Fisioterapia

estiramientos mio-tendino-aponeuróticos,
¿sirven o no sirven? (2)
conceptos de base

Xavier Vericat
Fisioterapeuta.
Mail: xavivericat@gmail.com

El análisis de la literatura actual sobre las diferentes capacidades físicas y las capacidades funcionales del tejido muscular
pone en evidencia que no existen conceptos que posibiliten un criterio único de definición y de clasificación. Términos dife-
rentes son empleados por autores diversos para hacer referencia a un mismo concepto; y al contrario, una misma palabra
hace referencia a conceptos diferentes en función del artículo que se revise. Todo ello favorece la ambigüedad y representa
una dificultad para comprender los textos especializados.

El propósito de este segundo capítulo en relación a los estiramientos musculares, tendinosos y aponeuróticos es revisar los
términos más frecuentemente relacionados con las técnicas de puesta en tensión de dichos tejidos, aportando los aspectos
clarificadores que puedan ayudar a su comprensión.

Palabras clave: Movilidad. Extensibilidad. Flexibilidad. Elasticidad. Viscoelasticidad. Compliancia. Distensibilidad. Elongación.

“Numerosos trabajos sobre estiramientos comparan a menudo elementos no comparables. Hay poco consenso sobre los
términos y métodos utilizados en los protocolos de investigación”.

Simon Barrué-Belou, 2010 (Fisioterapeuta del deporte. Toulouse)

Introducción
En la primera parte de este artículo se describieron las diferentes
técnicas de estiramiento que se pueden emplear tanto en el ámbito
deportivo, como en el educativo y el terapéutico. Pero, para que es-
tas técnicas sean eficaces, es indispensable que antes de aplicarlas
el propio deportista, el entrenador o el terapeuta se pregunten en
qué situación se pueden emplear y qué objetivos se pueden esperar
de cada una de ellas.
Para mejor comprender cuál es el efecto de los estiramientos, sobre
qué propiedades del tejido miotendinoso actúa, es preciso revisar
brevemente la estructura histológica del músculo.
Se denomina unidad miotendinosa o músculotendinosa a la estruc-
tura heterogénea formada por el tejido muscular contráctil, que es
el motor que produce la fuerza, y por sus extremos tendinosos, que

19
NSW VOLUMEN XXXIII, nº 4 Octubre/Diciembre 2010
son los que actúan de transmisores de esta fuerza, derivada de la
contracción muscular, a las palancas óseas articuladas, dando como
resultado la producción de movimiento (Neiger, 1998).
En esta unidad se pueden considerar dos tipos de tejidos: el tejido
contráctil o propiamente muscular, y el tejido conectivo, constituido
por las capas conectivas envolventes y el tendón.
Su organización se explica a partir del modelo de Hill (1938) o
modelo de tres componentes (Figura 1), que son (Deslandes 2003;
Hernández 2007):
Figura 1. Modelo de Hill: unidad miotendinosa formada por CC,
CEP y CES (tomado de Neiger, 1998)
1. El componente contráctil (CC), corresponde a los miofila-
mentos deslizantes de las proteínas actina y miosina. Su capa-
cidad de contracción, gracias a las interacciones entre las dos
principales proteínas, permite un acortamiento máximo del
sarcómero (unidad funcional de la fibra muscular). Es el lugar
de transformación de la energía química en energía mecáni-
ca. Para poder generar tensión, es necesario que exista una
superposición entre ambos tipos de filamentos, estableciendo
puentes de tracción. En la situación opuesta, caso de un esti-
ramiento máximo, el sarcómero puede llegar casi al doble de
su longitud en reposo, lo que implica una escasa superposición
entre los filamentos. Este componente contrátil puede ser esti-
rado gracias a su extensibilidad.
2. El componente conectivo elástico responde de manera
distinta a los cambios de longitud. Este componente conectivo
posee funciones mecánicas, elásticas y de protección. Una parte
se dispone en paralelo en relación al contráctil, y otra parte se
dispone en serie.
2.1 El componente conectivo elástico dispuesto en paralelo
(CEP) respecto al CC está formado por las diferentes capas
de tejido conectivo que envuelven a los elementos contrác-
tiles junto con las estructuras membranosas de la propia
célula muscular. Así, lo forman el epimisio, el perimisio, el
endomisio y la membrana que rodea a la fibra muscular,
el sarcolema. Presentan una importante elasticidad.
2.2 El componente conectivo elástico dispuesto en serie (CES)
respecto al CC está formado por una parte pasiva, el ten-
dón, la unión miotendinosa y los elementos de inserción
20
NSW
ósea, y una parte activa, las propias uniones o puentes
entre actina-miosina. Debido al predomino de tejido fi-
broso, posee un comportamiento elástico, siendo capaz
de tolerar importantes fuerzas de tracción sin romperse.
Ello le confiere una gran capacidad para la transmisión
de la fuerza generada en el CC hacia su inserción en los
huesos.
ALGUNOS CONCEPTOS PREVIOS
Con el fin de mejorar la comprensión de la gran cantidad de in-
formación que existe sobre los estiramientos, es imprescindible
entender algunos conceptos que se emplean al hacerles referencia,
pero que a menudo su significado puede inducir a error ya que son
utilizados de manera inapropiada.
Haremos referencia a: Movilidad, Extensibilidad, Flexibilidad, Com-
pliancia, Distensibilidad, Elasticidad, Elongación y Viscoelasticdad.
MOVILIDAD
Del latín “mobilis” y “mobilitas”, que se puede mover, que no es
fijo.
Al hablar de movilidad se hace referencia especialmente a una
propiedad del movimiento que puede expresarse tanto de forma
pasiva como activa. La movilidad pasiva se incluye como una de
las cualidades básicas de salud. Se puede entender como un re-
quisito básico del que se debe poseer una cantidad mínima para
desarrollar una vida considerada normal. Si un sujeto, por la razón
que fuera, no dispone de este mínimo, se le considera de “movili-
dad reducida”, es decir, presenta una deficiencia física que le causa
restricción en la capacidad de realizar una actividad de la manera
considerada normal para el ser humano.
La movilidad pasiva depende tanto de las propiedades de las ar-
ticulaciones que pondrá en juego como las de los músculos que
permitirán el movimiento (especialmente su extensibilidad). Así,
el movimiento humano se puede llevar a cabo gracias a la movili-
dad de los elementos articulares y mio-tendino-aponeuróticos que
constituyen el sistema neuro-músculo-esquelético. La movilidad
activa requiere de todo ello además de una implicación del sistema
neurosensorial.
Generalmente al hablar de movilidad se hace mayor referencia a
la movilidad articular. Ésta se puede definir como la capacidad que
poseen las articulaciones de permitir la realización de determina-
dos movimientos en su máxima amplitud, sin perder su estructura
anatómica. Está determinada por su morfología ósea y ligamento-
sa (Hernández 2007).
La disminución del rango de movimiento articular puede darse
como resultado de muy diferentes tipos de situaciones que impli-
quen alteración en la función o en la calidad del tejido. Las causas
más frecuentes se pueden agrupar en (De Deyme 2001):
VOLUMEN XXXIII, nº 4 Octubre/Diciembre 2010
 a) secuela de un proceso ortopédico, quirúrgico o no, con inmo-
vilización prolongada;
b) inactividad o cambio degenerativo, factores especialmente
relacionados con la edad;
c) disfunción crónica del sistema músculo-esquelético;
d) deformaciones óseas o formación de osteofitos;
e) alteración de los tejidos blandos alrededor de una articula-
ción como sería la causada por tensión o acortamiento del
tejido tendino-ligamentoso;
f) afección neurológica;
g) cicatrización excesiva, cutánea o profunda.
Otra causa, pero sin cambios en la estructura de los tejidos, puede
serlo un proceso doloroso crónico, con activación de nociceptores del
tejido conectivo (ricamente inervado), que conducen a un aumento
del tono muscular.
EXTENSIBILIDAD
Del latín “extentum”, que se puede extender, desplegar. De una
manera simple, un material extensible es el que es susceptible de
ser alargado, deformado, adquiriendo una mayor extensión.
Aplicada a un músculo, la extensibilidad es la propiedad por la
cual el músculo puede alargarse cuando actúa una fuerza sobre
él, pero con la particularidad que necesita que esta fuerza de
tracción sea cada vez más grande a medida que se produce el
alargamiento. Así, a medida que músculo se estira va perdiendo
su capacidad para seguir estirándose, se produce una disminución
de su extensibilidad. Dicho de otro modo, un estiramiento estático
aumenta la resistencia que ofrece el tejido a ser estirado, es decir,
su rigidez.
La extensibilidad es una de las cinco propiedades funcionales del
tejido muscular, junto con la excitabilidad, la contractilidad, la elas-
ticidad y la tonicidad.
Los componentes contráctil y conectivos tienen diferente capacidad
de extensibilidad. En base a ésta, se pueden ordenar de mayor
extensibilidad a menor del siguiente modo: componente contráctil
(CC), componente elástico en paralelo (CEP) y componente elástico
en serie (CES).
El CC posee una reserva de extensibilidad muy importante, aunque
variable entre el 20 y el 50% de la longitud en reposo en función
de la morfología interna del músculo. El CC inactivado es muy ex-
tensible, pero su extensibilidad disminuye en gran medida con la
intensidad de la contracción: los puentes entre los filamentos de
actina y miosina, presentes incluso con el músculo relajado, aumen-
tan la rigidez activa del CC y su resistencia al alargamiento.
En el CEP la extensibilidad es mucho más elevada que en el CES.
Esto lo hace más adecuado a los estiramientos pasivos y también es
el primer elemento implicado cuando se produce una retracción del
tejido conectivo (Chatrenet 1985).
NSW VOLUMEN XXXIII, nº 4 Octubre/Diciembre 2010
El estiramiento puede aumentar la extensibilidad de la unidad
miotendinosa a través de tres mecanismos (algunos de ellos se ex-
pondrán más ampliamente en el próximo capítulo):
1. Deformación viscosa. Cambios en las propiedades viscoelás-
ticas que revierten en minutos u horas.
2. Efecto de tolerancia al estiramiento. El estiramiento repeti-
do desencadena una serie de adaptaciones neurológicas al
estímulo con lo que el sujeto es capaz de tolerar cada vez
mayores tensiones durante la elongación.
3. Adaptaciones estructurales, efecto Goldspink. Se producen
cambios en la estructura muscular, especialmente cuando
se realizan programas de estiramiento mantenidos en el
tiempo.
La extensibilidad de un determinado músculo sólo es posible va-
lorarla si la/las articulaciones que atraviesa poseen una rango de
movilidad conservado; y a la inversa, la amplitud de movimiento
total de una articulación en una determinada dirección sólo puede
valorarse si el/los músculos que la atraviesan conservan su exten-
sibilidad. Así, la pérdida de extensibilidad de un músculo reduce la
amplitud de movimiento de la articulación que atraviesa.
La propiedad opuesta a la extensibilidad es la rigidez, la capacidad
del tejido para oponerse al estiramiento. No es infrecuente referirse
a ella empleando el término inglés stiffness. De rigidez muscular
se consideran dos tipos (Esnault 2003; Pacheco 2010):
- la rigidez muscular pasiva debida especialmente a la re-
sistencia que ofrece el tejido conectivo incluido en el músculo
(CEP y CES). El comportamiento viscoelástico la condiciona.
En una situación patológica se corresponde a un acortamien-
to del tejido conectivo y de otros tejidos blandos adyacentes.
- la rigidez muscular activa es debida a la resistencia que
ofrece el tejido contráctil relacionada con la cantidad de unio-
nes actina-miosina. En reposo, existe un cierto grado de rigi-
dez activa que se denomina tono muscular. Cuando el sujeto
se prepara para realizar una acción se produce un aumento
de este tono y con ello aumenta la rigidez. Así, por ejemplo,
en el simple hecho de pasar de sentado a la posición de pie, la
rigidez activa de los músculos de las extremidades inferiores
aumenta, adaptándose a la necesidad de una actividad mayor.
Esta rigidez muscular activa tiene una gran influencia en los
estiramientos que incluyen una contracción del músculo diana.
De especial interés es la extensibilidad de la unión músculotendi-
nosa (UMT), zona de transición que reúne a dos tejidos con propie-
dades mecánicas diferentes. La UMT soporta cargas de tensión de
alta intensidad. Durante un estiramiento, esta zona se adapta de
una manera particular: los sarcómeros de la UMT son más rígidos
y no se estiran tanto como los sarcómeros situados en la zona más
central del componente contráctil. Las lesiones por mecanismo ex-
21
céntrico, las más frecuentes en los músculos, se producen en esta
zona.
El estiramiento en tensión activa, con contracción del músculo que
se está estirando, solicita con preferencia esta UMT y por este moti-
vo se le atribuyen efectos positivos en la prevención de las lesiones
(Pacheco 2010).
Es fácil aumentar la extensibilidad del CC; pero el objetivo de ma-
yor interés del estiramiento radica en aumentar la extensibilidad
del tejido conectivo. Se consideran tres hipótesis para explicar cómo
un programa de estiramientos repetidos puede inducir un aumento
en la longitud del tejido conectivo (Neiger 1998).
1. Las capas de tejido conectivo se organizan a semejanza de
una malla parecida a una red de pescar. A pesar de que el
colágeno es poco extensible, cuando la capa en su conjunto
se somete a una fuerza de tracción se observa un alarga-
miento gracias a que la forma geométrica inicial en malla
se modifica y pasa de una forma cuadrada a una forma de
rombo. A nivel de los extremos tendinosos se produce un
fenómeno similar, pero de envergadura mucho menor.
Los estiramientos repetidos son capaces de producir una mo-
dificación en la arquitectura de las capas, en la forma de la
malla de la red, aunque las fibras de tejido conectivo sean
casi inextensibles.
2. Desde la cara profunda de la piel hasta los planos más pro-
fundos del cuerpo existen multitud de capas superpuestas
de distintos tejidos (piel, tejido celular subcutáneo, fascias,
grasa, músculo, capas conectivas, etc.). Esta distribución se
podría comparar, de forma esquemática, a un paquete de
hojas apiladas: resulta posible aumentar la longitud de
este paquete de hojas sin modificar la longitud de cada
uno de ellas, sólo deslizando un poco cada hoja con res-
pecto al que está situado por debajo. En realidad se trata
de un reposicionamiento de las distintas capas que forman
el conjunto.
Los estiramientos repetidos actúan sobre los espacios de
deslizamiento virtuales que existen entre las distintas capas,
favoreciendo la liberación de estos planos de deslizamiento,
lo que posibilita el aumento de la extensibilidad.
3. Los estiramientos repetidos producen fricciones internas que
determinan un aumento de la temperatura tisular; esto re-
duce la viscoelasticidad, disminuyendo la rigidez pasiva.
FLEXIBILIDAD
Del latín “flectere”, “flexibilitas”, doblar, haciendo referencia a
alguna cosa o una extremidad. De una manera simple, sería la
capacidad de un material para ser deformado sin que por ello sufra
un deterioro.
22
NSW
Flexibilidad es uno de los términos que más confusión conlleva. En
relación a ella, en la bibliografía se emplean palabras distintas,
haciendo referencia en muchos casos a conceptos diferentes. No
existe una unidad de criterios en relación a lo que representa y a su
clasificación, introduciendo así una dificultad para la comprensión
de algunos textos (Merino 2009).
Para describirla, proponemos una adaptación propia de la defini-
ción que realizó Álvarez del Villar (1987): “Es la capacidad física
que, dependiendo a la vez de la movilidad articular y de la exten-
sibilidad mio-tendino-aponeurótico (incluida la de la piel y planos
de deslizamiento entre tejidos), permite movimientos eficaces de
una articulación o una serie de ellas, en toda su amplitud, de ma-
nera indolora, sin restricciones, en posiciones diversas, posibilitan-
do así que el individuo realice acciones que requieren agilidad y
destreza”.
Esta idea de la flexibilidad la equipara, en concepto, a la movilidad
activa, o mejor dicho, a la expresión a través del movimiento de
las propiedades de los tejidos. Cuando observamos a una atleta de
gimnasia rítmica o a un experimentado bailarín no dudamos en
cualificar sus movimientos como esbeltos, elásticos, ágiles, amplios,
elegantes, etc. Para definirlos solemos decir que se trata de sujetos
muy flexibles, con una gran flexibilidad; en cambio, no es tan fre-
cuente que los califiquemos de muy móviles. Sobreentendemos que
son flexibles porqué son móviles, lo que no implica que dispongan
de la amplitud máxima posible en cada una de sus articulaciones.
Móvil y flexible puede serlo una articulación, como la muñeca de
una bailaora de flamenco. En cambio, cuando la extremidad in-
ferior de un karateka es capaz de realizar movimientos de gran
amplitud y precisión, lo hace gracias a la movilidad de cada una de
sus articulaciones, la extensibilidad de cada uno de sus músculos y
tendones y la coordinación en la ejecución del movimiento que per-
mite una contractilidad adecuada entre agonistas y antagonistas.
La flexibilidad sería la manifestación gestual de estas propiedades,
tanto a nivel de cada articulación como a nivel del gesto en su glo-
balidad. Por ello, pensamos que la flexibilidad es una cualidad más
activa que pasiva.
La flexibilidad es consecuencia de la movilidad; y la movilidad es
consecuencia de las propiedades de los tejidos duros (articulacio-
nes) y de los tejidos blancos (músculo-tendón). Cuanto más móvil
sea una articulación o una serie de ellas, cuanto más fuerza tengan
los agonistas, cuanto más extensibilidad dispongan los antagonis-
tas y cuanto más coordinación en el gesto, más flexibilidad obser-
varemos. La flexibilidad es la expresión gestual de las cualidades
de los tejidos articulares y miotendinosos.
Aunque se puede describir en relación a una sola articulación o de
una serie completa de ellas (como es la columna vertebral o toda
una extremidad), el criterio más aceptado es que la flexibilidad no
existe como característica general del cuerpo humano sino que es
muy específica tanto para cada articulación como para cada acción
articular concreta (Hernández 2007, Merino 2009, Prentice 2009).
VOLUMEN XXXIII, nº 4 Octubre/Diciembre 2010
Esto permite descartar la falsa creencia de que si un individuo
es flexible en una articulación, tendrá un rango similar de movi-
miento en las otras. Esta afirmación no es cierta, ya que algunas
articulaciones de un mismo sujeto pueden ser más flexibles de
lo habitual, otras más rígidas y otras más o menos lo que se
espera. Queda claro, pues, que un rango de movimiento ade-
cuado en una cadera no asegura un adecuado rango en la otra
cadera ni en cualquier otra articulación. Y a la inversa, sin lesión
previa, un rango algo limitado en una articulación no presupone
que el resto dispongan también de una menor amplitud. Lo que
sí es cierto es que la falta de flexibilidad en una articulación
afecta al movimiento de cualquier cadena cinética en la que esté
incluida.
Aunque no es el propósito de este artículo, es de interés recordar
que se consideran diferentes tipos de flexibilidad según se atienda
a distintos parámetros. Esta diversidad de criterios, que permite en-
globar diferentes ideas en un mismo término, constituye un punto
de desacuerdo permanente entre autores.
Las clasificaciones más empleadas en la literatura se basan en cua-
tro criterios (Merino 2009, Pareja 1995):
- según el número de articulaciones involucradas: flexibilidad
general, flexibilidad especial, específica o analítica.
- según haya o no movimiento: flexibilidad dinámica, flexibili-
dad estática.
- según la participación o no de la musculatura agonista en el
ejercicio que evalúa la flexibilidad: flexibilidad activa, flexibi-
lidad pasiva.
- un tipo más inespecífico es la flexibilidad a demanda, la re-
querida en base a las necesidades para un movimiento concre-
to implicado en la actividad a desarrollar.
Además, en función de su aplicación, se divide en tres tipos: la flexi-
bilidad absoluta, la flexibilidad de trabajo y la flexibilidad residual.
Es de gran interés la flexibilidad residual ya que permite un mar-
gen de seguridad imprescindible para una actividad física segura;
adquiere especial valor en deportes o actividades en las que una
acción inesperada puede solicitar una amplitud de movimiento
muy elevada (Pacheco 2010).
Es común y evidente la idea que disponer de una adecuada condi-
ción física y de una buena salud resulta imprescindible para adap-
tarnos a la vida cotidiana. La flexibilidad, junto con la resistencia,
la fuerza y la velocidad (todas hacen referencia a aspectos cuanti-
tativos del movimiento), constituyen las cuatro capacidades físicas
que determinan una condición física adecuada.
El potencial, determinado genéticamente, que un individuo en con-
creto posea en cada una de ellas lo orientan hacia la realización
de una determinada actividad física y posibilitan que ese sujeto,
mediante el entrenamiento, desarrolle al máximo su potencial físi-
co general. Es por ello que el rendimiento motor está directamente
relacionado con el desarrollo de dichas cualidades.
NSW VOLUMEN XXXIII, nº 4 Octubre/Diciembre 2010
Como cualidad motora, desde un punto de vista teórico, cualquier
individuo puede aumentar su flexibilidad de manera significativa
mediante un entrenamiento intenso de su tejido conectivo, incluso
los sujetos considerados “agarrotados” o “rígidos” (Ylinen 2009).
La mayoría de actividades deportivas requieren una flexibilidad re-
lativamente normal, aunque algunas, como salto de trampolín, na-
tación sincronizada, gimnasia, ballet o artes marciales, precisan de
mayores amplitudes de movimiento para alcanzar el rendimiento
óptimo. Así, una flexibilidad dentro de lo habitual o más elevada,
siempre en función de las necesidades, se considera y realmente
puede ser un factor positivo para algunos deportes. Por el contra-
rio, la falta de flexibilidad puede ser causa de alteración en los
patrones de movimiento con pérdida de un control neuromuscular
idóneo.
Hay que comprender que un nivel de flexibilidad superior al de-
seado, por ejemplo, una hipermovilidad, no tan solo implica una
amplitud de movimiento aumentada sino que además no supone
una mejora en la prevención de lesiones. El aumento del rango
articular no es una ventaja, sino un riesgo debido a una distensión
exagerada de las fibras musculares y, sobre todo, de la cápsula y
ligamentos, con mayor probabilidad de padecer una inestabilidad
articular.
El nivel de flexibilidad óptimo es el que permite la ejecución efi-
ciente del movimiento, adaptándose a las características individua-
les de cada persona y del deporte que realiza. Por esta razón, el
entrenamiento de la flexibilidad no debería realizarse ni de mane-
ra permanente ni a través de cualquier ejercicio, sino que requiere
un planteamiento del momento a trabajarla y de la elección de la
técnica de estiramiento más adecuada (Pacheco 2010).
Una idea habitual entre la población vinculada con el deporte y la
actividad física es que la flexibilidad está relacionada con la pre-
vención de lesiones. Como idea general, esto podría parecer cierto.
La explicación estaría en que si la movilidad disminuye, es pro-
bable que se produzcan cambios en la función articular, debido a
un exceso de uso o un mal uso del sistema miotendinoso y de los
elementos articulares. Esta sería una de las razones por las que es
habitual incluir los estiramientos como actividad fundamental de la
preparación física y especialmente en el período de calentamiento
previo a la práctica deportiva. Como se expondrá en otros capítulos,
la realidad no es tal puesto que la flexibilidad no es el único factor
de riesgo que influye en la aparición de lesiones.
Además, existen diversos estudios realizados en poblaciones muy
numerosas que sugieren que este efecto esperado no se produce. En
una revisión sistemática (Thacker 2004) se concluyó que no existen
pruebas suficientes para apoyar o desmentir que los estiramientos
realizados antes o después de la práctica de ejercicio tengan alguna
influencia en la prevención de lesiones.
Sin embargo, en estas investigaciones existe un punto débil. En nin-
guno de los estudios se ha valorado el efecto de los estiramientos
23
en sujetos con hipomovilidad (rígidos) ni en sujetos con hipermovi-
lidad (demasiado flexibles).
Desde un punto de vista teórico, cabría esperar que este efecto de
prevención puede ser cierto en un individuo que presente una clara
disminución de sus amplitudes articulares, constitucional o adquiri-
da. Pero no parece que proporcione el mismo beneficio en un sujeto
con amplitudes normales o aumentadas; en estos casos, el trabajo
de la flexibilidad puede no tan solo no disminuir el riesgo de sufrir
lesiones, sino incluso aumentarlo.
Ya se ha comentado que flexibilidad es específica para cada articu-
lación, siendo posible disponer de un nivel alto de flexibilidad en
una articulación y uno limitado en otra. En su valoración es habi-
tual tomar como referencia el grado de movilidad articular. Para
ello se emplean dos métodos objetivos: la medición de ángulos de
movimiento (ángulo de amplitud articular) y la medición lineal
(distancia entre dos referencias óseas tomada después de realizar
el movimiento).
Expuesto esto, se entiende que la evaluación de la flexibilidad ge-
neral es un procedimiento de escasa validez. A pesar de este hecho,
es frecuente el empleo de algunos tests que proporcionan una idea
del grado de flexibilidad de una cadena articular y miotendinosa.
Los dos métodos más utilizados para valorar la flexibilidad son (Di
Santo 2000, Hernández 2007):
- el test de Wells & Dillon o Seat and Reach test (1952).
Con el sujeto sentado, piernas juntas y estiradas, se solicita un
movimiento de flexión de tronco. El test mide la amplitud de
movimiento en centímetros, situándose el valor cero a nivel de
una tarima de madera en la que se apoyan los pies del suje-
to. Siendo de ejecución sencilla y rápida aplicación, permite
evaluar poblaciones numerosas. Tiene dos inconvenientes: se
evalúan varias articulaciones situadas en serie y grupos muscu-
lares grandes; además, el sujeto puede ayudarse de la acción
de sus músculos abdominales, por lo que el test no permite
distinguir entre una flexibilidad activa y pasiva.
- el test de Kraus & Hirshland o Toe Touch Test (1960).
Igual al anterior pero con el sujeto de pie. Aquí el tronco se
flexiona por acción de la gravedad, evitando el inconveniente
de la participación abdominal.
La flexibilidad está influenciada por diversos factores (Ylinen 2009,
Hedrick 2000, Gambetta 1997, Ramos 2007, Kell 2001).
De los expuestos a continuación, a excepción de los cuatro primeros
todos los demás factores que pueden condicionar la flexibilidad son
susceptibles de modificarse con el fin de conseguir una mayor am-
plitud de movimiento.
1. El sexo. Las mujeres son más flexibles que los hombres
debido a diferencias hormonales: los estrógenos provocan
una disminución de la viscosidad de los tejidos. Se ha ob-
24
NSW
servado que las niñas en edad de educación primaria ya
poseen una mayor flexibilidad que los niños, y en general
esta diferencia se mantiene durante la vida adulta.
El sistema miotendinoso y las articulaciones del hombre
son por lo general mayores, y están diseñados para ser
más estables; también posee ligamentos y fascias más
gruesos y menos flexibles.
2. La edad. La flexibilidad es máxima en niños pequeños;
sus articulaciones son móviles debido a que las superficies
articulares no están completamente formadas y los liga-
mentos aún no son capaces de limitar el movimiento.
De diversos estudios se pueden generalizar los siguientes
datos sin considerarlos definitivos. Más allá de la edad
infantil, y sin que sea una regla absoluta, los niños son
más flexibles que los adultos. La flexibilidad alcanza su
máximo desarrollo entre la edad infantil y juvenil, aun-
que ya va disminuyendo lentamente hasta los 17 años. A
partir de este momento, decrece con mayor rapidez: entre
los 30 y los 70 años se pierde de un 20 a un 30% de la
flexibilidad.
La pérdida de la flexibilidad se acelera durante el cre-
cimiento rápido, habitualmente entre los 5-12 años de
edad. Una explicación sería que los huesos crecen con
más rapidez que el complejo músculo-tendón y que otros
tejidos conectivos. Como resultado, la rigidez aumenta
durante los períodos de crecimiento rápido en todos los
tejidos blandos con proporción elevada de colágeno. Este
hecho ayuda a explicar los dolores relacionados con el cre-
cimiento. Por ello, algunos autores proponen contribuir a
la reducción de estos dolores mediante ejercicios regulares
de estiramiento.
En el otro extremo de la vida, el envejecimiento debilita
las cuatro capacidades físicas y la coordinación. Por este
motivo, el mantenimiento de la flexibilidad es especial-
mente importante para salvaguardar la función durante
la edad madura. Preservar la movilidad articular permite
reducir los síntomas de rigidez debidos a la degeneración
fisiológica. Cuanto antes se inicie una rutina habitual de
estiramientos, más efectiva será, por lo que resulta muy
aconsejable que comience antes de que los cambios im-
portantes se instalen.
3. La raza es un factor fundamental. Por ejemplo, los nativos
del Sureste Asiático poseen articulaciones más flexibles, y los
africanos tienen mucha más movilidad articular que los eu-
ropeos.
4. Las características estructurales de la/las articulaciones y de
los tejidos implicados. La configuración ósea articular, normal
o alterada, condiciona la amplitud de movimiento posible.
VOLUMEN XXXIII, nº 4 Octubre/Diciembre 2010
 La longitud y la extensibilidad de los tejidos mio-tendino-
sos y cápsulo-ligamentosos son características determina-
das genéticamente, aunque pueden ser modificadas con el
entrenamiento. Así, el hombro es claramente más flexible
que la rodilla o la cadera debido a la propia estructura de
la articulación implicada.
También influye el contenido de agua de los tejidos. Un
ejemplo claro lo es la columna. El ciclo diario de hidrata-
ción del disco intervertebral condiciona su flexibilidad. La
altura de todos los discos representa un tercio de la lon-
gitud total de la columna. Formado por un 88% de agua,
en posición erguida, los discos se deshidratan causando
un aumento de la movilidad articular, ya que al perder
altura (unos 2 cm. a lo largo del día) los ligamentos se
destensan, y la movilidad se incrementa alrededor de un
5% entre la mañana y la tarde. En cambio, en posición
horizontal, los discos se rehidratan de manera gradual y
su tamaño aumenta. Así, la columna es más rígida, menos
flexible, tras unas horas de reposo, acostado, que tras un
día de actividad física.
5. La presencia de tejido adiposo puede limitar la amplitud
de un movimiento.
6. La masa muscular. Un desarrollo importante de la masa
muscular puede implicar una disminución de la flexibilidad,
de manera especial si los ejercicios de musculación no se
acompañan de ejercicios compensatorios de flexibilización.
7. La temperatura ambiental. La flexibilidad se incrementa
con el calor ambiental y se reduce con temperaturas bajas.
Al levantarse por la mañana, la flexibilidad en las extre-
midades se ve afectada por factores ambientales, entre
ellos la temperatura del cuarto, la vestimenta y la ropa de
cama. Esto será un elemento a tener en cuenta si se debe
participar en una actividad deportiva a primera hora.
8. La hora del día. La flexibilidad es sin duda la propiedad
física más sensible al ritmo diario, variando en función de
la hora. La mayoría de personas suelen ser más flexibles
por la tarde que por la mañana, con un punto máximo
entre las 14:00 y las 16:00 horas.
Durante el sueño, la demanda de energía es baja, la cir-
culación disminuye y la rigidez aumenta de manera gra-
dual, especialmente en articulaciones distales en donde la
temperatura del tejido aún desciende más. Por la maña-
na, aunque en un primer momento el movimiento puede
parecer rígido, mejora con la actividad durante el día, y lo
hace con mayor rapidez si se realizan estiramientos.
9. El calentamiento muscular previo. La temperatura del
músculo aumenta debido al incremento de la circulación
sanguínea y al metabolismo energético.
NSW VOLUMEN XXXIII, nº 4 Octubre/Diciembre 2010
Un aumento de la temperatura mejora la flexibilidad de-
bido a un aumento de la extensibilidad y una disminución
de la viscoelasticidad de todos los tejidos conectivos rela-
cionados con la articulación. Un descenso de la tempera-
tura tendrá un efecto opuesto, y la rigidez resultante hará
al tejido conectivo más susceptible de lesionarse.
10. La condición física, el nivel de actividad y los hábitos so-
ciales del sujeto. Parece ser que en una mayoría de sujetos
el nivel de actividad física en el pasado y el actual posee
un considerable impacto en el mantenimiento y en la me-
jora de la flexibilidad.
Se ha demostrado que los individuos físicamente activos
son con frecuencia más flexibles que los individuos inac-
tivos. Esto se debe a que el tejido conectivo tiende a vol-
verse menos flexible cuando habitualmente se emplean
amplitudes articulares menores, como sucede en sujetos
sedentarios.
Serán factores influyentes el tipo de actividad laboral, el
grado de entrenamiento y los hábitos posturales. Si un
sujeto posee una actividad laboral o lúdica literalmen-
te sedentaria, tenderá a una pérdida y presentará una
mayor dificultad en la mejora de su flexibilidad, aunque
la entrene, respecto a un individuo que realice el mismo
entrenamiento con una actividad más dinámica.
Entre sexos, las diferencias en la actividad física ayudan
a explicar de alguna manera las diferencias en la flexibi-
lidad entre hombres y mujeres. Las mujeres tienden a la
práctica de deportes y ejercicios que incrementan la flexi-
bilidad, tales como la gimnasia y el aeróbic. En cambio,
los hombres tienden a realizar deportes que requieren
una fuerza intensa, y le prestan poca atención a mejorar
la movilidad articular.
11. El nivel de coordinación, puesto que modula el control
motor de las articulaciones involucradas.
12. El cansancio. En situación de fatiga muscular los husos
neuromusculares responden más rápidamente frente al
estiramiento, lo que dificulta el estiramiento muscular.
El estrés físico y psicológico intenso provocan una disminu-
ción de los reflejos y una alteración en la coordinación. La
falta de sueño es causa de una importante intensificación
de la rigidez subjetiva.
13. El estado psicológico y emocional. El estado emocional in-
fluye en el tono muscular a través de su incidencia sobre
el sistema nervioso. El atleta que está tenso tiende a ser
menos flexible, ya que el miedo, el estrés, la ansiedad y el
dolor pueden aumentar el tono, mientras que estados de
relajación pueden disminuirlo.
25
Puesto que la flexibilidad es una cualidad involutiva, que se pierde,
se aconseja trabajarla desde el inicio de la práctica deportiva. Pero
se debe tener en cuenta que los estiramientos intensos y frecuen-
tes en deportistas muy jóvenes pueden provocar riesgos de malas
posturas o problemas de espalda por lo que se deberá prestar
atención a la técnica y la seguridad en los ejercicios.
Después de un ejercicio de estiramiento, de inmediato se observa
un aumento de la movilidad de las articulaciones atravesadas por
los músculos estirados. La eficacia de este alargamiento inmediato
depende de cinco factores (Neiger 1998):
1. el estado inicial del grupo miotendinoso estirado (acortado
o demasiado alargado), y el nivel de calentamiento interno
del tejido.
2. la intensidad de la fuerza de tracción.
3. la progresión en la aplicación de dicha fuerza cuando se rea-
lizan diversas repeticiones de un mismo estiramiento.
4. el tiempo durante el que cuál se mantiene dicha fuerza,
5. la localización del efecto de la fuerza (componente contráctil
o componente conectivo).
Este efecto de alargamiento observado tras una sesión de estira-
mientos se mantiene como mínimo dos horas, pero puede prolon-
garse hasta dos o tres días. Es discutible el tiempo que perdura el
aumento de la flexibilidad una vez que se deja de estirar. Lo cierto
en todos los casos es que el efecto logrado no es permanente sino
que disminuye progresivamente a medida que pasa el tiempo.
Por este motivo, para mantener la flexibilidad se recomienda prac-
ticar ejercicios de estiramientos al menos una vez por semana. Pero
si se desean mejoras evidentes, se aconsejan de 3 a 5 sesiones por
semana. La práctica regular de estiramientos permite mantener, e
incluso aumentar, las propiedades innatas de extensibilidad mio-
tendinosa (Neiger 1998, Prentice 2009).
COMPLIANZA o COMPLIANCIA
Del inglés “compliance”, condescendencia, docilidad, con confor-
mismo.
El diccionario médico la define como la medida de docilidad con la
que una estructura, un órgano o una sustancia, puede ser deforma-
da por una fuerza sin llegar a romperse. En medicina y fisiología
hace referencia especialmente a la capacidad de distensión de los
órganos con cavidad (corazón, pulmón, etc.) en función de la varia-
ción en la presión (Foz, 2000).
Aunque no sea habitual, en ocasiones se aplica al tejido muscular
para hacer referencia a la facilidad con la que un músculo se puede
estirar, es decir, un concepto similar a la extensibilidad.
26
NSW
El concepto opuesto a compliancia es elastancia, cualidad que tiene
una víscera vacía para recuperar sus dimensiones y su forma cuan-
do desaparecen las fuerzas que la comprimen o la distienden. De
igual manera, se trata de un término similar a rigidez muscular.
Existiendo palabras para describir estas propiedades, nuestra opi-
nión es que resulta innecesario introducir nuevos términos con el
fin de evitar mayor confusión.
Si un músculo es más rígido, se deformará menos y transmitirá
más rápidamente la energía de la contracción a las palancas ósea.
Por el contrario, si un músculo es más compliante, extensible, se
deforma más y tarda más en transmitir la energía de la contracción
a las palancas óseas (Pacheco 2010).
Sabiendo que el ciclo estiramiento-acortamiento (CEA) permite
convertir la energía elástica generada durante la fase excéntrica
en una fuerza igual y contraria durante la fase concéntrica, en los
deportes que requieren un CEA para realizar acciones explosivas
será necesaria una unidad músculo-tendinosa con compliancia. Los
músculos con una mayor compliancia, que se pueden estirar con
mayor facilidad, son “mejores” para deportes que impliquen un
trabajo muscular de predominio excéntrico.
En cambio, los deportes que requieren un predominio de contrac-
ción muscular concéntrico, con escaso CEA, como la natación, nece-
sitan transmitir rápidamente la energía de la contracción muscular
a las palancas óseas con el fin de generar el movimiento. Así, los
músculos más rígidos son “mejores” para deportes que implican
especialmente un trabajo muscular de predominio concéntrico.
DISTENSIBILIDAD
Del latín “distendo”, “distendere”, aumentar las dimensiones de
algo por debilitamiento de las uniones entre sus elementos.
En medicina, el término distensión hace referencia a los efectos de
una puesta en tensión violenta de algunos tejidos blandos. Es el
resultado de una variación en la longitud debido a una fuerza.
También significa relajamiento, pérdida de la tensión.
Por lo tanto, posee una connotación patológica, y no debería em-
plearse en relación a los estiramientos.
ELASTICIDAD o RESISTENCIA ELÁSTICA
Del griego “elastós” y del latín “elasticus”, que se puede empujar,
dirigir, que es dúctil.
En física se define como la propiedad de los materiales que consiste
en la desaparición de las deformaciones producidas por fuerzas ex-
ternas, cuando estás fuerzas dejan de actuar. Es la capacidad de un
cuerpo para deformarse y volver a la posición inicial tras el cese de
la fuerza que lo ha deformado (Foz 2000, Hernández 2007). Para
VOLUMEN XXXIII, nº 4 Octubre/Diciembre 2010
que ello suceda, la fuerza máxima aplicable no debe superar una
determinada intensidad.
En el tejido mio-tendinoso, cuando la fuerza de estiramiento deja
de actuar, gracias a la elasticidad, la estructura se relaja y debería
recuperar su forma inicial.
Se entiende que el término hace referencia a un camino de ida y
de vuelta, al contrario de la extensibilidad, que sólo es de ida. Se
ha dicho que la extensibilidad es la mitad de la elasticidad, siem-
pre que la deformación se mantenga en la zona de deformación
elástica.
Los elementos elásticos del tejido mio-tendino-aponeurótico son
las aponeurosis, las envolturas conectivas del tejido muscular y el
CES que incluyen los tendones, las uniones mio-tendinosas y algu-
nas partes del sarcómero.
Incluso el tejido muscular en reposo es elástico puesto que en esta
situación el músculo presenta una ligera tensión. Este hecho se tra-
duciría en un acortamiento del 10-20% de su longitud en caso de
desinsertarlo.
En la curva de tensión/deformación la elasticidad queda represen-
tada en la zona de deformación elástica o reversible. Si se pretende
ganar flexibilidad, la fuerza de deformación debe llevar al tejido
mio-tendinoso más allá de la deformación elástica, llegando a la
deformación plástica. Estos conceptos se expondrán en el próximo
NSW VOLUMEN XXXIII, nº 4 Octubre/Diciembre 2010
capítulo, al referirnos a los efectos de los estiramientos sobre el
tejido conectivo.
En la representación gráfica de la elasticidad aplicada al tejido
mio-tendinoso se observa que, al cesar la fuerza de estiramiento,
el regreso a la forma inicial, curva de descense, no sigue la misma
trayectoria que la curva de ascenso, es decir, tiene un comporta-
miento no-lineal. La falta de coincidencia entre las curvas de au-
mento y pérdida de la deformación se denomina histéresis elástica
(figura 2).
En física de materiales, el área delimitada por ambas curvas es
proporcional a la energía disipada en el interior del material. Los
materiales elásticos, con una importante histéresis, como lo son al-
gunas gomas, tienen la propiedad de absorber las vibraciones.
En el tejido muscular a este comportamiento no lineal de la elastici-
dad se denomina comportamiento visco-elástico (Balagué 1993).
Figura 2. Representación de la
histéresis elástica
27
Durante la gestualidad deportiva se producen numerosas situacio-
nes en las que los músculos son estirados más allá de sus límites
activos normales. Si un músculo no posee la suficiente elasticidad
para compensar este estiramiento adicional, si no es capaz de recu-
perar su situación inicial, existe un mayor riesgo de lesión (Prentice
2009).
ELONGACIÓN
Del latín “longus”, largo; que puede aumentar de longitud.
Término sinónimo de tracción o estiramiento. Suele hacer referen-
cia a un estiramiento forzado del sistema mio-tendinoso, realizado
generalmente con la ayuda de un compañero o por medios mecáni-
cos. Con este modo de actuación existe un cierto riesgo de deteriorar
al músculo como consecuencia de una tracción demasiado intensa.
En la práctica deportiva, habitualmente realizada de manera colec-
tiva, suele ser frecuente que se efectúen estiramientos con ayuda de
un compañero. Como ejemplo, suele ser muy típico en el caso de los
músculos isquiotibiales. Este procedimiento es desaconsejable por
dos razones (Esnault 2003):
- el sujeto pasivo, el que se deja estirar, tiene poca posibilidad
de detener la tracción si ésta llega a ser excesiva y molesta.
- el sujeto activo, el que realiza la maniobra, no suele disponer
de la habilidad necesaria para percibir el límite de la resisten-
cia del tejido (punto de fragilidad potencial del músculo), ya
que este límite es un factor individual.
Frente a una elongación excesiva, el cuerpo se defenderá por medio
de la contracción muscular.
El término elongación también hace referencia a una lesión del te-
jido mio-tendinoso en el que el músculo ha sobrepasado sus límites
de elasticidad pero sin ningún daño anatómico.
VISCOELASTICIDAD
Ya se ha comentado que la elasticidad del músculo se comporta
de una manera no-lineal debido a que en realidad es una visco-
elasticidad, es decir, el músculo es un tejido que posee a la vez
propiedades elásticas y viscosas. Debido a ello, el músculo, después
de estirarse es capaz de volver a la posición inicial (elasticidad);
pero no recupera de manera inmediata la forma inicial sino que lo
hace de una manera lenta, frenada (viscosidad).
Se puede entender mejor este comportamiento si lo comparamos
con el Tempur®, material viscoelástico utilizado para colchones
o almohadas, el cual posee una gran capacidad de deformación
cuando se somete a una fuerza, como lo es el peso de un individuo,
y presenta la característica que cuando desaparece la fuerza no re-
cupera la forma inicial de manera inmediata sino que requiere un
cierto tiempo debido a que tiene un comportamiento viscoso.
28
NSW
Pero, ¿qué es la viscosidad?. Del latín “vesc”, muérdago, arbusto
del que se extrae un líquido pegajoso, el “viscum”; “viscosus”, vis-
coso. En física, constituye una característica de los fluidos mediante
la cual las partículas que lo constituyen se oponen a cambiar su
forma bajo la acción de las fuerzas exteriores. Se puede entender
como una fricción interna entre dichas partículas.
En el tejido miotendinoso esta característica se manifiesta tanto
durante la fase de estiramiento (representa una resistencia inter-
na al estiramiento) como en la fase de retorno (histéresis), donde
es más evidente. Los estiramientos influyen directamente en esta
propiedad.
El comportamiento de un material viscoelástico, también del tejido
miotendinoso, presenta unas características particulares:
- es directamente proporcional al tiempo de aplicación de la
fuerza y a la velocidad con la que varía la longitud del tejido.
- es inversamente proporcional a la temperatura (a más tempe-
ratura, menor viscosidad).
1. Factor tiempo. Gracias al comportamiento viscosoelástico,
durante los estiramientos mantenidos se produce un efecto
plástico y una reorganización del colágeno. Esto se conoce
como efecto creeping, del inglés “to creep”, (arrastrarse),
también denominado “relajación por estrés”. Consiste en
que, cuando la fuerza deformante se mantiene constante
entre los componente del músculo se produce un desliza-
miento, provocando una pérdida de tensión y un progresivo
aumento en la longitud del tejido (Cometti 2003, Pacheco
2010, Richter 2010).
Al aplicar de manera mantenida una fuerza deformante (estira-
miento) sobre un tejido que contiene agua, como el conectivo, ésta
tiende a ser expulsada por la acción mecánica. Si además se añade
una fuera de torsión (componente rotacional del estiramiento), el
agua se evacua con más facilidad. El símil sería escurrir un trapo
retorciéndolo y alargándolo.
El estiramiento implica un aplastamiento del tejido, el cual esta-
rá menos “empapado”. Esto facilita que el alargamiento obtenido
persista hasta que se recupere el agua. Cuando cesa la fuerza, el
tejido se vuelve a rehidratar gracias a su apetencia por el agua
(propiedad hidrofílica), lo que permite recuperar su forma, aumen-
tando de nuevo el volumen y perdiendo longitud (Neiger 1998).
Esto nos permite entender un importante concepto. En primer lugar,
que la aparición del efecto del estiramiento requiere un tiempo,
por lo que la duración del estiramiento (mantenerlo) es un factor
decisivo.
En segundo lugar, el efecto obtenido es reversible. Cuando desapa-
rece la fuerza deformante, se recupera la forma, pero con latencia,
sólo después de un cierto tiempo. Por este motivo, no son aconse-
VOLUMEN XXXIII, nº 4 Octubre/Diciembre 2010
jables los estiramientos estáticos mantenidos durante el calenta-
miento, especialmente en caso de una disciplina deportiva que re-
quiera velocidad y actividades explosivas, como una salida rápida.
En cambio, estos estiramientos estarán indicados en programas de
entrenamiento de la flexibilidad.
Un ejemplo claro de que el tiempo de aplicación de la fuerza defor-
mante condiciona una variación en la resistencia lo es el tendón de
Aquiles: sometido a una fuerza de alargamiento explosiva de 40 o
50 Kg. puede romperse; en cambio, si se le somete a cargas progre-
sivas de aplicación lenta, puede llegar a soportar 600 Kg. o más.
2. Factor velocidad. Si al tejido conectivo se le somete a una
fuerza brusca de deformación (caso de un estiramiento in-
tenso y rápido), la respuesta viscoelástica no aparece; pasa
directamente de ser una deformación elástica a ser una de-
formación plástica, sin la transición de la deformación visco-
elástica, con el peligro que ello comporta de lesión tisular.
Por el contrario, cuando la fuerza deformante se aplica a baja ve-
locidad y durante un tiempo prolongado, la respuesta viscoelástica
es la predominante.
Existe en el mercado un ejemplo de material que se comporta de
este modo. Se trata de una masilla comercializada con el nombre
de Remo Putty Pad®. Se emplea en terapia ocupacional y para la
simulación de tocar la batería, golpeándolo con baquetas.
En este material, al aplicar una fuerza lenta y suave con las ma-
nos, disminuye la resistencia a la deformación y muestra una
gran capacidad de comportamiento plástico, adoptando la forma
deseada. Incluso, si se deja una moneda sobre el material, ésta
acabará hundiéndose en él. Pero cuando se somete a una fuer-
za deformante brusca, aplicada en un tiempo muy corto, como es
el golpeteo con las baquetas, ofrece una elevada resistencia a la
deformación y se comporta de una manera elástica o plástica, en
función de la intensidad. Incluso, si se moldea como una pelota,
en forma esférica, y se lanza contra el suelo, cabe esperar una
respuesta que podría ser una ruptura o un comportamiento como
si fuera goma, botando.
Se puede resumir diciendo que cuando se aplica una fuerza defor-
mante sobre el tejido conectivo, en general, cuanto más lenta sea
su aplicación y más tiempo dure, más cambios viscosos se obtienen.
Por el contrario, cuanto más brusca o rápida sea la aplicación de la
fuerza, la respuesta será más resistencia a la deformación.
Bibliografía
ÁLVAREZ DEL VILLAR, C. (1987) La preparación física del fútbol
basada en el atletismo. Madrid. Gymnos.
BALAGUÉ F, Ramón S. (2001) Biomecánica del músculo. En Viladot
A. et col. Lecciones básicas de biomecánica del aparato locomotor.
Barcelona. Springer. 85–101.
NSW VOLUMEN XXXIII, nº 4 Octubre/Diciembre 2010
CHATRENET Y, Sagniez JP, Nocera F. (1985) Étirements muscu-
laires globaux. Notions d’étirement. Annales de Kinésithérapie.
12(7-8) :343-7.
COMETTI G. (2003) Les limites du stretching pour la performance
sportive. 1ère partie : Intérêt des étirements avant et après la per-
formance.
DESLANCES R et al. (2003) Principios de fortalecimiento muscular:
aplicaciones en el deportista. Enciclopedia Médico-Quirúrgica. 26-
055-A- 10.
DI SANTO M. (2000) Evaluación de la flexibilidad. PubliCE Stan-
dard. 05/02/2000 Disponible en: http://www.sobreentrenamiento.
com/publice/Articulo.asp?ida=22#
ESNAULT M, Viel E. (2003) Stretching. Estiramientos de las cadenas
musculares. 2ª edición. Barcelona. Masson.
FOZ M et al. (2000) Diccionari Enciclopèdic de Medicina. Barcelona.
Enciclopèdia Catalana.
GAMBETTA V. (1997) Stretching the Truth. Training and Conditio-
ning. Disponible en:
http://www.momentummedia.com/articles/tc/tc0702/stretch.htm
HEDRICK A. (2000) Dynamic flexibility training. Strength and Con-
ditioning Journal. 22(5):33-8.
HEDRICK A. (2007) Entrenamiento Dinámico de la Flexibilidad.
PubliCE Standard. 05/03/2007. Pid: 784. Disponible en:
http://www.sobreentrenamiento.com/publice/Imprimible.
asp?Ida=784&tp=s
HERNÁDEZ PE. (2007) Flexibilidad: evidencia científica y metodo-
logía del entrenamiento. PubliCE. Disponible en http://www.sobre-
entrenamiento.com 14/03/07
KELL RT, Bell G, Quinney A. (2001) Musculoskeletal Fitness, Health
Outcomes and Quality of Life. Sports Medicine. 31(12):863-73.
MERINO R, Fernández E. (2009) Revisión sobre tipos y clasificacio-
nes de la flexibilidad. Una nueva propuesta de clasificación. Revista
Internacional de Ciencias del Deporte. 16(5):52-70. Disponible en:
http://www.cafyd.com/REVISTA/0604.pdf
NEIGER H. (1998) Estiramientos analíticos anuales. Técnicas pasi-
vas. Panamericana. Madrid.
PACHECO L, García JJ. (2010) Sobre la aplicación de estiramien-
tos en el deportista snao y lesionado. Apunts, medicina de l’esport.
45(166):109-25.
PAREJA LA. (1995) La flexibilidad como capacidad fisico-motriz del
hombre. Educación física y deporte. 17:13–30.
29
PRENTICE WE. (2009) Restablecimiento del grado de movilidad y
mejora de la flexibilidad. En Prentice WE. Técnicas de Rehabilita-
ción en Medicina Deportiva. 4ª ed. Barcelona. Paidotribo.

RAMOS D, González JL, Mora J. (2007) Evolución de la amplitud

articular en educación primaria y educación secundaria. Revista
Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el De-
porte 7(26):144-57. Disponible en:
http://cdeporte.rediris.es/revista/revista26/artamplitud54.pdf

RICHTER P, Hebgen E. (2010) Puntos gatillo y cadenas musculares

funcionales en Osteopatía y Terapia Manual. Barcelona. Paidotribo.

ROBIN M, Carrère R, De Mondenard JP. (1989) Le vocabulaire de

l’entraînement physique. Annales de Kinésithérapie. 16(6):261-86.

THACKER SB, Gilchrist J, Stroup DF, Kimsey CD. (2004) The impact
of stretching on sports injury risk: a systematic review of the litera-
ture. Medicine & Science in Sports & Exercise. 36(3);371-8

YLINEN J. (2009) Estiramientos terapéuticos en el deporte y en las

terapias manuales. Elsevier-Masson. Barcelona.

30
NSW VOLUMEN XXXIII, nº 4 Octubre/Diciembre 2010