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DE KRISHNAMURTI
Mary Zimbalist
Introducción
Mary se encontró con Krishnamurti en 1944, y después ninguna otra vez hasta 1963 (posteriormente ninguna otra vez hasta
1963). En 1964, ella comenzó a hacer pequeñas cosas para él, y finalmente se transformó en su asistente, su confidente y su amiga
más cercana; incluso se ha dicho que la más cercana después de Nitya, el hermano de Krishnamurti quien murió en 1925. Mary
viajó con Krishnamurti por la mayoría de los últimos veintidós años de su vida, ayudándolo a organizar sus charlas y apariciones
públicas, organizando sus entrevistas, ayudando a supervisar la publicación de su trabajo, y cuidando de todas las pequeñas cosas
necesarias en la vida diaria. Durante este período de la vida de él, la única excepción de la constante compañía de Mary fueron
algunos de sus viajes a la India. Pero como Krishnamurti sintió que India no era saludable para Mary, le pidió que sólo lo
acompañara cada dos años.
Una de las muchas bendiciones de Mary -al ser la persona más cercana de Krishnamurti- es que ella mantuvo dos tipos de
apuntes: una era una pequeña agenda diaria que ella completaba cada noche antes de ir a dormir; y una segunda agenda mayor en
la escribía cuando había algo que consideraba necesario de incluir más detalle y explicación que lo que su pequeña agenda
permitía. Como estos diarios contenían muchos detalles que eran privados respecto a su vida, a la vida de Krishnamurti y a las
vidas de miembros de su familia y de otros, Mary dejó instrucciones para que fueran quemados después de su muerte. Más tarde
enmendó este pedido especificando que fueran quemados después que sus memorias estén completadas.
“En La Presencia de Krishnamurti – Notas biográficas de Mary Zimbalist” es el resultado directo de Krishnamurti en
pedirle muchas veces, y específicamente al final de su vida a Mary que escribiera acerca de cómo era el estar con él. Y ahora,
después de trabajar en este proyecto por muchos años, puedo ver la sabiduría de este pedido.
Mientras que hay varias personas que han escrito biografías de Krishnamurti, no hay nadie que haya conocido los más nimios
detalles de la vida cotidiana con él, nadie que fuera tan cercana y tan confidente de Krishnamurti, y nadie que haya registrado esos
detalles día a día. La presentación de Mary, aunque no cubran por completo los noventa años de su vida, aun consigue capturar
más de él, más de su presencia que cualquier otra descripción en palabras accesible para nosotros. El estar en la presencia de
Krishnamurti aun por pocos minutos le daba a uno un mejor sentido sobre su persona que cualquiera de sus biografías (tan
buenas como varias de ellas lo son). Similarmente, los detalles que Mary observó y los extraños eventos esotéricos de su existencia
que Krishnamurti le relató, lo exponen en una forma sin precedentes.
A poco de morir Krishnamurti el 17 de febrero de 1986, Mary empezó a escribir el libro que él le pidió que escribiera, y ella trabajó
en esto por el resto de su vida, por más de dos décadas. En 1994, después de ocho años de ver a Mary trabajar muy diligente y
cuidadosamente en su manuscrito, empecé a preocuparme. Ella tenía entonces 79 años, varios problemas de salud, y solo había
cubierto una fracción de su material. En ese entonces, yo era el director del Centro Educacional Krishnamurti del Parque de
Brockwood y Mary continuaba yendo allí desde mayo a noviembre, guardando mucho del mismo programa que ella tenía cuando
Krishnamurti estaba vivo. Ella siempre fue muy querida por mí, así que era muy natural que quisiera hacer algo por ella respecto a
su tarea monumental. Le sugerí la única cosa que pensaba la podía ayudar: que nos sentáramos con un grabador y de conversar
sobre nuestros recuerdos acerca de Krishnamurti.
En 1994 iniciamos una serie de conversaciones que continuaron por catorce años hasta 2008, poco antes que ella falleciera. Mary
estaba feliz que ambos compartiéramos nuestros recuerdos, porque yo había viajado y trabajado con Krishnamurti por muchos
años; pero especialmente porque también conocía muchos de los lugares por los que ellos habían viajado; y de esta manera podría
formular preguntas detalladas que podrían movilizar su memoria y dar vida en sus propias palabras en cuanto a cómo fue el estar
en la presencia de Krishnamurti.
Lo que siguió me asombró y me deleitó. Al comienzo ella hablaría de sus memorias usualmente con sus diarios abiertos delante.
Para ser exactos esto pronto cambió de recordar leyendo de sus diarios, con el agregado de que yo le hiciera preguntas. Como yo
conocía tantos de los lugares por los que ella y Krishnamurti viajaban regularmente, podía hacerle preguntas muy detalladas y ella
las contestaba. Ello se transformó casi como un juego entre nosotros, yo haciéndole las más complejas preguntas que se me
podían ocurrir, y Mary intentando sacar las respuestas de su excelente memoria. Y por supuesto, nos deleitábamos en contarnos
nuestras historias sobre Krishnamurti. La persona que hizo la mayoría de las transcripciones de estas grabaciones me ha repetido
varias veces que notó mucha alegría y risas en estas conversaciones.
Alguna de las razones del por qué estas grabaciones llevaron tanto tiempo para completarse es que inicialmente Mary y yo
estábamos en distintos países por más de cinco o seis meses al año. Pero también estaba la simple verdad de que ni Mary ni yo
teníamos prisa para completar nuestros intercambios -era un deleite revivir nuestros momentos con Krishnamurti-. Cuando ella
estaba en Brockwood y yo en Oxford, muchos fines de semana yo iba a Brockwood. Cuando ambos estábamos en California, yo
conducía hasta Ojai desde el norte de California donde vivía, pasando varios días a la vez para continuar el proyecto. Más tarde,
cuando me mudé a Oregon, volaba a California para verla al menos una vez al mes. Estas conversaciones grabadas con Mary
continuaron hasta el 2007, menos de un año antes que Mary muriera. Hay más de 100 grabaciones de hora y media de duración
cada una, y un total entre 175 a 200 horas de grabación. Estas discusiones han producido una documentación exhaustiva a través
de las evocaciones de Mary y la lectura de sus diarios detallados.
Con el transcurrir de los años sobre estas grabaciones, estaba claro de que Mary sentía alivio sabiendo que todo lo que ella tenía
que decir sobre “lo que fue estar con K.” no iba a perderse, y que podía mantener su promesa a Krishnamurti de presentar sus
experiencias con él al mundo. Finalmente tuve estas grabaciones transcritas por alguien en quien sabía que podía confiar, pero
que solo había ofrecido su tiempo como voluntario para este proyecto. Hay más de 5.000 páginas transcritas, -el equivalente de
veinte libros de 250 páginas cada uno-.(1)
Este proyecto se llama “En la Presencia de Krishnamurti” porque ese fue el título que Mary quiso darle al libro que estaba
escribiendo.
La idea original fue de editar todo el material de estas conversaciones en más o menos 250 páginas -la razonable extensión de un
libro-. Sin embargo, al darme cuenta de que el conteo final de todas las transcripciones sería más de 5.000 páginas, me preocupó
que en el tamaño convencional de un libro significaría perder por lo menos el noventa por ciento del material. Y desperdiciar
tanto contenido único no parece ser correcto.
Para algunas personas, mucho de los pequeños detalles de la vida de Krishnamurti van a revelar cosas que son importantes para
la comprensión de él mismo y de sus enseñanzas, porque efectivamente él las vivió, y el hecho de vivirlas está revelado en esos
detalles. Muchas personas que fueron parte de la vida de Krishnamurti, o quienes tuvieron a otra gente querida que fueron parte
de la misma, disfrutarán de los detalles, y se verán a sí mismos o a sus seres queridos nuevamente en sus relaciones con
Krishnamurti. Casi todas las veces que él tuvo una entrevista, almorzó, o fue a una caminata con alguien, Mary registró sus
nombres. Por lo tanto, éste es el más detallado e íntimo registro histórico que tenemos de cualquier período de la vida de
Krishnamurti.
También para algunos, sería una pena tener solo la palabra escrita. La voz de Mary transmite más que el mero contenido de las
palabras. Su maravillosa voz, con toda su pasión, dedicación e integridad, comunica la alegría, inspiración, y la admiración que
ella sintió frente a la presencia de Krishnamurti. La gente así tendrá también la oportunidad de escuchar algo de esto si lo desea.
También muchas personas querrán ver qué hay del manuscrito que ella escribió por tantos años. Es por cierto apenas un primer
borrador, y cubre nada más que parte de su tiempo con Krishnamurti, pero ella lo escribe bellamente y con gran intensidad. Esto
tan solo no debe quedar en algunos archivos.
Cualquier lector realmente interesado en Krishnamurti, ¿no querría tener todo este material?… Por supuesto, una versión del
tamaño de un libro normal podría producirse efectivamente, pero… ¿no puede hacerse algo más por todos aquellos apasionados
investigadores que quieren saber lo más posible “cómo fue el estar con K”?
Por ello, este proyecto intenta dar a cualquiera que lo desee, la versión más completa posible de este material. En cada capítulo,
los lectores tienen acceso de unas veinte a treinta páginas de estas entrevistas con Mary. Generalmente, cada capítulo también
tendrá enlaces a fragmentos de audio (2) de las reales grabaciones de Mary cuando hay algo particularmente emotivo, o cuando
su relato parece ser especialmente conmovedor, incluyendo fotos (en su mayoría tomadas por Mary). Hay también enlaces a
charlas de Krishnamurti y sus discusiones generosamente provistas por las Fundaciones. Y finalmente habrá acceso al manuscrito
que Mary escribió pero que nunca pudo completar. De ello, una mínima parte del material ha sido editada, pero antes me parece
correcto tener que ser más explícito sobre esas ediciones: Mary quiso evitar de herir a personas, así que, cualquier material que
podría hacerlo, fue quitado. Por otra parte, Mary y yo nos contamos uno al otro la misma historia muchas veces; por ello, uno solo
citándola tiene que ser suficiente.
Presentada como un servicio por suscripción en la Internet , dada su extensión, los lectores de “En La Presencia de Krishnamurti
– Notas Biográficas de Mary Zimbalist” podrán leer las versiones transcritas y editadas de más de 100 sesiones con Mary leyendo
sus diarios y discutiéndolos. Eventualmente, el borrador del manuscrito que Mary comenzó y que me ha pedido de conservar, será
también incluido.
Hoy, estoy feliz de anunciar el lanzamiento de “En La Presencia de Krishnamurti – Notas Biográficas de Mary Zimbalist”.
Scott Forbes
13 de febrero, 2013 (98 Aniversario del cumpleaños de Mary)
• Una entrevista en video de 1 hora y 14 minutos realizada al Dr. Scott Forbes puede verla cliqueando aquí.
(También en español – Activar subtitulado al pie derecho del video)
• El Sumario detallado acerca de este proyecto por el Dr. Forbes lo puede ver cliqueando aquí .
• El estudio sobre “Krishnamurti y su Discernimiento en la Educación” por el Dr. Forbes lo puede ver cliqueando aquí .
IMPORTANTE: respecto a esta biografía, sugerimos leer las “Notas para el lector” del editor, además de adelantar tres diferencias
sustanciales respecto a las Notas:
[ ] Números entre corchetes : se refieren a las notas o aclaraciones del autor.
‘…’ Comillas simples de apertura y cierre : indicación del autor de lo que Mary lee de su diario.
( ) Números o asteriscos entre paréntesis: se refieren a las notas del traductor.
Capítulo 1
INTRODUCCIÓN
Esto es en gran medida el comienzo de algo que no sabíamos que iba a ser. De lo que Mary y yo sí estábamos seguros era que los
dos teníamos un cariño muy profundo por Krishnaji [1], y un gran amor por sus “enseñanzas”, que fue el nombre utilizado para
designar a su obra. También sabíamos que nadie más – aparte del hermano de Krishnaji (quien murió en 1925) – había
conocido a Krishnaji tan bien como Mary.
Yo conocí a Krishnaji mucho menos, pero aún lo suficientemente bien como para que él me pida acompañarlo en algunos de sus
viajes, y estar su lado cuando murió.
Cuando esta primera charla se llevó a cabo, yo era el director del Centro para la Educación Krishnamurti Brockwood en
Inglaterra, la única escuela que había fundado en Europa. Después de la muerte de Krishnaji, Mary mantuvo la vivienda que ella
siempre había ocupado mientras Krishnaji estaba vivo, y pasaría la mitad del año en Brockwood. Las charlas de las cuales ésta es
la primera, se llevaron a cabo inicialmente en la cocina de su vivienda. Incluso después de que me fui de Brockwood para ir a
Oxford, yo volvía los fines de semana durante los meses que ella estaba allí, y nos encontrábamos en la cocina con mi grabador
para continuar con nuestras charlas.
Es importante que el lector de estas transcripciones entienda que este es un registro de las conversaciones entre dos personas que
se tenían un amor mutuo (Mary era en gran medida como una segunda madre para mí, y yo era, dijo ella, el hijo que nunca tuvo),
y un afecto profundo, no sólo por la obra de Krishnaji, sino también por el hombre que Krishnaji fue. Durante mucho más de diez
años después de que Krishnaji murió, descubrí que todavía estaba mentalmente recogiendo cosas divertidas para contarle; ya que
hacerle reír a Krishnaji era uno de mis placeres. Entonces, es importante para el lector entender que la naturaleza de estas charlas
no es la de una exposición seria; más bien, la de dos queridos amigos disfrutando charlar juntos acerca de algo que era
profundamente significativo y agradable para ambos.
No consideré ninguna cosa demasiado nimia para preguntarle a Mary, así que le hice muchas preguntas que algunos lectores
pueden encontrar triviales. Sentí que la percepción de Mary acerca de todos los personajes en la vida de Krishnamurti valía la
pena conocer, por lo que los lectores pueden considerar que algunas de mis preguntas son chismosas. Haría interminables
preguntas acerca de las cosas que ella y Krishnaji hicieron en varios lugares, así que estoy seguro de que muchos lectores pueden
pensar que alguna información que estaba obteniendo de Mary no tiene ninguna relevancia con las enseñanzas de Krishnamurti.
Esta conclusión sería cierta, pero estas pequeñas cosas cotidianas eran parte de lo que fue para Mary estar en la presencia de
Krishnaji. Además, mi hipótesis fue siempre de que es fácil recortar las cosas más adelante, pero son imposibles de obtener
cuando la fuente de la información se ha ido como, de hecho, es la situación ahora. Así que, si el lector desea omitir o descartar lo
trivial, lo personal y lo mundano por tan solo lo que fue extraordinario y especial acerca de Krishnamurti, entonces están
bienvenidos a hacerlo, y les aplaudiré por ello, ya que tal lector es un mejor editor que yo.
La corrección de este material se ha hecho lo más liviano posible, pero aun así, más de la mitad del material ha sido quitado. Ha
habido y continuará habiendo cuidado para evitar herir los sentimientos de nadie que pudiera sentirse así al leer lo que decían
Mary o Krishnaji acerca de ellos.
Mary no había consultado sus diarios antes de empezar esta primera charla, y ella siquiera mantuvo diarios de los primeros años
que cubren este material. Pero sí mantuvo diarios desde 1960 en adelante; así que cuando ella dice que tiene la necesidad de
refrescar su memoria o consultar antes de continuar, ella se está refiriendo a leer sus diarios antes de nuestra siguiente reunión.
Aún así, sus recuerdos son muy nítidos desde el inicio de su contacto con Krishnamurti, ya que este período tuvo un enorme
impacto en ella.
SCOTT: Voy a preguntarle todo sobre sus encuentros con Krishnaji, o su vida con él, y muchos detalles.
MARY: Mientras hagas las preguntas, responderé de alguna manera. Así que ¿dónde quieres comenzar?
S: Bueno, empecemos con el primer contacto que tuvo con él, sé que fue en los 40; incluso fue la primera vez que lo vio.
M: Si, fue en 1944, durante la guerra. Esto está precedido por una anécdota, ¿quieres que cuente nuevamente sobre cómo supe de
él?
S: Por supuesto.
M: Está bien, es así: Tenía un amigo que era doctor, un médico clínico, pero que estaba interesado en todo lo relacionado con la
Psiquiatría, tal como yo. Así que, cada vez que iba por una vacuna anti-gripal o lo que fuere, terminábamos hablando sobre el
cerebro, la mente, cómo funcionaba, y esas cosas. Bueno, un día, en la primavera de 1944 (creo que fue allí, sí), fui a su consultorio
por alguna causa médica, y él me dijo, “Ah, pase. Tengo algo que decirle”. Continuó contándome sobre un amigo psiquiatra, de
quien se había enterado que tenía cierta clase de enfermedad cardíaca mortal. Este amigo al saberlo, recogió sus cosas y dejó su
familia, sus amigos y todo en Chicago donde vivía y dijo: “Me voy a California para aprender de un hombre llamado Krishnamurti,
cómo morir”, lo cual sin duda, sorprendió a todos. Mi amigo doctor era muy curioso, así que fue a ver a su amigo, el doctor
moribundo, y por supuesto, se encontró con Krishnamurti.
Esto fue en un fin de semana, y ocurrió que yo fui el lunes siguiente, y él me dijo: “Conocí a este hombre extraordinario, que sabe
más de la mente humana que ninguno de los que alguna vez haya escuchado”. Bueno, por supuesto, yo era todo oídos para esta
descripción. Entonces hubo una pausa, no recuerdo bien, pero digamos de un mes o tal vez tres meses cuando escuché (y olvidé
como, pero lo hice), que este Krishnamurti estaba por reanudar las charlas en Ojai [2]. Como sabemos, durante la guerra él estaba
en Ojai, porque se encontraba allí cuando la guerra comenzó y no pudo viajar. Así que simplemente vivió una vida tranquila en
Ojai, y no habló en público para nada. Sin embargo, cuando la guerra estaba terminando, se decidió que hablaría otra vez. Bueno,
pensé que quería ver de qué se trataba, así que manejé desde Los Ángeles hasta Ojai (nunca había estado allí antes), encontré el
lugar donde Krishnamurti iba a hablar, y escuché la charla -su primera charla-.
La guerra no había terminado todavía, y recuerdo vagamente que había restricciones de gasolina, y tuve que calcular como podía
ir a Ojai con la que tenía. De todos modos, fui. Recuerdo vívidamente cómo fue su llegada a Oak Grove [3]; su dignidad, su
silencio, y su manera de hacer lo que después vimos tan a menudo: su observar alrededor antes de hablar. Y luego su forma de
hablar; el ser impactada por su voz, la cual era en parte inglés pero no realmente inglés-inglés. Él tenía un acento inglés pero con
su propia entonación. Me pareció su charla y la forma de exponerla muy impactante, pero de alguna manera, todo era extraño
para mí. Así, después fui y compré algunos folletos, los que hemos llegado a llamar “registros textuales” a esos folletos. Me los
llevé a casa y los empecé a leer. Descubrí que debido a mi conocimiento en psicoanálisis, discutía con él en cada página. No podía
avanzar en esos temas. Seguía pensando: ¿por qué dijo tal cosa? Esto siguió por dos días hasta que afortunadamente me di cuenta
que de alguna manera, debía ir y escuchar lo que él decía y no discutir a través de esas cosas escritas.
S: Ahora, déjeme volver a la charla en Oak Grove. ¿Estaba él hablando en el mismo lugar en Oak Grove como lo hizo en los años
subsiguientes?
M: Si
S: ¿Exactamente en el mismo lugar?
M: Exactamente.
S: ¿Él estaba en una plataforma, en una silla, o en el suelo?
M: No, en aquellos días él hablaba de pie, creo que en el suelo, no en una plataforma.
S: ¿La audiencia se sentaba en el suelo o en sillas?
M: En el suelo creo. Pudo haber algunas sillas. No me acuerdo. Me senté en el piso y la mayoría se sentó en el piso, así lo recuerdo.
S: ¿Cuántas personas cree que había en la audiencia?
M: ¡Oh! Había bastantes. No me acuerdo, por ser diferente de lo que recuerdo mucho más tarde.
Probablemente mil personas, o varios cientos por lo menos. No estaba tan lleno como debería haber sido, pero era una
considerable multitud.
S: ¿Dónde estacionaban sus vehículos?
M: En los campos, donde estacionaron más tarde. Eso siempre estaba allí. La organización entera era la misma, excepto que
tenían las mesas con los libros, o folletos para vender y los libros, unos pocos. Una de las personas que vendía los libros era la
señora Vigeveno. Le compré el folleto a ella. Ella y su esposo tenían una galería de arte en West-wood, Los Ángeles, donde yo
había ido a mirar los cuadros en algún momento. Yo no sé si ella sabía mi nombre, pero me reconoció por haber ido a su galería de
arte, y así que cuando compré los folletos me preguntó: ¨¿Está interesada?¨ De cualquier manera continué yendo al resto de esas
charlas. Esta fue la primera vez que vi a Krishnaji.
Ahora, la importancia de la señora Vigeveno en la historia es que en algún momento más tarde en ese año recibí una llamada
telefónica, creo que de ella; y no sé si fue porque estuve en su galería y la volví a ver , pero me invitó a unirme a un grupo en la
galería de arte (que era parte de su casa) una vez por semana con un pequeño grupo de personas. Así que fui, creo que había
probablemente doce o quince personas, tal vez unas pocas más. Algunas de ellas ya las conocía, a dos parejas además de los
Vigeveno a quienes conocía pero muy superficialmente. Rajagopal [4] estaba en esas conversaciones, y se dijo que Krishnamurti
vendría; y por cierto, él finalmente llegó. En todas estuve presente.
S: ¿Cuántas reuniones fueron?
M: No me acuerdo, pero hubo dos sesiones de estas reuniones. No puedo recordar ahora si Krishnamurti vino a la primera sesión
o sólo a la segunda, pero yo estuve en las dos. También me acuerdo que llevé a mi esposo Sam [5] como invitado, pero no
entendió de qué se trataba. Estaba curioso por lo que a mí me interesaba, y solo fue por eso.
S: ¿Estas sesiones, fueron cada mes o semanalmente?
M: No me acuerdo.
S: Así que cuando Krishnaji estaba presente, ¿tuvo la oportunidad de hablar directamente con él?
M: Si, había diálogos. Dos personas, a las que yo conocía bastante bien estaban allí y estuvieron en las charlas también, eran una
pareja.
S: ¿Cuáles eran sus nombres?
M: Se llamaban Eisner. Vivían cerca de mí, en la misma calle y con Betty, su esposa, trabajamos juntas en los hospitales durante la
guerra como asistentes de enfermeras; y acostumbrábamos a compartir el viaje en coche, así que empezamos a ser amigas. Más
tarde ellos nos invitaron, a Rajagopal, a Krishnamurti y a mí para almorzar. Solo me acuerdo que Krishnaji fue una vez, me senté
a su lado y recuerdo que él era muy tímido. Pero esto viene un poco más tarde. No lo estoy contando en la secuencia correcta.
Mientras las charlas continuaban, escuché que de algún modo podía solicitar una entrevista con Krishnaji –el recibiría gente
individualmente. Así que escribí y en el momento adecuado me respondieron diciendo que sí, que podía ir en tal y tal fecha, a tal
hora y en tal lugar; así tendría una entrevista con él. La dirección para el encuentro era de una casa en Hollywood, no en Ojai. Así
que fui, toqué el timbre, y la puerta la abrió el señor Krishnamurti. (risitas de S) Y recuerdo muy vívidamente que en cierta
manera él hizo una reverencia. Él tenía modales bellos, muy formales. “Buenos días, señora”, dijo.
S: Por supuesto.
M: Entré y aparentemente no había nadie más en la casa. No lo sé. Estaba muy silencioso. Fuimos a una especie de sala de estar.
S: ¿De quién era la casa?
M: Mas tarde supe que era una casa que pertenecía a la señora Zalk, o algo así, la hermana de Rosalind Rajagopal [6]; pero la casa
funcionaba como residencia urbana para todos ellos. Allí fue donde Krishnaji vio gente en Los Ángeles. Estaba en la calle
Beachwood, según recuerdo, una vieja parte de Hollywood. Krishnaji se sentó y no dijo nada. Así que sentí que me convenía decir
por qué estaba allí, por qué había ido. Le conté un poquito de mí misma, y estaba acercándome a las preguntas que intentaba
hacerle, cuando él me hizo algunas. No recuerdo las idas y venidas de esto. Sólo recuerdo que tenía un orden diferente de
cualquier conversación sobre algo psicológico, o cualquier otra clase de discusión que hubiera tenido antes. Cuando salí, sentí
como si mi cabeza hubiese sido abierta y todo en su interior hubiese sido operado. Fue muy emocionante. También recuerdo que
él me llevó (pero vi esto pasar muchas veces con otras personas) tan dentro de mí misma, como quieras llamarle: mente o
conciencia o nivel de comprensión que fue… bueno… lloré copiosamente. Quiero decir, fuetan profundo, tocó algo tan profundo
dentro de mí que me hizo llorar. He visto mucha gente pasar por eso cuando salía de hablar con Krishnaji.
S: Sí. Sí.
M: De hecho, me ocurrió en otras entrevistas, posteriormente. De cualquier manera, fui a todas las charlas de ese año, y después
de la primera, realmente solo escuché. Había comprendido que no debía continuar con lo que pensaba, solamente debía ir y
escuchar, Y bueno, se transformó en la cosa que fundamentalmente más me ha interesado por el resto de mi vida.
S: Ahora, ¿esta entrevista que tuvo fue durante esas discusiones en la galería?
M: Fue antes de las discusiones. Lo he contado mal.
M: La secuencia es que, lo escuché hablar, discutí sobre los panfletos, y volví a escucharlo hablar. Desde entonces, solo escuché, Y
lo asimilé.
M: Si, seguí leyendo. Me puse en la lista de correo. Sam no estaba interesado, así que yo continúe leyendo por mi cuenta.
Entonces, hay un gran intervalo en todo esto, porque realmente no lo escuché hablar otra vez hasta 1960.
S: ¿Dónde podía conseguir los libros?
M: De “Krishnamurti Writings”[8]. Ellos enviaban pequeñas tarjetas cuando había un nuevo libro. Si tenías la tarjeta, ordenabas
lo publicado, y tenías el libro.
S: ¿Así que no volvió a escuchar a Krishnaji hasta 1960?
M: Sí, el volvió en 1960, y comenzó una serie de charlas creo que en junio.
S: Mary, no sé si quiere incluir su vida personal en esta narrativa, pero creo que las cosas que le habían ocurrido en esos años
intermedios son relevantes. Sam había muerto en ese tiempo, y usted tuvo todo aquello.
M: Sam murió a fines de 1958. Yo lo había dejado en Roma porque la película Ben-Hur, no estaba terminada, pero yo necesitaba
volver y empezar a reconstruir nuestra casa que se había incendiado. Iba a volver a reunirme con él en Roma para Navidad, pero
teníamos que tener la casa en marcha, hacer el contrato con el constructor y todas esas cosas. Diez días después de que volví a
Malibú y firmé el contrato, comenzó la construcción. Cuando estuvo en marcha, Sam murió de repente de un ataque masivo al
corazón. No quiero continuar acerca de ello, pero fue algo así como… no sé, mi vida se había terminado también, en cierto modo.
Era muy extraño… esto es muy personal, pero lo diré… tuve el sentimiento de que si yo todavía estaba viva, había algo que tenía
que hacer. De algún modo extraño sentí que lo estaba haciendo por él y por mí –como si había algo que tenía que aprender; y no
me preguntes como, pero de alguna forma podía hacerlo por él también. Yo…no es algo lógico.
S: No, lo comprendo.
M: Era un sentimiento muy profundo. Recuerdo sentirlo esa misma noche cuando supe de su muerte, había algo que tenía que
hacer. Sentí que tenía que descubrir qué era. Esa era la única cosa importante para mí: ¿qué hay más allá de la vida y la muerte?,
¿y qué estamos todos haciendo con nuestras vidas?, ¿y por qué seguimos tan equivocados? Todas las preguntas que…
probablemente todos tenemos sobre nuestras vidas cuando nos ponemos en contacto con algo que es tan serio como las
enseñanzas de Krishnaji, o tan serio como que alguien muere en tu vida, lo que es una verdadera crisis. La respuesta a eso era que
tenía que volver y escuchar lo que Krishnamurti tenía para decir. No era correr hacia Krishnamurti para cierta clase de refugio,
iluminación o consuelo. Era que tenía que comprender lo que él estaba hablando porque sentía instintiva y profundamente que lo
que él estaba hablando tenía que ver con la realidad y la verdad; y eso era el punto exacto del porqué todavía estaba viva. Era la
única cosa que quería hacer, en lo que estaba interesada. Era la única razón de todo para mí en ese momento.
Pero también tuve un sentimiento muy fuerte en las semanas y meses que continuaron que no debía escapar de algo; que no debía
de ir a alguien para solucionar un problema, o que tal vez me hiciera sentir mejor de alguna forma. No debía escapar de lo que
ocurría, más bien debía aceptar lo que pasaba en mi vida. En otras palabras, no ir hacia nada con un motivo egocéntrico.
S: Si, comprendo.
M: Sentí eso intensamente, fuertemente. Así que no hice ningún intento o siquiera pensé en ir a verlo, y entonces de repente él
volvió en 1960. Esto fue unos 18 meses después de que Sam falleciera. Fui a las charlas. También escribí y pedí una entrevista. Él
iba a dar ocho charlas, pero solo dio cuatro. Al final de la cuarta anunció que lo sentía pero que esa sería su última charla. Por
razones de salud, tenía que detenerse. En el ínterin, dio su aprobación a alguien que se encargara de convenir un cierto número de
entrevistas, la mía estaba entre ellas, afortunadamente.
Así que fui llamada otra vez a ir a una cierta hora, fecha y lugar, pero esta vez era en Ojai, en la casa de los Vigeveno. Él de nuevo
me saludó muy formalmente. Nunca hubo referencia de haberlo visto antes. Hablamos por un muy largo tiempo, y fue todo sobre
la muerte. Y otra vez, no es repetible, pero la cosa hacia el final…bueno, fui capaz de decirle que lo había visto por mí misma que
cuando la gente está en estado de duelo es muy frecuente que tenga lástima de sí misma. Ellos sienten como: ¿por qué esto me
pasa a mí? ¿Por qué yo he perdido algo? Pensé que esto era falso y repugnante; y yo no lo sentía de esta manera. Sentía que había
visto eso muy claro y era capaz de contárselo. Recuerdo su asentimiento de cabeza y podría asegurarlo, o en su modo me mostró
que él vio que yo vi eso, y que no tenía que pasar nuevamente por esto conmigo, así que él podía continuar desde allí. Más o
menos la conclusión de esto, para ponerlo muy simple, fue su declaración la cual en ese momento y desde entonces comprendí:
“Usted tiene que morir cada día para todo. Solo entonces está usted realmente viviendo.”
Comprendí que esto no significa que barras tu vida debajo de la alfombra y te olvides de todo. No altera lo que sientes, o el
sentimiento de pérdida, si has perdido a alguien a quien amas, no altera eso, aquel sentimiento de amor hacia ellos o ciertamente,
su recuerdo. Pero es el factor de dependencia, es el factor de egoísmo, es el factor del mí y toda la cosa. Debes morir a eso y sólo
entonces, de otra manera, bueno, como ahora sabemos de sus enseñanzas, que no debes cargar la sombra completa del pasado y
reaccionar a eso. Fue la más profunda experiencia de escuchar a Krishnaji que jamás había tenido. Significó muchísimo para mí.
Después de eso, supongo que dejó Ojai. No sabía qué estaba pasando. Pero resolví entoncesque lo escucharía otra vez y seguiría
seriamente lo que él estuvo diciendo.
>>> Cliquee aquí para escuchar a Mary (3’ 22” minutos) <<<
Ahora, lo que yo no sabía era que él no volvería a Ojai. Asumí que regresaría porque reanudaría sus charlas allí, pero no lo hizo.
En esos días yo no quería volver a Europa porque era donde había estado con Sam. Tan sólo quería estar tranquila y pensar sobre
todas estas cosas.
Así que hasta 1961 no me había dado cuenta de que él no iba a volver para hablar en Ojai.
Recuerdo lo que le estaba preguntando entonces. Le decía que estaba realmente atormentada por los disturbios que estaban
sucediendo en el mundo (He olvidado qué eran, pero como siempre, estaban ocurriendo cosas terribles); y hasta el grado de que
no era libre, iluminada, una persona psicológicamente clara, que yo realmente era responsable por todo lo malo de la humanidad.
Sentía que tenía que hacer algo al respecto, por todo eso. Me sentía muy agobiada por ello. En cierta manera, él no hizo caso. No
sentía que ésta era la causa del problema. Dijo: “Usted toma todo esto muy seriamente”, y le contesté: “Sí, lo hago”. Él siguió
desde allí, pero recuerdo que eso era lo que yo había ido a preguntarle.
Otra cosa muy linda de esos días fue que Cragnolini algunas veces solía caminar con Krishnaji. Un día, Cragnolini me preguntó:
“¿Le gustaría venir a una caminata? Saldré a caminar con Krishnaji esta tarde. Usted puede venir también” Y le dije: “Bueno, si
está bien, sí, por supuesto, me encantaría” Recuerdo que caminamos hacia Lauenen, en el camino a Lauenen.
S: Maravilloso.
M: Si, era muy agradable, un cuarto y el baño. No era caro. Era perfecto. Estuve allí varias veces.
Así que, el próximo trozo de esta historia, es que Rajagopal llega a este relato ahora, porque mientras estos encuentros se hacían
en el Chalet Tannegg, algunas de las personas, incluso yo, queríamos escuchar las grabaciones de los encuentros. Así que, le dije a
Alain: “a muchos de nosotros nos gustaría escuchar las grabaciones de nuestras discusiones, o leer una transcripción que me
encantaría pagar a una secretaria para transcribirlas para algunos de nosotros, si esto está permitido”. La palabra de
Krishnamurti vino por vía de Alain que dijo: “el señor Krishnamurti no tiene el derecho de dar este permiso, solo el señor
Rajagopal lo tiene”, lo cual me tomó bastante por sorpresa.
S: ¡Estoy seguro!
M: Lo hizo. (ambos ríen) Así que, cuando volví a California y…
S: Lo siento, pero ¿quién estaba haciendo las grabaciones?
M: Alain. Era el verano siguiente que Alain se enteró del Nagras [19].
S: Bueno de todas maneras, ¿usted volvió a California?
M: Llamé a Rajagopal y dije: “mira, estuve en las discusiones de grupo y sé que tú tienes la grabación…” ¡Ah!, por si acaso, la
grabación tenía que ser enviada el mismo día que fuera hecha, tenía que ir derecho del grabador al correo de Rajagopal. De esa
manera yo sabía que él tenía las grabaciones, y le dije: “quisiera escucharlas”. Bueno, tanto lío hubo y dijo: “Bueno, ves que todos
quieren oírlas, y yo tal vez no puedo permitir a cada uno escucharlas; así que no, pero que bueno…” él siguió titubeando de un
lado para el otro sobre esto. Finalmente, dijo: “bueno, si vienes a Ojai… ¿tomaste notas?”
“Si, tomé notas”.
“Bueno, trae las notas, y podrás escuchar una grabación, puedes elegirla, pero tú debes traer las notas”. Y (risitas), tenía que ser
un día que los Vigevenos -quienes vivían al lado- no estuviesen en Ojai, porque él no quería que ellos supieran que se me había
permitido escuchar una grabación. Y, yo no sólo tuve que ir cuando ellos estaban fuera, sino que tuve que estacionar el vehículo de
tal modo que no fuera visible desde la casa de ellos, al lado.
S: Así que, ¡ya me había dado cuenta que estaba tratando con alguien muy extraño aquí!
M: Muy extraño, pero entonces ya lo conocía de antes, porque él había estado en lo de los Eisner otras veces más que en ese
almuerzo. Habíamos compartido la cena allí un par de veces, y rápido comprendí que él era…bueno, francamente, pensé que tenía
problemas con el alcohol.
S: Eso es lo que escuché.
M: Si. Y la razón por la que pensé eso fue por lo que hizo tanto lío, sobre si tomar o no un trago antes de la cena, lo que muy
naturalmente se le había ofrecido. Dijo: “bueno, no sé. ¿Piensan que debería? Probablemente no debería. Bueno, supongo que
podría”. Y siguió y siguió, y pensé: “tan solo di sí o no, pero ¿qué es todo este agobiarse al respecto?” Pensé que algo estaba
pasando con él.
S: Esto es interesante. (risitas de ambos) ¿Así que fue en lo de los Eisner, en Malibú?
M: No en Malibú. Esto fue en los días del ’44, cuando yo vivía en Los Ángeles. Ellos vivían en mi misma calle en Los Ángeles.
S: ¿El hizo lo mismo con Krishnaji presente?
M: No, Krishnaji no estuvo en la cena, sólo en el almuerzo. Esto fue creo, a la noche. También, conoció otros amigos que yo
conocía, así que vi el rastro de este hombre por la ciudad, conduciendo su propia vida.
S: Bueno, cuénteme. (Risas)
M: Bueno, te puedo contar que tenía cierta clase de incitación, de flirteo, no hacia mí, pero hacia otra mujer que estaba muy
excitada por él. En cierto modo, él se ponía como centro de atención, no por una conducta recatada, sino en una forma que dirigía
la atención de los demás sobre cada una de sus reacciones. De esta manera supe que era un poco neurótico, pero esta tontería
sobre la grabación era algo grande. ¡Ah!, también se me invitó para el almuerzo. Así que tuvimos el almuerzo y luego pude
escuchar la grabación.
S: ¿Cómo fue el almuerzo?
M: Jugo de fruta y ensalada, o algo así.
S: Pero ¿Cómo fue la conversación y la atmósfera?
M: En cierto modo, inquieta. Así, Rajagopal, su esposa y yo nos sentamos solemnemente en el living. Era como una alcoba.
Comimos en una esquina del living, y después fuimos a otra zona donde él tenía el grabador. Tuve que entregar mis maravillosas
notas. Pude tomar notas al escuchar la grabación pero también tuve que darle copias a él.
S: ¿Así que tuvo que darle las notas que tomó en Saanen?
M: Sí. Y también las notas que tomé luego, ¿para qué? no puedo imaginarlo. Así fue que escuché la grabación. Los dos se sentaron
y escucharon conmigo. De repente me di cuenta de por qué me estaba permitiendo estar cerca del grabador: él había reconocido
algunas de las voces de gente que conocía, pero no reconoció a otras y quería que yo se las identificara. Eso era el porqué de su
forma de actuar.
S: ¿Está todavía hablando del otoño del ’64 cuando esto ocurrió?, porque esto tuvo lugar cuando volvió a California, casi
inmediatamente.
M: Sí. Por ese entonces yo vivía en Malibú, y naturalmente quería saber cuándo y dónde se darían las futuras charlas. Así que, lo
llamé y él coincidentemente dijo que no sabía. Pensé que esto era muy extraño. Dijo: “le tiene que escribir a la señora Mary
Cadogan en Londres”. Así que le escribí a la señora Mary Cadogan y tuve una carta de respuesta que decía que como yo venía de
tan lejos, ella me diría el cuándo y el lugar de las charlas, pero que por favor no debía decirle a nadie a dónde serían; incluso a mi
familia, ni del porqué iría a Londres. Pensé: esto es una locura (S se ríe) porque estas charlas son públicas, pero no lo discutiría
porque quería escucharlas.
Cuando la primavera llegó, retorné a Londres, volví a lo de la señora Martínez y salí para Wimbledon donde las charlas iban a
darse. Las charlas fueron en la sala de los Boy Scouts en Wimbledon, era un hall muy pequeño. Le pregunté a Mary sobre esto, y
ella estuvo de acuerdo en que era muy pequeño. No comprendía por qué rentaron tan pequeño hall, pero como ves, Rajagopal
estaba ya tratando de malograr todo esto; imprimiendo esos folletos, que sólo eran enviados a aquellos que estaban en la lista de
envíos, y nadie sabía nada. Era todo mantenido como un gran, oscuro secreto. Él hacía un misterio de todo, y por supuesto, era
como Svengali [20] detrás de todo.
S: Por supuesto.
M: Él movía los hilos de todo. De todos modos, me fui y después, cuando Krishnaji se paró afuera, me acerqué a él esta vez. Alain
estaba allí y Krishnaji pareció reconocerme; y era encantador. Charlamos un poquito.
Creo que fue Alain quien finalmente me llamó y dijo que ellos querían que fuera a almorzar a la casa en Wimbledon. Esa era una
de esas terribles casas rentadas en Wimbledon…
S: ¿Ésa que Anneke [21] y Doris [22] habían encontrado (riéndose) y que estaban cocinando y haciendo todo?
M: Si. (Risitas) Era realmente horrible poner a Krishnaji en esas casas terribles, pero lo hicieron. Así que, fui. Una vez más alquilé
un pequeño coche para ir allí. Entonces tuvimos el almuerzo. Yo era la única invitada junto con las dos mujeres, Alain y Krishnaji.
Él acostumbraba a estar lleno de preguntas como: “¿qué es la mente norteamericana?”o “¿qué está sucediendo en Norteamérica?”.
Bueno, ocurrió que yo había ido a la marcha desde Selma hasta Montgomery [23] con Martin Luther King. Pensé que esto le
interesaría, porque era la gran noticia en Norteamérica en aquel momento. Él estaba muy interesado y le describí todo con mucho
detalle: cómo ocurrió, qué pasó y todo al respecto. Él escuchó con gran interés. Después me acompañó al coche con Alain y
dijo: “quizás podríamos ir al cine”.
Yo, por supuesto, contesté: “¡sí!”. Entonces dijo: “bueno, usted decide”. Así que salí pensando: “¡por nada en el mundo!” (S ríe
fuertemente) “¿A dónde llevo a este hombre?” “¿A un cine?” “¿Qué le gustaría ver?”
S: Por supuesto.
M: Entonces miré el periódico, dudé, y finalmente decidí que estaban proyectando Mi Bella Dama y que esa sería una buena y
adecuada película (risitas de S) . De cualquier manera, eso es lo que decidí. Así que, o yo lo llamé a Alain, o él me llamó a mí; no sé
cómo, pero le dije de mi elección y Alain dijo: “Oh, Krishnaji cambió de idea ahora. Él no quiere ir al cine, Quiere ir a dar un paseo
por el campo. ¿Así que puedes elegir un lugar y manejarnos hasta el campo?” De modo que estaba nuevamente con (risas) mi
problema. No sabía a dónde ir. No estaba tan familiarizada, porque aunque ya había pasado dos inviernos en Londres, yo no había
conducido por el campo (S se ríe), especialmente teniendo como objetivo algo para agradar a un hombre llamado Krishnamurti.
Así que entonces hice algunas averiguaciones.
Escuché sobre los jardines hortícolas reales en Wisley, y pensé que tal vez ese sería el lugar adecuado. Entonces, hice un paseo de
ensayo. Salí e hice un reconocimiento de terreno en Wisley (risas) y decidí que sí, esto es realmente bello y tal vez le gustaría.
Recuerdo que conseguí un coche mejor que el que estaba manejando y fui a la casa (risas) de Wimbledon. Doris salió con ese
modo tan propio de ella y dijo: “eso sí, asegúrate de traerlo de vuelta(risitas de S)… a las 6 en punto. Él tiene una entrevista a las 6
en punto. Es muy importante que él esté aquí a tiempo”.
“Sí, sí, señora Pratt. Lo haré” (risitas de S y después de M también)
Entonces, entramos en el coche. Krishnaji se veía feliz, complacido.
“¡Oh, Wisley!” dijo. Lo conocía. (Ambos se ríen). Pero no había estado allí en mucho tiempo. “¡Oh, sí!”
Así que, fuimos a Wisley, y fue todo un éxito. Hicimos un recorrido y tuve la sensación de que él vio cada flor, cada árbol, cada
pájaro y cada cosa. Fue mi primera experiencia de eso…de su extraordinaria…
S: …lo sé…
M: …la aparente percepción que él tenía de…de todo. Cuando volvimos al coche, dijo, “Ah, conduzcamos un poquito más lejos”.
¿Adónde llevarlo ahora? (risitas de S) Por suerte, había estado en Box Hill. ¿Estuviste allí?
S: No. ¿Qué es eso?
M: Bueno, es más adelante en la ruta que adivino, conduce a Peterfield, o… ¡no lo vi últimamente!. De cualquier manera, sabía
qué era, y no estaba muy lejos. Es el lugar más alto de Sussex, y puedes ver todo el sur de Inglaterra. ¡Es hermoso!
Así que fuimos a Box Hill. Salimos, miramos el paisaje y era hermoso, muy agradable. Entonces llegó el momento de volver para
las 6 en punto. Volvíamos, creo por la ruta A3, y había un tránsito muy congestionado en la tarde. Yo no estaba acostumbrada a
conducir por la izquierda (S se ríe), y ciertamente no estaba acostumbrada a conducir al Maestro del Mundo. (S se ríe más) La
responsabilidad me estaba pesando mucho, especialmente con ese terrible tránsito, teniendo que llegar a las 6. Conduje (risitas de
S) con absoluta concentración y lo llevé de regreso a las 6 en punto.
Cuando se bajó, me agradeció: “Muchas gracias Madame. Fue muy atenta de su parte.”
Le respondí, “Fue un placer, Krishnamurti” -o Krishnaji- como él me pidió que lo llamara así en las discusiones de Saanen. Antes
de eso lo llamaba Krishnamurti; y una vez me dijo bastante bruscamente: “Llámame Krishnaji.” Pensé que había cometido un
error al usar la otra palabra.
De cualquier manera era Krishnaji. Así que le agradecí. Y volví a lo de la señora Martínez, en Eaton Place. Debía ir a cenar con
amigos, y de repente recordé como chofer la enorme responsabilidad (risitas de ambos) de haber tenido la vida de este hombre en
mis manos. Empecé a temblar, y temblé tanto que no pude ir a cenar. Tuve que posponerlo. (S ríe) Una reacción tardía.
S: Hay una historia que omitió.
M: ¿Cuál?
S: Es la historia de Huntsman [24], la cual creo que tuvo lugar en Saanen cuando conoció a Krishnaji.
M: ¿Qué año era ese? Ah, sí… fue uno de los almuerzos a los que fui invitada.
S: Eso debe haber sido en el ’64 porque usted no conocía a Krishnaji muy bien… ¿fue en el ’64 o en el ’65?
M: Te lo tengo que buscar.
S: Bueno, cuénteme la historia de todas maneras.
M: Bueno, la historia es la siguiente: me invitaron a almorzar y la mesa solo tenía ocho sillas, así que creo que éramos ocho. Yo
estaba sentada a la izquierda de Krishnaji y a mi otro lado estaba Harry.
S: ¿Moorhead?
M: Moorhead.
Y aparentemente por consejo de Krishnaji, Harry había ido a Huntsman y había comprado un traje, y lo estaba usando. Así que, se
conversaba sobre esto.
S: ¿Hilda Moorhead?
M: Hilda debe haber estado allí, esto hacen dos, cuatro, seis personas…eso es todo…no me acuerdo, para decirte la verdad. Pero
recuerdo que Harry estaba sentado a mi izquierda y Krishnaji estaba al final de la mesa, a mi derecha. Así que cuando hablaban,
hablaban a través de mí. En algún momento dije a Krishnaji: “Imagino que están hablando sobre Huntsman, ¿no es así?” Era una
charla sobre que era un día maravilloso. Krishnaji se dio vuelta de repente hacia mí, “¿Huntsman? ¿Qué sabe sobre
Huntsman?” (risitas de S)Entonces le dije: “bueno, fue el sastre de mi esposo”. Él me miró cuidadosamente (risas). Más tarde,
cuando él me acompañó cortésmente al vehículo abrió la puerta, y le agradecí mucho y etcétera. Arranqué el vehículo y mientras
lo daba vuelta, él estuvo parado allí e hizo un gesto estupendo: se puso un dedo en la cabeza, como un pequeño saludo, y dijo:
“¡Huntsman!” (ambos ríen) Sentí que me había deslizado dentro del entendimiento de este hombre vía Huntsman, Tenía una
identidad. Era una mujer que conoció a Huntsman –esta cosa tan importante. (Risita de S) Y pienso que eso probablemente
estableció cierta clase de…algo. (Risitas)
S: Si, eso es importante.
M: Si.
>> Cliquee aquí para escuchar a Mary (3’ 08” minutos) <<<
S: Ahora, ¿Sam había conocido Huntsman por haber hecho los trajes para -la película- Beau Brummell o algo así?
M: Oh, Dios mío!, tienes mejor memoria que yo. Sí. Sam hizo Beau Brummell en Londres en los estudios MGM(5) y los trajes
para Beau Brummell se hicieron en Huntsman. Desde allí, Sam hacía sus trajes en Huntsman. Así que, ésta fue mi identidad como
la mujer culta: ella sabe de Huntsman. (Ambos ríen)
S: Todas estas pequeñas historias son las que efectivamente hacen cobrar más vida a este relato, por lo menos para mí.
M: Si (risitas de ambos). De hecho, Huntsman se convirtió en un verdadero vínculo porque él llegó a pensar que yo comprendía
esas cosas y que tenía un gusto del que él se beneficiaba.
[1] Ji es agregado a los nombres en la India para mostrar respeto y cariño. Krishnamurti era llamado “Krishnaji” por aquellos que
lo conocían.
[2] Ojai es un pueblo chico a 128.75 Km. al norte de Los Ángeles que fue primeramente visitado por Krishnamurti y su hermano
Nityananda en 1922. Krishnaji vivió allí, hasta su muerte en 1986. La Fundación Krishnamurti de Norteamérica está ahora
ubicada allí.
[3] Terreno en Ojai comprado para la obra de Krishnaji en 1920, y donde él habló hasta 1985. La única escuela de Krishnamurti en
Norteamérica se encuentra en este terreno.
[4] Rajagopal fue puesto como gerente de las actividades relacionadas con Krishnaji por las personas responsables de Krishnaji
cuando su hermano -quien tenía ese cargo- murió en 1925.
[5] Sam Zimbalist fue un muy exitoso productor de cine y la única persona que recibió un Oscar póstumo por la “Mejor Imagen”.
Mary lo recibió por él.
[6] La esposa de Rajagopal.
[7] Krishnamurti dio charlas públicas en Saanen, Suiza desde 1963 hasta 1985.
[8] Krishnamurti Writings Inc., fue formado alrededor de 1945, y eventualmente resultó ser un elemento de querella legal.
[9] Filomena fue el ama de llaves de Mary por muchos años, y había trabajado para la tía de Mary desde que fue muy joven. De
este modo, era como un miembro de la familia de ella.
[10] Un hotel en Saanen.
[11] Esto es un poco de humor porque lejos de ser un lugar para un ermitaño, es un hotel lujoso.
[12] Amigos de Mary y Sam. Christopher Fry fue uno de los escritores contratados por Sam para la película Ben-Hur.
[13] La marquesa Vanda Scaravelli se convirtió en una gran amiga y anfitriona de Krishnaji. Ella escuchó primeramente de él en
1930, pero no lo conoció hasta 1937. Fue su anfitriona en Suiza y en Italia.
[14] Frances McCann era una gran entusiasta de la obra de Krishnaji, viajó alrededor del mundo para presenciar a las charlas y
frecuentemente contribuyó al trabajo que las fundaciones montaron como apoyo de las escuelas que él fundó.
[15] Ommen es un lugar en Holanda donde Krishnamurti habló en la década de 1920.
[16] El Chalet Tannegg fue un chalet en Gstaad, Suiza (próximo a Saanen, donde Krishnaji habló) el cual Vanda Scaravelli rentó
para su hospedaje durante las charlas. Tannegg fue también el sitio para las discusiones en grupo que Krishnaji mantuvo.
[17] Una cabra-antílope muy ágil que se encuentra en las regiones montañosas de Europa.
[18] Un amigo y patrocinador de Krishnaji desde la década de 1920.
[19] Nagra era una compañía que fabricaba grabadores profesionales portátiles, los cuales por muchos años fue el mejor sistema
de grabar las charlas de Krishnamurti.
[20] Un personaje ficticio de los años 1800, quien controla otras personas o situaciones por un motivo egocéntrico.
[21] Anneke Krondorffer era una patrocinadora de la obra de Krishnaji desde los 1930 y una organizadora de sus actividades en
Holanda.
[22] Doris Pratt había trabajado para las actividades de Krishnaji desde los ’20 y era la representante de Krishnamurti Writings,
Inc en Inglaterra.
[23] Las tres marchas desde Selma hasta Montgomery en Alabama marcaron un hito y un punto de inflexión en el Movimiento de
los Derechos Civiles Americanos. Mary me dijo que ella marchó con un traje Chanel porque quiso que la gente viera que no sólo
eran gente pobre y estudiantes los simpatizantes de los derechos civiles.
[24] Huntsman es una sastrería en la calle Savile en Londres.
[25] Dorothy Simmons llegó a ser la primera directora del Centro Educativo de Brockwood Park, la única escuela que
Krishnamurti fundó en Europa.
Capítulo 2
INTRODUCCIÓN
En este capítulo claramente vemos que Mary ha releído sus diarios acerca del período que pensó que íbamos a cubrir antes de
empezar esta segunda conversación; y luego fue más precisa con las fechas, números, etc. Aun así, en un momento me hace
detener el grabador para verificar en su diario, el cual debe haber estado en la mesa frente a ella y corrige lo que estuvo diciendo.
El período comprendido en este 2º capítulo es aún anterior a cuando Mary llegara a ser la asistente de Krishnaji, por ello es como
si la figura de Krishnaji es aquí, en cierto modo distante; ella no lo ve mucho en el día o a diario como lo hizo después. No
obstante, vemos que la cercanía entre ellos empieza a desarrollarse; cómo crece su participación con Krishnaji y así cambia la
vida, el mundo de Mary.
También aquí se relata el primer viaje de Mary a la India y como aparece ante sus ojos. Allí y en todos lados ella se encuentra por
primera vez con varias personas que los lectores reconocerán a través de las muchas otras biografías de Krishnaji.
SCOTT: Retomaremos sus memorias en Mayo 1965 cuando usted se fue de Londres a escuchar a Krishnaji hablar en París.
MARY: Sí, tomé el tren y luego un ferry a París[1]. No recuerdo como Krishnaji y Alain fueron, pero Krishnaji tenía planeado dar
sus charlas en la Salle Adyar de París.
S: ¿Dónde es eso?
M: En un barrio cerca de la torre Eiffel, en un lugar teosófico. Es un auditorio bastante grande.
S: ¿No era inusual para Krishnaji hablar en un lugar teosófico?
M: Bueno, no había muchos lugares para elegir; y estaba apenas a unas pocas cuadras de donde estaba hospedándose con los
Suarès.
S: ¿Dónde vivían?
M: Vivían en la Avenue de la Bourdonnais [2], en el piso más alto. Era como un ático. Krishnaji habló dos veces en la Salle Adyar y
luego tuvo unos días libres. Aparentemente mis habilidades para conducir eran satisfactorias porque él mismo insinuó de ir a
Versailles.
S: ¿Dónde se hospedaba usted?
M: Estaba en el Hotel Pont Royal. Es un hotel atractivo en la margen izquierda, saliendo del Boulevard St, Germain. La Rue de
Bac está cerca de allí.
S: Rue de Bac, sí, sí, entonces la conozco. ¿Y Alain Naudé?
M: Él también estaba parando en lo de los Suarès. Estaba bastante lleno de gente pero en cierto modo, servía.
De todos modos Krishnaji quiso ir a Versailles, y en un momento noté que a él le gustaban los coches Mercedes Benz. Así que fui a
Hertz y conseguí un Mercedes (suave risita de S), y nos fuimos a Versailles. Él entonces no estaba, y nunca ha estado, interesado
en palacios, ni en mirarlos. No era un turista, pero amaba los jardines y una caminata por ellos era algo que le encantaba.
Anduvimos por todos lados, fue una gran caminata. Después de eso nos fuimos a St. Germain. Creo que bebimos una taza de té y
luego allí caminamos un poco más, lo cual también fue placentero.
S: Cuando usted manejaba, ¿Krishnaji estaba a su lado, al frente?
M: Sí.
S: Y Alain Naudé atrás.
M: Atrás, correcto. Hubo otra charla y luego otra expedición, otra vez en el Mercedes; y esta vez fuimos a Chartres, que fue
maravilloso. Caminamos alrededor y miramos todo muy cuidadosamente. Krishnaji estaba fascinado con los vitrales de las
ventanas, los encontraba particularmente hermosos; todos estuvimos de acuerdo en que ésta fue la catedral gótica
másencantadora de todas las que vimos. Almorzamos allí cerca. He olvidado el nombre del restaurante, pero estaba más o menos
a una cuadra de la catedral. Podría ir si estuviese allí, pero no recuerdo el nombre. Luego fuimos a Romboulliet e hicimos otra
caminata en el bosque. También eso fue muy placentero.
París fue muy ajetreado para él, pero no tanto para mí. Todos los amigos franceses querían verlo.
“Bueno, Krishnaji quisiera ir en vehículo a Gstaad en vez del tren, ¿puede venir a recogernos?”
Así que conduje hasta allí. Creo que conseguí un vehículo un poquito más grande. ¡Siempre estaba cambiando desde los más
pequeños y baratos (risitas) a algo más adecuado para el evento! (risas). Conduje hasta Ginebra y los encontré. Ellos habían
pasado la noche en el Hotel du Rhône el cual si recuerdas, está justo sobre el río.
S: Lo recuerdo, sí.
M: Fuimos al comedor. Recuerdo estar escudriñando el menú y pensando: “Ya sabes que ahora soy vegetariana, ¿y qué ordeno?”
Krishnaji quien captaba todo, me miró y dijo: “Qué has estado comiendo últimamente?” [S ríe con ganas] Bueno, lo que había
estado comiendo[más risitas] fue omelette de queso, más omelette de queso, y otra vez omelette de queso; ya tenía la sensación
de: “¿voy a vivir a omelette de queso por el resto de mi vida?” [M y S ríen]Y le expliqué sobre el omelette.
Él dijo: “Te enseñaremos cómo comer” Y lo dijo bastante…firme. [S se ríe] Y entonces ellos ordenaron una deliciosa comida de
vegetales, ensaladas, frutas y ¡todas las cosas con que nos hemos estado alimentando desde entonces!
S: Sí, sí.
M: Estaba pasándola mal después de esa primer semana que estuve sola en el Hotel Rossli.[Más risas.] De todos modos
manejamos hasta el Chalet Tanegg. Vanda -como siempre- había rentado un piso del Chalet Tannegg, pero ella no vino hasta julio.
Esto era todavía en junio. Dejé París el primero de junio, así que fue justo después de eso.
S: Disculpe, antes que continúe, ¿Krishnaji siempre se hospedaba en la misma habitación en el Hotel du Rhône?
M: No, todos los cuartos eran idénticos, eran pequeños con un baño. No había nada de especial en ninguno de ellos. Era un hotel
poco comercial, a diferencia del Hotel des Bergues donde paramos más tarde, el cual era agradable. ¿Es eso lo que estás
pensando?
S: Sí, eso es lo que estoy pensando, sí. Puedo preguntarle: ¿recuerda cual ruta tomó para subir la montaña?
M: Sí, a lo largo del lago, siempre. A él le gustaba ir en la ruta del lago.
S: ¿No fue a través de Bulle?
M: Más adelante en la ruta usualmente estaba Bulle, pero no creo que esta primera vez yo conocía el camino. No me acuerdo.
Vanda ya había enviado un cocinero, un chef por cierto, para cuidar de Krishnaji y proveer la comida y todo eso. Era hermoso en
Gstaad, no había nadie allí. Usualmente yo era invitada a almorzar, pero no a cenar porque él cenaba en su cuarto; pero
generalmente sí para almorzar. Y yo con mi vehículo debía conducirle dondequiera que él quisiera ir a caminar en la tarde, subir
la colina o al bosque. Fue muy placentero.
Finalmente arribó Vanda. Mientras tanto, por no querer pasarme la vida en el Hotel Rossli comiendo omelettes de queso, había
alquilado un departamento en la casa-apartamento llamada Les Caprice.
S: Sí [risitas].
¿Cuántas personas vinieron a las charlas, aproximadamente?
M: Lo usual, a carpa llena.
S: Pero esto creció a través de los años en los que yo estuve asistiendo.
M: Las carpas posteriores contenían a más personas, pero ésta era diferente. Los asientos estaban en hileras. Era una carpa
bonita, pero tenía los mismos bancos duros donde te sentabas y todo eso.
S: ¿Era hacia el costado del campamento de los Boy Scouts?
M: No, era justo donde las carpas siempre estuvieron, el mismo lugar. La entrada era desde el río.
En aquellos días, mucha gente hacía sus propias grabaciones, no había regla alguna al respecto. Se sentaban en una cierta clase de
mesa cerca del escenario y grababa.
Luego apareció George Vithoulkas, un griego que se estaba convirtiendo en homeópata. Él y Alain se conocían y habían
compartido un interés en ello. George llegó a ser profesional, eventualmente fue bastante conocido, según se me dijo. Sin
embargo, esto era muy al comienzo; y en cierto modo George se hizo cargo del caso de Krishnaji. Escucharás el resto sobre George
más adelante. De todos modos él estaba allí en Saanen.
Krishnaji dio una gran cantidad de charlas en aquellos días. Creo que fueron diez o algo así, y al final de cada una él pedía
preguntas del público.
Cuando las charlas terminaron él nuevamente tuvo discusiones con jóvenes. Alain se rodeaba de gente joven. Acostumbraba ir a
los camping donde muchos de ellos acampaban y los juntaba como si fuera el Flautista de Hamelín. Si todos cabían, algunas veces
estas discusiones con personas jóvenes tenían lugar en Tannegg, pero había otro sitio en un terreno al otro lado del río.
S: Antes de que vayamos a los Estados Unidos, podría preguntarle, ¿Alain siempre la acompañó en esos viajes a Ginebra con
Krishnaji?
M: Sí, sí, siempre.
Entonces tomé un vuelo de vuelta a Malibú, y sea lo que fuere que hice, fui y vi a mi familia. Así que la historia se retoma cuando
en septiembre hubo una guerra entre la India y Pakistán, la cual puso en riesgo la gira entera de invierno. Alain me llamó para
decirme que Krishnaji iba a decidir si iríamos a la India como estaba planeado, o posponer hasta el final del mes. Él entonces
sugirió que yo fuera a Roma, y que si no iríamos a la India todos pasáramos el invierno en Italia. Pero ocurrió que hubo un alto de
fuego y Alain, a quien se le había rechazado su visa para la India, en ese momento podía conseguirla. Así que, volé de nuevo para
encontrarlos en Roma en octubre. Krishnaji y Alain estaban parando en el lugar que Vanda había rentado: Villa del Casaletto, que
era una casa en las afueras de Roma hacia el aeropuerto, detrás de la Villa Florie y todo eso.
Entonces George fue a buscar algo, no puedo recordar qué, pero volvió comentando que en la edificación contigua había un doctor
ayurvédico quien le dijo que un gran swami estaba por llegar, y si queríamos conocerle. Contestamos que sí. Entonces, a la hora
prevista fuimos al lado, y entró este hombre de aspecto extraño [risitas. Era muy gordo, con una gran cara redonda. Nos observó
de uno a otro como pareciendo preguntar, “¿Quiénes es esta gente y que están haciendo allí?” Nos sentamos, él hizo algunas
preguntas y George quedó fascinado por este hombre. Más tarde George decidió ser su discípulo si a él le parecía. Bueno, Alain
estaba horrorizado e indignado. Al día siguiente, Alain, Frances, y yo fuimos a Dehradun.
S: Ah, sí.
M: Hacia arriba, arriba, arriba en los Himalayas y más allá, como sabes en la línea que comienza la nieve y más allá estaban las
más maravillosas montañas. Cuando volvimos Alain y George tuvieron una disputa y Alain decía: “Has venido aquí para cuidar de
Krishnaji, ¿qué quieres decir con que ahora te vas con este gurú?”
S: ¿De qué lo estaba tratando a Krishnaji?
M: Solo cuidando de su salud. Pero George quería conocer la magia; él quería Sidis, poderes, todas esas cosas.
Así que, volvimos a Delhi en el vehículo con una atmósfera bastante mala. George fue a ver a Krishnaji esa tarde, y él intentó de
ayudarlo a ver claramente lo que estaba persiguiendo, pero George no quería saber nada que contradijera sus intenciones. Alain
estaba furioso y pensó que esto era indignante, desconsiderado, irresponsable, etcétera.
Así fue que George se fue con su swami y el resto de nosotros viajamos a Rajghat.
Recuerdo que esperando el avión en el aeropuerto de Delhi, [risitas] había una sala entera con pasajeros esperando, pero hubo
uno que tenía un turbante gris en su cabeza; él era gordo y bajo; tenía la frente cubierta de cenizas y estaba envuelto en un chal. Le
dije a Krishnaji en francés: “¿Quel est son maquillage?” ¿Qué es ese maquillaje que tiene? [S se ríe] Él hizo un gesto de
perplejidad, y luego hizo lo que siempre hacía en los aeropuertos: caminaba alrededor con una gran dignidad, absorbiendo todo
pero nunca mirando fijamente a nada, si entiendes lo que quiero decir. Él indirectamente veía todo.
S: Sí, sí.
M: [riéndose] Cuando el volvió, hizo un comentario gracioso como: “Bueno, lo vi todo”. Cuando llegamos a Benarés, Krishnaji
salió con Madahvachari y algunos otros en cierta clase de ómnibus.
Nunca me olvidaré de mis primeros percepciones de Benarés porque me hicieron sentir como si nunca hubiera estado en India
hasta ese entonces. Todo el tránsito, los camiones constantemente tocándose bocina unos a otros, las cabras y las vacas
vagabundeando, las mujeres poniendo tortillas de bostas en las paredes para secarlas; otras de ellas que en sus cabezas portaban
grandes jarras de bronce con agua, el olor de cosas secándose y la gente acostada en esas camas bajas de lazos (6) a los costados
de las rutas. ¡Era India, mucho más que Delhi! [Riéndose]
S: Si. [Riéndose] ¿Quiénes fueron en el vuelo? Fue usted, Alain, Krishnaji…
M: Y Frances, supongo. Recuerdo que me senté al lado de Krishnaji, y él me señaló en la temprana mañana las nieves rosadas de
los Himalayas y lo bello que era.
S: ¿Así que deben haber partido antes de comenzar el día?
M: Sí, por alguna razón todos los vuelos en India eran siempre en horas extrañas en aquellos días. Cuando llegamos a Rajghat allí
sucedió este problema sobre los cuartos que estaban preparados para nosotros.
S: Disculpe, permítame detenerla nuevamente para hacerle preguntas que la gente en el futuro podría tener. Cuando Krishnaji
voló con usted en ese entonces: ¿estaba usando ropas hindúes?
M: Oh si, el usó ropas hindúes desde el comienzo, todo el tiempo que estaba en India. Esto me recuerda que cuando estuvimos en
Delhi él usó churidars. ¿Sabes que son los churidars?
S: Sí.
M: Sabes, son más largos que tus piernas, y se ajustan en tus pantorrillas mientras los empujas hacia arriba, pero te tienen que
entrar. Krishnaji me envió un par de los suyos para probar. Desafortunadamente sus piernas son mucho más delgadas que las
mías [riéndose], ¡y me quedé atascada en ellos! La pasé mal tratando de sacármelos sin rasgarlos [M y S se ríen]Al comienzo
también hubo muchas compras de ropa para mí en Delhi.
S: A dónde fue?
M: Fui a las industrias Cottage. Kitty Shiva Rao era una de las directoras de ellas, y no recuerdo si ella me llevó o me las envió,
pero había muchas cosas para vestir en India, como la ropa de algodón.
S: ¿Las trajo de vuelta para mostrárselas a Krishnaji?, sé que él tanto las disfrutó luego…
M: No, sólo aparecí con ellas puestas. [Risas]
De todas maneras ahora estamos en Rajghat. Había muchos niños en la escuela para darles la bienvenida, los pequeños con flores
y de todo. A Frances y a mí nos dieron cuartos. Nosotras teníamos un gran cuarto, otro pequeño y compartíamos el baño. Estaba
en uno de esos edificios llamado Krishna Ashram que miraban hacia el río. Fuimos arriba a nuestros cuartos, abrimos la puerta y
nos quedamos estupefactas. Debe haber estado sin usarse por varios años [risitas de M yS] porque -no estoy exagerando- había
tanto polvo que parecía haber estado en el desierto. Cuando entramos, se levantaron nubes de polvo, parecía arena pero era polvo.
No había nada en el dormitorio excepto una cama con apenas la soga, ningún colchón, ninguna sábana, ninguna frazada, ningún
tul para mosquitos… ¡nada! El pequeño cuarto estaba en una condición similar.
Frances y yo debatimos sobre quién tendría el cuarto grande y quién el pequeño. Ella ganó y yo tuve el pequeño [risitas]. Había
tres soportes en la pared de los cuales podías colgar cosas, pero eso era todo lo que había, ¡nada más! [risas de S]. El cuarto de
baño no era muy grande, y era sobre todo extraordinario por el lavabo: era pequeño y estaba tan negro como tu grabador. ¡No sé
cómo alguien podría tener un lavabo, uno de porcelana blanca pero así de negro, ¡a no ser que le hayas volcado alquitrán!… [risas
de S]. Ninguna suciedad común podría haber hecho esto; siquiera en años de suciedad normal [S ríe aún más] podría poner una
pileta blanca así de negra. Y luego, había tan solo un agujero en el piso como inodoro. Alain estaba en el mismo edificio pero en
otra parte; y luego de ver nuestro lugar fue derecho a Krishnaji y le contó.
Aparentemente entonces, se le dijo a Madahvachari -quien dirigía todas las actividades de K en India- que no todo estaba bien. Él
había sido alguna clase de cierto personaje importante en los ferrocarriles de India, pero ahora estaba jubilado. Era un hombre
alto, grandote, tipo brahmín muy estricto pero, ¡no tenía interés en el confort de la gente para nada! [Risas.] El vino, miró todo y
murmuró algo como: “Ah, eso, ah sí, no está listo. Bueno… ah, mandaré a alguien”… pero, ¡nunca vino nadie! Aparentemente
Krishnaji fue informado otra vez y ahora él vino personalmente. ¡Y toda la lista de quehaceres [riéndose] que siguió después que
vino y vio esto!… Tú sabes, esto debiera haber ocurrido sin su conocimiento o atención.
S: Por supuesto [riéndose].
M: Pero él vino y [risitas] empezó a hacer valer su autoridad. De inmediato hubo gente que llegó con baldes de agua, escobas, etc.
Eventualmente un colchón fue encontrado, algunas sábanas, una frazada, y creo que finalmente una malla mosquitera. Hubo un
hombre, un lamentable portador, que se tambaleaba en las escaleras con nuestros baldes de agua hirviendo en la mañana. Él se
había levantado mucho antes del amanecer (podíamos escucharlo cortar la leña, hacer el fuego, hervir los baldes de agua); este
pobre hombre fue mandado a limpiar la pileta. Él la limpió por cuatro horas el primer día, y todavía la estaba raspando con una
navaja el día que nos fuimos tres semanas después. ¡Terrible! Pero la consternación de Krishnaji al venir y ver a lo
que sus invitados eran sometidos -los rostros de todos estaban pálidos [M y S ambos ríen].
S: Por supuesto. ¿Dónde tuvieron sus comidas?
M: ¿Dónde tuvimos las comidas? No recuerdo ninguna comida [riéndose]. Bueno, ¡no debe haber sido mala o lo habría
recordado! [Risitas]
De todos modos Krishnaji dio muchas charlas, y otras a los niños.
S: ¿Dónde tuvieron lugar?
M: Sabes, vas a lo largo del río y llegas al gran salón de la escuela que fue iniciado por Tagore. De todos modos había charlas para
los maestros y para los estudiantes, juntos y separados. Y en un adorable día en diciembre, Frances y yo fuimos invitadas al cuarto
de Krishnaji donde él cantó con el señor Salman quien era el maestro de música. Nos sentamos en el piso; recuerdo su cuarto que
estaba muy pulcro. Había una toalla sobre la almohada. La malla mosquitera estaba doblada muy prolijamente, también había un
ropero de metal con cajones y una silla. Aún puedo verlo vívidamente. Había una pequeña alfombra donde nos sentamos y ellos
cantaron. Fue maravilloso.
S: ¿Fue a caminar en la tarde con Krishnaji?
M: Sí, a menudo alrededor de los campos de juegos. Había un largo sendero que iba alrededor de toda la propiedad. También fui
mucho por mí misma a lo largo del pequeño río, el Varuna, hacia las villas. ¿Has hecho alguna vez eso?
S: Sí, muchas veces.
M: Recuerdo que la tierra es de cierto color arena, y los edificios fueron hechos de la misma tierra, así que tenían el mismo color
pero con decoraciones blancas en ellos. No eran cuadrados como las casas comunes, eran de cierta forma redonda como si niñitos
las hubieran hecho; sabes, como las casas que los niños hacen en la playa. Acostumbraba mucho a caminar por allí, y además
caminar hasta la escuela de agricultura.
También recuerdo que se me pidió de ir a Benarés con Alain para comprar bastones (creo que así los llamaban), porque hubo un
estudiante de la escuela de agricultura quien fue mordido por un chacal rabioso; él no hizo el tratamiento antirrábico y falleció. Se
nos pidió de comprar bastones, cosas muy grandes y pesadas para protegernos de los chacales rabiosos. Nunca los vi, pero ese era
el recado. Recuerdo lo extraordinario de Benarés, que de nuevo, es como ningún otro lugar en el mundo.
S: Sí, parece ser como la esencia de la India.
M: Sí, nuevamente los taxis y camiones haciendo sonar sus bocinas, las cabras y vacas vagabundeando alrededor. En un momento
Frances, Alain y yo estábamos caminando hacia las escaleras de acceso al río (ghats) [5] y al doblar en una esquina ¡casi choqué
con una bicicleta que llevaba un cadáver en la parte de atrás! Estaba todo envuelto y era llevado para ser cremado en los
“ghats” [6]. Luego caminando alrededor del río, en las escalinatas, estábamos justo caminando a través de las cenizas. Recuerdo
decirle a Alain: “Mira, si me caigo allí, sólo sigan caminando y olviden que alguna vez me conocieron, [S se ríe] ¡porque estaré
muerta!” [Ambos se ríen]. ¡Qué ciudad extraña!
S: Sí, sí. ¿Qué clase de contacto tuvo con Krishnaji durante este tiempo? ¿Fue a su cuarto para las discusiones?
M: Sí, fui invitada para algunas discusiones.
S: ¿Sólo lo vio durante esas discusiones?
M: Bueno, lo vería durante las discusiones, y supongo que cuando se me llamó para almorzar. Creo que Parameshwaran [7] estaba
entonces con él, así que tuvimos el almuerzo arriba en su edificio, en el cuarto de atrás, el cual era el comedor.
S: Me acuerdo. ¿Así que usted ha tenido allí el almuerzo con Krishnaji?
M: Sí.
S: ¿Participaría en muchas discusiones y lo vería para sus caminatas?
M: Sí, pero no tanto como en otros lugares.
S: Usted debe haber ido a Sarnath [8].
M: Sí, fui a Sarnath sola o con alguien, probablemente Alain. Caminé allí y fui al museo. Recuerdo la caminata, yendo por un
pequeño, diminuto lugar -siquiera era un templo-, pero había un gurú que vivía allí y la gente llevaba ofrendas y cosas. También
fuimos al Ganges en un bote.
Recuerdo también que había allí un perro viejo. He olvidado su nombre, pero era algo así como Rover (7). Temprano en la
mañana cuando iba a las caminatas ¡veía al perro en el río buscando proteínas! [Riéndose]. Y también estaban los buitres.
Luego iba al té en la tarde y lo veía al querido viejo Rover -como a Badger,[9]– tirado en el suelo dormido, ¡y no creo que las
damas occidentales quienes se preocupaban por él supieran adónde [riéndose] había estado en la mañana temprano!
S: Comiendo cadáveres.
M: Sí, comiendo cadáveres.
Finalmente, cuando estábamos para continuar el viaje, recuerdo que en el aeropuerto había una dama, era una Jain (8), que
estaba trastornada y se creía casada con Krishnaji; así que teníamos que protegerlo de ella. Estaría esperando por él porque
siempre quería tocarlo, y él no quería; así que teníamos que crear una barrera como en el fútbol. Acostumbrábamos a llamarla
“Señora Luz de Luna”, porque se ponía más loca cuando había luna llena, como algunas personas. En un momento, en el
aeropuerto, ella casi lo agarró; y lo recuerdo a Krishnaji diciéndole severamente: “No me toque”. Él luego contó una historia
acerca de cómo una vez en Bombay mientras estaba solo, ella apareció y él tuvo que decirle: “Váyase”, y finalmente: “si no se va,
llamaré a un policía”. Ella respondió: “¡hazlo, soy tu esposa!”[Ambos M y S ríen] Por suerte, en ese momento vino un tranvía, él
saltó a este y se escapó. [Risas] Ella tenía una hija, y ponía a la pobre niña a escribir cartas al: “Querido Papito” Krishnaji.
De todos modos viajamos a Madrás. Rajghat había sido bastante fresco y seco; de hecho era bastante frío. Volamos de vuelta a
Delhi, porque teníamos que ir primero allí para llegar a Madrás.
Otra vez pasé la noche en el Centro Internacional y Krishnaji se quedó en lo de los Shiva Rao. Luego él, Alain y yo volamos a
Madrás. Recuerdo salir del avión en Madrás y que de repente era el trópico. Era el atardecer y fue algo totalmente diferente. Había
una muchedumbre dándole la bienvenida a Krishnaji, muchos de ellos con guirnaldas, y uno de ellos era la señora Jayalakshmi.
¿La has conocido alguna vez?
S: ¡Ah! sí, la encontré muchas veces.
M: Bueno, para aquellos que no la conocen, ella era bastante alta por ser una mujer hindú, con una gran presencia y dignidad. Se
vestía al estilo de la India del sur, que era siempre una blusa de algodón con un hermoso y pesado, pesado, pesado sari de seda;
pero que los usaba diferente: estaba envuelto en su cintura de otra forma. No era “sobre el hombro”, pero tenía una gran
elegancia. Finalmente, vi su colección de saris que era algo extraordinario. Ella era muy silenciosa, bastante tímida y un poco
austera.
S: Una dama maravillosa.
M: Sí.
Cuando Alain la saludó, ella dijo: “Les he encontrado una casa”. Entonces ella nos condujo hasta la casa que había rentado para
nosotros. También había rentado todos los muebles de Spencer en la ciudad, y además ¡nos prestó su cocinero brahmin para
prepararnos una comida por día! No podía creer la hospitalidad. Ella no conocía ni a Frances ni a mí. Lo conocía a Alain, ¡y
porque él le había escrito que Krishnaji quería esto y aquello, ¡se había tomado tanta molestia!… Era realmente extraordinaria. Así
que nos mudamos a la casa; Frances y yo teníamos cuartos arriba y un baño. Alain estaba abajo, y teníamos la cocina donde yo
podía tener el desayuno y la cena. Y [riéndose] recuerdo mi primer vistazo de la cocina, una sala de más o menos tres por seis
metros, un espacio considerable; y en el angosto extremo había estantes con ollas de cocina, que parecían de plata pero que no
tenían manijas. En el extremo opuesto había una mesada de piedra con un agujero cuadrado cortado; sobre el mismo había un
grifo de agua fría. Ésa era la pileta. A la izquierda de ella había algo familiar para ti y la gente que acampa: un calentador de
kerosene inmenso [S se ríe].
S: [riéndose] ¡así que tenía una cocina de lujo!
M: Sí [risas]. ¡Eso era todo! No había nada más.
S: Pero se suponía que usted lo llenaría con una docena de sirvientes y…
M: Bueno, el sirviente llegó, el cocinero brahmín. Era un joven muy buen mozo, muy gentil, austero y digno, pero lo vi preparando
la comida en el piso. Corta, corta, corta que corta, pero en el piso. Ahora, como él era un brahmín, era muy limpio, ¡y me di cuenta
de que no podía entrar allí sin haberme quitado los zapatos y teniendo mis pies limpios! [Risas]. Pero aun así… ¡era en el piso!
S: ¡Sí, lo sé! [riéndose]
M: Así que, mi primera comida fue el desayuno, pero antes de eso el lechero vino con leche de búfalo. La transportaba en un gran
jarrón. Los clientes tenían sus recipientes, y él volcaba la leche en el tuyo. Y recuerdo el pulgar que de esta manera lo sostenía,
siempre estaba sucio y la leche se derramaba en él. Pero como la leche tenía que ser hervida no tenías que preocuparte por estas
cosas. [Risitas de S] Entonces, yo hervía la leche. Había también una olla de terracota para hervir el agua la cual era llenada por el
cocinero brahmín. Podías estar tranquilo con el agua. Hice tostadas en el calentador de camping [risas] con una clavada en un
tenedor.
S: [riéndose] ¡De modo que tenía gusto a kerosene!
M: Sí, y había fruta, cuidadosamente cortada así no tendrías disentería. Ese era el desayuno[risas].
Era interesante como primera experiencia. Frances no hizo nada para el desayuno en esos días. Yo lo tomaba sola [risitas]. De
todos modos fui invitada a Vasanta Vihar[10]. Krishnaji me mostró todo el lugar y explicó que cuando él ya no era bienvenido en
la TS [11], Rajagopal recaudó donaciones para comprar los seis acres de Vasanta Vihar. Tenían la intención de construir dos
pequeños edificios; pero de algún modo toda esta gran cosa fue construida, incluido el gran hall, el cual recordarás muy bien, y sus
cuartos de arriba, etc….todo.
Luego de eso fuimos a caminar. La señora Jayalakshmi nos condujo al parque de los ciervos y los tres caminamos alrededor de él.
Fue muy lindo.
Después comenzaron las charlas públicas; y en ese momento me pesqué una gripe. Estaba muy enferma y tuve que estar en cama.
Recuerdo pensar que temía contraer neumonía, porque me puse más y más enferma. Finalmente, una noche fui al cuarto de Alain
y dije: “Mira, ¿qué puedo hacer?”. Él respondió: “Te prometo como amigo que si realmente te pones muy enferma, te llevaré al
hospital norteamericano en París, aunque tenga que arrastrarte allí yo mismo”. Eso me tranquilizó. Tenía el terrible
presentimiento que sería llevada a un hospital hindú. Continuaba teniendo visiones, creo que por las películas, donde había una
caravana cruzando el desierto, alguien caía del camello y los demás continuaban el camino.
S: [Riéndose] Sí.
M: ¡Y esa persona tenía que ser yo, abandonada en India! [Riéndose]. Así que se me levantó el espíritu y vencí mi enfermedad. En
el momento que mi fiebre disminuyó, Alain le contó a Krishnaji quien le dijo: “Tráela aquí”. Alain vino y me dijo: “¡Krishnaji
quiere verte AHORA!” Así fue como me levanté tambaleando y me vestí. Él quería hacer lo que llegamos a nombrar como
“curación”. Esa fue la primera vez que él hizo esto conmigo. Me sentó en una silla y puso sus manos en mis hombros tan
suavemente que era como si las alas de un pájaro me tocaran. Entonces me preguntó dónde sentía la enfermedad; por supuesto yo
tenía una terrible sinusitis. Él puso sus manos en, arriba y debajo mis ojos como si suavizara el área con la punta de sus dedos.
Luego colocó una de sus manos sobre un ojo y la otra en un hombro. El dolor desapareció instantáneamente. Me dijo: “Ahora,
vuelve cada día y yo haré esto”.
S: ¿Qué más sintió aparte de la desaparición del dolor?
M: Quería llorar por su amabilidad, estaba tan emocionada… Era tremendamente emotivo. Años después, una vez ayudó a mi ama
de llaves, Filomena, que tenía una artritis terrible. Ella me dijo más tarde: “A les mani de un santo.” “Tiene las manos de un
santo”. Y eso es lo que era. [Pausa]
S: ¿Sintió alguna otra cosa, o pensó algo más en ese momento?
M: No, solo mucho silencio, mucho silencio. No un silencio con intención deliberada, pero una lo sentía cuando él hacía esto.
Cuando terminó, podría haber permanecido sentada allí por no sé cuánto tiempo.
Luego él siempre salió y sacudió sus manos como si estuviera sacudiéndose todo esto.
S: Sí, como tratando de sacudirse agua de las manos.
M: Sí, pero a mí me parecía que él hacía algo así como sacudirse la enfermedad. Y entonces él iba y se lavaba las manos. Hazme
preguntas.
S: Quien manejaba las actividades en India en esos días?
M: Madhavachari.
S: ¿Cómo era la atmósfera del lugar? ¿Se sintió bien recibida?
M: Sí, a pesar de algunas cosas ridículas me sentí bien. Todos ellos eran muy agradables.
En Madrás no me acuerdo de muchas caminatas. Esto era antes que empezara la rutina de éstas en la playa. Pero él caminaba en
el parque de los ciervos.
S: Detengámonos aquí porque sólo tenemos unos cinco minutos de cinta disponible, y va a ser mas fácil retomar nuestra
conversación desde acá…
Bien, usted acababa de llegar al valle del Rishi.
M: Sí.
S: ¿Hay algo más que pudiera recordar antes de su llegada allí?
M: Tan sólo recuerdo el extraño aspecto del valle, con esas rocas extraordinarias que siempre me parecían juguetes de niños,
como si hubieran sido puestas allí por un bebé gigante y que se equilibraban con precisión. Como si la naturaleza no hubiera
podido crearlas.
S: Sí.
M: Como si la naturaleza no pudo haberlas hecho de esa forma.
S: [Risitas] Sí.
M: Hay algo que he olvidado mencionar que ocurrió en Madrás antes que fuéramos al Valle del Rishi ese año. George Vithoulkas
apareció de repente, y creo que él se había asustado del swami. Pensó que cierta clase de magia negra le estaba ocurriendo. De
todos modos apareció y Alain estaba realmente enojado con George por la forma que se comportó, porque Alain se sentía
responsable por haberlo presentado a Krishnaji. Eso se puso bastante desagradable entre ellos dos.
Así que, George se fue y recuerdo que lo hizo de una manera bastante grosera. Todo fue muy desagradable. La mayoría de los
hindúes desaprobaban mucho todo esto, pero lo culpaban bastante a Alain por ello.
S: ¿Por qué le echaban la culpa a Alain? Sé que la opinión respecto a Alain era bastante pobre en India.
M: Sí, lo era. Parte de ello se debía a que si bien lo culpaban por George, igual creo que ellos estaban dispuestos a hacerlo porque
Alain de pronto era un intruso para ellos. En cierto modo tenían que pasar por Alain para ver a Krishnaji u organizar cosas para
él. Ellos sentían que Alain era un intruso y no les gustaba por eso.
S: ¡Ahá!, Alain debe haber sido el primer asistente -o no sé cómo llamarlo- de Krishnaji, que no era hindú desde Annie Besant o
Leadbeater, porque después de Nitya estubo Rajagopal ; y Rajagopal era…
M: Sí, él era uno de ellos.
S: Sí, era un show hindú, uno de ellos; y luego repentinamente alguien que no era uno de ellos…
M: Sí.
S: Esto nunca se me ocurrió, pero eso debe haber sido…, por supuesto.
M: Creo que había un gran resentimiento. Y Alain no era sumiso…
S: …como uno debería ser para ellos…
M: Sí, sí.
S: Lo sé. [Risas.]
M: Particularmente a Madhavachari que disgustaba de Alain.
S: Bien, retomaremos en el valle del Rishi.
Capítulo 3
INTRODUCCIÓN
En este capítulo Mary indica muchas citas extensamente y son pasajes parafraseados que obviamente son leídos de sus diarios, no
son sólo recuerdos. Se refiere a los viajes de Krishnaji a la India, Europa y los Estados Unidos como un ir de “gira completa”, pero
en su mente Mary no tiene dudas de continuarla. En India ella se da cuenta de que se transformó en un persona central de
aquellos quienes rodean a Krishnaji, y que además tiene un rol protagónico, aunque exactamente cuál es permanece como algo
vago en ella. Sin embargo, como resultado lo ve más a Krishnaji y así vemos mejor lo que significaba estar en su presencia.
SCOTT: Retomemos por donde dejamos, que fue cuando todos ustedes estaban en el Valle del Rishi y Krishnaji estaba parando en
la vieja casa de huéspedes.
MARY: En el Valle del Rishi está lo que se conoce como la “vieja casa de huéspedes”. Krishnaji tenía dos cuartos pequeños arriba,
también había un comedor, una cocina y un gran lugar abierto donde tuvieron lugar los encuentros. Abajo había algunos cuartos
de huéspedes. Frances McCann y yo teníamos cada una un cuarto abajo y compartíamos un baño bastante grande. Alain tenía el
suyo en el otro lado del edificio. Nos acomodamos y finalmente fuimos a almorzar. Había un comedor especial para los visitantes
donde la comida era preparada con menos picantes, a diferencia de la comida para la escuela.
S: ¿Era éste el mismo comedor que está al lado del de los estudiantes?
M: Sí. Algunos del personal comían allí con nosotros, tan solo para ser sociables o quizás porque lo preferían así. De inmediato fui
deslumbrada por la belleza del Valle del Rishi, que era completamente diferente de Madrás. Era seco y de alguna manera daba
una maravillosa sensación de estar fuera de todo el mundo, cosa que me agradaba. Hacia el oeste estaba la montaña Rishi Konda,
que a Krishnaji tanto le gustaba. Al atardecer, los estudiantes solían ir a observar la puesta del sol detrás de ella, lo cual era algo
agradable de ver porque todos habían tomado sus baños después de practicar deportes y se habían puesto sus pequeños pijamas
de color blanco.
S: Lo recuerdo.
M: Todos los niños eran pequeños, con sus pelos negros, sus ojos grandes, sus blancas ropas limpias y prolijas. Era algo muy, muy
agradable de ver. Krishnaji sentía que había algo sagrado respecto a Rishi Konda. La leyenda decía que una vez había vivido un
ermitaño en la cumbre, un santo, un Rishi que dejó como algo en el aire que creo Krishnaji sintió. Él no decía que lo sentía, pero le
importaba mucho el Rishi Konda.
Habitualmente vivíamos de este modo: algunas veces en las mañanas Krishnaji hablaba al personal, en tal caso nosotros (quiero
decir, Alain, Frances, yo y otros invitados) asistíamos a las discusiones.
Entonces me preguntó si todo esto (queriendo significar el escucharlo a él, el contacto, etc.) tenía un significado para mí.
Creo que repetí lo que le dije en una conversación anterior, que era cautelosa por así decirlo, porque todo el tiempo estaba
calculando dónde me encontraba con respecto a la inclinación y el peligro de intentar de alcanzar un objetivo. Veía que no era un
modo inteligente de abordar esto. Él entonces me preguntó si tenía miedo de algo. Le contesté: “Bueno no realmente, no por el
momento; pero yo desconfiaba de esto. Era como temer a no tener miedo”.
Le dije que una vez anterior le había dicho: “Soy muy reticente a pedir una entrevista ya no quiero disponer de su tiempo
innecesariamente porque hay mucha gente que quiere hablar con usted. Por esta razón hace bastante que no le pedí de hablar.
Tampoco me parecía correcto pedírsela a no ser que tuviera alguna crisis.”
Recuerdo que respondió: “Ahora que hablamos un poco más y nos conocemos mejor, será más fácil para usted hablar…” Tampoco
él quería hacerme ir a una forma de tratamiento para mí. Como sabes, cuando estuve enferma en Madrás, solo debería haber ido a
verlo cuando lo pensé necesario.
Le repetí que estaba reticente para molestarlo con algo como eso.
Él contestó: “Bueno, ahora que nos conocemos mejor, va a ser más fácil” [Riéndose.] Y eso fue el final.
S: ¿En ese entonces todavía la llamaba señora Zimbalist?
M: ¡Oh!, me llamó señora Zimbalist por años!… Ahora me olvidé cuándo cambió, ¡pero creo que por unos siete años me siguió
llamando así![Ambos ríen.] ¡También lo había invitado a mi casa por años, [S ríe] y todavía me estaba llamando señora
Zimbalist! [Risas.] Esto es más adelante, pero él cambió de señora Zimbalist a María. Bueno, había tantas Marys… Mary Lutyens,
Mary Cadogan… así fue como me llamó María.
S: Siempre me pregunté si ello se debía a que algunas veces ustedes hablaban italiano juntos.
M: Hablamos más en francés, pero algunas veces en italiano. Sí, creo que algo de eso tenía que ver. [S se ríe.] De cualquier manera
fui la señora Zimbalist por varios años.
S: ¿Dónde tuvo lugar esta entrevista? ¿Arriba en uno de sus cuartos?
M: Sí, él se sentó en el piso sobre cierta clase de alfombra.
S: ¿Él estaba durmiendo en el cuarto pequeño en esos días?
M: Sí, él dormía en el cuarto pequeño, creo que de alguna manera fui alguien clave para cambiar eso, pero de todos modos nos
encontramos en el cuarto grande.
Recuerdo que antes de la entrevista quiso curarme de algo, y dijo: “¿Lo quiere antes o después de la charla?”
Con Krishnaji podías a menudo saber si habías dado la respuesta correcta. Lo sentías. [Risas.]Y también una siempre sabía
cuándo una entrevista había terminado. Su atención se apagaba como una luz. Era curioso, no su atención total –él aún te
hablaría y todo eso, pero esa otracualidad se retiraba-. Sabías que eso era todo, sentías que se terminó. Cuando subí para la
entrevista, él sacó una silla para que me sentara. Se lavó las manos, volvió y se paró detrás mío muy silencioso por un rato, y
entonces muy suavemente puso sus dedos en mis párpados. El toque de ellos era extraordinario. Era tan delicado como una hoja
tocando un estanque de agua. Era algo muy distinto a la mayoría del contacto humano.
S: Sí, lo era. ¿Qué estaba usted usando en esos días? ¿Ropas hindúes?
M: Yo usaba ropas hindúes, no vestía saris. Tenía poco tiempo. Olvido si describí cuando Shakuntala me vistió en un sari de
algodón blanco. ¿Te lo dije?
S: No, no todavía.
M: Es en este tiempo. Shakuntala y Narayan tenían una pequeña casa hacia abajo, cerca de la casa de huéspedes, y fui invitada
para el té con ellos. En ese atardecer había un show de títeres en la escuela. Los niños de la primaria los hicieron sobre la historia
de Ulises y los Cíclopes; algo maravilloso, grandes títeres hechos de papel maché; y en esos días Mark Lee que era el director de la
escuela primaria organizó todo esto. Para el té Shakuntala me preguntó: “¿Por qué no usa un sari? Le presto uno.” Pero por
supuesto, no sabía cómo ponérmelo, y todavía no soy buena en esto para nada. ¡Así que literalmente ella me vistió con el sari…
¡estando allí parada como un maniquí! [Riéndose.] Después caminamos hacia donde se iba a hacer el show de títeres y nos
sentamos en primera fila. Todos estaban listos, y entonces Krishnaji entró por un costado y caminó en ángulo recto hacia donde
yo estaba. Él me vio inmediatamente [risitas] e hizo algo que era totalmente no hindú y muy occidental – ¡levantó sus cejas, [S se
ríe] pero no dijo nada!- Sin embargo cuando todo terminó, cuando él dijo buenas noches a todos se inclinó hacia mí en reverencia
y dijo: “Veo que tiene un nuevo vestido” [risitas y S ríe también] La mayoría del tiempo yo usaba ropa que había obtenido en Delhi
– kurtas de algodón, pantalones y sandalias. Por supuesto, el mismo sastre de la escuela quien era
demasiado [riéndose] condescendiente con los visitantes, me hizo algunos kurtas y pantalones para mí.
Recuerdo algunas monjas que eran siempre invitadas para el almuerzo en el comedor de Krishnaji. También recuerdo a la esposa
de Balasundarum[2], Vishalakshi, creo, que era una esposa hindú tradicional. Ella no comía con todos. Se sentaba en un banco y
observaba que todo fuera hecho apropiadamente, pero ella no comía. Era una muy vieja costumbre hindú.
Y Parameshwaram era el cocinero.
Había también cierta clase de mayordomo que estaba a cargo de todo si necesitabas algo.
S: ¿Cuándo fue que Parameshwaram se unió a la gira? ¿Supongo que él no estaba en Delhi?
M: No, no estaba en Delhi. En años posteriores el iría donde fuera Krishnaji, pero no en este año. No recuerdo si él se le unió en
este año. Por cierto, estaba en el Valle del Rishi porque allí fue el cocinero por el resto del año y cocinaba para Krishnaji en la
pequeña cocina de arriba.
El Pongal(1) ocurrió cuando estábamos en el Valle del Rishi. Todos los bueyes estaban adornados con flores y ornamentos en sus
cuernos. La gente de las villas llegaba ejecutando instrumentos parecidos a flautas y tambores, y los niños se divertían bailando.
Krishnaji miraba con su gran sombrilla.
S: ¿Krishnaji usaba esa sombrilla porque tuvo una insolación cuando era joven, no fue así?
M: Así es. Él no le llamaba sombrilla sino “paraguas para el sol”. En un momento cuando era muy joven, no sé cuándo
exactamente, había tenido una gran insolación en India, por ello era muy sensible al sol; razón por la cual siempre caminaba en
las tardes cuando el sol no estaba alto.
S: ¿Qué hacían Narayan y Shakuntala allí? ¿Sólo enseñaban?
M: Ellos estaban enseñando y Shakuntala justo estaba embarazada de Natasha, quien nació después en el mes de mayo. Esto fue
en enero.
Era un tiempo maravilloso de paz. Recuerdo la combinación, Krishnaji, sus charlas, el valle hermoso, lo remoto del lugar, el
silencio, los niños alrededor y esas graciosas colinas. Había allí tal estupenda atmósfera que en un momento me imaginé
dejándolo todo y volviéndome una ermitaña. Y por supuesto, luego estaban las actuaciones con danzas bajo la higuera de Bengala.
Creo que la misma “señora Luz de Luna” -la mujer demente- había venido también. Así que una vez más tuvimos que “poner
barreras” para mantenerla alejada de Krishnaji.
Pero por sobre todo el Valle del Rishi era encantador.
El próximo traslado fue a Bombay, pero vía Bangalore. Otra vez, Alain, Frances y yo tuvimos un coche que nos llevó hasta
Bangalore. Almorzamos, hicimos unas pocas compras, luego nos encontramos con Krishnaji en el aeropuerto y volamos a
Bombay. Allí él se estuvo alojando con Pupul Jayakar.
S: ¿En las colinas de Malabar?
M: Sí, en su casa. Alain estaba parando en lo de una de sus hermanas. ¡Madre mía!… ¿cuál era su nombre? Debería recordar eso,
pero no puedo en este momento.
S: ¿No era Nandini?
M: No, no Nandini; la otra hermana, que era una persona más mundana. Ella acostumbraba a jugar mucho bridge, y aparecía de
vez en cuando pero no era tan cercana como Pupul y Nandini.
Frances y yo paramos en el Hotel Taj y creo que al final se nos unió Alain. Fui invitada a almorzar a lo de Pupul en el segundo día
y Krishnaji dijo: “Déjeme las cosas que usted quiera guardar a buen recaudo”. En otras palabras se refería al dinero, los pasaportes
y cosas así. De modo que las traje y él me llevó a través del baño a su dormitorio, y [risitas] tomó mis cosas y las guardó diciendo
que estaban perfectamente seguras porque nadie entraba en su cuarto. Entonces al salir a través de su baño dijo: “Cuando llegué
aquí tenían en la pared toda esa clase de imágenes de estatuas hindúes”. Eran esas que las habían retirado rápidamente [M y S
ríen] después que él llegó. Y agregó: “Pero no antes de que les diera una buena mirada” Toda esa colección de estatuas eróticas.
Recuerdo que Alain dijo: “¿No eran pornográficas, señor?” Y Krishnaji contestó: “¡Oh no, eran religiosas!” [Ambos ríen]
S: ¿Con su voz irónica?
M: Sí. [Risas otra vez] …¡Dije que no me parecían que eran pornográficas porque todos se veían tan felices!… Bueno, me di cuenta
mientras la conversación continuaba, que yo no había visto las que estaban en la pared del cuarto de baño; sólo había visto las que
eran reproducidas en los libros – con posiciones extrañas y demás. De todos modos almorcé allí. Luego Krishnaji comenzó sus
charlas en el lugar habitual, en esa escuela de arte. Él también tuvo discusiones públicas en algo como el Salón de Khareghat, al
cual mucha gente asistió. Tenías que [risitas] dejar tus sandalias afuera, y recuerdo que un día salí ¡y todas las sandalias habían
sido robadas! [risas.]
S: ¡¿De verdad?!
M: ¡Cientos de pares de sandalias habían desaparecido! [Ambos ríen.] Gran consternación (pánico).[Mas risas.]
S: Alguien estaba vendiendo sandalias de segunda mano por las calles.
M: Sí. [Más risas.] Luego hubo caminatas alrededor de los jardines colgantes de las colinas Malabar con un requerido número de
vueltas. Krishnaji un día (había gente alrededor) señalando a una pareja en un banco abrazados y extendidos dijo: “¿A qué está
llegando este país? Pocos años atrás usted nunca hubiera visto eso” [Ambos ríen.] Se lo oía bastante estupefacto.
Fuimos de compras por supuesto; uno compra cosas en todos esos lugares.
Krishnaji habló varias veces sobre Elephanta(2) y la gran estatua de Mahesh Murti(3). Apenas insinué que me gustaría verla
otra vez, Krishnaji respondió: “No, no, es muy cansador.”
Dije: “Bueno, el viaje en bote puede ser cansador, ¿pero si alquilo un helicóptero? ¿Usted iría en el?”
“¡Oh no!, no” me dijo, “No se preocupe, no se preocupe.” Así que por supuesto, salí a buscar un helicóptero. [S se ríe.] Y eso no
era nada fácil, pero finalmente tuve uno remotamentelocalizado que podría ser posible.
Así fue como volví y le dije: “Creo que puedo conseguir un helicóptero. ¿Iría si lo consigo?”
Él contestó: “No, no, incluso eso es muy cansador.” Entonces solo fuimos Alain y yo.
S: En bote.
M: Sí, en bote, y pude ver por qué aquello de ninguna manera funcionaría para Krishnaji.
S: Sí.
M: ¿Lo has visto, no es así?
S: Sí, lo vi.
M: Bien, subimos hasta la cueva donde está la estatua; y a pesar de que había niños corriendo alrededor escuchando música en la
radio, esa escultura extraordinaria es algo inolvidable.
S: Totalmente.
M: Más adelante, Krishnaji consiguió una fotografía de la misma, la cual tengo en Ojai, y dijo (yo lo sentí de la misma manera):
“No la vamos a colgar porque uno no debe acostumbrarse a mirarla, así uno no la ve”. Hasta el día de hoy está sobre el estante en
el armario, a veces la saco y la miro.
S: Sí, es agradable.
M: Realmente maravillosa… ¿Algo más?
S: ¿Hubo alguna otra discusión privada en la casa de Pupul?
M: Ah sí, hubo otras. Fui invitada varias veces a lo de Pupul, y particularmente recuerdo la primera vez que fui. Había más o
menos quince personas. Krishnaji hizo la pregunta: “Qué puede hacer el individuo frente a la desintegración de la sociedad?” La
hizo bastante interesante, dijo que un individuo no puede ser cambiado por otro individuo. Estableció la diferencia entre la
conciencia individual y la conciencia humana: que la conciencia individual es la propia, pero un individuo puede afectar la
totalidad de la conciencia humana, lo que él por supuesto había dicho previamente.
S: Sí.
M: Dijo que si alguna vez sólo dos o tres personas pudieran hacer lo que él tantas veces dijo, esto produciría un cambio en el
mundo. En esta discusión estaba señalando eso. El individuo que ha cambiado tiene una inmensa resonancia, como una onda que
surge de él; que si hay realmente un cambio esto se extendería como una onda a través de la totalidad de los seres humanos. Él no
usó esas palabras exactas pero esa fue la implicancia de lo que dijo. Agregó que uno debe ver esto por sí mismo, pero que la gente
no lo hace, no está dispuesta. Fue una de esas frustrantes discusiones donde él diría algo y luego inevitablemente -como en todas
las discusiones- habría alguien que diría: “¡Pero nosotros no lo vemos, Krishnaji!”
S: ¡Ah, sí!
M: Entonces la discusión volvería a ser lo que tantas de sus discusiones fueron. Así, se iba a través del catálogo entero de lo que
está mal y no se avanzaba más. De algún modo era frustrante. Si la discusión hubiera fluido más adelante, la gente la hubiese
acompañado y se hubiera visto algo. ¡Ah sí! [risitas], un día hubo otra discusión privada y él llegó un poquito tarde, lo que nunca
ocurría; salió de allí riéndose y dijo: “He sido regañado por un gurú”. Aparentemente ¡un gurú lo reprendió por decir que los
gurús no eran algo bueno! [S se ríe.]¡Qué estorbo! [Risas.] ¡Él se reía tanto de esto!… [Más risas.] Creo que contó esto en una
charla en la cual sentí que uno a veces consigue tener en cierto modo una percepción directa, y luego el pensamiento percibe esta
percepción directa como un peligro para sí mismo porque lo interpreta como algo parecido a la muerte; porque si realmente
avanzáramos…
S: El yo desaparece.
M: Exactamente. El yo desaparecería y ello es percibido por el proceso del pensamiento como su muerte, y es algo tan temible que
retrocedes, no lo sigues.
De todos modos, él habló y lo que sea que fuere que yo haya dicho, lo dije, y él respondió. Pero yo tenía la sensación -mucha gente
tiene esta sensación en las charlas de Krishnaji- de que él se estaba dirigiendo directamente a mí, no sólo con palabras sino
también subconscientemente. Lo podía sentir viniendo hacia mí, aun cuando él estaba hablando a alguien más respondiendo
alguna pregunta. Era algo muy extraño. Al terminar me vino a ver por alguna razón y me preguntó: “¿No le preocupa si la estuve
golpeando con mis palabras en esa charla?”. Le contesté: “No, por supuesto que no”. Era una de esas veces que teníamos una
comunicación establecida en diferentes niveles.
S: En cierta manera él estaba admitiendo su reconocimiento de ese otro nivel de comunicación al hacerle esa pregunta, ¿no es así?
M: Probablemente. Creo que fue en esa charla que él repitió lo que a menudo decía: “Cuando usted ve que el camino que tomó es
el equivocado – está yendo hacia el norte, alguien viene y le dice que ese camino no lo lleva a ninguna parte, que vaya al sur, al
este u oeste- ¿por qué no lo hace? ¿Por qué no ve que donde se dirige no lo lleva a ninguna parte y se detiene?
Recuerdo decir: “Pero no puedo detenerme, mi mente no se detiene aunque vea que es inútil. No va a detenerse.”
Él respondió: “¿Por qué dice eso? Usted piensa que no puede, pero puede”. Recuerdo esto muy claramente. Él no lo dijo entonces,
pero fue como si hubiera dicho: “Pare de pensar”. No lo hice, nunca lo he hecho. Quiero decir, podría dejar de pensar sobre algo
en particular, pero la mente seguiría en otra dirección.
S: ¿Estos diálogos fueron grabados?
M: No lo recuerdo.
S: Alain hacía las grabaciones, ¿no es así?
M: Sí, él las hacía. No recuerdo bien; podían haber sido hechas, deben haber sido hechas, tienen que haber sido hechas. Y si
fueron hechas, todo lo que Alain grababa iba para Rajagopal. Si se hizo una copia en la India y fue guardada, no tengo memoria al
respecto. Alain debería recordarlo, tomaré nota y le preguntaré la próxima vez que le hable.
S: Cuando usted iba a esas caminatas alrededor de los jardines colgantes de las colinas Malabar, ¿lo encontraba a él en la casa de
Pupul y desde allí salían?
M: Si, íbamos en auto desde allí, alguien lo conducía y yo iba con él. Al final de la caminata, volvía, creo que a la casa, y después a
mi hotel.
S: ¿Quién iba a las caminatas?
M: Bueno, Madhavachari siempre estaba allí y algunas veces Narayan. No recuerdo a Nandini en ellas, pero Alain siempre.
En este entonces, Krishnaji me llamó para reunirnos y discutir respecto a esa casa en el sur de Francia que había sido ofrecida por
Frances McCann, por si era algo bueno de aceptar o no. Y hasta allí era todavía una posibilidad, así fue que me llamó para
conversar de ello.
Krishnaji dijo que Alain debe ir y buscar la tal casa después de que ellos volvieran de Bombay a Europa. Gerard Blitz [3] también
estaba participando en esto porque vivía cerca de allí. Él conocía esa parte de Francia y vivía en…¡oh!… ¿cómo se llamaba? Un
vecindario de casas bastante lujosas. Así que Blitz también iba a ayudar a buscarla. Entonces iba a haber un grupo de gente -creo
que yo misma, Alain, posiblemente Vanda, y me he olvidado quien más estaría involucrado. Todavía estábamos hablando sobre
esto pero Krishnaji no estaba seguro si lo quería hacer. Él estaba un poco preocupado si Frances se arrepentiría, o quizás percibía
inestabilidad en ella y que sería un error tomar un lugar así. Sin embargo, hasta ese entonces es lo que estaba ocurriendo. De lo
que recuerdo, cuando volvimos Alain fue y buscó, pero no siguió mucho más. Y por supuesto, fue después de esto que surgió la
idea de la escuela. Pero todavía estamos en Bombay, en 1966, a dos años de estar buscando seriamente por una escuela.
Y recuerdo otro diálogo, éste fue el final. Nuevamente fue sobre el tema del pensamiento y la dificultad de dejar de pensar. Para
mí era imposible. Krishnaji dijo algo extraordinario que hizo todo muy claro para mí. Usó la metáfora del tambor que es
silencioso, donde el silencio era necesario.
S: Él acostumbraba a decir que el tambor tiene que estar vacío para emitir sonidos.
M: Vacío, correcto. Dijo: “El pensamiento es lo que desentona al tambor”, y también: “¿Qué ocurre cuando se dejan de lado al
pensamiento? ¿Le dan la espalda?” Nuevamente le respondí que yo no podía hacerlo y dije: “¿Cómo una puede darle la espalda
aun cuando se ve la futilidad de aquello?”
Él respondió: “¿Usted quiere decir que está dentro del pensamiento y que no puede salir de el?” “¿Por qué insiste en ello?”
Lo único que podía hacer era seguir atascada. Y entonces el hizo algo admirable. De repente me dijo: “Señora Zimbalist, ¿es la
belleza pensamiento?” Ello me produjo una ruptura; lo vi, ello no era pensamiento. De pronto fue como una luz enceguecedora.
S: ¿Cómo fue para usted estar allí? Mary, ¿qué fue lo que sintió o recuerda? ¿Se sintió como una forastera? ¿Quizás un poco
marginada…?
M: No, debo decir que todos los hindúes eran realmente agradables y amistosos conmigo, y hacían grandes esfuerzos para
ayudarme con las compras o cualquier cosa. Además fui invitada a sus casas, en cierto modo me sentí muy bien recibida.
Pero había algo como una relación privada que existía entre Krishnaji, Alain y yo. Quiero decir, él nos hablaba de cosas que no
eran hindúes. Por ejemplo, quería tratar el tema de la casa, o si debía aceptar la invitación para hablar en la Universidad de
Harvard, en la Escuela Nueva y todo ello; era como si esa era su vida privada, aparte de las cosas de la India.
Y parecía que yo me había vuelto una persona clave. De hecho, recuerdo que cuando todavía estábamos en el Valle del Rishi, al
final del diálogo que dije antes, volví a mencionarle las otras entrevistas que él me había dado; las que por supuesto, no recordaba
y le dije: “Señor, como siento que al parecer soy una persona cada vez más habitual para usted, quizás debería ver como soy y
preguntarme todo lo que quiera. Usted debe conocer quién es la gente que lo rodea”. Eso era una parte de lo que él se refería con
ser tímido, pero como ahora nos conocíamos mejor, etc. [Risitas] Le dije: “también soy tímida, pero creo que es correcto que si
hay algo que usted quiere saber sobre mí, por favor pregúnteme.”
No me sentí extraña en India, quiero decir que era totalmente diferente, pero no me sentí marginada. Pensé que era maravilloso
estar allí, y que me gustaba todo lo que allí me sucedía.
En el último día en la India, fui a ver a Krishnaji a la casa de Pupul para recoger mi pasaporte y todo lo que le había dejado.
Cuando entré había gente sentada en el piso en una pequeña sala de estar pronta al ingreso hacia la izquierda. Allí había un juglar
oscuro y barbudo que tenía un instrumento de una sola cuerda y cierta clase de castañuelas pequeñas. Ni bien Krishnaji entró en
la habitación él comenzó a tocar y cantar. Eran unas canciones agradables y evocativas. Aparentemente, Krishnaji lo había
escuchado cantar en la calle y había pedido que lo trajeran a la casa para tocar.
Nos sentamos y lo escuchamos. Krishnaji dijo que lo había escuchado en la calle y sabía que la gente rica que vivía allí no lo
escuchaba, que solo los sirvientes lo hacían. [Risitas de S]También dijo que el hombre era del sur y hablaba telugu. Cuando él
terminó, Krishnaji fue, le agradeció y le regaló ropas que las puso cerca de él en el piso. Recuerdo claramente la gracia con la que
él hacia esto, es raro para una persona combinar tanta dignidad humana en todo lo que hacía.
Así es que esa noche todos fuimos al aeropuerto y había una masa entera de devotos que vinieron a verlo. Estaban sentados en un
cuarto formando un gran círculo y Krishnaji estaba sentado en una silla; había un silencio total. [Risitas]. Recuerdo que cuando
entré, él se levantó como lo haría si una dama entraba en el cuarto, y podías sentir el shock [risitas de S]de todos los hindúes
devotos porque Krishnaji se ponía de pie por una mujer.
S: Sí.
M: [Risitas] Y finalmente, cuando él se levantó y salió al pasillo, la mujer Parsi (5), la mujer loca, la “Señora Luz de Luna” estaba
detrás de él. Así que, nuevamente debíamos protegerlo.
Debo aclarar algo, estábamos en cierta clase de sala de estar que había sido dispuesta para él como un cuarto de espera y luego
todo el resto del aeropuerto estaba afuera. Así que yo también fui para protegerlo hasta que Madhavachari vino y entonces él la
apartó. Krishnaji me dijo: “No tolero estar sentado allí y ser mirado fijamente” [Risitas]
S: Sí
M: Así fue como partimos, Alain y yo en clase turista y Krishnaji en primera clase; pero él nos visitaba y decía: “Estoy visitando a
los pobres”. [Ambos ríen con ganas.]
Así fue entonces el final de India.
Aterrizamos en Roma. Krishnaji fue a alojarse con Vanda Scaravelli en la casa que ella había rentado en la ciudad, Vía Casaletto, y
yo estaba en un hotel.
S: ¿Vanda tenía una casa habitual en Roma?
M: Ella rentaba varias casas, pero en ese momento rentó aquella varias veces y más tarde otra. Era una casa que estaba afuera de
Roma y tenía un jardín, era muy elegante. Alain estuvo allí también. Yo paré en el hotel Rafael de Piazza Navona, un hotel muy
agradable y pequeño pero no estuve mucho allí porque volví a los Estados Unidos. Esto fue a fines de Marzo de 1966 y no volví a
ver a Krishnaji hasta abril, en Londres. Krishnaji se quedó en Roma por un tiempo. Ese debe ser el año que él fue a la Clínica
Bircher Benner en Suiza, pero no estoy segura.
S: Creo que él estaba por hablar en Harvard.
M: Eso fue en el otoño siguiente. Lo vi en Londres nuevamente en abril.
S: Esta bien, empecemos por allí.
M: De acuerdo, esto es al final de abril y una vez más él estaba en una pequeña y espantosa casa rentada en Wimbledon; no justo
allí, pero cerca, más o menos cerca de la circunvalación de Kingston.
Alain me telefoneó y dijo: “¿Nos encontramos en Huntsman?” Y lógicamente, esto me divertía muchísimo porque era la
continuación de la última vez que estuvimos en Londres.
Después que habló con David Bohm [4], dijo que David había dicho que él mismo era indeciso. Esa palabra impactó en Krishnaji
como si tal decisión fuera parte de todo esto.
En ese punto, Naudé citó algo que Krishnaji había dicho algún tiempo antes sobre la seriedad, pero Krishnaji lo descartó. Él no
quería volver a algo que él había dicho, lo estaba mirando como algo totalmente nuevo en ese instante.
En un momento, me preguntó sobre alguien que ambos conocíamos si esa persona era seria. Al parecer hice una pausa bastante
larga y después dije “no”.
Dije que para mí una persona no es seria si resiste a indagar donde la investigación la pueda llevar, y que por ello contesté “no”
sobre esta persona.
Krishnaji entonces me preguntó por qué la gente actúa con egoísmo, a lo que respondí que creía que era un impulso de las
personas por temor a “poner todos los huevos en una sola canasta”, así fue como lo dije.
Él contestó con algo como: “La gente en realidad tendría mucho más, pero no lo ven”
Entonces repentinamente me preguntó [risitas]: “¿Usted sería seria si se casara (Dios no lo permita) y tuviera una familia?”
[Risitas de M y S] Dije que dependía del matrimonio y de la relación.
Agregó que la gente dice ser seria sobre sus trabajos y aquellos con quienes que se casan. “Soy serio sobre el traje que voy a usar”
[Ambos ríen]
Dije: “Bueno, ¿pero no es ello así porque no hay una pregunta extraña al respecto?”
Contesté: “Sí, pero estas cosas son una medida de seriedad, o es lo que el coche significa para mí?” “Soy seria acerca del coche
hasta cierto punto, pero no dependo de él”. Esa era el tipo de conversación que continuaba, todo el tiempo, mientras me estaba
dirigiendo a través del tráfico. Él era el más genial de los copilotos…
S: ¿Krishnaji estaba realmente interesado en que usted supiera acerca del LSD?
M: No muy interesado, le conté todo sobre mi participación en un experimento científico sobre eso, pero él más bien lo descartó.
Huxley ya había tomado todas estas cosas en el tiempo en que conoció a Krishnaji.
S: ¿Cuándo murió Huxley?
M: Murió en el mismo día que asesinaron a Kennedy.
Me senté a su lado en una cena poco después de que había ocurrido un gran incendio. La casa de Huxley había sido destruida y
había perdido todos sus papeles. Fue algo terrible, y él hablaba de eso porque…
Entramos, tomamos el té e inmediatamente congeniamos entre todos. Mary (7) escribe sobre ello en su libro: lo complacida que
ella estaba de ver que Krishnaji tenía un poco de diversión en su vida con estas dos personas con quienes reían y disfrutaban con
él. En esos paseos Krishnaji recordaría lugares donde él estuvo en los viejos tiempos. Aparentemente estuvo por toda Inglaterra
con distintas personas.
S: Eso pienso y es la impresión que tengo. Él ya había estado por todas partes.
M: Sí. Y lo explicaría diciendo que nunca se le permitía salir solo cuando era joven, que siempre debía tener dos iniciados junto a
él en todo momento. La razón era porque la Dra. Besant pensaba que era más seguro para él, pero también porque regalaba todo
su dinero. Si él estaba solo le daría su dinero a alguien que lo necesitaba. [Ambos ríen] Así que, la Dra.Besant dijo, como él lo
contó: “¡Por el amor de Dios, no lo dejen salir solo!” [Ambos ríen otra vez]. Y luego dijo: “Mi hermano nunca me dejó”, lo cual era
algo bello.
S: Bueno, es verdad. Si piensa acerca del comentario de Mary cuando usted y Alain estaban viajando con él, era la primera vez por
años que estuvo con gente quienes tenían algún sentido de diversión.
M: Sí.
S: Quiero decir que, ¡viajando con Rajagopal en el curso de los años debe haber sido horrible!, por todo lo que escuché de él,
parecía estar resentido en todo lo que hacía.
M: Sí. Era horrible. Había quejas y críticas constantes. Y Alain en realidad es muy divertido porque tiene un gran sentido del
humor. De hecho, mi amistad con Alain estaba basada en que nos hacíamos reír uno al otro.
S: Eso es lo que escuché.
M: Él es muy divertido y con gran sentido del humor. Así que nuestra amistad con Alain estaba basada en reírnos mutuamente.
Durante el tiempo en Saanen cuando él estuvo en el Caprice conmigo, en la mesa del desayuno yo le bromeaba haciendo el papel
de un médico psiquiatra vienés, [S se ríe] o de psicoanalista con un acento marcado, algo que no puedo hacer más; analizaría sus
comentarios y sus reacciones [S se ríe aún más] mientras él hacia sus cosas. [Ambos ríen] ¡Fue algo tan divertido! Y él era
compañero. [Risitas.] Así que, para Krishnaji era respirar aire fresco, y por supuesto, él se unía en pleno. No éramos tan
divertidos, pero era un compartir las cosas divertidas.
Tú sabes, también parecía que todo era posible. Algunas veces acostumbrábamos a hablar y aparentemente se transformó en algo
aceptado en la mente de Krishnaji que todos nosotros estaríamos juntos para siempre; y teníamos charlas sobre dónde viviríamos,
si en este país o este otro, o una casa aquí u otra casa allá. Estas conversaciones siguieron. Y a cualquier cosa que él sugería, yo
respondía: “¡Ah sí!, hagamos eso” o “¿Cómo puede ser hecho?”, o lo que fuera.
No hubo ningún impedimento para que ocurriera algo hermoso. ¡Era un placer tan grande de proveer algo gratificante para él!
S: Sí.
M: Alguna cosa pequeña o algo grande, si él la quería y si una podía… [Larga pausa]
S: Hmm…
M: Bueno, ¿dónde estábamos? ¡Ah sí! Estábamos todavía con los Links. Ese fue un díaadorable, sencillamente un día adorable.
Luego manejamos de vuelta.
Hubo otro paseo, el cual en cierto modo fue casi histórico, porque decidimos conducir hasta los Cotswolds. Fui con mapas, un
itinerario y todo eso, pero cuando llegué a la casa, se decidió que tal vez era muy lejos. Así fue que nos dirigimos a Winchester. Y al
mirar nuevamente, noté que debimos haber pasado de largo justo por la ruta que lleva a Brockwood, porque de Kingston salimos
a la ruta A3, y deberíamos haber doblado en la ruta A272 y la pasamos de largo. Nadie tuvo ningún indicio paranormal [S se ríe]
del futuro y llegamos a Winchester. Le dimos un vistazo al Hotel Royal para almorzar, pero no había nada vegetariano. Alain
entró, miró el menú y descubrió que no podría ser allí; así fue como terminamos en el Wessex.
S: Ah, sí.
M: Después del almuerzo fuimos a la catedral y miramos alrededor, luego conducimos por varios caminos. Recuerdo el nombre de
Grateley, ¡los Wallops! ¿Sabes dónde están los Wallops?
S: Sí [riéndose], el Bajo Wallop y el Wallop intermedio.
M: Correcto. Y en el centro del Wallop intermedio probablemente, decidimos tener una siesta. Yo tenía una gran manta de abrigo
en la parte de atrás del coche, la que llevamos al prado y la extendimos en el pasto. Cada persona tenía una porción de la manta,
nos acostamos y dormimos por un rato.
S: ¡Qué agradable!
M: Fue adorable. Y luego, renovados conducimos hasta Stonehenge, que en esos días era maravilloso porque no tenía una cerca
alrededor. No había nadie y podías ir hasta las piedras. ¡Era maravilloso! Luego volvimos por otra ruta porque olvidé qué camino
tomamos, no volvimos por el mismo.
En el coche, Krishnaji dijo que ésta mañana recordó una pregunta de los jóvenes que había visto el día anterior. Había pensado en
ella y dijo: “El tiempo es como un río que fluye, pero lo dividimos en pasado, presente y futuro. No obstante, uno debe ver la
totalidad de ello; de este modo, cuando uno lo ve, el tiempo se detiene”.
También Krishnaji, empezó a preguntar sobre “ese niño” -queriendo significar él mismo, de cómo no fue condicionado a pesar de
todo. Estuvo preguntando sobre ello muchas veces en el coche.
S: Usted debe haber tenido muchas conversaciones mas sobre la casa en el sur de Francia.
M: Hummm… en cierto modo…tendré que recordarlo, no te puedo decir en este momento cuando él decidió no hacerlo. Estoy
segura que lo tengo en mis apuntes. En otro momento cuando hagamos otra grabación lo buscaré, porque no habían encontrado
una casa y la idea completa se dejó.
Así, fuimos nuevamente a la casa de campo de Mary y Joe. Llovía a cántaros y tuvimos un picnic cuando volvimos, pero comimos
en el coche, por la lluvia. Recuerdo que hice una ratatouille (8) -no sé- pero la hice en la casa de Kingston [Risitas]. Cosas que
recuerdas… De todas maneras, salimos y tomamos un té con Mary y Joe, y tuvimos otra agradable caminata porque la lluvia había
terminado.
Así que, llegamos a mayo, creo que el diez. Llevamos el coche a París, entonces manejamos hasta Lydd que es donde tienen una
forma de llevarte el coche en avión.
S: Ah, sí.
M: Desde Lydd hasta Le Touquet.
S: Ah, sí, usted metía el coche en el avión, una cosa extraordinaria. ¿Qué parte del avión se abría para ingresarlo?
M: Como una boca grande, se abría y conducías el coche adentro. Luego dabas la vuelta y te sentabas en la cabina.
S: Antes que vayamos a Francia, porque vamos a quedarnos sin cinta en unos pocos minutos: ¿cómo percibió la relación de
Krishnaji con Mary y Joe, y también su relación con Doris, Anneke y Mary Cadogan?
M: ¿Quieres decir como yo lo percibí? Mary y Joe eran viejos amigos. Ambos me gustaron de inmediato, y parecía que a ellos yo
les gustaba también.
S: Pero Joe no tenía interés en las enseñanzas.
M: No, pero a él le gustaba Krishnaji, disfrutaba de su compañía y reían juntos.
S: Por otra parte, había alguien como Doris que era casi lo opuesto, pero tenía una tremenda devoción por las enseñanzas.
M: Sí. Doris era todo un personaje, e inmediatamente podías verla como tal, y sus cosas que eran parte de su personalidad;
buenas y malas, la hacían a ella. Tan solo apreciabas todo eso.
S: Pero para el registro histórico, esto debe ser explicado de alguna manera porque hay cosas interesantes; como por ejemplo:
Mary Lutyens creció con un afecto personal por Krishnaji, y aun así ella no tenía relación con las enseñanzas o nada religioso por
mucho tiempo.
M: Correcto.
S: Luego se interesó en éstas, dejó todo y tan solo guardó afecto por Krishnaji. Joe no tenía ningún interés, pero tenía una amistad
personal con Krishnaji.
M: Sí.
S: Y Doris, que era antipática [risas] si se puede decir de alguna manera, sin embargo eso era parte de su encanto.
M: Parte de su encanto eran su enojo y su graciosa naturaleza.
S: Sí, y ser devota de las enseñanzas. Anneke estaba entre medio.
M: Bueno, Anneke era también divertida, ella amaba reírse. Anneke, Alain y yo, cuando Krishnaji se había ido a la cama en
Holanda, acostumbrábamos a sentarnos y reírnos -me olvidé ahora sobre qué- pero debe haber sido alguna cosa graciosa que
ocurrió. Anneke era una persona alegre y obviamente amaba cuidar de Krishnaji. Todo era celestial para ella, y gustaba de Alain
porque era muy gracioso y se reían mucho. También me quería, por la misma razón.
S: ¿Que hacían Doris y Anneke?
M: Bueno, ellas cocinaban y limpiaban, Doris organizaba el día, tomaba nota de las entrevistas y todas esas cosas. Krishnaji tenía
que ver gente, y ella manejaba todo eso. Anneke probablemente hacía la mayoría de las comidas y los trabajos de la casa. ¡Ah!,
también estaba la dama sudafricana.
S: Joan Wight.
M: Sí, Joan Wright. De alguna manera Joan estaba en todo esto. Antes de que yo fuera la chófer, Joan Wright lo llevaba a
Krishnaji a los turnos y citas, o lo conducía a una charla, creo que… ¿nos estamos quedando sin cinta?
S: Sí, es importante hablar de todas estas personas, porque de otra manera son solo nombres y dentro de cien años la gente no va
a tener ninguna idea de quienes eran.
M: La cualidad más destacada de Joan Wright era su habilidad en la costura.
S: Sí, le hacia las batas de baño a Krishnaji.
M: Sí, y él también traía una bellísima seda de la India, esa que tenía cuerpo, de color crema, y ella le hacia sus pijamas. Y no es
fácil comprarlos, especialmente los hechos con seda gruesa de la India. Ella hacía todas esas cosas para él.
S: Nos hemos quedado sin cinta ahora. Está bien, continuaremos en el camino a París en el ’66.
M: En mayo, sí.
Notas del autor:
[1] El sobrino de Krishnamurti, quien más tarde llegó a ser Director de la Escuela del Valle del Rishi.
[2] Balasundarum fue el Director de la Escuela del Valle del Rishi.
[3] Gerard Blitz era un empresario que empezó el Club Med, un promotor de yoga y entusiasta del trabajo de Krishnaji.
[4] David Bohm es ampliamente considerado como uno de los más importantes físicos teóricos del siglo XX, como así también un
filósofo. David Bohm era también un entusiasta promotor del trabajo de Krishnaji, fue síndico de la Fundación Krishnamurti de
Inglaterra y síndico del Centro Educativo Krishnamurti del Parque de Brockwood.
[5] Aldous Huxley fue un escritor famoso y uno de los más prominentes intelectuales de su tiempo. Desde 1920, Huxley fue un
admirador del trabajo de Krishnaji, y en 1929 contribuyó en empezar una escuela con Krishnaji y otros en California.
[6] El nombre de soltera de Mary Links y el nombre que ella uso en sus libros fue Mary Lutyens; de esta manera es conocida con
ambos nombres en los círculos de Krishnamurti.
Capítulo 4
INTRODUCCIÓN
Resulta evidente que Mary tenía sus apuntes frente a ella (cuando dice por ejemplo: “Veamos qué ocurrió después de eso”), por las
fechas y horas exactas que provee a esta charla.
Un acontecimiento significativo del período cubierto en este capítulo es cuando Mary se vuelve la anfitriona de Krishnaji. La
relación de ambos también parece estar cambiando de “Mary la que maneja y hace los recados”, a Mary la amiga y acompañante;
y comenzando a sustituir la amistad de Alain con la de Krishnaji.
Y lo más notable del periodo cubierto aquí, es que Mary tiene su primera experiencia en los aspectos más “esotéricos” de la vida de
Krishnaji, y él habla con ella al respecto.
SCOTT: Dejamos en que usted estaba ingresando [risitas] su coche -el “no-Mercedes-Jaguar”- en el avión que volaba sobre el
canal.
MARY: Bueno, no era tan raro como suena actualmente. [Risitas de ambos] Mas bien era algo así como un pequeño avión que
podía aterrizar en el agua, pero que también tenía ruedas. Salía del agua por una rampa, y luego las ruedas lo llevaban hasta la
pista de aterrizaje.
S: ¡Ah!, ¿era así?
M: Creo que sí, porque así lo recuerdo.
S: Ahora, ¿cuántas personas entraban allí? Era una cabina pequeña con digamos… ¿una docena de personas?
M: No, probablemente unas ocho. No recuerdo cuantos coches podían ir, más de uno obviamente, probablemente dos, tal vez
cuatro, no lo sé. Había como una gran boca que se abría en el frente del avión y los coches ingresaban hacia el estómago del
mismo, por así decir, [S se ríe] y los pasajeros se sentaban en la cabina.
S: Lamento habérmelo perdido. [Ambos ríen] Bueno, ¿así que Krishnaji fue con usted?
M: Krishnaji, Alain y yo. El vuelo fue por muy poco tiempo, sólo hasta Le Touquet.
S: Y desde allí usted manejó a París.
M: Bueno no, no fuimos a París, fuimos a un lugar mucho más agradable. Buscando en la guía Michelín encontré un muy bonito
lugar para almorzar en Le Touquet; y después conducimos a otro llamado Vironvay, que está al sur de Louvier, si tu geografía de
Francia es buena.
S: No tan buena.
M: Había una cierta clase de hotel de campo llamado Les Saisons, muy bonito porque eran como cabañas alrededor de un viejo
edificio. Yo tenía un cuarto con un hogar, Krishnaji y Alain estaban en otro sitio; luego tuvimos la cena en mi cabaña pero no
recuerdo donde estaban, no era en la misma casa. Pedimos el servicio de habitación cerca del hogar encendido, era encantador.
S: ¡Oh, qué agradable!, ¿Cuándo fue esto de nuevo? ¿en abril?
M: Esto fue el 12 de mayo.
Así que, pasamos la noche allí, todos dormimos bien, y el día siguiente fue hermoso. Al mediodía manejamos hacia París y reservé
una mesa en el Coq Hardi. ¿Has estado alguna vez en el Coq Hardi?
S: No.
M: Bueno, era un restaurante encantador.
S: ¿Dónde? ¿En París?
M: En las afueras, cerca de Malmaison, hacia el oeste de París. En el verano te sientas afuera en la terraza y hacia atrás hay una
colina toda cubierta de hortensias.
S: ¡Qué bonito!
M: ¡Es tan hermoso!… y la comida es magnífica. Naturalmente, mi padre me llevo allí muchas veces.
S: [risitas] Sí, por supuesto.
M: Por lo tanto yo conocía el lugar, pero ellos nunca habían estado allí y tuvimos un almuerzo suntuoso.
S: ¡Mmm!…
M: Era un plato tras otro de vegetales y fruta, deliciosos. Krishnaji estaba contento.
S: Supongo que para este tiempo usted ya estaba bien recuperada de los omelettes y las papas fritas. [Risas]
M: ¡Ah! Los omelettes y las papas fritas habían desaparecido hacía mucho. [Risas] Luego fuimos a París en la tarde, dejé a
Krishnaji y a Alain en lo de los Suarès alrededor de las cuatro, y luego me fui al Hotel Pont Royale donde había estado antes. No
los vi por un par de días porque estuve con mi padre.
El 15 de mayo, Krishnaji dio su primera charla en la Salle Adyar, que creo que lo hemos hablado antes.
S: Sí.
M: Aparte de las charlas, estaban las compras. [Risitas de S] Fuimos a Sulka por algo y por supuesto, a Lobb por los zapatos.
Trajeron esas cosas bonitas que fueron probadas y eran muy satisfactorias. Luego fuimos al Bois[1] y a Bagatelle[2] donde dimos
una vuelta agradable caminando, creo que luego tuvimos un té o algo así y después los conduje de vuelta.
S: ¿Qué ocurría en las charlas? ¿Quién conducía a Krishnaji hasta la Salle Adyar?
M: [Larga pausa] No me acuerdo.
S: ¿Estaba Alain grabando las charlas?
M: Sí, lo hacía él.
S: ¿Usted veía a Krishnaji antes de las charlas?
M: No, no lo veía.
S: ¿Lo veía en ese mismo día?
M: Posiblemente, pero no tengo memoria ni apuntes al respecto. Krishnaji y Alain salían a caminar y un día llevé a Marcelle
Bondoneau a lo de los Suarès, la deje allí y los encontré volviendo de una caminata. Así que como yo tenía el coche volvimos al
Bois y caminamos por allí otra vez.
En el 20 de mayo, condujimos a St. Germain y luego fuimos por otra caminata bastante larga.
Al día siguiente los conduje a Krishnaji, Alain y a Pupul Jayakar hasta Chartres, y desde luego, visitamos la catedral otra vez y
almorzamos.
Fui a conciertos en la noche, e hice compras con Alain, y… ¿qué otra cosa? ¡Ah, sí!, fuimos a ver una película llamada “Diez
Indiecitos”, [S se ríe] es una de detectives y alguien es asesinado. Así que fue muy placentera.
S: ¡Ah, sí!, seguramente; todos conocemos la afición de Krishnaji por las películas de suspenso. [Risitas de S y M]
No mencionó de sus salidas a comer con Krishnaji
M: No, él no fue a ningún restaurante, excepto una sola vez al Bougival, Picardie.
S: ¿No fue invitada a lo de los Suarès para almorzar?
M: Creo que lo fui una o dos veces, pero no a menudo.
S: ¿Cómo eran ellos?
M: Bueno, él era algo así como un pequeño gnomo y estaba muy ocupado, realmente absorto en hacer traducciones y escrituras
sobre un libro de la cábala. Estaba muy metido en eso.
Nadine era una mujer de pelo blanco, de edad media, muy tipo francesa, pero en realidad los dos eran egipcios, venían de Egipto.
S: Ahora, sé que eventualmente los Suarès comentaron a alguien que era muy dificultoso para ellos tener a Krisnaji.
. ¿Fue esto en ese año?
Ella contestó: “No, no, no importa, lo importante es que Krishnaji tenga lo que es correcto para él. Así fue como le propuso esta
idea a Krishnaji y él estuvo de acuerdo. Ella volvió, me contó esto y le dije: “pero necesito su ayuda para encontrar un lugar,
porque tengo que volver a los Estados Unidos”.
Me respondió: “Encontraremos algo, usted lo renta y lo administra”… como sabes, todo lo que ello implica. Así que eso fue lo que
se acordó.
S: Ya veo.
M: Pero debo volver respecto a esta salida de París, porque ese fue el momento cuando Krishnaji nos dijo a Alain y a mí que a
veces él se desmayaba; y que si eso ocurría no teníamos que asustarnos, pero que “no tocáramos el cuerpo”, como él decía. Así fue
como salíamos de París el 31 de mayo. Había mucho tránsito en la…
S: AutoRoute du Soleil
M: Sí, yendo hacia el Sur en la AutoRoute du Soleil. Estábamos manejando y algo me hace mirarlo a Krishnaji. Él l-e-n-t-a-m-e-n-
t-e se desmayó cayendo hacia la izquierda, más o menos, en mi falda. Instintivamente puse mi mano porque tenía miedo que su
cabeza se golpeara con el volante. No podía detenerme porque como sabes, habían muchos otros coches alrededor nuestro. Alain
estaba en el asiento trasero.
S: Este Jaguar tenía obviamente, el volante en la izquierda.
M: Sí, lo encargué para Norteamérica.
La manera como ocurrió fue extraordinaria, como si fuera en cámara lenta, no cayó de repente. Fue m-u-y despacio como una flor
que se inclina y…
S: ¡Oh!…
M: Así que pude seguir conduciendo, afortunadamente estaba en la línea de la derecha, y tan pronto como fue posible en una
salida dejamos la autopista.
S: ¿Alain estaba al tanto de lo que ocurría?
M: Alain estaba en el asiento trasero pero él no pudo hacer nada.
S: ¿Pero él se dio cuenta de lo que pasaba?
M: ¡Oh, sí, claro que se dio cuenta!, y después de unos minutos Krishnaji volvió en sí con un quejido.
S: ¿Cuánto tiempo estuvo desmayado?… ¿unos pocos minutos, cinco minutos?…
M: Probablemente cinco minutos.
S: ¿Usted tuvo la sensación de algo?
M: No, pero era curioso, no percibí nada; y cada vez que ocurría en el coche, algo me lo advertía. No era que estaba consciente de
esto, pero algo me hacía girar la cabeza y mirarlo justo antes de que ocurriese, cada vez. Era muy extraño.
S: Hmm…
M: Porque ocurrió varias veces más adelante, pero ésta fue la primera vez.
S: ¿Dijo algo?
M: Sí, él lo comentó. Él se disculpó medio en broma por haber caído en mi falda o algo así. Olvidé exactamente qué dijo, e igual
seguimos manejando.
S: ¿Pero no hubo una explicación?
M: Bueno, él dijo que esto ocurría algunas veces después de una serie de charlas. No lo explicó en aquel momento, pero lo hizo
después; era algo así como dejar el cuerpo temporariamente después de que había estado bajo tensión de algún tipo. El esfuerzo
de las charlas de París y todas esas cosas, deben haber creado el momento para eso. También dijo que nunca iba a ocurrir en
público, a no ser que él estuviera con gente que conocía bien, no casualmente.
S: Sí.
M: Entonces continuamos el camino. Reservé unos cuartos en el hotel Montbazon, el cual nos desagradó mucho. Había sido la
casa de alguien llamado Monsieur Coty, un gran empresario industrial que habían transformado en un hotel; pero estaba
demasiado adornado, muy pretencioso. No nos gustó en absoluto, aunque forzosamente tuvimos que pasar la noche allí.
Decidimos continuar el viaje al día siguiente.
S: Mary, ¿puedo volver a este desmayo?
M: Por supuesto.
S: ¿Notó usted un cambio en Krishnaji antes que se desmayara y después? ¿Como si él estuviera más revitalizado posteriormente?
¿O podría estar… hmm… con un estado de ánimo diferente, o algo así?
M: No.
S: ¿Sin ningún cambio?
M: No, antes él no estaba de ninguna manera diferente.
S: ¿No se mostraba más o menos cansado posteriormente?
M: No puedo responder si el desmayo le hizo algo o si le alivió alguna tensión, pero no era física.
S: ¿Así que, no había ningún efecto visible?
M: No, y no sé por qué ocurrió, no pregunté. Quiero decir: él nos dijo que eso podría ocurrir y ocurrió.
S: ¿Había ocurrido esto antes con Alain?
M: No, no que yo sepa. No lo creo, porque recuerdo que él nos lo explicó a los dos.
S: Mm, hm… ¿cuándo se los explicó a ustedes?
M: (Suspiros) No lo recuerdo exactamente, él pudo haberlo dicho ese mismo día, pero antes del viaje. De hecho, yo no me lo
esperaba entonces y allí mismo… sabes, no estaba esperando ver que él se desmayara o algo así.
S: Pero, no fue dicho varias semanas antes?
M: No, era muy reciente.
S: ¿Alguna vez dijo Krishnaji que él sabía cuándo esto ocurriría? ¿alguna aproximación?
M: No.
S: Bueno, eso ocurrió después de un esfuerzo que él ya supondría.
M: Bueno, sí, él lo sabía. Y tiempo después, un día tuvo un tratamiento dental; que fue una “conmoción para el cuerpo”, como
dijo.
S: Mm, hm…
M: También tuvo un quiste dentro de su labio inferior, y el doctor dijo que tenía que sacarlo. Así que, manejamos hasta el
consultorio del doctor, creo que le dieron Novocaína (1) y le fue extraído. No era nada serio, pero más o menos a mitad de camino
a casa se desmayó otra vez, de la misma manera.
S: Hmm…
M: También le ocurrió en Nueva York cuando llegamos y fuimos a un departamento que renté de mi ex-cuñada. Un pequeño
apartamento en la calle 61. Lo llevé a su cuarto, le mostré donde estaba, y creo que sólo por la fatiga del viaje se desmayó.
S: Hmm…
M: Así que, eso era algo como después lo explicó, una “conmoción para el cuerpo”, un esfuerzo excesivo o alguna clase de estrés. Y
cuando él gritaba, por supuesto, siempre…te hacía…
S: Sí, escuché ese grito.
M: Sí. Pero ese clamor no significaba nada doloroso, no era consciente de el. Quiero decir… él lo escuchaba…
S: Sí, él lo escuchaba, sí.
M: Lo despertaba, pero no era un signo de dolor o algo así.
S: No, no; pero obviamente en cierta medida él anticipaba sus desmayos, porque le dijo a usted justo antes que eso ocurriría. En
otras palabras, él debe haber sabido que el cuerpo había pasado por un gran esfuerzo durante esas charlas.
M: Eso podía haber sido, sí.
S: Sí, eso creo.
M: Pero según recuerdo, él no indicó algo así como: “¡cuidado con esto!”.
S: No, no, no.
M: Sólo para decirnos de lo que podría ocurrir, para no alarmarnos y no tocar el cuerpo.
Pero sin quererlo, cuando ocurrió lo toqué, no pude evitarlo porque traté de impedir que su cabeza golpeara con el volante, y él
cayó en mi falda, pero no lo tocamos en otro modo. Sólo lo sostuve tan bien como pude con mi mano derecha y manejé con la
izquierda. Pero no hice nada con él, como de intentar incorporarlo o algo así. Sólo esperé que se le pasara.
S: Sí, sí.
Bueno, entonces usted dejó la desagradable casa del industrial.
M: Sí, [Risas] y fue horriblemente ruidosa también; además que no comprendían a los vegetarianos.
S: [Risas] ¡Lamentable!
M: Así fue que al día siguiente manejamos hasta Amboise y almorzamos allí. Como dije, Krishnaji no es un gran visitante de
castillos, entonces no entramos, pero seguimos hacia Chenonceau.
S: Oh, eso es bello.
M: Cuando llegamos, caminamos alrededor pero no entramos al castillo de nuevo, fue en otro viaje cuando entramos allí.
Igualmente es algo adorable de ver desde afuera y caminamos a través de los jardines.
Luego seguimos -la guía Michelín me ayudó de nuevo- hacia un lugar que encontré llamado Pougues-les-Eaux [S se ríe]. Allí
estaba el Château de Mimont que había sido transformado en un hotel. Era un castillo con parques alrededor. ¡Algo encantador!, y
el dueño era el anfitrión; tú sabes, es uno de esos hoteles en castillos.
S: Sí, lo sé.
M: Era adorable, en el campo habían sembradíos, árboles, y una hermosa campiña ondulada. Tuvimos cuartos elegantes y
recuerdo que en la sala-comedor la comida era muy buena; se elevaron gentilmente al desafío vegetariano y fue algo bueno.
S: ¡Ah, qué bien!
M: Recuerdo que fue una de las primeras veces que estuve consciente de algo… extraño… cierta presencia cuando Krishnaji
hablaba de su juventud. Puedo ver el comedor en mi memoria y sentir algo, no es identificable, cierta clase de presencia; es la
forma como lo puedo explicar, son las únicas palabras que me surgen.
S: Sí.
M: Era como una clase de, bueno… lo describiría como algo vibrante en el aire, eléctrico, algo así como un zumbido no escuchado
antes, o algo…
S: Sí, sí. ¿Les dijo algo al respecto a Alain o a Krishnaji?
M: No lo recuerdo, pero más tarde cuando sí hablamos sobre esto, me volvió ese recuerdo del atardecer en el castillo de Mimont,
pero no creo haber dicho nada antes.
S: Mm, hm…
M: Pero de nuevo, eso ya está perdido en el recuerdo, y el día siguiente lo pasamos en caminatas. Fue muy agradable.
S: Ahora bien, ¿ustedes tenían la comida principal en el almuerzo o en la cena?
M: En el almuerzo. Bueno, la primera tarde en el castillo de Mimont nuestra comida principal fue la cena, porque llegamos allí a
esa hora.
S: Sí. Entonces, ¿Krishnaji en esos días aún tenía su comida principal al mediodía?
M: Sí, sí, cenábamos, pero el almuerzo era la principal.
S: Me pregunto por qué…
M: Bueno, él había estado en la Clínica Bircher Benner.
S: ¡Ah, claro! ¿no es eso lo que ellos siempre recomiendan?
M: Eso es parte del régimen: que tengas la mayor comida en el almuerzo, y luego está todo el tema de tener la fruta primero, luego
lo crudo y después lo cocido.
S: Sí.
M: Lo cual hemos seguido siempre desde aquel entonces.
S: Lo sé.
M: Él lo tomó de ese lugar. Es la manera como ellos te alimentan; y la dieta allí es una gran parte de la terapia. Hay libros enteros
de medicina apoyando este programa de alimentos. Y a él le gustaba, por lo tanto, así fue.
S: Sí, por supuesto.
M: Después condujimos a Ginebra.
S: Disculpe, ¿Alain seguía siempre en el asiento de atrás y Krishnaji…?
M: Adelante, sí.
S: ¿Así que Alain no conducía?
M: Mi coche no. Él condujo más tarde el suyo, no era un conductor muy experimentado.
S: Mm, hm…
M: Y… a mí no me gustaba su forma de conducir, pensé que era muy duro en el coche.
S: ¡Ajá!
M: Así fue que yo hice todo el conducir.
S: Comprendo.
M: Una o dos veces quizás pudo haberme aliviado al volante, pero no con Krishnaji, no lo creo. Se suponía que yo era una gran
conductora… Krishnaji me aprobó.
S: Mm, hm. [Risas].
M: Bueno, ¡nuevamente llegamos en la parte de atrás del viejo Hotel du Rhone!
S: ¿Por cuál camino llegaron, lo recuerda?
M: Sí, lo recuerdo, pero no puedo decirte los nombres. Desde el… bueno, -mirando el mapa debe ser por el Oeste, ligeramente por
el Sudoeste, a través de… ¿hay un lugar llamado Voltaire allí?
S: ¿Voltaire?… ¿o sería Chalon-sur-Saône?
M: No, no fuimos tan al sur, ya había atravesado Chalon.
S: ¿Vinieron por la ruta de Lyons?
M: No, no, no. Mhm… Mimont, nosotros, ¡oh caramba!, puedo ver los lugares, pero no puedo nombrarlos. Tal vez en mi otro
diario tenga esto. ¿Puedes apagar el grabador y lo busco? ¿o no importa?
S: No, está bien, lo anotamos y lo buscamos más tarde.
M: De acuerdo. ¡Va a ser una cinta confusa si hacemos muchas anotaciones al pié, serán más páginas! [6]
S: [Risas] No hace ninguna diferencia.
M: Bueno, llegamos al Hotel du Rhone y por supuesto, al día siguiente atendimos nuestros quehaceres… fuimos a Patek, y creo
que también por las corbatas a ese lugar…
S: Jacquet.
M: Sí, a Jacquet, gracias. Entonces luego fuimos a Gstaad y a Les Caprices. Este año por un tiempo todos nos quedamos en Les
Caprices porque Tannegg no estaba abierto todavía. Krishnaji tenía una especie de estudio al lado de mi apartamento, según
recuerdo; pero todos usamos mi sala de estar y yo cocinaba.
S: ¿Y Alain dónde se hospedaba?
M: Alain se quedó conmigo, en ese año había un cuarto de más.
S: Como el año anterior.
M: Así es, pero pasamos la mayor parte del tiempo en mi sala de estar y teníamos las comidas allí.
S: ¿Salían a comer a restaurantes?
M: No, fuimos a un restaurante en el lago Thun cuando fuimos a Thun en el coche. Si vas alrededor del lago desde Thun en la
pequeña barca que tienen llegas a un pueblo llamado Merlingen; y allí está el Hotel Beatus donde íbamos para el almuerzo. Pero
según recuerdo no fuimos a almorzar a Gstaad sino en casa.
Y por supuesto, tuvimos más caminatas.
Un día, Krishnaji se pescó una bronquitis y tuvo que guardar cama. Los Biascoecheas -que ya estaban en Gstaad- vinieron a
almorzar. Tengo aquí una anotación sobre el almuerzo, ya en el ferry desde el lago Thun hacia Beatus. Al parecer estábamos
buscando un Volkswagen para Alain, porque él necesitaba un coche. Así que, hubo una intensa búsqueda de uno y…
Así que, fuimos a Ginebra y al Hotel du Rhône. [risas] Alain y Krishnaji tuvieron sus tratamientos homeopáticos y también sus
baños de vapor, pero yo no.
S: ¿Dónde tuvieron esos baños?
M: No lo sé, donde quiera que fuese -era algo relacionado con la homeopatía… no se a dónde fueron. Al día siguiente, volvimos a
Gstaad por Evian y tuvimos otro adorable almuerzo en el Hotel Royal. [ambos ríen]
¡Todo esto podría ser algo bastante aburrido para la posteridad! [ambos ríen] ¡No me parece que quieran saber todo!
S: Bueno, esta es una oportunidad para tener todos los detalles, [M se ríe] como por ejemplo, ¿que hizo usted cuando ellos fueron
a ese homeópata? Tiempo más tarde Krishnaji dijo que no creía que la homeopatía casera le había hecho algún bien. Él dejó de
tomar los remedios.
M: Así es, pero eso no impidió que haya tomado una cantidad enorme de todo eso. [Ambos ríen] ¡Y Alain estaba tan interesado!, y
todavía está muy apasionadamente involucrado con la homeopatía.
S: Sí.
M: A mí nunca me ayudó, para nada.
S: Sí, Krishnaji también lo dijo, me acuerdo de él decir que no creía que funcionaba.
M: Bueno, aun así él hacía el tratamiento, [Ambos ríen] pero adivino que era inconstante al respecto.
S: Así que cuando usted fue a Ginebra, ¿manejó su coche otra vez?
M: El Jaguar sí, sí. Y no estoy segura, creo que caminé alrededor y probablemente hice compras.
S: Describa como era estar conduciendo con Krishnaji en el coche.
M: Bueno, por supuesto que era agradable.
S: Él se daba cuenta de todo.
M: Sí, y otra vez… ya describí cuando viajaba como copiloto.
S: Sí.
M: Él sería como Toscanini o von Karajan, conduciendo al conductor con sus señales de mano.
S: Sí.
M: Pero, también le gustaba mirar el campo, disfrutaba eso; y otras veces, cuando yo manejaba sola con él o cuando Alain no
estaba con nosotros, él acostumbraba a cantar(3).
S: Hmmm…
M: Y eso era maravilloso. Estaríamos atravesando Francia por esas encantadores caminos pequeños que desplegaban un calmo y
hermoso campo a nuestro alrededor; y él cantaba. Era como…bueno, siempre sentí que la mayoría de la gente tiene un tarareo,
cuando están solos, tararean algo; pero el de Krishnaji era cánticos en sánscrito.
S: ¡Qué agradable!
M: Y era hermoso.
S: Hmm. [Risitas de M] ¡Qué bueno!
M: Sí. Esos fueron momentos realmente maravillosos y mágicos, cruzando el centro de Francia, lejos de todo, sin teléfono, sin
gente, nadie que supiera dónde estábamos; tan solo atravesando esa campiña encantadora, relajados y… solo belleza. No
hablábamos mucho, pero había cierta clase de algo no-verbal que ambos disfrutábamos.
S: Un tipo de comunicación.
M: Sí.
S: ¡Qué agradable! Mary, ¿usted o él llevaban algo así como un termo para beber en el camino si querían?
M: Creo que usualmente llevábamos una botella de agua de Evian, o algo así.
S: ¿Y algunos vasos o copas?
M: Generalmente vasos, sabes, de papel o plástico. ¡Más tarde acostumbrábamos a detenernos y comprar medialunas! Esto sería
al regreso de Suiza, manejando de vuelta hacia París.
S: ¿Medialunas?
M: Bueno, siempre partíamos a las 4 de la mañana. No sé por qué, pero lo hacíamos. [S se ríe] Fosca nos despedía y me daba un
buen café italiano antes de la partida. Luego cruzábamos la frontera justo cuando amanecía sobre Divonne, allí arriba; y luego al
volver a Francia, bajando un poquito más estaba… ¡oh!, debería recordar el nombre del pueblo… si tuviera un mapa frente a mí, te
lo diría; donde hay una panadería y allí el pan estaba justo saliendo del horno. Nosotros parábamos y comprábamos las
medialunas calientes, recién salidas.
S: Mm, hm… ¡qué maravilla!
M: Fosca nos había dado una bolsa llena de fruta y algo para beber. Así que, nos deteníamos y teníamos un picnic-desayuno, lo
cual era encantador. ¡Krishnaji siempre recordaba ese lugar!… Él, con su memoria engañosa que no recordaba muchas cosas,
igual la tenía fresca para los lugares.
S: ¡Una extraordinaria memoria para los lugares!
M: Sí, y cuando estábamos, digamos, a media milla de allí decía: “estamos llegando” . Y cuando llegábamos, decía: “es aquí, es
aquí”. Había un lugar donde podíamos aparcar un poquito al lado de la ruta, debajo de algunos árboles y arbustos.
S: ¿Estaba Fosca cocinando por usted todo el tiempo en Gstaad?
M: Él cocinó todos los años, excepto en el último.
S: Tan solo lo pregunto por lo que usted dijo antes, cuando Vanda en el primer año envió otro cocinero…
M: Bueno, sí, un cocinero, pero no duró mucho porque era deshonesto, y nos estaba engañando. [risas] La gente le enviaba
mangos a Krishnaji, yo iba y los traía en el coche; era una gran caja de mangos que venían de la colina. Teníamos mangos para tal
vez dos comidas, y después no habían más porque el cocinero los estaba vendiendo en el Hotel Palace.
S: ¡Ah! ¡estaba dejando esto fuera de la historia!
M: Bueno, ¡no pensé en esto hasta ahora! [Ambos ríen]
S: ¡Ah!, ¿en serio?
M: ¡Sí!
S: ¡Ajá!
M: Ese hombre fue despedido.
S: Así que, ¿él había o no trabajado para Vanda por bastante tiempo?
M: ¡Mmmh!… no creo que haya trabajado para ella por mucho tiempo. No tengo muy en claro el arreglo de Vanda. Fosca era en
efecto una lavandera, lo había sido desde joven.
S: Sí, creí que ella siempre había trabajado para Vanda .
M: Sí, había sido la lavandera de Vanda, a ella le gustaba mucho planchar. Siempre decía: “No soy una cocinera, la señora me hizo
cocinera pero no lo soy, no se cocinar!”; [S se ríe]pero ella cocinaba maravillosamente.
S: Sí, era una cocinera maravillosa.
M: ¡Una cocinera maravillosa! Pero esto viene un poco más tarde.
Así que, ahora estamos… ¿Dónde estamos?
S: Volvemos a Gstaad a través de Evian.
M: Sí.
S: ¿Para este entonces usted otra vez se había mudado al Chalet Tannegg?
M: No, esto es todavía en junio; como ves, de hecho estamos en el 25 de junio.
S: Así que, usted pasó como un mes en Suiza antes que Tannegg fuera abierto.
M: Sí, este año en particular vinimos inmediatamente luego de las charlas de París. Al día siguiente, el 26 de junio K. empezó a
toser y entonces tuvo que quedarse por unos dos días. Mis actividades fueron que yo llevé el Jaguar a mantenimiento en Lausanne
y tuve que volver en tren.
Al día siguiente Krishnaji estaba bien otra vez y yo partí después de cocinarles el almuerzo a él y a Alain. El tren que tomé para
volver a Lausanne para recoger mi vehículo pasaba por Caprices. Krishnaji, Alain y Desikachar me saludaban con la mano desde
el balcón. [Ambos ríen]
S: Saludándola con la mano cuando solo iba a…
M: ¡Sí! [Ambos ríen aún más] y luego K condujo el Jaguar. ¡Condescendió a conducir un Jaguar!… [Risitas de ambos] Otra vez
fuimos a Evian y al Hotel du Royal; a Ginebra y al Hotel du Rhône, y otra vez él tuvo los baños de vapor… ¡Ésto es muy repetitivo!
…
S: Pero tiene un ritmo, me gusta. Ahora, déjeme preguntarle sobre Desikachar, ¿cuándo tenía usted o Krishnaji sus lecciones?
M: En la mañana.
S: En la mañana, ¿y las tenían juntos?
M: No, las teníamos separadas, en diferentes momentos.
S: ¿A qué hora K. las empezaba?
M: Bueno, él las tenía en la mañana cuando hacía sus ejercicios habituales. Yo las tenía un poco más tarde, no sé cuándo, no lo
recuerdo.
S: ¿Desikachar vino realmente aquí por Krishnaji?
M: Sí, sí. [Risas] Recuerdo también… ¿quieres realmente estos pequeños detalles?
S: ¡Desde luego!
M: Desikachar fue siempre un Brahmín estricto, y por supuesto muy vegetariano. Yo traje una torta de Oehrli, él la probó y le
encantó; pero no tuve el coraje de decirle que tenía huevos.
S: Mmmm…
M: [risas] Por lo tanto nunca se lo dije [Ambos ríen]
S: ¡Ah!, ¿él tampoco comía huevos?
M: ¡No!, no tuve el coraje de decirle [más risas] sobre los huevos.
Así que debo haberlo contaminado de algún modo, pero eso es lo que pasó. [Risitas de ambos] Y después de su último baño de
vapor Krishnaji concluyó que no le gustaban, que no le hacían bien. Volvimos esta vez via Ouchy y almorzamos allí. Ouchy tiene
ese Château d’If, el… no el Château d’If, el Château… ¿Cuál es el nombre del castillo en el lago?
S: ¡Ah!, ése es el castillo de Chillon.
M: Bueno, eso es Ouchy. [El grabador se detuvo]
S: ¡Bien!, estamos de vuelta.
M: De repente me acordé de esas cosas cuando Krishnaji hablaba de su vida. Él hizo un intento bastante detallado para explicar a
Alain y a mí sobre el orden teosófico de todo: los siete maestros y cierta clase de súper-maestro, el Señor Maitreya, el Buda y el
Señor del Universo. Él explicó que el Señor Maitreya es un ancestral ser vivo del Tíbet quien periódicamente deja su cuerpo y que
entra en el de otra persona, pero que él no se transformó en un Buda porque la humanidad está sufriendo. Se dice que tomó el
cuerpo de Jesús.
Le pregunté a Krishanji si él podía ver auras, respondió que solía hacerlo. Entonces le pregunté si su extraordinaria percepción en
las entrevistas que me han causado tanto impacto provenía de estos poderes. Contestó que posiblemente.
Nos contó la historia de un hombre que vino a él y K. fue capaz de contarle todo sobre sí mismo. [Risitas] ¡Y el hombre se sintió
molesto! ¿Lo has escuchado contar esa historia? [S se ríe] ¡El hombre estaba indignado! [Risas]
S: No, pero ¡lo comprendo!
M: Es como si el hombre sentía que Krishnaji se había entrometido en su vida.
S: Sí, sí, sí.
M: Mientras él estaba hablando de esas cosas, siempre parecía saber cómo ellas ocurrían, pero él nunca lo dijo. [Risitas]
S: ¿Qué quiere decir? ¿cómo ocurrió?
M: Bueno, todas esas cosas extrañas: cómo él podría ver auras y cómo pudo por ejemplo saber todo sobre ese hombre cuando
entró en el cuarto.
S: Sí.
M: Una sentía que él comprendía lo que estaba pasando.
S: Pero nunca lo explicó.
M: No, nunca lo explicó.
S: No, ¿cuándo tuvo lugar esta conversación?
M: Creo que fue en el mismo año.
S: ¡Ajá!…
M: Pudo haber sido en el castillo de Mimont.
S: ¿Cómo dijo Krishnaji… puede visualizarlo describiendo todo este orden teosófico de las cosas?
M: Sí.
S: Así que, ¿cómo comentó al respecto?
M: Muy objetivamente.
S: ¿Tan solo muy objetivamente como si hubiera algo en ello, o como si no lo hubiera?
M: No podría asegurar ninguno de los dos.
S: Lo sé.
M: Tú también lo has pasado.
S: ¡Traté de hacerlo hablar acerca de ello docenas de veces!
M: Sí, él hablaba de eso, pero por así decir no lo aseguraba.
S: O decía que no era verdad.
M: No, no lo aseguraba, no lo hacía.
S: Sí.
M: Y por supuesto, siempre sentí que no era correcto curiosear. Si él quería decirme algo, fantástico, pero si él no quería ir más
allá de lo que me dijo, nunca le hice… (pausa) preguntas.
S: ¡Ajá!…
M: Algunas veces le hacía preguntas precedidas con esta declaración: “le preguntaré algo, pero si usted no quiere decirme por
favor no lo haga y olvídelo si no quiere hablar al respecto”. Así que nunca lo presioné; quizás debería haberlo hecho, pero sentí
que no era lo correcto.
S: Sí, sí.
M: Y… (pausa) también él en una de esas charlas habló sobre lo que en realidad era “el proceso”, pero no lo llamaba así entonces.
Habló sobre como él gritaba.
S: ¿Qué dijo sobre “el proceso”?
M: Dijo que tuvo ataques de inconsciencia o de entrar en coma que repentinamente venían a él, donde él clamaba y que su
hermano estaba allí, también Rosalind y el señor Warrington, quien era un teósofo [7]. Dijo que ellos nunca deberían tocar el
cuerpo; que había algo… en que él era muy vulnerable en esos estados y también en los desmayos, que cualquier cosa que
físicamente lo transgrediera… si recuerdas, cuando él más tarde habló al respecto y Mary [8]escribió sobre los momentos en el
Tyrol cuando ellos estaban allí, cuando de pronto sonaron las campanas de la iglesia. Él lo describió como: “fue casi el fin de mí”,
por la conmoción causada por el sonido mientras él se encontraba en este estado tan singular.
S: Sí.
M: Así que, había una vulnerabilidad extrema en momentos como esos. Nada tenía que conmocionar el cuerpo físicamente o
podría ser fatal. Dijo que nunca tocaron su cuerpo, y cuando él nos estaba diciendo esto, me pregunté si había alguna razón para
ello. Agregó que su hermano escribió acerca de ello, que el niño recitaba una poesía maravillosa y que cosas extrañas ocurrieron.
Esto fue durante “el proceso”.
– Nosotros le preguntamos qué cosas extrañas ocurrieron.
– Él respondió más bien vacilante: “Una estrella apareció”.
– Le pregunté dónde.
– Él dijo sobre su cabeza, pero que el niño no tenía memoria de todo esto, entonces y ahora.
– Le pregunté si él se daba cuenta de lo que estaba pasando entonces.
– Él dijo que probablemente debía darse cuenta, pero que no se podía acordar.
S: Hmm…
M: Así fue una de las veces que él habló de esto. [Pausa]
S: ¿Fue esta la ocasión cuando usted sintió esta extraña presencia?
M: No, eso fue en el castillo de Mimont.
S: Lo sé.
M: Esto fue anterior. No, no lo tuve entonces, al menos no recuerdo haberlo tenido. La primera vez que lo noté por mí misma fue
en el castillo de Mimont.
S: Así que, no fue esta conversación sobre la extraña presencia.
M: No, no, fue en una conversación anterior, la cual estoy recordando ahora. Probablemente si hubiera estado más sensible,
quizás la podría haber sentido.
S: Sí.
M: Podría advenir esa presencia entonces; en cierto modo es el tipo de cosas sobre las que Mary [Lutyens] sintió y escribió; y de
las que Krishnaji solía preguntar: “¿lo sientes?”
S: Sí, sí.
M: Y que siempre la he sentido antes que él lo preguntara más tarde.
S: Sí.
M: Así que veamos, ¿dónde estamos ahora?
S: Estamos todavía en Les Caprices, creo que usted estaba volviendo de recoger su coche en Lausanne, o Krishnaji había
terminado de tomar baños de vapor.
M: Correcto. Creo que debo contar cuando una noche, él habló sobre un juego de prestar atención y con apenas una mirada se
debía nombrar objetos. Dijo que acostumbraba a jugar este juego con su hermano y otro similar cuando digamos, apenas tienes
un segundo para mirar la mesa, luego no mirarla y recordarla.
S: ¿En serio?
M: Le pregunté si su estado de atención es constante en todo. Contestó: “Siempre ha sido así, excepto cuando estoy vacío, e
incluso difícilmente puedo ver a través de la ventana de mi cuarto en esa vacuidad”.
Luego se volvió hacia Alain y dijo: “Eso pasa algunas veces cuando usted señor entra en mi cuarto, me conmociona mucho”.
Eso era interesante: como podía mirar todo, ver todo, y luego entrar en esos estados de vacuidad en los cuales cualquier cosa lo
sobresaltaba.
Cuando íbamos a Ambois preguntó en el coche, ¿que significaría para nosotros si nunca hubiésemos escuchado la definición de
meditación?
Luego preguntó: “¿Cómo se mira uno a sí mismo, no digo individualmente, sino en una forma en la que todas las cosas están
incluidas?” Y continuó señalando una montaña: “Es como estar allá arriba, cuando desde allí contempla hacia abajo, ve todas las
cosas en su correcto lugar. Entonces, ¿cómo ve desde allí?…No “cómo”, pero ¿qué es el ver desde allí? Ésa es la pregunta.”
– Luego preguntó: “¿Recuerdan el silencio?… y se produjo un silencio.
– Y después volvió a preguntar: “¿Dónde se ha ido?”
– Alain dijo: “En el castillo de Mimont”.”
– Krishnaji respondió: “Sí, hubo silencio, con todos los sonidos contenidos allí.”
S: Hmm…
M: parecía una cosa maravillosa.
S: Sí.
M: Dije que había ocurrido desde entonces; él asintió con la cabeza y dijo: “sí, varias veces en este cuarto.”
Luego continuó: “¿Desde dónde uno mira?, no allá arriba, sino donde se encuentre. Debe ser muy sensible y hacer todo lo posible
para ello, la correcta comida, dormir lo suficiente, baños de asiento…” ¡Le daba importancia a los baños de asiento! [Risas] ¡Me
habida olvidado de los baños de asiento!
S: ¡Oh, sí!
M: Creo que Mary [Lutyens] se refería a los baños de asiento en los arroyos de montaña con nieve derretida cuando ellos estaban
en el Tyrol [9] [risas] Él acostumbraba a tomar baños de asiento con agua helada. Lo intenté una vez pero… ¡era
insoportable! [Ambos ríen] ¡jamás lo volví a intentar de nuevo! [M ríe aún más] Y aquí, en mis diarios dice: “baños de asiento”, a
lo que él se rió de mí mientras lo decía porque yo me había quejado.
Nos preguntó: “Esté alerta en todo lo que haga. ¿Ha probado esa alerta percepción?
Alain dijo que él lo había hecho. Krishnaji continuó, “Usted no está alerta si hay un centro observando para corregir. Mientras éste
exista, no está observando; no debe haber un centro, entonces las cosas se corrigen solas. Esta fue la lección por esta
noche.” [Risitas de ambos]
Luego cambió de tema y dijo que ¡quería hablar solo en Francés durante toda la cena![Ambos ríen otra vez]
Como ves, esas cosas parecían estar flotando en su mente. Estábamos charlando, riéndonos u otra cosa, y de pronto él decía algo
así, como si eso siempre le estuviera zumbando dentro.
S: Sí.
M: También escuchábamos discos en esos días en Caprices.
S: ¿El lugar tenía un reproductor de audio?
M: No, pero creo que compré uno en Ginebra, cuando ellos estaban teniendo sus baños de asiento y [risitas] algo de música.
S: ¡Qué bueno!
M: A él le gustaba mucho la guitarra de Segovia.
S: Sí, y Segovia tocó para Krishnaji una vez.
M: Sí, lo hizo, a Krishnaji le gustaba mucho del sonido de la guitarra.
S: Sí, y creo que Julian Bream también tocó para Krishnaji.
M: No lo creo, no que recuerde, aunque tocamos discos de Julian Bream… ¿qué te hace pensar eso?
S: Porque Amancio [10] me contó esta historia: que él ofreció tocar la guitarra para Krishnaji y dijo que sí. Así que, Amancio
volvió con su guitarra algunos días o una semana después, algo así. Y mientras estaba afinando su guitarra le preguntó a
Krishnaji: “¿Alguna vez antes alguien tocó la guitarra para usted?”
Krishnaji le respondió: “Ah sí, Segovia y Julian Bream.”… [Ambos ríen con ganas] ¡Amancio estaba desecho! [Más risas]
Y luego dijo que le fue muy difícil tocar sabiendo a quienes sucedía. [ambos ríen más] ¡Debe haber sido una pesadilla para un
guitarrista joven!
M: ¡Sí!
Sé que Alain tenía una alta estima por Julian Bream y creo que lo encontró en algún lugar. Fue y pidió de hablar con él sobre
música, pero no recuerdo que él haya tocado para Krishnaji, o quizás yo no estaba allí… ¡¿quién sabe?! [Ambos ríen]
También una noche, Krishnaji estaba muy divertido [risas] porque Alain se encerró dejándome afuera de la cocina y él lavó los
platos.
S: ¡Ah!, bueno, sí.
M: Siempre había una lucha constante por los platos.
S: ¿Aún en esos días?
M: Sí, pero en esos días, yo tenía la delantera. Nunca era [S se ríe] desafiada, excepto esa sola noche .
S: Ya veo, no como tiempo después.
M: Sí. Krishnaji estaba muy contento con eso. [Risas]
– También me preguntó qué pensaba de la neurosis.
– Respondí en parte, que era una muy defectuosa percepción de la realidad. “Una persistente búsqueda de objetivos imposibles”,
dije.
– Me preguntó si creía que el psicoanálisis hacia algún bien.
– Le contesté que sí pero por supuesto, él no recordaba todo lo que le dije, que recibí psicoanálisis, agregándole que “sí, pero no al
nivel” en el que él (K.) hablaba. Dije: “El psicoanálisis busca adaptar a la gente a su entorno”
– Entonces él respondió: “¡Pero la sociedad es neurótica, el pensamiento crea la neurosis!”… y se reía de lo que él pensaba que la
gente a su vez pensaría si dijera eso. [Risitas]
– Luego preguntó: “Entonces, ¿cómo actúa uno sin pensamiento? Usted debe ver que el pensamiento crea conflicto, lo cual es
neurosis.”
Él estaba lleno de energía durante todo esto, encantado de que la lluvia había detenido su fiebre de heno; y observamos el
turbulento río gris cayendo torrencialmente de la montaña. Está escrito aquí en mi diario.
En ese momento, Alain y yo le preguntamos si él había tomado una posición como en no matar animales o en no comer carne.
Él contestó: “No es una posición, yo no mato a nadie, nunca he comido carne. Simplemente no lo hago.” [Risitas de S]
Parecía haber una sutil e importante diferencia entre no hacer algo, a tener un plan, un modelo ideal de acción. No era un
principio.
“Mientras él tenga una posición (refiriéndose a Iyengar) nunca va a cambiar. No hay un pequeño, gradual cambio; eso no es
cambio en absoluto. Solo la alerta percepción que una revolución total es necesaria, puede cambiar a un hombre en un instante”.
Otro día en el coche, K. preguntó: “¿Qué es el amor? No es sólo el intercambio que ocurre entre la mayoría. Para que haya amor
debe haber meditación, no debe haber memoria.”
En un momento, él me preguntó si me gustaría tener veinticinco años nuevamente. [Risitas]No de volver al tiempo cuando tenía
esa edad, sino el tenerlos por el resto de mi vida.
Le contesté: En ese caso ¡sí! [Ambos ríen]
Me dijo: “Eso pensé”… ¡Ay, ay, ay!… [Más risas]
Más tarde él nos regañó acerca de los alimentos, sobre lo bueno y malo de las vitaminas. Estaba energético, seguía yendo y
viniendo de su cuarto para decirnos más. Me dijo que debo sensibilizar el cuerpo aprendiendo cuáles alimentos eran los mejores
para mí. [Risitas]
S: ¿Estaba Krishnaji tomando vitaminas en esos días?
M: No, no estaba tomándolas, [Risitas] era opuesto a ellas en ese entonces.
En otro viaje en el coche hablaba sobre las relaciones y dijo: “Siempre he hecho lo que he querido. Rajagopal solía enojarse porque
si yo quería regalar algo, lo daba”.
También habló de ver cosas en un instante, y me preguntó por qué en el pasado no vi la muerte y el placer, zafarme de ellos. Le
dije que lo hice.
Le describí el proceso y él dijo, “¡Ah, eso lleva demasiado tiempo!”. [Risitas de ambos]
También conversamos sobre las máscaras, que todos las llevamos, y si es posible vivir sin ninguna máscara, sin defensas,
directamente en contacto, y no tener objetivos…
S: ¿Es su contacto con Krishnaji diferente del de Alain con él? ¿Tiene usted -según parece- más conversaciones con Krishnaji que
Alain?
M: Sí, bueno, Alain estaba en muchas de estas conversaciones, pero creo que siempre lo he incluido cuando él estaba allí diciendo:
“nosotros dijimos” o “él nos lo dijo”.
S: Sí, sí.
M: Así que, muchas de estas conversaciones fueron con nosotros dos.
S: Sí.
M: Pero, la misma clase de conversación continuaba cuando yo caminaba o conducía sola con él.
S: Sí, ya veo, pero ¿no parece haber una emergente diferencia, como que tal vez usted estaba más cerca de Krishnaji, que usted
hablaba más profundamente, o que parecía tener una diferente y mejor comunicación con él?
M: Bueno, por supuesto, no sé cómo…
S: ¿Empezó a sentir que Krishnaji tenía una mejor comunicación con usted que la que tenía con Alain?
M: No lo sé, no sé cómo Krishnaji era cuando estaba a solas con Alain, o como él hablaba, supongo que probablemente lo hacía de
la misma manera.
S: Sí, pero algunas veces podemos sentir cuando estamos en relación con alguien… sabemos que nuestra relación con esa persona
es diferente de la relación que esa persona tiene con otra.
M: Bueno, creo que sí; pienso que probablemente es así.
S: ¿Era esto un poquito hiriente para Alain?
M: Creo que tiempo más tarde lo fue, no creo que lo era en este momento, pero sí que lo fue finalmente.
S: Bien, estamos cerca del final de la cinta, cuando empecemos la próxima conversación empezaremos con el momento que Vanda
llega, y se abre Tannegg .
¿Hay algo más para agregar antes de eso?
M: [Risas] ¡Sí!, justo antes de que llegara Vanda, en el almuerzo, había -en broma- un juego, una batalla legal sobre el tema del
matrimonio; Desikachar representaba la audiencia, Krishnaji y Alain atacaban esto y yo era la defensa.
Dije que Alain dejara a un costado la lepra [ambos ríen] y que el tono de Krishnaji -cuando hablaba de matrimonio a los niños del
Valle del Rishi- era suficiente para aterrorizarlos.[Más risas] ¡Él hacía un comentario y luego miraba de costado para ver cuánto
impacto me había causado! [S se ríe] Al final acordamos que todo el sistema matrimonial debía ser cambiado, y sugerí que
Krishnaji reinventara su significado. [Ambos ríen]
Esa tarde llegó Vanda de Roma al Chalet Tannegg y vino a cenar con nosotros. Era encantador verla y pudo conocer a Desikachar
por primera vez. Al día siguiente Krishnaji, Alain y yo también nos mudamos a Tannegg. Krishnaji me agradeció por todo y me
preguntó por si acaso él y la Signora -como él la llamaba- reñían, que si podía él volver y quedarse conmigo. [Risitas de ambos]
Llevé la mayoría de las cosas al Chalet y cuando me iba, Vanda me dijo muy dulcemente: “Usted debe venir a todos los almuerzos
y las cenas”. Krishnaji me acompañó al coche, me besó la mano muy suavemente y me agradeció otra vez.
S: ¡Qué amable!
M: Sí.
S: Bueno, probablemente deberíamos parar allí.
M: Trataré de hacer mis deberes para la próxima vez, adviértemelo.
S: Bueno. [Risas]
M: Nunca parece que llegamos muy lejos. A este paso no viviremos lo suficiente para…
[La cinta del grabador se termina]
Capítulo 5
INTRODUCCIÓN
Este capítulo solo abarca un período de tres meses y medio en unas veintiocho páginas, porque Mary está leyendo sus diarios
personales mientras habla. Algunas veces los lee en voz alta y otras parafraseando, de este modo vemos muchos más detalles de su
cotidiano vivir con Krishnaji.
No obstante, estos pocos meses son críticos porque ocurren cambios que llegan a alterar el resto de la vida de Krishnaji. Por
primera vez su programa de charlas deja de ser organizado por Rajagopal o por la gente designada por él. Krishnaji vuelve a
Norteamérica por primera vez desde 1960 y se queda con Mary en California también por primera vez. Y así, él continuará
permaneciendo con ella en los Estados Unidos por el resto de su vida.
Este período también incluye los primeros movimientos para organizar una Escuela Krishnamurti en algún lugar de Europa, y así
vemos el comienzo de lo que será el Centro Educativo Krishnamurti en el parque de Brockwood.
Además, en este período comienza la separación con Rajagopal la cual tardó bastante tiempo en ocurrir en los muchos próximos
años, pero afectando positivamente cada aspecto de la vida de Krishnaji. Y en este capítulo podemos ver como fácilmente pudo
haberse evitado. Durante este tiempo Mary y Alain se dan cuenta de cuan terribles habían sido las cosas para Krishnaji con los
Rajagopal; y como vemos que esto resulta claro ante los ojos de Mary también lo es en los nuestros.
Mary y Scott
S: ¿Antes de la charla?
M: No, después de la charla, nunca antes. Él venía a la carpa, como lo recordarás, a último momento…
S: Sí.
M: …y entraba directamente…
S: Sí, lo recuerdo muy bien.
M: …y empezaba a hablar.
S: O solo quería estar callado.
M: Sí, estar callado, él no quería hablar con nadie.
S: Sí.
M: A él le gustaba llegar -al menos cuando yo lo manejaba- justo a tiempo para entrar. No le gustaba estar esperando. Después se
quedaba, la gente venía y lo saludaba.
También Alain, nuevamente organizaba los encuentros con la gente joven, usualmente en Tannegg. Se llenaba la sala de estar con
ellos, y supongo que él grababa. Grababa todo porque era el responsable del grabador Nagra.
S: ¿Dónde están esas grabaciones? No estoy seguro si sabemos eso.
M: Supongo que en Ojai, porque deben haber sido enviadas a Rajagopal.
S: A Rajagopal sí, pero eso puede significar que están en Huntington [3]
M: Sí, puede ser, porque allí he visto muchas grabaciones de Krishnaji con letra manuscrita de Alain.
S: Mm, ¡ajá!…
M: Ademas, Desikachar nos enseñó yoga a Krishnaji y a mí. También Krishnaji solía pedirme que manejara con él en su Mercedes.
Un día, temprano en medio de julio, Krishnaji manifestó estar incómodo en quedarse con la señora Pinter en Nueva York. Él iba a
hablar en la Nueva Escuela y sabía que ella era ahora anciana y no muy bien de salud; ademas sentía que quedándose allí era una
imposición y una dificultad para ella. El señor Pinter había muerto desde de la última vez que él estuvo allí. Como dije, yo iba a
encontrar un lugar para estar en Nueva York para mí y Alain; Krishnaji quiso saber si él podía quedarse donde fuera que Alain
estuviese. Entonces inmediatamente me puse en contacto con mi hermano y le pregunté si podía rentar su apartamento. Él
atravesaba un cambio de matrimonio [risitas] en ese momento y estaba solo en su apartamento. Le pregunté si lo podía rentar por
el tiempo que estuviésemos en Nueva York. Mi hermano podía estar en el apartamento de nuestro padre en la Torre Ritz,
mientras mi padre tenía otro pequeño que Krishnaji y yo usamos más tarde en otro año. Pero, nosotros tres necesitábamos uno
más grande que el de mi padre.
S: Mm, hm.
M: Mi hermano [4] me llamó inmediatamente y me dijo: “Sí, por supuesto”. Entonces eso se arregló.
En este tiempo recuerdo que la señora Lindbergh vino a almorzar.
S: Ah, sí.
M: Era amiga de Vanda y antes lo había conocido a Krishnaji. Por supuesto, ella había escrito algo para uno de los libros de
Krishnaji. ¿Era una introducción?
S: ¿Esta mujer es la esposa de Charles Lindbergh? [5]
M: Sí, Anne Lindbergh.
S: Mm… ¿Y ella escribió una introducción para uno de los libros de Krishnaji?
M: Sí, creo que sí o algo al respecto. Ella lo admiraba mucho.
S: ¿Hace cuánto que lo conocía?
M: No lo sé realmente, creo que lo conoció a través de Vanda. Los Lindbergh tenían una casa de verano en Les Avants, creo.
S: ¿En Suiza?
M: Sí. Entonces ella vino manejando para el almuerzo, era una persona muy agradable.
En el día veintidós hubo noventa jóvenes para la discusión.
Al día siguiente, después de la tercera discusión pública, Krishnaji me hizo llamar. Salimos hacia un lugar privado donde pudimos
sentarnos y conversar, él comentó sobre su estadía, la de Alain y mía en Nueva York y en París la primavera siguiente. Quiso
hablarme porque estaba preocupado si yo estaba gastando demasiado dinero. Me habló muy serio al respecto, un poco
preocupado y me preguntó: “¿Está usted gastando su capital, señora?”, yo le aseguraba que estaba bien. [Ambos ríen] Él continuó
hablando de este punto. Cuando volvimos a Tannegg los Bohm ya estaban allí, y a esto siguió una larga charla con Krishnaji entre
ellos, Vanda y yo.
El siete de agosto, Krishnaji llamó a reunirnos en lo de los Biascoechea y eligió a unas quince personas que habían estado en el
primer encuentro sobre el inicio de una escuela. Pensó que el resto no era serio. No sé por qué dijo que yo tenía que ser parte de
ese encuentro porque no tenía nada que ver con la educación, pero aparentemente él quiso involucrarme. De todos modos,
preguntó a todos: “¿hablan en serio?”… Este era el período cuando él realmente investigaba esto.
Estaba la duda acerca de en cuál país estaría la escuela. Él quería que fuera internacional, y en ese momento deseaba que la
educación fuese en inglés y francés. Los países posibles eran: Francia, Suiza, Inglaterra y Holanda, pero había muchas idas y
venidas en las conversaciones y había personas de todos esos lugares. Entonces fue cuando dijo: “Bueno, vayan y averigüen”.
Alguien de cada país tenía que ir y averiguar respecto a “todo lo que hay que hacer para establecer una escuela en su país, volver
aquí el próximo verano y hablaremos más sobre esto”. Así que él tomó decisiones bastante rápido en todo aquello.
Al día siguiente hubo una reunión con Alain, Krishnaji y Anneke sobre los planes de Amsterdam. Otra vez me llamó para hablar y
Alain estaba presente. Él quería que yo estuviera segura que no tendría remordimientos por lo que estaba haciendo [risitas].
Estaba preocupado y le di mi completa seguridad. Quiso preguntarme una vez más y creo que lo que dije esta vez lo satisfizo.
¿Entonces qué ocurrió? Alain en lugar de Tannegg quiso quedarse en Caprices para el año siguiente, y así fue organizado.
Ahora que las charlas habían terminado, Alain y yo fuimos a París para mirar en diferentes partes de la ciudad y ver cuál sería un
buen lugar para rentar el año siguiente. Mientras estábamos allí, nos encontramos con Marcelle y Gisela.
S: ¿Puedo detenerla allí por un minuto y volver a preguntarle algo?
Sé cuánto se preocupaba Krishnaji con que la gente no gastara demasiado en él. A menudo cuando las personas hacían donaciones
él les preguntaba al respecto.
M: Sí, él tenía cierta noción de la diferencia entre capital e ingresos. ¡No sé de dónde supo esto! [Ambos ríen] Se preocupaba de
los gastos del capital de los demás.
S: Bueno, ahora bien, ¿tuvo usted alguna sensación de que él pasó por malas experiencias con, usted sabe, gente que haya donado
algo de su capital y que después se arrepintió?
M: Posiblemente, pero no lo sé.
S: ¿Él no le mencionó nada de eso a usted?
M: No, no.
S: Solo pensé en preguntarle porque sé que esto fue siempre una preocupación para él.
M: Sí. De todos modos Alain y yo fuimos a París y miramos en diferentes lugares, pero queríamos estar cerca de Bois [8]. De
hecho, desde la casa que finalmente conseguimos, podíamos caminar directamente al Bois, por el sur del mismo. Era cerca de
Longchamp, y entonces la parte final del Bois estaba como a dos o tres cuadras de la casa que teníamos.
S: ¡Qué bueno!
M: Onze [9] Rue de Verdun, era en cierto modo una casa agradable.
Y después volamos a Londres. La cantidad de viajes que hicimos en esos días parecían como nada; era como ir de aquí al
correo, [S se ríe] -volamos a Londres porque Alain quería obtener la ciudadanía inglesa, así fue como fuimos [risas] ¿Y que
hicimos allí?… [Pausa para leer su diario] recuerdo que fuimos a ver una película de Hitchcok [risitas de ambos] y almorzamos
con Fleur Cowles [10] en el Claridge. Estuvimos en Inglaterra por pocos días, pero tuvimos tiempo para manejar hasta Oxford
para dar una vuelta y visitamos a los Digby.
S: Mm, ¿en Londres?
M: Sí, en Londres, en su casa adosada.
S: Recuerdo su casa adosada.
M: También vimos a los Fry en su casa adosada, luego volamos a París y recogimos mi Jaguar, el cual había estado en la agencia;
no sé, creo que por algún mantenimiento. Luego manejamos hacia…
S: Espere un poco allí, para ser más claros. Krishnaji se quedó en Tannegg mientras usted y Alain condujeron a París.
M: Inspeccionamos las posibles áreas para rentar. Después volamos a Londres por unos pocos días, y mientras el Jaguar estuvo en
París por mantenimiento, volamos hacia allí, lo recogimos y manejamos hacia Suiza a través de Chalon-sur-Soâne.
S: Sí, lo conozco bien.
M: Y cuál era el nombre de esa persona… hay un letrero allí que dice que esta es la casa de Nicéphore Niépce, así es.
Aparentemente él inventó la cámara de fotografiar. [S se ríe] No sé por qué pero ese nombre extraño ¡se me grabó en la memoria!
… Pasamos la noche en Chalon-sur-Soâne.
Al día siguiente manejamos en todas aquellas rutas chiquitas que nos gustan, a través de un país encantador. Volvimos a
Lausanne a tiempo para almorzar en el [risitas] Grappe D’Or; y estuvimos de vuelta en Tannegg a las cuatro de la tarde.
Ahora estamos al final de agosto, Krishnaji habló con Alain y conmigo sobre su posible charla en Harvard después de las charlas
de Nueva York o durante las mismas. Así que hablamos sobre eso.
S: ¿Quién había organizado eso?
M: Alain lo había hecho y parecía una buena idea.
Llevé mi auto a Thun para dejarlo allí durante el invierno y volví en el tren; les dije adiós a todos ellos, a Vanda, Krishnaji y Alain.
Al día siguiente me fui en tren hasta Ginebra, luego volé a Nueva York, después a California y a mi casa en Malibú. Mientras
estaba allí, Rajagopal me llamó por teléfono y me preguntó si lo manejaría a Krishnaji cuando él viniera a Ojai para las charlas,
porque él había escuchado que yo lo estaba haciendo.
Le dije: “Bueno, si, por supuesto, si a usted le parece”. Realmente intentaba mantenerme alejada de las cosas. Pensé que Krishnaji
volvería a su país natal y que yo permanecería fuera de esto. Iría a las charlas por supuesto, pero no quería involucrarme en las
cosas personales que había estado en Europa. Pero Rajagopal dijo quería que yo fuera la conductora, y de aceptarlo si me gustaría
permanecer en su viejo apartamento, que es el de arriba de la casa al lado de la Cabaña de los Pinos, en el que tú has estado.
S: Muchas veces.
M: Le respondí que “Bueno sí, muchas gracias”. Entonces así fue arreglado.
S: ¿Y Krishnaji se quedaba en la Cabaña de los Pinos?
M: Si, él se quedaba allí. Y Alain estaba en el apartamento al lado de la Cabaña de los Pinos, el que finalmente demolimos.
¡Horrible lugar!, volveré a hablar de ello cuando lleguemos allí.
Veamos, que pasó después… bueno, de todos modos fui a visitar a mi madre, pero eso no importa. Y entonces en el catorce de
setiembre volé a Nueva York y…
S: ¿Donde estaba su madre?
M: En la isla Martha’s Vineyard.
S: Oh, ¿así que usted fue a Martha’s Vineyard y después de vuelta a California?
M: No, no, fui a California por un par de semanas y después volví al Este, a la isla Vineyard a ver a mi madre, luego volé a Nueva
York y me mudé al departamento de Bud. Él se había mudado al departamento de mi padre. Estuve arreglando el departamento y
después en el día veinte, mi hermano y yo fuimos a recibir a Krishnaji y a Alain al aeropuerto. ¡Se había perdido todo el equipaje!
S: ¡Ay, mi Dios!
M: [Risas] Volvimos al apartamento, Bud les prestó pijamas y todo lo que era necesario.
Por suerte, para el gran alivio de todos a la mañana siguiente, el veintiuno de setiembre ¡la aerolínea TWA les trajo el equipaje a la
sala de entrada! [S se ríe]
S: Por supuesto. Ahora, solo como referencia histórica, ¿cuál era la dirección de Bud?
M: Quinta Avenida al 1115. Eso es en la esquina de la calle 93 y la 5.
S: Ah, bien arriba en la 93.
M: Sí, lo cual era conveniente porque cada día podíamos caminar fácilmente en el parque, alrededor del depósito de agua.
Como dije, ellos llegaron el día veinte. Después fue como de costumbre, turno con el dentista, siempre estaban arreglándose los
dientes. Entonces, organicé todo eso en Nueva York.
S: ¿Pero debe haber sido un dentista nuevo para ellos?
M: Sí, él fue recomendado por el de California.
Y después hubo la acostumbrada ronda de gente llamada para almorzar. También fuimos al cine. Krishnaji fue entrevistado por el
“New Yorker” para hacer su perfil, pero por alguna razón nunca fue publicado.
S: Mm…
M: Es una lástima.
S: Me dijo que tuvo gente para almorzar. ¿Usted cocinaba o pedía que le trajeran el almuerzo?.
M: No, ¡el chef vietnamita de mi hermano preparó el almuerzo! Él había sido entrenado en París. Su nombre era Jaap. ¡Era un
buen cocinero! Era bueno tener las comidas hechas en casa, y a él no le importaba lo vegetariano.
S: Muy bueno, ¿recuerda quienes almorzaron?
M: ¡Algunos sí! Recuerdo a Yo de Manziarly que apareció de repente, ella también vino al cine con nosotros varias veces.
¿Y quién más?… ¡ah!, la señora Margot Wilkie [risitas]. Ella vive en la isla Vineyard y es muy amiga de Rosalind Rajagopal. La
invité al almuerzo porque la conocía de la allí, o mejor dicho ella la conocía a mi madre más que a mí. Y ella también trajo a Nancy
Wilson Ross, quien era una mujer un poco de clase alta, y también escribió un libro sobre religiones orientales.
Y Blitz vino a almorzar, Gerard Blitz también estaba allí.
S: Dígame, ¿por qué hizo esos expresiones… de “mm” y “¡ajá!”?
M: Bueno, después que Margot Wilkie vino a almorzar, ella le dijo a Rosalind algo desagradable sobre mí, lo cual por supuesto, me
enteré. [Risas] También mi madre y mi padrastro vinieron y estuvieron alguna vez en el almuerzo.
S: Mm, ¿cómo reaccionaron con Krishnaji?
M: Él era encantador con ellos y ellos eran… ya sabes, muy respetuosos aunque un poco apabullados. Fueron también a una charla
en la Escuela Nueva y [risas] ¡no sé qué sacaron de ella!…probablemente nada.
Pero, ellos lo vieron. Tú sabes, era como un ver cómo Krishnaji pudo interesarles. Yo no tenía mucho que ver con ellos, así que no
sé.
S: Sí.
M: Para entonces, Alain fue a Boston para organizar el asunto en Harvard y volvió. Después Krishnaji empezó a hablar en la
Nueva Escuela, la cual ahora está bien céntrica. No sé si lo sabes, está cerca de la Plaza Washington.
S: ¡Ah!, cerca de la Universidad de Nueva York!
M: Sí, muy cerca de la allí, pero separada.
Fuimos a visitar a la señora Pinter, y como era de esperar, ella no pudo arreglárselas con Krishnaji. ¡Y tenía un horrible, tan
desagradable apartamento!… no quiero ser irrespetuosa, pero era lúgubre. Esa dama en ese entonces era muy vieja y aburrida;
debe haber sido muy difícil para ella y deprimente para Krishnaji su estadía allí. Pero cada día, muy amablemente enviaba un auto
para llevarlo a las charlas; así que no me tuve que ocupar de eso.
Ahora viene el encuentro tan divertido [risitas]… en una de las charlas tuvimos un mensaje de Allen Ginsberg [11] quien había
estado allí y quería hablar con Krishnaji. Así que eso fue organizado y he aquí que el día veintinueve ¡Allen apareció con Timothy
Leary [12] a la rastra! [S se ríe fuerte, risitas de M], además con un amigo de él; y aunque supongo que esto suene indiscreto te lo
contaré por lo humorístico que es.
S: Por supuesto.
M: Creo que yo era muy inocente en esos días. Los nombres, tú sabes, no prestas atención a los nombres, así que no sabía quién
era él. Pero pensé: “¿Cómo puede cualquier mujer permitirse ser tan poco atractiva?” Tenia sus jeans sucios, su pelo atado en una
larga cola de caballo, era realmente fea. Finalmente me di cuenta que no era una mujer… ¡era un hombre! [Ambos ríen con
ganas.] Pero yo estaba, um…
S: [risas] Sí, bueno, usted no era una hippie, así que no podía saberlo, menos en el ’66.
M: No, no, era nueva en esto. No era habitual para cierta clase de hombre joven y escuálido tener un cabello largo atado hacia
atrás. Era inusual, si te acuerdas de esos años distantes.
S: Sí, claro que me acuerdo, desafortunadamente.
M: De todos modos el joven nunca habló, Ginsberg comenzó toda la conversación y creo que él estaba en contra de Krishnaji
respecto a que las drogas no eran [risitas] algo bueno. Y fue él quien empezó a hablar creo que del LSD y sobre una experiencia
mística o algo así. En un momento Krishnaji le preguntó a Ginsberg: “¿Sabe usted lo que significa el símbolo de la cruz?”, le hizo el
gesto con su mano como cruzándote con un trazo vertical y otro horizontal. Entonces le dijo que eso representaba la negación del
ego. Leary dio un brinco[risitas], silenció a Ginsberg que estaba por contestar, extendió sus manos y le dijo: “¡Sí, cada noche!”
Pasaba que este Leary estaba dando cierta clase de actuación en el escenario de Greenwich Village. Dijo: “¡Me paro en el
escenario, extiendo mis manos y me arranco los clavos de ellas y los tiro en el suelo!”… con un gesto dramático, en voz alta, en una
representación de Cristo quitándose los clavos de sus manos. [Risas]
Krishnaji habló muy bajo y dijo algo sobre la Cristiandad, con lo cual Leary se sentó y se mostró de acuerdo con Krihnaji,
refutando totalmente lo que había dicho antes.
Lo que quiero decir es que él cambió todo y estuvo completamente de acuerdo con él, no hubo discusión. [Ambos
ríen] ¡Realmente!… y al final se fueron.
S: Pasé unas pocas horas con Ginsberg en 1970 y no puedo siquiera imaginar una conversación entre Ginsberg y Krishnaji. [S se
ríe fuerte]
M: Bueno, ¡no puedes imaginar la que recibieron! [Más risas.]
S: Sí.
M: Así que eso fue todo. De todas maneras, las charlas continuaron en La Nueva Escuela, luego fuimos al cine y al dentista.
Caminamos en el parque, alrededor del depósito de agua. Nadie nos robó; no hacían eso en aquellos días. Era bastante seguro, la
gente corría en sus ejercicios pero no había ladrones.
S: [risitas] ¿Era la misma clase de rutina cuando Krishnaji caminaba en la tarde?
M: Sí, la misma.
La última charla de Krishnaji en La Nueva Escuela fue el siete de octubre. Al día siguiente, Alain trajo mucha gente joven al
departamento para una discusión con él.
También se reunió con Ralph Ingersoll quien publicaba un diario llamado PM, el cual era de un tiempo muy anterior a ti, pero era
un muy buen periódico, muy, muy liberal. Él tenía un hijo, el joven Ralph, con quien creo que encontramos en Suiza antes de esto.
Creo que vino a Tannegg, Alain debe haberlo encontrado junto con la otra gente joven, vino a vernos en Nueva York y después
vino su padre con su esposa. No sé si ella era su madre o su madrastra, pero vinieron a almorzar. Hugher van der
Straten [13] también vino a almorzar cuando ellos estaban allí.
Bud me prestó su coche, así que, salimos al campo para almorzar un día.
S: ¿Qué clase de coche tenia?
M: Tenía un Rolls-Royce muy viejo [risitas].
S: ¡Oh, qué maravilla! ¿De cuántos años?
M: ¡Oh!, no sé, muy viejo.
En el catorce, Alain y yo visitamos la Bolsa de Valores de Nueva York, porque Alain la quería conocer. Radhika Herzberger vino a
almorzar con su bebé recién nacido. Recuerdo que lo acostamos en el cuarto y yo me quedé con él mientras tuvimos el almuerzo;
Krishnaji estaba impactado por el hecho que yo le prestaba atención al bebé. Él no sabía que la mayoría de las mujeres se
comportan de la misma manera [S se ríe] en la presencia de un bebé. A él le parecía que mi atención era significativa. [Risitas de
ambos].
En mis notas cito que Allen Ginsberg volvió para ver a Krishnaji, pero no recuerdo esta segunda vez.
El dieciséis de octubre volamos a Boston y paramos en un hotel en Cambridge que estaba cerca de Harvard, podíamos caminar
hacia allí.
Krishnaji se encontró con estudiantes de Harvard en un lugar llamado Lowell House.
S: ¿Cómo fue esa discusión?
M: Bueno, ellos le hicieron preguntas, pero aburridas. No habían hecho bien sus deberes. Aunque todo fue bien, no hubo nada
especial. Después volamos de vuelta a Nueva York.
S: ¿No estuvo tentada de llevar a Krishnaji a la isla Viña de Martha?
M: ¡No! [Risas], ¡Por Dios, no! ¡Qué pensamiento más feo!
S: ¡Ah!, [risas] me olvidé de su familia; ¡solo estaba pensando en la isla encantadora!
M: Ah sí, bueno, si hubiese estado Bud [14] hubiera sido diferente, pero en esos días solo estaba mi madre.
En realidad, muchos años antes Krishnaji ya había estado en la isla con la madre de Margo Wilkie. ¿Cuál era su nombre?… la
señora Lyons, quien era una vieja amiga, y creo que en la isla ella vivía en la granja Seven Gates.
S: Ah sí, sé dónde es eso.
M: Y el dieciocho de octubre volamos a Malibú. Era la primera vez para Krishnaji y Alain allí, y tuve el placer de manejar a través
del portal con los dos y prepararles la cena en mi propia cocina.
S: ¡Qué bueno!
M: Filomena también estaba allí, fue realmente encantador.
S: ¿Así que esa fue la primera vez que Krishnaji estuvo en su casa de Malibú?
M: Sí, era la primera vez que él había vuelto a California desde 1960.
S: ¡Oh, es cierto, él no había vuelto!
M: Él empezó a dar esas charlas en 1960, pero tuvieron que acortarlas porque no se sentía bien, y yo tuve una entrevista con él ese
año.
S: Sí, recuerdo eso.
M: Y la razón por la que él no había vuelto todos esos años era porque todo era muy desagradable con Rajagopal. Estaba
ocurriendo un problema terrible, y se suponía que esta visita en el ’66 era para reconciliar las cosas, o al menos pacificarlas.
S: Sí, ¿le había hablado Krishnaji sobre estos problemas?
M: Ligeramente, pero algo yo había captado en el verano anterior cuando me enteré que Krishnaji no podía dar permiso para
escuchar una cinta grabada, que solo Rajagopal podía hacerlo. Pensé que esto era algo extraño, pero no dije nada al respecto.
S: Pero a usted le debe haber parecido extraño que Krishnaji no volvió a California en todos esos años. ¿ No habló con alguien
sobre esto?
M: Bueno, no. Pero recuerdo que cuando Krishnaji llegó a Nueva York, al primer día Rajagopal lo llamó por teléfono. Alain y yo
estábamos con él en su dormitorio, que era el de mi hermano, el mayor dormitorio del lugar. Alain y yo estábamos en el cuarto
cuando sonó el teléfono y en dos minutos Rajagopal ya le estaba gritando y luego cortó.
Esa fue mi primera impresión de cómo estaban las cosas con Rajagopal, y la bienvenida a los Estados Unidos de él. Así que ya
estaba bien al tanto de que había problemas entre los dos.
S: Bien, ¿así que, Rajagopal en realidad no hizo nada por esas charlas en la costa Este?
M: No, no hizo nada. De hecho estaba enojado porque la invitación vino directamente a Krishnaji; cómo vino, no lo sé.
S: ¿De La Nueva Escuela?
M: Sí, vino directamente a él. Y él me llamó, tuvo que ser el verano anterior, y me preguntó si yo creía que él debía aceptar.
S: ¿Usted habló sobre esto?
M: Sí, sé que lo hice porque le dije que sí, que él debía aceptar. Cuando él me preguntó: “¿Por qué?” Le respondí: “Bueno, todo lo
que sé sobre este lugar es que es serio y es un buen lugar, y que mm… ¡oh!, ¿cuál es su nombre? Oh, él había aceptado estar en el
comité. Ah, …un escritor religioso, un hombre muy serio. Y justo se murió después que aceptó ir. ¡Mi Dios!, es un problema
horrible con los nombres, está en la otra grabación, sé que hablé sobre esto.
Entonces Alain entabló una comunicación con ellos en nombre de Krishnaji, y de esa manera él vino a Nueva York.
S: Así que, realmente ese es el comienzo de la liberación de Krishnaji de Rajagopal, porque de repente las charlas se estaban
organizando sin él.
M: Era la primera vez, es verdad. Quiero decir, las charlas en Europa fueron todas organizadas por de Vitas, la señorita Pratt y
Anneke. Rajagopal nada tuvo que ver con ellas. Pero en los Estados Unidos, esta era la primera vez. Y en la Nueva Escuela fue la
primera, y por supuesto luego en Harvard. Krishnaji fue más tarde a este viaje, creo que a Brandeis; él habló allí. Otra vez
organizado directamente por Krishnaji vía Alain, quien manejó esto.
Así que a Rajagopal no le gustó. Él ya no estaba controlando las cosas, por lo tanto fue grosero y cortó la comunicación telefónica
con Krishnaji.
S: ¡Ajá!, mm… De todos modos usted tuvo a Krishnaji y a Alain para la cena por primera vez en Malibú.
M: Sí, les preparé la cena. [Risitas] En aquellos días yo hice todas las comidas.
S: ¿Y ellos pasaron la noche allí?
M: ¡Oh sí!, estuvieron en Malibú todo el tiempo, excepto cuando fueron a Ojai para una charla.
S: Ya veo, ya veo. Así que, ellos fueron sus invitados por cuanto tiempo…
M: Fueron mis invitados en mi casa todo el tiempo.
S: ¿Y cuánto tiempo fue esto?
M: Bueno, hasta que se fueron de vuelta a India ese invierno.
S: Mm… ¡Oh!, ya veo. Así que, entonces esa fue la verdadera liberación de Krishnaji porque él no tuvo que quedarse en Cabaña de
los Pinos bajo el control de Rajagopal.
M: Exactamente. Él solo se quedó allí cuando fuimos a Ojai para las charlas. Bueno, iremos a eso porque…
S: Esta bien, está bien. Así que, ¿cuál fue el día que todos ustedes llegaron a Malibú?
M: Llegamos allí el dieciocho de octubre. Hubo algunos problemas dentales y el veinte manejamos hasta Ojai. En esos días yo
tenía un Ford o algo así, no se cual. Rajagopal organizó que Rosalind [15] -quien vivía en otro lugar- viniera a Arya Vihara [16] y
proveyera las comidas para nosotros. Así que, fuimos manejando hasta Arya Vihara para el almuerzo, pero Krishnaji tuvo que
mostrarme dónde era.
Él me guió allí a través de Ojai, y después del almuerzo manejamos alrededor hasta la otra entrada y dentro de Cabaña de los
Pinos, donde Rajagopal estaba esperando.
S: ¿Así que, Rajagopal no estuvo en el almuerzo?
M: No, no, solo Rosalind.
S: ¿Cómo era la relación entre Krishnaji y Rosalind?
M: Bueno, en cierto modo ella apenas dijo “hola”, pero se transformó en tal pesadilla que tuve que parar de tener mis comidas allí.
Nunca oí algo tan irritante en mi vida, finalmente me di por vencida. No pude ir más a las comidas porque me estaba saliendo una
úlcera de escuchar todo aquello. Krishnaji se sentó al final de la mesa y ella en el otro extremo, Alain y yo estábamos en el medio.
Ella decía cosas como: “¿Por qué no terminas tu comida? ¿Qué pasa? ¿No te gusta?, ¡eso es bueno para ti, deberías comerlo!. ¡Es
bueno para ti, termínalo!”
Esa era la forma que le hablaba, como a un niño perdido.
S: ¡Ajá!…
M: Y cuando ella traía la comida, o cuando nos sentábamos decía: “Bueno, supongo que a todos ustedes no les va a gustar esto,
pero aquí va”… Era un constante molestar durante toda la comida.
S: ¡Dios mío!… [Profundo suspiro].
M: Una noche, las cosas estaban tan mal con Rajagopal que Krishnaji no pudo dormir, apenas consiguió dormir unas tres horas y
tuvo que dar una charla en la mañana. Después, cuando volvimos para el almuerzo Krishnaji dijo suavemente que no pudo dormir
mucho la noche anterior, y Rosalind le dijo:” ¡Oh!, ¿por qué?, ¿por qué no?…” en un tono de voz como si él fuera un niño que tenía
que ser regañado por haber hecho algo malo.
¡Era insoportable! Pensé: ¡¿cómo pudo tolerar a esta horrible mujer?!
S: Mm…
M: Y eso fue antes que yo supiera lo horrible que ella había sido a través de los años.
S: Sí, ahora déjeme volver a esto: ¿así que el comedor en Arya Vihara estaba allí al frente, donde la gente come actualmente?
M: Sí, allí mismo, igual que ahora.
S: Bien, entonces Rajagopal estaba esperando allí en la Cabaña de los Pinos cuando ustedes llegaron.
M: Sí, y recuerdo vivamente a los dos hombres. Krishnaji salió del coche y fue hacia él, y en cierta forma los dos se abrazaron
poniendo sus brazos alrededor del otro. Rajagopal estaba de frente a mí, y recuerdo que él apartó su rostro de Krishnaji como si
estuviera conmovido y asqueado al mismo tiempo; fue algo hostil, horrible. También recuerdo que insistió -antes de llevarse a
Krishnaji y abrir la Cabaña de los Pinos- que se me mostrara dónde iba a alojarme. Así fue como él solo me condujo por la escalera
al pequeño apartamento de arriba, y cuando llegamos allí…
S: ¿Dejando a Krishnaji parado en el acceso de la casa?
M: Sí, con Alain. Cuando llegamos a la puerta, había una serpiente Garter al lado de la puerta y dijo: “Espero que no piense que la
puse allí a propósito”. [Risitas]
S: Mm, hum…
M: Él la abrió, entré y me mostró donde estaba todo. Esto fue antes que la ampliáramos. Apenas era un pequeño dormitorio con
casi una mitad de una sala de estar, la cual debes recordar. De todos modos se fue para abrir el apartamento de Krishnaji y luego
el otro para Alain. Los dos lugares no tenían una puerta que los conectara, estaban separados.
S: ¿Dónde estaba el otro apartamento?
M: Bueno, el de Krishnaji tenía la forma actual, excepto que fue levemente alargado cuando lo rehicimos, y el otro tenía una
entrada separada, pero compartía una pared. Era lo que aquí llaman casa adosada.
S: ¡Ajá!… así que, mirando al frente de Cabaña de los Pinos, en el balcón, ¿de qué lado estaba?
M: Estaba a la izquierda, y de hecho arruinó la Cabaña de los Pinos. Esto se hizo cuando Krishnaji estaba en la India y nunca se le
dijo hasta que volvió. A cambio de su pequeña cabaña por la que él tanto apreciaba, estaba este espantoso apartamento con pisos
de corcho y ventanas altas como en una prisión donde siquiera puedes ver hacia afuera; y tenía una cocina pequeña, un baño, un
dormitorio chico y una gran oficina cuando bajabas un escalón.
Era increíblemente feo, pero Alain estaba allí. Después que Rajagopal se fue, Krishnaji nos mostró todo y nos mostró el árbol
pimentero. Krihnaji subió con Alain donde yo estaba, y lo recuerdo parado en la puerta, tan solo mirando alrededor. Dijo que no
había estado allí por muchos años desde una sola vez que él estuvo allí, Rajagopal lo reprendió porque trajo barro en sus
zapatos. [S. suspira] ¡Por ello Krishnaji nunca más volvió! Rajagopal era uno de esos obsesivos por la limpieza.
S: Mm, hum…
M: Como sabes, todo tenía que estar en línea. Claramente era un obsesivo y poseía todos los síntomas de paranoia que siempre leí
en cualquier libro.[Ambos ríen]
De todos modos, Krishnaji miró todo el apartamento, había algunas pinturas un poco abigarradas de Rajagopal en la pared, las
miró, en cierto modo asintió con la cabeza y dijo: “Él está muy deteriorado”. No respecto a los cuadros sino luego de haber
hablado con él.
S: Mm, ¡ajá!…
M: Después él nos mostró más de su cabaña, incluyendo… eso fue cuando nos mostró el armario en la parte de atrás del porche
donde él dijo…
S: Cuénteme toda la historia como Krishnaji se la contó entonces. Ya la he escuchado pero tiene que quedar en la grabación.
M: sí, esta historia tuvo lugar muchos años atrás, cuando Krishnaji vivía en esa cabaña. Rosalind y Rajagopal estaban en Arya
Vihara. Una noche perdió las llaves de su apartamento, y no pudo entrar; hacía frío, creo que era invierno. Las casas de California
de esa clase y en esa época usualmente tenían el calentador de agua (2) afuera en cierto tipo de armario, por si pierde agua no lo
hace dentro de la casa y no causa ningún daño. En este caso, se ubicaba bajo el pórtico y en el suelo. Así fue que Krishnaji pasó la
noche de pie cerca del calentador de agua, el que apenas tenía unos pocos centímetros de espacio para meterse. ¡Estuve
horrorizada cuando él me contó esto!
Le dije: “pero, ¿por qué no fue y le pidió otra llave?”, y él contestó: “¡Oh!, no podía hacer esto, ellos podían enojarse mucho”.
S: Mm…
M: Esto fue una horrible revelación para mí, demostraba qué terriblemente mal estaban las cosas.
S: Mm… Así que usted ahora se daba cuenta de toda esta situación.
.
M: Eso fue realmente como un destello enceguecedor.
S: Sí.
M: Al día siguiente, Rajagopal vino y habló con Krishnaji. Alain y yo nos sentamos en el apartamento de él, el cual no tenía
puertas de conexión de un apartamento al otro. De inmediato escuchamos a través de la pared la voz de Rajagopal con mucho
enojo. No pudimos entender bien lo que decía pero pudimos escuchar su voz enojada, furiosa. Poco después se fue.
S: ¿Usted y Alain deben hablaron al respecto?
M: Por supuesto, estábamos verdaderamente muy consternados.
S: ¿Y Alain realmente no sabía de esto de antemano?
M: En cierta manera él lo sabía, sabía que había dificultades, pero nada semejante a lo encontrado allí.
También Alain había organizado las charlas en Ojai que fueran filmadas a través de KQED, la radio pública de San Francisco.
Ellos habían escrito preguntando si podían filmarlas, las que tenemos ahora. Nuevamente, esto era sin el permiso de Rajagopal,
algo que a él no le gustaba.
Un día manejé a Alain hasta Oak Grove para ver el sistema de sonido. Rajagopal se encontró con él allí y le explicó como
funcionaba todo. Después de esto, Rajagopal quiso hablar con él. Entonces ellos se sentaron en mi auto y yo fui a sentarme en el
bosquecillo. Hablaron por dos horas, pero al final yo tuve tanto frío que tuve que cortarlos. Más tarde Alain me contó que
Rajagopal quería que le reportara a quienes veía Krishnaji, y cuando él diera entrevistas, de grabarlas. Era como poner micrófonos
en un confesionario, porque la gente a menudo quería hablar con Krishnaji sobre asuntos personales.
S: Por supuesto.
M: Pero eso era lo quería que Alain hiciera. Yo estaba horrorizada. ¿Puedes imaginarlo?
S: Hm… De lo que sé de este hombre, sí, me lo puedo imaginar muy fácilmente.
M: Sí, mientras las cosas se ponían cada vez peor, Alain y yo llegamos a sentir que la Cabaña de los Pinos probablemente
tenía [risitas] micrófonos ocultos. Cuando teníamos que hablar de cualquier cosa, si era privado, los tres nos íbamos afuera así no
podíamos ser escuchados.
S: Mm… Que usted haya sentido que debía salir y tener que hablar afuera sobre cualquier cosa es terrible.
M: Si, quiero significar que era nuestra sospecha; de hecho nunca encontramos un micrófono oculto, e incluso nos pusimos a
buscarlo, así de malo era; y sabíamos que él subrepticiamente grababa cosas.
S: ¡Caramba!…
M: Luego hubo otra reunión donde ahora está la caja fuerte, [17] en la vieja oficina. Cuando llegamos a Ojai Krishnaji había
enviado una carta a Rajagopal diciéndole que él (Krishnaji) quería ser reincorporado en el comité de KWINC [18], que también
quería agrandar el comité, y quería que yo estuviera; además deseaba que se le rindiera cuentas del dinero que entraba. Krishnaji
también había dicho que KWINC no debería ser manejado solo por Rajagopal; que otro arreglo debe haber.
Así que, en esta reunión que tuvo lugar en la vieja oficina
– Krishnaji le dijo: “No has respondido a mi carta”.
– Rajagopal respondió: “No, ¿por qué debería hacerlo? No recibo ordenes de ti”
– Krishnaji entonces agregó: “No comprendes Rajagopal, este es un asunto muy serio; si no respondes y no llegamos a un acuerdo
tendré que tomar medidas”.
– Rajagopal montó en cólera en este momento diciendo: “¿Qué es esto? ¿Es una maldición brahmán? Me estas maldiciendo.
Bueno, yo soy también brahmán, y te maldigo más de lo que tú me maldices a mí”. Y entonces él continuó y dijo cosas que
Krishnaji aparentemente no nos diría; pero en contra de “lo Otro” [19], como Krishnaji lo expresaba. En cuanto Rajagopal citó “lo
Otro”, Krishnaji se retiró a su cabaña.
Cuando Rajagopal se fue oímos un portazo y las luces de la oficina -que podíamos ver- se apagaron, luego otro portazo y después
el coche partió. Entonces fuimos a ver a Krishnaji, y él nos contó lo que había pasado.
S: ¿Alguien le había sugerido a Krishnaji que debía escribir estas cosas en una carta?
M: No, él hizo la lista de lo que quería.
S: ¿O sea que esto era todo de Krishnaji?
M: ¡Oh sí!, él la hizo y todo era totalmente correcto.
S: Por supuesto, sí.
M: Éstas eran las cosas que él debía tener.
S: Pero también eran cosas muy fuertes.
M: Sí.
S: Como ves, esto demuestra que Krishnaji realmente sabía todas las cosas correctas que debían preguntarse.
M: Sí, y creo que fue el día después que él llamó a Vigeveno, porque era el vice-presidente de KWINC. Vigeveno vino, y Krishnaji
le mostró una copia de la carta que le había dado a Rajagopal, la cual tampoco se la había mostrado a Vigeveno. Este hombre sabía
que había una carta pero que no tenía permiso de leerla, entonces Krishnaji se la mostró, porque intentaba que este hombre
actuara como el vice-presidente que era. Krishnaji le dijo: “Usted es responsable”, pero por supuesto, Vigeveno no hizo nada.
S: Bueno, usted dice: “Por supuesto no hizo nada”, y yo entiendo el “por supuesto”; pero estoy pensando en la otra gente que en el
futuro escuchará esto. Debe explicarse que Vigeveno en realidad estaba en el bolsillo de Rajagopal.
M: Rajagopal solo permitía a su alrededor la gente que tenía en su bolsillo.
S: Ahora, espere un momento, no hubo cierta historia sobre Vigeveno… Rajagopal rescató a Vigeveno y su familia de Alemania
justo antes de Hitler, o algo así. Eran judíos.
M: Sí, esa era la historia, el por qué ellos eran leales a él. Rajagopal les había dicho que para ellos no era seguro quedarse en
Holanda. Él era holandés, no alemán, pero Annie creo que era alemana, ellos vivían en Holanda y tenían una galería de arte.
Rajagopal les dijo: “Tienen que irse”, y los persuadió para que se fueran, pudieron sacar todo su dinero y demás.
S: Y por eso le estaban eternamente agradecidos.
M: Sentían que le debían la vida a Rajagopal.
S: Correcto.
M: ¿Nos estamos quedando sin cinta para la grabación? Quizás mejor nos detenemos.
S: Sí.
INTRODUCCIÓN
En este capítulo vemos a Krishnaji finalmente alejarse de la vieja estructura administrativa formada en 1925 la cual tan mal le
sirvió. Los organizadores locales de Londres, París, India y Roma aún organizaban eventos por su parte en el mundo, ahora se
percibe como que responden a Krishnaji, Mary y Alain; pero ya no a Rajagopal y la KWINC. Éste es entonces el comienzo de una
nueva era en la tarea de Krishnaji.
También en este capítulo hay una primera detallada descripción de cómo se veía a Krishnaji entrar a una charla y después como
salía de ella. Junto a esto se conversa respecto al peculiar fenómeno físico de Krishnaji hablando cuando estaba enfermo.
Mary: Bueno, como no recuerdo exactamente donde dejamos, es mejor volver al otoño del ’66, cuando Krishnaji estaba por dar
charlas en El Robledal (1) en Ojai por primera vez en seis años.
En este tiempo él y Alain Naudé estaban conmigo en Malibú.
Scott: Sí, sí, ya cubrimos eso; sé que lo hicimos, Mary. Usted describió la llegada, no tengo un panorama claro de las charlas, pero
recuerdo que usted sentía insoportable el irritante trato de Rosalind hacia Krishnaji durante las comidas. De hecho, usted no
quiso ir más a ellas.
M: Sí, sí, sí… no volví. Y creo que ya describí cómo se volvieron cada vez más desagradables; su tono feo de voz te crispaba los
nervios… era un atacarlo todo el tiempo. Pronto empecé a dar excusas del por qué no podía ir y comía sola. Cuando ella
ocasionalmente no estaba, los dos venían y yo cocinaba en el pequeño apartamento para nosotros tres.
Así fue como presencié todas estas cosas sumado a lo que Krishnaji me contó, realmente me estaba dando un panorama
impactante de lo que él tuvo que soportar con esta gente. Y esto aumentó en otra charla entre Rajagopal y Krishnaji, la cual
ocurrió en la oficina debajo del piso donde yo vivía, al lado de la Cabaña de los Pinos.
Alain y yo estábamos sentados en la sala de estar de su apartamento y escuchamos los pasos de Krishnaji volviendo a la Cabaña,
entrando y cerrando la puerta. Después de un rato -aunque no inmediatamente- escuchamos a Rajagopal dejar la oficina; y
cuando él se fue vino Krishnaji a contarnos lo que había ocurrido.
Voy a hacer pausa en las horribles descripciones de lo que estaba pasando en Ojai, porque antes de ir allá, el dentista le dijo a
Krishnaji que tenía un pequeño quiste en su labio inferior y que debía ser extirpado por un médico.
Así que, el veinticuatro de octubre lo llevé a Beverly Hills donde estaba el médico quien le sacó el quiste usando Novocaína y
algunos puntos de sutura. Volviendo a casa en el coche, Krishnaji de repente se desmayó como hizo en el pasado. De nuevo, seguí
conduciendo porque no podía detenerme de golpe; lo hubiera traumatizado y sería malo para el tránsito; pero disminuí la
velocidad y él volvió en sí rápidamente. Pero igual se desmayó dos veces más en el camino de vuelta, y cuando llegamos a Malibú,
pasó el resto del día en cama aunque insistió en levantarse para la cena.
El veintinueve fue la primer charla de Krishnaji de Ojai en la Cabaña de los Pinos, era un día muy caluroso pero igual había mucha
gente. Y al día siguiente también habló en los dos días del fin de semana. Yo salteé el almuerzo, fui a limpiar los apartamentos, y
después volvimos a Malibú donde el fresco era una bendición; caminamos en la playa, más que nada en la oscuridad, lo cual era
agradable.
S: Antes dije que usted, Krishnaji y Alain deben haber hablado mucho sobre la situación con Rajagopal al ser tan terrible.
M: Cada vez que estábamos solos lo tratábamos más o menos en nuestras conversaciones.
S: Sí, lo imagino. ¿Él dijo algo así como: “tengo que zafar de esto, esto tiene que…”?
M: Bueno, era claro que algo debía ocurrir para que la situación cambiara. Creo que Krishnaji nunca perdió la esperanza que
Rajagopal entrara en razón. Él siempre…no le gustaba pensar lo peor de la gente.
S: Lo sé.
M: Él sintió que debía haber cierta bondad que podía ser tocada con la ternura y que Rajagopal podía volverse razonable. Pero
todo esto era una locura total, todo el asunto… y él siempre hizo grandes esfuerzos para intentar arreglar la situación de alguna
manera.
S: Sí, efectivamente, de hecho ese es uno de los rasgos distintivos de Krishnaji.
M: Lo es, lo es.
S: Quiero decir que no importaba cuan horriblemente actuaba la gente a su alrededor, siempre los perdonaba; él buscaba algo
bueno que saliera de ellos.
M: Sí, correcto.
S: Al máximo, para ser exactos.
M: Bueno, ¡al máximo en esta situación particular porque al final este hombre se pudo escapar habiendo robado! En todos esos
años no solamente robó sino que abusó de Krishnaji. Su actitud era abusiva, crítica, lo molestaba, se quejaba; una verdadera,
auténtica maldad. Y ello todavía continuaba.
S: Sí.
M: Luego llegamos al tiempo cuando vino el equipo de televisión, la primera vez real que se filmaron sus charlas.
S: ¿Esas fueron las filmaciones NET? [1]
M: Sí, había una estación en San Francisco llamada KQED. Ellos vinieron y montaron todo muy agradablemente. Me olvidé si
fueron con dos o más cámaras, apenas hubo una luz y un reflector cerca de él. Tenía sobre su cabeza un toldo pequeño para
cubrirlo del sol y ellos pusieron un reflector sobre él mismo, así la luz se reflejaba en su rostro, lo cual de acuerdo a su punto de
vista era discreto y efectivo.
De una forma y otra, el sistema público de radiodifusión supo que Krishnaji iba a dar charlas públicas, no recuerdo como ellos se
conectaron, pero Alain era el intermediario.
Había un hombre llamado Dick… y algo más -lo tengo anotado- él era el director y vino con su equipo de gente. Hicieron todo muy
bien, fueron discretos y no molestaron a nadie. Se perdieron la primera charla, pero filmaron la quinta de noviembre. Creo que
era su tercera charla…o las dos primeras…
Después de eso, cenamos en Arya Vihara con Rosalind, su hija Radha Sloss, su esposo Jim Sloss y sus tres hijos. También estuvo
Margo Wilkie, una amiga y huésped de ella, de quien creo haber dicho que esta mujer vivía en Martha’s Vineyard.
S: Lo dijo.
M: En el día seis, Krishnaji dio su cuarta charla.
El siete de noviembre llovió torrencialmente tomándonos por sorpresa, entonces la charla programada se canceló. En cambio,
Krishnaji fue a la Escuela del Valle Feliz [2] y habló a los estudiantes; pero no sé qué ocurrió porque no estuve allí.
S: La Escuela del Valle Feliz estaba dirigida por…
M: Rosalind. Había sido iniciada por Krishnaji, Aldous Huxley y el Dr. Ferrando. Se suponía que Rosalind trabajaría allí, haciendo
cosas pero no a su cargo. No obstante, ella rápidamente se hizo cargo y se apropió de la misma; por supuesto Krishnaji no estaba
allí y Huxley ya no vivía más en Ojai. No sé qué pasó con el Dr. Ferrando, aunque indudablemente tenía una vida interesante de la
que no estoy al tanto.
S: Pero Rosalind gradualmente llegó a adueñarse de la escuela o algo así, ¿es correcto?
M: Bueno, pertenecía a la Fundación Valle Feliz la cual fue fundada por Mrs. Besant, pero se suponía que era para ser utilizada
por Krihnaji. Rosalind tomó el control al haber elegido al consejo directivo.
S: Mm, hm…
M: Krishnaji no estaba en éste, sólo Rosalind, sus amigos y aduladores, si puedo ser malvada.
S: Entonces ella hizo lo mismo que Rajagopal hizo con KWINC.
M: Sí, exactamente lo mismo. Uno se robó una fundación y ella se robó la otra. Así que, [S se ríe] ¡entre los dos
fueron muy exitosos! [M se ríe].
De todos modos, después de la charla en la escuela conducimos hasta Malibú y llegamos a tiempo para la cena. Al día siguiente
fuimos otra vez a la ciudad a visitar médicos. Después de un tardío almuerzo volvimos a Ojai.
S: ¿Puedo detenerla y preguntar si Krishnaji hizo algún comentario sobre la Escuela del Valle Feliz?
M: No, no recuerdo, supongo que fue Alain con él, no recuerdo. Yo no fui y no era un evento importante.
S: Bueno, sigamos porque la interrumpí… usted volvió a Ojai.
M: Sí, y después almorzamos. Éramos Krishnaji, yo -no creo que Alain estuvo allí- y Mima Porter. ¿La conoces?
S: La conocí.
M: Mima Porter había nacido de Manziarly.
S: ¡Ah!, era una de las de Manziarly.
M: Sí, su nombre de nacimiento era Germaine, el cual hubiera odiado que alguien lo supiera[risitas], ella lo detestaba y desde niña
siempre fue conocida como Mima.
Ella era parte de la vida de los de Manziarly, con los niños Lutyens [3], por supuesto.
S: ¡Ajá!
M: Se casó con un hombre muy rico de Chicago llamado George Porter, quien poco después del casamiento se suicidó.
S: ¡Oh, no!
M: Cómo o por qué, no tengo idea. Luego ella compró un gran terreno en Ojai y vivió allí por el resto de su vida, por supuesto,
heredando mucho dinero de su esposo. Creo que después de eso ayudaba económicamente a sus dos hermanas, o algo así. De
todos modos, fuimos invitados a almorzar con ella. Era como alguien a quien recién conocía, quiero decir, no tuve ninguna
impresión particular de ella. Pero en el caso de Ojai, estuvo totalmente del lado de Rajagopal. Durante los años posteriores a esto,
cuando Krishnaji estaba tratando de llegar a algún acuerdo con él, continuó recurriendo a Mima para que lo hiciera entrar en
razones. Finalmente, en la primavera del ’68 ella fue a París, llegó cuando Krishnaji ya estaba allí y le dio un mensaje de Rajagopal
diciendo que todo estaba bien. Estoy adelantándome ahora, pero como empecé con esto… lo que realmente ella dijo fue que:
“Rajagopal dice que cuando venga a Ojai el próximo año, se va a resolver todo”… lo cual era su acostumbrada mentira y después
nada ocurría. Pero de todos modos, almorzamos con Mima.
S: Ahora bien, esto es algo interesante para conversar, porque al igual que Vigeveno y Mima Porter, ellos junto a Rajagopal,
Rosalind y Radha Sloss, tenían que tener una imagen de Krishnaji que es muy diferente de la imagen que todos hemos tenido. Y
tal vez de esto debió hablarse un poco porque alguien como Vigeveno o Mima Porter han sido admiradores de Krishnaji o de las
enseñanzas…
M: Sí.
S: …pero vieron una diferencia entre las enseñanzas y Krishnaji.
M: Bueno, como ves esa fue la historia alentada.
S: Sí. ¿Podemos entrar aquí un poco en detalles?
M: Hasta donde alcanza mi comprensión, la cual proviene de lo que Krishnaji dijo, estaban estas personas quienes eran así
llamadas “devotos”, pero Rajagopal propagó en ellos la noción que había una doble personalidad: por un lado en la tarima estaba
el Maestro del Mundo, que era maravilloso y decía todas esas cosas sorprendentes; y por otro estaba el hombre Krishnamurti que
era bastante ordinario y falible. Esto era muy conveniente porque todo lo que no les gustaba provenía del hombre falible, mientras
que todas las cosas maravillosas eran atribuidas al Maestro del Mundo.
S: No creo que esto sea algo originado por Rajagopal, porque para mí, esto es parte de un paquete de todo el concepto teosófico
que el Maestro del Mundo utiliza a alguien como vehículo…
M: Sí.
S: … que el Maestro del Mundo, el Señor Maitreya se manifiesta…
M: Sí.
S: …y habla a través, pero cuando él no está allí…
M: es el original y común ser humano.
S: Sí, como usted sabe, más bien apenas un común ser humano con la cabeza hueca.
M: Creo que es de allí de donde viene esto. Porque recuerdas que allá por los ’20 y los ’30 Leadbeater y Arundale [4] decían que un
mago negro estaba hablando a través de K. en un momento, Mrs Besant estaba molesta por esto y Krishnaji le dijo: “Si usted lo
cree, jamás hablaré de nuevo”. Así que cada vez que Krishnaji decía algo que no les convenía, afirmaban que quien estaba
hablando no era el Maestro del Mundo.
S: Sí, como usted ve, esto tiene que ser comprendido porque de otro modo hay mucho de esta situación que no tiene sentido.
M: Sí, sí.
S: Porque aquí hay gente que no sé, pero asumo que no son malas personas, como Mima Porter o Vigeveno. Supongo que no son
malos, pero… lo mismo volvemos a ver en alguna gente al final de la vida de Krishnaji, ¿no es cierto? Personas prominentes en la
Fundación de la India que uno no se lo hubiera esperado, como Pupul.
M: Es verdad, es verdad. También pienso ahora en Mima, quien pudo haber tenido alguna idea que de mudarse a Ojai sería una
gran e íntima amiga de Krishnamurti, y quizás tener un papel mucho mayor, que nunca tuvo. Y como nada de eso ocurrió, debe
haberse sentido muy decepcionada, luego resentida y volcándose en contra de él.
S: Sí, pero ellos probablemente representaron un papel con Rajagopal, ¿no es así?
M: ¡Oh, sí!, Mima llegó a ser la Vice Presidente, de hecho lo era en este entonces. Creo que tenían dos Vice presidentes. Krishnaji
siempre dijo que ella había revisado algunas de lascharlas textuales (3) aunque no estoy segura, dudo que encontremos alguna
evidencia de eso.
S: Lo que digo es, parte de la ambivalencia que ellos tenían con Krishnaji era la prominencia espiritual que pensaban les
correspondía.
M: Sí.
S: Pero ellos podían tener esa clase de prominencia espiritual con Rajagopal.
M: No sé si era prominencia espiritual, pero ellos eran…
S: Bueno, eran prominentes en una organización espiritual.
M: Bueno, sí, claro.
S: Lo cual es lo que quiero significar.
M: Esto equivalía a que ellos eran quienes manejaban el negocio.
S: Sí, y mucha gente se conforma con eso.
M: Sí, ahora lo interesante es ver que en la familia de Manziarly, dos de ellos, Sasha y Mar -Marcelle permanecieron dedicados a
Krishnaji toda la vida.
S: Mm, hm…
M: Y Mima en particular, luego Yo de Manziarly, porque ¿creo que lo describí, no? ¿Era el año siguiente que acostumbrábamos a
ir al cine en París y Yo venía con nosotros?
S: No puedo acordarme.
M: Eso fue el año anterior, y uno asume que ella era igual a Mar y a Sasha, tan dedicados con Krishnaji, pero ocurrió lo contrario.
Ahora Mima tenía el control del dinero y respaldaba financieramente a Yo; pero también mantenía a Mar; y hasta donde sé, Mar
tampoco cambió. Eso era así. De todos modos es algo raro, muy extraño.
S: Sí, debe haber cierta forma de pensar muy peculiar para permitir… bueno, en primer lugar que una persona trate a
cualquiera de la forma como Krishnaji era tratado por esta gente. Y en segundo lugar, por un lado tener respeto hacia él, y por el
otro desprecio. Si lo mira bien usted lo sabe, ¡es realmente muy raro!
M: ¡Es verdad!, correcto.
S: No sé si aquí tal vez estoy jugando el papel de psiquiatra aficionado, pero el desprecio les permitió acomodarse con el respeto.
M: Sí, y no olvido que por lo menos Rajagopal y Rosalind fueron consagrados -o al menos ellos lo pensaron así- por Mrs. Besant
como los “cuidadores” de Krishnaji, eran quienes debían encargarse de él, lo cual en un sentido interpretaron que podían hacer lo
que se les antojaba [risitas], como si fuera un paquete que se les dio.
S: Sí.
M: Y se comportaron de esta manera. Por otra parte Vigeveno era un… no me gusta hablar de esta forma de otra gente [risitas]
… era un adulador.
S: Mm, hm…
M: Y siempre una alerta especial por el dinero.
S: Mm, hm…
M: Creo que él y su esposa me animaron al comienzo cuando me estaba interesando, me invitaron a esa discusión en grupo
porque yo había ido a su galería con una mujer llamada Bárbara Hutton… ¿te suena ese nombre?
S: No, en absoluto.
M: Bueno, era la famosa heredera de la mujer más rica del mundo o algo así. Fui a la escuela con ella, allí la conocí y le
interesaban las pinturas; los Vigeveno tenían una exhibición que pensé sería buena y traje a Bárbara conmigo. Así fue como
realmente esto abrió la caja registradora en la cabeza de Vigeveno.
S: Ya veo.
M: Ahora, realmente lo acusó de ser corrupto totalmente cuando quizás ellos querían ser amables conmigo, aparte de cualquier
asunto de negocios; pero él tenía esa actitud.
S: Mm, hm…
M: Y al mismo tiempo no era un hombre muy listo, porque estaba totalmente dominado por Rajagopal; pero aún más lo era su
mujer, como también se verá más tarde [suspiros] en esta historia.
S: Está bien.
M: En fin, volvamos donde dejamos: después de la horrible escena entre Rajagopal y Krishnaji, llegó Vigeveno y Krishnaji
también le mostró la carta que él le había escrito a Rajagopal, la cual este último no se la mostró. Aunque él era el Vicepresidente,
no tenía permiso para ver nada de eso. [S se ríe] Y esa noche hubo una larga charla entre Krishnaji y Rajagopal; todo el día fue
terrible.
S: Mm, hm…
M: Luego en el día trece, Krishnaji dio su sexta charla en Ojai que, como aquí dice, fue maravillosa. Y nuevamente, mientras
ocurre todo esto, estuvo yendo al dentista.
El día catorce hubo una charla pública en El Robledal, después de la cual tan rápido como pudimos nos fuimos a Malibú.
Llegamos al atardecer y de inmediato fuimos a una caminata por la playa en la oscuridad.
S: ¡Qué bueno!
M: Volvimos a casa para la cena y conversamos mucho tiempo. Un par de días después, otra vez volvimos al dentista.
S: ¿Es éste el dentista en Ojai?
M: Sí, el dentista de Krishnaji, el Dr. Meineg. Y en ese día Krishnaji le dijo a Rajagopal que él quería tener las grabaciones de las
charlas actuales; y así nos envió Alain y a mí a su casa. También teníamos que preguntarle por el manuscrito de su Diario, pero
Rajagopal no quiso vernos, no nos dejó entrar.
S: ¿Qué pasó? ¿Llamaron a la puerta?
M: Sí, llamamos a la puerta y mientras estábamos esperando que la abriera, su esposa Annalisa [5] llegó en su coche. Se la veía
más bien nerviosa y dijo: “Bueno, ¿qué es lo que quieren?”
Le dijimos lo que queríamos, ella dijo: “Esperen un momento, no creo que acepte, pero voy a entrar”; ella entró, volvió y nos dijo
que no por las dos cosas. Entonces volvimos a Krishnaji.
S: Mm, hm…
M: Así que, otra vez hubo una larga, larga conversación, y…
S: ¿De qué hablaron cuando tuvo esa larga conversación a solas con Krishnaji?
M: Hablé sobre lo que él dijo, señalándole todas las consecuencias en su contra. Me escuchó, pero él no… yo no intentaba
persuadirlo, sino de mostrarle un cuadro de la situación, y le explicaba que Alain se sentía traicionado por todo esto. Krishnaji le
había dicho antes a Rajagopal que él no aceptaría ningún dinero de la KWINC para su manutención, y Alain dijo que él tampoco
recibiría un sueldo. Porque una de las cosas que Krishnaji había escrito en esa carta era que Alain debería recibir un salario, y que
después de su muerte debería recibir una pensión, pero con la situación actual Alain rehusaba todo dinero. Todos se apartaban de
cualquier cosa relacionada con Rajagopal, lo que desde ya le era muy conveniente.
S: Mm, hm…
M: Él no tenía que pagar por nada y podía quedarse con todo el dinero para sí mismo.
S: Sí, y los derechos de autor.
M: ¡Los derechos de autor, todo el terreno, todo!…
S: Tenía todo lo que hacía dinero.
M: ¡Sí! [S se ríe].
S: ¡Y se sacaba de encima todos los gastos! [Más risas.]
M: ¡Exactamente!, tenía todo el poder, que era lo que más le gustaba.
S: Por supuesto, lo cual era el motivo de tanta estupidez. Ahora, ¿de qué esperaba vivir Krishnaji?
M: Eso no se había hablado. [S se ríe.] Él estaba haciendo lo que era correcto, lo cual realmente sintió en aquel momento.
S: Sí.
M: Al día siguiente, el diecinueve, los ayudé a empacar, les preparé comida para llevar en el avión, los llevé al aeropuerto y les dije
adiós. A las 11 de la mañana salieron para Roma. Pero antes de partir Krishnaji le dijo a Alain: “Si alguna vez usted está
desilusionado conmigo, señor, sólo tiene que decírmelo”, a lo que Alain le respondió lo mismo. Después se habló si Alain no
necesitaba unas vacaciones, al comienzo dijo que no podía tener vacaciones, luego que sí, que realmente las necesitaba pero que
no podía tomarlas cuando las cosas estaban tan alteradas.
Y así se fueron a Roma. Unos pocos días después recibí creo que una carta -o tal vez yo llamé por teléfono, lo he olvidado-
enterándome de Alain que iba a ir a Pretoria de vacaciones y que no iría a India, pero que se reuniría con Krishnaji cuando
volviera.
Los dos me escribieron, esto fue el final del ’66, y Krishnaji me escribió desde Nueva Delhi. Obviamente yo me quedé en Malibú y
ahora llegamos al ’67. ¿Quieres continuar o…?
S: ¡Oh!, sí.
M: Ahora estamos en el ’67, yo en Malibú, Krishnaji en India, y Alain se fue a Sudáfrica para un descanso y visitar a su familia.
Recibí una carta el cuatro de enero de Krishnaji escrita en Rajghat, y luego otra hacia el final del mes desde Madrás diciéndome
que había recibido el paquete con la levadura de cerveza que quería y que le envié. [Risitas de ambos.]
Al comienzo de febrero, Alain me llamó desde París y dijo que se ocuparía de la búsqueda de un apartamento para nosotros, para
las charlas de Krishnaji en la primavera. Para mí era un alivio porque sabía que él lo haría bien. En febrero, Krishnaji fue desde el
Valle del Rishi hasta Bombay.
El día quince recibí un telegrama de Alain diciéndome que teníamos una casa en París y que él debía ir al hospital por una
pequeña operación. En ese mismo día también tuve carta de Krishnaji de Bombay.
El primero de marzo volé a Nueva York, después a Londres, y el cinco Krishnaji llegó a Roma desde Bombay. Alain se encontró
conmigo y llamamos a Anneke en Holanda confirmando que teníamos una casa para Krishnaji cerca de Amsterdam para mayo.
Recuerdo conduciendo desde Thun hasta Gstaad a través de la tormenta de nieve, una tormenta de nieve en primavera. Dejé cosas
en el ático de Les Caprices, donde puedes guardarlas mientras estas ausente durante el invierno. Así que saqué lo que quería y
luego fui a Pernet, que en esos días era de Grossman. El señor Grossman era el dueño de lo que se llamó Pernet. Recogí algunos
alimentos sanos, conduje a Francia y pasé la noche en Avalon en el Hotel de la Poste.
Al mediodía del día siguiente llegué a París y me mudé a la casa; una vez allí junto al propietario pasé lista al inventario y todo el
día siguiente estuve ordenando. Alain llamó desde Roma para decir que Krishnaji vendría pronto. Al día siguiente fui con Marcelle
a ver la Salle de Chimie, que era donde Krishnaji iba a hablar, el cual era un lugar mucho mejor que en Adyar el año anterior. Era
más grande y más digno. Está justo en, hum… ¡Ah!, justo cerca de esa parte al lado del río Sena en la margen izquierda, no en la
calle Grenelle, pero cerca de allí.
En el mismo día once me encontré con el señor de Vidas, fuimos a Orly y lo encontramos a Krishnaji que venía solo en un vuelo
desde Roma. Lo llevé a la casa de calle Verdun. Cenábamos cuando Alain llegó en su Volkswagen. Así que todos estábamos en
nuestra encantadora pequeña casa. Había una mucama a tiempo parcial como parte de la renta de la casa, entonces yo no tenía
que hacer todo el trabajo. Al día siguiente preparé el almuerzo y luego, por supuesto, [risitas] a la tarde fuimos a comprar zapatos
en Lobb y camisas en Charvet.
El día trece, Yo vino a almorzar y fuimos al cine a ver Los Profesionales , no sé si recuerdas la película.
Desde entonces empezamos a ir a Bagatelle, lo cual era encantador para mí porque estuve en mi niñez. ¿Estuviste allí? Es un
pequeño parque dentro del mismo Bois.
S: Sí.
M: Hay una pequeña casa, con la que estaba fascinada desde niña. Sobre la puerta estaba escrito Parva sed apta que significa:
pequeña pero adecuada. Pensé que era tan adorable tener una casa chiquita [S se ríe] en tan bello lugar como ese. [M se ríe]
S: Sí.
M: Es hermoso. Luego caminamos por allí cada tarde.
S: ¿Caminaban directamente desde la casa?
M: No, conducíamos hasta allí, Bagatelle está un poco más arriba en el Bois. Era agradable haber estado de niña y volver allí para
caminar con Krishnaji, lo que me parecía muy pero muy agradable.
S: ¡Por supuesto!
M: Tuvimos dos o quizás tres discusiones con gente joven en un tranquilo Centro Cuáquero en la calle Vaugirard.
Después Krishnaji dio una entrevista de radio en París, pero no puedo decirte quien lo entrevistó porque no lo recuerdo.
Después, el tres de mayo los tres volamos a Londres y nos hospedamos en el Claridge. Krishnaji y Alain fueron a Huntsman, luego
intentamos ir al cine pero el horario era incorrecto. Recuerdo que Krishnaji cenó en su cuarto.
S: Fue esa la primera vez que usted se hospedó de nuevo en el Claridge desde…
M: Desde que estuve allí con Sam (Zimbalist), sí; eso creo.
Alain nuevamente vio a su doctor, Krishnaji [risitas] otra vez fue a Huntsman, y fuimos a ver una película de James Bond.
Al día siguiente, fuimos otra vez a Huntsman y a la tarde volamos a París, [Risitas] y el día después fuimos a otro cine; vimos Un
hombre de Dos Reinos y caminamos en el Bois.
S: Sí, la recuerdo, era una película magnífica.
M: El día siete de mayo, dieciocho personas, casi todas jóvenes vinieron a ver a Krishnaji en la mañana y después de esto él, Alain
y yo almorzamos en lo de los Suarès; luego caminé con K. en el Bois… esto es probablemente muy aburrido para la posteridad…
S: Bueno, no lo sé. Creo que está bien dejarlo por escrito. [Risitas de M.] Pero es especialmente bueno si le agregamos otras cosas
pequeñas que tal vez no estén en sus apuntes. ¿Por qué todos ustedes volaron a Londres por un par de días?
M: Porque Alain tenía un turno con su médico y ambos tenían que probarse la ropa de Huntsman [Risitas de S.] Debes darte
cuenta de la importancia de estas cosas… [Risitas de M.]
S: Me doy cuenta, ¡realmente me doy cuenta de la importancia de esto!… [M se ríe.]
M: Uno simplemente volaba a otro país para estas cosas tan vitales. [Risitas de ambos] Aquí veo que ellos dos, mi padre, mi
madrastra y yo almorzamos en Chez Conti. ¡No mucho recuerdo al respecto!
S: Ahora dígame, ¿en todo este tiempo continuaron hablando sobre la situación con Rajagopal?
M: No.
S: ¿La dejaron de lado?
M: No, no es que olvidamos todo al respecto, pero era como si lo dejamos en suspenso. Lo dejamos así nomas.
S: ¿Seguía aún resuelto que Krishnaji iba abandonar todo, que eso era todo?
M: Sí.
S: ¿Ninguna otra cosa, nada más había sido contemplada?
M: No.
S: Bien.
M: No puedo afirmar que nunca se pensó o se discutió nuevamente, porque era claro que no podía ser dejado así nomás.
S: Ahora, ¿supongo que Alain había dejado de enviar las grabaciones de las charlas a Rajagopal?
M: Sí, sí… ¡no, no!
S: ¿Él siguió enviándolas?
M: Mm, hm… eso creo.
S: De hecho esto es increíble.
M: Estoy bastante segura, pero solo bastante segura. Hubo un momento cuando él dejó de enviárselas.
S: Pero éste no es el momento.
M: Rajagopal aún tenía los derechos de autor durante el ’67, pero eso se terminó en el ’68. Así que, todavía eran enviadas a él.
S: ¡Increíble!
M: El diez de mayo cargamos ambos coches, el mío y el de Alain; y él partió a las once de la mañana en su Volkswagen, Krishnaji y
yo en el mío. Dejamos París y condujimos hacia el noroeste, en Arras donde lo encontramos a Alain ¡en un restaurante que
encontramos en la guía Michelín!
S: Michelín, por supuesto.
M: Era un restaurante llamado Chanzy, luego fuimos hacia Bélgica y pasamos la noche en Ghent en el Hotel San Jorge. Partimos a
la mañana siguiente a las 11:00 y pasamos a través de Antwerp hacia Holanda, y después me perdí un poco en Utrecht. Desde
luego, nunca pudimos mantener los coches juntos, no funciona así.
S: Por supuesto que no.
M: De todos modos, salí de Utrecht de alguna forma y [S se ríe] encontré mi ruta a Huizen que era donde teníamos la casa.
S: ¡Ajá! ¿Pararon en Huizen?
M: Sí, era maravilloso, una maravillosa casa. De algún modo encontramos a Alain en Huizen y ya teníamos las instrucciones de
Anneke, así que las consultamos y la encontramos. Era encantadora, una auténtica casa de granja con techo de paja y un
agradable olor a vaca. Había un gran cuarto con un hogar que veías cuando entrabas, los pisos de piedra y una cocina. Atrás en la
planta baja, Krishnaji tenía el dormitorio principal con su baño privado. Arriba había tres dormitorios más para Anneke, Alain y
para mí, compartíamos el baño. Era muy agradable. Había un hermoso bosque encantador al lado de la casa que de alguna forma
era como un parque privado, el cual tuvo su importancia durante nuestra estadía en Holanda. Conseguimos permiso para caminar
allí; nunca había nadie, y había senderos sinuosos con arroyos corriendo a través, o tal vez eran canales pequeños -no recuerdo
bien-, con patos. Caminábamos allí cada tarde y ¡era bonito!, realmente muy bonito. Así que nos instalamos en nuestra casa, luego
Krishnaji y yo fuimos a una caminata por el bosque. Luego Anneke y yo preparamos la cena.
Al día siguiente, una vecina, la señora Warren-Brecher ¡me llevó de compras a Bussum!, el cual es un pequeño pueblo, y me
mostró diferentes negocios porque obviamente debía hacer todas las compras. Recuerdo los lugares donde conseguías los quesos,
en otros las verduras, en otro las frutas y en otro unos buenos bizcochos. Anneke se quedó para el almuerzo y luego Alain la
condujo hasta su casa en Oosterbeek, que está cerca de la frontera. Krishnaji y yo caminamos por el bosque y luego los tres
cenamos al lado de la chimenea en el gran cuarto. Era hermoso.
Al día siguiente, los tres fuimos hasta Oosterbeek y almorzamos con Anneke. Volvimos, caminamos por el bosque y cenamos otra
vez cerca del hogar.
S: Ahora bien, ¿qué lejos es esto de Amsterdam, porque esto es por las charlas allí, no?
M: Sí, no es muy lejos, creo que serían unos 45 minutos en total, no queda lejos.
Una cosa que hicimos durante esos días fue conversar sobre dónde querríamos vivir en Europa. Antes hubo otra conversación
sobre dónde tendríamos una casa, la cual sería nuestra sede europea. Y hubo mucha discusión sobre dónde sería. Alain tuvo la
idea que él podía adquirir un sirviente sudafricano que haría todos los quehaceres, éste conduciría el coche, entraría y sacaría el
equipaje, cocinaría, y trabajaría como valet… ¡haría todo! A mi parecer, sería como un esclavo elegante. Y no tendríamos que lavar
los platos [S se ríe] o nada de eso nunca más. [Ambos ríen.] Alain estaba seguro de encontrar una persona así… esto es mucho
antes de Nelson Mandela. [S se ríe.] Recuerda que era 1967.
S: Desde mi punto de vista, en esos días tampoco había mucha gente así en Sudáfrica.
M: Aparentemente, había una visión completamente diferente de la vida en Sudáfrica, y para Alain era una buena idea. [Risas.]
El día diecisiete… entonces ¡oh sorpresa!… Rukmini Arundale [8] vino para el té. Ella paraba en un lugar cerca de Bussum, ¿es
dónde tenían la Iglesia Católica Liberal?
S: Eso está cerca de Huizen.
M: Sí, de todas maneras ella estaba hospedándose allí, pero ¡vino para el té! Desde luego, nunca la había visto antes. Tenía unos
ojos penetrantes que te taladraban y te evaluaban; ¿quienes son estas personas extrañas en la vida de Krishnaji? [Risitas.]
S: Pero ella no tenía nada que ver con Krishnaji en esos días, ¿no es así?
M: No, nada, pero porque él estaba en Holanda y ella estaba cerca, creo que probablemente vino por curiosidad. Fue una
conversación bastante formal y recuerdo divertirme con sus miradas evaluativas. [Risitas]
S: Me sorprende que ella tuviera ese contacto amistoso con Krishnaji, porque no lo fue más tarde.
M: Bueno, no fue tan amistoso, más bien fue una visita formal y obvio que él fue increíblemente cortés y demás, pero no era un
encuentro de viejos amigos.
S: No, pero según recuerdo ella más tarde fue hostil hacia él.
M: Sí, lo fue. Bueno, de todos modos ella vino para el té, pero nadie sonreía o bromeaba, tan solo era una charla cortés y trivial.
Veamos, ¿qué pasó después? Estaba frío y ventoso y Anneke se volvió. Recuerdo que tuvimos una discusión si puede una mente
ser crítica sin condenar. Ese era el tópico de la conversación. Y fuimos a ver a Z… ¿cómo se dice? ¿Zorderzee?
S: Zuiderzee.
M: Ah, sí, Zuiderzee [Risas.]
Después de ver eso, salí para calcular el trayecto hacia el salón de la RAI en Amsterdam, calcular cuánto tiempo me llevaría, y de
este modo saber cuándo teníamos que salir, cómo llegar allí, dónde aparcar y todo eso. Después pasé el resto del día en el Museo
Rijks, al que nunca había visitado, que es hermoso.
S: Sí, lo es.
M: Al día siguiente, el veinte de mayo, conduje a Krishnaji a su primera charla en Amsterdam. El salón estaba repleto y todo salió
bien. Esa tarde Mary y Joe Links junto a dos de sus amigos holandeses, una pareja, vinieron a tomar el té. Al terminar todos
fuimos a caminar y hablamos, fue muy agradable. Después que se fueron, pero Krishnaji sintió que no había caminado lo
suficiente porque ellos caminaban muy lento. [S se ríe.] Así que nosotros dos volvimos y caminamos rápido a través de ese bosque
encantador donde había toda clase de patos en los pequeños arroyos, incluso esos pequeños con cresta y patitos bebés que
también estaban con la mamá. Krishnaji observó que no todos estaban al día siguiente, quizás zorros o algo más se los había
llevado. Y su observación es extraña porque él recordó esto más tarde en Ojai en sus últimos días. Dijo: “¿Recuerdas los patitos
que cada vez había menos?
S: Sí, lo recuerdo.
M: Eso fue en el veinte de mayo.
Al día siguiente él dio su segunda charla. Un pintor joven norteamericano llamado Jay Polin vino a almorzar, creo que fue Alain
quien lo conoció y lo invitó. También en ese día Krishnaji dio una entrevista grabada para la radio holandesa.
S: Deberíamos decir todo lo que sabemos acerca de esto porque es algo importante, porque esto es… adivino que es la expresión
física de algo bastante distinto, algo muy diferente.
M: Creo que lo es.
S: Y así es algo muy inusual. Es algo que la gente que lee los libros de Krishnaji nunca tendrá el sentido de lo que significa.
M: Eso es verdad.
S: Así que, esto es por lo que Krishnaji tuvo que pasar; y desde luego, es la clase de cosa que los teósofos dirían: “Oh sí… ¡ah!, aquí
está…”
M: Ellos dirían: “Sí, ese es el Señor Maitreya.”
S: Exactamente, pero no era eso.
M: ¡No era eso!..
S: No era eso en absoluto.
M: Soy firme en eso, la gente podría decir: “Bueno, ¿y qué sabe usted?”, pero él podía hablar del mismo modo en la plataforma
que si estuviera sentado en esa silla.
S: Absolutamente.
M: Así que, no había ninguna posibilidad.
S: Pero yo también argumentaría desde mi propia percepción, que no se sentía otra presencia -más allá de la que estaba allí- todo
el resto del tiempo.
M: Solo era que él iba a cierta región – no sé de qué otra manera llamarlo- un cierto estado,o una cierta profundidad de
percepción que está más allá de la conciencia diaria.
S: Sí.
M: Y aún más, como has visto muchas veces por ti mismo, cuando alguien de la audiencia hablaba o algún tonto intentaba subirse
a la plataforma, él estaba ahí, lidiando con ello.
S: ¡Oh, totalmente!, pero él necesitaba… había ese antes y después…
M: Sí, antes empezaba a…es como si, no sé lo que pasaba…
S: Como un acumular energía…
M: …pero era como si empezaba a moverse dentro de él.
S: Sí, sí…
M: Y entonces después, cierta especie de descompresión, tenía que estar callado, y aunque nunca lo dijo, también debe haber sido
muy agotador físicamente.
S: Debe haberlo sido.
M: Por el tremendo poder y energía que entraba en él. Así que, cuando el cuerpo empezaba a calmarse, de alguna manera debía
manifestar cierta clase de… no el cansancio, pero…
S: El agotamiento.
M: Sí.
S: Sí, y tanto como estamos hablando sobre algunas de estas cosas, estaba también ese extraordinario fenómeno que también
hemos visto cuando Krishnaji subía a la plataforma realmente enfermo y débil; y de repente en un momento, él estaba con toda la
salud, contoda la energía, vitalidad y fuerza; una fuerza extraordinaria para un hombre de cualquier edad.
M: Sí, sí.
S: Y de algún modo eso era parte de este proceso completo, lo que este proceso haya sido.
M: Sí.
S: Y puedo recordar que después -o al menos lo que está en mi memoria-, aunque no sé cuan exacto es esto, que él no volvía a
estar igualmente tan enfermo como antes, cuando esto ya ocurrió.
M: Sí.
S: Él bajaba pero no volvía a estar tan enfermo.
M: Sí.
S: ¿Es así como lo tiene en la memoria?
M: Sí, sí, sí, cuando él estaba de antemano tan enfermo, una pensaba: “Bueno, ¿debemos cancelar la charla?”… y después él igual
daba la charla, y esa cosa que has descrito ocurría; y él no volvía a estar enfermo ni con dificultad para incorporarse [Pausa.]
S: Todo esto es parte de algo muy extraño.
M: Sí, en estos días se ha vuelto un cliché aburrido el hablar de energía.
S: Mm…
M: Pero en el contexto de la vida de Krishnaji, esa energía era un fenómeno asombroso.
S: Sí, sí; y por supuesto, por varios años él habló de la energía que pasaba a través de su cuerpo… él habló de esto. Pero lo muy
interesante es que fuera tan visible; tan físicamente manifiesta.
M: Sí. [Pausa.]
S: Siquiera sé si… [Larga pausa]…no sé si una persona podría vivir con ese extremorefinamiento, el cual yo diría que Krishnaji
tenía durante esas charlas; porque eso es lo que también me parecía de él tener después de las charlas. Él estaba en un estado de
tal refinamiento, de tal sensibilidad, como si… pareciera que la vida diaria fuera muy vulgar, muy grosera, o algo así. [Pausa.] Por
ejemplo, no sé si Krishnaji podría haber sobrevivido físicamente o quizás vivido en ese estado todo el tiempo. Usted sabe la
especie de estado que tenía cuando estaba dando una charla.
M: No lo sé.
S: Estaba la sensación de que él tenía que salir de esto, no…
M: Bueno, esto otra vez es pura especulación. Incluso no había tenido la noción de esto hasta ahora, pero en orden de hacer lo que
él consideraba como su trabajo, el cual era hablar, -hasta cierto grado- tenía que vivir en un plano normal. Ahora bien, como él
dijo, si ese no hubiera sido su trabajo, y si él hubiera sido capaz de hacer algo muy diferente, lo cual sería volverse un…
[La grabación se corta abruptamente]
Capítulo 7
INTRODUCCIÓN
En este capítulo, por primera vez se ve el uso de una convención de edición mencionada en “Notas para el lector“, específicamente
es el uso de la comilla simple [‘] para indicar que Mary está leyendo de su diario. El cambio de tono de su voz en la grabación hace
esto inconfundible, lo cual se han verificado con sus mismos diarios.
También en este capítulo, se ve la primera experiencia de Mary respecto a Krishnaji pasando por “el proceso”. Está más allá del
alcance de este proyecto examinar este fenómeno porque ya ha sido presentado en la forma más completa y clara posible en la
biografía de tres volúmenes que Mary Lutyens escribió sobre Krishnaji. Suficiente es decir que en 1922 Krishnaji comenzó a tener
experiencias inexplicables que parecían ser espirituales y que continuaron en forma intermitente por el resto de su vida. La
expresión usada fue “el proceso”.
Además incluye la decisión de Krishnaji de empezar una escuela en Europa, y emerge Dorothy Simmons como la persona para
dirigirla.
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Mary: Bueno, como no recuerdo exactamente donde dejamos, simplemente repetiré. Sé que fue en mayo de 1967 cuando Krishnaji
estaba dando charlas en Ámsterdam. Dio alrededor de seis y estábamos viviendo en un lugar realmente encantador que había sido
encontrado para él por Anneke Korndorffer. Era una gran casa rural que olía suavemente a una granja, lo cual era agradable.
Tenía un gran cuarto con un hogar, era muy confortable y congeniaba muy bien con todos nosotros, Krishnaji, Alain Naude,
Anneke y yo.
Scott: ¡Ah!, ¿Anneke también vivió allí?
M: Bueno, ella no vivía allí todo el tiempo, generalmente estaba en su casa de Oosterbeek donde realmente residía, pero venía y se
quedaba un poco.
S: ¡Ajá!…
M: Anneke y yo cocinábamos juntas cuando ella estaba allí, o yo cocinaba sola cuando no estaba, y hacía todas las compras; esto
era una cierta clase de vida hogareña, muy agradable. Había un bello parque privado donde se acordó que Krishnaji podía
caminar allí y era ideal. Tenía caminos sinuosos a través de una parte de bosques y otra parte de campo abierto, atravesado por
canales donde había toda clase de aves acuáticas; y Krishnaji disfrutaba mucho mirar a todo esto. No había nadie allí, que lo hacía
perfectamente encantador para deambular por doquier como si estuvieras en una selva.
Krishnaji naturalmente estaba ocupado dando charlas, y también hubo grupos de gente joven, colectada en gran medida por Alain
en las charlas públicas. Hubo además grupos de estudiantes de Utrecht, y él habló con ellos. Pero en general, era una muy, muy
feliz estadía en Holanda. Creo que nos quedamos hasta fin de mayo.
S: Mary, ¿podría volver por un minuto?, porque usted habló sobre ese tiempo y Krishnaji recordando los patitos. No pudo haber
sido solo la disminución del número de patitos que lo hizo tan inolvidable… todo ese tiempo…
M: Sí, todo el tiempo fue maravilloso, era un bello lugar, él se sentía bien, y yo también era muy feliz. Era un tiempo en extremo
encantador, así lo recuerdo; y también recuerdo las charlas en la mañana temprano con él. Mi trabajo era preparar el desayuno,
por eso me levantaba temprano e iba a la cocina y empezaba a hacerlo. Y él también se levantaba temprano, y acostumbraba a
venir a la cocina a charlar sea parado o sentado en su bata blanca, y me hablaba mientras yo hacía el desayuno.
S: ¿De qué hablaba?
M: No lo recuerdo exactamente, excepto que no era nada muy serio, bromeando un poco, tan solo placentero.
S: Mm…
M: No recuerdo realmente de que hablábamos. Debe haberme hecho preguntas sobre mí, no me acuerdo, solo recuerdo la alegría
de esto, lo agradable que era.
S: Sí.
M: Y él también en esos días estaba tratando de ayudarme con mi pierna mala [1].
S: Mm, hm…
M: En las tardes o temprano en la noche, él me daba ese llamado tratamiento que creo haberlo descripto. Ponía sus manos en el
hombro y algo extraño ocurría en el sentido de cierto tipo de tremendo… no era un tremendo calor, aunque te daba una sensación
cálida, pero él de alguna manera te quitaba la enfermedad o cualquier dolor. Y era todo tan… era algo que una siempre sintió muy
fuerte, durante o después.
S: Ahora, espere un momento. ¿Puedo volver a esto también?, porque usted describió su sanación o el tratamiento de usted en
India.
M: Sí.
S: ¿Pero puede describirlo aquí en Holanda?, porque si usted quizás lo recordara de nuevo, podría ser algo diferente.
M: Bueno, no era realmente lo que él hizo, quiero decir, desde mi punto de vista lo que se sintió no era diferente. Sin embargo,
cuando tuve la infección en India, él pasaba sus manos por la frente y las mejillas donde estaba la infección.
S: ¿Desde el centro del rostro hacia afuera?
M: Desde el centro del rostro hacia afuera, y luego se sacudía las manos.
S: Sí, como si se sacudiera algo de ellas.
M: Sacudiéndose algo malo, o quitándose algo.
S: Mm, hm…
M: Pero luego, cuando trataba de ayudarme con mi pierna enferma, lo que era realmente un problema circulatorio en aquel
momento, tocaba mis hombros, y otra vez…se sacudía las manos, como si las limpiara de algo.
S: ¿Era desde su columna vertebral hasta los hombros? Esa clase de…
M: No, a lo largo de la parte superior de los hombros.
S: A lo largo de la parte superior, sí, ¿pero desde el cuello hasta la parte superior de los hombros?
M: Sí.
S: ¿Así que, desde la columna hacia afuera y después se sacudía las manos otra vez?
M: Sí, sí.
S: ¿Le ponía las manos en su pierna?
M: No lo creo, siempre iba y se lavaba las manos después. No sé si mencione eso, pero como si hubiera una contaminación de lo
que fuese la enfermedad. Él la había quitado, pero tenía que lavarse las manos.
S: Mm, hm… Tan solo para aclarar: cuando usted dijo que Krishnaji le hablaba en las mañanas en la casa de campo, ¿estaba
usando una de esas batas de toalla blanca hechas por Joan Wright?
M: Sí.
De todos modos las charlas se terminaron. Hubo una gran muchedumbre en ellas, el lugar estaba repleto y usualmente había una
pantalla de televisión en el vestíbulo, así la gente que no pudo entrar aún podía mirar la charla.
S: ¿Incluso en esos días?… porque eso pasaba en las posteriores, en los ’80.
M: Sí, sí.
S: Admirable.
M: Y también mucha gente joven vino a las discusiones.
S: Mm… ¿y dónde se efectuaban los encuentros con los jóvenes?
M: En la casa, venían a la casa.
S: En la casa, donde estaban usted y Krishnaji.
M: Había una cierta clase de sala central cuando ingresabas, venías por la puerta principal y había una gran sala, casi como entrar
a un granero, con techos altos y un hogar en una larga pared. Así que, había más lugar para la gente sentada en el piso.
S: Mm, hm… ¿cuántas personas venían por vez?
M: No lo recuerdo realmente, digamos unas treinta o cuarenta.
S: ¡Ah!, ¿un gran debate entonces?
M: Sí, algo así, y por supuesto, como sabes Holanda es pequeña, así que la gente venía desde otros lugares. Utrecht no estaba muy
lejos, así que muchos venían de allí.
De todos modos, las charlas terminaron y estábamos empacando, como siempre… ¡horrible! [ambos ríen.] Y todos los días íbamos
a caminar, con sol o lluvia, pero esa era la parte especial de estar allí.
Partimos en dos coches, como de costumbre Alain conducía su furgoneta con todo el equipaje, y yo en el mío con Krishnaji.
Condujimos a través de Holanda y una vez dentro de Alemania nos encontramos en Colonia para almorzar, fuimos a la catedral y
vimos todo esto. Y después fuimos a través de Bonn, más adelante en un peñasco que miraba al río Rin fuimos a un lugar llamado
Königswinter; pasamos sólo una noche allí, en un hotel llamado Petersburgo.
Al día siguiente condujimos a lo largo del Rin hasta un lugar llamado Oestrich y almorzamos allí. Decidimos pasar la noche en
Heidelberg, pero no lo hicimos porque queríamos continuar; y era difícil porque nunca puedes mantener dos coches juntos en un
viaje como este.
S: Sí.
M: Pero en aquel entonces era adorable. ¡Ah!, [risas] volvimos a Thun para un arreglo en el guardabarros del Jaguar. Krishnaji,
Alain y Desikachar me acompañaron hasta allí en el coche de Alain. Y por supuesto, ¡Krishnaji empezó cierta clase de campaña
sobre que yo debía tener un Mercedes! [Ambos ríen]. ¿Así que él involucró al señor Moser, el dueño del garaje quien tenía su
Mercedes, sobre cual clase de Mercedes pensaba que sería agradable para la señora Zimbalist? [ambos ríen]
Yo no estaba en contra, pero tampoco estaba saltando hacia esto.[Risitas]
S: ¿Cómo tuvo el golpe en el guardabarros?
M: ¡Ah!, ¿cómo tuve ese golpe?… no lo recuerdo.
S: Entonces, probablemente no ocurrió cuando Krishnaji estaba en el coche, sino usted lo recordaría, estoy seguro.
M: Lo hubiera recordado.
S: Bien.
M: Desde Thun fuimos a un lugar que íbamos a menudo alrededor del lago, el hotel Beatus en Beatenberg. Es a lo largo del lado
oriental del lago, más o menos a mitad de camino. Allí almorzamos frecuentemente a través de los años.
S: Mm… no conozco ese lugar. Espere, ¿es ese hotel justo en el lago sin nada a su alrededor, el que usted baja hacia una entrada
para el coche porque la ruta está más elevada?
M: Un poco, no mucho, levemente, porque está justo en el lago. De hecho, el pequeño barco de vapor que va alrededor del lago se
detiene en Beatus.
S: Sí, sí, creo que efectivamente he estado allí.
M: Probablemente has estado.
S: No importa, prosiga.
M: Así que, volvimos a Gstaad. Este viaje a Thun fue en el dieciocho, y mis apuntes dicen el veintitrés, cuando Krishnaji pensó que
yo debía tener un Mercedes. [Ambos ríen.] Él lo decidió, y el señor Moser trajo uno para probarlo.
S: Sí.
M: Y yo ya podía verlo, ¡que iba [risas] a ocurrir!… [S se ríe.]
Gerard Blitz y su esposa aparecieron en Gstaad y vinieron a almorzar. En algún momento él llegó a ser miembro del Comité de
Reuniones de Saanen.
S: ¡Oh!…
M: Y yo también lo fui. Durante este período fui invitada, pero creo que lo fui más tarde en julio cuando los otros miembros, creo
que eran Doris Pratt, Mary Cadogan, deVidas, y una mujer extraña llamada Perizonias. ¿Alguna vez has oído hablar de ella?
S: No, no.
M: Suena como un personaje de un cuento de Isak Dinesen. [S se ríe.] Era una holandesa, y en esos días miembro de la Fundación
holandesa (Dutch Stiching) [2] Era bastante peculiar, pero no recuerdo todas las razones por las que pensaba que lo era.
Finalmente desapareció de escena, pero entonces se le había pedido que fuera miembro. Creo que fue bastante influyente en la
fundación, quizás era la directora, no recuerdo bien, pero de todos modos estaba allí. También vino David Bohm a almorzar,
aunque estuvo por poco tiempo; quizás Saral estaba con él, aunque no la cité en mis apuntes.
S: ¿Cuál era el interés de Gerard Blitz más allá del hecho de ser obviamente muy bueno para los negocios, con todas esas
capacidades y habilidades?
M: Bueno, creo que en esos días, Krishnaji pensó que Blitz podía ser cierta clase de lo que él llamó: “ un homme d’affaires, en otras
palabras: un consejero de finanzas.
S: Porque en la superficie de estas cosas, él era un personaje dudoso.
M: Es un personaje dudoso.
S: De percibirlo en mis encuentros con Blitz, de todos modos.
M: Sí, pero él supuestamente era un entusiasta de las enseñanzas, aunque no sé si en lo profundo realmente lo era. Él también
estaba muy interesado en yoga. De hecho, -creo que lo sabes- él acostumbraba a traer a Desikachar a Europa repetidamente para
demostraciones de yoga, seminarios, lecciones y todo aquello.
S: Sí.
M: El veintinueve de junio Krishnaji tuvo a la noche una fiebre que alcanzó los 38.77 (2)grados de temperatura, lo que para él era
alta. Alain se comunicó con el Doctor Schmidt en Ginebra quien prescribió algunos remedios homeopáticos, y se fue a Thun a
buscarlos porque no tenían ninguno en Gstaad. Esa fue la tarde que Krishnaji llegó a estar como lo llamaba, delirante. Pero él ya
nos había advertido en el pasado -o me lo había dicho- que si la fiebre se ponía muy alta, podía estar inconsciente, y por supuesto,
así fue. Obviamente estaba en cama, yo sentada en una silla su lado, y Alain se había ido. Empezó a mirar alrededor del cuarto
como con ojos vacíos y me preguntó:
– “¿Quién eres?”
– Le dije mi nombre.
– Luego me preguntó: “¿No le hiciste ninguna pregunta, no?”
– Le contesté: “no”
– Entonces dijo: “A él no le gusta que le hagan preguntas”. Y después de una o dos pausas, dijo: “Incluso después de todos estos
años, no me acostumbré a él”…
Durante todo este proceso él tenía la voz de un niño, un niño muy, muy pequeño, un timbre agudo de voz. [3]
S: Mm, hm…
M: Y nuevamente tenía esos ojos amplios que no me reconocían a mí ni a nada, y sólo permanecían así. No intenté hablar con él,
creo que le contesté llamándolo por su nombre, diciéndole: “sí, Krishnaji” o “no, Krishnaji”, pero no parecía producir ningún
efecto. Era como si él se hubiera ido, pero quería asegurarse que no le preguntara nada, no quería eso.
S: Esto es exactamente igual a la descripción de otras personas sobre “el proceso”.
M: Mm, hm…
S: Por lo menos en su manifestación.
M: Sí, lo era, era “el proceso”.
S: Pero lo extraño era que -en cierto modo- ocurriera cuando Krishnaji estaba enfermo.
M: Bueno, Alain se había ido por varias horas, y no fue que él cayó en eso inmediatamente, pero diría que le duró por lo menos
una hora conmigo.
S: ¿Estaba usted un poco asustada?
M: No.
S: ¿Sintió que había algo más en el cuarto? O algo extraño sobre…
M: No, yo estaba tan consciente de él que no estaba consciente de nada más.
Finalmente se durmió. Cuando despertó era el de siempre y después se durmió un poco más tranquilamente.
Al día siguiente todavía tenía fiebre y era lo mismo, 38.77 grados de temperatura. Estaba muy débil. No hubo ningún “irse” por así
decirlo.
Pero como él estaba muy débil al día siguiente, le di cierta clase de cuidado en la cama; yo sabía cómo hacerlo por haber trabajado
en un hospital durante la guerra. Sabes, darle un baño de esponja, limpiarlo y dejarlo confortable. Ahora bien, esto es el día
treinta cuando estuvo tan débil, pero no tuvo “lo otro”; y no quiso cancelar la reunión del domingo del Comité de Saanen, que era
el segundo. Así que, en otras palabras, dos días antes que la reunión se efectuara, él ya no podía cancelarla, aunque realmente
estaba tan débil que no podía dejar la cama. Vanda llegó esa tarde y él tenía que mudarse a Tannegg, pero obviamente no podía en
ese día aunque estaba mejor. Ella vino al final de la tarde, el doctor Schmidt fue consultado y dijo que estaba bien de mudar a
Krishnaji al día siguiente, al Chalet Tannegg. Así que, al día siguiente -creo que fue sábado- su fiebre descendió a un nivel normal.
Alain fue a Ginebra para recibir a una joven amiga que llegaba de Sudáfrica. Así que, yo cuidé de Krishnaji esa mañana, le preparé
el almuerzo y después de su siesta lo conduje hasta Tannegg en su coche.
S: ¿Le contó alguna vez a Krishnaji lo que pasó, de cómo él se había ido?
M: ¡Oh!, sí, sí.
S: ¿Y cuál fue su respuesta?
M: Él en cierto modo asintió, sabes, no era… no significaba mucho para él. Quiero decir, no era…
S: No era anormal en el sentido que no era…
M: No.
S: ¿Habló con Alain al respecto?
M: Sí, eso creo, debí haberlo hecho, debí hacerlo.
S: Entonces, ¿no hubo un intento de explorar lo que esto significaba o lo que fuera con Krishnaji?
M: No, ninguno, quizás le conté también a Vanda, pero no lo recuerdo. Lo llevé hasta la casa de Vanda, tomamos el té con ella,
hablamos, y luego volvimos. Alain trajo a su amiga, una joven muy agradable llamada Jenny y algo más. Esto fue en el primero de
julio.
En la mañana siguiente fui al Tannegg, Krishnaji ya estaba bien y allí se llevó a cabo la reunión del Comité de los Encuentros de
Saanen.
S: ¿No es esto extraño?, quiero decir, para otra gente es extraño tener una fiebre alta como esa y luego que por sí sola baje y estar
bien.
M: Bueno, él tenía que hacer algo, si estaba enfermo usualmente la fiebre o la enfermedad desaparecía y él seguía adelante; era
extraño, pero al día siguiente estaba bien.
Me hizo miembro del Comité de Encuentros de Saanen, recuerdo que los otros eran Alain, de Vidas y Frasiea. ¿Conoces a
Frasiea?, era un italiano, viejo amigo de Krishnaji; creo que vivía en Florencia o cerca de allí.
S: Frasiea, conozco el nombre, pero no recuerdo si le conocí.
M: Acostumbraba a venir a Saanen, pasar unos pocos días y ver a Krishnaji. También por un tiempo fue miembro del muy difuso
Comité Italiano.
S: [risas.] ¡Que permanece difuso hasta hoy!
M: ¡Sí!… y aquí dice (3): ‘la señora Perezonias estaba allí, como Doris Pratt y Mary Cadogan. Blitz tenía que ser agregado ‘.
Después almorcé con Vanda y conversamos de todo: de Krishnaji, Alain y lo que fuere.
S: ¿Estoy en lo correcto respecto a que Vanda había estado antes con Krishnaji a través del proceso?
M: Sí, sí.
S: ¿Así que, ella sabía sobre este fenómeno?
M: ¡Oh, sí!, sabía todo al respecto. Supongo que lo conversé con ella aunque realmente no recuerdo mucho, pero debo haberlo
hecho porque estuvimos hablando acerca de su salud y lo que había ocurrido, todo esa tipo de cosas.
S: Tan solo quiero dejar registrado en la grabación que efectivamente ella misma tuvo experiencias de ello con Krishnaji. Así que,
esto era algo conocido.
M: Sí, las tuvo, es correcto. Ella escribió al respecto y también hay un registro en los archivos sobre esto.
Al día siguiente hubo otra reunión del Comité de Reuniones de Saanen en el Tannegg y se me pidió que me quedara para el
almuerzo. También allí estaba Sacha de Manziarly, un hombre agradable, siempre cómico, tenía cuentos divertidos para contar y
era muy afectuoso con Krishnaji. Les regalaba chistes a todos.
Luego Vanda -quien recién había llegado- me habló sobre Tannegg. Solo vino para abrir el Chalet, traer a Fosca la cocinera y
partía al día siguiente. Quería que yo cuidara de las cosas y de hacer todo lo que fuera necesario en su ausencia, así que hablamos
sobre esto.
S: Bien.
M: Unos pocos días después volvimos con Krishnaji, Alain y yo a Ginebra por un examen médico de Krishnaji con su médico, el
doctor Schmidt. Una vez más almorzamos en el restaurante que nos gustaba, el Amphitryon y luego condujimos de vuelta vía
Evian a Gstaad.
S: Mmm… entonces usted se mudó a Tannegg?
M: No, no lo hice en ese momento, me quedé en el apartamento en Les Caprices. Hice las compras, ayudé a Fosca y cosas así;
también conduje a Krishnaji a las charlas cuando empezaron. Además, allí tuve mi lección de yoga porque en ese entonces
Desikachar se mudó a Tannegg, a la parte de abajo.
S: ¿Así que, él se quedó en el apartamento de abajo?
M: Creo que sí, debió hacerlo. De todos modos, las lecciones fueron allí para Krishnaji y para cualquier otro que las quiso tener.
Veamos, ¿qué ocurrió?… esto fue el siete de julio, otra vez viajamos a lo del doctor Schmidt, almorzamos con Sacha en el Hotel
Richmond y condujimos de vuelta a Gstaad. Alain se quedó en Ginebra para encontrarse con Balasundaram [4] que venía. Cuando
volvimos Krishnaji y yo caminamos bajo la lluvia y al día siguiente fuimos a ver la carpa en montaje donde iban a darse las
charlas.
La primera fue el día nueve.
S: ¿Cómo era la carpa en esos días? ¿Era del tipo de hangar de aeroplanos?
M: Creo que todavía era el domo geodésico, estoy bastante segura, aunque no totalmente.
Hubo mucha gente en la primera charla, era un día maravilloso y después al almuerzo estaban Balasundaram y Sacha.
Las lecciones de yoga eran muy temprano a la mañana porque recuerdo ir a las 8:00 para una lección y después conducir a
Krishnaji a la charla.
En la tarde del día once hubo en mi apartamento una Reunión Educativa de Saanen. [Risita nerviosa] ¡No me acuerdo que fue! [S
se ríe.], mis apuntes son bastante confusos. Allí fue toda clase de gente, estaban Narayan y Mark Lee, también Frances McCann y
Pupul quien llegó de repente. La recibí en la estación de trenes y ella pasó la noche en Tannegg. Al día siguiente Alain la condujo
de vuelta a Ginebra, desde donde ella retornó a India. Alain recibió a Nandini [5] y a su hija Devi Mangaldass, y las trajo a
Tannegg para la hora de la cena. Ellas tenían sus cuartos, que en esos días estaban en toda la parte de abajo del apartamento.
Vanda rentaba parte de ello a sus invitados, de este modo Nandini y Devi fueron abajo, ellas nunca habían estado en Gstaad.
Usualmente yo cenaba en Tannegg y permanecía allí un par de noches. No recuerdo por qué exactamente, pero no me parecía
correcto dejar a Krishnaji solo. Los demás estaban abajo y desde luego, Alain no estaba allí porque estaba en Les Caprices. Más
tarde de este verano, cuando Krishnaji estaba solo allá arriba empezó a sentir algo así como que la gente se concentraba en él. A
menudo acostumbraba a hablar acerca de vacacionar donde nadie supiera donde estaba porque sentía cierta clase de presión. No
lo puedo describir, pero creo comprenderlo. Ocasionalmente volvía y usaba su cuarto allí en Les Caprices, así podía tener una
buena noche de sueño y volver a Tannegg durante el día.
S: Mm, hm… ¿porque sentía físicamente la presión de la gente concentrándose en Tannegg?
M: Sí, era como irradiaciones de la atención de la gente, y él quería zafar de ese foco.
S: Mm, hm…
M: Y claro, varias veces en ese verano Vanda no estaba allí, y aunque ella volvió, era como si aquello lo presionaba, no sé de qué
otra forma decirlo.
S: Mm, hm, mm, hm… ¿Él la invitó a quedarse en Tannegg por eso? O solo porque…
M: No recuerdo, solo me quedé un par de veces. Creo, que fue cuando Nandini llegó y yo estaba haciendo otras cosas y tenía que
estar allí en la mañana, y así él… no me acuerdo realmente. Mis apuntes solo dicen: ‘me quedé en Tannegg’.
S: Mm, hm… así que, ¿usted cree que podría haber sido más conveniente porque debía estar allí temprano en la mañana y hacer
cosas para Nandini?
M: Como verás, más tarde Vanda me hizo quedar allí cada vez que no estaba, lo que también en cierto modo era el comienzo de
eso.
S: Mm, hm…
M: Era para yo cuidar de las cosas.
S: ¿Hubo alguna sentido que quizás teniéndola a usted en la casa de alguna manera hacia más soportable esta radiación?
M: Pudo haberse dispersado, sí.
S: Pudo haberse dispersado esta irradiación de alguna manera…
M: Sí, sí, pudo haberse hecho, pero él realmente lo describió poco.
S: Sí, tan solo intento conseguir de hacerle recordar aquello, o su impresión de entonces.
M: Realmente no me acuerdo por qué me quedé. Era algo sin importancia, pero quiero decir que había cierta conveniencia.
S: Sí, ¿pero pudo haber sido relacionado con esta irradiación?
M: Pudo ser, porque él luego quiso salir físicamente de Tannegg, y así vino ocasionalmente a Les Caprices.
S: ¿Tubo después sentido allí?, ¿que esto era difícil para él cuando las charlas aumentaron y aumentaron, y todos sabían dónde
estaba Tannegg? ¿Krishnaji habló de esto?
M: No de esa manera, pero a menudo cuando la gente no sabía dónde estaba por estar cruzando Francia o algo así, decía que tenía
una sensación de libertad porque no había esa concentración en él.
S: ¡Qué bueno!, sí.
M: A veces, cuando él hablaba de ir de vacaciones, tenía que ser donde nadie sabía dónde estaba, así no sentía aquello; e incluso
en el último verano, cuando estábamos hablando si volvíamos a Saanen simplemente por unas vacaciones, cuando iba a hablar
solo en Brockwood preguntó “si era correcto” que nadie supiera que él estaba allí.
S: Me acuerdo eso, sí.
M: O que deberíamos ir a algún otro lugar.
S: Me acuerdo, me acuerdo.
M: Así que eso era, esa sensación extraña que tenía, lo comprendo.
S: Sí, sí, yo también.
M: Por tanto, no era que él nunca atendía el teléfono, pero lo pasé en mi propia vida. Tú sabes, si te vas, nadie sabe dónde estoy, el
teléfono no llama, y si lo hace no es para mí. Es así, escapas de la presión, no sé qué más decir.
S: Sí, sí.
M: Sigo, llevé a Nandini y a Devi de compras.
¡Ah, sí!, aquí hay una nota de Fosca, y yo intentando de ayudarla en varias cosas. Krishnaji se encontró con otro grupo
educacional en la carpa; ahora bien, no sé si era gente joven, gente común, o gente de una escuela en formación.
Alain llevó a Nandini y a Devi a Ginebra, Krishnaji vino, cenó conmigo y se quedó. Aquí dice: ‘Krishnaji se quedó otra noche en
Less Caprices, porque siente la presión de la atención de la gente en Tannegg’.
En el día veinticuatro cita: ‘Krishnnaji y Alain conversaron acerca de ir a los Estados Unidos más tarde en el ’68, por unas largas
vacaciones’. Él quería tener una larga vacación, escapar de todo.
También cita: ‘estuvimos de acuerdo de rentar la misma casa en París al año siguiente. Marcelle Bondoneau y Gisela Elmerhorst
vinieron a hablarme a respecto’… Veamos, ¿a quién tuvimos para el almuerzo?… a ‘Balasundaram, Dorothy y Montague [6].
Krishnaji conversó con Dorothy, Alain y yo, diciendo que probablemente íbamos a tener una escuela, posiblemente en
Holanda’ [risitas de ambos], en esos días. Y de nuevo: ‘¡hubo una reunión en la carpa y fueron anunciados los planes para una
escuela en Holanda!’
Llevé a Nandini y a Devi a Interlacken pero Krishnaji no vino. Y dice aquí: ‘Charla extraordinaria en la mañana en el veintisiete’…
y ‘Rajagopal telefoneó desde Ojai’, probablemente por algún desagrado y otra vez Krishnaji vino a cenar conmigo y se quedó en
Les Caprices.
Luego él, Alain, Nandini, Devi y yo nos fuimos a Ginebra. Otra vez ‘Krishnaji y Alain fueron al doctor Schmidt’ [risitas y S se ríe]
…., ‘y todos almorzamos en el Amphitryon y condujimos de vuelta vía Evian, parando en el Hotel Royale para el té’.
En ese entonces ir por una ruta y volver por otra era una gran cosa; colina arriba estaba este espléndido Hotel Royale, por encima
de Evian. Nuevamente, era una atmósfera muy eduardiana, Europa central, Hotel Grande Luxe.
S: Creo que es importante hablar por un momento acerca de esas discusiones. Las puedo recordar cuando las presencié por
primera vez, me pareció extraordinario que un hombre por sí solo, en una plataforma, estaba realmente manteniendo una
discusión con toda la audiencia.
M: Correcto.
S: Fue solo más tarde, que -debido a dos personas- se puso tan ridículo que se tuvieron que cambiar a sesiones formales de
preguntas y repuestas.
M: Sí.
S: Diga cómo eran esas primeras discusiones, porque no eran grabadas en video, de otro modo la gente no va a saber cómo era
esto.
M: Eran grabadas en audio, bueno, antes que nada, una tiene que decir que cuando lo escuché por primera vez -y eso fue tiempo
atrás, en los ’40- él tenía las preguntas escritas, las leía y las contestaba en la misma forma que finalmente lo volvió a hacer. Pero
como sabes, en esta época la gente simplemente se ponía de pié y hacía preguntas. Las había tan variadas como tantas las
personas que querían preguntarle. Después él hacía lo que para mí era algo fantástico, como el recordar cada pregunta, decía algo
así como: “Veamos si podemos encontrar una respuesta para todas ellas”, y justo eso es lo que solía hacer, lo cual era aún más
extraordinario.
S: Sí.
M: Una respuesta para cada pregunta.
S: Mm, hm… y la gente se levantaba en el medio de sus frases y hacia comentarios. Así que, había mucho ir y venir.
M: Hubo eso, lo hubo.
S: ¡Lo cual era fenomenal!
M: Solamente se cambió más tarde después que fue interrumpido continuamente por ese noruego y el hindú con su esposa
irascible. En cierto modo ella y el noruego se pusieron de acuerdo. Se puso tan desagradable en un punto que casi destruyó la
reunión, probablemente estabas allí.
S: Estuve allí, sí…
M: Pero previamente a este tiempo, él tomaba preguntas espontáneas de la audiencia y era extraordinario lo que hacía.
S: Sí, lo era.
M: En el día seis entonces hubo otra reunión educativa, y en el siete fue la última discusión pública.
Y al día siguiente empezaron seis discusiones sobre educación con maestros, etcétera.
El día nueve tuvimos un gran almuerzo con doce personas en Tannegg, Alan y Helen Hooker[7] cocinaron. A las 4 de la tarde la
reunión educativa de Saanen con Krishnaji fue llevada a cabo en Tannegg… ¡y luego se decidió que la escuela iba a ser en
Suiza! [Risitas.]
Otra vez Krishnaji vino esa noche para la cena y se quedó. Aquí dice: ‘tiene dificultad para dormir en Tannegg, como que la
atención de la gente está concentrada en él. Se siente como un objetivo, pero tiene su privacidad en Les Caprices’.
Cita el trece de agosto que todavía estaba trabajando duro porque había tenido la última reunión educativa y había sido una
reunión extraordinaria. Mis apuntes dicen: ‘me dejó aturdida’.
Fuimos a un paseo en coche a la montaña Rougemont, luego a las 4 de la tarde Krishnaji tuvo una charla con jóvenes en Tannegg.
El dieciséis condujimos en su Mercedes hasta Lausanne. Almorzamos en Ouchy y volvimos vía Vevey, Montreux, Aigle, etcétera.
Los tres cenamos y hablamos.
Al día siguiente almorcé con ellos en Tannegg, fuimos a una caminata y hablamos de tener una casa para todos en Gstaad. [Risitas
de S.] Recuerdo que miramos un terreno, ¡pero era increíblemente caro! Ahora me olvidé cuanto era, pero era algo así como unos
$40.000 dólares por un terreno pequeño donde apenas construías una casa. Nosotros hablábamos de vivir juntos todo el tiempo.
S: Mm…
M: Presuntamente nosotros tres, y luego Vanda siempre que ella quisiera estar allí; los cuatro compartiríamos un lugar, pero de
ello no ocurrió nada. [Risas.] Pero aquello siguió por varios días, conversando sobre un edificio en Gstaad, que de alguna manera
era agradable. También fuimos a ver terrenos cerca de Sonnenhof, tú sabes, subiendo por ese camino.
S: Sí, lo sé.
M: Me había olvidado de eso. [Risas.] Después Saral and David aparecieron, vinieron a almorzar, caminamos, hablamos y demás.
El día veintidós Vanda volvió de Roma, entonces un día Krishnaji, Alain y yo fuimos a Lausanne donde ellos fueron al dentista y
yo hice los mandados. Almorzamos en el Grappe D’Or. ¿No necesitamos todos esos detalles, no es así?
S: ¿Cuál ordenó?
M: El primero de los grises, como el que tengo ahora.
S: ¿Era el mismo, un 280 SE?
M: Sí, sí. [Risitas.]
El tres de septiembre los Lindbergh vinieron a almorzar a Tannegg. Ya conocían a Krishnaji y a Vanda, tenían una casa sobre la
montaña donde Noel Coward y Joan Sutherland tenían una casa. Fue interesante encontrarlos.
En el cuatro conduje hasta Lausanne, allí me encontré con Alain, me detuve por su grabador y luego conduje hasta París vía Saint-
Cergue, Champagnole, Poligny, Dijon. [Risas.]
En el nueve de septiembre, ‘Fui hasta Kingston Vale, a una casa rentada para Krishnaji por Mary Cadogan y Doris Pratt. Era
bastante deprimente, [Ambos ríen] teníamos tres dormitorios y un baño arriba; abajo había una sala de estar, comedor y cocina.’
Recuerdo que si querías lavar cualquier ropa, la idea era de colgarla sobre la cocina, ¡lo que me parecía escuálido!… Así que debo
admitir: no era gran cosa.
De todos modos llegamos al lugar, ‘los Cadogan y Jane [9] estaban allí, y estuvimos revisando la casa. Más tarde cené con los
Cadogan en un restaurante hindú en Wimbledon.’
Al día siguiente ‘Fuimos al aeropuerto de Heathrow, nos encontramos con Krishnaji y volvimos a la casa a las 3:30 de la tarde.
Fuimos a una caminata en el Parque de Richmond.’ Eso era al lado de la casa, más o menos.
En el día doce, ‘Alain vino en su Volkswagen a tiempo para el almuerzo’. [Risas]. Alain se debe haber quedado con Krishnaji en
París, después lo llevó al aeropuerto y yo lo recibí en Heathrow. Eso tiene sentido. [Risitas.]
En el trece, ‘fuimos a Huntsman, y ordené mi primer vestido y después almorzamos en el apartamento de Mary Link. Luego fui al
aeropuerto para recibir a Adrianna’… Ella era una mucama italiana que trabajó para Vanda en Tannegg. Le pedí que cuidara de la
casa y preparara las comidas mientras estábamos en Inglaterra, lo cual no funcionó muy bien, pero bueno.
S: Mm, hm…
M: Y sigue: ‘Rosalind Rajagopal estaba en Londres, telefoneó a Krishnaji y fue invitada a la casa. Vino una hora tarde, habló con
Krishnaji a solas y desagradablemente.’
S: ¿Qué recuerda de esto?
M: No estuve allí así que, no lo supe directamente, pero sé que ella era problemática diciendo que Krishnaji tenía que amigarse
con Rajagopal, siempre estuvo de su lado.
S: ¿Recuerda que tipo de clima trajo con ella? ¿Fue desagradable cuando llegó?
M: Solo recuerdo que era desagradable, cuando mi impresión fue previamente formada como una mujer terrible.
Luego Krishnaji empezó a dar sus charlas en Wimbledon. Caminamos todos los días en el Parque Richmond.
Una mañana Krishnaji nos dijo a Alain y a mí que debíamos ir a su cuarto y que los tres meditáramos juntos.
Capítulo 8
INTRODUCCIÓN
En este capítulo se expone una conversación de una parte de la comprensión de Krishnaji respecto a la realidad que fue
importante para él: su visión del bien y del mal, pero que nunca la incluyó en su obra. Parte de esto es su sentimiento de
“protección” al hacer las cosas correctas.
También hay una conversación acerca de sus peculiares relaciones, las que desde su infancia fueron parte de su vida.
Además, vemos a un equipo de tres personas entre Krishnaji, Mary y Alain Naudé moviéndose fluida y extensamente alrededor
del mundo. Se decide que Inglaterra sea la sede para la nueva escuela de Krishnamurti, por primera vez se inician las ediciones y
un comité de publicaciones pero ya sin relación con la KWINC. Se dan los primeros pasos para recuperar los Derechos de Autor de
Krishnaji.
Mary: Creo que dejamos cuando Krishnaji estaba dando sus charlas en Wimbledon y viviendo en Kingston Vale. ¿Tiene esto
sentido para ti?
Scott: Así parece correcto.
M: También hablé del experimento de sentarnos los tres temprano a la mañana con las piernas cruzadas en el piso de su cuarto en
absoluto silencio. Ahora, qué significaba para ellos dos, ¡no tengo idea!
S: ¿Krishnaji la hizo sentar con su espalda apoyada en algo?
M: No, de acuerdo a mi memoria visual, estábamos sentados sobre una alfombra en el medio del piso. Él tenía un gran
dormitorio.
S: Porque, años más tarde cuando Krishnaji estaba enseñándome pranayama y cosas similares [risitas de M], él me hacía sentar
con mi espalda contra la pata de la mesa blanca donde tenía su estéreo…
M: Sí, sí.
S: …así mi columna vertebral estaba derecha.
M: Bueno, no creo que él en ese punto pensaba mucho sobre nuestras columnas, [ambos ríen]. De lo que al menos puedo
visualizar de mi memoria.
S: Solo intento visualizarlo, eso es todo. ¿Cuántas veces usted hizo eso?
M: No sé muy bien, pero lo hicimos varias veces ¡y de ninguna manera se transformó en un hábito! [Risitas.]
S: [Riéndose] ¿Entonces no tuvo un gran éxito?
M: ¡Se lo tendrías que preguntar a los otros dos![Ambos ríen.] Pero debo decir que fue muy conmovedor para mí, la razón no
podría expresarla en palabras, excepto como lo sabes, que Krishnaji podía inducir un profundo silencio.
S: Sí.
M: Y era -al menos para mí- una clase de espacio maravilloso donde nada ocurría, solo silencio.
S: ¿Qué hizo después?
M: ¡Oh!, no lo sé, creo que fuimos a desayunar o algo así, me he olvidado ahora, era temprano.
S: Fue antes del desayuno.
M: Era antes del desayuno. Creo que bajé a prepararlo o algo así, no tengo memoria al respecto.
S: ¿Estaba usted ya vestida, en ropa de gimnasia, con la bata o…?
M: Probablemente tenía pantalones y un suéter o algo así, para poder sentarme en el piso. Krishnaji estaba en su bata.
S: Correcto.
M: Olvidé que tenía puesto Alain, creo que él ya estaba vestido.
Pero éste es el tiempo (probablemente lo dije el otro día) cuando él empezaba a decir: “Usted ya no es responsable solo de sí
misma, usted es responsable por algo más”.
S: Sí, sí.
M: Y él iba a repetirme esto una y otra vez a través de los años siguientes.
S: Mm, hm, mm, hm… Si la puedo interrumpir aquí Mary, aunque quizás esto sea tan solo para clarificarlo en mi mente, cuando
Krishnaji me dijo este tipo de cosa muchos años más tarde…
M: Sí.
S: era mucho más alineado con algo como: que ahora simplemente ya no puede hacer lo que se le antoje con su vida.
M: Sí, así es.
S: Ya no puede tomar riesgos, ya no puede…
M: Los riesgos eran una característica importante de esto.
S: Quizás deberíamos hablar al respecto porque de alguna manera su vida no es más suya…
M: Correcto.
S: Ahora es parte de algo más, o es, uhm…
M: Sí, supongo que eres responsable de algo más que era, aunque no dijo, “lo Otro”. Así que ahora ya no se trata solo de tu vida.
Eras…
S: Sí, sí.
M: Y la parte del riesgo, él era muy insistente en ello. Siempre que yo volvía a California y no iba a India, me exhortaba: “No haga
nada innecesario que sea riesgoso”. Usualmente eso era expresado por los vuelos innecesarios. Digamos que era correcto para mí
volar desde donde estuviésemos, por ejemplo en Nueva York, y después ir a Martha’s Vineyard (1) para ver a mi madre porque
era necesario; y luego volar de vuelta a California. Pero por decir lo que no estaba correcto, que pensara en hacerme una escapada
a San Francisco para almorzar con alguien mañana. No debía hacer eso… ¿ves?, porque era innecesario. Él también solía decir,
aunque no sé si lo dijo en este momento, aunque tal vez lo hizo: “Cuando está conmigo, está protegida, pero cuando está sola, no
puedo protegerla”. Aunque supongo que una podría preguntar si estaba bromeando o si era en serio, algunas veces y a menudo
solía decir: “Le envío dos ángeles”… no voy a interpretar eso.
S: Sí, sí.
M: Si él estaba diciendo algo metafórico o no, no lo sé; pero luego decía: “Pero ¡no los sobrecargues!”[Risas.]… “No los hagas
trabajar duro”. En otras palabras: “no hagas cosas tontas que podrías evitar”. O en otras palabras: “no conduzcas muy rápido,
conduce con cuidado”. Un ejemplo de cosas innecesarias fue en Saanen, aunque nunca hice nada al respecto, cuando estuve
tentada de volar en un planeador. Y resultó ¡que él también lo quería volar, pensó que sería maravilloso!
S: Lo sé, lo sé.
M: Pero pensó que era algo innecesario y que no debía hacerlo. Así pues, debía ser cuidadosa igualmente con todo lo que surgía en
mi vida.
S: Déjeme darle mis impresiones sobre esto y tener su respuesta. Cuando Krishnaji me dijo cosas parecidas a mí, era casi como si
usted hacía algo que era necesario, en ello había un elemento de protección con usted porque todavía de algún modo era parte
de…
M: Eras responsable por algo.
S: Sí, de algún modo usted era parte de cierta actividad que se suponía estar haciendo. Es como si estuviese en el lugar correcto.
M: Así es, sí.
S: Pero si usted empezaba a hacer algo que era innecesario, entonces estaba fuera del lugar correcto.
M: Mm, hm…
S: Y estando fuera de lo correcto, usted no tenía más esa protección.
M: No era del todo tan categórico.
S: No, no lo era, sólo digo la sensación que yo tenía.
M: Sí, es correcto.
S: De hecho, también había… usted estaba allí cuando Krishnaji habló al respecto… porque estábamos involucrados en lo que
estábamos, aún había algo más terrible que era proclive a… aparecer. No sé si usted quiere hablar de esto.
M: Sí, quiero.
S: Era como si hubiera algo maligno esperando que estuviéramos fuera de la zona de protección.
M: Así es. Sí, él dijo en un momento, pero no recuerdo cuando, o deberíamos volver a esto más tarde… a ver si tengo apuntes de
esto, pero… él dijo más o menos… no quiero intentar de repetir sus palabras textuales, tan solo darte mi entendimiento de esto;
como si el mal quería llegar a él…
S: Mm, hm…
M: …y no podía, porque él estaba protegido por…
S: Lo que sea.
M: Él estaba protegido.
S: Sí.
M: Por lo tanto, al fracasar en llegar a él, el mal trataría de atacar a aquellos que estaban a su alrededor, quienes eran en cierto
modo útiles, que eran parte de lo que él hacía.
S: Sí.
M: Por lo tanto, éramos objetivos.
S: Sí.
M: Él no dijo exactamente eso, pero ese era el contenido.
S: Bueno, ese era en mucho el sentido… y me estoy refiriendo a esto porque la única…bueno, la primera vez, no la única vez, pero
ciertamente la primera vez que Krishnaji me habló directamente sobre eso fue cuando me impidió que hiciera montañismo.
M: Sí.
S: ¿Lo recuerda?
M: Me acuerdo, [Ambos ríen.] él fue al fondo del asunto contigo…
S: Sí.
M: … ¡porque el montañismo era la cosa más peligrosa que hacías! [Risitas.]
S: Sí, sí, y me impidió de hacerlo.
M: ¡Lo sé!
S: Si lo recuerda, al principio él no me dijo lo que él estaba haciendo, solo dijo…porque había estado [risitas] preocupado y… esto,
mis recuerdos no tendrían que estar en esta grabación…
M: No, vamos, este es un esfuerzo conjunto.
S: Está bien, él había estado preocupado por mi montañismo, y me lo había estado reprochando, etcétera.
M: Sí.
S: Y especialmente porque algunas veces yo estaba escalando solitariamente. Entonces un día en Brockwood, antes que yo fuera a
Suiza me preguntó: “¿Qué piensas hacer antes de las charlas?” Le contesté: “Bueno, solo voy a caminar y a subir a las montañas”.
No le dije queno iba a escalar, tan solo le resté importancia. Pero Krishnaji estaba ansioso…
M: Sí.
S: …ese año, él estaba ansioso. Cuando fui a verlo, como siempre lo hacía ni bien llegaba a Saanen, él estaba ansioso por mí.
M: Sí.
S: Y me preguntó recriminándome: “¡¿Qué estabas haciendo?!”
M: Sí.
S: Me estaba dando una fuerte reprimenda, “¡¿Qué estabas haciendo… que…”
M: Sí.
S: Yo había planeado subir otra vez a las montañas luego de las charlas de Saanen, pero cuando las charlas se terminaban me dijo:
“Ven y quédate conmigo en Tannegg, por…” usted sabe…
M: Sí.
S: “…unos pocos días.” Y por supuesto, ¡yo estaba encantado de estar en Tannegg! [Risitas de ambos.] Creo que estaban las
Olimpíadas.
M: Sí, hubo un verano que todos estábamos mirando la televisión.
S: Sí, mirábamos las Olimpíadas. De todos modos, como usted sabe, luego el tiempo se extendió un poco, yo tan solo estaba…
M: Sí.
S: …quedándome un poco más, y duró no sé por cuánto más…
M: ¡Y nunca fuiste a caminar a las montañas! [Ambos ríen.]
S: Y después el clima se puso malo.
M: Mm, hm…
S: El clima cambió y podía ver en el mapa meteorológico que en la próxima semana iba a estar feo, así que no podía escalar. Y
entonces Krishnaji dijo [riéndose]: “Bueno, ¡si quieres ir, puedes ir ahora!” [Más risas.] Y allí fue cuando le pregunté, le dije:
“Krishnaji, usted deliberadamente estuvo impidiéndome escalar.”
M: Mm, hm…
S: “¿Qué es esto?”
M: Sí.
S: Y allí fue cuando él me habló de todo esto, y también dijo como parte de la misma cosa -lo cual creo que es también interesante-
que él parecía sentir que había momentos cuando la fuerza del mal era más fuerte que en otros momentos. Así que había
momentos cuando estaba más riesgoso o era algo particular.
M: Sí, sí.
S: Y creo que ese también fue el año que él no quiso que usted tomara un vuelo para ir a ver a Filomena.
M: Mientras estás hablando estaba pensando justamente en eso.
S: Usted ve, porque de alguna manera era…
M: Y un año…
S: De alguna manera era… no lo sé, pero francamente todo esto puede ser mi imaginación… Krishnaji de ninguna manera
relacionó esto conmigo… pero parecía que había algo… como si estaba conectado con lo que Rajagopal estaba haciendo, que de
algún modo Rajagopal tenía…
M: Sí.
S: …más fuerza…más… todo esto era …
M: Lo era…
S: …de alguna manera un reflejo de lo maligno…
M: Sí.
S: … y que este parecía ser un tiempo especialmente peligroso.
M: Sí. Bueno, yo trataba de ir cada verano por solo dos días o tres noches o algo así, a ver a Filomena, -para el beneficio de
quienquiera que escuche esto en el futuro- ella era muy querida por mí y, en ese entonces, era una mujer anciana que había estado
en mi familia por diversas tareas… ella fue la mucama de mi tía, luego vino a trabajar para mi esposo y para mí después que mi tía
murió. Realmente era un miembro de mi familia, incluso más que de su propia familia, y yo me sentía del mismo modo con ella.
Se fue de vuelta a Italia pensando que estaba enferma (cuando en realidad no lo estaba) para estar con su familia -en otras
palabras: se había jubilado-. Entonces yo iba en avión a verla en los veranos y eso estaba bien. Pero hubo entonces un verano
cuando realmente fue algo muy molesto porque Krishnaji me pidió que llamara cuando llegara a Roma. Conduje hasta el
aeropuerto de Ginebra, telefoneé y dije: estoy aquí casi a viajar por avión en cualquier momento. Pero cuando llegué a Roma, no
pude conseguir un teléfono hasta mucho más tarde.
S: Mm, hm…
M: Él estaba preocupado de que algo me hubiera pasado.
S: Mm, hm…
M: Me sentí terrible al respecto porque sospeché algo así. Y después de nuevo, no estoy segura de la secuencia, pero creo que fue
al año siguiente del que tú dices, Krishnaji me pidió que no fuera. Para mí era muy difícil porque Filomena vivía para estas visitas,
y yo no podía concebir herirla de ninguna manera.
S: Lo recuerdo, lo recuerdo.
M: Pero desde luego, cuando Krishnaji me pidió que no fuera, no fui.
S: Sí, por supuesto.
M: Traté de explicarle a ella lo mejor que pude.
S: Mm, hm…
M: Estaba ese elemento de que algo de alguna manera podría atacarme.
S: Mm, hm…
M: Cuando estábamos en Malibú y yo iba a Los Ángeles por recados, si se me hacía tarde al volver, a menudo él estaba parado
cerca de la entrada esperándome. Decía: “sentí que estaba llegando”.
S: Mm, hm…
M: Con frecuencia él tenía la sensación de que algo iba a pasar.
S: Mm, hm…
M: Recuerdo que cuando mi padre murió, estábamos en Tannegg, él no estaba para nada bien y Krishnaji sabía esto. Había estado
enfermo por mucho tiempo, la mujer que lo cuidaba me llamó y así fue como me enteré que había muerto. Yo estaba en mi
habitación y Krishnaji vino segundos más tarde, él sintió lo que pasó sin tener conocimiento de ello.
S: Mm, hm…
Esto de alguna manera se parece, y continuando un poco más con este tema, sobre esta forma de percepción como que había
momentos de mayor peligro que en otros.
M: Sí.
S: Al final en Ojai, cuando Krishnaji quería de nosotros… recuerdo que hubo un período que nunca lo dejábamos solo, era un
momento de peligro muy particular. Creo que ambos dormimos en el piso de su dormitorio.
M: Sí, correcto, los dos dormimos en el piso.
S: Nos turnábamos, pero de algún modo en esa noche en particular… y al día siguiente dijo: “ya pasó.”
M: Sí, “ya pasó”, correcto, y fue la primera cosa que me dijo cuándo él llegó por última vez de India. Si recuerdas, yo traje su coche
y lo conduje de vuelta; tú y Parchure fueron con Mark Lee y con todo el equipaje.
S: Sí, sí.
M: Ni bien entró en el coche él dijo: “tengo que decirle algo muy serio, no debe dejarme solo ni por un momento, por las próximas
cuarenta y ocho horas”. No explicó por qué, pero hubo… peligro.
S: Mm, hm…
M: De algún modo era como lo que me dijo de hacer en el hospital, pero llegaremos a esto más tarde, acerca de la delgada línea
entre la vida y la muerte, lo cual él decía que era la forma como vivía.
S: Sí, sí.
M: El peligro era que él podía “escabullirse”, como él lo explicó durante y después de la operación. De algún modo yo tenía que
evitarlo, pero hablaremos de esto más tarde.
S: Sí, pero es un poco diferente, ¿no es así? Porque no era esa sensación de amenaza. Quizás esa era su sensación de
“escabullirse”, y usted estaba allí para evitarlo. Pero esta otra cosa de lo que estamos hablando, es como una amenaza activa que
de algún modo aumentaba y disminuía.
M: Sí, alguna cosa extraña que estuviera amenazando o intentaba amenazar de alguna forma… [Larga pausa.]
Es curioso, por supuesto, todo esto está fuera de sincronización con nuestra historia, pero desde que apareció…supongo que tan
solo debemos hablar de lo que pensemos al respecto.
S: Sí.
M: Bueno, especialmente en sus pocos últimos años, él tenía esta sensación sobre la oscuridad, que había cierta clase de… cuando
el sol baja, el bosque, un lugar que amaba y sentía como maravilloso… que el mal entraba en el a la noche. Él decía que nunca iba
solo al bosque por la noche.
S: Recuerdo algo así, que sentía que había una muy fuerte sensación de amenaza en el bosque a la noche.
M: Sí, pero también había una protección. Le pregunté: “¿iría conmigo?”, él respondió: “sí, pero sólo si usted está allí”. Por
ejemplo en Ojai, una vez que estaba oscuro, él aparentemente no salía solo de la casa a la noche, aún para caminar hasta Arya
Vihara [1].
S: Mm, hm…
M: Quiero decir que él no tenía razón para salir, pero le pregunté: “¿Y qué pasa si…?” y él dijo que no que no lo haría. Era como si
algo amenazante, maligno, venía con la oscuridad y sigilosamente entraba en lo que de otra manera era un lugar benigno y muy
amado.
S: Sí.
M: ¿Es curioso, no?
S: Es muy curioso, y lo es porque… bueno, por muchas razones, pero aquí había algo que tenía mucha realidad para Krishnaji,
pero que él nunca lo trajo a sus enseñanzas.
M: No.
S: Ahora bien, puedo fácilmente comprender el por qué, por la superstición, la histeria y todas las imaginaciones existentes.
M: Sí, ¿qué haría la gente con esto?
S: Sospecho que mucha gente haría un revoltijo tan solo con esto.
M: Lo sé.
S: Pero fue algo muy real para Krishnaji.
M: Bueno, si lo prefieres, él muy categóricamente dijo que existen tales cosas como lo bueno y lo malo.
S: El mal, sí.
M: Y que no es la otra cara de la misma moneda, que no existe relación entre las dos, pero que ambos existen.
S: Sí, yo también diría solo esto: la primera vez que Krishnaji estaba hablando con nosotros dos sobre esto, y puedo decirle
exactamente donde estábamos cuando llegamos a esa parte de la conversación. Estábamos caminando, y justo habíamos…
M: En Suiza.
S: En Suiza, caminando a través del bosque desde Tannegg.
M: Sí.
S: Y era justo donde el camino sale a la ruta…
M: Sí.
S: …cuando él finalmente tocó este tema, nos paramos y hablamos de esto.
M: Sí.
S: Mientras Krishnaji hablaba de esto, lo decía vacilante como que sentía tener que decir algunas de estas cosas, creo que porque
en cierto modo yo lo forzaba con mis preguntas. Pero también dijo algo que no puedo citar exactamente, relacionado con el hecho
de que uno tiene que ser muy cuidadoso en hablar acerca de ello, porque si lo haces, lo invitas.
M: Bueno, estaba por decir lo mismo. Él muchas veces me dijo, no muchas si no varias veces, que es mejor no… que no se debe
hablar del mal… porque lo invita a venir.
Haga clic en los archivos de audio más abajo para escuchar a Mary:
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S: Mm, hm…
M: Él dijo eso, lo sé, me lo dijo a mí en Ojai. Él también sentía la “contaminación” por así decirlo, de la gente que tiene malas
intenciones o de algo malvado en ellos. Por ejemplo, otra vez esto está fuera de la progresión de la historia; pero él me dijo que yo
no debía nunca permitir que Rajagopal o Rosalind vinieran a la cabaña. Dijo: “a esos dos … “
S: Mm, hm, mm, hm…
M: …“nunca los dejes entrar en este lugar”… Entonces en el final cuando él estaba tan enfermo, fui a verlo y le pregunté: “Usted
me dijo que nunca dejara entrar a ninguno de los dos acá, pero suponiendo que suena el timbre, cuando abro la puerta si
Rajagopal está en la entrada, ¿qué hago?” Por supuesto, Rajagopal nunca dio una señal cuando Krishnaji moría. Pero él en cierta
forma se encogió de hombros, sabes, como diciendo: me estoy muriendo; en otras palabras, él como sea ya estaba más allá de ser
afectado por esto.
S: Mm, hm… ¿Usted dejaría entrar a alguno de los dos en la cabaña? Bueno, Rajagopal ya está muerto, ¿pero la dejaría entrar a
Rosalind ahora?
M: ¡No!, ¡Cielos, no!
S: Yo tampoco.
M: No, nunca dejaría entrar a él o a ella, aunque ella tampoco vendría.
De manera que, él tenía la percepción de lo bueno y lo malo como fuerzas reales.
M: Sí, vivían allí. Creo que Robert la había heredado, o adquirido de alguna forma, era interesante.
Después Krishnaji tuvo más discusiones con gente joven en el Centro Comunitario de Wimbledon. Los Bohm solían ir y venir con
nosotros a caminatas en el Parque Richmond. Krishnaji y David caminaban más adelante hablando, o Saral y yo íbamos adelante
hablando. Esa era la forma como él y David siempre fueron: discutiendo algo intensamente.
Luego creo que fue más tarde en esa semana cuando Krishnaji, Alain y yo condujimos hacia el Este de Grinstead ¡para mirar una
casa a la venta! [Ambos ríen.] Era una pequeña casa Isabelina que un amigo mío quien vivía cerca me sugirió que la miráramos. Y
así lo hicimos, no nos gustó pero fue divertido visitarla.
S: Mm, hm…
M: Esto es parte de la pregunta sobre dónde viviríamos en Europa -todos juntos, todos nosotros-. Supongo que en cierta forma
eran castillos en el aire.[Risitas.]
S: Sí, sí, Grinstead Este… no me acuerdo, ¿pero no era allí donde Krishnaji pasó un tiempo de niño con un tutor para ayudarlo a
entrar a Oxford?
M: Sí, él estuvo en el Bosque de Ashdown, había una tal “escuela de cursos intensivos”.
S: Correcto, ¿no es eso cerca de Grinstead Este?
M: Sí, el bosque de Ashdown es bien cerca de Grinstead Este. Mary escribe sobre él en su libro, y en la misma semana fuimos a lo
de Cecil Beaton para las fotografías.
S: Mm, hm…
M: Allí fue cuando esas fotografías fueron tomadas. Yo conocía a Cecil hace años por mi carrera como modelo. Él solía venir a
Nueva York en el invierno, y había fiestas y toda clase de eventos. Así que, cuando quisimos tener fotografías para las
publicaciones y no teníamos ninguna, lo llamé a Cecil de repente. No había hablado con él por muchos años, y le pregunté si
quería fotografiar a alguien que era muy interesante. Le dije: “creo que le gustará porque él es el más extraordinariamente bello
ser humano” Eso le interesó mucho a Cecil, así que fuimos y él tomó las fotos.
S: ¿Qué edad tenía Cecil Beaton a esta altura?
M: ¡Oh, Dios! Bueno, él ya estaba envejeciendo. Supongo que cuando lo conocí, que era en los treinta, él entonces estaba, creo que
en sus treinta, así que entonces estaría en sus sesenta.
S: ¿Cómo se llevaron Krishnaji y él?
M: Bueno, he visto a Cecil en infinitas sesiones de fotografía donde era muy alegre y parlanchín. Tenía una forma de relajar al
sujeto [risitas] con su charla. Él fue lo mismo con Krishnaji y estaba muy entusiasmado porque vio su rostro extraordinario.
Fuimos los tres: Alain, Krishnaji y yo; y Cecil de hecho tomó una foto de nosotros tres, no es buena, pero tomó esa foto al final.
Y desde luego, cuando Londres quedaba cerca, había viajes a Huntsman, después de lo cual almorzamos en L’Aperitif, el cual a
Krishnaji le gustaba mucho. Lamentablemente ya no existe y fue suplantado por Fortnum, que fue una caída considerable en la
calidad de la comida. Estaba en la calle Jermyn, pero alguien compró el edificio; y el hombre que lo manejaba, el mâitre d’ hotel se
mudó al Hotel Brown y fuimos allí. Lo probamos una vez pero ya no era lo mismo, supongo que el chef ya era otro.
S: ¡¿Por qué diablos, usted y Krishnaji se quedaron con Fortnum donde la comida es tan fea?!
M: ¡Lo sé! ¡Porque estaba cerca de Huntsman!… [Ambos ríen.] y porque las mesas no estaban muy juntas. Mary (Links) lo sugirió.
S: Sí, de esa forma usted podía tener cierta distancia de otros clientes. Pero, ¡mi Dios!, debe haber otros restaurantes a una
distancia de a pie desde Huntsman.
M: Tú lo crees así, pero no, no hay. Nómbrame uno, no podrás.
S: ¿El Claridge?
M: El Claridge es bastante lejos, no creo que a él le hubiera gustado eso.
S: ¿En la calle Jermyn? ¿No hay otros allí?
M: No son restaurantes; hay un hotel, como sea, fue Fortnum.
S: … ¡donde la comida era tan espantosa!
M: [Risas] Bueno, solo tenían un plato monótono que era vegetariano.
S: Sí, el flan de cebolla o flan de queso.
M: El flan, sí, realmente no era nada recomendable, ¡excepto que nosotros creamos nuestra propia tradición [ambos ríen], ¡que
era convincente!
S: Sí, y la dama escocesa.
M: Sí, Ángela.
Ángela no está más allí. Mary el otro día me dijo que está trabajando en Harrods.
Krishnaji dio seis charlas en Wimbledon. Tengo en mi diario las usuales notas sobre las caminatas en el parque,
etcétera. [Riéndose.] Esto es bastante repetitivo.
Veo que Pamela Travers vino a almorzar.
¡Ah!… hay más detalles en este otro diario -veintiocho de septiembre al cuatro de octubre-. ‘Fui con Krishnaji en un taxi hasta el
aeropuerto y Alain me siguió con la mucama’. Después -como dije- Alain y yo fuimos a París. Una vez allí ‘resolví la renta de abril
para la casa del próximo año en la calle Verdun. Alain iba a ver a Gérard Blitz y luego partir para Roma el seis de octubre. Yo
organicé con Blitz para verlo en Los Ángeles después que él se encontrara con Rajagopal’. Me olvidé si describí esto pero…
S: Hm…
M: De todos modos, les informé todo.
S: ¿Puede recordar la respuesta de Krishnaji a su informe?
M: No, aquí dice: ‘me levanté a la medianoche para una conexión clara y llamé a Roma, hablé con Alain y luego con Krishnaji’.
Ellos salían para India al día siguiente, así que eso fue todo.
S: Mm, hm… ¿por qué ese año usted no fue a la India?
M: No lo puedo decir, no me acuerdo. No fui a India por bastante tiempo, fui las dos primeras veces y después no fui por mucho
tiempo. Más o menos era que él no me necesitaba en India, ya había mucha gente allí para hacer lo que se precisaba. Alain estaba
con él, y yo en cierto modo debía continuar con mi vida personal un poco, así fue que hice eso.
S: Por supuesto, por supuesto.
M: Dice aquí que: ‘el veintitrés recibí una carta de Krishnaji enviada desde el aeropuerto de Roma, la cual debía ser del veinte de
octubre’.
Luego, el tres de noviembre ‘me encontré con Blitz en el aeropuerto y le di papeles para Krishnaji. Él voló a París posponiendo
otra vez un encuentro con Rajagopal al día siguiente’. Se suponía que él lo encontraría otra vez; olvidé por qué no lo hizo, quizás
tuvo algún problema de negocios.
A este tiempo, Krishnaji ya estaba de gira, y en noviembre ya estaba en el Valle del Rishi. Recibí una carta de Alain desde allí en
noviembre con un memorándum de Madhavachari por nuestros abogados. Así que, ya estábamos involucrados con abogados.
S: Bien.
M: Blitz esperaba que los Vigeveno de alguna manera pudieran ser útiles en esos días.
S: Sí.
M: Pero ellos estaban muy activos en el caso en contra de Krishnaji a partir de entonces.
S: Mm, hm, mm, hm…
M: Así que, ese fue el final de 1967.
S: Antes que empecemos 1968, ¿le puedo preguntar sobre las cartas de Krishnaji para usted?
M: Bueno, estaba por decir que el tres de enero, tuve una carta de él hablando sobre las grabaciones que Gérard Blitz hizo
informando de las conversaciones con Rajagopal. Creo que esto realmente fue en el ’67, cuando él fue a la India; creo que me
escribía cada día. Lo cual significaba que él escribía un poco cada día, como un continuo diario de lo que estaba haciendo. Escribía
un párrafo, corto o largo, y cuando completaba dos páginas, las enviaba. Así que, yo no tenía una carta cada día, pero recibía
cartas que continuaban y contenían algo de cada día, las que él continuó hasta el final, excepto cuando con el tiempo se
convirtieron en grabaciones.
S: Sí, me acuerdo, me acuerdo bien.
M: Sí, después recibí una carta de Alain sobre Krishnaji hablando en el Colegio Claremont el próximo otoño. Él pensaba que era
una buena idea y todo eso, yo también; y Krishnaji finalmente también lo adoptó.
Acá dice que el doce me encontré con Blitz en el aeropuerto de Los Ángeles entre vuelos, y él me sugirió un encuentro con
Krishnaji en marzo, en Londres. También que Mary Links había escrito, sugiriendo que cuando volviéramos a Londres nos
quedáramos en el Hotel White House en la calle Marylebone.
El treinta de enero Rosalind Rajagopal me llamó por teléfono pidiendo de verme. Vino a Malibú en la tarde, pero fue una
conversación completamente sin sentido. Ella divagaba sobre lo horrible que era todo, y luego empezó a hablar en contra de Alain.
Le dije: “mire, podemos conversar todo lo que quiera, pero no discutiré de Alain Naudé con usted, él es mi amigo y punto.” Todo
lo que ella quería era atacarlo. Recuerdo que en un momento dijo tener cierta prueba que quería mostrarme, una carta que
probaba algo. Fue al coche y volvió con algunos papeles y procedió a leerme una carta [risitas], sin saber que yo ya sabía de ésta,
porque era una carta que ella le había escrito a Krishnaji y él me la había leído, o yo lo hice. Así que esta “prueba” -o lo que sea-
que trataba conmigo, no era ninguna prueba, era su propio embrollo. Ella no sabía que yo ya sabía. [Ambos ríen.] De todos modos
fue una conversación completamente inútil, con ella solo entrometiéndose o de intentar hacerlo.
El veinte de enero, tuve un telegrama de Alain sobre un encuentro en marzo.
El veintiuno, Krishnaji y Alain fueron a Bombay.
El catorce de febrero, Krishnaji y Alain dejaron Bombay y fueron a Roma. También ese día, James Vigeveno llamó preguntando si
él y su esposa Annie podían venir a verme, lo que hicieron. Vinieron a Malibú y tenían una propuesta para mí desde
Ojai, [risitas] significando de Rajagopal. La proposición era para que yo integrara el panel de la KWINC como síndica. Así que, yo
les pregunté si habían consultado con Krishnaji al respecto, Annie dijo que ella no pensaba que eso era necesario. [S se ríe.] ¡¿Qué
te parece?!… entonces les dije que ni siquiera podía discutir tal cosa, a no ser que eso viniera de Krishnaji. Entonces se fueron.
[Risitas.]
S: ¡Buena vieja Mary!… ¡caramba!, le cuento de…
M: [Riéndose] ¡Imposible!
S: Nunca se detiene…
M: Es increíble lo que la gente…
S: Aún ocurre… pero eso… ¡quiero decir que todavía continúa!
M: Lo sé.
S: Tenerla en el panel les hubiera servido perfectamente a sus propósitos.
M: Sí, como figura decorativa.
S: ¡Por supuesto!
M: [Risas] De todos modos, al día siguiente fui a Claremont a buscar posibles lugares donde K permanecer cuando hablara el
próximo noviembre; y en alguno de estos momentos recibí un telegrama de Krishnaji con un mensaje de los Vigeveno. Ahora me
olvidé que era, pero seguramente algo relacionado con todo eso. Aquí mis apuntes dicen: ‘Nuevos cuartos para invitados sobre el
garaje terminados’. Esto era porque la casa de Malibú solo tenía dos dormitorios y baños, y el cuarto de atrás que usaba Filomena.
Cuando Krishnaji y Alain estaban allí, yo dormía en un sofá en la sala de estar y usaba el baño de Filomena. De ese modo, si ellos
venían en forma regular, necesitábamos más cuartos. Así que más atrás en el terreno, construí un pequeño apartamento sobre el
garaje.
S: Qué bueno, aquí hay un nuevo pedazo de información que no teníamos antes, que cuando Krishnaji y Alain estaban con usted
en Malibú, ¡usted dormía en un sofá en el living!
M: ¡Sí, [S se ríe.] naturalmente!
S: Entonces, ¿Krishnaji qué cuarto tenía? ¿El suyo o el de los invitados?
M: Él tenía lo que era entonces el cuarto de invitados, el que había sido de Sam. La casa tenía mi cuarto y luego el de Sam, cada
uno tenía un baño.
S: Bien, así que ¿Krishnaji tenía el cuarto de Sam?
M: Sí.
S: ¿Y Alain estaba en el suyo?
M: Sí.
S: ¿Y usted dormía en el sofá del living?
M: Sí.
S: Y usaba el baño de la mucama.
M: ¡Por cierto era el mismo sofá donde tú dormiste más tarde en Ojai!
S: ¡Oh, conozco ese sofá! ¡Era uno muy confortable!
M: Es muy confortable, [S se ríe.] se transforma en una cama excelente y es muy fácil de armar; no tienes toda esa clase de….
S: Lo sé, aunque siempre que dormí ahí ¡sentí que debía ser más alto! [Ambos ríen.]
M: ¡Es un sofá de 3,6 metros!(2)
S: De eso se trata, creí recordar que debería ser más alto.
M: Bueno, cumplió con su propósito muy bien.
S: Sí, entonces, ¿usted construyó el apartamento de invitados sobre el garaje? ¿Cómo concibió usarlo? ¿Lo imaginó usted misma o
con Alain usándolo?
M: Daba lo mismo, Alain podía usarlo si quería estar solo e independiente o…
S: ¡Así podía usted estar en su cuarto!
M: ¡Sí!, [Ambos ríen.] o Filomena podría mudarse allí, y él tomar su cuarto.
S: ¿Dónde estaba Filomena durante este tiempo? ¿Ella estaba en su cuarto?
M: Ella estaba en su cuarto mientras yo dormía en el sofá.
S: Bien, así que, ¿entonces usted compartía el baño con ella?
M: Sí, era fácil, así yo podía escabullirme a través de la cocina a su baño.
S: Bien.
M: Pero de todos modos ya estaba terminado, así que todo estaba en orden.
El dos de marzo volé a Nueva York. Había cartas de Krishnaji esperándome allí. Organicé por un apartamento para septiembre en
Nueva York, el cual en ese tiempo era el apartamento de mi ex-cuñada, que yo había rentado de ella.
S: ¿Podría interrumpir por un minuto aquí? ¿Recuerda de la conversación con Michael Rubinstein?
M: Bueno, le instruimos hasta la fecha de cómo estaban las cosas, las conversaciones con Blitz, lo que él dijo, qué hizo y no hizo,
todo eso.
S: ¿Y Michael vio que usted tenía la razón en el caso y que podía recuperar los Derechos de Autor y todo lo demás?
M: Sí, esa era su opinión, no recuerdo de hecho cuando él nos dio esa opinión. En este momento no lo recuerdo, podría estar
escrito aquí, pero realmente nuestra preocupación e inquietud primordial era: ¿Qué ocurrirá cuando Krishnaji termine con
Rajagopal?, y ¿qué ocurrirá con las grabaciones, los libros, los Derechos de Autor de Krishnaji y todo eso?
S: Por supuesto.
M: Ésas eran realmente LA mayor preocupación, y por eso Michael fue elegido, por decir que no, que no se puede entregar los
Derechos de Autor de por vida [lo que Rajagopal le había hecho hacer a Krishnaji], porque era contrario a algunas leyes
inglesas. Me acuerdo porque me impactó como algo raro en cierto modo, como si fuera algo basado en algún concepto de
esclavitud. No me preguntes cómo o por qué, pero ese era el componente.
S: Seguramente, como que todo su trabajo ya perteneciera por adelantado a algún otro.
M: Sí, esa era la idea, y desde ya, esto hacía una enorme diferencia con vista al futuro.
S: Por supuesto, por supuesto.
M: De todos modos tuvimos a Dorothy y Montague, quienes vinieron para hablar de la escuela. La decisión fue tomada de ir
adelante y comprar un lugar cerca de Canterbury[risitas] para la escuela.
S: ¿En qué momento fue decidido que la escuela estaría en Inglaterra? Sabe, porque la última vez que escuchamos…
M: Sí.
S: …y por otra parte, desde que hablamos la última vez, saqué y escuché las grabaciones de las discusiones sobre educación en
Saanen en 1967, donde Krishnaji decía: “Vamos a tener una escuela en Holanda”
M: Sí.
S: Entonces, ¿cómo, cuándo y dónde se cambió por Inglaterra?
M: Bueno, como recuerdo, él estaba indicando a personas de averiguar en diferentes países, cuáles eran los requerimientos, en
Holanda, Inglaterra, Francia, Suiza, etc. Y ahora supongo, aunque no recuerdo bien, que aparentemente Inglaterra iba a ganar.
Debimos haberlo escuchado de otra gente. Creo recordar que en Holanda tienes que enseñar parte del currículo (plan de estudio)
en holandés, lo cual limitaba las cosas considerablemente. Y en Francia, De Gaulle que todavía estaba vivo y ¡quien sabía que iba a
pasar cuando muriera o si ocurría una revolución o algo así!… En Suiza habían demasiadas escuelas privadas y de todos modos
todas eran muy caras. Inglaterra era la obvia elección, porque por este tiempo había libertad para hacer lo que quisieras en
materia educativa y Krishnaji estaba seguro respecto a Dorothy para ser la directora. Así que, en los meses intermedios,
evidentemente ellos hicieron algunas investigaciones. Recuerdo el lugar de Canterbury… nunca lo vi, solo vi fotos de allí, pero no
lucía tan agradable como Brockwood.
Luego de hablar con Dorothy y Montague, Krishnaji, Alain y yo almorzamos en L’Aperitif; después Krishnaji y yo fuimos al cine a
ver Camino de la Venganza [ambos ríen.] y desde allí caminamos de vuelta al hotel y cenamos en los cuartos.
Dice aquí que otro día almorzamos con Mary y fuimos a tomar el té con la dulce señora Bindley.
S: Cuénteme de ella, porque sé que ella era de los viejos días de la teosofía.
M: Sí, era la representante de la Sociedad Teosófica en Escocia.
S: Sí, ¡guau!
M: [Ambos ríen] Y ella vivía sola en una casa cerca de la calle Kensington Church. Yo solía a llevar a Krishnaji a tomar el té allí, y
mientras ellos charlaban yo vagabundeaba a través de todos los negocios de antigüedades de la calle Kensington Church, luego
volvía a buscarlo.
S: Así que, ¿ella tenía su casa propia allí?
M: Era dueña de la casa, una muy independiente pequeña dama.
S: Sí.
M: Los Digby vivían no muy lejos y en cierto modo cuidaban de ella.
S: Mm, hm… ¿así que usted conducía a Krishnaji para el té y lo dejaba allí?
M: Sí, y años más tarde, en algunos atardeceres, cuando hablaba en el Friends Place, él venía de Brockwood e iba a lo de la señora
Bindley y descansaba allí antes de su charla. Ella era una pequeña dama escocesa, muy, muy agradable, de pelo blanco, con cierta
clase de modales parecidos a un pájaro, y adoraba a Krishnaji. Era realmente encantadora.
S: Hm…
M: Aquí cita algunos turnos con el dentista, también Krishnaji tuvo un encuentro con el Comité de Ediciones. Este debe ser el
comienzo del Comité de Publicaciones. Por supuesto, debía ser Mary Links, Mary Cadogan, los Digby y en un momento Ian
Hammond también entra en esto.
El veintinueve, después de ver a Michael Rubinstein en Gray’s Inn, [5] Krishnaji fue al dentista, después a Hunstman, luego a
Lobb. [Risitas.]
S: ¿Él iba a Lobb en Londres?
M: Sí, probó con Lobb en Londres, pero ellos fallaron la prueba.
S: Sí, ¿a qué dentista iba en este momento?
M: Al señor Campion, creo que Mary fue a él, Joe o alguien más, así fue como fuimos a él.
Dice aquí que en el mismo día, el veintinueve: ‘tomé el barco que conecta con el tren a París, y luego fui a Orly, donde me encontré
con Krishnaji a las 2:30 de la tarde en un coche rentado’. ¡Ah!, este fue un tiempo adorable. ‘Condujimos a Barbizon y al Hôtellerie
du Bas-Breau, fue algo perfecto, celestial’.
Cuando entras, encuentras un patio, y allí estaba el hotel con un restaurante maravilloso. Pero al otro lado del patio había otro
edificio donde tenían unos pocos cuartos para rentar. Era muy tranquilo y muy agradable. Tuvimos allí dos cuartos muy
encantadores y podíamos caminar en el bosque, pero hacía bastante frío. Era adorable. Podíamos ordenar desde el restaurante y
tener la cena llevada a nuestros cuartos, por lo tanto Krishnaji podía cenar en su bata e ir a la cama temprano. Nuestra rutina era
caminar en el bosque antes del almuerzo, tener largas siestas, ir por otra caminata, y después cenar en los cuartos.
Luego en el primero de abril, dos días más tarde, él escribió “Cartas a las Escuelas”.
S: ¡Mi Dios!
M: Mm… ¡y hacía frío! Y aquí dice que caminamos hasta lo de Mary en Londres, y que su nieto Adam justo había nacido.
Krishnaji escribió en la mañana, pero no sé si eso eran las cartas a las escuelas o si eran cartas a otra gente, tú sabes,
correspondencia.
S: Mmm… porque usted marchó con él (MLK) desde Selma hasta Montgomery. ¿Cuál fue la respuesta de Krishnaji al asesinato?
M: Fue horrible, tú sabes, quiero decir la sensación de algo realmente espantoso que había ocurrido.
Al día siguiente, el día cinco, condujimos a París y nos mudamos a la pequeña casa de la calle Verdun, y sin desempacar llamé a
Alain en Londres.
Esta vez, desde el momento que dejamos Londres hasta que las charlas de París comenzaron, era un tiempo destinado para el
descanso de Krishnaji. Así que, fuimos a caminatas en la tarde por el Bois y almorzamos con gente que considerábamos amiga,
como Mary y Yo de Manziarly, quien era la hermana menor que al final cambió y apoyó a Rajagopal. Ella fue influenciada por su
hermana mayor, Mima Porter; pero en esos días ella vivía en París y era más amigable.
Había una mucama y cocinera quien ya venía con el lugar, así que mis quehaceres eran más livianos.
Por supuesto, también fuimos al cine a ver: “Sólo Ante el Peligro”(3) [Risitas.]
S: ¿La puedo interrumpir un minuto?
M: Sí.
S: Tiene que ver con Yo, de quien usted dijo que finalmente se volvió contra Krishnaji por su hermana mayor. Valdría la pena
hablar sobre esto tan solo por uno o dos minutos porque es un fenómeno tan extraordinario que parece continuar en este mundo
de las enseñanzas y la gente alrededor de ellas, donde alguien puede volverse en contra de Krishnaji o en contra de otra persona.
Ahora bien, obviamente es conmovedor por sus propias razones, pero parece increíble que alguien pueda volverse en contra de
Krishnaji.
M: Lo sé… [Suavemente, con tristeza]
S: Ahora, ¿cómo él respondió a esto? ¿Cómo lo tomó? ¿Qué hizo con esto, o por qué ve usted que ocurría? Mientras quizás Yo era
influenciada por su hermana mayor, eso no es el fundamento de esto, no puede serlo, debe haber algo más que ocurría. ¡Esto le
pasó a tantagente!…
M: Lo sé.
S: Mire al grupo de Rajagopal.
M: Sí.
S: Mire a gente como Wedgwood y Arundale.[6]
M: Sí.
S: En realidad quiero significar: todo tipo de gente.
M: Sí.
S: Una vez alguien me dijo: “¡Ah, bueno!, Krishnaji abandona a la gente.” Pero Krishnaji dijo que él nunca abandonó a nadie.
M: Él nunca dejó a nadie.
S: La gente siempre lo dejó.
M: Lo abandonaron.
S: Pero, ¿por qué? Aún no puedo…
M: La gente se sobrestimaba respecto de Krishnaji, si tenían ciertas expectativas de como él debía ser con ellos, cuando no
conseguían eso… o no eran reconocidos de alguna manera, eso podía crear una terrible animosidad, no lo sé.
S: Creo que ocurre algo más. De nuevo, esto puede ser solo mi especulación, pero parece como si -de los fragmentos que he visto-
a pesar de todo lo que Krishnaji dice sobre el ego, el ego de esa gente en realidad se incrementaba de alguna manera.
M: Sí, veo lo que dices.
S: Es como si empezaran a andar alrededor pensando: “¡Oh!, soy más religioso, estoy más iluminado o auto-realizado que algunos
otros.”
M: Mm, hm…
S: Y en realidad se vuelven…
M: Una especie de súper-egocentrismo.
S: Sí, un súper-egocentrismo si la gente no es lo suficiente seria.
M: Sí.
S: Y desde luego, Krishnaji no alimenta eso, pero creo que hay gente que va a él para confirmar su superioridad…
M: Eso es correcto, sí.
S: Y al no conseguirlo, creo que por esa razón se vuelven contra Krishnaji.
M: Creo que hay un gran factor en eso.
S: Y luego también hay algo acerca de… cualquiera que escucha a Krishnaji ya tiene un vistazo de algo tan extraordinariamente
maravilloso. Pero al mismo tiempo, si miramos en lo profundo de nosotros, hay mucho que es realmente muy feo.
M: Mm…
S: Y el profundo desafío que Krishnaji nos pone…
M: Creo que el profundo desafío es una gran parte de esto, porque ahora estoy pensando de… bueno, estoy pensando en David
Shainberg, donde ha visto algo pero no ha podido llegar hasta allí. Por lo tanto, el ego firmemente afianzado dice: “Bueno, es tu
falla, no la mía”.
S: Sí.
M: Como si la culpa fuera de las enseñanzas, o la falla es de la forma que él vive, la manera como se peina, o la forma que… algo…
cualquier cosa. Y esa falla es lo que me impide realizar lo que yo podría si tan solo él fuera diferente. ¿Ves lo que quiero significar?
S: Sí.
M: Sustituyen…
S: Todas sus frustraciones y deficiencias.
M: Y es toda su culpa.
S: Lo cual es, por supuesto, repetido.
M: Sí.
S: Pero es increíble, quiero decir, aún encuentro increíble que aquí la gente no se dé cuenta en frente de este hombre lo que no se
dio cuenta por sí misma.
M: Sí, sí, por el hecho que la gente una y otra vez dice que si todo el mundo no se da cuenta, es la culpa de él o de las
enseñanzas. [Riéndose.] ¡Cuando no es culpa de nadie, excepto de la persona!
S: Sí, sí, creo que también hay otro factor en esto, el cual Mary Links habló conmigo, cuando ella en cierto modo dejó a Krishnaji
en 1929.
M: Sí.
S: Era como si la intensidad de estar con Krishnaji y todo lo que él era, y todo lo que él hacía internamente, y todo lo que -por lo
tanto- se pedía de esa persona… fue como que la agotó… no pudo enfrentarlo más y sin pensarlo, se alejó.
M: Sí, sí.
S: Y en cierta forma, que en sí misma es algo significante -y que quizás deberíamos mirar- porque como sabe, si la mayoría, si se
está con alguien y se cansa un poco de esa persona, simplemente no la ven a menudo. En vez de verla cada semana, la verían cada
mes y después tres veces al año. Esa es la forma como la mayoría responde al distanciamiento; no reacciona con otros de la forma
como lo hacen con Krishnaji.
M: Sí.
S: Algo cerca de él nos dice que había esta profunda clase de reto.
M: Y por supuesto, también en el caso de Mary, pero bueno, depende de ella hablar sobre sus razones, aunque además esto le
significaba que no podía seguir viviendo en esa clase de limbo.
S: Sí, por supuesto.
M: Quiero decir, no podía llevar una vida mundana y simultáneamente una espiritual; era demasiado para ella.
S: Mm, hm…
M: Pero ella no se volvió en contra de él.
S: No, Mary Links nunca se puso en contra de él.
M: No, no.
S: Pero ella tan solo necesitaba tener cierto espacio, alejarse y bajarse del carrusel en que estaba.
M: Sí.
S: Fíjate que también era un tiempo de bastante locura, 1929, Eerde [7] y todo el resto de ello.
M: Sí.
S: Pero adivino que Krishnaji también había sentido todo esto antes, o él sabía que esto ocurriría, que la gente que estaba con él,
de repente se le puso en contra.
M: Sí, todos aquellos [risitas] teósofos chiflados, los tipo Arundale; él veía todo eso, intensamente egocéntricos…
S: Sí, y el grupo de Rajagopal: la esposa, ¡y luego la hija, alguien que de niña tuvo la atención y el afecto de Krishnaji mientras ella
crecía y que luego se transformó en eso!
M: Sí, los Suarès eran otro tipo de ejemplo de esto.
S: Mm, hm…
M: Como ves, cuando Krishnaji decidió no quedarse en lo de los Suarès, era porque él no se sentía bienvenido allí.
S: Sí, sí.
M: Ellos a él lo daban por hecho y se quejaban: “…Hay tanto que hacer cuando usted está aquí, es tanto esfuerzo…” ese tipo de
cosas.
S: Sí.
M: Y para un hombre sensible como era Krishnaji…
S: Por supuesto.
M: Y al tener que ser siempre un invitado, él…
S: Mm, hm… él debe haberlo sentido muy intensamente.
M: Lo sentía particularmente.
S: Por supuesto.
M: Y después los Suarès se volvieron en contra de él seriamente.
S: ¡Oh!, ¿lo hicieron?
M: ¡Oh, sí!
S: Como ve, ¡eso es increíble!
M: ¡Oh!, sí, sí. Lo daban por hecho y no eran sensibles con él, y después cuando él tuvo una alternativa…
S: Entonces ellos se volvieron antagónicos.
M:…se pusieron antipáticos, sí.
S: Para mí esto es tan solo una conducta extraña.
M: Sí.
S: Y no creo haber visto esto jamás en mi vida antes de yo entrar a estos círculos. Usted podría ir desde tener un contacto cercano
hasta cierta pérdida del mismo.
M: Sí, en cierto modo se desvanece.
S: Sí, pero no llegar a esta hostilidad, este antagonismo, este afán de venganza; creo que esmuy extraño.
M: Mm, sí, supongo que es porque la gente no se sentía difusa hacia Krishnaji. O veían algo y lo reverenciaban, o lo rechazaban en
alguna manera por sus razones particulares.
S: [gran suspiro] En fin, quizás debemos seguir, tal vez tenemos diez minutos de grabación. ¿En qué fecha estamos?
M: Bueno, estamos en París, en la primera semana de abril.
Alain apareció el diez, ‘y esa tarde’… [risita divertida]…’y el señor Moser de Thun llamó diciendo que traía el nuevo Mercedes [S se
ríe] el miércoles siguiente’. Aquí dice: ‘Estábamos ansiosos’
Después en el once: ‘Mima Porter vino a almorzar. Mientras ella hablaba con Krishnaji yo salí a hacer recados y más tarde me
encontré con Krishnaji y Alain en Lobb’s. Creo que eso era cuando Krishnaji le decía a Mima: “Vea, quiero una respuesta de
Rajagopal antes de las charlas de Saanen. O me hago miembro del panel de la KWINC, o me desvinculo.’ Ella entonces dijo que
volvería a Ojai para hablar con Rajagopal y abordarlo. Por eso, él esperaba algo de ella.
Después, ¿qué pasó?… ¡ah!, bueno, yo [risitas] devolví el coche rentado. Así que ahora teníamos solo el coche de Alain y ¡la
expectativa [risitas de S] del nuevo Mercedes! Fuimos a ver otra película, ¿cuál era?… era una película francesa con Jean Gabin
llamada…no puedo leer mi escritura… parece que Le Pacha, pero no estoy segura. Blitz vino a almorzar.
S: ¡En alguna parte va a aparecer un Doctor en algo estudiando las películas que Krishnaji vio!
M: ¡Sí!, [Ambos ríen] y hay otra que fuimos a ver al día siguiente llamada: “A Quemarropa”.
S: Una de suspenso.
M: No tengo idea que fue. Ha desaparecido de…
S: Sí, sí.
M: …mi conocimiento. [S se ríe otra vez.] Fuimos a Notre Dame. Era un Domingo de Pascua, los tres fuimos a Notre Dame y
escuchamos música de Pascua, fue encantador.
S: Mm, hm… ¿se acuerda que era?
M: No recuerdo, un coro cantaba algo.
Marcelle Bondoneau, Gisela Elmenhorst y su hermana vinieron para almorzar ese día. ¡Y fuimos a otro cine! [Riéndose.] ¡Íbamos
todos los días! Esta se llama… ¡oh!, es italiana, de algo paranormal, no puedo leer mi escritura. Almorzamos en el la casa de los
Bouvard, creo que ya mencioné al general y a Madame Bouvard, quienes eran parte del mundo francés que iba a escuchar a
Krishnaji. Vivían en París, venían a Saanen en el verano y solían ser entretenidos, son anteriores a tu tiempo. Él era un general
francés retirado y ella era una mujer de cierto misterio. Había cierta ambigüedad…bueno, no voy a chismear para la posteridad,
así que no importa. [S se ríe.]
S: Está bien.
M: De todos modos, daban muy buenas cenas.
S: Chismes, chismes dignos de Mary.
M: ¡No digas más!… [Ambos ríen.] ¿y después qué vino?… ¡ah!, su primera charla en París, en la Maison de la Chimie. Ahora esto
fue una gran mejoría sobre la Salle Adyar de los años anteriores.
S: ¡Ajá!…
M: Esto era en la calle Grenelle, creo que sí.
S: ¿Gisela había organizado esto?
M: ¡Oh, sí!, y Marcelle, todo el grupo francés lo hizo. Y aquí dice: ‘Leer que Iris Tree murió el sábado pasado.’ Yo sabía que ella
estaba muriendo cuando la vi en Londres justo unas pocas semanas atrás.
S: Mm, hm.
M: De cáncer.
En el diecisiete, Jane Hammond vino a almorzar y el señor Moser llegó desde Thun con el Nuevo Mercedes 280.
S: 280 SE.
M: SE, sí.
S: 3.5 litros de cilindrada, [M se ríe.] supongo que es el mismo modelo que usted tiene ahora.
M: Y todos fuimos de paseo.
S: ¿Es el mismo modelo que tiene ahora?
M: Sí, el mismo, pero una encarnación anterior. Todos fuimos a dar un paseo.
S: Así que, ¿Jane Hammond vino de París?
M: Sí, a las charlas.
S: ¿Y vino a almorzar con Krishnaji?
M: Sí, y más tarde caminamos en el Bois.
Entonces, después al día siguiente, el dieciocho conduje a Krishnaji en el nuevo Mercedes a la segunda charla en la Maison de la
Chimie. Y el coche fue todo un gran éxito, él lo disfrutaba, yo lo disfrutaba. Todos estábamos felices. [Risitas divertidas.]
S: [Riéndose.] ¡Estoy seguro!
Probablemente podemos terminar esta tercera charla y después posiblemente debemos terminar con esta sesión de grabación.
M: Bien, entonces ¿qué ocurrió?… tuvimos a Madame Duchet para cenar. Fuimos al cine más tarde, [ambos ríen] ¡por extraño que
parezca no dice a cuál! Y caminamos en el Bois, como siempre. Después solo dice: ‘cine al atardecer’, así que, esto tampoco nos
ayuda.
S: No, ¡le está robando a la historia una valiosa…
M: Lo sé.
S: …información al no contar que películas estaban viendo!
M: Aquí no estoy siendo una archivista.
Su tercera charla fue el veintiuno de abril, y un alumno de Alain vino a almorzar.
Después [riéndose] fuimos a ver una película de Jeanne Moreau.
S: Creo que tenemos que terminar esto porque nos estamos quedando sin cinta.
M: Bueno, Kitty Shiva Rao vino a almorzar el veinticuatro de abril de 1968. Fuimos a Bagatelle en la tarde para una adorable…
[La cinta del grabador se corta por sí misma.]
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Capítulo 9
INTRODUCCIÓN
Este capítulo cubre lo que fue muy significativo para la organización del trabajo de Krishnamurti: su ruptura formal con
Rajagopal, la KWINC, y la creación del fideicomiso de la Fundación Krishnamurti (Krishnamurti Foundation Trust, o KFT). Esto
implicó el hacer pública esta ruptura, además la puesta en marcha de mecanismos para mantener informados a los interesados
acerca de los programas de las charlas de Krishnaji, las publicaciones venideras y cómo contribuir con su trabajo.
Asimismo, se dieron los primeros pasos para recuperar sus Derechos de Autor, un elemento vital de control que Krishnaji
necesitaba para su trabajo.
Mary agrega detalles de su diálogo previo, acerca del estado de ser de Krishnaji antes y después de las charlas, estableciendo un
enlace entre ese estado de ser y “el proceso” que existió su vida.
Además vemos las primeras búsquedas intentando encontrar un lugar para la escuela en Inglaterra.
De algún modo sentí que la presencia de Krishnaji [S se ríe], era parte de los ingredientes de todo esto, pero tal vez es solo mi
imaginación.
S: Bueno, ¿quién sabe?, dos años atrás hubo otra vez demostraciones en París, y alguien me mostró una foto de un grupo de
estudiantes llevando una bandera con una frase de Krishnaji en ella.
M: ¿En serio?
S: Sí. [Risas.]
M: Bueno, allí tienes. [Risitas.] Así que, salimos justo antes que las piedras del pavimento volaran, pero no sabíamos de esto. No
supimos nada que había ocurrido hasta que llegamos a Bélgica.
¿Qué más? ¡Ah!, vino Blitz. Él había estado en Inglaterra y con Mary Cadogan habían ido a ver a Michael Rubinstein porque este
era el momento cuando se empezaba a preguntar: “¿qué tenemos que hacer si Krishnaji se separa de la KWINC?” Así que eso
estaba en vista. Pero salimos, pasamos la noche afuera de Bruges, en Oostkamp, en el Château des Brides, que es un parque
bastante majestuoso y muy encantador; supongo que lo encontré en la guía Michelin.
S: Sí.
M: En la ciudad de Bruges hay una muy bella estatua de Miguel Ángel. Después fuimos a través de uno de esos enormes diques.
Este es el dique… ¡hay mi Dios! ¿Cuál es el nombre de ese que atraviesas con tu coche? Es parte de la protección externa de
Holanda. Ahora ya estábamos allí y nos dirigíamos a Noordwijk, donde Anneke había rentado una casa, la cual estaba justo sobre
la playa. Eso sonaba bonito, pero cuando llegamos allí, no estuvimos tan embelesados, era lúgubre. [Risas.]
S: ¿Lo era?
M: La casa estaba bien, pero era un tipo de casa de playa ruidosa con muchas escaleras, pero era fría y húmeda, con el viento del
Mar del Norte.
S: [Risas.] Sí, puedo sentirlo.
M: Y después de una noche, dijimos no, no; esto es imposible para Krishnaji, es malo para él. Intenté en cada hotel de los
alrededores pero… nada. Ningún cuarto, siquiera uno solo. Así que tuvimos que aceptarla, nos tuvimos que quedar en esta casa,
aunque tampoco fue unos de los lugares más lindos que estuvimos.
S: ¿Por qué estaban en Holanda?
M: Bueno, estábamos allí para las charlas en Amsterdam.
S: ¡Ah!, ¿en el ’68?
M: Sí, había un pequeño bosque cerca, era adecuado para caminar, aunque no muy grande. De todos modos nos establecimos.
Creo que en el segundo día o algo así, fuimos a ver los tulipanes, lo que se llama Keunkenhof.
Las preguntas eran leídas por alguien y sin duda las respuestas salían excelentes.
S: ¿Quién eligió a los interlocutores o las preguntas?
M: Creo que la gente de la estación de televisión. Alain y yo echamos una mirada de ante-mano. No recuerdo bien, pero Krishnaji
no las había visto. En efecto, su habilidad de hablar en micrófono perfectamente fue otra vez demostrada [risitas], lo cual era
agradable.
S: ¿Así que también Alain y Anneke estaban parando en la casa?
M: ¡Oh, sí!, sí, sí.
S: ¿Y ella hacia las comidas, o…?
M: Ella hacia las comidas.
S: ¿Había alguien más allí?
M: ¡Oh!, no, espera, no fue así. Después que llegamos allí el chef que teníamos en París vino en tren un par de días, él preparo las
comidas. Así que solo había que hacer las compras.
S: ¿Cómo consiguió a ese chef en París?
M: Creo que alguien como Marcelle Bondoneau, o quizás Gisela Elmenhorst fue a una agencia y lo consiguió.
S: mm, hm…
M: Su nombre era André, su presencia significaba menos desgaste para el resto de nosotros. Así que, continuamos nuestra vida en
Noordwijk. Encontramos un bosque mejor para caminar, pero aún no era tan estupendo porque hacía frío, estaba ventoso, llovía y
el viento silbaba. [Risitas de S.]
Llegó el día de cumpleaños de Krishnaji, pero como siempre, siquiera se lo mencionamos. [S se ríe.] Ese fue el día que dio su
primera charla.
S: ¡Ajá!…
M: Volvimos para el almuerzo. Apenas nos llevó unos treinta y cinco minutos para llegar allí, así que no estaba mal, ese fue el
comienzo. Creo que en ese día también Alain fue a ver a algunas personas de la televisión holandesa, y mientras él estaba allí, el
dueño de la casa vino a almorzar [risa en la voz] porque él quería ver a su famoso inquilino. Según recuerdo, eso fue bastante
pegajoso, no recuerdo mucho al respecto, pero no fue uno de los mejores momentos. [Ambos ríen.]
Veamos que más ocurrió, un día fuimos a La Haya y recorrimos alrededor. Y por supuesto, vino gente para almorzar: Doris Pratt,
Mary Cadogan y creo que los Digby también.
S: Mm…
M: Pero de todos modos nos divertimos todos [risas], y creo que vinieron Mary y Joe.
Volviendo a la casa después de la quinta charla, a Krishnaji le ocurrió otro de los curiosos desvanecimientos, donde de repente se
desplomó en el coche, pero se recobró rápidamente.
Haga clic en los archivos de audio más abajo para escuchar a Mary:
<<< Audio 1 >>>
<<< Audio 2 >>>
Las charlas terminaron y partimos; Krishnaji iba conmigo en el Mercedes y Alain iba en su Volkswagen con muchísimo equipaje.
Condujimos a través de Holanda y dentro de Alemania vía Arnhem; y en este viaje creo que nos encontramos en algún lugar cerca
de Frankfurt y tuvimos un picnic. ¡Oh, no!, tuvimos el picnic solos. Alain fue por su cuenta, ocurre que no puedes seguir a otro de
cerca en la ruta, era muy difícil. Así que condujimos y tuvimos nuestro picnic en un bosque encantador, luego fuimos hasta
Ettlingen, que estaba cerca de Karlsruhe donde teníamos pensado parar, y allí nos encontramos con Alain en el -creo que se llama,
Hotel Erbprinz; teníamos cuartos ahí. Era un buen hotel, mi padre me había dicho al respecto, un muy buen hotel.
S: Mm, hm…
M: Yo había reservado cuartos para nosotros, pero era justo cuando llegábamos a beber algo. Me di cuenta que él no quería pasar
la noche allí, que quería seguir para llegar a Gstaad y terminar con el viaje. Entonces dije: “Bueno, ¡si puedo tomar una taza de
café, puedo conducir hasta España!… y yo era la única conductora. [Risitas de S.] Entonces me trajeron la cafetera más grande y
maravillosa, llena de café con unas adorables tortitas. Krishnaji bebió un té de hierbas y yo me bebí tooooda la cafetera.
S: [S se ríe con ganas]… ¡y salí disparada con el coche! [Más risas.]
M: ¡Sentí que podía hacer cualquier cosa!, y así seguimos. Eran unas 600 millas desde Noordwijk hasta Gstaad, y llegamos allí
alrededor de las 22:00 horas, pero la señora Duperrex, quien era la conserje del hotel Les Caprices, tenía todo listo, pero no nos
esperaba hasta la mañana siguiente. Así que, allí estábamos, subimos en ese simple ascensor, pero no pudimos entrar en los
apartamentos. Entonces Alain salió, averiguó donde ella estaba, esta señora finalmente llegó alrededor de las 23:00 horas y nos
dejó entrar. Yo tenía mi apartamento habitual, Krishnaji se quedó conmigo y Alain tenía el estudio, como se llamaba.
S: Mm, hm…
M: Pero ahí llegamos, fue un largo viaje.
S: [Risitas] Sí, debe haber sido.
M: Y recuerdo el conducir en la ruta donde cada coche me estaba pasando, y le eché una mirada al velocímetro y estaba yendo a
177 Kilómetros por hora(1) [S se ríe con ganas, risitas de M.]. Me impactó tanto, porque era como si fuéramos a cincuenta.
S: Sí, sí.
M: [Leves risitas] Así fue como llegamos a Saanen. ¿Ahora bien, que ocurre allá?
S: Solo para mantener un sentido de la cronología, ¿cuáles son las fechas?
M: Partimos el veinticinco de mayo de 1968.
A los pocos días siguientes estamos desempacando y saliendo a hermosas caminatas.
Después en el veintiocho, tuvimos noticias de Rubinstein desde Londres que los Derechos de Autor podían ser recuperados.
S: Genial.
M: Ello fue un salto importante.
S: Sí.
M: También estábamos hablando de la escuela, que cerca de Canterbury habían encontrado algo. Eso significaba que fueron
Dorothy, probablemente Donald Hooper [2] y Montague. Con el correr del tiempo se dijo que: “No, Canterbury no es posible”,
pero en ese día escuchamos que sí, que tal vez podíamos tenerla en Canterbury. Pero ello tampoco duró mucho porque se decidió
que el lugar cerca de allí no servía.
El treinta de mayo recuerdo que de Gaulle (en París) entonces instó a un referéndum en vez de combatir a los estudiantes con las
tropas, lo que hubiera sido una verdadera revolución. Como él dijo que tendrían un referéndum, eso calmó a los estudiantes y las
cosas se aliviaron.
Fue curioso el otro día, estaba hablando con alguien y le pregunté: “¿Usted estuvo en París en aquel entonces? Él dijo: “¡Oh sí!”, y
lo que había ocurrido era que él había corrido a la calle para ver todo, y bajo su punto de vista me dijo cómo era. Yo le conteste
cómo era desde el punto de vista de Krishnaji y mío.
S: Bueno, esas cartas deben haber sido para las escuelas de la India.
M: Sí, sí, no teníamos una escuela; sí, eran para la India.
S: ¿No se acuerda por qué él hizo eso?, porque era algo inusual de hacer, ¿no es así?
M: No me acuerdo.
Bueno, luego hicimos muchas caminatas hacia Lauenen, recuerdo que todavía había nieve bajo los árboles, era cálido, pero las
montañas estaban blancas y bajo los árboles donde había sombra aún quedaba nieve.
S: Hm…
M: Fueron días hermosos y felices, condujimos hasta lugares como Turbach y caminamos, ¿No es eso divertido?
S: Yes.
M: Turbach, que está junto al río.
Aquí dice que el cuatro de junio California tuvo sus elecciones principales y que Robert Kennedy fue elegido como candidato
presidencial en California. A la noche siguiente tuvimos el terrible impacto que él fue asesinado a tiros. Para mí fue horrible y
Krishnaji también estaba muy impactado. Esto en cierta forma era así porque al principio de ese año cuando cenábamos en
Barbizon también ocurrió que Martin Luther King fue asesinado.
S: Mm, hm…
M: Y ahora, otra vez, ocurría algo muy feo y violento.
Le impactó mucho a Krishnaji.
Bueno, veamos… [Larga pausa.] Fuimos a Ginebra para hacer las cosas usuales, Patek, etcétera –la rutina familiar.
S: Jacquet y…
M: Jacquet y las corbatas fueron ordenadas. [Risitas de S.] Y compramos batas, esas de toalla que todos tenemos, y pasamos la
noche en el Hotel du Rhône. También fuimos al cine a ver:“Adivina quién viene esta noche”. Es una vieja película, bueno en aquel
entonces ya era vieja, con…
S: Sí, la recuerdo… Sidney Poitier.
M: …Katherine Hepburn, Sidney Poitier y Spencer Tracy. ¡Ah! [Risitas], Krishnaji y Alain fueron a ver al homeópata Dr. Schmidt y
tuvieron buenas noticias. ¿Qué más hicieron? ¡Ah! al día siguiente fuimos a ver otra película llamada: “ Te amo, te amo”, no
recuerdo de que se trataba, pero era francesa. [Risitas.] Así que, volvimos y paramos en Lausanne en el Grappe D’Or para
almorzar, fue una comida bastante placentera y en un lugar que nos gustaba.
Después, ¿qué ocurrió?… tuvimos confirmación de que se veía como posible el recuperar los Derechos de Autor, eso fue animador.
John Kenneth Galbraith [3] vino para el té.
S: Mm…
M: Estamos todos todavía en Les Caprices.
S: No sabía que él…
M: Galbraith solía pasar un tiempo en Gstaad, Krishnaji y yo ya lo conocíamos anteriormente.
S: ¿Era él un admirador de las enseñanzas?
M: No que te dieras cuenta, pero él estaba interesado en Krishnaji y era muy respetuoso de él. No se cuánta atención les dispensó.
El veinticinco de junio tuvimos noticias de Mary Cadogan que otro sitio posible para la escuela había sido encontrado, pero
Krishnaji pensó que esta vez tenía que verlo. Intenté todo lo que pude para reservar cuartos de hotel en Londres, pero era en pleno
Wimbledon(2), y no había nada, absolutamente nada; cada hotel que intenté, incluso el Claridge donde por lo menos los conocía,
no tenían nada, nada desocupado.
El veintisiete Krishnaji, Alain y yo condujimos hasta Evian y almorzamos en el hermoso Hotel Royal, después fuimos hacia
Ginebra y nos hospedamos en el Hotel du Rhône, donde también tomamos el té. Hicimos diligencias y luego vimos la película
“Prudencia”.
Al día siguiente volvimos a Gstaad.
El treinta de junio, Mary y Joe llegaron y tomamos el té. La fiebre del heno fue bastante mala para Krishnaji y Alain.
Al día siguiente, Vanda llegó y abrió Tannegg. Yo tuve a Mary, Joe, Krishnaji y Alain para el almuerzo en el Hotel Palace.
Narasimhan trajo a Jayalakshmi desde Madrás. Ella se quedó en Tannegg.
El tres de julio, los Links se fueron a Italia y Krishnaji vino a Caprices a la tarde temprano. Tenía una fiebre de 38,33 oC pero
quería ir a Ginebra como estaba planeado. Yo empaqué por Krishnaji y nos fuimos a Ginebra al Hotel du Rhône. Krishnaji reposó
en el asiento trasero del coche, pero esa noche la fiebre le continuaba, lo que me preocupó.
El cuatro de julio Krishnaji se despertó sin fiebre, así que los tres tomamos el vuelo de las 9:00 de la mañana para Londres. Mary
Cadogan, Blitz y Jane Hammond nos recibieron y condujeron hasta el Ayot Place en Hertfordshire, que había sido pensado como
una posible escuela. Dorothy, Montague y David Bohm nos recibieron allí. Fuimos a través de todo el lugar y luego tuvimos un
picnic en el césped. Era un edificio jacobino, que a mí no me gustó mucho. El campo alrededor estaba más desarrollado, era un
poco más urbano y tampoco tenía ningún lugar bueno para caminar. No sé cómo Krishnaji podía quedarse allí, tampoco era lo
suficientemente espacioso. Tendría que haber encontrado otra casa para él en algún otro lugar cercano, pero no se llegó a ello.
Alain se fue hasta Londres por un recado, pero luego se encontró con Krishnaji y conmigo en el aeropuerto, donde tomamos el
avión de las 17:00 horas de vuelta a Ginebra y al Hotel du Rhône, donde cenamos en nuestros cuartos. Por la situación con los
hoteles, en lugar de dormir en Londres, dormimos en Ginebra.
Al día siguiente, después del desayuno, retornamos a Gstaad. En la tarde Krishnaji dio una entrevista para la TV de Holanda.
El siete de julio fue la primera charla en Saanen, y también fue la primera vez que tuvimos la carpa de tipo hangar.
Llegaron Blitz y Michael Rubinstein y hubo mucho que hablar sobre que iba a ocurrir después de la ruptura con la KWINC.
El ocho de julio Rubinstein desayunó con Alain y conmigo. Fuimos llamados a Tannegg para el almuerzo. Krishnaji se encontró
conmigo y Alain, pero estaba muy molesto por su charla matinal con Blitz. Blitz, Rubinstein, Mary Cadogan y Doris Pratt vinieron
a una reunión, y hablamos hasta las 16:00 horas, la decisión fue luego tomada por Krishnaji de cortar relaciones con “Ediciones
Krishnamurti” (KWINC).
El nueve de julio, antes de la segunda charla de Krishnaji, Michael Rubinstein subió a la plataforma y leyó a la audiencia una
declaración sobre la disociación con la KWINC y la formación de la nueva Fundación de Krishnamurti en Inglaterra, la que
reflejaría los deseos de Krishnaji, asegurando que su voluntad prevaleciera siempre en ella, como debía ser. Si la gente quería
apoyar su trabajo, debían contribuir a la nueva fundación. Eso fue todo. El nombre de Rajagopal no fue incluido y no se explicó
por qué él mismo se desasoció.
Al día siguiente, el diez, hubo otra reunión. En esos días había fondos para Krishnaji cuando Rajagopal no los proveía. Krishnaji
ya no tomaría dinero hacia el final de la Krishnamurti Writings, y así, para cuidar de él, había unos fondos donados por varias
personas. Krishnaji decidió regalar una gran cantidad de esto para comprar el Ayot Place, el lugar que aún estábamos
considerando. La reunión de ese día era por los comités extranjeros. Krishnaji nombró los miembros de la nueva fundación que
iban a ser: Blitz, Alain, Rubinstein, Mary Links, los Digby, Dorothy Simmons y yo. Cuando la fundación fue finalmente formada,
cambió, pero esa fue su primera elección.
En el día once hubo otras reuniones con cada comité extranjero, país por país. Rubinstein, Cadogan, y yo nos encontramos con
todos ellos en la tarde y en la noche a las 19:00 horas, y nos reunimos con la gente de Norteamérica que había venido a las charlas.
Las reuniones continuaron al día siguiente en Tannegg, esta vez con el comité italiano, el suizo, el sudafricano y los representantes
de Finlandia. Krishnaji, Alain, Cadogan, Rubinstein y yo estábamos presentes en esas reuniones.
Después… veamos, estoy tratando de averiguar en que día Krishnaji habló con esas personas de Ojai, y ¿cuál es el nombre de
quien grabó?
S: ¿Blackburn?
M: Blackburn, Al Blackburn grabó. Krishnaji no autorizó la grabación, pero creo que él tan solo no prestó atención. Y esta
grabación se transformó en materia de discordia con Rajagopal porque Krishnaji explicaba por qué él se había separado. Cuando
nosotros, más tarde tuvimos el juicio en la corte, Rajagopal quiso que esa grabación fuera destruida. Pero al final, sirvió como
trueque para conseguir de vuelta el manuscrito del Diario a cambio de darle las grabaciones a Rajagopal y destruir toda copia que
existía. De hecho, Al Blackburn -sin nuestro conocimiento- se guardó una copia, pero nosotros no sabíamos eso.
S: Mm… ¿Dónde está eso ahora?
M: Bueno, probablemente está en los archivos de la Fundación Krishnamurti de Norteamérica (KFA) [Risitas.]
S: Bien.
M: Lo supongo, aunque no lo sé positivamente, pero en definitiva, por supuesto después de que todo esto se terminó, y supongo
que Blackburn murió, creo que él lo entregó todo mediante su testamento. Al final conseguimos esa copia.
S: ¿En qué fecha fue hecha esa grabación?
M: El dieciocho de julio.
Desde el trece hubo más reuniones con Blitz, Alain, Cadogan, Krishnaji y yo obviamente, sobre los planes no solo para la escuela
sino para el boletín, para dar a conocer a la gente lo que pasaba, conseguir donaciones mediante el boletín y así sucesivamente.
Mencioné que la señora Jayalakshmi estaba en Saanen durante este tiempo y que ella estaría en las comidas de Tannegg.
Las charlas todavía continuaban. En algún momento conduje a la señora Jayalakshmi de vuelta a Ginebra y la dejé dondequiera
que ella se dirigía. Aquí dice que Alain, ¡oh sí!… llegó de un viaje y fuimos a ver el Ballet Real con Fontaine y Nureyev bailando en
Ginebra.
S: Mm…
M: Fue encantador.
S: ¿Qué bailaron?
M: Creo que Romeo y Julieta, sí.
S: Mm… los vi bailando esa obra.
M: Sí, sí.
S: Extraordinario.
M: Entonces al día siguiente, él y yo condujimos de vuelta y almorzamos en el Grappe D’Or[riéndose, risitas de S], y volvimos a
Gstaad en la tarde. Mientras tanto, Krishnaji tuvo su primera reunión, una discusión con gente joven en la carpa. Esto fue un
miércoles y al día siguiente tuvo su sexta charla.
El veintiuno hubo un té para los comités extranjeros en Tannegg, y después de eso Krishnaji me llevó de paseo en su coche hasta
Lenk.
S: ¿Fue usted hasta ese pequeño?… no, usted no conocía ese camino, no importa.
M: No caminamos, solo condujimos.
Luego Mary Cadogan y yo atendimos muchos asuntos de negocios que examinamos largamente, pero eso no es muy interesante.
Nuevamente, Krishnaji tuvo una discusión con gente joven. A la tarde me encontré con Vanda en el pueblo, y ella insistió en venir
a caminar con Krishnaji desde Tannegg a través del bosque.
El veinticinco Krishnaji dio su novena charla. Almorzamos en Tannegg con Vanda, Krishnaji, Alain y yo, que usualmente estaba
allí. Vanda muy gentilmente me invitaba.
El dos de agosto en la mañana se fue Vanda, y yo conduje a Krishnaji a la tercera discusión pública. Antes, ella siempre lo
conducía cuando estaba allí, por lo menos en esos años. Más tarde, como ya no traía su coche y venía en tren, entonces yo lo hacía.
Hubo también más discusiones públicas. Vanda me pidió que me quedara en Tannegg mientras ella estaba afuera para atender de
las cosas en su ausencia. Entonces me mudé a Tannegg parcialmente. Quiero significar que no me gustaba dormir allí, pero iba
para las comidas y otras cosas, por lo tanto no las saqué de Caprices.
Williams resultó ser… bueno, él una vez insultó a Mary Cadogan profundamente. Después un año, no este, vino al chalet y quiso
ver a Krishnaji pero le dije que no. Entonces dijo: “Bueno, le quiero dar un libro”; le dije: “Lo siento pero él está descansando y no
puede ser molestado”. Y allí me dio un libro que resultó ser el tristemente célebre “La Veracidad de Los Protocolos de Los Sabios
de Sion” ¿sabes? Un libro anti-semita violento que resultó ser una falsificación famosa.
S: Sí, sí.
M: Dijo: “Léalo usted” y le respondí: “No, no quiero leerlo, sé lo que dice”, tuvimos algunas idas y venidas sobre eso.
Al otro día [4], bueno esto no es importante, recibí una carta de Doug diciendo: “Hay un libro que llegó, ¿quiere que se lo envíe?” y
respondí: “Bueno, ábralo y fíjese si hay una carta para mí”. Él dijo que lo abría y más tarde cuando me dijo que el libro era de un
tal F. Williams desde algún lugar del Norte de California, le contesté que no conocía a esa persona. Después de esto pensé: ¡mi
Dios!, supongo que es el mismo hombre, y adivino que es otro libro anti-semita.
S: Mm, hm…
M: Como sea, se sospechaba que él estaba facilitando cocaína (supongo) o cualquier otra droga del momento a la gente joven en la
carpa.
S: Mm, hm…
M: El seis de agosto fue la última discusión, y ese día Krishnaji tuvo una reunión con el Coronel Noyes. ¿Lo recuerdas?
S: Por supuesto, sí.
M: …más los Blackburn y los Hooker. No sé qué pasó por yo no haber estado allí, vino gente diversa, pero nada especial. Los Digby
vinieron a almorzar. Salimos de paseo en el Mercedes de Krishnaji [risitas]. Alain fue a París, pero no recuerdo por qué, quizás por
algo que ver con Blitz. ¡Ah, Blitz!… había ido a los Estados Unidos y había visto a los Vigevenos en Los Ángeles y había tratado de
averiguar que estaba pasando respecto a Krishnaji en Ojai. Madame Duchet vino a almorzar, el Coronel Noyes vino a ver a K. y
luego David Bohm. Alain llamó desde París, pero no recuerdo sobre qué. Los Bohms venían frecuentemente a almorzar. [Risitas
de M.]
S: ¿De qué se ríe?
M: ‘En este día, que fue un día libre, con Krishnaji en su Mercedes condujimos hasta Lausanne y en una parte de la ruta, el coche
fue a 185 Kilómetros por hora, como un pájaro.’
‘Almorzamos en el Beau Rrivage, luego volvimos a través de Montreux, Aigle y Les Mosses. Alain volvió de París, y los tres
caminamos bajo la lluvia hasta Turbach. Hubo una cena y charla’. [Risitas.]
S: Mm… ¡qué encantador!
M: Aparentemente ‘fui a Les Caprices y planché un poco’, ¡lo cual será fascinante para la historia!. [S se ríe.] ‘De vuelta a Tannegg,
Doris Pratt vino a almorzar y en la tarde fuimos a una larga caminata otra vez hasta Turbach al lado del río, y bajamos por el otro
lado’. Allí arriba hay un puente o algo así.
S: Sí.
M: Aquí dice: ‘Los Galloway vinieron a almorzar’. Ahora bien, ellos eran una pareja que había vivido en India, creo que él era
escocés; y en un momento Krishnaji quiso que él fuera el presidente del Comité Krishnamurti de India o lo que fuera como era
llamado entonces, pero nada salió de esto.
Krishnaji vino a Caprices. Él todavía tenía mucha ropa allí, así que vino a considerar su equipaje. [Risa en la voz.]
S: [Risitas.] Había estado allí por más de un mes.
M: Sí, y guardaba su coche allí porque tenía un garaje que podía usar. [Risitas.] En cierto modo, vivía en ambos lugares.
El dieciocho ‘empacamos en Les Caprices, pero él salió solo en su coche. En la tarde caminamos pasando la carpa y por encima del
aserradero. La línea de nieve estaba baja en las montañas.’
El veinte, ‘llevamos los Mercedes de Krishnaji, el mío y el VW de Alain a lo del señor Moser en Thun y los dejamos. El de Krishnaji
iba a ser cambiado por uno nuevo en la primavera’. Esto fue porque él quería uno más grande.
Dice aquí: al día siguiente, ‘el ejército ruso ayudado por los alemanes del Este, invadió Hungría. Bulgaria está ocupada y
Checoslovaquia es ocupada durante la noche’. Ese fue otro horrible día histórico.
Nosotros sin embargo, ‘fuimos a Ginebra, nos registramos en el Hotel du Rhône, y almorzamos en el Hotel des Bergues, fuimos a
Patek, descansamos en la tarde y cenamos en nuestros cuartos’.
El veintidós de agosto, los tres tomamos el avión del mediodía a Londres y fuimos al Hotel White House. Esta cerca de Regents
Park, al final de la calle, en… ¡Oh!, ¿cuál es esa calle grande donde Los Amigos…?
S: ¿Marylebone?
M: Marylebone, está apenas a pocas cuadras de donde entras al hacia el Este de Regents Park.
Mientras yo desempacaba Krishnaji y Alain se fueron derecho a Huntsman [risitas de S] y organizaba la cena. Teníamos una
pequeña cocina; razón por la cual habíamos ido allí. Más tarde en la noche vimos imágenes de los tanques rusos en Praga. Fue
horrible, una ocupación completa en una noche.
Al día siguiente ‘Doris Pratt me prestó su coche, y conduje a Krishnaji hasta Huntsman. Sacha de Manziarly lo encontró allí, y
todos almorzamos en el Ritz. Compramos cosas en la clínica de salud alimenticia y después tuvimos una larga reunión con
Michael Rubinstein en el hotel. Caminamos en el Regents Park y recibimos una grabación de Blackburn en Ojai luego que él y su
esposa se encontraran con Rajagopal.’
El veinticuatro de agosto, Krishnaji, Alain y yo no encontramos con los Links, los Bohm, los Simmons y Doris Pratt. Más tarde, los
tres almorzamos en el Royal Lancaster, luego fuimos a una película en Leicester Square.
El veinticinco, ¡oh!, ¡qué bello día!… los tres fuimos con Mary y Joe a Epping Forest; también fuimos por una caminata y después
volvimos a almorzar con ellos en el Hotel SaintGeorge.
Al día siguiente, Krishnaji, Alain, Mary Links y yo almorzamos y condujimos al Ayot Place. Los Wingfield-Digby y los Simmons
nos encontraron allí. De nuevo visitamos la casa, condujimos y tuvimos el té en el de los Links. Sacha de Manziarly vino a cenar
con Krishnaji y conmigo. Luego, [riéndose] fui a Heals a comprar camas y sábanas para el Ayot Place. Recuerdo que las elegí a
todas en caso de que el lugar fuera comprado mientras yo estaba en California. Nelly Digby tenía que organizar la entrega si esto
pasaba.
El veintiocho llegó un telegrama amenazador de Rajagopal para Krishnaji. Entonces Blitz y van der Straten llegaron para la
primera reunión de la Fundación Krishnamurti con los nuevos síndicos.
Esto fue cuando fundamos la KFT [5] en la oficina de Michael Rubinstein. La KFT fue legalmente fundada con Blitz, van der
Straten, George y Nelly Digby, Alain, Dorothy Simmons y yo como síndicos. También estaban presentes Mary Cadogan como la
secretaria, y Mary Links, aunque esta última no como síndica.
S: Mm. hm… ¿cómo entró en escena van der Straten?
M: Bueno, él estaba en Saanen todo el tiempo, ¿sabes? Aunque no se menciona ellos no parecían venir mucho a las comidas, pero
no sé; Krishnaji lo conocía y pensó que él sería un buen síndico: un hombre de negocios, interesado en las enseñanzas,
¡y [riéndose] un vegetariano! Y pensó que podría ser un buen síndico, así que lo invitó. Krishnaji nombraba a todo el mundo.
S: Mm, hm…
M: El veintinueve de agosto, después del té con el señor Bindley y la caminata de vuelta a través del Hyde Park, durante la cena,
Krishnaji, Alain y yo conversamos en decidir sobre el Ayot Place u otro lugar. No estábamos muy contentos con Ayot Place, no
parecía una buena idea.
Al día siguiente, el treinta, Dorothy y Montague vinieron a la mañana y Krishnaji les dijo que buscaran por otra casa. Ellos fueron
a visitar agentes inmobiliarios y volvieron con más información. K y yo almorzamos en el Hotel White House, luego Jayalakshmi
llegó desde Nueva York y vino a cenar.
El primero de septiembre ‘los Digby vinieron a la mañana para ayudar en la búsqueda de casa para la escuela. El Coronel Noyes
llegó desde Ojai con otra oferta de Rajagopal para entregar la mayor parte de KWINC. Hablamos con Rubinstein pero Noyes debía
llamar de vuelta a Rajagopal’. Krishnaji sospechaba y dijo: “Bien, llámelo de nuevo para ver si el realmente quiere significar esto”.
Después Krishnaji, Alain y yo almorzamos en el Claridge, luego volvimos con la señora Jayalakshmi y su sobrino por una
caminata. Un fotógrafo y Noyes vinieron para el té, también Doris Pratt’.
Dice aquí: ‘Fue una reunión bastante confusa. Finalmente todos se fueron y Noyes fue a telefonear a Rajagopal. Volvió para
reportar un fracaso absoluto. K quiere los archivos y Rajagopal rehúsa todas las concesiones hasta que se encuentre con Krishnaji,
la misma conducta increíble. Hemos pospuesto nuestros vuelos a los Estados Unidos hasta el miércoles, y era muy tarde para
cambiarlos’. Habíamos cambiado los vuelos para permitir a Noyes hacer la llamada, pero Noyes volvió en estado de shock y con el
rostro pálido. Según contó él, aparentemente Rajagopal le dijo así: “¿Qué quiere usted decir al darme este mensaje? Nunca le di
un poder para ir…” O sea que, Noyes quien ya estaba en ruta hacia India, porque Rajagopal le había pedido que hablara con
Krishnaji, él se desvió a Londres especialmente para hablar con Krishnaji y entregarle el mensaje. Entonces, cuando Noyes llama
por teléfono a Rajagopal, él le dice: “Yo nunca lo envié. Nunca le dije que fuera. Nunca le di el poder para hacer nada.” Esto ya era
su procedimiento habitual.
S: Correcto.
M: Así que, siquiera era poco sorprendente para nadie del lado de Krishnaji.
Al día siguiente almorzamos en el Claridge, fuimos Krishnaji, Alain, Fleur Cowles [6] (una amiga mía) y yo. Michael Rubinstein y
Doris Pratt vinieron a la tarde y yo terminé de empacar.
El cuatro de septiembre ‘Conduje con Krishnaji y Alain hasta el aeropuerto. Ellos tomaron el vuelo de la 11:35 de la mañana a
Madrid y a Puerto Rico. Yo tomé el vuelo de la TWA a Nueva York.’ Bueno, lo que hice luego es ir a lo de mi hermano y así
sucesivamente.
Krishnaji iba a hablar en Puerto Rico, pero yo tuve que ver a mi madre, familia y demás; por esa razón no fui con ellos. Esperé por
ellos en Nueva York. Ahora veamos, nos adelantaremos porque esto es todo sobre mí, no sobre Krishnaji. Fui hasta Vineyard.
S: ¡Bien!, ¿así que usted llegó a Nueva York y visitó a su madre en Martha’s Vineyard?
M: Sí, después volví a Nueva York, volé a Malibú brevemente, y luego el diecinueve de setiembre volé nuevamente de vuelta a
Nueva York.
El veinte, ‘me mudé al apartamento que he rentado de mi ex cuñada, estaba en la calle 62 al Este con el número 40. En cierto
modo organicé el apartamento, hice las compras y lo hice limpiar. Tú no quieres oír todo esto. Ahora bien, ¿cuándo Krishnaji llega
aquí?
S: Bien, de acuerdo, entonces terminemos aquí, ya nos estamos quedando sin cinta.
M: Está bien.
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Notas del autor:
[1] Todas estas primeras discusiones con Mary ocurrieron en Brockwood, en la cocina de su cuarto privado.
[2] Un joven arquitecto quien estaba involucrado con asuntos de negocios en el comienzo de Brockwood.
[3] Galbraith fue un profesor de Harvard, un economista y autor de muchos libros. Fue un exponente líder del liberalismo
Norteamericano y embajador en India bajo la administración Kennedy.
[4] Mary dice esto en el día de esta conversación, el quince de junio de 1995.
[5] La Krishnamurti Foundation Trust.
[6] Una escritora, editora y artista Norteamericana.