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LÓGICA I

LÓGICA FORMAL
2016
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Presentación
Este apunte está destinado exclusivamente a su uso en las materias Lógica
I y Lógica Formal de la Escuela de Filosofía de la Facultad de Filosofía y
Humanidades de la U.N.C. Constituye el material de estudio preparado por
docentes de la Cátedra de Lógica I y Lógica Formal, con la finalidad de que
los estudiantes cuenten con un texto de apoyo para el curso impartido en la
Escuela de Filosofía.
El texto cubre los puntos del programa de las asignaturas arriba referidas
e incluye algunos ejercicios para afianzar los conocimientos expuestos en cada
parte.
El material sobre el que se basa este apunte procede fundamentalmente
del texto de J. Barwise y J. Etchemendy, The Language of First Order Logic,
cuya traducción también para uso en la Cátedra de Lógica I de la Escuela de
Filosofía, El Lenguaje de la Lógica de Primer Orden, fuera realizada por el
Dr. Horacio Faas y un grupo de colaboradores, años atrás. Los dos primeros
capítulos proceden de una traducción con algunas modificaciones del capítu-
lo 1 del libro de N. Smith, Logic: The laws of Truth. Así mismo, en el texto
procedente del libro El Lenguaje de la Lógica de Primer Orden, se introdu-
jeron diversos cambios, con el fin de adaptarlo al contenido del programa de
la asignatura y a la perspectiva del curso.
En la preparación de este material han intervenido los docentes de la
Cátedra de Lógica I / Lógica Formal: Dra. Alba Massolo y Lic. Sebastián
Ferrando (Profesores Asistentes), el Dr. Diego Letzen (Profesor Adjunto),
Agustina Maini, Sara Gismondi y Andrés Ilcic (Ayudantes Alumnos) y el
Dr. Luis A. Urtubey (Profesor Titular). La preparación de la versión LATEX-
PDF, estuvo a cargo especialmente de Andrés Ilcic.
Una advertencia final respecto al carácter preliminar de este texto. La ver-
sión que se entrega aquí como apunte ha pasado por las primeras correcciones
y se ha ido ajustando de acuerdo con experiencias previas y sugerencias del
equipo de la Cátedra. No obstante, debe tenerse en cuenta que algunos ajus-
tes aún deben realizarse sobre este material. Es de esperar que tales mejoras
se irán produciendo en adelante.

Córdoba, marzo de 2016.


Índice general
I Lógica Proposicional 1
1. Lógica y argumentos 2
1.1. ¿Qué es la Lógica? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2
1.2. Proposiciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
1.3. Argumentos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
1.4. Consecuencia lógica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

2. La lógica de primer orden 21


2.1. Buenos argumentos y argumentos válidos . . . . . . . . . . . . 21
2.2. Solidez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
2.3. Lenguajes de primer orden . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
2.4. El rol especial de la lógica en la indagación racional . . . . . . 29
2.5. ¿Por qué aprender un lenguaje artificial? . . . . . . . . . . . . 31

3. Elementos de LPO 35
3.1. Constantes individuales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
3.2. Símbolos de Predicado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
3.3. Oraciones atómicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
3.4. La isla de los caballeros y bribones . . . . . . . . . . . . . . . 41
3.5. El lenguaje de primer orden de la
aritmética . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
3.6. Lenguajes generales de primer orden . . . . . . . . . . . . . . 46

4. Conectivas lógicas 50
4.1. Símbolo de Negación (¬) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
4.1.1. Semántica y la regla de juego para la negación . . . . . 51
4.2. Símbolo de conjunción (∧) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
4.3. Símbolo de Disyunción (∨) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
4.4. Símbolo del Condicional Material (→) . . . . . . . . . . . . . 56
4.4.1. Semántica y regla de juego para el condicional . . . . . 56
4.4.2. Formas españolas del condicional material . . . . . . . 57
4.5. Símbolo del Bicondicional (↔) . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58
4.5.1. La semántica para ↔ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58
4.6. Uso de las tablas de verdad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
4.7. Ambigüedad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
4.8. Traducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
4.9. Implicatura conversacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70

5. Otros usos de las tablas de verdad 73


5.1. Satisfactibilidad y verdad lógica . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
5.2. Consecuencia lógica y tautológica . . . . . . . . . . . . . . . . 76
5.2.1. Premisas inconsistentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
5.2.2. Condicional material y consecuencia lógica . . . . . . . 79
5.3. Equivalencia lógica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80

6. Métodos de demostración 86
6.1. Métodos de demostración que involucran conectivas . . . . . . 87
Cuestiones de estilo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
6.2. Método de demostración por casos . . . . . . . . . . . . . . . 91
6.3. Método de demostración por contradicción . . . . . . . . . . . 95
6.3.1. Premisas inconsistentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
6.4. Método de demostración condicional . . . . . . . . . . . . . . 100
6.4.1. Probar bicondicionales . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103

7. Demostraciones Formales 109


7.1. Reglas para la conjunción y reiteración . . . . . . . . . . . . . 110
7.2. Reglas para la disyunción: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
7.3. Reglas para la negación: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118
7.4. El uso adecuado de las subdemostraciones. . . . . . . . . . . . 120
7.5. Un ejemplo trabajado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 124
7.6. Demostraciones sin premisas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129
7.6.1. Cita de teoremas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131
7.7. Reglas para el condicional: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 132
7.8. Reglas para el bicondiconal: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 134
II Cuantificadores 137
8. Introducción a la cuantificación 138
8.1. Variables . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 140
8.2. Fbfs atómicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141
8.3. Cuantificadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141
8.4. Fbfs y oraciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143
8.5. Las cuatro formas aristotélicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . 146
8.6. El cuadrado de oposición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 148
8.7. Traducción de frases nominales complejas . . . . . . . . . . . . 153
8.8. Implicatura conversacional y cuantificación . . . . . . . . . . . 155
8.9. Cuantificadores y símbolos de función . . . . . . . . . . . . . . 159

9. Verdad y falsedad de oraciones con cuantificadores 162


9.1. Semántica para los cuantificadores . . . . . . . . . . . . . . . . 162
9.2. Equivalencias lógicas que involucran negación y cuantificado-
res . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167
9.3. Oraciones con más de un cuantificador . . . . . . . . . . . . . 170
9.3.1. Usos múltiples de un único símbolo de
cuantificación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 170
9.3.2. Cuantificadores mezclados . . . . . . . . . . . . . . . . 172
9.3.3. Traducción de oraciones . . . . . . . . . . . . . . . . . 174
9.3.4. Parafraseando el español . . . . . . . . . . . . . . . . . 175
9.3.5. Ambigüedad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 177
9.3.6. Traducciones usando símbolos de función . . . . . . . 179

10.Demostraciones con cuantificadores 182


10.1. Métodos de demostración que involucran ∀ y ∃ . . . . . . . . . 182
10.2. Demostraciones Formales y
Cuantificadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 191
10.3. Demostraciones con cuantificadores mezclados . . . . . . . . . 201
Parte I

Lógica Proposicional

1
Capítulo 1

Lógica y argumentos

1.1. ¿Qué es la Lógica?


Supongamos que usted tiene que hacer algunas compras y cuenta con x
cantidad de dinero, digamos $ 50. Ente otras cosas, tiene que comprar pan,
carne, papas, huevos, queso y jugo de naranjas. Hace una lista con estas cosas
y se dirige adonde pueda adquirirlas. Al llegar comienza a buscar los produc-
tos y va registrando los precios. Ve que el pan cuesta $11 el kg, la carne 40
el kg., el queso $38, la papa $15, los huevos $12 la docena y el jugo $13.
Luego decide qué cantidad comprará de cada uno de los productos y final-
mente constata si el dinero que tiene le alcanzará o no para pagar la compra.
A través de todo este proceso, usted tuvo que realizar una serie de opera-
ciones aritméticas elementales, que seguramente maneja desde que era niño.
Básicamente, tuvo que realizar algunas sumas y restas con números enteros
y también usar algunas fracciones y decimales, como por ejemplo si decidió
comprar ¼ kg. de pan, ½ kg. de carne, etc. Para manejarnos cotidianamente
con este tipo de cosas, como comprar los alimentos que necesitamos a diario,
precisamos realizar cálculos usando medidas y valores. De modo que resulta
útil contar con un conocimiento de las reglas o leyes de la matemática espe-
cíficas para operar con estas medidas y calcular valores, cuando necesitamos
efectuar este tipo de tareas. No obstante, nadie diría que la matemática es
la ciencia que se ocupa de este tipo de quehaceres, como la compra del pan,
la carne, etc.1 Aunque nos sea de mucha utilidad en nuestra vida cotidiana,
1 Entendemos aquí ciencia en un sentido bastante amplio, haciendo referencia a la
búsqueda sistemática de conocimiento

2
Capítulo 1 3

la matemática no puede considerarse como la ciencia que se ocupa de estas


cosas. La matemática es una ciencia abstracta, que bien puede aplicarse a
cuestiones como nuestras compras diarias y a muchas otras más. Desde la
perspectiva de la matemática, lo que importa en el caso que consideramos
son los números, cantidades, medidas y las operaciones que se realizan con
ellos, consideradas en forma abstracta, sin importar que se trate de panes,
carne, huevos, etc.
Con frecuencia la lógica se define como el estudio del razonamiento. Co-
nocer los aspectos básicos de la lógica, es en verdad esencial para razonar
bien, sin embargo sería inexacto decir que el razonamiento humano es el te-
ma principal de la lógica. Antes bien, habría que decir que la lógica mantiene
con el razonamiento una relación similar a la que la matemática tiene con
la compra de los alimentos en ejemplo anterior. Supongamos que está bus-
cando su celular y sabe que está en el bolsillo de la campera, sobre la mesa,
en el escritorio o sobre la cama. Ya comprobó que no está ni el bolsillo de
la campera ni en los otros dos sitios, razona entonces que debe estar sobre
la cama. Este es un buen modo de razonar. Cabe preguntarse por qué. La
explicación es que razonar de este modo no puede conducir de un punto de
partida o premisas verdaderas a un punto de llegada o conclusión falsa. Como
lo expresó el lógico y matemático norteamericano Charles Peirce en el siglo
XIX, cuando comenzaba a desarrollarse la lógica actual:

El propósito del razonamiento es encontrar, a partir de la consi-


deración de lo que ya conocemos, algo más que no sabemos. En
consecuencia, razonar es algo bueno siempre que esto nos propor-
cione una conclusión verdadera a partir de premisas verdaderas
y no sea de otro modo. 2

Aquí es donde interviene la lógica. La lógica trata con proposiciones –algo


que es verdadero o falso- y sus componentes, y busca descubrir las leyes que
rigen las relaciones entre la verdad y la falsedad de diversas proposiciones.
Una ley de este tipo enuncia que si una proposición presenta un número
fijo de alternativas (por ejemplo, el celular está o bien en el bolsillo de la
campera, sobre la mesa, sobre el escritorio o sobre la cama) y todas excepto
una resultan ser falsas, entonces la proposición en su conjunto no puede
ser verdadera a menos que la alternativa restante sea verdadera. Esta ley
general sobre la verdad se puede aplicar convenientemente al razonamiento:
2 Charles Sanders Peirce. “La fijación de la creencia”, 1877.
Capítulo 1 4

justamente el caso particular de razonamiento que consideramos en el ejemplo


anterior, resulta ser bueno a causa de la vigencia de esta ley general. Esta
nos dice que si el celular realmente está en uno de los cuatro sitios, y no está
en ninguno de los tres primeros, entonces debe estar en el cuarto. De allí que
el razonamiento no puede conducirnos de un comienzo verdadero a un final
falso.
Por eso mismo, sería inexacto definir la lógica sólo como la ciencia del
razonamiento. Antes bien, algunos autores han considerado más acertado
decir que la lógica es la ciencia de la verdad (entendiendo por “ciencia” –como
ya dijimos- el estudio sistemático de algo en particular). Como lo señaló
Gottlob Frege, uno de los pioneros de la lógica moderna:

Así como “bello” refiere a la estética y “bueno” a la ética, del


mismo modo una expresión como “verdadero”, refiere a la lógica.
Todas las ciencias tienen la verdad como objetivo; pero la lógica
se interesa por esta de un modo bastante diferente: la lógica tiene
con la verdad la relación que la física tiene con el calor o el peso.
Descubrir la verdad es la tarea de todas las ciencias, le toca a la
lógica discernir las leyes de la verdad. 3

Un ingeniero puede tener como uno de sus objetivos la construcción de buenos


edificios. No es su objetivo, no obstante, desarrollar una plena comprensión
de las leyes de la mecánica. Este es el objetivo de la física. De igual modo,
en el campo de la física, los científicos tratan de encontrar verdades (teorías
verdaderas) sobre el mundo, pero no constituye el propósito de la física el
desarrollo de una comprensión acabada de las leyes de la verdad. Este sería
–de acuerdo con autores como Frege– el objetivo de la lógica. El trabajo en
lógica consiste entonces en desarrollar un marco en el cual se pueda dar una
representación detallada –completamente general– de las proposiciones (es
decir, aquello que es verdadero o falso) y sus componentes, e identificar las
leyes generales que gobiernan el modo en que la verdad se propaga a través
de ellas.
Visto de este modo, el primer interés de la lógica está en la verdad y no
únicamente en el razonamiento. No obstante, la lógica es muy útil cuando se
aplica al razonamiento –dado que queremos evitar aquellos modos de razonar
que podrían conducirnos desde premisas verdaderas a una conclusión falsa.
Así como la matemática se aplica a muchas cosas además de las compras
3 Gottlob Frege. “El Pensamiento”. 1918–19.
Capítulo 1 5

cotidianas, la lógica se aplica también a otras cosas además del razonamiento


humano. Por ejemplo, la lógica tiene un papel fundamental en las ciencias
de la computación, tiene aplicaciones importantes en el estudio del lenguaje
humano y de los lenguajes artificiales y tiene también un rol central en los
fundamentos teóricos de la matemática misma.
Seguiremos aquí un enfoque más afín a esta línea de pensamiento. Ello
nos permitirá también tener en cuenta no sólo la utilidad de la lógica para
el razonamiento en general, sino también su aplicación en diversas áreas de
conocimiento y en otras disciplinas.

Recordar

Sería inexacto definir la lógica sólo como la ciencia del razonamien-


to. El interés de la lógica está en la verdad y no únicamente en el
razonamiento. No obstante, la lógica es muy útil cuando se aplica al
razonamiento –dado que queremos evitar aquellos modos de razonar
que podrían conducirnos desde premisas verdaderas a una conclusión
falsa.

1.2. Proposiciones
Aceptamos entonces que la lógica se ocupa de las leyes de la verdad. El
objeto de estudio central en lógica lo constituye entonces aquello que puede
ser verdadero o falso. Por ello será conveniente contar con un nombre para
estas entidades. Usaremos el término “proposición” con este propósito. Es
decir, que una proposición es algo que puede ser verdadero o falso. Ahora bien,
¿qué clase de cosas son las proposiciones? ¿Y qué hace que una proposición
sea verdadera o falsa? La idea fundamental resulta ser esta: una proposición
es una afirmación sobre cómo son las cosas. Representa alguna forma en que
es el mundo; y es verdadera si el mundo es de este modo, en caso contrario
es falsa. Esta idea se remonta al menos a Platón (360 a.c.) y a Aristóteles
(350 a.c). En el diálogo de Platón Cratilo (o del lenguaje), se encuentra el
siguiente pasaje:

SOCRATES: Pero ¿qué hay sobre la verdad, entonces? Debes


reconocer que hay palabras para la verdad y la falsedad.
HERMOGENES: Efectivamente.
Capítulo 1 6

SOCRATES: ¿Y hay proposiciones verdaderas y falsas?


HERMOGENES: Seguro.
SOCRATES: ¿Y una proposición verdadera afirma aquello que
es, y una falsa lo que no es?
HERMOGENES: Sí, ¿qué otra respuesta sería posible?

En un célebre pasaje de la Metafísica de Aristóteles leemos:

Definimos lo que es verdadero y lo que es falso. Decir de lo que es


que no es, o de lo que no es que es, es falso, mientras que decir de
lo que es que es, y de lo que no es que no es, es verdadero. (Libro
IV (Γ), 7)

Contrastando con esto, lo que no es una proposición no representa que el


mundo sea de un modo u otro. No son afirmaciones sobre cómo son las cosas.
De allí que no puede ser verdadero o falso. No puede decirse que el mundo
es (o no es) del modo en que lo representa algo que no es una proposición,
precisamente porque no se trata de una afirmación sobre el modo en que sea
el mundo.

Veamos algunos ejemplos de proposiciones:

1. La nieve es blanca.

2. El piano es un instrumento de múltiples cuerdas.

3. La nieve es verde.

4. Las naranjas son naranja.

5. La máxima distancia recorrida el 13 de marzo de 2002 por un peatón


en el centro de Córdoba fue de 3 Km.

6. Tengo hambre.

Observe que no es necesario que una proposición sea verdadera (3); que
una proposición puede ser obviamente verdadera, de modo que nunca nos
preocuparemos en decir que lo sea (4); y que puede ser que no tengamos
modo de saber si una proposición es verdadera o falsa (5). Lo que estos
ejemplos tienen en común, es que en ellos se hacen afirmaciones sobre el
Capítulo 1 7

modo en que son las cosas: representan un modo en que es el mundo. Por lo
tanto, tiene sentido decir de cada una de ellas, que es verdadera (es decir,
que el mundo es de la forma que lo representa) o falsa (las cosas no son de
este modo) –incluso si no tenemos modo de saber cómo son realmente.
Ejemplos en los que no tenemos proposiciones, son los siguientes:

7. ¡Ouch!

8. ¿Dónde estás?

9. ¡Deténte!

10. ¡Abre la puerta!

11. Hola.

12. ¿Está abierto?

Puede ser algo apropiado o inapropiado decir “Hola” (o “¡abre la puerta!”,


etc.) en diversas ocasiones, pero no puede decirse que sea algo verdadero o
falso. Es así, porque cuando digo “hola”, no estoy haciendo una afirmación
acerca del modo en que es el mundo: no represento una forma en que las
cosas son. Estos casos en que no tenemos proposiciones, se pueden clasificar
a su vez en preguntas (8, 12), órdenes (7, 9, 10), exclamaciones (7), etc. A
nuestros fines, esta clasificación carece ya de importancia, puesto que lo que
no sea una proposición está más allá de nuestra área de interés. En cuanto
no pueden ser verdaderas o falsas, se hallan más allá del dominio de las leyes
de la verdad.
No analizaremos con más detalle qué son las proposiciones. Si bien pro-
posiciones y oraciones se hallan muy relacionadas, es mejor distinguirlas y
quizás en última instancia podría admitirse que las proposiciones fueran al-
gún tipo de oraciones. Simplemente hemos preferido continuar sin asumir
que las proposiciones –que ubicamos como el objeto de estudio de la lógica–
pudieran reducirse a entidades que nos resultan más familiares, como las
oraciones. A raíz de los problemas que presenta la identificación de las pro-
posiciones con las oraciones –como se puede ver en los ejercicios anteriores-
la decisión de distinguirlos tiene suficientes motivaciones.
Ahora bien, cabe preguntarse, si las proposiciones no son meras oracio-
nes, ¿qué son? Podrían comenzar a parecernos entidades misteriosas. Podría
describir la afirmación puntual de la oración “Yo tengo hambre”, y tal vez
Capítulo 1 8

en cierto sentido, puedo inclusive describir la oración como entidad gramati-


cal abstracta. Pero ¿cómo describir la proposición que expresa esta oración
(cuando un hablante la emite en una situación particular)? Sería un error
metodológico tratar de responder a esta pregunta detalladamente en este
momento. Una de las tareas de la lógica es justamente proporcionarnos una
comprensión de las proposiciones –aquello que es verdadero o falso. Lo que
necesitamos para iniciar el estudio de la lógica –lo que necesitamos en este
punto de nuestro estudio– es sólo una idea general o aproximada sobre lo
que intentamos dar cuenta con más precisión. (La necesitamos para orientar
nuestra búsqueda). Sin duda ya contamos con un concepto aproximado de
lo que es una proposición: es una afirmación sobre el mundo; es verdadera
cuando el mundo es tal como se afirma y en otro caso es falsa; es expresada
por una oración emitida en un contexto particular, pero no es idéntica con
la emisión de la oración ni con ésta considerada en su forma gramatical abs-
tracta (como oración que pertenece a una lengua particular). Para nuestros
fines, será suficiente con esto.4

Recordar

Usaremos el término “proposición” con el propósito de designar algo


que puede ser verdadero o falso. La idea fundamental resulta ser esta:
una proposición es una afirmación sobre cómo son las cosas. Repre-
senta alguna forma en que es el mundo; y es verdadera si el mundo
es de este modo, en caso contrario es falsa.

Ejercicios y Problemas
Atendiendo a lo visto hasta ahora, responda a los siguientes problemas.
En todos los casos procure justificar la respuesta.

Problema 1.1. En el siguiente diálogo, ¿expresan Álvaro y Carolina la mis-


ma proposición?
-Iván: Está lista la comida, ¿quién tiene hambre?
-Álvaro: Tengo hambre.
-Carolina: Yo también.
4 Se puede ampliar la información relativa a este punto en Haack, S. Filosofía de las
Lógicas, cap. 6. Ed. Cátedra, 1982.
Capítulo 1 9

-David: Yo no.

Problema 1.2. ¿Expresan Iván y John la misma proposición?:


-Iván: Álvaro está famélico.
-Álvaro: ¿Cómo es eso en inglés?
-John: Alvaro is starving.

Problema 1.3. ¿Expresan Álvaro y Carolina proposiciones distintas?:


-Álvaro: Iván dijo que tenía hambre.
-Carolina: No.

1.3. Argumentos
Como vimos antes, se puede decir que las leyes de la verdad sustentan
los principios del buen razonamiento. Ahora bien, el razonamiento se pre-
senta bajo distintas formas en el habla cotidiana, en la lengua escrita, y en
el pensamiento. A fin de facilitar la discusión del razonamiento, resulta útil
introducir una manera estándar en la cual representarlo. Con este propósito
nos valdremos aquí del concepto de “argumento”. Como es el caso con el uso
del término “proposición”, este uso del término “argumento” es de carácter
técnico, lo que constituye una abstracción del significado usual de este tér-
mino.5 En este sentido, un argumento será una secuencia de proposiciones. A
la última proposición del argumento, la denominaremos conclusión. Intuiti-
vamente la consideramos como la afirmación, cuya verdad se está tratando de
establecer a través del proceso de razonamiento. Las restantes proposiciones,
son las premisas. Intuitivamente las pensamos formando la base sobre la cual
se intenta establecer la conclusión. El número de premisas es finito (puede
ser cero). Los argumentos pueden representarse de la siguiente forma:

Premisa 1
Premisa 2
5 Debemos advertir que no todos los autores siguen esta distinción. El uso del término
“argumento” es por ello diferente y algunas veces inclusive se denomina argumento a lo
aquí estamos llamando razonamiento. La distinción que seguimos es a los fines de facilitar
el análisis lógico.
Capítulo 1 10

Conclusión

En este caso usamos una línea horizontal para separar la conclusión de las
premisas.

La conclusión puede indicarse también por medio de la expresión “por lo


tanto” (a veces abreviada por medio de “∴”).

Premisa 1
Premisa 2
Premisa 3
∴ Conclusión

Se puede también presentar un argumento en forma lineal, con las premisas


separadas por comas y la conclusión separada por la barra y los tres puntos
(el símbolo de “por lo tanto”):

Premisa 1, Premisa 2, Premisa 3, , Premisa 4 /∴ Conclusión

Consideremos por ejemplo un razonamiento cotidiano. No tengo reloj y quie-


ro saber qué hora es. Observo que el negocio de la esquina está cerrando, y
yo sé dado mi conocimiento de los horarios comerciales, que este comercio
cierra a las 20 hs. Concluyo entonces que es esa hora. Podemos representar
este razonamiento mediante el siguiente argumento:

Si el negocio de la esquina está cerrando, son las 20hs.


El negocio de la esquina está cerrando.
∴ Son las 20hs.
Capítulo 1 11

Cuando consideramos un razonamiento en el lenguaje común con la inten-


ción de representarlo como un argumento, identificamos la conclusión como la
proposición que el hablante trata de establecer –para la cual da sus razones-
y las premisas como las razones que da para apoyar la conclusión. Hay frases
que se usan frecuentemente para indicar la conclusión, como por ejemplo,
“por lo tanto”, “de ahí” o “de allí”, “se sigue que”, “de este modo”. Entre las
frases que indican las premisas se encuentran: “dado que”, “ya que”, “pues-
to que”. Sin embargo, no siempre encontramos estas expresiones, e incluso
cuando aparecen no siempre indican premisas o conclusiones, respectivamen-
te. De allí que no haya una receta que podamos seguir en forma mecánica
cuando representamos razonamientos del lenguaje común como argumentos.
Debemos considerar cuidadosamente el razonamiento expresado en el lengua-
je corriente, lo que el hablante trata de establecer (esta será la conclusión) y
qué razones da para apoyar su conclusión (estas serán las premisas).
Algo que debemos observar es que cuando representamos un razonamiento
como un argumento en el sentido técnico –es decir, como una secuencia de
proposiciones– siempre pondremos la conclusión al final. No obstante, en el
lenguaje común la conclusión de un razonamiento no siempre se ubica al
final.
En el ejemplo siguiente, la conclusión no se encuentra al final: Platón era
ateniense, puesto que todos los discípulos de Sócrates eran atenienses y Pla-
tón era discípulo de Sócrates. De modo que representamos este razonamiento
con el siguiente argumento:

Todos los discípulos de Sócrates eran atenienses


Platón era discípulo de Sócrates
Por lo tanto, Platón era ateniense

Hay que observar que si bien a todo razonamiento corresponderá un argu-


mento, no es el caso contrario. Dada la manera en que definimos lo que es
un argumento, es decir como cualquier secuencia de una o más proposicio-
nes, hemos permitido que haya argumentos que no corresponderían a ningún
razonamiento. Este es el caso del siguiente ejemplo:
Capítulo 1 12

La nieve es verde
El invierno fue húmedo

Esta generosidad al considerar argumentos, que puede sorprender al prin-


cipio, resulta a la postre algo conveniente. La razón es la siguiente. Como
veremos más adelante con más detalle, uno de los objetivos principales de
la lógica es dar cuenta de la validez de cualquier razonamiento, sin importar
de qué trate. Más adelante precisaremos también qué significa validez y cuál
es su importancia. De modo que, cuanto más cosas se consideren argumen-
tos, más amplia será la noción de validez y su aplicación. Si restringiéramos
la noción de argumento, entonces correríamos el riesgo de dejar fuera algún
razonamiento que pudiera considerarse un argumento y que no podría re-
presentarse como tal por haber restringido de esta noción. El enfoque que
presentamos evita este problema al darle un sentido técnico al término “argu-
mento”, distinto de cualquier otro que usualmente se le da a esta expresión,
en virtud del cual no importa ya que no todo argumento corresponda a un
razonamiento del lenguaje común.
Recordar

A fin de facilitar la discusión del razonamiento, resulta útil introducir


una manera estándar en la cual representarlo. Con este propósito nos
valdremos del concepto de “argumento”. Como es el caso con el uso
del término “proposición”, este uso del término “argumento” es de ca-
rácter técnico, lo que constituye una abstracción del significado usual
de este término. En este sentido, un argumento será una secuencia de
proposiciones. A la última proposición del argumento, la denomina-
remos conclusión. Las restantes proposiciones, son las premisas.

Ejercicios y Problemas
Problema 1.4. Represente como argumentos los siguientes razonamientos.
1. Si la bolsa cae, miles de inversores perderían todas sus inversiones. Por
ello, la bolsa no caerá.
Capítulo 1 13

2. Cuando un político se mete en negocios sucios, termina en la cárcel.


Ningún político terminó en la cárcel. Así es que ningún político estuvo
metido en negocios sucios.

1.4. Consecuencia lógica


Se ha dicho que hasta un perro puede efectuar ciertos razonamientos, por
lo cual entendería algo de lógica:

“Según Crisipo, quien, sin embargo tanto denuesta a los ani-


males irracionales, también el perro participa de la famosa dia-
léctica, pues –afirma– utiliza el quinto de los varios silogismos
indemostrables, cuando al llegar a una encrucijada de tres ca-
minos, tras haber seguido la pista por los dos caminos que no
transitó la presa, de inmediato se dirige decididamente al tercer
camino sin detenerse a husmear. Por lo tanto –afirma el antiguo–,
el perro razona virtualmente así: “la presa fue por este camino,
por ese o por aquel otro. No fue por este ni por ese, luego fue por
aquel.” 6

La situación a la que se refiere Sexto podría ser la siguiente. Supongamos


que un perro está persiguiendo a una liebre a través del bosque y llega a
una bifurcación en un sendero. El perro no ve a la liebre y no sabe qué
dirección tomó, pero sabe (dado que la maleza a ambos lados del sendero
es impenetrable) que fue por la derecha, por el centro, o por la izquierda
(primera premisa). El perro olfatea dos de los senderos tratando de sentir
el olor. Si no siente el olor, entonces sabe que la liebre no fue por estos dos
senderos (segunda premisa). En este caso el perro inmediatamente sale a la
carrera por el sendero que queda, sin detenerse ya a olfatearlo. Dado que
el perro sabe, por pura lógica, es decir, sin detenerse ya a olfatearlo, que la
liebre se fue por tercer sendero: debe ser así, puesto que debió irse por el
primero o por el segundo, o por el tercero, y no fue por ninguno de aquellos
dos, de modo que sólo cabe la alternativa de que se fue por el tercero.
El argumento tendría esta forma:

La presa tomó el sendero de la izquierda o del centro, o el de


la derecha.
6 Sexto Empírico. Hipótesis pirrónicas.
Capítulo 1 14

La presa no tomó el sendero de la izquierda.


La presa no tomó el sendero del centro.
∴ La presa tomó el sendero de la derecha.

Se trata de un buen argumento. ¿Pero, qué lo hace bueno? ¿Qué tiene de


bueno? Podemos decir que dos cosas. Lo primero es que dado que las premisas
son verdaderas, no hay posibilidad de que la conclusión no lo sea. Se puede
expresar esto de diversos modos:

La verdad de las premisas garantiza la verdad de la conclusión.

Es imposible que las premisas sean todas verdaderas y la conclusión no


lo sea.

No hay modo de que las premisas sean verdaderas sin que lo sea la
conclusión.

A esta propiedad la denominaremos Preservación Necesaria de la Verdad


(PNV) y de un argumento que tenga esta propiedad, diremos que preserva
necesariamente la verdad (PNV).
Consideremos otro ejemplo.

(1)Todos los collies son perros


Snoopy es un perro.
∴ Snoopy es un collie.
¿Podemos imaginar una situación en que las premisas sean verdaderas, pero
que la conclusión sea falsa? Sí: supongamos que (como es de hecho) todos los
collies son perros (de modo que la primera premisa es verdadera) y supon-
gamos que Snoopy es un beagle (y por ello un perro, o sea que la segunda
premisa es verdadera), pero en este caso, la conclusión es falsa. Por lo tanto,
el argumento no es un argumento-PNV (un argumento que preserva necesa-
riamente la verdad). Consideremos ahora un tercer ejemplo:

(2)Todos los beagles son perros.


Snoopy es un Beagle.
∴ Snoopy es un perro.
Capítulo 1 15

¿Podemos imaginar una situación en la cual las premisas sean verdaderas


y la conclusión falsa? Ciertamente no. Suponer que la primera premisa es
verdadera, significa suponer que (representando la situación visualmente) la
línea que encierra a todos los beagles, no atraviesa la línea que delimita a
todos los perros (Figura 1.1). Suponer que la segunda premisa sea verdadera,
significa suponer que Snoopy se halla dentro de la línea trazada alrededor de
todos los beagles. Pero entonces es imposible que Snoopy se encuentre fuera
de la línea trazada alrededor de los perros –es decir que es imposible que la
conclusión sea falsa. Por lo tanto el argumento (2) es un argumento-PNV.

PERROS
Beagles

• Snoopy

Figura 1.1: El argumento es válido

Hay algo más respecto al primer argumento, además de que sea PNV.
Consideremos la siguiente serie de argumentos:

(3)Snoopy es pequeño y Lassie tiene pelo largo


∴ Lassie tiene pelo largo.

(4)La Filosofía es interesante, y la lógica es gratificante.


∴ La lógica es gratificante.

(5)Ernesto es hermano de Susana.


∴ Susana es hermana de Ernesto.

(6)El vaso que está sobre la mesa tiene agua.


∴ El vaso que está sobre la mesa contiene H2 O.

Todos estos argumentos son argumentos-PNV, pero consideremos por qué


cada argumento tiene esta propiedad: qué es lo que en cada caso subyace al
Capítulo 1 16

hecho de que no puedan ser verdaderas las premisas y la conclusión falsa.


En el caso del argumento (4), es la forma o estructura del argumento
que hace que sea un argumento-PNV. Este argumento tiene una estructura
compleja, está construido a partir de proposiciones que constan a su vez
de partes. Es justamente el modo particular en que se disponen las partes
para formar el argumento –es decir, la forma o estructura del argumento– lo
que asegura que sea un argumento-PNV. Para que la premisa sea verdadera,
deben ocurrir dos cosas: que Snoopy sea pequeño y que Lassie tenga pelo
largo. La conclusión afirma que ocurre lo segundo: que Lassie tiene el pelo
largo. Está claro, que no hay manera de que la premisa sea verdadera sin
que lo sea la conclusión. Podemos verlo sin saber qué sean Snoopy y Lassie
(gatos, perros, caricaturas), eso no importa. Inclusive no necesitamos saber
qué significa “pequeño” ni “pelo largo”. Podemos ver que, fueran lo que fuesen
Snoopy y Lassie, y cualesquiera fuesen las propiedades que les atribuyéramos
mediante las expresiones “pequeño” y “pelo largo”, si es verdad que Lassie
tiene el pelo largo y Snoopy es pequeño, entonces debe ser verdad que Lassie
tiene el pelo largo.
Lo mismo puede decirse con respecto al argumento (4). No necesitamos
saber lo que sea la filosofía y la lógica –o lo que signifique que algo sea
interesante o gratificante– para ver que si la premisa es verdadera, entonces
la conclusión debe ser verdadera también. En realidad, está bastante claro
que cualquier argumento que tenga la forma siguiente será válido,

pyq
q
(Aquí las letras p y q representan proposiciones).

No importa qué proposiciones pongamos en lugar de p y de q: podemos ra-


zonar como arriba lo hicimos y convencernos de que el argumento es válido.
Contrasta con esto el caso de los argumentos (5) y (6). En el caso de (5),
para ver que la premisa no puede ser verdadera y la conclusión falsa, necesi-
tamos conocer el significado de los términos que aparecen en el argumento.
Tenemos que saber –en este caso– que Susana es un nombre de mujer, que
los significados de “hermana” y “hermano” se relacionan de algún modo: si
una persona x es la hermana de una persona de sexo masculino y, entonces
y es hermano de x. Según esto, si reemplazáramos estos términos con otros
de significado diferente, el argumento podría no ser válido. Por ejemplo:
Capítulo 1 17

(7)Susana es amiga de Ernesto


∴ Susana es tía de Ernesto

(8)Ernesto es hermano de Alfonso


∴ Alfonso es hermana de Ernesto

Se aprecia la diferencia con lo que sucedía en el caso del argumento (4),


en donde podíamos reemplazar los términos como quisiéramos y el argumen-
to que resultaba seguía siendo un argumento-PNV. En el caso de (6), para
ver que no puede ser la premisa verdadera y la conclusión falsa, necesitamos
tener cierto conocimiento científico: necesitamos saber que la composición
química del agua es H2 O. De modo que si reemplazáramos el término “agua”
por otra sustancia con otras propiedades químicas –o el término “H2 O” con
el término que corresponda a otro compuesto– entonces el argumento puede
que ya no sea un argumento-PNV. Por ejemplo:

(9)El vaso que está sobre la mesa tiene arena


∴ El vaso que está sobre la mesa contiene H2 O

(10)El vaso que está sobre la mesa tiene agua.


∴ El vaso que está sobre la mesa contiene N2 O

Puede verse entonces que algunos argumentos-PNV lo son en virtud de su


forma o estructura: simplemente por la manera en que está construido el ar-
gumento, no puede suceder que la conclusión sea falsa, siendo verdaderas las
premisas. Otros argumentos-PNV no lo son en virtud de su forma o estruc-
tura: el modo en que está construido no garantiza que sea imposible que las
premisas sean verdaderas y la conclusión sea falsa. Antes bien, que no pueda
pasar esto depende de otros hechos específicos, ya sea relativos al significado
de los términos del argumento (por ejemplo, que “Susana” sea un nombre
femenino) o bien hechos relativos a los objetos con los que estos términos se
hallan relacionados en el mundo. O inclusive de ambas cuestiones. Si un ar-
gumento es un argumento-PNV en virtud de su forma o estructura, entonces
Capítulo 1 18

decimos que es válido, y decimos que la conclusión es una consecuencia lógica


de las premisas. Tenemos entonces dos aspectos de la validez/consecuencia
lógica:

1. Las premisas no pueden ser verdaderas y la conclusión falsa.

2. La forma del argumento garantiza que es un argumento-PNV.

De un argumento que no es válido, se dice que es inválido. Un argumento


puede ser inválido porque no es un argumento-PNV o porque, aunque lo
fuera, este hecho no resulta de la estructura del argumento. Obsérvese que la
anterior no es una definición precisa de validez: es sólo el enunciado de una
idea intuitiva fundamental. Uno de los objetivos de la lógica es proporcionar
un análisis preciso de la validez o consecuencia lógica. Esta idea directriz
que hemos establecido –según la cual validez es poseer la propiedad PNV
en virtud de la forma– se puede encontrar, por ejemplo, en la discusión del
concepto de consecuencia lógica introducida por el lógico polaco Alfred Tarski
en la década de 1930, en donde se la presenta como la concepción tradicional
e intuitiva:

Destaco [...] que el tratamiento del concepto de consecuencia


que he propuesto, no pretende tener ninguna originalidad. Las
ideas de las que hace uso, seguramente resultarán muy conocidas
[...] Nuestro punto de partida son ciertas consideraciones de tipo
intuitivo. Consideremos una clase K de oraciones y una oración X
que se sigue de las oraciones de esta clase. Desde un punto de vis-
ta intuitivo nunca puede suceder que la clase K conste solamente
de oraciones verdaderas y la oración X sea falsa. Así mismo, dado
que aquí nos interesa el concepto de consecuencia lógica, es decir,
formal, y por ello nos interesa una relación que sólo está deter-
minada por la forma de las oraciones entre las cuales se sostiene
dicha relación, esta no puede estar influenciada de ningún modo
por el conocimiento empírico, y en particular por el conocimiento
relativo a los objetos a los cuales refiere la oración X o las ora-
ciones de la clase K [...] Las dos circunstancias indicadas parecen
ser características esenciales del concepto de consecuencia.” 7

7 Alfred Tarski, “On the concept of logical consequence”, 1936. La verdad puede decirse
Capítulo 1 19

En verdad, la idea se remonta a Aristóteles, quien comienza afirmando: “Una


deducción es un discurso en el cual, habiendo establecido ciertas cosas, algo
diferente se sigue de ellas de forma necesaria por el hecho de que sean lo que
son”.8 Esta es la idea de preservar necesariamente la verdad (PNV). Luego,
cuando discute los argumentos, Aristóteles presenta primero la forma de un
argumento de modo abstracto, usando letras en lugar de los términos para
formar esquemas, por ejemplo:

Todo C es B
Ningún B es A
Por lo tanto, ningún C es A.

Deriva entonces argumentos específicos poniendo términos específicos en lu-


gar de las letras, por ejemplo:

Todo cisne es blanco.


Ninguna cosa blanca es un cuervo.
Por lo tanto, ningún cisne es un cuervo.

El razonamiento que pone de manifiesto que el argumento es PNV, se desa-


rrolla al nivel de las formas de argumentos (es decir, con las letras A, B
y C; no con cuervos, cosas blancas y cisnes). Resulta entonces claro que a
Aristóteles le interesaban aquellos argumentos-PNV en virtud de su forma.
o predicarse de las oraciones de un lenguaje, aunque son las proposiciones expresadas por
las oraciones lo que resulta ser verdadero o falso, como ya vimos. En este sentido elíptico
–podría decirse– debe entenderse el texto cuando dice que una oración es verdadera o falsa,
eludiendo la referencia explícita a las proposiciones expresadas por ellas.
8 Primeros Analíticos, -b. 1
Capítulo 1 20

Recordar

Cuando en un argumento no hay modo de que las premisas sean


verdaderas sin que lo sea la conclusión, se dice que preserva
necesariamente la verdad (o que es un Argumento-PNV).

Algunos argumentos-PNV lo son en virtud de una forma o es-


tructura: simplemente por la manera en que está construido el
argumento, no puede suceder que la conclusión sea falsa, siendo
verdaderas las premisas

Otros argumentos-PNV no lo son en virtud de una forma o


estructura: el modo en que está construido no garantiza que
sea imposible que las premisas sean verdaderas y la conclusión
sea falsa.

Si un argumento es un argumento-PNV en virtud de una forma


o estructura, entonces decimos que es válido, y decimos que la
conclusión es una consecuencia lógica de las premisas.

Ejercicios y Problemas:
Problema 1.5. Relea la cita de Tarski y considere si en alguna parte de la
misma se alude a la idea de que un argumento válido debe tener la propiedad
PNV y si debe tener esta propiedad en virtud de su forma. Considere si
Tarski asigna alguna importancia a estas ideas con respecto al concepto de
consecuencia.
Capítulo 2

La lógica de primer orden

2.1. Buenos argumentos y argumentos válidos


En el capítulo anterior hemos considerado varios ejemplos de argumentos
y hemos considerado si son válidos. Trabajamos a un nivel intuitivo, viendo si
podemos imaginar situaciones en las cuales las premisas son verdaderas y la
conclusión falsa. Este enfoque dista de ser el ideal. Supongamos que alguien
afirmara que no puede imaginar una situación en la cual las premisas del ar-
gumento (1) sean verdaderas y la conclusión falsa –o que alguien sostuviera
algo análogo respecto al argumento (5). ¿Qué le responderíamos? ¿Podría-
mos mostrarle que está equivocado? Lo que deberíamos tener para eso es
un método de prueba exhaustivo para determinar si un argumento dado es
válido: un método que estableciera más allá de toda duda si el argumento es
válido y que pudiera aplicarse de manera directa y rutinaria sin hacer uso de
la intuición o la imaginación. Piense en el modo en que convence a alguien
que 1.257+2.874 = 4.131. No necesita recurrir a su imaginación o intuición:
simplemente efectúa la suma de manera mecánica hasta llegar al resultado.
Este proceso se divide en partes (se ubican los números apropiadamente, se
suman los menores que 10 y se lleva 1 dígito), cada una de estas partes es
bastante elemental y rutinaria. Lo que sería bueno tener en el caso de la
validez es algo similar: un conjunto de reglas simples que se puedan apli-
car a un argumento siguiendo un orden determinado y que eventualmente
nos lleve al veredicto correcto: válido o inválido. Dicho con más precisión, lo
que queremos es un procedimiento efectivo para determinar la validez que
siempre proporcione el resultado correcto. Se dice que un procedimiento es

21
Capítulo 2 22

“efectivo” si puede formularse mediante un número finito de instrucciones,


que deben aplicarse en un orden establecido, en el cual cada instrucción es
(1) mecánica (no requiere de ningún tipo de ingenio o habilidad intelectual
para ser ejecutada –una computadora podría programarse para hacerlo); (2)
determinista (no requiere de procesos aleatorios, como por ejemplo, el resul-
tado de arrojar una moneda); y (3) termina en un tiempo finito (sólo requiere
de una cantidad de tiempo finito para ser completada). Como veremos, tales
procedimientos existen para cierto tipo de argumentos.1
Recordemos la cita anterior de Peirce, que termina diciendo “el razona-
miento es bueno si es tal que proporciona una conclusión verdadera a partir
de premisas verdaderas, y no de otro modo”. La propiedad del razonamiento
a la que Peirce alude aquí, es la que denominamos PNV. En ese pasaje, Peirce
equipara PNV con buen razonamiento. Esta equiparación parece ser excesi-
va –si buen razonamiento se entiende en la forma usual del sentido común.
Por ejemplo, supongamos que alguien cree que hay agua en el vaso que está
sobre la mesa, pero no concluye que en el vaso hay H2 O. Esto no quiere decir
necesariamente que algo funcione mal en su capacidad de razonar: puede tra-
tarse de alguien completamente racional, pero que simplemente no sabe que
la composición química del agua es H2 O. Podríamos criticar a esta persona
porque no sabe química básica –pero sólo si suponemos que debe conocerla
(porque fue al colegio, por ejemplo) pero en todo caso no podríamos decir
que no razonó bien. Por esta razón no podríamos equiparar el buen razona-
miento con PNV simpliciter. ¿Podríamos equipararlo con la validez (es decir,
PNV en virtud de la forma)? Esta idea parece plausible a primera vista. Por
ejemplo, si alguien cree que Alfonso está aburrido y Sebastián está dormido,
pero no cree que Sebastián esté dormido, entonces ciertamente parece que
algo está mal con respecto a su capacidad de razonar. Sin embargo, inclu-
sive la tesis que el razonamiento es bueno si y sólo si es válido (opuesta a
la que sólo toma en cuenta PNV),también asumiría una posición demasiado
exigente. Un argumento bien puede ser válido sin ser un buen argumento (en
un sentido intuitivo). En el otro sentido, muchos buenos razonamientos (en
un sentido intuitivo) no son válidos, dado que la verdad de las premisas no
1 Lamecanización del razonamiento tuvo un largo desarrollo en la historia de la filosofía.
Un importante precedente es el Ars Magna de Ramón Llul (1232-1315), cuyo objetivo era
demostrar, con esta máquina, la veracidad de las doctrinas cristianas, trabajo que fue
continuado en el siglo XVI por Giordano Bruno , y por Leibniz en el XVII que perfeccionó
la máquina en su obra De Ars Combinatoria. Estos intentos alcanzan su punto culminante
en la obra de Gödel y Turing, en la primera mitad del siglo pasado.
Capítulo 2 23

garantiza la verdad de la conclusión, sino que solo la hace muy probable.


Los razonamientos cuya validez es un requisito previo para considerarlos
buenos, se denominan usualmente razonamientos deductivos. Tipos impor-
tantes de razonamientos no deductivos son los razonamientos inductivos –en
los cuales se extrae una conclusión sobre eventos futuros basándose en ob-
servaciones anteriores (por ejemplo, hemos visto la salida del sol todos los
días por mucho tiempo, por lo tanto también saldrá mañana), o se obtienen
conclusiones generales basándose en observaciones de instancias específicas
(por ejemplo, todo trozo de sal que pusimos en el agua se disolvió, por lo
tanto la sal es soluble)– y los razonamientos abductivos –también conocidos
como “inferencia a la mejor explicación”– en los cuales se razona a partir de
los datos obtenidos hacia la mejor explicación disponible para estos datos
(por ejemplo, se concluye que lo hizo el mayordomo, porque esta hipótesis
encaja mejor con las pistas). Así como la validez es un criterio para calificar
un argumento deductivo como bueno, el criterio análogo para el caso de los
argumentos no deductivos recibe a veces la denominación de fuerza induc-
tiva: un argumento es inductivamente fuerte en caso de que sea improbable
–lo que se opone a imposible, en el caso de la validez- que sus premisas sean
verdaderas y su conclusión falsa.
Como se puede apreciar la relación entre validez y buenos razonamientos
es bastante compleja. No nos ocuparemos de ella aquí con más detalle, dado
que nuestro asunto es la lógica, y hemos optado por considerar más bien a la
lógica como la ciencia de la verdad, y no como la ciencia del razonamiento. Sin
embargo, hay algo que sí parece ser cierto: si nos interesa el razonamiento –y
la clasificación de los razonamientos en buenos o malos– entonces siempre será
importante la pregunta sobre la validez del razonamiento. Esto es verdad sin
tomar en cuenta qué razonamiento estemos considerando, ya sea deductivo o
inductivo. La respuesta a la pregunta ¿es válido el razonamiento? no cerrará
del todo el problema sobre si el razonamiento es bueno –pero nunca carecerá
de relevancia para esta cuestión. Por lo tanto, si vamos a aplicar la lógica
–las leyes de la verdad– al estudio del razonamiento, resultará útil poder
determinar respecto a cualquier argumento –sin importar el asunto de que
trate– si este es válido.
De este modo, cuando se trata de la validez, tenemos dos objetivos a
la vista: Uno es encontrar un análisis preciso de la misma. (Hasta ahora
contamos con una idea imprecisa, que nos puede servir de guía, sobre lo que
es la validez: la hemos sintetizado como PNV garantizada por la forma. Como
Capítulo 2 24

ya vimos esto no equivale a contar con un análisis preciso). El otro objetivo


es encontrar un método para evaluar la validez de los argumentos que reúna
los requisitos de ser:
1. Infalible: puede seguirse de manera directa, rutinaria, sin recurrir a la
intuición o la imaginación –y siempre nos da la respuesta correcta–;

2. General: puede aplicarse a cualquier argumento.


Nótese que existe una íntima conexión entre el rol que tiene la noción de forma
en la definición de validez (un argumento es válido si es PNV en virtud de su
forma) y el objetivo de encontrar un método mecánico para evaluar la validez,
que pueda aplicarse a todo argumento, sin importar de qué asunto trate en
particular. Es precisamente el hecho de que la validez pueda evaluarse en base
a la forma, haciendo abstracción del contenido específico de las proposiciones
de que consta el argumento (es decir, del modo en que las proposiciones que
forman el argumento representan el mundo), lo que hace posible que este
objetivo esté a nuestro alcance.
Recordar

Cuando se trata de la validez, tenemos dos objetivos a la vista:

Uno es encontrar un análisis preciso de la misma.

El otro objetivo es encontrar un método para evaluar la validez


de los argumentos.

Ejercicios y Problemas:
Problema 2.1. Considere cuáles argumentos son válidos y cuáles no.

(1)Todos los perros son mamíferos.


Todos los mamíferos son animales.
∴ Todos los perros son animales

(2)Todos los perros son mamíferos.


Todos los perros son animales
∴ Todos los mamíferos son animales.
Capítulo 2 25

(3)Todos los perros son mamíferos.


Ningún pez es mamífero.
∴ Ningún pez es un perro.

(4)Todos los peces son mamíferos.


Todos los mamíferos son robots.
∴ Todos los peces son robots.

2.2. Solidez
Considere el argumento (4) del ejercicio anterior. Este argumento es vá-
lido, pero hay algo incorrecto en este argumento: no establece la verdad de
la conclusión, dado que las premisas no son verdaderas. Tiene la propiedad
de que si las premisas fuesen verdaderas, entonces la conclusión debería serlo
–es decir, es PNV– pero las premisas no son de hecho verdaderas, y por ello
el argumento no establece la verdad de la conclusión.
Decimos que un argumento es sólido si es válido y además tiene premisas
que son de hecho verdaderas:

Sólido = Válido + Premisas Verdaderas

Un argumento válido puede tener cualquier combinación de premisas y con-


clusiones verdaderas y falsas, excepto premisas verdaderas y conclusión falsa.
Un argumento sólido tiene premisas verdaderas y por lo tanto –porque es
válido- una conclusión verdadera.
La lógica tiene poco que decir respecto a la solidez de los argumentos –
porque tiene poco que decir sobre la verdad o falsedad de las proposiciones en
la realidad. A la lógica, como hemos dicho, le interesan las leyes de la verdad
–y las leyes generales de la verdad son muy diferentes de las verdades sobre
hechos particulares, es decir, de los hechos respecto a los cuales las propo-
siciones son realmente verdaderas o falsas. Hay innumerables proposiciones
relativas a diferentes cosas. No esperaríamos que ninguna ciencia nos diga de
cada una si es verdadera o falsa. Está en la naturaleza de la ciencia, no el ser
un catálogo de cuestiones de hecho sino buscar generalizaciones o estructuras
que ofrezcan algún interés. Especialmente, buscar leyes. Consideremos el caso
de la Física, que en parte se ocupa del movimiento. Los físicos buscaron las
Capítulo 2 26

leyes generales que rigen el movimiento, no trataron de establecer todos los


hechos particulares relativos a lo que se mueve, cómo, cuándo, dónde y a qué
velocidad. Por supuesto, dadas las leyes generales del movimiento y algunos
hechos particulares, se pueden deducir otros hechos sobre el movimiento de
un objeto.
Lo mismo pasa en la lógica. Dadas las leyes generales de la verdad y
algunos hechos particulares (por ejemplo que una proposición es verdadera
y otra falsa) se pueden deducir otros hechos (que una tercera proposición
es verdadera). Pero así como no es asunto de la física establecer dónde está
cada cosa en cada momento y cuán rápido se mueve, así tampoco es tarea
de la lógica decirnos de cada proposición si es verdadera o falsa. Por ello, las
cuestiones que tienen que ver con la solidez, que requieren el conocimiento
acerca de la verdad de las premisas, se hallan fuera del alcance de la lógica.
Del mismo modo, en lógica no interesa si sabemos que las premisas de
un argumento son verdaderas. Podemos encontrarnos con un argumento que
incluya la premisa “la mayor distancia recorrida por un peatón en el centro
de Córdoba el 1 de diciembre de 2002 fue de 4 km”. El argumento puede
ser sólido, no obstante no sería un argumento convincente para establecer su
conclusión, ya que nunca sabríamos si todas sus premisas son verdaderas.
De modo que hace falta algo más que la validez para que un argumento
deductivo sea convincente. Un argumento realmente convincente será no sólo
válido sino también sólido, y además deberíamos poder saber si las premisas
son verdaderas. Muchos se han quejado de que la lógica –que nos habla sólo
de la validez– no nos proporciona una explicación completa de los buenos
razonamientos. Esto es cierto, pero la queja sólo tiene sentido si considera-
mos a la lógica como la ciencia del razonamiento. Desde otra perspectiva, no
hay un problema aquí: no es del todo acertado considerar a la lógica como
la ciencia del razonamiento; ante el problema, es mejor considerarla como la
ciencia de la verdad. La lógica tiene aplicaciones importantes relacionadas
con el razonamiento –más que todo en lo que tiene que ver con la validez.
Sin embargo no alcanza con la validez para dar cuenta de los buenos razo-
namientos (los argumentos válidos no son siempre buenos y los argumentos
buenos no son siempre válidos) y por ello, se puede decir mucho más sobre
el razonamiento de lo que se puede deducir de las leyes de la verdad.
Capítulo 2 27

Recordar

La lógica tiene poco que decir respecto a la solidez de los argu-


mentos –porque tiene poco que decir sobre la verdad o falsedad
de las proposiciones en la realidad.

La Lógica se interesa por las leyes de la verdad –y las leyes


generales de la verdad son muy diferentes de las verdades sobre
hechos particulares.

Ejercicios y Problemas
Problema 2.2.
1. Establezca cuáles argumentos del ejercicio anterior son sólidos.

2. Indique un argumento en el ejercicio anterior que tenga todas las pre-


misas verdaderas y conclusión verdadera, pero que no es válido y por
lo tanto no es sólido.

3. Indique un argumento en el ejercicio anterior que tenga premisas y


conclusión falsas, pero que sea válido.

2.3. Lenguajes de primer orden


Consideremos ahora el siguiente razonamiento:
(11) Todo caballo es un animal, por lo tanto la cabeza de un
caballo es la cabeza de un animal.
Se trata de un razonamiento en apariencia simple, directo y todo hace pen-
sar que encierra un argumento válido. Su forma se parece a la de algunos
argumentos de los ejercicios anteriores. No obstante, este argumento se re-
siste más a exhibir su validez. El nexo lógico por el cual siendo la premisa
verdadera, la conclusión no podría dejar de serlo, debe buscarse con más
perspicacia. Es que el argumento esconde en su estructura una relación entre
objetos, que a primera vista no parece obvia. Si intentamos representarlo de
la forma del argumento (2) del capítulo anterior, sentimos que no logramos
encontrar el diagramaa que muestre su validez. No sabríamos bien cómo re-
presentarlo para ver esto. Sin embargo, el argumento parece similar también
Capítulo 2 28

al argumento (5) del primer capítulo. Podría verse como una combinación en-
tre los dos. Podríamos formularlo a través de un argumento como el siguiente:

(12)Todo caballo es un animal.


Todo objeto que tiene una relación R con un caballo, tiene esa relación
R con un animal.
La cabeza de un caballo tiene la relación “ser_cabeza_de” con un
caballo.
Por lo tanto, la cabeza de un caballo tiene la relación
“ser_cabeza_de” con un animal.

De hecho, la segunda premisa no se halla para nada explícita en (11).


Pero, sin duda, de su aceptación depende la validez del argumento.
Recién a comienzos del siglo pasado, la lógica alcanzó a formular una
teoría general que pudo dar cuenta de la validez intuitiva de este tipo de
argumentos. Fue a través del desarrollo y estudio sistemático de los llamados
Lenguajes de Primer Orden (LPO) y de su lógica, que esto fue posible. Los
lenguajes de primer orden permitieron no sólo abarcar la lógica de los argu-
mentos que involucran objetos y propiedades, sino también los argumentos
cuya validez dependía de las relaciones entre esos objetos, como en el caso
de (12). A lo largo de este curso, veremos con más detenimiento los aspectos
fundamentales de este lenguaje y los métodos formales que permiten estudiar
los argumentos válidos que se pueden expresar en el mismo.

Recordar

El desarrollo de los Lenguajes de Primer Orden (LPO) permitió abar-


car la lógica de los argumentos que involucran objetos y propiedades,
así como de aquellos cuya validez depende de las relaciones entre esos
objetos.

Ejercicios y Problemas
Problema 2.3.
1. Considere el siguiente razonamiento de manera semejante al análisis
que hicimos en (12): Todo filósofo es un pensador. Por lo tanto, la obra
de un filósofo es la obra de un pensador.
Capítulo 2 29

2. Considere si puede darse un análisis similar para el argumento (7) del


punto 1.4 del cap 1.

2.4. El rol especial de la lógica en la indagación


racional
Después de haber visto –desde cierta perspectiva– en qué consiste la ló-
gica, consideremos ahora brevemente cuáles pueden ser las razones para es-
tudiarla. En particular por qué estudiar el lenguaje de primer orden. Si nos
preguntamos qué tienen en común los campos de la astronomía, la economía,
el derecho, la matemática, la física y la sociología, podríamos responder que
no mucho en cuanto al tema. Y quizás menos en cuanto a metodología. Por lo
que vimos antes, la lógica nos indica una respuesta a esta pregunta. Alguna
vez Bertrand Russell dijo que “la lógica trata del mundo real, lo mismo que
la zoología, aunque de sus rasgos más abstractos y generales”.2 Otra forma
de considerar la cuestión es sostener que lo que tienen en común, todas es-
tas disciplinas, es su dependencia de un cierto estándar de racionalidad. En
cada uno de estos campos se asume que quienes participan en ellos pueden
diferenciar entre la argumentación racional basada en principios aceptados
y especulaciones salvajes o absolutos nonsequiturs. En otras palabras, estos
campos presuponen todos ellos una aceptación tácita de los principios bá-
sicos de la lógica. En cuanto a eso, toda indagación racional depende de la
lógica, de la capacidad de las personas para razonar correctamente la mayor
parte del tiempo. Así como de su confianza en la capacidad de otros para
señalar las lagunas en sus razonamientos, cuando se equivocan. Mientras la
gente puede disentir en gran cantidad de cosas, parece que puede ponerse de
acuerdo respecto de lo que constituye una conclusión legítima a partir de pre-
misas dadas. La aceptación de estos principios de racionalidad compartidos
es lo que diferencia a la indagación racional de otros ámbitos de la actividad
humana. ¿Cuáles son entonces los principios de racionalidad que subyacen
a esas disciplinas? ¿Cuáles son los medios por los que podemos distinguir
argumentación válida de argumentación inválida? Más básicamente, ¿qué es
lo que hace que una información se siga de premisas aceptadas, mientras
que otra información no lo haga? Como venimos viendo, se han explorado
muchas respuestas a estas preguntas. Una sugerencia que aún conserva adhe-
2 Bertand Russell, Introducción a la Filosofía Matemática, 1919.
Capítulo 2 30

rentes es que las leyes de la lógica son una cuestión de convención. Si esto es
así, presumiblemente podríamos decidir cambiar las convenciones, y adoptar
así diferentes principios de lógica, de la misma manera en que decidimos en
qué carril de la ruta tenemos que conducir los automóviles. Pero hay una
acendrada intuición de que las leyes de la lógica son más irrefutables que las
leyes que rigen un país, ¡incluso que las leyes de la física!
La importancia de la lógica ha sido reconocida desde la antigüedad. Des-
pués de todo, ninguna ciencia puede tener una certeza mayor que el más
débil de sus eslabones. Si hay algo arbitrario acerca de lo lógica, entonces lo
mismo debe ocurrir con toda la indagación racional. Por eso se vuelve crucial
entender qué son las leyes de la lógica (las leyes de la verdad) y aún más
importante, por qué son estas sus leyes. Éstas son las preguntas que uno se
hace cuando estudia la lógica misma. Estudiar lógica es usar los métodos
de indagación racional en la racionalidad misma. Durante el siglo XIX el
estudio de la lógica desarrolló avances rápidos e importantes. Espoleada por
problemas lógicos en la más deductiva de las disciplinas, la matemática, se
desarrolló como disciplina por propio derecho, con sus conceptos, métodos,
técnicas y lenguaje propios. La Enciclopedia Británica, al dividir el conoci-
miento, nombra a la lógica como una de las siete ramas del conocimiento.
Más recientemente, el estudio de la lógica ha jugado un rol destacado en
el desarrollo de las modernas computadoras y lenguajes de programación.
Como ya señalamos, la lógica tiene un rol importante en las ciencias de la
computación; en verdad, se ha dicho que la ciencia de la computación es
lógica más electrónica.
Este texto pretende introducirlo en algunos de los más importantes con-
ceptos y herramientas de la lógica moderna. El principal objetivo es propor-
cionar respuestas detalladas y sistemáticas a las preguntas que se plantearon
arriba. Procuraremos que comprenda de qué manera las leyes de la lógica
(las leyes de la verdad) se siguen inevitablemente de los significados que
asociamos con el lenguaje que usamos para hacer afirmaciones. Las conven-
ciones son cruciales para establecer el significado de un lenguaje, no obstante,
una vez que se ha establecido el significado, las leyes de la lógica se siguen
inevitablemente. De modo más particular, el texto se propone dos objetivos
principales. El primero es ayudarlo a aprender el lenguaje de la lógica de
primer orden. El segundo objetivo es ayudarlo a aprender algo acerca de la
noción de consecuencia lógica, y acerca de cómo se determina si alguna pro-
posición es, o no, una consecuencia lógica de otras premisas aceptadas. Ya
Capítulo 2 31

que hay mucho más en lógica de lo que se puede referir en este texto, o de lo
que una persona puede aprender en toda su vida, se trata al menos de cubrir
estas cuestiones más básicas.

2.5. ¿Por qué aprender un lenguaje artificial?


El lenguaje LPO que acabamos de mencionar es muy importante. Co-
mo el latín, este no es un lenguaje hablado, pero, a diferencia del latín, es
utilizado cotidianamente por matemáticos, filósofos, científicos de la compu-
tación, lingüistas y quienes actualmente trabajan en inteligencia artificial.
En verdad, en cierto sentido es la “lingua franca” de los ciencias simbólicas.
Este lenguaje recibió varios nombres: cálculo inferior de predicados, cálculo
funcional, lenguaje de la lógica de primer orden, y LPO. Usaremos este últi-
mo. Ciertos elementos de LPO se remontan a Aristóteles, pero el lenguaje, tal
como hoy se conoce, surgió en siglo pasado. Los nombres eminentemente aso-
ciados con su desarrollo son los de Gottlob Frege, Giuseppe Peano y Charles
Sanders Peirce. A finales del siglo XIX estos tres lógicos, independientemen-
te, ofrecieron los elementos más importantes del lenguaje, conocidos como
“cuantificadores”. Desde entonces ha habido un proceso de estandarización y
simplificación que terminó en el lenguaje en su forma actual. Aun así, sub-
sisten ciertos dialectos de LPO, que difieren principalmente en la elección de
los símbolos para las conectivas y los cuantificadores. Usaremos el dialecto
más común en matemáticas.
LPO se usa de maneras diferentes en campos diferentes. En matemáticas,
se usa muchísimo de manera informal. Las distintas conectivas y los cuantifi-
cadores se emplean en gran parte del discurso matemático, formal e informal,
así como en las exposiciones en clase. Seguramente encontrará elementos de
LPO entremezclados con el español o con la lengua nativa del matemático.
A menudo un estudiante de cálculo encuentra fórmulas como:

∀ > 0∃δ > 0...


Aquí las letras extrañas, invertidas, están tomadas directamente del len-
guaje LPO y representan cuantificadores.
En filosofía, LPO y algunas de sus presentaciones enriquecidas se usan
de dos maneras diferentes. Como en matemáticas, la notación de LPO se
usa cuando se busca claridad, rigor y evitar la ambigüedad. Pero también
Capítulo 2 32

para expresar con precisión y rigor nociones informales (como gramaticalidad,


significado, verdad y demostración). Los usos en lingüística surgen de este
último caso, ya que ésta se ocupa en gran medida de la comprensión de
algunas de esas mismas nociones informales.
En inteligencia artificial, LPO se usa también de dos maneras. Algunos
investigadores aprovechan la estructura simple de los enunciados en LPO pa-
ra codificar el conocimiento a fin de que lo almacene y use una computadora.
Modelizan el pensamiento a través de una manipulación simbólica, que se
vale de oraciones de LPO. Otra utilización consiste en un lenguaje de repre-
sentación preciso, para establecer axiomas y demostrar resultados acerca de
simulaciones con robots.
En la ciencia de la computación, LPO ha tenido un efecto aún más profun-
do. La idea misma de un lenguaje artificial que sea preciso y suficientemente
rico para programar computadoras, fue inspirada por LPO. Además, todos
los lenguajes de programación subsistentes toman prestadas algunas nociones
de uno u otro dialecto de LPO. Finalmente, están los así llamados lengua-
jes de programación lógica, como Prolog, cuyos programas son secuencias de
oraciones de un determinado dialecto de LPO.
LPO sirve como ejemplo prototípico de lo que se conoce como un lenguaje
artificial. Estos lenguajes fueron diseñados para propósitos especiales, y se
oponen a los así llamados lenguajes naturales, lenguajes como el español y el
griego, que la gente habla actualmente. El diseño de lenguajes artificiales en
las ciencias simbólicas es una actividad importante, que se basa en el éxito
de LPO y sus descendientes.
Aún si alguien no continúa con el estudio de la lógica u otra disciplina
simbólica, el estudio de LPO puede serle beneficioso. Por eso se lo enseña
tanto. Por una parte aprender LPO constituye una manera fácil de desmiti-
ficar el trabajo formal. Pero, más importante aún, le enseñará mucho acerca
de su propio lenguaje y de las leyes de la lógica que este sostiene. Primero,
aunque es muy simple, LPO incorpora en forma transparente, algunos de
los rasgos más importantes de los lenguajes humanos. Esto ayuda a hacer
mucho más transparentes aun tales rasgos. Uno de los más destacados es
la relación entre el lenguaje y el mundo. Pero, segundo, cuando intentemos
traducir oraciones españolas a LPO apreciaremos la gran sutileza que reside
en el español, sutileza que no puede ser capturada por LPO o lenguajes si-
milares, por lo menos hasta ahora. Finalmente, tomaremos conciencia de la
enorme ambigüedad presente en casi toda oración española, ambigüedad que
Capítulo 2 33

no impide, de algún modo, que nos entendamos unos a otros en la mayoría


de las situaciones.
Nos habíamos preguntado antes qué hace que una afirmación se siga de
otras: ¿convención, o alguna otra cosa? Una parte significativa de este texto
se ocupa de dar una respuesta a esta pregunta para LPO. Pero puede darse
aquí una respuesta breve. Como ya vimos, la lógica moderna nos enseña que
una afirmación es una consecuencia lógica de otra si no hay manera de que
esta última sea verdadera sin que lo sea también la primera. Ésta es la noción
de consecuencia lógica implícita en toda indagación racional. Todas las dis-
ciplinas racionales presuponen implícitamente que esta noción tiene sentido,
y que podemos usarla para extraer consecuencias de lo que sabemos que es
de tal y cual modo, o que creemos que es de tal y cual modo. También se usa
para refutar una teoría. Pues si una afirmación S es una consecuencia lógi-
ca de la teoría, y descubrimos que S es falsa, entonces sabemos que la teoría
misma debe ser falsa. Uno de los propósitos este texto, es el de examinar esta
noción de consecuencia lógica tal como se aplica específicamente al lenguaje
LPO. A tal fin, veremos diversos métodos de demostración –cómo podemos
demostrar que un enunciado de LPO es una consecuencia lógica de otro– y
también métodos para mostrar que una proposición no es una consecuencia
lógica de otras proposiciones.

Recordar

Aunque es muy simple, LPO incorpora en forma transparente, algu-


nos de los rasgos más importantes de los lenguajes humanos. Uno de
los más destacados es la relación entre el lenguaje y el mundo. Así
mismo, cuando intentemos traducir oraciones españolas a LPO apre-
ciamos la gran sutileza que reside en el español, y que no puede ser
capturada por LPO o lenguajes similares.

Ejercicios y Problemas
Problema 2.4. Un argumento algo desopilante.
Bertand Russell fue uno de los más influyentes lógicos y filósofos del siglo
pasado. Su fama se debe a sus numerosas contribuciones, ensayos, libros, y
su monumental obra con Alfred North Whitehead, Principia Mathematica
(1910-13). La historia cuenta que Russell estaba cenando con un grupo de
Capítulo 2 34

gente y discutiendo los principios de la lógica. Explicaba que a partir de


una proposición contradictoria se podía demostrar cualquier cosa. Uno de
los comensales pensó que eso era extravagante y puso la idea en tela de
juicio, aunque dijo que se convencería si Russell tomaba la proposición 0=1
y a partir de ella demostraba que él, Russell, era el Papa. Russell pensó un
momento y entonces dijo: “Si 0=1, entonces sumando 1 a cada lado de esta
igualdad tenemos que 1=2. El Papa y yo somos 2, por lo tanto, el Papa y yo
somos 1.” ¿Será posible reconstruir el argumento de Russell?
Capítulo 3

Elementos de LPO
Los lenguajes de primer orden pueden emplearse para referirse a domi-
nios de objetos diferentes pero comparten una gramática y sobre todo ciertos
ítems importantes de su vocabulario conocidos como conectivas y cuantifica-
dores. Se diferencian entonces en los nombres y predicados que utilizan, que
corresponden a los nombres de los objetos en el dominio de referencia, como
Pedro, Juan, María si el lenguaje se refiere a personas o tal vez Cosa1 , Cosa2
si se refiere a objetos de determinación un tanto más imprecisa. Los predi-
cados que a dichos nombres pueden aplicarse pueden ser también diversos
como quiere en Pedro quiere a Juan o llora en María llora o cubo en Cosa1
es un cubo. Que estos lenguajes puedan diferir en el vocabulario específico
usado para formar sus oraciones más básicas (las oraciones atómicas) permite
que se formen distintas oraciones complejas utilizando las mismas operacio-
nes lógicas. Un lenguaje de primer orden es un tipo de lenguaje formal. En
oposición a los lenguajes llamados naturales que son productos sociales, his-
tóricos, estos lenguajes son artificiales y como tales son construidos sobre
elementos bien definidos de manera rigurosa y explícita.
Estos lenguajes son construidos principalmente por comodidad, pues el
proceso de formalización, aquel que consiste en escribir mediante símbolos
especiales las expresiones con las que queremos trabajar, tiene por finalidad
asistir nuestro trabajo, haciéndolo más riguroso o transparente, pero no deja
de ser un recurso.
Una vez que tenemos una idea del dominio sobre el que versará nuestra
teoría (de qué cosas queremos hablar) hay ciertas reglas de cómo construir
nuestro lenguaje, llamadas reglas de formación. Estas reglas nos dicen exac-

35
Capítulo 3 36

tamente cómo combinar determinados elementos del vocabulario con otros a


fin de construir expresiones más complejas, como es el caso de la regla que
nos decía que de la combinación de un nombre y un predicado se obtiene una
oración.
Las oraciones atómicas corresponden a las oraciones más simples del espa-
ñol, oraciones que consisten de algunos nombres conectados por un predicado.
Imaginemos un tablero cuadriculado en el que es posible disponer cuerpos
geométricos: cubos, tetraedros y dodecaedros. Para poder describir algunas
cosas simples en ese tablero podemos construir un lenguaje formal, al que
llamaremos lenguaje de bloques, para hablar de esos objetos. Para la cons-
trucción de nuestro lenguaje reservaremos las primeras letras del abecedario
en minúscula para usarlas como nombre de los objetos que se coloquen en
dicho tablero (en el caso de que queramos darles un nombre, algo que no
es necesario hacer pues podemos tener objetos sin nombres). Para los pre-
dicados podemos utilizar otro conjunto de letras (generalmente los autores
que hacen esto reservan para este fin letras mayúsculas) pero en este curso
optaremos en general por utilizar palabras como predicados. Estas palabras
serán tomadas al menos parcialmente de las correspondientes palabras en es-
pañol lo que servirá para fijar su interpretación. Así y tal como ya se ilustró,
usaremos entonces la palabra Cubo para el predicado que expresa la propie-
dad de ser un cubo, Tet para tetraedro y Dodec para dodecaedro. Podemos
construir con ellos las expresiones que afirman por ejemplo que el objeto a es
un cubo: Cubo(a). Para los predicados, el lenguaje de bloques usa Tet, Cubo,
Dodec, Chico, Median, Grand, MenorQu, MayorQ, IzqdDe, DerecDe, DetrDe,
DelanDe, MismoTam y EsEntre. Algunos ejemplos de oraciones atómicas en
este lenguaje son Cubo(b), MayorQ(c, f) y EsEntre(b, c, d). Estas oraciones
dicen, respectivamente, que b es un cubo, que c es mayor que f y que b es-
tá entre c y d. Posteriormente en este capítulo, veremos oraciones atómicas
usadas en otras versiones de LPO, como el lenguaje de primer orden de la
aritmética, y en el próximo capítulo comenzamos nuestra discusión de las
conectivas y cuantificadores comunes a todos los lenguajes de primer orden.

3.1. Constantes individuales


Las constantes individuales son simplemente símbolos que se usan para
referir a algún objeto individual fijo. Son análogas en el lenguaje formal de los
nombres en español y en nuestros lenguajes nos limitaremos a los nombres
Capítulo 3 37

propios. Por ejemplo, podríamos usar Max como una constante individual
para denotar una persona particular, o 1 como una constante individual para
denotar un número particular. En ambos casos, funcionan exactamente como
los nombres funcionan en español.
La principal diferencia entre los nombres en español y las constantes in-
dividuales en LPO es que se exige que las constantes individuales hagan
referencia exactamente a un objeto particular. Obviamente, el nombre Max
en español puede ser usado para hacer referencia a personas diferentes, y po-
dría ser usado dos veces en una oración para hacer referencia a dos personas
diferentes. Tal conducta aviesa es desaprobada en LPO.
Hay también nombres en español que tampoco hacen referencia a nin-
gún objeto existente. Por ejemplo Pegaso, Zeus y Santa Claus son nombres
perfectamente claros en español, sólo que no refieren a algo o a alguien. No
permitimos tales nombres en LPO.1 Lo que permitimos, no obstante, es que
un objeto tenga más que un nombre, por ejemplo los nombres Matías y Mati
podrían hacer referencia al mismo objeto individual. También permitimos
objetos sin nombres, objetos que no tienen ningún nombre.

Recordar
En LPO,
Todo nombre debe nombrar un objeto.
Ningún nombre puede nombrar más que un objeto.
Un objeto puede tener más de un nombre, o ningún nombre.

3.2. Símbolos de Predicado


Los símbolos de predicado son símbolos usados para denotar alguna pro-
piedad de objetos o alguna relación entre objetos. Como en español, son
expresiones que combinadas con nombres forman oraciones atómicas. Pero
no corresponden exactamente a los predicados de la gramática española.
Consideremos en español la oración Max gusta de Clara. En la gramática
española se analiza esto como una oración sujeto-predicado. Consiste del
1 Hay, sin embargo, una variante de la lógica de primer orden llamada lógica libre (free
logic) en la que esta suposición es dejada de lado. En la lógica libre, puede haber constantes
individuales sin referentes. Esto produce un lenguaje más apropiado para la mitología y
la ficción.
Capítulo 3 38

sujeto Max seguido por el predicado gusta de Clara. En el lenguaje de primer


orden, por contraste, vemos a esto como una afirmación que involucra dos
sujetos lógicos, los nombres Max y Clara, y un predicado, gusta de, que
expresa una relación entre los referentes de los nombres. De este modo las
oraciones del lenguaje de primer orden tienen a veces dos o más sujetos
lógicos, y el predicado es, por así decirlo, lo demás. Los sujetos lógicos son
llamados los “argumentos” del predicado. En este caso, el predicado se dice
que es binario, puesto que toma dos argumentos.
En LPO, cada predicado tiene un número fijo de argumentos, una aridad
fija. La aridad es un número que indica cuántas constantes individuales ne-
cesita el símbolo de predicado para formar una oración. El término “aridad”
deriva del hecho de que los predicados que toman un argumento son llamados
unarios, los que toman dos binarios, así sucesivamente.
Si la aridad de un símbolo de predicado es 1, entonces ese predicado se
utilizará para denotar alguna propiedad de objetos, y requerirá por consi-
guiente exactamente un argumento (un nombre) para hacer una afirmación.
Por ejemplo, podríamos usar el símbolo de predicado unario EnCasa para
denotar la propiedad de estar en casa. Podríamos posteriormente combinar
esto con el nombre Max para lograr la expresión EnCasa(Max), que expresa
la afirmación que Max está en su casa. Si la aridad de un predicado es 2,
entonces será usado para representar una relación entre dos objetos. De es-
te modo, podríamos usar la expresión IzqdDe(Clara, Max) para expresar una
afirmación acerca de Max y Clara, por ejemplo la afirmación de que Clara
está a la izquierda de Max. En LPO, podemos tener símbolos de predicado
con cualquier aridad. En el lenguaje de bloques nos limitaremos a predicados
con aridades 1, 2 y 3. Listamos abajo los predicados de este lenguaje con su
aridad:

Lenguaje de bloques

Aridad 1: Cubo, Tet, Dodec, Chico, Median, Grand.

Aridad 2: MenorQu, MayorQ, IzqdDe, DerecDe, DetrDe, DelanDe,


MismoTam.

Aridad 3: EsEntre.
Capítulo 3 39

Asignamos a cada uno de estos predicados una interpretación fija, que


corresponde, de manera razonablemente consistente, a una frase verbal del
español. Por ejemplo, Cubo corresponde a es un cubo. DetrDe corresponde
a está detrás de, y así sucesivamente. Podemos adiestrarnos en su uso tra-
bajando en el primer conjunto de ejercicios que se encuentra en el siguiente
apartado.
En español, los predicados son algunas veces vagos. No es siempre claro si
un individuo tiene o no la propiedad en cuestión. Por ejemplo, Clara, quien
tiene seis años, es joven. No será joven cuando tenga 96. Pero no hay una
edad determinada en la que la persona deja de ser joven: este tipo de cosas es
gradual. En LPO, sin embargo, asumimos que todo predicado es interpretado
por una propiedad o relación determinada. Por una propiedad determinada,
significamos una propiedad para la cual, dado cualquier objeto, hay un modo
definido de saber si el objeto dado tiene o no la propiedad.

Recordar
En LPO,
Todo símbolo de predicado tiene una “aridad” única y fija, un nú-
mero que le dice cuántos nombres necesita para formar una oración
atómica.
Todo predicado es interpretado por una propiedad o relación deter-
minadas de la misma aridad que el predicado.

3.3. Oraciones atómicas


En LPO, las clases más simples de afirmaciones son las que son realizadas
con un predicado único y el número apropiado de constantes individuales.
Una oración formada por un predicado seguido por el número correcto de
nombres es llamada una oración atómica. Por ejemplo MasAlt(Clara, Max)
y Cubo(a) son oraciones atómicas, siempre que los nombres y símbolos de
predicados en cuestión sean parte del vocabulario de nuestro lenguaje.
Con estos predicados usamos una notación llamada “prefija”: el predicado
precede a los argumentos. El orden de los nombres en una oración atómica es
importante. Así como Clara es más alta que Max significa algo diferente de
Max es más alto que Clara, también MasAlt(Clara, Max) tiene un significado
diferente que MasAlt(Max, Clara). Así IzqdDe(b, c) significa más o menos lo
Capítulo 3 40

mismo que la oración en español b está a la izquierda de c, y EsEntre(b, c, d)


significa a grandes rasgos lo mismo que en español b está entre c y d.
Predicados y nombres refieren respectivamente a propiedades y objetos.
Lo que hace especiales a las oraciones es que hacen afirmaciones (o expresan
proposiciones). Una afirmación es algo que es verdadero o falso, a lo que
sea de uno de estos dos casos, lo denominamos su valor de verdad. En este
sentido, si MasAlt(Clara, Max) expresa una afirmación cuyo valor de verdad es
VERDADERO, MasAlt(Max, Clara) expresa una afirmación cuyo valor de
verdad es FALSO. Dada nuestra suposición de que los predicados expresan
propiedades determinadas y que los nombres denotan individuos definidos,
se sigue que cada oración atómica de LPO debe expresar una afirmación que
es verdadera o falsa. Esto es, una proposición.

Recordar
En LPO,
Las oraciones atómicas se forman colocando un predicado de aridad
n al frente de n nombres (encerrados entre paréntesis y separados por
comas)
El orden de los nombres es relevante cuando se forman oraciones
atómicas.

Ejercicios y Problemas
Problema 3.1 (Construcción de mundos) Construya un mundo en el que
todas las proposiciones sean simultáneamente verdaderas.
1. Tet(a)

2. Median(a)

3. Dodec(b)

4. Cubo(c)

5. DelanDe(a, b)

6. EsEntre(a, b, c)

7. MayorQ(a, b)

8. MenorQu(a, c)
Capítulo 3 41

9. lzqdDe(b, c)

Problema 3.2 (Traduciendo a oraciones atómicas) A partir de estas oracio-


nes en español realice una lista de oraciones en el lenguaje de bloques que
representen lo que cada una afirma y construya un mundo en el que todas
las proposiciones correspondientes sean verdaderas.
1. a es un cubo.

2. b es menor que a.

3. c está entre a y d.

4. d es grande.

5. e es mayor que a.

6. b es un tetraedro.

7. e es un dodecaedro.

8. e está a la derecha de b.

9. a es menor que e.

10. d está detrás de a.

3.4. La isla de los caballeros y bribones


Un contexto alternativo en el que podemos aplicar un lenguaje de primer
orden es para resolver enigmas en la llamada isla de los caballeros y bribones,
lugar donde suelen desarrollarse muchos de los problemas planteados por el
lógico y mago Raymond Smullyan.2 Los nativos de dicha isla suelen dividirse,
además de en hombres y mujeres, en caballeros y bribones. Asumiendo que
el uso de los predicados hombre y mujer es más o menos claro (es decir que
su aplicación no tiene más dificultades que las que puede tener en español)
podemos aclarar el empleo de los otros dos de la siguiente forma: Decimos que
un nativo de la isla es un caballero si y sólo si, lo que dice es verdad, y esto
2 Sibien lo hace en varios libros, uno muy conocido es This Book Needs No Title: A
Budget of Living Paradoxes, 1980.
Capítulo 3 42

con prescindencia si se trata de un hombre o una mujer. Alternativamente


diremos que es un bribón si y sólo si lo que dice es mentira, de nuevo, dejando
de lado si se trata de un hombre o una mujer. Este es el conjunto de predicados
básicos para usar en la isla. A ellos les podemos agregar otros relacionales
como Progenitor, Pareja y otros. Presentamos a continuación una tabla con
los predicados más usuales, su análogo en español y los nombres de algunos
nativos de la isla, es decir los nombres de individuos a los que se aplicaran
los predicados:

Tabla 3.1
LPO Español Comentario
Nombres:
Og Og
Bog Bog
Ark Ark
Snark Snark Nombres de nativos de
Tak Tak la isla
Bark Bark
Jal Jal
.. ..
. .
Predicados:
Caballero(x) es un caballero Todos estos predicados
Bribón(x) es un bribón son monádicos o de ari-
Mujer(x) es mujer dad 1 y forman pa-
Hombre(x) es hombre res excluyentes. Nin-
Soltero(x) es soltero gún individuo en la is-
Casado(x) es casado la puede ser al mismo
.. .. tiempo caballero y bri-
. .
bón, ni mujer y hombre
y tampoco soltero y ca-
sado.

Progenitor(x, y) es el progenitor de Estos predicados son


Hijo(x, y) es hijo de de aridad 2 o relaciona-
Pareja(x, y) son pareja les. Si ’a es progenitor
.. .. de b’, ’b es hijo de a’.
. .
Ser pareja es una rela-
ción simétrica. Si ’a es
pareja de b, b es pareja
de a’.
Capítulo 3 43

Los puntos suspensivos en las columnas indican que la lista no es exhaustiva:


es posible definir nuevos predicados e individuos más adelante. Por otra parte,
tal como se observó en la columna de comentario, varios de estos predicados
podrían omitirse siendo que se pueden definir a partir de otros. Por ejemplo,
sabemos que todo habitante de la isla es caballero o bribón, por lo que si no
es bribón, debe ser caballero (si no lo fuera, no sería ni caballero ni bribón,
contra lo que este principio afirma) y que ambos predicados son excluyentes,
lo que supone que si alguien es un caballero, no es un bribón (porque si no
sería caballero y bribón lo que tampoco es posible en esta isla).
Esto no significa que alguien no pueda decir, por ejemplo, que es caballero
y bribón. Algún habitante podría decir esto, lo que no puede ser es que eso
sea verdad. Si un habitante dijera eso, sabríamos inmediatamente que miente
y por lo tanto sabríamos si es bribón o caballero.

Ejercicios y Problemas
Problema 3.3: Si un nativo de la isla afirma que es caballero y bribón, ¿se
trata de un bribón o un caballero?
Problema 3.4: ¿Podría un nativo de la isla afirmar de si mismo que es
caballero? ¿Y Bribón? En caso afirmativo, ¿quiénes podrían hacer tales afir-
maciones?

3.5. El lenguaje de primer orden de la


aritmética
Este es un ejemplo de otro lenguaje de primer orden que nos permite
expresar en este caso oraciones acerca de los números naturales 0,1,2,3,..., y
las operaciones de aritmética de suma y multiplicación. Hay distintos mo-
dos más o menos equivalentes de establecer este lenguaje. Uno de los que
usaremos tiene dos nombres 0 y 1, dos símbolos de relaciones binarias, = y
< y dos símbolos de funciones binarias, + y ×. Las oraciones atómicas son
aquéllas que pueden ser construidas a partir de estos símbolos. Usaremos la
notación infija tanto para los símbolos de relación como para los símbolos de
funciones.3
3 Recordemos que una función se difine como una relación R para la cual se cumple
además la siguiente propiedad: Para cualesquiera x, y, z si R(x, y) y R(x, z), entonces y = z.
Capítulo 3 44

Los símbolos de función permiten formar términos que se parecen a nom-


bres, a partir de nombres y otros términos que se parecen a nombres. Algunos
ejemplos en español pueden ayudar a clarificar esto. En español tenemos mu-
chas clases de frases nominales, expresiones que pueden ser combinadas con
una frase verbal para formar una oración. Además de nombres como Max y
Clara, otras frases nominales incluyen expresiones como “el padre de Max”,
“la madre de Clara”, “toda joven que conozca a Max”, “Nadie que conozca
a Clara”, “Alguien” y así sucesivamente. Cada una de estas expresiones se
combina con una frase verbal singular como ’gusta del pururú sin manteca’,
para formar una oración. Pero advierta que las oraciones resultantes tendrán
propiedades lógicas muy diferentes. Por ejemplo, de

La madre de Clara gusta del pururú sin manteca.

se sigue que hay alguien que gusta del pururú sin manteca, mientras que

Nadie que conoce a Clara gusta del pururú sin manteca,

no se sigue de esto.
Los que intuitivamente se refieren a un individuo, son llamados “térmi-
nos” y se comportan como las constantes individuales que ya hemos discuti-
do. De hecho, las constantes individuales son los términos más simples y los
términos más complejos se construyen a partir de ellos usando símbolos de
función. Frases nominales como Nadie que conoce a Clara son tratadas con
mecanismos muy diferentes, conocidos como cuantificadores, que discutire-
mos posteriormente.
El análogo LPO de la frase nominal el padre de Max es el término
padre(Max). Se forma colocando un símbolo de función, padre, al frente del
nombre Max. El resultado es un término complejo que usamos para hacer
referencia al padre de la persona referida por el nombre Max. Similarmente,
podemos colocar el símbolo de función madre junto con el nombre Clara y for-
mar el término madre(Clara), que funciona muy parecido al término español
madre de Clara.
Podemos repetir esta construcción tanta veces como se nos ocurra, for-
mando términos cada vez más complejos:

padre(padre(Max))
Capítulo 3 45

madre(padre(Clara))

madre(madre(madre(Clara)))
La primera hace referencia al abuelo paterno de Max, la segunda a la
abuela paterna de Clara y así sucesivamente.
Estos símbolos de función son llamados funciones unarias, debido a que,
como los predicados unarios, toman un argumento. Los términos resultantes
funcionan como nombres y pueden ser usados para formar oraciones atómicas.
Por ejemplo, la oración LPO

MasAlt(padre(Max), Max))
dice que el padre de Max es más alto que Max.
Los estudiantes algunas veces confunden los símbolos de función con pre-
dicados, porque ambos toman términos como argumentos. Pero hay una gran
diferencia. Cuando combinamos un símbolo de función unario con un término
lo que logramos no es una oración sino otro término: algo que refiere (o po-
dría referir) a un objeto de alguna clase. Es por esta razón que los símbolos
de función pueden ser aplicados varias veces.
Aparte de funciones unarias, LPO permite símbolos de función de cual-
quier aridad. Así, por ejemplo, podemos tener símbolos de funciones binarias.
Es muy difícil lograr ejemplos simples en español de símbolos de funciones
binarias, pero esto es muy común en matemáticas. Por ejemplo, podríamos
tener un símbolo de función suma que se combina con dos términos t1 y t2
para dar un nuevo término suma(t1 , t2 ) que hace referencia a la suma de los
números referidos t1 y t2 . Por lo tanto, el término complejo suma(3, 5) nos
daría otra manera de referirse a 8. El lenguaje de bloques no tiene símbolos
de funciones pero podría incorporarlos.
El lenguaje de primer orden de la aritmética usa las funciones extensa-
mente. En este lenguaje hay un número infinito de términos (por ejemplo, 0,
1, (1+1), ((l+1)+l), (((1+1)+1)+1), ... y por consiguiente un número infinito
de oraciones atómicas. Nuestro ejemplo también muestra que todo número
natural es nombrado por algún término del lenguaje. Esto da lugar al pro-
blema de cómo se puede hacer para especificar el conjunto de términos de
un modo preciso. No podemos listar a todos los términos, puesto que son
demasiados. El modo de atacar este problema es usando lo que es conocido
Capítulo 3 46

como una definición inductiva.


Definición 1. Los términos de la aritmética de primer orden se
forman del siguiente modo:
1. Los nombres 0, 1 son términos.
2. Si t1 , t2 son términos, entonces las expresiones (t1 + t2 ) y
(t1 × t2 ) son también términos.
3. Nada es un término a menos que pueda ser obtenido por apli-
cación repetida de (l) y (2).
Deberíamos señalar que esta definición permite que los símbolos de función
sean aplicados una y otra vez. Por lo tanto, (1+1) es un término por la cláu-
sula 2 y por el hecho de que 1 es un término. En cuyo caso ((1+1) × (1+1))
es también un término, nuevamente por la cláusula 2. Y así sucesivamente.
Las oraciones atómicas en el lenguaje de primer orden de la aritmética son
aquéllas que pueden ser formadas a partir de términos y de los dos símbolos
de predicados binarios, = y <. Por ejemplo, la versión en lenguaje formal de
1 por 1 es menor que 1 más 1 es la siguiente:

(1 × 1) < (1 + 1).

Ejercicios y Problemas
Problema 3.5: Muestre que las siguientes expresiones son términos en el
lenguaje de primer orden de la aritmética. ¿A qué números refieren? 1. (0 +
0) 2. (0 + (1 x 0)) 3. ((1 + 1) + (0 + 1) x (1 + 1))) 4. (((1 x 1) x 1) x 1).
Problema 3.6: Encuentre un modo de expresar el hecho de que tres es
menor que cuatro.
Problema 3.7*4 : Muestre que hay infinitos términos que refieren al número
1.

3.6. Lenguajes generales de primer orden


En general, un lenguaje de primer orden es especificado fijando los nom-
bres, predicados, y símbolos de función que contiene. Cada predicado y sím-
bolo de función viene con una aridad especificada. Un lenguaje de primer
4 El símbolo * sirve para indicar que este problema tiene mayor dificultad.
Capítulo 3 47

orden debe contener al menos un símbolo de predicado aunque algunas veces


“=” es el único símbolo de predicado que se usa. Pero no es necesario que
contenga símbolos de función.
Cuando traduzca una oración del español a LPO, tendrá a veces un len-
guaje “predefinido” de primer orden que querrá usar, como por ejemplo, el
lenguaje de bloques o el de la aritmética anteriormente descripto. Su objetivo
será lograr una traducción que capture el significado de la oración original
en español tan fielmente como sea posible, dados los nombres, predicados, y
los símbolos de función disponibles en el lenguaje de primer orden.
Muchas veces sucederá que no tiene a su disposición un lenguaje prede-
finido para usar en su traducción. Si no lo tiene, la primera cosa que tiene
que hacer es decidir qué nombres, predicados y funciones necesita para su
representación formal en el caso que sea posible. Estuvimos haciendo esto
por ejemplo, cuando introdujimos EnCasa(Max) como la traducción de Max
está en casa y MásAltQue(Clara, Max) como la traducción de Clara es más
alta que Max.
Cuando toma estas decisiones, existen a veces formas alternativas de pro-
ceder. Por ejemplo, supongamos que se le pide que traduzca la oración Cla-
ra dio Misky a Max podría introducir un predicado binario DioMisky(x, y),
que signifique x dio Misky a y, y luego traducir la oración original como
DioMisky(Clara, Max). Alternativamente podría introducir un predicado de
tres lugares Dio(x, y, z) que signifique x dio y a z y luego traducir la oración
como Dio(Clara, Misky, Max). Es importante recordar que sólo puede aplicar
la estructura de nombres-predicados cuando utilizando nombres propios de
objetos individuales. Cuando esto no sea posible, tal vez deba considerar
recurrir a una representación más general de la oración. Cuando reconozca-
mos una oración atómica pero no logremos o no necesitemos identificar los
predicados y o los términos en ella podemos utilizar el recurso de una letra
sentencial. A tal fin reservaremos las letras mayúsculas del centro del abece-
dario (P, Q, R, S, . . . ) y las utilizaremos para representar oraciones atómicas
en dichos casos extremos. La oración Clara dio Misky a Max podría traducir-
se entonces como DioMisky(Clara, Max), Dio(Clara, Misky, Max) o simplemente
P.
No hay nada erróneo en usar cualquiera de estos predicados, o sus traduc-
ciones resultantes, en tanto se haya especificado claramente lo que significan.
Por supuesto, podrían no ser de la misma utilidad. El primer predicado le
permitirá traducir oraciones como Max dio Misky a Juan y Juan dio Misky
Capítulo 3 48

a Miguel. Pero se encontraría limitado si luego trata de traducir una oración


como Max dio Cari a Clara, y tendría que introducir un predicado comple-
tamente nuevo, digamos DioCari(x, y). El predicado de aridad tres es, por
supuesto, más flexible. Un lenguaje de primer orden que contuviese este ti-
po de predicados (más los nombres relevantes) podría traducir cualquiera
de estos oraciones. Lo opuesto sucede con el uso de letras sentenciales. Si
optamos por traducir Max dio Misky a Juan con la letra P, entonces debe-
ríamos utilizar otra letra (Q) para Max dio Misky a Clara y por supuesto una
tercera (R) para Max dio Cari a Clara dado que se trata de tres oraciones
atómicas diferentes. En general, cuando usamos un lenguaje de primer orden
tratamos de economizar predicados introduciendo predicados más flexibles,
como Dio(x, y, z) en lugar de algunos menos flexibles como DioMisky(x, y) y
DioCari(x, y) o de emplear directamente variables de proposiciones para ora-
ciones como P, Q, R,... La resultante de esto es un lenguaje más expresivo,
que hace más claras las relaciones lógicas entre varias afirmaciones.
Los nombres pueden ser introducidos en un lenguaje de primer orden pa-
ra referir a cualquier cosa que pueda ser considerada un objeto, pero nos
atendremos de manera rigurosa a emplear nombres propios o constantes in-
dividuales que cumplan tal rol como argumentos de los predicados que utili-
cemos.
Si queremos representar por ejemplo el enunciado español que afirma que
Og es un caballero lo hacemos de esta forma: Caballero(Og). Caballero es un
predicado de aridad 1 y Og es el nombre propio de un objeto (un individuo)
por lo que no hay ningún problema aquí. Podría ser que llamemos de manera
provisoria a un objeto cuyo nombre desconocemos a. Si dicho objeto ya tiene
un nombre asignado, no hay ningún inconveniente que se le asigne otro pues
como vimos no hay una restricción en la cantidad de nombres que un objeto
puede tener5 en ese caso podemos escribir Caballero(a).
Supongamos ahora que se nos pide que representemos enunciados como
el juez es un caballero o el cubo es grande. Frente a estos casos puede verse
tentado a escribir Caballero(juez) o Grande(cubo). Esto no es correcto y tales
impulsos deben ser desalentados. La razón de esto es que tanto juez como
cubo son predicados pero sobre todo no son nombres de individuos y, como
ya dijimos, sólo se admitirán como argumentos de predicados o nombres de
individuos o constantes de individuos o, más adelante, variables de individuos
5 Talvez se trate del mismo Og, sólo que no lo sabemos y lo hemos llamado a a los fines
de, por ejemplo, llevar una discusión o un razonamiento.
Capítulo 3 49

pero nunca otros predicados o nombres comunes. Dado que por ahora no con-
tamos con una mejor alternativa, recurriremos a representar tales oraciones
mediante el recurso antes explicado de las letras sentenciales.

Ejercicios y Problemas
Problema 3.8: Para cada oración en la lista siguiente, sugiera una traduc-
ción a una oración atómica del LPO. Además, al dar la traducción explique
a qué clase de objetos se refieren sus nombres y el significado que intenta
dar al predicado que usa. Si usa símbolos de función, explique también su
significado.
1. Juan es albañil.

2. Los albañiles ganan menos que los plomeros.

3. El SIDA es menos contagioso que la gripe.

4. La miseria ama la compañía.

5. Og está en compañía de Max.

6. Max le dio café a Og.


Capítulo 4

Conectivas lógicas
Para formar afirmaciones complejas en los lenguajes de primer orden po-
demos recurrir a cuantificadores y conectivas. En esta sección expondremos
algunos aspectos de las disyunciones, negaciones, condicionales y bicondicio-
nales. Estas son conectivas veritativo funcionales. Que sea veritativo funcio-
nal significa que el valor de verdad de una proposición compleja, que consta
de estas conectivas, depende solamente de los valores de verdad de las pro-
posiciones más simples que la componen.
Podemos explicar el significado de una conectiva veritativo funcional de
varios modos. Quizás el modo más simple es construyendo una tabla de ver-
dad, una tabla que muestre cómo el valor de verdad de una proposición con
esta conectiva, depende de los valores de verdad de las partes más elementa-
les. Daremos tales tablas para cada una de las conectivas que introduzcamos.
Una forma más interesante, sin embargo, es por medio de un juego, algunas
veces llamado el juego Henkin-Hintikka, por los nombres de los lógicos Leon
Henkin y Jaakko Hintikka. Lo llamaremos simplemente “el juego”.
Imaginemos que dos personas, digamos Max y Clara, están en desacuerdo
sobre el valores de verdad de una proposición compleja. Max afirma que es
verdadera, Clara afirma que es falsa. La idea del juego es que los dos jugadores
mantienen un permanente desafío mutuo para justificar sus afirmaciones en
términos de afirmaciones más simples, hasta que finalmente su desacuerdo se
reduce a una simple afirmación atómica, que involucra una oración atómica.
Estos sucesivos desafíos pueden ser pensados como los de un juego donde
un jugador ganará, y el otro perderá. Los movimientos legales en cualquier
momento dependen de la forma de la oración.

50
Capítulo 4 51

4.1. Símbolo de Negación (¬)


Este símbolo se usa para expresar la negación en nuestro lenguaje, la
noción que comúnmente expresamos en español usando términos como no, no
es el caso que, a-, e in-. En la lógica de primer orden, siempre aplicamos este
símbolo delante de una oración para negarlo, mientras que en español hay un
sistema mucho más sutil de expresar las afirmaciones negativas. Por ejemplo,
las oraciones del español Juan no está en casa y no es el caso que Juan esté
en casa tienen la misma traducción de primer orden: ¬EnCasa(Juan)
La negación es verdadera si y sólo si la proposición que expresa EnCasa(Juan)
no es verdadera, esto es, sólo en el caso de que Juan no esté en casa.
En español generalmente evitamos las dobles negaciones –negaciones den-
tro de otras negaciones. Por ejemplo, la expresión ’no hace ninguna diferen-
cia’, es problemática. Si alguien lo dice, generalmente significa que no hay
diferencia. En otras palabras la segunda negación solamente funciona como
algún tipo de refuerzo.
LPO es mucho más sistemático. Se puede colocar un símbolo de negación
delante de cualquier oración, y siempre lo negará, sin que importe cuántos
otros símbolos de negación ya contenía la oración. Por ejemplo la oración
¬¬EnCasa(Juan)
niega la oración
¬EnCasa(Juan)
y así, la afirmación es verdadera si Juan está en casa.
El símbolo de negación, entonces, puede aplicarse tanto a oraciones com-
plejas como a oraciones atómicas. Diremos que una oración es un literal si es
atómica o la negación de un oración atómica. Esta noción de literal será útil
más adelante.
Abreviaremos las afirmaciones de identidad negadas, tales como ¬(b = c)
usando b 6= c.

4.1.1. Semántica y la regla de juego para la negación


Dada cualquier oración P de LPO (atómica o compleja), hay otra oración
¬P. La proposición correspondiente es verdadera si y sólo si la proposición
que corresponde a P es falsa. Esto puede exponerse en la siguiente tabla de
verdad.
Capítulo 4 52

P ¬P
VERDADERO FALSO
FALSO VERDADERO

Una vez que usted se ha comprometido con la verdad de ¬P, esto es


lo mismo que si se hubiera comprometido con la falsedad de P. De mane-
ra similar, si se compromete con la falsedad de ¬P; esto es lo mismo que
comprometerse con la verdad de P.

Problema 4.1. Sea el caso de que P expresa una proposición verdadera,


y forme Q poniendo algunos símbolos de negación delante de P. Muestre
varios casos en los que, si coloca un número par de símbolos de negación,
esta proposición es verdadera, pero si coloca un número impar, entonces es
falsa.

4.2. Símbolo de conjunción (∧)


Este símbolo es usado para expresar conjunción en nuestro lenguaje, la
noción que normalmente expresamos en español usando términos como y,
además, pero y a pesar de. En la lógica de primer orden, esta conectiva se
coloca siempre entre dos oraciones, mientras que en español podemos también
hacer conjunciones de sustantivos, verbos y otras expresiones del lenguaje.
Por ejemplo, las oraciones españolas

Juan y Mary están en su casa

Juan está en su casa y Mary está en su casa

tienen la misma traducción de primer orden:

EnCasa(Juan) ∧ EnCasa(Mary)

La proposición es verdadera sólo en caso que Juan esté en su casa y Mary


esté en su casa.
Algunos usos españoles de “y” no son adecuadamente reflejados por el
símbolo de conjunción de LPO. Por ejemplo, supóngase que hablamos acerca
de una tarde en que Max y Clara estaban juntos. Si dijéramos Max se fue a
su casa y Clara se fue a dormir, nuestra afirmación tendría una connotación
Capítulo 4 53

temporal, es decir, que Max se fue a su casa antes de que Clara se fuera a
dormir. De manera similar si revirtiéramos el orden y aseguráramos Clara se
fue a dormir y Max se fue a su casa, ello sugeriría un tipo de situación muy
diferente. Por contraste, no se pretende ninguna implicación tal, implícita o
explícita, cuando se usa la conjunción ∧ de LPO. Tenemos que

SeFueACasa(Max) ∧ SeFueADormir(Clara)
se aplica exactamente en las mismas circunstancias que

SeFueADormir(Clara) ∧ SeFueACasa(Max).
Tal como en el caso de la negación, podemos unir tanto oraciones com-
plejas como simples con ∧. P ∧ Q es verdadera si y sólo si tanto P como Q son
verdaderas. P ∧ Q es falsa si ambas o alguna de ellas son falsas. Esto puede
resumirse en la siguiente tabla de verdad:

P Q P∧Q
VERDADERO VERDADERO VERDADERO
VERDADERO FALSO FALSO
FALSO VERDADERO FALSO
FALSO FALSO FALSO

Si Ud. se compromete con la verdad de P ∧ Q entonces implícitamente se


ha comprometido con la verdad de cada una de ellas, P y Q. Si se compromete
con la falsedad de P ∧ Q entonces está afirmando que por lo menos uno de
ellos, P o Q, es falso. Debería en tal caso poder elegir uno de los dos y,
comprometerse con su falsedad.

4.3. Símbolo de Disyunción (∨)


Este símbolo es usado para expresar la disyunción en los lenguajes forma-
les, la noción que expresamos en nuestro lenguaje usando “o”. En la lógica de
primer orden esta conectiva, como el signo de conjunción, siempre está ubi-
cado entre dos oraciones, mientras que en español podemos también usarlo
para ponerlo entre nombres, verbos y otras partes de la lengua. Por ejemplo,
los enunciados del español

Juan o Mary están en casa


Capítulo 4 54

Juan está en casa o Mary está en casa

tienen ambos la misma traducción de primer orden:

EnCasa(Juan) ∨ EnCasa(Mary)
A pesar que en español “o” se usa a veces en un sentido excluyente, para
decir que exactamente una de dos oraciones disyuntas es verdadera, el sím-
bolo “∨” de la lógica de primer orden siempre se usa en una interpretación
incluyente –significa que por lo menos una de las dos oraciones disyuntas es
verdadera, pero también posiblemente ambas. Así la proposición del ejemplo
es verdadera si Juan está en casa pero Mary no lo está, si Mary está en casa
pero Juan no lo está, o si ambos, Juan y Mary, están en casa.
Si quisiéramos expresar el sentido excluyente de o en el ejemplo anterior,
podríamos hacer como sigue:

[(EnCasa(Juan) ∨ EnCasa(Mary)] ∧ ¬(EnCasa(Juan) ∧ EnCasa(Mary)]

Como puede verse, esta oración dice que Juan está en casa o Mary lo está,
pero no ambos.
Muchos estudiantes tienden a decir que la expresión española o bien ...o
bien expresa la disyunción excluyente. Si bien algunas veces efectivamente
es así (y en verdad el simple “o” es usado a veces de manera excluyente), no
siempre lo es. Por ejemplo, supóngase que Clara y Max están jugando en la
otra habitación y de repente se oye un sonido de lucha. Si decimos O bien
Max golpeó a Clara o Clara golpeó a Max no estaríamos equivocados si cada
uno hubiese golpeado al otro. Así, esto debería traducirse como

Golpea(Max, Clara) ∨ Golpea(Clara, Max)


Veremos más tarde que la expresión “o bien” algunas veces juega una
función lógica diferente. Otra importante expresión española que podemos
capturar sin introducir símbolos adicionales es ni. . . ni. Así

Ni Juan ni Mary están en casa


Capítulo 4 55

debería expresarse como:

¬EnCasa(Juan) ∧ ¬EnCasa(Mary)
Pero también podría hacerse alternativamente como:

¬(EnCasa(Juan) ∨ EnCasa(Mary))
Esto dice que no es el caso que al menos uno de ellos esté en casa, es decir,
que ninguno de ellos está en casa.
Dadas dos oraciones P y Q de LPO, atómicas o no, podemos combinarlas
usando “∨” para formar una nueva oración P ∨ Q. La proposición correspon-
diente es verdadera si al menos una de las proposiciones es verdadera. De
otro modo, es falsa. Ésta es la tabla de verdad.

P Q P∨Q
VERDADERO VERDADERO VERDADERO
VERDADERO FALSO VERDADERO
FALSO VERDADERO VERDADERO
FALSO FALSO FALSO

Las reglas de juego para ∨ son “duales” de las reglas para ∧. De este modo,
si usted se compromete con la verdad de P ∨ Q, entonces debe comprome-
terse con la verdad de una de ellas al menos. Si usted se compromete con la
falsedad de P ∨ Q, entonces usted está implícitamente comprometiéndose con
la falsedad de cada una de ellas, de las dos.
Hay alguna aclaración algo sutil que debe hacerse acerca de nuestra ma-
nera de describir el juego. Hemos dicho, por ejemplo, que cuando usted se ha
comprometido con la verdad de una disyunción P ∨ Q, se compromete con
la verdad de uno de los disyuntos. Esto, por supuesto, es cierto, pero ello
no significa que necesariamente sepa cuál de ellos, P o Q, es verdadero. Por
ejemplo, si usted tiene P ∨ ¬P , entonces sabe que la proposición es verda-
dera, sin que importe cómo es el mundo. Pero si P es muy compleja, o si
tiene información imperfecta acerca del mundo, podría no saber cuál de las
dos proposiciones, la de P o la de ¬P es verdadera. Supongamos que P es
la Conjetura de Goldbach o que Hay una ballena nadando bajo el puente del
“Golden Gate” exactamente ahora. En tales casos se comprometería con la
verdad de la disyunción sin que le interese saber cómo jugar el juego y ganar.
Capítulo 4 56

Usted sabe que hay una estrategia ganadora para el juego pero no sabe cuál
es.
Ya que hay un imperativo moral de fidelidad con los propios compromisos,
el uso del término “compromiso” para describir el juego es un poco equívoco.
Estaría perfectamente justificado que afirme la verdad de P ∨ ¬P, aún si no
conoce su estrategia ganadora para jugar el juego.
Resumamos lo que hemos aprendido acerca de las tres conectivas que
hemos introducido.
Recordar

1. ¬P es verdadera si y sólo si P no es verdadera.

2. P ∧ Q es verdadera si y sólo si P es verdadera y Q es verdadera.

3. P ∨ Q es verdadera si y sólo si P es verdadera o Q es verdadera


(o ambos son verdaderas)

4.4. Símbolo del Condicional Material (→)


Este símbolo es usado para combinar dos oraciones, P y Q para formar
P → Q, llamado condicional material. P es el antecedente del condicional, y
Q es el consecuente del condicional. Discutiremos las contrapartes españolas
de este símbolo luego de explicar su significado.

4.4.1. Semántica y regla de juego para el condicional


La proposicón expresada por P → Q recibe el valor verdadero si y sólo si
la de P resulta falsa o la de Q verdadera (o ambas verdaderas). Esto puede
ser resumido en la siguiente tabla de verdad:

P Q P→Q
VERDADERO VERDADERO VERDADERO
VERDADERO FALSO FALSO
FALSO VERDADERO VERDADERO
FALSO FALSO VERDADERO

Una segunda reflexión sobre esto muestra que P → Q es otro modo de


decir ¬P ∨ Q.
Capítulo 4 57

Recordar
El mejor modo de pensar P → Q es teniendo en cuenta que este con-
dicional es falso sólo en un caso: cuando el antecedente P es verdadero
y el consecuente Q es falso.

4.4.2. Formas españolas del condicional material


Podemos considerar P → Q como una adecuada traducción de la expre-
sión condicional del español Si ... entonces... . De cualquier modo, está claro
que este condicional español, como el condicional material, es falso si el an-
tecedente es verdadero y el consecuente es falso. Traduciremos, por ejemplo,
Si Max está en casa entonces Clara está en la biblioteca, del siguiente modo:

EnCasa(Max) → EnBiblioteca(Clara)
Otras expresiones españolas que pueden traducise con frecuencia usando
el condicional material P → Q son: P sólo si Q, Q dado P, y Q cuando P.
También usamos “→” en combinación con “¬” para traducir oraciones de la
forma A menos que P, Q o Q a menos que P. Éstos significan lo mismo que
Q si no P, y son también traducidos como ¬P → Q.

P → Q. ¬P → Q.
P sólo si Q A menos que P, Q
Q dado P Q a menos que P
Q cuando P Q si no P

En este curso siempre traduciremos el español si... entonces usando “→”


pero hay muchos usos de las expresiones españolas que no pueden ser ade-
cuadamente expresados usando el condicional material. Por ejemplo, la pro-
posición

Si Max hubiera estado en su casa, entonces José también debería haber


estado

puede ser falsa aun si Max no estuvo de hecho en su casa. Pero la proposición
de primer orden

EnCasa(Max) → EnCasa(José)
Capítulo 4 58

es automáticamente verdadera si Max no está en casa. El punto de tales


ejemplos es que muchos usos de si... entonces no son veritativo funcionales.
La verdad del todo depende de algo más que de los valores de verdad de las
partes. Parece depender de la existencia de una conexión genuina entre el
contenido del antecedente y del consecuente. Pero estos asuntos son mucho
más controvertidos. No nos ocuparemos de ellos por ahora.

4.5. Símbolo del Bicondicional (↔)


Nuestra última conectiva es el símbolo del bicondicional material. Dadas
cualesquiera proposiciones que correspondan a P y Q se puede formar otra
proposición conectando a ambas por medio del bicondicional P ↔ Q. Una
proposición de la forma P ↔ Q es verdadera si y sólo si las proposiciones
asociadas con P y Q tienen los mismos valores de verdad, esto es, o ambas son
verdaderas o ambas son falsas. En español comúnmente se usa la expresión
si y sólo si, y, en el discurso matemático, sólo en caso. Así, por ejemplo, la
oración Max está en casa si y sólo si José está en casa sería traducida como:

EnCasa(Max) ↔ EnCasa(José)
La oración matemática n es par sólo en caso de que n2 es par sería
traducida como:

Par(n) ↔ Par(n2 )

4.5.1. La semántica para ↔


La semántica para el bicondicional puede ser resumida con la tabla si-
guiente:

P Q P↔Q
VERDADERO VERDADERO VERDADERO
VERDADERO FALSO FALSO
FALSO VERDADERO FALSO
FALSO FALSO VERDADERO

Advierta que la columna final de esta tabla de verdad es la misma que para
(P → Q) ∧ (Q → P). (Ver Problema 4.2 abajo). Por esta razón, los lógicos
Capítulo 4 59

a menudo tratan una oración de la forma P ↔ Q como una abreviatura de


(P → Q) ∧ (Q → P).

4.6. Uso de las tablas de verdad


Hay un método simple para determinar algunas propiedades de oraciones
construidas a partir de oraciones atómicas por medio de las conectivas →,
↔, ∨, ∧ y ¬ y poder determinar por ejemplo si son lógicamente equivalentes
o satisfactibles o lógicamente verdaderas o no. El método involucra la cons-
trucción de una tabla de verdad para una proposición o varias a la vez. Antes
de que expliquemos el método, debemos describir cómo construir tablas de
verdad para proposiciones complejas. Supongamos que tenemos una oración
compleja S cuyas oraciones atómicas son A1 , . . . , An . Para construir una tabla
de verdad para la proposición asociada con S, se escriben los oraciones ató-
micas A1 , . . . , An a lo largo del encabezamiento de la página, con la oración S
a su derecha. Se acostumbra trazar una doble línea separando las oraciones
atómicas de S. La tabla de verdad tendrá una línea para cada manera de
asignar VERDADERO y FALSO. Ya que hay dos asignaciones posibles para
cada proposición atómica, habrá 2n líneas. Así si n=l habrá dos líneas, sí
n=2 habrá cuatro líneas, si n=3 habrá ocho líneas, y así sucesivamente. Se
acostumbra hacer que la columna de más a la izquierda tenga la mitad su-
perior de las líneas marcadas como VERDADERO, la segunda mitad falsas.
La próxima línea bifurca cada una de éstas marcando el primero y el tercer
cuarto de las líneas con VERDADERO, el segundo y el cuarto cuartos con
FALSO, y así sucesivamente. Esto resultará en que la última columna tenga
VERDADERO y FALSO alternativamente.
Veamos un ejemplo con tres oraciones atómicas.

(Cubo(a) ∧ Cubo(b)) ∨ ¬Cubo(c)


Para hacer que nuestra tabla sea más fácil de leer, representaremos las
oraciones atómicas mediante A, B y C. Posteriormente llenaremos la columna
que está debajo de la oración compleja.
Capítulo 4 60

A B C
V V V
V V F
V F V
V F F
F V V
F V F
F F V
F F F

En una tabla de verdad las columnas bajo las oraciones atómicas se lla-
man “columnas de referencia”. En ellas colocamos por filas todas las posibles
combinaciones de valores de verdad asignados a las oraciones atómicas de
la oración compleja a evaluar. Una vez que se han llenado las columnas de
referencia estamos listos para llenar el resto de la tabla. Para hacerlo, cons-
truimos columnas de V y F debajo de cada conectiva de S. Estas columnas
se llenan una por una, usando las tablas de verdad de las distintas conecti-
vas. Comenzamos trabajando en las conectivas que se aplican únicamente a
proposiciones atómicas. Una vez hecho esto, trabajamos en conectivas que se
aplican a oraciones cuya conectiva principal ya tiene su columna llena. Con-
tinuamos este proceso hasta llenar la columna de la conectiva principal de S.
Esta es la columna que muestra cómo depende la verdad de esta proposición
de la verdad de sus componentes atómicos.
Realicemos el primer paso de este proceso para la tabla de abajo. Ya
que dos de las conectivas en la oración en cuestión se aplican a oraciones
atómicas, podemos llenar dos columnas usando las tablas de verdad para ∧
y ¬ dadas anteriormente.

A B C (A ∧ B) ∨ ¬C
V V V V F
V V F V V
V F V F F
V F F F V
F V V F F
F V F F V
F F V F F
F F F F V
Capítulo 4 61

Esto deja sólo una conectiva por completar, la conectiva principal de


la oración. La llenamos en referencia a las dos columnas ya completadas y
usando la tabla de verdad para ∨.

A B C (A ∧ B) ∨ ¬C
V V V V V F
V V F V V V
V F V F F F
V F F F V V
F V V F F F
F V F F V V
F F V F F F
F F F F V V

Es necesario remarcar que algunas de las líneas en una tabla de verdad


pueden no representar posibilidades genuinas. Éste no es el caso del ejemplo
de arriba, pero imaginemos que la oración atómica asociada con A hubiera
sido la oración Tet(c), entonces cualquier línea que asignara VERDADERO
tanto a A como a C no habría representado una posibilidad legítima, debido
a que c no puede ser tanto un tetraedro como un cubo.
Las oraciones que expresan proposiciones verdaderas en todas las líneas
son llamadas oraciones tautológicas o simplemente tautologías.

Recordar
Sea S una oración de LPO construida a partir de oraciones atómi-
cas sólo por medio de conectivas veritativo-funcionales. Una tabla de
verdad para la proposición que expresa S muestra cómo la verdad de
esta proposición depende de la verdad de sus partes atómicas.

1. S es una tautología si y sólo si toda línea asigna VERDADERO


a la proposición expresada por S.

2. S es satisfactible si y sólo si hay al menos una línea genuina de


la tabla de verdad que asigne VERDADERO a la proposición
que expresa S.
Capítulo 4 62

Ejercicios y Problemas
Problema 4.1. Suponga que A, B, y C son oraciones atómicas. ¿Cuáles de
las siguientes son tautologías?
1. (A ∧ B) ∨ (¬A ∨ ¬B)

2. (A ∧ B) ∨ (A ∧ ¬B)

3. A → (A ∨ C)

4. (¬A ∨ B) ↔ (A → B)

5. ¬(A ∧ B) ∨ C

6. (A ∨ B) ∨ ¬(A ∨ (B ∧ C))

Problema 4.2. Construya una tabla de verdad para (A → B) ∧ (B → A).


Muestre que la columna final es la misma que para A ↔ B. Haga lo mismo
para la disyunción excluyente definida en 4.3. Muestre que la columna final
es la misma que para ¬(A ↔ B).

4.7. Ambigüedad
Cuando describimos la primera vez LPO, remarcamos la falta de ambi-
güedad de este lenguaje a diferencia del lenguaje ordinario. Por ejemplo, el
español nos permite decir cosas como Max está en casa o Clara está en casa
y José es feliz. Esta oración puede entenderse de dos maneras muy diferentes.
Una lectura afirma que o bien Clara está en casa y José es feliz, o Max está
en casa. En esta lectura lo expresado allí sería verdadero si Max estuviera
en casa, aún si José fuese infeliz. La otra lectura afirma a la vez que Max o
Clara están en casa y que José es feliz.
LPO evita este tipo de ambigüedad requiriendo el uso de paréntesis del
mismo modo en que se usan en álgebra. Así, por ejemplo, LPO no tendría
una oración correspondiente a la oración española ambigua, sino dos:

EnCasa(Max) ∨ (EnCasa(Clara) ∧ Feliz(José))

(EnCasa(Max) ∨ EnCasa(CIara)) ∧ Feliz(José)


Capítulo 4 63

Los paréntesis en el primero indican que es una disyunción, cuyo segun-


do disyunto es, él mismo, una conjunción. En el segundo, ellos indican que
la oración es una conjunción cuyo primer componente es una disyunción.
Como resultado, las condiciones de verdad para cada uno de ellos son muy
diferentes.
Los paréntesis se usan también para indicar el “alcance” de un símbolo de
negación cuando aparece en una oración compleja. Así, por ejemplo, las dos
oraciones

¬EnCasa(Clara) ∧ EnCasa(Max)

¬(EnCasa(Clara) ∧ EnCasa(Max))
significan cosas muy diferentes. La primera es una conjunción de literales,
la primera de las cuales dice que Clara no está en casa, y la segunda dice que
Max está en casa. Por contraste, la segunda oración es una negación de una
oración que es ella misma una conjunción: dice que no están ambos en casa.
Ya hemos encontrado este uso de paréntesis en ejercicios anteriores.
Un párrafo aparte merece la expresión “O bien”, que ayuda a aclarar el
alcance de “o”, indicando cuán lejos se extiende su alcance hacia la izquierda;
de manera similar, la expresión “tanto” indica cuánto hacia la izquierda se
extiende el alcance de “como”, que suele ir a continuación. Por ejemplo, O
bien Max está en casa y Clara está en casa o José es feliz no es ambiguo,
mientras que sería ambiguo sin “o bien”. Lo que significa es que

[EnCasa(Max) ∧ EnCasa(Clara)] ∨ Feliz(Carl)


En otras palabras, o bien y tanto pueden actuar a veces como los parén-
tesis izquierdos actúan en LPO.

4.8. Traducción
Una importante habilidad que usted querrá dominar es la de traducir
del español al lenguaje formal y viceversa. Pero antes de que pueda hacerlo
necesita saber cómo expresarse en ambos lenguajes. Los problemas que siguen
han sido diseñados para ayudarlo a aprender estas habilidades. Cabe decir,
que la traducción del lenguaje común al Lenguaje de Primer Orden no puede
Capítulo 4 64

realizarse de manera mecánica. Es decir, que es imposible contar con un


procedimiento automático que lo haga, tal como el que existe para sumar,
dividir o hacer multiplicaciones. Basta pensar en la traducción de cualquier
lengua a otra, lo cual sólo puede hacerse de manera más o menos aproximada.
La razón de esta limitación es, en última instancia, que la traducción descansa
en un proceso de equiparación de significados, para lo cual no existe una
automatización efectiva, por la misma riqueza infinita del idioma.
¿Como sabemos entonces si una traducción es correcta? Intuitivamente,
una traducción correcta es una oración con el mismo significado de la que
se traduce. Pero, ¿qué es el significado? Lo que requerimos de una traduc-
ción correcta en el lenguaje de primer orden es que se comporte igual que
la oración original, en las mismas circunstancias. Es decir, que exprese la
misma proposición. Esta idea de significado consiste en su equiparación con
las llamadas “condiciones de verdad” de la oración, que en LPO no son otras
sino las expuestas en las distintas líneas de la tabla de verdad.
Nótese que no es suficiente que las oraciones expresen una proposición
verdadera en algún mundo particular. Si así fuera, entonces dos proposicio-
nes verdaderas cualesquiera servirían para traducir una oración del español
por otra de LPO, que correspondieran a aquellas proposiciones respectiva-
mente. Así, por ejemplo, si Clara y Max están ambos en casa, podríamos
traducir Max está en casa por medio de EnCasa(Clara). Que las proposicio-
nes sean verdaderas no es suficiente. Tienen que ser verdaderas en todas las
circunstancias que se den para ellas.
Recordar
Para que una oración en español y una oración en LPO tengan el
mismo significado, es necesario que las correspondientes proposiciones
sean verdaderas en todas las circunstancias que son posibles.

En general, esto es todo lo que se requiere de las traducciones desde y


hacia LPO. De este modo, dada una oración en español S y una buena tra-
ducción suya a LPO, digamos S, cualquier otra oración S0 que sea lógicamente
equivalente a S también será una traducción aceptable de ella. Pero, hay un
problema de estilo. Algunas buenas traducciones son mejores que otras. Se
prefieren oraciones que sean fáciles de entender. Pero también se preferirá
mantener las conectivas de LPO tan cercanas como sea posible del español.
Por ejemplo, una buena traducción de No es verdadero que Clara y Max estén
ambos en casa estaría dada por
Capítulo 4 65

¬(EnCasa(CIara) ∧ EnCasa(Max))
Esto es lógicamente equivalente a la siguiente oración en forma normal
con negación, de modo tal que también tenemos que considerarlo como una
buena traducción.1

¬EnCasa(Clara) ∨ ¬EnCasa(Max)
Pero hay un claro sentido estilístico por el cual la primera es una mejor
traducción, puesto que conserva en mayor medida la forma de la original. No
obstante, no hay reglas rápidas y sólidas para determinar cuál de entre varias
oraciones equivalentes es la mejor traducción de una oración dada.

Ejercicios y Problemas
Problema 4.3. Siguiendo las indicaciones dadas en 1-9 abajo, formule ora-
ciones que describan características de este mundo. Asegúrese que cada una
de sus oraciones es en efecto una oración en LPO y que expresa una propo-
sición verdadera en este mundo.

1. Advierta que si c es un tetraedro, entonces a no es un tetraedro. (Re-


cuerde, en este mundo cada objeto tiene exactamente un nombre). Use
su primera oración para expresar este hecho.

2. Sin embargo, advierta que lo mismo es verdadero de b y d. Así, si b es


un tetraedro, entonces d no lo es. Use su segunda oración para expresar
esto.
1 La forma normal con negación se explica más adelante, en el capítulo 5, página 82
Capítulo 4 66

3. Finalmente, observe que si b es un tetraedro, entonces c no lo es. Ex-


préselo.

4. Advierta que si a es un cubo y b es dodecaedro, entonces a está a la


izquierda de b. Use su próxima oración para expresar este hecho.

5. Use su quinta oración para expresar el hecho que d es un tetraedro si


y sólo si es chico.

6. Luego, exprese el hecho que si a y d son ambos cubos, entonces uno está
a la izquierda del otro. Tenga en cuenta: necesitará usar una disyunción
para expresar el hecho que uno está a la izquierda del otro.

7. Advierta que d es un cubo si y sólo si es o bien mediano o bien grande.


Expréselo.

8. Observe que si b no está a la derecha ni ala izquierda de d, entonces


uno de ellos es un tetraedro. Exprese esta observación.

9. Por último, exprese el hecho que b y c son del mismo tamaño si y sólo
si uno es un tetraedro y el otro es un dodecaedro.

Problema 4.4. (Traducción) Traduzca las siguientes oraciones españolas a


LPO. Use en su traducción todas las conectivas proposicionales.
1. Si a es un tetraedro entonces está delante de d.

2. a está a un lado u otro de d sólo si a es un cubo.

3. c está o bien entre a y e o entre a y d.

4. c está a la derecha de a si él (c) es chico.

5. c está a la derecha de d sólo si b está a la derecha de c y a la izquierda


de e.

6. Si e es un tetraedro, entonces está a la derecha de b si y sólo si está


también delante de b.

7. Si b no está delante de d entonces tampoco está detrás de d, supuesto


que sea un cubo.

8. c está detrás de a pero delante de e.


Capítulo 4 67

9. e está delante de d a menos que él (es decir, e) sea un tetraedro grande.

10. Al menos uno de a, c y e es un cubo.

11. a es un cubo sólo si b está delante de c.

12. bes mayor que a y e.

13. a y e son ambos mayores que c, pero ninguno es grande.

14. d es del mismo tamaño que b.

15. a es grande si y sólo si es un cubo.

16. e es un tetraedro a menos que c sea un cubo.

17. Si e no es un tetraedro, entonces o bien b o d es chico.

18. b o d es dodecaedro si o bien a o c es un tetraedro.

19. d es un dodecaedro sólo en el caso que b sea un cubo.

20. b es dodecaedro sólo en el caso que c lo sea.

Problema 4.5. (Construir un mundo) Construya un mundo en el que todas


las proposiciones corresondientes del problema 4.4 sean verdaderas. Asegúre-
se de que todas sus traducciones preserven la verdad. En caso contrario, vea
si la proposición original es verdadera. Si lo es, entonces hay algo incorrecto
en su traducción.
Problema 4.6. Traduzca al lenguaje de bloques las siguientes oraciones:
1. Si a es un tetraedro, entonces b es también un tetraedro.

2. c es un tetraedro si b lo es.

3. a y c son ambos tetraedros sólo si al menos uno de ellos es grande.

4. a es un tetraedro pero c no es grande.

5. Si d es un dodecaedro, entonces no es ni grande ni chico, suponiendo


que c es chico.

6. c es mediano sólo si ni d, ni e, ni f son cubos.


Capítulo 4 68

7. d es un dodecaedro chico a menos que a sea chico.

8. e es grande sólo en el caso de que sea un hecho que d es grande si y


sólo si f lo es.

9. d y e son ambos del mismo tamaño.

10. d y e son de la misma forma.

11. f es o bien un cubo o bien un dodecaedro, si es grande.

12. c es mayor que e sólo si b es mayor que c.

Ahora suponga que todas estas oraciones expresan proposicones verdaderas


en algún mundo. Tome en cuenta los tamaños y formas de a, b, c, d, e y f.
Agregue a la lista de traducciones seis oraciones más que Ud. pueda extraer
relativas a formas y tamaños de los objetos. Luego construya un mundo en
el que las seis proposiciones correspondientes sean verdaderas.

Problema 4.7. Observe el siguiente mundo:

1. Note que f (el dodecaedro grande que está atrás) no está delante de a.
Use su primera oración para decir esto.

2. Note que f está a la derecha de a y a la izquierda de b. Use su segunda


oración para decir esto.

3. Use su tercera oración para decir que f está o bien detrás de, o es más
chico que a.
Capítulo 4 69

4. Exprese el hecho que tanto e como d están entre c y a.

5. Note que ni e ni d son más grandes que c. Use su quinta oración para
decir esto.

6. Note que e no es más grande ni más chico que d. Use su sexta oración
para decir esto.

7. Note que c es más chico que a pero más grande que e. Enuncie este
hecho.

8. Note que c está delante de f; además, es más chico que f. Use su octava
oración para establecer estas cosas.

Problema 4.8. Escribir las traducciones de las siguientes oraciones en es-


pañol a lógica de primer orden. Solo necesitará usar las conectivas ∧, ∨ y
¬.
1. O bien a es chico o c y d son ambos grandes.

2. d y e están ambos detrás de b.

3. d y e están ambas detrás de b y son más grande que él.

4. Tanto d como c son cubos; además ninguno de ellos es chico.

5. Ni e ni a están, cada uno de ellos, a la derecha de c y a la izquierda de


b.

6. Bien e no es grande o está detrás de a.

7. Ni c está entre a y b, ni delante de ninguno de ellos.

8. O bien a y e son ambos tetraedros o a y f lo son.

9. Ni d ni c están delante de c o b.

10. Bien c está entre d y f o es más chico que ambos de ellos.


Capítulo 4 70

4.9. Implicatura conversacional


Al traducir desde el español a LPO, hay muchos casos que son problemá-
ticos. Por ejemplo, muchos estudiantes se resisten a traducir oraciones como
Max está en casa a menos que Clara esté casa de la siguiente forma:

¬EnCasa(Clara) → EnCasa(Max)
Estos estudiantes piensan que el significado de las oraciones en español
seria más adecuadamente captado por la afirmación bicondicional:

¬EnCasa(Clara) ↔ EnCasa(Max)
La razón por lo cual esto último parece natural radica en que cuando
afirmamos la oración en español, hay alguna implicación de que si Clara está
en casa, entonces Max no lo está.
Para resolver estos casos problemáticos, es a veces conveniente distinguir
entre condiciones de verdad de una oración por un lado, y por otro lado,
otras cosas que en algún sentido se siguen de la afirmación de la oración.
Tomemos un caso obvio, supongamos que alguien afirma la oración Es un
día agradable. Algo que podríamos concluir es que el hablante comprende
español. Sin embargo, esto no es parte de lo que el hablante dice, sino parte
de lo que puede ser inferido de lo dicho. La verdad o falsedad de la afirmación
no tiene nada que ver con sus habilidades lingüísticas.
El filósofo H. P. Grice desarrolló una teoría de 1o que él llamó impli-
caturas conversacionales para ayudar a separar las genuinas condiciones de
verdad de una oración de otras conclusiones que podrían extraerse a partir
de su afirmación. Estas otras conclusiones son las que Grice llamó “impli-
caturas”. No nos adentraremos en los detalles de la teoría, pero conocer un
poco de ella puede ser de ayuda para la traducción, así que presentaremos
una introducción a la teoría de Grice.
Supongamos que tenemos una oración en español S que alguien afirma,
y tratamos de decidir si una conclusión particular que extraemos es parte
del significado de S o, en su lugar, una de sus implicaturas. Grice señaló que
si esa conclusión particular es parte del significado, entonces no puede ser
“cancelada” por alguna otra elaboración posterior del hablante sin contrade-
cirse. Así, por ejemplo, la conclusión de que Max está en casa es parte del
significado de la afirmación de que Max y Clara están en casa; no podemos
Capítulo 4 71

entonces cancelar esta conclusión diciendo Max y Clara están en casa, pero
Max no está en casa. Simplemente nos contradiríamos a nosotros mismos.
Compare esto con el hablante que dijo Es un día agradable. En este caso,
sí hubiese continuado diciendo (quizás leyendo un diccionario) ¿Habla usted
francés? entonces la sugerencia de que el hablante comprende español sería
efectivamente cancelada.
Un uso más esclarecedor del test de cancelabilidad de Grice tiene relación
con las expresiones o bien... o. Reiteramos que esto debería ser traducido
en LPO como una disyunción inclusiva, usando ∨. Ahora podemos ver que
la sugerencia de que esta frase expresa disyunción exclusiva es generalmente
sólo una implicatura conversacional. Por ejemplo, si el mozo dice Puede pedir
o bien sopa o ensalada, hay una fuerte implicatura de que no puede tener
ambas. Pero es claro que es sólo una implicatura, debido a que el mozo podría
decir además, sin contradecirse a sí mismo, si usted quiere puede ordenar
ambas. Si la oración original hubiera expresado la disyunción exclusiva, esto
sería como decir Puede pedir sopa o ensalada pero no ambas, y puede pedir
ambas si lo quiere.
Volvamos a nuestro primer ejemplo que involucra la oración Max está
en casa a menos que Clara esté en casa. Dijimos que no era correcta la
traducción:

¬EnCasa(Clara) ↔ EnCasa(Max)
que es equivalente a la conjunción de:

¬EnCasa(Clara) → EnCasa(Max) (que es la traducción correcta)

con la afirmación adicional:

EnCasa(Clara) → ¬EnCasa(Max)
¿Es esta segunda afirmación parte del significado de la oración en español
original, o es simplemente implicatura conversacional? El test de cancelabi-
lidad de Grice muestra que es sólo una implicatura. Después de todo, tiene
sentido que el hablante diga: Por otro lado, si Clara está en su casa, yo no
tengo idea de dónde está Max. Esta elaboración elimina de algún modo la
sugerencia de que si Clara está en casa entonces Max no lo está.
Capítulo 4 72

Ejercicios y Problemas
Problema 4.9. Supongamos que Clara afirma la oración Max se las arre-
gló para mantener a José en casa. ¿Implica esto lógicamente que es difícil
mantener a José en casa o se trata de una simple implicatura? Justifique su
respuesta.
Problema 4.10. Supongamos que Max afirma la oración Podemos ir al cine
caminando o podemos ir en auto. ¿Esta afirmación implica lógicamente que
no podamos tanto caminar como ir en auto, o se trata de una simple impli-
catura? ¿En qué medida difiere esto del ejemplo de la sopa y la ensalada?2

2 Puede pedir sopa o ensalada, analizado anteriormente.


Capítulo 5

Otros usos de las tablas de


verdad
Hasta aquí hemos tratado las tablas de verdad como una forma de defi-
nir las conectivas, esto es, darles un significado. Recordemos que éstas eran
veritativo funcionales, lo cual significa que la verdad de una proposición com-
pleja, depende solamente de las proposiciones más simples de las cuales se
compone. Así para saber si una disyunción es verdadera, sólo necesitamos
saber los valores de verdad asignados a los disyuntos en cada circunstancia.
Este comportamiento particularmente simple es lo que nos permite capturar
los significados de las conectivas veritativo funcionales utilizando las tablas
de verdad.
El hecho de que las conectivas son veritativo funcionales hace fácil el
explicar sus significados. Asimismo nos provee una simple pero poderosa
técnica para estudiar su lógica. Esta técnica, o método, es una extensión de las
tablas de verdad utilizadas para presentar los significados de las conectivas.
A menudo resulta que podemos calcular las propiedades lógicas de oraciones
complejas mediante la construcción de tablas de verdad que muestran todas
las asignaciones posibles de valores de verdad a los constituyentes atómicos,
a partir de los cuales está construida la oración. Dicha técnica puede, por
ejemplo, decirnos que una oración particular S es consecuencia lógica de
algunas premisas A1 , . . . , An . Y dado que la consecuencia lógica es uno de
nuestros intereses principales, es importante aprender esta técnica, ya que
nos permite también establecer si el argumento allí expresado, es válido.
Como veremos, tenemos aquí un caso de un método efectivo para establecer

73
Capítulo 5 74

la validez de un argumento. En el cap. 2, señalamos que la búsqueda de tales


métodos era uno de los intereses primordiales de la lógica.
En este capítulo discutiremos lo que las tablas de verdad pueden decirnos
acerca de algunas nociones lógicas que están relacionadas: las nociones de
verdad lógica, consecuencia lógica, equivalencia lógica y satisfactibilidad. A
pesar de que hemos discutido, hasta cierto punto, la noción de consecuencia
lógica, abordaremos esto en sentido inverso, puesto que la técnica de las
tablas de verdad, que se relaciona con todo esto, es más fácil de entender en
ese orden.

5.1. Satisfactibilidad y verdad lógica


Hay dos nociones importantes que están estrechamente relacionadas a la
noción de consecuencia lógica y de equivalencia lógica. La primera es la de una
oración satisfactible, o un conjunto satisfactible de oraciones. Intuitivamente,
una oración es satisfactible si pudiera ser verdadera, al menos sobre bases
lógicas. Podría haber alguna otra razón, digamos física, por la cual no sería
posible, pero no habría razones lógicas por la cual no pueda ser verdadera.
Por ejemplo, no hay posibilidades físicas de ir más rápido que la velocidad de
la luz, aunque sea lógicamente posible: lo hacen todo el tiempo en Viaje a las
Estrellas. Por otro lado, no es ni siquiera lógicamente posible que un objeto
no sea idéntico a sí mismo. Esto simplemente violaría el significado de la
identidad. La manera en que usualmente se lo presenta es que una afirmación
es lógicamente posible si hubiera una circunstancia (o situación, o estado, o
mundo) lógicamente posible, en la cual la afirmación fuera verdadera. De
manera similar, una oración es lógicamente necesaria si es verdadera en toda
circunstancia lógicamente posible.
Un conjunto de oraciones es satisfactible si hay alguna circunstancia posi-
ble en que todas las oraciones en el conjunto son simultáneamente verdaderas.
De este modo, no es suficiente que cada oración en la lista sea satisfactible de
suyo. Por ejemplo, cada uno de las siguientes tres oraciones es satisfactible.
En verdad cualquier par de ellas es satisfactible. Pero el conjunto entero no
es satisfactible.

Feliz(Clara) ∨ Feliz(Max)
Capítulo 5 75

¬Feliz(Clara)

¬Feliz(Max)
Una oración de LPO en nuestro lenguaje de bloques es satisfactible si
podemos construir un mundo en el cual es verdadera.
La segunda noción, es la de oración lógicamente verdadera. Un oración es
lógicamente verdadera si debe serlo sin que importe cómo es el mundo. Las
siguientes oraciones (proposiciones) cumplen esta propiedad:

EnCasa(Clara) ∨ ¬EnCasa(Clara)

¬[(Feliz(Carl) ∧ ¬Feliz(Carl)]

¬[(Feliz(Carl) ∨ Feliz(Max)) ∧ ¬Feliz(Carl) ∧ ¬Feliz(Max)]


Hay una relación simple entre estas dos nociones. Una manera de formu-
larla es decir que la proposición expresada por P es lógicamente verdadera
si y sólo si su negación, ¬P, no es satisfactible. Comprobar que esto es así,
es simplemente cuestión de aplicar las dos definiciones que acabamos de dar.
Otra manera de expresarlo, es diciendo que Q es satisfactible si y sólo si ¬Q
no es lógicamente verdadera.
Ya se vio en el capítulo anterior, que hay un método simple para determi-
nar cuándo una oración construida a partir de oraciones atómicas por medio
de ∧, ∨ y ¬ es una tautología. Este método también sirve para determinar
si una oración es o no satisfactible y si es lógicamente verdadera. El método
involucraba la construcción de una tabla de verdad para la oración en cues-
tión. En el apartado 4.6 vimos cómo construir este tipo de tablas de verdad
para enunciados complejos. Como ya señalamos en esa oportunidad, algunas
de las líneas en una tabla de verdad pueden no representar posibilidades ge-
nuinas, como por ejemplo, una línea en la que se asignara F a (a = a), dado
que esto es siempre verdadero. No obstante, la tabla de verdad, al agotar
todas las posibles combinaciones de valores, no excluirá por sí sola esta al-
ternativa. Sólo nosotros podemos darnos cuenta de esto y observar que esta
línea no contiene una asignación genuina. Esta situación nos lleva a distin-
guir dos tipos de oraciones lógicamente verdaderas: por un lado tenemos las
Capítulo 5 76

tautologías, que ya vimos anteriormente y por otro, las que denominaremos


simplemente verdades lógicas. Estas últimas son todas aquellas oraciones a
las que su tabla de verdad les asigna V en todas las líneas con asignaciones
genuinas. Para apreciar esto, intente ver qué pasa en el ejemplo del apartado
4.6, si dejando de lado que A, B y C representen oraciones atómicas, C se
interpretara como a6= a.

Recordar
Sea S una oración de LPO construida a partir de oraciones atómicas
sólo por medio de conectivas veritativo-funcionales.

1. S es una tautología si y sólo si toda línea asigna V a S.

2. S es satisfactible si y sólo si hay al menos una línea genuina de


la tabla de verdad que asigne V a S.

3. S es lógicamente verdadera si y sólo si toda línea genuina asigna


V a S.

5.2. Consecuencia lógica y tautológica


Las tablas de verdad pueden ser usadas para chequear tanto las conse-
cuencias lógicas como las verdades lógicas. Supongamos, por ejemplo, que
queremos conocer si Q es una consecuencia lógica de P. Construya una tabla
de verdad donde liste todos las oraciones atómicas que aparecen en P o en
Q. Siguiendo la línea vertical doble, forme una columna para P. Siguiendo
una segunda línea vertical doble, coloque otra columna para Q. Llene ambas
columnas usando el método descripto en la sección 4.6. Posteriormente, si
toda línea en la cual P es verdadero es también una línea en la que Q es
verdadera, entonces Q es una consecuencia lógica de P.

Ejemplo: Chico(a) ∨ Chico(b) es consecuencia lógica de


(Tet(a) ∧ Chico(a)) ∨ Chico(b)
Capítulo 5 77

Tet(a) Chico(a) Chico(b) (Tet(a) ∧ Chico(a) ∨ Chico(b)) Chico(a) ∨ Chico(b)


V V V V V V V
V V F V V F V
V F V F V V V
V F F F F F F
F V V F V V V
F V F F F F V
F F V F V V V
F F F F F F F

Como puede comprobar, no hay ninguna línea en la cual las


premisas sean verdaderas y la conclusión falsa.

Aunque no es el caso del ejemplo anterior, puede suceder –como ya se


vio en la sección 4.6– que algunas líneas de la tabla contengan asignaciones
de valores de verdad, que son imposibles o insostenibles, cuando se conoce
el significado de las oraciones que forman las premisas. Como, por ejemplo,
que tanto Cubo(a) como Tet(a) se consideren al mismo tiempo verdaderas.
En este caso, para determinar si hay consecuencia lógica, se deberá consi-
derar qué pasa con el resto de la tabla, si se dejan de lado esas lineas. Es
decir, si en todos los casos restantes, la conclusión es verdadera cuando lo
son conjuntamente las premisas. Si sucede esto último, entonces la conclusión
es consecuencia lógica de las premisas para este tipo de argumentos. Puede
verse que lo que se hace en estos casos, es descartar aquellas lineas de la tabla
que corresponden a mundos lógicamente imposibles. El uso de las tablas de
verdad en este contexto, lleva entonces a distinguir dos formas de consecuen-
cia lógica. Decimos que hay consecuencia tautológica en el caso que –según
la tabla– la conclusión es verdadera, si lo son conjuntamente las premisas,
inclusive considerando las líneas de la tabla con asignaciones de valores de
verdad que no son admisibles, por el significado de las premisas. En el otro
caso, cuando esto sucede, pero sólo dejando de lado aquellas líneas, decimos
que la conclusión es consecuencia lógica de las premisas y no tautológica.
Capítulo 5 78

Recordar

Sean P1 , . . . , Pn y Q oraciones de LPO construidas a partir de oracio-


nes atómicas sólo por medio de las conectivas veritativo funcionales:

Q es una consecuencia tautológica de P1 , . . . , Pn si y sólo si


toda línea de la tabla de verdad que asigna VERDADERO a
cada P1 , . . . , Pn también asigna VERDADERO a Q.

Q es una consecuencia lógica de P1 , . . . , Pn si y sólo si, omi-


tiendo cuando sea el caso las líneas que presentan asignacio-
nes imposibles, toda línea que asigna VERDADERO a cada
P1 , . . . , Pn también asigna VERDADERO a Q.

Ejercicios y Problemas
Problema 5.1: Muestre que todo caso de consecuencia tautológica, es un
caso de consecuencia lógica, pero que la inversa no se da.
Problema 5.2. Use el método de tablas de verdad para responder las si-
guientes cuestiones:
1. ¿Es Cubo(b) una consecuencia tautológica de (Cubo(a) ∨ Cubo(b)) ∧
Tet(a)? ¿Y consecuencia lógica?

2. ¿Es Cubo(b) una consecuencia lógica de (Cubo(a)∨Cubo(b))∧¬Cubo(a)?


¿Y es consecuencia tautológica?

Problema 5.3. Para cada uno de los argumentos que siguen a continuación
use el método de las tablas de verdad para determinar si la conclusión es una
consecuencia lógica de las premisas.
1.MasAltQ(Clara, Max) ∨ MasAltQ(Max, Clara)
MasAltQ(Clara, Max)
∴ ¬MasAltQ(Max, Clara)

2.Grand(a)
Cubo(a) ∨ Dodec(a)
∴ (Cubo(a) ∧ Grand(a)) ∨ (Dodec(a) ∧ Grand(a))
Capítulo 5 79

3.A ∨ ¬B 4.¬A ∨ B ∨ C
B∨C ¬C ∨ D
C∨D ¬(B ∧ ¬E)
∴ A ∨ ¬D ∴ D ∨ ¬A ∨ E

5.2.1. Premisas inconsistentes


¿Cuáles son las consecuencias lógicas de un conjunto de premisas incon-
sistentes? Si se miran nuestras definiciones anteriores, se verá que cualquier
oración S es una consecuencia de tal conjunto. Después de todo, si las pre-
misas son inconsistentes, entonces no hay modo de que puedan ser todas
verdaderas. Así, vacuamente, cada conjunto de circunstancias que las hace
verdaderas también hace verdadera a la proposición que expresa S.
Por ejemplo, suponga que se le dan las siguientes premisas:

1. EnCasa(Max) ∨ EnCasa(Clara)

2. ¬EnCasa(Max)

3. ¬EnCasa(Clara)

Entonces cualquier oración en el mismo lenguaje de primer orden cuenta como


una consecuencia lógica de estas premisas. Pero a diferencia de un argumento
normal válido, un argumento con un conjunto de premisas inconsistente no
es de mucha importancia. Después de todo, la razón por la que estamos
interesados en la consecuencia lógica es debido a su relación con la verdad.
Si las premisas no tienen ninguna posibilidad de ser verdaderas, entonces
aunque conozcamos que el argumento es válido, este hecho no nos permite
establecer la verdad o falsedad de la conclusión.

5.2.2. Condicional material y consecuencia lógica


Hay algo que deberíamos decir sobre el condicional material, lo cual ayuda
a explicar su importancia en lógica. El condicional nos permite reducir en
LPO la noción de consecuencia lógica a la de verdad lógica. Dijimos que
una oración Q es una consecuencia de las premisas P1 , . . . , Pn , si y sólo si es
imposible que todas las premisas sean verdaderas mientras que la conclusión
Capítulo 5 80

sea falsa. Otro modo de decir esto es que es imposible que la conjunción
(P1 , ∧ . . . ∧, Pn ) sea verdadera y que Q sea falsa.
Dado el significado de “→”, vemos que Q es una consecuencia de P1 , . . . , Pn
si y sólo si es imposible que

(P1 , ∧ . . . ∧, Pn ) → Q
sea falso, esto es, sólo en el caso que este condicional sea lógicamente ver-
dadero. Así, un modo de chequear la validez de un argumento en LPO, es
construir una tabla de verdad como esta y ver si la columna final contiene
solamente VERDADERO. En la práctica, este método no es muy eficiente,
puesto que las tablas de verdad para unas pocas oraciones se hacen ya de-
masiado largas como para tener un manejo adecuado. No obstante, se trata
de un método efectivo, en tanto mecanizable, ya que una computadora lo
puede hacer siempre en un tiempo finito –de hecho muy breve– por grande
que fuese la tabla.

5.3. Equivalencia lógica


Para expresar ciertas leyes lógicas, primero introduciremos alguna termi-
nología. Decimos que dos oraciones P y Q en el lenguaje de primer orden
son lógicamente equivalentes si la proposiciones que expresan son verdaderas
en exactamente las mismas circunstancias (y, en consecuencia, falsas en las
mismas circunstancias). Escribiremos esto como:

P⇔Q
Si P y Q son lógicamente equivalentes, entonces por supuesto, los mismos
mundos harán verdaderas a las proposiciones correspondientes. Si hay un
mundo donde una proposición es verdadera y la otra no, entonces no son
equivalentes.
Capítulo 5 81

Recordar
Sean S y S0 oraciones de LPO construidas a partir de oraciones atómi-
cas sólo por medio de las conectivas veritativo funcionales. Construya
la tabla de verdad correspondiente a las proposiciones tomadas en su
conjunto y observe que:

S y S0 son lógicamente equivalentes si y sólo si toda fila de la


tabla de verdad asigna los mismos valores a S y S0 .

Como ejemplo, es obvio que para cualquier P, P y ¬¬P son lógicamente


equivalentes. Esto se conoce como la ley de doble negación. Ejemplos aún más
simples, son las así llamadas leyes de asociación. Así, por ejemplo, P∧(Q∧R)
es lógicamente equivalente a (P ∧ Q) ∧ R. Lo mismo se da si reemplazamos
∧ por ∨ en todas estas fórmulas: P ∨ (Q ∨ R) es lógicamente equivalente a
(P ∨ Q) ∨ R.
No mencionaremos otra vez las leyes de asociación, ya que son muy sim-
ples. Las leyes de DeMorgan son más importantes. Una nos dice que la nega-
ción de una conjunción ¬(P ∧ Q), es lógicamente equivalente a la disyunción
de las negaciones de los elementos originales: ¬P ∨ ¬Q. La otra nos dice que
la negación de una disyunción, ¬(P ∨ Q), es lógicamente equivalente a la
conjunción de las negaciones de los disyuntos originales: ¬P ∧ ¬Q. Estas son
simples consecuencias de los significados de las conectivas involucradas.

¬(P ∧ Q) ⇔ ¬P ∨ ¬Q

¬(P ∨ Q) ⇔ ¬P ∧ ¬Q
Cuando dos oraciones son lógicamente equivalentes, entonces cada una
de ellas es una consecuencia lógica de la otra. Como resultado, al dar una
demostración informal, uno puede siempre pasar de cualquier oración a otra
que sea lógicamente equivalente a ella. Esto hace que cuestiones tales como
las leyes de DeMorgan sean tan útiles en demostraciones informales.
Capítulo 5 82

Recordar
(Doble negación y Leyes de DeMorgan). Para cualesquiera oraciones
P y Q:

1. Doble negación: ¬¬P ⇔ P

2. DeMorgan : ¬(P ∧ Q) ⇔ ¬P ∨ ¬Q

3. DeMorgan : ¬(P ∨ Q) ⇔ ¬P ∧ ¬Q

Un hecho importante sobre el símbolo del bicondicional es que P y Q son


lógicamente equivalentes sí y sólo si el bicondicional formado a partir de ellas,
P ↔ Q, es lógicamente verdadero. Otro modo de manifestar esto, es decir
que P ⇔ Q es verdadera si y sólo si P ↔ Q es lógicamente verdadera. Así,
por ejemplo, podemos expresar una de las leyes de DeMorgan diciendo que
la siguiente expresión es lógicamente verdadera:

¬(P ∧ Q) ↔ ¬P ∨ ¬Q
Esta observación tienta a confundir los símbolos ↔ y ⇔. Esta tentación
debe ser resistida. La primera es una conectiva veritativo funcional de LPO,
mientras que la última es una forma abreviada de “es lógicamente equivalente
a”, que ya no es extensional.
Usando estas tres leyes, uno puede tomar cualquier oración construida con
∧ , ∨ y ¬ y transformarla en una donde ¬ se aplica sólo a oraciones atómicas.
Otro modo de expresar esto es que cualquier oración construida a partir de
oraciones atómicas, usando las tres conectivas ∧ , ∨ y ¬ es lógicamente
equivalente a una construida a partir de literales usando sólo ∧ y ∨. Para
obtener una oración tal, simplemente se lleva ¬ hacia adentro de la oración,
cambiando ∧ por ∨ , ∨ por ∧ y cancelando cualquier par de negaciones que
están inmediatamente al lado de otra, que no esten separadas por paréntesis.
Una oración tal, se dice que está en forma normal con negación. Damos
a continuación un ejemplo de derivación de una oración en forma normal
con negación. Usamos A, B y C como oraciones atómicas cualesquiera del
lenguaje.
Capítulo 5 83

¬((A ∨ B) ∧ ¬C ⇔ ¬(A ∨ B) ∨ ¬¬C


⇔ (¬A ∧ ¬B) ∨ ¬¬C
⇔ (¬A ∧ ¬B) ∨ C

Al leer y dar una derivación de esta clase, recuerde que el símbolo de


equivalencia lógica “⇔”, no es en sí mismo un símbolo del lenguaje de pri-
mer orden. Más bien, es un modo abreviado de decir que dos oraciones son
lógicamente equivalentes.
Finalizamos esta sección con una lista de equivalencias lógicas adicionales
y algunos ejercicios relacionados con ellas.
1. (Idempotencia de ∧) Si una conjunción tiene un conyunto repetido
entonces la conjunción es lógicamente equivalente al resultado de quitar todas
las ocurrencias de ese conyunto menos una. Por ejemplo,

P ∧ Q ⇔ P ∧ (P ∧ Q)
2. (Idempotencia de ∨) Si una disyunción tiene un disyunto repetido,
entonces la disyunción es lógicamente equivalente al resultado de quitar todas
las ocurrencias de ese disyunto, menos una. Por ejemplo,

(P ∨ Q) ∨ P ⇔ P ∨ Q
3. (Conmutatividad de ∧) Cualquier reacomodamiento de los elementos
de una conjunción en una oración de LPO es lógicamente equivalente al
original. Por ejemplo,

(P ∧ Q) ∧ R ⇔ (Q ∧ P) ∧ R
4. (Conmutatividad de ∨) Cualquier reacomodamiento de los disyuntos
de una oración de LPO es lógicamente equivalente al original. Por ejemplo,

(P ∨ Q) ∨ R ⇔ (Q ∨ P) ∨ R
Damos a continuación un ejemplo donde usamos algunas de estas leyes
para mostrar que la primera oración en la lista siguiente es lógicamente equi-
valente a la última. Otra vez (como en lo que sigue) usamos A, B y C en
lugar de oraciones atómicas arbitrarias de LPO. De tal manera, el resultado
Capítulo 5 84

está en forma normal con negación.

(A ∨ B) ∧ C ∧ (¬(¬B ∧ ¬A) ∨ B)) ⇔ (A ∨ B) ∧ C ∧ (¬¬B ∨ ¬¬A) ∨ B))


⇔ (A ∨ B) ∧ C ∧ (B ∨ A) ∨ B))
⇔ (A ∨ B) ∧ C ∧ (B ∨ A ∨ B)
⇔ (A ∨ B) ∧ C ∧ (B ∨ A)
⇔ (A ∨ B) ∧ C ∧ (A ∨ B)
⇔ (A ∨ B) ∧ C

En esta lista el primer paso se justifica por una de las leyes de DeMorgan.
El segundo paso necesita dos aplicaciones de la Doble Negación. En el paso
siguiente usamos la asociación para remover los paréntesis innecesarios. En el
cuarto paso, usamos la Idempotencia de la ∨. Para el último paso, usamos la
Conmutatividad de ∨, mientras que para el paso final usamos la Idempotencia
de ∧.

Ejercicios y problemas
Problema 5.4. (forma normal con negación) Notará que hay espacios en
blanco. En cada espacio escriba la forma normal con negación de la oración de
arriba. Luego construya un mundo de bloques donde use todos los nombres.
Si ha logrado las formas normales con negación correctas, cada proposición
correspondiente a un número par de la lista de oraciones, tendrá el mismo
valor en su mundo que la proposición de arriba. Verifique que esto es así en
su mundo de bloques.
1. ¬(Cubo(a) ∧ MayorQ(a, b))

2.

3. ¬(Cubo(a) ∨ MayorQ(b, a))

4.

5. ¬(¬Cubo(a) ∨ ¬MayorQ(a, b) ∨ ¬(a = b))

6.

7. ¬(Tet(b) ∨ (Grand(c) ∧ ¬MenorQ(d, e)))


Capítulo 5 85

8.

9. Dodec(f) ∨ ¬(Tet(b) ∨ ¬Tet(f) ∨ ¬Dodec(f))

10.

Problema 5.5. (Practique usando conmutatividad e idempotencia) Use las


leyes de arriba, más la remoción de algún paréntesis innecesario, para sim-
plificar las siguientes expresiones tanto como sea posible.
1. (A ∧ B) ∧ A

2. (B ∧ (A ∨ B ∧ C))

3. (A ∨ B) ∨ (C ∧ D) ∨ A

4. (¬A ∨ B) ∨ (B ∨ C)

5. (A ∧ B) ∨ C ∨ (B ∧ A) ∨ A

Problema 5.6. (Forma normal con negación) Use Doble Negación y las leyes
de DeMorgan para colocar estas oraciones en formas normales con negación.
1. ¬(EnCasa(Carl) ∧ ¬EnCasa(Clara))

2. ¬[(Feliz(Max) ∧ (¬GustaDe(Carl, Clara) ∨ ¬GustaDe(Clara, Carl))]

3. ¬¬¬[(EnCasa(Max) ∨ EnCasa(Carl)) ∧ (Feliz(Max) ∨ Feliz(Carl))]


Capítulo 6

Métodos de demostración
Las tablas de verdad nos ofrecen técnicas muy poderosas para investigar
la lógica de las conectivas. Pero de ninguna manera constituyen el punto final
de este asunto. Las tablas de verdad son adecuadas para mostrar la validez
de los argumentos simples que dependen sólo de las conectivas veritativo-
funcionales, pero este método tiene dos limitaciones significativas. En primer
lugar, las tablas de verdad se hacen extremadamente largas a medida que
aumenta el número de oraciones atómicas. Es bastante común encontrarse
con un argumento que involucra siete oraciones atómicas, pero chequear su
validez requeriría una tabla de verdad de 128 filas. Chequear un argumento
con catorce oraciones atómicas, justo el doble, requeriría una tabla de 16.384
filas. Este crecimiento exponencial limita severamente el valor práctico del
método de las tablas de verdad.
La segunda limitación es mucho más significativa. Los métodos de las
tablas de verdad no pueden extenderse fácilmente a razonamientos cuya va-
lidez depende de algo más que las conectivas veritativo-funcionales. Como se
podría advertir, a partir de la artificialidad de los argumentos tratados en
los capítulos anteriores, esto excluye a la mayoría de los razonamientos que
pueden encontrarse en la vida cotidiana. El razonamiento cotidiano se basa
fuertemente en la lógica de las conectivas veritativo-funcionales, pero tam-
bién se basa en la lógica de otro tipo de expresiones. Dado que las tablas de
verdad detectan solamente consecuencia tautológica, necesitamos otro méto-
do de aplicación de las conectivas que funcione con otros principios válidos
de razonamiento.
Los métodos de demostración, formales e informales, aportan la extensión

86
Capítulo 6 87

requerida. En este capítulo vamos a considerar patrones de inferencia legíti-


mos que surgen cuando se introducen las conectivas en el lenguaje. Además,
vamos a mostrar cómo aplicar estos patrones de inferencia en demostracio-
nes informales. La ventaja esencial que los métodos de demostración poseen
sobre las tablas de verdad es que pueden emplearse cuando la validez de las
demostraciones depende de algo extra además de las conectivas.
Las conectivas veritativo funcionales dan lugar a muchos patrones de in-
ferencia válidos. Algunos de estos patrones son extremadamente sencillos e
involucran simples implicaciones entre pares de enunciados, como la implica-
ción de P ∧ Q a P. Nos referiremos a estos patrones como pasos de inferencia
válidos. Sin embargo, los más interesantes son los nuevos métodos de de-
mostración que son permitidos por las nuevas expresiones. Discutiremos esto
brevemente en la primera sección. Mucho más interesantes son los tres nuevos
métodos de demostración permitidos por las nuevas expresiones: demostra-
ción por casos, demostración por contradicción y demostración condicional.

6.1. Métodos de demostración que involucran


conectivas
Cada nueva conectiva que introducimos en nuestro lenguaje da lugar a
patrones legítimos de inferencia. Algunos de estos patrones son extremada-
mente simples, probablemente el ejemplo más simple de un paso válido en
una demostración es que cualquier oración P se sigue de cualquier otra ora-
ción Q, que se sabe que es lógicamente equivalente a ella. Por esta razón, es
conveniente tener ciertas equivalencias lógicas en las puntas de sus dedos. Ya
hemos discutido algunas de las equivalencias más interesantes que involucran
a ¬, ∧, ∨, → y ↔.
Una instancia simple de esto usa el principio de la Doble Negación, en
ambas direcciones. Por ejemplo, dada la oración ¬¬IzqdDe(a, b), puede inferir
IzqdDe(a, b), y viceversa.
De manera similar, podemos usar equivalencias lógicas para reemplazar
partes de oraciones por partes lógicamente equivalentes. Así, si hemos demos-
trado algunas oraciones que contenien la oración ¬¬IzqdDe(a, b), podemos
reemplazar a ésta en el original por IzqdDe(a, b). Las oraciones que difieren
sólo en partes lógicamente equivalentes son ellas mismas lógicamente equiva-
lentes.
Capítulo 6 88

Un principio relacionado que puede ser útil es el siguiente: si conoce que


una oración Q es una verdad lógica, entonces podría afirmar Q en cualquier
parte de su demostración. Esto también nos permite afirmar otras verdades
lógicas simples, como P ∨ ¬P, en cualquier punto en una demostración.
Además, hay otros cinco simples pero importantes pasos válidos que ne-
cesitan ser mencionados, dos involucran ∧, uno involucra ∨, otro involucra
→, y el último ↔.
Supongamos que hemos procurado demostrar una conjunción, digamos
P ∧ Q. Entonces, claramente se sigue P y claramente se sigue Q. De modo
más general, ¿tenemos justificación para inferir, a partir de una conjunción
de cualquier número de enunciados, cualquier conyunto? ¿Por qué? Porque
no hay modo de que la conjunción sea verdadera sin que cada conyunto
sea verdadero. Estos pasos son llamados algunas veces “eliminación de la
conjunción” o “simplificación”, cuando se los presenta en el contexto de un
sistema formal de deducción. No obstante, cuando son presentados en el
contexto del razonamiento matemático real van sin comentarios, puesto que
son demasiado obvios.
Algo sutilmente más interesante es la conversa. Supongamos que hemos
procurado demostrar una oración P y otra oración Q, a partir de las mismas
premisas. Luego, dado el significado de ∧, claramente estamos autorizados
a inferir la conjunción P ∧ Q. Porque, si tanto P como Q son verdaderas,
así lo es la conjunción de las mismas. De modo más general, si queremos
demostrar una conjunción de una ristra de enunciados, podríamos hacerlo
así, demostrando cada parte separadamente. En un sistema formal de deduc-
ción, los pasos de esta clase son llamados algunas veces “introducción de la
conjunción” o sólo “conjunción”. Nuevamente, en el razonamiento de la vida
cotidiana, estos pasos son demasiado simples para que merezcan atención. En
nuestras demostraciones informales rara vez hacemos una mención explícita
de los mismos.
Veamos un paso válido que involucra ∨. Es un paso simple, pero es un
paso que sorprende a los estudiantes como peculiar.
Supongamos, por ejemplo, que ha demostrado Cubo(b). Luego, sí por al-
guna razón lo quiere, puede concluir Cubo(a) ∨ Cubo(b) ∨ Cubo(c). De modo
más general, si ha demostrado alguna oración P, entonces puede inferir cual-
quier disyunción que tiene a P como uno de sus disyuntos. Después de todo,
si P es verdadera, también lo es cualquiera de tales disyunciones.
Lo que sorprende como un paso peculiar a los recién llegados a la lógi-
Capítulo 6 89

ca es que este paso equivale a desechar información. ¿Por qué en el mundo


querríamos concluir P ∨ Q cuando ya conocemos la afirmación más informa-
tiva P? Pero como luego veremos, este paso es sumamente útil cuando lo
combinamos con alguno de los métodos de demostración que se discutirán
posteriormente. Aún más, en demostraciones matemáticas, pasa sin notarse.
En sistemas formales, se la denomina “introducción de disyunción”, o (más
desafortunadamente) “adición”.
A partir del hecho que → y ↔ pueden ser definidos en términos de ¬ y
∧, ó ¬ y ∨, podríamos siempre eliminarlas de las demostraciones por medio
de estas definiciones. Así, por ejemplo, si quisiéramos demostrar Q → R
podríamos sólo demostrar ¬Q ∨ R, y luego usar la definición. En la práctica,
sin embargo, esto no es una buena idea. Es más natural e intuitivo usar
reglas que involucren directamente los símbolos, especialmente con →. El
paso de demostración más común involucrando → lleva el nombre latino
modus ponens, o el español “eliminación del condicional”. La regla dice que si
ha establecido Q → R y ha establecido Q entonces puede inferir R. Esta regla
es obviamente válida, ya que si Q → R y Q son ambas verdaderas, entonces
también debe ser verdadera R.
Hay un paso de demostración similar para el bicondicional, puesto que el
bicondicional es lógicamente equivalente a una conjunción de los dos condi-
cionales. Si ha establecido Q → R o R → Q, entonces si puede establecer Q,
puede inferir R. Esto es llamado “eliminación del bicondicional”.

Recordar

Sean P y Q cualesquiera oraciones de LPO.


1. Eliminación de la conjunción: a partir de P ∧ Q se infiere P.
2. Introducción de la conjunción: a partir de P y de Q se infiere P ∧ Q.
3. Introducción de la disyunción: a partir de P se infiere P ∨ Q.
4. Modus ponens: A partir de P → Q y P se infiere Q.
5. Eliminación del Bicondicional: A partir de P y, o bien P → Q o
bien Q → P se infiere Q.

Hay un número de equivalencias lógicas útiles que involucran las cinco


conectivas. Entre las más importantes podemos mencionar las leyes de De-
Morgan y la ley de Contraposición. Esta segunda ley establece que P → Q
Capítulo 6 90

es lógicamente equivalente a ¬Q → ¬P. Este último condicional es conocido


como el contrapositivo del condicional original.
He aquí algunas equivalencias lógicas que deben ser recordadas:

¬(P ∧ Q) ⇔ ¬P ∨ ¬Q
¬(P ∨ Q) ⇔ ¬P ∧ ¬Q
P→Q ⇔ ¬Q → ¬P
P→Q ⇔ ¬P ∨ Q
¬(P → Q) ⇔ P ∧ ¬Q
P↔Q ⇔ (P → Q) ∧ (Q → P)
P↔Q ⇔ (P ∧ Q) ∨ (¬P ∧ ¬Q)

Estos no son de ninguna manera los únicos pasos válidos, ni siquiera los
únicos importantes. Sin embargo se puede percibir la naturaleza simple de
tales pasos. Presentamos algunos otros en los siguientes problemas.

Ejercicios y Problemas
Problema 6.1 (Pasos válidos adicionales) En lo que sigue listamos un con-
junto de pasos de inferencia, sólo algunos de los cuales son válidos. Para cada
uno, determinar si es válido. Si lo es, explicar por qué es válido, apelando
a las tablas de verdad para las conectivas involucradas. Si no lo es, dar un
ejemplo de cómo el paso podría ser usado para ir desde premisas verdaderas
a una conclusión falsa.

A partir de P ∨ Q y ¬P, inferir Q.


A partir de P ∨ Q y Q, inferir ¬P
A partir de ¬(P ∨ Q), inferir ¬P.
A partir de ¬(P ∧ Q) y P, inferir ¬Q.
A partir de ¬(P ∧ Q), inferir ¬P
A partir de (P ∧ Q) y ¬P, inferir Q.
Capítulo 6 91

Cuestiones de estilo
Las demostraciones informales sirven para dos propósitos. Por un lado,
son un método de descubrimiento; permiten extraer nueva información a par-
tir de la información ya disponible. Por otro lado, son un método de comu-
nicación; permiten compartir nuestros descubrimientos con otras personas.
Como todas las formas de comunicación, esto se puede hacer bien o mal.
Cuando se aprende a escribir, se aprenden ciertas reglas básicas de pun-
tuación, uso de mayúsculas, estructuración de párrafos, etc. Pero más allá de
estas reglas básicas hay cuestiones de estilo. Los diferentes escritores tienen
diferentes estilos. Y esto es algo bueno ya que sería bastante aburrido leer si
todo el mundo escribiese con el mismo estilo. Esto también sucede al hacer
demostraciones. Si usted continúa estudiando matemática, leerá una gran
cantidad de demostraciones y descubrirá que cada escritora (o escritor) tiene
su propio estilo. Incluso usted mismo desarrollará su propio estilo.
Cada paso en una “buena” demostración, además de ser correcto, deberá
tener dos propiedades. Deberá ser fácilmente entendido y significativo. Por
“fácilmente entendido” se quiere decir que otras personas deberían ser capaces
de seguir los pasos sin dificultades injustificadas; deberían ser capaces de
ver que el paso es válido sin necesidad de involucrarse ellos mismos en un
razonamiento complejo. Por “significativo” se quiere decir que el paso debería
ser informativo y no una pérdida de tiempo para el lector de la demostración.
Estos dos criterios apuntan en direcciones opuestas. Típicamente, mien-
tras más significativo sea el paso, más difícil será de seguir. Un buen estilo
requiere un balance razonable entre las dos direcciones. Y esto, a la vez, re-
quiere alguna idea sobre a quién está dirigida la demostración. Por ejemplo,
si usted y su audiencia han estado trabajando en lógica desde hace algún
tiempo, reconocerán una gran cantidad de equivalencias y pretenderán uti-
lizarlas en sus demostraciones sin demostrarlas también. Pero si usted o su
audiencia son principiantes, la misma inferencia requerirá mucho más pasos.

6.2. Método de demostración por casos


Además de pasos de demostración válidos y simples, los símbolos que
hemos introducido dan lugar a tres significativos métodos de demostración,
métodos de demostración que se aplican explícitamente en todos los tipos de
razonamiento riguroso. Son los métodos de demostración por casos, de de-
Capítulo 6 92

mostración por contradicción y de demostración condicional. En los sistemas


formales de inferencia, llevan respectivamente los nombres de eliminación de
la disyunción, introducción de la negación e introducción del condicional.
Empezamos ilustrando la demostración por casos con un razonamiento
matemático muy conocido. Este razonamiento demuestra que hay números
irracionales1 b y c tales que bc es racional.

Demostración: Para mostrar que hay números irracionales


c
√ √2
b y c tales que b es racional, consideremos el número 2 .
Observamos que éste es o racional o irracional. Si es racional,

entonces hemos encontrado nuestros b y c; a saber, b =
√ c = 2. Si
√ 2 √
es irracional, sin embargo, entonces tomamos b = 2 y c = 2
y computamos bc .

 √ √2
√ 2
bc = 2
√ (√2·√2)
= 2
√ 2
= 2
= 2

De este modo, vemos que en este caso también bc es racional.


√ √2
Así, sea 2 racional o irracional, sabemos que hay números
irracionales b y c tal que bc es racional.

Lo que nos interesa aquí no es el resultado en sí, sino la estructura general del
argumento. Comenzamos con un objetivo deseado que queremos demostrar,
digamos S, y una disyunción que ya conocemos, digamos P ∨ Q. Entonces
mostramos dos cosas: que S se sigue si suponemos que P es el caso, y que S
se sigue si suponemos que Q es el caso. A partir de que conocemos que uno
de estos debe darse, concluimos entonces que S debe ser el caso. Este patrón
de razonamiento es llamado “eliminación de la disyunción” o “demostración
por casos.”
1 Un n para n y m enteros.
número es racional si puede ser expresado como una fracción m
2

Así, 2 es racional (2 = 1 ), pero 2 es irracional, como pronto demostraremos.
Capítulo 6 93

No hay necesidad de limitar la división de las demostraciones por casos


a sólo dos casos, como lo hicimos en nuestro ejemplo. Si en algún estadio
en una demostración tenemos alguna disyunción conteniendo n disyuntos,
digamos P1 ∨ . . . ∨ Pn, entonces podemos dividirla en n casos. En la primera
suponemos P1 , en la segunda P2 , y así sucesivamente para cada disyunto. Si
es posible demostrar nuestro resultado deseado S en cada uno de estos casos,
estamos justificados para concluir que S se da.
Veamos un ejemplo aún más simple de demostración por casos. Supon-
gamos que queremos demostrar que Chico(c) es una consecuencia lógica de

(Cubo(c) ∧ (Chico(c)) ∨ (Tet(c) ∧ (Chico(c))

Esto es, por supuesto, más que obvio, pero la demostración involucra di-
vidirla en casos, como lo advertirá si piensa cuidadosamente cómo haría para
reconocerlo. Para su registro, así es como transcribiríamos la demostración.

Demostración: Se nos ha dado (Cubo(c) ∧ (Chico(c)) ∨ (Tet(c) ∧


(Chico(c)) como premisa. La dividiremos en dos casos, corres-
pondientes a los dos disyuntos. Primero, suponemos que se da
Cubo(c) ∧ Chico(c). Por otra parte, (por eliminación de la con-
junción, que en realidad aún no hemos mencionado) tenemos
Chico(c). Pero, de manera similar, si asumimos Tet(c) ∧ Chico(c),
se sigue Chico(c). Así, en ambos casos, tenemos Chico(c), como
deseamos.

Veamos otro ejemplo, uno que muestre cómo el raro paso particular de la in-
troducción de la disyunción puede ser usado provechosamente con la demos-
tración por casos. Supongamos que conocemos que o bien Og es un caballero
y Ark es sano, o Bog es un caballero y Jal es sano, es decir:

(Caballero(Og) ∧ (Sano(Ark)) ∨ (Caballero(Bog) ∧ Sano(Jal))

Queremos demostrar que o bien Ark o Bark es sano, esto es,

Sano(Ark) ∨ Sano(Jal)

Una demostración, más tediosa que otra cosa pero paso por paso, sería
algo como esto:
Capítulo 6 94

Demostración: Supongamos la disyunción:

(Caballero(Og) ∧ (Sano(Ark)) ∨ (Caballero(Bog) ∧ Sano(Jal))

Entonces o bien

Caballero(Og) ∧ (Sano(Ark)

Caballero(Bog) ∧ (Sano(Jal)

Si se da la primera alternativa, entonces Sano(Ark) (por elimina-


ción de la conjunción) y tenemos

Sano(Ark) ∨ Sano(Jal)

por introducción de la disyunción. De igual modo, si la segunda


alternativa se sostiene, tenemos Sano(Jal) (nuevamente por elimi-
niación de la conjunción) y así obtenemos

Sano(Ark) ∨ Sano(Jal)

por la introducción de la disyuinción. Así, en cualquier caso, te-


nemos la conclusión deseada. De este modo nuestra conclusión se
sigue por demostración por casos.

La validez de la demostración por casos no puede ser demostrada por el mé-


todo simple de las tablas de verdad introducido anteriormente. La razón de
esto es que inferimos la conclusión S a partir del hecho de que S es demos-
trable desde cada uno de los disyuntos P y Q. Se sustenta en el principio de
que si S es una consecuencia lógica de P y también una consecuencia lógica
de Q, entonces es consecuencia lógica de P ∨ Q. Esto se sostiene porque toda
circunstancia que hace verdadera a P ∨ Q debe hacer verdadera al menos a
P o a Q, y por lo tanto, también a S, por el hecho de que S es consecuencia
lógica de ambas.

Recordar
(Demostración por casos) Para demostrar S a partir de P1 ∨ . . . ∨ Pn ,
demuestre S a partir de cada uno de los P1 , . . . , Pn
Capítulo 6 95

Ejercicios y Problemas
Problema 6.2. En nuestra demostración de que existen números irracionales

b y c donde bc es racional, uno de nuestros pasos fue afirmar que 2 es
racional o irracional. ¿Qué justifica la introducción de esta afirmación en
nuestra demostración?

6.3. Método de demostración por contradicción


Uno de los métodos de demostración más importantes es conocido como
demostración por contradicción. (También se lo llama Reductio ad absurdum
e introducción de la negación.) La idea básica es ésta. Suponga que quiere
demostrar un enunciado negativo, digamos ¬S, a partir de algunas premisas,
digamos P1 , P2 ,. . ., Pn . Un modo de hacerlo es suponer temporalmente S y
mostrar que se sigue una contradicción de esta suposición. Si se puede mos-
trar esto, entonces se puede concluir que ¬S es una consecuencia lógica de
las premisas originales. ¿Por qué? Porque la demostración de la contradicción
muestra que S, P1 , P2 ,. . ., Pn no pueden ser todas verdaderas simultánea-
mente. En consecuencia, si P1 , P2 ,. . ., Pn son verdaderas en algún conjunto
de circunstancias, entonces S debe ser falsa en esas circunstancias.
Veamos un ejemplo simple de este método de demostración. Supongamos
Cubo(c) ∨ Dodec(b) y Tet(b). Demostremos ¬Tet(c)

Demostración: Para demostrar ¬Tet(c), suponemos Tet(c) e in-


tentamos llegar a una contradicción. Por nuestra primera premisa
sabemos que Cubo(c) o Dodec(b). Si el primero es el caso, enton-
ces tenemos Cubo(c) pero esto contradice nuestro supuesto Tet(c),
puesto que c no puede ser un cubo y un tetraedro a la vez. Pero de
igual manera, si el segundo es el caso, tenemos Dodec(b) que con-
tradice Tet(b). De este modo ninguno es posible, y tenemos una
contradicción. Así nuestra suposición inicial de que Tet(c) debe
estar equivocada. En consecuencia, la demostración por contra-
dicción nos da nuestra conclusión deseada, ¬Tet(c). (Note que
este argumento también usa el método de demostración por ca-
sos.)

Daremos ahora un ejemplo más interesante y famoso de este método de de-


Capítulo 6 96

mostración. Los griegos se sorprendieron al descubrir que la raíz cuadrada de


2 no podía ser expresada como una fracción, o, como lo diríamos actualmen-
te, es irracional. La demostración de este hecho es por contradicción. Antes
de ver la demostración, revisemos algunos simples hechos numéricos que eran
bien conocidos por los griegos. El primero es que cualquier número racional
puede ser expresado como una fracción p/q donde por lo menos uno de p o
q es impar. (Si no lo es, dividir numerador y denominador por 2 hasta que
uno de ellos sea impar.) El otro hecho se sigue a partir de la observación
de que cuando elevamos al cuadrado un número impar, siempre obtenemos
un número impar. Así si n2 es un número par, entonces también lo es n. Ya
partir de esto, vemos que si n2 es par,
√ debe ser divisible por 4.
Ahora, la demostración de que 2 es irracional.

Demostración:√con el propósito de alcanzar una contradicción, su-


pondremos√ que 2es racional. De este modo puede ser expresado en
la forma 2 =√ /q, donde al menos uno de p y q es impar. A partir
p
de que p/q = 2 tenemos que

p2
q2
=2

Multiplicando ambos lados por q2 , llegamos a p2 = 2q2 . Pero esto


muestra que p2 es un número par. Como hemos notado antes, esto
nos permite concluir que p es par y que p2 es divisible por 4. Mirando
nuevamente la ecuacióna p2 = 2q2 , vemos que si p2 es divisible por
4, entonces q2 debe ser divisible por 2. En cualquiera de los casos,
q es también par. Así, tanto p como q son pares, contradiciendo el
hecho de que al √
menos uno de ellos era impar. De este modo nuestra
suposición que 2 es racional nos lleva a una contradicción, y asi
concluimos que es irracional.
En orden a aplicar el método de demostración por contradicción, es im-
portante que comprenda qué es una contradicción, a partir de lo que necesita
demostrar. Intuitivamente, una contradicción es una afirmación que no pue-
de ser verdadera, o algún conjunto de afirmaciones que no pueden ser todas
simultáneamente verdaderas. Ejemplos son las oraciones Q y su negación ¬Q,
o un par de enunciados como Cubo(c) y Tet(c). Podemos en realidad definir
la noción de un conjunto contradictorio de oraciones como cualquier conjunto
que no es satisfactible.
Capítulo 6 97

Podemos también usar la demostración por contradicción para demostrar


una oración S que no comienza con una negación. En este caso, se podría
comenzar suponiendo ¬S, se obtiene una contradicción, y luego se concluye
que ¬¬S es el caso, que por supuesto es equivalente a S.

Recordar
(Demostración por contradicción) Para demostrar ¬S usando este
método, suponga S y demuestre algún tipo de contradicción.

El símbolo ⊥ se usa frecuentemente como manera abreviada de decir


que se ha obtenido una contradicción. Las diferentes personas leen ⊥ como
“contradicción”, “lo absurdo” o “lo falso”, pero este símbolo indica que una
conclusión que es lógicamente imposible ha sido alcanzada, o que varias con-
clusiones distintas, que tomadas en forma conjunta son imposibles, han sido
derivadas.
Observa que una sentencia S es lógicamente imposible si y sólo si su ne-
gación ¬S es lógicamente necesaria. Esto significa que todo método utilizado
para demostrar que una oración es lógicamente necesaria también demuestra
que su negación es lógicamente imposible, es decir, es una contradicción. Por
ejemplo, si una tabla de verdad muestra que ¬S es una tautología, entonces
sabemos que S es una contradicción.
Similarmente, el método de las tablas de verdad ofrece una manera de
mostrar que un conjunto de oraciones es mutuamente contradictorio. Cons-
truya una misma tabla de verdad para P1 ,. . ., Pn . Estas sentencias son TT-
contradictorias si toda columna tiene una F asignada a al menos una de las
oraciones. Si las oraciones son TT-contradictorias se sabe que no pueden ser
todas verdaderas al mismo tiempo, simplemente en virtud de los significados
de las conectivas veritativo funcionales a partir de las cuales están construi-
das. Ya se ha mencionado un ejemplo: cualquier par de oraciones, una de las
cuales es la negación de la otra.
El método de demostración por contradicción, como las demostraciones
por casos, se encuentra frecuentemente en el razonamiento cotidiano, a pesar
de que algunas veces la contradicción derivada se deja implícita. La gente
frecuentemente supondrá algo por hipótesis y después mostrará que ese su-
puesto inicial lleva a algo más que se sabe que es falso. Entonces, concluyen la
negación del supuesto original. Este tipo de razonamiento es, de hecho, una
Capítulo 6 98

prueba indirecta: la inconsistencia se hace explícita si agregamos el hecho


conocido a nuestro conjunto de premisas.
Veamos un ejemplo de este tipo de razonamiento. Imagine un abogado
defensor presentando el siguiente informe a un jurado:

Los acusantes afirman que mi cliente mató al dueño del Club


Kit Kat. Supongamos que tienen razón. Han oído a sus propios
expertos testificar que el asesinato tuvo lugar a las 17:15. Tam-
bién sabemos que el acusado estaba todavía en su trabajo en la
Municipalidad a las 16:45, según el testimonio de cinco de sus
compañeros de trabajo. De esto se sigue que mi cliente tuvo que
haber llegado al Club Kit Kat desde la Municipalidad en 30 minu-
tos o menos. Pero hacer ese trayecto lleva al menos 35 minutos en
las mejores circunstancias, y los registros de la policía muestran
que hubo un embotellamiento importante el día del asesinato.
Sostengo que mi cliente es inocente.

Claramente, este tipo de razonamiento se usa todo el tiempo: siempre que


se asume algo y después se descarta ese supuesto inicial sobre la base de
sus consecuencias. A veces estas consecuencias no son contradicciones, o co-
sas que sabemos que son falsas, sino futuras consecuencias que consideramos
inaceptables. Podría por ejemplo suponer que va a ir a Hawái en las vacacio-
nes de verano, calcular el impacto del viaje en sus finanzas y en su capacidad
de terminar a tiempo el trabajo que tendrá en ese momento, y de mala gana
concluir que no puede hacer ese viaje. Cuando se razona así, se usa el método
de demostración indirecta.

6.3.1. Premisas inconsistentes


¿Cuáles son las consecuencias lógicas de un conjunto de premisas incon-
sistentes? Si se miran nuestras definiciones anteriores, se verá que cualquier
enunciado S es una consecuencia de tal conjunto. Después de todo, si las
premisas son inconsistentes, entonces no hay modo de que puedan ser todas
verdaderas. Así, no hay circunstancias en las cuales las premisas son verda-
deras y la conclusión es falsa. Lo que quiere decir que en cualquier situación
en la cual las premisas son todas verdaderas (¡no hay ninguna situación así!),
la conclusión también será verdadera. De esta manera, cualquier argumento
con un conjunto inconsistente de premisas es trivialmente válido. En particu-
Capítulo 6 99

lar, si se puede establecer una contradicción ⊥ sobre la base de las premisas,


entonces se puede afirmar cualquier oración.
Frecuentemente, a los estudiantes, este les parece un método raro de ra-
zonamiento y por razones muy buenas. Recuerde la distinción entre un argu-
mento válido y un argumento sólido. Un argumento sólido es un argumento
válido con premisas verdaderas. A pesar de que cualquier argumento con un
conjunto inconsistente de premisas es válido, tal argumento no es sólido, da-
do que no es posible que todas las premisas del argumento sean verdaderas.
Por esta razón, un argumento con un conjunto inconsistente de premisas no
vale demasiado en sí mismo. Después de todo, la razón por la cual estamos
interesados en la consecuencia lógica se debe a su relación con la verdad. Si
no es posible que las premisas sean verdaderas, entonces saber que el argu-
mento es válido no da ninguna pista acerca de la verdad o falsedad de la
conclusión. Un argumento que no es sólido no da más apoyo a su conclusión
que un argumento inválido.
En general, los métodos de demostración no permiten mostrar que un
argumento no es sólido. Después de todo, la verdad o falsedad de las premisas
no es una cuestión de lógica, sino de cómo resulta ser el mundo. Pero en el
caso de argumentos con premisas inconsistentes, los métodos de demostración
ofrecen una manera de mostrar que al menos una de las premisas es falsas (a
pesar de que podríamos no saber cuál) y por lo tanto que el argumento no
es sólido. Al hacer esto, demostramos que las premisas son inconsistentes a
partir de derivar una contradicción.
Supongamos, por ejemplo, que le ofrecen una demostración de que el si-
guiente argumento es válido:

Bribón(Tak) ∨ Sano(Bog)
¬Bribón(Tak)
¬Sano(Bog)
∴ Bribón(Tak) ∧ Caballero(Snark)
Mientras que es verdadero que la conclusión es consecuencia lógica de las
premisas, su reacción no debería ser creer la conclusión. De hecho, usando la
demostración por casos se puede mostrar que las premisas son inconsistentes
y por lo tanto que el argumento no es sólido. No hay razón para ser convencido
de la conclusión de un argumento que no es sólido.
Capítulo 6 100

6.4. Método de demostración condicional


Uno de los métodos más importantes de demostración es el de la de-
mostración condicional, un método que le permite demostrar un enunciado
condicional. Supongamos que quiere demostrar la oración P → Q. Lo que
se hace es suponer temporariamente el antecedente P del condicional que se
desea demostrar. Entonces si, con esta premisa adicional, es posible demos-
trar Q, entonces la demostración condicional permite inferir que P → Q se
sigue de las premisas originales.
Daremos primero un ejemplo esquemático que use tanto modus ponens
como la demostración condicional. Mostraremos que A → C es una conse-
cuencia lógica de las dos premisas A → B y B → C. Esto podría parecer
obvio, pero lo vamos a hacer de todos modos para mostrar cómo opera el
método en un caso simple.

Demostración: Dado como premisas tenemos A → B y B → C.


Queremos demostrar A → C. Con un ojo puesto en usar la re-
gla de demostración condicional, supongamos además, que A es
verdadero. Entonces, por aplicar modus ponens usando nuestra
primera premisa, llegamos a B. Usando modus ponens nuevamen-
te, esta vez con nuestra segunda premisa, llegamos a C. De este
modo, hemos establecido el consecuente de nuestro condicional
deseado sobre la base de nuestra suposición de A. De este modo,
por la regla de la demostración condicional, sabemos que A → C
se sigue de las premisas iniciales solas.

Las demostraciones condicionales son una forma claramente válida de razo-


namiento, que usamos todo el tiempo. Si Q se sigue lógicamente de algunas
premisas más el supuesto adicional P, entonces podemos estar seguros de que
si las premisas son verdaderas, el condicional P → Q debe también ser ver-
dadero. Después de todo, el condicional sólo puede ser falso si P es verdadera
y Q es falsa, y la demostración condicional muestra que, dadas las premisas,
esto nunca puede pasar.
Veamos ahora un ejemplo de algún modo más interesante. Este ejemplo
Capítulo 6 101

usará tanto la demostración condicional como la demostración por contra-


dicción. Demostremos:

Par(n2 ) → Par(n)

Demostración: El método de demostración condicional nos dice


que podemos proceder por suponer Par(n2 ) y demostrar Par(n).
Así, suponemos que n2 es par. Para demostrar que n es par, usare-
mos la demostración por contradicción. De este modo, suponemos
que n no es par, esto es, que es impar. Entonces podemos expresar
n como 2m + 1, para algún m. Pero entonces vemos que:

n2 = (2m + 1)2
= 4m2 + 4m + 1
= 2(2m2 + 2m) + 1

Esto muestra que n2 es impar, contradiciendo nuestra primera


suposición. Esta contradicción muestra que n no es impar, es de-
cir, que es par. De este modo, por la demostración condicional,
hemos establecido que Par(n2 ) → Par(n)

Cuando demostramos oraciones condicionales de la forma P → Q, a menudo


es mucho más fácil demostrar la contraposición ¬Q → ¬P, la cual es, como
hemos notado, lógicamente equivalente. En tales casos, usamos la demos-
tración condicional, pero suponemos ¬Q y tratamos de demostrar ¬P. La
contraposición de nuestra afirmación original es:

¬Par(n) → ¬Par(n2 )

Demostración: para demostrar ¬Par(n) → ¬Par(n2 ), empezamos


suponiendo ¬Par(n), es decir, que n es impar. Entonces podemos
expresar n como 2m + 1, para algún m.
Pero entonces vemos que:
Capítulo 6 102

n2 = (2m + 1)2
= 4m2 + 4m + 1
= 2(2m2 + 2m) + 1

Pero esto muestra que n2 también es impar, entonces Par(n2 ).


De esta manera, por demostración condicional, hemos establecido
que ¬Par(n) → ¬Par(n2 ).

Al demostrar la contraposición, evitamos la necesidad de una demostración


indirecta dentro de la demostración condicional. Esto facilita el entendimiento
de la demostración y, dado que la contraposición es lógicamente equivalente
a nuestra afirmación original, nuestra segunda demostración puede servir
también como demostración de la afirmación original.
El método de demostración condicional se usa extensamente en el razona-
miento cotidiano. Hace algunos años Bill estaba decidiendo si hacía el curso
de Postmodernismo o no. Su amiga Sara afirmó que si Bill hacía el curso
de Postmodernismo, no entraría en la Facultad de Medicina. El argumento
de Sara, cuando fue desafiado por Bill, tuvo la forma de una demostración
condicional combinado con una demostración por casos. Argumento también
conocido como dilema.

Supongamos que haces el curso de Posmodernismo. Entonces, o


bien adoptarás el desprecio posmoderno por la racionalidad o no.
Si no lo adoptas, no aprobarás el curso, lo cual bajará tu promedio
y así no podrás ingresar a la Facultad de Medicina. Pero si adoptas
el desprecio posmoderno por la racionalidad, no serás capaz de
aprobar química orgánica, y así, tampoco ingresarás a la Facultad
de Medicina. Así, en cualquier caso, no ingresarás a la Facultad
de Medicina. Por lo tanto, si haces el curso de Posmodernismo,
no ingresarás a la Facultad de Medicina.

Desafortunadamente para Bill, él ya había sucumbido al posmodernismo y


por esto, rechazó el argumento de Sara. Siguió adelante y tomó el curso,
desaprobó química orgánica y no ingresó a la Facultad de Medicina. Ahora
es un acaudalado lobbysta en Washington. Sara es ejecutiva de la industria
informática en California.
Capítulo 6 103

6.4.1. Probar bicondicionales


Podemos usar este método para demostrar oraciones bicondicionales. Para
demostrar Q ↔ R por demostración condicional, usted necesita hacer dos
cosas: suponer Q y demostrar R; luego suponer R y demostrar Q.
Hay una forma más de demostración que involucra “↔” que es muy co-
mún en matemática. Los matemáticos son muy aficionados a buscar resulta-
dos que muestren que un número diferente de condiciones son equivalentes.
Así, encontrará teoremas establecidos en la forma siguiente. “Las siguientes
condiciones son todas equivalentes: Q1 , Q2 , Q3 ”
En LPO, uno estaría forzado a expresar esto por medio de tres bcondi-
cionales:

Q1 ↔ Q2
Q2 ↔ Q3
Q1 ↔ Q3

Esto involucraría seis demostraciones condicionales, dos para cada bicon-


dicional. Sin embargo, podemos cortar nuestro trabajo en la mitad advirtien-
do que es suficiente demostrar algún ciclo de resultados como los siguientes:

Q1 → Q2
Q2 → Q3
Q3 → Q1

Esto sería mostrado por tres demostraciones condicionales, en lugar de


las seis que de otro modo serían requeridas. Una vez que tenemos esto, no
hay necesidad de demostrar las direcciones reversas, dado que se siguen de
la transitividad de “→”. Por ejemplo, no es necesario probar explícitamente
Q2 → Q1 , la conversa del primer condicional, dado que se sigue de Q2 → Q3
y Q3 → Q1 , los otros dos condicionales.
Cuando aplicamos esta técnica, no es necesario arreglar el ciclo en el orden
exacto en el que las condiciones están dadas. Pero debemos asegurarnos de
que tenemos un ciclo genuino, uno que permite ir de cualquiera de nuestras
condiciones a cualquier otra.
Capítulo 6 104

Daremos un ejemplo simple. Demostraremos que las siguientes condicio-


nes sobre un número natural n son todas equivalentes:

1. n es par

2. n2 es par

3. n2 es divisible por 4.

Demostración: en lugar de demostrar los seis bicondicionales,


demostramos que (3) → (2) → (1) → (3). Suponemos (3). Ahora
claramente, si n2 es divisible por 4, entonces es divisible por 2,
de este modo tenemos(3) → (2). Luego, demostramos (2) → (1)
demostrando su contraposición. Así suponemos que n es impar
y demostramos que n2 es impar. A partir de que n es impar,
podemos escribirlo en la forma 2k + 1. Pero entonces n2 = 4k2 +
4k + 1 el cual es también impar. Por último, demostramos (1) →
(3). Si n es par, se puede expresar como 2m. Así, n2 = (2m)2 =
4m2 , que es divisible por 4. Esto completa el ciclo, mostrando que
los tres condicionales son equivalentes.

En general, cuando aplicamos este método, uno busca implicaciones obvias o


simples como (1) → (3) arriba, o implicaciones que uno ya haya establecido,
como (2) → (1) y tratamos de construirlas en nuestro ciclo de condicionales.

Recordar
1. El método de la demostración condicional: Para demostrar P → Q
, suponga P y demuestre Q.
2. Para probar un número de bicondicionales intente acomodarlos en
un ciclo de condicionales.

Ejercicios y Problemas
En estos problemas le pedimos que demuestre varios resultados. Sus de-
mostraciones deben ser expresadas en oraciones españolas bien formadas,
haciendo uso de oraciones de primer orden en tanto sea conveniente, siguien-
do fundamentalmente el estilo que hemos usado arriba. Siempre que use uno
de los dos métodos ya discutidos, dígalo. No debe ser explícito en el uso de
Capítulo 6 105

pasos de demostraciones simples como la eliminación de la conjunción. Dicho


sea de paso, hay típicamente más de un modo de demostrar un resultado
dado.

Problema 6.3. Demostrar Jefe(Ark) a partir de las siguientes tres premisas:


1. ¬(Juez(Jal) ∧ (Juez(Og))

2. Juez(Jal) ∨ Jefe(Ark)

3. Juez(Og) ∨ Jefe(Ark)

Problema 6.4. Suponga lo siguiente como premisas


1. IzqdDe(a, b) ∨ DerecDe(a, b)

2. DetrDe(a, b) ∨ IzqdDe(a, b)

3. DelanDe(b, a) ∨ ¬DerecDe(a, b)

4. Grand(c)
¿Es DetrDe(a, b) una consecuencia lógica de estas premisas? Si lo es, dé una
demostración. Si no, dibuje un mundo en el que todas las premisas son ver-
daderas pero la conclusión es falsa.

Problema 6.5 Suponga las mismas premisas del Problema 6.4.


¿Es ¬EsEntre(c, b, a) una consecuencia lógica de estas premisas? Si es así,
ofrezca una demostración. Si no, dibuja un mundo en el que las premisas son
verdaderas y la conclusión falsa.

Problema 6.6. Traduzca lo siguiente a LPO y luego ofrezca una demostra-


ción de que el cuarto enunciado se sigue de los tres primeros.
1. Og o Jal son caballeros pero o bien Snark o Ark no son solteros.

2. O bien Jal es un caballero o Ark es soltero.

3. O bien Og no es un caballero o Snark no es soltero.

4. Snark no es soltero.
Capítulo 6 106

Problema 6.8. Considere los siguientes enunciados.


1. Ark es el padre de Og o de Bog.

2. Tak es el padre de Og.

3. Ark es el padre de Bog.

¿Se sigue (3) a partir de (1) y (2)? ¿Se sigue (2) a partir de (1) y (3)? ¿Se
sigue (1) a partir de (2) y (3)? En cada caso, dar o bien una demostración de
la consecuencia, o describir una situación que hace las premisas verdaderas
y la conclusión falsa.

Problema 6.9 En este problema le pedimos que demuestre tres hechos sim-
ples acerca de los números naturales. No esperamos que formule las demos-
traciones en LPO. Necesitará apelar a hechos básicos de la aritmética más las
definiciones de número par e impar.2 Aunque sea elemental, haga explícitas
estas apelaciones. Le será útil la demostración por contradicción.
1. Supongamos que n2 es impar. Demuestre que n es impar.

2. Supongamos que n + m es impar. Demuestre que n × m es par.

3. Supongamos que n2 es divisible por 3. Demuestre que n2 es divisible


por 9.

Problema 6.10. Un buen modo de estar seguro de que √ ha comprendido


una demostración es tratar de generalizarla. Demuestre que 3 es irracional.
(Ayuda: Necesitará tener en cuenta algunos hechos relativos a la divisibilidad
por 3 que es paralelo a los hechos que usamos en relación a los números
pares e impares, por ejemplo, el tercer resultado en el Problema 6.9 ¿Puede
generalizar estos dos resultados?
Problema 6.11. Demuestre: Si n × m es impar entonces n + m es par.
(Comparar con el Problema 6.9)
Problema 6.12. (Algunos pasos estándar válidos en el razonamiento) Dar
demostraciones de los siguiente pasos válidos.
1. Modus Tollens: A partir de A → B y ¬B inferimos ¬A.
2 Unnúmero n es par si es divisible por 2, esto es, si hay un número k tal que n = 2k;
es impar si no es par.
Capítulo 6 107

2. Refuerzo del Antecedente: A partir de B → C inferimos (A ∧ B) → C.

3. Debilitamiento del Consecuente: A partir de A → B inferimos A →


(B ∨ C).

4. Dilema Constructivo: A partir de A ∨ B, A → C, y B → D inferimos


C ∨ D.

5. Transitividad del bicondicional: A partir de A ↔ B yB ↔ C inferimos


A ↔ C.

Problema 6.15. Demostrar Irracional(x) → Irracional( x)
Problema 6.16. ¿Se sigue de las siguientes premisas que el unicornio es
mítico? ¿Qué es mágico? Justifique su respuesta.
1. El unicornio, si no es mítico, es un mamífero, pero si es mítico es in-
mortal.

2. Si el unicornio es o bien inmortal o bien un mamífero, tiene un cuerno.

3. El unicornio, si tiene un cuerno, es mágico.

Problema 6.17. Ofrezca demostraciones de lo siguiente:


1. A → (B → A) es una verdad lógica.

2. (A → (B → C)) ↔ ((A ∧ B) → C).

3. A ↔ ¬B es una consecuencia lógica de A ∨ B ∨ C, B → (A → ¬C) y


A → ¬C.

4. C ∧ D es una consecuencia lógica de (A ∨ (B ∧ C), ¬E, (A ∨ B) → (D ∨ E),


y ¬A.

5. C → B es una consecuencia de ¬A → B,C → (D ∨ E), D → ¬C, y


A → ¬E.
Capítulo 6 108

Problema 6.18. Demostrar que las siguientes condiciones sobre los números
naturales n son todas equivalentes. Use el menor número de demostraciones
condicionales que le sea posible.
1. n es divisible por 3.

2. n2 es divisible por 3.

3. n2 es divisible por 9.

4. n3 es divisible por 3.

5. n3 es divisible por 9.

6. n3 es divisible por 27.

Problema 6.19 Considere los siguientes enunciados.


1. Si Ark es la esposa de Og, entonces Snark es la esposa de Bog.

2. Snark o Ark es la esposa de Bog.

Usando los símbolos introducidos en la página 42, traduzca estos enunciados a


LPO. ¿Se sigue uno de otro? En ambos casos, o bien ofrezca una demostración
informal, o bien describa las circunstancias en la cual se hacen la premisa
verdadera y la conclusión falsa. (Podría suponer que es parte del significado
de “es la esposa de” que dos personas diferentes no pueden ser esposas de la
misma persona).
Capítulo 7

Demostraciones Formales
En esta sección introduciremos un sistema particular para presentar de-
mostraciones formales, que es conocido como un “sistema deductivo”. Hay
muchos estilos diferentes de sistemas deductivos. El sistema que presentamos
ahora y que llamaremos F, es el que es conocido como un sistema “estilo-
Fitch”, nombrado así en honor al lógico Frederic Fitch, quien fue el primero
que introdujo este tipo de sistema.
En general, una demostración de una conclusión S, en el sistema F a
partir de las premisas P, Q y R y de las conclusiones intermedias S1 . . . Sn ,
toma la siguiente forma:

P
Q
R
S1 Justificación 1
.. ..
. .
Sn Justificación n
S Justificación n+1

Hay dos mecanismos gráficos que deben ser tenidos en cuenta, las líneas
verticales y horizontales. La línea vertical dirige nuestra atención al hecho que
tenemos una única pretendida demostración que consiste de varios pasos. La
línea horizontal, conocida como la barra de Fitch, indica una división entre

109
Capítulo 7 110

las afirmaciones que son supuestas y aquellas que pretendidamente se siguen


de las primeras. De este modo, el hecho de que P, Q y R están arriba de la
línea muestra que estas son las premisas de nuestra demostración, mientras
que el hecho de que S1 . . . Sn y S estén debajo de la barra indica que se supone
que esas proposiciones se siguen lógicamente de las premisas.
A la derecha de cada paso que está debajo de la barra de Fitch damos
una justificación del paso. En nuestro sistema deductivo, una justificación
indica qué regla nos permite hacer el paso y a qué pasos (si hay alguno) la
regla está aplicada. Al dar una prueba numeraremos los pasos para poder
referirnos a ellos en las justificaciones.
A continuación agregamos reglas de inferencia al sistema formal F que
corresponden a principios válidos de razonamiento introducidos en el capí-
tulo anterior. Para cada conectiva, introduciremos dos reglas, una que nos
permite demostrar proposiciones que contienen el símbolo, y una que nos
permite demostrar cosas a partir de proposiciones que contienen el símbolo.
Las primeras son llamadas reglas de introducción debido a que nos permiten
introducir estos símbolos dentro de las demostraciones. Por contraste, las
últimas son llamadas reglas de eliminación.

7.1. Reglas para la conjunción y reiteración


Los principios más símples de formalizar son los que involucran el símbolo
de conjunción ∧. Estos principios son las reglas de eliminación de la conjun-
ción y de introducción de la conjunción.

Eliminación de la Conjunción

La regla de la eliminacíón de la conjunción nos permite afirmar cualquier


conyunto Pi de una proposición conjuntiva P1 ∧ . . . ∧ Pi ∧ . . . ∧ Pn que ya he-
mos derivado en la demostración. (Pi puede, dicho sea de paso, ser cualquier
parte de la conjunción, incluyendo el primero o el último de los conyuntos).
El nuevo paso se justifica citando el número del que contiene la conjunción.
Abreviamos la regla con el siguiente esquema:
Capítulo 7 111

Eliminación de la Conjunción (∧Elim):

P1 ∧ . . . ∧ Pi ∧ . . . ∧ Pn
..
.
 Pi

Al establecer reglas usamos el símbolo . para indicar qué paso está siendo
permitido por la regla que estamos introduciendo.

La correspondiente regla de introducción, introducción de la conjunción,


nos permite afirmar una conjunción Pi ∧ . . . ∧ Pn siempre que hayamos esta-
blecido cada una de sus partes constituyentes Pi a Pn . Simbolizaremos esta
regla de la siguiente manera:

Introducción de la Conjunción (∧Intro):

P1

Pn
..
.
 P1 ∧ . . . ∧ Pn

En esta regla, hemos usado la notación:

P1

Pn

para indicar que cada uno de P1 a Pn debe aparecer en la demostración antes


de que afirmemos la conjunción. El orden en que aparecen no importa, y no
tienen que estar contiguos. Sin embargo, cuando justifiquemos el paso, debe-
mos citar el número de paso de los conyuntos en el orden en que aparezcan
en la conjunción.
Aquí tenemos un ejemplo simple de estas dos reglas trabajando conjun-
Capítulo 7 112

tamente. Es una demostración de C ∧ B a partir de A ∧ B ∧ C.

1 A∧B∧C
2 B ∧ Elim 1
3 C ∧ Elim 1
4 C∧B ∧ Intro 3,2

Si bien es algo muy trivial de demostrar, ilustra cómo se dan nuestras


justificaciones. Al aplicar la introducción de la conjunción, tendremos que
ser precisos con los paréntesis, debido a nuestras convenciones de sacar los
paréntesis externos. Si una de las partes es en sí misma una conjunción, en-
tonces por supuesto no hay necesidad de agregar paréntesis alguno antes de
formar la conjunción más grande, a menos que así se lo quiera. Por ejemplo,
las dos siguientes son aplicaciones correctas de la regla:

1 A∧B
Correcta: 2 C
3 (A ∧ B) ∧ C ∧ Intro 1,2

1 A∧B
Correcta: 2 C
3 A∧B∧C ∧ Intro 1,2

Sin embargo, si una de las partes de la conjunción es una disyunción (o


algún otro enunciado complejo), para prevenir la ambigüedad, podría necesi-
tar reintroducir los paréntesis que omitió antes. De este modo, la primera de
las siguientes demostraciones es una demostración correcta, pero la segunda
contiene una aplicación defectuosa de la introducción de la conjunción, con-
cluyendo por consiguiente con una proposición ambigua.

1 A∨B
Correcta: 2 C
3 (A ∨ B) ∧ C ∧ Intro 1,2
Capítulo 7 113

1 A∨B
Incorrecta: 2 C
3 A∨B∧C ∧ Intro 1,2

Reiteración

Una regla que no es técnicamente necesaria pero que vamos a introducir


porque va a hacer que algunas pruebas se vean más naturales es la regla de
Reiteración y simplemente permite repetir un paso anterior.

Reiteración (Reit)

P
..
.
 P

Para usar la regla de reiteración, sólo repetimos los enunciados en cuestión


y a la derecha escribimos “Reit: x” , donde x es el número de la ocurrencia
anterior de la proposición.
La Reiteración es una regla de inferencia obviamente válida, puesto que
cualquier proposición es una consecuencia lógica de sí misma. La razón para
tener la regla se hará más clara en tanto las demostraciones en el sistema
F se hagan más complicadas. Por ahora, permítasenos decir que es como
remarcar, en el curso de una demostración informal dada, “hemos ya mostrado
que P”. Es a veces un recordatorio útil para la persona que está leyendo la
demostración.

7.2. Reglas para la disyunción:


Introducción de la Disyunción
La regla de introducción de la disyunción siempre le permite ir desde una
proposición Pi a cualquier disyunción que tiene a Pi entre sus disyuntos, di-
gamos P1 ∨ . . . ∨ Pi ∨ . . . ∨ Pn . En forma esquemática:
Capítulo 7 114

Introducción de la Disyunción (∨Intro):

Pi
..
.
 P1 ∨ . . . ∨ Pi ∨ . . . ∨ Pn

Nuevamente, remarcamos que Pi podría ser el primero o el último disyunto


de la conclusión. Además, como con la introducción de la conjunción, debe
pensarse un poco si los paréntesis necesitan ser agregados a Pi para prevenir
la ambigüedad.

Eliminación de la Disyunción

Veamos ahora la primera regla que corresponde a lo que llamamos un


método de demostración en el capítulo anterior. Esta es la regla de la Elimi-
nación de la Disyunción, la contraparte formal de la demostración por casos.
Recuerde que la prueba por casos permite concluir una proposición S a partir
de una disyunción de P1 ∨ . . . ∨ Pn si puede demostrar S a partir de cada una
de P1 a Pn individualmente. La forma de esta regla requiere que discutamos
una importante y nueva característica estructural del sistema de deducción
estilo Fitch. Esta es la noción de subdemostración.
Una subdemostración, como el nombre lo sugiere, es una demostración
que tiene lugar dentro del contexto de una demostración mayor. Como con
cualquier demostración, una subdemostración generalmente comienza con
una suposición, indicada como se lo hace usualmente con la barra de Fitch.
Ahora bien, a diferencia de una premisa, la suposición o supuesto de una
subdemostración sólo se asume temporariamente. Durante el transcurso de
la subdemostración en sí, el supuesto actúa como una premisa más. Pero una
vez terminada la subdemostración ese supuesto deja de surtir efecto sobre el
resto de la demostración.
Antes de dar una forma esquemática para la eliminación de la disyunción,
veamos una demostración formal particular que usa esta regla. Esto servirá
como una ilustración concreta de cómo las subdemostraciones aparecen en F.
Capítulo 7 115

1 (A ∧ B) ∨ (C ∧ D)

2 A∧B

3 B ∧ Elim: 2

4 B∨D ∨ Intro: 3

5 C∧D

6 D ∧ Elim: 5

7 B∨D ∨ Intro: 6

8 B∨D ∨ Elim: 1,2-4,5-7

Con reemplazos apropiados para A, B, C y D, esto es una formalización de


la demostración dada anteriormente. Contiene dos subdemostraciones. Una
de éstas va desde la línea 2 a la 4 y muestra que B ∨ D se sigue si asumimos
(temporariamente) A ∧ B. La otra, que va desde la línea 5 a la 7, muestra que
la misma conclusión se sigue a partir de suponer C ∧ D. Estas dos demostra-
ciones, conjuntamente con la premisa (A ∧ B) ∨ (C ∧ D), son justamente lo que
necesitamos para aplicar el método de la prueba por casos (que desde ahora
vamos a nombrar como la regla de la eliminación de la disyunción). Por lo
tanto estas demostraciones se transforman en subdemostraciones de nuestra
demostración mayor.
Es interesante comparar esta prueba formal con la versión informal que
dimos en su momento para asegurarse de que se comprende bien la idea. Nó-
tese que los pasos que introducen supuestos en las dos subdemostraciones no
necesitan ser justificados por una regla, tal y como sucede con la premisa de la
prueba “paterna”. Esto es porque no estamos afirmando que estos supuestos
se sigan de lo que está antes, los suponemos simplemente para mostrar qué se
sigue de suponerlos. También se notará que hemos usado la regla ∨Intro dos
veces en esta prueba, ya que es la única manera en la que podemos derivar
la oración deseada en cada subdemostración. Aunque parezca que estamos
descartando información cuando inferimos B ∨ D de la afirmación más fuerte
B, al considerar la prueba completa queda claro que B ∨ D es la afirmación
más fuerte que se sigue de la premisa original.
Ahora establecemos la versión esquemática de la regla de eliminación de
la disyunción.
Capítulo 7 116

Eliminación de la Disyunción (∨Elim):

P1 ∨ . . . ∨ Pn
..
.
P1
..
.
S

Pn
..
.
S
..
.
 S

Lo que esta regla dice es que tras establecer una disyunción P1 ∨ . . . ∨ Pn


y luego haber mostrado que S se sigue de cada uno de los disyuntos P1 a Pn ,
se puede concluir S. De nuevo, no importa el orden en el que aparezcan las
subdemostraciones, ni siquiera que estén después de la disyunción. Al aplicar
la regla hay que citar, eso sí, el paso que contiene la disyunción, junto con
cada una de las subdemostraciones necesarias.
Veamos otro ejemplo de esta regla, para enfatizar cómo se dan las justi-
ficaciones que involucran subdemostraciones. Demostremos que A se sigue a
partir de la proposición (B ∧ A) ∨ (A ∧ C).

1 (B ∧ A) ∨ (A ∧ C)

2 B∧A

3 A ∧ Elim: 2

4 A∧C

5 A ∧ Elim: 4

6 A∨D ∨ Elim: 1,2-3,4-5


Capítulo 7 117

La cita para el paso 6 muestra la forma de citar que usamos para referir-
nos a las subdemostraciones. La cita “n-m” es nuestro modo de referir a la
subdexnostración que comienza en la línea n y finaliza en la línea m.
Algunas veces, usando esta regla, encontrará natural usar la regla de reite-
ración introducida anteriormente. Por ejemplo, supongamos que modificamos
la demostración de arriba para mostrar que A se sigue de (B ∧ A) ∨ A.

1 (B ∧ A) ∨ A
2 B∧A
3 A ∧ Elim: 2
4 A
5 A Reit: 4
6 A ∨ Elim: 1,2-3,4-5

Aquí, a suposición de la segunda subdemostración es A, exactamente la


proposición que queremos probar. Así, todo lo que necesitamos hacer es re-
petir esta proposición para lograr que la subdemostración tenga la forma
deseada. (Podríamos también dar una subdemostración con sólo un paso,
pero es más natural usar Reiteración en tales casos.)

Ejercicios y Problemas

Problema 7.1 La siguiente es una demostración formal incompleta. Le faltan


algunas justificaciones (indicadas por [. . .]) y algunas proposiciones que se
indican con una línea punteada. Complete la demostración llenando las partes
faltantes.
Capítulo 7 118

1 P ∨ (Q ∧ R)

2 P

3 P∨Q  Intro: 2

4 P∨R ∨ Intro: [. . .]

5 ...... ∧ Intro: 3, 4

6 Q∧R

7 Q ∧ Elim: [. . .]

8 P∨Q ∨ Intro: 7

9 R  Elim: 6

10 ...... ∨ Intro: 9

11 (P ∨ Q) ∧ (P ∨ R) ∧ Intro: 8, 10

12 (P ∨ Q) ∧ (P ∨ R) ∨ Elim: [. . .], 2-5, 6-[. . .]

Problema 7.2 Dar demostraciones formales de lo siguiente:


1. P ∨ Q a partir de P ∧ Q

2. C ∨ B a partir de la premisa (A ∧ B) ∨ C

3. (A ∧ B) ∨ (A ∧ C) a partir de las premisas A y B ∨ C

7.3. Reglas para la negación:


Eliminación de la negación
La regla de eliminación de la negación corresponde a un paso válido muy
trivial, a partir de ¬¬P a P. Esquemáticamente:

Eliminación de la negación (¬Elim):

¬¬P
..
.
 P
Capítulo 7 119

La eliminación de la negación nos da una de las dirección del principio de


doble negación. Si bien razonablemente se podría esperar que la segunda re-
gla para la negación, la introducción de la negación, nos dé la otra dirección,
ahora veremos que no es tan simple.

Introducción de la negación

La regla de introducción de la negación es por contraste una de las reglas


más interesantes. Corresponde al método de demostración por contradicción.
También involucra el uso de una subdemostración, como ocurre con todos
los análogos formales nuestros métodos no triviales de demostración. La re-
gla dice que si podemos demostrar una contradicción sobre la base de una
suposición adicional P; entonces estamos autorizados a inferir ¬P a partir de
las premisas originales. En los sistemas formales es tradicional requerir que
la contradicción tome la forma de una demostración de algún enunciado de
la forma Q ∧ ¬Q. Esquemáticamente:

Introducción de la negación (¬Intro):

P
..
.
Q
..
.
¬Q
 ¬P

Para ilustrar esta regla, mostremos cómo demostrar ¬¬A a partir de A.


Capítulo 7 120

1 A
2 ¬A
3 A ∧ ¬A ∧ Intro: 1,2
4 ¬¬A ¬ Intro: 2-3

Advierta que en el paso 3, hemos citado un paso fuera de la subdemostra-


ción, a saber, el paso 1. Esto es legítimo, pero destaca algo que es importante.
¿Qué pasos pueden ser citados en un punto dado en una demostración? Co-
mo primera conjetura, podríamos pensar que se puede citar cualquier etapa
anterior. Pero no es correcto. Explicaremos el porqué, y cuál es la respuesta
correcta, en la sección siguiente. Mientras estemos en el tópico de la introduc-
ción de la negación, usaremos ésta para mostrar cómo podemos demostrar
cualquier proposición a partir de premisas contradictorias.

1 P
2 ¬P
3 ¬Q
4 P ∧ ¬P ∧ Intro: 1,2
5 ¬¬Q ¬ Intro: 3-4
6 Q ¬ Elim: 5

7.4. El uso adecuado de las subdemostraciones.


Antes de introducir las reglas correspondientes al condicional y al bicon-
dicional, nos detendremos sobre el uso adecuado de las subdemostraciones,
rasgo característico de los sistemas deductivos estilo Fitch por lo que es im-
portante que comprender cómo usarlas adecuadamente, puesto que si no
somos cuidadosos, podríamos “demostrar” cosas que no se siguen de sus pre-
misas. Por ejemplo, la demostración formal siguiente parece que estuviera
construida de acuerdo con nuestras reglas, pero su propósito de demostrar
que A ∧ B se sigue de (A ∧ B) ∨ (A ∧ C), claramente no es correcto.
Capítulo 7 121

1 (A ∧ B) ∨ (A ∧ C)
2 A∧B
3 A ∧ Elim: 2
4 B ∧ Elim: 2
5 A∧C
6 A ∧ Elim: 5
7 A ∨ Elim: 1, 2-4, 5-6
8 A∧B ∧ Intro: 7,3

El problema con esta demostración es el paso 8. En este paso, hemos usado


el paso 3, un paso que tiene lugar dentro de una subdemostración anterior.
Pero resulta que esta clase de justificación –que toma sólo una parte interna
de una subdemostración anterior que ya ha finalizado– no es legítima. Para
comprender por qué no es legítima, necesitamos pensar acerca de qué función
cumplen las subdemostraciones en un trozo del razonamiento.
Una subdemostración tiene el siguiente aspecto típico:

P
..
.
Q
R
..
.
S
T
..
.
Capítulo 7 122

Las subdemostraciones comienzan con la introducción de una nueva su-


posición, en este ejemplo R. El razonamiento dentro de una subdemostración
depende de esta nueva suposición, conjuntamente con cualquier otra pre-
misa o suposición de la demostración paterna. Así, en nuestro ejemplo, la
derivación de S podría depender tanto de P como de R. Cuando una subde-
mostración finaliza, indicado por el fin de la línea vertical que liga también a
las subdemostraciones, el razonamiento posterior no puede usar más la supo-
sición de la subdemostración, o algo que dependa de ésta. Ni podemos usar la
regla de reiteración para alcanzar aquellos pasos. Decimos que la suposición
ha sido descargada o que la subdemostración ha sido cancelada o terminada.
Cuando una subdemostración ha sido cancelada, sus pasos individuales ya
no estarán accesibles. Es sólo la subdemostración como un todo la que puede
ser citada como justificación para un paso posterior. Lo que esto significa es
que al justificar la afirmación T en nuestro ejemplo, podríamos citar P, Q y la
subdemostración como un todo, pero no podríamos citar ítems individuales
como R o S. Una vez que 1a subdemostración ha sido cancelada, ya no están
accesibles.
En esto, por supuesto, es donde nos equivocamos en el paso 8 en la de-
mostración falaz anterior. Citamos un paso de una subdemostración que ya
había sido cancelada, como lo es el paso 3. Pero la proposición B, en aquel
paso, había sido demostrada sobre la base de las suposición B ∧ A, una supo-
sición que hicimos sólo temporariamente. La suposición ya no tendrá fuerza
en la etapa 8, y en este sentido no puede ser usada en ese punto.
Esta prevención no lo inhibe de citar, dentro de una subdemostración,
ítems que tienen lugar fuera de la subdemostración, siempre y cuando no
ocurran dentro de una subdemostración que ha sido cancelada. Por ejemplo,
en la demostración esquemática dada arriba, la justificación para S podría
incluir el paso que contiene a Q.
Esta observación debe tenerse más en cuenta cuando está trabajando en
una subdemostración de una subdemostración. No hemos visto aún ningún
ejemplo donde se necesite tener subdemostraciones dentro de subdemostra-
ciones, pero tales ejemplos son fáciles de lograr. Este es uno, el cual es una
demostración de una dirección de la primera ley de DeMorgan:
Capítulo 7 123

1 ¬(P ∧ Q)

2 ¬(¬P ∨ ¬Q)

3 ¬P

4 ¬P ∨ ¬Q ∨ Intro: 3

5 (¬P ∨ ¬Q) ∧ ¬(¬P ∨ ¬Q) ∧ Intro: 4, 2

6 ¬¬P ¬ Intro: 3-5

7 P ¬ Elim: 6

8 ¬Q

9 ¬P ∨ ¬Q ∨ Intro: 8

10 (¬P ∨ ¬Q) ∧ ¬(¬P ∨ ¬Q) ∧ Intro: 9, 2

11 ¬¬Q ¬ Intro: 8-10

12 Q ¬ Elim: 11

13 P∧Q ∧ Intro: 7, 12

14 ¬(P ∧ Q) Reit: 1

15 (P ∧ Q) ∧ ¬(P ∧ Q) ∧ Intro: 13, 14

16 ¬¬(¬P ∨ ¬Q) ¬ Intro: 2-15

17 ¬P ∨ ¬Q ¬ Elim: 16

Advierta que la subdemostración 2-15 contiene dos subdemostraciones,


3-5 y 8-10. En el paso 5 de la subdemostración 3-5 citamos el paso 2 a
partir de la subdemostración paterna 2-14. Similarmente, en el paso 10 de
la subdemostración 8-10, citamos el paso 2. Esto es legítimo puesto que la
subdemostración 2-14 no ha sido cancelada. Aunque no lo hemos necesitado
en esta demostración, podríamos haber citado el paso 1 de la demostración
principal en ambas de las subdemostraciones.
Otro aspecto que es importante de destacar sobre esta demostración es
el uso de la regla de reiteración en el paso 14. No necesitamos usar aquí la
reiteración, pero lo hicimos sólo para ilustrar un punto. Cuando realizamos
subdemostraciones, la reiteración es como cualquier otra regla: cuando la usa,
puede citar pasos que están fuera de las subdemostraciones inmediatas, si las
demostraciones que contienen los pasos citados no hubieran sido canceladas.
Capítulo 7 124

Por ejemplo, si reemplazamos la justificación del paso 10 con “Reit: 5”, en-
tonces nuestra demostración ya no será correcta.

Recordar

Una vez que una subdemostración ha sido cancelada, sólo pue-


de ser citada como un todo. Sus ítems individuales no están
disponibles.

Para justificar un paso de una subdemostración, se puede citar


cualquier paso anterior contenido en la demostración principal,
o en una subdemostración que no ha sido cancelada.

7.5. Un ejemplo trabajado


Cuando elabore demostraciones formales de la validez de argumentos,
descubrirá que encontrar una demostración formal es a menudo mucho más
difícil que reconocer a validez del argumento mismo. Una inferencia intui-
tivamente obvia puede extraviar a alguien no versado en las triquiñuelas
del sistema formal particular. Sistemas formales diferentes toman inferencias
diferentes como básicas, y, en consecuencia, lo que es fácil en uno puede vol-
verse un intrincado problema en otro. Ningún sistema formal puede evitar
completamente estos problemas, y ésta es la razón por la que las demostra-
ciones formales nunca se dan en la práctica, aún por lógicos profesionales.
Su valor principal radica no en que sean herramientas para razonar, sino en
la teorización sobre el razonamiento mismo. En esta sección discutiremos có-
mo encontrar una demostración formal para un problema como ejemplo. El
problema que abordaremos va en dirección opuesta a la primera ley de De-
Morgan, y muestra que ¬(P ∧ Q) se sigue de ¬P ∨ ¬Q. Una buena manera de
enfocar la construcción de una demostración formal consiste en convencerse
primero detalladamente de que la conclusión se sigue en verdad de las pre-
misas. Luego, ver si se puede reflejar ese razonamiento en el sistema formal.
Dar una demostración informal es entonces una buena manera de empezar.
A continuación, entonces, damos una demostración informal detallada del
resultado deseado.
Capítulo 7 125

Demostración: Se nos da ¬P ∨ ¬Q. Para intentar una reducción al


absurdo, supondremos P ∧ Q e intentaremos derivar una contradic-
ción. Hay que considerar dos casos, ya que se nos ha dado que ¬P es
verdadero o que ¬Q es verdadero. Pero cada una de estas suposicio-
nes contradice el supuesto P ∧ Q: ¬P contradice el primer miembro de
la conjunción y ¬Q contradice el segundo. Por consiguiente, nuestro
supuesto lleva a una contradicción y completamos nuestra demostra-
ción.

Intentemos construir una demostración formal que modelice este razona-


miento. Comenzamos escribiendo nuestras premisas en la cima de nuestro
esquema de demostración, nuestra conclusión en la base, dejando bastante
lugar entre medio.

1 ¬P ∨ ¬Q
..
.
¬(P ∧ Q)

El método principal utilizado en nuestra demostración informal fue la


reducción al absurdo, que corresponde a la introducción de la negación. De
modo que podemos llenar un poco del lugar libre en la demostración.

1 ¬P ∨ ¬Q
2 P∧Q
..
.
Alguna contradicción
¬(P ∧ Q)

Nuestra demostración informal mostró que había una contradicción siem-


pre que ¬P o ¬Q fuera el caso. La contraparte formal de la demostración
por casos es a eliminación de la disyunción, y entonces nuestra demostración
adquiriría el siguiente aspecto:
Capítulo 7 126

1 ¬P ∨ ¬Q
2 P∧Q
3 ¬P
..
.
Alguna contradicción
¬Q
..
.
Alguna contradicción
Alguna contradicción ∨ Elim: 1, 3-?, ?-?
¬(P ∧ Q) ¬ Intro: 2-?

Es fácil encontrar una contradicción en cada uno de estos casos.

1 ¬P ∨ ¬Q
2 P∧Q
3 ¬P
4 P ∧ Elim: 2
5 P ∧ ¬P ∧ Intro: 4, 3
6 ¬Q
7 Q ∧ Elim: 2
8 Q ∧ ¬Q ∧ Intro: 7, 6
9 Alguna contradicción ∨ Elim: 1, 3-5, 6-8
10 ¬(P ∧ Q) ¬ Intro: 2-?

Si intentamos terminar esta demostración, vemos que hay un problema en el


paso 9. La eliminación de la disyunción requiere que establezcamos exacta-
mente el mismo enunciado en ambas subdemostraciones 3-5 y 6-8. Desgra-
ciadamente, hemos establecido dos contradicciones diferentes. Para dar una
Capítulo 7 127

demostración en el sistema F, debemos encontrar una manera de superar este


problema, esto es, derivar la misma contradicción en cada subdemostración.
Intentemos establecer P ∧ ¬P en cada una de ellas.

1 ¬P ∨ ¬Q
2 P∧Q
3 ¬P
4 P ∧ Elim: 2
5 P ∧ ¬P ∧ Intro: 4, 3
6 ¬Q
7 Q ∧ Elim: 2
..
.
P ∧ ¬P
P ∧ ¬P ∨ Elim: 1, 3-5, 6-?
¬(P ∧ Q) ¬ Intro: 2-?

Aquí necesitamos usar una triquiñuela. Ya hemos mostrado, al incorporar


a nuestro sistema la regla de Introducción de la negación, cómo derivar lo
opuesto de un supuesto si de éste llegamos a una contradicción. Por esto,
dentro de nuestra segunda subdemostración, nos valdremos de que hay una
contradicción, Q ∧ ¬Q, para establecer P ∧ ¬P. Ello nos proporcionará la mis-
ma proposición contradictoria en cada subdemostración, lo que nos colocará
en posición para terminar la demostración.
Capítulo 7 128

1 ¬P ∨ ¬Q
2 P∧Q
3 ¬P
4 P ∧ Elim: 2
5 P ∧ ¬P ∧ Intro: 4, 3
6 ¬Q
7 Q ∧ Elim: 2
8 ¬(P ∧ ¬P)
9 Q ∧ ¬Q) ∧ Intro: 7, 6
10 ¬¬(P ∧ ¬P) ¬ Intro: 8-9
11 P ∧ ¬P ¬ Elim: 10
12 P ∧ ¬P ∨ Elim: 1, 3-5, 6-11
13 ¬(P ∧ Q) ¬ Intro: 2-12

Ejercicios y Problemas

Problema 7.3 La siguiente es una demostración formal incompleta. Le faltan


algunas justificaciones (indicadas por [. . .]) y algunas proposiciones que se
indican con una línea punteada. Complete la demostración llenando las partes
faltantes.
Capítulo 7 129

1 P∨Q

2 ¬P

3 ...

4 ¬Q

5 P ∧ ¬P ∧ Intro: [. . .]

6 ¬¬Q ¬ Intro: 4-5

7 ... ¬ Elim: 6

8 Q

9 Q Reit: 8

10 Q ∨ Elim: 1, [. . .], 8-9

Problema 7.4 Demostrar P ∨ (Q ∧ R) a partir de las premisas P ∨ Q y P ∨ R.


(Esto requerirá usar una subdemostración dentro de una subdemostración.)
Problema 7.5 Dar una demostración informal que podría haberse usado de
guía para la demostración formal dada en la sección 7.4 para un lado de la
primer ley de DeMorgan.
Problema 7.6 Dar demostraciones informales de lo siguiente (sin presuponer
las leyes de DeMorgan). Luego dar demostraciones formales que reflejen a las
informales tan fielmente como sea posible.
1. ¬P ∧ ¬Q a partir de la premisa ¬(P ∨ Q)

2. ¬(P ∨ Q) a partir de la premisa ¬P ∧ ¬Q

Problema 7.7 Dar demostraciones formales de lo siguiente:


1. ¬A a partir de la premisa ¬(A ∨ B)

2. A a partir de las premisas ¬(¬A ∧ B) y ¬(¬B ∨ C)

7.6. Demostraciones sin premisas


No todas las demostraciones comienzan con la suposición de las premisas.
En principio esto puede parecer extraño pero de hecho es la manera en la
Capítulo 7 130

que usamos nuestro sistema deductivo para mostrar que un enunciado es una
verdad lógica. Un enunciado que puede ser demostrado sin premisa alguna es
necesariamente verdadero. Abajo, tenemos una demostración de esta clase,
una demostración que muestra que (¬P ∧ Q ∧ ¬P) es derivable en F sin el
uso de premisas.

1 P ∧ Q ∧ ¬P
2 P ∧ Elim: 1
3 ¬P ∧ Elim: 1
4 P ∧ ¬P ∧ Intro: 2,3
5 ¬(P ∧ Q ∧ ¬P) ¬ Intro: 1-4

Advierta que no hay suposiciones arriba de la primera barra horizontal de


Fitch, indicando que la demostración principal no tiene premisas. El primer
paso de la demostración es la suposición de la subdemostración. La subdemos-
tración deriva una contradicción, basada sobre esta suposición, permitiendo
de este modo concluir que la negación del supuesto de la subdemostración
se sigue sin necesidad de las premisas. En otras palabras, es una verdad lógica.

Recordar

Una demostración sin premisas muestra que su conclusión es


una verdad lógica

Ejercicios y Problemas

Problema 7.8 La siguiente es una demostración formal incompleta. Le faltan


algunas justificaciones (indicadas por [. . .]) y algunas proposiciones que se
indican con una línea punteada. Complete la demostración llenando las partes
faltantes.
Capítulo 7 131

1 ¬(P ∨ ¬P)

2 P

3 ... ∨ Intro: 2

4 (P ∨ ¬P) ∧ ¬(P ∨ ¬P) ∧ Intro: 3, 1

5 ¬P ¬ Intro: 2-4

6 ...

7 P ∨ ¬P ∧ Intro: 6

8 (P ∨ ¬P) ∧ ¬(P ∨ ¬P) [. . .]

9 ¬¬P ¬ Intro: 6-8

10 ¬P ∧ ¬¬P ∧ Intro: 5, 9

11 ¬¬(P ∨ ¬P) ¬ Intro: 1-10

12 P ∨ ¬P [. . .]

7.6.1. Cita de teoremas


Las demostraciones en el sistema F pueden hacerse extremadamente lar-
gas, especialmente si insistimos en volver a los primeros principios en cada
demostración. Se recordará que en las clases de geometría del secundario, se
permitía citar teoremas establecidos previamente para dar demostraciones
subsiguientes, y esto acortaba considerablemente las demostraciones poste-
riores.
Permitimos un uso similar de teoremas anteriores en el sistema F. Si ya se
ha construido una demostración de alguna conclusión Q a partir de premisas
Pi . . . Pn , entonces ciertamente estará permitido aseverar Q cuando se ha
establecido Pi . . . Pn . Cuando hagamos esto, citaremos como justificación los
pasos en que Pi . . . Pn aparecen en la demostración, e indicaremos que éste es
un teorema previo. Si el teorema a utilizar tiene un nombre común es buena
idea utlizarlo en la justificación del paso. Si proviene de un ejercicio o de un
ejemplo se especifica también.
Veamos ahora un ejemplo:
Capítulo 7 132

1 ¬(P ∧ Q)
2 P
3 ¬P ∨ ¬Q Teorema Previo (DeMorgan): 1
4 ¬¬P Teorema Previo Ej. Sección 7.3: 2
5 ¬Q Teorema Previo (Silogismo Disyuntivo): 3, 4

Al comparar las demostraciones citadas aquí, se notará una discordancia


en las letras de enunciado usadas. Por ejemplo, en la página 119 mostramos
que ¬¬A se seguía de A, pero en nuestra demostración estamos concluyendo
¬¬P a partir de P. Esto está permitido, ya que la demostración anterior
seria igualmente correcta si A fuese remplazada por P, o por cualquier otro
enunciado, simple o complejo.

7.7. Reglas para el condicional:


Ahora vamos a introducir las reglas para nuestro sistema F que hacen
uso de los condicionales y que son los análogos formales de los métodos de
demostración que incluyen esta clase de conectivas. Nuevamente, tenemos
tanto la regla de introducción como la de eliminación para cada una.

Eliminación del condicional


La regla modus ponens o eliminación del condicional es fácilmente forma-
lizable. Si hemos demostrado tanto P → Q como P entonces podemos afirmar
Q, citando como justificación estos dos pasos anteriores. No hace ninguna di-
ferencia el orden en el que aparecen los primeros pasos. Esquemáticamente:

Eliminación del condicional (→ Elim):

P→Q
..
.
P
 Q
Capítulo 7 133

Introducción del condicional


La correspondiente regia de introducción es la contraparte formal del
método de demostración condicional. Involucra la construcción de una sub-
demostración. Para demostrar un enunciado de la forma P → Q comenzamos
nuestra subdemostración con la suposición de P y tratamos de demostrar Q.
Si tenemos éxito, entonces nos está permitido cerrar la subdemostración y
concluir nuestro condicional deseado, citando la subdemostración como jus-
tificación. Esquemáticamente:

Introducción del condicional (→ Intro):

P
..
.
Q
 P→Q

Aquí tenemos un ejemplo simple que involucra ambas de estas reglas, una
demostración de A → C a partir de (A ∨ B) → C.

1 (A ∨ B) → C

2 A

3 A∨B ∨ Intro: 2

4 C → Elim: 1, 3

5 A→C → Intro: 2-4

Una vez que tenemos a nuestra disposición la introducción del condicional,


podemos convertir cualquier demostración con premisas en la demostración,
sin premisas, del condicional correspondiente. Por ejemplo, mostramos en
una sección anterior cómo dar una demostración formal de ¬¬A a partir de
la premisa A. Usando esto, podemos dar una demostración del enunciado
lógicamente verdadero A → ¬¬A.
Capítulo 7 134

1 A
2 ¬A
3 A ∧ ¬A ∧ Intro: 1, 2
4 ¬¬A ¬ Intro: 2-3
5 A → ¬¬A → Intro: 1-4

Advierta que la subdemostración de aquí es idéntica a la demostración origi-


nal dada anteriormente. Simplemente tomamos tal demostración y la trans-
formamos en una demostración que usa la introducción del condicional, de
A → ¬¬A.

7.8. Reglas para el bicondiconal:


Las reglas para el bicondicional son justamente las que deberíamos espe-
rar, dadas las reglas del condicional.
La regla de eliminación para el bicondicional puede ser establecida esque-
máticamente como sigue:

Eliminación del bicondicional (↔ Elim):

P↔Q
..
.
Q
..
.
 P

Esto significa que uno puede concluir Q si uno puede establecer P y alguno
de los bicondicionales indicados. La regla de introducción para el bicondicio-
nal P ↔ Q requiere que realice dos subdemostraciones, una mostrando que
Q se sigue de P. y otra mostrando que P se sigue de Q.
Capítulo 7 135

Introducción del bicondicional (↔ Intro):

P
..
.
Q
Q
..
.
P
 P↔Q

Ejercicios y Problemas.
Problema 7.9 Demuestre formalmente:
1. A → (B → A) sin premisas.

2. (A → (B → C)) ↔ ((A ∧ B) → C) sin premisas.

3. C ∧ D desde las premisas (A ∨ (B ∧ C), ¬E, (A ∨ B) → (D ∨ E), y ¬A.

4. A → (A ∨ B) sin premisas.

Problema 7.10 Dar demostraciones de las siguientes equivalencias impor-


tantes. Una vez que las haya demostrado encontrará útil citarlas frecuente-
mente.
1. (P → Q) ↔ (¬P ∨ Q)

2. ¬(P → Q) ↔ (P ∧ ¬Q)
Capítulo 7 136

Problema 7.11 Completar las siguientes demostraciones incompletas (no se


olvide de las justificaciones):

1 (A ↔ B) ∧ (A ↔ C)

1 ¬A ∧ ¬B 2 A

2 A 3 A↔B

3 ¬B 4 B

4 ¬A 5 ... ∨ Intro . . .

5 ... 6 B∨C

6 ... 7 B

7 B 8 A↔B

8 ¬A 9 ...

9 B 10 C

10 ... 11 A↔C

11 A 12 A

12 A↔B 13 ... ∨ ...

14 A ↔ (B ∨ C)

Problema 7.12 Demostrar que (A ∧ B) ∨ (¬A ∧ ¬B) se sigue de A ↔ B


(Ayuda: intente demostrar primero este teorema: A ∨ ¬A)
Parte II

Cuantificadores

137
Capítulo 8

Introducción a la
cuantificación
En español y en otros lenguajes naturales, las oraciones básicas se forman
combinando frases nominales con frases verbales. Las frases nominales más
simples son nombres, como Max y Clara, que corresponden a los símbolos de
constantes de LPO. Las frases nominales más complejas se forman a partir de
la combinación de nombres comunes con otras palabras denominadas deter-
minantes, tales como todos, algunos, la mayoría, el, tres y ninguno, dándonos
frases nominales como todos los cubos, algún hombre de Indiana, la mayoría
de los niños en la clase, el dodecaedro en el rincón, tres ratones ciegos y
ningún estudiante de lógica.
Los lógicos denominan a las frases nominales de este tipo expresiones
cuantificadas y a las oraciones que las contienen oraciones cuantificadas. Estas
expresiones se denominan de esta manera porque nos permiten hablar sobre
cantidades de cosas – todo cubo, la mayoría de los niños y demás.
Las propiedades lógicas de las oraciones cuantificadas dependen fuerte-
mente del determinante usado. Compare, por ejemplo, los siguientes argu-
mentos:
Todo actor rico es un buen actor.
Brad Pitt es un actor rico.
∴Brad Pitt es un buen actor.

138
Capítulo 8 139

Muchos actores ricos son buenos actores.


Brad Pitt es un actor rico.
∴Brad Pitt es un buen actor

Ningún actor rico es un buen actor


Brad Pitt es un actor rico
∴Brad Pitt es un buen actor

¡Qué diferencia hace un determinante! El primero de estos argumentos es


obviamente válido. El segundo no es lógicamente válido, aunque las premisas
hacen a la conclusión al menos plausible. El tercer argumento es simple-
mente tonto: de hecho, las premisas implican lógicamente la negación de la
conclusión. Difícilmente se pueda encontrar un argumento peor que éste.
La cuantificación nos lleva fuera del ámbito de las conectivas veritativo-
funcionales. Observe que no es posible determinar la verdad de las oraciones
cuantificadas a partir de los valores de verdad de las oraciones que las consti-
tuyen. De hecho, oraciones como Todo actor rico es un buen actor y Ningún
actor rico es un buen actor no están compuestas realmente de oraciones más
simples, al menos no de una manera obvia. Sus valores de verdad están de-
terminados por la relación que existe entre el conjunto de actores ricos y
el conjunto de actores buenos: si todos los elementos del primer conjunto o
ningún elemento del primer conjunto son miembros del segundo conjunto.
Varias construcciones no veritativo-funcionales son en realidad formas
ocultas de cuantificación. Considere, por ejemplo, la oración:

Max está en casa siempre que Clara está en la biblioteca

La verdad de esta oración en un momento particular no es una función


de verdad de sus partes en ese momento. La razón es que siempre que es una
forma implícita de cuantificación, que significa en todo momento en que. La
oración significa algo así:

Todo momento en que Clara está en la biblioteca es un momento en que


Max está en casa.

Otro ejemplo de una conectiva no veritativo-funcional que involucra cuan-


tificación implícita es implica lógicamente. No es posible decir si P implica
lógicamente a Q sólo a partir de los valores de P y de Q. Esto es así porque
Capítulo 8 140

la afirmación significa que toda circunstancia lógicamente posible que hace


verdadera a P hace verdadera a Q. La afirmación cuantifica implícitamente
sobre circunstancias posibles.
Mientras que hay muchas formas de cuantificación en español, sólo dos
se construyen explícitamente en LPO. Este lenguaje tiene dos símbolos de
cuantificación, ∀ y ∃, que se leen “para todos” y “algunos”, respectivamente.
Esto puede parecer un número muy pequeño de cuantificadores, pero sor-
presivamente muchas formas de cuantificación pueden definirse a partir de ∀
y ∃ usando predicados y conectivas veritativo-funcionales, incluyendo frases
como todo cubo, tres ratones ciegos, ningún estudiante alto y siempre que.
Sin embargo, algunas expresiones cuantificadas están fuera del alcance de
LPO, como por ejemplo: la mayoría de los estudiantes, muchos cubos y una
cantidad infinita de números primos.

8.1. Variables
Antes de mostrar cómo funcionan los símbolos de los cuantificadores,
necesitamos introducir un nuevo tipo de término denominado variable. Las
variables son una especie de símbolo auxiliar. De algún modo, se comportan
como constantes individuales, ya que pueden aparecer en la lista de argumen-
tos que sigue inmediatamente a un predicado. Pero de otros modos, son muy
diferentes de las constantes individuales. En particular, su función semánti-
ca no consiste en referirse a objetos. Más bien, son señaladores que indican
relaciones entre cuantificadores y las posiciones de argumento de distintos
predicados. Esto se hará más claro en nuestra discusión de los cuantificado-
res.
La lógica de primer orden asume una lista infinita de variables, de modo
tal que nunca podemos acusar carencia de ellas por complejo que pueda
hacerse un enunciado. Estas variables son cualquiera de las letras u, v, w, x,
y, y z con o sin subíndices. Así, por ejemplo, x, u23 y z6 son todas variables
en el lenguaje de LPO. Pero el lenguaje de bloques usa sólo seis variables, es
decir, u, v, w, x, y, y z. Esto impone una limitación expresiva en el lenguaje
usado en el lenguaje de bloques, pero en la práctica raramente se recurre a
más de cuatro o cinco variables.
Agregar variables expande el conjunto de términos del lenguaje. Hasta
ahora, las constantes individuales (nombres) fueron los únicos términos bá-
sicos. Si el lenguaje contiene símbolos de función, los términos adicionales se
Capítulo 8 141

construyen a partir de la repetida aplicación de estos símbolos de función.


Ahora tenemos dos tipos de términos básicos: variables y constantes indivi-
duales. Se pueden formar términos complejos aplicando símbolos de función a
cada tipo de término básico. Así, además del término padre(Max), tendremos
el término padre(x), y además de (0 + 1) × 1, tenemos (y + z) × z.

8.2. Fbfs atómicas


Ahora que disponemos de variables, podemos producir expresiones que
parezcan oraciones atómicas, excepto que hay variables en lugar de constan-
tes individuales. Por ejemplo, EnCasa(x) y MasAlt(Juan, y), son expresiones
tales. Las llamamos fórmulas atómicas bien formadas, o fbfs atómicas. No
son oraciones, pero se usarán junto a símbolos cuantificadores para construir
oraciones. El término “oración” se reserva para fórmulas bien formadas en
las cuales todas las variables que ocurren se usan junto con cuantificadores
que las “ligan”. A su tiempo, daremos las definiciones de oración y variable
ligada.

Recordar

1. El lenguaje LPO tiene una cantidad infinita de variables, cua-


lesquiera de u, v, w, x, y, y z, con o sin subíndices.

2. En el lenguaje de bloques sólo se emplearán variables desde u


hasta z, sin subíndices.

3. En una fbf atómica, las variables puede ocurrir en cualquier


posición ocupada normalmente por un nombre.

8.3. Cuantificadores
Nuestro lenguaje contiene dos símbolos cuantificadores, ∀ y ∃. Se llaman
“cuantificadores” porque pueden usarse para expresar ciertas afirmaciones
rudimentarias acerca del número (o la cantidad) de cosas que satisfacen al-
guna condición. Específicamente, nos permiten decir que todos los objetos
satisfacen alguna condición, o que por lo menos un objeto satisface alguna
condición. Cuando se usan en conjunción con la identidad (=) y las distintas
Capítulo 8 142

conectivas, pueden también usarse para expresar afirmaciones numéricas más


complejas, por ejemplo, que hay exactamente dos cosas que satisfacen alguna
condición.

Cuantificador universal (∀)


Este símbolo se usa para expresar afirmaciones universales que se expresan
en español usando términos tales como toda cosa, cada cosa, todas las cosas
y cualquier cosa. Siempre se usa en conexión con alguna de las variables u, v,
w, x, . . ., y así se dice que es un operador que liga variables. La combinación
∀x se lee “para todo objeto x” o (algo inconvenientemente) “para todo x”.1 Si
quisiéramos traducir la oración española (muy poco probable) Todo está en
casa a la lógica de primer orden, usaríamos la expresión:

∀xEnCasa(x)
Esto dice que todo objeto x cumple la siguiente condición: x está en casa. O,
para decirlo más naturalmente, que toda cosa cualquiera está en casa.
Por supuesto que raramente hacemos tales afirmaciones incondicionales
acerca de absolutamente todas las cosas. Son más comunes las afirmaciones
universales restringidas, como Todo doctor es inteligente. Esta oración se
traduciría como:

∀x(Doctor(x) → Inteligente(x))
Esta oración dice que dado un objeto cualquiera –llamémosle x– si x es un
doctor, entonces x es inteligente. Para decirlo de otra manera, la oración dice
que si se elige una cosa cualquiera, se encontrará que o bien no es un doctor,
o que es inteligente (o quizás ambos).

Cuantificador existencial (∃)


Este símbolo se usa para expresar afirmaciones existenciales, las que ex-
presamos en español usando términos tales como algo, por lo menos una cosa,
un, y una. También se usa siempre en conexión con una de las variables u,
v, w, x, . . ., y es así un operador que liga variables. La combinación ∃x se lee
1 Alentamos a los estudiantes a que usen la primera locución cuando lean fórmulas, por lo
menos por algunas semanas, ya que hemos visto que muchos estudiantes han comprendido
mal la función básica de las variables por haber usado la segunda.
Capítulo 8 143

“para algún objeto x” o (algo inconvenientemente) “para algún x”. Si quisié-


ramos traducir la oración española Algo está en casa a la lógica de primer
orden, usaríamos la expresión

∃xEncasa(x)
Esto dice que algún objeto x cumple la siguiente condición: x está en casa.
Si bien es posible hacer tales afirmaciones, es más común decir que algo
de una clase particular cumple cierta condición, digamos, Algún doctor es
inteligente. Esta oración debería traducirse como:

∃x(Doctor(x) ∧ Inteligente(x))
Esta oración dice que algún objeto, digamos, x, cumple la condición compleja:
x es a la vez un doctor y es inteligente. O, más coloquialmente, dice que hay
por lo menos un doctor inteligente.

8.4. Fbfs y oraciones


Nótese que en algunos de los ejemplo anteriores, formamos oraciones a
partir de expresiones complejas que no eran ellas mismas oraciones, expre-
siones como

Doctor(x) ∧ Inteligente(x)
que contenía variables no ligadas por ningún cuantificador. Así, para des-
cribir sistemáticamente todas las oraciones de la lógica de primer orden, es
conveniente describir antes una clase más grande, las así llamadas fórmulas
bien formadas, o fbfs.
Ya hemos explicado lo que es una expresión atómica: cualquier predicado
n-ario seguido de n variables o constantes individuales. Usándolas como ob-
jetos atómicos de construcción, podemos construir fbfs más complicadas por
aplicación repetida de las siguientes reglas:

1. Si P es una fbf, también lo es ¬P.

2. Si P1 , . . . , Pn son fbfs, también lo es (P1 ∧ . . . ∧ Pn ).

3. Si P1 , . . . , Pn son fbfs, también lo es (P1 ∨ . . . ∨ Pn ).


Capítulo 8 144

4. Si P y Q son fbfs, también lo es (P → Q).

5. Si P y Q son fbfs, también lo es (P ↔ Q).

6. Si P es una fbf y v es una variable (i.e., una de u, v, w, x, . . .), entonces


∀v P es una fbf y toda ocurrencia de v en P se dice que está ligada.

7. Si P es una fbf y v es una variable (i.e., una de u, v, w, x, . . .), entonces


∃v P es una fbf y toda ocurrencia de v en P se dice que está ligada.

Por convención, permitimos descartar los paréntesis más externos de una fbf,
escribiendo P ∧ Q en lugar de (P ∧ Q), pero sólo si el paréntesis encierra una
fbf completa.
Estas reglas trabajan de manera bastante simple. Por ejemplo, comenzan-
do por las fórmulas atómicas Cubo(x) y Chico(x), podemos aplicar la regla 2
para obtener la fbf:

(Cubo(x) ∧ Chico(x))
De manera similar, comenzando por la fbf atómica IzqdDe(x, y) podemos
aplicar la regla 7 para obtener la fbf:
∃xy IzqdDe(x, y)
En esta fórmula la variable y ha sido ligada por el cuantificador ∃y. La variable
x, por otra parte, no ha sido ligada, todavía está “libre”.
Las reglas también pueden aplicarse a fbfs complejas, de modo tal de que
a partir de las dos fbfs de arriba y la regla 4 podemos generar la siguiente
fbf:
((Cubo(x) ∧ Chico(x)) → ∃y IzqdDe(x, y))
Una oración es una fbf sin variables no ligadas (libres). Ninguna de las fbfs
anteriores es una oración, ya que todas contienen variables no ligadas. Para
lograr una oración desde la última de ellas, podemos aplicar simplemente la
regla 6 para producir:

∀x ((Cubo(x) ∧ Chico(x)) → ∃y IzqdDe(x, y))


Aquí todas las ocurrencias de la variable x han sido ligadas por el cuantifi-
cador ∀x. Así, esta fbf es una oración porque no tiene variables libres. Dice
que para todo objeto x, si x es a la vez un cubo y es pequeño, entonces hay
Capítulo 8 145

un objeto y tal que x está a la izquierda de y. O, para decirlo de manera más


natural, todo cubo chico está a 1a izquierda de algo.
Estas reglas pueden aplicarse reiteradamente para formar fbfs más y más
complejas. Por ejemplo, la aplicación repetida de la primera regla a la fbf
EnCasa(Juan) nos dará las siguientes fbfs:

¬EnCasa(Juan)
¬¬EnCasa(Juan)
¬¬¬EnCasa(Juan)
..
.

Ya que ninguna de éstas contiene variables, y por consiguiente, ninguna


variable libre, cada una de ellas es una oración. Ellas dicen, como usted sabe,
que Juan no está en casa, que no es el caso de que Juan no esté en casa,
que no es el caso de que no sea el caso de que Juan no esté en casa, y así
sucesivamente.
Hemos dicho que una oración es una fbf sin variables libres. Sin embargo,
algunas veces puede ser ligeramente complicado decidir si una variable está
libre en una fbf. Por ejemplo, no hay variables libres en la fbf:

∃x(Doctor(x) ∧ Inteligente(x))
Sin embargo, hay una variable libre en la fbf de aspecto muy similar:

∃xDoctor(x) ∧ Inteligente(x)
Aquí la última ocurrencia de la variable x aún está libre. Podemos darnos
cuenta de por qué ocurre esto pensando cuándo se aplicó el cuantificador
existencial al construir estas dos fórmulas. En la primera, el paréntesis mues-
tra que el cuantificador se aplicó a la conjunción (Doctor(x) ∧ Inteligente(x)).
Como consecuencia, todas las ocurrencias de x en la conjunción fueron liga-
das por este cuantificador. En contraste, la falta de paréntesis muestra que
al construir la segunda fórmula el cuantificador existencial se aplicó para for-
mar ∃xDoctor(x), ligando de tal forma sólo la ocurrencia de x en Doctor(x).
Esta fórmula fue luego unida en conjunción con Inteligente(x), y, así, la última
ocurrencia de x no quedó ligada.
Los paréntesis, como se puede ver en este ejemplo, marcan grandes dife-
Capítulo 8 146

rencias. Constituyen la manera en que se puede indicar el “alcance” de un


cuantificador, esto es, cuáles variables caen bajo su influencia y cuáles, no.

Recordar

1. Las fbfs complejas se forman a partir de las fbfs atómicas me-


diante las conectivas veritativo-funcionales y los cuantificadores
de acuerdo con las reglas de la pág.143.

2. Cuando se agrega uno de los dos cuantificadores ∀x o ∃x a una


fbf P, se dice que el cuantificador liga todas las ocurrencias
libres de x en P.

3. Una oración es una fbf en la cual ninguna variable aparece libre


(no ligada).

8.5. Las cuatro formas aristotélicas


Mucho antes de que se formulara LPO, Aristóteles estudió los tipos de ra-
zonamiento asociados con frases nominales tales como Todo hombre, Ningún
hombre, y Algún hombre, expresiones que traduciremos usando nuestros sím-
bolos de cuantificadores. Las cuatro formas de enunciado principales tratadas
en la lógica de Aristóteles eran las siguientes:

Todos los P son Q

Algunos P son Q

Ningún P es Q

Algunos P no son Q

Comenzaremos estudiando las primeras dos de estas formas, que ya hemos


discutido en parte. Estas formas se traducen como sigue. La forma Todos los
P son Q se traduce como:

∀x(P(x) → Q(x))
mientras que la forma Algunos P son Q se traduce como:
Capítulo 8 147

∃x(P(x) ∧ Q(x))
Los estudiantes principiantes se tientan a menudo en traducir la última por
algo más parecido a la primera, es decir como:

∃x(P(x) → Q(x))
En realidad, este es un enunciado extremadamente antinatural de la lógica
de primer orden. Es significativo, pero no quiere decir lo que usted quizás
esperaría. Es verdadero exactamente en el caso de que haya un objeto que o
bien no es P o es Q, que es algo muy diferente de decir que algunos P son Q.
Las otras dos fórmulas aristotélicas se traducen de manera similar, pero
usando una negación. En particular, Ningún P es Q se traduce:

∀x(P(x) → ¬Q(x))
Muchos estudiantes encuentran más natural usar el siguiente enunciado ló-
gicamente equivalente:

¬∃x(P(x) ∧ Q(x))
Ambos afirman que nada que sea P es también Q.
La última de las cuatro formas, Algunos P no son Q, se traduce por:

∃x(P(x) ∧ ¬Q(x))
que dice que hay algo que es P pero no es Q.
Hay una serie de temas tradicionalmente vinculados con el estudio de la
lógica asociada a estas fórmulas. No los discutiremos explícitamente aquí.
Más bien, nuestro uso de estas fórmulas se limitará simplemente a su utili-
zación como ejemplos de las clases más simples de enunciados construidos
con cuantificadores. No obstante, dada su importancia en la historia de la
lógica, sí vale la pena detenerse en el llamado “Cuadrado de Oposición”, que
involucra a estas fórmulas y proposiciones, lo consideraremos brevemente en
la siguiente sección.
Capítulo 8 148

Recordar
Las cuatro formas aristotélicas se traducen de la siguiente manera:

Todos los P son Q ∀x(P(x) → Q(x))

Algunos P son Q ∃x(P(x) ∧ Q(x))

Ningún P es Q ∀x(P(x) → ¬Q(x))

Algunos P no son Q ∃x(P(x) ∧ ¬Q(x))

Ejercicios y Problemas
Problema 8.1. Suponga que estamos trabajando en una extensión del len-
guaje de primer orden de la aritmética con los predicados adicionales Par(x)
y Primo(x) que significan, respectivamente “x es un número par” y “x es un
número primo”. Exprese lo siguiente en este lenguaje:
1. Ningún número par es primo.

2. Todo primo es o bien impar o igual a 2.

3. Algún primo es par.

4. Algún primo no es par.

¿Cuáles de estos enunciados son verdaderos?

8.6. El cuadrado de oposición


Lo que se ha dado en llamar “Cuadrado de oposición”, es una colección de
relaciones lógicas que tradicionalmente se diagramaron a través de un cuadra-
do.2 Es, en tal sentido, un conjunto de inferencias basadas en un diagrama.
Este cuerpo de doctrinas, proporcionó un fundamento para la aplicación de
la lógica por casi dos mil años. En gran parte de este decurso histórico, los
lógicos parecen haber dado por supuesto, que las proposiciones particulares
2 Eltexto en esta sección corresponde a una traducción parcial del artículo de Terence
Parsons: “The Taditional Square of Opposition”, publicado en Stanford Encyclopedia of
Philosophy
Capítulo 8 149

negativas (expresadas por “Algún S no es P”) son vacuamente verdaderas si


su sujeto es vacío. Esto valida las leyes lógicas representadas en el diagrama
y preserva la doctrina contra las críticas modernas. Ciertos principios adicio-
nales (“Contraposición” y “Obversión”) se adoptaron a veces conjuntamente
con el Cuadrado, y produjeron genuinas inconsistencias. En el siglo XIX, se
adoptó un conjunto de doctrinas francamente inconsistentes con él. El inten-
to de Strawson en 1952 de rehabilitar el Cuadrado, no se aplica a la doctrina
tradicional; pone a salvo la versión del siglo XIX, pero al precio de producir
inferencias que van de lo verdadero a lo falso, cuando se las encadena.3
La doctrina del cuadrado de oposición se originó con Aristóteles en el
siglo IV a.C. y aparece desde entonces en los textos dedicados a la enseñanza
de la lógica. Aunque recibió muchas críticas en las décadas recientes, se sigue
haciendo referencia a ella. El cuadrado de oposición es –como dijimos– un
grupo de tesis que toman forma en un diagrama. El diagrama no es esencial
para estas tesis; constituye sólo un modo útil de mantenerlas juntas. Las
tesis tienen que ver con las relaciones lógicas entre las cuatro formas lógicas
que vimos anteriormente y que se representaban con las letras A, E, I, O. El
diagrama para el cuadrado tradicional es el siguiente:

A contrarios E
subalternos
subalternos

contradictorios

I subcontrarios O
Las tesis que encarna el diagrama, a las que podemos llamar “CUADRA-
DO”, son las siguientes:

1. “Todo S es P” (A) y “Algún S no es P” (O) son contradictorias.

2. “Ningún S es P” (E) y “Algún S es P” (I) son contradictorias.


3 Peter Strawson, Introduction to Logical Theory, 1952.
Capítulo 8 150

3. “Todo S es P” (A) y “Ningún S es P” (E) son contrarias.

4. “Algún S es P” (I) y “Algún S no es P” (O) son subcontrarias.

5. “Algún S es P” (I) es subalterna de “Todo S es P” (A).

6. “Algún S no es P” (O) es subalterna de “Ningún S es P” (E).

Estas tesis se suplementan con las siguientes explicaciones:

Dos proposiciones son contradictorias si y sólo si no pueden ser ambas


verdaderas y no pueden ser ambas falsas.

Dos proposiciones son contrarias si y sólo si no pueden ser ambas ver-


daderas pero pueden ser ambas falsas.

Dos proposiciones son subcontrarias si y sólo si no pueden ser ambas


falsas, pero sí pueden ser ambas verdaderas.

Una proposición es subalterna de otra proposición superalterna si y


sólo si la proposición tiene que ser verdadera cuando la superalterna es
verdadera, y la superalterna tiene que ser falsa cuando la subalterna es
falsa.

Con todo, en general, la doctrina que mejor representa la posición tradicional


es la que podemos denominar como la tesis [CUADRADO], que incluiría las
relaciones lógicas ilustradas en el diagrama del cuadrado tradicional anterior,
más la tesis de que

“Ningún S es P” es equivalente a “Ningún P es S” y de que

“Algún S es P” es equivalente a “Algún P es S”.

Esta operación se conocía, desde Aristóteles, como conversión simple. Vere-


mos en seguida que este agregado parece ser fundamental para entender la
larga y controvertida vigencia del cuadrado de oposición en la historia de la
lógica.
Ya vimos cómo se simbolizaban en LPO las proposiciones de la forma
A, E, I, O. Si se adopta esta simbolización, juntamente con la interpretación
que conocemos de las conectivas y cuantificadores, desaparecen casi todas las
relaciones lógicas encarnadas en el cuadrado de oposición. Sólo queda la de
contradicción.
Capítulo 8 151

Lo que queda, obviamente tiene muy poca estructura lógica como para
ser de alguna utilidad, razón por la cual no se lo usa generalmente en LPO.
Según el lógico norteamericano Alonso Church, esta nueva perspectiva se
debió originar hacia fines del siglo XIX.
La representación de las formas aristotélicas en LPO, que ya vimos ante-
riormente, es bastante aceptada en la actualidad, excepto por ciertas reservas
en lo que tiene que ver con la pérdida de la subalternación en la parte iz-
quierda del diagrama. En el lenguaje común, la mayor parte de los hablantes
tienden a entender que “Todo S es P” exige para ser verdadera que haya algún
S y, si se impone este requisito, entonces debe darse la subalternación para las
proposiciones afirmativas. Todos los textos de lógica actuales, deben enfren-
tar la aparente implausibilidad de permitir que “Todo S es P” sea verdadera
cuando no hay Ss. La defensa más común contra esto, consiste generalmente
en señalar que se trata de una notación lógica, diseñada con propósitos ló-
gicos, que no pretende por ello capturar cada aspecto del lenguaje común a
la que sus signos puedan asemejarse. De modo que, quizás ‘∀x(S(x) → P(x))’
no haga justicia plenamente del uso común de “Todo S es P”, pero esto no
constituye un problema en sí para la lógica. Si uno cree que “Todo S es P”
requiere para ser verdadero que haya Ss, puede obtener este resultado de un
modo simple y fácil: basta representar el uso recalcitrante de “Todo S es P”
en notación simbólica, agregando otra conjunción a la simbolización tal como
está, de este modo se tendría como su nueva representación: ∀x(S(x) → P(x))
∧ ∃xS(x).
Este argumento deja intacta a la lógica y también da cuenta de la ob-
jeción, que no es una objeción lógica, sino meramente una reserva sobre la
representación del lenguaje corriente. Por lo general, los autores continúan
explicando que a menudo en la ciencia se busca hacer generalizaciones cuando
no se está seguro sobre si estas tienen o no instancias particulares, e inclusive
en algunos casos, aun a sabiendas que no las tienen. Esto cuenta como un
argumento a favor de simbolizar la forma A de modo que permita que ella
sea vacuamente verdadera. Es un argumento basado en la conveniencia de la
notación y no se relaciona con la coherencia lógica.
No obstante, ¿por qué debería ser revisado el cuadrado tradicional? El
argumento es simple:
Supongamos que “S” es un término vacío; no es verdad de
nada. Entonces, la forma I: “Algún S es P” es falsa. Pero entonces
su contradictoria, la forma E: “Ningún S es P” debe ser verdadera.
Capítulo 8 152

Pero entonces, la subalterna, de la forma O: “Algún S no es P”


debe ser verdadera también. Sin embargo, esto no es correcto, ya
que no hay Ss.

Lo desconcertante de este argumento, es que lleva a preguntarse cómo es que


la doctrina tradicional del cuadrado de oposición pudo mantenerse por más
de 20 siglos frente a esta falencia ¿Fueron los lógicos tan obtusos como para
no haber notado esta falla aparentemente fatal por casi 20 siglos? ¿O puede
haber alguna otra explicación?
Una posibilidad es que los lógicos, antes del siglo XX, deben haber pen-
sado que ningún término es vacío. A menudo encontramos esta explicación,
no obstante no parece que hubiera reales antecedentes de ella –a no ser unas
pocas excepciones– antes del siglo XIX. Muchos autores no discuten sobre
los términos vacíos, sin embargo aquellos que lo hacen dan por descontada
su presencia. El rechazo explícito de los términos vacíos no fue nunca una
opción importante, inclusive en el siglo XIX.
Otra posibilidad es que la forma particular I puede ser verdadera cuando
su sujeto es vacío. Esta era una opinión común respecto a las proposiciones
indefinidas cuando se las interpreta genéricamente, tal como “Un dodo es un
pájaro”, que (aunque sea algo discutible) puede ser verdadero hoy a pesar
de que los dodos se hayan extinguido, porque ser un pájaro es parte de la
esencia de ser un dodo. Sin embargo la verdad de esta proposición indefini-
da con un sujeto vacío, no tiene que ver con la forma de las proposiciones
que aparecen en el cuadrado. Puesto que, aunque puede sostenerse que la
proposición indefinida “Un dodo se comió mi almuerzo”, es equivalente a la
proposición particular “Algún dodo comió mi almuerzo”, los indefinidos ge-
néricos como “Un dodo es un pájaro”, son muy diferentes, y su semántica no
guarda relación con las oraciones cuantificadas del cuadrado de oposición.
Todo lleva a pensar que la doctrina tradicional que denominamos como
[CUADRADO] más arriba, que sería la que se extiende por 20 siglos en la his-
toria de la lógica occidental, es completamente coherente con la presencia de
términos vacíos. Esto es así porque en la interpretación tradicional, la forma
O carece de compromiso o importe existencial. La forma O es vacuamente
verdadera y no es falsa, si su término sujeto es vacío, y de este modo no se
podría, al fin y al cabo, objetar las interrelaciones lógicas sostenidas por la
doctrina que caracterizamos como [CUADRADO].
Capítulo 8 153

Ejercicios y Problemas (Es aconsejable volver sobre este problema luego


de completar la lectura de la semántica para cuantificadores en el próximo
capítulo)
Problema 8.2. Muestre por qué si se adopta la simbolización de las formas
aristotélicas de LPO, juntamente con la interpretación estándar de las co-
nectivas y cuantificadores, desaparecen las relaciones lógicas expresadas en
el cuadrado de oposición excepto la de contradicción.

8.7. Traducción de frases nominales complejas


Lo primero que tiene que aprender para traducir expresiones españolas
cuantificadas es cómo tratar frases nominales complejas, expresiones como
“un muchacho que vive en San Vicente” o “toda chica que vive en Nva. Cór-
doba”. En esta sección aprenderemos cómo hacerlo. Nos concentraremos pri-
meramente en el primer tipo de frase nominal, cuya traducción más natural
incluye un cuantificador existencial. Típicamente, serán frases nominales que
comienzan con uno de los determinantes “algún” o “un”, incluyendo frases
nominales como “alguna cosa”. Se llaman frases nominales existenciales, ya
que afirman la existencia de algo. Por supuesto, dos de nuestras cuatro fór-
mulas aristotélicas involucran frases nominales existenciales, de modo que ya
conocemos la pauta general: las frases nominales existenciales se traducen
habitualmente utilizando ∃, a menudo junto con ∧.
Veamos un ejemplo simple. Supongamos que quisiéramos traducir la ora-
ción Un perro chico, feliz, está en casa. Esta oración dice que hay un objeto
que simultáneamente es un perro chico, feliz, y está en casa. Lo traduciríamos
así:

∃x [(Perro(x) ∧ Chico ∧ Feliz(x)) ∧ EnCasa(x)]


Hemos puesto paréntesis alrededor de los primeros tres predicados para in-
dicar que todos ellos formaban parte de la traducción de la frase nominal
sujeto. Pero no eran verdaderamente necesarios.
Las frases nominales universales son aquellas que comienzan con determi-
nantes tales como “cualquiera”, “cada” y “todos” –que se traducen habitual-
mente con el cuantificador universal. A veces, frases nominales que empiezan
con “ningún” se traducen también con el cuantificador universal. Dos de nues-
tras cuatro fórmulas aristotélicas involucran frases nominales universales, de
Capítulo 8 154

modo que ya conocemos la pauta general aquí: las frases nominales univer-
sales se traducen habitualmente utilizando ∀, a menudo junto con →.
Consideremos la oración Todo perro chico que está en casa es feliz. Esto
dice que toda cosa con una propiedad compleja, la de ser un perro chico que
está en casa, tiene otra propiedad, la de ser feliz. Esto sugiere que todo el
enunciado tiene la forma Todos los A son B. Pero en este caso, para expresar
la propiedad compleja que va en la posición de “A”, usaremos una conjunción.
De tal modo, se traduciría así:

∀x [(Perro(x) ∧ Chico(x) ∧ Feliz(x)) → EnCasa(x)]


En este caso, los paréntesis no son opcionales. Sin ellos, la expresión no estaría
bien formada.
En estos dos ejemplos, la frase nominal compleja aparece al comienzo de
la oración española, de manera similar al cuantificador en la traducción a
LPO. Frecuentemente, sin embargo, la frase nominal española aparecerá en
algún otro lugar de la oración, digamos como objeto directo, y en estos casos
la traducción a LPO deberá ser ordenada de manera bastante diferente de
la oración española. Por ejemplo, la oración Max tiene un perro chico feliz
debería traducirse como:

∃x [(Perro(x) ∧ Chico(x) ∧ Feliz(x)) ∧ Tiene(max, x)]


Que dice que hay un perro chico feliz que tiene Max. Similarmente, la oración
española Max tiene todos los perros chicos felices terminaría transformada
de la siguiente manera:

∀x [(Perro(x) ∧ Chico(x) ∧ Feliz(x)) → Tiene(max, x)]


Se hará mucha práctica traduciendo frases nominales complejas en los proble-
mas que siguen. Antes, sin embargo, discutimos algunos casos problemáticos.

Recordar

1. La traducción de frases nominales cuantificadas complejas fre-


cuentemente emplean conjunciones de predicados atómicos.

2. El orden de una oración española podría no corresponder con


el orden de su traducción a LPO.
Capítulo 8 155

8.8. Implicatura conversacional y cuantificación


Se notará que la traducción de frases cuantificadas no es difícil, en la
medida en que los cuantificadores no estén “anidados” uno dentro de otro.
Hay, sin embargo, un par de puntos problemáticos.
Una cosa que a menudo intriga a los estudiantes tiene que ver con el valor
de verdad de enunciados de la forma:

∀x(P(x) → Q(x))
en mundos donde no hay objetos que satisfagan P(x). Si piensa en ello, verá
que en tal mundo la oración es verdadera simplemente porque no hay objetos
que satisfagan el antecedente. Esto se llama una generalización vacuamente
verdadera. Ya vimos cómo se planteaba este problema en relación con el
cuadrado de oposición.
Considere, por ejemplo, el enunciado

∀y(Tet(y) → Chico(y))
que dice que todo tetraedro es chico. Pero imagínese que esto ha sido afirma-
do acerca de un mundo en el que no hay tetraedros. En ese mundo, la oración
es verdadera simplemente porque no hay en absoluto tetraedros, chicos, me-
dianos, o grandes. Por consiguiente, es imposible encontrar un contraejemplo,
un tetraedro que no sea chico.
Lo que impacta a los estudiantes como especialmente extraño son ejem-
plos como:

∀y(Tet(y) → Cubo(y))
Al mirarla, tal oración parece contradictoria. Pero vemos que si es afirmado de
un mundo en el que no hay tetraedros entonces, de hecho es verdadera. Pero
ésa es la única manera en que puede ser verdadera: si no hay tetraedros. En
otras palabras, la única manera en que esta oración puede ser verdadera es si
es vacuamente verdadera. Llamemos a las generalizaciones con esta propiedad
“inherentemente vacuas”. Así, una oración de la forma ∀x(P(x) → Q(x)) es
inherentemente vacua si cualquier universo en el que es verdadera es también
un mundo en el que ∀x¬P(x) es verdadera.
En la conversación cotidiana, es difícil encontrar una generalización va-
cuamente verdadera. Cuando ocurre, tenemos la sensación de que el inter-
Capítulo 8 156

locutor nos ha engañado. Por ejemplo, supongamos que una profesora dice
“Todo ingresante que participó de la clase obtuvo un diez”, cuando en reali-
dad no ha habido ingresantes en su clase. Aquí no diríamos que ha mentido,
pero sí diríamos que de alguna manera nos ha engañado. Su oración invo-
lucra claramente la implicatura conversacional de que había ingresantes en
su clase. Si no había ingresantes, entonces eso es lo que debería haber dicho
directamente. Es por eso que las afirmaciones inherentemente vacuas nos im-
pactan como anti intuitivas: percibimos que no pueden ser verdaderas sin ser
engañosas.
Otra fuente de perplejidad se refiere a la relación entre los dos enunciados
aristotélicos siguientes:

Algunos P son Q

Todos los P son Q

Los estudiantes tienen a menudo la intuición de que el primero debería con-


tradecir al segundo. Después de todo, ¿por qué decir que algún estudiante
sacó diez si todos sacaron diez? Si esta intuición fuera correcta, entonces la
traducción correcta de Algunos P son Q no sería la que sugerimos antes, sino
más bien:

∃x(P(x) ∧ Q(x)) ∧ ∀x(P(x) → Q(x))


Es fácil ver, sin embargo, que el segundo conyunto de esta oración no re-
presenta parte del significado del enunciado. Es, más bien, otro ejemplo de
implicatura conversacional. Es absolutamente sensato decir “Algún estudian-
te se sacó un diez, en realidad, todos lo hicieron” si la conjunción propuesta
fuera la forma correcta de traducción, esta ampliación sería contradictoria.

Recordar

1. Todos los P son Q no implica, a pesar de que podría ser con-


versacionalmente sugerido, que hay algún P.

2. Algunos P son Q no implica, a pesar de que podría ser conver-


sacionalmente sugerido, que no todos los P son Q.
Capítulo 8 157

Ejercicios y Problemas
Problema 8.3. (Traducción de frases nominales existenciales)
Traducir las siguientes oraciones del español a LPO. Cada una utilizará el
símbolo ∃ una sola vez. Ninguna utilizará el símbolo ∀. A medida que avance,
compruebe que sus oraciones estén bien formadas. Advertirá que muchas de
las oraciones españolas se traducen por la misma oración de primer orden.

1. Algo es grande.

2. Algo es un cubo.

3. Algo es un cubo grande.

4. Algún cubo es grande.

5. Algún cubo grande está a la izquierda de b.

6. Un cubo grande está a la izquierda de b.

7. b tiene un cubo grande a su izquierda.

8. b está a la derecha de un gran cubo. [Ayuda.: Esta traducción debería


ser casi la misma que la anterior, pero debería contener el predicado
DerecDe]

9. Algo que está a la izquierda de b está detrás de c.

10. Un cubo grande que está a la izquierda de b está detrás de c.

11. Algún cubo grande está a la izquierda de b y detrás de c.

12. Algún dodecaedro no es grande.

13. Algo no es un dodecaedro grande.

14. No se da el caso de que algo sea un dodecaedro grande.

15. b no está a la izquierda de un cubo. [Atención: Esta oración es ambi-


gua. ¿Puede imaginarse dos traducciones notablemente diferentes? Una
empieza con ∃, la otra empieza con ∀. Use la segunda de estas para su
traducción ya que es la lectura más natural en español.]
Capítulo 8 158

Problema 8.4 (Traducción de frases nominales universales)


Traducir las siguientes oraciones del español a LPO. Esta vez, cada tra-
ducción contendrá exactamente un ∀ y ningún ∃.
1. Todos los cubos son pequeños.

2. Cada cubo pequeño está a la derecha de a.

3. Todos los dodecaedros son grandes.

4. a está a la izquierda de todo dodecaedro.

5. Todo tetraedro mediano está delante de b.

6. Cada cubo está o bien delante de b o detrás de a.

7. Todo cubo está a la derecha de a y a la izquierda de b.

8. Toda cosa que esté entre a y b es un cubo.

9. Todo lo que es menor que a es un cubo.

10. Todos los dodecaedros no son pequeños. [Nota: la mayoría de la gente


encuentra ambiguo este enunciado. ¿Puede encontrar ambas lecturas?
Una comienza con ∀, la otra , con ¬. Use 1a primera, que significa, en
efecto, que todos los dodecaedros son medianos o grandes.]

11. Ningún dodecaedro es pequeño.

12. a no está a la derecha de todo. [Nota: este enunciado es ambiguo. Que-


remos interpretarlo negando la afirmación de que a está a la derecha
de todo.]

13. a no está a la derecha de algo. [Nota: estos dos enunciados últimos


significan cosas diferentes, aunque ambos pueden traducirse usando ∀
y DerecDe.]

14. a no está a la derecha de ningún cubo.

15. (?) Si algo es un cubo, entonces está a la derecha de a y a la izquierda


de b. [Atención: a pesar de que este enunciado contiene la frase no-
minal “algo”, está realmente haciendo una afirmación universal, y debe
así traducirse con ∀. Debería primero intentar parafrasearlo usando la
expresión en español “todo cubo”.]
Capítulo 8 159

16. (?) Algo es un cubo si y sólo si está a la derecha de a y a la izquierda


de b.

Problema 8.5. Traducir las siguientes oraciones del español a LPO.


1. b es un tetraedro y es más chico que e.

2. No hay cubos de tamaño mediano.

3. Nada está delante de b.

4. Todo cubo está o bien delante de o detrás de e.

5. Ningún cubo está entre a y c.

8.9. Cuantificadores y símbolos de función


Cuando introdujimos por primera vez los símbolos de función en el Ca-
pítulo 3, los presentamos como una manera de formar nombres complejos
a partir de otros nombres. Así padre(padre(Max)) refiere al padre del padre
de Max, y (1 + (1 + 1)) refiere al número 3. Ahora que tenemos variables
y cuantificadores, los símbolos de función resultan mucho más útiles de lo
que fueron anteriormente. Por ejemplo, nos permiten expresar de manera
bastante compacta cosas como estas:

∀x MejorQ(padre(padre(x), padre(x))
Esta oración dice que todos los abuelos paternos son mejores que los padres,
una falsa creencia sostenida por muchos niños.
Observe que aun si nuestro lenguaje tuviese constantes individuales para
nombrar a los padres de todos (y a los padres de sus padres y así sucesiva-
mente), no podríamos expresar la afirmación anterior en una única oración
sin usar el símbolo de función padre. Es verdad que si agregamos el predicado
binario PadreDe, podríamos expresar lo mismo, pero la oración sería consi-
derablemente más compleja. Requeriría tres cuantificadores universales, algo
de lo que todavía no hemos hablado:

∀x∀y∀z((PadreDe(x, y) ∧ PadreDe(y, z)) → MejorQ(x, y))


Capítulo 8 160

En nuestros ejemplos informales de matemática hemos usado, de hecho,


símbolos de función junto con variables a lo largo de todo el apunte. Por
ejemplo, en el Capítulo 6, demostramos el condicional:

Par(n2 ) → Par(n)
Esta oración está sólo parcialmente en nuestro lenguaje de primer orden ofi-
cial de la aritmética. Si hubiéramos tenido cuantificadores en aquel momento,
habríamos podido expresar la afirmación deseada usando un cuantificador
universal y un símbolo de función binario ×:

∀y(Par(y × y) → Par(y))
El lenguaje de bloques no tiene símbolos de función, a pesar de que po-
dríamos haber introducido algunos. Por ejemplo, el bloque de más adelante
de (fm), el bloque más atrás de (bm), el bloque más a la derecha de (rm), el
bloque más a la izquierda de (lm). Donde, el término complejo lm(b) referiría
al bloque más a la izquierda en la misma fila de b. Así, una fórmula como:

lm(x) = x
es satisfecha por un bloque b si y sólo si b es el bloque más a la izquierda de esa
fila. Si agregamos un cuantificador universal a esta fbf atómica, obtenemos
la oración:

∀x(lm(x) = x)
Que es verdadera en exactamente aquellos mundos que tienen como máximo
un bloque en cada fila. Esta afirmación podría expresarse en el lenguaje de
bloques sin símbolos de función, pero nuevamente esto requeriría una oración
con más de un cuantificador. Para chequear si entendió estos símbolos de
función, vea si puede decir cuál de las dos siguientes oraciones es verdadera
en todos los mundos y cuál hace una afirmación sustantiva, verdadera en
algunos y falsa en otros:

∀x(lm(lm(x)) = lm(x))
∀x(fm(lm(x)) = lm(x))
Capítulo 8 161

Al leer un término como (fm(lm(b)), recuerde que primero aplica la fun-


ción interna y después la externa. Esto es, primero encuentra el bloque más
a la izquierda en la fila que contiene b –llamémoslo c– y después encuentra
el bloque de más delante de la columna que contiene c.
Los símbolos de función son extremadamente útiles e importantes en las
aplicaciones de LPO.

Ejercicios y Problemas
Problema 8.6. Traduzca lo siguiente a LPO introduciendo nombres, predi-
cados y símbolos de función a medida que hagan falta. Como habitualmente,
explique sus predicados y símbolos de función, y cualquier recurso de traduc-
ción. Si asume algún dominio del discurso particular, menciónelo también.
1. Sólo los valientes saben cómo perdonar.

2. Ningún hombre es una isla.

3. No me preocupo por nadie, no, si nadie se preocupa por mí.

4. Toda nación tiene el gobierno que se merece.

5. No hay certezas, salvo la lógica.

6. La miseria (esto es, una persona miserable) ama la compañía.

7. Todo lo que brilla no es oro.

8. Había una vez un alegre molinero / Vivía en el Río Dee.

9. Si usted le reza a todos, no le reza a nadie.

10. Algo está podrido en el estado de Dinamarca.


Capítulo 9

Verdad y falsedad de
oraciones con cuantificadores

9.1. Semántica para los cuantificadores


Cuando describimos los significados de nuestras diversas conectivas, diji-
mos cómo dependía la tabla de verdad de un enunciado complejo, digamos
¬P, de los valores de verdad de sus componentes, en este caso P. Pero aún
no hemos dado reglas similares para determinar el valor de verdad de los
enunciados cuantificados. La razón es simple: la expresión a la cual se aplica
el cuantificador para construir un oración no es ella misma, habitualmen-
te, una oración. Difícilmente podríamos decir cómo el valor de verdad de
∃xCubo(x) depende del de Cubo(x), ya que esta última expresión no es en
absoluto una oración puesto que contiene una variable libre. A causa de esto
no es ni verdadera ni falsa.
Para describir cuándo las oraciones cuantificadas son verdaderos, necesi-
tamos introducir la noción auxiliar de satisfacción. La idea básica es simple,
y puede ilustrarse con unos pocos ejemplos. Decimos que un objeto satisface
la fbf atómica Cubo(x) si y sólo si el objeto es un cubo. De manera similar,
decimos que un objeto satisface la fbf compleja Cubo(x) ∧ Chico(x) si y sólo si
es a la vez un cubo y es chico. Como ejemplo final, un objeto satisface la fbf
Cubo(x) ∨ ¬Grand(x) si y sólo si o bien es un cubo o no es grande (o ambas
cosas a la vez).
Fue el lógico polaco Alfred Tarski –a quien ya mencionamos en los pri-
meros capítulos– quien introdujo hacia 1930 esta definición de la noción de

162
Capítulo 9 163

verdad para los lenguajes formales, a través de la noción de “satisfacción de


una fórmula por una secuencia de objetos”. La definición de verdad en estos
términos dio origen a lo que se conoce como teoría semántica de la verdad,
que es la más aceptada para los lenguajes formales. Posteriormente, hacia
1970, el filósofo Donald Davidson, aplicó la teoría semántica de la verdad a
la teoría del significado de las lenguas naturales. Los textos de lógica tratan
la relación de satisfacción de manera algo diferente. Seguiremos la que coin-
cide con la forma en que se comprueba en el Lenguaje de Bloques la verdad
de las oraciones cuantificadas. Esto alcarazará por ahora para tener una idea
aproximada de cómo funciona esta noción. Supongamos que S(x) es una fbf
que contiene a x como única variable libre, y supongamos que quisiéramos
saber si un objeto dado satisface S(x). Si este objeto tiene un nombre, diga-
mos b, entonces formamos una nueva oración S(b), reemplazando todas las
ocurrencias libres de x por la constante individual b. Si S(b) es verdadera,
entonces el objeto satisface la fórmula S(x); si no es verdadera, entonces el
objeto no satisface esta fórmula.
Esto funciona bien si el objeto dado tiene un nombre. Sin embargo, la
lógica de primer orden no requiere que todo objeto tenga un nombre. ¿Cómo
podemos definir satisfacción para objetos que no tengan nombre? Es por esta
razón que el Lenguaje de Bloques tiene, además de las constantes individuales
a, b, c, d, e y f, otra lista más de constantes individuales n1 , n2 , n3 , . . .
Cuando queremos saber si un cierto objeto sin nombre satisface la fórmula
S(x), elegimos la primera de esta constantes individuales que no se ha usado
todavía, digamos n7 , nombramos temporariamente el objeto dado con este
símbolo y comprobamos si S(n7 ) es verdadera. Así, cualquier cubo chico
satisface Cubo(x) ∧ Chico(x) porque si usáramos n7 como nombre de tal cubo
chico, entonces Cubo(n7 ) ∧ Chico(n7 ) sería verdadera.
Una vez que disponemos de la noción de satisfacción, podemos describir
fácilmente cuándo una oración de la forma ∃xS(x) expresa algo verdadero.
Lo expresado será verdadero si y sólo si hay por lo menos un objeto que
satisface la fbf componente S(x). Así, ∃x(Cubo(x) ∧ Chico(x)) es verdadero si
hay al menos un objeto que satisface Cubo(x) ∧ Chico(x), es decir, si hay por
lo menos un cubo chico. De manera similar, una oración de la forma ∀xS(x)
expresa una proposición verdadera si y sólo si todo objeto satisface la fbf
componente S(x). Así, ∀x(Cubo(x) → Chico(x)) es verdadera si todo objeto
satisface Cubo(x) → Chico(x), es decir, si todo objeto, o bien no es un cubo
o es chico.
Capítulo 9 164

Este enfoque de la satisfacción es conceptualmente más simple que algu-


nos otros. Un enfoque más común evita la introducción de nuevos nombres
definiendo satisfacción para fbfs con un número arbitrario de variables libres.
No necesitaremos esto por ahora para especificar el significado de los cuan-
tificadores, pero sí es necesario para una consideración más general, que no
dependa de la cantidad de nombres del lenguaje. En este caso, la asignación
de objetos a las variables se hace de manera directa.
Al dar la semántica para los cuantificadores, hemos asumido implícita-
mente que hay una colección de objetos más o menos clara acerca de los
cuales hablamos. Por ejemplo, si encontramos la oración ∀x Cubo(x) en el
Lenguaje de Bloques, interpretamos que es una afirmación acerca de los ob-
jetos que aparecen en un mundo. No lo consideramos falso –por ejemplo–
porque la luna no sea un cubo. Similarmente, si encontramos la oración
∀x Par(x2 ) → Par(x) , la interpretamos como una oración acerca de núme-
 

ros. Es verdadero porque todo objeto en el dominio del cual hablamos, el de


los números naturales, satisface la fbf componente. En general, las oraciones
que contienen cuantificadores son verdaderas o falsas solamente en relación a
algún dominio de discurso. A veces, el dominio de referencia contiene todos
los objetos que hay. Habitualmente, sin embargo, el dominio de referencia es
una colección mucho más restringida de cosas, digamos las personas en una
habitación, o algún conjunto particular de objetos físicos, o alguna colección
de números. En este apunte especificaremos el dominio de manera explícita,
a menos que quede claro por el contexto cuál es el dominio de referencia.
Aunque le pareciera que este universo de discurso debe ser finito, como
podría ser el caso para el Lenguaje de Bloques, esta es una falsa impesión, ya
que una oración como ∀x Par(x2 ) → Par(x) es verdadera en el universo de los
 

números naturales, el cual es infinito. En este último caso, determinar si hay


objetos que satisfacen la fbf Par(x2 ) → Par(x) es un poco más complicado que
mirar directamente el mundo o la luna. No obstante, si recuerda los capítulos
anteriores, se dará cuenta de que ya se vio también cómo podia hacerse esto.
Quizás sea buena idea volver a darle un vistazo.
Capítulo 9 165

Recordar

Las oraciones cuantificadas hacen afirmaciones acerca de un


determinado domimo de discurso.

Una oración de la forma ∀xS(x) es verdadera si y sólo si la fbf


S(x) es satisfecha por todo objeto en el dominio de discurso, o
una oración de la forma ∃xS(x) es verdadera si y sólo si la fbf
S(x) es satisfecha por algún objeto en el dominio de discurso.

Reglas de juego para los cuantificadores


Las reglas de juego para los cuantificadores son más interesantes que las
de las conectivas veritativo-funcionales. Con las conectivas, los movimientos
del juego involucraban la elección de oraciones que eran parte de la oración
con la que uno se había comprometido. En cambio, con los cuantificadores
los movimientos consisten en elegir objetos, no oraciones.
Suponga, por ejemplo, que usted se ha comprometido con la verdad de
∃xP(x). Esto significa que usted se ha comprometido a que haya un obje-
to que satisface P(x). Si juega el juego contra un Oponente, este le pedirá
fidelidad a ese compromiso, debiendo encontrar tal objeto. Por otra par-
te, si usted se ha comprometido con la falsedad de ∃xP(x), se ha compro-
metido a que no haya ningún objeto que satisfaga P(x); en este caso su
Oponente elige: trata de encontrar un objeto que satisfaga P(x), contradi-
ciéndolo. Las reglas para ∀ son exactamente opuestas. Si usted se ha com-
prometido con la verdad de ∀xP(x), se ha comprometido a que todo objeto
satisfaga P(x). Su Oponente tratará de encontrar un objeto que no satisfa-
ga P(x), contradiciendo así el compromiso suyo. Por el contrario, si usted
se ha comprometido con la falsedad de ∀xP(x), se ha comprometido a que
haya algún objeto que no satisfaga P(x). Su Oponente le pedirá que asu-
ma su compromiso encontrando tal objeto. Ya hemos visto todas las reglas
de juego. Detengámonos para repasarlas. Las resumimos en la Tabla 9.1.
Capítulo 9 166

Tabla 9.1: Resumen de las reglas de juego

FORMA SU COMPROMISO MUEVE OBJETIVO

Oponente / Elija una de P, Q que


P∧Q Verdadero/Falso
Usted es falsa

Usted/ Elija una de P, Q que


P∨Q Verdadero/Falso
Oponente es falsa

Usted/ Elija algún b que


∃xP(x) Verdadero/Falso
Oponente satisface la fbf P(x)

Oponente / Elija algún b que


∀xP(x) Verdadero/Falso
Usted no satisface P(x)

Reemplace ¬P por P y
¬P cualquiera –
cambie el compromiso

Reemplace P → Q por
P→Q cualquiera – ¬P ∨ Q y mantenga el
compromiso

Reemplace P ↔ Q por
(P → Q) ∧ (Q → P) y
P↔Q cualquiera –
mantenga el
compromiso

Ejercicios y problemas
Problema 9.1. (Evaluación de oraciones).
Trabaje con las siguientes oraciones, evaluando su verdad en el mundo y
simulando el juego en algunos casos.

1. ∀x¬Cubo(x)

2. ∀xDodec(x)

3. ∀x¬Chico(x)

4. ¬∀x¬Chico(x)

5. ∃yTet(y)

6. ∃x(Median(x) ∧ Tet(x))
Capítulo 9 167

7. ∀x(Cubo(x) ∨ Tet(x))

8. ∀x(Chico(x) → Tet(x))

9. ¬∀xCubo(x) ↔ ∃x¬Cubo(x)

10. ¬∃xDodec(x) ↔ ∃y¬Dodec(x)

9.2. Equivalencias lógicas que involucran nega-


ción y cuantificadores
En el Capítulo 3 aprendimos las leyes de DeMorgan que vinculan ¬ y
los símbolos ∧ y ∨. Eran útiles para transformar oraciones aparentemente
complicadas en oraciones simples. En particular, eran cruciales en el estudio
de las varias formas normales a las que apuntamos después en ese capítulo.
Hay reglas similares a estas, que vinculan ¬ y los símbolos de cuantifi-
cación ∀ y ∃. Esto no debería sorprender ya que una manera de expresar
∀xP(x) seria usar una conjunción de la forma P(n1 ) ∧ P(n2 ) ∧ . . . donde
uno simplemente nombra cada objeto en el dominio de discurso y afirma
de él que P. Claramente, una de ellas es verdadera si y sólo si la otra lo
es. De manera similar, se podría tratar a ∃xP(x) como una larga disyunción
P(n1 ) ∨ P(n2 ) ∨ . . . El problema, por supuesto, es que esto puede ser poco
práctico (digamos que estamos hablando de los granos de arena en la playa)
o imposible (digamos que el dominio de discurso incluye todos los números
Capítulo 9 168

reales). Aún, intuitivamente, hay notables similitudes. Asi, no es sorpren-


dente que tengamos equivalencias lógicas que son enteramente similares a
las leyes de DeMorgan para las conectivas. Dicho en español, las leyes de
DeMorgan para los cuantificadores permiten “pasar la negación a través del
cuantificador” cambiando el cuantíficador. Así, por ejemplo, si sabemos que
no todo tiene una propiedad,(¬∀xP(x)), entonces sabemos que algo no tiene
la propiedad (∃x¬P(x)), y viceversa. De manera similar, si sabemos que no
es el caso que algo tenga alguna propiedad, (¬∃xP(x)), entonces sabemos que
todas las cosas deben carecer de ella (∀x¬P(x)), y viceversa.

Recordar
(Leyes de DeMorgan para cuantificadores) Para toda fbf P(x):

1. ¬∀xP(x) ⇔ ∃x¬P(x)

2. ¬∃xP(x) ⇔ ∀x¬P(x)

Usndo estas equivalencias, podemos ver que hay un estrecho parentesco


entre ciertos pares de oraciones aristotélicas. En particular, la negación de
Todos los P son Q es equivalente a Algunos P no son Q. Para ver cómo
se sigue esto de las leyes de DeMorgan, destaquemos la cadena siguiente de
equivalencias lógicas. La primera es la traducción de No es cierto que todos
los P son Q, mientras que el último es la traducción de Algunos P no son Q.

¬∀x[P(x) → Q(x)] ⇔ ∀x(¬P(x) ∨ Q(x))


⇔ ∃x¬(¬P(x) ∨ Q(x))
⇔ ∃x(¬¬P(x) ∧ ¬Q(x))
⇔ ∃x(P(x) ∧ ¬Q(x))

El primer paso usa la equivalencia de P(x) → Q(x) y ¬P(x) ∨ Q(x). El


segundo y el tercero usan las leyes de DeMorgan, primero una de las versiones
de los cuantificadores, y luego una de las versiones de las conectivas. El último
paso usa la ley de doble negación aplicada a ¬¬P(x). Al dar principios que
gobiernan los cuantificadores, deberíamos mencionar uno que es tan básico
que suele pasarse por alto. Habrá advertido que al traducir del español al
Capítulo 9 169

LPO, cuando se encuentra una frase nominal cuantificada se debe elegir una
variable para usar en su traducción, y no se ha indicado cuál es la “correcta”
Ello se debe a que no importa cuál sea la que usa, en tanto ella no haya sido
usada ya. Registramos esto por medio de las siguientes equivalencias:

Recordar
(Principio de Reemplazo de Variables Ligadas) Para cualesquiera fbf
P(x) y variable y que no ocurre en P(x) (es decir, en la fórmula en
que aparece x):

1. ∀xP(x) ⇔ ∀yP(y)

2. ∃xP(x) ⇔ ∃yP(y)

Ya que las oraciones lógicamente equivalentes pueden sustituirse una por


otra, de acuerdo con nuestro principio, la oración

(Cubo(b) ∧ ∃x(Dodec(x) ∧ MayorQ(x, b)) ∧ ∀x(Tet(x) → IzqdDe(x, b))

es lógicamente equivalente a

(Cubo(b) ∧ ∃y(Dodec(y) ∧ MayorQ(y, b)) ∧ ∀x(Tet(x) → lzqdDe(x, b))

Ejercicios y Problemas
Problema 9.2. Use leyes de DeMorgan para mostrar que la negación de
Ningún P es Q es equivalente lógicamente a Algunos P son Q.
Problema 9.3. (Uso de las leyes de DeMorgan)
1. ∀x(Cubo(x) → Chico(x))

2. ¬∃x(Cubo(x) ∧ Grande(x))

3. ¬∀x(Grand(x) ↔ Dodec(x))

4. ∀x(¬Grand(x) ∨ ¬Cubo(x))

5. ∃x(¬Chico(x) ∧ Cubo(x))

6. ∃x(Grand(x) ∧ ¬Dodec(x)) ∨ (Dodec(x) ∧ ¬Grand(x)))


Capítulo 9 170

Construya un mundo cualquiera y evalúe las tres primeras oraciones en ese


mundo. Podrá predecir el valor de verdad de las demás oraciones a partir de
estas tres. Use las leyes de DeMorgan, el principio de reemplazo de variables
ligadas y principios que ya aprendimos, que gobiernan conectivas, para mos-
trar que cada una de las oraciones restantes es lógicamente equivalente a una
de las tres primeras. Escriba sus demostraciones en una hoja.

9.3. Oraciones con más de un cuantificador


En las secciones previas se presentó la teoría básica de los cuantificadores,
pero nuestros problemas y ejercicios estuvieron restringidos a enunciados
que contienen solamente un cuantificador. En la práctica, sin embargo, esto
es demasiado restringido. Se necesita ser lo suficientemente versado para
no caer dentro de círculos viciosos a causa de oraciones que tienen varios
cuantificadores.

9.3.1. Usos múltiples de un único símbolo de


cuantificación
En esta sección estudiamos oraciones que tengan múltiples instancias de
∀ o múltiples instancias de ∃, pero no una mezcla de ambos. He aquí un par
de oraciones simples que contienen cuantificadores múltiples:

∃y∃z[Cubo(y) ∧ Tet(z) ∧ lzqdDe(y, z)]

∀x∀y[(Cubo(x) ∧ Tet(y)) → IzqdDe(x, y)]


Trate de conjeturar qué dicen estas oraciones. No tendrá problemas. El pri-
mero dice que algún cubo está a la izquierda de algún tetraedro. El segundo
dice que todo cubo está a la izquierda de todo tetraedro. En estos ejemplos,
todos los cuantificadores están al principio y afuera (en lo que llamaremos
“forma prenexa”), pero no es necesario que estén de este modo. Las mismas
afirmaciones podrían expresarse a través de las siguientes oraciones:

∃y[Cubo(y) ∧ ∃z(Tet(z) ∧ IzqdDe(y, z))]


∀x[Cubo(x) → ∀y(Tet(y) → IzqdDe(x, y))]
Es fácil ver que éstas hacen las mismas afirmaciones que el primer par,
Capítulo 9 171

aunque en el caso de la afirmación universal la estructura de las oraciones en


LPO ha cambiado considerablemente. Existe un “ligero” punto capcioso que
se produce con el uso de cuantificadores múltiples. Se exhibe en la siguiente
oración

∀x∀y[(Cubo(x) ∧ Cubo(y)) → (IzqdDe(x, y) ∨ DerecDe(x, y))]


Imagine que estamos evaluando esta oración en un mundo con cinco cubos
alineados en la línea de adelante. ¿Piensa que estas oraciones serán verdaderos
en este mundo? (Puede intentar ver qué ocurre). Un modo natural de leer
esta oración es que se afirme que si x e y son cubos, entonces o bien x está a
la izquierda de y o bien x está a la derecha de y. Pero ésta es una implicatura
conversacional producto del modo de hablar, que está bastante equivocada.
Sugiere que x e y son cubos distintos, pero esto no es propiamente parte de
la afirmación del enunciado de primer orden. De hecho, nuestra proposición
es falsa en el mundo imaginado, como debe serlo en cualquier mundo que
contenga al menos un cubo. Porque si fuera verdadera, entonces también lo
sería la siguiente instancia de ella (usando b para nombrar nuestro cubo):

∀y[(Cubo(b) ∧ Cubo(y)) → (IzqdDe(b, y) ∨ DerecDe(b, y))]

Esto a su vez es una afirmación universal, y de este modo debe ser verdadera
del objeto b. Pero cuando sustituimos y por b llegamos a

(Cubo(b) ∧ Cubo(b)) → (IzqdDe(b, b) ∨ DerecDe(b, b))


que es obviamente falsa, ya que b no está a la izquierda ni a la derecha de sí
mismo. Si quisiéramos realmente expresar que todo cubo está a la izquierda
o a la derecha de todo otro cubo, entonces podríamos escribir

∀x∀y[(Cubo(x) ∧ Cubo(y) ∧ x 6= y) → (IzqdDe(x, y) ∨ DerecDe(x, y))]

Por supuesto que esto es verdadero en el mundo descrito.


Capítulo 9 172

Ejercicios y Problemas
Problema 9.4. Analice este supuesto argumento:1
Las premisas son:
1. ∀x∀y∀z[(Outgrabe(x, y) ∧ Outgrabe(y, z)) → Outgrabe(x, z)].

2. ∀x∀y[Outgrabe(x, y) → Outgrabe(y, z)].

3. ∃x∃yOutgrabe(x, y).
La conclusión pretendida es ∀x Outgrabe(x, x). La demostración es como si-
gue: Por la tercera premisa, sean b y c objetos arbitrarios en el dominio del
discurso tales que Outgrabe(b, c). Por la segunda premisa, tenemos también
Outgrabe(c, b). Aplicando la primera premisa (con x = z = b e y = c) obte-
nemos Outgrabe(b, b). Pero b era arbitrario, de tal manera podemos afirmar,
∀xOutgrabe(x, x).

9.3.2. Cuantificadores mezclados


Ahora que tiene bastante experiencia con cuantificadores, discutiremos el
caso en el que el cuantificador universal y existencial se usan conjuntamente.
Consideremos la siguiente oración:

∀x[Cubo(x) → ∃y(Tet(y) ∧ IzqdDe(x, y))]


Esta oración tiene la forma general ∀x [P(x) → Q(x)] que hemos visto varias
veces anteriormente. Dice que todo cubo tiene alguna propiedad u otra. ¿Qué
propiedad? La propiedad expresada por ∃y(Tet(y) ∧ IzqdDe(x, y)), esto es, la
propiedad de estar a la izquierda de un tetraedro. De este modo nuestra
oración original afirma que todo cubo está a la izquierda de un tetraedro.
Esto también puede ser expresado de varias maneras diferentes. Ésta es la
alternativa más importante:

∀x∃y[Cubo(x) → (Tet(y) ∧ IzqdDe(x, y))]


1 La palabra “outgrabe”, que figura en esta demostración, pertenece al poema Jabber-
wocky, que es un poema absurdo escrito por el escritor británico Lewis Carroll, quien
lo incluyó en su obra Alicia a Través del Espejo en 1872. Jabberwocky es generalmen-
te considerado como uno de los mejores poemas absurdos escritos en idioma inglés.(cfr.
http://es.wikipedia.org/wiki/Jabberwocky, donde pueden verse también varias “traduccio-
nes” del poema).
Capítulo 9 173

La primera versión es más natural como traducción del español: “Todo cu-
bo está a la izquierda de algún tetraedro”, pero la segunda tiene la ventaja de
estar en la llamada forma prenexa, en la cual todos los cuantificadores están
al frente de la fórmula. Esto tiene sus ventajas. Cuando tenemos una oración
con una cadena de cuantificadores mezclados, como en la última oración, el
orden de los cuantificadores es muy importante. Esto es algo que no tuvimos
que tener en cuenta antes, con oraciones que contenían sólo cuantificadores
universales o sólo existenciales. Claramente, la oración ∀x∀y GustaDe(x, y)
es lógicamente equivalente la oración donde el orden de los cuantificadores
es invertido: ∀y∀x GustaDe(x, y). Ambos son verdaderos sólo en el caso de
que toda cosa en el dominio del discurso guste de toda cosa en el dominio
del discurso. De igual modo, ∃x∃y GustaDe(x, y) es lógicamente equivalente
a ∃y∃x GustaDe(x, y). Sin embargo, éste no es el caso cuando los cuantifica-
dores son de ambos tipos. ∀x∃y GustaDe(x, y) dice que cualquiera gusta de
alguien, mientras que ∃y∀x GustaDe(x, y) dice que hay alguien del que todos
gustan. Esta última es una afirmación más fuerte. Así, cuando se trata con
cuantificadores mezclados, debemos ser sensibles al orden de los cuantifica-
dores. Aprenderemos más acerca de cómo alcanzar el orden correcto de los
cuantificadores en las secciones que siguen.

Recordar
Cuando esté tratando con cuantificadores mezclados, el orden es muy
importante. ∀x∃yR(x, y) no implica lógicamente ∃y∀xR(x, y).

Ejercicios y Problemas
Problema 9.5. Traduzca las siguientes oraciones y construya un mundo en
el que todas sus proposiciones sean verdaderas.
1. No hay cubos.

2. Algún tetraedro no es grande.

3. Nada está detrás de a.

4. Sólo las cosas grandes están detrás de b.


Capítulo 9 174

9.3.3. Traducción de oraciones


Cuando una oración del español contiene más de una frase nominal cuan-
tificada, su traducción se hace totalmente confusa, a menos que sea abordada
de un modo sistemático. A veces sirve de ayuda tener un número de pasos
intermedios, donde las frases nominales sean tratadas de a una por vez. Por
ejemplo, supongamos que queremos traducir la oración cada cubo está a la iz-
quierda de un tetraedro. En este caso hay dos frases nominales cuantificadas:
cada cubo y un tetraedro. Podemos comenzar tomando la primera frase nomi-
nal, y tratando temporariamente como una unidad simple la frase compleja
está-a- la-izquierda-de-un-tetraedro. En otras palabras, podemos pensar a la
oración como una oración con una cuantificacíón simple, del tipo de “Cada
cubo es pequeño”. La traducción se parecería a algo como esto:

∀x(Cubo(x) → x está-a-la-izquierda-de-un-tetraedro)
Por supuesto, esta no es una oración de nuestro lenguaje, por lo cual
debemos traducir la expresión “x está-a-la-izquierda-de-un-tetraedro”. Pero
podemos pensar a esta expresión como una oración con una sola cuantifica-
cíón, al menos si pretendemos que x sea un nombre. Tiene la misma forma
general que la oración “b está a la izquierda de un tetraedro”, y sería traduci-
da como: ∃y(Tet(y) ∧ IzqdDe(x, y)). Introduciendo esto arriba en sustitución
de la frase, lograríamos la traducción de la oración española original:

∀x(Cubo(x) → ∃y(Tet(y) ∧ IzqdDe(x, y)))


Este es exactamente la oración con el cual comenzamos nuestra discusión de
los cuantificadores mezclados. Este proceso paso-a-paso es adecuado cuan-
do hay muchos cuantificadores en una oración. Sería muy dificultoso para un
principiante traducir oraciones como “Ningún cubo a la derecha de un tetrae-
dro está a la izquierda de un dodecaedro más grande”, en un solo paso. Usar el
método de paso-a-paso hace esto directo. Sin embargo, eventualmente le será
posible traducir oraciones muy complejas, realizando los pasos intermedios
mentalmente.
Capítulo 9 175

Ejercicios y Problemas
Problema 9.6. (Más oraciones con cuantificadores múltiples) Ahora, tra-
temos de traducir desde la situación inicial algunos enunciados con cuan-
tificadores múltiples. Podría intentar el uso del procedimiento paso-a-paso.
Traduzca las siguientes oraciones españolas.
1. Todo tetraedro está delante de todo dodecaedro.

2. Ningún dodecaedro tiene algo detrás.

3. Ningún tetraedro tiene el mismo tamaño que cualquier cubo.

4. Todo dodecaedro tiene el mismo tamaño que algún cubo.

5. Cualquier objeto entre dos tetraedros es un cubo pequeño. [Observe que


este uso de “dos” puede ser parafraseado usando la expresión “entre un
tetraedro y un tetraedro”.]

6. Todo cubo está entre dos objetos.

7. Todo cubo, que tiene algo detrás, es pequeño.

8. Todo dodecaedro, que no tiene ningún objeto a su derecha, es pequeño.

9. Todo dodecaedro, que no tiene ningún objeto a su derecha, tiene algo a


su izquierda.

10. Cualquier dodecaedro ubicado a la izquierda de un cubo, es grande.

Construya un mundo en el que todas las proposiciones sean verdaderas. Ve-


rifique que todas sus traducciones sean también verdaderas.

9.3.4. Parafraseando el español


Algunas oraciones españolas no se prestan fácilmente a la traducción di-
recta usando el procedimiento paso-a-paso. Sin embargo, a tales oraciones es
a veces muy fácil parafrasearlas en español de modo que el procedimiento se
haga aplicable. Considere, por ejemplo, Si un ingresante toma una clase de
lógica, entonces él o ella debe ser inteligente. El procedimiento paso-a-paso
uo funciona en este caso. Si trata de aplicarlo podría alcanzar algo como:
Capítulo 9 176

∃x(lngresante(x) ∧ ∃y(ClaseLogica(y) ∧ Toma(x, y))) → Inteligente(x)

El problema es que esta “traducción” no es un oración, ya que la última


ocurrencia de x está libre. Sin embargo, podemos parafrasear la oración como
“Todo ingresante que toma un clase de lógica debe ser inteligente”. Esto es
fácilmente tratado por el procedimiento, siendo el resultado:

∀x[(Ingresante(x) ∧ ∃y(ClaseLógica(y) ∧ Toma(x, y))) → Inteligente(x)]

Cuando traduzca del español a LPO, el objetivo es obtener una oración


que tenga el mismo significado que la original. Esto algunas veces requiere
cambios en la forma superficial de la oración.

Ejercicios y Problemas
Problema 9.7. (Oraciones que necesitan parafrasearse antes de traducirse).
Traduzca las siguientes oraciones dando primero una adecuada paráfrasis en
español.
1. Sólo los objetos grandes no tienen nada delante.

2. Si un cubo tiene algo delante, entonces es chico.

3. Todo cubo que está detrás de un dodecaedro es también más pequeño


que éste. [Advertencia: Este es un ejemplo de lo que es conocido co-
mo anáfora “del burro”, siguiendo un famoso ejemplo, que data de la
lógica medieval: “Todo granjero que tiene un burro, lo golpea”. Lo que
hace algo tramposa a esta oración es la frase nominal existencial en
la cláusula relativa, que sirve de antecedente al pronombre “lo” en la
frase verbal. En efecto, esta combinación nos fuerza a traducir la frase
nominal existencial con un cuantificador universal. Primero, la oración
del burro debería parafrasearse como “Para todo granjero y todo burro,
si el granjero tiene un burro, entonces lo golpea”. Esta oración necesita
claramente dos cuantificadores universales en su traducción. Algunas
otras oraciones de las que siguen son de este tipo.]

4. Si e está entre dos objetos, entonces ambos son chicos.


Capítulo 9 177

5. Si un tetraedro está entre dos objetos, entonces ambos son chicos.

6. Todo dodecaedro es al menos tan grande como todo cubo. [Ayuda: De-
bido a que no tenemos en nuestro lenguaje algo que corresponda a
tan grande como, necesitará primero parafrasearla usando mayor que o
menor que.]

7. Si un cubo está a la derecha de un dodecaedro pero no detrás, entonces


es tan grande como el dodecaedro.

8. Ningún cubo con nada a su izquierda está entre dos cubos.

9. Los únicos cubos grandes son b y c.

10. A lo sumo b y c son cubos grandes. [Advierta que hay diferencias


significativas entre esta oración y la oración previa. Esta oración no
implica que b y c sean cubos grandes, mientras que la anterior, sí.]

9.3.5. Ambigüedad
Hay un par de cosas que hacen dificultosa la tarea de traducir del español
a la lógica de primer orden, y viceversa. Una de ellas es la escasez de concep-
tos primitivos de LPO. Mientras que esta limitación hace al lenguaje fácil de
aprender, también significa que no hay un modo muy natural de decir lo que
se quiera decir. Tiene que tratar de encontrar circunloquios disponibles con
los recursos existentes. Mientras esto es posible en el discurso matemático,
frecuentemente es imposible en el lenguaje ordinario. (Retornaremos luego
a este problema). La otra cosa que hace a esto dificultoso es que el español
es rico en ambigüedades, mientras que las expresiones de la lógica de pri-
mer orden no son ambiguas (al menos si los predicados que se usan no son
ambiguos). De este modo, confrontados con una oración en español, a ve-
ces tenemos que elegir una interpretación entre muchas posibles para decidir
sobre una traducción apropiada. Qué sea lo apropiado depende usualmente
del contexto. Las ambigüedades se hacen especialmente irritantes con frases
nominales cuantificadas. Considere, por ejemplo, este chiste del célebre pro-
grama de TV Saturday Night Live (precedente indudable de los venáculos
“shows” de MT):

“Un hombre es asaltado en la ciudad de Nueva York cada


minuto. Vamos a entrevistarlo esta noche.”
Capítulo 9 178

Lo que hace posible este chiste es la ambigüedad en la primera oración. La


manera más natural de leer esto sería traduciéndola por

∀x(Minuto(x) → ∃y(Hombre(y) ∧ AsaltadoDurante(y, x)))


Pero la segunda oración nos fuerza a ir hacia atrás y reinterpretar la
primera de una manera extraña, que se traduciría por:

∃y(Hombre(y) ∧ ∀x(Minuto(x) → AsaltadoDurante(y, x)))


Observe que la razón de que la segunda traducción sea extraña no está
determinada por la forma de la oración original. Podemos encontrar ejemplos
de la misma forma donde la segunda lectura sea más natural. Por ejemplo,
supongamos que ha estado afuera todo el día y cuando retorna a su habi-
tación, su compañero de habitación dice, “Cada diez minutos alguien de la
oficina ha llamado tratando de comunicarse con vos.” Esta es la lectura donde
al cuantificador existencial “alguien” se le da un alcance más amplio, que es
más cercano al usual. Los problemas de traducción son mucho más dificul-
tosos cuando observamos discursos extendidos, donde concurre más de una
oración.

Ejercicios y Problemas
Problema 9.8. (Ambigüedad e inferencia) Que un argumento sea válido o
no, muchas veces depende de cómo se toma una afirmación ambigua. Aquí
tenemos algunas premisas y una supuesta conclusión:
1. Todos admiran a alguien que tiene cabello rojo.

2. Cualquiera que se admire a sí mismo es un consentido.

3. Conclusión: Alguien con cabello rojo es consentido.

Tradúzcalo dos veces en LPO, en correspondencia con la ambigüedad de la


primera premisa. Bajo una traducción la conclusión se sigue. Bajo la otra, no.
Para este caso, describa una situación en la que las premisas sean verdaderas
(con esta traducción) y la conclusión, falsa.
Capítulo 9 179

Problema 9.9. (Ambigüedad e inferencia) Aquí tenemos algunas premisas


más y una supuesta conclusión:
1. Todo lo que resplandece no es oro.

2. Este anillo resplandece.

3. Conclusión: Este anillo no es oro.

Traduzca estas oraciones a LPO dos veces, en correspondencia a la ambigüe-


dad de la primera premisa. Bajo una traducción la conclusión se sigue. Bajo
la otra, no. Para este caso, describa una situación en que las premisas sean
verdaderas (con la traducción) y la conclusión, falsa.

9.3.6. Traducciones usando símbolos de función


Intuitivamente, las funciones son una clase de relación. La madre de uno
es la madre de uno debido a cierta relación entre una y otra personas. Simi-
larmente, 2 + 3 = 5 debido a cierta relación entre dos, tres y cinco. Cons-
truyendo sobre esta intuición, no es difícil ver que todo lo que puede ser
expresado en LPO con símbolos de función, puede ser también expresado
en una versión de LPO donde los símbolos de función han sido reemplaza-
dos por símbolos de relación. La idea básica puede ser ilustrada fácilmente.
Usemos madre como un símbolo de función unaria, pero MadreDe como un
símbolo de relación binario. Así por ejemplo, tanto madre(Max) = Nancy y
MadreDe(nancy, max) establecen que Nancy es la madre de Max. La afirma-
ción básica es que cualquier cosa que podamos decir con el símbolo de función
puede decirse de alguna otra manera usando el símbolo de relación. Como
un ejemplo, tenemos aquí una oración simple que usa el símbolo de función:

∀x MásEdadQue(madre(x), x)
Esto expresa la afirmación de que la madre de una persona es siempre mayor
que esa persona. Para expresar lo mismo con el símbolo de relación, podría-
mos escribir

∀x∃y[MadreDe(y, x) ∧ MásEdadQue(y, x)]


En realidad, uno podría preguntarse si la segunda oración logra expresar la
afirmación realizada por el primero, ya que todo lo que dice es que todo el
Capítulo 9 180

mundo tiene al menos una madre que tiene más edad que él (o ella). Uno
podría preferir algo como:

∀x∀y[MadreDe(y, x) → MásEdadQue(y, x)]

Esto dice que toda madre de cualquier persona tiene más edad que esa perso-
na. Pero esto también parece ser en algún sentido deficiente. Una traducción
todavía mejor sería unir en conjunción una de las oracioness de arriba con
las siguientes dos oraciones, las cuales conjuntamente afirman que la relación
de ser madre de alguien es funcional. Todo el mundo tiene al menos una, y
todo el mundo tiene a lo sumo una.
∀x∃y MadreDe(y, x)
y

∀x∀y∀z[(MadreDe(y, x) ∧ MadreDe(z, x)) → y = z]


Estas dos oraciones pueden ser expresadas conjuntamente por otra más bien
opaca:

∀x∃y[MadreDe(y, x) ∧ ∀z (MadreDe(z, x) → y = z)]


Si lo quisiéramos, podríamos entonces incorporar nuestro primera oración
y expresar la primera afirmación por medio de esta de aspecto más horrendo:

∀x∃y[MadreDe(y, x) ∧ MásEdadQue(y, x) ∧ ∀z(MadreDe(z, x) → y = z)]

Ahora quedará claro por qué los símbolos de función son tan útiles. Ten-
gamos en cuenta todas las conectivas y cuantificadores adicionales que se
necesitaron para traducir esta oración tan simple

∀x MásEdadQue(madre(x), x)

Recordar
Todo lo que puede expresarse usando un símbolo de función n–ario
puede ser también expresado usando un símbolo de relación n+1 –
ario, más el predicado de identidad, pero a un costo considerable en
términos de la complejidad de la oración usada.
Capítulo 9 181

Ejercicios y Problemas
Problema 9.10. Traduzca las siguientes oraciones a LPO dos veces, una
usando el símbolo de función madre, otro usando el símbolo de relación
MadreDe.
1. La madre de Clara tiene más edad que la madre de Max.

2. La madre de la madre de cualquiera tiene más edad que Melany.

3. La madre de la madre de alguien es más joven que Mary.


Capítulo 10

Demostraciones con
cuantificadores
En los capítulos precedentes presentamos esquemas válidos de argumentos
que surgen de las distintas conectivas veritativo-funcionales de LPO. Ahora
bien, la investigación de los esquemas de inferencia válidos se vuelve mucho
más interesante e importante (si es que no un tanto más complicada) ahora
que hemos agregado a nuestro lenguaje los cuantificadores ∀ y ∃. En la pri-
mera sección presentaremos los esquemas de inferencia informales y luego,
en la sección 10.2, introduciremos los análogos formales de estos métodos.

10.1. Métodos de demostración que involucran


∀y∃
Como lo hicimos antes, comenzamos viendo los esquemas inferenciales
informales. Como en el caso de las conectivas, hay pasos de demostración
simples y métodos de demostración que son algo más sustanciosos. Comen-
zaremos discutiendo los pasos simples de demostración que son de uso más
frecuente con ∀ y ∃.

Pasos válidos con cuantificadores


Hay dos pasos válidos muy simples con cuantificadores, uno para cada
cuantificador. Sin embargo, estos trabajan en direcciones opuestas.

182
Capítulo 10 183

Eliminación universal
Supongamos que se nos ha dado como premisa, o se ha establecido de
alguna otra manera, que toda cosa en el dominio de discurso es o bien un
cubo o un tetraedro. Y supongamos que también sabemos que c está en el
dominio de discurso. Se sigue, por supuesto, que c es un cubo o un tetraedro,
ya que todo lo es.
Más generalmente, si hemos establecido ∀xS(x), y sabemos que c nombra
un objeto en el dominio de discurso, entonces podemos legítimamente inferir
S(c). Después de todo, no hay modo en que la afirmación universal sea verda-
dera sin que lo sea también la afirmación específica. Este paso de inferencia
es llamado instanciación universal o eliminación del universal. Nótese que
permite moverse de un resultado conocido que comienza con el cuantificador
∀x(. . . x . . .) a uno (. . . c . . .) donde el cuantificador ha sido eliminado.

Introducción existencial
Hay un paso simple similar para ∃, pero lo que permite es la introducción
del cuantificador. Supongamos, por ejemplo, que hemos establecido que c es
un tetraedro pequeño. Se sigue, por supuesto, que hay un tetraedro peque-
ño. No hay modo de que la afirmación específica acerca de c sea verdadera
sin que lo sea también la afirmación existencial. Más generalmente, si he-
mos establecido S(c) entonces podemos inferir ∃xS(x). Este paso es llamado
generalización existencial o introducción del existencial.
En las demostraciones matemáticas, la manera preferida de demostrar la
verdad de una afirmación existencial es encontrar (o construir) un ejemplo
específico que satisfaga el requerimiento, y luego aplicar la generalización
existencial. Por ejemplo, si quisiéramos demostrar que hay números x, y, y z
para los cuales x 2 + y 2 = z 2 , podríamos simplemente ver que 32 + 42 = 52 y
aplicar generalización existencial (tres veces).
La validez de ambos pasos de inferencia no es incondicional en español.
Son válidos siempre y cuando cualquier nombre que se use denote algún
objeto en el dominio de discurso. Esto se da en LPO por convención, como
ya hemos señalado, pero el español es algo más sutil en esto. Considérese,
por ejemplo, el nombre Papá Noel. La proposición

Papá Noel no existe

podría ser verdadera en circunstancias en que uno se resistiría a concluir que


Capítulo 10 184

Hay algo que no existe.

El problema, por supuesto, es que el nombre Papá Noel no denota nada.


De modo que hay que tener cuidado al aplicar esta regla en argumentos
ordinarios en los que pueden usarse nombres que no se refieren a objetos que
realmente existen.
Demos un ejemplo que usa ambos pasos y otras cosas ya aprendidas. Mos-
traremos que el siguiente argumento es válido:

∀x [Cubo(x) → Grande(x)]

∀x [(Grande(x) → IzqdDe(x, b))]

Cubo(d)

∃x [Grande(x) ∧ IzqdDe(x, b)]

Este resultado es bastante obvio, y de tal modo es ilustrativo de la obviedad


de estos pasos.

Demostración: Utilizando mstanciacíón universal obtenemos

Cubo(d) → Grand(d)

Grand(d) → IzqdDe(d, b)

Aplicando modus ponens a Cubo(d) y a la primera proposición


condicional, obtenemos Grand(d). Otra aplicación de modus po-
nens nos da IzqdDe(d, b). Ahora (usando la introducción de la
conjunción), tenemos

Grande(d) ∧ IzqrDe(d, b)

Finalmente, aplicando introducción existencial obtenemos nues-


tra conclusión deseada,

∃x [Grande(x) ∧ IzqrDe(x, b)]


Capítulo 10 185

Antes de terminar esta sección, destacaremos que hay maneras de demostrar


proposiciones existenciales distintas de las que usan generalización existen-
cial. En particular, para demostrar ∃xP(x) podríamos usar la demostración
por contradicción, suponiendo ¬∃xP(x) y derivando una contradicción. Esta
manera de proceder es menos satisfactoria, ya que no especifica cuál es el ob-
jeto que satisface P(x). Sin embargo, muestra que hay algún objeto así, que
es todo lo que se afirmaba. Éste fue, de hecho, el método que usamos cuando
demostramos que hay números irracionales x e y tales que xy es racional.

Recordar

1. Instanciación universal: A partir de ∀xS(x) se infiere S(c), en


tanto c denote un objeto del dominio de discurso.

2. Generalización existencial: A partir de S(c) se infiere ∃xS(x), en


tanto c denote un objeto del dominio de discurso.

El método de instanciación existencial


La instanciación existencial es un uno de los métodos de demostración
más interesantes y sutiles. Permite demostrar resultados cuando se ha dado
una proposición existencial. Suponga que su dominio de discurso consiste de
todos los niños, y se le dice que algún niño varón está en casa. Si quiere usar
este hecho en su razonamiento, por supuesto que no está autorizado a inferir
que Max está en casa. Ni se le permite inferir que Danny está en casa. De
hecho, no hay ningún niño del cual se pueda concluir con seguridad que está
en casa. ¿Cómo procederíamos? Lo que podríamos hacer es dar un nombre
temporario a uno de los niños que esté en casa, y referirnos a él con ese
nombre, en tanto seamos cuidadosos de no usar un nombre que ya se haya
utilizado en las premisas o en la coniusión deseada.
Este tipo de razonamiento se usa en la vida cotidiana cuando sabemos
que alguien (o algo) satisface cierta condición, pero no sabemos quién (o qué)
es el que la satisface. Por ejemplo, cuando Scotland Yard se convenció de que
había un asesino serial, lo apodó “Jack el Destripador”, y utilizó este nombre
para razonar acerca de él. Nadie pensó que esto significaba que ellos sabían
quién era el asesino; simplemente introdujeron el nombre para referirse a
quienquiera que estuviese efectuando los asesinatos. Nótese que si el sastre de
la ciudad ya se hubiese llamado Jack el Destripador, entonces el uso de este
Capítulo 10 186

nombre por los detectives hubiera constituido (probablemente) una gruesa


injusticia.
Esta es una estrategia básica utilizada cuando damos demostraciones en
LPO. Si hemos demostrado correctamente que ∃xS(x), entonces podemos dar
un nombre, digamos c, a uno de los objetos que satisfacen S(x), en tanto el
nombre no esté ya en uso. Podemos entonces afirmar S(c) y usarlo en nuestra
demostración. Esta es la regla conocida como instanciación existencial o
eliminación del existencial.
En general, cuando se usa la instanciación exístencial en una demostra-
ción matemática, esto se destacará por la introducción explícita de un nuevo
nombre. Por ejemplo, el autor de la demostración podría decir: “Así, hemos
mostrado que hay un número primo entre n y m. Llamémoslo p.” Otra frase
que cumple la misma función es: “Hagamos que p sea tal número primo.”
Demos un ejemplo de cómo podría usarse esta regla modificando nuestro
ejemplo precedente. La conclusión deseada es la misma pero una de las pre-
misas ha sido modificada.

∀x [Cubo(x) → Grande(x)]

∀x [(Grande(x) → IzqdDe(x, b))]

∃x(Cubo(x))

∃x [Grande(x) ∧ IzqdDe(x, b)]

Las dos primeras son los mismas de antes, pero la tercera es más débil ya que
no nos dice cuál de los bloques es un cubo, sólo que hay uno. Nos gustaría
eliminar el ∃ en nuestra tercera premisa, ya que entonces volveríamos al caso
que ya hemos examinado. ¿Cómo procederíamos? La demostración tomaría
la forma siguiente:

Demostración: Lo que primero notamos es que la tercera pre-


misa nos asegura que hay por lo menos un cubo. Sea “e” uno de
tales cubos. Podemos ahora proceder exactamente como en nues-
tro razonamiento anterior. Aplicando la primera premisa, vemos
que e debe ser grande. (¿Qué pasos estamos usando aquí?) Apli-
cando la segunda premisa, vemos también que e debe estar a la
izquierda de c. Así, hemos mostrado que e es a la vez grande y
está a la izquierda de c. Nuestra conclusión deseada se sigue (¿por
cuál paso de inferencia?) a partir de esta afirmación.
Capítulo 10 187

Al aplicar la instanciación existencial, es muy importante asegurarse de que


se usa un nombre nuevo, no uno que ya está en uso. La observación del
ejemplo anterior muestra por qué. Supongamos que impensadamente hemos
usado el nombre c para el cubo llamado e. Entonces habríamos podido de-
mostrar ∃x IzqdDe(x, x), lo que es imposible. Pero nuestras premisas onginales
eran obviamente satisfactibles: son verdaderas en muchos mundos diferentes.
De modo que si no respetamos esta condición podemos ser llevados desde
premisas verdaderas a conclusiones falsas (y aún imposibles).

El método de la demostración condicional general


Uno de los métodos de demostración más importantes involucra el razonar
acerca de un objeto arbitrario de una clase particular, para demostrar una
afirmación universal acerca de todos los objetos tales. Se lo conoce como el
método de la demostración condicional general. Es una versión más poderosa
del método de demostración condicional, similar en espíritu al método de la
instanciación existencial recién discutido.
Comencemos con un ejemplo. Esta vez, supongamos que el domimo de
discurso consiste de los estudiantes de un colegio determinado. Supongamos
que se nos da un cúmulo de información acerca de estos estudiantes en la
forma de premisas. Finalmente, supongamos que podemos demostrar, a partir
de esas premisas, que Sandy, un estudiante avanzado de matemáticas, es
inteligente. ¿Bajo qué condiciones estaríamos autorizados a inferir que cada
estudiante avanzado de matemáticas del colegio es inteligente?
A primera vista, parece que nunca podríamos obtener esa conclusión, sal-
vo que hubiese un solo estudiante avanzado de matemáticas en el colegio. Sin
duda, no se sigue del hecho de que un estudiante avanzado de matemáticas
sea inteligente que todos los estudiantes avanzados de matemáticas lo sean.
Pero, ¿qué pasa si nuestra demostración de que Sandy es inteligente no utiliza
nada que sea específico solamente de Sandy? ¿Qué pasa si la demostración
fuese aplicable igualmente bien a cualquier estudiante avanzado de matemá-
ticas? Parece que entonces podríamos concluir que todo estudiante avanzado
de matemáticas es inteligente.
¿Cómo usaríamos esto en un ejemplo concreto? Supongamos que nuestras
premisas son:

1. Cualquiera que ha aprobado Lógica I con un 10 es inteligente


Capítulo 10 188

2. Todo estudiante avanzado de matemáticas ha aprobado Lógica I con


un 10.
Nuestra conclusión deseada es que todo estudiante avanzado de matemáticas
es inteligente. Nuestro razonamiento procede como sigue.
Demostración: Sea que “Sandy” se refiere a cualquiera de los
estudiantes avanzados de matemáticas. Por la segunda premisa,
Sandy aprobó Lógica I con un 10. Por la primera premisa, en-
tonces, Sandy es inteligente. Pero ya que Sandy es un estudiante
avanzado de matemáticas elegido arbitrariamente, se sigue que
todo estudiante avanzado de matemáticas es inteligente.
Este método de razonamiento se usa permanentemente al trabajar en mate-
máticas. La forma general es la siguiente. Supongamos que queremos demos-
trar ∀x [P(x) → Q(x)]a partir de algunas premisas. La manera más directa de
proceder es elegir un nombre que no esté en uso, digamos c, suponer P(c), y
demostrar Q(c). Si usted puede hacer esto, entonces está autorizado a inferir
el resultado deseado.
Veamos otro ejemplo. Supongamos que quisiéramos demostrar que todo
número primo tiene raíz cuadrada irracional. Para aplicar la demostración
condicional general, comenzamos por suponer que p es un número primo

arbitrario. Nuestro objetivo es mostrar que p es irracional. Si podemos
hacer esto, habremos establecido la afirmación general. Ya hemos demostrado
que esto se da si p = 2. Pero nuestra demostración se apoyaba en hechos
específicos acerca de 2, y por consiguiente la afirmación general no se sigue
de nuestra demostración. La demostración, sin embargo, puede generalizarse
para mostrar lo que queremos. Aquí viene la generalización.
Demostración: Supongamos que p es cualquier número primo.
Ya que p es primo, se sigue que si p divide a un cuadrado, diga-
mos k2 , entonces divide a k. Por consiguiente, si p divide a k2 ,
p2 también divide a k2 . Ahora supongamos, para demostrar por

contradicción, que p es racional. Escribámoslo en términos más

básicos como p = n/m. En particular, es seguro que p no es
divisor exacto, sin resto, a la vez de n y de m. Ahora, elevando al
cuadrado ambos miembros, vemos que

n2
p=
m2
Capítulo 10 189

y por consiguiente

pm2 = n2
Pero entonces se sigue que p divide a n2 , y entonces, como hemos
visto, p divide a n y p2 divide a n2 . Pero de esto último se sigue
que p2 divide a pm2 de modo tal que p divide a m2 Pero entonces
p divide a m. Asi, hemos mostrado que p divide a la vez a n y a
m, contradiciendo nuestra elección de n y m. Esta contradicción

muestra que p es en verdad irracional.

Generalización universal
En los sistemas de deducción formales con demostración condicional gene-
ral, el método de demostración condicional general, se separa en dos partes,
una demostración condicional, y un método de demostrar afirmaciones com-
pletamente generales, afirmaciones de la forma ∀xS(x). El último método
se llama generalización universal o introducción universal. Nos dice que si
podemos introducir un nuevo nombre c para referirnos a un miembro comple-
tamente arbitrario del domimo de discurso y llegar a demostrar el enunciado
S(c), entonces podemos concluir ∀xS(x).
Veamos ahora un ejemplo muy simple. Supongamos que damos una prue-
ba informal de que el siguiente argumento es válido.

∀x(Cubo(x) → Chico(x))

∀x Cubo(x)

∀x Chico(x)

Demostración: Comenzamos tomando un nuevo nombre d, y


suponemos que representa a cualquier miembro del dominio de
discurso. Aplicando dos veces la instanciación universal, una vez
a cada una de las premisas, nos da

1.Cubo(d) → Chico(d)
2.Cubo(d)

Por modus ponens, concluimos Chico(d). Pero d denota un objeto


arbitrario del dominio, de modo que nuestra conclusión ∀x Chico(d)
se sigue por generalización universal.
Capítulo 10 190

Cualquier demostración que use demostración condicional general podría con-


vertirse en un demostración que use generalización universal junto con el
método de la demostración condicional de la manera siguiente. Supongamos
que hemos llegado a demostrar ∀x [P(x) → Q(x)] utilizando la demostración
condicional general. En su lugar, para demostrarlo con la generalización uni-
versal haríamos como sigue. Primero, introduciríamos un nuevo nombre c y
lo tomaríamos como representante de un miembro cualquiera del dominio
de discurso. Sabemos que podemos entonces demostrar P(c) → Q(c) uti-
lizando la demostración condicional común, ya que eso hicimos en nuestra
demostración original. Pero entonces, ya que c representa a un miembro ar-
bitrario del dominio, podemos usar la generalización universal para obtener
∀x [P(x) → Q(x)].
Esta es la manera en que proceden los sistemas formales de deducción sin
tener una regla explícita de demostración condicional general. Pero en reali-
dad, bien podemos pensar a la generalización universal como un caso parti-
cular de la demostración condicional general. Después de todo, si quisiéramos
demostrar ∀xS(x) podríamos aplicar la demostración condicional general al
enunciado lógicamente equivalente ∀x [x = x → Q(x)]. O, si tuviésemos el pre-
dicado Cosa(x) que puede referirse a cualquier objeto del dominio, podríamos
usar la demostración condicional general para obtener ∀x [Cosa(x) → S(x)].
Hemos optado por enfatizar la demostración condicional general porque
es en verdad el método usado para dar demostraciones informales rigurosas.
La división de este método en demostración condicional y en generalización
universal constituye una artimaña ingeniosa, pero no se corresponde muy
bien con el razonamiento real. Esto se debe en parte al hecho de que las
frases nominales universales del español siempre se limitan a algún sustantivo
común, aunque sólo sea el sustantivo cosa. Las contrapartidas naturales de
tales enunciados en LPO tienen la forma ∀x [P(x) → Q(x)], por cuya razón
las demostramos típicamente por demostración condicional general.
Capítulo 10 191

Recordar
Sean S(x), P(x) y Q(x) fbfs.

1. Instanciación existencial: Si ha demostrado ∃xS(x) entonces


puede elegir un nuevo símbolo de constante c que represente
a cualquier objeto que satisfaga S(s) y por lo tanto suponer
S(c).

2. Demostración condicional general: Si quiere demostrar


∀x [P(x) → Q(x)], entonces puede elegir un nuevo símbolo de
constante c, suponer P(c) y demostrar Q(c), asegurándose que
Q no contenga ningún nombre introducido por instanciación
existencial después de haber supuesto P(c)

3. Generalización universal: Si quiere demostrar ∀xS(x), entonces


puede elegir un nuevo símbolo de constante c y demostrar S(c),
asegurándose que S(c) no contenga ningún nombre introducido
por instanciación existencial después de haber introducido a c.

Ejercicios y problemas.
Problema 10.1. Realice las demostraciones en los problemas 9.8 y 9.9 para
las traducciones en que la conclusión sí se sigue de las premisas.

10.2. Demostraciones Formales y


Cuantificadores
Tras haber aprendido los métodos de demostración básicos para cuanti-
ficadores, pasamos ahora a la tarea de dar reglas formales que correspondan
con dichos métodos. Nuevamente esto lo podemos lograr teniendo dos reglas
para cada cuantificador, una de introducción y otra de eliminación.
Antes de empezar con las reglas, quizás sea importante enfatizar el hecho
de que las demostraciones en el sistema F sólo contienen proposiciones, esto
es nunca fbfs con variables libres. Esto se debe a que queremos que cada
línea de una prueba sostenga una afirmación precisa. Como ya hemos dicho,
las fbfs con variables libres no hacen estas afirmaciones. Algunos sistemas
deductivos que interpretan a las variables libres de manera universal aceptan
pruebas que contengan fbfs con variables libres, pero F no funciona de esa
Capítulo 10 192

manera.

Reglas para el cuantificador universal


El paso válido de inferencia de la instanciacíón o eliminación universales
se formaliza fácilmente. Aquí está la versión esquemática de la regla:

Eliminación del Universal (∀Elim):

∀xS(x)
..
.
 S(c)

Aquí x indica cualquier variable, c representa cualquier constante indi-


vidual (haya sido usada o no en otro lugar de la demostración), y S(c) re-
presenta el resultado de reemplazar las ocurrencias libres de x en S(x) por
c.
A continuación, formalicemos el método más interesante de generalización
o de introducción universales. Esto requiere que decidamos cómo representar
el hecho de que se ha introducido un símbolo de constante, por caso c, para
representar un objeto arbitrario que satisface cierta condición, digamos P(c).
Indicamos esto por medio de una subdemostración con P(c) como supuesto,
insistiendo en que la constante en cuestión ocurre solamente dentro de esa
subdemostración. Esto nos garantizará, por ejemplo, que la constante no
aparezca en las premisas de la demostración total.
Para recordarnos esta restricción crucial, introduciremos un nuevo arti-
ficio gráfico, recuadrando el símbolo de constante en cuestión y poniéndolo
antes del supuesto de la subdemostración. Consideraremos a la constante re-
cuadrada como el análogo formal de la frase española “Sea que c denote un
objeto arbitrario que satisface P(c).”

Prueba Condicional General (∀Intro):


Capítulo 10 193

c P(c)
..
.
Donde c no ocurre fuera de la sub-
Q(c) demostración en la que fue intro-
 ∀x(P(x) → Q(x)) ducido.

Cuando demos la justificación para la introducción del universal, cita-


remos la subdemostración, como hacemos en el caso de la introducción del
condicional. El requisito de que c no ocurra fuera de la subdemostración en
la cual se lo introduce no impide que ocurra en subdemostracíones de esa
subdemostración. Una proposición en una subdemostración de una subde-
mostración aun es considerada como una proposición de la subdemostración
más grande.
Como caso particular de ∀Intro permitimos una subdemostración en la
que no haya supuesto proposicional alguno, sólo la constante recuadrada.
Esto corresponde al método de generalización universal que presentamos an-
teriormente, en el que se asume que la constante en cuestión representa a un
objeto arbitrario en el dominio de discurso.

Introducción del Universal (∀Intro):

c
..
.
Donde c no ocurre fuera de la sub-
P(c) demostración en la que fue intro-
 ∀xP(x) ducido.

Como ya lo hemos indicado, ambas formas de ∀Intro no son necesarias.


Cualquiera de las dos podría ser eliminada eliminada en favor de la otra.
La razón de mantenerlas es que la primera es más natural mientras que la
segunda es la que se suele usar en los textos de lógica (por lo que es algo con
lo que familiarisarse si quiere seguir estudiando más lógica).
Ilustremos ahora cómo usar estas reglas dando una demostración formal
que refleja la demostración informal dada en la página 189. Demostramos
que ∀xS(x) se sigue de las premisas ∀x [R(x) → S(x)] y ∀xR(x)
Capítulo 10 194

1 ∀x [R(x) → S(x)]
2 ∀xR(x)
3 d
4 R(d) → S(d) ∀ Elim: 1
5 R(d) ∀ Elim: 2
6 S(d) → Elim: 3,4
7 ∀xS(x) ∀ Intro: 3-6

Adviértase que el símbolo de constante d no aparece fuera de la subdemos-


tración. Se introduce por primera vez al comienzo de esa subdemostración y
no ocurre en ninguna otra parte fuera de ella. Eso es lo que nos permite la
introducción del cuantificador universal en el último paso.

Recordar

La regla formal de ∀Intro corresponde al método informal de prue-


ba condicional general, incluyendo el caso especial de generalización
universal.

Ejercicios y problemas.
Problema 10.2. Para cada uno de los siguientes argumentos, decida si es
válido o no. Si lo es, dé una demostración formal. Si no lo es, construya un
mundo como contraejemplo.

∀x(Cubo(x) ↔ Chico(x)) ∀xCubo(x)


1. ∀xCubo(x) 2. ∀xCubo(x)
∀xChico(x) ∀x(Cubo(x) ∧ Chico(x))

¬∀x(Cubo(x)
3.
¬∀x(Cubo(x) ∧ Chico(x))
Capítulo 10 195

Reglas para el cuantificador existencial


Recordemos que en nuestra discusión de las demostraciones informales,
la introducción del existencial era un paso de demostración simple, mientras
que la eliminación de ∃ era un sutil método de demostración. En la presen-
tación del sistema formal, comencemos entonces con la regla de introducción.

Introducción del Existencial (∃Intro):

S(c)
..
.
 ∃S(x)

Aquí también x representa cualquier variable, c cualquier constante indi-


vidual, y S(c) es el resultado de reemplazar las ocurrencias libres de x en S(x)
por c. Nótese que también puede haber otras ocurrencias de c en S(x).
Para la regla de eliminación del existencial, empleamos la misma tácti-
ca de “constante recuadrada” que usamos para la introducción del universal.
Si hemos demostrado ∃xS(x), entonces introducimos un nuevo símbolo de
constante, digamos c, junto con el supuesto de que el objeto denotado por
c satisface la fórmula S(x). Si, a partir de este supuesto, podemos derivar
alguna proposición Q que no contenga a la constante c, entonces podemos
concluir que Q se sigue de las premisas originales.

Eliminación del Existencial (∃Elim):

∃S(x)
..
.
c S(c)
.. Donde c no ocurre fuera de la sub-
. demostración en la que fue intro-
Q ducido.

 Q

Nuevamente, podemos pensar la notación al comienzo de la subdemostra-


ción como la contraparte formal de la oración española “Sea c un individuo
Capítulo 10 196

arbitrario tal que S(c).”


La regla de eliminación del existencial es bastante análoga a la regla
de eliminación de la disyunción, tanto formal como intuitivamente. Con la
eliminación de la disyunción, tenemos una disyunción y la dividimos en casos,
uno para cada disyunto, y establecemos el mismo resultado en cada caso. Con
la eliminación del existencial, podemos pensar que tenemos un caso por cada
objeto en el dominio de discurso. Se nos pide mostrar que, cualquiera que sea
el objeto que satisfaga la condición S(x), se pueda obtener el mismo resultado
Q. Si podemos hacer esto, podemos concluir Q.
Para ilustrar las dos reglas existencíales, daremos una contraparte formal
a la demostración dada en página 186.

1 ∀x [Cubo(x) → Grand(x)]

2 ∀x [Grand(x) → IzqdDe(x, c)]

3 ∃xCubo(x)

4 e Cubo(e)

5 Cubo(e) → Grand(e) ∀ Elim: 1

6 Grande(e) → Elim: 5,4

7 Grand(e) → IzqdDe(e, c) ∀ Elim: 2

8 IzqdDe(e, c) → Elim: 7,6

9 Grand(e) ∧ IzqdDe(e, c) ∧ Intro: 6,8

10 ∃x(Grand(x) ∧ IzqdDe(x, c)) ∃ Intro: 9

11 ∃x(Grand(x) ∧ IzqdDe(x, c)) ∃ Elim: 3, 4-10

Recordar

La regla formal de ∃Elim corresponde al método informal de instan-


ciación existencial.
Capítulo 10 197

Ejercicios y problemas
Problema 10.3. Para cada uno de los siguientes argumentos, decida si es
válido o no. Si lo es, dé una demostración formal Si no lo es, construya un
mundo como contraejemplo.

∀x(Cubo(x) ∨ Tet(x)) ∀x(Cubo(x) ∨ Tet(x))


1. ∃x¬Cubo(x) 2. ∃x¬Cubo(x)
∃x¬Tet(x) ∃xTet(x)

∀x(Cubo(x) ↔ Chico(x)) ∀x(Cubo(x) ↔ Chico(x))


3. ∃x¬Cubo(x) 4. ∃x¬Cubo(x)
∃x¬Chico(x) ∃xChico(x)

Un ejemplo trabajado
Vamos a trabajar en una demostración moderadamente difícil, paso a pa-
so. Considere el siguiente argumento:

1 ¬∀xP(x)
2 ∃x¬P(x)

Ésta es una de cuatro inferencias parecidas asociadas con las reglas de De-
Morgan para los cuantificadores. Antes de embarcarnos en la demostración,
mencionamos que esta inferencia es uno de los hitos de la lógica de primer
orden. Notará que nos permite afirmar la existencia de algo que tiene una
propiedad a partir de un hecho negativo: que no todo tiene la propiedad
opuesta.
La validez de esta clase de inferencia fue acaloradamente discutida en los
círculos matemáticos de finales de siglo XIX y principios del XX. Si bien
ahora nos parece obvio, esto se debe a que entendemos las afirmaciones de
existencia de una manera un tanto difrente a como algunos –los llamados
“intuicionistas”– las entendían. Mientras que en LPO entendemos ∃xQ(x) sos-
tiene que algún Q existe, los intuicionistas consideraban que lo que se sostenía
era un poco más fuerte: que quien lo afirmaba había realmente encontrado
Capítulo 10 198

un Q y había demostrado que era un Q. Ante esta posición más fuerte, el


principio de DeMorgan bajo discusión evidentemente no sería válido.
Como habíamos hecho anteriormente, comenzamos con una prueba infor-
mal que luego formalizaremos.

Demostración: Dado que lo que queremos probar es una propo-


sición existencial, nuestra primera idea sería usar la introducción
del existencial, por ejemplo probando ¬P(c) para algún c. Pero si
pensamos por un momento lo que quiere decir nuestra premisa,
veremos que es imposible probar de cualquier cosa particular que
satisface ¬P(x). A partir del hecho de que no todo satisface P(x),
no vamos a poder probar que para algún c particular que ¬P(c).
Por lo que este camino es un calle sin salida. (Ésta es también la
razón por la que un intuicionista no aceptaría el argumento cómo
válido, dada su manera de entender ∃.)
Esto nos deja con sólo una alternativa para obtener nuestra con-
clusión deseada: la prueba por contradicción. Así, negaremos nues-
tra conclusión e intentaremos obtener alguna contradicción. Por lo
tanto, asumimos ¬∃¬P(x). ¿Cómo podemos esperar obtener una
contradicción? Puesto que nuestra única premisa es ¬∀xP(x), la lí-
nea de ataque más prometedora parece ser intentar encontrar una
prueba de ∀xP(x) usando la generalización universal. Sea, pues, c
un individuo arbitrario en nuestro dominio del discurso. Nuestro
objetivo es probar P(c). ¿Cómo podemos hacer esto? Otra prue-
ba por contradicción, porque si P(c) no fuera el caso, tendriamos
que ¬P(c), y por lo tanto ∃¬P(x). Pero esto contradice nuestro
supuesto. Por lo tanto, es el caso de que P(c). Ahora bien, da-
do que c era un individuo arbitrario, podemos obtener ∀xP(x),
lo que contradice nuestra premisa original. Así llegamos a nues-
tra conclusión deseada usando el método de la demostración por
contradicción.

Veremos ahora cómo transformar este razonamiento informal en una demos-


tración formal.
El primer paso en nuestra demostración informal fue descartar la vía
directa e ir por una demostracion por contradicción. Si representamos for-
malmente esto nos quedaria algo así:
Capítulo 10 199

1 ¬∀xP(x)
2 ¬∃¬P(x)
..
.
Alguna contradicción
¬¬∃x¬P(x) ¬ Intro: 2-?
∃x¬P(x) ¬ Elim: ?

La siguiente decición que tomamos fue intentar contradecir ¬∀xP(x) de-


mostrando ∀xP(x) mediante el uso de la generalización universal. Esto lo
formalizamos de la siguiente manera:

1 ¬∀xP(x)
2 ¬∃¬P(x)
3 c
..
.
P(c)
∀xP(x) ∀ Intro: 3-?
∀xP(x) ∧ ¬∀xP(x) ∧ Intro: ?,1
¬¬∃x¬P(x) ¬ Intro: 2-?
∃x¬P(x) ¬ Elim: ?

Recuerde cómo hicimos para probar P(c). Habíamos dicho que si P(c) no
fuese el caso, entonces tendríamos ¬P(c) y, en consecuencia, ∃¬P(x). Pero
esto contradice nuestro supuesto en el paso 2. Esta idea es la que usamos
para rellenar lo faltante.
Capítulo 10 200

1 ¬∀xP(x)

2 ¬∃¬P(x)

3 c

4 ¬P(c)

5 ∃x¬P(x) ∃ Intro: 4

6 ∃x¬P(x) ∧ ¬∃¬P(x) ∧ Intro: 5, 2

7 ¬¬P(c) ¬ Intro 4-6

8 P(c) ¬ Elim: 7

9 ∀xP(x) ∀ Intro: 3-8

10 ∀xP(x) ∧ ¬∀xP(x) ∧ Intro: 9, 1

11 ¬¬∃x¬P(x) ¬ Intro: 2-10

12 ∃x¬P(x) ¬ Elim: 11

Esto completa nuestra demostración formal de ∃¬P(x) a partir de la pre-


misa ¬∀xP(x).

Ejercicios y Problemas
Problema 10.4. Algunas de las inferencias siguientes son válidas, otras no
lo son. Para cada una de ellas, o bien dé una demostración formal de la
inferencia, o construya un mundo como contraejemplo, esto es, uno en el que
la premisa sea verdadera y la conclusión falsa.

∀y [Cubo(y) ∧ Dodec(y)]
∀x [Cubo(x) → Grande(x)] ∃x(Cubo(x) ∧ Chico(x))
1. 2.
∃x¬Grand(x) ∃xCubo(x) ∧ ∃xChico(x)
∃xDodec(x)

∃xCubo(x) ∧ ∃xChico(x)
3.
∃x(Cubo(x) ∧ Chico(x))
Capítulo 10 201

Problema 10.5. Algunas de las inferencias siguientes son válidas, otras no


lo son. Para cada una de ellas, o bien dé una demostración formal de la
inferencia, o construya un mundo como contraejemplo, esto es, uno en el que
la premisa sea verdadera y la conclusión falsa.
1. ∃x(Cubo(x) ∧ Chico(d)) a partir de la premisa ∃xCubo(x) ∧ Chico(d)

2. ∀xCubo(x) ∨ ∀xChico(x) a partir de la premisa ∀x(Cubo(x) ∨ Chico(x))

3. ∀x(Cubo(x) ∨ Chico(x)) a partir de la premisa ∀xCubo(x) ∨ ∀xChico(x)

Problema 10.6. (Cambio de variables ligadas) Dar demostraciones formales


de los siguiente:
1. ∀xTet(x) a partir de la premisa ∀yTet(y).

2. ∃xCubo(x) a partir de la premisa ∃yCubo(y) .

Problema 10.7 (DeMorgan para cuantificadores) Dar demostraciones for-


males de los siguiente:
1. ¬∀xP(x) a partir de la premisa ∃x¬P(x).

2. ¬∃xP(x) a partir de la premisa ∀x¬P(x).

3. ∀x¬P(x) a partir de la premisa ¬∃xP(x).

10.3. Demostraciones con cuantificadores mez-


clados
No hay en realidad métodos nuevos de demostración que se apliquen espe-
cíficamente a enunciados con cuantificadores mezclados, pero la introducción
de cuantifícadores mezclados nos fuerza a ser más explícitos sobre algunas
sutilezas en los métodos informales ya introducidos. Las sutilezas tienen que
ver con los métodos que introducen nuevos nombres en una demostración:
instanciación existencial, demostración condicional general y generalización
universal. Ocurre que pueden surgir problemas de la interacción de estos
métodos de demostración.
Capítulo 10 202

Comencemos por ilustrar el problema. Consideremos el siguiente argu-


mento:

∃y [Niña(y) ∧ ∀(Niño(x) → Gusta(x, y))]


∴∀x [Niño(x) → ∃y(Niña(y) ∧ Gusta(x, y))]

Si el dominio del discurso fuera el conjunto de niños en una sala de un


jardín de infantes, la conclusión diría que todo niño en la sala gusta de alguna
niña, mientras que la premisa afirmaría de que existe alguna niña de la que
gustan todos los niños. Dado que este argumento es válido, comenzaremos
dando una demostración del mismo.

Demostración: Asumimos la verdad de la premisa, por lo que al


menos una niña gusta a todo niño. Introducimos el nuevo nombre
c para una de estas populares niñas. Para demostrar la conclusión
usaremos la demostración condicional general. Supongamos que d
es cualquier niño de la sala. Queremos demostrar que d gusta de
alguna niña. Pero todo niño gusta de c, así que d gusta de c. Por
lo tanto, d gusta de alguna niña por generalización existencial.
Ya que d fue un niño elegido arbitrariamente, la conclusión se
sigue de nuestra premisa.

Esta es una demostración perfectamente legítima. El problema que queremos


ilustrar, sin embargo, es la similitud superficial entre la demostración de arri-
ba y la siguiente “demostración” incorrecta que invierte el orden la premisa
y de la conclusión:

∀x [Niño(x) → ∃y(Niña(y) ∧ Gusta(x, y))]


∴∃y [Niña(y) ∧ ∀(Niño(x) → Gusta(x, y))]

Este argumento es obviamente inválido. El hecho de que todos los niños


gusten de alguna niña no implica que haya una niña de la que gusten todos los
niños. Entonces no podemos probar que la conclusión se siga de la premisa,
sin embargo la siguiente pseudo-demostración pareciera mostrar exactamente
eso.

Pseudo-demostración: Asumimos la premisa, esto es, que todo


niño gusta de alguna niña. Sea e cualquier niño en el dominio.
Capítulo 10 203

Por nuestra premisa, e gusta de alguna niña. Introduzcamos el


nuevo nombre f para alguna niña de la que e gusta. Puesto que
el niño e fue elegido arbitrariamente, concluimos que todo niño
gusta de f, por prueba condicional general. Pero entonces, por
generalización existencial, tenemos el resultado deseado, a saber,
que hay alguna niña de la que gustan todos los niños.

Este razonamiento es falaz. Ver por qué es falaz es extremadamente impor-


tante, si queremos evitar pasos erróneos en el razonamiento. El problema se
centra en nuestra conclusión de que a todo niño le gusta f. Recuerde cómo
entró el nombre “f ” en la demostración. Sabíamos que a e, que era uno de
los niños, le gustaba alguna niña, y elegimos a una de esas niñas, a la que
bautizamos “f ”. Esta elección de una niña depende de modo crucial de qué
niño e estemos hablando. Si e era Max o Alex, podríamos haber elegido Cla-
ra y bautizarla “f ”. Pero si e fuera Eric, no podríamos elegir Clara. A Eric le
gusta una de las niñas, pero no Clara.
El problema es éste. Recuerde que a fin de alcanzar una afirmación univer-
sal en la conclusión basada en un razonamiento acerca de un solo individuo,
es imperativo que no apelemos a nada específico acerca de este individuo.
Pero después de que le dimos el nombre “f ” a una de las niñas que le gusta
a e, cualquier conclusión acerca de e y f puede violar este imperativo. No
podemos esperar que esto se aplique igualmente a todos los niños.

Alex Clara

Eric Raquel

Max Laura

Brad Betty

Tom Sara

Figura 10.1: Una circunstancia en la que ∀x [Niño(x) → ∃y(Niña(y) ∧ Gusta(x, y))]

Alejándonos de este ejemplo particular, el resultado es el siguiente. Su-


pongamos P(c), en donde c es un nombre nuevo, y demostremos Q(c). No
podemos concluir ∀x [P(x) → Q(x)] si Q(c) menciona un individuo específico
cuya elección dependía del individuo denotado por c. En la práctica el mejor
modo de asegurar que tal individuo no sea mencionado es insistir en que
Capítulo 10 204

Q(c) no contenga ningún nombre que ya fue introducido por la instanciación


existencial después de la suposición de P(c).
Una restricción similar debe considerarse sobre el uso de la generalización
universal. Recordemos que la generalización universal conlleva la introduc-
ción de una nueva constante, digamos c, establecida para un miembro arbi-
trario c del domimo del discurso. Hemos dicho que si podemos demostrar
un enunciado S(c), podemos concluir ∀xS(x). Sin embargo, debemos ahora
agregar la restricción de que S(c) no contenga ninguna constante introducida
por la instanciación existencial luego de la introducción de la constante c.
Esta restricción previene de demostraciones inválidas como la siguiente.

Pseudo-demostración: Supongamos ∀x∃yR(x, y). Mostraremos


que, ignorando la restricción de arriba, podemos “demostrar”
∃y∀xR(x, y). Comenzamos tomando a c como un nombre para
un miembro arbitrario del dominio. Por instanciación existencial,
llegamos a ∃yR(c, y). Sea d tal que R(c, d). Puesto que c representa
cualquier objeto arbitrario, tenemos ∀xR(x, d). Por lo tanto, por
generalización existencial, llegamos a ∃y∀xR(x, y).

¿Puede señalar el paso falaz en esta demostración? El problema es que ge-


neralizamos desde R(c, d) a ∀xR(x, d). Pero la constante d fue introducida
por instanciación existencial (aunque no lo decimos explícitamente) luego de
que la constante c fuera introducida. Por lo tanto, la elección del objeto d
depende de qué objeto c estemos hablando. La subsecuente generalización
universal es exactamente lo que nuestra restricción limita.

Dos pruebas famosas


Hay infinitas aplicaciones, claramente, de los métodos que hemos discu-
tido. Ahora ilustramos el uso correcto de estos métodos con dos ejemplos
famosos. Uno se remonta a los antiguos griegos y se debe a Euclides, el otro
tiene unos cien años y se conoce como la paradoja del barbero, y si bien
puede parecer un ejemplo un poco frívolo, el resultado es cercano a la para-
doja de Russell, resultado que tuvo un impacto bastante significativo en la
historia de la matemática y la lógica y que como su nombre lo recuerda fue
descubierto por el lógico inglés Bertrand Russell.
Capítulo 10 205

Teorema de Euclides
Recuerde que un número primo es un número entero mayor a 1 que no
es divisible por ningún otro número entero distinto a 1 y a él mismo. Los
primeros diez primos son 2, 3, 5, 7, 11, 13, 17, 19, 23 y 29. A medida que los
números aumentan, los primos se vuelven cada vez más escasos. La pregunta
que surge es si existe un último primo, el mayor de todos los primos, o si estos
siempre continuan apareciendo. El Teorema de Euclides es la afirmación de
que son infinitos, esto es, de que no hay un primo mayor a cualquier otro
primo. En LPO lo podemos expresar de esta forma:

∀x∃y [y ≥ x ∧ Primo(y)]
Aquí por supuesto, nuestro dominio del discurso es eí de los números natu-
rales.

Demostración: Vemos que este enunciado es un enunciado con


cuantificadores mezclados de la clase que hemos estado exami-
nando. Para demostrarlo, sea n un número natural arbitrario y
tratemos de demostar que existe un número primo al menos tan
grande como n. Para demostrar esto, sea k el producto de todos
los números primos menores que n. De este modo, cada primo
menor que n divide a k sin resto. Tomemos ahora m = k +1. Ca-
da primo menor que n divide a m con resto 1. Pero sabemos que
m puede ser factoreado en primos. Sea p uno de estos primos.
Claramente, por la observación anterior, p debe ser más grande
o igual que n. Por lo tanto, por generalización existencial, vemos
que existe en efecto un número primo mayor o igual que n. Pero n
era un objeto arbitrario; así, hemos establecido nuestro resultado.

Notemos el orden de los dos últimos pasos. Si hubiéramos violado la condi-


ción nueva de aplicación de la demostración condicional general para concluir
que p es un primo más grande que o igual a todo número natural, habríamos
obtenido un resultado patentemente falso.
Y ya que estamos, introducimos una conjetura estrechamente relacionada
a la cuestión, llamada Conjetura de los Primos Gemelos. Nadie sabe si es
verdadera o no.
Capítulo 10 206

∀x∃y [y > x ∧ Primo(y) ∧ (Primo(y + 2)]

La paradoja del barbero


Hace algún tiempo, en un pueblo de Córdoba, existía un barbero que afei-
taba a todos y sólo a los hombres que no se afeitaban a sí mismos. Podemos
formalizar esto en LPO de esta manera:

∃z∃x [BarberoDe(x, z) ∧ ∀y(HombreDe(y, z) → (Afeita(x, y) ↔ ¬Afeita(y, y))]

A prima facie no parece haber nada incoherente lógicamente acerca de


la existencia de dicho pueblo. Pero existe una demostración de que no puede
existir un pueblo así.

Demostración pretendida: Supongamos que existe dicho pue-


blo. Lo llamaremos Hernando y al barbero de Hernando lo vamos
a llamar Pedro. Por nuestro supuesto, Pedro afeita a todos y sólo
a los hombres de Hernando que no se afeitan a sí mismos.
Ahora bien, Pedro se afeita a sí mismo o no. Pero cualquier po-
sibilidad nos lleva a una contradicción, como veremos ahora. La
primera posiblidad es que efectivamente se afeita a sí mismo, mas
en realidad no lo hace, por nuestro supuesto de que no afeita a
ningún hombre del pueblo que se afeite a sí mismo. Entonces su-
ponemos que se da la otra posiblidad, esto es, que Pedro no se
afeita a sí mismo. Pero dado que Pedro afeita a todos los hom-
bres del pueblo que no se afeitan a sí mismos, él debe afeitarse
él mismo. Hemos demostrado así que una contradicción se sigue
de cada posibilidad. Por prueba por casos, entonces, hemos es-
tablecido una contradicción desde nuestro supuesto original. La
contradicción muestra que nuestro supuesto era incorrecto, por lo
que concluimos que ese pueblo no existe.

El conflicto entre nuestra intuición de que podría existir un pueblo así por
un lado y por otro la prueba de que no puede haberlo ha causado que este
resultado sea conocido como la paradoja del barbero.
En realidad hay un sutil detalle sexista en esta prueba. ¿Pudo observarlo?
Proviene de nuestro uso del nombre “Pedro”. Al nombrar Pedro al barbero,
Capítulo 10 207

implícitamente supusimos que el barbero era un hombre, supuesto que ne-


cesitamos para completar la demostración. Después de todo, es sólo acerca
de los hombres que sabemos que el barbero afeita sólo a aquellos que no se
afeitan a sí mismos. No dijimos nada acerca de las mujeres, los jóvenes o los
otros habitantes del pueblo.
Aunque la demostración tiene una falla, no es para nada inútil. Lo que
en realidad nos muestra es que si realmente existe un pueblo con un barbero
con esas características, entonces ese barbero no es un hombre del pueblo.
Puede ser una mujer, o quizás un hombre de algún otro pueblo. Dicho de
otro modo, la prueba funciona para mostrar la validez de:

∃z∃x [HombreDe(x, z) ∧ ∀y(HombreDe(y, z) → (Afeita(x, y) ↔ ¬Afeita(y, y))]

Hay muchas variantes de este ejemplo que puede usar para divertir, con-
fundir y hasta hacer enojar a sus familiares y amigos.

Ejercicios y Problemas
Problema 10.8. Los siguientes argumentos incluyen una demostración pre-
tendida para cada uno. Diga si es correcta. Si no lo es, explique qué es lo que
sucede con ella de acuerdo a lo discutido en este capítulo.

1. ∴Hay un número mayor que cualquier otro número.

Demostración pretendida: Todo número es menor que algún


otro número, por ejemplo, x es menor que x +1. Sea n un número
arbitrario. Entonces n es menor que algún otro número. Sea m
tal número. Así n< m. Pero n es un número arbitrario, así todo
número es menor que o igual a m. Por lo tanto hay un número
que es más grande que todo otro número.

2. ∀x[Persona(x) → ∃y∀z [Persona(z) → DaA(x, y, z)]]


∴∀x[Persona(x) → ∀z [Persona(z) → ∃y DaA(x, y, z)]]

Demostración pretendida: Supongamos la premisa y de-


mostremos la conclusión. Sea b una persona arbitraria en ei do-
minio del discurso. Necesitamos demostrar
Capítulo 10 208

∀z(Persona(z) → ∃y DaA(b, y, z))


Sea c una persona arbitraria en el dominio del discurso. Ne-
cesitamos demostrar

∃y DaA(b, y, c)
Pero esto se sigue directamente a partir de nuestra premisa,
ya que hay algo que b da a todos.

Problema 10.9 Considere el siguiente conjunto de premisas y determine si


(1), (2) y (3) son, cada una, consecuencia lógica de ese conjunto de premisas.
Si el argumento formado por las premisas y esa conclusión es válido, dé una
prueba informal y luego intente formalizarla. Si no es válido, construya un
mundo como contraejemplo.

Premisas:
∀x∀y [IzqdDe(x, y) → MayorQ(x, y)]
∀x [Cubo(x) → Chico(x)]
∀x [Tet(x) → Grande(x)]
∀x∀y [(Chico(x) ∧ Chico(y)) → ¬MayorQ(x, y)]
Conclusiones:
(1)¬∃x∃y [Cubo(x) ∧ Cubo(y) ∧ DerecDe(x, y)]
(2) ∀z [Mediano(z) → Tet(z)]
(3) ∀z∀w [(Tet(z) ∧ Cubo(w)) → IzqdDe(z, w)]

Problema 10.10. Considere el siguiente conjunto de premisas y determine si


(1), (2) y (3) son, cada una, consecuencia lógica de ese conjunto de premisas.
Si el argumento formado por las premisas y esa conclusión es válido, dé una
prueba informal y luego intente formalizarla. Si no es válido, construya un
mundo como contraejemplo.

Premisas:
∀x [Cubo(x) → ∃y IzqdDe(x, y)]
¬∃x∃z [Cubo(x) ∧ Cubo(z) ∧ IzqdDe(x, z)]
Capítulo 10 209

∃x∃y [Cubo(x) ∧ Cubo(y) ∧ x 6= y]


Conclusiones:
(1) ∃x∃y∃z [DetrDe(y, z) ∧ IzqdDe(x, z)]
(2) ∃x¬Cubo(x)
(3) ∃x∃y(x 6= y ∧ ¬Cubo(x) ∧ ¬Cubo(y))

Problema 10.11. ¿Es lo siguiente lógicamente verdadero? Si es asi, demués-


trelo. Si no, contruya un mundo donde sea falso.

∃x [Cubo(x) → ∀yCubo(y)]
Soluciones a ejercicios seleccionados
Capítulo 1
Problema 1.1
La dificultad para que expresaran la misma proposición es que lo expre-
sado por uno puede ser verdadero mientras que lo expresado por el otro podría
ser falso. La referencia de los pronombres personales, como ’yo’ en este caso,
es muy particular, dado que cambia en cada caso. En este problema, cabe
considerar inclusive, la posibilidad de que alguno estuviera mientiendo, en
cuyo caso la afirmación sería falsa. Por ello, cabe sostener que una misma
afirmación refiere a hechos diferentes en el mundo.

Problema 1.4
Si la bolsa cae, miles de inversores perderían todas sus inversiones.
∴ La bolsa no caerá.

Capítulo 2
Problema 2.1
(1) es válido. Se puede ver que se da necesariamente la conclusión elabo-
rando un esquema como en la página 25.

Problema 2.2
Un caso es (2) del problema indicado. Se puede ver que no se da nece-
sariamente la conclusión, nuevamente con un esquema como en la página 25.

Capítulo 3
Problema 3.7
La prueba será por contradicción o “reducción al absurdo”. En 6.3 puede
ver más acerca de este tipo de demostración. Para probar que hay infinitos
términos que refieren al número 1 asumiremos –en búsqueda de una con-
tradicción o un absurdo– lo opuesto. Esto es, que sólo hay una cantidad

210
finita n de términos que refieren al 1. Advirtamos que por la cláusula 2 de la
Definición 1, a partir de cualquier término de estos n términos que refieren
al número 1, hay dos maneras de construir un nuevo término que refiere a
este mismo número. A saber, sumándole 0 a este témino o multiplicándolo
por 1. Por lo tanto, para cualquier cantidad n de términos que refieren al
número 1, siempre habrá un término más que refiera también a este número.
Por lo tanto, no tenemos una cantidad finita n de términos para referirnos
al número 1. Pero esto contradice lo que antes asumimos, esto es, que sólo
hay una cantidad finita de términos que refieren a este número. Por lo tanto,
nuestro supuesto nos lleva a un absurdo y debemos concluir que hay infinitos
términos que refieren al número 1 tal como queríamos probar.

Problema 3.8
1. Nombre: Juan: j ; Predicado unario Albañil: A. Traducción: A(j)
2. Para responder tome en cuenta la ambigüedad o vaguedad del predi-
cado “ganar menos”.
4. “Miseria” y “Compañía” no pueden considerarse nombres de objetos.

Capítulo 4

Problema 4.1
Hay 4 tautologías. La primera es una de ellas.

Problema 4.8
1.Chico (a) ∨ (Grand (c) ∧ Grand (d))
2. DetrDe (d, b) ∧ DetrDe (e, b)
8. (Tet (a) ∧ Tet (e)) ∨ (Tet (a) ∧ Tet (f))

Capítulo 5
Problema 5.2
Para resolver este ejercicio debemos en primer lugar diseñar una tabla
de verdad. Como tenemos en total 3 oraciones atómicas (Cubo(a), Cubo(b) y
Tet(a)), nuestra tabla contará con 8 filas. Dibujamos a continuación la tabla

211
de verdad respetando el siguiente orden: (1) Primero asignamos los valores de
verdad a cada una de las oraciones atómicas. Como debemos garantizar que la
tabla refleje todas las combinaciones posibles de valores de verdad de las tres
oraciones atómicas, una buena estrategia para garantizar esto es asignar a la
primera oración (Cubo(a)) V en las primeras 4 filas y F en las 4 filas restantes.
Asignamos a la segunda oración atómica (Cubo(b)), V en las 2 primeras filas,
luego F en las 2 filas siguientes, nuevamente V, en las filas 5 y 6, y F en
los dos últimas. Para la tercera oración atómica (Tet(a)), asignamos V en la
primera fila, F en la segunda, y así seguimos intercalando los valores V y F
en cada fila hasta completar todas las filas. Finalmente, volvemos a repetir
la asignación aplicada a Cubo(b). (2) A continuación, debemos combinar los
valores de verdad de las oraciones atómicas a partir de las tablas de verdad de
las conectivas. La forma como está construida la oración indica que primero
debemos completar la columna de la disyunción. Una vez resuelto el caso
de la disyunción, combinamos estos valores de verdad con los de la oración
Tet(a) y completamos la columna debajo de la conjunción. Obtenemos así la
siguiente tabla de verdad:

(Cubo(a) ∨ Cubo(b)) ∧ Tet(a) Cubo(b)


V V V V V V
V V V F F V
V V F F V F
V V F F F F
F V V V V V
F V V F F V
F F F F V F
F F F F F F

Ahora queremos saber si Cubo(b) es consecuencia tautológica de (Cubo(a)∨


Cubo(b)) ∧ Tet(a). Aplicando la definición sabemos que Cubo(b) sería con-
secuencia lógica de (Cubo(a) ∨ Cubo(b)) ∧ Tet(a) siempre que en cada caso
donde (Cubo(a) ∨ Cubo(b)) ∧ Tet(a) sea verdadero, Cubo(b) también lo sea.
Por esto, es necesario observar cada fila de la tabla de verdad que acaba-
mos de construir para verificar si esto es así o no. En la primera fila, por
ejemplo, (Cubo(a) ∨ Cubo(b)) ∧ Tet(a) es V, y Cubo(b) también. Sin embar-
go, si continuamos analizando la tabla en la tercera fila encontramos que
(Cubo(a) ∨ Cubo(b)) ∧ Tet(a) es V pero Cubo(b) es falso. Esto indica que

212
Cubo(b) no es consecuencia tautológica de (Cubo(a)∨Cubo(b))∧Tet(a), pues-
to que hay al menos un caso donde la oración (Cubo(a) ∨ Cubo(b)) ∧ Tet(a)
es V y Cubo(b) es F.
Además, queremos saber si Cubo(b) es consecuencia lógica de (Cubo(a) ∨
Cubo(b)) ∧ Tet(a). Para esto también vamos a utilizar la tabla que acaba-
mos de construir. Pero primero necesitamos descartar aquellas asignaciones
imposibles o insostenibles de la tabla. Recordemos que, aplicando la defini-
ción de consecuencia lógica, Cubo(b) sería consecuencia lógica de (Cubo(a) ∨
Cubo(b)) ∧ Tet(a) si quitando las asignaciones imposibles o insostenibles, no
existe en la tabla de verdad ninguna fila donde (Cubo(a) ∨ Cubo(b)) ∧ Tet(a)
tenga valor V yCubo(b) tenga valor F. Procedemos, entonces a marcar las
asignaciones no genuinas de la tabla de verdad. Por la interpretación de
los predicados en el lenguaje de bloques, sabemos que toda asignación que
otorgue a la vez el valor verdadero a Cubo(a) y a Tet(a) es una asignación
imposible. En el mundo de bloques, un objeto, en este caso a, sólo puede
tener una forma: o bien ser cubo o bien ser tetraedro, pero no puede ser
un cubo y un tetraedro a la vez. Esto nos indica que las filas 1 y 3 son
imposibles o insostenibles. Desestimando, entonces, estas dos filas debemos
verificar ahora si en el resto de las filas, a saber, la fila 2 y las filas 4 a 8,
siempre que (Cubo(a) ∨ Cubo(b)) ∧ Tet(a) tiene valor V, Cubo(b) también es
V. Si observamos nuevamente la tabla, vemos que nos queda un solo caso
por considerar: la fila 5, que es la única asignación no imposible que asigna
valor V a (Cubo(a) ∨ Cubo(b)) ∧ Tet(a). En esa misma fila Cubo(b) también es
V. Esto muestra que todas las asignaciones no imposibles que asignan valor
verdadero a la oración compleja, también asignan valor verdadero a Cubo(b).
Por lo tanto, Cubo(b) es consecuencia lógica de (Cubo(a) ∨ Cubo(b)) ∧ Tet(a).

Problema 5.5
1. En este caso, los paréntesis son innecesarios. Así, aplicando la ley de
idempotencia, la fórmula simplificada equivalente sería la siguiente: A ∧ B.

2. En este caso, los paréntesis son innecesarios. Por idempotencia, la fór-


mula simplificada equivalente sería: B ∧ A ∧ C.

Problema 5.6
1.

213
¬EnCasa(Carl) ∨ ¬¬EnCasa(Clara) Por Ley de De Morgan
¬EnCasa(Carl) ∨ EnCasa(Clara) Por Ley de Doble Negación

2.

¬Felix(Max) ∨ ¬(¬GustaDe(Carl, Clara) ∨ ¬GustaDe(Clara, Carl)) Por


Ley de De Morgan
¬Felix(Max)∨¬(¬¬GustaDe(Carl, Clara)∧¬¬GustaDe(Clara, Carl)) Por
Ley de De Morgan
¬Felix(Max) ∨ ¬(GustaDe(Carl, Clara) ∧ GustaDe(Clara, Carl)) Por Ley
de De Doble Negación

Capítulo 6
Problema 6.1
1. A partir de P ∨ Q y ¬P, inferir Q.
Primero construimos una tabla de verdad para chequear si el paso es o
no válido.

(P ∨ Q) ∧ ¬ P Q
V V V F F V V
V V F F F V F
F V V V V F V
F F F F V F F

Como puede verse en la tabla, siempre que P ∨ Q y ¬P es verdadero (esto


pasa sólo en la fila 3), Q también es verdadero. Esto muestra que el paso
inferencial es válido.

2. A partir de P ∨ Q y Q, inferir ¬P

Primero construimos una tabla de verdad para chequear si el paso es o


no válido.

214
(P ∨ Q) ∧ Q ¬ P
V V V F F F V
V V F F F F V
F V V V V V F
F F F F V V F

Como puede verse en la tabla, hay un caso representado por la fila 1


donde P ∨ Q y Q, son verdaderos y ¬P es falso. Esto muestra que el paso
inferencial no es válido.
¿Cómo dar un ejemplo? La fila 1 de la tabla de verdad puede ayudarnos a
ilustrar la situación. Supongamos que partimos de una disyunción verdadera
que tiene la particularidad de que las oraciones que la componen son ambas
verdaderas. Esta oración podría ser: “Rodrigo es filósofo o jugador de fútbol”.
(Este es el caso ejemplificado por la primera fila de la tabla de verdad). Como
dijimos, tanto “Rodrigo es filósofo” como “Rodrigo es jugador de fútbol” son
ambas verdaderas. Supongamos además, que “Rodrigo es jugador de fútbol”
es verdadera. ¿Se seguiría de esto que “Rodrigo no es filósofo”? Claramente
no, porque como habíamos aceptado anteriormente, cada una de las partes
de la disyunción son verdaderas, es decir, ya habíamos aceptado que “Rodrigo
es filósofo”. Por esto, no se sigue que “Rodrigo no es filósofo”.

Problema 6.2
La introducción de esta afirmación se justifica porque es un hecho
√ nece-
sario que todo número es o bien racional o bien irracional. Como 2 es un
número, necesariamente es racional o irracional.

Problema 6.4
En el siguiente mundo se ilustra que puede darse el caso de que las pre-
misas sean todas verdaderas y la conclusión falsa, por esto, DetrDe(a, b) no
es consecuencia lógica del conjunto de premisas 1-4.

215
Problema 6.9.1
Emplearemos el método de demostración condicional. Sin embargo, en
lugar de demostrar directamente que si n2 es impar, entonces n es impar, lo
haremos a partir de su contrapositiva, a saber, que si n no es impar (es decir,
si n es par), entonces n2 no es impar (n2 es par). La contrapositiva de una
fórmula A → B, es la fórmula equivalente ¬B → ¬A. La demostración de que
si n es par, entonces n2 es par, se encuentra en la página 101.

Capítulo 7
Problema 7.7

1 ¬(A ∨ B)

2 A
1. 3 A∨B ∨ Intro 2

4 (A ∨ B) ∧ ¬(A ∨ B) ∧ Intro 3,1

5 ¬A ¬ Intro 2-4

2.

216
1 ¬(¬A ∧ B)

2 ¬(¬B ∨ C)

3 ¬B

4 ¬B ∨ C ∨ Intro 3

5 (¬B ∨ C) ∧ ¬(¬B ∨ C) ∧ Intro 4,2

6 ¬¬B ¬ Intro 3-5

7 B ¬ Elim 6

8 ¬A

9 ¬A ∧ B ∧ Intro 8,7

10 (¬A ∧ B) ∧ ¬(¬A ∧ B) ∧ Intro 9,1

11 ¬¬A ¬ Intro 8-10

12 A ¬ Elim 11

Capítulo 8
Problema 8.3
(5) ∃x (Cubo (x) ∧ Grande (x) ∧ IzqdDe (x, b))
(13) ∃x ¬ (Dodec (x) ∧ Grand (x))

Problema 8.4
(6) ∀x (Cubo (x) → (DelanDe(x, b) ∨ DetrDe (x, a))

Capítulo 9
Problema 9.1
(8) Es verdadero, ya que sólo hay tetraedros chicos.

Problema 9.6
1. ∀x ∀y ((Tet (x) ∧ Dodec (y)) → (DelanDe(x, y))

217
Capítulo 10
Problema 3
2.
1 ∀x(Cubo(x) ∨ Tet(x))

2 ∃x¬Cubo(x)

3 a ¬Cubo(a)

4 Cubo(a) ∨ Tet(a) ∀ Elim 1

5 Cubo(a)

6 ¬Tet(a)

7 Cubo(a) ∧ ¬Cubo(a) ∧ Intro 5,3

8 ¬¬Tet(a) ¬ Intro 6-7

9 Tet(a) ¬ Elim 8

10 Tet(a)

11 Tet(a) Reit 10

12 Tet(a) ∨ Elim 4, 5-9, 10-11

13 ∃xTet(x) ∃ Intro 12

14 ∃xTet(x) ∃ Elim 2, 3-13

Problema 7
3.
1 ¬∃xP(x)

2 a

3 P(a)

4 ∃XP(x) ∃ Intro 3

5 ∃XP(x) ∧ ¬∃xP(x) ∧ Intro 4,1

6 ¬P(a) ¬ Intro 3-5

7 ∀xP(x) ∀ Intro 2-6

218
Resumen de Reglas
Reglas Proposicionales

Introducción de la Conjunción Eliminación de la Conjunción


(∧Intro) (∧Elim)

P1 ∧ . . . ∧ Pi ∧ . . . ∧ Pn
P1 ..
.

 Pi
Pn
..
.

 P1 ∧ . . . ∧ Pn

Introducción de la Disyunción Eliminación de la Disyunción


(∨Intro) (∨Elim)

Pi P1 ∨ . . . ∨ Pn
.. ..
. .

 P1 ∨ . . . ∨ Pi ∨ . . . ∨ Pn P1
..
.

Pn
..
.

S
..
.

 S

219
Introducción de la negación Eliminación de la negación
(¬Intro) (¬Elim)

P ¬¬P
.. ..
. .

Q  P
..
.

¬Q

 ¬P

Introducción del condicional Eliminación del condicional


(→ Intro) (→ Elim)

P P→Q
.. ..
. .

Q P

 P→Q  Q

Introducción del bicondicional Eliminación del bicondicional


(↔ Intro) (↔ Elim)

P P↔Q
.. ..
. .

Q Q
..
Q .
..
.  P

 P↔Q

220
Reiteración
(Reit)

P
..
.

 P

Reglas para Cuantificadores

Introducción del Universal Eliminación del Universal


(∀Intro) (∀Elim)

c ∀xS(x)
.. ..
. .

P(c)  S(c)

 ∀xP(x)

Prueba Condicional General


(∀Intro)

c P(c)
..
.

Q(c)

 ∀x(P(x) → Q(x))
donde c no ocurre fuera de la subde-
mostración en la que fue introducido.

221
Introducción del Existencial Eliminación del Existencial
(∃Intro) (∃Elim)

S(c) ∃S(x)
.. ..
. .
 ∃S(x) c S(c)
..
.

 Q
donde c no ocurre fuera de la subde-
mostración en la que fue introducido.

Predicados del lenguaje de bloques

Oración Atómica Interpretación


Tet(a) a es un tetreaedro
Cubo(a) a es un cubo
Dodec(a) a es un dodecaedro
Chico(a) a es chico
Median(a) a es mediano
Grand(a) a es grande
MayorQ(a, b) a es mayor que b
MenorQu(a, b) a es menor que b
IzqdDe(a, b) a está más cerca del borde izquierdo que b
DerecDe(a, b) a está más cerca del borde derecho que b
DetrDe(a, b) a está más cerca del fondo que b
DelanDe(a, b) a está más cerca del frente que b
MismoTam(a, b) a es del mismo tamaño que b
EsEntre(a, b, c) a, b y c están en la misma fila, columna, o
diagonal, y a está entre b y c

222

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