DERECHOS DE LA INFANCIA Y EDUACIÓN INCLUSIVA EN LA
EDUCACIÓN INFANTIL
1. ¿Qué es la Convención de los Derechos del Niño? (Grado de cumplimiento,
infancia en riesgo de exclusión social, causas, consecuencias, actitud de los sistemas educativos ante la exclusión social.)
La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) es un tratado de las
Naciones Unidas y la primera ley internacional sobre los derechos del niño y la niña "jurídicamente vinculante". Esto quiere decir que su cumplimiento es obligatorio para los Estados que la han ratificado. Reúne derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, reflejándolas diferentes situaciones en las que se pueden encontrar los niños, niñas y jóvenes de todo el mundo. La Convención tiene 54 artículos que reconocen que todos los menores de 18 años tienen derecho al pleno desarrollo físico, mental y social y a expresar libremente sus opiniones. Pero además, la Convención es también un modelo para la salud, la supervivencia y el progreso de toda la sociedad. Las causas que provocan el riesgo de exclusión social, tienen que ver con recursos económicos insuficientes que hagan imposible o nada llevadero el curso de la vida familiar en la sociedad o bien, no puedan participar en ésta en condiciones de igualdad. Como consecuencia aparece la desigualdad, discriminación e injusticia construyendo un factor de riesgo que limita los derechos del niño. La actitud de los sistemas educativos ante la exclusión social ha pasado de ser despreocupada y rechazante a ser integradora. Sólo en fechas recientes se ha planteado la necesidad de la inclusión o educación eficaz y de calidad para todos los alumnos.
2. ¿Qué se entiende por Educación Inclusiva?
Aquella que pretende eliminar todas las barreras que impiden el aprendizaje y la participación, con total independencia de dónde surjan o quienes lo provoquen. En definitiva, entiende la diversidad como recurso para contribuir al aprendizaje de todos.
3. Importancia de que la Educación Infantil sea inclusiva.
Los factores a los que las instituciones educativas deben atenerse a la hora de apostar por la educación inclusiva son: Mitigar el riesgo, con el fin de que se responda a la diversidad del alumnado y se favorezca la reducción de la exclusión, bien sea cultural, social o curricular. Para lograrlo, los educadores pueden plantearse enriquecer vínculos afectivos y con el rendimiento escolar y académico ya que ambos ámbitos juegan un papel importante como factor protector del niño. La vinculación afectiva, es fundamental en la etapa de 0 a 6 años para establecer lazos afectivos seguros como muy bien demostrado está. La vinculación con el rendimiento escolar y académico es imprescindible desde edades tempranas también si queremos fomentar la asistencia regular a las escuelas y reducir las tasas de deserción escolar de tal forma que los niños y niñas cursen con éxito al menos la educación obligatoria. Asegurar la igualdad de oportunidades entre todos los niños y niñas requiere cambios en el ámbito político-estructural y también en el currículo. Es de vital importancia fijar límites institucionales claros que promuevan la cooperación, el respaldo y la sensación de pertenencia y que ayuden a toda la comunidad a mantenerse con los propósitos compartidos por todos. El niño tiene que conocer tanto sus derechos como sus deberes así como las normas de conducta e incluso las consecuencias de no cumplirlas. El factor más importante en estas escuelas es el desarrollo de competencias y actitudes que permitan la integración en el entorno y para ello, promueven el aprendizaje, la cooperación, responsabilidad, resolución de conflictos e incluso habilidades para resolver problemas y adopción de decisiones para la vida diaria. A destacar, la construcción de la resiliencia, que es la capacidad de una persona o grupo para desarrollarse adecuadamente, para seguir proyectándose en el futuro a pesar de los acontecimientos desestabilizadores, condiciones difíciles o traumas de carácter grave. De este modo, los docentes deberán intentar brindar afecto y apoyo favoreciendo las relaciones estables y libres entre los niños, ya que la amistad será muy importante para estos en situación de riesgo y por eso se trabajará en pequeños grupos de carácter permanente. Por otro lado las expectativas que se han de tener con estos niños, deberán ser altas porque sino solo favoreceremos el fracaso escolar y posteriormente este mismo, en el ámbito laboral. También habrá que brindar oportunidades de participación significativa tanto a las familias como a los niños y docentes de manera que todos se sientan protagonistas e implicados en lo que ocurra en el centro escolar. En cuanto a la implicación del centro, se deben establecer medidas que fomenten el cambio hacia una educación más inclusiva y que favorezcan la heterogeneidad de sus estudiantes así como desarrollar una cultura de la superación de problemas. En el aula, para impulsar una educación inclusiva, optimizar las capacidades del niño, empleando metodologías flexibles, manteniendo expectativas y cuidar de que todos los niños y niñas tengan cubiertas sus necesidades desarrollándose en un ambiente de bienestar. Por último los docentes deberán contar con una buena preparación psicopedagógica, para que sean capaces de transmitir al niño seguridad, alegría, y estima sin discriminación alguna, contando con el apoyo de los compañeros y de todos los recursos necesarios. Su formación pues, deberá girar sobre pilares como: mejorar los conocimientos de los entornos en los que se mueven sus alumnos, y saber enfrentar la desmotivación y el estrés, superando los prejuicios mediante el trabajo en grupo.
4. Valoración personal
Me parece muy importante que la educación inclusiva tenga tanta importancia
desde la etapa de educación infantil ya que así, establecemos unas bases educativas tempranas, sólidas y eficaces para crear alumnos y alumnas (y en definitiva sociedades) que se aproximen a un grado de convivencia y saber vivir lo más humano posible. Sin embargo, el texto me ha parecido un poco utópico ya que llevar este tipo de educación a los centros y aulas es realmente difícil. Los niños y niñas que actualmente residen en las clases y que provienen de lugares de todo el mundo, encuentran sus mayores problemas en el ámbito familiar y el periodo de adaptación que tienen que llevar a cabo aquí, aunque a la larga sea beneficioso y gratificante, no deja de ser otro problema añadido. Por eso, la labor que tienen que llevar a la práctica los profesores/as ha de ser especialmente significativa, apostando porque tales alumnos/as lleguen a ser tan competentes como cualquier otro. Deben crear un clima en clase de bienestar, confianza, en definitiva un relación docente-diciente bidireccional. Además, lo que debe cobrar especial relevancia es la relación con las familias, es decir, para conseguir que los alumnos y alumnas se sientan cómodos en su plenitud hay que conseguir que su ambiente familiar también sea el idóneo y para ello, cualquier centro ha de preocuparse porque el periodo de adaptación también incumba a las familias. En conclusión, en mi futura práctica docente, sí apostaré por este tipo de educación sabiendo que para conseguirla los esfuerzos que tendré que realizar serán costosos y que los resultados saldrán a la luz a largo plazo.