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Marina Müller
En el curso de una OV pueden surgir conflictos previos que requieren ser tratados
psicológicamente fuera de la OV, ya que pueden interferir en la elección. En estos casos
se evalúa la posibilidad de una derivación y/o recontrato psicoterapéutico o analítico.
También puede ocurrir que quien está realizando análisis o psicoterapia requiera hacer
OV. Puede realizarse, pero manteniendo contacto con el analista previo. La intervención
en OV es focalizada y esclarece un proyecto vocacional-ocupacional que contribuye a
situar y clarificar al sujeto en cuanto a los diversos planos de realidad
(psíquica/social/académica/laboral).
Trabajamos a partir de los síntomas, por los cuales se nos manifiesta una demanda de
consulta, atendiendo a personas con una historia y una situación original y diferente en
cada caso. No se busca tapar los síntomas ni eliminarlos, sino comprender qué nos dicen
acerca de los “desorientados”.
La intervención del orientador se basa en una forma de trabajar (el método clínico
operativo), un encuadre de la tarea, propuesta donde empleamos recursos auxiliares –
lúdicos, psicodramáticos, proyectivos, audiovisuales, informativos- y verbalizaciones
(consignas, señalamientos, interpretaciones, preguntas reflexivas, etc). Todo ello en el
marco de las entrevistas operativas –individuales o grupales- y de la relación
transferencial con el orientador, con los otros orientados si se trata de un grupo, y con la
tarea de orientación.
Vocación significa “inspiración por la cual Dios llama a algún estado, especialmente al
de religión. Inclinación a cualquier estado, profesión o carrera determinados”
(Diccionario Salvat). Consiste en una predisposición a dedicarse a alguna actividad, sea
o no por una retribución económica; proviene del término latín que significa “llamada”.
Puede entenderse como una inclinación o deseo proveniente de la propia subjetividad, si
bien esa llamada puede ser percibida como un cierto grado de convicción acerca de
querer realizar un quehacer o tomar una forma de vivir que en todo caso va
configurándose en la historia personal, con intervención conjunta de complejas
variables socioculturales, educativas, intra e interpsíquicas.-
Ocupación es el trabajo o actividad que impide emplear el tiempo en otra cosa; es el
empleo, oficio, profesión, que “llena el tiempo” de una persona.
Profesión es el oficio que una persona tiene y ejerce públicamente; requiere un estudio,
capacitación y habilitación.
4. Técnicas psicodramáticas
Etapas de su aplicación
1) primero detectar los temas relevantes en la consulta (ya sea individual o grupal),
los puntos de urgencia o situaciones problemáticas que requieren elaboración.
2) Los orientadores seleccionan algunos de esos temas básicos y proponen al grupo
o al consultante la posibilidad de dramatizarlo.
3) A veces, antes de pasar a la dramatización hace falta realizar ejercicios previos
para aflojar el cuerpo.
4) Decidida la escena, los integrantes eligen qué personaje protagonizará cada uno.
Pueden resolver de antemano algunas características del rol, de la situación y de
su desarrollo, dejando otros elementos y eventualidades libradas a la
espontaneidad de los “actores”. No se obliga a nadie a desempeñar un papel que
rechaza.
5) La situación psicodramática se desarrolla el tiempo necesario para que la
problemática se ponga de manifiesto. El/la coordinador/a del grupo indica
cuándo se interrumpe la escena representada.
6) Es importante reservar un tiempo suficiente de reflexión para que cada
protagonista exprese qué le pasó durante su desempeño.
7) A continuación, se invita a los observadores o “espectadores” a decir qué les
pasó durante la dramatización, qué observaron, qué resonó en cada uno a partir
de la escena presenciada.
8) El coordinador agrega lo que le parezca oportuno señalar y se realiza la síntesis
de la experiencia.
ESCENAS TEMIDAS
“Vamos a imaginarnos una escena que nos da mucho temor. Puede desarrollarse...
(proponemos alguna de las siguientes alternativas: en la familia, en la escuela, en la
facultad, en el trabajo, en el futuro, etc)
ROLE-PLAYINGS: REPRESENTAR:
La búsqueda de empleo 8lectura y selección de avisos, envío de antecedentes,
llamada telefónica, etc)
La primera entrevista
El primer día de trabajo
La realización de una tarea cotidiana, o difícil, etc.
DRAMATIZAR EL SÍNTOMA
La indecisión vocacional, personificando las opciones entre las cuales no puede
decidir, que conversan con la persona indecisa
Lo mismo con otros síntomas de conflicto vocacional-ocupacional: el miedo a
equivocarse, el miedo a arrepentirse de lo elegido, etc.
5. Ensueño dirigido
Etapas de su aplicación
PREPARACIÓN: se realiza una evaluación de la problemática a elaborar, de acuerdo a
los emergentes, a la disposición del consultante y al momento de la tarea orientadora. El
orientador/a selecciona una consigna oportuna según lo anterior.
6. Técnicas Gestálticas
“LAS CAJAS”: cada integrante, ubicado en el centro del grupo, imagina que cada
compañero es una caja de donde puede sacar algo que desea para sí mismo, o dejar algo
de sí mismo que la caja puede guardar. Propuesta útil para trabajar la finalización de una
etapa o ciclo grupal.
7. Técnicas multimediales
8. Técnicas informáticas
Ayuda aportando información, que de todos modos deberá ser elaborada por el sujeto
con ayuda del orientador. En USA y Canadá se preparan programas de OV basados en
la exploración de datos para el autoconocimiento, la interacción con la computadora,
para adaptar la secuencia y la utilización a los requerimientos individuales, y
proporcionar información sobre estudios y ocupaciones. Ventajas en el empleo de este
auxiliar:
Capacidad de almacenamiento y gran cantidad de información
Economía de esfuerzo y tiempo en cuanto a la velocidad y exactitud en tareas de
procesamiento de datos
El manejo de la computadora es atractivo para adolescentes y jóvenes de una
sociedad tecnotrónica e informatizada
Posibilidad de preparar nuevos recursos auxiliares.
Riesgos:
Posibilidad de errores informáticos en los datos
Dependencia o sobrevaloración de los aportes tecnológicos
Eliminación o minimización del participante humano como orientador
Aislamiento e individualismo
Límites:
Costo
No se encuentra disponible en todos los colegios ni hogares
Inexistencia o escasez de materiales en nuestro idioma
Imposibilidad de considerar flexible y simultáneamente las múltiples y
complejas variables emergentes de la subjetividad del usuario en su consulta,
cuando no se cuenta con la participación clínica-operativa del/a orientador/a.
9. Recursos informativos
Para llegar a elegir es indispensable conocer las opciones entre las cuales se decide. A
veces el consultante requiere más información sobre profesiones, etc, describiendo
como su problemática esencial su carencia o insuficiencia de datos sobre estudios,
profesiones, ocupaciones, etc. La información es operativa no solamente cuando
esclarece las alternativa sino también cuando crea interrogantes o posibilita
cuestionamientos. La información que proponemos no es una mera recolección de datos
sino información reconstruida subjetivamente, para transformarse en conocimientos que
den espacio al pensar, a las hipótesis, a nuevas preguntas, a la preparación de
elecciones.
Algunos de los recursos informativos más utilizados son: la lectura de guías de estudios
y ocupaciones; la concurrencia a consulta en centros de documentación; las entrevistas y
reportajes a personas que desempeñan diversas ocupaciones o profesiones; las visitas
explicadas a instituciones educativas o a lugares de trabajo; las pasantías en
instituciones educativas o en lugares de trabajo; el intercambio con estudiantes, etc.
Existen otros recursos, como el descrito por Rodolfo Bohoslavsky en “OV. La
estrategia clínica”
Es necesario dedicarle tiempo a esta técnica, que generalmente lleva al menos dos
encuentros. Se puede realizar grupalmente, para ello es necesario acondicionar un mazo
para compartir entre cinco integrantes como máximo.
ANÁLISIS DE LA DEMANDA OCUPACIONAL: estudio de los avisos clasificados
en los que se solicitan empleados. Se dispone de la sección de diarios donde salen los
avisos.
¿qué empleos hay disponibles?
¿qué requisitos se solicitan en los aspirantes?
¿qué se ofrece?
Intercambios grupales. Este análisis puede realizarse con un seguimiento que abarque
un período de tiempo, para evaluar tendencias. Pueden tomarse distintos diarios y
compararse la información.
Son ampliamente utilizadas en OV clínica, sea individual como grupalmente. Deben ser
aplicadas e interpretadas en todos los casos por personas con habilitación profesional.
Pueden emplear el dibujo, los relatos orales o escritos, las respuestas ante estímulos
gráficos o verbales. En general, proponen estímulos poco estructurados, para permitir
respuestas libres que proporcionan información acerca de las características y la
problemática psíquica de quien responde. Se basan en la teoría psicoanalítica de la
personalidad y en los fenómenos de proyección. El sujeto, al organizar el sentido que
reviste para él o ella cada material proyectivo, manifiesta de esa manera la estructura y
el funcionamiento de su personalidad. Las respuestas son libres, pero el material de
estas técnicas es definido y propone consignas estandarizadas. Estas técnicas investigan
en forma dinámica e integradora la personalidad. No hay respuestas correctas o
incorrectas, sino diferentes expresiones cuya validez consiste en que en todos los casos
revelan la subjetividad de quien responde. Sin embargo, nunca se capta la totalidad del
sujeto mediante estas técnicas, se capta un corte sincrónico, un aquí y ahora, lo cual
requiere confrontarse con otras variables.
Requieren una sólida formación por parte del orientador; si no tiene experiencia
suficiente debe recurrir a la interconsulta y a la supervisión. También puede ocurrir que
movilice fantasías en consultante y orientador.
Algunas de estas técnicas (p.ej.: las verbales con estímulo de láminas) son
recomendables en especial cuando se realizan consultas de OV que implican conflictos
vocacionales ocupacionales serios en personalidades con otros trastornos o
perturbaciones (neurosis, presunción de psicosis, estados limítrofes o trastornos
narcisistas de la personalidad, discapacidades generales o específicas que dejan secuelas
en el carácter, etc). También son útiles cuando se trata de personas con dificultades
serias o fracasos en elecciones vocacionales ocupacionales previas.
Hay dos preguntas: desde qué lugar personal y social aprende a elegir cada ser humano
y cómo se constituye un sujeto.
Ya desde antes de nacer, cada persona es producida como ser social y cultural,
emergente de una complicada red de relaciones familiares no sólo contemporánea sino
ancestral. Desde sus comienzos en la vida, la trama de sus relaciones se va extendiendo
hasta abarcar muchos ámbitos distintos, interrelacionados y a la vez en conflicto. La
sociedad en su conjunto y las diferentes instituciones anidan y atraviesan al sujeto,
aportándole infinidad de mensajes y modelos.
El largo período de indefensión que caracteriza a todo ser humano, durante el cual
constituye su vida psíquica a partir de otros significativos, puede describirse como un
recorrido que parte de un adentro materno-familiar, hacia un afuera socio-cultural. No
es un pasaje lineal sino contradictorio, conflictivo, e implica una relación dialéctica
entre sus términos, pues el adentro inicial supone un sujeto aún no constituido como tal,
dependiente de otros que lo sostienen en el ser, y atado al deseo de esos otros, en
particular, al personaje materno. Pero al abrirse al afuera sociocultural, y durante un
segundo momento reconstitutivo que es la adolescencia, el sujeto desestructura su
adentro originario familiar para construir su propio espacio interior de otra manera, el
espacio de su identidad persona y su definición vocacional-ocupacional.
Mauridio Abadi dice que la relación edípica está centrada en el vínculo que el bebé no
nacido mantiene con su madre envolvente, adentro de la cual inicia su vida, y con el
padre emancipador situado en el afuera social. Se cumple un ciclo por etapas:
La angustia fetal, claustrofóbica (el encierro puede ser equivalente a la muerte)
El proto anhelo del nacimiento que lleva a dejar el útero y que se expresa
retroactivamente en las fantasías del Paraíso Terrenal, lugar utópico y pleno,
negación del “infierno” o riesgo de apresamiento intrauterino.
La culpa primigenia del nacimiento (del “pecado original”: abandonar y dañar a
la madre, separándose de ella)
El obstáculo interpuesto por la madre a que su criatura se desprenda e
independice de ella.
El apego del niño o niña al padre que lo recibe en el “afuera” y lo sostiene allí.
La actitud paterna de alianza con el hijo o hija, su búsqueda de sacarlo de la
órbita materna y adherirlo a él (como representante simbólico de lo
cultural.social)
Este proceso, con diferentes rasgos, vuelve a vivirse por parte de cada púber y
adolescente en su lucha por trascender el aquí cotidiano, lo familiar, conocido y seguro,
y explorar el allá social, el afuera del mundo de la cultura y de los proyectos
vocacionales y ocupacionales.
Podría pensarse que lo que en el trabajo de Abadi son la madre y el padre, luego son la
familia y la sociedad. Estos ámbitos son dialécticos e interrelacionados, si bien
producen en todo sujeto una serie de conflictos y problemáticas que cada cual resolverá
con mayor o menor fortuna..
Otro par dialéctico es aprender a ser uno mismo, afianzar su identidad persona, versus
ser un integrante más en la cadena generacional, hijo de una familia, más tarde padre o
madre a su vez, etc, recibiendo mandatos de ser como lo quiere la familia.
Una parte importante de las vicisitudes que implica la adolescencia constituye el paso
de las identificaciones primarias y secundarias a las desidentificaciones, las nuevas
identificaciones y la elaboración progresiva de la identidad personal y social. Estos
procesos no se inician en la adolescencia.
Las identificaciones tienen un papel fundante en la constitución del Yo y del Superyó,
productos de innumerables representaciones o imágenes que cada sujeto constituye en
su interior respecto a los otros significativos. Freud la define como la manifestación más
temprana de un enlace afectivo a otra persona, que comienza antes de existir una clara
diferenciación entre sí mismo y los otros. En esta etapa la identificación se produce
tomando a los padres como modelos ideales. El niño o niña pequeños se perciben a
través dela imagen que le proporciona el otro, en primer término, la figura materna,
identificándose narcisísticamente con dicha imagen. Esto les permite sentirse
completos, perfectos, unificados, en respuesta a los anhelos maternos. Así constituido,
el yo ideal proporciona al sujeto la fuente de sus ambiciones y sus fantasías grandiosas,
las que son necesarias para disponer de un motor imaginario que impulse al sujeto a
lograr metas adaptativas. Más adelante el niño podrá renunciar a sus primeros objetos
amorosos (sus padres) a condición de identificarse con ellos en base a rasgos y
cualidades comunes (identificaciones secundarias, más matizadas que las primarias). La
resolución edípica lleva a un predominio delas identificaciones con el progenitor del
mismo sexo, aunque siempre se incluyen rasgos de ambos padres. Estas identificaciones
afianzan el psiquismo y reorganizan retroactivamente los rasgos psíquicos previos. Los
sistemas identificatorios quedan en su mayor parte constituidos durante la niñez.
Durante los cambios puberales y adolescentes, las identificaciones sufren una nueva
diferenciación entre “lo adquirido como propio” por las relaciones intersubjetivas, y “lo
propio” en sentido más personal, como identidad o centro irreductible, irrenunciable, del
cual ningún sujeto puede desprenderse transfiriéndolo. Este centro personal se delimita
a lo largo de la adolescencia y proviene tanto de las identificaciones como de las
desidentificaciones.
En toda elección vocacional se repite esta gesta difícil por la cual el/la adolescente está
en la búsqueda de sí mismo/a. Por eso, la primera vocación inalienable es ser uno
mismo, persona responsable, que procura crecer en autonomía. La vocación ocupacional
es consecuencia de dicha primera vocación: no es sólo encontrar un trabajo o una
aptitud especial, sino encontrarse consigo mismo en un lugar y un papel socio-
ocupacional.
Uno de los problemas de los adolescentes es el temor y los sentimientos de culpa hacia
la individualización y el desprendimiento de lo infantil. La patología típica de este
período es la fobia como temor a definirse e independizarse, con alternancias entre lo
claustrofóbico (por miedo a quedar atrapado, fusionado en el interior de la familia) y lo
agorafóbico (por miedo a salir, a definirse, a lo inaferrable e incierto del futuro).
Las mujeres:
Parecerse y diferenciarse de su propia madre, reconociendo los rasgos
personales de cada una. Esto genera sentimiento de culpa
Miedo a no poder conciliar su vocación de persona con los dos aspectos de su
vocación social: ser esposa y madre y su rol laboral-profesional
Miedo a no ser reconocida en su vocación ocupacional por los seres queridos
(conflicto entre la elección vocacional y el cumplimiento de los deseos de otros,
y temor a ser abandonada por sostener sus propios deseos).
También influye la presión que procede del ámbito escolar y de las propuestas
culturales y sociales que se ofrecen a los estudiantes. Tener en cuenta también la
conflictiva educacional y la crisis de la educación en general (falta de diálogo entre
alumno y docente, desconexión con los intereses del adolescente, sistema escolar poco
flexible, etc.)
La OV se inserta en el campo preventivo en sentido amplio, dedicando lo clínico
(individual o grupal) a la intervención específica de psicopedagogos, psicólogos
educacionales o graduados en ciencias de la educación, en todos los casos, con el
entrenamiento y la formación teórico práctica requeridos. Desde lo preventivo la OV se
relaciona con la orientación educativa. Si la educación es bastante más que una simple
transmisión de conocimientos, cada docente buscará instrumentar en su trabajo los
aportes que le brindan la Psicología educacional, evolutiva y social y la dinámica de
grupos. También la escuela y los docentes necesitan aprender. Es necesario que los
docentes tengan la certidumbre de que a través de sus clases y más allá de las mismas
están transmitiendo un estilo de aprender, una imagen identificatoria y un mensaje que
trascienden el contenido de su asignatura. El mensaje subyacente que emite el educador
involucra al inconsciente de los participantes.
Aprender a elegir es un largo proceso que comienza antes del nacimiento. Sujeto a un
lugar social e histórico, producido por las instituciones sociales, por la familia y la
escuela, desenvolviéndose en una comunidad con rasgos característicos, se irá
descubriendo a sí mismo como sujeto deseante, atravesado por una carencia de ser, con
anhelos inagotables y la presencia inevitable de conflictos en el ser, en el hacer y en las
relaciones con los otros sujetos. Según sean sus predisposiciones, sus oportunidades
educativas y sus vínculos, el sujeto delimitará lo que quiere, construirá sus ideales y
preparará un proyecto personal que quizás permanezca en gran parte inconsciente o tal
vez, a partir de la adolescencia, se vuelva más explícito. Todas las personas pueden
hacerlo pero en algunos queda sin concretarse, ya que elegir y elegirse en un proyecto
de vida es un largo camino que requiere una infraestructura, una serie de condiciones
que muchas veces no se presentan (niños que trabajan, sin techo, abandonados, etc).
La tarea del orientador es escuchar, analizar, dar un sentido a las expresiones de cada
orientado, proponerle tareas que le permitan descubrir por sí mismo qué desea hacer,
con su acompañamiento momentáneo. La actitud del orientador ayudará al orientado a
mostrar sus dudas, conflictos desconocimientos, esperanzas y proyectos, a confrontar su
mundo interno con el mundo social y ocupacional, de modo que lleguen a crear su
proyecto vocacional-ocupacional o reconozcan las interferencias y obstáculos para
lograrlo.
Freud decía que los criterios de salud en los adultos podrían tomar en síntesis estos dos
términos: amar y trabajar. Todo ser humano se constituye como tal por su relación
amorosa con otros, según los procesos identificatorios, y va seleccionando en forma
espontánea aquello que quiere y puede hacer.
En la adolescencia esta salida se acompaña de muchos temores: por dejar atrás la niñez,
despedirse de ella y avanzar en medio de un mundo difícil, poco hospitalario y tantas
veces privado de oportunidades.
Definirse por una ocupación supone dejar de lado muchas otras posibilidades,
encontrarse con otros ámbitos, sean de estudio o de trabajo, otra gente, otros códigos. Se
teme equivocarse, no ser capaz de tener que renunciar a los ideales, entrar en la rutina...
La identidad vocacional-ocupacional
I.- La palabra identidad proviene del latín y tiene varias acepciones vinculadas a
disciplinas como el derecho, la lógica, la matemática, la filosofía y la Psicología. Desde
esta última, se refiere a la continuidad de la existencia de un individuo personal.
Condensa otras ideas: la capacidad de experimentarse a sí mismo en una continuidad
temporal, espacial y social, o sea, la conciencia de permanecer el mismo a través de la
propia historia, desde la propia corporalidad, y en una red de vínculos sociales y
culturales. Se expresa con respuestas a las preguntas: Quién soy? Quién fui? Quién
llegaré a ser?. La red vincular se refleja en la respuesta a la pregunta: A dónde
pertenezco?.
Erik Erikson: “el proceso que estamos describiendo cambia y se desarrolla
constantemente: es un proceso de progresiva diferenciación y deviene tanto más
inclusivo a medida que el individuo se hace consciente de un círculo de otros
significativos cada vez más amplio, que se extiende desde la madre hasta la
“humanidad””.
Existen etapas especialmente significativas, marcadas por grandes cambios, que obligan
al sujeto a replantear y redefinir su identidad. Durante ellas revisa sus identificaciones y
elabora nuevas definiciones de sí mismo donde se va presentando como único, distinto e
irrepetible. Esto implica aprender a atravesar creativamente momentos de ruptura, no
sólo respecto a la vivencia de su continuidad temporal, y a la experiencia del propio
cuerpo, sino también en relación con su familia, su lugar social, los objetos y
situaciones de la cultura.
Muchos adolescentes y jóvenes deben librar una ardua batalla para esta construcción
problemática, que incluye la estabilidad y el cambio en forma simultánea. Otros no lo
consiguen sin ayuda, al menos en el terreno de lo vocacional-ocupacional. Otro
momento significativo para replantear la identidad es la culminación de un estudio, ya
sea primario, secundario, terciario o universitario. En esos períodos se evidencian
distintas opciones entre las cuales el sujeto elegirá con un margen de autonomía acotado
por los condicionantes del momento histórico, el lugar geográfico y socioeconómico,
los mandatos y expectativas familiares, el género sexual, las oportunidades educativas y
laborales disponibles, los dinamismos dela vida psíquica consciente e inconsciente.
Estas elecciones hacen inevitables una serie de duelos, procesos depresivos más o
menos profundos durante los cuales aprenderá a despedirse del pasado y del presente
adolescente, del grupo de pares, de la forma de ser, pensar y sentir adolescente, dela
relación dependiente con la familia, de la vida escolar.
Francoise Doltó plantea los ideales que prevalecían en distintas épocas: en la Edad
Media el ideal del héroe caballeresco; en el Renacimiento, los sabios y grandes
exploradores; en la Edad Contemporánea los revolucionarios que combatían por la
libertad y los cambios sociales. En el presente siglo se darían dos momentos: uno hasta
la década del 70, caracterizado por los “ídolos” cinematográficos, musicales o
deportivos, con acentuación del narcisismo y la estética; a fines del siglo XX, hay un
crepúsculo delos dioses, una sustitución del lugar del padre por el lugar del grupo de
pares, el fin de las ideologías y el surgimiento de asociaciones humanitarias y
ecologistas.
III.- Las sociedades opulentas exportan al mundo entero la pauta de adquirir, usar
transitoriamente, descartar y volver a adquirir un modelo “mejor”, más actual. Tener es
sinónimo de poder, y se coloca en plano de igualdad con el ser. Preguntas como
“¿Somos lo que tenemos? ¿Podemos ser más si tenemos más?, etc” son preguntas que
hacen a la identidad, que se plantean en algún momento de sus elecciones, los
adolescentes y los jóvenes.
IV.- Elegir vocacionalmente no sólo es decidirse por una profesión u oficio sino
encontrarles un sentido compatible con los ideales, valores y proyectos vitales
personales. Desde los orientadores significa acompañar a cada orientado a tomar
conciencia de sí mismo, delo que sabe y lo que desconoce de sí que incide en su
identidad vocacional-ocupacional, registrar las propuestas educacionales y laborales
existentes, expandir su autonomía en el proceso de decisión, diferenciar la identidad de
la seudoidentidad vocacional-ocupacional.