierda… mierda, joder.


Ahí está él. Entrando en la habitación de vuelta, todo grande y delicioso. Quiero irme,
correr y nunca mirar atrás.
—¿Qué lado? —El ligero bamboleo en su voz es apenas perceptible y estoy
animándome mentalmente para mantener un rostro muy valiente.
—No me importa. Una cama es una cama. —Y con eso, entra al baño y cierra la
puerta.
Bueno… supongo que eso es todo entonces.
Acercándome al lado más alejado de la puerta del baño, hago un rápido trabajo
apagando las luces y hundiéndome en las sábanas y metiéndome abajo. Naturalmente, mi
suerte sería elegir el lado en el que él debe dormir. Siento que me he zambullido en una
nube de esencia de Axel.
Con solo el toque de su olor puedo sentir los recuerdos volviendo de golpe, rápidos y
feroces. Mordiéndome el labio tan fuerte como puedo sin extraer sangre, cierro los ojos
fuertemente. Paso por cada ejercicio mental que conozco para intentar saltar este enorme
obstáculo.
El pasado no puede tocarme.
Soy más fuerte que esto.
Soy una sobreviviente.
Jódete, destino… jódete duro.
Después de unos minutos de escuchar la ducha y mis cantos internos, el estrés de la
semana y los eventos del día finalmente me arrastran. No mucho después de eso, la cama se
hunde y en mis sueños sonrío, porque escucho un suave susurro:
—Te extrañé… jodidamente tanto, princesa. —A veces, los sueños no te decepcionan
porque eso es lo único que he estado esperando escuchar desde el día en que me dejó para
siempre. En mis sueños, todos mis problemas se desvanecen, porque estoy a salvo. A salvo
y de regreso en los brazos de Axel.
****

Axel
Salgo del baño; después de pasar una malditamente estúpida cantidad de tiempo en la
ducha haciéndome cargo del problema que Izzy había despertado y me quedo ahí parado.
El agua todavía está goteando de mi pecho, desapareciendo al alcanzar la toalla fuertemente
anudada alrededor de mi cintura.
97
Izzy está de regreso en mi cama. Jódeme; un peso que se había estado instalando
Página

sólidamente en mis hombros por demasiado tiempo se aligera. No mucho, pero maldita sea,
cualquier cosa es un alivio. Debería haber sabido que si ella alguna vez volvía a entrar en
mi vida, no sería capaz de aferrarme a mi ira.
Me paseo por mi lado de la cama para conseguir una mirada más cercana de la
pequeña bola bajo mis sabanas. Y ahí está, ese rostro que puede ponerme de rodillas. Se ve
tan pacifica en su sueño, sus manos cruzadas bajo su mejilla y su cabello desplegado contra
la almohada. Como un ángel, mi princesa.
Nos hemos perdido tanto, desperdiciado tanto tiempo. A pesar de que sé lo mucho
que todavía tenemos que trabajar y el pequeño detalle de recordarle que ella es mía, no
puedo dejar de luchar contra la satisfacción instantánea que me inunda.
Me siento completo otra vez.
Sé que no debo tener esperanza, pero no puedo evitar pensar que detendría cualquier
cosa que me la quitara otra vez.
Camino de regreso hacia el otro lado; dejo caer la toalla y subo. Hace un pequeño
gemido en su sueño que me lanza con precaución al viento y me muevo para envolverla en
mis brazos.
—Te extrañé… jodidamente tanto, princesa.
Y con Izzy de vuelta en mis brazos, presionada firmemente sin espacio entre nuestros
cuerpos, finalmente encuentro el sueño.
****

Izzy
Lo primero que noto cuando comienzo a despertar la mañana siguiente es lo
increíblemente cálida que estoy. Finalmente, Dee está escuchándome cuando le digo que no
podemos seguir disminuyendo el aire acondicionado a temperaturas árticas. Me anido,
moviéndome e intentando encontrar ese lugar perfecto que me llevará de vuelta al dichoso
sueño en el que estaba. Ese movimiento es todo lo que me toma para despertarme bien y
que toda esa calidez desaparezca, dejándome sólidamente congelada.
Hay una gran mano cubriendo mi muy tierno pecho y una respiración suave
haciéndome cosquillas en el cuello. Esa calidez que estaba amando hace un segundo me
está pateando el trasero, casi literalmente. Puedo sentir la sólida y muy desnuda pared de
músculo y fuerza contra mi espalda, encajando como un guante apretado contra mi cuerpo.
Intento levantar mis piernas, pero están enredadas con unas más grandes y peludas. El más
grande, y quiero decir más grande problema que parezco tener en este momento es la gran
erección clavándome; situada justo contra mi coño. Y todo ese movimiento, toda esa
98
búsqueda que estaba haciendo por la calidez en mi sueño, todo lo que eso hizo fue
provocarme gotear con deseo.
Página

Entreabriendo un ojo, asimilo la habitación. Mi viaje alrededor de la habitación


principal comienza con un alto armario y termina con una pila de ropa en el suelo junto a
este. Además de eso, vacío. Mirando hacia el brazo infractor que me sostiene fuertemente
al cuerpo de su dueño, intento pensar en una manera de salir de este agarre. Tiene su brazo
deslizado por mi camisa, ahuecando mi pecho con fuerza, como si fuera su ancla.
Moviéndome, intento desplazarlo naturalmente, pero todo lo que consigo es que su mano y
brazo agarren con más fuerza y presionen tirándome incluso más cerca de su cuerpo.
Malditas hormonas. Su erección dura como la roca se adentra incluso más
profundamente entre mis piernas, golpeando mi clítoris con una punzada aguda.
Contengo bruscamente el aliento de puro placer.
Oh Dios mío. Tengo que alejarlo de mí.
Golpeo mi codo hacia atrás, ganando un gruñido y ser más aprisionada.
¡Mierda! Suerte la mía. Mi cuerpo me está diciendo que empiece a follar, mi corazón
me dice que corra y mi mente está allí sentada disfrutando de un cigarrillo, mientras sus
caderas comienzan a moverse en contra mí.
—Axel Reid, ¡despierta en este momento! —le grito—. Saca tus garras de mi teta y
has que tu polla deje de buscar mi coño, lo encontró imbécil, ahora aléjate.
—Urmmpf…
Eso es todo lo que consigo. Nada. Me tira hacia atrás, de nuevo. Solo que esta vez
tengo la ventaja añadida de una barba contra mi cuello y un zumbido. Si él tiene un sueño
húmedo contra mi cuerpo, podría matarlo.
—¡AXEL!
—Cállate, Izzy. Estoy tratando de disfrutar esto. —Bien despierto. Ese idiota está
despierto, su voz ni siquiera tiene un dejo de sueño.
Me muevo para alejarme, frotando mis caderas dan contra su polla de nuevo, ni
siquiera soy capaz de mantener el gemido en silencio. Finalmente, después de una pequeña
lucha para desenredar mis piernas y empujar su brazo, soy libre. Me muevo rápidamente
hasta el borde y salto de la cama. Me vuelvo, lista para escariar uno nuevo, pero me
detengo en seco, mi boca se abre y estoy babeando, estoy segura de ello.
Perfección. Está tendido sobre sus sábanas blancas, todo grande y sólido. Tiene un
brazo tirado sobre sus ojos y uno apoyado contra su abdomen perfectamente esculpido.
Ambos brazos están marcados con algunos tatuajes tribales, envolviéndose alrededor de
ambos hombros y alrededor de la parte delantera de su pecho. Tiene un gran ángel en su
costado, con las manos juntas en oración y sus alas agrupándose alrededor de su espalda.
No puedo ver su rostro claramente, pero desde aquí puedo decir que es una hermosa pieza.
Mis ojos viajan hacia abajo y veo más tatuajes que desaparecen bajo la sábana sobre sus
99
caderas. La sábana delgada no está haciendo nada para ocultar la tienda de campaña de su
erección. Larga, sólida, fuerte y muy excitada.
Página

Mueve sus brazos y sus brillantes ojos color esmeralda se encuentran con mis
asustados ojos. Barro su cuerpo con mi mirada una vez más antes de levantar los ojos y
encontrarme con su mirada inquisitiva.
—Mierda, ¿qué te ha pasado? —alabo, o por lo menos debería haber sonado como un
elogio, pero sale más como un débil lamento.
Ríe suavemente, lo que hace que todos esos músculos lamibles se apreten. Quiero
lamerlos con tantas ganas.
—Hablas de los tatuajes o del cuerpo. Tuve un momento de desarrollo, crecí un poco.
Hago mucho ejercicio; mi cuerpo es mi protección, así que no puedo aflojar. No ha
cambiado mucho más.
Tiene que estar bromeando.
—¿No ha cambiado mucho más? —repito—. Te ves como si hubieras ganado veinte
kilos o más de músculo, tal vez un par de centímetros porque no te recuerdo con ese
aspecto. Y sí, bueno… los tatuajes son definitivamente nuevos.
—Las cosas cambian cuando se pasa de un niño a un hombre, Izzy. Sigo siendo yo.
—No sé sobre eso. Y tienes razón, las cosas cambian. Puedes ser tú, pero estoy
malditamente segura de que yo no soy la que era. —Excavo profundamente para levantar
mis pensamientos y mi cerebro del suelo—. No tengo nada que ponerme y me gustaría estar
lista para ir a casa ahora. —Listo, eso debería terminar la conversación rápidamente.
—Sí, evítalo. Lo entiendo. Armario, agarra algunas sudaderas y una nueva camiseta.
Nos encontraremos en la planta baja. —Fue tan rápido que no tengo ni un segundo para
voltearme cuando corre la sábana mostrando su cuerpo completo y dejándome aún más sin
palabras. No ha cambiado mucho más, mi culo. Parece que sus pocos centímetros no fueran
solo en su altura. Con pasos pesados y un cuerpo tenso, entra en su armario y cierra la
puerta. Corro al armario y luego entro en el cuarto de baño para vestirme.

Treinta minutos más tarde, me dirijo por el largo pasillo y escaleras en busca de la
cocina. No debería ser demasiado difícil, pero esta casa es enorme y, a juzgar por los
olores, el desayuno está listo. Hago unas cuantas vueltas equivocadas y solo encuentro más
espacio vacío. Debe de haberse mudado el fin de semana pasado, no hay absolutamente
nada aquí.
Al doblar la esquina, finalmente entro en la cocina. Axel está de pie junto a la cocina
cocinando un poco de panceta, con los huevos ya servidos a un lado y un poco de jugo de
naranja en una taza junto a la banqueta.
—Siéntate y come. Greg y la banda deberían estar aquí en una hora. —No deja
espacio para la discusión, solo me da una mirada fría y arroja un poco de panceta en mi
100
plato, se sirve algo de comida para sí y apoya su cadera contra la isla antes de empezar a
comer.
Página

Nos sentamos así, en silencio, mientras terminamos. Ni siquiera me mira, ni una sola
vez mira hacia mí. Debería estar reconfortada por esto, pero estaría mintiendo si dijera que
no me molestó que fuera capaz de apagar todo. Por mucho que yo podría, tenerlo tan cerca
de mí otra vez está jugando con mi mente. Solo quiero correr a sus brazos y dejar que todo
pase; olvidarme del mundo.
Aclarando mi garganta, rompo el silencio.
—Entonces, ¿qué pasa ahora? Realmente me gustaría ir a casa.
—Te lo dije anoche, discutiremos adónde ir con todos los demás. Irás a casa cuando
descubramos qué va a suceder después. No lo tomes a la ligera, Iz, podríamos no saber por
qué envió eso, pero fue por una razón. Mi trabajo consiste en averiguar por qué y qué tipo
de amenaza, si es que lo es, te espera.
—Mmm… —Estoy más que frustrada. Todo lo que quiero hacer es ir a casa y
esconderme de mis problemas y de Axel. Lo último que quiero es que sea un elemento
permanente en mi vida. Solo puedo esperar que Greg y Dee puedan guardar silencio sobre
todo lo que saben que Axel no.

Todavía estoy en silencio haciendo hincapié sobre lo que pasaría si Axel descubre
todo lo demás cuando una puerta se cierra y pasos pesados hacen eco en toda la casa. Si el
lenguaje corporal relajado de Axel no hubiera permanecido igual, podría estar preocupada.
Esta debe ser la caballería que acaba de llegar.
—Hola, Reid. ¿Dónde estás? —truena la voz uno a través de la casa.
—Estoy jodidamente muerto de hambre, Coop; Reid, será mejor que tengas algo de
comida esta vez —dice la voz número dos.
—Demasiado pronto para esta mierda, mi cabeza todavía está nadando por haber
pasado toda la noche enterrado hasta las bolas en Jasmine, ¿o era Jane? ¿Judy? —se queja
la voz tres.
—Cállate, idiota. —Greg, conocería su voz en cualquier lugar. Miro hacia arriba
cuando Axel golpea su plato en el fregadero y le da una mirada a la puerta abierta.
Es la risita suave detrás de la voz de Greg que hace que gire la cabeza y mire
directamente hacia ella. ¿Dee? ¿Qué está haciendo aquí?
Dee pasa en primer lugar y de inmediato se apresura para envolver sus delgados
brazos a mi alrededor.
—¿Estás bien?
—Lo estaré; solo quiero irme. 101
—Pronto, Iz, tienes que confiar en estos chicos. Sé que no será fácil, pero sé lo que
están haciendo —susurra en mi oído.
Página

—¿Cómo es que estás aquí? ¿Greg no te llevó a casa anoche?


Ella da un paso atrás y mira hacia otro lado, pero no antes de que viera el rubor de su
piel. ¿Qué diablos es eso?
—¿Ustedes dos terminaron con su mierda de mujeres? Tenemos que hablar.
Miro a los tormentosos ojos verdes de Axel y su ceño fruncido.
—Recuerda que esta pequeña fiesta de té fue tu idea. No seas rudo porque
conseguiste tus exigencias.
El grupo detrás de mí deja escapar gruñidos de hombres, ya sea por el humor o por
choque de que iba a pegarle al oso. Miro a este grupo de testosterona, evitando la cara de
Greg, pero no me pierdo la pequeña irritación de sus labios. Coop y Beck están haciendo su
mejor esfuerzo para no reírse, Locke parece que tiene cosas mejores que hacer, pero no me
pierdo la alegría bailando en sus oscuros ojos.
—Cállate, Izzy, esto no es un jodido juego. Locke, ¿averiguaste dónde está el ex?
—Sí, California, en una convención de negocios o alguna mierda. El secretario me
dijo que se fue la tarde del miércoles con su nueva novia. Parece no tener problemas en el
mundo.
—¿Qué? —pregunto—. En serio, ¿no puede firmar los papeles del divorcio, pero
puede mantener su cama caliente? —Nadie me responde, pero de nuevo la respuesta no era
realmente necesaria.
—Coop, ¿buscaste antecedentes? —continúa Axel.
—Limpio. Algunas multas de estacionamiento, pero nada serio. Parece que tenía
algunos problemas en la secundaria por peleas, pero no había nada más allá de la
universidad. La deuda de tarjetas de crédito asciende a unos bonitos 65 mil. —Me mira con
simpatía antes de continuar—: Prostitutas, hubo algunas pequeñas apuestas, pero la mayor
parte se acumuló en acompañantes y algunos locales de striptease. —Y continúa.
Eso me tiró por la curva. Por más que Brandon fuera un imbécil, siempre estaba ahí y
siempre controlando. ¿Cómo era que ni siquiera sabía acerca de este lado de él?
—Beck, ¿algo? —pregunta Axel, su tono más duro que antes.
—No mucho, hablé con algunas personas que harán una búsqueda para mí a nivel
local, si está allí, lo encontraré.
¿Qué?
—¿De qué estás hablando? —Dirijo mi pregunta a Beck, imaginando que mi suerte
por una respuesta sería mejor con él.
—Nada, dulzura, nada de qué preocuparse. —Tiene una sonrisa en su rostro, pero no 102
está enmascarando la gravedad en su postura.
—Ah, no. Esta es mi vida y no quiero que se me mantenga en la oscuridad. No
esperes que esté de acuerdo con mantenerme fuera. —Mi temperamento está empezando a
Página

subir y aunque sé que estos hombres tienen buenas intenciones, no puedo soportar no saber
y no tener un poco de control.
—Izzy, mírame —dice Axel—. Confía en mí para cuidar de esto y no te agobies con
problemas innecesarios. Prometo no esconderte información importante.
—NO, Axel. ¿Quieres que te deje jugar este papel de caballero blanco sin problemas?
Qué mierda, demasiado tarde para eso. La única razón por la que estoy aquí en este
momento se debe a que TÚ no me llevaste a casa anoche. No soy estúpida y reconozco que
ustedes son los mejores para solucionar esta situación, pero no iré a ciegas en esto. Cada
maldito paso, quiero saber todo o haré esto sola. —Estoy justo en su espacio, presionando
mi dedo en su pecho con tanta fuerza como puedo en ese pequeño pinchazo.
Frotando su pecho y alejándose, dice:
—Jesucristo, eres un dolor en el culo. Beck va a comprobar con algunos policías
locales para ver qué saben sobre Brandon. Nada para que te preocupes. Cobrando algunos
favores y pidiendo a algunos lugareños que mantengan un ojo en él.
—¿Y qué esperas encontrar? —pregunto, sin estar segura de que me guste adónde va
esto.
—No estoy seguro aún, con el dinero y las mujeres, mi conjetura sería drogas o al
menos algo así. Quiero tener todo lo que pueda en mis manos, antes de ir a hablar con este
hijo de perra.
—¿De qué diablos estás hablando? ¿Por qué vas a hablar con él? —Dee se acerca y
agarra mi mano. Por primera vez desde que comenzó esta conversación, me acuerdo de que
ella está allí.
—Quieres el divorcio y que te deje en paz, ¿no? —pregunta él.
—Creo que eso es bastante obvio.
—Bueno, yo hablo y tú consigues el divorcio y también me aseguro de que te deja en
paz. Bastante simple.
—No lo creo; voy con mis abogados para eso, no a ti. —Lo último que quiero es que
Brandon y Axel estén juntos. Tenía unas cuantas fotos de Axel cuando Brandon y yo
empezamos a salir, él puede tener un aspecto diferente ahora, pero no le tomaría mucho a
Brandon para darse cuenta de quién era y eso no terminaría bien.
—Veremos, Izzy. Déjalo por ahora. —Me da otra mirada dura antes de alejarse y
mirar atrás hacia el grupo de pie en la cocina.
—Greg, háblame del montaje en su casa.
—Sistema completo, con cada actualización. No hay forma de que entren a su casa
103
sin que ella lo quiera, cuando establezca la maldita cosa. —Dice la última parte con su
frustración habitual de que siempre me olvide de poner la alarma cuando estoy en casa.
Página

—Maldita sea, mírame Izzy. —Miro hacia atrás a sus ojos—. Voy a dejar pasar eso
por ahora y solo porque esta mierda acaba de empezar, pero a partir de ahora la pones. Al
salir, cuando vengas, cuando estés allí, estará completamente encendida. Sin dudar.
—Lo que sea… —murmuro. Sé que tiene razón, pero no quiere decir que tengo que
ser agradable con él.
La conversación sigue a mi alrededor; Axel repartiendo más deberes y ellos hablando
sobre el próximo paso para sacar a Brandon fuera de mi vida. Parece ser de pleno acuerdo
que tengo que presionar más en el divorcio y ver si eso no puede finalizar la conexión. He
estado presionando tanto como puedo, para que eso quede atrás rápidamente. Por último,
Axel dice que alguien tiene que ir personalmente a hablar con Brandon sobre la firma.
—No, no va a suceder —digo, cortando a Beck, quien está a punto de responderle a
Axel—. Dejen que los abogados manejen esto. No estoy pidiendo nada, lo único que
necesito es que él firme.
—Nena, no ha firmado en seis meses, ¿qué te hace pensar que solo se levantará en la
mañana y firmará? —pregunta Greg.
—Cállate, Greg —escupo, devolviendo la mirada. Se estremece, pero se recupera
rápidamente.
»Lo digo en serio, Axel, no vas a hablar con él. —Sostengo su mirada hasta que
rompe el contacto y mira a Maddox.
—Bueno —escupe antes de mirar a Maddox—, reserva un vuelo y ve a visitar a este
idiota, sácale la jodida firma. Haz lo que tengas que hacer, llévate a Coop contigo. —Me
mira y, con un tono arrogante, pregunta—: ¿Está bien eso contigo, princesa?
—Te odio —escupo, ganándome una risa.
Dios, esto va a ser una pesadilla.
Miro a Dee y me muevo hacia ella, es tiempo de averiguar por qué está aquí.
—Bien… suéltalo —le susurro al oído.
—No hay nada que soltar —dice con un rubor brillante en sus mejillas—, Beck y yo
nos divertimos un poco anoche, no es gran cosa.
¡Lo sabía!
—Oh, hablaremos de esto más tarde. ¡No te lo puedo creer, Dee! ¿Siquiera sabes algo
sobre él?
—Vamos, Iz, fue solo un poco de diversión, no va a suceder de nuevo, es uno de esos
hombres anti-relaciones. Bien por mí, solamente estaba buscando dejar salir un poco de
estrés, de todos modos. Y es necesario que dejes de presionar a estos chicos. No son el
enemigo, Izzy. Por favor, deja que ellos hagan su trabajo. —Deja escapar un bufido de
104
exasperación antes de caminar de nuevo hacia el grupo y tirar algunas sugerencias.
¿Qué diablos está pasando?
Página
H an pasado poco más de dos meses desde que Axel irrumpió en la tienda de
tatuajes. Dos meses de revolotear constantemente y de lanzarme su mierda
exigente a la cara. Estoy harta de eso, me ha estado molestando todos los
días. Nada más ha pasado con Brandon y, lo más impresionante de todo fue la llamada que
recibí la mañana del viernes diciéndome que había firmado, que soy, oficialmente, una
mujer divorciada.
Al fin.
Maddox y Zeke, o “Locke y Coop” si le preguntas a los hombres, volvieron a visitar a
Brandon el lunes. Volvieron y dijeron que no tuvieron problemas, que Brandon pareció
bastante agradable y estuvo de acuerdo en que tenía que firmar los papeles. ¿Estar de
acuerdo? Menudo chiste. No sé qué hicieron para convencerle, pero estoy encantada de que
se haya acabado.
Maddox y Beck se han vuelto bastante permanentes en casa de Dee y mía. Beck está
por razones obvias, y siempre empiezan y terminan por Dee. Un poco complicado. Maddox
y yo hemos entablado una extraña amistad. Se puede decir que él no suele dejar entrar a la
gente, pero, por alguna razón, eligió abrirse y dejarme atravesar su estoico exterior y, por
alguna razón, parece necesitar una amistad incluso más que yo. Estoy empezando a
entender todos sus estados de humor y sabe exactamente cuándo necesito un buen
calmante. Como resultado final, es un buen amigo y una maravillosa distracción. Además,
tenerle alrededor como el “protector” es la excusa perfecta por la cual no necesito a Axel
cerca.
Greg y yo no hemos hablado mucho dada su participación en el “Secuestro de Axel”;
lo extraño, pero no soy capaz de estar en la misma habitación que él sin lanzar toda
mi mierda sobre él. Él, más que nadie, sabía por qué estaba evitando a Axel, pero
decidió tomar el asunto por sus propias manos. En el fondo, sé que lo hizo con
buenas intenciones, pero no estoy preparada para olvidar lo rápido que me dio la
espalda. Tener a Maddox cerca tiene otra ventaja con respecto a Greg; Maddox no
lleva bien a otros, incluso a sus “hermanos”. Si me pongo triste, Maddox se
convierte en un oso. Estaba tan acostumbrada a solo tener a Dee y Greg que es
105
refrescante tener a alguien más en mi vida en quien puedo confiar.
Es un sábado por la mañana y noviembre ha llegado a Georgia con fuerza, hace frío y
Página

tenemos un día lluvioso. Llamo a Maddox para ver si quiere venir y ver algo de fútbol,
beber algo de cerveza y celebrar mi recién descubierta soltería. Dee ya ha ido a la tienda y
ha comprado una tarta, serpentinas y jodidos globos. Creo que podría estar más
entusiasmada que yo. No he oído nada de Axel desde principios de semana cuando llamó
para hacerme saber que iba a estar fuera de la ciudad y que le dijera si pasaba algo. Como si
fuera a hacerlo.
Maddox aparece temprano por la tarde con una de sus poco frecuente sonrisas. Dee lo
deja entrar y él no pierde el tiempo en venir a felicitarme.
—Oye chica, ¿contenta? —Déjaselo a él, con solo esas tres palabras hace que las
compuertas de agua se abran.
—Oh. Dios. Mío —digo entre sollozo y sollozo—. Se acabó, Mad. ¿Puedes creerlo?
Los últimos ocho años de mi vida se acabaron con solo una firma. Libre, ¿sabes todo lo que
he rezado para ser libre de Brandon?
—Sí, lo sé, chica. No más preocupaciones. —Me rodea con sus fuertes brazos y deja
que lo suelte todo. Lágrimas de alivio, alegría y puede que un montón de conmoción.
No sé cuánto tiempo nos quedamos sentados así, las palabras no son necesarias
porque simplemente lo entiende, sabe que necesito sacar todo esto para poder seguir
adelante y dejar que el dolor de mi matrimonio muera del todo. Después que termino de
usar su hombro como pañuelo, levanto la mirada para ver su habitual expresión en blanco y
esperando ver un poco de enfado; pero en vez de eso, me sonríe justo antes de echar la
cabeza hacia atrás y reírse. Este es otro momento de Maddox que no pasa a menudo.
—Chica, pareces un mapache ahogado. Toda esa mierda negra que usan las chicas; la
tienes por toda la cara. Ve a limpiarte antes de que me sienta obligado a llamar al control de
animales para que vengan por ti.
Le lanzo a la cara un cojín del sofá antes de dejar la sala e ir a limpiarme la cara. Lo
oigo encender el televisor y cómo el partido llena el silencio. Andando hacia el pasillo, casi
me estrello contra Dee, que tiene la cara húmeda.
—Es toda una ternura bajo toda esa aura de no me toques, ¿verdad? —pregunta.
—Que no te oiga decirlo, pero sí, ha sido genial estas últimas semanas.
—Estoy tan contenta de que esto se haya acabado, sé que no he estado mucho por
aquí, pero sabes que estoy aquí si me necesitas. —Parece sentirse tan culpable e incluso,
aunque sé que lo dice en serio, me parte el corazón.
—Dee, no te sientas mal por tener una vida. Estoy bien, de verdad, me siento bien y
no he estado sola. Mad ha estado por aquí y Coop viene de vez en cuando y tú estás aquí…
incluso si estás encerrada en tu habitación haciendo temblar las paredes con Beck. —Me
voy y la dejo con su cara roja, pero riéndose. 106
—Te quiero, perra estúpida —grita detrás de mí.
Página

La alarma ha sonado un par de veces mientras estaba en el baño limpiándome,


indicando que alguien había abierto y cerrado la puerta principal un par de veces.
Asumiendo que es o Beck o Coop, lo olvido y sigo preparándome. Me quito los pantalones
de yoga y la camiseta, cambiándomelos por unos vaqueros ajustados y mi camiseta favorita
de la Universidad de Georgia; la de los días que hay partido, la que toda fan Georgia debe
tener. En mi cara no quedan rastros de todo el negro bajo mis ojos y en mis mejillas,
producto de mi llanto antes. Me estoy poniendo una coleta cuando una voz profunda se
aclara la garganta detrás de mí, lo que hace que me sobresalte.
—Pequeña, por favor, ¿podemos hablar?
—No si piensas arrastrarme por los suelos, Greg. Hoy no es el día para hacerlo,
estamos de celebración.
—Izzy, ¿sabes lo mucho que me ha herido saber que ese gilipollas ha firmado por fin
de boca de Locke? ¿Te conoce desde hace un par de meses y se lo dices antes que a mí?
Cada paso en el camino, Izzy, he estado aquí para todo y ni siquiera me llamaste.
—De acuerdo, así que quieres hacer esto, bien. Estoy cabreada, Greg. Me diste la
espalda y le llamaste, no solo le llamaste, sino que bien pudiste mandar una puta bati-señal
al aire y le lanzaste dentro de la tienda. ¿Cómo pudiste? ¿Cómo carajos pudiste?
Inclina la cabeza y deja salir un largo suspiro. —¿Sabes lo que es sentarse y ver cómo
alguien a quien amas encerrarse en sí mismo? Volviste a ese jodido agujero en el que
siempre te metes. No creas que no me costó, Izzy. Ni por un segundo. Que evitaras hablar
conmigo y con Dee, y huyeras alrededor del verde mundo de Dios para estar
suficientemente ocupada y así no tener que lidiar con la mierda en tu vida. Estábamos
preocupados; preocupados por la mierda que Brandon te estaba haciendo, pero sobre todo
por cómo estabas manejando la reaparición de Axel. No creas que no sabía la razón real de
que huyeras. Y sabes tan bien como yo que si no te hubiera forzado, todavía hoy estarías
huyendo.
—No era una decisión que tú tenías que tomar, G. Era mía y me forzaste y me
quitaste el control, la única cosa que peleé para volver a tener en mi vida. Y por si fuera
poco, forzaste las cosas con él. Simplemente no sé cómo perdonar eso tan fácilmente.
Puedo perdonarte porque incluso enojado como el infierno, sé que no me herirías; pero
sabías, sabías jodidamente bien lo difícil que eso iba a ser para mí. Quería que ese
encuentro pasara bajo mis términos y cuando estuviera preparada. —Es difícil mantener
contacto visual con él porque ha empezado a andar en círculos por mi habitación. De
seguro está frustrado y preocupado.
—Lo siento, joder, lo siento. No sé qué más decir aparte de eso. Eres mi familia y, si
se diera la oportunidad, lo volvería a hacer si fuera el mejor movimiento para ayudarte.
Axel aparte, esa mierda con Brandon estaba jodida y necesitabas todo el poder que pudieras
tener si intentaba algo más. La única cosa de la que me arrepiento es de entristecerte. 107
Odio pelear con Greg. Esta es, por mucho, la peor pelea y, siendo honesta, no tenerle
cerca ha sido difícil. Es mi roca. Maddox se está volviendo tan importante como él, pero
nadie puede reemplazar lo que Greg significa para mí.
Página

—Lo entiendo, de verdad. Duele pero sé por qué lo hiciste. —Me levanto y ando
hacia sus brazos abiertos—. No más peleas, ¿vale? Pero no vuelvas a hacerme esta mierda.
—De acuerdo, pequeña. No más peleas.
—Venga, la patada de inicio será pronto y si me haces perdérmela, verás el partido en
otro lado.
Riendo, me sigue al salir de la habitación, casi me caigo al suelo cuando entro a la
sala de estar y me paro en seco.
—¿Qué coño estás haciendo aquí? —pregunto al hombre que está relajado en el sofá
con los pies en la mesa de café y con una cerveza en la mano.
—Bueno, hola a ti también, Princesa. Coop me llamó, dijo que estaría aquí para ver el
partido con Locke, me he unido. No pensé que te importaría. —Engreído, arrogante y
gilipollas. Me está retando a que lance un golpe y lo eche.
—Eres un idiota, ¿lo sabes, Axel Reid? Cállate y quita tus pies de mi mesa. —Le
pego en los pies y se los quito de encima cuando paso por ahí, solo ganándome una
profunda risa antes de que los vuelva a subir—. Que los bajes, imbécil —digo en un
gruñido mientras sigo hacia la cocina para coger algo de comida y cerveza.
Coop y Maddox están de pie alrededor de la isleta cuando entro. Maddox me sonríe
antes de ir junto a Coop y le dé un manotazo a un lado de la cabeza. —Idiota, no lo invites
aquí.
Maddox suelta una carcajada antes de coger un taco y salir de la cocina para ir a la
sala de estar. —Chica, probablemente lo sintió, con esa cabeza dura que tiene.
—Cállate, Mad. —Le sonrío a la espalda antes de volverle a lanzar un golpe a
Coop—. Cabrón.
Cojo las patatas y un par de cervezas antes de volver a la sala, justo a tiempo para el
inicio. Dee y Beck están acurrucados en el sofá de dos plazas que está pegado a la pared
más lejana; Greg y Coop están en los reclinables, dejando a Maddox y Axel en el sofá, con
un sitio vacío entre ellos. —Tienen que estar bromeando, siéntate en el suelo, idiota. --
Intento lanzarla a Axel la mirada maliciosa y dura que Maddox siempre tiene en la cara,
pero, aparentemente, me falta convicción.
—Parece como que necesites un asiento, princesa. No muerdo, a menos que quieras
que lo haga. —Esa arrogante sonrisa y esa chulería iluminan sus ojos esmeraldas.
Puedo jugar a este juego, puedo actuar como si estar en la misma habitación que este
impresionante hombre no me está partiendo en dos. Fácil, ¿verdad?
—¿No sabes? Lo prefiero duro y fuerte ahora, Axel. Pero, mantén tus dientes y todo
lo demás para ti mismo. 108
Eso le vuelve la cara blanca, no más del gigante ego masculino y ese orgullo
arrogante. Nop, no se iba a meter bajo mi piel. Dee y Beck están más metidos el uno en el
otro como para notar la tensión de la habitación. Greg parece preocupado, Coop parece
Página

como si se fuera a echar a reír en cualquier momento y Maddox está simplemente viendo la
tele, pero se ve que quiere opinar. Simplemente me siento y me acerco lo máximo que
puedo a Maddox sin sentarme en su regazo e ignoro a Axel tanto como soy capaz.
Los cuarenta y cinco minutos están terminando cuando suena el timbre. Le hago
señas a Dee y voy hacia la puerta, dándome cuenta un poco tarde de lo contentilla que
estoy. He estado bebiendo cerveza por al menos una hora sin comer mucho porque todavía
estoy manteniéndome lo más alejada de Axel y tensa porque está en casa. Paso la esquina
de la sala de estar y bajo hacia la entrada, oigo el sonido de los gritos y chillidos masculinos
que marcan otro touchdown cuando llego a la puerta. Más vale que valga la pena.
Abro la puerta y le toma a mi cerebro lleno de cerveza un segundo registrar quién está
de pie en mi porche. Cuando lo hago, mi primera reacción es cerrar la puerta, esto me pasa
por no mirar quién es por la mirilla, pero cuando la voy a cerrar, encuentro la resistencia de
su pie.
Antes de que incluso pueda gritar por mis labios aterrorizados, entra y me saca,
cierra. Mi espalda se estrella contra el marco de la puerta, fuerte, haciéndome soltar un
pequeño gemido de dolor. Cierra la mano alrededor de mi cuello y aprieta, cortando el
suministro de aire y evitando que salgan mis gritos por ayuda.
—Hola, Isabelle. ¿Crees que puedes deshacerte de mí tan fácilmente? ¡Mira lo que
me hizo tu novio en la cara!
Tiene una venda sobre el puente de la nariz, claramente sujetando el hueso roto.
Tiene los amoratados y negros y su labio tiene un pequeño corte en la esquina. Si no
estuviera tan asustada sonreiría, al fin Brandon ha tenido un poco de su propia medicina.
—No pienses que no sé quién es él tampoco, Isabelle. Me hablaste lo suficiente sobre
él para saber exactamente quién era cuando abrí la puerta. ¿Crees que puedes amenazarme?
¿Decirle a mi padre y al comité sobre mis actividades extracurriculares? No lo creo,
Isabelle. Y si sabes lo que es bueno para ti, alejarás a esos animales de mierda de mis
asuntos. Ya tienes tus papeles firmados, pero escúchame, siempre serás mía. Aléjalos,
ahora. —Se ve furioso y airado, tan cerca de mi cara que la saliva que le escapa con sus
palabras susurradas me cae en la cara. No tengo ni idea de lo que está hablando—.
Respóndeme, perra, les dirás que me dejen en paz, ¿lo entiendes? —dice, otra vez
llenándome con su saliva.
Araño su mano para que afloje su agarre; siento que me queman los pulmones,
demandando oxígeno. Hundo las uñas en su mano y muñeca, desesperadamente intentando
coger algo de aire. La imposibilidad de respirar debe haber errado el tiro con Brandon, la
ira le está cegando de sus acciones. Mi visión se está poniendo negra por los laterales pero
no antes de que le vea subir el brazo y el puño acercándose, dándome en el ojo derecho y 109
sentir un dolor insoportable. Me pego con la cabeza en el marco de la puerta, lo que me
manda otra ola de dolor horrible y me palpita la cabeza. Me suelta el cuello y me tira al
suelo del porche, se queda de pie encima de mi cuerpo con los pies a cada lado de mi
Página

estómago. Se agacha y me susurra al oído.


—Me mantendré en contacto, Isabelle; pero diles a esos hijos de puta que dejen de
joderme y de hacer preguntas. Hice lo que tu novio me mandó y firmé esos papeles, pero no
necesito esos putos papeles para afirmar a quién perteneces. ¿Me has oído, perra? Eres mía.
Joder, lo mataré si te toca, ¿lo entiendes? Mantendré un ojo en ti, Isabelle. —Me da otro
puñetazo en el ojo derecho y, al fin, dejo salir el chillido que se me quedó atrapado unos
momentos antes. Después, se ha ido. Todo el dolor que siente mi cuerpo es el único
pensamiento que me retiene de pensar en lo que he estado soñando toda la noche.
Puedo sentirles, por la posición en la que estoy en el suelo del porche, corriendo
dentro de la casa. La puerta principal se abre de golpe y unas manos fuertes me levantan.
Me contraigo por el dolor cuando me ponen un sólido brazo en la espalda.
—¡Qué cojones! —Creo que dice Greg desde algún lugar detrás de mí.
—Oh Dios mío, ¡Izzy! Está sangrando, ¡oh Dios mío! —chilla Dee desde la misma
dirección.
Mi visión está borrosa, solo puedo ver que la persona que me está sujetando es un
hombre. Si no fuera por el profundo aroma de cuero y canela, no habría sabido quien era el
que me tenía tan tiernamente.
—Coop, Locke, vayan a encontrar a ese hijo de puta antes de que desaparezca —
rechina, su tono letal—. Que alguien llame a la puta policía, ¡ahora! Princesa, ¿estás herida
en algún otro sitio aparte de la cabeza?
—Cuello —Jadeo—. Espalda —resuello—. Era… Brandon…estaba aquí. —No soy
capaz de descifrar su expresión facial, me late el ojo derecho y lo tengo cerrado por la
hinchazón. Ni siquiera puedo abrir el izquierdo, el movimiento me causa un dolor
insoportable que me pasa por toda la cabeza como un rayo. Más tarde, siento lo que tiene
que ser sangre templada que me corre hacia la espalda desde el cuello.
Los brazos que me tienen sujeta se vuelven tensos con la mención de Brandon. No es
lo que quería oír. Pero entonces, de nuevo, no sabía que un sábado de futbol se fuera a
volver este desastre.
—Aquí, coge esto —dice Greg, poniendo algo sobre mi nuca.
Axel ajusta su agarre en mí y se levanta en el porche, siento cómo entra en la casa, a
la sala de estar. Oigo los sonidos de la gente moviéndose por la habitación. Axel se sienta
en el sofá, pero no me suelta.
—Siéntate, princesa; veamos cómo está tu espalda, ¿sí?
Me ayuda a incorporarme, lo que hace que se me revuelva el estómago y siento cómo
unas cálidas manos me suben la camiseta.
—¡Mierda! —grita Greg—. ¿Cómo coño ha pasado esto? ¡Tienes moratones por toda
110
la columna, Iz!
No contesto porque, ¿para qué? Me parece que es bastante obvio cómo llegué a esto.
Página

Escucho las sirenas que se acercan, lo que hace que me acurruque más en los fuertes
brazos de Axel, me dan la sensación de estar a salvo. Justo cuando pienso que soy
finalmente libre, menudo chiste… Estoy empezando a pensar que nunca seré libre, siempre
al alcance de Brandon.
Dee está dirigiendo a los oficiales de policía y los paramédicos para que entren a la
habitación; oigo a Greg en algún lado de la habitación hablando bajo y a Maddox
respondiendo. Podría decir dónde está cada uno y no tengo ninguna prisa por abrir los ojos
y comprobarlo.
—Señora. —Una nueva voz se une al grupo—. Señora, ¿puede abrir los ojos? —Axel
me levanta y me mueve lejos de su calor, dejando mi cuerpo en una posición que le permite
a esa persona tocarme la cara. Inmediatamente, me vuelvo hacia su cuerpo.
—Shhh, Izzy, deja que te revisen. —Su aliento caliente me roza la oreja y aprieta su
brazo sobre mis hombros, recordándome que está aquí y que estoy a salvo. Aparta la cabeza
de mi oreja y le dice a la voz nueva—. No creo que pueda abrir los ojos sin que le duela. Lo
ha intentado un segundo después de que llegué a ella, pero se le cerraron rápidamente. No
los ha abierto desde entonces. Tiene dificultades al respirar y su voz parecía ronca cuando
era capaz de hablar. No ha hablado desde entonces. Su espalda tiene, por lo que parece, una
cadena de moratones desde el coxis hasta la escápula. No he podido verlo bien. Heridas en
el cuello y la fuente de la sangre está en la parte trasera de la cabeza, pero no he sido capaz
de examinarlo bien. —Debe de estar hablando con el paramédico porque cuando termina,
siento unas manos enguantadas que me empiezan a tocar la cara, por el cuello y la garganta.
—Señora, necesito que se incorpore un poco para que pueda examinarle la espalda y
la cabeza, despacio y hágame saber si siente como si su… —No tiene la oportunidad de
acabar antes de que derrame todo el contenido de mi estómago por todo el suelo.
»Bien, eso está bien. ¿Siente nauseas?
—S-Sí —respondo sin reconocer, nuevamente, mi propia voz. Sueno como si hubiera
estado gritando las últimas horas.
—¿Se golpeó la cabeza?
—No… Sí —susurro en respuesta—. No me acuerdo. Me empujó contra el marco de
la puerta antes de agarrarme por el cuello, no recuerdo mucho después de eso.
—Eso está bien; vamos a ver cómo está ahora, ¿de acuerdo? —Sus suaves manos
pasan un par de minutos midiéndome el pulso, después sigue presionando y tentando mi
piel sensible, lo que me hace soltar algunos quejidos de dolor y gruñidos de Axel. Luego
me vuelven a tumbar, moviéndome el cabello para ver de dónde proviene la sangre y me
examinan la espalda. Siento la piel desgarrada de mi espalda que se estira con cada pequeño
movimiento de mi cuerpo.
—Señor, no puedo asegurar nada hasta llevarla al hospital, pero apostaría por una
contusión, la herida en su cabeza definitivamente necesita unos puntos, su espalda es
111
preocupante, pero, de nuevo, no puedo garantizar si es solo superficial; eso sin contar las
heridas faciales. De verdad recomiendo llevarla al hospital.
Página

—Está bien, pero yo la llevo. No voy a dejar que salga de mi vista. —Incluso yo sé,
por su tono, que no habrá otra opción en esto. El pobre chico está intentando hacer su
trabajo e intenta explicarle que estaré completamente a salvo en la ambulancia, pero no hay
manera. Axel y su cabezonería han hablado y no habrá nada ni nadie que me haga ir al
hospital de otra forma esta noche.
A regañadientes, deja de protestar y le pide a Axel que firme que no necesito más
tratamientos de los paramédicos. Me limpia la cabeza y me pone algo de pomada en la
espalda, le dice a Axel que necesita mantener la presión en la cabeza hasta que llegue al
hospital. Me dan un par de cubitos de hielo y me pongo uno contra el ojo derecho y el otro
contra el cuello. Después de que ha hecho todo lo que puede, los paramédicos se van.
Empiezo a cabecear un poco después, escuchando las voces que me rodean que
explican lo que ha pasado hasta que me escucharon gritar desde el porche. Intento
responder a las preguntas de los oficiales, pero mi adormecida y confusa mente me retiene.
Axel me levanta un par de veces y puedo decirles quién me atacó, pero justo entonces me
vuelvo a quedar dormida. Débilmente oigo a Axel decirles que se encuentren con nosotros
en el hospital para más preguntas. A pesar de su calmado pero fuerte tono, escucho un poco
de miedo en su voz.
Me ajusta en sus brazos y empieza a levantarse. No percibo mucho más después de
que le dice a alguien que vaya por la camioneta y que lo lleve al hospital. Dejo que la
seguridad que siento en sus fuertes brazos y el aroma calmante que solo tiene Axel me
lleven a la adormecedora oscuridad.

Me despierto con el molesto sonido de los pitidos y el nauseabundo olor de


antisépticos y limpiadores. Muerte, siempre he pensado que los hospitales olían a muerte.
Es un olor que nunca se olvida y uno que siempre he odiado.
Intento abrir los ojos, pero no obedecen a mis órdenes. Intento abrir la boca para pedir
respuestas, pero no sale nada. Es como si mi cuerpo hubiese decidido jugar a estar muerto.
—El doctor dice que no tiene heridas internas más que los raspones; un montón de
huesos anteriormente rotos con malas fijaciones. Por lo que parece, trabajos caseros. He
visto los escáneres, Reid, parece como si tuviera todas las costillas de su cuerpo rotas. Me
encantaría matar a ese hijo de puta si pudiera ponerle las manos encima. —Es Coop. Nunca
lo he oído tan enfadado. Siempre es el divertido y cariñoso del grupo—. Han hecho falta
diez puntos para cerrarle la herida de la cabeza, nada demasiado malo y debería estar bien.
Tiene el cuello hinchado, el cabrón debe de haberle agarrado bien fuerte. La mayor
preocupación es este punto en su contusión y chequearle la visión cuando se despierte.
Una mano caliente me aprieta y suelta la mano un par de veces mientras la lista de
mis heridas. Incluso con los ojos cerrados y la mente brumosa, siento cómo la energía en la
112
habitación se vuelve más densa. Me hace sentirme viva, hace que los pelos de mis brazos y
el cuello se pongan de punta.
Página

—Está jodidamente muerto, ¿me oyes? Mataré a ese mierdecilla yo mismo. —Me
suelta la mano y la siento volver, poniéndome el cabello detrás de la oreja—. Me mata
pensar que vivió así tantos años. Saber que estuvo tan cerca de lo peor… corta jodidamente
profundo dentro de mí.
—Lo sé, Reid.
—Dónde está Dee, o Greg, ambos, cualquiera, no me importa. —Debe de tener la
cabeza girada hacia otro lado porque me es complicado oírle. Estoy confusa de por qué Dee
no está todavía a mi lado.
—Beck ha hecho que se vaya a comer algo, dijo que no paraba de andar en círculos y
que le estaba volviendo loco. La última vez que vi a Greg, estaba a punto de reventarse las
hemorroides de lo tenso que estaba. ¿Estás seguro de que no pasa nada más entre ellos?
Parecen bastante unidos.
—Solo amigos —dice—. No importa, no la va a tocar.
Su mano vuelve a la mía y acerca los labios para darme un pequeño beso en la mano.
Tan suave que no parece del Axel con el que he tenido que lidiar el último mes.
—Te siento. Voy a salir y ver qué ha encontrado Locke.
Pasan unos minutos y tiene la cabeza apoyada en mi cadera, con los labios en
nuestras manos juntas. Siento que mueve la cabeza, el aliento cálido que me acaricia la piel,
pero no entiendo las palabras que susurra. —Izzy, por favor, despierta. Por favor, por favor,
Princesa. —No sé qué me impacta más, la suave plegaria o la lágrima caliente que cae en
mi mano.
No sé cuánto tiempo pasa mientras estamos simplemente así, un par de personas
vienen y le hacen a Axel algunas preguntas, le preguntan si quiere irse y tomar un descanso.
Los policías vienen a ver si ya me he despertado, enfermeras para comprobar las vías y
medicinas. Todo el tiempo, lucho para que mi cuerpo escuche, para despertarme.
Dee está de vuelta, creo que Beck y Greg también. Para mi horror, están hablando
sobre el abuso con el que he vivido. Puedo oír a Dee explicarle a Axel lo que pasó la noche
que vino a salvarme, decirle cuanto tiempo estuve obligada a quedarme en el hospital para
curarme y lo malas que eran mis heridas entonces.
—Jodido Jesucristo. —Oigo que dice Axel cuando le cuenta cuantos huesos tenía
rotos. Empieza a hablar, pero se para cuándo fuerzo un susurro por mis labios.
—Dee…
—Oh Dios. —Llora antes de correr a mi lado. Abro el ojo izquierdo y le miro a la
cara. Es un desastre, la máscara corriéndole por las pestañas, los ojos rojos e hinchados.
Con el simple sonido de mi voz está como loca—. Oh, Iz… ¡Estaba tan asustada!
—Bien. Estoy… bien. —Miro la habitación y me doy cuenta de que no solo Axel les
113
estaba hablando a Dee, Greg y Beck, sino que Maddox y Coop están de pie a un lado, con
las caras como piedra. Cuando me encuentro con la mirada de Axel, tiene los ojos brillantes
y llenos de compasión.
Página

—Hola, Princesa. —Es todo lo que tiene que decir para que me una a Dee en su llanto
histérico.
Las enfermeras entran poco después y empiezan a comprobar las máquinas, pululan
alrededor de mi cuerpo, cambian la venda de mi cabeza y me ponen una especie de aceite
en el ojo derecho. Un doctor que parece como si hubiera sobrepasado ya la edad de la
jubilación entra el siguiente e intenta que se vayan de la habitación para hablar sobre mis
heridas, pero Axel vuelve a plantarse y se niega a irse. La pelea sería inútil, así que solo
niego con la cabeza y espero a que el doctor diga todo.
—Señora West. —Empieza, mirando a Axel con preocupación. Debe asumir que él es
la razón de mis heridas—. ¿Cómo se encuentra?
Aunque sé que me va a doler como a una perra, no puedo retener la carcajada que me
viene.
—Como si me hubiera arroyado un camión, me hubiera lanzado volando unos metros
y me hubiera pasado por encima un autobús.
—Bueno. Esto no es como para hacer chistes, señora West. Entiendo que tuvo un
altercado ayer por la noche. —¿Acaba de decir ayer?
—Um… sí. Sí, señor. Mi exmarido.
—Correcto. Voy a dejar que se vaya a casa esta tarde. Me aseguró su compañera, la
señora Roberts, que estará monitorizada y que le traerá a la sala de emergencias si ve algo
preocupante. Tiene una lista de la que tiene que estar pendiente. Tiene que mantener la
cabeza en seco las próximas cuarenta y ocho horas. Después de lavar la cabeza, séquela
tanto como pueda. Su espalda necesita que se le aplique el ungüento cada seis horas.
Mantenga las heridas abiertas cubiertas y busque señales de infección. Le he dado todas las
recetas para que le cuiden en casa. Antibióticos y también algún calmante. ¿Tiene alguna
pregunta? —Obviamente, el abuelo no se especializó en animar a los enfermos.
—No, señor.
—La señora Roberts ya ha firmado todos los papeles. Intente ser más cuidadosa en el
futuro. —Eso le gana un gruñido bajo de Axel. Aprieto su mano para asegurarme de que
mantenga la boca cerrada.

Cinco horas después, me están llevando en una silla de ruedas a la entrada y me


meten en el todoterreno de Axel. Dee ya se ha ido con Beck y Greg a recoger mi
medicación. Maddox y Coop se meten en la parte trasera y nos ponemos en marcha, lejos
del horrible olor de la muerte.
Unos minutos después, me doy cuenta de que no vamos en la dirección correcta hacia
114
mi casa.
—Axel, ¿a dónde vas? —Giro la cabeza con la ayuda del reposacabezas y le miro con
Página

mi ojo bueno.
—A mi casa —responde con toda la calma.
—No quiero pelearme contigo, Ax. Por favor, llévame a casa. Dee puede cuidarme
perfectamente.
—No te voy a llevar allí, Princesa. No hasta que sepa que ese cabrón no moleste.
—Llévame a casa, Ax. Por favor. Solo llévame a casa. —Empiezan a caer lágrimas
por las mejillas, si tuviera energía probablemente estaría montando un numerito en la
cabina.
—No. —Es todo lo que obtengo como respuesta.
—Axel. Llévame a casa, ahora.
—Izzy, entiéndeme, ese hijo de puta fue hasta tu puerta. Entró. Había tres coches en
la entrada, sin mencionar la moto de Maddox contra la entrada. Subió a tu puerta como si
no tuviera ningún problema con su vida, te atacó en nuestras narices. —Está agarrando tan
fuerte el volante que empiezo a preocuparme porque lo rompa—. No te mandaré de vuelta a
esa casa a la que no tiene miedo de ir directo y arriesgarme a que te ponga las manos
encima de nuevo. No, no va a pasar un carajo. —Me mira y tiene los ojos en llamas, las
aletas de la nariz abiertas, puedo ver la sangre que le pulsa en las venas. Parece una bestia
rabiosa—. Nunca más permitiré que salgas herida cuando puedo hacer algo, así que lanza tu
ataque otro momento.
—Por favor…
Por eso me llevo otro latigazo de su cuello y una mirada asesina. —¡NO! —grita.
Suspiro profundamente. —¿Maddox?
—¿Sí, chica? —Su gruñido viene de detrás de mí.
—Llévame contigo, ¿por favor?
Se queda callado por un momento y siento las malas vibraciones que vienen de Axel
por lo cabreado que está.
—Claro, chica.
—Gracias, Mad.
—¡Mierda! —Suelta Axel de repente, pegando un puñetazo al volante—. Tendremos
unas palabras más tarde, Locke.
A parte de la suave risa de Coop, el resto del viaje hasta la casa de Axel estamos en
un silencio tenso. 115
Página
H e estado en el departamento de Maddox por dos días. Cuando llegamos por
primera vez aquí, me acomodó en la habitación de huéspedes y pasó la noche
viendo un estúpido reality show en la televisión conmigo. Me ayuda a
mantener mis heridas limpias y protegidas y se asegura de que tome mi medicación cuando
corresponde. Sorprendentemente, es un gran enfermero. Lo que no había esperado eran los
gritos en la madrugada provenientes de su habitación despertándome. Sé que tiene
demonios pero no sabía que fueran así de malos. Era como si tuviéramos un pacto no
verbalizado de no hablar de sus pesadillas.
Axel ha sido un invitado diario, también. No está feliz respecto a perder el control de
la situación, pero no estoy segura de poder manejar estar en su casa tanto tiempo. Coop y
Beck se fueron para ir a Bakersville y a revisar la ubicación de Brandon. Tuvimos una
llamada temprano esta mañana de los detectives de mi caso; Brandon tiene un coartada. Su
novia dice que pasó el fin de semana en casa de ella, en su cama. No hay mucho más que
puedan hacer cuando tiene un testigo respaldando su coartada. Tengo que admitir, que a
este punto no me siento segura de regresar a casa, pero sé que mi bienvenida se está
volviendo un problema con Maddox. No es que no me quiera aquí, pero teme que esté aquí.
No puedo entender su miedo. Vive en un complejo de departamentos seguro, con
portero y un sistema de seguridad que pondría al pentágono en vergüenza. Su casa es
probablemente el lugar más seguro para mí. No, su miedo parece estar relacionado a los
demonios que lo persiguen por la noche. Demonios sobre los que no quiere que nadie sepa.
Nos sentamos para cenar en la noche dos, cuando decido preguntarle.
—Oye, Mad, ¿puedo preguntarte algo? —pregunto vacilante.
—Sí, chica, puedes preguntar, pero no significa que vaya a contestar. —Mira hacia
mí y, a pesar de su broma, puedo ver la cautela detrás de sus ojos.
—Lo sé, sólo... sólo quiero saberte hacer que estoy aquí por si quieres hablar.
Escucho, ¿sabes? Sé lo que es tener pesadillas persiguiéndote fuera de tus sueños.
¿Supongo que sólo quería saber si querías hablar sobre ello? —Mantengo mis ojos al nivel
de los de él, queriendo que sepa que incluso con mis problemas, puedo escuchar los suyos.
116
Quiero ayudar; quiero estar ahí para mi amigo.
—Nada para que tú te preocupes, mujer. Las cosas es mejor dejarlas así, ¿sí?
Página

—Está bien, Mad. Pero, si quieres hablar conmigo, estoy aquí. —Cojo mi tenedor y
sigo con mi ensalada.
—¿Izzy? —dice. Me sorprende, no porque puedo adivinar la pregunta que viene, sino
porque no creo que nunca lo haya escuchado decirme por mi nombre.
—¿Maddox? —Bromeo.
—¿Qué pasó entre tú y Reid? —Me mira con la preocupación escrita en toda su cara.
Simpatía por mi situación y compasión por mí y mi dolor. No sé qué me hace abrir mi
boca, pero sé que los demonios que sean que a mí me persiguen, los de él son peor. Por una
vez, no siento el punzante dolor que normalmente viene con el pensar en el viejo Axel e
Izzy. Por primera vez, quiero hablar con alguien, quiero tener a alguien que entienda por
qué estoy firme en mantenerlo a la distancia de un brazo.
—Está bien —comienzo, poniendo mi tenedor de vuelta a la mesa y echando mi silla
hacia atrás—, ¿por cuánto tiempo has conocido a Axel?
—Casi diez años. Sé sobre ti, solía hablar. Sólo que no entiendo cómo puedes ser la
chica de la que siempre habló. No puedo entender su rabia y tu corazón roto.
—¿Diez años, eh? No mucho después de que se uniera. ¿Sabías que se suponía que
debía estar a su lado hace diez años? Lo teníamos todo planeado, como niños estúpidos,
pensamos que nada se interpondría en nuestros estúpidos planes. Tenía diecisiete cuando se
fue al entrenamiento básico, todavía me quedaba un año más de escuela, pero él iba a
regresar. Tenía este pequeñito anillo de diamante que me dio como promesa, tan pequeño
que ni siquiera podías ver que estaba allí... pero ese anillo era más valioso que todas las
riquezas del mundo. Se iría al entrenamiento y volvería de visita unos meses después. El
plan era llegar a la graduación, entonces tendríamos una pequeña boda y me iría con él a
donde sea que los Marines lo llevaran. Rompió esos planes, los rompió y nunca regresó. —
Dejo de jugar con la mesa y miro hacia la inexpresiva mirada de Maddox.
—¿Los rompió él? —dice con calma.
—Sí, nunca regresó a mí. —Puedo sentir la emoción volver a asfixiarme, pero estoy
determinada a no llegar a eso.
—¿Estás segura, Izzy? ¿Que nunca regresó a casa? —Parece confundido por eso.
—No sé si alguna vez regresó a casa —comienzo, ganándome otro ceño confundido
de Maddox—. Dos semanas después de que se fue, mis padres fueron asesinados por un
conductor borracho. Siendo todavía una menor y con ningún familiar local, me enviaron a
Carolina del Norte con mis abuelos.
—¿Reid, Axel... Axel sabía de esto?
—Sí, se habría enterado de lo de mis padres el segundo en que regresara al pueblo.
117
Un pueblo pequeño significa que todos siempre se enteran de tus asuntos. No hay manera
que no haya sabido de su muerte.
Página

—No es lo que quiero decir, mujer. ¿Sabía en dónde estabas?


—Um, sí. Le dejé la dirección de mis abuelos con su madre adoptiva. Le escribí, una
y otra vez a la base en donde se suponía que estaba, pero todas las cartas me las regresaron.
June, su madre adoptiva, tenía toda mi información de contacto. No era como si me
estuviera escondiendo, Maddox.
Su normalmente inexpresiva cara parece tan diferente cuando permite que la emoción
se filtre por sus paredes aseguradas. Su nariz está fruncida, tiene los ojos entrecerrados, sus
labios están apretados. Parece afligido, un poco confundido y constipado a la vez.
—Chica, parece que hay algunos cables importantes cruzados entre ustedes dos. —
Mantiene su mirada rara—. ¿Eso es todo? Parece ser un poco más que unos planes fallidos
con toda esta mierda.
—Sí, Mad... hay mucho más.
Se queda ahí, silencioso, esperando que continúe. Se siente raro estar liberando esto
de mi pecho, sabiendo que no seré juzgada y que alguien más entenderá lo que me pasa.
—Mad, entiendo que intentas estar aquí, pero esto puede ser diferente contigo siendo
su amigo y todo.
—Su amigo, tu amigo. No sé en qué se diferencia de compartir mis galletas en la hora
del almuerzo. —Su intento de aligerar la conversación funciona, ganado mi risita antes de
que sacuda mi cabeza y mire hacia mis manos agarradas.
—Sabes que intenté entrar en contacto con él, muchas cartas... era ridículo lo ciego
que era mi amor. Ni una vez renuncié a la esperanza de que volvería a mí. Vi todo, incluso
con el dolor de perder a mi mamá y mi papá, con un poco de brillo sabiendo que vendría
por mí. —Me rio un poco, mirando hacia arriba y encontrándome con sus ojos serios—. Ni
una vez renuncié a esa esperanza. No fue hasta casi dos meses después, cuando comencé a
entrar en pánico y a preocuparme. —Con un profundo suspiro y un temblor en mi voz, miro
hacia arriba antes de continuar—. No se había ido por mucho tiempo, así que no tenía
mucho por lo cual preocuparme. Supe que no sería fácil hablar muy seguido, pero estaba
segura de que llamaría, que encontraría una manera de contactarme cuando supiera de mis
padres. Dios, fui estúpida, muy estúpida...
No me doy cuenta de que me he ensimismado, mirando hacia la nada, hasta que
Maddox tose, aclara la garganta e interrumpe mi viaje mental hacia mis recuerdos. —¿Qué
pasó después, Izzy?
Giro mi cabeza y miro hacia sus profundos y oscuros ojos. Sólo mirando en su
comprensiva cara por unos momentos antes de que susurre mi mayor dolor. —¿Qué pasó?
Finalmente tenía algo de luz de vuelta a mi vida y más motivación para encontrar a Axel.
Estaba embarazada, Maddox. Con diecisiete, sola y embarazada con un bebé que amaba
más que a nada en este mundo. Incluso con lo mucho que extrañaba a Axel, finalmente
118
estaba sonriendo de nuevo porque tenía una pequeña parte de nuestro amor creciendo
dentro de mí. Estaba feliz. Incluso sin mis padres, incluso sin Axel físicamente conmigo,
Página

era capaz de sentirme completa.


Su boca está muy abierta en asombro; sus ojos están muy grandes y los engranajes
están girando tan rápido, que me preocupo que pueda irse. He asombrado a este enorme
hombre.
—Oh... —Tose unas cuantas veces, deteniéndose para ordenar sus pensamientos... o
tal vez recoge los pedazos de su mente que han salido volado por toda la habitación. No es
lo que esperaba escuchar, estoy segura. Greg había estado asombrado, y ni siquiera sabía
quién era mi Axel entonces.
—¿Embarazada? —Mira hacia mi estómago, como si estuviera esperando que todavía
estuviera embarazada doce años después—. Izzy, ¿qué le pasó al bebé? Suenas a como que
querías el embarazo, ¿perdón pero no recuerdo haber visto a ningún bebé? —Su tono es
ligero y sé que no pretende causar el punzante dolor que atraviesa todo mi cuerpo. No
puedo evitar el encogimiento que me hunde en mi asiento. Siento como si me hubiera
cacheteado y aunque sé que no lo hizo a propósito, no puedo evitar las lágrimas que se
apresuran a salir.
Sonriéndole con tristeza, continúo mi historia. —No, no viste a ningún bebé. Perdí a
mi pequeño milagro cuando tenía tres meses de embarazo. —Las lágrimas fluyen ahora,
por mucho que duela hablar de esto, empiezo a sentirme un poco más ligera, finalmente,
dejando entrar a alguien más.
—Oh, chica... ven aquí. —Aparta su enorme cuerpo de la mesa y abre los brazos para
mí. Voy hasta su regazo y me agarro fuerte, dejando salir el dolor de mi pérdida; dejando
que tome el dolor y purgue el duelo de mi sistema.
Nos quedamos así por un rato, con él frotándome la espalda y siendo mi ancla
mientras yo lo dejo salir. No me presiona, no me pregunta más preguntas; sólo está ahí. Sé
en este momento que Maddox será para siempre parte de mi “familia”.
Finalmente me tranquilizo y estoy comenzando a levantarme cuando aclara su
garganta. Lo miro, asombrada por la humedad de sus ojos, la clara tristeza que su cara
mantiene. —Izzy, debes de ser una de las chicas más fuertes que conozco. Escúchame
cuando digo esto, y por favor no lo tomes a mal. Lo siento, chica. Siento tu dolor. Me cala
dentro, tú y Reid. Pero los dos necesitan hablar porque te juro... él no tiene idea. No es mi
historia, pero no tiene idea. Ese cable que pensaba cruzado es más como una bola muy
liada, que si no se sientan y lo hablan, puede que nunca la deshagan. Los dos están
lastimados, y lastimados por ninguna razón, una lástima. Una maldita lástima.
De repente suena como si estuviera hablando en acertijos. No sé cómo esto podría
estar malentendido. Es bastante simple, si me preguntas. Sé que Axel no sabe sobre nuestro
ángel, pero no puede hacerse el tonto sobre eso de no seguir nuestros planes y regresar
conmigo.
—No lo sé, Mad. Creo que si hubiera algo más aquí, hubiera intentado con más 119
intensidad encontrarme. Lo pensaré, pero no prometo nada, ¿de acuerdo?
—Es todo lo que puedo pedir. No puedes tener toda esta mierda adentro para siempre;
podría haber sido más fácil cuando él no estaba pero ahora no serás capaz de soportarlo.
Página

—Mad, sabes... sabes que puedes hablar conmigo también, ¿verdad? No te


presionaré, pero sé que algo te está carcomiendo y supongo que es algo grande. —Maddox
está siempre cerrado y sé que en este momento en el que comparto mi pasado es grande
para él. Sólo desearía que me dejara entrar, que me dejara ayudarlo.
—Lo sé, chica. Un día, pero ese día no es ahora. No será mañana, pero tal vez algún
día.
Y ahí está. Me voy a la cama esa noche sintiéndome más ligera de lo que me he
sentido en años. La doctora Maxwell estaba en lo correcto cuando me dijo que compartiera
y dejara a las personas entrar. Todos estos años, temía dejar caer mi guardia y un enorme ex
marine finalmente me permitía sentirme cerca de ser alguien normal de nuevo.
Duermo por primera vez en años, sin sueños, y casi un sueño pacífico lleno de
promesas; hasta que los terroríficos gritos de Maddox me despiertan un par de horas
después.
***
A la mañana siguiente estoy haciendo el desayuno para ambos, cuando un golpe
sordo suena en la puerta. Maddox todavía duerme. Lo escuché gritando un par de veces
durante la noche. Lo que sea que lo agobia estaba haciendo un gran trabajo anoche. Mi
corazón duele por mi amigo.
Mirando hacia el reloj encima de la estufa noto la hora, siete de la mañana;
demasiado temprano para una compañía normal.
Tengo que recordarme a mí misma que esta no es mi casa y que probablemente sería
sabio de mi parte ir a despertar a Mad, después de todo, estoy aquí por una razón. Los
golpes continúan, así que voy a la puerta y veo por la mirilla. Me voy hacia atrás como si la
puerta me hubiera mordido, cuando veo quién está al otro lado.
Axel.
Justo quien no quiero ver tan temprano por la mañana. Bueno, no quería verlo pero
una parte pequeña de mí está saltando de arriba hacia abajo como una estúpida porrista sólo
por ver su atractiva cara.
―Espera, espera... ―murmuro por lo bajo, mientras desactivo el sistema de
seguridad y abro la puerta de golpe―. Buenos días, idiota. ¿A qué debo este apreciado
placer? ―Lanzando una sonrisa burlona en mi cara como una buena medida, miro hacia
unos grandes y asombrados ojos.
―¿Qué carajos estás usando? ―gruñe.
Oh, oh.
120
Mirando hacia abajo, me doy cuenta de que todavía uso mi ropa de dormir. Una
camiseta y pantaletas; haciendo un buen trabajo en no ocultar nada.
Página

Mierda.
―Me acabo de despertar, Axel. ¿En qué esperas que me duerma? ¿Un traje de nieve?
―Espero que no camines desnuda en la casa de otro hombre.
―¿Perdón? ¿A ti qué te importa lo que uso cuando duermo? ―En verdad necesito
cafeína antes de tener que lidiar con su mierda tan temprano.
»Idiota ―gruño por lo bajo y me giro para regresar a la cocina. Saco los huevos de la
estufa, pongo el tocino en el plato, y saco el pan del tostador. Pongo dos lugares en la mesa,
efectivamente ignorando a Axel y camino por el pasillo hacia la habitación de Maddox.
Puedo sentir los ojos de Axel penetrándome la espalda. Solo para encabronarlo más, pongo
un poco más de balanceo de lo normal en mis caderas. Su gruñido como respuesta es todo
lo que necesito escuchar para llevar una pequeña sonrisa a mi rostro.
Golpeando suavemente, llamo a Maddox. ―Oye, ¿quieres comer algo?
―No ―responde su voz completamente despierta, a través de la puerta.
Sabía que no estaría de buen humor esta mañana, pero había esperado que pudiera
ayudarlo. Incluso solo estando aquí.
―¿Estás seguro?, te hice el desayuno. ―Giro el pomo y me asomo. Maddox está
sentado en un lado de su cama con sus codos recargados en sus rodillas; la cabeza la tiene
gacha entre sus grandes manos. Eso me rompió el corazón—. Estoy aquí por si me
necesitas, ¿está bien? Incluso si es todo lo que puedo ofrecer, sé lo importante que es tener
a alguien esperando a ayudarte a llevar tus cargas.
―Sí, chica. Ve a comer, estoy bien. ―Me mira, sus ojos oscuros parecen ver a través
de mí. Parecería, que Maddox está todavía muy atrapado en su cabeza.
―Está bien, Mad. Axel está aquí y está enojado, pero no es nada nuevo.
Me giro e inmediatamente retrocedo. Alex está parado justo detrás de mí y sin
ninguna advertencia termino apretada contra su duro cuerpo.
Ambos inhalamos aire de manera brusca. Puedo sentir a mi cuerpo instantáneamente
volviéndose consciente del suyo, estando tan cerca. Cada pulgada de mi piel expuesta que
se presiona contra su cuerpo cubierto de mezclilla y algodón, está cosquilleando. Y tan sólo
con esta leve presión de nuestros cuerpos, puedo sentir mis bragas humedecerse en
segundos. Sus ojos están oscurecidos con deseo y su respiración se ha acelerado, al menos
no estoy sola en esto.
Se acerca, presionando su gruesa erección en mi estómago. Dejo salir otro brusco
jadeo, ni siquiera dándome cuenta de que había aguantado mi respiración todo este tiempo.
Mi nariz se llena con su pesada esencia inmediatamente. Se me hace agua la boca. Mis
pezones se endurecen y mi corazón golpetea.
Sus grandes y fuertes manos se estiran y toman mis pequeñas muñecas. Lentamente,
121
oh, tan dolorosamente lento, comienza a acariciar mis brazos hacia arriba, y en el camino
mi piel se deshace en millones de pequeños escalofríos. Cuando alcanza mis hombros, lleva
Página

sus manos hacia arriba; una yendo hacia mi nuca, los dedos se enredan en mi cabello. La
otra viaja hacia el costado de mi cara, sosteniendo mi mejilla y parte de mi cuello
tiernamente. Mi cuerpo está en fuego. La piel que ha tocado está quemando y la abrumante
necesidad de sentirlo ha consumido cada fibra mía.
―Tan. Jodidamente. Perfecta ―susurra contra mis labios, bajando su cabeza las
pocas pulgadas finales y finalmente aplasta sus labios sobre los míos. Mordisquea mi labio
inferior; traza el mismo camino con su lengua para aliviar el dolor antes de tomarlo entre
sus dientes y halarlo. Mi jadeo de sorpresa abre mi boca lo suficientemente para que su
demandante lengua entre. El deseo está corriendo por mis venas, mi corazón seguramente
va a explotar y mis pantaletas húmedas van a derretirse.
Mientras nuestro beso continúa, volviéndose más caliente con cada segundo que, pasa
la mano con que sostenía mi mejilla por mi espalda, deslizando sus dedos por la venda en
mi espalda antes de alcanzar mi trasero. Con un agarre firme, empuja todavía más mi
cuerpo contra el suyo. No hay ni una sola pulgada de mi cuerpo que no esté contra el suyo.
Girando mi cabeza hacia un lado, continúa lamiendo y acariciando cada punto solitario de
mi boca. Nuestras lenguas están en un duelo, ambas intentando sobreponerse a los
sentimientos que este beso está provocando.
La mano detrás de mi cabeza sigue el camino que su otra mano acaba de recorrer y
cuando alcanza mi trasero, flexiona sus dedos, hunde sus manos y levanta. Instintivamente,
alzo mis piernas y rodeo su cuerpo con ellas, llevando mi centro contra su dura erección.
Justo lo que mi cuerpo está deseando, demandando tomar lo que necesita.
No me había dado cuenta de que nos estábamos moviendo hasta que mi espalda se
encuentra con la fría pared, me separo de su boca y empujo hacia él. Esto no hace más que
ayudar a frotar mi hinchado coño contra su polla cubierta por la mezclilla. Aguantándome
el gemido, miro a sus ojos verdes, tan oscuros y nublados con deseo.
―No deberíamos estar haciendo esto. ―Intento protestar débilmente. Quiero esto,
Dios cómo quiero esto. Correcto o incorrecto, se siente como el cielo; incluso el chocolate
no se compara con las cosquillas eléctricas por todo mi cuerpo, que se disparan a través de
mi sistema. Cada cabello está erizado; mi centro está tensándose con anticipación del
orgasmo que está justo al alcance. Dios, por favor no dejes que se tome mi comentario en
serio.
Lleva su cara al nivel de la mía, frotando mis dolorosamente olvidados pezones
contra su camiseta. Hundo mis manos en sus costados, gimiendo de nuevo cuando siento lo
sólido y caliente que se siente su duro cuerpo contra mis dedos.
Cuando habla, sus palabras cosquillean mis labios; recordándome nuestro beso,
haciéndome gruñir de nuevo y frotar mi coño contra su dura longitud.
Aspira profundamente antes de hablar, su voz está llena de lujuria. ―Oh, Princesa, no
puedo pensar en otra cosa que deberíamos estar haciendo más. ¿Sientes eso? ¿Sientes lo 122
jodidamente duro que estoy por ti? Puedo sentir tu jodido coño abrazando mi polla, incluso
a través de mis malditos pantalones, estás en fuego para mí. ―Lleva sus caderas hacia
adelante, frotándose contra mí y apoyando mi cuerpo contra la pared. Ambos gemimos, mi
Página

cabeza cae hacia atrás y se golpea contra la pared. Lleva su brazo izquierdo debajo de mi
trasero y me apoya mientras lleva su otra mano hacia arriba, recorriendo mis caderas,
haciéndome gemir cuando cosquillea mis costados en su camino hacia mi pecho hinchado.
Sus dedos rozan suavemente contra la hinchazón de mi pecho antes de bajar la camiseta y
sacar mis tetas. Ligeramente baja sus dedos y circula mi pezón; estoy jadeando ahora y
puedo sentir el orgasmo creciendo. Cuando pincha mis todavía suaves pezones entre su
pulgar y dedo, suelto un gritito suave, empujando contra su polla de nuevo.
―¿Todavía adolorida? ―cuestiona, sonando como si estuviera parado al final del
túnel―. Hmm... ¿no puedes hablar, eh bebé? Sólo piensa en lo bien que se sentirá cuando
entierre bien profundo mi polla dentro de ese caliente coño, cuando te folle tan duro que me
sentirás por días. Voy a hacerte ahogarte en placer, voy a cogerte tan bien, tan jodidamente
bien. ―Termina eso con un empuje más de sus caderas. Cierro mis ojos, demasiado
abrumada por todo lo que está haciéndole a mi cuerpo como para actuar como si entendiera.
Su mano libera mi pecho y justo cuando estoy por protestar, sintiendo la calidez de su
boca. Su lengua traza mi pezón, debajo de la suave piel debajo del pecho, lamiendo el
camino de regreso antes de cerrar sus labios en el pezón y chupar.
―Oh Dios, no te detengas... por favor no te detengas ―Suplico, moviéndome contra
él, desesperada por alcanzar mi orgasmo.
Sus dedos juegan en mi estómago, mientras los va bajando por mi torso. Abre sus
dedos y empuja su pulgar contra mi clítoris.
―Húmeda, empapada, no puedo esperar para tener mi boca allí abajo lamiendo toda
esa humedad. ―Mueve su pulgar y choca sus labios con los míos, tragándose el grito de
satisfacción. Grito mientras las olas del más poderoso orgasmo me azotan. Siento como si
todo mi cuerpo se acabara de encender, como si regresara a la vida con cada ola de placer
en mí. Su lengua se enreda con la mía; el beso está lleno de éxtasis. Nuestras lenguas se
emparejan mientras él lentamente me regresa a la tierra con pequeños giros de su cadera
contra mi pulsante coño. Me recuerda que todavía está listo para continuar, cuando siento la
dureza rozarme de nuevo.
―Joder, nena... te sientes muy bien en mis brazos de nuevo. ―Miro hacia sus ojos,
tratando de enfocarme en su cara lo suficiente para ponerle sentido a su comentario. La
dureza a la que me he ido acostumbrando a ver en su hermosamente apuesta cara no está, y
en su lugar hay afecto puro. Se ve como el viejo Axel, tan lleno de amor por mí que nada
más importa. En ese momento, casi puedo creerlo, casi creo que podemos regresar allí de
nuevo y después de todo lo que acabamos de compartir, me doy cuenta de que quiero eso.
Quiero a Axel de vuelta. Quiero de vuelta lo nuestro, y nuestro amor. Nunca se ha sentido
así antes, ni siquiera con él. El tiempo puede que no haya estado de nuestro lado en los
últimos años, pero ahora mismo... Casi puedo tener la esperanza de que el destino haya
decidido amarme y me dé algo de felicidad para variar.
―¿Qué estamos haciendo, Axel? ―pregunto, apretando mis brazos contra su cuello y
123
llevando mi frente a su pecho. ¿Qué estamos haciendo? No tengo respuestas, pero espero
que él no vea esto como un error. Eso podría matarme.
Página

―No lo sé, Princesa. No lo sé. Pero se siente demasiado bien para ignorarlo. ―Lleva
sus manos a ambos lados de mi cara y hace que lo mire―. Tenemos mierda que resolver,
Izzy... pero después de esto, no te dejaré hasta que lo arreglemos. No pasará. ¿Lo sientes?
Cada cosa que hemos sentido uno por el otro, sigue ahí Izzy y no dejaré que me alejes.
Regresamos a la vida del otro por alguna razón.
Asiento, porque ¿en realidad qué puedo decir? Tiene razón; sólo tengo que creer que
cuando nos sentemos y traigamos de vuelta todos esos recuerdos él todavía querrá
sostenerme fuertemente. ―Está bien, Axel. Tienes razón, tenemos que hablar.
Las banderas blancas se ondean; llevo mi cabeza hacia abajo y descanso contra su
pecho. Su corazón está latiendo rápidamente contra mi oído y su esencia, la cual ahora está
mezclada con mi excitación, está invadiendo mis sentidos. Llevo mis brazos hacia arriba,
los enredo en su torso y jalo fuerte. Suspira suavemente, ajustando mi cuerpo para que
pueda acercarme más y sólo disfrutamos el momento de nuestros corazones juntos de
nuevo.
Paz. Incluso con el miedo de decirle todo, mi alma está en paz.

Un profundo aclaramiento de garganta me devuelve a la tierra. Me inclino y miro por


encima del hombro de Axel y me encuentro con los ojos divertidos de Maddox. Es una
vista tan rara que estoy sin palabras momentáneamente. Se ve tan diferente cuando permite
que sus emociones salgan, más joven y más amigable, completamente distinto a su mirada
normal, fría y dura.
―Interesante, porno en vivo. ¿Creen que al menos puedan llevar esa reunión a puerta
cerrada? ¿O tal vez en tu propia puta casa? ―Sus ojos pueden haber estado riéndose
conmigo pero su pregunta hacia Axel estaba llena de una advertencia no verbalizada.
Parece que me he ganado otro hermano mayor grande y malo.
―Lo siento, Mad ―murmuro sobre el hombro de Axel y le doy un guiño.
―¿Lo siento? Al carajo con esa mierda, Izzy. ―Axel deja que mis pies caigan al
suelo y agarra mi cadera para asegurarse que esté en equilibrio y se prepara para dirigirse a
Maddox. Se inclina y con un susurro ronco dice―: No te muevas, Izzy. No permitiré que
Locke te vea medio desnuda con ese brillo de recién follada. Maldición... Mmmm. No
puedo esperar a enterrarme en ti. ―Obtengo un casto beso antes de que me dé la espalda y
se asegure de que su gran cuerpo me esté cubriendo completamente antes de dirigirse a
Maddox.
―Fue mi culpa, hermano. No lamento que haya pasado, demonios no, es el mejor
desayuno que he tenido. ―Su risa vibra en su cuerpo. Entierro mis manos en su camisa y
pongo mi acalorada cara en su espalda. Qué vergonzoso. 124
―Gracioso, es divertidísimo. Maldita mierda, necesito un polvo. Imbécil. ―Maddox
camina y entra a la cocina. Está usando unos pantalones viejos, que cuelgan bajo en sus
caderas. Es bueno que no esté muerta por él, porque esta vista de él rascándose el trasero
Página

mientras está buscando en el refrigerador no es su mejor vista.


―¡Qué clase, Mad! ―le digo, incapaz de aguantar mi risa―. ¡No deberías de tener
problemas con las damas si sigues rascándote en trasero! ―Me estoy riendo más ahora,
sintiendo que el peso que estaba hundiendo mi cuerpo está casi fuera.
Axel se gira, me da una pequeña sonrisa y me envuelve en sus brazos de nuevo,
levantándome del suelo para que pueda murmurar fácilmente en mi oído.
―Extrañe ese sonido, muchísimo. ―Sus labios besan en una línea de mi hombro a
mi oído, y su lengua sale y lame haciendo que me estremezca en sus brazos y gima su
nombre.
―Ustedes necesitan ya sea largarse o irse a puerta cerrada. No necesito ver ésta
mierda tan temprano. Vayan a otro lugar, lo digo en serio. Lo entiendo, y sólo diré esto una
vez... ya era hora ―dice Maddox como si nada, mientras unta mantequilla a su pan.
Me aparto de Alex y sólo miro a sus ojos. Noto la adoración que brilla. Espero que le
esté dando sólo un pequeño signo de lo que estoy sintiendo cuando le sonrío.
Maddox tenía razón anoche, no puedo aguantarlo más y cuando tengo a Axel de
vuelta en mis brazos la incertidumbre no es tan terrorífica. Con todo lo demás siendo un
desastre ahora mismo en mi vida, siento que esto podría ser lo que estoy lista para afrontar
y seguir adelante. Con fortuna, estoy tomando la decisión correcta, no puedo aferrarme al
pasado más. No puedo aguantar el dolor y más importante, estoy lista para dejarlo entrar.
Dejarlo entrar; con esperanza de que podamos encontrar un camino de vuelta al otro que no
se trate solo de esta vibra sexual entre nosotros.
―Ve a arreglarte, ¿sí? Y por favor ponte algo de ropa, por muy bueno que sea ese
cuerpo, no quiero a nadie más disfrutando de la vista.
―Claro Axel, voy a arreglarme, ¡pero no entiendo cuál es tu problema con mi ropa!
Los trajes de baños muestran mucho más que esto. A Maddox no le importa y no me ve de
esa manera. ―Trato de razonar con él y podría haber funcionado si Maddox hubiera
mantenido la boca cerrada.
―Sólo porque no estoy empujándote contra la pared e intentando follarte como un
animal no significa que no pueda apreciar la vista. Sólo no me has atrapado mirando. ―Se
ríe, RÍE, entre bocados de su desayuno.
―Ugh, ¡cerdo! ―grito y corro hacia la habitación en donde me he estado quedando.
―Izzy, empaca tus mierdas. Estaré de vuelta a la hora del almuerzo para recogerte.
Esta jodida mierda de la pijamada se acaba ahora. Vas a venir a casa conmigo, ¿entendido?
―grita desde el pasillo.
125
Lista o no... Es hora de encontrar un poco de ese coraje encerrado y enfrentar los
hechos. Ax está de vuelta y estamos a punto de tener una charla determinante. Por primera
Página

vez en años, el pensar en abrir esas viejas heridas no me aterra.


Axel

J
oder. Pienso mientras salgo del departamento de Locke y subo a mi camión. Me quedo
sentado ahí por un segundo, tratando de calmarme, sin éxito, moviéndome para tratar
de aligerar algo de la incomodidad en mis pantalones. Mi polla está tan dura que podría
tener marcas permanentes de mi cierre.
Froto mis manos en mi cara, tratando de normalizar los latidos de mi corazón. Joder.
Todavía puedo olerla, su excitación todavía se aferra en mis dedos, haciendo que mi polla
se endurezca más.
Lo juro por Dios, nunca he estado tan a punto de explotar, ni siquiera cuando era un
adolescente calenturiento poniéndose duro con cada fémina que veía.
Maldición.
Mucho mejor de lo que recordaba. Izzy se avivó bajo mis dedos, sólo un beso y todo
lo demás dejó de existir. Ella me consumió. Sus gemidos jadeantes, su suave piel, sus
jodidamente deliciosos besos y ese jodido coño caliente suplicándome que lo tomara.
No era mi intención cuando vine llegar hasta eso. No todavía, al menos. Había estado
lentamente volviéndome loco desde el sábado cuando su ex vino. Saber que estaba
lastimada era una cosa, pero saber que no estuve ahí para protegerla fue suficiente para
mantenerme a raya toda la semana. No he hecho nada en la oficina, pero si Greg lo notó no
dijo nada. Él también estaba muy preocupado por Izzy, pero tenía ese miedo adicional de
no volver a tener su amistad entera de regreso.
Sé que hablaron antes del juego del sábado pero no han hablado desde entonces, con
la excepción de algunas llamadas para vigilarla. Podría también estar pasándola mal por no
ser capaz de protegerla, no tengo una jodida idea. No he preguntado, pero sé algo, incluso si
son los mejores amigos, intercambiando collares de amistad y esas mierdas, ya no será el
que estará a cargo de la protección de MI Izzy.
He estado luchando contra el deseo aún muy presente entre nosotros por unos meses.
126
Incluso cuando no estoy en su presencia, sé que está ahí, muy cerca y he llegado finalmente
a la conclusión de que no estoy listo para dejarla ir. No de nuevo. Y si soy completamente
Página

honesto conmigo mismo, nunca he superado el hecho de que ella fue y siempre será la
indicada para mí.
No me hago ilusiones, todavía tenemos un montón de mierda que resolver, pero estoy
listo para luchar y no sólo luchar por nosotros sino luchar contra quien sea, incluyendo ese
ex-esposo de mierda.
Sacudiendo la cabeza, enciendo mi camión y me dirijo a hacer algunas tareas.
Necesito comida si espero que Izzy se quede conmigo, y necesito algunos condones. No
hay manera de que, especialmente después de esa mierda en la casa de Locke, seamos
capaces de estar solos y no terminar desnudos. Estoy listo para hacer a mi chica mía de
nuevo.
Unas horas más tarde, tengo un refrigerador abastecido, con más comida de la que
podríamos necesitar y las cajas de condones más grandes que pude encontrar. Tres cajas
pueden ser excesivas para un hombre normal pero, para mí, solo es una manera de estar
preparado. Planeo hacer una abolladura en esas cajas tan pronto como sea posible. Mi polla
todavía está necesitada de atención y a este punto comienzo a temer que mis pelotas se
puedan caer.
Desesperado por algo de alivio antes de regresara por Izzy, subo las escaleras y voy al
baño, desnudándome en el camino. Abro la llave del agua, me meto y comienzo a limpiar
mi cuerpo, asegurándome de evitar mi adolorida polla. Cuando termino de enjabonarme y
enjuagarme, recargo la mano contra la pared y dejo que el agua caiga en mis hombros
tensos. Envuelvo mi polla con una mano y suelto un siseo. Acariciando unas cuantas veces,
llevo mi mano hacia abajo y acaricio mis pelotas y entonces la subo y agarro firmemente mi
polla. Solo unas caricias antes de que mis pelotas se tensen. Mi mano agarra velocidad,
yendo desde la raíz hasta la punta en un lento y firme ritmo.
Todo lo que puedo imaginar es la cara de Izzy cuando se vino esta mañana, y con el
recuerdo de su grito de placer, detengo la mano y dejo que el orgasmo se apodere de mi
cuerpo. Mis abdominales se tensan con cada disparo que lanza mi cuerpo.
Me enjuago de nuevo y salgo de la ducha. Rápidamente me seco y me pongo unos
pantalones y una camiseta negra, entonces me voy para reclamar a mi chica. El sólo pensar
en a quien voy a recoger y la noche que tengo preparada, hace que mi polla regrese a la
vida. Cierro la puerta y entro a mi nuevo camión con la anticipación y el conocimiento de
que en sólo unas horas, si Dios quiere, tendré su ajustado y caliente cuerpo debajo del mío
de nuevo.
Con una sonrisa en mi cara, la polla dura en mis pantalones y un poco de paz en mi
corazón, siento como si pudiera tomar el mundo y ganar. Hora de apresurar esos encargos,
para poder tenerla de vuelta a mis brazos de nuevo. 127
Prepárate, Izzy, porque aquí vengo.
***
Página

Izzy
Después de que Axel se va estoy en completo asombro. Si no fuera por el cosquilleo
todavía recorriendo mi cuerpo, pensaría que lo soñé todo. Bueno, eso y el hecho de que
Maddox no ha dejado de sonreírme burlonamente desde hace una hora. Maldito bastardo.
―¿Piensas que es gracioso, verdad? ―le pregunto, después de perder un concurso de
miradas de diez minutos.
―No, mujer, no es gracioso. Sabía que esto pasaría. Ustedes dos... ustedes dos tienen
esa cosa que sólo pasa una vez en la vida y siempre triunfa. Intenta todo lo que quieras, no
hay manera de evitar eso. Decía en serio lo de anoche, no hay manera de que ustedes dos
pudieran aguantarse. Pueden olvidar cómo era, estar lejos uno del otro, pero ese tipo de
pasión, nunca muere. ―Se gira y camina hacia a su habitación.
Supongo que piensa que terminamos.
―Oye, espera un momento ¿Qué estoy haciendo, Mad? ¿Estoy cometiendo un gran
error?
―Siempre cometerás errores en una relación, mujer, el truco es asegurarte de
comunicar y aprender de ellos. Por la manera en que lo veo, el único problema que tienen
ustedes dos ahora mismo es la comunicación. Necesitas decirle lo que me contaste anoche.
Puede tomarlo bien, puede que no. Pero tienes que agarrarte y estar lista para tomar esa ola
cuando llegue. Lo quieres, lucha por él. Sé honesta, eso es todo lo que puedes hacer.
―¿Qué pasa si me odia? ―susurro, sin mirarlo a los ojos.
―Izzy, mírame ―cuando miro sus ojos, continúa―, no sé cómo reaccionará. No
puedes dejarte llevar por ese miedo. Te dije anoche, ambos tienen los cables muy jodidos.
No solos entrecruzados, podrían estar en distintos lados del mundo. Si no lo toma bien,
llámame y te recogeré, pero no vayas con la creencia de que te odiará. Joder, mujer, eras
una niña.
Tiene sentido lo que está diciendo, pero estoy asustada de dejar entrar a Axel de
nuevo, sólo para perderlo otra vez. Sé sin duda que él estará molesto, pero me preocupa que
me culpe por perder a nuestro bebé.
―Está bien, Mad. Prometo ir con la mente abierta, pero más vale que vengas si te
necesito.
―Cuando quieras, chica.

Nos vamos por separado después de eso. Maddox se prepara y se va para ir a hacer
128
algo de trabajo, lo que sea que signifique. Todavía no estoy segura de qué hacen estos
chicos. No me toma mucho empacar, no tengo mucho aquí ya que Dee me ha estado
trayendo más conforme lo necesito. No creo que ninguna de las dos está lista para admitir
Página

que puede que me aleje un tiempo. No hay nada que podamos hacer con Brandon debido a
su coartada, así que por el momento sólo veremos, esperaremos y oraremos que me deje en
paz. No soy tan estúpida para creer eso.
Tomo una ducha, aplico la pomada en mi espalda lo mejor que puedo y pongo las
vendas en las heridas más graves. Mi ojo se ve mejor, bueno... mejor si tienes en cuenta que
puedo abrirlo ahora, pero tiene un nauseabundo color amarillento. Todavía está un poco
inflamado pero no tanto como estaba hace tres días. No hay nada que pueda hacer para
arreglar el desastre de mi cara, así que recojo mi cabello en un moño desordenado y
termino de quitar todos mis rastros de la habitación de huéspedes de Maddox.
Dándome cuenta de que probablemente todavía tengo mucho tiempo que matar antes
de que Axel regrese, decido darle a la casa de Maddox una buena limpieza. Cojo mi iPhone
del bolso y me pongo los audífonos. Cuando Feel Again de One Republic llena mis oídos,
no puedo evitar la sonrisa que toma mi cara. Apuesto a que me veo ridícula, sólo parada en
medio de la cocina de Maddox con blanqueador en una mano, cepillo en otra mano y una
gran sonrisa cegadora en mi cara.
Muy en lo profundo, espero que esta sea otra señal de que el destino finalmente está
de mi lado.

Acabo de terminar de limpiar el baño de Maddox cuando escucho un golpe en la


puerta. Mariposas inmediatamente comienzan a revolotear en mi estómago; bajo la mano y
presiono contra mi estómago para ver si puedo sentirlas. Riéndome por mis ridículas
acciones, guardo los productos de limpieza y me limpio mis pantalones.
Inhalo profundamente.
Desactivando la alarma y abriendo todos los seguros, abro la puerta y sólo lo miro.
Mis ojos viajan por la longitud de su cuerpo, hasta su cara y de nuevo hacia abajo. Sus
pantalones están moldeados a sus piernas, agarrando su impresionante bulto y haciendo
nada para esconder el hecho de que está literalmente a punto de salir rompiendo el cierre.
Lamo mis labios, no lo hice a propósito pero cuando su gruñido ahogado alcanza mis oídos
miro de nuevo a su cara. Sus ojos están en fuego, tan brillantemente iluminados, se aclara la
garganta y baja la mano para ajustar sus pantalones.
―Sigue mirándome así y no saldremos por esta puerta, Princesa. ―Ahora estoy muy
excitada; el sólo sonido de su grave voz me hace retorcerme. Probablemente podría
venirme ahora mismo; y todo lo que tomaría sería un roce de su piel contra la mía.
―Hablo muy en serio, Izzy. Sigues mirándome como si fuera la última gota de agua
después de una larga sequía y te tomaré justo aquí en la puerta. Jesús, estoy muy duro, creo
que realmente podría martillar clavos. ―Suena enojado pero estoy segura de que está más
frustrado por nuestra ubicación actual que porque me lo esté cogiendo con la mirada―.
129
Mierda, bebé, quiero cogerte ya ―susurra antes de halarme a sus brazos. Se inclina y
cosquillea su nariz contra hueco del mi cuello e inhala profundamente―. Hueles tan
jodidamente bien.
Página

He estado usando el mismo perfume por años, desde que Axel me compró mi primera
botella de Light Blue. Ha sido algo que, a veces, no era ni capaz de usar pero también era
algo que me daba un poco de fuerza. Recordaría a Axel y todo lo que compartimos durante
todos esos años atrás.
Cuando siento su lengua caliente y húmeda comenzando a recorrer mi clavícula antes
de subir a mi oreja, una vez más estoy por caer de rodillas con el abrumante hambre que
toma mi sistema.
Tenemos que salir de la casa de Maddox. Ahora.
Empujando sus hombros, renuente, abro mi boca para hablar pero estoy sorprendida
cuando alza la cabeza y suavemente presiona sus labios contra los míos. No es un beso
como el que compartimos antes, ese estaba lleno de lujuria y éxtasis reprimidos. Este beso
está lleno de promesa, del tipo torturante y lento.
Se toma su tiempo, acaricia gentilmente su lengua contra la mía. Con el último beso
se aparta y me mira con los ojos nublados.
―Guau ―suspiro―. Se pone mejor cada vez ―murmuro, incluso en mis oídos,
puedo escuchar lo maravillado de mi tono. Lo nuestro siempre fue apasionado desde
adolescentes, pero nunca con el conocimiento de una sexualidad adulta. Creo que ambos
sabemos muy bien que lo que sea que vaya a venir batirá cualquier unión que hayamos
tenido en el pasado, y con otros.
―Por mucho que quiera llevarte de regreso a esa habitación y tomarte ahora, quiero
tiempo para jugar. Si empezara aquí, tendría que parar cuando Locke llegue a casa. Te
quiero sola en mi casa, en donde sólo mis oídos puedan escucharte gritar.
Oh Dios.
―¿En dónde están tus bolsas? ―cuestiona.
Simplemente señalo las dos bolsas en la mesa de la cocina. Se ríe con ligereza antes
de caminar y recogerlas. Pongo la alarma y cierro la puerta, antes que pueda guardar la
llave, Axel la toma de mi mano. ―No necesitarás eso de nuevo, Princesa. Me aseguraré de
que la tengas de vuelta. ―Guiña el ojo, se guarda la llave y baja la mano para entrelazar
nuestros dedos.
Ni siquiera recuerdo el camino hacia el elevador, por el vestíbulo o cómo me metí a
su ridículamente alto camión. En un segundo estamos parados en la sala de Maddox, y en el
otro estamos entrando en el tráfico y de camino a su casa.
He estado sentada pensando sobre la noche que nos espera cuando el sonido de mi
móvil interrumpe mis pensamientos. Maldición. Retorciéndome en mi asiento, veo a la
pantalla, y sonrío cuando veo "Llamada entrante Dee" y su cara sonriente.
130
―Oye ―contesto, mirando hacia Axel por puro hábito. Tengo que recordarme que él
no es Brandon y una llamada de Dee ni siquiera se registra en su radar.
Página

―Oye, ¿no eres una sucia putita? ―canta en mi oído.


Jesús, voy a matar a Maddox.
―No sé de lo que estás hablando ―evado su pregunta, pensando que lo mejor es
hacerme la tonta. Dee va a explotar con esto que está desarrollándose. No hay forma de
decir qué ha escuchado tampoco.
―¡No hagas como que no sabes de qué estoy hablando, tonta! Tuve la visita de un
hombre alto, moreno y muy lamible hoy. Podrías conocerlo; ¿se llama Axel? Me llamó bien
temprano y, debo añadir, sonaba muy engreído por eso, antes de mi café matutino. De
cualquier forma, llamó, me preguntó si podía esperar un segundo antes de irme a la oficina,
porque iba a venir y quería que empacara una bolsa. Una gran bolsa, Izzy. Ahora quiero
que me digas, ¿por qué Axel me llamaría para pedir una BOLSA para tu ropa? ―La
maldita se está riendo. Está disfrutando mucho esto.
―Sí, sí. Como si no supieras. Déjame adivinar, ¿Maddox pasó por allí o algo?
―pregunto sarcásticamente.
―¿Maddox? ¿Para qué vendría?
―¿De verdad, Dee? ¿No hablaste con él?
―No. Axel en verdad llamó y me pidió que empacara tus cosas. Sus palabras fueron
algo como “Yo Tarzan, llevando a Jane a la casa de árbol donde no usará ropa y jugaremos
aerobics de habitación por el resto de los días”, entonces tomó cuatro de tus más grandes
bolsos y empacó casi todas tus cosas. Entonces, ¿quieres decirme lo que está pasando?
―suena nerviosa ahora, como si no estuviera segura de haber hecho lo correcto al dejar que
empacara mis cosas.
―Es complicado, Dee. Estoy bien, lo prometo. Estamos... estamos arreglando las
cosas. Pero, admito que cuatro bolsos suenan un poco excesivos. ―Miro hacia él cuando
escucho el profundo sonido de risas.
―No es divertido ―le siseo.
―Bebé, es muy gracioso. ¿De verdad crees que, una vez que me entierre profundo en
tu coño y lo sienta apretar mi polla hasta hacerme venir, te dejaré ir de nuevo? Debes de
estar fuera tus jodidos cabales, Princesa. No seré capaz de dejarte salir de mi puta cama
hasta que compensemos cada día que hemos perdido. ―Se inclina y deja un beso en mis
labios antes de sonreír hacia el camino.
―Oh... por... Dios ―dice Dee suavemente al teléfono―. Creo que acabo de tener un
orgasmo. Eso fue de verdad caliente, Iz. ―No es la única que pudo haber tenido un
orgasmo. Si solo requiero de sus palabras para excitarme así, en verdad comienzo a
ponerme nerviosa por lo que nos espera. 131
Página
D
entiendo.
ebía de estar bastante fuera de mí la última vez que vine a su casa, porque no
me acuerdo de nada como lo que estoy viendo ahora mismo. Su casa es
ridículamente grande. ¿Por qué un hombre necesita tanta casa? No lo

—¿Ax? —pregunto, mirando al hombre que está bajando de su enorme todoterreno


negro—. ¿Por qué, exactamente, necesitas una casa de seis habitaciones? —No tiene
familia, era solo yo en aquellos tiempos, así que, a menos que haya adoptado a unos pocos
niños durante estos años, simplemente no lo entiendo. Por mucho que la sola idea de él
teniendo una familia con alguien más que no sea yo hace que se me encoja el corazón de la
angustia.
Parece casi hasta avergonzado por la respuesta y, antes de que incluso empiece a
hablar, todo tiene sentido. Tenía una habitación tan pequeña como un pequeño vestidor
cuando estábamos en el colegio. Para un hombre como Axel, es todo sobre sentirse cómodo
y saber que ya no es esa persona.
—Me cansé de vivir en una caja. Me prometí a mí mismo hace mucho tiempo que
nunca me tendría que preocupar por el espacio de nuevo. O por no tenerlo. —Viene hacia
mí y me pone entre sus brazos—. Sabes lo que era estar con June y Donnie, y tener un
agujero como habitación. Tenía incluso menos cuando me enlisté. No tiene sentido para
muchos, pero ya sabes. —Le doy un apretón, silenciosamente diciéndole que lo entiendo.
—Bien, vamos a asentarnos antes de que encienda la barbacoa y haga la cena. Vas a
necesitar tu fuerza esta noche, Princesa.
Se me calienta todo el cuerpo, el deseo de saltarnos la cena e ir directos al cuarto coge
fuerza hasta unos niveles impensables.
—Aunque —continúa—, estaría bien saltarnos el filete e ir por el postre primero.
Los escalofríos de la excitación me llenan el cuerpo y si no fuera por su fuerte brazo a
mi alrededor, me habría deshecho aquí mismo, en su camino de entrada.
Aparca en frente de la casa esta vez, en vez de en el garaje; así que cuando entramos
132
me encuentro con un vestíbulo brillante y bastante vacío. Hay una larga escalera justo en
medio de la habitación vacía, a mi izquierda hay otra habitación vacía y a mi derecha otra.
Hay dos pasillos a los lados de la escalera, pero tengo el presentimiento de que llevan a más
Página

vacíos. Aparentemente, solo vi una parte de la casa cuando estuve aquí la última vez.
Me está mirando atentamente y parece como si estuviera esperando a que haga algo.
—Es…um… ¿agradable? —Mierda. Claro que tenía que salir como si fuera una
pregunta. ¡Muy convincente, Iz!
—Agradable, ¿eh? ¿Es esa tu forma de decirme que odias mi casa?
—¿No? —Estoy segura de que la vergüenza que siento no la puedo ocultar. Incluso
después de todo este tiempo, todavía no puedo mentirle a este hombre.
Deja salir una gran carcajada antes de darme una palmada en el culo, niega con la
cabeza y se ríe. Se agacha y coge mis bolsas, después va hacia las escaleras.
—Vamos, princesa. Vamos a acomodarte antes de cenar.
Le sigo arriba, más y más arriba. Cuando llego a la parte superior, hay dos pasillos en
cada dirección. Va hacia la izquierda, pasando un par de puertas abiertas. Cada habitación
está vacía, excepto por la que me escapé de él. Eh, qué vergonzoso. Tenía la esperanza de
que nunca hubiera visto uno de mis episodios, pero parece que cuanto más estoy a su
alrededor, más se desencadenan.
Entra a su habitación y deja todas las maletas al lado del armario. Cuando se vuelve,
rápidamente levanto la mirada para encontrarme con la suya, que brilla con diversión.
Acaba de pillarme mirando su muy bonito culo.
Sonríe.
Yo me sonrojo.
Me guiña un ojo.
Me chupo los labios.
De repente, la sonrisa se le borra del rostro y un gemido grave llena el silencio que
nos rodea.
Sonrío.
Y así como así, está encima de mí.
—Pensaba que podría esperar —dice antes de cogerme y tirarme a la cama. Antes de
que siquiera pueda parpadear, está sobre mí, con su largo cuerpo apretándome contra el
colchón. Abro las piernas sin dudarlo y junta su cadera con la mía. Ahora soy yo la que deja
salir un gemido.
»Pensaba que podría traerte y disfrutar de la cena sin tener que estar dentro de tu
calor. Joder, nena, puedo olerte desde aquí. Seguro que tu coño está desbordándose,
jodidamente húmedo y listo para mí. —Pasa lentamente la lengua desde mi hombro hasta
133
mi oreja y la coge entre sus labios para después mordisquearla. Me lame los mordiscos y
me abraza con los codos a cada lado de mi cuerpo. Me coge el rostro entre sus grandes
manos y se agacha para susurrarme al oído—: No puedo esperar, nena; te voy a romper
Página

esas braguitas tan apretadas y voy a enterrar el rostro entre esas cremosas piernas. Quiero
sentir tu dulce corrida en la lengua. Te voy a hacer gritar, Princesa; y después, cuando no
puedas con nada más… —Aprieta sus caderas, cubiertas por vaqueros, fuerte contra las
mías, me frota su gruesa erección contra el clítoris de una forma de lo más deliciosa—,
…después voy a chupar todo el camino hacia arriba por tu jodidamente dulce cuerpo y
finalmente te haré mía. —Rueda las caderas y jadeo, estoy tan cerca.
—Oh Dios —jadeo y le miro a esos brillantes ojos suyos. Me mira a los míos, parece
satisfecho con lo que ve, y entonces baja los labios y me devora. No hay otra palabra para
lo que está haciendo con su lengua en mi boca. Movemos los labios juntos en un baile
húmedo. Muevo las manos a su espalda y lo acerco a mí, aliviada por notar su fuerte y duro
cuerpo presionándome más contra el colchón. Siento los bultos de los fuertes músculos
bajo mis dedos y, de repente, estoy desesperada por sentir su piel contra la mía.
Con movimientos raros y espasmos, le subo la camiseta por el pecho y separamos las
bocas lo justo como para sacársela por la cabeza. Se levanta y me recorre el cuerpo con las
manos. Las manos ásperas y callosas tiran de la suave seda de mi blusa antes de llegar al
dobladillo y lentamente la empuja hacia arriba por el vientre. Levanto el torso y le ayudo a
quitarme la blusa, llevo el brazo atrás y me quito el sujetador. No me da ni tiempo para
abrazarle con los brazos y está con los labios alrededor de uno de mis pezones, chupando
fuerte.
—Oh, sí —gimo, enterrando la mano en su cabello y acercándole más a mi pecho—.
Se siente muy bien, Axel. —Estoy tan cerca de correrme que es vergonzoso. Con Axel,
siempre ha sido así de fácil.
El gemido en respuesta contra mi piel hace que se me salgan los flujos de mi vagina.
Cambia al otro pezón y su mano baja por mi vientre, me desabrocha los botones del
vaquero y la mete dentro de la pretina. Mete su grueso dedo dentro de mí en un movimiento
y, al momento, me estoy corriendo, me corro tan fuerte que juro que estoy flotando. Se me
emborrona la visión y el grito que me sale por la boca hace eco en la habitación.
Levanta la cabeza de mi pecho y, con una arrogante sonrisa, saca la mano de mis
pantalones y chupa mi esencia de su dedo.
—Joder, nena; ni siquiera ha pasado un segundo y ya tengo ese apretado coño
chorreando en mi dedo. No puedo esperar para estar dentro de ti. Nada sabe mejor que tu
puto coño, nada. —Me acerca a él y me besa duro. El frote de mi piel contra la suya solo
me hace arder más. Necesito a este hombre, lo necesito más de lo que nunca he necesitado
nada en la vida; y si no lo tengo desnudo pronto, podría morir.
Se levanta de la cama y se quita los vaqueros. Se quita también las botas y los
calcetines. Se queda de pie al lado de la cama y mis pies rozan sus peludas piernas. No
tiene vergüenza. Pero, claro, ¿por qué debería? Su enorme cuerpo está duro y lleno de
músculos. Su morena piel, la tinta y cada centímetro de su larga polla están a mi
134
disposición. Me tomo mi tiempo pasando los ojos por su cuerpo, desde su erección,
pasando por sus abdominales, a sus pequeños y oscuros pezones y, después, a sus ojos en
llamas. Se me abre la boca cuando veo el deseo bailando en sus ojos esmeraldas.
Página

—He estado soñando con esto por mucho jodido tiempo, Izzy. —Me quita los
ajustados pantalones rápido y me saca a la vez las bragas. De rodillas, los tira detrás de su
cuerpo, al suelo. Me agarra de los tobillos y, tan despacio que parece una tortura, me sube
las manos por las piernas. Cuando llega a las rodillas, pone las manos en la parte de atrás y
se las pone sobre los hombros, me besa la izquierda y después la derecha. Con una pequeña
sonrisa, empieza a darme suaves besos por la cara interna del muslo izquierdo y se salta mi
necesitado centro dándole solo un soplido, antes de continuar con mi muslo derecho con los
mismos besos suaves. Sus manos bajan hasta mis caderas y rápidamente me lleva hasta el
borde de la cama, hacia su lengua. Rechino un agudo grito de placer, agarro el edredón en
puños y empujo con los pies en sus hombros para acercar más mi coño a su boca. Se ríe y
las vibraciones me encienden, lo que hace que otra oleada de humedad le llegue a la lengua.
Va dándome mordiscos alrededor de mis labios, traza cada centímetro de mi piel
sensible con su lengua antes de coger entre sus labios mi clítoris y sorbiendo fuerte.
Levanto la mano y la aprieto contra su cabeza, trayéndole más cerca de mi cuerpo. Siento
que acerca la mano, pero la pura felicidad adulterada que siento se dispara por todo mi
sistema e impide que esté atenta a su mano. Su grueso dedo acaricia los bordes de mi
agujero antes de meterlo en un movimiento. Lo mueve un par de veces superficialmente y
coge velocidad y empieza a hacer círculos con él. Inmediatamente, el coño se me cierra
fuerte y siento que otro orgasmo se acerca rápidamente.
—Oh jodido Dios, ¡Axel! No pares, ¡por favor, no pares! —grito.
Curva el dedo y empieza a presionar contra el punto G, justo aplicando la suficiente
presión para tenerme despegando como un cohete.
—Oh, Axel… bebé, oh Dios. Se siente tan jodidamente bien… oh, Dios… nunca he
sentido nada mejor que estar contigo —gimo con la cabeza de un lado a otro contra la
cama.
Suelta mi clítoris y miro hacia abajo para ver su rostro entre mis piernas.
—Princesa, tienes que soltarme la cabeza para que pueda acabar de comerme este
dulce coño.
Oh. Dios. Mío. Justo así, estoy lista para otro orgasmo.
—Cierto —susurro con la voz ronca y, a desgana, quito las manos de su sedoso
cabello.
Me guiña un ojo y vuelve a ello, chupando cada centímetro de mi dolorido coño y
cada gota de mi corrida antes de meterme la lengua profundamente. Chillo y grito su
nombre, el sonido haciendo vibrar las paredes de su habitación. No puedo decir mucho
más, me está matando lentamente de placer.
—Por favor, bebé, déjame amarte —jadeo.
135
—Todavía no —dice contra mi piel, lo que me produce un escalofrío—. Dame uno
más. Quiero uno más, Izzy. Entonces te voy a follar tan duro que no vas a poder andar
Página

cuando acabe. —Agacha la cabeza y me mete la lengua bien profunda dentro de mi coño.
Grito.
Gime.
Chillo su nombre.
Baja la mano por mi cadera y me aprieta con el dedo el clítoris, metiendo y sacando
la lengua en un ritmo rápido.
—¡AXEL! —grito, corriéndome en su lengua, antes de que mi cuerpo caiga sin
fuerzas contra el colchón.
Estoy volviendo a la tierra cuando su malvada boca me besa el interior de las piernas,
me da pequeños besos hasta el ombligo. Chupa cada pezón dolorido y los muerde un poco
antes de seguir subiendo y encontrarse con mis labios. Hambrienta, le devuelvo el beso. Mi
lengua baila con la suya, puedo saborearme en él y gimo en su boca por lo mucho que eso
me enciende. Nunca habría pensado que disfrutaría de probarme a mí misma en un hombre.
Pero, con Axel, todo me excita.
Me coge bajo los brazos y me desliza por la cama para atrás, se pone encima de mí.
Tengo los labios del coño bien abiertos, para abrazar su polla. Gime en mi boca y se mueve
adelante y atrás, deslizando la erección por mi humedad.
Juntos, nos movemos el uno contra el otro, contra la sudorosa piel. Bajo las manos
por su espalda y le agarro su fuerte culo con ambas manos para acercarlo a mi cuerpo.
Vuelvo a subir los brazos y le abrazo por la espalda y la cintura con las piernas.
—Por favor, Axel, te necesito dentro de mí —jadeo contra sus labios.
—Pronto, nena, jodidamente pronto. —Se separa de mi vulva y me mira a los ojos.
Tiene los labios hinchados por nuestros besos, el rostro rojo y esos ojos suyos están oscuros
por el deseo.
—Sino acabaré antes de siquiera empezar, nena, tengo que calmarme… te deseeo
jodidamente tanto.
Aplasta la boca contra la mía y enreda su mano en mi espeso cabello, la otra baja
despacio por mi costado. Me acaricia la piel caliente antes de llevarla entre nosotros. Aleja
un poco las caderas, haciéndose hueco para cogerse con la mano y alinearse con mi centro.
Acaricia un par de veces mi clítoris con su pene, lo baja y esparce mis jugos por los labios.
Lo repite un par de veces mientras jadea en su boca, gime a la vez que yo, y sé que esto es
tanto una tortura para él como para mí, este lento proceso.
—Se siente tan bien… tan húmeda, tan caliente. No puedo esperar para estar bien
enterrado en tu apretado coño, nena —dice contra mi cuello, besándome y absorbiendo la
suave piel de donde se junta el cuello y el hombro.
Y con eso, se mete de una estocada y, de repente, está dentro de mi necesitado
136
cuerpo.
Grito del asombro por su repentina entrada y por lo apretada que estoy después de dos
Página

años de abstinencia que valen la pena, me duele un poco y no estaba preparada para eso.
—¡Mierda! Princesa, ¿estás bien? —Deja salir con la voz ronca mientras está quieto
dentro de mí—. Jodido Dios, estás tan apretada.
Asiento para decir que estoy bien, pero las palabras no me salen.
—Nena, necesito que me lo digas con palabras… necesito saber que estás bien.
—Bien… —susurro y las palabras se desvanecen cuando siento que gira dentro de
mí, gimo cuando las oleadas de placer viajan por mi útero, lo que hace que me cierre a su
alrededor.
—Mierda, nena… puede que acabe antes de que pueda moverme si tus putas paredes
calientes me abrazan la polla más fuerte —gime y baja su boca a la mía, dándome un beso
tierno.
—Estoy bien —jadeo cuando sale despacio unos centímetros—. Solo es que ha
pasado bastante tiempo. Estoy bien, muy bien… ¡no pares por favor!
Es toda la confirmación que necesita antes de coger velocidad. Mantiene los ojos al
nivel de los míos, con fuego es su mirada. Nuestros gemidos vibran entre nuestros labios y
las calientes respiraciones se juntan.
Le clavo las uñas en la espalda y me muevo con él. Levanto las caderas cuando baja
las suyas. Nos movemos como si no hubiéramos estado separados ni un solo día, como si
nuestros cuerpos estuvieran hechos el uno para el otro. No puedo evitar las lágrimas que se
escapan de mis ojos. Esta conexión, este amor que hay entre nosotros nunca murió. Siento
como si el corazón me fuera a explotar. Las garras de otro orgasmo, incluso más poderoso,
empieza a escalar por mi espina y siento que su ritmo se altera cuando me aprieto a su
alrededor.
—Vamos, nena, me voy a correr y te quiero conmigo.
Gimo cuando entra de repente en mí, frotándose contra el clítoris con la presión justa
para mandarme volando a un orgasmo tan fuerte que se me curvan los dedos de los pies, se
me para la respiración, los ojos se me ponen en blanco y siento la piel como si me
pincharan con agujas. El orgasmo más delicioso que nunca he tenido.
—AXEL, oh…Dios… ¡AX! —grito.
Siento el gruñido contra el cuello de que ha terminado, embiste unas pocas veces más
antes de meterse de lleno una última vez.
No sabría decir cuando hemos estado así, con su cuerpo moldeado contra el mío.
Tiene todavía la polla dentro de mí y todavía estoy jadeando. Siento sus labios contra mi
cuello y le acaricio en círculos en su sudorosa espalda.
Se me siguen saliendo las lágrimas y, con lo vulnerable que me siento ahora, no
137
puedo evitar el sollozo que me sale. Inmediatamente se levanta, sujetando su peso con los
brazos y con su todavía erecta polla apretando dentro, lo que causa que ambos gimamos.
—¿Nena? —pregunta.
Página

Niego con la cabeza y se me escapa otro sollozo.


—¿Izzy? Princesa, ¿te he hecho daño? —Parece atormentado.
Niego otra vez y levanto la mano para ponérsela en la nuca. Enredo los dedos con el
cabello que se le ondula en la nuca y le bajo hacia mi boca, esperando poder expresar todas
las emociones que me invaden ahora mismo.
Todavía lo amo. Este hombre que pensaba que había perdido para siempre. Si soy
totalmente sincera conmigo misma, nunca dejé de quererlo. Pero, todo esto no me debería
asustar. El amor adolescente que compartimos hace una década ha crecido con tanto poder
que me mataría perderlo otra vez.
—Yo… te he echado… de menos… mucho —chillo, jadeando por las emociones que
me sobrepasan.
—Dios princesa, no tienes ni idea. Ni puta idea —dice y rueda hacia un lado,
poniéndome más cerca de su fuerte cuerpo—. Nunca te dejé ir, Izzy. Nunca —susurra
contra mi cabello y me aprieta un poco más. Dejo que me sujete mientras dejo salir todas
las emociones que me ha traído hacer el amor juntos.
—Tengo que limpiarte, nena, no te muevas. —Gira y se levanta de la cama, anda por
la gran habitación y va al baño. Ruedo y me quedo mirando al techo, abrazándome bien
fuerte. Oigo el agua del váter que salpica y el agua corriendo. Sale del baño sin ninguna
preocupación por su desnudez y anda hasta el borde de la cama.
—Abre las piernas, nena, y déjame limpiarte. —Dejo caer las piernas a los lados y
veo, sorprendida y maravillada, mientras limpia nuestros jugos que salen de mi coño. La
tela caliente hace que me sobresalte a veces cuando me toca la piel sensible.
Después de unos segundos, tira la toalla hacia el baño y se tumba en el colchón,
acercándome a sus brazos otra vez.
—Habla conmigo, Izzy. ¿Qué ha sido eso? —No suena enfadado, solo confuso.
Suspiro profundamente y contesto.
—Ha sido simplemente demasiado, Ax. Demasiadas emociones me han sobrecargado
el sistema a la vez. Nunca, ni en mis sueños más salvajes, pensé que estaría aquí de nuevo
y, créeme, he soñado un montón de veces con esto. —Cojo otra profunda respiración antes
de seguir y le miro a esos ojos confundidos—. Tienes que entenderlo, Ax. No sé cómo han
sido para ti todos estos años, pero pensé que te habías ido, Ax. No solo que te habías ido,
sino que estabas muerto. —Aguanto un sollozo y me toma un momento recomponerme.
Mis llorosos ojos se encuentran con los sorprendidos de él—. He vivido en el infierno
durante seis largos años, pero no fueron nada… absolutamente nada comparado con el
dolor que sentía pensando que estuviste muerto todo este tiempo. 138
—¿Qué? —pregunta, tan suave que no lo habría escuchado si no hubiera estado
mirándole a su preciosa rostro.
Página

—No sé qué es lo que no entiendes de todo eso, Axel. —Ahora soy yo la que esta
confundida. Él parece estar completamente desconcertado. ¿¡Cómo puede pensar que yo
hubiera pensado cualquier otra cosa?! Desapareció de mi vida, ¡se desvaneció! ¿Cómo se lo
tomaría cualquiera?
—Nena —suelta—. Por favor, explícame eso, ¿qué quieres decir con que creías que
estaba muerto?
Giro la cabeza hacia un lado y le estudio, estoy más allá de la confusión. Tiene el
ceño fruncido, los labios apretados y los ojos… los ojos parecen dolidos.
—¿Podemos vestirnos, por favor? ¿Puede que comer algo antes de tener esta
conversación? —le pregunto casi sin voz. Necesito tomarme un segundo para procesar lo
que está pasando.
Sacude la cabeza como si se estuviera aclarando algo y asiente.
—Por supuesto, princesa.
Nos levantamos y me lanza una camiseta de su armario antes de ponerse unos
pantalones de chándal en esas caderas tan estrechas. Anda hasta donde estoy de pie y me
lleva a sus brazos, abrazándome bien fuerte. Incluso demasiado fuerte.
—Sé que lo sentiste, nena. No hay forma de que algo tan jodidamente poderoso se te
escapara. Pero escúchame y entiéndelo, hablaremos sobre ello, pero nada de lo que digas
cambiará el hecho de que tú y yo, vamos a superarlo. No voy a dejar que te alejes, Izzy.
Nunca. Eres mía, ¿lo entiendes, Princesa?
¿Lo soy? ¿Puedo darle mi corazón otra vez a este hombre que tiene todo el poder para
destruirme? Sí, sí que puedo. Si me alejara de él ahora, podría perfectamente apretar el
gatillo yo misma, porque moriría igualmente.
—Sí, lo entiendo. Pero, ¿Ax?
—¿Qué pasa, nena?
—Siempre he sido tuya, lo sabes, ¿verdad?
Y con una brillante sonrisa que le llega a sus preciosos ojos, me abraza más fuerte y
me da un suave beso en el hombro, otro en el cuello y otro en la oreja antes de
susurrarme—: Oh, sí nena, lo sé.

139
Página
H e estado de pie en el borde de la terraza, viendo cómo Axel le da vuelta a los
filetes en la barbacoa y disfrutando de la vista durante los últimos diez
minutos. Si no hubiese entendido antes lo que le motivó a comprar esta
enorme pérdida de espacio antes, estaría claro ahora, mientras miro al agua cristalina de la
costa a la que da su casa, lo entiendo.
Tiene una terraza muy grande sin muebles ni sillas, por supuesto; pero tiene una
enorme barbacoa. Hay un bonita parcela de hierba en el patio antes del camino de grava
que lleva al muelle. Y después está el lago. No hay más casas, o por lo menos, no veo
ninguna. Solo árboles y un montón de agua. Es absolutamente maravilloso.
—¿Estás preparada para comer, nena? —pregunta, viniendo por detrás y me pasa un
vaso de vino.
Miro sobre el hombro y me lo como con los ojos. Todavía está desnudo de cintura
para arriba y el sudor le baja hacia las caderas. El músculo en V que desaparece bajo el
pantalón me hace agua la boca. Se le tensan los abdominales y gruñe en voz baja.
—Para, Izzy. Para ahora mismo o te tomaré aquí mismo, en el puto porche.
—Lo siento, Ax, pero me preguntaste si estaba preparada para comer. —Le tiento.
—¡Mierda! —Levanta los brazos y se vuelve para andar hacia la barbacoa. Me río y
vuelvo a apreciar la vista mientras refunfuña cosas sobre que necesito quedarme con mi
sexy boca jodidamente cerrada.
Seguimos en un cómodo silencio mientras termina de cocinar y acabo de reflexionar.
Le sigo de camino adentro de la casa, pone los jugosos filetes, patatas cocidas, pimientos y
cebolla en los platos, los pone en la barra y nos sentamos en los únicos muebles que tiene
en la cocina. Taburetes.
—Axel, tienes que darle un poco de vida a esta casa. Aparte de tu habitación, tu vacía
habitación, lo único que he visto son estos taburetes, tu enorme televisión y un sofá
reclinable. —Le señalo con el tenedor después de comer un trozo del delicioso filete. Gimo
por el suculento sabor que me explota en la boca antes de ser capaz de continuar—. No
140
puedes comprar una casa tan grande como esta y no tener algo que ocupe el espacio.
Cuando me doy cuenta del silencio que le sigue a mis observaciones, levanto la
Página

mirada hacia sus ojos. Ups. Puede que me haya entrometido demasiado. Quiero decir, esta
no es mi casa y no es de mi incumbencia. Me sonrojo, bajo el tenedor a la mesa y me miro
a las manos en mi regazo.
—¿Por qué estás haciendo eso? —pregunta.
—¿Haciendo qué? —Intento evadirlo.
—Actuar como si estuvieras avergonzada por preguntarme algo, incluso si estás
siendo una pequeña perra entrometida —lo dice como de broma.
—Yo-Yo, ¿no lo sé?
—No me contentes con esa pregunta de mierda tampoco, Izzy. Te olvidas de que te
conozco. Puede que hayan pasado años desde que te tuve, pero te conozco.
Suspiro y le miro a los ojos. No parece estar enfadado, solo confuso. Me está
buscando con la mirada.
—No es algo que hago conscientemente. He vivido de una cierta forma tanto tiempo
que, a veces, simplemente es como que vuelvo a mi vieja yo. Bueno, me refiero a la vieja
yo de después de ti.
—Puedo llegar a entender eso, de verdad que puedo, pero lo que quiero entender es
por qué pareces estar tan asustada de mí algunas veces. Han pasado muchas cosas, pero ya
sabes, ya tienes que saber que nunca, joder, nunca te haría daño.
—No, no me herirías físicamente. Lo sé —respondo mirándome de nuevo a las
manos.
—¿Izzy? ¿Qué quieres decir con eso? ¿No habíamos decidido que esto iba a pasar?
Entiendo que puedas estar asustada, pero escucha, escúchame de verdad; NO te voy a hacer
daño. Ni una puta cosa que nos vaya a separar otra vez. Ya hemos perdido mucho tiempo,
Princesa. Demasiado tiempo en el que tendrías que haber estado justo aquí, en mis brazos.
—Saca la mano y me pone en su regazo. Tiene un brazo en mi espalda y el otro en mi
vientre. Me coge una mano entre las suyas y continúa—: No hubo un día en el que no
pensara que eras feliz, pensaba que estabas mejor sin mí. Dios, nena… —Se aleja un poco
y me coge el rostro en una mano, nivelando sus ojos con los míos—. Me ha matado cada
día desde que apareciste nuevamente en mi vida, sabiendo que podría haber hecho algo
para salvarte de ese bastardo.
Estoy más que confusa ahora mismo. ¿De qué está hablando, pensaba que era feliz?
Y, como un rayo de luz, me golpea.
—¿Sabías dónde estaba? —pregunto y no puedo evitar que salga con todo el enfado
que siento.
—No durante unos cuantos años. Finalmente te encontré después de que te casaras —
dice, y el dolor en sus ojos hace que se me pare el corazón. 141
—¿Qué? —digo en un susurro.
Levanta el dedo y me acaricia el ceño que tengo fruncido, acariciándome el arco de la
Página

nariz y la línea de mis labios. Me coge la mejilla en su fuerte mano, me acerca la boca a la
suya y me da un suave beso.
—Nena, te busqué. Rebusqué en cada oportunidad que tuve durante cuatro años.
Seguí cada camino que había, pero nunca me dieron nada con lo que seguir. Ni una jodida
Página
de ti. —Levanta la mano y me limpia la lágrima que me corre por la mejilla—. Pasé por
tanto la semana en que murieron. Estaba dolida, perdida, sola… Me sentía completamente
apartada y sin posibilidad de retorno. Gram y Pop, eran buenas personas, pero ellos también
los perdieron y se encontraron con una adolescente deprimida con la que lidiar. A veces me
pregunto si siquiera sabían qué hacer conmigo, pero lo intentaban. Tuve una semana. Una
sola semana para hacer las maletas con todo e irme. Pops no quería dejar las cosas en casa
mucho tiempo y Gram no quería alejarse. Ella odiaba viajar, por eso nunca los conociste.
Me alejo de él y voy hacia la ventana que da al lago, ahora oscuro con el brillo de la
luna reflejándose en el agua.
—Me aseguré de ir a casa de June para darle todo lo que necesitarías. No sabía a
quién más dárselo. No te habías ido durante tanto como para hacerme saber cómo contactar
contigo. Lo único que tenía era la base en la que ibas a estar. —Un sollozo se me escapa e
interrumpe lo que estoy diciendo—. Yo-yo f-f-fui tan est-estúpida. —Lloro.
Me doy la vuelta para mirarle y veo que está detrás de mí con los brazos abiertos y
esperando. Voy corriendo hacia sus brazos y dejo salir toda la tristeza, que fluya. Le dejo
ser mi roca, la roca que he necesitado durante tanto tiempo.
Le rodeo la espalda con los brazos y le aprieto contra mí tanto como puedo. Siento
que me da un beso en el cabello, el pecho está subiendo y bajando rápidamente y el corazón
le late rápido bajo mi oreja.

143
Página
Presiono las manos contra su pecho y lo empujo un poco. Mira hacia abajo, hacia mí,
confundido de que le esté alejando de mí en vez de acercándome a él. O puede que sea el
shock de que no le haya devuelto los sentimientos.
Oh, si solo supiera que el amor me quema por él.
—No he terminado, Ax. Tienes que dejarme terminar —digo desesperadamente y
vuelvo a caminar en círculos lejos de su alcance.
Le miro y sigue dónde le dejé, al lado de la ventana. Está apoyado en ella, con los
brazos cruzados sobre el pecho. No puedo leer la emoción que hay en sus ojos. Sé que está
confundido, pero parece como que también está un poco molesto conmigo.
—Dios… esto es tan difícil —susurro para mí misma. Debería de haber sabido que su
estúpida casa vacía haría que las palabras llegaran a él.
—Izzy, no sé qué más podría haber. Ya sé sobre él —suelta y paro de andar para
mirarle. Se me está rompiendo el corazón otra vez, recordando la noche de mi decimoctavo
cumpleaños.
—Lo quería tanto —vuelvo a susurrar.
—¿Qué? —pregunta apartándose de la ventana y viene hacia mí. Me coge los brazos
en sus manos de nuevo y me fuerza a quedarme quieta.
Me trago el sollozo nervioso que me empieza en la garganta, pero es imposible que
me aguante las lágrimas que me bajan despacio por las mejillas.
—Lo quería tanto, jodidamente tanto —dejo salir, intentando desesperadamente
poder transmitir mi dolor.
—Princesa, en serio como la mierda, ahora no tengo idea de qué hablas —dice con
frustración, causando que me estremezca.
Miro su apuesto rostro, imaginando por enésima vez cómo habría sido nuestro hijo.
Incapaz de asimilar la visión de perfección angelical que cruza mi mente, estrello mi frente
contra su pecho y sollozo. Sollozo por todo lo que hemos perdido injustamente.
—El bebé —lloro en su pecho—. El bebé que amé con cada fibra en mi cuerpo y
cada onza de amor que tenía por ti. ¡El bebé que no fui capaz de proteger ni siquiera de mi
propio cuerpo! —grito histéricamente en su pecho. Mi cuerpo falla debido a la cantidad de
agonía y dolor que invade mi mente y me desmorono al suelo antes de que puede
atraparme. Las emociones que he trabajado tanto por hacer retroceder y encerrar están
inundando mi sistema haciendo que se me escapen grandes y poderosos lamentos.
144
—No, bebé… ¡no! —Lo escucho gritar por mi crisis nerviosa. Más que verlo, lo
siento caer al suelo, junto a mí, me envuelve fuertemente entre sus brazos y comienza a
Página

mecerme. Mi mejilla está apoyada en su hombro y mi nariz enterrada en la cálida curva de


su cuello. No sé cuánto tiempo permanecemos sentados así, se sintió como horas pero solo
pudieron haber sido minutos. Con él sosteniéndome contra su cuerpo, sus brazos y piernas
envueltas firmemente a mi alrededor; no fue hasta que sentí las cálidas gotas de sus
lágrimas golpeando mi rostro que levanté la vista para mirarlo a los ojos; ojos que deben
reflejar los míos ahora mismo. No hace nada para ocultar su evidente desesperación.
Nunca, en todos los años que he conocido a éste hombre lo he visto derramar una lágrima,
aparte de la que sentí cuando estaba en el hospital. Solo se le escapan unas cuantas antes de
que parezca recomponerse de alguna manera. Su cuerpo sube y baja con el esfuerzo que
hace por controlarse.
—Bebé, joder… Princesa, no tenía idea, ni una puta idea. —Tomo su rostro entre mis
manos y seco sus lágrimas con mis pulgares—. ¿Qué pasó? —me pregunta. Sé a lo que se
refiere; quiere saber qué le pasó a nuestro bebé.
Respiro profundamente y termino con lo que necesita ser dicho.
—Acababa de marcar el final de mi primer trimestre cuando sufrí un aborto
espontáneo. Tres meses bien y perdí a nuestro bebé —susurro, manteniendo mis ojos fijos
en los suyos mientras se lo cuento—. Los doctores dijeron que no había nada que yo
pudiera haber hecho; era la voluntad de Dios. —Sacudo mi cabeza y miro hacia abajo,
presionando mi cabeza contra su fuerte pecho—. Era mi cumpleaños —digo casi como un
pensamiento de último minuto.
Se calla con eso. Puedo escuchar las ruedas girando en su cabeza, las piezas
finalmente encajando.
—¿El Club? Era de eso de lo que hablaba Greg ¿no? —Una declaración. Lo sabe.
Realmente no era una pregunta. De todos los días que él pudo haber regresado a mi vida,
ese fue el peor.
—Sí. El Club —contesté.
Permanecemos allí, sosteniéndome en sus brazos, mis piernas encogidas fuerte contra
mi pecho y mis brazos tirados con fuerza alrededor de su cuerpo. Sus brazos están
alrededor de mi cuello y sus piernas estiradas a cada lado de mi cuerpo hecho ovillo. Nos
sentamos allí y en silencio ofrecemos la única cosa que podemos. El uno al otro.
Es difícil para mí ponerme en sus zapatos. No dudo que esté sintiendo el peso de la
situación, pero no ha tenido tiempo ni para procesar el hecho de que hubo un bebé.
Habríamos tenido un hijo, fruto del amor. Incluso con nuestros jóvenes corazones, ambos
sabemos que cualquier niño que hubiésemos procreado habría sido nuestro mayor logro.
Una alegría que habríamos acogido aunque nosotros mismos fuéramos bebés.
—Apuesto a que ella habría sido igual a ti, con ese hermoso rostro redondo, la más
suave piel y los ojos más pálidos nunca vistos. Un cabello que se encendería cuando
corriera por el patio, una risa que haría sonreír incluso al más rudo de los bastardos, una
145
imagen de la misma jodida perfección —dice contra mi oreja. La ligereza de su tono no
hace nada por cubrir la tristeza. Está tratando de tranquilizarme cuando debería ser yo quien
Página

lo tranquilice.
—No, él habría sido la viva imagen de su guapísimo padre. El rostro más fuerte que
hayas visto en un niño, un cabello tan oscuro que le haría la competencia a la medianoche y
ojos tan verdes que habrías jurado que robamos una joyería. Habría sido muy valiente y
fuerte. Simplemente perfecto. Y yo lo habría amado tanto como amo a su padre —susurro,
terminando en una ligera pausa que me delata.
Podemos tratar de aligerar nuestra tristeza, pero no hay persuasión sobre el hecho de
que los dos hemos perdido y perdimos mucho.
—Nunca más, Izzy West. Nunca más permitiré que nadie te aparte de mí, o nos quite
nada —sus palabras cuelgan entre nosotros como una promesa y amenaza.
Sé en éste momento que este hombre lucharía hasta la muerte para mantenerme a su
lado, protegiéndome del mundo.
—No quiero estar en ningún otro lugar más que aquí. —Levanto mi cabeza de su
pecho y le doy el más suave de los besos. No pasa mucho tiempo antes de que estamos
utilizando nuestro deseo mutuo para borrar el dolor que todavía llevamos pesado en
nuestros corazones.
—Vamos, princesa, vayámonos a la cama, ¿sí? —Me ayuda a levantarme del suelo y
entonces, para mi sorpresa, me levanta en sus brazos y comienza a caminar por la casa.
—Puedo caminar, ¿sabes? —bromeo, recostándome en su cuello e inhalando su
embriagadora esencia.
Sus brazos se aprietan a mi alrededor antes de que responda—: Lo sé, pero ahora
mismo necesito esto. Solo permanece en silencio y déjame llevarte.
Puedo concederle eso.
Levanto la cabeza de su hombro y miro a su fuerte perfil. Este hombre, este increíble
hombre que nunca pensé volver a tener, está sufriendo; puedo decirlo por la mandíbula
apretada y la centrada determinación en sus líneas duras. Y con razón, no todos los días un
hombre se entera de que fue padre. Incluso si el niño nunca pasó de ser una muy amada
imagen difusa de ultrasonido. Una imagen que hace cinco minutos ni siquiera sabía que
existía. Un dolor agudo se dispara a través de mi corazón cuando pienso en lo mucho que
habría amado a nuestro hijo. Siempre habíamos hablado de lo mucho que queríamos tener
hijos.
—¿Estás bien? —susurro cuando llegamos al rellano del segundo piso. Me ignora por
un momento y casi me había convencido de que no escuchó mi pregunta hasta que rompe el
silencio.
—No. Pero lo estaré. Lo estaremos. —Se detiene al llegar a su habitación y
gentilmente me pone en la cama. Levanto la mirada y me encuentro con sus ojos tristes
antes de que rompa el contacto visual y baje sus pantalones por sus delgadas caderas. Me
146
incorporo, saco la camiseta de mi cuerpo, y la tiro al suelo segundos antes de que él
presione su peso sobre mi cuerpo, empujándome contra el colchón. Cada centímetro de
Página

nuestra piel está en contacto, desde los hombros hasta los dedos del pie. Abro mis piernas y
acojo a su peso; sus caderas se deslizan contra mi excitación.
Presiona su frente contra la mía, su respiración refrescando mis labios y bailando con
mis fuertes jadeos. Sus manos, que me sujetan la cabeza reverentemente, me calientan las
mejillas.
—Te necesito, princesa —susurra suavemente contra mis labios.
—Me tienes —respondo.
Levanta sus caderas y lo ayudo a guiar su gruesa erección en mi aguardante cuerpo.
No aparta sus manos de mi rostro o su peso de mi cuerpo. Separa su frente de la mía para
así poder presionar en mis labios los besos más amorosos y tiernos.
Este no es el sexo rápido y fuerte que tuvimos antes. Es sobre la pureza de hacer el
amor. Se trata de dos almas que han estado a la deriva por demasiado tiempo y finalmente
vuelven a casa con la otra. Es sobre sanar.
Levanto mis piernas, rodeando con ellas fuertemente sus caderas. Envuelvo mis
brazos alrededor de sus hombros y me sostengo con fuerza.
No hay nada apresurado en éste momento. Su respiración contra mis labios sale en
fuertes jadeos, reflejando la mía.
Se balancea contra mí, sin romper su ritmo lento y constante durante lo que
parecieron horas. No fue sino hasta que nuestras lágrimas comenzaron a mezclarse en mis
mejillas, que soltó una de sus manos de mi rostro y la llevó detrás de mi rodilla para
enganchar mi pierna más arriba en su costado.
—Oh, Dios… —chillo mientras las luces estallan detrás de mis ojos y encojo los
dedos de los pies. Mis uñas se clavaban en sus hombros, anclándome contra sus poderosos
movimientos.
—Nunca. Te. Dejaré. Ir —jadea con voz ronca, puntualizando cada palabra con una
estocada fuerte contra mi húmeda vagina. Su pelvis está presionando mi clítoris,
provocando una fricción perfecta. Lloro una vez más cuando otro orgasmo me golpea muy
cercano al primero.
Entierra su cabeza en mi cuello y con un grito ahogado se vacía dentro de mí. Nos
quedamos allí, cubiertos de sudor y conectados en cada forma posible, durante mucho
tiempo. Su cuerpo se siente maravilloso contra el mío.
Mi respiración vuelve poco a poco a la normalidad y me siento como si fuese capaz
de hablar. Giro la cabeza ligeramente para que mis labios besen su oreja, le susurro tan
suavemente como me es posible las palabras que he anhelado decirle—: Te amo, Axel
Reid. Te he amado siempre y nunca dejaré de hacerlo. Hecho a mi medida, bebé. Fuiste
147
hecho para mí. Nunca me dejes. Nunca más. Preferiría morir antes que estar sin ti de nuevo.
Se tensa durante el más breve segundo antes de rodar nuestros cuerpos de manera que
Página

él soporte mi peso; con mis piernas a horcajadas en sus caderas y mis brazos aún envueltos
alrededor de sus hombros. Levanta sus brazos y me presiona aún más cerca de su cuerpo.
Puedo sentir nuestros orgasmos mezclados escurriéndose entre nosotros, recordándome que
todavía estamos íntimamente conectados.
—No podrías deshacerte de mí ni aunque lo intentaras. —Me inclino y miro su rostro,
memorizando cada rasgo antes de frotar mi mejilla contra la suya—. Siento como si mi
corazón hubiese sido arrancado de mi cuerpo sabiendo todo lo que te ha pasado. Ni siquiera
puedo empezar a procesar todo lo que hemos perdido. Ésta es nuestra segunda oportunidad,
Izzy, y nadie lo joderá ésta vez. —Su voz contra mi mejilla es suave, sus labios se sienten
cálidos cuando presiona un suave beso en mi oreja antes de que me gire, quedando sobre
mí, y se deslice lentamente fuera de mi cuerpo. Gimo débilmente por perderlo.
—Princesa, ésta es la segunda vez que no he usado protección. Te prometo que estoy
sano, pero puedo conseguirte papeles si no me crees. ¿Va a ser eso un problema? —dice
esto a la ligera, pero puedo decir por la forma en que mira mi estómago que no está
hablando de algo que pueda contagiarme—. Por mucho que me encantaría que llevaras a mi
bebé dentro de ti, todavía no llegamos ahí. Llegaremos. Pero no hasta que mi anillo esté
alrededor de tu dedo —añade casi como una idea de último momento, dejándome
impactada.
—Uh... —Me aclaro la garganta un par de veces y miro hacia sus sonrientes ojos—.
Estamos bien. Estoy tomando la píldora —susurro.
—Bien. Entonces supongo que no necesito todas esas cajas de condones, ¿eh? —Se
ríe, mientras camina al baño y cierra la puerta detrás de él.
No puedo evitar preguntarme qué demonios ha pasado aquí. ¿Fue esa alguna rara
propuesta de matrimonio? No, seguramente no. Podríamos haber acordado en ver a dónde
va esto, pero, ¿matrimonio?
Me estoy volviendo loca en silencio cuando regresa a la cama y me limpia con
ternura. Lanza la toalla en dirección al baño antes de atraerme hacia sus brazos y
sostenerme con firmeza. Mi cabeza descansa contra su pecho y puedo sentir su corazón
latiendo lentamente debajo de mi oreja. Envuelvo mi brazo alrededor de él, engancho mi
pierna sobre su cadera y en el proceso, rozo su polla todavía dura.
—Cuidado ahí princesa, es posible que desees que eso funcione más tarde.
Me río antes de permitir que su cálido cuerpo y respiración constante me arrastre a la
siesta más tranquila, profunda y libre de sueños que he tenido en doce años.

148
Página
M e desperté sintiendo el más delicioso dolor entre mis piernas y un dolor en
músculos que no había usado en años. Estirándome, extiendo el brazo
esperando encontrar el cuerpo cálido de Axel junto al mío, pero solo me
encuentro con sábanas frías.
Abro mis ojos y miro por la habitación. Vacía. Me bajo, recojo la camisa de anoche,
me pongo unos pantalones de yoga de mi bolsa y continúo mi búsqueda de Axel. El baño
está vacío al igual que toda habitación en la que busco después. Ni en la cocina, ni en el
garaje, pero su camioneta todavía está enfrente.
Estoy de pie en el porche trasero con la mirada perdida a lo largo del lago, al sol que
apenas está por encima de las puntas de los árboles. El lago está en calma en las tempranas
horas de la mañana y el mundo parece estar dormido. Estoy a punto de rendirme con mi
búsqueda cuando veo un ligero movimiento al final del muelle. El camino hacia su muelle
está cubierto ligeramente por una línea de árboles y, en las tempranas horas de la mañana,
estoy preocupada de que mis ojos puedan estar jugándome trucos. Cuando veo movimiento
de nuevo, me doy cuenta de que lo acabo de encontrar.
Pequeños pinchazos se sienten en mis pies cuando piso el frío sendero empedrado de
camino a los muelles. Mantengo mis ojos en su espalda desnuda. Está sentado justo al final
del muelle, sus piernas están dobladas y sus brazos están descansando contra sus rodillas.
No fue hasta que me acerqué un poco más que me di cuenta de que su cabeza está apoyada
en sus brazos y su espalda está agitada con profundas respiraciones. Tuvo que haber sentido
mis pisadas contra la madera del muelle, pero, si lo hizo, no cambió su postura.
—¿Ax? —pregunto suavemente.
No hay respuesta.
—¿Bebé? —intento de nuevo.
Nada.
Inspirando profundamente me siento y acerco mi cuerpo hacia el suyo. Mis piernas se
abren y la piel fría de su espalda choca contra mi frente. Debe de estar congelado.
149
—Jesús, Axel, ¿cuánto tiempo has estado aquí afuera?
Nada.
Página

—Ax, bebé, por favor, estás asustándome. ¿Qué sucede?


Está callado por un rato. Su cuerpo está sacudiéndose ligeramente, pasando su
silencio como si no fuera nada, pero lo es. Mi gran hombre fuerte se está rompiendo. Supe
que estaba manteniendo su dolor dentro anoche, tratando de ser fuerte para mí. Tratando de
evitar que su tormento se mostrara.
Llevo mis brazos a su alrededor y enlazo mis dedos contra su pecho; su corazón late
rápidamente contra mi brazo. Su cuerpo se queda quieto cuando pongo mis labios contra su
espalda y susurro la única cosa en la que puedo pensar:
—Está bien, Ax. No puedes aguantar esto. Por años lo hice y no ayuda. —Luego me
quedo callada y lo agarro fuertemente; esperando que se abra conmigo.
—Es mi culpa —dice finalmente; su voz está tensa con emoción.
—¿Qué? ¿Qué es? —cuestiono.
—Todo.
Nos quedamos callados de nuevo mientras cavilo su respuesta. Ambos somos
víctimas en el cruel juego del destino de estar alejados. No entiendo cómo puede siquiera
comenzar a culparse a sí mismo.
—Bebé, tienes que decirme más que eso. No hay manera de que algo de esto sea tu
culpa —suplico.
Endereza su cuerpo, pero no hace movimiento para girarse. Dejando que sus piernas
cuelguen del borde del camino de madera; gira su cabeza y mira hacia el sol alzándose
lentamente por encima de la línea de árboles. Lleva sus brazos hacia arriba de su relajada
posición en sus costados y los cierra sobre los míos antes de alejar mis brazos de su pecho y
juntar nuestras manos en su regazo.
—Lo primero que hice cuando dejé a June y a Donnie fue reportarlos a servicios
infantiles. Entre las condiciones en las que nos forzaron a vivir, la comida que nos negaron
y el comportamiento escalofriante de Donnie con las niñas pequeñas, había suficiente para
hundirlos. Perdieron a cada niño por el cual el estado les estaba pagando. No es una jodida
maravilla que me haya azotado la puerta en mi rostro cuando fui en mi búsqueda de ti. —
Deja salir una risa sin humor antes de continuar—. Ni siquiera me hubiera molestado,
Izzy… pero estaba desesperado por encontrarte.
»Abrió la puerta y cuando vio que era yo, la perra escupió en mi jodida cara. Ni
siquiera dije palabra alguna. Logró decirme acerca de tus padres, te ahorraré los detalles de
eso, pero no obtuve nada más. Debe de haberle encantado saber que tenía la llave para
encontrarte; la llave que me apartaba de ti.
Cuando siento humedad caer en el brazo apoyado en su regazo, alzo la mejilla de su
espalda y miro hacia el cielo sin nubes antes de darme cuenta de que estaba viniendo de él.
150
Mi corazón se está rompiendo un poco más, sabiendo lo profunda que estaba enraizada su
agonía.
Página

—Nunca me llegaron tus cartas, Izzy. Sabes, sabes jodidamente que habría venido
corriendo. Ni una sola. No estuve mucho tiempo en la base. No puedo darte muchos
detalles, pero me ascendieron rápido y tuve que irme. Mierda de alto secreto y desaparecí,
bebé. Te escribí una carta que explicaba todo, pero la sincronización con lo de tus padres le
da sentido a que nunca la hayas recibido. No tenía ni jodida idea de que estabas
escribiendo, tratando de encontrarme. —Sacude la cabeza como si ese simple movimiento
pueda deshacerse de la amargura de sus recuerdos.
—Bebé… —No sé qué decir. Aprieta mis manos y me deja saber que necesita eso.
Necesita sacar esto.
—Mátame, Izzy… saber que estuve tan cerca de ti, pero tan jodidamente lejos.
Sabiendo que tú y nuestro… bebé —Hace una pausa en un sollozo que apresa sus
palabras—. Nuestro bebé, Dios, nuestro bebé… ese bebé hubiera sido el niño más perfecto
alguna vez nacido. —Su gran cuerpo se dobla y comienza a llorar en serio. Lágrimas
propias caen por mi rostro y a su espalda, pero solo lo abrazo más fuerte.
Le doy el tiempo que necesita para sacarlo, agarrándolo fuertemente y susurrando
palabras de amor contra su espalda.
Nos quedamos sentados ahí por un rato. Él dejando salir su angustia y yo
abrazándolo, ofreciendo la fuerza que puedo. El sol finalmente está arriba cuando se
endereza y gira su cabeza. Sus ojos están rojos y lágrimas todavía corren silenciosamente.
Verlo así me está destruyendo.
—Hubiera amado a ese bebé, amado a ese bebé tanto, Izzy. Hubiéramos sido tan
felices —dice, cada palabra empuja una daga invisible a mi corazón. Sé que no es mi culpa
haber abortado y hace mucho había enfrentado la pérdida, pero ahora mismo, en este
momento, siento como si hubiera pasado ayer.
—Lo sé, Axel —ofrezco—. Desearía saber qué decirte para ayudarte, para reducir
este dolor.
Gira su cuerpo para que estar sentado completamente en el muelle antes de abrir sus
brazos; me subo.
—Todos esos años había estado tan enojado contigo y me aferré a esa rabia para no
sentir el dolor. Joder, Izzy. Pensé que eras feliz, que habías seguido adelante sin pensarlo
dos veces. Ni siquiera sé cómo comenzar a procesar esto. No sé cómo llorarle a un niño que
nunca supe que casi tuve. —Sus palabras son suaves por encima de mi cabeza y estamos
sentados mirando a lo largo del agua que choca contra la orilla. Estamos sentados allí y
lloramos silenciosamente por el pasado que nos fue quitado sin nuestro conocimiento.
—Cuando perdí al bebé, no estaba en un buen lugar, Axel. Me tomó un tiempo, un
largo tiempo antes de volver a sentirme humana de nuevo. En ese punto, pensé que habías
muerto, Ax… Pensé que te había perdido para siempre y cuando perdí a ese bebé, fue como
si hubiera perdido la última parte del amor que teníamos. —Me giré para mirarlo—.
151
Cuando conocí a Brandon, era vulnerable. No estaba buscando a nadie, pero él sabía cómo
jugar la parte y me hizo necesitarlo. Viéndolo desde ahora, sé que nunca lo amé. Necesitaba
Página

el amor que pensé que podía darme. Estaba tan sola. Necesito que sepas que ni una vez dejé
de amarte, Axel, por favor no lleves eso en tus hombros.
Me mira como si estuviera viendo mi alma antes de dejar un suave beso en mi frente.
—Lo sé, Izzy. No sé todos los detalles de tu matrimonio, pero te conozco y creo eso.
Nos sentamos allí, cerca del lago con la fría brisa de noviembre soplando y le digo
sobre mi encuentro con Brandon y los años antes del abuso. Axel lo maneja bien, solo se
tensa algunas veces. Cuando comienzo a llegar a las cosas malas, puedo sentir la rabia
creciendo. Minimizo muchas de las cosas malas, pero para el final ya sabe todo. Creo que
va a estallar de furia cuando le digo acerca de la carta de June.
—¿Que qué demonios te dijo? —gritó.
—Eh, ella dijo que estabas muerto. No sé por qué le creí, en verdad. Tienes que saber
que nunca me habría rendido en ti y en nosotros. Pero, ¿Axel? Dijo que estabas muerto y no
tenía otra forma de confirmar si era cierto o no. Era su forma de hacerme pensar lo peor, y
así fue. —Parece furioso. No, no furioso. Parece sediento de sangre.
—Mataré a esa perra —dice entre dientes. Sus ojos están ardiendo en llamas y sus
orificios nasales están ensanchándose con cada rápida respiración.
—En verdad, Ax, ¿no podemos mirar hacia adelante ahora? Nadie quiere ver más que
yo lo que se merece, pero mira dónde estamos. Ganamos. Tú y yo, finalmente estamos de
vuelta donde teníamos que estar. No dejes que ella gane. Por favor. —Toma un momento,
pero se calma. Estamos sentados allí en silencio mientras él digiere todo lo que acabo de
decirle. Puedo ver todas las emociones, desde rabia hasta resolución, cruzando por su
rostro.
—Desearía haber intentado más duro. Sigo pensando que si me hubiera acercado a ti
cuando finalmente te encontré, las cosas serían diferentes ahora. Podríamos tener más hijos;
finalmente tendrías mis anillos en tu dedo. Me mata, me mata —dice cuando termino de
explicar todo lo que los doce años pasados me han traído.
—Detente. —Me bajo de su regazo y me arrodillo frente a su figura relajada
recostado contra uno de los postes sosteniendo el muelle. Tomando su cara entre mis manos
y acercándome, termino: —No puedes sentarte aquí y pensar en lo que hubiera sucedido.
Me ha tomado mucho tiempo darme cuenta que preguntarse por lo que hubiera sido nunca
cambiará el pasado, Axel. Justo aquí y justo ahora, tienes que prometerme que miraremos
hacia adelante. No seguiremos viviendo con lo que podríamos haber tenido. Desde este día
en adelante, somos los nuevos Axel e Izzy.
Una pequeña sonrisa se forma en su rostro y algo de la tristeza deja sus ojos. Me
inclino y lo beso rápidamente, antes de soltar su rostro y sentarme de nuevo junto a él.
—¿Axel e Izzy, eh? ¿Eso significa que quieres ser mi novia o algo así? —Se ríe y
suena como música para mis oídos.
152
—No, solo quiero ser tuya. Eso es lo único que siempre he querido —respondo,
enlazando nuestras manos.
Página

—Princesa, siempre has sido mía. Siempre. Puedo prometerte intentarlo, pero esta
mierda será difícil de superar. No tienes idea de lo que quiero hacer con ese hijo de perra.
—Lo sé, ¿pero podemos intentarlo? ¿Solo intentar tomarnos cada día como el regalo
que es? Te tengo finalmente de vuelta, Axel, y por una vez en mucho tiempo me siento
como yo misma de nuevo. Bebé, me siento fuerte.
Sus ojos destellan mientras me acerca y me planta un beso tan lleno de amor en mis
labios que el frío a nuestro alrededor ha sido olvidado.
—Vamos adentro. Repentinamente estoy famélico —dice con un guiño. Nos
levantamos y caminamos de vuelta a la calidez de su casa vacía mano con mano.
*~*~*
Axel
Lentamente me muevo de la cama por segunda vez en esta mañana después de agotar
a Izzy. Maldición, meterme de nuevo en su apretado y jodido coño fue como regresar a casa
de nuevo. Mi polla comienza a ponerse dura solo de pensar en lo violento que nos venimos
juntos. Todas las emociones tensas entre nosotros, pero sabiendo que ella era finalmente mi
jodida chica de nuevo me hizo sentir la necesidad de marcarla.
Miro hacia el ángel durmiendo en mi cama y sonrío. Está desmayada y dudo que un
terremoto pudiera despertarla a este punto. Han pasado tres horas desde que regresamos a la
casa de nuestra conversación en el muelle. Tres horas de hacer el amor intensamente nos
tuvo a ambos gritando y gritando. Ni siquiera creo que haya una gota de semen en mis
pelotas a este punto. Me chupó hasta dejarme seco, literalmente. Varias veces.
Tengo que dejar la habitación antes de que la vista de su cuerpo desnudo; cada
centímetro de su piel cremosa tenga a mi polla suplicando por más. Más importante,
necesito terminar con esta llamada telefónica antes de que se despierte.
Troto por las escaleras hacia la cocina, localizo mi celular en la barra, adonde lo
aventé anoche, y camino hacia la parte de atrás para llamar.
El teléfono suena un par de veces antes de que escuchar la voz apagada de Greg en la
línea.
—¿Qué, hijo de perra? —dice.
—Qué agradable. Buenos días también para ti, idiota. —Son las diez de la mañana,
¿no debería estar haciendo algo productivo?—. ¿Noche larga?
—¿Qué quieres, Reid?
—Jesucristo, ¿por qué siempre eres una pequeña perra en las mañanas? Olvídalo,
necesito que contactes a Locke y busques cada jodida cosa que puedas del ex de Izzy.
153
Quiero la jodida mugre y la quiero para ayer. Escucha esto, G, lo quiero tan jodido que
sienta mi polla en su garganta. Necesitamos encontrar algo que encierre a este bastardo de
Página

por vida.
Eso atrapa su atención.
—Finalmente se ha abierto contigo, eh. —No es una pregunta, pero obtendría una
respuesta.
—Lo sé todo, G. No hay secretos entre nosotros ahora. Una vez que encierre a este
hijo de perra, finalmente podré darle a mi chica el futuro que tenemos que tener. Puede que
no me guste que seas tan cercano a MI chica, pero soy lo suficientemente hombre para
apreciar todo lo que has hecho cuando yo no pude.
—Sí, te escucho.
—Hazlo. Llama a Locke y los dos hagan lo que sea que se tenga que hacer.
Mantenme actualizado, pero planeo cerrar mis puertas y enterrarme profundamente en mi
chica por días. No me molestes a menos que tengas algo.
Cuelgo el teléfono con su risa antes de subir las escaleras, lentamente, y regresar a mi
cama y acercarme a mi chica.
Finalmente sintiendo como si mi corazón pudiera latir de nuevo.
*~*~*
Izzy
Puedo sentir el sol calentando mi piel. Me encanta este estado de dicha entre estar
dormido y empezar a despertarse. Pero ya no disfruto este momento por estar insensible,
no… ahora disfruto este momento porque me recuerda que estoy viva.
El sol metiéndose por los grandes ventanales calienta mi espalda y la dura calidez
debajo de mi mejilla está irradiando de Axel.
Mi Axel.
Suspiro, lentamente alzo mi cabeza de su pecho y miro su rostro durmiente. Se ve
más joven en su sueño. La dureza que normalmente está presente no está. Toda la emoción
pesada de ayer está borrada y la pequeña sonrisa que juega en sus labios me recuerda de
nuestra promesa. Desde este punto, no hay más dolor del pasado entre nosotros. Somos una
vez más Axel e Izzy.
Es jodidamente hermoso.
Recorriendo mis ojos por su cuerpo largo y duro, noto el bulto alzando las sábanas
que cubre sus caderas. Con una sonrisa traviesa, suavemente paso mi mano por su
abdomen, disfrutando la tensión de sus abdominales mientras acaricio cada centímetro.
Reviso para asegurarme de que todavía está dormido antes de alzar lentamente la sábana de
su cuerpo. Su gruesa polla salta, una vez libre de la sábana. Parada en su cuerpo y
154
suplicando por atención, juzgando por la pequeña gota de semen rezumando de la punta.
Jesús, todavía no puedo creer lo diferente que es su cuerpo.
Página

Mi mano llega a su vello púbico bien recortado, la deslizo por su tensa piel y agarro
sus pelotas calientes. Las circulo suavemente y pruebo su pesadez antes de recorrer con la
mano de arriba hacia abajo la sedosa piel de su palpitante erección. Más líquido preseminal
escurre de la punta y mi boca se hace agua ante la acción.
Inclinándome de donde estaba acostada, justo a su lado, llevo mi cuerpo abajo junto a
sus caderas, mis piernas están dobladas debajo de mí, llevo mis labios hacia su polla. Lamo
el semen de la punta antes de poner un suave beso en su piel caliente. Me da un suave
gemido y se remueve ligeramente, pero no se despierta. Envolviendo mi mano en el grosor
de su polla, noto por primera vez lo largo que es. ¿Va a caber en mi boca?
Lamiendo mis labios, abro la boca y chupo la inflamada punta con mi boca, giro la
lengua alrededor antes de soltar y recorrer de la punta a la raíz con la lengua. Suelta un
gruñido más fuerte y veo, por el rabillo del ojo, su mano agarrando las sábanas.
Continúo lamiendo y acariciando su palpitante polla un par de veces antes de que
suelte una fuerte maldición y se mueva, llevando su torso hacia arriba bruscamente. El
movimiento me sacude lo suficiente que pierdo mi succión y él se cae de mi boca con un
ruidoso pop que hace eco en la habitación.
Sus ojos están oscuros con deseo; el hambre es pesada en la habitación.
—Buenos días —ofrezco con una sonrisa maliciosa—, me dio hambre.
—Joder. ¿Te dio hambre, eh? Jesús, nena, vas a matarme. —Sonríe antes de
alcanzarme y me lleve hacia su cuerpo—. Me encanta tu boca en mi polla, nena, pero más
me encanta tu coño. —Me agarra de las caderas y me alza. No necesita ayuda en
persuadirme de guiarlo al interior de mi chorreante cuerpo. Estaba lista para él desde el
segundo en que abrí mis ojos.
Hacemos el amor de manera dura y rápida. Antes de que lo sepa, ambos estamos
gritando en nuestro clímax compartido.
Caigo de vuelta contra su pecho, resbaladizo por el sudor que se desliza contra el mío.
—Buenos días, princesa —murmura contra mi cabello.
Ambos nos reímos y lo agarro más de cerca, disfrutando esta nueva ligereza entre
nosotros. Nos quedamos abrazados allí por un rato, antes de que se levante y se vaya a
limpiar. Sonrío cuando regresa del baño con una toalla en mano.
—Sabes que sé cómo limpiarme, ¿verdad? —bromeo.
—Mi trabajo. Me gusta ver mi semen por toda tu piel. El mío. Este es mi trabajo. —
Continúa limpiándome antes de inclinarse y darle un beso a mi sensible piel que causa que
gima largo y fuerte.
Ríe suavemente, cayendo nuevamente a mi lado en la cama.
—Puede que queramos levantarnos en algún momento del día de hoy —observo,
155
mirando por la ventana. El sol está colgando alto en el cielo, haciéndonos saber que nos
hemos perdido una buena parte del día.
Página

—Estoy feliz justo aquí donde estoy y no tengo planes de dejar esta cama hoy.
—Odio señalar lo obvio, Axel, pero puede que queramos comer en algún momento.
—Observo sus ojos sonrientes antes de continuar—. Quiero decir, no sé tú, pero yo planeo
disfrutar de este gran cuerpo un poco más hoy, ¡y necesitaré un poco de combustible!
Su cuerpo tiembla con una risa silenciosa y me acurruco a su lado. Extendiendo la
mano, toco las manos del ángel tatuado en su otro lado. No puedo ver el cuerpo desde aquí,
pero por lo que recuerdo del tatuaje, fue hecho de una manera casi amorosa y pacífica.
—¿Por qué un ángel? —pregunto.
Se queda en silencio durante unos segundos antes de responder.
—Mira más de cerca —es todo lo que recibo.
Desconcertada por su respuesta, me arrastro sobre su cuerpo y llevo mi rostro más
cerca al tatuaje. Jadeo cuando recibo mi primera buena mirada a su rostro. Soy yo. Mierda,
esa soy yo.
—Um… —ofrezco sin convicción.
—Te lo dije, eres la única persona a la que le he dado mi corazón. Siempre has sido el
ángel de mi vida, Izzy. Llegaste a mi vida cuando más te necesitaba, siempre feliz y llena
de amor por mí. No transcurrió ni un solo día en el que no supiera cómo te sentías. Lo
entendí un par de años atrás. Puede que no hayas estado a mi lado físicamente, pero no
pude negar que estabas allí mentalmente. Cada día que estaba fuera, era tu recuerdo lo que
me empujaba e incluso cuando pensé que te había perdido para siempre y mediante esa
ira… —Se calla y me mira a los ojos—. Incluso a través de la ira por perderte, aun así supe
que eras mi ángel. Mi luz.
Oh Dios mío.
—Te amo, princesa.
—También te amo —grazné y caí en sus brazos.
En ese momento, supe que lo que había sido roto durante los años finalmente se
estaba arreglando.
Era completa.

156
Página
Un mes después

A
xel y yo vamos en serio desde ese fin de semana que pasamos encerrados en
su casa. A veces es sorpréndete para mí pensar de nuevo en la niña asustada y
perdida que fui hace apenas unos meses atrás. Sacó la vieja parte de mí.
Estoy brillando. Tenemos nuevos sueños y planes para nuestro futuro y, por una vez,
empiezo a pensar que el destino me sonríe.
Estoy feliz.
Soy amada.
He vencido.
Durante las últimas semanas hemos pasado casi cada segundo juntos. A Axel le gusta
bromear diciendo que está recuperando el tiempo perdido. Una broma que a menudo se
queda corta, ya que siempre me recuerda el tiempo que pasamos separados. Hasta que
empieza a quitarme la ropa. Nuestro deseo es como una picazón que no podemos aliviar.
No hemos pasado una gran cantidad de tiempo con nuestros amigos, pero hemos
tenido un par de noches con ellos para cenar o beber. Puedo hacer todo mi trabajo desde la
casa de Axel y él pasa la mayor parte de su tiempo haciendo el suyo desde casa también. La
primera cosa que hicimos, cuando se hizo evidente que ninguno de nosotros quería
separarse del otro, fue comprar mobiliario de oficina. Ahora usamos el gran espacio de la
biblioteca como nuestra oficina doble. Su área ocupa mucho más espacio. Los monitores de
computadora y otros equipos técnicos están distribuidos en todas las superficies de su lado
de la habitación. Tengo un pequeño rincón, pero eso es todo lo que necesito. Trabajamos en
silencio en su mayoría, pero estamos juntos y, en este punto, es algo que ambos
necesitamos.
Otra gran compra que hicimos juntos fue la de una mesa de cocina y cómodos sofás
para la sala de estar. Si no supieras cómo se veía esta casa antes, no estarías tan
sorprendido, pero poco a poco estamos convirtiendo esta gran cáscara de casa en un hogar
para los dos. 157
Habíamos vuelto a ser “nosotros” por tres semanas cuando me dijo que me mudara.
No había ningún espacio para peleas y, honestamente, no iba a tolerar ninguna. Puede
parecer poco para la mayoría, pero con todo el tiempo que habíamos perdido tenía sentido
Página

para nosotros. Hicimos el pacto de seguir adelante y eso es lo que estábamos haciendo.
Recogiendo las piezas que habíamos perdido y volviendo a ponerlos juntas.
Continuando con nuestros sueños.
Axel ha estado insinuando el matrimonio, pero no estoy segura de estar lista para eso
todavía. Sí, ya sé que pasará y sé que pasará con él, pero solo hemos estado juntos de nuevo
durante poco más de un mes. Diablos, él solo ha vuelto a mi vida unos pocos meses atrás.
Siento que necesitamos tiempo. Tiempo, para qué, no estoy segura, pero cuando llegue el
momento, lo sabremos.
Él no está feliz con eso. Puedo decir que quiere estar casado conmigo y que yo esté
embarazada tan pronto como sea posible. Su argumento, que no estamos tan jóvenes y
ambos sabemos que pasará, ¿por qué esperar?
Es la única cosa entre nosotros que no se siente resuelta.

Es sábado por la mañana y la Navidad está a solo dos semanas. Con mi mudanza a
casa de Axel, he perdido mi dosis diaria de Dee. Extraño a mi mejor amiga. Sé que está
más que feliz por nosotros y ha estado ocupada consigo misma, pero es todavía un ajuste,
de pasar de depender de ella para mi única felicidad a verla cada pocos días.
Tenemos planes de pasar un día de compras, una visita a Sway y cenar con la pandilla
en el Heavy. Axel tiene algunos negocios que tiene que atender en la oficina y se irá casi
todo el día, de todos modos. Este es el día perfecto para estar con Dee.
Recién había terminado de vestirme cuando oigo el timbre retumbando en la casa.
Termino de subir la cremallera de mis botas de cuero marrón favoritas a lo largo de mis
jeans ajustados y, con una última comprobación en el espejo, corro por el pasillo y
escaleras a través del vestíbulo.
Abro la puerta con una gran sonrisa y apenas tengo tiempo suficiente para prepararme
antes de que Dee se lance en mis brazos.
—¡Amiga, te he extrañado! —canta en mi oído.
—Solo me viste el otro día, estúpida. —Me río y me alejo, enderezando mi blusa
color crema en su lugar antes de mirar para arriba a sus centelleantes ojos marrones.
Mi amiga es feliz como siempre, pero ahora que yo soy feliz, es casi como si ella
fuera a estallar en cualquier segundo. Su felicidad ha llegado a niveles nucleares.
—Estás brillando, Dee. Juro por Dios que un día de estos la felicidad que se mantiene
dentro de ti va a derramarse. Al igual que un duende desquiciado. —Se ríe antes de
seguirme a través del vestíbulo y todo el pasillo hasta la cocina.
—Déjame agarrar mi bolso y podemos irnos. ¿A qué hora son nuestras citas con
158
Sway? —pregunto mientras busco mi teléfono entre toda la basura del mostrador. Sé que lo
tiré aquí anoche cuando Axel y yo habíamos llegado a casa después de la cena.
Prácticamente me había atacado cuando pasamos la puerta.
Página

—A mediodía. Dijo que necesitábamos, y cito, llevar nuestros pequeños culos


blancos y flacos allá con tanta rapidez como podamos para obtener una buena cantidad de
chismes. —Su imitación de Sway es inquietante.
—Está bien, está bien. Bueno, Ax va a estar en la oficina todo el día. Recibió una
llamada de Mad temprano esta mañana y se fue rápido. ¿Dijo Beck algo al respecto? —
Miro su rostro, perdiendo su sonrisa ligeramente antes de rápidamente ocultar el desliz—.
¿Qué fue eso, Dee? ¿Tú y Beck están teniendo problemas? —Ha tenido “citas” con Beck
durante unos meses. Por lo que puedo decir, eso solo significaba que estaban teniendo sexo
regularmente porque nunca salieron solos.
—Ahhh. —Mira a su teléfono tratando de evitar mis ojos interrogantes—. Decidimos
enfriarlo durante un tiempo.
—Está bien —respondo. Puedo decir que no quiere hablar de ello y sé que si Dee no
quiere hablar de algo, no lo hará—. ¿Estás de acuerdo con eso?
—Claro que sí. —Su rostro adquiere una sonrisa falsa—. Fue mi idea, ¿de acuerdo?
Quería más y no estoy lista para eso. Está bien, de verdad. Estás lista.
Bueno. Supongo que eso significa tema cerrado.
Salimos y subimos al Lexus de Dee antes dirigirnos a hacer algunas compras de
Navidad que tanto necesitamos.
De alguna manera me las arreglo para enfriar su altibajo de compras de hoy y es una
experiencia casi agradable. Elijo algo de ropa para Axel y una chaqueta de cuero negro que
decido que tiene que tener, además de un par de prendas sexy de Victoria Secret para mí.
Me encuentro con el joyero local y recojo la pieza que había encargado para su regalo de
Navidad.
No puedo esperar para dárselo. Pedí a la joyería un collar tipo etiqueta de perro para
él. Utilice el pequeño diamante de mi viejo anillo de promesa que me había dado el día que
se fue al campo de entrenamiento y grabé un mensaje para él por debajo del collar.
Difícilmente se podía ver el pequeño diamante hasta que el grabador colocó algunas marcas
alrededor del punto, destacándolo a la perfección. Fue difícil desprenderme de ese anillo.
Contenía tantos recuerdos y promesas. Sabiendo que Axel abriría el regalo y sabría lo que
significaba el diamante era la única razón por la que fui capaz de hacerlo. Había pasado
horas buscando las palabras adecuadas para grabar en su placa de identificación.
Finalmente habían llegado un día y las palabras simplemente me vinieron a la cabeza.

Cuando estás conmigo soy libre.


Mi fuerza. Mi corazón. Mi todo.
Nuestro amor ahora continúa para siempre.
159
Amor Vincit Omnia
Página

“El amor conquista todo”, es perfecto. Y somos nosotros.


Axel ha sido reservado sobre lo que ha planeado. Ha ido de compras un par de veces,
pero nunca llegó a casa con nada. Algo me decía que esperara una propuesta y aunque me
asustaba un poco porque es demasiado pronto, sé que nunca podré decirle que no.
Él es mi sueño.
Él es mi futuro.

Es casi la hora de nuestra cita con Sway y estoy deseando y temiendo la cita. Solo sé
que cuando Sway descubra quién es Axel, habrá un gran despliegue ostentoso.
—¿Qué pasa con la gran sonrisa tonta? —pregunta Dee, interrumpiendo mis
pensamientos.
—Ni siquiera sabía que estaba sonriendo. Estaba pensando en cómo reaccionará
Sway cuando se dé cuenta de que el gigante troxo de sexo en el edificio al lado de su salón
es Axel.
—¡Oh Dios mío! ¡Me había olvidado completamente de eso! Chica, ¡esto va a ser
divertido!
—No estás bromeando. Tenía la esperanza de que no lo descubriera, pero cuando le
conté la historia a Axel, pensó que era demasiado divertida como para dejarla pasar. Al
parecer, los chicos vienen a saludar mientras estamos allí.
Me mira sorprendida antes de continuar el viaje al el salón. Esperé que cambiara su
humor, pero casi se ve muerta de pánico.
—¿Estás bien, Dee? Sé que no tenemos tanto tiempo para hablar como antes, pero
estabas muy bien la otra noche.
Un ligero ceño cruza su rostro antes de desaparecer rápidamente de su expresión.
—Estoy bien. Solo ocupada en el trabajo.
Mentirosa. Hago nota mental de preguntarle a Axel si Beck ha dicho algo
últimamente.
—Está bien, pero ya sabes, si necesitas hablar, estoy aquí. Siempre estoy aquí para ti,
Dee. —Desde que me mudé, las cosas se sintieron extrañas con Dee. Sé que está feliz por
mí y sé que quiere a Axel, pero sucede algo—. Te quiero, Dee. Odio saber que algo te está
molestando y no quieres hablar.
—No es nada. —Suspira—. Solo algunas cosas en mi mente, pero tengo que
160
resolverlas por mi cuenta. Promesa. —Me da una de sus sonrisas de marca y eso me
tranquiliza lo suficiente como para dejarla. Por ahora.
Página

Nos detenemos en el salón quince minutos antes de nuestras citas. Sentado en el


frente, mirando a las filas de las empresas de la pequeña franja, no puedo evitar sonreír
cuando mis ojos alcanzan las simples palabras en negrita, “Seguridad Corps”. Las ventanas
están oscurecidas, por lo que no podemos ver el interior, pero sé que está ahí. Mi hombre
está cerca, como si mi corazón supiera, comienza a aumentar su velocidad.
Salimos del auto y avanzamos hacia el edificio. Dee se ve hermosa en jeans
ajustados, un jersey de manga larga y, por supuesto, sus tacones de tacón aguja. Trató de
que tirara mi ropa vieja, pero me quedé con lo que era familiar. Nunca tendré su estilo
elegante, pero al final me estaba aferrando al mío.
Puedo ver a Sway dentro saludándonos, como un loco, a través de las ventanas que
van desde el piso hasta el techo que bordea el salón. Está vestido similar a Dee, con ceñidos
vaqueros ajustados y un suéter largo de color rosa. Pero su suéter se encendió en la cintura
y los codos. Se parece a una bola de algodón de azúcar gigante. Sus botas van hasta sus
rodillas, pero a diferencia de mis suelas planas, lucía tacones de doce centímetros. Tiene su
larga peluca rubia en una cola de caballo elegante. Jesús, si no lo amara, me reiría.
—Se ve tenso hoy. —Dee ríe.
Justo cuando mis pies aterrizan frente al salón de Sway, la puerta de Corps se abre y
el ancho cuerpo de Axel está de pie frente a mí. Brazos cruzados sobre su pecho ancho y
una sonrisa firmemente en su lugar. Me congelo con mi mano extendida para abrir la puerta
y Dee me golpea desde atrás.
—Oh, guau —oigo murmurar detrás de mí. Oh, guau es correcto. Sus jeans oscuros
se moldean a sus poderosos muslos y su Henley de manga larga verde se estira con fuerza.
Su espeso cabello negro luce igual que lo hacía esta mañana cuando acababa de correr mis
manos a través de este y apretándolo con fuerza en mi coño. Esos ojos verdes, me gustan
tanto, tan brillantes.
Mis bragas se mojan al instante.
—Ven aquí y dale a tu hombre un poco de amor —ladra, causando otra oleada de
humedad golpeando mis bragas.
Lanzo mi bolso en los brazos de Dee y corro la corta distancia hacia Axel. Saltando
un poco, me atrapa debajo de mi culo y arrastra mi cuerpo hasta el suyo. Puedo sentir cada
duro centímetro frotando contra mi frente. Dejo escapar un suave gemido antes de sellar
mis labios en los suyos y me sumerjo en uno de los mejores besos de la historia.
Le da un apretón a mi culo antes de soltar mis labios y sonreírme.
—Hola, princesa.
—Hola, bebé. 161
Y fue entonces cuando comenzó el chillido.
—Oh Jesús mío, cariño. NO le dijiste a Sway que conocías a esta magnífica montaña
Página

de hombre, no NO lo hiciste. Santo Dios, señor, necesito una ducha fría después de esto,
amiga. Mete tu pequeño culo en una silla y le cuentas todo a Sway. Cada cosa deliciosa en
ello, si sabes lo que quiero decir. Dulce cielo, necesito un trago.
Vuelvo mi cabeza de mi posición en los brazos de Axel y me río de Sway. Está de pie
en la entrada del salón, abanicando su rostro.
—¿Qué es eso? —dice Axel suavemente en mi oído para que solo yo lo escuche.
Dándome la vuelta con una brillante sonrisa, digo:
—Eso es Sway.
—No sé si debería reír o correr. —Se ríe.
—Yo correría, enorme y hermoso espécimen —grita Sway por encima de mi risa—.
Oh Dios mío, yo correría. De hecho, quítate esa camiseta cuando lo hagas… ¡dulce señor,
sí!
Me río con más fuerza y casi me caigo de sus brazos. Cuando finalmente me controlo,
veo hacia su cara sonriente. Su sonrisa es tan amplia y sus ojos están llenos de amor.
—Amo escucharte reír, princesa. El sonido más hermoso en el mundo.
Me baja suavemente a mis pies y extiende su mano hacia Sway.
—Holt Reid, gusto en conocerte.
—Oh, querido, el placer es todo mío… todo mío. Sway es mi nombre, pero puedes
llamarme como tú quieras. —Coloca su mano delicadamente en la enorme mano de Axel y
hace una reverencia. Esta vez Dee se me une y nos reímos de las excentricidades de Sway.
Verlos a estos dos juntos es una de las cosas más graciosas que he visto en un tiempo. Axel
es un metro noventa de pura y cruda masculinidad y Sway con toda su baja y redonda
gordura metida en apretada ropa de mujer, se ve ridículo junto a él.
—Tú, Reid… vamos a terminar esta mierda o planeas estar aquí todo el jodido día —
escucho el profundo barítono de Greg decir desde el interior de la puerta abierta detrás de
Axel.
—Oh, dulce Señor en el cielo… ¿hay más? —pregunta Sway mirándome sobre su
hombro, su larga cola de caballo azotándose contra el pecho de Axel. No puedo responder
debido a que la mirada de horror en la cara de Axel me tiene atacada otra vez.
—Andando, Sway, vamos a meterte a ti y las risitas dentro —dice Dee con una suave
risa ahogada. Me empuja y me tambaleo hacia los lados antes de componerme—. Si no me
ayudas a sacarlo de aquí antes de que el resto de ellos desfile hacia afuera, podríamos estar
aquí por un tiempo. Está jadeando, Iz.
—De acuerdo, Sway. Sueña con mi hombre más tarde. Te amo, bebé —digo sobre mi 162
hombro mientras escoltamos a Sway de vuelta a su salón.
—Oh, Izzy, chica, cómo dejas que se vista. Es una pena, oh es una pena dejar que ese
hombre alguna vez se ponga ropa.
Página

El resto de nuestro viaje resulta más o menos igual. Sway no se calla ni un segundo y
realmente enloquece cuando ve a Greg y a Maddox caminar por las ventanas de enfrente.
Ambos mueven su mano para saludarnos a Dee y a mí. Sway empieza a saltar y sigue y
sigue durante el resto de mi cita sobre cuán injusto es que ninguno de esos “trozos de carne
de sexo con piernas” sea gay.

Cuando (finalmente) terminamos con Sway son casi las cinco. La camioneta de Axel
aún está enfrente, así que Dee y yo caminamos hacia la oficina. El área de recepción está
hecha en negro y gris. Hay un escritorio de recepción en el medio con el logo de
“Seguridad Corps” en el centro de la pared detrás de este en grandes letras mayúsculas. La
oficina es simple pero profesional. Le sonrío a Emmy, la secretaria, y pregunto si Axel está
ocupado.
—Para nada, o al menos no lo estaba hace un momento. Ha estado ansioso de que
terminaras en la puerta de al lado, pero entre tú y yo, estaba demasiado asustado de ese
pequeño chico rubio para ir a revisar.
Me gusta Emmy, tiene voz suave y es de alguna manera tímida, pero según Axel, no
sería capaz de dirigir este lugar sin ella. Tiene alrededor de veinticinco años con largo
cabello rubio, ojos café claro y un rostro lleno de pecas. Es la perfecta imagen de la All-
American girl5. No puedo evitar notar que cada vez que todos los chicos están alrededor
ella está en silencio, pero sus ojos siempre están siguiendo a Maddox.
—¿Te importa si continúo? —pregunto.
—Adelante. Beck y Coop están por ahí. Greg y Locke se fueron hace un rato. —No
puedo evitar sonreír cuando se sonroja. Síp, esta chica lo tiene mal por Maddox.
—Voy a esperar aquí —dice Dee. La miro y está inexpresiva y las paredes están
levantadas. Definitivamente sucede algo con ella y apostaría que tiene todo que ver con
Beck.
—De acuerdo, ahora vuelvo.
Camino por el largo pasillo en busca de Axel. Pasando las muchas puertas abiertas de
las oficinas de los otros chicos antes de alcanzar mi destino, no puedo evitar sonreír ante lo
exitoso que se ha vuelto Axel. Siempre supe que estaba destinado para la grandeza.
Altos y muy furiosos sonidos alcanzan mis oídos antes de que pueda tocar en la
puerta de Axel, haciendo que me detenga.
—¿Qué demonios quieres decir con que no puedes encontrar al hijo de perra? —dice
en un tono bajo y letal. Uno que significa que ha perdido toda la paciencia. Oh, oh.
Silencio.
163
—¿Él qué? —Silencio—. ¡Joder! No, no quiero que te sientes ahí a jugar contigo,
idiota. Encuéntralo. Quiero saber en dónde está el bastardo. —Algo más de silencio sigue y
Página

un montón más de Axel gritando antes de que finalmente azote el teléfono en su base.
Espero un poco más antes de abrir su puerta con un suave golpe.

5
All-American girl: También llamada girl next door, es un arquetipo de una chica o mujer linda, generosa,
modesta y honesta.
Su mirada encolerizada me golpea y la tensión es tan espesa que no puedo evitar dar
un paso hacia atrás al pasillo. Dejo salir un pequeño chillido cuando mi espalda choca con
alguien parado detrás de mí. Al girarme veo a Coop y Beck de pie más lejos en el pasillo.
Los ojos normalmente juguetones de Coop son duros y determinados. Beck no se parece el
chico despreocupado al que estaba acostumbrada.
—¿Está todo bien? —pregunto.
Los chicos comparten una mirada intencionada antes de que Axel me responda y
cuando veo de vuelta hacia él, ha enmascarado cuidadosamente su furia.
—Sí, princesa. Ven aquí, ¿y Coop? —Mira por encima de mi hombro con el ceño
fruncido—. Quita tus jodidas manos de mi mujer.
Dios, amo cuando se vuelve todo posesivo.
Coop se ríe y me encierra en un enorme abrazo y besa mi mejilla, ganando un
profundo gruñido de advertencia de Axel.
—Te das cuenta de que está armado, ¿cierto, imbécil? —pregunta Beck con una
sonrisa de suficiencia.
¿Armado?
Miro hacia Axel y no noto nada fuera de lo ordinario.
—Pistolera negra, colgando detrás de la silla. Mi suposición es que tiene al menos
cinco cuchillos con él en este momento y una pistola en tobillo. —susurra Coop cuando
nota mi pregunta no hecha.
—Tres, y sin pistola en tobillo hoy —dice Axel con un malvado brillo en sus ojos.
Oh, chico.
—Cierto, bueno, si ustedes dos han terminado de mear por todo el piso, ¿están listos
para irse? Dee está en la recepción y estamos listas cuando ustedes lo estén. —Me acerco y
le ofrezco un beso rápido, sabiendo que si no nos poníamos en marcha, no conseguiríamos
cenar en un buen rato.
—Déjame terminar aquí. Necesito hacerles un informe a estos dos idiotas y luego
podemos irnos. Espera con Dee en recepción. —Puedo decir que se refiere a negocios, lo
que sea que haya oído antes estaba empezando a poner pesado el ambiente otra vez con su
humor.
—De acuerdo, bebé. —Con un beso más, dejo la oficina y cierro la puerta detrás de 164
mí.
Me sacudo su estado de ánimo y continúo por el pasillo. Sé que ellos no manejan
cosas pequeñas aquí y lo más probable es que lo que sea que lo haya enojado sea solo un
Página

problema normal en sus operaciones diarias.


Con una sonrisa, camino de vuelta a la recepción y me siento con Dee y Emmy.
Antes de darme cuenta, estamos en un caluroso debate sobre los pros y contras del sexting6.
Hago una nota mental de enviarle a Axel algunas imágenes graciosas la próxima vez que
venga a la oficina.

Heavy’s está abarrotado para el momento en que llegamos ahí. El sábado


normalmente es una gran noche para ellos, pero esta noche están arrasando. Maddox y Greg
llegaron antes que nosotros y consiguieron una mesa. Habíamos hablado con Emmy para
que se uniera a nosotros y para el momento en que todos llegaron, ya nos estábamos
poniendo ruidosos y alborotados.
Estamos sentados en la esquina trasera, los ocho apretujados en una pequeña mesa.
Comida y cerveza están contaminando cada superficie. Nos hemos estado riendo y
pasándola bien por las últimas dos horas. Una vez que la cena se ha terminado, Axel me
jala a su regazo y empieza a susurrar en mi oído toda clase de cosas traviesas que planea
hacerme más tarde. Estoy tratando de poner atención a los amigos a nuestro alrededor, pero
en la única cosa en la que puedo pensar es en volver a la casa.
—¿Qué demonios? —escucho resoplar a Dee sobre la música rock retumbando en el
bar. Tuve que trabajar en clarificar mi mente, entre el deseo por Axel y la cerveza, no
estaba siguiendo su repentino cambio de humor. Está mirando fijamente a través de la
habitación, donde Beck y Coop están en la barra consiguiendo nuevas jarras de cerveza.
Coop está coqueteando con la cantinera, pero Beck realmente tiene su lengua hundida en la
boca de lo que nos justaba llamar Zorra Pesada. Habitual del bar y basura total. Este
tampoco era el estilo normal de Beck. No se necesitaba ser un genio para darse cuenta de
que esto se trataba de irritar a Dee.
»Ese estúpido pequeño hijo de perra. Espero que se le pudra la polla —grita en mi
oído. Axel empieza a temblar de risa antes de que lo codee en las costillas. Le doy una
mirada dura antes de estudiar a Dee. Ahora que el alcohol la ha aflojado, puedo ver que
bajo su enojo hay dolor.
Algo ha pasado entre ella y Beck.
Antes de que pueda abrir mi boca y preguntarle qué está pasando, estaba de pies y
cruzando el bar.
—Oh oh, parece que el drama está por empezar a volar —grita Greg a través de la
mesa desde su esquina junto a Maddox y Emmy. Emmy, quien está con los ojos muy
abiertos y un poco intimidada por nuestro revoltoso grupo.
165
—¿Cuál es su problema, Iz? —pregunta Maddox.
—No tengo idea. No habla al respecto. ¿Pensé que ellos habían estado pasando
Página

tiempo juntos?

6
Sexting: Contracción de sex y texting, es un anglicismo para referirse al envío de contenidos eróticos por
medio de teléfonos móviles.
—No desde el pasado fin de semana. No conozco los detalles, pero él se apareció en
mi casa jodidamente enojado y muriéndose de ganas por una pelea.
Todos observamos mientras Dee camina hacia la barra y agarra a la Zorra Pesada de
las raíces de su mal teñido cabello rubio, jalándola del agarre de Beck. No puedo escuchar
las palabras, pero su rostro se ve horrible. No creo que alguna vez haya visto odio como el
que está viniendo de mi pequeña bola de alegría. ¿Qué demonios?
Hago un movimiento para bajarme del regazo de Axel e ir a ayudar, pero tensa sus
brazos alrededor de mi cintura.
—No.
Una palabra, pero sin lugar a discusión. No me va a dejar meter mi cuchara.
—Ax, tengo qué hacerlo.
—No. No es tu pelea. Tienen que resolver esta mierda ellos mismos.
Observamos por unos cuantos segundos más. Para mi fascinación, Dee lanza toda su
fuerza en un movimiento que haría orgulloso a cualquier tipo rudo. Jala su mano más lejos
y literalmente lanza a esta mujer a través de la habitación. Creo que todos en la mesa están
sorprendidos, pero luego salta en la cara de Beck, le da algunas puñaladas con su dedo en el
pecho y un montón de palabras antes de que él le dé una sonrisa salvaje. Ella inclina su
cabeza hacia un lado y grita fuertemente cuando él salta hacia adelante y la lanza sobre su
hombro.
Antes de que cualquiera pueda parpadear, ellos salen por la puerta.
—¿Qué demonios acaba de pasar? —pregunto.
—Oh Dios mío —jadea Emmy.
Maddox está en silencio, pero Greg vocifera una fuerte carcajada.
—Princesa, eso es lo que sucede cuando la mierda se pudre y las perras actúan como
perras. —Me giro hacia Axel y lo fulmino con la mirada. Quita sus brazos de mi cuerpo y
las levanta en rendición.
—Cállate. ¿Ella va a estar bien? —pregunto, fuera de bromas.
—Sí, nena. Mi suposición es que ella simplemente estará bien jodida por la mañana.
—Secundo eso —dice Coop cuando se desliza en el asiento que dejó Dee—. Eso fue
algo de mierda loca, ¡quién hubiera sabido que la señorita porrista lo tenía en ella! 166
Todos los chicos se ríen, pero no puedo evitar preocuparme de que Dee pudiera estar
perdidamente enamorada de Beck. La noche continúa con más cerveza, buena comida y un
montón de risas. Incluso Emmy empieza a salir un poco de su caparazón, aunque con una
Página

sola mirada a Maddox está de vuelta ahí. Axel ha empezado a frotar sus manos por mis
piernas hace treinta minutos y estoy a punto de reaccionar.
—¿Casi lista, princesa? —dice contra mi cuello, mordiendo suavemente la piel antes
de dejarme girar mi cabeza—. Si dices que no, no me hago responsable por mis acciones.
Estoy tan jodidamente duro ahora mismo, estoy listo para lanzarte sobre la mesa y tomarte
en frente de todos.
Y despego.
—Vámonos.
Sonríe y rápidamente nos despedimos antes de dirigirnos a casa.
No logramos dar dos pasos dentro de la casa antes de que me tuviera contra la pared y
gritando de placer.

167
Página
O
h Dios. Tiro mi cabeza en la almohada y gimo en voz alta. Mi estómago se
tambalea cuando siento a Axel moverse junto a mí.
—¿Estás bien? —pregunta, frotando su mano por mi espalda desnuda.
Niego con mi cabeza. Eso no hace nada sino hacer que mi estómago proteste.
—No bebiste mucho, nena, ¿qué te hace daño?
—Estómago —grazno.
Oh, mierda. Salto de la cama y corro desnuda por la habitación y caigo
estrepitosamente en el piso delante del inodoro. Todo lo de anoche viene abalanzándose.
Creo que Axel viene detrás de mí y recoge mi cabello antes de presionar un paño frío en mi
cuello.
—Solo déjalo ir, princesa. Sabía que toca esa barbacoa iba a caerte mal.
—Cállate —gruño antes de soltar unas cuantas arcadas. No hay nada en mi cuerpo,
pero mi estomago sigue en nudos. Solo el pensamiento de todos los alimentos que consumí
anoche provoca más arcadas apresurándose en la parte posterior de mi garganta.
Axel se queda conmigo hasta que me siento lo suficientemente bien para levantarme.
Cepillo mis dientes y Axel me carga de vuelta a la cama.
—¿Mejor? —pregunta, la preocupación claramente bailando en su rostro.
—Sí, estoy bien. Supongo que los dos últimos platos en mi boca anoche no fueron la
decisión más sabia, ¿eh? —Me ofrece una sonrisa débil antes de besar mi frente y
levantarse de la cama. Por primera vez en meses, la visión de su cuerpo desnudo no me da
inmediatamente ganas de saltar sobre él. No, no hoy.
—Tratemos con algunas tostadas, ¿está bien? —pregunta. Puedo decir que está a
punto de enloquecer, está tan preocupado de que algo esté mal.
—Estoy bien, bebé. Solo algo malo que comí anoche. Estoy bien. —Ofrezco una
sonrisa débil antes de presionar mi cara en la almohada y sumergirme en su aroma. Mis 168
nervios se calman instantáneamente.
Está de pie allí junto a la cama por unos minutos para asegurarse de que estoy bien
antes de alejarse. Lo escucho hurgando en el armario, supongo que para conseguir algo de
Página

vestir.
—Ya vuelvo princesa.
—Está bien —murmuro, ya cayendo en la inconsciencia.
Axel volvió después de un par de minutos llevando una bandeja con tostadas y ginger
ale. Me sonríe tímidamente cuando levanto la mirada hacia él.
—Dios, te amo —digo.
—También te amo, princesa. ¿Cómo está el estómago?
—Mejor. Al menos no está protestando ante la vista de alimentos.
Nos sentamos allí por un rato y lentamente como el desayuno. Todo parece quedarse
conmigo y veo que la preocupación empieza a salir de los ojos de Axel.
—¿Cuáles son tus planes para hoy? —pregunta, haciendo clic en el canal de las
noticias locales.
—No mucho, apenas poniéndome al día con algunos clientes que necesitan un par de
cosas. —En realidad, había planeado terminar de envolver sus regalos, pero no necesitaba
saber eso.
—Necesito decirte algo y no sé cómo vas a tomarlo.
No me gusta el sonido de eso en absoluto. Pongo la bandeja en la mesa junto a la
cama y me muevo para mirarlo.
—Está bien… ¿Estoy escuchando? —Ya puedo decir que no estaré feliz por la
manera en que sigue mirándome con temor.
»¿Axel? —lo provoco.
—De acuerdo. Así que, quiero que recuerdes que todo lo que hago es para protegerte.
¿Lo entiendes?
Asiento, entrecerrando mis ojos.
—Correcto. Así que he tenido a los chicos rastreando a ese hijo de perra por un
tiempo. Hasta ahora, no hemos tenido ni un centímetro para avanzar, hasta la semana
pasada, cuando Locke finalmente encontró algunas irregularidades en los informes de la
empresa. —Voy a interrumpirlo, pero sacude la cabeza—. No me preguntes cómo
conseguimos esos; no necesitas saber los detalles. De todos modos, ha estado revisando
arduamente esos informes día y noche y finalmente recapitularlo. Es grave, nena. Ha estado
tirando miles, hablo de cientos de miles por debajo de la nariz del anciano. Dos días atrás,
Locke siguió ese camino justo en los bolsillos de Brandon. Larga historia corta, Locke
envió un paquete bonito para el querido viejo papá esquematizando y presentando todas las 169
pruebas. Lo último que escuché del chico infiltrado fue que ese anciano se volvió loco de
rabia. Se llamó a la policía y los jueces pusieron una fianza para Brandon. —Estudia mi
rostro, buscando algún signo de descontento por hacer caso omiso a mi deseo de dejarlo
Página

ser. No encontrará ninguno. Tan molesta como estoy con por mantener su pulgar en
Brandon, sé por qué lo hizo, lo respeto incluso.
—Y… —añado—. Sé que hay más Axel o no lo estarías compartiendo. —Mi tono es
neutral, pero mi cuerpo se vuelve rígido.
—Tenía un chico detrás de él, no uno de nuestros hombres, pero uno que conozco y
confío. Brandon, en este momento, no ha dejado rastro. La policía lo busca; los chicos están
buscándolo. Yo estoy buscándolo. No se esconderá de mí. Escúchame ahora, nena,
encontraré a esa jodida mierda. Pero necesito que estés a salvo. Mantente encerrada esta
semana, ¿está bien? Sé que no eres feliz con esto, pero tiene que hacerse así.
Extiendo mi mano y agarro la suya, dándole un pequeño apretón.
—Entiendo. No estoy enojada. Quizá un poco molesta, pero entendiendo de dónde
vienes. Si soy honesta, no creo que me sienta segura sabiendo que estaba flotando por allí.
—Le doy una pequeña sonrisa, notando que las líneas de preocupación han dejado su
rostro.
—Lo encontraré. —Una amenaza. No habrá ninguna misericordia de parte de este
hombre si consigue llegar a Brandon.
Me acurruco a su lado y pasamos el resto de la mañana en nuestra cama viendo
televisión y simplemente disfrutando de estar juntos.
El resto del día pasa sin incidentes. Hago los quehaceres domésticos y me pongo al
día con algunas cosas que he pospuesto durante toda la semana.
He estado llamando a Dee todo el día, pero hasta ahora no he oído nada de ella. Axel
me dijo que lo dejara ser por el día, lo más probable es que no fuera capaz de llegar al
teléfono, de todos modos. Intenta llamar a Beck cuando no dejo de hacerlo, pero solo
consiguió un mensaje de voz. Con una sonrisa y un encogimiento de hombros, pasamos el
día. Decido tomar su consejo y dejaré que me llame cuando esté lista.
Todavía no estoy sintiéndome normal, por lo que la noche termina con nosotros
viendo películas en la cama antes de dormir.

El lunes por la mañana comienza muy parecida a la mañana anterior. Axel me ha


dado un beso antes de que el sol esté arriba y me dice que tiene que ir a la oficina por unas
horas, pero que volverá para el almuerzo.
Volteándome lentamente, trato de calmar mi estómago, pero no lo consigo y salgo
corriendo para el cuarto de baño unos minutos más tarde. Dedico los siguientes treinta
minutos vomitando el inodoro antes de poder arrastrarme hacia la cama. Derivo en un
sueño inquieto no mucho después de que mi cabeza golpea la almohada.
Me despierto de un salto cuando un frío sube por mi espina dorsal. Lanzo las sabanas,
corro por el pasillo y las escaleras antes de estrellarme en la oficina. Saco mi calendario y
170
comienzo a hacer algunas matemáticas en mi cabeza. No hace falta mucho tiempo antes de
que esté cayendo pesadamente en la silla de mi escritorio.
Página

Santa mierda. No podía ser.


Estoy sentada allí mirando por la ventana por encima de mi escritorio; viendo los
árboles mecerse con la brisa y el agua por la ondulación del lago con el viento. Tiene
sentido. Había sido la semana después del ataque en mi casa. Recuerdo tomar mi píldora
cada día como un reloj, pero también había estado tomando algunos antibióticos fuertes.
Santa mierda. Dejo caer mi frente sobre el escritorio por unos minutos y me permito
unos segundos para enloquecer.
Tomo el teléfono sobre mi mesa e intento llamar a Dee otra vez, pero sin suerte.
Todavía es temprano, así que dejo un mensaje para que me llame tan pronto como sea
posible. Cuelgo la llamada antes de levantar otra vez el teléfono y llamar a mi médico, hago
una cita para un par de horas a partir de ahora.
En unas piernas temblorosas, subo de nuevo por las escaleras y rápidamente me
preparo. Incluso sin molestarme con mi cabello o el maquillaje. Me coloco rápidamente
unos jeans y una sudadera antes de salir corriendo por la puerta.
Llego al médico a las nueve y media y rápidamente firmo mi llegada. No tengo que
esperar mucho tiempo antes de que digan mi nombre. Voy a través de los movimientos con
la enfermera y luego me siento, espero y enloquezco silenciosamente.
Una hora más tarde, se confirma.
Estoy embarazada.
Santa mierda, estoy embarazada.
—¿Cuándo fue su último ciclo menstrual, señorita West? —pregunta el hombre
mayor.
—Umm… No sé. Creo que fue octubre, ¿quizás principios de noviembre? —No
tengo ni idea. Aún estoy sorprendida—. No lo recuerdo. Lo siento —murmuro débilmente.
—Está bien, querida. Vayamos a la sala de ultrasonido para echar un vistazo, ¿de
acuerdo?
No le contesto. Tan solo lo sigo mientras me guía hacia una habitación tenuemente
iluminada.
—Ella es Jane. Te va a hacer el ultrasonido, querida. Podemos hablar cuando termine.
—Ofrece una sonrisa antes de salir de la sala.
Giro a mi mirada conmocionada ante Jane. Parece la enfermera Hatchet7.
—Desvístase de la cintura hacia abajo. La sábana va sobre las piernas. Estaré de
vuelta en un momento. —Y luego desaparece.
Sigo sus instrucciones y cautelosamente me siento en el borde de la mesa de examen.
171
Mi corazón se siente como que va a salirse de mi pecho. No tengo ni idea cómo va a
manejar esto Axel. Además de la breve discusión en los muelles ese día, no habíamos
hablado de niños. Sabía que todavía estaba teniendo problemas con la pérdida de nuestro
Página

primer hijo, el hijo del que no sabía hasta hace poco, pero esto era diferente.

7
Enfermera Hatchet: Es un personaje ficticio y la principal antagonista de la novela de Ken Kesey, One Flew
Over the Cuckoo’s Nest, al igual que la película, cuya traducción al español es Atrapados sin salida.
Este es nuestro nuevo principio. Este es nuestro nuevo comienzo. Coloco mis manos
sobre mi estómago protectoramente.
Un bebé. Vamos a tener un bebé. Me permito una pequeña sonrisa, pero deslizo mis
manos de mi estómago cuando un breve golpe suena en la puerta y Jane entra.
Desliza un condón sobre la sonda y me pide que separe mis piernas. Palidezco, pero
hago lo que me pide. Después de un torpe y lento empuje, miro el monitor y veo fijamente
con fascinación cuando aparece el punto minúsculo y granulado.
—Bueno, allí vamos —dice y por primera vez suena casi dulce—. Ese punto es el
feto. Parece que es de unas cinco, casi seis semanas a lo mucho, por lo que pondremos la
fecha de parto para el 3 de agosto. —Imprime una pequeña fotografía del pequeño bebé y
lo entrega a mis dedos sorprendidos.
Rápidamente me visto, ni una vez mis ojos se alejan de la imagen de nuestro bebé.
Nuestro bebé. Allí de pie en medio de la sala de ultrasonido, el mayor sentido de paz
se instala a mi alrededor. Axel y yo vamos a tener un bebé y no puedo esperar a compartir
las noticias. Tengo miedo, pero sé en lo profundo de mi corazón que será feliz. Colocando
mis manos sobre mi vientre plano, prometo proteger este pequeño frijolito con todo lo que
tengo.
Este bebé ya es tan amado. El amor se desborda de mi cuerpo y estoy caminando en
las nubes.
Cielo. Cielo absoluto. Esto es lo que se siente tener el mundo.

Llego a casa un poco antes del almuerzo, escondiendo rápidamente la imagen de


ultrasonido hasta encontrar la manera perfecta de contárselo a Axel. Esto tiene que ser
especial. No estuvo allí la última vez; nunca llegó a experimentar el asombro y la alegría de
saber va a ser padre. No puedo esperar experimentar esto con él esta vez. Con solo una
semana antes de Navidad, sé la manera perfecta para hacerle saber.
Axel llega a casa poco después que yo. Disfrutamos de un buen almuerzo antes de
que me lleve arriba para el postre.
Me encanta el postre por la tarde con Axel.
Por suerte para mí y mi expectativa, el resto de los días antes de Navidad los paso con
Axel, intentando sin éxito localizar a Brandon. No estoy enfocada en eso ahora, porque sé
que mañana estaré compartiendo mis noticias con Axel.
172
Es víspera de Navidad y hemos decidido pasar la noche en casa y ver películas
antiguas. Finalmente conseguí contactarme con de Dee hace dos días. Básicamente, ha
Página

desaparecido desde que Beck la sacó del bar. Se veía pequeña y puedo decir que frustrada.
Hicimos planes tentativos para intercambiar nuestros regalos mañana, pero eso era todo.
Me duermo con una sonrisa en mi rostro y mariposas en mi vientre. Mañana es el día
en que uno de nuestros sueños se hará realidad.
—Buenos días, princesa, Feliz Navidad —oigo susurrado suavemente en mi oído,
seguido de un suave beso detrás de mi oreja—. Hora de levantarse. Desayuno y Santa —
dice con una sonrisa.
—Si estás jugando a ser Papá Noel, ¿puedo sentarme en tu regazo primero? —le
respondo, rodando y frotando mis pezones palpitantes contra su pecho. Deja escapar un
gemido antes de llevar sus labios a los míos. Deja senderos de besos lentos y pellizca mi
cuello y mi clavícula, luego arrastra la lengua por el oleaje de mi pecho antes de tomar un
pezón dolorosamente duro en su boca. Respira profundamente y chasquea la pequeña barra
con su lengua. Lleva su mano a mi otro pezón y lo rueda entre sus dedos. Siento la
sensación por todo el cuerpo.
—¿Qué tan preparada estás para mí, princesa? ¿Está tu jodido dulce coño ya
goteando para mí? ¿Rogando por mi polla? —Arrastra su mano por mi estómago y mi piel
hipersensible grita por los sentimientos que solo él me puede traer—. ¿Eh, princesa?
¿Quieres que te haga gritar jodidamente?
—Oh, sí, por favor, Axel, por favor… te necesito, tan jodidamente —ruego. Mi coño
está pidiendo ser llenado, llenado y follado duro.
—Jesucristo, Izzy, estás jodidamente empapada. —Levanta su mano y puedo ver mis
jugos brillando en sus dedos. Se lame los dedos antes de tomar su carne puntiaguda en la
mano y frotarla contra mi clítoris. Los choques más exquisitos se disparan desde mi núcleo.
Mi vientre se aprieta y gimo en voz alta y sin vergüenza—. Mi chica quiere mi polla,
¿cierto? —dice. Asiento, el habla está más allá de mí ahora. Puedo sentir las garras de mi
clímax subiendo por mi columna vertebral; cada centímetro de mi piel está en llamas.
Siento su cabeza ancha estirar mi entrada antes de que dé un empuje lento, sentándose
en lo profundo de mí.
—Oh, ¡DIOS mío! —grito y aprieto hacia abajo su polla.
Sisea y se mantiene quieto y profundo.
—Nena, detente o me voy a venir jodidamente ahora, maldita sea, a tu apretado coño
le encanta mi polla. —Deja caer la cabeza hacia mi cuello y toma medidas drásticas antes
de mover sus caderas. Comienza lento, aumentando la fricción hasta que casi no puedo
soportarlo más y aumentando gradualmente la velocidad. Antes de darme cuenta, estoy
gritando su nombre y está golpeando en mi cuerpo expectante. Lleva sus manos hacia abajo
y levanta mis caderas para encontrarlas con cada uno de sus poderosos golpes. Mis manos
serpentean alrededor de su cuerpo y mis uñas se clavan en la piel antes de echar mi cabeza
173
hacia atrás y gritar. Juro que la casa se está cayendo a nuestro alrededor, las luces están
explotando y el mundo está temblando. Con un poderoso empuje más, siento los chorros
Página

calientes de su orgasmo vaciándose en mi cuerpo.


Nos quedamos acostados por un rato mientras nuestros cuerpos vuelven a tierra.
Froto mis brazos a través de su espalda sudorosa, beso el costado de su rostro.
—Feliz jodida Navidad —susurro, disfrutando de la sensación de su polla semidura
moviéndose con su risa en mi interior. Los temblores siguen disparándose por mi cuerpo.
—Feliz jodida Navidad es correcto, princesa.
Sale lentamente de mí y los dos dejamos escapar un fuerte tirón de aire por la pérdida
del otro. Hace un trabajo rápido limpiándome antes de vestirnos y dirigirnos a la sala,
donde establecimos nuestra Navidad.
Me ocupo de hacer el desayuno, mientras él prepara la sala de estar. Comienza
trayendo cajas de todas partes de la casa y, con una sonrisa diabólica, se une a mí en la
cocina.
—¿De dónde salió todo eso? —pregunto con asombro.
—He estado ocupado, nena —dice mientras se sienta y comienza a comer sus
panqueques.
—Obviamente. —Sonrío y me uno a él, comiendo rápidamente así podemos abrir los
regalos.
No deja de sonreír todo el tiempo que comemos y en el momento en que terminamos,
ambos estamos con nuestras sonrisas ridículamente felices.
Comenzamos con sus regalos. Empiezan pequeños, algunos nuevos programas de
diseño para mi computadora que había estado buscando, pendientes, algunas prendas que
son como bofetadas para mí, algunas cosas que había estado pidiendo para la casa y,
finalmente, un gran paquete plano que saca de detrás del árbol. Mirándolo con una
pregunta, solo hace un gesto hacia el paquete. Me acerco desde el sillón en el que había
estado reclinada y empiezo a tirar del papel con cuidado. Cuando finalmente lo saco todo,
me doy cuenta de que estoy mirando la parte trasera de un gran lienzo de algún tipo. Me
está mirando con paciencia, pero también un poco de miedo. Arrugo la frente hacia él antes
de darle la vuelta.
Cuando veo la imagen mirándome, casi enloquezco. Es hermoso. Mi vieja yo habría
mirado esta imagen, como hice tantas veces a lo largo de los años, y habría dejado que los
recuerdos dolorosos me consumieran. Pero ahora, con Axel a mi lado, puedo mirarla y
sonreír. Puedo mirar este cuadro y ver el amor abrumador que dos niños pequeños se tenían
el uno al otro.
—Es impresionante, Axel. Me encanta. —Mis palabras son tan suaves que son
apenas audibles.
—No estás enojada, ¿cierto? Dejaste esa caja de imágenes hace unas semanas y me
174
dio la idea. —Parece que está caminando sobre cáscaras de huevo, preocupado de que no
me gustara, o peor, que me causara dolor.
Página

—Dios, no. Es perfecto. —Y lo es.


La foto es de Axel y yo el día que se fue al campo de entrenamiento. Todavía
recuerdo el día en que mi madre lo trajo de la tienda. Tenía una sonrisa en su rostro y
lágrimas en los ojos. Lo habían enmarcado y me lo habían dado el mismo día.
En la foto, Axel estaba colgado de la ventana del autobús, con una mano colgando en
el marco de la ventana y la otra estirada hacia abajo tomando la mía. Solo podían verse sus
anchos hombros vestidos de camuflaje y su cabeza recién afeitada. Todavía recuerdo haber
cortado su cabello sedoso la noche antes de irse con la cortadora de cabello de mi padre.
Estaba de pie en las puntas de mis pies, extendiéndome tan alto como podía y sus labios a
la espera de un dulce beso. Me había comprado un nuevo vestido de verano amarillo suave
para llevar ese día y colgaba hermosamente de mi cuerpo juvenil.
Había tanto amor, promesa y tristeza en esa foto. Somos nosotros. Es nuestro pasado
y nuestro futuro y es absolutamente perfecto.
Con lágrimas rodando por mi rostro, lo inclino con cuidado contra la pared antes de
tirar mis brazos alrededor de su cuello y salpicar su cara de besos.
—Me encanta, Axel. Es el mejor regalo que he recibido. Te amo, tanto.
—Yo también te amo, princesa. —Me besa suavemente y envuelve sus brazos
alrededor de mi espalda, sosteniéndome con fuerza contra su cuerpo.
Nos quedamos así durante un segundo, sumergiéndonos en la alegría pacífica que gira
en el aire.
—¿Mi turno? —pregunto en su cuello.
—Todavía no, princesa. Uno más. —Afloja su agarre sobre mí, me coloca sobre mis
pies en el suelo y da un paso hacia atrás. Mete la mano en el bolsillo y saca una pequeña
caja azul antes de caer sobre una rodilla delante de mí. Las lágrimas que se habían detenido
están de vuelta con una ráfaga.
Oh. Dios. Mío.
—Izzy, desde el primer momento en que nuestros ojos se encontraron, yo supe que
serías mía para siempre. No pasó ni un día que no tuvieras mi corazón. Todo lo que he
hecho en mi vida fue contigo en mi mente, incluso cuando no creía que este momento fuera
a llegar, fue todo por lo que oré. Puede que no hayamos tenido el camino más fácil para
llegar hasta aquí, pero, desde este día en adelante, haré todo lo que esté a mi alcance para
asegurar que no sea otra cosa que la perfección. La felicidad y el amor que nos merecemos,
nena. ¿Me harías el honor más grande y te convertirías en mi esposa? —Cuando termina,
casi no lo puedo ver a través de las lágrimas reuniéndose alrededor de mis ojos, nublando
175
mi visión antes de caer por mi rostro.
—Sí. ¡Sí, un millón de veces más! —grito y caigo al suelo lanzando mis brazos
Página

alrededor de su cuello y besándolo con tanto amor y exuberancia—. ¡Sí! —grito, tirando la
cabeza hacia atrás y sonriendo ampliamente.
Se ríe y abre la caja. En el interior es hay un anillo impresionante. Un gran centro de
diamante redondo está en lo alto de una banda de platino. A cada lado de la piedra central
hay tres filas de más diamantes, siendo la fila central ligeramente más grande que los dos
en el exterior.
Es el anillo más hermoso que he visto en mi vida.
Lo desliza en mi dedo y lleva la mano a los labios para un beso suave.
—Finalmente vas a ser mi esposa —dice contra mi mano, su cálido aliento haciendo
cosquillas en la piel.
—Finalmente vas a ser mi marido. —Le devuelvo la sonrisa.
Le doy otro beso antes de alejarme y mirar mi mano.
No puedo dejar de pensar por fin, por fin, POR FIN.
—Está bien, esto será difícil de superar. —Ofrece una sonrisa arrogante antes de
caminar para tumbarse en el sillón que yo había abandonado.
—Oh, sí, princesa. No hay manera de que puedas superar eso —responde señalando
mi mano.
Sonrío para mis adentros y empiezo a darle las cajas. Se ríe cuando llega a la de ropa
interior de Victoria Secret.
—Las grandes mentes piensan igual. —Nos reímos juntos y coloca la caja a un lado.
Le doy la caja con la etiqueta de perro y observo su rostro cuando la abre. Se sienta
allí durante mucho tiempo, simplemente mirando la caja.
Su rostro vacío de emociones.
—Jesús. —Se ahoga—. Izzy, princesa, esto es jodidamente increíble. Lo mira por
unos minutos más y me pregunta qué significa la línea al final.
—El amor lo conquista todo —respondo con una sonrisa.
Toma el collar ligeramente con los dedos y se da cuenta del diamante por primera
vez.
—¿Es este…? —Se apaga.
—Sí, lo guardé. Encerrado, pero nunca dejé ir ese anillo, pensé que era perfecto.
—Es… es perfecto —susurra.
Levanta la mirada y la emoción en sus profundidades me hace tambalear un poco.
—Lo llevaré siempre… nunca saldrá —dice, sacándolo de la caja y tirando de la
176
cadena sobre su cabeza, dejándola caer sobre su pecho.
—Uno más —digo, las mariposas aumentando la velocidad en el estómago—. De
Página

alguna manera, me ayudaste a elegir este, en realidad —añado caminando hacia el árbol y
sacando una pequeña caja.
La sonrisa en su rostro es de pura felicidad. Este día ha sido perfecto y oro porque
esta sea la cereza del pastel.
Comienza arrancando el papel y abre la tapa de la caja antes de sacar la taza. La tiene
al revés en un primer momento y me mira con una expresión de perplejidad que se
convierte en un cuestionamiento cuando se da cuenta de mis nervios.
—Gírala —digo mientras giro mi dedo en un círculo.
Toma la taza de café y la hace girar. Observo cuando las nubes se aclaran y su
mandíbula cae de sorpresa. Me mira, luego hacia abajo a la taza de café, a mi vientre, luego
de vuelta a mi rostro antes de volver sus ojos a la taza que sostiene con reverencia en sus
manos. Se queda allí sentado, con la cabeza inclinada y simplemente mirando la taza. Lo
imagino en mi mente, sabiendo lo que está viendo, y una pequeña sonrisa tira de mis labios.
La taza gris tiene una copia de la primera imagen de la ecografía en ella y debajo de
la imagen dice: "Papá #1 - Si viene este verano”.
Está en silencio durante tanto tiempo que empiezo a preocuparme. Oh, Dios, no sabía
qué haría si no estaba feliz por esto. No puedo soportar la idea de estar sin él, pero si él no
quería nuestro bebé, tendría que aprender.
—¿Axel? —le pregunto.
Pone la taza sobre la mesa de café antes de ponerse de pies. No alcanzo a ver su
expresión antes de que envuelva sus brazos alrededor de mí y me abrace. Todavía no puedo
juzgar su estado de ánimo o sentimientos acerca de convertirse en padre. La preocupación
dentro de mí está empezando a echar raíces y siento como si pudiera enfermarme.
—Princesa… —gime. Su cuerpo gigante comienza a temblar ligeramente por debajo
de mis brazos y me doy cuenta de que está demasiado abrumado por las emociones para
hablar en este momento. Lo abrazo y me abraza, puedo sentir sus lágrimas mojando la piel
a través de mi camisa. Mis propias lágrimas se vienen liberando. Se inclina hacia atrás y me
mira a los ojos, llevando sus brazos para secarse los ojos.
»¿Un bebé? ¿Vas a tener a mi bebé? —dice con asombro—. ¿Vamos a tener un bebé?
—repite, una enorme sonrisa viene en su rostro—. ¡Vamos a tener un bebé! —Salta a través
de la sala de estar y me recoge en un fuerte abrazo antes de darme vueltas.
Me río de su vivacidad.
Me deja sobre mis pies de nuevo y cae sobre sus rodillas, levantando mi camisa y
presionando un suave beso en mi vientre plano. Extendiendo sus manos ampliamente a
través de mi vientre y susurrando a la piel:
177
—Vamos a amarte tanto pequeño.
Página

Hipo en un sollozo y paso mis manos por su cabello. Me mira con sus ojos esmeralda
brillantes llenos de paz y amor cegador.
—Vamos a tener un bebé. —Envuelve sus brazos alrededor de mi cintura y me abraza
con la cabeza contra mi estómago.
Abrazo su cabeza contra mi piel y repito:
—Vamos a tener un bebé.

178
Página
A
ún no puedo creerlo. No solo estoy comprometida y a punto de casarme, sino
que nuestro bebé está creciendo dentro de mí. Una vez que Axel hubiera
sobrepasado la sorpresa, pasamos el resto del día en cama, celebrando como
él dijo. No puedo decirle que no, está extremadamente feliz y quiero esa cercanía que solo
él puede darme. Nos dormimos luego de la medianoche, sus brazos por encima de mi
estómago, sosteniendo mi vientre con su gran mano.
Mi teléfono comienza a vibrar a la mañana siguiente, recordándome que configuré la
alarma para poder levantarme e ir a lo de Dee antes de que sea demasiado tarde. Alex y yo
tenemos planes de ir a cenar esta noche y celebrar, esta vez con ropa.
Levanto el brazo de Axel de mi vientre y camino por la habitación hacia el baño. Me
detengo para mirar su figura dormida; las sábanas oscuras cuelgan bajo en sus caderas
desnudas. Tiene un brazo sobre su abdomen y el otro extendido bajo la almohada. El deseo
de arrastrarme de nuevo a la cama y acurrucarme contra él es fuerte, pero tengo que
apurarme para poder hacer mis planes con Dee y volver a casa lo suficientemente temprano
para ir a cenar. Una vez que Dee y yo consigamos hablar, sé que no volveré a casa pronto.
Me pongo mi par de leggings favoritas y un suéter de punto grande. Agarrando mis
botas negras, salgo del armario y casi choco con Axel. Lo miro desde la cabeza hasta su
gran polla dura hasta los pies. Suficientemente bueno para comer.
—¡Me estás matando, Ax! Sabes que tengo que irme antes de que Dee comience a
golpear las puertas aquí. Debería ser ilegal que lucieras tan bien por la mañana. —Rozo mi
mano por su estómago y agarro su polla, acariciándola ligeramente un par de veces—. Me
encanta lo duro que estás por mí. —Beso la comisura de sus labios y me alejo antes de que
pueda agarrarme.
Un ruido sordo suena de sus labios.
—Recuerdas ese momento anoche cuando me estabas rogando que te dejara venirte.
Te tendré así al borde por horas. Horas, nena. —Golpea mi culo antes de entrar al baño y
encender la ducha—. Llámame cuando llegues —grita por encima del ruido de la lluvia de
la ducha.
179
—Lo haré, ¡te amo!
Página

Mi teléfono suena de camino a la casa de Dee. Respondo y pongo el altavoz antes de


dejar el teléfono a un lado.
—¡Oye, tú! Feliz Navidad.
—Feliz Navidad, nena. —La voz profunda de Greg suena a través de la línea—. Te
extrañé ayer.
Me siento un poco mal por cerrarnos a nuestros amigos ayer, pero siendo nuestra
primera Navidad juntos desde que volvimos, además de ser una tan llena de momentos
especiales para nosotros como pareja, no se sentía correcto abrirnos a todos.
—Lo sé, G. También te extrañé. Me dirijo a lo de Dee ahora si quieres reunirte con
nosotras para almorzar. Tengo tus regalos en el auto. Además, tengo noticias. —Sonrío
cuando la línea queda en silencio. Conozco a Greg, en este momento probablemente esté
imaginándose todo tipo de “noticias” que podría tener para él. Puede que adivine una
correctamente, pero no hay forma de que adivine ambas.
—No me lo perdería, nena. Tengo que terminar algo de trabajo antes de dirigirme
hacia allí. Les daré algo de tiempo a Dee y a ti para que hagan sus cosas.
—Suena bien. Me alegro de poder verte hoy. Justo le estaba diciendo a Ax anoche
que teníamos que invitarlos a todos ustedes a cenar.
—Algo me dice que Reid no quería compartir tu tiempo, ¿cierto?
—Ah… algo así. —Río y continuamos con nuestra charla informal antes de colgar.
Intento llamar a Dee para hacerle saber que Greg va a venir, pero no responde. Dejo a
un lado el destello de preocupación que flota por mi piel. Conociendo a Dee, todavía debe
estar en el baño con la música a todo volumen mientras se prepara.
Estaciono en la entrada de mi vieja casa con Dee y bajo. Es una mañana hermosa. El
cielo está despejado y azul y el frío del invierno está soplando suavemente. Se habló de
nieve este fin de semana, pero conociendo el clima de Georgia, cambiaría un par de veces
antes de que llegara el fin de semana y no habría nieve. Mi cabello está volando alrededor
de mi cabeza cuando una fuerte ráfaga golpea mi rostro, causando que me estremezca.
Tirando de mi abrigo contra mi cuerpo, vuelvo a mi auto.
Me dirijo hacia el maletero y recojo todos los regalos que tengo para Dee, dejando los
que son de Greg para después. Mis manos están lo suficientemente llenas con las cosas que
tengo para Dee.
Subiendo por el pequeño sendero, me detengo para sacar mis llaves de mi bolsillo. Si
ella estuviera levantada, ya habría salido corriendo por la puerta como una porrista
consumidora de crack. Dejo caer algunos de los paquetes de mis brazos antes de poder
sacar las llaves de mi cintura. ¡Mierda! Me olvidé de llamar a Axel. Sacando mi teléfono,
presiono su nombre y espero que comience a sonar mientras meto mi llave en la cerradura.
180
Hace clic, pero antes de que pueda abrir la puerta, esta se abre completamente y me
encuentro con los perturbadores ojos marrones de mi ex marido.
Página

—Oye, princesa —oigo a través de la línea.


Brandon sonríe, su sonrisa fría y malévola.
—¿Estás ahí? —oigo que llama desde lejos. Mi cuerpo está congelado por el terror.
—Hola, Isabelle —dice Brandon. Hay tanto control en esas dos palabras, pero están
fuertemente atadas con amenaza.
Todos los paquetes caen de mis brazos, uniéndose a mi teléfono en los escalones de
entrada.
—¡Izzy! —escucho justo antes de que Brandon se estire y golpee su puño en mi sien,
causando que el mundo a mi alrededor de desvanezca en negro.

¡Dios! ¿Por qué me duele la cabeza? Mierda. Me doy vuelta, pero me detengo cuando
mi cabeza comienza a latir con fuerza. ¿Por qué no recuerdo lo que sucedió?
—Ah, Isabelle. Me alegro de que pudieras unirte a nosotros. —Mis ojos se abren y
miro alrededor de la sala de estar de Dee. Todo se precipita sobre mí y mi sangre se vuelve
hielo cuando levanto la mirada y veo a Brandon de pie sobre Dee. Tiene los brazos de ella
atados detrás de su espalda y un pedazo de cinta sobre sus labios. Sus ojos están muy
abiertos y aterrados. Ya puedo ver un moretón formándose en su mejilla y su cabello está
tirado hacia un lado en una cola de caballo.
Trata de mantenerse fuerte, pero hay lágrimas secas por todo su rostro.
—Esta pequeña perra fue lo suficientemente agradable de invitarme. Es bueno saber
que no carece de modales. Justo le estaba haciendo unas preguntas sobre mi encantadora
esposa cuando llegaste. Gracias, Isabelle, por hacer que fuera tan fácil encontrarte. —
Sacude su cabeza de adelante hacia atrás y comienza a pasearse detrás de Dee. Muevo mis
ojos de su rostro al de ella y veo una vez más cómo está. Puedo verla rogándome que no
haga nada estúpido. Sus ojos están muy abiertos y continúa sacudiendo su cabeza
suavemente.
»Tu noviecito ha estado causando problemas, Isabelle. Te advertí lo que sucedería si
no retrocedía. Me pregunto cuánto le llevara al hijo de perra venir corriendo a rescatarte,
¿mmm?
Su paseo continúa y cuando Dee deja escapar un suave gemido, su mano se dispara y
la golpea con fuerza en el rostro. Ella cae hacia atrás en el sofá y no se mueve.
Eso fue todo lo que necesité para librarme de mi estado de conmoción.
—¡Bastardo! —grito y voy a moverme de mi lugar en el suelo, pero me detengo
cuando apunta su arma hacia mí.
—Oh, no, yo no haría nada precipitado. Mi querida esposa parece haber olvidado su
181
lugar en el mundo. No podemos tener eso ahora, ¿o sí? Te sientas de una jodida vez y te
callas, estúpida puta.
Página

Me detengo en mi movimiento, pero escaneo la habitación rápidamente. Tiene que


haber otra manera. No dejaré que gane. Me controló durante demasiado tiempo y
finalmente soy feliz. El destino finalmente esta de MI lado. Estabilizo mi resolución y
enderezo mi espalda. Ganaré.
Voy a ponerme de pie nuevamente cuando camina rápidamente hacia mí y me agarra
del cabello suelto. Se inclina y lleva su rostro hacia el mío. Sus palabras son duras y escupe
todo mi rostro cuando habla.
—Pequeña puta. Crees que puedes ir por ahí abriendo las piernas para otro hombre.
¡Eres mía! ¡Me oyes, Isabelle! ¡No dejaré que ese bastardo toque lo que es MÍO! —grita.
Siento como si mi cabello estuviera siendo arrancado de las raíces cuando comienza a tirar
para ponerme de pie.
—Por favor, Brandon, por favor, déjanos en paz. ¿Qué quieres? ¿Dinero? Puedo
conseguirte mucho. Por favor, vete —le ruego. Mi único pensamiento es liberarme y sacar
a Dee y mi bebé a salvo de su locura.
Balancea sus ojos salvajes sobre mí y echa la cabeza hacia atrás. El sonido que sale es
bestial y me asusta mucho. Un frío por el miedo recorre mi cuerpo, llegando hasta los
huesos.
—¿Piensas que voy a dejar que te tenga? Oh, no, Isabelle. Lo que necesitas entender
es que nunca te desharás de mí. ¿Cree que puede tomarte de mí? Puedo intentarlo, pero
¡estará nadando a través de un mar de balas antes de que permita que ponga sus viles manos
en MI ESPOSA! —Puedo ver que el control en sus ojos se rompe y es como ver una luz
apagándose. Este no es mi ex marido. La irracional locura se ha apoderado de su sentido
común y la oportunidad de razonar que podría haber tenido—. Voy a hacer que observe
cuando te incline sobre mi rodilla y te castigue por toda la mierda que has causado. Voy a
rasgar la ropa de tu cuerpo y haré que observe mientras te tomo por todo la mierda que ÉL
causó. Eso está bien —dice cuando mis ojos se agrandan—. ¿Crees que no sé que fue él
quien tiene a la policía persiguiéndome? Y, ¿sabes lo que sucederá después? —Ni siquiera
pestañea cuando hace una pausa. Esa sonrisa malévola se forma y su rostro es transformado
de su normal aspecto guapo de alguna manera a uno de pura maldad—. Luego voy a meter
una bala a través de tu jodido corazón mientras él observa. Mientras no puede hacer nada
para detenerme.
Incluso con el miedo corriendo por mi cuerpo, sé que tengo que alejarme de él. Está
bloqueando el pasillo hacia la puerta principal, pero no el que sale a la cocina. Es peligroso,
pero quizás pueda salir lo suficientemente rápido para esconderme. Sé que Axel está en
camino y eso me tiene más asustada que el hombre loco de pie frente a mí con una pistola.
Un gemido suena desde el sofá y veo que Dee comienza a moverse. ¡Mierda! No
puedo dejar a Dee.
—¿Por qué, Brandon? —pregunto, con la esperanza de distraerlo de Dee. Tengo que 182
mantenerlo enfocado en mí.
—¿Por qué? ¡Porque ese hijo de perra arruinó todo! ¡Finalmente iba a tenerlo todo y
él tuvo que arruinarlo todo! ¡No dejaré que también te lleve a ti! ¡ERES MÍA! —grita.
Página

Levanta su mano y comienza a tirar de su cabello y golpear el mando de su pistola contra su


frente antes de apuntarla hacia Dee.
Enloqueció completamente. No queda ni un gramo de humanidad en este hombre.
Su paseo continúa. Se mueve ligeramente desde el pasillo, pero no mueve su pistola
del cuerpo de Dee. Veo una sombra cruzar el umbral y mi corazón se acelera cuando me
doy cuenta de quién es.
Greg.
¡Dios, no! Voy a perder a todos los que amo en un momento si Brandon lo ve. Se
lleva un dedo a los labios. Golpea su muñeca y luego inclina su cabeza hacia la cocina,
diciéndome silenciosamente que corra cuando él haga un movimiento.
Mi corazón se va a detener. No hay forma de que pueda latir tan rápidamente y no me
delate. Los ojos de Dee están muy abiertos. Me mira y puedo ver el miedo en sus alarmados
ojos marrones.
Llevo una mano a mi costado y le hago un movimiento de que espere, luego lanzo
mis ojos hacia la cocina. Sus piernas no están atadas y, si puede correr, puede que podamos
salir de esta habitación.
Esperamos congeladas por el miedo mientras Greg se acerca a Brandon, pero antes de
que pueda llegar a él, Brandon se da vuelta. Parece que hace una pausa confundido por un
segundo y eso es todo lo que necesito para saltar, agarrar a Dee del brazo y llevarla
conmigo mientras corremos hacia la cocina. Escucho los sonidos de ellos chocando detrás
de mí mientras nos alejamos.
El sonido del disparo de la pistola hace que flaquee. Empujo a Dee detrás de la isla y
miro alrededor en busca de alguna forma de protección. ¡Maldición! Los cuchillos están
junto a la puerta abierta por la que acabamos de pasar. Lo único que puedo ver es la sartén
de hierro fundido del desayuno de Dee en el horno. ¡Gracias, Dios! Levantándola, pruebo el
peso del metal en mi mano antes de sostenerlo sobre mi costado. Me agacho y compruebo a
Dee. Está temblando, pero parece estar bien.
—Ponte debajo del escritorio y no te muevas —le digo. Trabajo rápidamente en el
nudo detrás de su espalda antes de dejar que se mueva de mi lado.
La observo escabullirse al otro lado de la isla y esconderse debajo del escritorio
integrado en la pared. Empujo la silla detrás de ella y cubro su cuerpo lo mejor que puedo.
Volviendo al centro de la isla, abro mis piernas y espero. No sé quién va a venir
alrededor de esa esquina, pero estoy lista. No dejaré que gane. No dejaré que se robe mi
felicidad.
Es tiempo de recordar lo que es importante y luchar por el futuro que deseaba.
El futuro que merezco.
183
El futuro que me he ganado.
Página

Un futuro con Axel y nuestro bebé.


Con una sonrisa malévola, lo escucho y mis miedos son confirmados. ¡Oh, Dios,
Greg!
—Oh, ¿Isabelle? Sal, ¡sal de donde quiera que estés! —Se ríe de nuevo antes de
entrar a la cocina.
»¿Dónde está esa pequeña perra amiga tuya, Isabelle? —Inclina su cabeza a un lado y
me doy cuenta que su brazo izquierdo está colgando en un ángulo extraño y su pistola no
está. Me siento ligeramente mejor sabiendo que Greg pudo pelear. El temor por Greg
resurge, pero lo empujo a un lado y enderezo mis hombros.
No dejaré que este hombre gane.
Nunca más.
—¿Dónde está Greg? —pregunto, sorprendida de que mi voz suene fuerte y segura.
—No te preocupes por él, Isabelle. —Da un paso hacia adelante. Solo hay unos pocos
pasos más antes de que rodee la isla—. Ven aquí, perra —escupe.
—No. —Mi voz suena poderosa en la quietud de la casa.
—Vas a lamentar eso.
Se lanza hacia adelante, pero no llega muy lejos antes de que me balancee y choque la
sartén contra su cráneo. Me mira a los ojos confundido antes de caer al suelo. Lanzo la
sartén a un lado y salto sobre su cuerpo caído.
Corro dentro de la sala de estar y casi me caigo al suelo cuando veo la figura quieta
de Greg y una piscina de sangre formándose debajo de su pecho. Ahogándome en el sollozo
que se escapa de mi boca, comienzo a buscar la pistola frenéticamente. Me arrodillo y
busco debajo de todos los muebles antes de encontrarla en la esquina más alejada de la
habitación, escondida debajo del sofá.
Intento alcanzarla varias veces antes de finalmente conseguirlo. Justo cuando mis
manos se envuelven alrededor del mango, lo oigo. Antes de poder enderezarme del suelo,
mi cabello es agarrado por manos fuertes y me tira contra la pared más lejana. Mi cuerpo
choca con Greg, quien no se mueve incluso con la fuerza de mi peso golpeándolo. Su cálida
sangre empapa mi costado.
Miro el inquietante rostro de Brandon y sonrío cuando siento el frío metal de la
pistola aún en mis manos. Da un paso hacia adelante, pero se detiene cuando levanto la
pistola al nivel de su pecho.
—¡Vete a la mierda! —grito y aprieto el gatillo, vaciando cada bala en su pecho.
Puedo escuchar a Dee gritando en la otra habitación, pero antes de que mi brazo caiga
a un lado, supero el abrumador miedo corriendo por mis venas y dejo que el
184
entumecimiento se haga cargo de mi cuerpo. Vagamente escucho la pistola cayendo al
suelo antes de desplomarme contra el cuerpo de Greg y la oscuridad vuelve a envolverme.
Página

****
Axel
—¡IZZY! —grito de nuevo al teléfono, bajo las escaleras corriendo y salto dentro de
mi camioneta. Cuando oigo la voz de su ex esposo a través de la línea en vez de la voz de
Izzy, pensé que mi mente estaba jugando conmigo. Hemos estado buscándolo durante días.
Ni una maldita pista de dónde ha estado y en el segundo que ella está fuera de mi vista… la
peor situación posible se desenvuelve y estoy indefenso. No hay manera de que pueda
llegar allí lo suficientemente rápido.
Agarro mi teléfono mientras salgo a toda velocidad por la calle y llamo a Greg; la
única persona en la que puedo pensar que estará lo suficientemente cerca para salvar a mi
chica.
—Qué pasa, Reid, recién hablé con…
—Cállate, ¿dónde carajos estás? —interrumpo.
—Maldición, yendo a la casa de Dee, Izzy lla…
—Brandon está ahí —interrumpo de nuevo. No tengo tiempo. Izzy no tiene tiempo.
—¿Qué? —Todo tono de burla ha desaparecido de su voz ahora.
—Recién recibí una llamada de Izzy, pero fue a él a quien escuché en la línea. No la
escuché a ella ni una vez, Greg. —Tomo un segundo para calmarme antes de poder
continuar. El hecho de que no sé si ella está bien no se pierde en mí—. Estoy muy lejos.
Llega allí, Dios, por favor llega allí y salva a mi chica. —Ni siquiera me doy cuenta que
hay lágrimas corriendo por mi rostro hasta que oigo la angustia que tiñen mis palabras.
—Estaré ahí en cinco minutes. Llegaré a ella.
—No dejes que la aleje de mí —le ruego.
—Entendido. —Toma una profunda respiración y sé, sé lo mucho que se está
frenando en este momento. Greg ama a Izzy y, por primera vez, me doy cuenta de lo
poderoso que es su vínculo. Él ha sido su familia y su apoyo cuando yo no pude serlo. Si
alguien más pudiera entender cómo se siente mi pánico en este momento, ese sería Greg.
Tengo que confiar que puede llegar a tiempo. No hay forma de que ella sea alejada de
mí dos veces.
Rompo cada límite de velocidad y cada ley de tránsito para llegar a lo de Dee en la
185
mitad de tiempo que normalmente llevaría. Estaciono mi camioneta en el césped frente a su
casa y la pongo en modo “estacionamiento” antes de saltar fuera y correr hacia la puerta.
Veo la camioneta de Greg a un costado estacionada en un ángulo extraño. Compruebo, pero
Página

no lo veo afuera. La puerta principal está abierta y no hay movimiento adentro.


Silencio.
Silencio y sollozos.
Sacando la pistola de mi funda del tobillo, camino lentamente por el umbral y por el
largo pasillo. El sollozo se vuelve más fuerte y, por primera vez desde que llegué, respiro.
Es un sollozo femenino.
La esperanza se enciende a la vida y me apresuro alrededor de la esquina, pero me
detengo en seco ante la escena delante de mí. Lo primero que veo es el cuerpo inerte de
Brandon en la apertura a la cocina. No necesito comprobar para saber que no está
respirando. No hay manera de que hubiera sobrevivido con tantos agujeros en su pecho.
Dee está en el suelo junto a la maraña de cuerpos de Izzy y Greg.
—¡NO! —rujo corriendo hacia ellos, resbalando en la sangre que cubre el piso
alrededor de ellos—. ¡Oh Dios, Izzy!
—L-l-lamé al 91-1 —tartamudea Dee a mi lado—. No es de ella —susurra.
—¿Qué? —Sollozo, pasando mis manos por el cuerpo inmóvil de Izzy, buscando
cualquier signo de lesión antes de moverla suavemente a un costado. Su pecho está
subiendo y bajando normalmente y su color es ligeramente más pálido de lo normal. Aparte
de unos pocos cortes y moretones, no parece estar lastimada.
Volviéndome hacia Greg por primera vez, registro sus palabras.
—¡Joder! —Lo giro hacia un lado y veo el húmedo agujero en su costado—.
¡JODER! —Rasgando mi camisa sobre mi cabeza, la presiono contra su vientre y espero
poder hacer lo suficiente para mantenerlo estable antes de que llegue la ambulancia—.
Verifica su pulso —le digo a Dee, pero cuando la miro está llorando sobre el cuerpo de
Izzy. Mi corazón se detiene por un segundo cuando vuelvo a mirar su figura inmóvil. ¿Por
qué no se está moviendo?
Volviendo mi atención a Greg, llevo una mano a su herida y compruebo su pulso.
Lento, pero está ahí. Sostengo mi camisa contra él y espero.
Esperamos durante lo que parece una eternidad antes de que los paramédicos
comiencen a correr a través de la casa. Greg es cargado rápidamente y llevado con Dee en
la parte posterior con él. Me dejo caer junto a Izzy donde los paramédicos están trabajando
en ella.
—¿Señor? ¿Señor? Necesito hacerle algunas preguntas —pide el oficial.
—Ahora no. —Paso mi mano por su cabello y rezo. Tiene que estar bien. Tiene que
sobrevivir.
»¿Por qué no se despierta? —le pregunto al paramédico a mi lado. 186
—No lo sé. Parece que es la forma que tiene su cuerpo de protegerse. Todos sus
signos vitales están bien, geniales, en realidad, considerando la situación. —Me da una
mirada llena de compasión—. Va a estar bien.
Página

Dejo escapar el aliento que no me di cuenta había estado conteniendo y dejo caer mi
cabeza en su hombro y lloro.
—Está embarazada —le susurro al hombre a mi lado—. Está embarazada de mi bebé.
—Mis palabras suenan extrañas en mis oídos y sé que no seré capaz de mantenerme
tranquilo por mucho tiempo si no veo esos hermosos ojos pálidos pronto.
—Entendido. Vamos a cargarla ahora. ¿Es usted el esposo? —pregunta.
—Sí —respondo y rápidamente los sigo a la ambulancia.
—Señor. Necesitamos su testimonio —dice el oficial corriendo detrás de nosotros.
—Ahora. No —repito—. Quiere un testimonio, métase en el auto y sígame al
hospital. NO voy a irme de su lado. Me oye.
El joven oficial se detiene en seco y parece conmocionado ante el calor detrás de mis
palabras. No era lo que estaba esperando. Sé que se está preparando para protestar, pero lo
interrumpo rápidamente.
—Mire —Hago una pausa para ver la etiqueta con su nombre—, oficial Benson, no
estoy tratando de jodidamente huir. Esta mujer es MI vida y no dejaré que salga de mi vista
luego de esta mierda. ¿Puede intentar entender por lo que estoy pasando durante un jodido
segundo y seguirme al maldito hospital, sí? —digo, pero me doy vuelta y me subo sin
esperar su respuesta.
La ambulancia se pone en marcha y pongo su mano en la mía y me inclino hacia su
oreja.
—Te amo, princesa, despierta ahora para que pueda ver esos ojos mirándome.
Déjame ver eso, nena.
Mantengo mi cabeza en su oreja y susurro todo y cada cosa que puedo pensar para
hacerle saber que está a salvo y que estoy aquí. El viaje de diez minutos al hospital llega a
su fin y, antes de que puedan bajarla, sus ojos se abren y se encuentra con mi mirada.
—Oye, princesa —digo, la emoción engrosando mi voz y el alivio golpeando hasta
mi centro—. Oye, mi amor.
—Axel… te… amo —dice débilmente antes de cerrar sus ojos e irse a la deriva de
nuevo.
Salto y sigo a la camilla a la sala de emergencias. Finalmente, respiro con facilidad
por primera vez desde que respondí su llamada más temprano.
****

Izzy
187
Página

Lo primero que noto cuando me despierto es el silencioso zumbido. Abriendo mis


ojos, miro alrededor de la habitación de hospital tenuemente iluminada, tratando de
orientarme en mis alrededores. Siento un suave cosquilleo en mi brazo y muevo mi cabeza
a un costado para mirar.
Axel está sentado al lado de mi cama con su silla tan cerca como puede. Mi mano
derecha está agarrada firmemente por la suya y sus labios están presionados contra mi piel.
El zumbido que sigo escuchando viene de él; su suave murmullo contra mi piel. Está
hablando lo suficientemente bajo para que pueda entender sus palabras, pero su tono es
ligero y amoroso.
—¿Ax-xel? —digo, mi garganta está seca y duele sacar las palabras de mis labios.
Su cabeza se dispara hacia arriba y sus ojos rojos se encuentran con los míos.
—Princesa… —susurra. Lágrimas se están formando en sus ojos y una pequeña
sonrisa tira de las comisuras de sus labios—. Mi chica, mi valiente chica —dice y unas
lágrimas caen de sus párpados. Cierra sus ojos fuertemente y más lágrimas se derraman—.
Pensé que te había perdido. Cuando caminé alrededor de la esquina y te vi… te vi en el piso
sobre toda esa sangre… —Se calla, pero no antes de que sus palabras golpeen mis oídos.
¿Sangre? No estaba sangrando. ¿O sí? ¡Oh, no! ¡El bebé!
—¿El… el bebé? —susurro con voz ronca—. Por favor… —Sacudo mi cabeza con
violencia con lágrimas derramándose por mi propio rostro. ¡Nuestro bebé no! Dios, por
favor, ¡nuestro bebé no!
—¿Qué? Oh, Izzy, no, nena. El bebé está bien, tú estás bien. Lo lamento tanto, no me
refería a tu bebé. Princesa, deja de llorar, te prometo que nuestro bebé está bien. —Me
tranquiliza rápidamente una y otra vez diciéndome que nuestro pequeño milagro está sano y
a salvo.
Cuando finalmente me calmo, miro sus ojos, sus hermosos ojos.
—¿Estamos bien? —pregunto.
—Ambos están perfectos —responde, sonriendo antes de darme un suave beso.
—¿Greg? ¿Dee? —pregunto cuando se mueve para sentarse a mi lado en mi cama.
—Dee va a estar bien. Está conmocionada, conmocionada de una forma jodidamente
mala, pero estará bien. Por lo que dijo, Brandon solo había atado sus manos y puesto cinta
adhesiva en su boca. Había estado durante una hora antes de que aparecieras. Creo que lo
peor de sus heridas son las que le registró cuando abrió la puerta principal y un labio
partido. Está bien, nena.
—¿Dónde está? —pregunto, mirando alrededor de la habitación una vez más.
—Beck le dijo que se fuera. La va a llevar a su casa durante un rato. Ella dijo que iba
a poner la casa en el mercado.
188
Tomo eso y trato de procesarlo. Lo entiendo, yo tampoco querría seguir allí.
—Le ofrecí que se quedara con nosotros durante un tiempo, pero dijo que tendría que
Página

pensarlo.
Frunzo mi nariz ante eso.
—¿Por qué necesitaría pensar sobre quedarse con nosotros?
—No lo sé, princesa. Eso es algo que tú tendrás que preguntarle.
—¿Qué hay de Greg? —pregunto, casi con miedo de saber.
—Va a estar bien. Hace un rato salió de cirugía. No era nada serio, aunque
jodidamente seguro parecía que así era. La bala atravesó y no llegó a ningún lugar
importante. Es un suertudo hijo de perra.
—¿Realmente está bien? Había tanta sangre, Ax. Y no se estaba moviendo, no se
estaba moviendo en absoluto. —Mi pánico está volviendo. Recordando cómo lucía Greg,
sin vida. Parecía muerto—. Axel, ¡necesito verlo! —grito.
—Oye, oye… cálmate, nena. Prometo que está bien. Está en recuperación, pero veré
lo que puedo hacer con respecto a tu excursión, ¿de acuerdo?
Levanto la mirada y veo la más ligera preocupación cruzando por sus ojos antes de
que la enmascare rápidamente. Sé que debe estar hecho un lío por todo lo que pasó, pero se
está conteniendo y siendo fuerte por mí.
—Está bien. Realmente necesito verlo, Axel. Necesito ver con mis propios ojos que
va a estar bien.
—Entiendo, princesa. Haré que eso suceda. —Se inclina y me da un suave beso—.
¿Tienes lugar para uno más ahí, nena? Necesito sentirte cerca. —Su máscara se desliza un
poco para que vea la vulnerabilidad latente bajo la superficie.
—Sí. Sí, tengo —respondo y me muevo ligeramente para que pueda apoyar su cuerpo
cerca del mío. Sus pies están colgando al extremo y gran parte de su cuerpo está colgando
del borde, pero envuelve sus brazos fuertemente alrededor de mí y me acurruco,
respirándolo y dejando que la paz, que solamente él puede darme, inunde mi cuerpo.
—Nunca quiero sentir ese miedo de nuevo, Izzy —susurra en mi cabello y me aprieta
fuertemente—. Nunca he estado tan asustado en mi vida.
Nos quedamos así, juntos y entrelazados hasta que entra la enfermera. Se queja hasta
que él se mueve de nuevo a su silla. No pude evitar reírme del puchero que lucía mientras
ella terminaba de checar mis signos vitales. Cuando me oye, ese aspecto desaparece al
instante y me mira con una enorme sonrisa.
—Amo ese sonido, princesa. El sonido más hermoso en todo el jodido mundo.

Pasé la noche en el hospital. No había nada malo conmigo, pero querían controlar mis
signos vitales y asegurarse que la herida en mi cabeza estaba bien. Afortunadamente, salí de
189
todo el calvario con un pequeño bulto en mi sien.
Cuando me liberaron, Axel y yo nos dirigimos al piso en el que estaba Greg. Maddox
Página

y Coop estaban en la habitación cuando llegamos. Greg estaba despierto, pero aturdido.
Entré en su habitación del brazo de Axel, quien no me ha soltado ni una vez desde que me
desperté. Greg levantó la mirada y una pequeña sonrisa se formó en sus pálidos labios.
—Nena —dijo, con una lágrima cayendo de su ojo—. Nena, eres un espectáculo.
Camino hacia un costado de su cama y empujo a Coop de la silla en la que estaba
sentado, llevándola más cerca de la cama.
—Oye. —Sí, eso fue todo lo que tuve antes de quebrarme y enterrar mi cabeza en la
cama junto a su cadera. Axel apareció detrás de mí y me frotó la espalda.
—Nena, estoy bien. Nada que no pueda manejar.
—¡Pensé que estabas muerto, G! —Lloro más fuerte en su cama—. ¡Nunca más
hagas esa mierda!
Se ríe, pero está de acuerdo y me siento allí, sosteniendo su mano mientras la
conversación continúa a nuestro alrededor. Coop le está contando a Maddox sobre todas las
enfermeras que están buenas, que siguen apareciéndose para ofrecer baños de esponja y
cómo puede que tenga que ser baleado si eso es lo que le espera. Maddox estaba
sacudiendo su cabeza, pero sus ojos nunca se alejaron de los míos.
—¿Estás bien niña? —pregunta cuando Coop finalmente cierra su boca.
Axel le da a mi hombro un apretón en apoyo y salto para ponerme de pie y camino
hacia Maddox. Abre los brazos cuando me acerco y envuelvo los míos alrededor de su
espalda.
—Estoy bien —digo sobre su pecho.
—Bien, eso es bueno —dice y me da un pequeño apretón antes de liberarme.
—Ven aquí, Izzy —escucho a Axel decir detrás de mí. Le pongo los ojos en blanco a
Maddox antes de darme la vuelta y caminar de regreso a Axel—. Mía —le dice a Maddox y
tira de mí contra su cuerpo.
Recibimos una extraña risa de Maddox y justo así la tensión en la habitación se
levanta y podemos respirar tranquilos de nuevo.
Greg y Dee están bien. El bebé y yo estamos bien. Y los brazos de Axel están
alrededor de mí.
La vida es buena.

190
Página
4 meses después

—¿Y a casi estás lista nena? —pregunta Axel, deslizando sus brazos
alrededor de mi cintura y frotando sus manos sobre mi hinchado
vientre. Había empezado realmente a mostrarse hace unas
semanas. Mi pequeña pancita había pasado a hacerme ver como con un poco de sobrepeso a
una panza de bebé bien definida. Me encantaba, pero me encantaba más cuando Axel venía
detrás de mí y ponía sus manos sobre mi pequeño vientre.
Cuando tengo momentos como este, sola con Axel, recuerdo lo afortunados que
somos. Ha sido un camino difícil para nosotros desde ese día con Brandon. He estado llena
de pesadillas y Axel ha estado lidiando con su preocupación por mi estado mental. Unos
dos meses después del ataque de Brandon, hice una cita con el Dr. Maxwell. Los dos
sabíamos que no estaba lidiando muy bien con el haber tomado su vida. Finalmente, cuatro
meses más tarde he llegado a un acuerdo con todo lo que había sucedido. Mis pesadillas
disminuyeron y son distantes entre sí, pero estoy viva y también lo está la gente que quiero.
Me he vuelto fuerte y más fuerte cada día y es todo gracias a este hombre.
Seguí arreglándome el maquillaje mientras él pasaba sus dedos alrededor de mi piel.
—Tenemos que ponernos en marcha pronto si queremos llegar a tu cita.
—Está bien, me apuro. Habría estado lista antes, pero no hay nada que me sirva. —
Dejo mi rímel y me doy vuelta en sus brazos. Me pongo de punta de pie y envuelvo mis
brazos alrededor de su cuello, enterrando mis manos en su grueso cabello. Me miro en el
espejo y no puedo evitar una pequeña sonrisa. Mi cabello está colgando en ondas largas por
mi espalda; mi maquillaje está listo en tonos neutros para que coincida con el color amarillo
suave de mi vestido de verano. El material se extiende a través de mi amplio pecho, pero se
ensancha contra mi vientre.
—Vale la pena, nena. Me encanta verte llevar a mi bebé. —Baja sus manos, me
agarra por mis caderas y me coloca sobre la mesada.
—Ten cuidado, Axel. Ahora mismo estás buscando que se haga muy tarde —digo,
abriendo mis piernas para que se acerque más a mi cuerpo. Mi vestido se levanta por mis
191
muslos.
Mi barriga empuja contra su duro estómago. Suelta una carcajada antes de presionar
Página

sus labios en los míos y haciendo que los dedos de mis pies se doblen con el calor de su
beso.
—Princesa, podría tomarte en este momento y ni siquiera te importaría una mierda si
perdemos esa cita y no pienses que no sé que has estado tachando los días hasta hoy. —No
está equivocado. Hoy teníamos nuestro control de la vigésima semana de embarazo y
finalmente averiguaríamos si íbamos a tener un niño o una niña. Axel era firme que era un
niño. Yo seguía yendo y viniendo de uno a otro, pero en el fondo esperaba que también lo
fuera. Podía imaginarme una pequeña versión de Axel corriendo por la casa.
Hundo mis manos en la tela de su camisa, murmuro mi acuerdo y me inclino para
otro beso. Justo antes de que sus labios tocaran los míos, hay una fuerte patada contra mi
vientre. Axel da un paso atrás y mira hacia abajo en completa sorpresa. Hemos estado
tratando de hacerle sentir las patadas del bebé desde hace semanas, pero el bebé o no estaba
pateando o Axel simplemente no estaba allí cuando estaba activo. De cualquier manera,
esta era la primera vez que él había sentido algún movimiento.
Mira mi redondeado estómago y luego a mis ojos rápidamente. La mirada de pura
maravilla en sus ojos trae una sonrisa a mis labios. Está completamente paralizado con esta
pequeña persona en mi vientre.
Me estiro y agarro sus manos antes de ponerlas en el centro de mi panza. El bebé
patea unas cuantas veces más. Mantengo mis ojos pegados al rostro de Axel, observando
las emociones atravesar sus guapos rasgos. Sorpresa, asombro y encanto. Está fascinado
con esta sensación; la sensación de nuestro bebé.
—¿En qué estás pensando? —le pregunto después de unos minutos.
Me mira con su amplia sonrisa y sus ojos brillantes.
—En lo jodidamente suertudo que soy. —Se inclina y me da un beso, ni una vez
apartando sus manos de mi activo vientre.
—¡Hola! —escuchamos a Dee gritando por las escaleras—. ¿Dónde están todos?
Axel gruñe y me ayuda a bajar del mostrador. Se pudo haber ofrecido para que Dee se
quedara con nosotros, pero podía ver que ella estaba empezando a irritarlo. Ella tiene el
truco de saber cuando las cosas se están poniendo interesantes. La amo, pero justo ahora es
mi feliz bloqueadora de pollas.
—Pórtate bien, Papi. —Me rio y lo abofeteo en el trasero antes de rodearlo y salir de
la habitación.
Me pongo unas chancletas y camino para encontrarme con Dee en el recibidor. Se ve
despampanante con un largo vestido anaranjado que le queda bien ajustado al cuerpo.
—Apestas, pequeña perra —digo y le sonrío. Claro que me sobrepasa con sus tacones
192
de diez centímetros. Soy una enana alrededor de los gigantes. En estos días, lo único que se
siente bien son unas chancletas.
Página

—¡Lo que sea, Iz! ¡Te ves hermosa! ¿No es así, Axel?
Él bufa, pero continúa bajando las escaleras.
—¿Dónde está G? —les pregunto. Es debatible quién estuvo más emocionado por el
bebé cuando le dijimos a todos, si Dee o Greg.
Le dijimos a todos juntos cuando tuvimos una pequeña reunión “solo para la familia”
en la casa para darle la bienvenida a Greg. Se había quedado en el hospital por casi dos
semanas después del tiroteo, pero ya estaba 100% curado. Cuando les dijimos, Dee se puso
a llorar, Maddox me mostró una rara sonrisa, Coop felicitó a Axel por sus “súper
nadadores” y Beck ofreció unas felicitaciones corteses. Greg, sin embargo, había gritado de
emoción y me había atraído en un gran abrazo que se ganó un gruñido de Axel. Greg solo
se rio y me abrazó más fuerte.
Desde ese día, llama a diario para revisar mi progreso. Ha comprado libros de bebés y
constantemente nos está llenando de información sobre bebés. Sabía que estaría feliz por
nosotros, pero está por las nubes con el hecho de convertirse en tío.
—Dijo que estaba retrasado, algo sobre una cita y que nos verá en la oficina —grita
Axel desde la cocina.
Miro a Dee y ella solo se encoge de hombros.
Sigo la voz de Axel y lo encuentro en la cocina, revisando sus correos electrónicos en
su teléfono. Levanta la mirada y me detengo cuando veo el hambre en sus ojos.
—Luces lo suficientemente bien para comer, princesa. No puedo esperar para volver
aquí y arrastrarte de vuelta a la habitación. Necesito enterrarme profundo, nena.
—¡Oh, Dios mío, Iz! ¡Eso fue muy caliente! —dice Dee detrás de mí. Cierro los ojos
y escucho a Axel dejar salir un montón de maldiciones.
—¿Cómo va la caza de casas, Dee? —pregunta él y me río por la expresión
indescifrable de ella.
—Nos encanta tenerte aquí, Dee, pero, ¿no has pensado en buscar un lugar para ti?
Baja la mirada y se queda en silencio.
—¿Dee? —digo yo.
—No sé si puedo hacerlo todavía —dice después de unos segundos de silencio. Le
doy a Axel una mirada y lo entiende. Dee ha estado luchando desde la escena de Brandon.
Tiene problemas para sentirse segura y usualmente se apega a uno de nosotros. Ha estado
trabajando más y más en el escritorio de Axel en la oficina que tiene en casa que él mismo.
—De acuerdo, Dee, lo entendemos. Prometido. 193
Ella me mira con un ceño fruncido y puedo ver el miedo en sus ojos.
—Quédate por tanto tiempo como quieras —ofrece Axel.
Página

Ella asiente y luego se va para agarrar su bolso.


—¿Estás bien con eso, Ax? —Sé que él está listo para tener su casa de vuelta, pero
me da un asentimiento con nada más que comprensión en sus verdes ojos.
Dejamos la casa unos cuantos minutos después y nos dirigimos a la ciudad hacia la
clínica de ultrasonidos. Axel me sostiene la mano todo el camino con una sonrisa contenta
en sus labios. Le sonrío y agradezco a mis estrellas de la suerte que esté de vuelta en mi
vida.
Cuando estacionamos frente a la oficina, veo a Greg afuera de las puertas con su
teléfono al oído. Levanta la mirada cuando escucha el sonido de la camioneta de Axel y
rápidamente se despide. Miro a Axel, preguntándome si notó la abrupta finalización de la
llamada de Greg.
—Déjalo así, Izzy. Si quiere que sepas te lo dirá, ¿sí?
Gruño, pero me quedo callada mientras él rodea el camión y abre mi puerta antes de
tomarme gentilmente por la cadera y ayudarme a bajar. Escucho su gemido cuando rozo su
polla.
—No me endurezcas la polla antes de ir a ver a mi bebé. —Se ríe, pero no puede
apartar el estrés en su voz.
—Después —le prometo y camino alrededor de él para darle a Greg un gran abrazo.
Dee permanece alejada, pero va a abrazar a Greg también.
—¿Estás lista, nena? —pregunta con una sonrisa.
—Dios, sí. ¿Una última suposición sobre tu sobrina o sobrino?
Sonríe y mira a Axel por encima de mi hombro.
—Niño, nena, definitivamente va a ser un niño.
—¿Por qué todos parecen tan seguros de que va a ser un niño?
Ambos se ríen fuertemente y Dee y yo solo nos miramos con rostros confundidos.
—Nena, míralo. No hay ninguna jodida manera de que él hiciera una niña, ninguna.
—Todavía se está riendo cuando entramos a la recepción y firmo mi ingreso. Le lanzo unas
cuantas miradas sucias y me siento junto a Axel y hojeo una revista de bebés.
Esperamos cerca de quince minutos antes de que me llamen.
—¿Está bien si mi familia viene también? —le pregunto a la técnica.
—Seguro, cariño, entre más mejor.
La seguimos por un largo pasillo antes de entrar a la sala de ultrasonido. Es una
194
enorme habitación con un sofá a un lado y un gran sillón reclinable junto a la máquina de
ultrasonido. La única otra cosa en la habitación es un gran proyector que cuelga del techo.
Cuando me siento en el sillón, noto que la gran pared frente a mí es una pantalla.
Página

—Aquí vamos, pon esta sábana en tu regazo para que no ceguemos a nadie en el
proceso. —Ella se ríe y me ayuda a cubrirme. Miro a Axel y puedo ver la nerviosa
anticipación en su rostro. Me sonríe y me agarra la mano.
“Te amo”, gesticula hacia mí.
“También te amo”, le respondo.
—De acuerdo, Sra. West, preparemos todo. —Le sonrío a Axel una vez más cuando
veo el ceño fruncido en su rostro por el uso de mi apellido. No estuvo feliz cuando le dije
que quería esperar a que el bebé naciera antes de casarnos. Accedió gruñonamente cuando
lo chantajeé con sexo. No era que no quisiera casarme con Axel, sino lo contrario. No podía
esperar para ser la Sra. de Axel Reid, pero simplemente se sentía bien que nuestro bebe
estuviera ahí con nosotros. Cuando me senté y le expliqué mis razones para querer esperar,
no estuvo tan molesto, pero eso no significaba que estuviera feliz con ello.
—Solo voy a tomar unas medidas antes de que miremos si este pequeño tiene un
anuncio para el día de hoy, ¿de acuerdo?
Asiento, demasiado abstraída por la imagen de nuestro bebé en la gran pantalla frente
a nosotros. Axel me aprieta la mano y lo escucho dejar salir un tembloroso suspiro.
—Grandioso —escucho a Greg susurrarle a Dee, quien está demasiado ocupada
sonándose en su pañuelo para responder.
Cuando el latido del corazón del bebé llena la habitación, todos parecemos detenernos
por el asombro. Nunca falla en llenarme el corazón de alegría escuchar ese rápido latido.
—¿Están listos, mamá y papá? —pregunta ella con una sonrisa.
—Sí —dice Axel rápidamente antes de que yo pueda abrir la boca. Levanto la mirada
y le sonrío y ella me muestra un guiño antes de volver su atención a la pantalla.
—Bueno, ¿ven eso? Alguien no es para nada tímido. —Se ríe para sí misma y
nosotros nos quedamos todos ahí mirando a la imagen moviéndose en la pantalla.
No nos toma mucho ver de qué está hablando. Justo ahí, más grande que la vida está
mi hijo, dejándolo todo al descubierto. Axel deja salir un audible grito de alegría y salta de
su silla. Se inclina y me da un beso antes de chocar las manos con Greg. Me río por sus
payasadas y me limpio las lágrimas del rostro.
Axel regresa a mi lado y se inclina hacia mí. Tomando mi rostro entre sus manos y
empujando su nariz con la mía. Frota su nariz contra la mía y la sonrisa que se apodera de
su rostro me acelera el corazón.
—Tendremos un niño —dice—. Me darás un hijo. —Pone un suave beso en mis
labios y cierra sus ojos un momento. Cuando los abre, están tan llenos de amor y
felicidad—. Haces mis sueños realidad, princesa. Haces que mi vida valga la pena. Te amo
195
tanto, nena.
Agarro su cabeza y acerco mi rostro al suyo para darle un beso que, espero, exprese
Página

mis sentimientos.
—Te amo, Axel.
El resto de la cita pasa en un borrón. Axel continúa sosteniendo mi mano y temblando
por la emoción. Está ansioso por salir de este lugar para poder gritarle al mundo que va a
tener un hijo.
Cuando terminamos, la técnica nos pasa unas impresiones y él las toma antes de que
yo pueda siquiera mirarlas y le agradece mientras mira las imágenes. Es como un niño con
un juguete nuevo. Completamente enamorado.
Voy a pagar y Axel sale inmediatamente a llamar. Las posibilidades son que todo el
estado sabrá, cuando haya terminado, que tendremos un niño.
Termino de pagar y me giro para encontrar a Greg detrás de mí.
—¿Feliz, nena?
—Más de lo que podrías llegar a imaginar.
Sonríe y lanza su brazo alrededor de mí y me da un rápido abrazo. Axel se da vuelta,
lo veo y hace una pausa en su conversación.
—¡Manos abajo, Cage!
Greg se ríe y deja caer el brazo.
—¡Vamos! ¡Nos encontraremos con la pandilla en Heavy’s para celebrar por mi hijo!
—grita a través del estacionamiento.
Lo único en lo que puedo pensar es que yo puse esa paz en su tono de voz y, juntos,
finalmente estamos donde debemos estar.

196
Página
Axel
5 meses después

He estado corriendo por todas partes todo el día, tratando de asegurarme que todo esté
bien para esta noche. Es el cumpleaños de Izzy y entre esperar ansiosamente a que nuestro
hijo decida llegar y lidiar con los recuerdos que todavía la rodeaban por este día; estaba
resultando ser una pesadilla.
Hasta ahora, lo único sobresaliente del día fue ver la sonrisa cegadora en su rostro
cuando se despertó. Aparte de eso… todo podría ir mal, así ha sucedido.
El catering está retrasado. El pastel no ha llegado y la cumpleañera estará aquí en una
hora.
Oficialmente, estoy perdiendo mi mierda.
Este día tiene que ser perfecto. Dee se llevó a Izzy temprano esta mañana para pasar
el día en el salón de belleza junto a la oficina. Evito ese lugar porque no me importa
cuántas veces Izzy me diga que ese raro hombrecillo es inofensivo, no me lo creo. El otro
día me pellizcó el trasero, lo que fue graciosísimo para Izzy. Ni siquiera pude estar molesto
por eso mientras ella estuviera riéndose. Su enorme panza se balanceaba con cada
respiración. Casi valía la pena pedirle que lo hiciera de nuevo para conseguir esa reacción
de mi chica.
Los últimos meses han pasado volando. Hemos pasado cada segundo que tenemos
alistando el cuarto de niños y finalmente llenado mi casa con más muebles de los que una
persona debería tener en toda su vida. Eso la mantiene sonriente y la hace feliz, removería
cielo y tierra si eso significara que esa sonrisa permaneciera en su rostro.
Los últimos días han sido más difíciles para ella. No solo está lidiando con el retraso
197
del bebé, sino que el calor de Georgia la hace sentir miserable. Todos hacemos lo que
podemos para facilitar las cosas, pero sé que se le está haciendo difícil.
Página

Ayer fue un mal día. Pasó el día en cama llorando y no me dejaba apartarme de ella.
Decía cosas sobre nuestro bebé ángel perdiéndose con su hermanito. Me mataba escucharla
hablar así, pero estaría mintiendo si dijera que el pensamiento no se me había cruzado por
la mente. Habíamos trabajado duro para superar nuestra pérdida, incluso ir a terapia unas
cuantas veces para hablar de las cosas que todavía dolían. Somos más cercanos que nunca,
pero eso no significa que las cosas ya no hagan daño en nuestros corazones.
—¡Oye! Reid, conseguí el pastel. Esa perra en la pastelería trató de decirme que no le
dijiste que lo necesitaba para esta tarde. Lo conseguí, pero maldita sea si esa mierda no era
bonita. —Coop atraviesa la puerta con el maldito pastel por el que le he gritado a la
pastelería durante los últimos dos días. Idiotas.
—Dee acaba de llamar, dijo que Sway finalmente había terminado de frotarle la
panza a Izzy y acababa de empezar con su cabello. Debería tardarse otras dos horas. La
buena noticia esa es que podemos averiguar dónde están esos jodidos del catering —dice
Greg mientras entra a la cocina.
Estoy a punto de arrancarme el jodido cabello.
Ni siquiera es una gran fiesta. Todos los chicos vendrán y, la última vez que revisé,
incluso Maddox traería a una chica. Emmy ha estado aquí desde que Izzy dejó de ayudarme
a ubicar la serpentina y los globos. El actual juguete sexual de Dee, y el nuevo “vete al
carajo, Beck”, está aquí ayudando también. No lo conozco muy bien, pero Izzy dice que es
agradable. Desearía que esos dos dejaran sus jodidos juegos y solo admitieran que quieren
estar juntos. He hablado con Beck unas cuantas veces sobre eso y solo cambia de tema y
dice que no fue su idea. Creo que entiendo a Dee, pero estoy cansado de estar en el medio.
—¿Dónde está Locke? —pregunto. No importa quién me responda en este punto.
—Fue a recoger a Daisy —dice Emmy suavemente a mi lado—. O quizá era Candy.
—Sonríe y se aleja. Sacudo la cabeza pensando, una vez más, que sería genial si alguien
dejara de hacerme sentir que estoy atrapado en el medio.
Volviendo a nuestra sala, aparto los globos que parecen estar flotando en toda
dirección y me paro frente a la chimenea. Colgando en el centro está la foto que le di a Izzy
para Navidad. Inmediatamente, un sentido de calma me atraviesa el cuerpo. Tomo un
profundo aliento y recuerdo cuál es el punto de este enorme dolor de cabeza.
Mi chica.
Mi chica y devolverle que su cumpleaños sea un día de felicidad y no uno de dolor.
Con nueva determinación, me vuelvo y camino hacia el porche, donde estamos
terminando las decoraciones.
Hay globos rosados y blancos volando en cada pasamano disponible. El camino a
nuestro muelle está flanqueado por antorchas y hay luches brillando de las ramas de los
árboles que están en nuestro patio. Parece que están lloviendo luces blancas.
198
Emmy ha pasado horas llenando el patio de pétalos de rosas rosadas y rojas. Coop y
Beck se rieron bastante por las rosas. Que se rían todo lo que quieran, pero cuando
Página

encuentren a su mujer, estarán rompiendo todas las barreras para asegurarse de que la vida
es perfecta.
Pusimos las mesas a través del patio y sobre un costado para toda la comida. Mi patio
ha sido transformado en un sueño de una princesa. No puedo esperar a verle el rostro
cuando lo vea todo.
—¡Greg! —espeto, gritando por la casa—. ¿Alguna noticia de esos hijos de perra de
la comida? —Esto es lo que consigo por contratar una gran compañía para que cocine
alguna mierda elegante. Debería haberme quedado con Heavy’s. Es todo lo que a ella le
gusta durante estos días, de todas maneras.
Mierda, ¡Heavy’s!
Lo interrumpo antes de que pueda abrir la boca.
—Llama a esos idiotas y diles que dado que no pudieron llegar a tiempo, que se
olviden de eso.
»Coop, mete tu trasero en el camión y conduce a Heavy’s. Compra todo lo que haya
en el lugar. Todo en lo que puedas pensar y tráelo aquí. —Lanzo mi billetera y regreso al
sonriente rostro de Greg—. ¿Por qué demonios sonríes? —Levanta sus manos y se aleja
riendo.
—Necesitas calmarte. No te he escuchado así de estresado desde el último invierno
—dice Emmy, escabulléndose a mi lado de nuevo. Juro que esa chica flota. Siempre está
saliendo de la nada.
—Estoy tranquilo. —No estoy tranquilo. Estoy perdiendo la jodida cabeza. Mi chica
está triste, tratando de esconderlo y no puedo solucionarlo. Mi hijo se niega a salir y si una
cosa más sale mal en el día de hoy, voy a mandar todo a la mierda y secuestrar a mi mujer
para llevarla a la habitación. Al menos sé que puedo mantenerla feliz ahí.
—No estás tranquilo, pero lo estarás —dice ella antes de desaparecer de nuevo.
Miro alrededor, buscándola, antes de volver a la casa y agarrar una cerveza.

Para cuando Dee llama para decirnos que van saliendo del salón, las cosas finalmente
se han calmado. Coop regresa con mucha comida; parece que, de hecho, ha ordenado todo
lo que Heavy’s tiene para ofrecer. Locke finalmente ha llegado y consiguió que el resto del
sistema de sonido funcione. Emmy está corriendo por todas partes, asegurándose de que
todas las mesas tengan arreglos florales y que todas las máquinas de burbujas todavía estén
escondidas, pero funcionando. Coop está en alguna parte con su chica y Beck está trayendo
todas las neveras con bebidas al patio. 199
No se pueden ver las luces todavía, pero las antorchas están encendidas y los pétalos
de rosa contra el césped verde lo hacen ver como una sábana de rosa y rojo. Los globos
están balanceándose atrás y adelante con la ligera brisa. Era perfecto.
Página

Nada más podría salir mal hoy.


—¡Están estacionando! —escucho a Greg gritar a través de la casa. Habíamos
estacionado todos los autos detrás del garaje y en las afueras de la propiedad. Ella no los
vería desde donde estacionaría. Si entrara por el garaje, tampoco vería los globos
invadiendo la sala.
—Ya regreso —digo, dándole mi cerveza a Locke antes de ir a la casa.
Limpio las palmas de mis sudorosas manos en mis pantalones cortos y camino a la
cocina por mi chica. Ella llega desde el garaje, luciendo como el ángel que siempre pensé
que era. Está usando un largo vestido blanco que sostiene sus tetas y enorme panza. Flota
alrededor del resto de su cuerpo, haciéndola ver como si estuviera caminando sobre el aire.
Su piel todavía brilla por todo el tiempo que pasamos en el lago este verano. Sway había
hecho lo que fuera que Sway hace con su cabello y está colgando largo, grueso y rizado.
—Te ves hermosa.
—Tú no te ves tan mal, bebé —dice, caminando hacia mis brazos y dándome un
beso. Puedo sentir a mi hijo rodando en su estómago.
—¿Te sientes bien, princesa?
—Me siento genial. Sway me mimó bastante. ¡Incluso hizo que uno de los chicos del
shampoo me masajeara los pies!
Me guardo el desagrado que siento sobre que otro hombre le ponga las manos encima
a mi mujer. Necesita que el día de hoy sea perfecto y el que yo sea un imbécil posesivo no
ayudará.
—¿Dee se puede quedar a cenar? Le dije que íbamos a hacer una barbacoa y dijo que
le encantaría pasar más tiempo conmigo.
—Seguro, nena. —Le doy a Dee un abrazo y empiezo a llevar a la Izzy al patio.
La escucho jadear detrás de mí cuando sus ojos ven todo lo que hay frente a ella.
Todos nuestros amigos gritan sorpresa y siento que salta a través de nuestras manos unidas.
Su mano aprieta la mía fuertemente y me giro. Se ve sorprendida, pero no por lo que la
rodea.
—Um… ¿Axel? —escucho a Dee llamar desde dentro de la casa. Está detrás de Izzy
mirando al piso con una rara expresión en su rostro.
—¿Sí?
—Oh, cielos —dice, encontrando mis ojos y noto su aprensión.
Izzy aprieta mi mano, más fuerte esta vez y susurra mi nombre.
—¿Axel? —Le sale tan bajo que casi me lo pierdo.
200
Mierda, debe odiarlo.
—¿Bebé? —intenta de nuevo. Me giro para verla a los ojos y frunzo el ceño cuando
Página

veo el sudor empezando a acumularse en sus sienes y líneas de preocupación atravesar su


frente.
—Izzy, ¿qué sucede?
—¡SANTA MIERDA, SE LE ROMPIÓ LA FUENTE! —escucho a Greg gritar
detrás de mí. Miro abajo y sí, hay un pequeño charco de agua entre sus pies. Su agarre
sobre mi mano se ha afianzado y sé que mi chica está adolorida.
Me muestra un pequeño y torcido asentimiento y espera unos segundos a que calme
la contracción antes de abrir sus ojos y mirar a los míos.
—Ya viene —susurra con una brillante sonrisa.
Todo se mueve demasiado rápido desde ahí. Rápidamente la acomodo en el auto,
habíamos dejado de usar el camión hace meses cuando se volvió demasiado incómodo para
que ella entrara y saliera. Dee y Greg van al camión de él y el resto de la pandilla nos sigue.
Emmy grita que se quedará y se asegurará de todo quede apagado y nos verá en el hospital.
No me importaba. Dejen que se queme la casa, mi hijo está en camino.
Llegamos al hospital con buen tiempo, pero para cuando llegamos Izzy estaba más
adolorida que antes. Sus contracciones van y vienen rápido y continúa gritando de dolor.
Me mata escucharla y sé que no hay nada que pueda hacer al respecto. Empiezo a decirle lo
mucho que la amo y trato de tranquilizarla con mis palabras hasta que me mira con fuego
en sus ojos y me dice que me calle la boca. Tan pronto como las palabras dejan su boca,
empieza a disculparse. Mi pobre chica, si pudiera hacer esto por ella, lo haría en un latido
de corazón.
Estaciono frente al hospital y sin siquiera apagar el auto, salto a su lado y la cargo
hacia adentro.
Alguien moverá el auto. Si no lo hacen, entonces que lo remolquen, no hay forma de
que deje a mi chica.
Nos hacen el ingreso y nos llevan a una habitación rápidamente. Izzy está conectada a
un millón de monitores y máquinas diferentes. Me dicen que todos monitorean a ella y a
nuestro hijo, pero estoy demasiado ocupado preocupándome por ella para siquiera prestarle
atención a las enfermeras. Parecen creer que tenemos todo el tiempo del mundo. ¿Por qué
nadie está haciendo algo? ¡Algo!
Hemos estado aquí por cerca de una hora cuando deja salir el grito más fuerte y
tortuoso. El sonido me detiene el corazón y miro alrededor, buscando frenéticamente
ayuda. Las enfermeras saltan a la acción y empiezan a mover la mesa, encendiendo
diferentes máquinas y gritándome órdenes.
Sostengo la mano de Izzy e intento ayudarla, pero mirar su hermoso rostro romperse
en agonía es casi demasiado. 201
—Lo estás haciendo genial, princesa. Él estará aquí pronto.
Ella intenta darme una sonrisa, pero se corta cuando deja salir otro grito.
Página

—Está completamente dilatada, señora, es hora de dar a luz.


Izzy empieza a pujar por orden del doctor y yo empiezo a morir lentamente. Mi chica,
no puedo lidiar con esté tan adolorida. Mi estrés mental por ella continúa pero intento
esconderlo y ser el apoyo que necesita. Froto su fruente con la tela húmeda que me lanza a
las manos una de las enfermeras. Enrollo mi brazo alrededor de su espada y la ayudo a
inclinarse hacia adelante, sosteniendo sus piernas abiertas con mi otro brazo.
Treinta minutos después, al final de un largo puje, escucho el sonido más mágico que
he escuchado alguna vez. Mi hijo está tomando su primer aliento y dejando salir un fuerte y
saludable chillido.
—¿Le gustaría cortar el cordón, papá? —pregunta el doctor. Asiento tontamente y
agarro las tijeras. Las enfermeras se lo llevan a un lado después de que he terminado.
Miro a Izzy y la beso en la frente. Ella me mira y, con las lágrimas en sus ojos, dice:
—Hola, papá. —Eso fue todo lo que me tomó para dejar salir unas cuantas lágrimas.
—Gracias, princesa. Me has hecho el hombre más suertudo del universo. —Ambos
observamos con asombro mientras las enfermeras pesan y miden a nuestro hijo y lo
envuelven fuertemente en una sábana azul. Su cabeza está cubierta con un pequeño
sombrero azul. Lo ponen en los brazos de Izzy. Verla ahí con nuestro hijo me pone la piel
de gallina y mi corazón se acelera.
—Perfecto —susurra. La miro a la cara y creo que tiene razón.
Tiene una pequeña cabecita redondeada y regordeta. Sus labios son pequeños y
forman una curva perfecta. Hace pequeños maullidos y pucheros, mostrando un hoyuelo en
su mejilla derecha. Levanto el sombrerito y veo un cabeza llena de cabello negro.
—Se ve como tú, Axel. —Y así es.
Nos sentamos ahí hasta que el doctor ha terminado de limpiarla y las enfermeras han
empezado a irse para hacer feliz a otra pareja como a nosotros.
Este momento, justo aquí, hizo que cada día que estuvimos separados valiera la pena.
Completo. Me siento completo.
Me inclino y beso a mi hijo suavemente en su pequeña cabecita, respirando su aroma
de bebé, me hace ahogar en mis emociones de nuevo.
—Te hemos estado esperando. Tan perfecto como sabíamos que serías. Te amamos,
hombrecito. —Lo beso una vez más antes de mover mis labios a los de Izzy. La beso dos
veces antes de quitarle a besos las lágrimas que se le escaparon de los ojos—. Te amo
mucho, princesa.
**** 202

Izzy
Página

Ver a Axel enamorarse de su hijo fue el momento más hermoso.


—También te amo, bebé. Demasiado.
Axel se ha negado a abandonar nuestro lado para ir a decirles a todos que el bebé está
aquí. Acabábamos de ser movidos a nuestra habitación privada cuando empiezan a llegar.
Me impresiona que se tardaran tanto. Estoy empezando a sentirme cansada, pero el deseo
de que nuestros amigos conozcan a nuestro hijo evita que me quede dormida.
—¡Oh, Dios mío! ¡Mírenlo, es perfecto! —dice Dee con un emocionado suspiro.
Las felicitaciones llegan y disfrutamos compartir este momento con nuestra familia.
Cada una de las personas más importantes en nuestras vidas está aquí. Estoy viendo a Axel
cargar a nuestro hijo cerca de su pecho y pensando que luce como una pelota de futbol en
los grandes brazos de Axel, cuando escucho a alguien preguntar cuál será su nombre. Axel
me mira con una sonrisa y sacude la cabeza ligeramente. Miro cada una de las caras de
nuestros amigos y anuncio:
—Nathaniel Gregory Reid. —Cuando llego a los ojos de Greg, las lágrimas en las
comisuras de sus ojos me sorprenden por un segundo. Se acerca y me da un pequeño beso
en la cabeza.
—Gracias, nena, eso significa todo… significa todo para mí.
Le sonrío y me seco los ojos.
Axel viene y me pasa a Nate y se sube a la cama a mi lado. Todos nos sentamos allí y
disfrutamos el momento hasta que el bebé empieza a llorar. Axel luce preocupado, pero me
inclino y le susurro al oído que es hora de alimentarlo. Con rápidas (Maddox, Beck y Coop)
y a regañadientes (Dee y Greg) despedidas, nuestra familia se va y Axel regresa a mí. Pone
su brazo alrededor de mis hombros y me inclino hacia su cuerpo, acomodando a Nate de
manera que Axel pueda mirar su angelical rostro conmigo.
Cuando pongo a Nate contra mi pecho y lo siento dar su primer tímido tirón, le sonrío
y pienso para mis adentros que el destino finalmente me quiere. El destino me está dando la
bienvenida a sus brazos y haciendo brillar sus rayos de amor en nuestra familia.
No me toma mucho quedarme dormida, a salvo en el abrazo de Axel con el regalo de
nuestro amor en mis brazos.

Fin
203
Página
Agradecimientos
Staff Ministry of Lost Souls Staff Beautiful Coincidence
Moderadora de Traducción Moderadoras de Traducción
Tessa_ Jess
Scherezade
Traducción e interpretación
Tessa_ Traducción e interpretación
Ione Alysse Volkov
Leon der_ Areli97
LunaGrey Diana de Loera
EnchantedCrown Femme Fatale
Anita Len
Itorres
Jess
Corrección Leon
Mass_ Liseth Johanna
July Magenta
Jodidamentesexynefilim Nina
bibliotecaria70 Scherezade
Tessa_

Correción de Estilo y Lectura


Revisión y Lectura Final Final 204
Tessa_ Femme Fatale
Página

Diseño de Imagen
Anne
Próximo en la serie
Greg Cage nació para proteger. Mientras
crecía, era el escudo de su madre y hermana
contra el mundo... hasta que falló. Durante la
última década, ha cargado con esa culpa y
la necesidad de venganza... hasta que fue
despojado de ella. Ahora, con su mejor amiga
casándose y no necesitando más su protección
está aún más perdido, completamente a la deriva,
y desesperado por algo de control.
Todo lo que siempre ha sabido es proteger: a su
familia, a sus amigos y a su país.
¿Puede ir en contra de todo lo que ha conocido, y
renunciar a ese control?

Melissa Larson nunca dejará que nadie


lleve las riendas de su vida. Ella ha sido la roca en
su familia durante más años de los que puede
recordar, y luchar por mantenerlos juntos es su
principal prioridad ahora mismo. Siempre ha sido ferozmente independiente y orgullosa. Lo
último que haría en su vida es pedirle ayuda de otra persona. Pero, cuando esa elección está
fuera de su control, obligándola a depender de otros para salvarse ella y a su familia, y
recoger los pedazos que han quedado, ¿será capaz de dejar que otra persona sea su fuerza?
Al segundo en que los ojos de Greg y Meli se encuentran, él sabe que la necesita. Que
la ansía.
Meli supo en el segundo en que conoció a Greg, que él solo le traería problemas y
angustias. Su vida da un giro inesperado, y esa perra del Destino vuelve a causar
más estragos en otro miembro de la familia Corps.
205
Todo un infierno se desata, dejando a Greg sin más remedio que pedir un favor. Se pone en
Página

contacto con su viejo amigo Braxxon Breaker del MC Breakneck y juntos se aseguran de
que nada vuelva a amenazar a los seres queridos de Greg.

Corps Security, 2
Traducido, corregido y diseñado en

http://ministryoflostsouls.foromotion.net/

206
http://www.beautifulcoincidence.net/
Página

¡Visítanos!

También podría gustarte