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INTEGRANTES:
Guaygua Bellido Daniel
TURNO: sábados
PARALELO: “A”
LA PAZ - BOLVIA
INTRODUCCION
La teoría que pasa por ser la más antigua, es la que aboga por considerarlo
un derecho de propiedad o, de alguna forma, una propiedad especial. Es una
teoría de origen francés, que obtuvo gran predicamento en el siglo XIX43,
sobre todo en la doctrina y jurisprudencia francesa, y que, en la actualidad, se
considera desfasada.
Otro gran grupo es el formado por los apellidos que hacen referencia a la
actividad u ocupación del individuo. Una explicación adicional a esta costumbre
es el hecho de que en la Edad Media las profesiones se transmitían de padres
a hijos; así el hijo de un Pedro, carpintero podría llamarse Juan o Pablo, pero
muy posiblemente también fuese carpintero. Algunos ejemplos serían:
Labrador, Herrero, Zapatero o Panadero, y también Escribano, Notario,
Soldado, Guerrero, etc. Se incluyen en este grupo los apellidos que nos hablan
de la situación social del primero que los generó: Caballero, Marqués,
Cardenal, etc.
El tercer grupo estaría formado por aquellos apellidos que tuvieron su origen en
referencias al lugar de nacimiento (apellidos gentilicios): Sevillano, catalán,
Navarro, Gallego, o de ubicación de la vivienda del individuo (toponímicos): Del
Río, De la Cueva, Del Bosque, De la Fuente. También se incluiría en este
grupo los apellidos que tuvieron su origen en circunstancias personales o en
características, generalmente físicas, de la persona: Casado, Rubio, Alegre,
Valiente, Fuerte, Delgado, Chaparro, Redondo.
Sin embargo, pareciese como si el legislador, o por mejor decir, todos los
legisladores a lo largo de este período temporal, considerasen que, si bien la
imposición de nombre y apellidos era cuestión estrictamente personal de los
interesados, no lo era el uso indebido o fraudulento de los mismos; así desde
épocas muy tempranas se proclamaron normas sancionadoras al respecto. Las
encontramos en DIGESTO12, en PARTIDAS13 y en las ORDENANZAS DE
CARLOS III.
A comienzos del siglo XIX, durante el reinado de Carlos IV, el poder político
pretende aprovechar los registros parroquiales para obtener información sobre
los nacimientos y defunciones en cada localidad; esta pretensión, nunca
cumplida del todo por la Iglesia, se reiterará, nuevamente, a mediados de ese
mismo siglo, a modo de antecedentes a la primera Ley de Registro Civil que
verá la luz a fines del XIX. Con todo, a pesar de popularizarse el uso de los
apellidos, el criterio de su aplicación seguía siendo totalmente voluntario y son
frecuentes los ejemplos que nos han llegado de ello. Veamos algunos: Miguel
de Cervantes Saavedra (1547) fue hijo de Rodrigo de Cervantes y Leonor
Cortina; los padres de Félix Lope de Vega Carpio (1562) se llamaban Félix de
Vega y Francisca Fernández; los de Luis Vélez de Guevara (1579) fueron
Diego Vélez y Francisca Negrete; los de Francisco de Quevedo y Villegas
(1580) fueron Pedro Gómez de Quevedo y María de Santibáñez; los de Diego
Velázquez (1599) Juan Rodríguez y Jerónima Velázquez; los de Bartolomé
Esteban Murillo (1617) fueron Gaspar Esteban y María Pérez.
El nuevo Registro tiene como centro a la persona, en torno a la cual gira toda
su composición, de ahí que desaparezca la tradicional división registral en
Secciones (nacimiento, matrimonio, defunción, etc.) y se cree una única página
para cada individuo, con su correspondiente código personal, donde se irán
anotando cronológicamente todas sus actos y circunstancias que tengan
acceso al Registro Civil. Será un Registro único para toda España (dividido en
Oficina Central, Oficinas Generales y Oficinas Consulares), informatizado y
accesible electrónicamente, y gestionado por funcionarios públicos, con una
gestión de naturaleza administrativa, si bien todos los actos del Registro Civil
quedan sujetos al control judicial.
CONCLUCION