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CÓMO PREPARAR Y SERVIR UNA TABLA DE

QUESOS.

España es un país muy rico en múltiples variedades de quesos

Las tablas de quesos son muy apreciadas en nuestra gastronomía.


Resultan sabrosas, vistosas y muy fáciles de preparar.

El queso se ha calificado como “un plato precocinado, listo en todo


momento para su consumo”. Esta es la maravillosa realidad de esta
delicia de nuestra despensa, excelente y muy variada, puesto que,
en general, no es preciso modificar su temperatura para que esté
en su punto, sino que lo mejor es tomarlo a temperatura ambiente
o a la misma de la bebida que lo acompaña.

QUESOS: CUÁLES ELEGIR PARA PREPARAR UNA TABLA.

Una tabla de quesos consiste en una degustación. Y, aunque no hay


normas estrictas, en general se compone de entre cinco y siete
tipos diferentes de quesos. Como dice el refrán popular, en la
variedad está el gusto. Ahora bien, no todas las piezas son iguales
-y algunas incluso tienen características muy distintas-. Hay sabores
y texturas muy diversos, unos rasgos que se deben tener en cuenta
al preparar la tabla y al elegir la presentación de cada queso.

Quesos en cuña o en tacos.

Los quesos de pasta dura siempre son una buena elección. Algunos
de ellos, como el Idiazabal, el Zamorano, el Manchego o el de
Roncal, son excelentes muestras de quesos de oveja, típicos de
nuestra cultura gastronómica. Tanto estas variedades, como las
elaboradas con leche de vaca o las que mezclan leche de vaca,
cabra y oveja, aportan unos matices muy interesantes y
equilibrados a la mesa.

Estos quesos de pasta dura se pueden presentar en pequeñas


porciones para coger con la mano o bien en una cuña más grande,
que se trocea con un cuchillo especial a la medida que se necesita.
Esto puede resultar un poco más engorroso, pero asegura una
mayor frescura del corte de queso y evita que las piezas se
resequen.

Quesos para untar, quesos de pasta blanda,


Además de los quesos en cuñas -duros o blandos-, otros cuentan
también con una consistencia idónea para untar. Los quesos azules
(como el Cabrales), el queso de cabra en crema o la torta del Casar,
típica de Extremadura, son buenos ejemplos de ello. La delicada
textura de estas delicias ocasiona que la forma se rompa enseguida
y con suma facilidad. Un buen consejo para que siempre estén bien
presentados es colocarlos en tarrinas o botecitos. Así se consigue
una mejor apariencia y, en compañía de los otros quesos, se ofrece
una tabla más completa y variada.

En caso de tener muchos invitados, se puede servir la torta del


Casar de manera tradicional. Este queso se suele presentar en la
mesa entero, con un corte al ras en la parte superior (como si le
quitásemos la "tapa"), para que los comensales puedan coger la
parte cremosa directamente desde el interior. Si no hay muchos
invitados en la mesa, lo mejor es proponer una pieza pequeña o
utilizar el truco de las tarrinas, que siempre luce.

Presentación y degustación de una tabla de quesos

Frutos secos, hierbas aromáticas y hortalizas.

Los frutos secos constituyen un motivo decorativo adecuado y,


además, pueden tomarse entre queso y queso, especialmente si se
trata de las nueces y las avellanas.
Otros frutos como dátiles, higos, pasas, castañas son también muy
idóneos para acompañar una tabla de quesos. Potencian, además,
el sabor de los quesos curados.

La mezcla con hierbas aromáticas, -romero, tomillo, orégano-, les


va muy bien tanto a los quesos tipo fresco como a los curados,
siendo tanto mejor el resultado si se les adereza con un poco de
aceite de oliva virgen extra.

También se puede añadir elementos de color, como tomates


cherry, tiras de apio, bastoncitos de zanahoria, rábanos, o hojas
verdes como lechuga, rúcula, espinacas crudas...

El sabor de la fruta fresca se complementa con el del queso

La presentación de una tabla de queso con un acompañamiento de


frutas frescas como higos, peras, manzanas y uvas no es sólo
cuestión estética.

Los sabores de estas frutas se complementan con los del queso y


las más ácidas, como la manzana, sirven para limpiar el paladar
entre queso y queso. Las fresas, grosellas, frambuesas, -los frutos
del bosque-, encajan sobre todo con los quesos de cabra tipo
láctico.
Panes Variados.

El otro acompañamiento más adecuado es el pan. En cuanto al pan,


lo mejor es poner el que se corresponda con el queso. Para José
Luis Martín, experto en quesos, el pan de centeno encaja con
quesos tipo rollito de cabra, los picones y los ahumados; el de
nueces acompaña a quesos curados y azules; el de pasas, a quesos
muy curados y azules; el pan vienés, a todo tipo de quesos y el pan
blanco tostado a las tortas extremeñas. Por tanto, lo más
conveniente es disponer de un mínimo de tres panes, blanco o
baguette, tostado y de cereales.

Si se consumen bajo el formato de tabla, el orden de degustación


más sensato de los quesos debe ser de los de menor sabor a los
más fuertes.

La bebida que mejor combina con cada queso.

Existe la idea de que el queso ha de tomarse siempre con vino


tinto. Sin embargo, los expertos indican otras combinaciones más
apropiadas para cada tipo de queso:

Un queso fuerte puede anular el "bouquet" de un vino delicado y


disimular el sabor de un vino malo.

Un queso azul no conviene a los vinos tintos pues el queso azul


pica. Es preferible tomar sidra, vino blanco o cerveza.
Un queso fresco se puede tomar con cavas y con vinos tintos.

Un queso semi-curado, con rosados o tintos jóvenes.

Un queso de cabra con un vino blanco (joven y afrutado).

Y para los abstemios, zumos de frutas ácidas como la manzana o


dulces como el mosto.

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