Josep Fontana, “Introducción” en La historia de los hombres
La historia de un grupo humano es su memoria colectiva y cumple una función de
darle sentido de identidad al individuo y desde sus inicios ha tenido como memoria colectiva funciones sociales, de las cuales la más importante es la de legitimar el orden político y social vigente, pero a su vez también la de preservar esperanzas colectivas de los oprimidos por el orden establecido. Tradiciones orales que sirven a su vez para compartir lo que era importante para las sociedades. Habla sobre las genealogías y de las reglas de descendencia que justifican la manera de haber obtenido el poder como en las líneas de reyes de Egipto y Mesopotamia que son legitimadas para justificar al soberano reinante, es decir los historiadores manipulan la información a conveniencia del estado nación que de ese modo son proyectados al hacia el pasado. La historia en algunos casos tubo que server para de testimonio entre dioses y su pueblo, así como también tuvo interpretaciones religiosas y fue hasta la época de la ilustración que se le aporto una dimensión critica ya que desde ese momento los historiadores ampliarían su público ya que no solo escribirían príncipes letrados y clérigos, sino que también comenzarían a configurar lo que ahora es llamado como la opinión pública. Surgen algunos estados interesados en usar la enseñanza y difusión de la historia como vehículo de creación de conciencia colectiva descubrieron que los hechos también pueden tener interpretaciones polivalentes. Habla también de que este fue el medio para la teoría de la construcción social que formularían Marx y Engels al mismo tiempo que analizan la lucha de clases llevadas más allá de la visión burguesa de las historias naciones e integrarlo a su Proyecto revolucionario. La lectura nos habla de la limitación ya no incluía a todos por igual ya que era víctima de su época, es decir no hablaba de campesinos, mujeres, o grupos marginales ya que también estaba condicionada por las perspectivas de la cultura europea por lo que el desarrollo económico y tecnológico se consideraban motores esenciales del progreso universal que llevaría a los europeos y sus descendientes hacia la civilización moderna. El objetivo de la ciencia histórica debía ser “llegar a un conocimiento perfecto del mundo social y esto condicionaba la interpretación del pasado y creaba la ilusión de poder prever el futuro, un futuro en el cual el desarrollo económico se generalizaría al mundo subdesarrollado y que las sociedades desarrolladas eliminarían de su seno la pobreza, esperanzas que se vieron reforzadas con la derrota del fascismo durante la segunda Guerra mundial y la expectativa de crecimiento indefinido. Durante estos años optimistas de posguerra se compartía la creencia básica del crecimiento y asenso del hombre a lo largo del tiempo. Fue hasta los años 60 que se pudo ver que las profecías no se estaban cumpliendo y al contrario sufrían nuevas manifestaciones cíclicas de crisis en los países desarrollados y la brecha entre países ricos y pobres, así se descubrió que las Viejas alusiones no tenían fundamento. La causa principal del descredito de la historia es de que las profecías de desarrollo lineal fallaron, se ha dicho que uno de los mayores de sacar lecciones de la historia es que estas resultan ilusorias o enteramente equivocadas cuando se aplican en circunstancias diferentes. Los historiadores académicos reaccionaron mal ante este desencanto y en vez de analizar, se dedicaron a arrinconar y decidieron que el conocimiento del pasado era socialmente inútil. No podemos despreocuparnos de la función social de la historia es verdad que viejos métodos han fallado pero la respuesta no puede ser abandonar el campo al contrario debe ser buscar la manera de volver a estar en contacto con los problemas reales de hombres y mujeres de nuestro mundo, y conseguirlo esta en Buena medida en nuestros historiadores que son los únicos que pueden hacerse cargo de la ciencia de los recuerdos.
Ya para finalizar
Eugenio Montale dijo:
“Que el futuro haya de ser ineluctablemente mejor que el pasado y el presente es una opinión que ha atravesado indemne la ilustración, el positivismo, el historicismo idealista y el marxismo…. La historia no lo demuestra”