Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
A) SEGÚN SU ORIGEN: Léxico heredado, léxico adquirido, léxico inventado, léxico creado por procedimientos propios
C) SEGÚN SU ESTRUCTURA
B) COMPOSICIÓN
PROPIA
Contraposición
Disyunción
Compuestas sintagmáticas o
locuciones nominales
CULTA
Compuestos cultos (raíces
griegas o latinas) [+]
C) PARASÍNTESIS
Composición + derivación:
lexema + lexema + sufijo
Prefijo+ lexema+ sufijo
D) ACORTAMIENTO O FORMACIÓN REGRESIVA
Aféresis, síncopa, apócope [+]
acrónimos [+]
siglas
siglas y acrónimos lexicalizados
C) ELIPSIS
E) LOCUCIONES
sustantivas (compuestos sintagmáticos)
adjetivas
adverbiales
verbales
prepositivas
conjuntivas
interjectivas
F) FRASES HECHAS
PROCEDIMIENTOS SEMÁNTICOS
Metáfora
Metonimia
Eufemismo / tabú
Etimología popular
PROCEDIMIENTOS FONÉTICOS
Onomatopeya [+]
C) LÉXICO SEGÚN SU ESTRUCTURA
Simples
Derivadas
Compuestas
Parasintéticas
arroyo, barro, charco, izquierdo, pizarra, cerro, cazurro, guijarro, barraca, peñasco, perro, cacharro
Regula >regla /angelus >ángel
novela, soneto, lira, silva, piano, fragata, acuarela, ópera, fachada, carroza, medalla, escopeta, centinela, alerta,
saltimbanqui, charlatán, espadachín
Collocare > colocar / nauticus >náutico / legitimus > legítimo / optimus > óptimo
ab initio, a priori, a posteriori, curriculum vitae, in memoriam, ipso facto, carpe diem, ex professo
Collocare > colgar / Regula >reja / miraculum >milagro / septem > siete
almohada, ajedrez, aceituna, Guadiana, jarabe, tarifa, jabalí, maravedí, alfombra, almacén, alcachofa, alcoba, alcalde,
baladí
paje, jardín, manjar, banquete, bidé, duque, pincel, reproche, cofre,k sargente, jaula
Rímel
fútbol, carné, líder, restaurante, eslogan, estrés, chalé, voleibol, córner
football, stop, pub, pizza, hobby, stop, sport, sandwich, croissant, boutique, full time, jazz, best-seller, dossier, airbag,
balompié (football), baloncesto (basketball), fin de semana (week-end), fuera de juego (offside), rascacielos (skycroper),
perrito caliente (hot dog), autoservicio (self-service), jardín de infancia (kindergarten), espacio vital (lebensraum)
Este mes de julio (2010), cuando el calor apretaba, apareció publicada en la web de la la Real Academia
Española (RAE) esta noticia:
La Real Academia Española (RAE) ha actualizado en la red, por cuarta vez desde su
aparición en 2001, la vigésima segunda edición impresa del Diccionario de la lengua
española, que es la última publicada hasta ahora. En total, se han efectuado 2996
cambios que pueden consultarse en el portal de la Academia (rae.es), concretamente en
la ventana que da acceso al Diccionario. Estas modificaciones aparecen distinguidas con
la leyenda «artículo enmendado» o «artículo nuevo».
Obviamente, la prensa de hizo eco de esta novedad. A continuación, tienes un artículo que comenta
la noticia y la ilustra con algunas de las palabras más llamativas.
30/07/2010
Abducir, cultureta, muslamen, 'jet lag' y obrón están ya
incluidas en el Diccionario de la RAE
Estos ejemplos forman parte de las 2.996 enmiendas y adiciones al Diccionario que las instituciones
encargadas de velar por la unidad del español han consensuado en los tres últimos años
Las 22 Academias de la Lengua Española no quieren quedarse "desfasadas" y, además de incluir ese adjetivo entre las
novedades que se han incorporado a la página web del Diccionario, han admitido voces como abducir, antiespañol y
"jet lag", y otras coloquiales como cultureta, muslamen y obrón.
Estos ejemplos forman parte de las 2.996 enmiendas y adiciones al Diccionario que las instituciones encargadas de
velar por la unidad del español han consensuado en los tres últimos años y que demuestran la viveza del idioma",
afirma en una entrevista con Efe el secretario de la Real Academia Española, Darío Villanueva.
La amplia lista de novedades actualiza en la red la XXII edición del Diccionario, cuya versión electrónica recibe cada día
"un millón de consultas", y constituye un adelanto de la XXIII, que se publicará en 2013.
El elevado interés que suscita esa obra esencial de referencia entre los hispanohablantes obliga a las Academias a
estar "en el tajo siempre, haciendo aportes continuos para seguir el ritmo de la sociedad y del idioma", señala
Villanueva.
Nuevas incorporaciones
Entre las palabras que entran ahora en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) hay una que es una vieja
reivindicación de los expertos en medio ambiente: "ambientalista", y que también se aplica a la persona "que se
preocupa por la calidad y la protección del medio ambiente".
El verbo "abducir", que series de televisión como "Expediente X" pusieron de moda, se abre hueco en el Diccionario.
Uno puede quedar abducido por "una supuesta criatura extraterrestre" o, si es un excelente escritor, puede "abducir a
los lectores con sus novelas".
En tiempos como los actuales, de crisis económica generalizada, no podía faltar la palabra "anticrisis" en el DRAE,
perfecta para las medidas que los gobernantes aprueban estos meses. La voz "aberzale" ya figuraba en el Diccionario
pero ahora se cambia esa grafía por la original en euskera: "abertzale" ("Dicho de un movimiento político y social
vasco, y de sus seguidores: nacionalista radical").
Las mujeres de medio mundo entienden de productos "anticelulíticos" y quien más y quien menos ha probado los
tratamientos "antiestrés". El "art déco" y el "art nouveau" tienen ya entrada en el Diccionario, eso sí, escritas en
cursiva porque son locuciones francesas.
Cuando el cineasta español José Luis Borau ingresó en la Academia prometió luchar por el término "buñueliano", y ahí
está entre las novedades que han llegado a la página web de la RAE (www. rae .es). Por algo Luis Buñuel es uno de los
grandes directores de todos los tiempos.
No voy a hacer la relación de los 2996 cambios, pero aquí tienes algunas más:
Desde la publicación de la vigésima segunda edición en papel (2001), la Academia incorpora periódicamente
novedades en la versión electrónica. Ya en el 2001, introdujo muchas palabras de uso corriente que hoy extrañaría no
encontrarlas en el diccionario. Entre ellas:
:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
La palabra droga, arabismo de etimología dudosa y curiosa, puede explicar por sí sola muchos de los fenómenos que conciernen a
la semántica, al léxico y sus cosas.
Su primer significado y sus derivados han estado vigentes durante mucho tiempo, ergo, la gente iba a comprar la droga a las
droguerías, en donde le despachaban atentamente, los drogueros. En catalán el proceso es paralelo, los mercaderes/vendedores
de drogas son adroguers y trabajan en la adrogueria.
La incorporación de un nuevo sentido para la palabra, en un campo más especializado y, por ende, tabú: el de “sustancia…de efecto
estimulante...” ha hecho que el primero haya casi desaparecido (incluidos algunos de sus derivados) para evitar desencuentros y
confusiones no deseadas.
Hoy en día, casi nadie va a comprar drogas a las droguerías. Los consumidores se dirigen a polígonos y otros lugares de mal vivir y
los que despachan son camellos, no los artiodáctilos rumiantes, sino los que venden drogas tóxicas al por menor (el DRAE dixit y
conste que incluyó este significado hace bien poco). Y ¿cómo ha llegado el nombre de este inocente animal a denominar una
profesión tan poco reconocida? Está clarísimo, como el traficante, el camello carga con sus cosas y, a menudo, procede de África, y,
en virtud de una transferencia semántica (un neologismo de sentido) desde un lenguaje de jerga (el argot delictivo) se ha añadido
este significado tan especializado a la lengua común. En este caso conviven ambos, puesto que difícilmente pueden encontrarse en
un mismo enunciado y provocar ambigüedad.
Lo dicho, que casi nadie dice comprar drogas en las droguerías, bueno, casi nadie, menos en mi pueblo. Allí, por metonimia, a la
droguería, se la ha llamado siempre, la droga. Y aún es hoy el día, en que mi madre anuncia sin recato:
-Cariño, me voy a la droga, ¿necesitas algo?
-Sí, cuarto y mitad de coca y 10 gramos de hachís.
Aún hay más, en Hispanoamérica, droga también significa trampa o apuro económico, y cuando alguien debe dinero, se dice que
está “endrogado”.
Fíjate en la etimología que da para la palabra la Enciclopedia Catalana.
Droga: [1437; d'origen incert, potser de l'ant. iranià darok 'medecina, droga' i drog 'mentida', transmesos per l'argot
de les legions romanes]
1 f 1 Qualsevol substància emprada com a ingredient en química, farmàcia o tintoreria.
2 FARM Cadascun dels principis actius presents en vegetals o animals els quals, convenientment preparats i
conservats, són emprats en terapèutica i experimentació.
3 PSIC Qualsevol substància que altera l'estat d'ànim, la percepció o el coneixement i que sovint produeix
dependència.
2 f 1 m Murri.
2 m Dolent, informal.
El origen de la palabra es el árabe “assafát” que era la cesta, bandeja o canastilla para transportar objetos. Como la usaban las
doncellas o camareras de las grandes damas para presentar la ropa que éstas vestirían en el día, acabó denominando, por
metonimia, a la persona encargada de tal trabajo. Finalmente, este nombre sufrió otro cambio semántico para referirse al oficio de
aquellas que, entre otras cosas, portaban bandejas en los aviones y atendían solícitas al pasaje.
En catalán continuó denominando al objeto (bandeja) y en castellano, sin embargo, la palabra paralela, azafate, pasó a la historia
como un arcaísmo más. Igualmente le ocurrió a la profesión –antiguamente muy peleada- de azafata de la reina.
Hemos dicho que, el andar del tiempo, pasó a designar a la empleada que atiende a pasajeros en el avión, tren… imponiéndose al
neologismo propuesto para la ocasión (aeromoza) que todavía vive en su huequecito del diccionario de la RAE.
Pero, ahí no ha acabado todo. Desde que esta profesión, femenina, empezó a ser realizada por hombres, lo propio hubiera sido y
fue (en un principio) utilizar el morfema gramatical de género masculino, para designar a los varones que sirven bandejas en el
avión, o sea, a los azafatos. Sin embargo, no busquéis azafato o aeromozo en el diccionario, porque no están.
Lo que a la inversa ha ocurrido de forma habitual en el siglo XX: recurrir al morfema habitual para feminizar las profesiones
antiguamente masculinas: jueza, abogada, médica… acabó resultando un problema en el caso de este oficio.
Problema, ¿por qué un problema? Al parecer, azafato no era un nombre conveniente, quizás porque en el imaginario social se
relacionaba con jovencitas altas, guapas, sonrientes y atentas, quizás porque realizar una actividad habitualmente relacionada con
féminas era un desprestigio para los varones… El caso es que, de repente, la palabra –hasta entonces normal- se convirtió en tabú
cuando hubo de masculinizarse y empezó a ser sustituida en el lenguaje políticamente correcto, por el eufemístico, neutro y sin
connotaciones perniciosas para la hombría, “auxiliar de vuelo”.
Y es así como ha llegado al diccionario, en donde no hay azafatos, pero sí, auxiliares de vuelo.
Lo cual plantea un problema, las chicas siguen siendo azafatas de congresos, de crucero o de imagen (esas chicas que en los
supermercados os ofrecen degustar queso holandés y en los estancos, tabaco en promoción), pero ¿y los chicos? ¿serán también
auxiliares de congresos, de crucero y de imagen? Igual, como no hay palabra, nunca un hombre puede ejercer esta faena de
azafatas, digo, de chicas.
Más cosas, en principio, “auxiliar” era un adjetivo que acompañaba a sustantivos que, entre sus virtudes, contaban con la de dar
auxilio al prójimo en algún sentido. Sin embargo, con el tiempo, y por otro de los procedimientos que cambian significados y
categorías, la elipsis, se convirtió en un nombre.