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Bases cerebrales de la memoria

[8.1] ¿Cómo estudiar este tema?

[8.2] Antecedentes del estudio neuropsicológico de la memoria

[8.3] Cómo se forma la memoria

[8.4] Localización cerebral de los sistemas de memoria

[8.5] Condicionamiento de respuestas emocionales como el


miedo

[8.6] Referencias bibliográficas

8 TEMA
Cortex prefrontal
MEMORIA EPISODICA Lóbulo Temporal Medio
Diencéfalo
Esquema

TEMA 8 – Esquema
Lóbulos frontales
Cortex parietal izquierdo / Broca / MEMORIA OPERATIVA
Cortex parieto occipital derecho. Areas
motoras y premotoras

Cortex prefontal izquierdo


MEMORIA SEMÁNTICA Lobulo Temporal Medio
Diencéfalo

Cortex Occipital Extraestriado SISTEMA


Regiones Cortex Perisilviano REPRESENTACIÓN
Regiones Temporales Inferiores PERCEPTIVA
Giro fusiforme

Cortex motor / premotor /


MEMORIA prefrontal / extraestriado
PROCEDIMENTAL Nucleo Caudado
Cerebelo / Amigdala
Vías Reflejas
Psicología de la Memoria

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Psicología de la Memoria

Ideas clave

8.1. ¿Cómo estudiar este tema?

Para estudiar este tema deberás comprender las ideas clave expuestas en este
documento.

También tendrás que leer las páginas 46 a 48 del libro:


Goio, Mª G. (2012). Capítulo 2: Memoria. En Goio, Mª G., Federman, N., Navarro,
N., Cuestas, V. y Würschmidt, A. Cerebro y Memoria. Buenos Aires: Ministerio de
Educación de la Nación. Recuperado de:
http://www.unesco.org/new/fileadmin/MULTIMEDIA/FIELD/Montevideo/pdf/E
D-DAR5-cerebroymemoria.pdf

En el tema 8 estudiaremos:

Las áreas cerebrales implicadas en los principales sistemas de memoria que hemos
revisado.
Qué cambios se producen a nivel sináptico en la formación de la memoria.
Qué papel juega la amígdala en la memoria asociada a emociones.

A lo largo de los temas expuestos, se ha establecido la existencia de diferentes sistemas


diferentes sistemas de memoria. Tal como hemos podido comprobar, parte de
esta diferenciación procede del estudio de casos clínicos en los que tras una
determinada lesión cerebral se ha observado una pérdida de según qué tipo de
memoria.

Pero, antes de poder hablar de estas pérdidas de memoria, es necesario conocer dónde
se localizan cada uno de los sistemas de memoria, de acuerdo a los estudios
realizados con técnicas como la resonancia magnética funcional (fMRI) o la topografía
por emisión de positrones (PET).

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8.2. Antecedentes del estudio neuropsicológico de la memoria

Fuente: http://cinabrio.over-blog.es

Ya en el siglo XIX, alrededor de 1860, Paul Broca describió las consecuencias que
determinadas lesiones cerebrales producían de forma específica sobre algunas
funciones cognitivas. Así por ejemplo, observó que la lesión de un área del lóbulo
frontal, que recibió su mismo nombre (área de Broca) producía un daño específico en
una función del lenguaje, concretamente afectaba a la fluidez y expresión del
lenguaje. Esto mismo sucedió en el estudio de la memoria, no siendo hasta la segunda
mitad del siglo XX cuando se concluyó que la memoria era diferente de otras funciones
cognitivas y que, por tanto, tenía sus propias regiones cerebrales especializadas. Hasta
entonces se consideraba que no tendría por qué ser una función independiente de otros
procesos como la percepción o el lenguaje.

En 1915, para estudiar la localización cerebral de hábitos aprendidos y


condicionamientos reflejos, Karl Lashley, uno de los psicólogos que ha realizado los
estudios más famosos sobre lesión cerebral experimental, empleó a animales (ratas y
monos) a quienes, tras enseñarles a realizar determinadas tareas, se les extirpaba parte
de la corteza (un 10%) o bien se cortaban vías de conexión. De esta forma se observó
que los animales tenían problemas para llevar a cabo las tareas aprendidas, por
ejemplo, mostraban dificultades para encontrar el camino de salida de un laberinto,
abrir cajas cerradas con un pestillo, o hacer rompecabezas. Sin embargo, y pese a las
dificultades, podían seguir haciendo la tarea, y, además, en el caso de los monos,
aproximadamente a las 12 semanas, se observó que recuperaban la capacidad de volver

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a realizar los movimientos que le permitían ejecutar estas tareas. Además de estos
resultados, Lashley tampoco pudo aislar centros concretos involucrados en estas tareas,
ya que a medida que aumentaba las lesiones, también lo hacían los trastornos. Lo que
llevó a Lashley en 1950 a afirmar que no era posible aislar un centro general para la
memoria (teoría de la equipontecialidad), y que aun cuando se destruyan áreas
asociativas del cerebro, los hábitos aprendidos pueden mantenerse, pues dañar una o
dos áreas no destruía la memoria.

Unos años más tardes, Wilder Penfield (1958) encontró que pacientes que tenían una
lesión neurológica severa podían acceder a recuerdos remotos si se estimulaban ciertas
áreas del lóbulo temporal, poniendo de manifiesto que se podían localizar regiones
cerebrales específicas para procesos concretos.

En cualquier caso, el punto de partida de estos estudios sobre los sistemas cerebrales
implicados en la memoria, podemos situarlo con el caso del paciente H.M. descrito por
Scoville y Milner (1957; 1998). Recordemos que a este paciente se le extirparon varias
regiones del lóbulo temporal medial (ver Figura 1), incluyendo una extirpación bilateral
del hipocampo (casi 2 terceras partes de este), circunvolución parahipocámpica y gran
parte de la amígdala, como tratamiento de un síndrome epiléptico. Como consecuencia,
los ataques epilépticos prácticamente desaparecieron, pero sufrió una amnesia
anterógrada masiva con la que, desde el momento de la intervención, no pudo volver
a aprender nada, nunca más, ya fueran recuerdos de tipo semántico o episódico. Por el
contrario, su MCP parecía mantenerse intacta, así como las habilidades motoras,
perceptivas y cognitivas. De forma que podía, por ejemplo, dibujar en un espejo o
identificar dibujos incompletos en tareas de priming de repetición.

Figura 1. Hipocampo. Fuente: https://www.psicoactiva.com/atlas/hipocampo.htm

Resultados a los que se suman los obtenidos con pacientes con síndrome amnésico
clásico causado por una lesión en la región temporal medial (lóbulos e
hipocampo), quienes presentan una alteración en la MLP que les impide aprender
o retener aquello que ha sucedido recientemente. Mientras que los pacientes con una

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alteración en la MCP muestran lesiones en la región perisilviana del


hemisferio izquierdo (región temporal lateral). Algo similar se observó en
animales cuando al administrar ácido kaínico para dañar el hipocampo, se producía un
deterioro en la MLP pero no en la MCP (ver Prado Alcalá, 2006).

Esta serie de evidencias ponen de manifiesto, por un lado, que la memoria no es un


sistema unitario, y por otro, que distintos sistemas de memoria requieren de
diferentes regiones cerebrales. Al fin y al cabo, puede decirse que el cerebro funciona
como un todo en el que distintas funciones, áreas y circuitos se relacionan, lo que no
impide que unas áreas estén más involucradas en una función que en otra.

Lo importante fue el descubrimiento de que la memoria no es un sistema unitario, y


que como tal no hay un único lugar donde se pueda localizar los recuerdos, cada
sistema de memoria tiene su propio circuito de conexiones y áreas relacionadas; por lo
que lesiones en diferentes regiones cerebrales producirán una u otra pérdida de
información.

8.3. Cómo se forma la memoria

Los recuerdos no son más que conexiones entre neuronas.

Para el estudio de este apartado tendrás que leer parte del Capítulo 2: Memoria, de
María Gabriela Goio, concretamente las páginas 46 a 48 (Hacia la formación de la
memoria: el cerebro plástico), dedicadas a explicar la potenciación a largo plazo
(LPT, por sus siglas en inglés Long Term Potentiation) descubierta por Bliss y Lomo
(1973). Estos autores descubrieron que un estímulo eléctrico breve en los axones del
giro dentado provocaba un aumento de la excitabilidad sináptica, en el hipocampo,
neocórtex, áreas límbicas, cíngulo y área periforme y entorrinal Estos cambios en las
conexiones nerviosas serán los que favorezcan la codificación.

8.4. Localización cerebral de los sistemas de memoria

En este punto vamos a hablar de dónde se localizan en el cerebro los distintos sistemas
de memoria humana. Para memorizar algo es importante que la información haya sido

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codificada adecuadamente, eso dependerá, entre otros, de procesos como la atención


y de la motivación, por lo que como veremos son numerosas las áreas implicadas en
los procesos memorísticos.

En la Figura 2 se representa de forma piramidal la agrupación de los cinco


principales sistemas de memoria que establece Ruiz—Vargas (2002), visto hasta
el momento, ordenándolos del más antiguo al más nuevo; y teniendo en cuenta
también el carácter implícito o explícito de cada sistema y las relaciones entre ellos.

Figura 2. Sistemas de memoria establecidos por Ruiz-Vargas


Fuente: http://acordeon.eresmas.net/memoria/me.html

Sustratos cerebrales de la memoria de trabajo

Recordemos que esta es una memoria activa, encargada del mantenimiento y


manipulación temporal de información. Siendo clave la actuación del ejecutivo
central, implicado en funciones de control y coordinación de los sistemas esclavos.

Motivo por lo que se ha pensado que este sistema de memoria dependería de la


participación de distintas regiones prefrontales y frontales (ver Figura 2)
encargadas de la planificación, organización, toma de decisiones, habla, etc. (Baddeley,
1988; Fuster, 1995). Basta pensar en las consecuencias que tiene una lesión en dichas
áreas frontales para entender su implicación. Por ejemplo, en el síndrome de
disfunción ejecutiva o síndrome del lóbulo frontal (Harlow, 1868), la persona
muestra problemas para controlar su impulsividad, mantener información y por tanto,

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para organizar y planificar su conducta, se muestra perseverante, etc. (Gluck, Mercado


y Myers, 2009), siendo incapaz de realizar correctamente tareas como la de N-back o la
clasificación de tarjetas de Wisconsin.

Este síndrome fue descrito a partir de los síntomas del paciente conocido como Phineas
Gage, un trabajador de ferrocarril que sufrió un accidente mientras trabajaba, en éste
una barra de hierro le atravesó los dos lóbulos frontales. El resultado fue qué dejó de
“ser él mismo”, perdió su personalidad, aunque mantenía la capacidad para hablar o
realizar actividades, se convirtió en una persona implosiva, inestable, indiferente a los
demás o incapaz de planificar acciones.

Si se atiende a la localización cerebral de los componentes establecidos por Baddeley en


su modelo, cada uno de ellos se encuentra en diferentes regiones (consultar página 203
de la lectura de Carrillo-Mora, asociada al Tema 4).

El bucle fonológico, dedicado al almacenamiento de información verbal y auditiva,


se localiza en la corteza temporo-parietal izquierda, dependiendo de áreas relacionadas
con el procesamiento lingüístico como el área de Wernicke y el área de Broca, así
como el lóbulo temporal, mientras que la agenda visuo-espacial, implicada en el
almacenamiento de información visual, se localizaría en la corteza parieto-occipital
derecha.

Figura 3. Diferenciación de lóbulos y cortezas cerebrales

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Fuente: http://www.ciencia.cl/CienciaAlDia/volumen5/numero2/articulos/articulo4.html

Además de estas regiones prefrontales, se ha encontrado que otras áreas también están
implicadas en la realización de tareas que implican a la MT. En un reciente estudio,
Bartés, Adan, Solé—Casals, Caldú i Ferrus, Falcón, Pérez, y Serra (2014), emplearon la
tarea CPT (Continuous Performance Test), concretamente la versión de pares idénticos
(CPT—IP). En esta tarea los sujetos tienen que pulsar un botón tan rápido como sea
posible cuando en una serie de 27 cifras de 4 dígitos aparezca 2 veces consecutivas la
misma cifra.

Mediante fMRI se observó la activación de áreas premotoras, prefrontal


dorsolateral, ventral y ventrolateral izquierda, y aunque sus funciones se
asocian más a la secuenciación motora y planificación de movimientos, se piensa que
también están involucradas con la memoria de trabajo (especialmente las áreas
prefrontal ventral y lateral). También se activaron regiones parietales (implicadas
en la alerta y reorientación de la atención, y asignación de procesos de MT verbal). Por
lo que los autores concluyen que existe una red caracterizada por activaciones de
regiones frontales, parietales y occipitales en este sistema de memoria.

Sustratos cerebrales de la Memoria a Largo Plazo

Como vimos en el tema 4, dos de las clasificaciones más influyentes al establecer los
sistemas y subsistemas de memoria a largo plazo han sido la de Squire y la de Tulving y
Schacter. Por lo que para elaborar un «mapa» de la que podría ser la arquitectura
cerebral de la memoria recurriremos a dicha clasificación.

Squire dividió la memoria a largo plazo en dos grandes subsistemas:

Memoria declarativa o memoria consciente, explícita, para hechos y eventos.


Memoria no declarativa o una memoria inconsciente, implícita, en la que se incluyen
aquellos aprendizajes que se expresan a través de la acción.

Esta distinción tiene asimismo una base cerebral diferencial, como puso de
manifiesto el caso del paciente H.M., y el de otros pacientes amnésicos. La evidencia
procede principalmente de aquellos pacientes en los que se observa que aunque no
tienen aprendizajes declarativos si mantienen la capacidad para aprender mediante
priming, condicionamiento clásico o aprendizaje procedimental. Por ejemplo, se ha

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observado que un paciente amnésico puede hacer el mismo puzle un día y otro, nunca
recordará que lo ha hecho antes, pero cada día lo hará más rápido (Martínez-Castillo,
Fernández, Maestu, López-Ibor y Ortiz, 2001).

Figura 4. Regiones cerebrales involucradas en la memoria declarativa y no declarativa


Fuente: http://www.medicalpress.es/la-restriccion-calorica-restaura-respuesta-de-la-glucosa-en-
la-diabetes-tipo-ii/

Parece claro es que la MLP necesita de regiones diencefálicas (tálamo, hipotálamo)


y del hipocampo para su correcto funcionamiento. Especialmente el hipocampo actúa
en las primeras fases de adquisición de un conocimiento, pero su interconexión con
otras estructuras corticales va a ser la que garantice el almacenamiento o consolidación,
pues recibe información de diferentes modalidades sensoriales desde distintas regiones
de la corteza, formando así un contexto y posibilitando la transferencia del contenido a
otros sistemas.

Memoria Declarativa

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De forma general puede establecerse que la memoria declarativa (con una recuperación
explícita o intencional) depende de regiones temporo—mediales: hipocampo,
sistema límbico, diencéfalo y córtex frontal (Baddeley, 1988; McDonald y White,
1993; Shimamura, 1989; Squire, 1992; Squire y Zola-Morgan, 1991).

De forma detallada podemos destacar la intervención de:

» Lóbulos temporo—mediales: siendo el hipocampo una estructura crucial


(Milner, 1998), ya que es la encargada de conectar percepción y memoria. Como
vimos con el paciente H.M. Las lesiones bilaterales en esta región causan graves
problemas de codificación; si la lesión es unilateral las consecuencias dependerán
del hemisferio afectado, así si ha sido el izquierdo se producirán problemas con la
memoria verbal, mientras que si ha sido el derecho los problemas estarán
relacionados con la memoria visual. Esta zona presenta asimismo una pérdida de
neuronas con la edad, lo que explica la pérdida de memoria a medida que la persona
envejece, también es la primera que empieza a deteriorarse en la enfermedad de
Alzheimer; de ahí que se piense que está más vinculada a la memoria episódica que a
la sensación de familiaridad.

» Áreas corticales adyacentes al hipocampo como la corteza entorrinal y


perirrinal (implicada en la sensación de familiaridad, ver Figura 5), el cortex
parahipocámpico (contribuye a la recuperación mediante información espacial).
Se ha comprobado que la lesión de estas áreas causaría una mayor déficit amnésico
que lesiones que afectan solo al hipocampo (Squire y Zola, 1996).

Figura 4. Corteza Perirrinal


Fuente: http://cse.iitk.ac.in/users/se367/13/submissions/ganeshp/hw3/slides.pdf

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» Lóbulos frontales: implicados más en el registro, adquisición, codificación,


recuperación de la información y tiempo transcurrido desde un acontecimiento que
en el almacenamiento.
» Amígdala (sistema límbico): con un papel muy destacado, ya que al aportar la
emoción se refuerza la huella mnésica. Participa también en el reconocimiento de
caras y de expresiones faciales. Aunque su lesión no contribuye especialmente al
síndrome amnésico. En esta parte emocional también entra en juego la corteza
cingulada posterior.
» Núcleo talámico anterior (conexiones con corteza prefrontal y con el lóbulo
temporo—medial), por lo que se relacionan con dificultades para codificar
información y por tanto para recuperarla, por lo que estaría implicado en casos de
amnesia anterógrada. Lesiones en esta área también se han asociado a pérdidas de
información ya adquirida.
» Corteza sensorial.

Pero recordemos que dentro de esta MLP, la memoria declarativa, a su vez, se divide en
otros subsistemas: episódica y semántica. Squire considera que las estructuras que
participan en la memoria episódica serían las mismas o similares que las implicadas en
la semántica, con la diferencia de una mayor contribución bilateral del córtex prefrontal
en la memoria episódica.

En la conocida como demencia semántica el paciente tiene problemas de vocabulario


(comprensión y producción), pero muestra una memoria episódica y autobiográfica
normal. La neocorteza temporal inferolateral (del hemisferio izquierdo) parece ser la
más afectada.

Por lo que, como conclusión, se podría destacar que el hipocampo es el área con
mayor implicación en la memoria explícita, especialmente en la adquisición y
consolidación de nuevos conocimientos.

Memoria no declarativa

La memoria no declarativa (con una recuperación implícita o no intencional y


automática) en la que hay un aprendizaje por ensayo y error, además del hipocampo,
se implican principalmente regiones como el circuito fronto—estriado (Phillips y
Carr, 1987; Saint-Cyr, Taylor y Lang, 1988, Squire y Zola, 1996), los ganglios basales:

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putamen y caudado (Heindel et al., 1988), el cerebelo (Thompson, 1993) y la


amígdala, situada en la parte anterior del lóbulo temporal. Todas estas áreas se
consideran que tienen una participación fundamental en el almacenamiento de
habilidades motoras y conductas (tanto las ya formadas como las nuevas) (Squire,
1993; Junqué y Barroso, 1994).

A modo de resumen de las bases cerebrales implicadas en cada uno de estos sistemas,
en la Figura 7 podemos ver la taxonomía establecida por Squire (2004).

Figura 5. Taxonomía de los sistemas cerebrales. Fuente:


http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-33252010000100010

Memoria procedimental o aquella relacionada con el aprendizaje y recuperación


de habilidades motoras, como montar en bicicleta. Involucra al cerebelo, ganglios
basales y el área motora suplementaria, siendo el neoestriado la vía principal de
entrada de información hacia los ganglios basales.

Priming: El hecho de que aquellos pacientes amnésicos con lesión en los lóbulos
temporales sigan mostrando esta facilitación perceptiva, implica que este tipo de
aprendizaje es independiente de estas regiones, siendo, por el contrario,
dependiente de regiones corticales de análisis sensorial o neocorteza. También se ha
comprobado la activación de la corteza prefrontal inferior, esto dependerá, por
ejemplo, del tipo de priming, así por ejemplo el priming perceptual va a implicar a
diferentes áreas que el priming semántico, por lo que puede decirse que la
investigación en este campo no ha terminado (Carrillo-Mora, 2010, p. 201).

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Condicionamiento clásico o aquel aprendizaje en el que hay una asociación


entre dos estímulos, y con una alta probabilidad una respuesta emocional, tiene una
gran implicación el núcleo amigdalino.

Aprendizaje no asociativo serán las vías reflejas las que tengan una mayor
participación.

o Habituación: supone una disminución del número de sinapsis, y, por tanto, una
disminución de la repuesta a un estímulo.
o Sensibilización: supone un aumento del número de sinapsis, y, por tanto, un
aumento de la respuesta.

En conclusión, en la memoria intervienen numerosas áreas, parece que el primer paso


comienza en la región frontal, pero las conexiones de esta con el hipocampo, el
sistema límbico y sistemas sensoriales serán los que posibiliten la consolidación
de los recuerdos.

8.5. Condicionamiento de respuestas emocionales como el


miedo

Recordamos mucho mejor aquella información que ha ido acompañada de una


emoción. Esto es lo que ha garantizado la supervivencia durante miles de años.

De forma que si hay una asociación entre los estímulos y hay una relación de
contigüidad entre estos, esa asociación se representará en la memoria.

En la adquisición y expresión del aprendizaje emocional, especialmente el referente


al miedo o peligro, tiene una alta participación la amígdala. El contenido emocional
activa circuitos dependientes de la amígdala que modulan la memoria reforzando su
almacenamiento.

LeDoux descubrió esta fuerte relación al ver que ratas que tenían la amígdala dañada
actuaban con sumisión mientras que aquellas ratas con la amígdala sana y a quienes se
les estimulaba, su comportamiento se volvía agresivo. Esto mismo se ha observado en
personas con la amígdala lesionada en quienes se ve que no muestran miedo, o más

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general, no muestran respuesta emocional. Y en personas sin lesión se observa la


activación de esta área ante imágenes que le producían miedo. Pero, ¿puede esto
aprenderse?

Si hay un estímulo amenazador (sonido) al mismo tiempo que se muestra una cara
de enfado, cuando se presenta únicamente la cara la persona muestra la misma
reacción que cuando se le presentaba el sonido. Morris, Ohman, Dolan (1998) dieron
un paso más allá y descubrieron que cuando la cara se presenta de forma tan breve que
la persona no es consciente de haberla visto, se activa la amígdala derecha; cuando la
persona si ha sido consciente, se activa la amígdala izquierda.

La amígdala recibe la información de las áreas que hemos visto están implicadas en la
memoria (hipocampo, tálamo y corteza cerebral), analiza esa información y la
envía a otras regiones (hipotálamo, tronco encefálico) y la información es
devuelta a la corteza cerebral. Pero en todo este proceso hay una interpretación
emocional consciente, en el que la amígdala «sospecha» que el estímulo puede ser
peligroso y envía una respuesta, cuando esta información llega al hipotálamo y tronco
encefálico áreas relacionadas con el procesamiento emocional comienza la reacción
fisiológica (taquicardia, sudoración…).

8.6. Referencias bibliográficas

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cerebrales implicados en el aprendizaje y la memoria, desde una aproximación
molecular, neuroanatómica, neuropsicológica, cognitiva y conductual.

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://blocs.xtec.cat/escolamargalloedu/files/2013/06/Apr-y-Mem-RN-20053.pdf

Modulación emocional de la memoria: aspectos neurobiológicos

Solís—Vivanco, R. (2012). Modulación emocional de la memoria: aspectos


neurobiológicos. Archivos de Neurociencia, 17(2), 119-128.

En este artículo de revisión encontrarás la explicación de cómo la emoción puede


modular la memoria a través de la participación de la amígdala.

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.medigraphic.com/pdfs/arcneu/ane-2012/ane122g.pdf

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Psicología de la Memoria

No dejes de ver…

El mundo no existe sin memoria

En este capítulo del programa «Redes»,


Eduardo Punset entrevista a Ranulfo
Romo, neurobiólogo de la IFC—UNAM,
México. Hemos visto en temas previos la
importancia que tienen los sentidos en
la formación de la memoria, ¿pero cuál
su relación con la actividad neuronal?
Descúbrelo en el siguiente vídeo.

Accede al vídeo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.youtube.com/watch?v=8IJ9qXsr0Hc

Cerebro y Aprendizaje. Potenciación a largo Plazo

En neurociencia, la potenciación a
largo plazo es una intensificación
duradera en la transmisión de señales
entre dos neuronas que resulta de la
estimulación sincrónica de ambas. Es
uno de los varios fenómenos que
subyacen a la plasticidad sináptica, la
capacidad de la sinapsis química de cambiar su fuerza.

Accede al vídeo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.dailymotion.com/video/x1ta7pj

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Psicología de la Memoria

+ Información

A fondo

Neuroanatomía funcional de la memoria

Solís, H., y López—Hernández, E. (2009). Neuroanatomía funcional de la memoria.


Archivos de Neurociencia, 14(3), 176-187.

Revisión muy completa de las áreas cerebrales implicadas en cada uno de los sistemas
de memoria establecidos.

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.medigraphic.com/pdfs/arcneu/ane-2009/ane093f.pdf

Memoria y funciones ejecutivas

Tirapu—Ustárroz, J., & Muñoz—Céspedes, J. (2005). Memoria y funciones ejecutivas.


Revista de Neurología, 41(475), 84.

La resolución de problemas depende del correcto funcionamiento de otras funciones


ejecutivas, como la memoria de trabajo. Las lesiones del lóbulo frontal se han asociado
a problemas en este funcionamiento ejecutivo. Pero, ¿y si más que de memoria se
hablara de un sistema operativo atencional?

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://aulavirtual.ing.uc.edu.ve/file.php/393/Carlos_Leal/Memoria_y_funciones_ejecu
tivas.pdf

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Psicología de la Memoria

Confusión de Recuerdos

En este breve artículo de divulgación podrás conocer las áreas que están implicadas en
la confusión de recuerdos.

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.tendencias21.net/Descubren-el-area-cerebral-relacionada-con-la-confusion-
de-recuerdos_a1309.html

Bibliografía

Aguado—Aguilar, L. (2001). Aprendizaje y memoria. Revista de Neurología, 284, 373-


381. Recuperado de http://www.neurologia.com/pdf/Web/3204/k040373.pdf

Deus, J., Pujol, J. y Espert, R. (1996). Memoria y ganglios basales: Una revisión teórica.
Psicología conductual, 4(3), 337-361.

Jurado, R., Taboada, D., García, M., Ruiz, D., Mingote, J. C., & Fernández, S. (2007).
Implicación del hipocampo y la amígdala en el rendimiento neuropsicológico de
pacientes con trastorno por estrés postraumático. Mapfre Medicina, 18(Supl I), 92-101.

Martínez—Castillo, E., Fernández, A., Maestu, F., López—Ibor, M. y Ortiz, T. (2001).


Neuropsicología de la memoria: Aplicaciones al estudio de la enfermedad de Alzheimer.
Revista de Psicología General y Aplicada, 54(1), 17-29.

Ruiz—Vargas, J.M. (2000). La Organización neurocognitiva de la memoria. Revista


Anthropos: Huellas del conocimiento, 189-190, 73-101.

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Psicología de la Memoria

Actividades

Actividad. Evaluación de la memoria.

Objetivos

Trabajar conceptos relacionados con los tipos de memoria y sus bases cerebrales. Al
terminar la actividad serás capaz de relacionar distintas maneras de evaluar los tipos de
memoria y cómo cada una de ellas se relaciona con las distintas funciones y
características de los tipos de memoria. Además, serás capaz de justificar las decisiones
técnicas para evaluar distintos tipos de memoria, y escribir un informe técnico.

Descripción

Leer el siguiente caso:

Después de haber aprobado el examen de PIR y elegir residencia te ha tocado hacer la


primera rotación. Te han destinado al servicio de Neuropsicología de un hospital
cercano, y recibes el aviso de que mañana llegará tu primer paciente. Es un hombre de
45 años de edad que ha sufrido un accidente de tráfico y muestra una lesión marcada
en el lóbulo frontal izquierdo. Con esta información, ahora debes preparar una
evaluación para ver si presenta déficits de memoria. Quieres evaluar su memoria de
trabajo y memoria a largo plazo.

Tu tarea en esta actividad es:

 Describir de manera justificada que déficits de memoria esperas dada la localización


de la lesión.
 Redactar un informe breve en el que propongas cómo medir los tipos de memoria
que se han mencionado. Ten en cuenta que debes justificar por qué esa medida es
válida para lo que pretendes hacer, por lo que debes citar la literatura científica
relevante y explicar el funcionamiento de cada medida. Selecciona hasta dos
instrumentos para cada tipo de memoria.

Extensión máxima: 2 páginas sin tener en cuenta las citas, fuente Calibri 12 e
interlineado 1,5.

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Psicología de la Memoria

Rúbrica

Motivación
Puntuación
intrínseca y Peso
Descripción máxima
rendimiento %
(puntos)
académico
Se han seguido los criterios de formato, la
Criterio 1 redacción es correcta para un informe técnico 1 10%
y se emplea el vocabulario adecuado.
Se han citado artículos relevantes de acuerdo
Criterio 2 1 10%
al formato APA
Se han seleccionado de manera justificada y
Criterio 3 explicada dos instrumentos adecuados para 3 30%
la evaluación de memoria a largo plazo
Se han seleccionado de manera justificada y
Criterio 4 explicada dos instrumentos adecuados para 3 30%
la evaluación de la memoria de trabajo
Se han dado una respuesta correcta y bien
Criterio 5 justificada a al tipo de déficit que se espera 2 25%
observar en las pruebas.
10 100%

TEMA 8 – Actividades © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)


Psicología de la Memoria

Test

1. Las regiones dañadas en el paciente H.M. fueron:


A. Lóbulos frontales y amígdala.
B. Hipocampo, circunvolución parahipocámpica y amígdala.
C. Áreas asociativas, hipotálamo y amígdala.
D. Hipotálamo, circunvolución parahipocámpica y amígdala.

2. De acuerdo a la taxonomía de Squire (2004):


A. La memoria procedimental depende del núcleo estriado.
B. En el condicionamiento clásico se implica la amígdala.
C. En el aprendizaje no asociado están envueltas las vías reflejas.
D. Todas son correctas.

3. El estado emocional:
A. Puede afectar el recuerdo si ocurre cuando sucede el evento.
B. Puede afectar el recuerdo aunque no esté relacionado con el evento.
C. No afecta al recuerdo.
D. Va a causar un deterioro en el recuerdo.

4. La memoria procedimental parece que tiene su centro de acción en:


A. El Diencéfalo.
B. El Córtex frontal.
C. El Sistema límbico.
D. Los Ganglios basales.

5. El ejecutivo central propuesto en el modelo de memoria de trabajo de Baddeley


depende principalmente de:
A. Áreas prefrontales.
B. Áreas temporales.
C. Áreas parietales.
D. Áreas occipitales.

TEMA 8 – Test © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)


Psicología de la Memoria

6. Un paciente amnésico con lesión en los lóbulos temporales se caracteriza por:


A. Tener dañada la memoria declarativa y la procedimental.
B. Tener dañada la memoria procedimental aunque puede preservar la declarativa.
C. Tener dañada la memoria declarativa aunque puede preservar la procedimental.
D. Tener dañada la memoria declarativa y la episódica.

7. Una lesión en la corteza perirrinal y entorrinal:


A. Puede causar un mayor síndrome amnésico que una lesión en el hipocampo.
B. Puede causar un síndrome amnésico leve.
C. Requiere también de una lesión en el hipocampo para producir una amnesia.
D. No son áreas relacionadas con la memoria por lo que no causarían amnesia.

8. Las estructuras diencefálicas tienen un papel fundamental en:


A. La recuperación explícita.
B. La recuperación implícita.
C. La recuperación explícita e implícita.
D. Ninguna es correcta.

9. Las dendritas son:


A. Células altamente especializadas en la recepción, integración y transmisión de
señales.
B. Orgánulos característicos de las células animales.
C. Prolongaciones pequeñas, numerosas y muy ramificadas del soma.
D. Prolongaciones extensas que se ramifican en su extremo terminal, donde se
alojan las sustancias químicas.

10. La potenciación a largo plazo:


A. Se produce por la activación repetitiva de sinapsis excitatorias del hipocampo y
otras regiones.
B. No cambia la fuerza de las conexiones neuronales.
C. No varía con el tiempo.
D. Se producen cambios lentos y permanentes.

TEMA 8 – Test © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)

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