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Nos dirigimos a ustedes a fin de elevar el siguiente documento elaborado por el área
Presentación
Fundamentación
La escuela hoy presenta una trama compleja que nos obliga a posicionarnos y entender su
realidad, una realidad que trasciende la institución y el fin académico de la misma y requiere de
una escucha certera, una convocatoria a otros actores sociales y una construcción de saberes que
implican nuevas intervenciones.
Las situaciones de violencia en la escuela, el acoso entre pares, el embarazo en edades tempranas,
la violencia en el noviazgo, la violencia sexual y familiar obligan a involucrarse y alcanzar un
compromiso de parte de supervisores, equipos técnicos, directivos, docentes y familia.
Educar en la sexualidad no quiere decir conducir a los/as estudiantes hacia determinadas formas
de vivir, por el contrario, es abrir el abanico de posibilidades con la intención de ofrecer
conocimiento y estrategias que posibiliten el autocuidado, la conexión respetuosa con el cuerpo
propio y el de los/las otros/as. Contar con información del desarrollo biológico, las connotaciones
emocionales y psíquicas como las implicaciones sociales de la sexualidad les dará a los y las
estudiantes las herramientas necesarias para preservar su intimidad con el propósito de cuidarse o
de poder reconocer situaciones que impliquen un riesgo para la integridad física y/o psíquica.
De este modo resulta sumamente valioso para la efectiva implementación de este instrumento, la
creación de un recursero que dé cuenta de las redes locales o entidades que en la zona, aborden las
problemáticas referidas a la niñez, adolescencia y juventud. Creemos que es importante, que las
instituciones educativas, puedan contar con datos fidedignos y procurar una red de abordaje y
seguimiento con los centros de salud y sus profesionales para el acompañamiento de los/las
estudiantes y sus familias. Por lo antes dicho, consideramos y sugerimos que las/los docentes,
equipos directivos y de apoyo, puedan realizar una relatoría de los procesos que cada estudiante y
su familia vayan transitando, respetando obviamente la intimidad de los mismos, pero prestando
especial atención a las necesidades que estos manifiesten y aquello en lo que la institución pueda
asesorar, intervenir, colaborar.
MARCO CONCEPTUAL
MARCO JURÍDICO
Ley provincial 4109 ley provincial de protección integral de los derechos de las los niños,
niñas y adolescentes.
En este punto, les acercamos una serie de orientaciones generales, a modo de sugerencia, cuyo
objetivo es que funcionen como marco común de referencia ante situaciones conflictivas.
Consideramos, de vital importancia, tal como lo mencionamos anteriormente, llevar adelante una
relatoría con el acompañamiento de los Equipos Técnicos, que dé cuenta de la trayectoria del
grupo escolar, poniendo especial atención en aquellos/as estudiantes que requieran un seguimiento
particular o abordaje conjunto con otras entidades o instituciones. Se recomienda llevar siempre
un registro de los hechos y sucesos, en el que se describan los mismos con veracidad, sin emitir
juicios de valor en la descripción, hacer partícipes a las partes, procurando que cada una haga su
descargo u aclaración.
En referencia a esto, es importante mantener al menos tres entrevistas a lo largo del año con las
familias o referentes de los/las estudiantes y prestar especial atención a los cambios, tanto
emocionales como físicos que estos experimenten para evaluar si los mismos responden a
cambios propios del desarrollo evolutivo u a otros motivos.
Favorecer la circulación de la palabra a fin de crear un clima de respeto y confianza que colabore
con los procesos de desarrollo y trayectoria escolar, tendientes a prevenir situaciones de riesgo. En
este sentido, se vuelve prioritario, establecer y profundizar el vínculo con la familia en un marco
de comunicación y respeto, diseñar con estas un compromiso de participación, y colaborar
brindándoles la información que requieran.
Sugerimos que los conflictos o situaciones conflictivas cuyo escenario resulta ser la institución
educativa, puedan abordarse, en el marco de la institución, con el acompañamiento de los ETAP,
y participación del equipo directivo, a fin de favorecer el diálogo y el buen entendimiento, en un
marco de respeto y confianza. En caso de que se incremente la complejidad de las situaciones o
resulte difícil alcanzar un acuerdo, convocar a supervisores/as como mediadores/as del conflicto,
a fin de lograr acuerdos que puedan ir cumpliéndose a término.
La institución debe contar con datos de entidades locales de atención, dado que el escenario en
que se desarrollen los hechos define las áreas intervinientes, que le permita el acceso directo a
estas, de manera que puedan intervenir o colaborar ante la irrupción de situaciones de conflicto o
la detección de sucesos de violencia familiar, de género o en el noviazgo.
Ante la sospecha o presunción de situaciones de abuso, se recomienda, procurar que quien se
encuentre afectado pueda acerarse a alguien de la institución que sea de su confianza, para
habilitar la palabra, convocar a los adultos referentes, y en todos los casos en que exista
confirmación de los hechos radicar la denuncia pertinente. Cabe aclarar que se podrá ayudar a
niños/as y adolescentes siempre que se los proteja, y aborde desde el marco de la protección de los
derechos del niño, niña y adolescente.
El presente apartado, tiene la finalidad de orientar acerca de situaciones hipotéticas que en virtud
de la trayectoria de las instituciones educativas, entendemos generan necesidad de intervención
certera e inmediata por parte de los equipos directivos, cuerpo docente, E.T.A.P u otras entidades.
En principio, resulta importante tener en cuenta que cuando hablamos de abuso nos referimos a
cualquieras de sus formas, violación, hostigamiento, exhibicionismo, humillaciones de carácter
sexual, intrusiones en la intimidad, tocamientos, porque constituyen actos de vulneración de
derechos, tanto como hacer partícipes a los las niños niñas o adolescentes de prácticas propias de
la sexualidad adulta, que alteran el desarrollo.
Mediante la Ley Nacional 26.150 de Educación Sexual Integral, se incorpora la ESI a los
contenidos curriculares, y es una responsabilidad de los adultos de la institución educativa,
haciendo participes necesarios a las familias, la educación sexual de los y las estudiantes.
La escuela, tiene la posibilidad de identificar situaciones de riesgo que atraviesan las y los
estudiantes, ante esto es importante no replegarse y promover acciones tendientes a proteger
y evitar la vulneración de los derechos, Tener en cuenta siempre, solicitar un encuentro con
la familia, pedir la intervención del E.T.A.P y recordar que como funcionario público, él, la
docente, directivo, técnico, tiene la obligación de realizar la denuncia pertinente, en casos de
abuso, maltrato o violencia en todas sus formas, salvaguardando la integridad de los las
estudiantes, estableciendo vínculo con las entidades intervinientes, desarrollo social, hospital,
profesionales actuantes, procurando acciones conjuntas y el abordaje en red.
De cada acción que se lleve adelante, debe dejarse constancia por escrito, y de requerirse, realizar
reuniones de orientación a docentes como así también a padres, resguardando la intimidad de los
menores y en pro de una convivencia positiva y constructiva.
La E.S.I, insistimos es una herramienta que favorece la apropiación de información que colabora
con el crecimiento y desarrollo de las/los estudiantes y sus familias y grupos de pertenencia.
Muchas veces el desconocimiento acerca del propio cuerpo, las dificultades que representa poder
contar con una escucha confiable para poder resolver las dudas, la falta de información acerca de
los métodos preventivos del embarazo y E.T.S (enfermedades de transmisión sexual) tanto como
el desconocimiento acerca de los derechos sexuales y reproductivos, dan cuenta de la importancia
de informar y orientar en el ámbito escolar a nuestros/as estudiantes.
Es importante en este sentido educar en el conocimiento del cuerpo, tanto como en la promoción
del cuidado y respeto por la intimidad. En este punto, es relevante también referenciar el
autocuidado y la posibilidad de poder elegir los momentos en los que mantener intimidad o
encuentros sexuales, promoviendo que éstos sean de común acuerdo, lo que requiere de una
reflexión acerca de cuán preparados se está, y qué conocemos acerca de cómo cuidarnos. El acoso,
los abusos, la falta de respeto respecto del cuerpo de los otros y el propio, distan de la vivencia de
una sexualidad respetuosa.
Es importante educar en la sexualidad entendiendo que esta no solo refiere a la descripción física
de las partes del cuerpo, tomando una referencia biologicista, sino la sexualidad es algo más que
la relación sexo genital, incluye todo lo que implique sentimientos en relación a sentirse sensual, a
buscar acercarse a la sexualidad con modismos o maneras de vestirse, con gestos que provoquen
acciones en los, las otros/as. Aprender a conocerla, canalizarla y relacionarse con ella de forma
segura e inteligente es un proceso sin fin, tal vez en algún punto complejo pero no por esto menos
interesante y atractivo.
Bibliografía de referencia: