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personalidad
Teoría y Práctica
de la Motivación
y Promoción
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¿Qué define nuestro modo de
ser?
Podemos explicar la personalidad como el conjunto de aquellas
características definitorias de las personas, que se asocian con los
pensamientos, sentimientos, actitudes y hábitos expresados en conducta,
estando todos bajo un patrón único e irrepetible (Cfr. Cloingher, 2003)
Lo “heredado”
En este sentido, aquella niña que lleva como nombre “Victoria” ha sido
depositaria de deseos, frustraciones, expectativas, etc., que son diferentes
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a los de otra persona que lleve el nombre, por ejemplo, “Dolores”. Aunque
no es el propósito de nuestro análisis el dilucidar esta simbología, es válido
el ejemplo para mostrar que las palabras nos permiten representar gran
parte de nuestros pensamientos y que ellas generan improntas en quienes
están atravesando el proceso del desarrollo.
Es así como, desde la condición social del ser humano, se gesta un proceso
de “arrastre” e influencia permanente. Es nuestra historia la que actúa
como determinante inicial, la que fue construida gracias a la historia de
nuestros antepasados. El desafío, en la edad adulta, es poder resignificar
de forma positiva lo recibido, lo vivido, lo aprendido, y lograr construir una
identidad única, que no tenga la intención de generar “réplicas” pasadas y
que tampoco busque la aceptación permanente del entorno.
Por otra parte, así como las personas adquieren condiciones físicas
similares a las de su familia, su condición genética contribuye al desarrollo
de los rasgos de la personalidad. Este es el espacio del “temperamento”,
entendido como el conjunto de emociones viscerales que logran (en la
mayoría de los casos) dominarse desde la racionalidad y la socialización.
Fuente: [Imagen sin título sobre fotografías en blanco y negro]. (2016). Recuperada de
https://goo.gl/OvL1fr
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son conscientes, pero definen lo que traerá este individuo como base para
conformar de forma paulatina su personalidad.
Lo “adquirido”
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Aun así, este espacio de “cambio” nos permite explicar que la acumulación
de experiencias van adquiriendo sentido en quien las vive y generan una
impronta, un modo de ser, una modificación (momentánea o permanente)
en el comportamiento.
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¿Quién puede asegurar que el color azul es igual para todos? ¿Cómo
definimos objetivamente cuánto frío sentimos? ¿Qué es el hambre?, ¿la
alegría? ¿Qué tan mala es la soledad?
Fuente: [Imagen sin título sobre un niño mirando a las montañas en blanco y negro y en color].
(2016). Recuperada de https://goo.gl/G5x7f5
Lo “social”
Por último, decimos que el hombre es un ser social por naturaleza. Esta
afirmación, además de ser real por la necesidad de vinculación del hombre,
involucra ideas más complejas y que impactan en la constitución de la
personalidad.
Cuántas veces hemos escuchado frases como: “Ese niño es muy rebelde”,
“Esa persona es muy talentosa”, “Tal persona es muy conflictiva”, etc.
Todas estas afirmaciones, que actúan como grandes verdades cuando son
destinadas a los niños que están en proceso de desarrollo, generan
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“apropiación” por parte de quien las recibe, y comienza a describirse cómo
los demás lo ven.
Fuente: [Imagen sin título sobre una mujer alzando a un bebé]. (2016). Recuperada de
https://goo.gl/W7Tfh3
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a fuentes internas y externas para obtener información desde que
nacemos.
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Referencias
Cloningher, S., y Ortiz, M. (2003). Teorías de la personalidad. Nueva York: Pearson
Educación.
[Imagen sin título sobre una mujer alzando a un bebé]. (2016). Recuperada de
https://unsplash.com/collections/878/mothers-day?photo=g6neij8RQmg.
[Imagen sin título sobre un niño mirando a las montañas en blanco y negro y en
color]. (2016). Recuperada de https://unsplash.com/?photo=8MbdD0pHXGY.