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20/02/2019 OPINIÓN

Las lenguas son depositarias del pensamiento humano y de la


historia de la humanidad
Cada 21 de febrero se celebra el Día Internacional de la Lengua Materna, con la
idea de reivindicar el idioma nativo: el primero que se adquiere luego del
nacimiento y a través del cual se llevan a cabo los primeros vínculos afectivos, la
relación con el entorno, el desarrollo cognitivo, psicológico y emocional en esos
primeros años de vida. Sobre las lenguas nativas argentinas opinó para Télam
María Cristina Messineo, doctora en Lingüistica e investigadora del Conicet.

Por María Cristina Messineo


"El verdadero sentido de lo que somos está en nuestra lengua, qom l'aqtaqa...
A todos nos gusta aprender el castellano, pero debemos enseñarles a nuestros
hijos nuestras costumbres, nuestro idioma, porque si no todo va carcomiéndose...
Es como la tierra que está al lado de un río y la fuerza del agua la va gastando y
entonces la tierra va perdiendo su fuerza...qom laqtaqa es la tierra, el agua es el
idioma de los blancos. Por la fuerza del agua, así se conoce cuál es la verdadera
tierra". Valentín Moreno (hablante de la lengua toba/qom).

Argentina es un país que históricamente ha negado e invisibilizado su matriz


multilingüística, especialmente la vinculada con los pueblos indígenas. El mito de
que todos somos blancos y europeos y de que los indios pertenecen al pasado se
derriba con solo observar las cifras de los últimos censos en los que el número de
personas que reconocen su raíz indígena (casi un millón) supera el de una nación
imaginada como homogénea y monolingüe.

Se hablan actualmente en el país más de 20 lenguas originarias. Algunas, como el


quechua y el guaraní, transcienden el seno de las comunidades indígenas y
ejercen una marcada influencia sobre el español regional.

Existen también las lenguas indígenas habladas por migrantes de países vecinos
(Paraguay y Bolivia, por ejemplo), de uso cotidiano en el ámbito familiar y laboral
(por ejemplo, en el ámbito de la construcción y la frutihorticultura). Su expansión
en los centros urbanos ha tomado dimensiones sociolingüísticas importantes
debido al hecho de que cada vez más niños y niñas ingresan a la escuela
hablando algún idioma indígena.

A esta situación se suman los movimientos de recuperación lingüística y cultural,


llevados a cabo especialmente por jóvenes que reivindican su identidad, como es
el caso de los pueblos huarpe, comechingón, ranquel y tehuelche, entre otros.

Nuestra Constitución Nacional, a partir de la reforma de 1994, reconoce la


preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas y garantiza el derecho a
una educación bilingüe e intercultural y a la posesión comunitaria de sus tierras.

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Algunas de las principales consecuencias de la reforma constitucional han sido la
creación de programas de educación intercultural bilingüe a nivel nacional y
provincial y la oficialización de lenguas indígenas habladas en Chaco (toba (qom),
mocoví y wichí) y en Corrientes (guaraní). No obstante, a diferencia de otros
países de América, Argentina no cuenta aún con políticas públicas de
revitalización o preservación de las lenguas indígenas que garanticen el
reconocimiento, la protección y el desarrollo de los derechos lingüísticos,
individuales y colectivos de los pueblos indígenas, así como la promoción del uso
y el desarrollo de sus lenguas nativas.

Las lenguas indígenas de la Argentina, como las del resto del continente,
presentan rasgos interesantes por su diversidad respecto de otras lenguas mejor
conocidas y su estudio contribuye al conocimiento científico del lenguaje en
general.

Las lenguas son depositarias del pensamiento humano y de la historia de la


humanidad por lo cual cuando una lengua deja de hablarse, desaparece también
una parte del conocimiento heredado y de la historia de la humanidad. Cada
lengua representa una mirada sobre el mundo; es también un signo de identidad,
una forma simbólica que permite expresar las características sociales y culturales
de las personas y de los grupos que la hablan.

Por eso es fundamental contar con políticas estatales adecuadas que propicien la
visibilización y el uso de las lenguas nativas.

Es primordial también la implementación de programas de educación intercultural


bilingüe tanto a nivel nacional como provincial y la sanción de leyes de lenguas
nativas que reconozcan los derechos lingüísticos individualesy colectivos y que
propicien la presencia y el uso equitativo de las lenguas en los medios de
comunicación, tal como se establece en la Declaración Universal de Derechos
Lingüísticos.

Así también, es necesario continuar con las investigaciones científicas que


contribuyen a documentar y promover el uso de las lenguas indígenas y a
desinstalar el prejuicio de que ciertos idiomas tienen estatus lingüístico y otros no.

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