R E V I S TA

AÑO V | NÚMERO 5 | OCTUBRE 2020 ISSN 0719-5168

DE LA REVUELTA
DE OCTUBRE A
LA REBELIÓN
POPULAR
Ensayos de interpretación
REVISTA
HISTORIA en MOVIMIENTO
DE LA REVUELTA DE OCTUBRE A LA REBELIÓN
POPULAR. Ensayos de interpretación

AÑO V | NÚMERO 5
PUBLICACIÓN ANUAL | OCTUBRE 2020
CHILE

Inscripción Nº
ISSN 0719-5168

DIRECTOR-EDITOR
Cristian Suazo Albornoz

CONSEJO EDITORIAL
Alonso Aravena Gallegos
Marie Juliette Urrutia Leiva
Sebastián Paredes Gajardo
Diego Venegas Caro

COMITÉ CONSULTOR
Ivette Lozoya López
Pedro Canales Tapia
Gina Inostroza Retamal
Tito Tricot Novoa
Karen Alfaro Monsalve
Igor Goicovic Donoso
Mario Valdés Vera
Robinson Silva Hidalgo
Sergio Grez Toso

CONTACTO
historiaenmovimientoconcepcion@gmail.com

DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN
Cambalache Productora Cultural
cambalacheproductora@gmail.com

FOTOGRAFÍA DE PORTADA Y CONTRAPORTADA

Jason Guevara Jaramillo
Instagram: @sinestesia_y_enfoques
 INDICE

7 | PRESENTACIÓN

ENSAYOS
12 | Katrüllanka: no son 30 años
Paula Malhue Torres | Marie Juliette Urrutia Leiva
19 | ¡A desmantelar las geografías injustas! Una breve reflexión sobre la ciudad de
Santiago a partir de la revuelta popular de Octubre
Javiera Ríos Olea
25 | El desmoronamiento de las figuras coloniales en el mundo mapuche.
La des-monumentalización de los héroes de la represión wingka y un largo
proceso de descolonización mapuche
Filip Escudero Quiroz-Aminao
37 | Estallido social y el estado de ánimo del pueblo pobre
Matías Amaya Ancamil

47 | La revolución del torniquete

Catalina Guzmán Lizama
52 | ¿Chile despertó? Mujer pobladora, nuestros desafíos viviendo la revuelta
popular
Rocío Arias Ruiz
59 | Vicisitudes de una asonada
Danilo Billiard Bravo
66 | ¿Lucha de clases o revuelta de consumidores? Aportes para un análisis de
coyuntura de la revuelta de Octubre del 2019
Diego Venegas Caro
73 | ¿Quiénes se movilizan? Clases y proyectos políticos en disputa en el
levantamiento de octubre 2019
Eduardo Bustos Fuentes
81 | De la marginación a la apropiación de la ciudad colonial
Fabián Oyarzún Millacoy
86 | De norte a sur, de este a oeste
Robinson Silva Hidalgo
95 | La traición de la clase política durante el estallido social ¿Repetición
de la historia?
Tito Tricot Novoa
104 | El mercado de las aguas. Poder político, poder económico y el acceso
ilimitado al despojo de las aguas. La lucha social por aguas libres
Olga Moraga Navarro
110 | La asamblea cultural de constitución: Una instancia de organización sectorial
en una ciudad periférica
Jonathan Vera Loyola
115 | ¿Octubre como coyuntura transformadora?
Victor Tricot Salomón
121 | Simbolos, rituales, iconoclastia. La lucha cultural en la actual Rebelión
Popular, Chile 2019-2020
Manuel Lagos Mieres
130 | Vientos de Aukan. Rebelión comunitaria-popular en el capitalismo neoliberal
chileno
Edgars Martínez Navarrete
138 | Rebelión social, violencia, miedo y pandemia: ¿Hacia el fin de la
sociedad neoliberal chilena?
Juan Carlos Gómez Leyton
146 | Reflexiones históricas sobre movimiento de mujeres y feminista en el gran
Concepción: revuelta social y feminismos
Gina Inostroza Retamal, Esperanza Díaz Cabrera, Claudia Maldonado Sala-
zar, Nicole Sáez Cárcamo, Sharoon Romero Reyes
155 | La calle no ha firmado
Igor Goicovic Donoso

ENTREVISTA
159 | Entrevista al historiador Sergio Grez Toso. Reflexiones sobre la rebelión
popular de octubre
PRESENTACiÓN
El jueves 17 de octubre de
2019, en dependencias de la
Universidad Metropolitana de
Ciencias de la Educación, más
conocida como El Pedagógico,
los y las estudiantes de
Historia recordaban el llamado
a evasión desplegado para
esa semana, por las redes
sociales, bajo el slogan
#EvasiónMasiva. No era la
primera vez que la evasión en
el metro y transporte público
en general, en Santiago, era la
punta del iceberg de la protesta
social. Lo que se avecinaba
eso sí, era el corolario de la
sumatoria de años sometidos
y empobrecidos bajo la lógica
neoliberal, tanto en dictadura y
como en “democracia”.
En general, en la calle
el descontento, la rabia
y la indignación venían
amasándose –como ya se
enunció antes– desde décadas
atrás. En todos lados el olor
a “estallido”, a “revuelta” y/o
“rebelión”, siguiendo las letras
de esté número de Historia
en Movimiento, era notorio.
He aquí el aspecto medular
de este número. Sólo la
clase política de este país, no
captó –ni antes, ni durante
ni ahora– las coordenadas
que fueron marcando
durante estos lustros,
léase, el endeudamiento,
la pauperización laboral, la
precariedad de los trabajos, el
no poder llegar dignamente
a fin de mes, las AFP, el CAE,
entre tantas aristas que registró
este momento y su proyección
sistémica. Hoy es una frase
de la causa y de la ironía total,
recordar a Crecente Pérez
exclamar, que el llamado a
evasión masiva “no prendió”.
Alegóricamente el nombre de
este operador político, será el
símbolo de la indolencia, la
indecencia y “falta de calle” de
los gobernantes chilenos.
El relato nacional se derrumbó
a pedazos el 18 de octubre.
El jaguar noventero, el “oasis”
de Sebastián Piñera, se
pulverizaron dramática e
irónicamente. Diego Portales
y su estado autoritario “para
siempre”, comenzaba a tocar
fondo. El acecho esta vez era
de los pueblos al Estado. Ya
no al revés. Atrás, muy lejos,
se observaba la noción de
estado del que habla Mario
Góngora. Peor aún, el relato
nacional chileno uninacional,
blanco, criollo y europeizante,
que fue defendido a ultranza
por la historiografía tradicional
chilena, desde Diego Barros
Arana, pasando por Jaime
Eyzaguirre entre varios más,
y anclado actualmente en la
persona de Sergio Villalobos,
vio como florecían por las
calles, plazas y parques de
De la revuelta de octubre a la rebelión popular
Chile, banderas mapuche
como la Wenufoye y la
Weñwlfe, junto a la Wiphala
andina. Si recordamos el relato
hegemónico decimonónico,
debía brillar en la memoria del
pueblo las figuras de Cornelio
Saavedra, Manuel Baquedano,
Pedro Lagos y Gregorio
Urrutia, entre otros; todos ellos
próceres del ejército, “héroes”
del exterminio de pueblos
indígenas. No obstante, ellos
no brillaron. Todo lo contrario.
Uno a uno fueron cayendo de
sus atriles; sus estatuas fueron
puestas en el lugar que la
historia les evitó, no les dio: el
ajusticiamiento popular.
A nivel Latinoamericano, la
situación no distó mucho
de lo acaecido en Chile.
Colombia, Ecuador, Bolivia
y Argentina (en la Patagonia
la situación fue extrema y
muy poco difundida), entre
otros, sufrieron la represión
y la pauperización de sus
vidas, ante crisis que llevaron
a esos estados a reprimir,
silenciar, apresar y perseguir
a la población movilizada,
principalmente indígenas y
otros segmentos populares.
En Bolivia, luego de la salida
de Evo Molares del poder, la
masacre aymara en la ciudad
de El Alto, fue brutal. Por su
parte, en Ecuador, frente al
denominado “paquetazo” del
7
gobierno de Lenin Moreno,
contrario al bienestar de las
nacionalidades ecuatorianas,
los pueblos indígenas de
dichos territorios se volcaron
a las calles, marcharon hacia
la sede del poder ejecutivo en
Quito; el primer mandatario
se debió trasladar –medida
extrema– a Guayaquil.
La Confederación de
Nacionalidades Indígenas
Ecuatorianos –CONAIE– fue
la artífice de la presión y la
protesta, tal como en los años
90, 97, 2001, 2005, entre
varios momentos más. Las y
los muertos y los heridos y las
heridas en estas instancias, dan
cuenta del calibre destructor-
racista de estos estados en
momentos de crisis.
Ahora bien, los trabajos que
dan vida a este número de
Historia en Movimiento, una
revista que a pulso y con
toda la dignidad de las luchas
sociales en sus espaldas, son
reveladores y propositivos,
dignos de un trawün, un
encuentro para conversar
“largo y tendido” respecto
de lo que sucedió/sucede
en Chile luego de una fecha
axial como el 18 – O. En este
sentido, se vislumbran varias
líneas de análisis y matrices de
trabajo, todas ellas signadas
por el peso político que se
evidencian en cada una de
las letras vertidas en el papel.
Sin ceñirse al índice final de la
revista, en las siguientes líneas,
se presentan los textos en
cuestión.
En primera instancia, se ponen
en relieve cinco textos, que
8 Historia en Movimiento
sin duda son centrales en la
dinámica de la literalidad de
esta propuesta general. Me
refiero a los trabajos de Sergio
Grez, Tito Tricot, Robinson
Silva, Igor Goicovic y Juan
Carlos Gómez Leyton, cinco
intelectuales de la historia y las
ciencias sociales chilenas, que
discuten constantemente con
la figura del estado chileno, y
sus arbitrariedades, injusticias e
impunidades. Me quedo como
idea central, que dialoga y se
entrelaza con los demás textos,
con el grito –así lo imagino– de
“la calle no ha firmado” de
Goicovic, y con la interrogante
compartida por Gómez Leyton:
¿Hacia el fin de la sociedad
neoliberal chilena?
Otro grupo de trabajos, pone
como centro de la discusión
y el debate de ideas, una
pregunta que ronda en la
cabeza de muchos y muchas;
¿qué fue lo que vivimos el
18-O? En este contexto, el
trabajo de Diego Venegas
se detiene en una pregunta
análoga: ¿Lucha de clases o
revuelta de consumidores?
se interroga el autor. Eduardo
Bustos Fuentes, por su parte,
se pregunta acerca de quiénes
se movilizan en lo que él
clasifica como levantamiento
de octubre 2019. Por su parte,
Catalina Guzmán, se detiene
en el análisis de “la revolución
del torniquete”, mientras
Danilo Billiard, se cuestiona en
relación a las “Vicisitudes de
una asonada”. Como corolario
de esta línea argumentativa,
Víctor Tricot se detiene en
una reflexión que proyecta
los impactos concretos
de los sucesos de octubre
Año V · Número 5 · 2020
pasado. Cierra este núcleo
argumentativo, el trabajo de
varias mujeres agrupadas en la
red de historiadoras feministas
– Zona Concepción, léase, Gina
Inostroza, Esperanza Díaz,
Claudia Maldonado, Nicole
Sáez y Sharoom Romero.
Juntas presentan un sólido
trabajo que suma la diacronía
de movimiento de mujeres y
feminista, con un elemento
espacial: lo acaecido en el gran
Concepción, lo que permite
visualizar una vasta reflexión en
la cual confluyen feminismo y
revuelta social.
Destaca también un grupo
de trabajos que focaliza su
mirada en puntos específicos
y decidores: la cultura, el
“pueblo pobre” y las mujeres
pobladoras. Manuel Lagos,
desde la cultura nos presenta
los símbolos, rituales e
iconoclastia de la lucha en la
rebelión de octubre. Por su
lado, Matías Amaya Ancamil,
hace patente la figura del
“Pueblo pobre” y su ánimo
en este contexto. Creo que
este postulado se convierte
en sí mismo en un espejo
que mira la realidad de las
poblaciones, los campamentos
y otras expresiones sociales de
habitabilidad popular. Cerrando
este corpus, el trabajo de Rocio
Arias, quien muestra el rostro
de las mujeres pobladoras y
la duda de si Chile despertó.
Para esta autora, el “nuestros
desafíos viviendo la revuelta
popular”, marca y genera a
la vez una matriz de análisis
que abre la discusión en torno
a estas sujetas y su rol en
procesos como el que se abrió
en octubre pasado.
Luego, se observan trabajos de
investigadores e investigadores
que asumen la lógica local
o regional, como aristas que
amplían y oxigenan una
discusión, que no se debe
quedar sólo en lo acaecido
en Santiago. Aquí destacan
los trabajos de Jonathan Vera
Loyola que describe el trabajo
de la asamblea cultural de
Constitución, en la región de
Maule, como organización
sectorial en una “ciudad
periférica”, como bien consigna
el autor. En esta misma línea,
Olga E. Moraga Navarro, se
detiene en la vinculación entre
los sucesos del 18–0 y la lucha
social por el agua en Chile, sin
duda un aspecto relevante hoy
y en los próximos años, pues
la mercantilización de este
producto vital es una catástrofe
que ya es presente. Otro aporte
en esta línea reflexiva, es el de
Javiera Ríos Olea, quien con
el anclaje geográfico, pone de
manifiesto otros códigos que
permiten entender la rebelión
de octubre pasado: la noción
de geografía injusta, es un plus
considerable en la puesta en
escena de la revista.
Se cierra esta descripción
temática, epistemológica y
política con cuatro trabajos
mapuche. Sin duda, la voz
mapuche, y de otros pueblos
tanto del norte, el centro
y el sur chileno, ya no sólo
son necesarias sino que
gravitantes. Luego del 18–O la
visibilización de los pueblos,
a todas luces, fue uno de los
puntos altos de la lucha social.
De aquí en más, Chile –en sus
bases preferentemente– ha
asumido su plurinacionalidad
negada hasta ahora. Fabián
Oyarzún Millacoy, en esta
proyección, se sumerge en la
idea de ciudad colonial, desde
una perspectiva en que la
marginalidad y apropiación
asumen un rol clave en la
reflexión del estallido. Así
también, Filip Escudero
Quiroz-Aminao, haciendo
alusión al “desmoronamiento
de las figuras coloniales en el
mundo mapuche”, pone en
la mesa uno de los debates
que se vienen dando para la
historiografía chilena como
mapuche: la re-redacción del
relato chileno (historia oficial),
en este caso a partir de “La
des-monumentalización de
los héroes de la represión
Wingka y un largo proceso de
descolonización mapuche”.
Sin duda un gran desafío.
Otro escrito en este sentido,
es el de Paula Malhue Torres
y Marie Urrutia Leiva, las
cuales detienen sus miradas
en el asesinato de Camilo
Katrüllanka, en noviembre
de 2018, denunciando que la
muerte de este joven mapuche
por bala policial es expresión
de la larga historia de represión
experimentada por el pueblo
mapuche, de manos del
estado nacional chileno. Por
eso, no son 30 años de abusos,
como diáfanamente consignan
las autoras. Por último, Edgar
Martínez, se enfoca en una
reflexión centrada en lo que el
autor denomina “vientos de
Aukan” para describir según su
relato, la “rebelión comunitaria-
popular en el capitalismo
neoliberal chileno”.
Visto este panorama de
proposiciones, el aporte de
De la revuelta de octubre a la rebelión popular
revista Historia en Movimiento
a la reflexión, el pensamiento
y las prácticas sociales, es
fundamental. También es
un aporte proyectual, pues,
con el impacto del Covid 19 a
partir de marzo de este año,
los avances del 18-O sólo
debiesen estar detenidos por
motivos de salud pública
“hasta próximo aviso”. El gran
desafío de estas lecturas es
permitir la solidificación de las
fuerzas, ímpetus y voluntades
que emergieron ese día 18.
Debatir, definir, mirar al frente
y seguir caminando. De lo
contario corremos el riesgo de
empantanar los trazos dados
por todas y todos.
Finalizo, aplaudiendo el
esfuerzo de Historia en
Movimiento por “estar” y
“seguir estando”. El aporte
de ustedes es invaluable y
hoy por hoy, imprescindible.
Fuerza al director de la revista,
don Cristian Suazo Albornoz,
compañero y amigo, y por su
intermedio a todo el equipo
que lo acompaña en esta labor.
Vamos a andar.
Pedro Canales Tapia
Historiador
Universidad de Santiago de
Chile
Comuna de Recoleta, octubre
2020.-
9
[ENSAYOS]
Fotografía Jason Guevara Jaramillo
[ENSAYOS]

Fotografía Marie Juliette Urrutia Leiva

KATRÜLLANKA: NO SON 30
AÑOS

12 Historia en Movimiento Año V · Número 5 · 2020

POR PAULA MALHUE TORRES1
POR MARIE JULIETTE URRUTIA LEIVA2
¿ Qué se nos viene a la mente cuando
mencionamos el número dieciocho?
Seguramente hasta antes de
octubre, éste número en el inconsciente
de muchos y muchas quienes nacimos
en estas tierras llamada Chile, aparece
en forma del dieciocho de septiembre,
rituales de independencia, procesiones en
fondas varias, zapateos patriotas y no tan
tanto e incluso uno que otro recuerdo de
borracheras olvidadas. No nos culpemos
de recordar estas fechas, más que mal
han sido marcadas en nuestras mentes
desde la escuela, desde el himno nacional
entonado en cada supuesta celebración y
los bailes típicos que nos hacían ensayar
para obtener un coeficiente dos en más de
alguna calificación para educación física.
En las escuelas se no enseña que el 18 de
septiembre es la conmemoración de la
Primera Junta de Gobierno efectuada en
1810, el que sería un paso sustancial para
las disque liberación del yugo español.
En fin, los dieciochos aparecían en el
inconsciente colectivo como la fecha de
fundación de una nación. Ahora bien,
¿será posible pensar en una desfundación
popular de los pueblos en Chile después
del 18 de octubre del 2019? Si es así, ¿qué
permanecerá inamovible de las entrañas
del Estado Nación? ¿cuáles son torniquetes
que los pueblos estamos dispuestos a
saltar y cuáles serán aquellos que no?
A casi un mes de la revuelta del 18 de
octubre del 2019 los pueblos veíamos
1 Profesora de Historia. Estudiante de Magíster en Historia
USACH. espoir.danslalutte@gmail.com
2 Licenciada en Historia USACH. Integrante de Trokiñ
Peyepeyen. marie.urrutialeiva@gmail.com
llegar la primera fecha para recordar un año
tras el asesinato del Camilo Catrillanca.
Sabíamos que ese 14 de noviembre y los
que vendrán, no volverán a ser igual a los
antaños. La atmósfera durante aquella
semana fue distinta a las anteriores en
medio de la revuelta, algunos expectantes
de lo que sucedería, otros tanto preparando
detalles para las diversas manifestaciones.
Mientras la clase política, amenazaba
constantemente con el aumento de
efectivo policiales pese a las innumerables
denuncias por violación de Derechos
Humanos. Tal como fue el anuncio de
Sebastián Piñera el 7 de noviembre del
mismo año, señalando una Agenda de
Seguridad y convocando al Consejo de
Seguridad Nacional (COSENA), éste
último, organismo creado en Dictadura
Militar. Dicha agenda se resumiría en
la ‘‘ley anticapucha’’, ‘‘antibarricada’’,
‘‘antisaqueos’’ y al aumento significativo de
efectivos policiales en las calles.
Los medios de comunicación oficialistas
avanzaron en la cruzada por coartar las
movilizaciones y deslegitimar la revuelta
popular saturando de contenido las
pantallas y periódicos con información
relativa a la seguridad nacional, jornadas
de violencias, incendios, las palabras que el
gobierno utilizó repetidamente: desmanes,
lumpen, instigadores de violencia y
vandalismo. En este contexto autoridades
nacionales reforzaron sus esfuerzos para
contener las múltiples movilizaciones que
se avizoraba para el cumplimiento de un
año sin Camilo Catrillanca. Jorge Atton, el
entonces Intendente de la Región de La
Araucanía, configuró un importante discurso,
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 13
[ENSAYOS]
señalando que: ‘‘nuestra preocupación
hoy día [....] es que estamos coordinados
con las policías, de manera de tener los
resguardos suficientes para minimizar o
evitar los actos violentos’’3, agregando en la
misma declaración, ‘‘estamos preparados’’.
A los siguientes días de esta declaración,
Marcelo Catrillanca, fue entrevistado por
medios de comunicación en el marco de las
manifestaciones por la muerte de su hijo en
Temucuicui, en la cual señaló:
Nosotros como familia hemos
tratado de llamar a que todo
esto se pueda realizar en paz,
porque no quisiéramos que en
el día que estamos recordando
a Camilo pueda haber un nuevo
asesinado. Por eso que decimos
que Carabineros no se salga del
protocolo’4.
Inmediatamente después de las
declaraciones del padre de Catrillanca, los
titulares se multiplicaron en la prensa, tales
como, ‘‘Hacen un llamado a manifestarse
pacíficamente’’, ‘‘Familia del comunero
pide tranquilidad en las manifestaciones’’,
‘‘Blumel agradeció el llamado de paz por
parte de Marcelo Catrillanca’’, ‘‘Manifestarse
con tranquilidad, fue el llamado’’. Múltiples
titulares, un sólo denominador común. De
hecho, esto lo podemos ver claramente
el mismo 14 de noviembre cuando desde
Ercilla el padre de Catrillanca es entrevistado
por un noticiero nacional, en esa
oportunidad el periodista pregunta, ‘‘¿cuál
es el llamado a los manifestantes para este
día?’’, a lo que responde decididamente:
Primero que nada agradecer a
la gente que se ha movilizado,
3 La Nación, 12 de noviembre 2019.
4 BioBío Chile, 14 de noviembre 2019.
14 Historia en Movimiento
también considerar a toda la
gente que ha sido asesinada en
el estallido que se ha producido
en este país. Al mismo tiempo
queremos encontrarnos con la
justicia, que realmente Camilo tenga
justicia [...] Solamente decirle a la
gente que podamos manifestarnos
tranquilos, pero también decirle a
Carabineros que no puedan salirse
del protocolo que tienen. Hago un
llamado a la tranquilidad y que la
gente se exprese libremente5.
Acción siguiente a esta declaración, José
Luis Repenning, conductor de televisión
sostiene: ‘‘valga el llamado que hace el
padre de Camilo Catrillanca para que
las manifestaciones sean pacíficas’’,
dando a entender de que serían los y las
manifestantes quienes poseen conductas
violentas, sin visibilizar la permanente
violencia y conducta no pacífica de la
fuerza policial en las manifestaciones. En
este contexto, veíamos al Intendente de la
Araucanía advirtiendo que se encontraban
preparados y blindados con fuerza policial,
junto al Ministro del Interior Gonzalo
Blumel y Sebastián Piñera anunciando el
aumento de medidas represivas. Sumado
a esto, la decena de mutilaciones, torturas,
asesinatos, abusos sexuales por parte
de Carabineros y violación de Derechos
Humanos, constituían un contexto
en el cual se legitima y encontramos
sentido al llamado del padre de Camilo
Catrillanca para exigir que Carabineros
respetara supuestos protocolos de
seguridad , que no intervinieran en las
manifestaciones para poder expresarse
libremente, en tranquilidad. Porque esta
era la tranquilidad, el libre ejercicio de
la manifestación. Pues, ¿cómo tener
confianza de la institución que en los
últimos años se enfrentado a sangre y
fuego con el Pueblo Mapuche?
5 Meganoticias, 14 de noviembre 2019.
Año V · Número 5 · 2020
La historia la conocemos bien. La han
marcado a bala en los cuerpos de
hermanos y hermanas caídas en cada
rincón de Wallmapu, la persecución y
violencia hacia el Pueblo Mapuche ha
sido una política de exclusión permanente
desde la creación del Estado-Nación de
Chile y Argentina. Al trasladarnos en el
tiempo las huellas del pasado evidencian
que la consolidación de los Estados
nacionales en América Latina fortaleció
la violencia colonial hacia los pueblos
indígenas en la segunda mitad del XIX. El
desarrollo y progreso de las emergentes
naciones estaba relacionado con la
expansión territorial y la incorporación
forzada a éstas; para el pueblo Mapuche ha
significado la fragmentación de la soberanía
política y despojo del territorio histórico.
La utilización de la violencia política hacia
el pueblo Mapuche es parte del actuar
histórico del Estado-nación de Chile y que
ha forjado “la pérdida de más del 95% de
las tierras antiguas, el arreduccionamiento y
posterior disgregación sociodemográfica”6.
Los efectos del colonialismo republicano
hacia el pueblo Mapuche son legitimados a
través de discursos racistas en los medios
de comunicación a partir del siglo XIX en
patrocinio de la “civilización y progreso”
como vías para erradicar la barbarie
y el salvajismo. Es el caso del de las
publicaciones en El Mercurio, quien para
1859, señalaba sobre el Pueblo Mapuche:
‘‘no es más que una horda de fieras que
es urgente encadenar o destruir en el
interés de la humanidad y en bien de la
civilización’’7.
6 Ancan, J., Calfío, M. (1998). El Retomo al País Mapuche.
Reflexiones Preliminares para una Utopía por Construir.
Preliminares para una Utopía por Construir. III Congreso
Chileno de Antropología. Colegio de Antropólogos de Chile
A. G, Temuco. p.906
7 Pinto, J. (2003). La formación del estado y la nación y
el pueblo mapuche. De la inclusión a la exclusión. Chile:
Dibam, p. 156.
En la actualidad, la cobertura periodística
de los medios de comunicación oficiales
sobre el pueblo Mapuche comienza
a resurgir con el designado “conflicto
mapuche” a fines del siglo XX. En Lumaco
1997 el incendio de tres camiones de la
Forestal Arauco volcaba las miradas de los
medios de comunicación mediante una
ofensiva comunicacional “antiterrorista”,
“Estrategia subversiva el Lumaco ¡Son
terroristas!’’, titulaba el Diario Austral 3
de diciembre de 1997. Para parcialidades
del pueblo Mapuche Lumaco significó
la germinación del movimiento
autodeterminista que modifica el
escenario político y que cuestiona el papel
de la transición a la democracia8. Los
acontecimientos de Lumaco plasmados
por el ojo informativo de los medios de
comunicación reestructuran la difusión de
estereotipos del pueblo Mapuche hasta el
presente en la justificación y criminalización
de la muerte de Camilo Catrillanca.
Al evocar la muerte de Catrillanca,
indispensable es recordar las medidas
implementadas por el weñefe Sebastián
Piñera en el “Plan Impulso Araucanía”, tras
días de asumir la presidencia a inicios del
2018. Este acuerdo proyectaba tres principios
fundamentales, “Voluntad de diálogo,
acuerdo y búsqueda de paz, reconocimiento
y valoración de nuestra diversidad. Desarrollo
integral e inclusivo para la región”9. Los
lineamientos del Plan Impulso Araucanía
concertaban un acuerdo nacional por el
desarrollo y la paz en la IX región:
Construir en el tiempo un ambiente de
paz y diálogo entre los actores de la
8 Pairican, F. (2013). “Lumaco: La cristalización del mov-
imiento autodeterminista mapuche”. Revista de Historia
Social y las mentalidades. 17(1), 37-57.
9 Ministerio de Desarrollo Social (2018). “Acuerdo Nacional
por el Desarrollo y la Paz en La Araucanía”. Ministerio de
Desarrollo Social, p.8
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 15
[ENSAYOS]
región, como base necesaria para su
desarrollo y proyección. Y el llamado
es a perpetuar y fomentar un diálogo
amplio, de buena fe e inclusivo como
la única vía para lograrlo10.
El Plan Impulso Araucanía no fue más
que otra voluntad por reproducir y
perpetuar la violencia en manos del
neocolonialismo estatal, respaldando la
política económica neoliberal y el interés
de la clase empresarial, apostando por
subsanar —según ellos— el gran problema
que tiene la región que son los altos índices
de pobreza, empobrecimientos diríamos.
Aunque la historia nos ha vuelto a enseñar
que los problemas no son exclusivamente
de corte económico, sino que son
profundamente políticos, la política, el
diálogo y conversación que a los hijos/hijas
de O’Higgins se les olvidó practicar con el
Pueblo Mapuche.
La puesta en marcha del Plan Impulso
Araucanía significó la instrucción en tácticas
militares ‘‘antiterroristas’’ a funcionarios
del Grupo de Operaciones Policiales
Especiales de Chile en Colombia; emerge
así, La Unidad de Fuerzas Especializadas
en Organizaciones Criminales y Terroristas o
más conocido como Comando Jungla. Éste
tiene por misión principal desarrollar actos
de vigilancia y control del “orden público”
en comunidades Mapuche, en estrictos
términos, militarizar y expandir violencia
estructural. Las arremetidas del Comando
Jungla tienen secuelas a cuatro meses de
su implementación: el 14 de noviembre de
2018 ingresan al interior de la comunidad
Mapuche de Temucuicui de Ercilla liderados
por el Suboficial Patricio Sepúlveda dan
muerte a Camilo Catrillanca. El sargento
primero de Carabineros Carlos Alarcón
ejecuta el homicidio de Catrillanca, quién
10 Ibídem, p.9
16 Historia en Movimiento
fallece de un proyectil balístico alojado
en la parte baja de su cabeza. Camilo es
asesinado por una bala recubierta de los
deseos más profundos de los fundadores
de la mal llamada ‘‘Pacificación’’, una bala
que desprende pólvora racista alojada en
un cuerpo mapuche, un cuerpo amenazado
por la violencia patronal y estatal como
lo fue Agustina y Mauricio Huenupe
Pavian (2001), Alex Lemunao Saavedra
(2002), Jorge Suarez Marihuan (2002),
Nicolasa Quintremán Calpán (2003), Julio
Huentecura Llancaleo (2004), Zenón Díaz
Nécul (2005), José Gerardo Huenante
Huenante (2005), Lonko Juan Lorenzo
Collihuin Catril (2006), Matías Catrileo
Quezada (2008), Johnny Cariqueo Yáñez
(2008), Jaime Mendoza Collío (2009),
Rodrigo Melinao Lican (2013), José Mauricio
Quintriqueo Huaiquimil (2014), Víctor Manuel
Mendoza Collío (2014), Macarena Valdés
Muñoz (2016), Camilo Catrillanca (2018).
Frente a la muerte de Camilo Catrillanca
los medios de comunicación justifican
el actuar del comando Jungla hacia la
opinión pública por un supuesto foco
delictual-terrorista en La Araucanía,
recordando antiguos titulares como la
de “una región afectada por la pobreza
extrema, por el bajo desarrollo industrial
y los sistemáticos ataques a camiones y
predios agrícolas y forestales”11. Los medios
de comunicación fueron cómplices de la
justificación de la violencia del Comando
Jungla y criminalización de Catrillanca. En
el periódico La Tercera, el mismo día del
crimen de Camilo Catrillanca, el Intendente
de La Araucanía vinculaba la muerte de
Catrillanca con actos delictivos:
Joven mapuche fallecido formaba
parte de grupo que robó tres
vehículos. […] La prueba está
11 BioBío Chile, 28 de junio del 2018.
Año V · Número 5 · 2020
 en los vehículos de Carabineros,
posteriormente apareció un tractor
con tres sujetos más, y uno de los
sujetos que iba en el tractor es
el que resultó herido. Se trata de
Camilo Marcelo Catrillanca Marín
(24), quien recibió el impacto mortal.
Tenía antecedentes por receptación
de vehículos robados12.
Al día siguiente, el mismo periódico,
declaraba la supuesta relación de
Catrillanca con actos delictivos y del acceso
a un documento que habría obtenido este
medio de comunicación que comprobaría
la participación de Catrillanca en el robo
de vehículos en la localidad de Pidima —
la información divulgada no ahonda en
detalles ni el acceso al documento—, de
esta manera La Tercera destaca:
El documento afirma que el
comunero mapuche habría sido
uno de los conductores de los
automóviles sustraídos minutos
antes en la zona, y que luego habría
abordado el tractor en el que recibió
el disparo que le provocó la muerte13.
El panorama del caso Catrillanca tiene
un giro a cuatro días de la muerte de
Catrillanca, el 18 de noviembre se visibiliza
en diversos medios de comunicación
la destrucción de evidencias por parte
del Comando Jungla. De esta manera,
señalan: “uno de los funcionarios fue
consultado por este hecho y admitió haber
borrado las imágenes. Justificó esta acción
indicando que lo hizo para proteger un
registro privado que se encontraba en la
cámara”14. Al día siguiente, el periódico
La Tercera expone las cifras presentadas
12 La Tercera, 15 de Noviembre del 2018
13 La Tercera, 15 de Noviembre del 2018
14 La Tercera, 18 de Noviembre del 2018
por el Ministro del Interior y Seguridad
Pública Andrés Chadwick que justifican
el actuar del Comando Jungla a raíz de
la supuesta delincuencia en lo que ellos
llaman Araucanía; el medio de prensa
reanuda la difusión del discurso de Estado
para la justificación del procedimiento del
Comando Jungla, a pesar de las evidencias
de inocencia de Camilo Catrillanca y de
destrucción de pruebas las autoridades
sostienen que
la medida responde a lo que
denomina una situación de
violencia extrema. […] Desde el
2013 a la fecha, en la Región de
La Araucanía se han registrado
920 incendios, 924 situaciones
de enfrentamiento con armas de
fuego, 509 ataques a instituciones
policiales 542 cortes de ruta y
obstáculos, el 35% de ellos en Ercilla.
[…] Por estas razones es que ha
habido que establecer una acción
especializada de Carabineros15.
Ineludible es la construcción mediática
de la supuesta figura criminal de Camilo
Catrillanca proyectada hacia la opinión
pública. Las estrategias periodísticas
utilizadas en la muerte de Catrillanca
fueron el lenguaje no neutro, la difusión de
la información con perspectiva ideológica,
y el sesgo mediático, otorgando legitimidad
a la violencia política perpetrada por el
Estado-nación por medio del Comando
Jungla como una medida de orden público
en territorio cercado por el “terrorismo y la
delincuencia”.
Sabemos que la criminalización hacia la
muerte de Catrillanca fue un denominador
común, desde el manejo que tuvo la
prensa hasta los múltiples discursos
15 La Tercera, 19 de Noviembre del 2018
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 17
[ENSAYOS]

políticos de amplios sectores de la

sociedad chilena. A un año de la muerte
del hermano, los discursos oficiales se
volcaron a criminalizar —nuevamente—
las justas movilizaciones planificadas
para el 14 de noviembre del 2019. Ese día
vimos el rostro de Catrillanca inundando
las calles, estampado en los rincones
periféricos de los territorios más diversos,
sus ojos cubriendo el horizonte del sol
que se escondía tras un día de intensa
movilización nacional e internacional. Sin
embargo, hoy nos preguntamos si las miles
de wenüfoye amarradas sobre el cuello de
cientos de personas, las miles de wuñelfe
alzadas en las movilizaciones y las intensas
jornadas de discusión en diversos espacios
de organización son suficiente para
argumentar la necesidad de la irrenunciable
lucha antirracista del Chile en proceso
de desfundación desde el 18 de octubre
del 2019. ¿Habrá sido sólo un saludo a la
bandera? los pueblos que habitan Chile,
¿estarán dispuestos a saltar el torniquete
del racismo? Porque nos son treinta pesos,
ni tampoco treinta años.

18 Historia en Movimiento Año V · Número 5 · 2020

 Fotografía Germán Romeo Pena
¡A DESMANTELAR LAS
GEOGRAFÍAS INJUSTAS!
Una breve reflexión sobre la ciudad de Santiago a partir de la
revuelta popular de Octubre

POR JAVIERA RÍOS OLEA1

1 Estudiante de Pedagogía en Historia, Geografía y Ciencias Sociales USACH. javierar0910@gmail.com

De la revuelta de octubre a la rebelión popular 19

[ENSAYOS]
A partir de la revuelta popular
ocurrida desde el viernes 18 de
octubre del año 2019, la realidad
social ya no logra seguir su cauce con la
misma normalidad de antes. Dentro de la
sociedad chilena se evidenció un profundo
quiebre, que ya venía observándose a
partir de las demandas emitidas por los
distintos movimientos sociales que, por
muchos años, marcharon y se movilizaron
tanto por la vereda sur de la Alameda
en la ciudad de Santiago, como también
en distintos territorios a lo largo del país.
En esta ocasión, empieza a resonar un
fuerte cuestionamiento hacia el Sistema
Neoliberal en su conjunto, el cual había
permeado, como una herencia de la
Dictadura Militar, en esferas de carácter
económico, político, social y cultural
durante los últimos 30 años, logrando
posicionarse como una hegemonía dentro
de la vida cotidiana de las personas.
De este modo, y bajo la consigna de
“Chile despertó”, es posible evidenciar
que la ciudadanía comienza a desarrollar
una reorganización y regeneración del
tejido social en las distintas zonas del
país, es decir, las diferentes comunidades
empiezan a coordinar y favorecer espacios
de organización territorial. Caracterizados,
principalmente, por la presencia de cabildos
ciudadanos y asambleas territoriales, donde
las y los vecinos de los respectivos sectores
son partícipes de las múltiples instancias
de conversación y discusión, surgiendo
problemáticas e inquietudes relacionadas
a temas de género, medioambiente, salud,
educación, vivienda, transporte, entre otras,
transformándose en puntos importantes a
abordar y solucionar, ya que son situaciones
y factores que las y los acongojan en
su diario vivir. Así, los conceptos de
desigualdad y segregación, que han
primado dentro de la construcción del
Estado-Nación, logran posicionarse dentro
20 Historia en Movimiento
del debate y cuestionamiento general.
Siendo un punto de partida, un posible
origen que permite dar una explicación en la
búsqueda de una dignidad que la mayoría
de la población exige.
En este sentido, y a partir de un análisis
que remite a la ciudad de Santiago,
el presente ensayo pretende exponer
una breve reflexión desde la premisa
que la desigualdad y la segregación se
entienden y se manifiestan a través de
una arista importante a la cual poner
atención: la planificación territorial. Por
ende, la organización y distribución del
espacio afecta directamente a la calidad
de vida de las personas, puesto que es
en esta faceta donde se logran expresar
y desarrollar, de una manera concreta y
tangible, las diferencias abismales que
pueden existir dentro de una ciudad,
una comuna e incluso un barrio. De esta
forma, se plantea que es necesario, dentro
de la lucha y el accionar colectivo, tener
presente avanzar hacia la convicción
de desmantelar las geografías injustas
que priman al momento de pensar el
concepto de espacio, para así poder llevar
adelante una justicia espacial, es decir,
entender la ciudad desde una perspectiva
política que implica comprender los
criterios de justicia que definen y regulan
la organización territorial y, por ende, las
relaciones urbanas. De este modo, es
necesario levantar un posicionamiento
complementario entre las demandas
exigidas a partir de la revuelta popular y
los alcances geográficos de las mismas,
ya que el espacio no se entiende como
un vacío, al contrario, la configuraciones y
reconfiguraciones permiten darnos cuenta
de que “está siempre lleno de políticas,
ideológicas y otras fuerzas que dan forma
a nuestras vidas [...]”2.
2 Soja, E. (2014). En busca de la justicia espacial. Valencia:
Año V · Número 5 · 2020
Ahora bien, ¿en qué consisten estas
geografías injustas? Se tiene conocimiento
de que la ciudad de Santiago, como
muchas otras ciudades de Chile y
Latinoamérica, se caracteriza por ser un
asentamiento urbano que demuestra
una segregación espacial. Frente a una
alta densidad de población, se tiende
a generar una desigualdad urbana
manifestada en los índices de pobreza y
acompañada de discriminaciones ligadas
al género y a la racialización de las y los
sujetos. En este sentido, la desigualdad
se representa dentro de las diferencias de
ingresos, la posibilidad de movilidad social
y una segregación residencial, lo cual, a su
vez, se expresa en la relación que tienen
los distintos grupos humanos con su
medio. Por ello, al momento de aplicar una
mirada panorámica sobre la distribución
y organización del espacio dentro de la
ciudad, es posible apreciar la existencia de
grupos sociales privilegiados y otros que
no lo son, generándose una concentración
territorial en distintos sectores por parte
de una elite o grupo social que cumple
la característica de poseer amplias
posibilidades económicas.
Así, se empiezan a dilucidar de diferentes
formas la producción de geografías
injustas, en las que no solo se debe tomar
en cuenta las condiciones y oportunidades
económicas ligadas a la accesibilidad a
recursos, servicios y alcances materiales,
las cuales ya en algunos casos muestran
grandes contrastes, sino que también
se deben tener presente otros tipos de
injusticias que aparecen en el día a día
y, a la vez, no suelen pensarse como
un problema relacionado a la forma de
entender el espacio, es decir, aquellas
que se entienden como problemáticas de
origen racial, social y de género. De esta
forma, es importante señalar que, para
Tirant Humanidades, p. 52.
uso de este ensayo, se entenderá que la
producción de estas geografías injustas se
representaría y contextualizaría con una
mayor potencia dentro de la vida urbana,
puesto que se producen condiciones que
permiten la existencia de injusticias y, por
otro lado, la posibilidad de formular luchas
colectivas que buscan desmantelar las
mismas para alcanzar objetivos específicos.
Por ende, la necesidad de tener presente
dentro de la lucha social la existencia
de estas geografías injustas tiene como
base y pilar fundamental la idea de que
las y los individuos deben desarrollar un
pensamiento que los posicione como
seres temporales y espaciales; teniendo
en cuenta que ambas categorías poseen
una relación de equivalencia y ninguna es
superior o mejor que la otra. Por lo tanto,
al momento de referirnos al concepto de
espacio, ya no se tendrá una definición
que considere solamente las características
físicas ligadas al mundo material, sino
que se incorporarán elemento relacionales
y sociales que se desarrollan dentro de
ese espacio. Así, y a partir de esta nueva
conciencia, las esferas que abordan el
ámbito espacial, histórico y social se
alinean, ya que “la espacialidad de la vida
humana debe ser interpretada y entendida,
fundamentalmente y desde el principio,
como un producto social complejo, como
una configuración del espacio creada
y decidida colectivamente que define
nuestro hábitat contextual”3. Por ende,
nos encontramos ante la presencia de un
espacio socializado, el cual interrelaciona
las características reales e imaginarias que
componen la vida humana y, a su vez,
compromete a una dialéctica socioespacial
que se entiende a través de “procesos
sociales que dan forma a la espacialidad
al mismo tiempo que la espacialidad da
3 Ibídem, p. 50.
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 21
[ENSAYOS]
forma a los procesos sociales”4. Entonces,
se manifiesta una injerencia por parte de
estos procesos sociales que permiten ir
moldeando y construyendo, de manera
colectiva, las distintas geografías, aunque
sin dejar de lado el peso e importancia que
esa espacialidad tiene, formándose una
relación donde se intervienen mutuamente.  en la ciudad de Santiago, las distintas
De esta forma, la revuelta popular del 18
de octubre dio paso a que las demandas
históricas tomaran cuerpo en espacios
específicos dentro de las distintas
comunas, principalmente aquellas
comunas periféricas que han sido dejadas
de lado por el Estado y que, como muy
bien menciona la geógrafa Yasna Contreras
(2019) en una columna de opinión, están
“marcadas por la represión histórica que
se devela en la forma en que sus territorios
fueron concebidos: al margen de todo”5.
En este sentido, la revuelta amplía el rango
de participación durante las instancias de
diálogo, organización y acción colectiva, en
tanto no sólo participan organizaciones y
colectivos constituidos, sino que también
colaboran niños, jóvenes, adultos y
adultos mayores, que forman parte de las
relaciones sociales que interactúan con el
medio material y también se desenvuelven
dentro del espacio. Por lo tanto, las
distintas territorialidades, al momento de
reivindicar y llevar adelante las diversas
demandas, deben considerar sí o sí la
dimensión espacial que ha sido relegada,
para que así, dentro del accionar colectivo
de los respectivos sectores, exista una
transformación tanto en una dimensión
natural/material del mundo físico como
también en las relaciones sociales que se
desenvuelven en el mismo espacio.
4 Ídem.
5 Contreras, Y. (20 de noviembre de 2019). “¿Qué está
pasando en las periferias?: La desigualdad los y las sigue
matando”. El Desconcierto. Recuperado de https://www.
eldesconcierto.cl/2019/11/20/que-esta-pasando-en-las-
periferias-la desigualdad-los-y-las-sigue-matando/
22 Historia en Movimiento
En este punto cabe preguntarse: ¿de qué
manera se expresarían estas geografías
injustas? En las distintas injusticias que se
manifiestan al momento de presenciar un
desarrollo geográfico desigual, representado
en diferentes escalas, ya sea globales,
nacionales o regionales. En este ámbito,
formas de discriminación, desigualdad y
segregación se sustentan en criterios de
raza, género, ambientales y económicos,
las que, a su vez, desencadenan distintos
tipos de problemas que terminan siendo
normalizados por las mismas personas que
los sufren, puesto que “las desigualdades
distributivas han sido normalmente
enterradas bajo opiniones que defienden
que constituyen las consecuencias
normales, esperadas e inevitables de la
vida urbana”6.
En este sentido, estas nociones se
encuentran muy arraigadas y presentes en
las ciudades capitalistas, donde los grupos
poderosos y ricos manejan las geografías
urbanas para su propio beneficio y
bienestar, siendo representadas de manera
muy visible en distintas facetas que
nombraremos a continuación. Antes, sin
embargo, es importante aclarar que, frente
a estas estructuras de privilegios y ventaja
espacial arraigada, en la posición de poder
y riqueza de los grupos privilegiados, las
geografías injustas y discriminatorias son
una construcción social de un grupo, por
lo tanto, no tienen un carácter inamovible,
siendo posible realizar un cambio a
estas situaciones a través de una acción
colectiva concreta y concertadas por una
gran cantidad de personas. Acción que,
para efectos de este ensayo, adquiere una
potencialidad incipiente en la organización
y demandas que han emanado con gran
fuerza a partir de la revuelta popular del 18
de octubre.
6 Soja, op. cit., p. 84.
Año V · Número 5 · 2020
A modo de profundizar en las ideas
planteadas, es posible nombrar algunos
ejemplos demostrativos que permiten
observar elementos constitutivos de
estas geografías injustas, las cuales
afectan a las personas urbanas, siendo
normalizadas como parte de la rutina que
las y los trabajadores deben vivir de manera
cotidiana; dejando de lado el peso que
representan estas geografías sesgadas y
discriminatorias. La primera de ellas es la
conectividad urbana, ya que actualmente
esta temática, que aborda la situación del
flujo de vehículos y la calidad del transporte
público, se encuentra relacionada con la
posibilidad de movilidad de las distintas
personas dentro de una misma ciudad. Así,
se desprenden consecuencias negativas
que se desarrollan durante el diario vivir de
las personas como, por ejemplo, las horas
que conllevan a los distintos trabajadores y
trabajadoras el transportarse a sus lugares
de trabajo. Puesto que en las comunas
periféricas de la capital existen pocas
posibilidades o variedades de transporte
público, existiendo casos en que la
frecuencia de micros es bastante baja o no
se presenta el metro como alternativa de
locomoción, lo cual ya es un problema en lo
que respecta al servicio de transporte y sus
alcances espaciales. Lo anterior, se conjuga
con la gran cantidad de flujo vehicular que
genera congestión en las “grandes venas de
Santiago”; provocando una inestabilidad
en lo que respecta a las horas de viaje, las
cuales pueden oscilar de una a dos horas
de viaje. Lo dicho también repercute en la
salud de las personas que habitan comunas
periféricas, ya que se provocan situaciones
de estrés y malestar, tanto físico como
emocional. Este ejemplo se representó de
manera concreta los días posteriores a lo
acontecido ese viernes 18 de octubre, puesto
que, tras incendiar y paralizar de manera
definitiva las distintas líneas y estaciones
de metro, como una acción de descontento
hacia las alzas significativas en el precio de
los pasajes, las micros no dieron abasto
y el transporte público colapsó. Esto trajo
como consecuencia una desesperación,
preocupación e inestabilidad en relación con
las personas que se dirigían a sus lugares
de trabajo, muchas de ellas madrugando y
viajando grandes distancias, formando todo
un caos en las calles de la ciudad.
El segundo punto de conflicto que
sirve como ejemplo demostrativo de
estas geografías injustas, se manifiesta
en la organización de los servicios
dentro del espacio urbano, ya que al
momento de pensar esta desigualdad
distributiva se puede demostrar el poder
de los grupos privilegiados. En este
sentido, las decisiones de distribución y
emplazamiento de los servicios van de
la mano y se relacionan a la perfección
con el poder de localización que tienen
estos grupos poderosos. Es decir, el
decidir dónde se colocan los elementos
urbanos que constituyen una ciudad,
tiene un trasfondo. No es porque sí y, por
ende, no tiene un carácter azaroso. Por lo
tanto, a la hora de recordar debates sobre
las viviendas sociales que querían ser
construidas en la comuna de Las Condes
o preguntarse y analizar la ubicación y
calidad de los centros de salud, sobre todo
si corresponden al área de la salud pública,
estamos ante fenómenos que responden
a una mala distribución de las necesidades
básicas de la vida urbana. En este punto,
ocurre lo mismo con la gran mayoría de
los servicios públicos que existen en la
ciudad de Santiago; creándose injusticias
espaciales entrelazadas que abarcan áreas
como el ya nombrado transporte público,
educación, salud, vivienda, entre otras.
Un último ejemplo demostrativo tiene
relación con el llamado racismo ambiental,
es decir, “la tendencia de las poblaciones
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 23
[ENSAYOS]
pobres y de las minorías […] a sufrir
una contaminación del aire y del agua
desproporcionada y el emplazamiento de
residuos peligrosos o instalaciones tóxicas”7.
Este punto, se entrelaza intrínsicamente
con la justicia ambiental y la diferencia de
oportunidades y apreciaciones espaciales
entre sectores ricos y pobres, los cuales
también llegan a tener rasgos racializados y
de género. Así, en la ciudad de Santiago, por
ejemplo, es notoria la falta de construcción
y, en su defecto, la mala distribución de
áreas verdes dentro de todas las comunas
que componen el asentamiento urbano,
destacándose un alto número de parques
con una gran extensión en el centro
de la ciudad y, sobre todo, en la parte
nororiente donde, además, existe un alto
nivel de plazas y espacios de entretención,
presentando una preocupada mantención
por parte de las municipalidades. Este
lado de la ciudad, la cual se caracteriza por
ser de un estrato socioeconómico alto, se
contrasta con la situación del resto de ella,
ya que, en comunas como Puente Alto,
El Bosque o Quilicura, existe una escasez
de áreas verdes que afectan a la salud y
calidad de vida de las personas que viven
en las respectivas comunas. A lo anterior,
se le suma la realidad que, en las comunas
periféricas hacia el lado poniente de la
capital, se localizan vertederos e industrias
de todo tipo que contaminan de diferentes
formas al medioambiente. Por lo que
las comunidades que viven en el lugar
se encuentran en peligro y directamente
afectadas por esta situación. Por ende, las
demandas que surgen en relación con vivir
en un medio limpio, no contaminado y
seguro tienen como base la existencia de
este racismo ambiental que, a su vez, está
ligado a la producción de geografías injustas
7 Ibídem, p. 89.
24 Historia en Movimiento
Así, y ya a modo de síntesis, la segregación
y justicia espacial se manifiesta en disputa
día a día, donde las discriminaciones
derivadas de la ubicación y localización
dentro del espacio urbano demuestran
geografías sesgadas e injustas, las cuales
son producto de un manejo y un poder
de decisión por parte de los grupos que
concentran la riqueza y el poder, es decir,
los grupos privilegiados. Sin embargo, estas
situaciones pueden ser revocadas con una
conciencia espacial crítica que sea pertinente
y tenga fuerza para mantener a la vista estas
geografías injustas, ya que “sin la conciencia
espacial, la creación y el mantenimiento
de geografías injustas seguirán siendo
invisibles y sin cuestionarse”8. En este
sentido, la revuelta social del 18 de octubre
se posiciona como un acontecimiento
que permite repensarnos social, histórica y
espacialmente, por lo que se puede dar paso
a poner sobre la palestra las necesidades,
problemáticas y demandas que acongojan
a la sociedad sin dejar de lado lo que ocurre
con la organización y distribución espacio,
es decir, donde se manifiestan nuestras
relaciones humanas y, por lo tanto, se
materializan y expresan las injusticias. ¿Por
qué es necesario tener conciencia de aquello
y desmantelar estas geografías injustas?
Porque así es posible realizar acciones
colectivas para ir en búsqueda y exigir esa
justicia espacial, puesto que sí existe una
organización política del espacio y, por lo
tanto, las y los actores sociales tienen que
ser agentes protagónicos a la hora de pensar
otras geografías.
8 Ibídem, p. 77.
Año V · Número 5 · 2020
EL DESMORONAMIENTO DE
LAS FIGURAS COLONIALES EN
EL MUNDO MAPUCHE. LA DES-
MONUMENTALIZACIÓN DE LOS
HÉROES DE LA REPRESIÓN
WINGKA Y UN LARGO PROCESO
DE DESCOLONIZACIÓN
MAPUCHE

FILIP ESCUDERO QUIROZ-AMINAO1*

…Dedico estas líneas de resistencia a la memoria de la Papay Norma Liempi

Colipí quien partió en mayo y hoy nos guía desde el Wenümapu con su ülkantun e
inagotable kimün…

1 * Investigador. Profesor de Historia y Ciencias Sociales, Licenciado en Educación, Universidad Viña del Mar. Integrante de
Trokiñche Peyepeyen y La hora del Nütram. escudero.filip@gmail.com.

De la revuelta de octubre a la rebelión popular 25

[ENSAYOS]
INTRODUCCIÓN Y CONTEXTO
HISTÓRICO DE COLONIZACIÓN
Lo vivido por el pueblo chileno a contar
del 18 de octubre de 2019, la llamada
revolución de los 30 pesos, es el reflejo
de 30 años de abusos cometidos por el
Estado chileno a sus mismos ciudadanos.
Los impactos económicos y la precariedad
en las vidas de los chilenos, hacen que
esto termine con la enérgica reacción de
los estudiantes secundarios de Santiago
de Chile en la mañana del viernes 18 de
26 Historia en Movimiento
octubre, donde el salto de un torniquete de
metro significaría a la larga una revolución
que no solo afecta a los chilenos y las
chilenas de este angosto territorio, en el
trascurso de los meses ha cobrado vidas y
globos oculares en las distintas ciudades
del país, sumado al contingente armado
de las FF.EE de Carabineros que hacen
una especie de pillaje con quienes se
manifiestan en las calles. Esta persecución
no discrimina entre hombres, mujeres,
ancianos y niños, mostrando el verdadero
rostro de este gobierno empresarial, donde
Año V · Número 5 · 2020

Fotografía: Mariana Soledad
las vidas tienen un menor valor que las
empresas y las fuerzas de orden público
se preocupan de resguardar intereses
de privados. En más de una ocasión a
las mismas fuerzas de orden se les ha
sorprendido consumiendo drogas duras y
reprimiendo descontroladamente bajo los
efectos de la cocaína.
Para el caso mapuche este clima de
caos está marcado a sangre y fuego en
su cotidiano vivir, desde mucho antes
del “retorno a la democracia” en las
comunidades se vive la represión de las
fuerzas de orden público. El llamado
“conflicto mapuche” que se instalara
en la prensa anti-mapuche desde los
sucesos de Lumaco a finales de 1997
con la quema de camiones forestales,
marcando un antes y un después en las
relaciones entre el Estado chileno y el
Pueblo Mapuche, donde los diálogos se
quiebran y el territorio comienza una rápida
militarización por parte del Estado chileno
que busca “la paz” pero en realidad solo
protege intereses económicos. Todo esto
nos hace pensar que el pueblo chileno ha
vivido en carne propia lo que el Pueblo
Mapuche desde 1852, cuando se transgrede
el Parlamento de Tapiwe y la:
frontera que dividía a ambas
naciones fue quebrantada a sangre
y fuego desde 1852 con la fundación
arbitraria de la provincia de Arauco
en territorio afkenche por parte de
los chilenos y que formalizaron la
invasión en 1861 con la puesta en
marcha del Plan Saavedra2.
El Pueblo Mapuche desde esa fecha vivió
una serie de atropellos que podemos
identificarlos claramente con la Ocupación
de la Araucanía 1861-1884, pasando por el
amargo proceso de radicación y reducción
mapuche 1884-1930. Correa y Mella frente
a esta última idea plantean que:
la reducción de las comunidades
mapuche […] significó entregar en
todo territorio mapuche un total de
2 Escudero Quiroz-Aminao, F. (2019). Koyagtun Tapiwe
1825 Mew. Entre dos mundos: El peso colonial y la intransi-
gencia republicana ¿Autonomía mapuche o incorporación
a la republica de Chile? Memoria para Optar al Grado Aca-
démico de Licenciado en Educación y al Título Profesional
de Profesor de Historia y Ciencias Sociales, Viña del Mar,
Universidad Viña del Mar, p. 39.
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 27
[ENSAYOS]
2.918 Títulos de Merced, tomando
en cuenta las provincias de Arauco,
Biobío, Malleco, Cautín, Valdivia
y Osorno, por un total de 510.386
hectáreas para 82.629 persona, un
poco de 6 hectáreas para cada uno3.
Otro proceso que se vivió en paralelo al
de radicación fueron los largos juicios
que tuvieron que vivir las reducciones/
comunidades con particulares y colonos
por usurpación ilegal de territorio mapuche,
este proceso vino acompañado de lo
dilatado que fueron los juicios por tierras,
donde los demandantes muchas veces
fallecían antes de recuperar lo suyo. Pedro
Canales Tapia sostiene frente a esta última
idea que:
Producto de la desventajosa
radicación, gran cantidad de
mapuches comenzó, especialmente
a partir de la década de 1930, a
migrar a ciudades como Temuco,
Concepción o Santiago. (…). Así
también, en muchos casos, los
migrantes escondieron sus historias
personales y la procedencia que
los signaba, temiendo la burla y
xenofobia citadina4.
Otro ejemplo de dominación colonial
sufrida por los mapuche es la lista de
ciudades en Wallmapu que tienen
nombres de “conquistadores”, que a los
ojos del wingka y su historia blanqueada
y racial son considerados como héroes
y se les debe recordar sus cobardías con
3 Correa, M; Mella, E. (2010). Las Razones del ilkun/enojo.
Memoria, despojo y criminalización en el territorio ma-
puche de Malleco, LOM Editores, Santiago de Chile, p. 65.
4 Canales Tapia, P. (1998). “Peyepeyen. Escuelas chilenas en
contextos Mapuche. Integración y resistencia, 1860-1950”.
Revista Última Década, CIDPA Viña del Mar. p. 7.
28 Historia en Movimiento
honor y patriotismo. Canales frente a esta
aseveración indica que:
Los hijos de la historiografía
chilena “blanca” “europea”, a lo
más mestiza y popular, […] no ha
podido considerar a este pueblo
como sujeto histórico relevante:
negaron su nombre, le denominaron
“araucano” o definitivamente los
dejaron a un lado como lo hizo y
sigue haciendo la historiografía
fronteriza […]5.
Por otro lado las ciudades que portan los
nombres de la conquista colonial serían
Puerto Saavedra, Ercilla, Freire y Teodoro
Schmidt, solo por dar algunos casos. Toda
esta ideología de la ocupación trajo consigo
un patrimonio de la ocupación y un fuerte
colonialismo arraigado al grave problema
de tierras y usurpación desvergonzada
amparada por el Estado chileno.
Un segundo problema que se puede
presentar son las figuras que reinan y se
multiplican en las plazas de Wallmapu y
alrededores, que indican silenciosamente
un recuerdo amargo de la invasión,
el exterminio de la soberanía y vidas
mapuche. Como veremos más adelante en
las múltiples caras del “estallido social” el
movimiento mapuche tuvo un episodio de
rebelión entre octubre y noviembre de 2019,
cuando se producen ajusticiamientos a los
asesinos del Pueblo Mapuche por ejemplo:
Pedro de Valdivia o Cornelio Saavedra y
renombramientos de plazas como son los
casos de Plaza Janequeo y Plaza Lautaro en
Temuco.
5 Canales Tapia, P. (Ed.). (2016). Zuamgenolu. Pueblo
Mapuche en contextos de Estado nacional chileno, siglos
XIX-XXI. Ediciones USACH, Santiago de Chile. p. 16.
Año V · Número 5 · 2020
CUARENTA AÑOS DE REPRESIÓN
Y MADURACIÓN POLÍTICA
MAPUCHE 1978-2018
La década de los setenta para el
Movimiento Mapuche pasó por dos
corrientes ideológicas y por dos momentos
históricos marcados por la represión y la
poca voluntad del Estado chileno y su
clase política. La primera corriente que
vivió el Movimiento Mapuche fue gracias
a la larga década del setenta (1958-1973)
como sostendría Jaime Navarrete6 y la
reforma agraria que traería consigo que
un sector del Pueblo Mapuche tomara las
banderas de la Izquierda Revolucionaria
y la influencia del MIR, para formar el
Movimiento Campesino Revolucionario
(MCR) en 1970 y que hasta 1973 busco por
medio del control territorial y las corridas
de cerco recuperar el territorio usurpado por
los latifundistas y colonos en la provincia
de Cautín7.
El segundo proceso tiene su concepción
en 1978, bajo el alero de la izquierda
tradicional nacen los Centros Culturales
Mapuche que con el correr de los años
se transforman en la Asociación Gremial
de Pequeños Agricultores y Artesanos
Mapuches (Ad-Mapu), fiel opositora al
régimen dictatorial y a la implementación
de su política neoliberal en los suelos de
Wallmapu. En 1979 la dictadura pensaba
que con la implementación del libre
mercado terminaría con “el problema del
indio” en Chile y asumiendo a mapuche
6 Ver Navarrete, J. (2018). Movimiento Campesino Revolu-
cionario, Concepción, Ediciones Escaparate.
7 Ver Urrutia Leiva, MJ. (2018). El desalambre de los
kuyfikeche. Una aproximación a las corridas de cerco en
el Fundo Nehuentúe, 1971. Tesis para optar al grado de
Licenciada en Historia. USACH. Suazo, C. (2018). ¡Nadie nos
trancará el paso! Contribución a la historia del Movimiento
Campesino Revolucionario (MCR) en la provincia de Cautín
(1967-1973). Santiago de Chile, Londres 38, espacios de
memoria.
y no-mapuche como una sociedad
homogénea, es por esto que Eduardo Mella
sostiene que la identidad mapuche: “va a
seguir en respuesta a la ley 2.568, que los
perjudicaba no solo a nivel económico sino
que culturalmente y en último término
como seres humanos, puesto que esta
ley atentaba contra la vida misma de los
indígenas”8.
La década de los ochenta para el
Movimiento Mapuche significó una
incansable lucha por la identidad y
revitalización cultural. Los noventa, en
cambio, se traducen como una década
donde el contexto latinoamericano trajo
consigo las revueltas indígenas y con ello
un acto político de acción por parte de los
pueblos indígenas. Es por ello que esta
década al igual que los setenta se divide
en dos partes. La primera se traduce en la
toma de conciencia y acciones moderadas
que observan de reojo la política partidista
chilena, estas acciones las lleva a cabo el
Awkiñ Wallmapu Ngulam o Consejo de
Todas las Tierras. Otro ejemplo fueron las
tomas simbólicas de territorio a principios
de los noventa y un ejercicio de autonomía
y autodeterminación como lo fue la
oficialización de símbolos propios como la
wenufoye en octubre de 1992. Planteando
una alternativa política mapuche a la
“vuelta a la democracia” José Ancan señala
que:
la elaboración de la wenufoye,
entendida como la hechura de un
símbolo nacional mapuche inscrito
en un proyecto de reconstrucción
nacional indígena declaradamente
anticolonial, funcionó como el
enlace de un proceso de articulación
8 Mella, E. (2007). Los Mapuche ante la justicia. La crimi-
nalización de la protesta indígena en Chile, Santiago de
Chile, LOM Ediciones, p. 69.
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 29
[ENSAYOS]
que reunió a ambos territorios,
en un breve pero intenso espacio
temporal9.
Mientras que la segunda etapa se traduciría
en acciones directas, sabotaje, recuperación
y control territorial que efectuaría
primeramente la Coordinadora Territorial
Arauco. Que después de diferencias
políticas se divide y pasan a llamarse por
un lado Coordinadora Arauco-Malleco
fundada en 1998 y la Identidad Territorial
Lafkenche que ve un nacimiento en 1999
en las costas de la provincia de Arauco10.
Escudero sostiene que:
Coordinadora de Comunidades en
Conflicto Arauko Malleko (CAM),
comienza liderar las distintas
ocupaciones que se traducen en
Control Territorial, comienzan a
pregonar en las comunidades
Mapuche las ideas de alcanzar la
autonomía por medio del control y
ocupación de fundos forestales y
privados, la CAM plantea […] con
Lumako el cambio de paradigma
en las movilizaciones Mapuche de
finales del siglo XX11.
Todos estos ejemplos nos arrojan una
década llena de convulsiones y cambios
drásticos, un contexto latinoamericano
nutrido de descolonización, sumado a que
debemos entender la autodeterminación
y la autonomía como un sistema de
9 Ancan, J. (2017). “A 25 años de la Wenufoye. Una breve
genealogía de la bandera Nacional Mapuche”. En Anales de
la Universidad de Chile, N° 13, p. 288.
10 Sus Líderes políticos son José Huenchunao (CAM) y
Adolfo Millabur (ITL)
11 Escudero Quiroz-Aminao, F. (2019). “La otra sangre
quería exterminarnos. Querían amansarnos los wingkas…
criminalización del movimiento mapuche de cara al siglo
XXI (1997-2004)”. En Revista Contribuciones Científicas y
Tecnológicas, Santiago de Chile, USACH, p. 35.
30 Historia en Movimiento
reivindicaciones políticas indígenas, a
principios del siglo XXI presenciamos
el ascenso y maduración de la política
mapuche.
Con la necesidad del gobierno de Lagos
(2000-2006) de inventar un enemigo para
proteger con instrumento público intereses
de privados, comienza un amargo proceso
en los campos de Wallmapu, policías con
armamento militar buscando desarticular
a la CAM considerada la organización
mapuche más peligrosa, junto a la ley
antiterrorista desempolvada en el año
2001. Se presenta un segundo golpe de
gracia para la CAM como fue la operación
Paciencia (2002) a cargo del general
Bernales, quien para noviembre de 2001 lo
que propuso: “fue unificar los mandos de
la VIII y IX región bajo su conducción. […]
comenzó a enfrentar la agitación mapuche
como un problema de orden y seguridad”12.
Siguiendo con Pairican:
Otra medida fue cercar las
comunidades con mayor conflicto
a través de retenes móviles. Así, los
controles de carabineros se hicieron
permanentes en las comunidades y
caminos rurales […]. De esta forma,
efectivamente, Bernales se convirtió
en el brazo duro del conflicto social
más intenso de los últimos años13.
La política de la concertación en los
gobiernos de Lagos y Bachelet se centró en
la represión y militarización de Wallmapu,
sumado a los dos golpes que le propinaron
a la CAM, para los años 2004 a 2007 el
panorama del Movimiento Mapuche es
incierto. Se entiende esto último debido
12 Pairican, F. (2016). Malon La Rebelión del Movimiento
Mapuche (1990-2013), Santiago de Chile, Pehuén Editores,
p. 268.
13 Ibídem.
Año V · Número 5 · 2020
a que las cárceles de Valdivia, Temuco,
Concepción y Angol concentraban a gran
cantidad de militantes de la CAM, comuneros
mapuche y autoridades ancestrales, por otro
lado, quienes aún gozaban de la libertad
vieron en la clandestinidad la única opción
de no caer preso. Estos fueron los años
donde la política chilena y las forestales
celebraban la “paz”, mientras las familias
mapuche iniciaban un desgastante viaje del
campo a la cárcel.
La Operación Paciencia trajo consigo un
clima de “calma” a la región. Esta “paz”
se ve manchada por los asesinatos que
el estado inauguraba contra comuneros
y militantes de la CAM, el primero en
ser asesinado es un joven de 17 años, su
nombre Edmundo Alex Lemun Saavedra.
Escudero plantea que: “Entre 2002 a 2018
se abre un proceso difícil de describir como
es la muerte de comuneros Mapuche por
la defensa y recuperación de territorio
ancestral por causa de bala policial.”14
Siguiendo con los planteamientos de
Escudero, el autor hace una descripción de
los hechos ocurridos el 7 de noviembre en
la comuna de Ercilla, donde el asesinato es
una realidad y la Operación Paciencia toma
su primera víctima:
40 Mapuche pertenecientes a la
Comunidad Montitui Mapu de
Ercilla hacen ingreso al fundo Santa
Alicia de propiedad de forestal
Mininco, […] efectivos de carabineros
proceden a dispersar a los Mapuche
que se encontraban ocupando
simbólicamente el territorio […].
El mayor de carabineros Marco
Aurelio Treuer Heysen en el
contexto de dispersión donde los
14 Escudero Quiroz-Aminao, F. (2019). “10 años de historia
Mapuche: desde la ley indígena al nuevo mal-trato colonial
chileno (1993-2003)”. En Revista Articulando e Construindo
Saberes, Universidade Federal de Goiás, Goiás, Vol. 4, p. 18.
demás efectivos lanzan bombas
lacrimógenas y munición de goma
antidisturbios, procede a disparar su
arma de servicio resultando herido
el joven de 17 años Edmundo Alex
Lemün Saavedra de un tiro en la
frente, el Weychafe falleció el 12 de
noviembre de 2002 en la clínica
alemana de Temuco, tras 5 días
agonizando15.
Este amargo suceso traería consigo a un
segundo mapuche asesinado por bala
policial, en la madrugada del 3 de enero de
2008, militantes de la CAM se encontraban
en la recuperación territorial del fundo
Santa Margarita en Vilcún:
Al escuchar balas sobre sus cabezas,
algunos weychafe se agacharon y
comenzaron a correr en dirección al
canal, luego de ponerse en pie. Uno,
dos, tres, cuatro, cinco… finalmente
seis disparos salieron aquella
madrugada de las armas de los
funcionarios de FFEE. Uno de ellos,
ingreso por la espalda del delgado
cuerpo de Catrileo de 23 años,
perforó el pulmón izquierdo y salió
por el abdomen rozando el dedo
índice de la mano izquierda. […], uno
de los weychafe recuerda que Matías
dijo “me dieron cabros”. Matías se
desvaneció sin llegar al otro extremo,
cayó agonizando, perdiendo el
aliento gradualmente […]16.
El asesinato del Weychafe Matías Catrileo
Quezada fue obra del cabo segundo Walter
Ramírez. Este hecho volvería a convulsionar
a las familias mapuche y a posar el luto en
15 Ibídem.
16 Pairican, F. (2017). La biografía de Matías Catrileo. San-
tiago, Pehuén Editores, p. 25.
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 31
[ENSAYOS]
las filas de la CAM, quien llora y levanta sus
bandera negras en señal de que la lucha
no cesará, las recuperaciones y control
territorial siguen en pie y con mayor fuerza.
Para el año 2009, durante el gobierno
de Michelle Bachelet, a poco más de un
año y medio del asesinato de Catrileo,
los campos en resistencia de Wallmapu
nuevamente se ven envueltos de luto,
injusticia y desesperación por el asesinato
de otro joven mapuche, ayer fue Lemun
y Catrileo, hoy es Jaime Mendoza Collío,
cobardemente asesinado un 12 de agosto
de 2009, el impacto de bala disparado
por el funcionario del GOPE Patricio Jara
Muñoz fue por la espalda, al igual que sus
hermano de pueblo también asesinados
por la policía:
Jaime Facundo Mendoza Collío
de 24 años, resultó muerto tras
ser baleado por un efectivo de
Carabineros, los que reprimían la
acción de un grupo de familias
pertenecientes a la comunidad
Requen Pillán, de la comuna de
Ercilla, que habían ocupado el fundo
San Sebastián17.
Entre 2009 y 2018 Wallmapu sufre
distintos asesinatos e injusticias por parte
de carabineros, las forestales y el Estado
principales responsables que esto no tenga
vuelta, los asesinados por bala policial o
por violencia rural van en aumento. Por
un lado está carabineros que cuentan con
la autorización del Estado para asesinar
mapuche sin tapujos, siendo este quien los
provee de armamento y gran cantidad de
efectivos en la zona. Sumado al aparataje
judicial que está a su favor, gozando de
17 Correa, M; Mella, E. (2010). Las Razones del ilkun/enojo.
Memoria, despojo y criminalización en el territorio mapuche
de Malleco, LOM Editores, Santiago de Chile, pp. 271-272.
32 Historia en Movimiento
una total impunidad frente a sus crímenes.
Segundo, las empresas forestales quienes
contratan a carabineros para resguardar sus
fundos y producción forestal. Claramente
la situación sigue teniendo grandes fugas
y como ya revisamos los asesinatos a
mapuche se puede ver en dos etapas, la
primera de 2002 a 2009 y la segunda no
menor de 2010 a 2018, cobrando vidas
mapuche y agudizando cada vez más
los niveles de violencia en la región. Una
tercera vía es la violencia rural, donde los
agricultores y latifundistas hacen “justicia”
con sus propias manos y al igual que los
dos puntos desarrollados anteriormente
gozan de impunidad. Durante la primera
gestión de Sebastián Piñera (2010-2014)
en la madrugada del 6 de agosto de 2013
es encontrado sin vida Rodrigo Melinao
Lican en el sector de Lolokos, comunidad
Rayen Mapu, la causa de su muerte un
disparo de escopeta en el tórax. El caso de
Melinao Lican es parte de la violencia rural
provocada por los agricultores fuertemente
armados.
En el segundo gobierno de Bachelet
(2014-2018) el werken y primo de Jaime
Mendoza Collío, Manuel Mendoza Collío, es
asesinado por dos sujetos desconocidos,
también de un tiro en el tórax y en
presencia de su hija de corta edad18.
Mención aparte merece la lamngen
Macarena Valdés, quien levantó sus
banderas de lucha junto a Rubén Collío,
su esposo, librando un proceso contra la
empresa hidroeléctrica RP Global, quien
posicionó sus proyectos hidroeléctricos
en Tranguil, región de Los Ríos. La negra,
como era conocida Macarena Valdés, fue
asesinada un 22 de agosto de 2016 por
guardias privados de la empresa. Hasta
nuestros días la familia Collío Valdés
18 http://www.laizquierdadiario.cl/15-mapuches-asesina-
dos-en-los-gobiernos-de-la-Concertacion-y-la-derecha
Año V · Número 5 · 2020
sigue buscando que se haga justicia por
Macarena y también por todos los mapuche
asesinados por el modelo económico
extractivista neoliberal fuertemente
posicionado en Wallmapu y en Chile19.
En el segundo gobierno de Sebastián
Piñera (2018-¿?), se buscó inyectar una
nutrida política social, fijando su horizonte
en Wallmapu, inaugurando dos proyecto
altamente cuestionados y que fueron
una de las tantas gotas que terminaron
de rebalsar el vaso de los chilenos y
derechamente seguir quebrando el vaso
de los mapuche. Esta política altamente
cuestionada es el Plan Impulso Araucanía,
que buscaba la “modernización” y como
dice su nombre el “impulso” que necesita la
región para salir del sótano de las regiones
con mayor pobreza en Chile.
Este plan para los mapuche solo traería
más pobreza debido que el desarrollo
solo es para las empresas. El otro autogol
de la gestión Piñera con los mapuche
es el Comando Jungla que por medio
de la violencia y la persecución traería
la “paz” para latifundistas y forestales.
El Plan Impulso Araucanía vería como
tempranamente se estrellaría con el
accionar del Comando Jungla, tras el
asesinato de Camilo Catrillanca Marín
un 14 de noviembre de 2018, la policía
fuertemente armada y con tecnología
de punta toma un “robo común” para
probar sus armas de grueso calibre,
desplegándose por la zona para hacer el
atraco en las cercanías de Temucuicui. Con
el asesinato de Catrillanca se ve la intensión
del Plan de Piñera, obviamente dirigido
al empresariado y buscando aplacar a las
comunidades de la denominada “zona
roja” algo muy similar a lo sucedido
19 https://www.eldesconcierto.cl/2019/08/21/a-3-anos-
de-la-muerte-de-macarena-valdes-nuevas-pruebas-podri-
an-dar-un-vuelco-al-caso/
entre Operación y Operación (Paciencia y
Huracán), que solo trajo un bienestar para
los más acaudalados y para los mapuche
pobreza y seguir lamentando asesinados
por el Estado y su brazo armado.
¿Qué tienen en común Marco Treuer, Walter
Ramírez, Patricio Jara y Carlos Alarcón?
Los cuatro sujetos mencionados tienen en
común que por sus manos cruzaron las
vidas de cuatro mapuche, ya que, con su
cualidad de “gatillo fácil” terminaron con
cuatro vidas y quebraron cuatro familias
¿Qué otra cosa tienen en común? Los
cuatro en sus debidos tiempos declararon
el mismo verso “legítima defensa” o
bien la institución rápidamente busca
exculparlos, inventando enfrentamientos
o haciendo montajes que al corto tiempo
serían descubiertos y expuestos a todo
el mundo, quebrantando la reputación
de “una de las policías menos corruptas
de la región”. Y por último, tristemente la
ley no castigó ninguno de estos hechos
en puntual, alargando juicios tal y como
lo hacían en la década del treinta ¿Acaso
los mapuche no tienen amparo frente a
la justicia? O bien ¿La justicia solo opera
para una parte de la sociedad wingka?
Hasta nuestros días estos cuatro asesinos
están sueltos, fuera de la institución, pero
libres, viviendo tranquilamente. Algunos
como es el caso de Walter Ramírez han
declarado a los medios jugando un papel
de víctima, y otros, como Carlos Alarcón,
se dio a conocer que la institución lo
mantiene con una pensión de 900 mil
pesos y que fue indemnizado con 21
millones por carabineros20. Al parecer matar
mapuche trae grandes recompensas para
carabineros. Tristemente seguimos a la
espera que se haga justicia.
20 https://www.eldesconcierto.cl/2020/04/09/ex-gope-
acusado-del-homicidio-de-catrillanca-fue-indemnizado-
con-21-millones-y-recibe-900-mil-mensuales-de-pension-
por-parte-de-carabineros/
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 33
[ENSAYOS]
SE DESMORONAN DE LAS
FIGURAS COLONIALES. LA
REBELIÓN MAPUCHE EN EL
ESTALLIDO SOCIAL
Es sabido que en Chile desde el 18 de
octubre de 2019 las cosas están cambiando
y la sociedad se levantó en contra de
décadas de abusos perpetrados por la
clase política, los empresarios y un sistema
neoliberal que está demostrando notorias
fisuras en su estructura. En el mundo
mapuche también se libró un proceso
bastante interesante de investigar y es
la seguidilla de ajusticiamientos a las
figuras de la colonización o los próceres
de la república. Esas mismas figuras que
se levantan en plazas y pueblos donde
paso la máquina del progreso y el ejército
de la república, esas mismas figuras que
observan con recelo y ponen en cuestión
tu identidad, figuras que hacen la suerte de
juez y que te recuerdan con sangre y fuego
como tu cara de indio no tiene espacio en
su republica moderna y europea.
La des-monumentalización se debe
entender como un acto descolonizador que
tensiona en torno a lo intocable que han
sido estas figuras, los ajusticiamientos no
deben ser entendidos como vandalismo,
eso sería cerrar el debate en los hechos
y no entender el accionar político que
existe detrás de esta rabia centenaria
contenida por siglos de atropellos, los
ajusticiamientos principalmente deben ser
entendidos en clave que estas figuras son
representaciones de una larga memoria
de violencias coloniales a los pueblos
indígenas.
Estas violencias se centraron en figuras
que no son cuestionadas ni mucho
menos interrogadas por la historia “oficial”,
centraré el descontento en tres personajes
laureados como héroes de sus tiempos,
34 Historia en Movimiento
como lo son: Pedro de Valdivia que es
el símbolo de la invasión europea y la
excusa para barbarizar lo mapuche; Diego
Portales por su parte es el rostro del Estado
autoritario y eurocéntrico del siglo XIX; y
por ultimo Cornelio Saavedra quien es el
semblante –junto a Pinto y Urrutia– de la
invasión militar a Wallmapu. Estos tres
personajes son símbolos de esa historia
inquebrantable e incuestionable que
llaman “oficial” chilena, la misma que
aprendimos en la escuela.
Los ajusticiamientos comenzaron en
territorio mapuche. El 29 de octubre, a
once días del estallido social, Temuco se
roba las miradas de un país completo al
comenzar este proceso, que no es nuevo
ya que en países como Estado Unidos
y Argentina ya se habían levantado este
tipo de manifestaciones anticoloniales21.
El ajusticiamiento tomo las estatuas de
Pedro de Valdivia y Portales, que concluyen
con una de las postales de esta rebelión
mapuche de octubre del 2019, donde
Caupolicán ubicado en la avenida del
mismo nombre, hace en su mano izquierda
con la cabeza de Diego Portales quien en
representación de la sangre se encontraba
pintada de rojo y en la derecha la
wenufoye. Este hecho en puntual se puede
resumir en un ajuste de cuentas necesario
entre los colonizados y la historia oficial,
quien desgarra derechamente de sus
prístinas páginas a nuestros antepasados.
Noviembre no estaría al margen de esta
rebelión mapuche de ajusticiamientos a
las figuras coloniales. El 02 de noviembre
en la plaza de Cañete los bustos de Pedro
de Valdivia y García Hurtado de Mendoza,
figuras de la invasión europea, son
21 https://www.comunidadhistoriamapuche.cl/el-derribo-
de-estatuas-en-las-plazas-de-chile-y-wallmapu-la-des-
monumentalizacion-de-los-iconos-de-la-memoria-histor-
ica-colonial/
Año V · Número 5 · 2020
ajusticiados por comunidades mapuche.
Dos días después ocurre uno de los
ajusticiamientos más paradójicos debido
a lo sucedido, el ya ajusticiado tres veces
Pedro de Valdivia, en la ciudad que lleva
su mismo apellido, es derrocado, pateado,
y exhibido como botín de guerra en la
ciudad, terminando colgado del cuello en el
puente con su nombre, en el río homónimo
de la ciudad.
El 14 de noviembre para el primer
aniversario del asesinato de Camilo
Catrillanca, la ciudad de Concepción
nos entrega la segunda gran postal
descolonizadora, el cuarto ajusticiamiento
público a Pedro de Valdivia en la plaza de
la Independencia, en este ajusticiamiento
se derriba la figura, es empalizada y se le
prende fuego al genocida español y luego
es entregada en señal de ofrenda a los pies
del monumento al Toki Lautaro. Este hecho
en puntual puede ser interpretado como
lo ocurrido en Tucapel (1553) cuando es
derrotado y ajusticiado Valdivia.
Otros hechos a destacar son a Pedro de
Valdivia con prendas del mundo andino
como por ejemplo Ch’uspa, Ch’ullu,
Awayu, Punchu y Whipala22 en Plaza
de Armas, Santiago; en la ciudad de La
Serena el busto de Francisco de Aguirre
es ajusticiado y luego reemplazado por
el busto de la Milanka mujer diaguita;
mientras que en Collipulli se derribó el
busto de Cornelio Saavedra. Arica y Punta
Arenas también vivieron sus jornadas de
ajustes de cuentas con la historia blanca,
racial y “oficial”. El 01 de noviembre es
derribado Cristóbal Colón en la puerta
22 Ch’uspa: Bolsa tejida donde se lleva la coca, Ch’ullu:
Gorro tejido de lana, Awayu: Tejido andino para cargar
bultos en la espalda, Punchu: Poncho y Whipala: Bandera
de colores del arcoíris que representa la unión de todos
los pueblos andinos. Agradezco a las Kullaka: Selena Soto
Guacucano y Nataly Tancara por sus colaboraciones, buena
disposición y conocimientos en la lengua Aymara.
norte de Chile, mientras que en la ciudad
austral es derribada la estatua de José
Menéndez, principal responsable del
genocidio Selk´nam en la Patagonia
durante la primera mitad del siglo XX.
CONCLUSIÓN
La des-monumentalización de las figuras
coloniales y de la historia nacional chilena
tiene que ver claramente con un proceso
descolonizador interno de la sociedad
mapuche, que se viene levantando desde
los noventa en las nuevas generaciones
mapuche. Con estos hechos queda al
descubierto que el hermetismo de la
construcción republicana es ampliamente
fisurable, y con ello la historia que esconde
el genocidio de los pueblos indígenas, en la
que por más de 200 años se ha encargado
de exiliar-nos de su relato nacional,
exculpando responsabilidades.
El derrumbar las estatuas puede significar
una forma de interpelar la impenetrable
construcción del Estado-Nación y
desmitificar lo grandes que fueron estos
símbolos a raíz de la construcción del meta-
relato histórico. Para el mundo mapuche
y los distintos mundos indígenas estas
figuras solo son el recuerdo de un pasado
de dominación colonial y de fracturas en
sus antepasados, ligadas a las distintas
escalas que logra permear el colonialismo,
la pérdida del idioma, la vergüenza colonial
y la auto-negación como tres miradas
de la dominación colonial en los pueblos
indígenas. Podemos plantear una cuarta
como la desaparición de otros pueblos que
corrieron con distinta suerte.
La rebelión mapuche en Temuco el 29 de
octubre nos entrega una mirada distinta y
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 35
anticolonial de lo que ha sido la revolución descolonización interna ¿Cuándo esto
de los 30 pesos. Como pudimos ver en termine, cuantos chilenos y chilenas
la primera parte de este escrito para el seguirán izando la Wenufoye y la Wuñelfe
mundo mapuche no fueron solo 30 años, en las marchas y en sus casas? Para ver eso
sino que se puede traducir en 170 años de debemos esperar y ver qué pasa.
dominación e imposición colonial chilena.
El ejercicio librado desde finales del siglo
XIX nos entrega una notoria agencia política
mapuche y que en la actualidad muestra
una sólida maduración política, mientras
que una parte de la sociedad chilena se
está sacando la venda del colonialismo
esparcido por la escuela y los medios de
comunicación, tomando conciencia de
quienes realmente son los terroristas.
Al parecer Chile despertó –como dice la
consigna– y comenzó a vivir su propia
ESTALLIDO SOCIAL Y EL ESTADO Fotografía Jason Guevara Jaramillo

DE ÁNIMO DEL PUEBLO POBRE

MATÍAS AMAYA ANCAMIL1 IMPORTANTE

En el presente documento, se utilizan de manera

1 Sociólogo y Profesor de Historia. matiasxamaya@gmail.com
inclusiva términos como “luchadores”, “trabajadores” y
sus respectivos plurales –así como otros equivalentes
en el contexto del análisis sociológico– para referirse
a hombres y mujeres. Esta opción se basa en la
convención idiomática de nuestra lengua dominante
y tiene por objetivo evitar las fórmulas para aludir a
ambos géneros en el idioma español (“o/a”, “los/las”
y otras similares), debido a que implica una saturación
gráfica que puede dificultar la comprensión de lectura.

De la revuelta de octubre a la rebelión popular 37

[ENSAYOS]

“[…] la lucha del por una incuestionable hegemonía,

legitimidad y gobernabilidad en tanto
Pueblo es una guerra ejercicio sistemático de dominación y
explotación. En este orden social, es
a muerte contra que irrumpe el 18-O3, acontecimiento
la dominación que sin duda debe ser revisado desde la
importancia del “análisis de coyuntura”
capitalista, porque en la situación política nacional.
la brutalidad del Preliminarmente, debemos señalar que
todo análisis primario constituye más
sistema no nos deja bien aproximaciones, las que se deberán
otra salida; solo nos ir dotando de coherencia el examen
propuesto en correlato a las dimensiones
queda responder a la que implica el nuevo ciclo que abre
violencia explotadora la irrupción del 18-O. Entonces, estas
aproximaciones nos entregan elementos
con la legítima concretos para desarrollar el debate, la
violencia que ocupa el discusión política y el balance que, sin
duda, vienen a tensionar y a depurar el
Pueblo para Liberarse “enclaustramiento” y limitaciones en la
producción de contenido y pensamiento
[…]” crítico limitadas por el cautiverio
Mauricio Maigret2. academicista. En consecuencia, estas
Santiago, 28/02/84 aproximaciones vienen a emplazar
vertientes ligadas a dogmatismos y
extremas subjetividades retóricas que
durante excesivo tiempo han trabado y
entorpecido la gesticulación de aportes
LAS CONTRADICCIONES Y concretos y prácticos a las luchas
FISURAS QUE PRESENTA EL históricas del Pueblo Pobre y Marginado.
La “depuración” o tensionamiento se
ESTALLIDO SOCIAL
alcanza en la propia dinámica que implica
la agudización de las contradicciones
El recientemente denominado
que, al mismo tiempo, vienen a reafirman
estallido social en Chile, constituye
ciertas directrices en torno al sentido
un acontecimiento sociopolítico de
y la coherencia del “Qué hacer”, la
alto impacto en tanto hecho social
re-significación de la praxis y todas
que cristaliza la profundización de las
aquellas dimensiones y orientaciones que
trasformaciones (estructurales) sociales,
culturales, económicas y políticas de un
3 Para no saturar gráficamente la comprensión del lector,
país que, durante las últimas 3 décadas, ha empleamos la categoría 18-0 en referencia a la fecha 18 de
sucumbido a la subordinación del orden octubre de 2019, para aludir al inicio del Estallido Social.
Ahora es importante precisar que, en rigor, el ciclo de movi-
social burgués, el que se ha caracterizado lizaciones en Chile antecede al año 2006 con la denomi-
nada “Revolución Pinguina”, el hito inaugura de forma más
2 Mauricio Maigret Becerra, 18 años. Miliciano de las Milicias explícita una serie de movilizaciones en los años consecu-
de la Resistencia Popular. Militante del MIR y combatiente tivos. No obstante, el 18-0 se distingue por la radicalidad
del amor, caído en combate el 29 de Marzo de 1984 en el y extensión territorial de la protesta, incluso significándola
levantamiento local de Pudahuel. como “Rebelión Popular”.

38 Historia en Movimiento Año V · Número 5 · 2020

constituyen un aporte concreto al proceso
de reconstrucción del Movimiento Popular.
Es en este esfuerzo y proceso es que el
presente artículo considera examinar las
condiciones objetivas y subjetivas del
campo popular, como punto de partida las
necesidades del Pueblo Pobre, enfatizando
en mayor medida lo concreto (constructivo)
que lo subjetivo, sin ser excluyentes;
porque la cristalización del evento en
cuestión la constituye principalmente
las interrogantes sobre las “condiciones
materiales de existencia”.
Aunque estos elementos, para fines del
presente artículo, en el ejercicio del análisis
parecen obvios, cabe señalar que, previo al
estallido social, aún eran relativizados por
los “optimistas y renovados” opinólogos de
la abstracción y la “subjetividad posmo”.
Pero, ¿a que “elementos” nos referimos?
Nos referimos a la evidente “visibilización”
del conjunto de contradicciones que
abarca el sistema Capitalista y el régimen
de Dominación Burguesa, ergo, la lucha
de clases y la condición posibilitante de
la transformación concreta de la realidad.
Advirtiendo de forma más explícita
que desde el Materialismo Histórico
el Capitalismo en esencia es pura
contradicción, siendo inherente e inevitable
las inflexiones entre el Capital/Trabajo y
el oxímoron Modernidad/Marginalidad;
es decir, las categorías básicas del
pensamiento y praxis revolucionaria
vuelven aparecer en el imaginario y la
resonancia intuitiva del “malestar social”,
tensionan las posturas vacilantes del
revisionismo y la verborrea posmoderna,
incomodan la acomodación política
condicionada en la zona de confort y sus
posturas funcionales en tanto colchón de
contención de aquellas fisuras que aún
promueven la Liberación Popular.
Ahora, brevemente, describamos aquellos
antecedentes o categorías fundamentales
para desarrollar cualquier “batalla de
ideas” o análisis colectivo constructivo
de la actual experiencia, los aprendizajes
y proyecciones situados a partir del 18-
O: El régimen de dominación chileno se
caracteriza y presenta como un orden
social subordinado a la dinámica de
la esfera económica, estableciendo un
marco normativo funcional a la esfera
productiva, relegando a segundo plano la
“realización ciudadana” en la cotidianidad;
en base aquello podemos señalar que en
el actual periodo nos encontramos bajo la
dominación de un sistema Democrático
Restringido, es decir, un régimen que
adopta la formalidad democrática
artificial, en lo simbólico, con espacios de
expresión y participación política limitados
y condicionados que buscan excluir y
restringir la participación Popular, aislando
las expresiones revolucionarias, con el
objetivo de salvaguardar la gobernabilidad
de la clase hegemónica en el poder.
Este régimen político de dominación
burguesa (empresarial) se inserta dentro de
un modelo de Estado que tiene el carácter
de aparato Contrainsurgente, en tanto
prolongación de la directriz instaurada
por la Dictadura Militar y los enclaves
autoritarios. No debemos olvidar que
la categoría “Dictadura Militar” muchas
veces oculta el carácter explicito que
tuvo la “contrarrevolución burguesa” en
Chile. Además, es importante indicar que
la clase dominante tiene muy claro que
su condición de vida material se basa
dialécticamente en la extrema pobreza4,
el nivel de desarrollo económico del
país se sustenta en la desigualdad y
endeudamiento social; la pauperización de
las condiciones materiales de existencia,
4 Dicho de otro modo; una relación estadística- económica:
inversamente asimétrica.
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 39
[ENSAYOS]
la precarización de los derechos sociales,
“el arriendo” de los recursos naturales,
la administración de privados junto
a la licitación de diversas esferas que
debieran ser públicas – estatales; junto
a la camuflada profundización de la
dependencia y pleitesía al imperialismo.
En todo este contexto las leyes
de perfeccionamiento del Estado
Contrainsurgente “omnipotente”
y las acciones de control sobre las
organizaciones que pretenden amenazar
el orden existente, se han multiplicado
en los últimos años. En resumen, Chile
post-dictatorial configura, produce
y reproduce un ethos civilizatorio
fetichizado, dócil y funcional con un sello
de garantía y legitimidad conocido como
“proyecto nacional”, que se traduce
en la configuración de una sociedad
altamente condicionada en la premisa de
la fragmentación y la atomización social.
Dicha premisa considera, además, un relato
ideológico basado en el valor supremo de
la “ciudadanía y el derecho democrático”,
la identidad nacional (bastardo colonialista)
concebida como la “chilenidad” –vestigio
“seudocosmosgónico” perpetuado en
la “celebración bicentenaria”–, solo por
mencionar algunas dimensiones del
meta relato ideológico que configura
lo que ellos denominaron jaguar u
oasis latinoamericano; sea cual sea el
adjetivo alegórico, hoy no se negar que
rebajaron la Patria Popular a puro “reino
de la necesidad, a puro reino de la
desigualdad”. Todas estas características
han determinado las características
de un nuevo sujeto político hedonista,
clientelista, materialista e individualista.
Esta configuración de modernización de
“una racionalidad con arreglo a fines” ha
permitido oxigenar y reinventar de forma
continua el sistema de explotación y
dominación al que estamos sujetados.
40 Historia en Movimiento
Pero incluso el más perverso sistema de
explotación y dominación capitalista tiene
sus límites normativos y la “esquizofrenia
burguesa” los ha traspaso en su voraz
ambición inhumana. Consecuencia: el
modelo neoliberal, la institucionalidad
burguesa en crisis de legitimidad
transversal; generando un estado de
paroxismo entre la Derecha política
conservadora y la Derecha económica
“neo-liberal”.
Por otro lado en el abordaje del conjunto
de manifestaciones que ha presentado el
18-O, muchos optimistas y entusiastas se
han precipitado en vanagloriar y anticipar
positivamente el desarrollo de la lucha
de clases, cayendo en un pronóstico
exitosamente romántico. Particularmente
en este punto debemos ser cuidadosos
y responsables. Es importante reconocer
que venimos de una profunda derrota
y aniquilamiento que, evidentemente,
desde el pacto social de la transición ha
afectado la capacidad organizativa y por
ende el campo de acción del Movimiento
Popular, por consiguiente, son evidentes
las dificultades respecto a la posibilidad
propia de volver a levantar un proyecto
emancipador para el Pueblo Pobre.
Está claro que el legado y consecuencia
de la derrota se ha transformado en
un traumático letargo de marginalidad
y poca efectividad en la acción, que a
algunos los victimiza, a otros sumerge
en la desesperanza aprendida y a otros
los precipita de forma temeraria; los
precipitados sostienen que ante cualquier
“destello posibilitante de avanzar” cabría
aprovechar la oportunidad con una alta
expectativa para el flujo de un estado de
ánimo optimista, aunque no los sostenga
ni respalde ningún proceso de construcción
o, dicho en otras palabras, “sin fuerza social
propia” organizada en un programa de
lucha. Ante las fisuras que se presentan no
Año V · Número 5 · 2020
podemos ser autocomplacientes al caer en
el autoengaño de “creer” que la correlación
de fuerza ha mejorado a nuestro favor,
atribuyendo una sinergia externa o
exógena que potencie la recomposición del
Movimiento Popular. En el debate, no se
trata de matices estrictos: el estallido social
sin duda es un paso histórico valioso, que
otorga dinamismo y potencia a la lucha
de clases, significando un considerable
aporte en experiencia y aprendizaje para
la articulación de la fragmentación y
atomización social del pueblo chileno, pero
este importante avance no implica, por si
solo y de manera espontánea, la edificación
de un proyecto político emancipador
de carácter clasista y rupturista, esta es,
más bien, una pretensión histórica que
se debe volver a posicionar y consolidar
prioritariamente en los diversos esfuerzos y
tareas para vencer pero, en primer lugar, se
debe vencer la derrota.
Con todo lo anterior, otro de los
elementos relevantes que ha implicado
el 18-O, es el quiebre cognitivo con el
imponente paradigma de dominación
que ha perpetuado por más 30
años de “legitimada la democracia
burguesa”, 30 años de administración
e institucionalización de las demandas
populares; con ello podríamos inferir
que hoy estamos en una agudización
de tensionamiento importante con la
narrativa y el marco normativo del orden
social burgués, tensionamiento que
implica la “desnaturalización” y el fin de
la normalización de la extrema pobreza
en tanto cotidianidad y sentido común.
Se debe considerar que la transgresión
histórica a la Dignidad de la vida del Pueblo
trabajador, por parte del Modelo Neoliberal
de la mano de la Democracia Burguesa, ha
llegado a un punto complejo de inflexión.
Ante el desborde normativo por parte del
“pueblo chileno”, el modelo no podría
contener la crisis de legitimidad y reconocer
como válidas las diversas demandas que
confluyen hoy en las calles ya que, acceder
a dichas demandas, sería atentar contra
su propia estructura; por ello, el camino
inevitable que le queda al Poder Burgués
para oxigenarse, es llevar el conflicto y la
protesta social al plano de la burocracia
(parlamentarismo), instalando y montando
un relato atractivo en torno al ofrecimiento
unívoco de la posibilidad para “robustecer y
consensuar adecuaciones a la constitución”
(guzmaniaca5) mediante una convención
civilizada que, al mismo tiempo, criminaliza
la protesta social en tanto herramienta
de lucha política. Dicho todo lo anterior
podemos advertir que efectivamente
una parte importante del Pueblo de
Chile Despertó y Desbordó lo normativo,
diversas expresiones del pueblo Chileno se
atrevieron a salir, a festejar y celebrar esta
protesta y, sin duda, esta alegría es un
destello ante el oscurantismo del sistema
Capitalista; pero aquello no es sinónimo de
una dinamización y desenvolvimiento del
levantamiento corporal y posterior andanza
que podría adquirir el Gigante Popular,
es decir, la urgencia para los sectores
organizados con directrices revolucionarias
radica en dotar de Movimiento corporal
(orgánico-organizativo) al Pueblo,
cuyo movimiento debe ir más allá de lo
Burocrático y la inherente “jaula de hierro”,
esencia del proyecto civilizatorio occidental
Colonial moderno.
Este movimiento corporal requiere
ir más allá del espontaneísmo y la
verborrea panfletaria; requiere consolidar
la conciencia de clase, el sentido de
pertenencia y la identidad colectiva lo
suficiente para esclarecer la importancia
5 Para fines de este ensayo, se esboza el concepto peyora-
tivo: “Guzmaniaca”, en tanto resultado de la hibridez de la
ideología de J. Guzmán y lo maniaco, como un trastorno
mental negativo.
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 41
[ENSAYOS]
del contenido que pueda otorgar aportes
concretos para un proyecto de clase
alternativo; un proyecto que hoy implique,
desde la vocación de poder, los cimientos
basales del Poder Popular, un proyecto de
clase dotado de condiciones subjetivas,
que vaya más allá de la institucionalidad
burguesa, que sea capaz de comprender
que por más retoques que se otorguen a
la Constitución y el Congreso nacional, si
no se “toca” el Capitalismo y el carácter
represivo del Estado Burgués, la posibilidad
de alcanzar reales cambios para la
Dignidad de la clase trabajadora se verá
entrampada una vez más por esta “caja
de pandora” guzmaniaca, sentencia del
“contrato social”. Esta perspectiva histórica
claramente nos sitúa en una posición
política que implica aunar voluntades en
la re significación de un proyecto político
de liberación; enunciado que poco o
nada se ha planteado en la diversidad y
heterogeneidad de demandas sociales
del 18-O, por ello difícilmente podríamos
generalizar este importantísimo hito
histórico como elemento catalizador de
una nueva fuerza rupturista. Bajo esta
perspectiva, debemos valorar el 18-O como
un acontecimiento histórico develador,
que anuncia el término de un ciclo de
extremo sometimiento a una hegemonía
burguesa perversa y terrorista (basta
mencionar aquí la violencia genocida contra
el Pueblo Nación Mapuche, la vulneración
de derecho de nuestros niños en SENAME,
el sistema de pensiones que opera como
fábrica de pobres, etc, etc, etc.). Este ciclo
de sumisión comienza a superar su propia
crónica roja periodística, la movilización se
destaca por haber logrado desestabilizar
la legitimidad del régimen burgués al
punto de acceder a tener que revisar su
metarrelato: la constitución de Pinochet,
e incluso llegara a suspender eventos
geopolíticos como la COP25 y la APEC.
Sin embargo, no podemos “simplemente
42 Historia en Movimiento
alegrarnos y aplaudir”, este pequeño triunfo,
tampoco podemos olvidar las maniobras
del oportunísimo y gatopardismo de la
clase política en el poder (la izquierda
parlamentaria incluido el progresismo
del Frente Amplio) y, por otro lado, el
altísimo costo de luchadores encarcelados,
mutilados, los traumas oculares,
secuestrados, abusados sexualmente y
asesinados trágicamente a sangre fría6.
El 18-O claramente abre múltiples variables
de análisis, cada una de ellas enriquecedora
para abrir perspectivas de construcción.
El punto de partida que empleamos en
este esbozo está en relación al desarrollo
estratégico, para ello es preciso posicionar
la centralidad táctica; tarea compleja, dado
que las múltiples variables oscilan en
diversas y heterogéneas direcciones, siendo
la más atendida “la aprobación de una
convención constituyente”, la de los 2/3 y
un sinfín de “letras chicas”. Con todo ello,
será determinante la profundización de la
discusión respecto a la “territorialidad de
la lucha” y el diseño de sus instrumentos
y herramientas que se deben extender
en campo de acción e intervención para
así descomprimir la “Plaza Dignidad”
como el epicentro de la movilización,
con ello apuntar a ampliar y amplificar
la discusión a todo el país, partiendo de
la premisa básica de que esta lucha por
la injusticia y la desigualdad comienza
con la transformación estructural del país
(principalmente sobre la propiedad privada
y los modos sociales de producción), esta
tarea no corresponde o manifiesta desde
los diversos y heterogéneos movimientos
sociales sino más bien desde el Pueblo
Trabajador en tanto protagonista de
una lucha dialéctica histórica, donde
los distintos Movimientos Sociales
6 31 fallecidos (asesinados), según el reporte de la Unidad
Especializada de Derechos Humanos de la Fiscalía Nacio-
nal. Emitido el 31/01/2020.
Año V · Número 5 · 2020
son parte importante integrante pero
permeados en su inherente configuración
de autonomismo, especificidad y
fragmentación. Difícilmente lograrán, por
sí mismos, desde el reducto ideológico,
identitario y la deconstrucción de todo lo
establecido, alcanzar los objetivos exigidos
y trazados. Incluso si vamos un poquito
más allá, cerca del subtexto, se podría
advertir que la respuesta al conjunto de
demandas parciales de los Movimientos
Sociales cabría en la reformulación
estructural del Modelo hacia un “Estado
Benefactor” y el retorno al debate sobre el
“Desarrollismo y la Dependencia”; pero, si
hablamos de contexto de las condiciones y
calidad de vida, no es lo mismo el malestar
social de aquellos Movimientos Sociales
que se inscriben en la lucha reivindicativa,
al “malestar económico social y cultural”
del Pueblo Pobre Marginado que a duras
penas logra sobrevivir en este sistema
inhumano. Es en este contexto el
Pueblo Trabajador el que debe ejercer su
protagonismo, ejercer su poder y practicar
la soberanía que le corresponde por
derecho. La Dignidad y la soberanía popular
no se le puede mendigar a la burguesía,
no se pueden canjear ni condicionar a la
formalidad de la constitución, no existe
marco normativo ni regulador que pueda
contener la Dignidad del Pueblo.
REAFIRMANDO LA NECESIDAD
DEL PROYECTO EMANCIPADOR:
EL PROGRAMA DEL PUEBLO
Cuando Piñera declara: “Estamos en
guerra contra un enemigo poderoso7”,
tiene razón. Apela al reconocimiento del
permanente fantasma, el permanente
enemigo interno para lo cual opera el
Estado Contrainsurgente.
7 Extracto del discurso de Sebastián Piñera emitidas el
20/10/2020, en cadena nacional.
Una vez más en la histórica lucha contra
el orden burgués el costo ha sido alto, se
han sumado nuevos mártires, vulnerados,
abusados y mutilados a la extensa lista
de luchadores del Pueblo, por ello la
continuidad del desarrollo de la lucha
no puede depender ni sostenerse en un
simple y arbitrario “si” o “no”; no se puede
seguir jugando en las reglas de quienes
son responsables impunemente de tanto
sufrimiento e injusticias. Y, aunque “triunfe”
el “si”, una vez más en la historia se volverá
a legitimar la dominación de un Estado
Reaccionario con respuestas de medidas
paliativas.
Las maniobras de la clase política en
su conjunto se visten de progresistas y
populistas; buscan cooptar y desmovilizar
y, en aquello, no puede haber doble
interpretación. Es imprescindible que
cualquier apuesta y bandera de lucha
considere, como piso mínimo, a lo menos
2 variables éticas: a) Respecto al juicio y
castigo a todos los responsables de las
sistemáticas violaciones de derechos
humanos suscitados en estos más de
30 años, b) Respecto al reconocimiento
y clarificación del contenido soberano,
clasista y popular (de las demandas y las
trasformaciones necesarias). El principio
ético es fundamental en este proceso y,
sobre ello, no pueden existir relativizaciones
o dobles lecturas, “el derecho y la vida
digna del pueblo no se tranza”; así mismo
el Bloque hegemónico en el poder dividiría
el movimiento social entre “civilizados y
violentistas”, afirmándose en la justificación
“de cuál es la forma correcta”, indicando
la “caricaturización más obvia”: condenar
de forma selectiva a los “violentos” porque
el monopolio de la fuerza solo lo puede
ejercer coercitivamente el poder burgués.
Al menos en la RM no era lo mismo
protestar en Plaza Ñuñoa que en Plaza
Dignidad, Plaza Puente Alto o Plaza Maipú,
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 43
[ENSAYOS]
entre otras; no es lo mismo discutir en un
Cabildo ciudadano que en una Asamblea
Popular. La forma se difumina en el fondo,
y en la forma se inscribe el fondo de una
agenda social fundamentada en “la paz”,
es decir, volver al círculo vicioso de la
violencia que se denomina “estabilidad del
orden social burgués” y, como sabemos,
la Burguesía ha demostrado en la historia
su capacidad reaccionaria y siempre puede
acudir a la opción de “suspender y coartar
las libertades democráticas”, al alero del
resguardo de las antidemocráticas fuerzas
armadas. Seamos claros: la burguesía en
esencia es reaccionaria y corrupta.
La re-significación es, hoy por hoy, la
tarea pendiente; la que debe crecer como
práctica permanente. La problematización
de la realidad está presente, se ha
develado, visibilizado e identificado (más
allá del simple anti-piñerismo, entendamos
que el problema y responsable no es
solo Piñera), esta re-significación debe
fundamentar y potenciar la construcción
del sujeto político popular protagonista,
aquel que vuelva a sentar las bases del
valor colectivo y comunitario, aquel que
construya desde abajo, reafirmando y
recreando el imprescindible trabajo social
de base; además, la aplicación de esta
re-significación debe aportar claridad y
coherencia a la “conciencia” del contexto
y momento histórico que atravesamos,
evitando homologaciones, comparaciones
y suposiciones artifíciales y estériles con
eventos suscitados en la Historia de
Lucha del Movimiento Popular, con ello la
perspectiva histórica, política y social es
una herramienta imprescindible para re-
crear las aproximaciones, factores y alances
propuestos en estas líneas.
De esta manera la movilización iniciada el
18-O irá incorporando consistencia material,
ira dotando de contenido y articulación
44 Historia en Movimiento
organizativa, advirtiendo entonces la
gesticulación del Proyecto Emancipador.
La historia concreta de luchas de liberación
y resistencia, demuestran que existe una
diferencia importante entre “protestar
y demandar (multiplicidad)” a “luchar y
combatir (unificación)”. La re-significación
implica entender el principio dialéctico,
este debe ser liberado del cautiverio seudo
intelectual y academicista, aportando, en
argumentación, que el sistema Capitalista
y el Estado burgués son directamente
antagónicos a la condición de Dignidad
de la Clase Trabajadora, por ende la
concepción de Dignidad debe superar hoy
su condición de pancarta, debe superar
su propia dirigencia burócrata reformista y
entreguista, no podemos dejar de ver, que
el proyecto civilizatorio del Capitalismo
no es si no, otra cosa que, sinónimo
de muerte, sufrimiento y devastación
para el Pueblo Pobre; razón por la cual
la orientación de la lucha popular en
chile no puede apuntar a mejorar el
Modelo neoliberal, sino directamente a su
destrucción total, porque la humanización
del capitalismo no es posible.
Cuando el bloque hegemónico en el poder
juegue todas sus cartas en desgastar la
reactivación social, hoy más que nunca,
se debe avanzar hacia expresiones
organizativas de los sectores populares en
lo que alguna vez en la historia de nuestro
pueblo constituyeron los Comandos
Comunales y, luego, más adelante, al
trabajo social de base como, por ejemplo,
el que logró sostener heroicamente las
protestas populares del 83-87 junto a los
importantes aportes tanto de comunidades
cristianas de base, la JOC, el CODEPU,
las fuerzas milicianas de los distintos
destacamentos revolucionarios, como
en los inicios del 90’ de la CSPP8, por
8 CSPP – Coordinadora Subversiva por una Patria Popular,
instancia surgida en Marzo del 1992, instancia orgánica
Año V · Número 5 · 2020
mencionar algunos ejemplos constituyente
del Movimiento Popular de la época.
Hoy se debe contemplar la activación social
donde se comienza a conformar la vocación
de poder, poder ser, poder hacer, poder
dual. Con estas herramientas se supera el
activismo social y el descontento, elevando
en madurez y desarrollo el levantamiento
popular en proyecto social. Si logramos
comprender que la institucionalidad
burguesa es funcional al modelo, la
reactivación y efervescencia social debe
crecer en cimientos organizativos que
comiencen a diseñar, preparar y edificar
sus propios instrumentos en dualidad. El
proyecto popular descentralizado debe
apuntar a recomponer, en el mediano plazo,
al Movimiento Popular; si no cumplimos
este vacío, quedaremos entrampados
una vez más en la dinámica de la lucha
reivindicativa del ciudadanismo y los
movimientos sociales. Ahora bien, si
en la apología y oda a los Movimientos
sociales, los referentes autonomistas y
anti vanguardistas nos pueden ilustrar
experiencias históricas concretas de
emancipación basadas en dichas
perspectivas, esperamos su nutritiva
intervención.
Mientras tanto esperamos la réplica
autonomista o posmoderna, mientras
observamos que el despliegue de las
fuerzas armadas y de orden comienzan
a tomar control, ensayan y ejercitan
posiciones tácticas sobre los posibles
escenarios de conflicto, en nuestra
vereda de los esfuerzos humildes de
organización –la de la población–, en
correlato a los párrafos iniciales de este
esbozo, desempolvamos el “Qué Hacer”,
un quehacer que está fuera de cualquier
texto y subtexto, que emerge desde la
que articulo fuerza(s) del MJL, el MIR-EGP y un grupo del
FPMR-A.
propia realidad, desde aquellas honestas
voluntades la gesticulación, que deviene en
el proyecto de liberación popular articulado
y mancomunado, que debe contemplar
las orientaciones programáticas definidas,
que debe tensionar los análisis que solo
abordan variables sobre las condiciones
subjetivas y superponen, hoy más que
nunca, las condiciones objetivas que
den cuenta de la realidad material del
Pueblo Pobre. El proyecto de liberación
en su eje programático debe apuntar a
consolidar de forma concreta el Poder del
Movimiento Popular, que vuelve emerger
como un actor político protagonista, el que
realmente establezca las transformaciones
sociales que el Pueblo Pobre Marginado
requiere. Se debe trabajar y aunar criterios
para aprovechar la coyuntura y la apertura
de este nuevo ciclo de movilizaciones,
que se traduzca de manera efectiva en
acumulación de fuerza. Se debe impulsar
y contextualizar un Programa basado en
la matriz cultural de los valores populares,
o conocidos también como los valores
“del hombre nuevo”, que luchen a muerte
contra los anti-valores o “valores líquidos”,
característicos de la Modernidad. Este
protagonismo popular, donde todos
debemos aportar nuestras voluntades para
“empujar el carro lo que más podamos”,
levantará una expresión que, sin duda,
será la voz y manifestación de familias
completas de trabajadores y cesantes y,
sobre todo, de nuestros abuelos y todos
nuestros niños de la Patria popular.
Contra la cocina de los de arriba,
la olla común de los de abajo.
Abril 2020
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 45
[ENSAYOS]

46 Historia en Movimiento Año V · Número 5 · 2020

 LA REVOLUCIÓN DEL
TORNIQUETE

CATALINA GUZMÁN LIZAMA1

D ía 17 de octubre, me encuentro al interior del

metro estación central con una multitud diversa,
pero convergente, vociferando gritos y consignas,
silbando, aplaudiendo y evadiendo el pasaje. En ese
momento llega contingente policial, el doble o triple de
lo que éramos nosotros, rodean el lugar y comienzan a
echarnos de la estación, las miradas arden, los cuerpos
Fotografía Jason Guevara Jaramillo

se tensionan, los gritos retumban, comienza el histórico

momento de resistencia y de represión. Golpean las
lumas nuestros brazos, el humo ahoga el grito rebelde,
los escudos atrincheran la libre andanza de nuestra lucha.
Camino rápidamente para buscar mis cosas cuando veo
a un compañero a punto de desmayar entre sollozos y un
corazón acelerado que le impide respirar, rodeado de 6
uniformados, no puedo evitar el instinto de tirarme al suelo
y abrazarlo diciéndole que todo estaría bien, que no lo
dejaría solo.

Me puse a pelear entre los 6 uniformados, yo sabía que

mi compañero no había hecho nada y aun así lo habían
golpeado en el rostro y lo tenían en el suelo mientras le
daba una especie de crisis de pánico, los pacos se reían y

1 Estudiante de Pedagogía en Historia, Geografía y Ciencias Sociales USACH. cat-

alinaguzmanlizana@gmail.com

De la revuelta de octubre a la rebelión popular 47

[ENSAYOS]
burlaban mientras me tomaban fuerte del
brazo para llevarme al retén. Me tiraron
fuertemente, no podía comunicarme con
nadie, la única tranquilidad que tenía era
que no estaba sola y que tampoco había
dejado a mi compañero a quien prometí
acompañar. Así pasamos la noche fría
entre barrotes. Recuerdo estar junto a una
mujer proveniente de Haití, quien estaba
presa por vender en la feria y no contar con
permisos, no se manejaba con el idioma
y su angustia era visible en sus ojos de no
entender por qué estaba encarcelada si
sólo estaba trabajando, no podía ver a su
esposo, ni a su hija. Pese a no entendernos
mucho tratábamos de darnos ánimo,
de reírnos y de llorar, de conversar y
desahogarnos mientras una a una íbamos
saliendo de la comisaría.
Llegué a mi casa en Puente Alto a eso
de las 5 de la mañana, me era imposible
dormir pensando en cuánta gente está
encarcelada en condiciones de miseria
y tratados como basura por no seguir
las reglas del sistema, por luchar, por ser
pobres, por ser migrantes, por ser mapuche,
por ser “flaite”, por ser de población.
DÍA 18 DE OCTUBRE
Ese día me fui temprano a la universidad,
cuando salimos de clases nos quedamos
un rato conversando mientras veíamos
el video de lo que estaba pasando en
estación central, donde una estudiante
había recibido perdigones en sus piernas
y sólo se veía la sangre correr mientras la
gente la rodeaba y gritaba por ayuda. En
ese momento nos quedamos pensando
y mirando a nuestro alrededor, viendo
como el espacio universitario se mostraba
indolente y enajenado, el entorno sólo era
una mezcla de música, drogas, basura,
48 Historia en Movimiento
carrete y fotos. Nos fuimos del espacio
con una decepción y enojo de ver cómo a
menos de 5 minutos estaban disparando
en contra del pueblo y en este espacio
sólo existía alegría y fiesta. Una escena
que graficaba una sociedad basada en
la desigualdad, mundos diferentes que
al mismo tiempo se encuentran en la
esquina, donde uno vive todo y otro hace
como si nada.
Estando en las calles fuimos testigos de
las primeras barricadas, cortes de calle
y revuelta en estación central. No eran
universitarios, eran pobladores, no eran
partidos ni banderas, era la capucha,
el uniforme de trabajo, el delantal de
empleada doméstica, el uniforme de
colegio, la cuchara de palo y la olla, la
silla de ruedas, los perros callejeros y los
bastones. Comenzaba la protesta y llegaba
la policía, corrimos entre las llamas, el
humo y el agua del guanaco; tuve que
caminar una hora buscando alojo, me era
imposible volver a puente alto, porque
en todos lados la gente estaba volviendo
a reencontrarse. Caminando para llegar
a mi destino me iba encontrando en los
balcones vecinos y vecinas aplaudiendo,
golpeando fuertemente la olla, barricadas
en cada pasaje, un ambiente de enorme
protesta pero con un tinte de alegría y de
comunidad. Nunca había sentido tanta
emoción como la tarde de aquel día, un
sentimiento que duraría un par de horas
hasta ver que habíamos retrocedido el
tiempo 40 años atrás.
Los noticieros oficiales comenzaban a
(des) informar que la protesta tomaba un
giro delictual y anárquico (entendiendo la
anarquía como caos y acción directa, mas
no en su ideología o filosofía), la Torre Enel
era incendiada, las estaciones de metro
comenzaban a quemarse, y sólo podía
observarse destrucción en todos lados. Este
Año V · Número 5 · 2020
tono mediático alarmista fue el pase de
entrada para las medidas que tomaría el
Presidente en materia de seguridad y orden,
decretar Estado de emergencia, toque de
queda y la salida de militares a las calles.
Las heridas que se negaban y representaban
como sanadas, poco a poco empezaban
a reabrirse y sacar a relucir los miedos de
una población históricamente controlada
mediante la represión y la tortura.
Cabe preguntarse, por qué nos asombra
tanto cuando un sistema despliega sus
garras sobre el pueblo cuando este mismo
se ha construido en base a la explotación y
dominación de los oprimidos. Esto sucede
cuando el sistema nos abre espacio para
sentirnos y vernos al espejo sin cadenas,
sintiendo que tenemos oportunidades
y que nuestra inserción social es exitosa
gracias a nuestro esfuerzo y las puertas que
nos abre el mercado. Cuando la conciencia
histórica y la memoria nos son arrebatadas
con menos horas de historia, con menos
financiamiento a la investigación, con
menos importancia de aprender a
pensarnos históricamente, es cuando
olvidamos rápidamente los orígenes, los
conflictos y a los sujetos que confluyen en
la construcción de la sociedad. Decimos
que son 30 años, cuando el origen lleva
más de 500, creemos que es culpa de
un presidente cuando es culpabilidad del
sistema y sus cómplices, pensamos que
son miedos de dictadura cuando son
miedos cosechados en cada matanza a lo
largo de los siglos.
El estado chileno se ha construido bajo un
lecho de muerte, debajo de la alfombra
estatal se esconden pueblos y culturas,
se esconde la morenidad, la tierra y las
formas de vida distintas a las del sistema
establecido. Estas cosas se sacan a relucir
solo cuando al Estado le conviene, en
conferencias mundiales, en reportajes,
en leyes, en políticas públicas, en fotos
oficiales, en temporada de turismo, en días
internacionales, mientras que el resto de
los días vuelven a ser barridas y ocultas.
Primero nos marginan, luego nos integran
con el lema de darnos una oportunidad,
nos explotan mientras nos dan de consumir
lo que producimos, nos cobran mientras
la riqueza son nuestras manos puestas a
trabajar, nos protegen en base al control y
vigilancia y nos desprotegen cuando se trata
de derechos básicos o de dignidad.
No pretendo ahondar o hacer un
análisis exhaustivo de la construcción y
consolidación del estado chileno, sino
más bien fortalecer la conciencia histórica
de problemas contingentes que vivimos
en el presente, aprendiendo de las
experiencias de resistencia y de lucha de
nuestros antepasados quienes nos han ido
construyendo un camino hecho de raíces
que muchas veces perdemos de vista o nos
es difícil encontrar.
Toda decisión que ha tomado el gobierno
y la clase política desde el 18 de octubre
en adelante está manejada en base a las
herramientas históricas de las cuales se ha
validado la clase dominante, el control de
las fuerzas armadas, el control económico,
el control de los medios de comunicación
y de producción, y una larga cantidad de
poderes e instituciones en la lista. Sin
embargo, a diferencia de años anteriores
el reformismo a ojos de las comunidades
nos es cada vez una alternativa menos
viable para la transformación del sistema,
apuntando hacia la radicalización de
la lucha y una dirección que ataque el
fondo y no la superficie, que fue uno de
los grandes problemas de partidos como
el Partido Comunista, Socialista, Frente
Amplio y movimientos estudiantiles
universitarios del 2011 quienes apostaban
a un reformismo que solo fue parchando
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 49
[ENSAYOS]
una herida que cada vez era más profunda
en cuanto a salud, educación, pensiones,
militarización en Wallmapu, contaminación,
precarización laboral, violencia de género,
racismo. En fin problemáticas derivadas del
capitalismo, patriarcado y colonización.
Aquellos miedos cultivados en nuestras
familias, abuelos, padres y comunidades
fueron perdiéndose y encarnando valentía
en aquellos jóvenes silenciados en las
escuelas, domesticados con la llegada de
la tecnología. Viendo como sus padres
debían sacrificarse por dar sustento a la
casa, como sus abuelos mueren en listas
de espera. Hasta que explotaron, hasta que
todo lo que se callaron fue transformado en
evasión, en fuego, en fugas, paralizaciones,
en boicot y en mucha reflexión de lo que
significa vivir bajo este sistema.
Eso fue el principio del 18 de octubre, pero
como dije anteriormente esto no es el
comienzo de la lucha y la resistencia, sino
más bien la praxis de una gran cantidad de
movimientos que empezaban a confluir
en pos de una revolución y una sociedad
que volvía a politizar sus espacios y a
reencontrarse con el otro.
Durante la revuelta popular se vivieron
procesos de fortalecimiento de la
comunidad. Comenzó no sólo un
cuestionamiento hacia la autoridad
gobernante, sino un cuestionamiento al
sistema como tal. Sin embargo, mientras
crecía la rebelión, crecía la represión y
salir a las calles se volvía cosa de vida o
muerte. Pese a la conformación de grupos
de auxilio y salud, de primeras líneas y
de armamento casero, todo esto estaba
lejos de un movimiento guerrillero o
una revolución con estrategias y tácticas
totalmente preparadas para combatir las
fuerzas represivas. Debemos entender que
esto es parte de los inicios de una posible
50 Historia en Movimiento
revolución, es ensayo, es error, es muerte
y preparación, son los primeros pasos y es
normal que no se tenga una organización
o dirección consolidada, más cuando el
movimiento popular surge desde abajo y
no desde los partidos.
Ahora enfrentamos un contexto de
pandemia mundial donde se pone de
manifiesto que bajo un sistema neoliberal
y un estado criminal el lema sigue siendo
gobernar en nombre del capital, donde
la única cura es la represión, el control
y la precarización que agudizan las
desigualdades y la miseria de nuestro
vivir. Todas las otras pandemias que vive
nuestro pueblo no son noticia ni materia
de discusión en el estado, la pobreza,
los femicidios, la explotación laboral, el
medioambiente, los asesinatos a dirigentes,
el extractivismo en las comunidades, el
racismo, etc. Problemas del día a día de
nuestra gente, que pese a la cuarentena,
debe seguir trabajando y pagando los
servicios básicos, nos piden lavarnos las
manos cuando el agua no alcanza en
comunidades ni campamentos, nos piden
estudiar cuando no tenemos Internet,
computador ni espacios, nos piden
mantener distanciamiento social cuando
nos hacinamos en largas filas cobrando
seguros de cesantía o cobrando la jubilación
de nuestros abuelos. Medidas útiles para
ricos, muerte rápida para los pobres.
Sin embargo, tal como hicimos el 18 de
octubre y como dice la frase “sólo el
pueblo ayuda al pueblo”, el estado no nos
salvará de una pandemia, no olvidemos
que quienes dicen ahora protegernos, nos
quitaron más de 200 ojos, más de 30
vidas, y muchxs desaparecidxs, torturadxs
y encarceladxs durante la revuelta. No
olvidemos que mientras nos decían que
esto recién comenzaba y que los mayores
contagios serían en menos de 2 meses
Año V · Número 5 · 2020
ahora nos mandan a trabajar, a estudiar y
a consumir, utilizando el pretexto de crisis
económica cuando las ventas en grandes
multinacionales se duplican y cuando en
verdad los sectores explotados siempre
hemos estado en crisis.

Por lo que en tiempos de pandemia

capitalista no nos queda alternativa que
seguir fortaleciendo la conciencia histórica,
la crítica, la reflexión, el aprendizaje, el
apoyo mutuo, la resistencia, y nuestra
imaginación que cultivando sueños y
objetivos fue esparciendo y cosechando las
semillas de rebeldía en nuestra comunidad
de octubre, donde poco a poco irán
floreciendo y echando raíces una vez que el
invierno termine, el virus pase y la memoria
quede. Teniendo en cuenta que las primeras
flores serán nuestros hermanxs caídxs
quienes pisoteados ayer en la tierra el día de
mañana crecerán y tocarán el cielo.

¡Viva la revolución, vivan los pueblos!

De la revuelta de octubre a la rebelión popular 51

[ENSAYOS]
¿CHILE DESPERTÓ? MUJER
POBLADORA, NUESTROS
DESAFÍOS VIVIENDO LA
REVUELTA POPULAR
ROCÍO ARIAS RUIZ1
LA REVUELTA DE OCTUBRE
Hay quienes mencionan que era inevitable
una revuelta popular en Chile con la
radicalidad que ha tenido la que vivimos
desde hace ya seis meses. Otros/as
explican que no podíamos verlo venir.
Desde mi vereda, donde habito la porfía
de organizarme políticamente hace un
par de años, quizás confié en contar con
herramientas aprehendidas acerca de las
tensiones y las contradicciones del conflicto
social, y a pesar de ellas, no imaginé ni
por cerca la magnitud de un movimiento
que, con altos y bajos, no tiene fecha de
caducidad; de eso tengo certeza.
1 Aprendiz de oficios varios, militante territorial y feminista,
psicóloga, Magíster en Ciencias Sociales. rocio.arias.ruiz@
gmail.com
52 Historia en Movimiento
Las calles se llenaron rápidamente de
cientos de miles de personas, gritos que
al unísono exigían una transformación
a todo lo establecido, hartazgo por los
poros, rabia, indignación, tomaron forma
de un movimiento de masas como nunca
antes vi, ni en los mejores momentos
del movimiento estudiantil. Una fuerza
irrenunciable que se palpó en cada rincón
de la región chilena durante el último
trimestre del año 2019, y que mantiene
expresiones hasta nuestros días.
Antiguas canciones que se volvieron
estandartes de una lucha actual,
performance replicadas en cada ciudad
del país, y luego en cada continente. Las
Año V · Número 5 · 2020

paredes de cada territorio utilizadas como
registro escrito y gráfico de una revuelta
popular en ciernes, como si se tratara
de un muro de mandas y lamentos. Se
multiplicaron los mensajes de denuncia,
los deseos de una transformación radical,
conjuros por nuestra victoria y sensaciones
de dolor e impunidad. Emergieron
personajes que se volvieron parte fundante,
me atrevo a decir, de una nueva identidad
colectiva naciente, colores por montón,
cacerolas sonando, una reorganización de
la protesta que comenzó espontánea, para
luego encontrar formas de despliegue que
incluyeron roles y ejecuciones coordinadas
en todo ámbito, desde lo artístico hasta la
defensa y acción directa. Rebrotes, en todo
lugar y toda forma, de solidaridad popular.
Los territorios, lugar al que se trasladó
prontamente la acción organizativa, se
convirtió en el escenario en donde los
Fotografía: @Radio19deAbril
pobladores y pobladoras más conscientes
del pueblo buscaron hacer carne nuevas
prácticas sociales y políticas. Las consignas
y los valores que nuevamente volvían
a resonar con fuerza, como solidaridad,
apoyo mutuo, compañerismo, fueron
rápidamente tomados y hechos
propaganda en paraderos, muros, plazas.
Proliferaron las ollas comunes, la auto-
educación, la palabra y el diálogo sobre la
vida cotidiana y las miserias del pueblo. En
definitiva, el espacio público se volvió lugar
del acontecer político, donde la interacción
entre los actores y las actoras nos comenzó
a presentar, entre otras cosas, nuevos
desafíos.
Los meses y años antecesores a la revuelta
popular de octubre, indiscutiblemente
fueron un tiempo para nosotras, las
feministas. Me arriesgo a mencionar
que el movimiento social y político de
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 53
[ENSAYOS]
las feministas, con sus encuentros y
desencuentros, logró un posicionamiento
no sólo discursivo, sino que profundo
en su irrupción en las formas orgánicas,
estratégicas y tácticas del campo político,
permeando toda clase de institución, hasta
llegar a las relaciones sociales mismas. Esto
no quiere decir que todo esté resuelto, aún
nos queda mucho por construir.
Con la misma fuerza que se llenaban las
calles en contra de la violencia de género,
se denunciaron a docentes –en algunos
casos, emblemáticos académicos–
abusadores, se visibilizaron prácticas
sexistas en la educación, las que sin duda
se replican en todo ámbito de la vida
social, se cuestionaron organizaciones
políticas oportunistas y la impunidad
de sus prácticas abusivas y misóginas,
incluso, un sinfín de relatos de la vida más
íntima de muchas mujeres, salieron a la
luz en nombre de la justicia que nunca
encontraron en el silencio, ni mucho menos
en la complicidad del secretismo familiar,
organizativo e institucional.
Es justamente de estos desafíos a los que
quisiera referir. La organización territorial,
en todas sus formas, desde el inicio de la
revuelta popular hasta hoy, no ha estado
desprovista del debate feminista. Ya
sea, a nivel macro, por la necesidad de
elevar las demandas feministas en los
pliegos construidos en cada asamblea
y organización local, pero también, en el
ámbito micro, en el desafío que implica
a diario la organización de mujeres y
disidencias, y cómo se desenvuelven las
relaciones cotidianas en dichos escenarios
políticos. Entonces, mientras escribo, me
pregunto ¿hay un lugar, para nosotras las
mujeres y las disidencias sexuales, en la
organización del territorio?, ¿cuál es ese
lugar?, ¿dónde está nuestra voz en esta
revuelta popular?
54 Historia en Movimiento
A través de las líneas que redacto a
continuación abordaré más preguntas
que respuestas, más desafíos que
triunfos acerca de lo que, a nosotras, las
mujeres, nos interpela en tiempos de la
revuelta popular, tiempo y espacio en
que queremos estar todas, sin embargo,
habitamos un escenario abierto que nos
invita a preguntarnos, si Chile despertó
¿quiénes han despertado?
Antes de continuar, quisiera referir, como
acto de justicia, que estas preguntas
nacen de mi encuentro con una mujer,
fütxa zomo, a quién admiro, y, además, en
su infinita solidaridad por compartir una
conversación y risas, me ha tensionado con
su palabra, a cuestionar más cosas de las
que quizás ella imagina.
UN BARRIO/MI BARRIO EN
TIEMPOS DE REVUELTA POPULAR
19 de octubre del 2019, sábado. Hacía
un par de horas que este territorio al que
llamamos Chile había cambiado, sin
sospecharlo en ese momento, de forma
definitiva. Los militares estaban en las calles
desde el alba y la desconfianza instalada
por años entre vecinos y vecinas, ese roce
de mirada que se cruzaba en el paradero,
pero que no alcanzaba para un saludo,
rápidamente se trasformó en una sonrisa,
en una conversación, en un tema en común
para compartir durante la espera ineludible
en el paradero o comprando el pan.
El toque de queda, se nos vino como alma
en pena de tiempos remotos, abriendo
heridas del pasado. Y sin darnos cuenta,
las calles estaban más llenas que antes
precisamente en respuesta a la prohibición
de ocuparlas.
Año V · Número 5 · 2020
Triunfábamos sobre ese recelo instalado
por años; ahora nos mirábamos cómplices.
En el almacén siempre un televisor antiguo
que sólo transmite canales nacionales
de señal abierta, mostrando en vivo el
panorama de un país que minuto a minuto
parecía devorar todo lo arrebatado por
décadas.
La palabra violencia y delincuencia
repitiéndose como mantra en boca de
cada periodista, de cada político/a, de
cada ministro/a, en cada comunicado
del presidente. Si pudiéramos contar las
veces que en los noticieros nos nombraron
violentas/os y delincuentes durante estos
seis meses, les aseguro, serían muchas
más que todas las veces que nosotras,
las mujeres, hemos pedido usarla cuando
televisan en sus noticieros nuestros
asesinatos y abusos.
Había violencia, sí. Pero ¿cómo no esperar
una respuesta y ofensiva violenta cuando
nos han arrebatado la vida? Timoratamente
algunos/as en el barrio la condenaban,
pero no faltaba esa vecina que rompía
el hielo comentando al aire “taba bueno
yapo, nunca nos escucharon de otra
forma”, desencadenando una seguidilla
de asentimientos silenciosos en nuestros
rostros, porque todos y todas lo queríamos
decir, la protesta masiva en las calles,
con todas sus formas, ha sido nuestra
única herramienta de presión. En la calle
encontramos y definimos un enemigo, y en
la calle, también, nos hemos reconocido en
eso que llamamos pueblo.
Rápidamente este pueblo con su herencia
gregaria comenzó a buscar afinidades y
filiaciones, un espacio que nos permitiera
encontrarnos, hablar, poner voz, discutir,
agitar, propagar las ideas y las acciones
que ocurrían allá en una emblemática
Plaza Dignidad, otrora Italia, pero ahora
en nuestras modestas plazas y calles.
Necesitábamos que el fulgor y la fuerza
desatada por la injusticia, irradiara todo
lugar, cada calle, cada pasaje, cada cancha,
todo espacio dedicado a nuestra vida social
debía impregnarse de este despertar.
Nuestras plazas fueron parlamentos
populares y auto-convocados por el
pueblo, el que por primera vez en más
de 50 años podía reconocerse así, como
pueblo. De la mano, nuestro desafío
ha sido volver habitual la práctica del
encuentro permanente, la conversación, el
diálogo: derribar de una vez y para siempre,
el mito que la política la pueden habitar
sólo “los/as políticos/as”. Barrer con la
creencia incrustada en nuestra subjetividad
colectiva sobre nuestra poca preparación
(muchas veces referida a lo académico)
para saber qué es lo que necesitamos
y cuáles son nuestras demandas.
Buscamos, incansablemente, que ese
germen de complicidad entre vecinas/
os, paulatinamente, se transformara en
organización territorial. Nacen así las
asambleas territoriales en diversos lugares
de la región que llamamos Chile.
MUJERES POBLADORAS EN LA
ORGANIZACIÓN TERRITORIAL
Hace años veníamos las mujeres y las
disidencias sexuales llenando las calles,
levantando un movimiento diverso y
desafiante por la defensa de nuestra vida
y de nuestra existencia en la sociedad.
Viejas demandas (viejísimas algunas), el
levantamiento de nuevas necesidades y
nuestra participación en variados espacios
sociales, culturales y políticos, nos dieron la
experiencia para habitar lo político desde
nuestras posiciones. Poco a poco hemos
reclamado nuestro lugar en la sociedad, y
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 55
[ENSAYOS]

si bien sabemos que no lo conquistaremos DESAFÍOS FEMINISTAS PARA LA

mediante buenas voluntades, este tiempo ORGANIZACIÓN TERRITORIAL
de abrirnos camino nos ha fogueado de
convicciones, teoría y nuevas prácticas que Contra todo pronóstico, muchas mujeres
se ven volcadas y en constante diálogo en hemos permanecido, a través de los meses,
el escenario de la organización territorial. dando vida a las asambleas territoriales,
conformamos comisiones de género en
Las asambleas territoriales se llenaron de
nuestros espacios, levantamos nuevos
mujeres, de todas las edades, con diversos
espacios asamblearios de mujeres los
pensamientos e ideas, algunas con
cuales fueron abiertos a las disidencias
experiencias similares pasadas, y tantas
sexuales, promovemos la problematización
otras que por primera vez incursionaban en
de la violencia y las prácticas machista
alguna forma de organización, explorando
en cada espacio. También, buscamos
esa actividad tan lejana que hasta
promover la formación feminista y el
entonces resultaba ser la política. Fue así
debate de cara a toda la población
que asomó el primer desafío, aprender
organizada y a quienes aún no, pero
que la organización territorial es un lugar,
simpatizan y participan de nuestras
también, para todas nosotras. Y en ese
actividades. Hemos asumido el desafío
nosotras nombro a tantas; a aquellas que,
de brindar un piso mínimo de principios
a causa de la educación superior, entre
feministas a las asambleas territoriales
otras variables, permearon su formación
para hacerlas nuestro lugar. Avanzar
con teorías y debates, y también, a aquellas
en la cualificación de la organización
que su herramienta no es otra que la propia
territorial requiere que dejemos de ser
biografía y la de sus ancestras.
el sector de mujeres que “se ocupa de
Surgieron muchas dudas acerca del sus asuntos”, y avanzar a permear el
camino a seguir. Había ganas, pero ¿por conjunto de subjetividades y prácticas de
dónde comenzar? ¿sobre qué hablar? la organización en clave feminista, esto
¿qué propósitos tiene una asamblea? ¿qué será, por sobre cualquier cosa, durante
buscamos nosotras ahí? Muchas rondaron una primera instancia, tensionar el sentido
la fase auto-consultiva de ¿qué hago yo común dominante.
aquí? ¿qué puedo aportar? ¿qué me motiva
Y es que la participación política femenina
a estar aquí? ¿pierdo mi tiempo? ¿debiera
siempre ha existido, lo que poco sabemos
estar en casa haciendo lo que acostumbro
es sobre cuál ha sido nuestro lugar,
durante estas horas o vale la pena ser
nuestros objetivos y logros, cuáles han sido
parte? Para cada mujer participar de una
nuestras voces, pues han permanecido
asamblea territorial, dedicar tiempo de
escondidas tras la universalidad de la
vida, combinándolo con su trabajo fuera
masculinización de toda acción pública,
del hogar, con su trabajo dentro del hogar,
política y social, tradición de una historia
con la crianza, los cuidados de otros/as
contada por hombres para una sociedad
y sostener, al mismo tiempo, su propia
saludablemente patriarcal.
existencia ha significado por sobre todo
una decisión. Hoy podemos ver que el problema no es
sólo cuestión de cantidad, sino también de
la valoración de nuestras voces femeninas
y disidentes en las organizaciones políticas

56 Historia en Movimiento Año V · Número 5 · 2020

territoriales (y en las de todo tipo).
Precisamos analizar cuáles son las acciones
que frecuentemente desempeñamos,
cuáles son los roles que fácilmente
repetimos, aspectos que por lo bajo
merecen algún tipo de reflexión.
Hay mujeres que rehúsan de tomar la
palabra en un contexto de debate político
masivo, situación que no es únicamente
propia de la organización territorial, sino
que claramente visible en otros espacios
políticos, pero que en las asambleas
territoriales merece ser analizado. Pero ¿qué
es lo que realmente me y nos preocupa?
¿Sólo un aspecto cuantitativo, un asunto
estadístico? Me atrevo a decir que no, el
cuoteo no es mi principal nudo, sino más
bien lo que subyace a esto. El desarrollo
de la organización territorial mediante
asambleas u otras formas, nos presenta,
a mi forma de ver, un segundo desafío,
que es resignificar la propia experiencia y
biografía como fuente de conocimiento y
análisis político.
Las diversas mujeres que componemos las
organizaciones territoriales estamos dando
vida a una nueva sujeta política, que más
allá de su formación académica, del área
de su trabajo asalariado, su orientación
sexual y edad, busca ser una miembra
activa y reconocida en su palabra, en su
quehacer político. La sujeta popular espera
encontrar en las asambleas territoriales,
un espacio de escucha consciente de sus
saberes, por parte del colectivo, que nos
permita considerar nuestras vivencias
como mujeres (pobladoras, estudiantes,
trans, trabajadoras, madres, abuelas, niñas,
migrantes, indígenas, etc.) como un aporte
en el proceso creativo que es la elaboración
política para el territorio que habitamos. La
desvalorización de la experiencia popular
y la poca confianza en la sabiduría y la
radicalidad en la acción, de esta parte
de la sociedad, que lleva grabada en su
historia las miserias de la vida capitalista
y patriarcal, han generado una suerte
de sordera patriarcal2, que impide que
nuestras voces sean escuchadas del todo,
en ocasiones cayendo en expresiones
de infantilización o de valoración liberal
nuestros posicionamientos.
Una de las consecuencias en que deriva
el fenómeno de sordera patriarcal –que
en muchos casos esconde dogmatismos
de la izquierda en su conjunto– es un
efecto devastador sobre la subjetividad
de las pobladoras, considerando para sí
mismas incapacidad analítica y oratoria
política, alejándole de la participación y
organización, o ubicándoles de manera
exclusiva en roles reificados en los cuerpos
femeninos y feminizados, tales como
cocinar, atender asuntos logísticos, las
labores manuales, entre otras.
Y es que para volver las asambleas
territoriales un espacio fértil que habitar,
hemos tenido que desmitificar el
quehacer político en clave feminista.
Ha sido común escuchar entre quienes
componemos lo espacios asamblearios,
los cambios y las demandas que hoy ha
elaborado nuestro pueblo en lucha, y
que buscamos hacer carne en nuestras
poblaciones. No obstante, aún traer a este
espacio situaciones domésticas, como
compatibilizar el ritmo de las asambleas
con los tiempos de doble trabajo de
2 Concepto que refirió de forma oral la historiadora Marie
Juliette Urrutia Leiva, en programa de conversación on
line “La hora del Nutram”, con el cuál hacía referencia a la
incapacidad de los sujetos masculinos y los/as agentes
patriarcales para escuchar lo que las mujeres, presentes
y participantes de procesos de transformación social y
política, han aportado desde su experiencia como sujetas
políticas. Dejándoles, de esta manera, fuera del registro
de sujetos participantes, y en muchos casos, protagonis-
tas. Esta sordera vendría a agregar un elemento más a las
tesis que explican nuestra invisibilización en la historia del
movimiento de masas, pues además de no nombrarnos,
tampoco son escuchadas nuestras voces.
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 57
[ENSAYOS]

las mujeres, o la colectivización de la

crianza para promover su participación,
es un camino aún pedregoso de caminar.
Politizar lo doméstico en los espacios de
asambleas territoriales es hoy una urgencia
en nuestro desarrollo.

De igual manera que politizar lo doméstico

es una urgencia, problematizar las
prácticas machistas que puedan suscitarse
en el seno de nuestras organizaciones
y articulaciones territoriales es una
responsabilidad del conjunto de personas
que damos cuerpo a estos espacios.
Ha sucedido, de forma muy habitual,
que somos las mujeres que, en nuestra
agudeza para identificar el machismo,
hemos tenido que asumir un rol activo para
la denuncia, sin embargo, me pregunto
¿qué sucede cuándo son varones quienes
identifican estas expresiones? ¿cuáles son
las trabas que les impide interpelar a otros
varones sobre sus prácticas machistas? Sin
duda, un camino que aún transitamos en la
penumbra.

Como puede apreciarse, las líneas que

dejo, son sólo un esbozo de lo que, desde
mi acción política, he podido sistematizar
como desafíos desde nosotras, las mujeres
y disidencias sexuales, para el conjunto de
la organización territorial. Hacer cotidiano
el cuestionamiento de nuestras prácticas,
de nuestros pasos en lo organizativo,
contrastar en la realidad material de los
hechos nuestras ideas, someter a discusión
nuestras concepciones, es, a mi modo de
ver, una buena forma mantener con vida
esta revuelta popular. A través de estas
páginas, y sin ánimo de zanjar el debate,
ni mucho menos acotar el análisis, elevo
una invitación a pensar este nuevo período,
sus interpelaciones y nuestras apuestas
como nuevas sujetas históricas de la
transformación política y social en ciernes.

58 Historia en Movimiento Año V · Número 5 · 2020

 Fotografía Jason Guevara Jaramillo

De la revuelta de octubre a la rebelión popular 59

[ENSAYOS]

VICISITUDES DE UNA
ASONADA

“Como si la escritura no debiera

traicionarse a sí misma
para juntarse con el engaño de
los acontecimientos.”

Guadalupe Santa Cruz

“La filosofía sirve para

entristecer. Una filosofía que
no entristece o no contraría a
nadie no es una filosofía. Sirve
para detestar la estupidez,
hace de la estupidez una cosa
vergonzosa.”

Gilles Deleuze

DANILO BILLIARD BRAVO1

60 Historia en Movimiento Año V · Número 5 · 2020

I ntempestivamente una asonada
popular estremece al país a mediados
de octubre del año 2019. Medir
la intensidad de aquella revuelta,
afectivamente, es remitirse a esos globos
que han sido insuflados a su máxima
capacidad hasta reventarle en el rostro
al soplador, en medio de la fiesta. Un
verdadero “retorno de lo reprimido”,
emociones castigadas y asfixiadas que
ahora se proyectan perniciosamente.
Que se inmolan en la tempestad. Que se
arriesgan. Arriesgan la vida.
El Metro de Santiago, emblema de la
modernización capitalista pero instancia
habitual de sufrimientos humanos, había
tramado en su interior un relato tácito,
hilando sufrimientos, frustraciones y
rabias, disposición compleja a la que se
le podía tomar el pulso en los millones
de fragmentos grabados por las redes
sociales, muralla virtual de los lamentos
contemporáneos. Nada estaba planeado
y todo simplemente coincidió, o emergió
(rizomáticamente, sin autorías ni
identidades precisas), como quien dijera
que los astros se habían alineado en un
firmamento gris. Al fin, entonces, llovía
otra vez, en un desierto nihilista que había
avanzado por 40 años, secándolo todo a
través de la lógica del cálculo y la ganancia.
Con el vendaval, el río se desborda y todo
lo arranca. Los heraldos acusan violencia.
Es cierto que, en el trasfondo de la razón,
de las palabras y los argumentos, se
entrelazan las gestualidades y los motivos
sensibles que no logran descifrar las
categorías, los algoritmos y las estadísticas
en tanto técnica de gubernamentalidad
preventiva (acción para el control de las
conductas), porque ¿cómo graficar la rabia
sino desplegándola en una disruptiva
pasión? La revuelta es propagación
molecular sin rostridad, persona ni
domicilio, es decir sin sujeto moderno.
Avanza subvirtiendo monumentos,
nombres y usos permitidos –
interrumpiendo el curso normal del tiempo
presente–, asignándoles la posibilidad
misma de lo otro impensado.
La elite se escandaliza. Los ricos rasgan
vestiduras. El leviatán se levanta a reclamar
su legítimo uso de la fuerza a través de
la ley. Las agencias discursivas del poder
tiránico de un biocapitalismo que se nutre
de la eficacia productiva de los cuerpos,
exigen la deposición del vandalismo. Hacen
gárgaras con su llanto hipócrita y no cesan
de afrentar al pueblo, apuntándolo con
desprecio para decirle “no es la forma”.
¿Cómo describir a una elite henchida de
privilegios? Engulle hasta el hastío la fama
y la riqueza, hedonista y desarraigada
del sentido. Se trata de un ramillete de
personajes agrios, poco seductores, crueles
y avaros ¡Ávidos de riqueza! Mentirosos
y de pésimos dotes actorales, repetitivos
hasta el cansancio y de cadencias torpes
(porque, hay que decirlo, qué mal bailan).
Su largo ciclo de gobernanza en el país solo
se explica en la eficacia de los dispositivos
(máquinas que hacen ver y hablar) que
se habían diseñado globalmente para
producir el milagro: la libertad por medio
del sometimiento. Sometimiento que
es parte de procesos de subjetivación
y procedimientos de normalización,
fundados en la violencia de la acumulación
originaria que, como sabemos, es siempre
contemporánea al desarrollo del capital.
Bastaron varios años de dictadura para
atrofiar las expectativas populares. La
guerra le cayó al viejo pueblo y a sus
otroras partidos, con la furia de las
tormentas eléctricas del sur. También
cayeron muros que sostenían la fragilidad
de un pensamiento marxista leninista
plenamente identificado con las lógicas del
poder pastoral, volcado en una apologética
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 61
[ENSAYOS]
episteme teocientífica que reposa en el
saber de los expertos y sus grupos de
vanguardia. Y así, encapsulada en su
inmunización autodisolutiva, la democracia
podía permanecer vigente. Democracia
protegida, tutelada, que desimplica al
pueblo en su exclusión constitutiva,
para garantizar la permanencia de un
orden económico que se narra como la
continuidad histórica de Chile.
El país que inventaron no admitía
disensos y ahí es lícito preguntarse ¿cómo
todavía algunos se atreven a enarbolar
las banderas de la “sociedad libre” para
defender la tolerancia y su derecho a la
libertad de expresión? Un fenómeno que
emerge a consecuencia de la revuelta, es
precisamente que la episteme neoliberal
puesta en entredicho –aquella que se
forja en plena transición–, aquejada de
una insuficiencia persuasiva a causa
del agotamiento de la verosimilitud
simbólica de modelo, quiere aparecer ante
la opinión pública como una corriente
cultural acosada por la intolerancia de los
nuevos grupos totalitarios, refractarios
a las diferencias e incapacitados para
la conversación y los consensos. Difícil
conversar en un país donde el sistema de
AFP es una estafa piramidal legalizada.
Este neocontractualismo liberal es el
que exige, desde la comodidad de los
privilegios, apaciguar las pasiones en favor
de la razón y el mutuo entendimiento.
Siempre se ha exigido, desde un
realismo anti-político brutal, que nos
adecuemos a la “naturaleza de las cosas”
(el mundo como fósil inamovible) y oír
la prédica de los economistas que, bien
premunidos de las sagradas escrituras
que habían redactado los apósteles de
Harvard y Chicago, dictaban las reglas de
funcionamiento del poder. Se acumularon
infinidades de miserias en la vida cotidiana
que tuvieron como respuesta la burla
62 Historia en Movimiento
mediatizada de los señores cortesanos,
aquellos que no padecen el modelo, sino
que se benefician de este.
Y padecer el modelo no es un problema
solo de escasez, sino fundamentalmente
afectivo, porque la precarización, el
desempleo, el endeudamiento y la pobreza
impiden conectarse con la reflexión a un
pueblo que le fue confiscado el lenguaje
político por los comisarios de la verdad (y
no tiene nada más al alcance de su mano
que salir a incendiar el Metro), a través del
cual pueda imaginar un mundo y construir
un tiempo de vida como “futuro” pero
desde el presente, porque la filosofía de la
historia demostró que la idea de progreso
coincide con (y conduce a) la catástrofe.
Pero sépase que no fue la constricción
de unas cadenas que amordazaban al
defenestrado pueblo lo que permitió
la realización de esta distopía (no hay
ideología como engaño porque el sujeto
es un resultado del poder, no un dato
originario), sino la complicidad de la que
responsablemente hay que dar testimonio,
como un motivo de peso para justificar
el levantamiento de octubre. Es la única
decisión éticamente posible: no aceptar
más una forma de vida que por mucho que
haya sido el estilo que adoptamos en las
últimas décadas, simplemente queremos
transformar porque nos daña.
Y entonces, la escena trágica es la de
una Constitución política que ha sido
condenada por el pueblo chileno a la
pena capital, acusándola de justificar
las violentas humillaciones que los
mecanismos institucionales del poder,
desde su pura objetividad economicista, le
han proporcionado a millones de cuerpos
apesadumbrados. Dañado ese viejo pueblo
se levanta de nuevo contra la impunidad
que ha padecido, y decide cruzar los
Año V · Número 5 · 2020
umbrales de la lúgubre transición que lo
habían paralizado por varias décadas.
Lúgubre de tanta luminosidad, en que los
encandilados ojos de la muchedumbre
se emborrachan al son de la comparsa
festivalera de un anacrónico y constante
horror que se ríe de la ficción a la que nos
hemos entregado, como si una verdad
nos hubiese sido revelada. La evidencia
que tanto afana la ciencia moderna es el
decadente circular de un mundo arrebatado
de espíritu y condenado al gobierno de la
cifra. El poder finge en su telaraña tejida con
filigrana delicadeza, que de tan evidente se
vuelve peligrosamente normal.
Estamos atados al consentimiento en la
subjetivación que produce al sujeto en
el reducto del dominio. Este poder en
su historicidad, no es un gran talismán
del que podamos apropiarnos para su
neutralización, sino que es un lenguaje que
hemos aprendido y desde el cual nos hemos
constituido. Pero si en el pensar mismo
–en tanto que se expresa en el decir que
comporta un hacer– es donde se localiza
el lenguaje, nunca está definitivamente
resuelto el control gubernamental pese a la
capilaridad de sus dispositivos.
La economía, como sabemos, no es una
esfera (anterior a toda representación) que
determine a la política ni en primera ni en
última instancia, sino que se trata siempre de
una economía del signo. El economicismo,
así, no supone la disipación de la politicidad,
sino que la monetarización de la vida
mediante el concepto “dinero”, al que todo
le es equivalente y que en Chile se había
convertido en la credencial de la confianza,
la legitimidad y el estatus. No existe valor
alguno que pueda reclamar su “en si”
respecto a un “para si”, sin declarar con ello
su inscripción en el pantano de la metafísica.
Entiéndase que todo registro discursivo
ha sido inventado para designar lo que
carece de significación. Que lo inconfesado
del conocimiento es la ficción poética
hipostasiada como verdad. Que no hay
absolutamente algo necesario ni continuo
en la historia sino el conflicto por el
poder, que es la medida del tiempo en
que habitamos. Pero, conflicto donde la
ética no puede ser apartada, sino al costo
del descalabro y la desaparición de todo
límite. De este modo entonces es como la
historia de Chile cambia abruptamente su
rumbo, cuando el pueblo golpea el timón
y lleva el barco hacia su naufragio. El oasis
desnuda sus desvelos y le muestra al
mundo la herida sangrante que la costra
del espectáculo se empeñaba en disimular.
Pero el pueblo es una pluralidad no binaria.
Radicalmente heterodoxo frente a las
estéticas que lo representaban como una
entidad homogénea y estable. Nada de
lo que las ortodoxias conceptualizaban
míticamente era el pueblo, puesto que ese
pueblo, como potencia destituyente, hasta
antes de octubre no existía. Los afiches
y las consignas que lo llamaban a dirimir
ante el curso del tiempo eran los deseos
de los provocadores. Su existencia misma
se trama en la puesta en marcha de los
despliegues no calculados por el número.
De sus embestidas contra la clasificación
policiaca, funciones y jerarquías saltan por
los aires. Las fórmulas son garabatos. Y
entonces las izquierdas y las derechas se
hacen casi parecidas vistiendo los ropajes de
la precisión conductista y la representación,
cuando el pueblo real no coincide con
el pueblo ideal. Y a veces huyen a sus
escondrijos para planear la imposición de
los nombres que fijen el sentido de las
cosas, pero la vida en su conatus existencial
siempre se le escapa al concepto que la
quiere arropar hasta asfixiarla.
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 63
[ENSAYOS]
¿Se puede tener menos sentido de la
politicidad de la vida que hablando
el mezquino lenguaje de la ciencia
moderna? Aquel discurso quiere describir
el acontecimiento, dar noticia del mismo,
pero si este ha sido inventado por el
lenguaje, ocurre que en esa descripción se
devela la complicidad y el compromiso con
el poder, la economía y la violencia que lo
han hecho posible. Describir la revuelta,
en cambio, es dejarse seducir por su
improvisación, y conectarse con la potencia
imprescriptible de la vitalidad. Solo así las
palabras coinciden con las cosas: cuando
se asume que pensar no es nada más ni
nada menos que extraviarse en la vagancia
de la creación.
Altas dosis de humanismo antropocéntrico
son las secuelas de estos siglos
escandalosos y ruines. Del tiempo del
hombre que va terminando ¿podrá zafarse
la vitalidad en su vocación de inventarse
otros modos, sentidos y usos? Es tan
astuta la metafísica que ha devenido pura
facticidad económica. Su fin es también
su consumación. Y desde su quiebre ha
de nacer no un hombre nuevo, sino una
humanidad que deje de creer en sus
mentiras confortables. Que reconozca que
la ficción hace mundo, y que un mundo
va emergiendo desde la imaginación
que desborda el disciplinamiento
epistemológico.
La revuelta va propagándose por todos
los rincones, hasta alcanzar los dominios
del saber que han convertido a la vida en
un objeto de la ciencia. No obstante, ya el
ejercicio de una escritura sublevada contra
las reglas de la producción científica, va
haciendo pueblo y haciendo dignidad.
Se nos convoca a escribir “sobre la
revuelta de octubre” pero ¿efectivamente
podemos observarla desde algún punto de
enunciación ajeno a la misma que no nos
64 Historia en Movimiento
contamine con sus pasiones? Como quería
la filosofía moderna. ¿Podemos capturarla
para hacer ciencia de sus movimientos o
designarla arbitrariamente en el régimen de
la conceptualización? Es más, una escritura
sublevada es aquella que dice lo que piensa,
y que hace uso del pensamiento como
potencia común (sin propietarios que hablen
a título de autor). Escritura que si se acicala
con alguna clase de ornamentación, no
tiene propósitos persuasivos. Escritura que
no quiere ser traducida, sino solo sentida.
Escritura que es arte como la vida misma.
La estoica impasibilidad de cierto
academicismo, no tarda por resultar
una parte del problema que la revuelta
denuncia. Abundarán los metodologismos
para “develar” las causas del malestar,
como si la revuelta tuviera que rendir
examen ante los hacedores de la evidencia
científica y comisarios del bien juicio,
que luego transmutan en explicadores al
servicio de la gran audiencia en televisión
(expertos se llaman). Podría decirse que
el discurso moderno se ha fundado sobre
la base de un principio de duplicidad,
formando un dispositivo constituido por
dos ejes: la descripción y el acontecimiento.
Si es así ¿qué acontecimiento describe esta
escritura? Aquel del que forma parte.
Yergue una escritura afirmativa no sobre
la vida sino de la vida. Que es la vida. La
vida como escritura de si misma, que se va
viviendo conforme se escribe. Y escribimos
en el decir del habla, que es el pensar del
hacer. Hacer, pensar, decir, escribir, todo
en una misma constelación melancólica,
honrosa de su estado compungido. Con el
síntoma a cuestas para desafiar la reacción
y desatar los bellos afectos. Enfrentar
con coraje a quienes osen declarar a la
revuelta como anomalía destinada a la
normalización espistémica e institucional.
Año V · Número 5 · 2020
Porque no es cierto que la revuelta de
octubre nos quitó el sueño. Más bien
nos hizo descansar en paz. Los heraldos
del privilegio no pueden entender que la
revuelta ha sido una compañera con quien
compartir los dolores que nos provoca esta
forma de vivir. Fiel y fiera compañera. Es
cierto que la revuelta, en sentido metafórico
y real, ha tenido forma de mujer. He llenado
el espacio de la soledad abrumadora en la
que tantas veces estuvimos encarcelados.
Respiramos hondo cuando las calles van
repletas de singularidades sonrientes
y encolerizadas. Es la caricia ante un
sufrimiento que en vez de narcotizarnos en
el flujo evasivo, nos impele a la batalla por
el sentido de la existencia.
¡Ay de nosotros los melancólicos, que nos
hermanos en la sublevación contra el orden
de los afectos!
En medio de ese clima enrarecido
es que nos vino a visitar el enemigo
invisible. Ante su incomoda presencia,
la pandemia ha sido el relato de una
reacción que –económicamente– todo lo
legítima y justifica. El miedo ha querido
poblar otra vez el corazón generoso de
un nuevo pueblo alzado y abatido por la
insatisfacción de sus “necesidades básicas”,
asociadas al trabajo, pero ese concepto
(como siempre) está privado de su sentido
integral, porque se puede tener hambre
de afectos y de conversación franca. Un
hambre emotiva que ha sido negada por el
economicismo moderno y su racionalidad
teológico-política (tecnocientífica), que
concibe los afectos como vicios y una vez
que los daña, los declara patológicos y los
somete a la psicofarmacología.
Por eso el relato pandémico nos habla
de una vida pura, sin contagios, cuya
conservación consiste en extirparle el
contenido relacional al vivir para someter
todo vínculo a la mediación de la técnica
profiláctica, hasta desencadenar el pánico
político. Y esa inventada puricidad no es
otra cosa que la desnudez fabricada por un
poder sobre la vida, mediante la narración
de cuerpos que hablan (del trabajo), que
trabajan (para alimentarse), se alimentan
(para hablar y trabajar) y se reproducen
incesantemente en ese diagrama de la
bioeconomicidad del saber. No es extraño
que el salvo conducto para las zonas en
cuarentena obligatoria, autorice solamente
las visitas al supermercado y a la farmacia. Y
que ahora, combinemos la cuarentena con
el trabajo, a expensas de la salud del pueblo.
¿Qué es eso sino la promesa histórica del
capitalismo? Vivir peligrosamente es la
causa y consecuencia de las tecnologías
de seguridad, cuando los principios y
presuposiciones coinciden con los hechos
que han propiciado. Que la naturaleza
mute en la medida que la sometemos
al dominio del hombre por medio de la
técnica, poniendo en riesgo su propia vida
como especie, es el resultado aporético de
una forma de vida antropocéntrica, cuyos
resultados son autodisolutivos.
Esa “vida pura” es una vida que no es,
o es que la pureza de la facticidad de
la vida, ajena a esencialidades, ha sido
contaminada por la suciedad de una
metafísica que presume de aquello de lo
que carece. Es una máscara impuesta que
no coincide con la pluralidad del rostro
singular en el que se encaja y de la que
somos su representación al costo de ser
petrificados, pues como dijera un filósofo
al que no voy a mencionar (como a otros
que no mencioné tampoco en el transcurso
de estas notas) sino por medio de su
afán reflexivo inherente a mi intención:
“el hombre es una invención cuya fecha
reciente muestra con toda facilidad la
arqueología de nuestro pensamiento. Y
quizás también su próximo fin”.
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 65
[ENSAYOS]

¿LUCHA DE CLASES O REVUELTA

DE CONSUMIDORES?
Aportes para un análisis de coyuntura de la revuelta de Octubre
del 2019

DIEGO VENEGAS CARO1 2

E l devenir social, político –e

inclusive económico– ha estado en
constante cambio, no sólo desde
las movilizaciones de Octubre, sino que
previamente desde el ciclo inaugurado
de las reformas sociales, fruto de lo exigido
por las demandas de la calle durante los
años previos a su gobierno.

Han surgido diversas teorías que buscan

por el segundo gobierno de Sebastián
Piñera a comienzos del 2018. En este
nuevo período presidencial se tensó la
situación sociopolítica con las medidas de
restauración neoliberal impulsadas por el
gobierno, que intentaban frenar el avance
1 Historiador, Dr. © en Historia de la Universidad de Concep-
ción. devenegas1402@gmail.com
2 Algunas ideas centrales de este mini-ensayo fueron
expuestas el día 15 de enero del 2020 en las Jornadas
“Las Humanidades, Artes y Ciencias Sociales frente a las
urgencias del presente: ¿cuáles son los desafíos?”, organiza-
das por el Departamento de Historia de la Universidad de
Concepción.
explicar el origen de la revuelta de Octubre
desde posiciones maximalistas –el 18-O
como coyuntura pre-revolucionaria–
hasta escépticas –el 18-O como pulsión–,
incluso desde el mismo gobierno se ha
vinculado la génesis de las movilizaciones
con agentes extranjeros. Dentro de este
mar interpretativo, se propone una nueva
explicación, que más que buscar el origen,
espera contribuir a una caracterización de la
revuelta.

66 Historia en Movimiento Año V · Número 5 · 2020

Las contradicciones del desarrollo político
chileno, y el propio modelo neoliberal en
tanto proyecto cultural, han desafiado
constantemente concepciones tales como
que el emprendimiento y las políticas
sociales pensadas desde el principio de
subsidiariedad, lograrían no sólo cohesión
social sino la superación económica de la
pobreza.
Inclusive en comparaciones con otros
países del continente, se ha querido instalar
la visión de que Chile es completamente
ajeno a los procesos de movilización y a
las crisis sociopolíticas, en términos del
presidente Sebastián Piñera “un oasis en
Latinoamérica”3, siendo estas movilizaciones
un golpe no sólo a la visión mencionada y al
gobierno, sino también a la “excepcionalidad
chilena” tan presente en la política y en
la historia nacional, presentada de forma
transversal a lo largo de nuestra historia4.
En el presente ensayo se expondrán
algunas ideas centrales que presentaron
como ponencia en las Jornadas
organizadas por la UdeC, en el contexto
de movilizaciones, que constituyen no
sólo reflexiones a raíz de la participación
en asambleas y manifestaciones en las
ciudades de Concepción y Chillán, sino
también en el diálogo con individualidades
que vivieron el proceso en comunas de
Santiago, Osorno, Talcahuano, Linares,
Retiro, Curicó, Romeral, entre otras.
También es fundamental considerar el
contexto mundial de pandemia que
3 https://www.latercera.com/politica/noticia/pinera-
asegura-medio-esta-america-latina-convulsionada-chile-
verdadero-oasis-una-democracia-estable/851913/
4 Esta visión de la “excepcionalidad chilena” se puede
percibir tanto en la forma de concebir proyectos y caminos
como la “vía chilena al socialismo” en los 70’ buscando
distanciarse de las experiencias soviéticas y cubanas; como
también en base a resultados económicos y de desarrollo
político y social al referirse a Chile como “los jaguares de…” o
“los ingleses de…”.
volvió a cambiar todo el escenario y que
inevitablemente ha condicionado el análisis
retrospectivo de la revuelta de Octubre
a esta fecha. Por último, este análisis se
posiciona desde una lectura marxista de
las movilizaciones, como tantas otras y tan
variadas puede haber.
CHILE… ¿CAMBIÓ?
CONTRADICCIONES DEL
DESARROLLO SOCIAL, POLÍTICO Y
ECONÓMICO DE CHILE EN LA ERA
NEOLIBERAL
Las sucesivas privatizaciones de las
empresas e instituciones del Estado que
se llevaron a cabo durante la dictadura y la
Concertación, fueron parte no sólo de una
nueva forma de entender la economía, en
tanto modelo económico neoliberal, sino
también de un proyecto cultural, en donde
las relaciones humanas se determinan por
la relación mercantil en la cual los sujetos
consumen o transan un servicio que le
entrega al otro, llegando al punto de la
cosificación de las relaciones humanas,
y del individuo mismo, quienes ya no
se entienden a sí mismos como sujetos
políticos. A su vez, lo material adquiere
características y cualidades propias del
individuo: el fetichismo de la mercancía.
¿Acaso desde esta contradicción no se
puede explicar el hecho de que importe
más preservar la propiedad privada que
la integridad social del individuo o la
colectividad?
En mayo del 2016 en Valparaíso un guardia
de 78 años trabajaba resguardando una
farmacia ubicada cerca del Congreso
Nacional, en donde se desarrollaba una
manifestación. Al fallecer el guardia en
el incendio en plena marcha, los medios
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 67
[ENSAYOS]
de comunicación hegemónicos hicieron
hincapié en el incendio y la vinculación
que podría tener con encapuchados
y manifestantes, y no en las precarias
condiciones laborales en la cual se
desempeñaba el fallecido, que excedía
por años la edad de jubilación5. Ejemplos
como el anterior, grafican nítidamente
la importancia que tiene la propiedad
privada –sumado a una estrategia de
criminalización de la protesta– por sobre la
vida, como fue este caso.
Por otra parte, la lectura desde el poder
y la principal propaganda mediática de
los medios liberales ha sido que Chile
experimenta desde el inicio de las reformas
neoliberales un crecimiento económico
sostenido, denominado por Milton
Friedman como “el milagro chileno”6.
Sin embargo, este crecimiento tiene de
trasfondo una contradicción económica
fundamental, en la cual la libre empresa
ha dado paso a la concentración de la
riqueza en pocas manos, es decir, la nula
–o escasa– regulación económica tiende a
la concentración monopólica. ¿Qué clase
de libre mercado sería este?
Si nos enfocamos en la mayor capacidad
de consumo y endeudamiento que se
ha generado con el modelo neoliberal,
sumada a la precarización laboral, se
puede constatar que la realidad de la
clase trabajadora ha sido modificada
abruptamente. El subcontrato, la
terciarización de la economía, y las
leyes que han debilitado los sindicatos
ha generado una reconfiguración no
sólo del empleo, sino de cómo los
individuos distribuyen su tiempo, al
5 https://www.emol.com/noticias/Nacion-
al/2016/05/21/803934/Encapuchados-queman-farma-
cia-durante-manifestaciones-fuera-del-Congreso.html
6 https://www.libremercado.com/2016-08-19/
el-milagro-de-chile-de-pais-pobre-a-pais-rico-en-
30-anos-1276580715/
68 Historia en Movimiento
tener que modificar el tiempo del ocio,
las proyecciones de vida y las relaciones
interpersonales.
Un individualismo fomentado no sólo por
el consumismo a través de los medios de
comunicación y otros aparatos ideológicos,
sino bajo la dinámica económica, e
inclusive ética, en la cual la ley del más
fuerte constituye el mayor ejemplo del
neoliberalismo como proyecto cultural.
El individuo ya no se entiende a sí
mismo como sujeto político, que tiene
la capacidad de transformar su entorno,
e incidir en él por su propio rol dentro de
la sociedad, sino que permanece en ella
como un engranaje aislado y funcional de
intereses de otros y de sí mismo.
DEL SUJETO REVOLUCIONARIO AL
SUJETO MOVILIZADO
Las movilizaciones que se desarrollaron
desde Octubre del 2019 han sido
comparadas con otros “remezones”
sociales, que se dieron a lugar en la historia
de Chile como “la revuelta de la chaucha”
de 1949 o “la batalla de Santiago” de 1957,
que a pesar de compartir rasgos comunes,
como por ejemplo: surgir desde la
espontaneidad, desplegarse en un contexto
de crisis económica bajo gobiernos de
derechas, y con demandas que tenían
relación con el costo de la vida, también
presentan diferencias fundamentales.
Empezando con los matices que
distancian a la revuelta de Octubre con las
otras precedentes, son el hecho que las
movilizaciones previamente mencionadas
eran articuladas y agitadas desde una
clase social, como la clase trabajadora;
por otra parte existían organizaciones que
gozaban con aceptación y validación –la
Año V · Número 5 · 2020
Central Única de Trabajadores, el Partido
Comunista, el Partido Socialista, etc.
–, e inclusive incidencia directa en los
manifestantes, con lo cual el gobierno
podía sindicar culpables, más allá de que
estas organizaciones tuvieran relación
política concreta con la revuelta; y además,
si bien es cierto las demandas se situaban
en mejorar las condiciones de vida, estaba
como derrotero un proyecto ideológico,
completamente alternativo al capitalismo,
teniendo referentes internacionales como la
Unión Soviética, Cuba o países europeos.
El manifestante se entendía como sujeto
político, y el debate estaba dirigido
hacia la capacidad del sujeto o colectivo
de transformar revolucionariamente
su realidad. Los partidos políticos a
su vez, tenían identificado al sujeto
revolucionario que llevaría a cabo el
proceso de transformación. Sin embargo,
con la revuelta de Octubre han quedado
en entredicho varias de las praxis y tesis
clásicas en las izquierdas chilenas, como
por ejemplo concebir a la clase trabajadora/
obrera como vanguardia en la lucha por los
cambios políticos y sociales.
En este último punto, con el neoliberalismo
y la creciente despolitización de la
sociedad y las organizaciones de
trabajadores, los sectores que han
impulsado en gran medida movilizaciones
multitudinarias contra los gobiernos
de turno han sido los estudiantes7, y
las demandas se han situado desde
reivindicaciones sectoriales –gratuidad
en la educación, derogación de la LOCE,
desmunicipalización, etc.–, hasta luchas
por derechos civiles –despenalización de
la marihuana, matrimonio igualitario, etc.–.
Las movilizaciones no son para llegar al
socialismo, ni al comunismo, sino para
7 En orden cronológico: Mochilazo (2001), Revolución
Pingüina (2006), Movilizaciones universitarias (2011).
conseguir objetivos concretos. Es así que se
establecen pliegos de demandas para exigir
a las autoridades, y que en coyunturas
electorales los candidatos recogen
dentro de sus programas, o las rechazan
abiertamente.
Otro punto relevante es que la práctica
más recurrente para manifestarse es la
marcha, relegando a un segundo plano
otras estrategias vinculadas a la acción
directa. Los repertorios de acción en el Chile
neoliberal se asocian a lo mediático, y al
impacto que se pueda generar. Es así que
el arte performático –y entender la política
desde lo performático– es crucial para
comprender las nuevas formas de protesta.
La denuncia y la protesta se vinculan al
arte y lo estético, y la marcha a un carnaval,
salvo aislados enfrentamientos entre los
aparatos represivos del Estado y algunos
manifestantes.
La adhesión a estas mismas
manifestaciones no sólo se explica a
través de un compromiso militante, sino
por la simpatía de una causa específica,
e inclusive a la consecución de grados
de validación social y popularidad en
función de dichas causas. En definitiva,
más que sujeto revolucionario o militante,
entendiendo la militancia como la
pertenencia a una orgánica y la suscripción
a sus principios, en el Chile neoliberal existe
un sujeto movilizado que se vincula al
activismo político.
El neoliberalismo no ha sido en vano, las
concepciones sobre el quehacer político
y lo que es propio de la política, se han
desfigurado en relación al Chile pre-
neoliberal. El sociólogo Tomas Moulián
ya había planteado el año 2004 que las
nuevas formas de concebir la política no
radican en “cambiar la sociedad, sino de
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 69
[ENSAYOS]
cambiar la vida”8. Esto se puede apreciar
claramente en el hecho de las demandas
se sitúan dentro del corto-mediano plazo,
y el cuestionamiento al modelo neoliberal
o al sistema capitalista sumado a una
propuesta, queda relegado al último
lugar, si es que no olvidado, salvo en los
sectores más militantes. En definitiva el
sujeto movilizado más que cuestionar el
capitalismo y el modelo neoliberal en sí,
cuestiona la administración de la economía
y las políticas públicas. Otro punto que se
desprende de lo anterior, es la desconexión
que evidencian las demandas entre
ellas mismas, no siendo muchas veces
comprendidas como consecuencias de una
superestructura, ni menos la articulación
de las posibles soluciones dentro de un
proyecto de sociedad.
¿LUCHA DE CLASES O REVUELTA
DE CONSUMIDORES? A MODO DE
CONCLUSIÓN
A raíz del “Octubre rojo”: ¿podemos hablar
de lucha de clases –en el sentido ortodoxo
y canónico– o más bien de una revuelta de
consumidores?
Esta pregunta no sólo evidencia tensiones
en las herramientas teóricas que permiten
una lectura del proceso, sino también en
cómo se aplican las teorías para leer las
movilizaciones. En este ensayo se propone
la tesis de “revuelta de consumidores”,
en tanto el sujeto movilizado –no sujeto
revolucionario– se moviliza en torno a
un conjunto de demandas insatisfechas,
respecto a la calidad de vida, bajo
promesas que hizo el mismo modelo
8 Cfr. Moulián, Tomás. De la política letrada a la política
analfabeta. La crisis de la política en el Chile actual y el
lavinismo. LOM, Santiago, 2004.
70 Historia en Movimiento
neoliberal. Es así que el sujeto movilizado
es creación y resultado de sus propias
contradicciones del despliegue histórico,
económico y social devenido post-73, y
no una conspiración de las izquierdas,
ni menos aún agentes internacionales.
En el fondo –exceptuando a los sectores
militantes y a las luchas de los pueblos
originarios– no hay un móvil ideológico-
partidista que explique la protesta.
No es una expresión de la lucha de clases,
en el sentido clásico del término, en
tanto las movilizaciones congregaron a
diversos sectores de la sociedad chilena,
bajo reivindicaciones no necesariamente
económicas, e inclusive bajo una nueva
forma de sociabilidad, en la cual existe
validación social al concurrir a una
manifestación. Menos aún se cuestionó el
orden de clase, al existir críticas referidas a
lo perjudicial que ha sido el sistema para la
clase media. La manifestación se torna en
un fenómeno mediático.
Lo que se apreció desde Octubre fueron
individuos que –salvo los sectores más
organizados con militancia actual o previa–,
en tanto consumidores, exigieron una
mejor administración del modelo y sus
ramificaciones, es decir, no se cuestionó a
las AFP porque se criticara el sistema de
capitalización individual, sino porque las
pensiones son bajas; no se cuestiona el fin
de la educación y la relación que debe tener
con el Estado, sino una educación gratuita y
de calidad –concepto asociado a la entrega
de un servicio, y no a un proceso educativo–;
se exige ampliación de derechos civiles a la
disidencia sexual y equidad de género, no
cuestionando la moralidad cristiana ni el
orden de género y su relación con un orden
de clase. Es así que como consumidores se
le exige la mejora o ampliación de servicios,
que el Estado y el gobierno como proveedor
debe cumplir.
Año V · Número 5 · 2020
Relacionado a lo anterior, es que en la
misma marcha se den lugar situaciones
tan disímiles, como el colectivo feminista
Las Tesis realizando una coreografía de
repercusión mundial, y a escasas cuadras
gritos misóginos de manifestantes contra
las FF.AA. y el empresariado –ni hablar de
la transfobia–; pancartas aludiendo a “ni
izquierda ni derecha, somos los de abajo
contra los arriba”, mientras se definen clase
media, y al lado hay militantes de partidos
políticos de izquierdas; inclusive a votantes
de Piñera criticando cuán perjudicadas
se han visto las Pymes, y políticas que
atentan contra el emprendimiento;
espontáneamente se derriban símbolos
de la dominación española en Chile, y
se reivindican a figuras mapuche, y sin
embargo persisten actos de discriminación;
se grita “asamblea constituyente” y “nueva
constitución”, y sin embargo no se ha
expuesto ni defendido un proyecto de
país que oriente y sustente las críticas
proclamadas y gritadas, ni menos que le
dé sentido a la discusión sobre convención
o asamblea, más que los problemas
de legitimidad y cuestionamiento a los
partidos políticos.
Evidentemente esto no se puede explicar
bajo las lógicas de militancia pre-73. Es
el propio neoliberalismo el que ha creado
un sujeto individualista y consumidor,
completamente despolitizado, el que ha
salido a las calles, con las herramientas
culturales y políticas que tiene a su
disposición. Tal vez estas movilizaciones
sean una de las nuevas caras e indicios de
la repolitización popular.
Las izquierdas tradicionales se han visto
en una encrucijada, sin gran capacidad de
lectura y acción ante estas movilizaciones,
no teniendo más opción que plegarse o
aislarse, pues claro, ¿cómo explicar hordas
de otakus corriendo como Naruto por
las calles demostrando grandes dosis de
organización y combatividad?, ¿cómo
explicar a los niños del Sename –según
los ortodoxos, lumpen pur– que salen a
las calles e integran la “Primera Línea”?
He aquí un gran desafío que tenemos
ante nosotros: actualizar las categorías
políticas de análisis, y comprender las
nuevas formas en que se expresa la lucha
de clases, que van más allá de la dialéctica
proletariado-burguesía. Imprescindible es
repensar y resignificar el mismo concepto
de “clase”.
CONCLUSIONES
Finalizando, es necesario aclarar que
la posición que se expresa en estas
reflexiones no es peyorativa respecto a
las movilizaciones, sino todo lo contrario.
Hay una enorme potencialidad de darle
una salida revolucionaria a la crisis, pero es
necesario dotar a las demandas gritadas y
batalladas en la calle un contenido político.
En este contexto han surgido iniciativas
como “el pliego de Chile” de las Asambleas
18 de Octubre en Santiago, la constitución
de la Coordinadora de Asambleas
Nacionales –propuesta emanada de la
CAT– que articula a asambleas territoriales
a lo largo del país, entre otras propuestas e
instancias.
El desafío de estas movilizaciones y de
las asambleas, aparte de la articulación
con diversos territorios9 –que desde el
inicio de las movilizaciones se ha estado
llevando a cabo–, es elaborar no sólo una
9 Ejemplo de esto fue la reunión de las asambleas territo-
riales de Concepción, en donde se invitó a representantes
de Los Ángeles y Chillán –en donde asistió el autor de estas
líneas–, el día 29 de febrero del 2020 en el Paraninfo de la
Universidad del Biobío, sede Concepción, en donde se dis-
cutieron no sólo estrategias y posiciones, sino expectativas
en torno a las manifestaciones.
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 71
[ENSAYOS]

crítica o demandas articuladas entre sí,

ni menos agotar la lucha en una postura
ante el proceso de cambio constitucional,
sino un proyecto país que le de contenido
político e ideológico a la revuelta, que
considere las realidades de los diversos
territorios, y que se constituya como una
alternativa al modelo neoliberal, gozando
de la aceptación no sólo de militantes y
anticapitalistas previos al 18-0, sino que
sea parte del sentido común de los pueblos
de Chile.

Ante este enorme desafío, los aportes que

puedan surgir desde las ciencias sociales
y las humanidades son imprescindibles.
En este caso, los historiadores que se
posicionan desde la clase trabajadora –o
como se entendía a sí mismo Luis Vitale
“un obrero de la historia”– tienen una
oportunidad valiosa de vivir el presente, y
construir el futuro.

72 Historia en Movimiento Año V · Número 5 · 2020

 Fotografía: Lissette Anahí Muñoz Sánchez
¿QUIÉNES SE MOVILIZAN?
CLASES Y PROYECTOS POLÍTICOS
EN DISPUTA EN EL LEVANTAMIENTO
DE OCTUBRE 2019

EDUARDO BUSTOS FUENTES1

1 Sociólogo, Universidad de Playa Ancha; Magíster en Gobierno y Gestión Pública de la Universidad de Valparaíso. eduardo.
bustos@unab.cl

De la revuelta de octubre a la rebelión popular 73

[ENSAYOS]
E ste ensayo propone que las
expresiones movimentales
desplegadas a lo largo del país dan cuenta
de la existencia de una inconformidad
relativa y real de las posibilidades de acceso
a la satisfacción de necesidades básicas
y secundarias, no obstante, no son claras
todas las intencionalidades e intereses.
Entre clases medias (y otras acomodadas),
estudiantes, pobladores, trabajadores
privados y públicos existen diversos
intereses que pueden converger, al menos
en este momento, solo tangencialmente.
Esto posibilita un agrupamiento identitario
frágil que se sostiene en la participación
masiva recurrente y mediatizada, pero es
probable que decante en una confrontación
por un nuevo proyecto político.
Si lo planteado se acerca a la realidad,
el bloque en el poder podría, sin
comprender las condiciones que llevaron al
levantamiento, responder defensivamente
a través de mecanismos de mercado y
democracia limitada, ya que no estaría aún
en riesgo la sostenibilidad del proyecto
hegemónico neoliberal y, por consiguiente,
sería posible canalizar el “malestar” a través
de mecanismos institucionales existentes
que contengan y traduzcan las demandas
al lenguaje económico/político vigente.
Una posible solución (desde una izquierda
transformadora) para crear un proyecto
político popular, es analizar las divergentes
demandas atendiendo a los intereses
que representan y fortalecer aquellas
que impliquen cambios a condiciones
materiales y subjetivas de las clases
populares.
Para desarrollar lo planteado se realizará
un breve contexto político del país, se
identificarán los principales sujetos
involucrados en las movilizaciones y sus
capacidades de agenciamiento en el
74 Historia en Movimiento
desarrollo de un movimiento emergente y
dinámico y se reconocerán algunas posibles
tensiones en el debate por un nuevo
proyecto político.
SUJETOS EN MOVIMIENTO Y
BLOQUE EN EL PODER
La noción de “malestar social” ha
dominado el campo de significado para
explicar el levantamiento social y popular
de Octubre del 2019, pero este concepto no
ofrece mayor comprensión del fenómeno
debido a que las consecuencias de la
producción, circulación y apropiación en
las economías capitalistas son intrínsecas
al modo de producción, por consiguiente,
los bajos ingresos, el acceso desigual a
educación y salud, las bajas pensiones, la
desigualdad, entre otras manifestaciones
materiales en nuestras sociedades, son
recurrentes y se exacerban en economías
dependientes.
No obstante, en los últimos 15 años hemos
atestiguado un proceso desarticulado de
movimientos que focalizan su discurso y
acción en un conjunto de contradicciones
endémicas al modo de producción y que, si
bien carecen de un análisis de la totalidad,
han contribuido al reconocimiento de
manifestaciones concretas que funcionan
como indicadores de las tensiones del
modelo de desarrollo. Los movimientos
estudiantiles populares, como el del 2006,
junto con el movimiento del 2011, las luchas
por la descentralización, las continuas
luchas sindicales de trabajadores públicos
y privados, los trabajadores precarios y
subcontratados, los movimientos por el
agua y el medio ambiente, el movimiento
por pensiones dignas, son algunos
ejemplos. A la vez, muchas de estas luchas
convergen con la crítica radical planteada
Año V · Número 5 · 2020
por los movimientos feminista y mapuche.
Por otra parte, en ocasiones dentro y
otras autónomamente, encontramos el
trabajo permanente de organizaciones
populares poblacionales que a lo largo
de varias décadas se han manifestado
por demandas inmediatas sentidas
por familias marginadas territorial y
socialmente, donde el transporte, la salud,
la vivienda y seguridad son problemas
que configuran su cotidiano. Aun cuando
no es un actor por todos reconocido en
esta contienda, hay una multiplicidad
de organizaciones territoriales populares
que, sin ambición (por lo menos en este
periodo), han contribuido humildemente
en el reconocimiento de contradicciones
que afectan sus condiciones de vida y
fortalecido su trabajo organizativo.
Estas expresiones movimentales2 devienen
en diversos proyectos políticos y/o
intereses3, por consiguiente, se considera
inadecuado atribuir al levantamiento
de Octubre del 2019 la capacidad de
articular las demandas y sintetizarlas en
un proyecto político. Más bien, en este
contexto se evidencia la convivencia difusa
de demandas y clases sociales, las que, sin
mayor tensión visible, logran compartir un
escenario.
2 Intencionalmente se evadirá el análisis del fenómeno a
partir de las teorías sobre los movimientos sociales, para así
centrar la atención en las clases movilizadas. No obstante,
se considera relevante ya que requiere revisar los marcos
interpretativos dominantes en esta materia y sus resultados
podrían ofrecer una lectura que contribuya en las definicio-
nes tácticas y estratégicas del movimiento.
3 La noción de interés remite a las clases sociales. Estas,
entendidas en un contexto histórico concreto, tendrían
capacidad de reconocer sus intereses y oponerlos a los de
otras clases sociales. La existencia de una sociedad es-
tructurada a través de clases implica, necesariamente, una
jerarquización en el acceso al poder y la riqueza socialmente
producida. De ahí que sea posible reconocer intereses
diferentes y opuestos entre la burguesía, clases medias y
clases populares-trabajadoras, pero su reconocimiento no
es mecánico, sino que dependen de procesos históricos de
acumulación de fuerza y comprensión de las contradiccio-
nes que se evidencian a través de la lucha de clases.
Uno de los peligros que se debe advertir
es la forma que pueden asumir las
organizaciones y el proceso de circulación
de las demandas (desde su reconocimiento
a la instalación en la agenda pública), ya
que al momento han sido los sectores
económicos medios los que han
logrado en mayor medida ser el foco de
atención mediática, lo que contribuye
a su legitimación como interlocutores
válidos. No se trata de deslegitimar a
estos potenciales actores relevantes,
sino de dar cuenta que estos sectores no
necesariamente cargan con las demandas
y aspiraciones populares que se han ido
constituyendo a lo largo del proceso de
movilización.
Como contraparte de estas expresiones
movimentales se ubica el bloque en el
poder4, compuesto por diversas fracciones
que representan intereses dentro de
la “fragmentación productiva”5 propia
del neoliberalismo chileno. Pese a sus
condiciones privilegiadas para producir
conocimiento sobre la realidad social
(desde técnicas a inteligencia), carecen de
un diagnóstico certero que los imposibilita
a actuar con acciones de contención,
que tiene como resultado la estrategia
de criminalización, represión y amenaza
de una potencial crisis económica. Los
intelectuales orgánicos y políticos en el
4 En Chile, a nuestro entender, es posible reconocer diversas
“clases y fracciones dominantes” que disputan una institu-
cionalidad ad hoc sobre la que se subyuga el poder político
y la democracia. Estas fracciones presionan por sus intere-
ses dentro de las posibilidades habilitadas por un acuerdo
transversal sobre el rol del mercado y la tecnocracia, que
se despliega como “sentido común” desde y entre la clase
política al ciudadano liberal. De ahí que cualquier posición
política que cuestione la hegemonía de la regulación del
mercado sobre la vida social es catalogada de “ideológica”.
5 Agacino, R. (2015). “Transición política a la democra-
cia neoliberal: desmovilización y despolitización social.
Diagnóstico sobre la organización colectiva durante los 90’.
Perspectivas actuales”, en GESP (coord.) (2015). Movimien-
tos Sociales y Poder Popular en Chile. Tiempo Robado.
Santiago de Chile.
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 75
[ENSAYOS]
poder realizan un mea culpa por postergar
de los beneficios del crecimiento económico
a amplios sectores sociales, pero la ausencia
de explicaciones se podría deber a una
“perspectiva de administración y control,
donde el estallido social es visto como una
administración fallida del sufrimiento de las
masas”6. Esto podría deberse a problemas
propios de una institucionalidad que no
logra retroalimentarse de las demandas
sociales para realizar ajustes (ya sea por
falta de canales o ceguera selectiva), a
una democracia liberal de baja densidad
deliberativa y sus subsecuentes problemas
de representación y a la insistencia de
transformar las demandas al lenguaje
económico neoliberal para no afectar los
marcos económicos vigentes. Como sea,
el capitalismo en cualquiera de sus facetas
debe realizar ajustes para responder a sus
contradicciones, pero éstos tienen un límite.
La Agenda Social propuesta por el
Gobierno, lejos de estabilizar el conflicto
ofreció con mayor claridad los límites
que dominan las posibilidades de
transformación institucionalizada y
dan cuenta de la forma en que esta
administración comprende los problemas
sociales, blindando los supuestos del
malestar al acceso al consumo y el
endeudamiento. El discurso orientado a los
sectores vulnerables no logra satisfacer la
demanda, por más difusa que sea.
En sus limitaciones, la capacidad de
respuesta de la administración del proyecto
político y económico debe ser alcanzada a
través de un pacto entre partidos políticos
(con la honrosa ausencia del Partido
6 Marconi, A., Sandoval, I. & Link, S. (2019) “¿Crisis del
modelo, malestar social o lucha de clases? Análisis de
coyuntura”. Plataforma Poder Popular, pág. 4. Re-
visado el 17 de abril del 2020 en https://www.academia.
edu/40905228/_Crisis_del_modelo_malestar_social_o_
lucha_de_clases_Analisis_de_coyuntura._Chile_Octu-
bre_2019
76 Historia en Movimiento
Comunista y parte del Frente Amplio), que
“desde el día 15 de noviembre de 2019,
ha resultado fundamental y crucial para
proteger y defender el sistema en crisis”7.
Esta estrategia, junto con descomprimir el
conflicto y canalizar una salida dentro de
los marcos institucionales vigentes, oxigena
a la misma institucionalidad [y al bloque
en poder], obligando su reconocimiento
y posibilidades de ofrecer respuesta a las
diversas demandas sociales8. Así, el conjunto
de actores que demandan soluciones se
ven forzados a definir como interlocutor
válido a una contraparte técnica necesaria
para la economía y el funcionamiento de
la organización política, las organizaciones
intermedias tecnificadas que se
cristalizan en el Estado. En consecuencia,
el enfrentamiento se traslada a la
confrontación entre Estado y Sociedad Civil9.
POSIBILIDADES Y LIMITACIONES
DE LAS CLASES MOVILIZADAS
Durante meses las grandes avenidas
de todo el país fueron desbordadas por
trabajadoras/es, jóvenes, pensionadas/
os, profesionales, estudiantes, pobladoras/
es. La impresionante masividad creo un
entusiasmo sin precedentes por hacerse
parte de esta expresión de desagravio.
7 Gómez Leyton, J. C. (2019). “¿Hacia dónde va el proceso
político actual?”. Revisado el 23 de abril del 2020 en
https://www.lemondediplomatique.cl/hacia-donde-va-el-
proceso-politico-actual-por-juan-carlos-gomez-leyton.html
8 De ahí que parte de la izquierda chilena sea caricatur-
izada como poco democrática o impositiva, debido a que
buscaría abrir nuevos caminos para canalizar las demandas
sociales.
9 Variados son los ejemplos que dan cuenta de esta forma
de enfrentamiento, como los estudiantes de universidades
privadas que exigen al Estado que regule sus condiciones
contractuales o trabajadores subcontratados que al no
ver resueltas sus demandas porque las empresas que se
cobijan en la posibilidad técnica de sostener estas relaciones
laborales, pasan a exigir cambios en las reglas que posibili-
tan el trabajo flexible y desregulado.
Año V · Número 5 · 2020
Mientras las respuestas del Gobierno
no hacían eco en estas multitudes, se
multiplican las marchas. No obstante, se
consideran poco apropiadas y apresuradas
las lecturas que simplifican el análisis y
lo reducen a una manifestación de lucha
por el cambio del proyecto neoliberal o la
dicotomía entre “elite” y “nuevo pueblo”,
aun cuando sin duda reflejan el acontecer
inmediato y observable, y ofrecen una
buena caracterización del bloque en el
poder.
Si bien, como fue señalado, son múltiples
las clases sociales que transitan en las
marchas y convocatorias de protesta, dos
de ellas han sido gravitantes y permitirían
distinguir demandas, potenciales proyectos
y formas de proceder: las clases medias
y las clases populares. Para realizar esta
lectura, las clases populares se distinguirán
entre los sectores empobrecidos y
marginados y las organizaciones de
trabajadoras y trabajadores. Si bien existe
un vínculo entre ambos, la autonomía
de sus formas de organización, sus
condiciones materiales y sus procesos
de acumulación de fuerza ameritan una
diferenciación.
Respecto a las clases medias, se evidenció
un exponencial crecimiento de su
participación en las movilizaciones, ungidas
en el “asambleísmo autoconvocado”
fragmentario y territorializado. Si bien
estas clases han sido tradicionalmente
representadas por los partidos políticos,
la baja legitimidad, el clientelismo, la
corrupción y su atomización como clase
política habrían influido en la desconfianza
hacia éstos como agentes de canalización
de intereses. Como resultado, se anclan en
nuevas modalidades de “hacer política” que
tienen su asidero en la nueva versión de la
ciudadanía. Así, entra a la escena un actor
propio de la democracia neoliberal, con un
peso superfluo en los cambios y sobre todo
en las demandas que del pueblo deberían
emerger, pero gravitante al momento de
darle legitimidad al modelo. El ciudadano
tiene el derecho a reclamar, tiene derecho
a defender sus derechos, legitimando al
sistema en permanente crisis.
Al momento son pocos los antecedentes
que permiten dar cuenta de los motivos,
experiencias y/o variables catalizadoras
que llevan a estos segmentos a movilizarse.
En efecto, entre los marcos interpretativos
disponibles para analizar el fenómeno es
posible frivolizar el análisis atribuyendo
esta participación a experiencia de goce,
farandulizada y mediatizada, como
también puede responder al desarrollo de
una conciencia que permita diferenciar sus
intereses de los de las clases dominantes.
En esta segunda perspectiva también se
deben reconocer los intereses específicos
que proponen, que podrían transitar desde
ampliar sus posibilidades de acceso en
calidad de ciudadanos consumidores
hasta supeditar sus intereses a las clases
populares. En esta materia, el camino está
abierto.
Por otra parte, las clases populares
marginadas se han visto representadas
principalmente por jóvenes, pobladoras y
pobladores que ocupan un lugar central
en la puesta en escena de la movilización,
demarcando las tácticas de lucha y
circunscribiendo el sentido político del
movimiento, una lucha popular por la
dignidad. Este segmento de las clases
populares está sumergida en un despojo
material y político sistemático y es
justamente el proceso de lucha de clases
el que podría habilitar el reconocimiento
de sus intereses en oposición a otras,
ya que en ella convergen el conjunto de
contradicciones que resultan del despliegue
de la mercantilización de la vida social,
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 77
[ENSAYOS]
incluyendo la operación estatal. En la
radicalidad de los jóvenes10 y las vivencias
de la familia popular podemos encontrar
directrices que informen a una propuesta
anticapitalista. Es acá donde cala con
más fuerza la cotidianidad del despojo
material del capitalismo. Las poblaciones
volverían a ser un eje del conflicto donde
se expresan de la manera más trasparente
contradicciones vigentes.
Como parte fundante de las clases
populares y elemento central de todo
análisis clasista se encuentran las
trabajadoras/es, pero su participación
amerita algunas observaciones. Si bien, con
toda probabilidad en las multitudinarias
movilizaciones participaban trabajadoras/
es, una parte importante no estaban
adscritos a su posición dentro del modo
de producción y, en consecuencia,
como manifestaciones críticas de las
contradicciones fundamentales del
capitalismo. Se reconoce una alta
movilización de gremios y sindicatos, pero
estas organizaciones no lograron trasformar
sus convocatorias en masas y movilizar a
las trabajadoras/es en cuanto clase.
A nuestro entender, la crisis sindical
chilena no logra ser superada en este
contexto de amplia movilización11. Pese
al esfuerzo de agrupamiento e intentos
de conducciones emanados por la ANEF,
CUT y otras organizaciones sindicales, sus
lógicas economicistas y coyunturales, su
apego a los partidos políticos tradicionales
y las condiciones de las movilizaciones
de Octubre no habilitaron un crecimiento
10 Uno de los aspectos que diferencian a estas movilizacio-
nes de otras son las nuevas identidades que se superponen.
Así vemos que las organizaciones estudiantiles no ocuparon
un rol protagónico, pero los jóvenes se multiplicaron en los
territorios.
11 Si bien, son muchos los estudios sobre el sindicalismo
chileno, preocupa los pocos análisis realizados en base al
levantamiento de Octubre.
78 Historia en Movimiento
organizativo e ideológico. Esto es necesario
de atender en el plano estratégico, ya que
imaginar un nuevo horizonte de sentido
que supere las lógicas que instala el
mercado, requiere necesariamente de las
trabajadoras/es y sus organizaciones. La
revisión de postulados y reinvención se
transforman en tareas fundamentales.
Con todo, se puede hablar de una
movilización transversal de prácticamente
todos los segmentos sociales, lo que nos
debe obligar a identificar sus prácticas y
proyectos transformadores. Es justamente
en momentos como éste que la gran
cantidad de expresiones populares de
lucha, los esfuerzos por la recomposición
del tejido popular, se suele presentar como
algo nuevo.
TENSIONES EN LA
CONSTRUCCIÓN DE UN NUEVO
PROYECTO POLÍTICO
A partir de lo expuesto anteriormente,
se podría reconocer la existencia de una
disociación política particularmente en
las clases medias. Esto se refleja en que
una vez que el Gobierno y parte de la
oposición institucionalizan el conflicto, los
sectores medios responden al llamado
apoyando la “Convención Constituyente”,
mientras cuestionan los repertorios de
acción de las clases populares beneficiarias
de la “Agenda Social”. Esto también se
ve reflejado en el comportamiento de las
organizaciones sindicales que, carentes de
autonomía relativa en su forma de hacer
política, sucumben al llamado de paz
e institucionalización. Así, las urgencias
más sentidas asociadas a la pobreza, la
precarización del trabajo, el acceso a la
salud, no son respondidas, postergando
soluciones y cerrando mecanismos para
Año V · Número 5 · 2020
canalizar sus demandas. Es más, se desliza
una estigmatización del sujeto popular
de “no civilizado”, carente de condición
política por sus repertorios de acción y su
situación de “vulnerables” y empobrecidos.
Como consecuencia, el relato es unilateral,
del Estado hacia la familia vulnerable. La
interpelación al Estado por parte de los
sectores populares, si bien podrían reflejar
un avance en el reconocimiento de su
posición dentro de la sociedad chilena,
también da cuenta de las debilidades en
el sentido que son pocos los avances en la
construcción de poder popular autónomo.
Por consiguiente, una de las tareas
a desarrollar refiere al análisis de las
tensiones entre proyectos políticos
en disputa. En este sentido, una
categorización complementaria útil son
los horizontes de transformación débil
o radical. Si, analíticamente, se reconoce
la existencia de dos polos que disputan
la construcción de una alternativa al
neoliberalismo, es posible estudiar el
proceso de construcción y ubicarlo histórica
y materialmente. El contexto actual ofrece
condiciones para desarrollar este análisis.
Al momento se puede adelantar que la
forma de maniobrar de las clases medias
ha sido el copamiento de espacios
institucionales sin desarrollar alternativas
paralelas, lo que limita sus proyectos a los
marcos de debate que diseña el bloque en
el poder. Estos grupos son diversos pero
en gran medida comparten la necesidad
de cambiar la constitución política carente
de legitimidad por su génesis dictatorial.
Dominada por profesionales, tecnócratas,
emprendedores y oficios de ingreso medio,
esta clase configura un amplio abanico
de sentido que va desde legitimar la
constitución a una constituyente popular
que proyecte un nuevo proyecto histórico.
Está abierta la posibilidad de que
la disconformidad o “malestar” sea
hegemonizado por clases sociales (medias
y altas) que apuntan a un cambio parcial
o aggiornamiento del neoliberalismo y en
este punto podría emerger la disyuntiva
al interior de las clases movilizadas,
la potencial trampa constituyente,
especialmente si no se diseña una
alternativa popular conjunta o paralela.
Una salida alternativa, popular y radical,
podría desarrollarse en la clase popular
ya que este es la única que podría lograr
identificar con suficiente claridad las
contradicciones vigentes. Pero para esto
el trabajo político debe centrarse en
la reconstrucción del tejido social y el
fortalecimiento de los territorios populares.
En conjunto, el sindicalismo deberá
replantearse y optar por transitar junto con
las clases populares.
Esto no necesariamente implica replicar
los modelos de organización tradicional
de la izquierda, más bien toca reinventar la
táctica y el método. La experiencia puede y
debe nutrir una nueva práctica. Los marcos
teóricos y analíticos disponibles no deben
transformarse en una camisa de fuerza que
limite nuestra imaginación política, sino
ser puntos de partida para inventar lo no
escrito, el futuro posible.
La fragmentación de las demandas, la falta
de horizonte son estados que dan cuenta
de las debilidades de la organización
social y política, no de su vitalidad. La
conformidad de una crítica limitada implica
necesariamente el desconocimiento y la
falta de profundidad en los análisis y las
estrategias, construyendo enemigos de
“intereses” de fácil derrota y acomodo,
donde gana el movimiento y el “enemigo”
(gobierno o empresas). Su ceguera
imposibilita identificar intereses de clase
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 79
[ENSAYOS]

que orienten la limitada lucha económica,

cultural y política, en un marco histórico
específico, compuesto por diversas
demandas, por diversos tiempos, clases,
etnias y géneros.

Ninguna clase ni posición política ha

madurado lo suficiente que permita
adelantar posibles resultados. Incluso en
este escenario es viable el aggiornamiento
del neoliberalismo así como una salida
neoconservadurista. Son peligros necesarios
de atender. Todo conflicto no se reduce
a la lucha contra lo existente, también
implica una lucha por hegemonizar el nuevo
proyecto de lucha. Si bien, existe claridad
de la necesidad de cambio, el segundo
problema está lejos de estar resuelto. Es
un espacio abierto de disputa que puede
significar el despliegue de enfrentamientos
entre las clases sociales movilizadas. Este
fuego cruzado deberá desarrollarse y su
resultado dependerá del crecimiento
orgánico e ideológico de cada clase.

80 Historia en Movimiento Año V · Número 5 · 2020

 Fotografía: Mariana Soledad

De la revuelta de octubre a la rebelión popular 81

[ENSAYOS]
DE LA MARGINACIÓN A LA
APROPIACIÓN DE LA CIUDAD
COLONIAL
FABIÁN OYARZÚN MILLACOY1
D esde el 18 de octubre, el pueblo
chileno ha salido a las calles de
Santiago para manifestarse en
contra del gobierno de Sebastián Piñera,
exigiéndole la promulgación de una nueva
Constitución política por medio de una
Asamblea Constituyente para desprivatizar
derechos fundamentales como la
educación, la salud, las pensiones, el agua,
entre otros con la finalidad de reemplazar el
modelo económico neoliberal impuesto en
la Dictadura militar (1973-1990) amparado
en la Constitución de 1980. En las
multitudinarias concentraciones que han
tenido lugar en la “Plaza de la Dignidad”
los manifestantes cantaron a todo pulmón
“Chile despertó”, con esta frase el pueblo
chileno le advierten al gobierno de Piñera
que ya no aceptaran más abusos de un
sistema injusto que ha precarizado su vida
a niveles inhumanos.
1 Licenciado en Historia por la Universidad Alberto Hurtado.
fabiani.oyarzun@gmail.com
82 Historia en Movimiento
El movimiento mapuche no se ha
mantenido ajeno a esta coyuntura histórica,
ya que el 29 de octubre en la ciudad
de Temuco organizaron una marcha en
donde un grupo de mapuche derribaron
las estatuas de Pedro Valdivia (uno de
los primeros conquistadores españoles
que intentó someter al pueblo mapuche)
y la de Dagoberto Godoy (un aviador
chileno que se convirtió en el primer
chileno en sobrevolar la Cordillera de los
Andes), a esta última la degollaron y su
cabeza fue colocada en las manos de la
estatua del toki Kallfülikan. Los medios de
comunicación no tardaron en catalogar este
hecho como un acto vandálico e irracional,
pero contarios a esta visión reduccionista
interpretamos este acontecimiento como
una acción política que buscó criticar y
cuestionar la mentalidad colonial de la
elite sureña que consideró a la ciudad de
Temuco como un espacio exclusivo del
hombre blanco y “civilizado”.
Año V · Número 5 · 2020
Para comprender esta acción política
debemos recordar que la ciudad de
Temuco se fundó bajo el contexto de la
invasión militar de Gulu Mapu (sector
poniente del territorio mapuche llamado
Wallmapu, actualmente ocupado por Chile)
ejecutada por el ejército chileno, llamada
eufemísticamente por la historiografía
chilena decimonónica como “Pacificación
de la Araucanía” (1861-1884). Por esta
razón, la ciudad de Temuco tuvo un origen
colonial2, es decir, nació producto del
despojó territorial y tenía como objetivo
asegurar y defender la presencia del
Estado chileno en el territorio mapuche
recientemente conquistado3.
La elite chilena decimonónica estuvo
influenciada por el pensamiento positivista
y sobre todo por los planteamientos del
pensador argentino Domingo Faustino
Sarmiento, quien postuló la dicotomía
civilización versus la barbarie, la cual se
vio materializada en el binomio ciudad y
campo, la urbanidad fue un lugar exclusivo
para el hombre blanco en donde se
desarrolló la modernidad y el progreso
material; en cambio la ruralidad era un
espacio habitado por los indígenas, quienes
personificaban la naturaleza y el atraso
racial, cultural y espiritual. Producto de estas
ideas los políticos chilenos consideraron
que la edificación de las ciudades en Gulu
Mapu simbolizó la victoria de la civilización
en contra de la barbarie.
La mayor expresión de la dicotomía
civilización/barbarie correspondió a la
metáfora del “cinturón suicida”, este
concepto fue utilizado por agricultores,
2 Rodríguez, Mario. “Resignificando la ciudad colonial y
extractivista”, en Alternativas al Capitalismo, ed. Grupo
Permanente de Trabajo sobre Alternativas al Desarrollo
(Quito-Ecuador: Ediciones Abya Yala, 2013), p. 227.
3 Pinto, Jorge. La formación del Estado y la nación, y el
pueblo mapuche. De la inclusión a la exclusión (Santiago:
DIBAM, 2003), p. 195.
colonos, políticos y funcionarios estatales
del sur de Chile entre los años 1940 a
1960 para denominar a las reducciones
mapuche que se situaban alrededor de la
ciudad de Temuco. Según la elite sureña
las reducciones formaban un cordón de
improductividad que asfixiaba el desarrollo
económico de la ciudad, al mismo
tiempo la elite representó a los mapuche
como una “raza” inferior floja y borracha
incapacitada para trabajar la tierra, por
lo tanto, era un suicidio permitir que los
indígenas conservaran sus territorios sin
cultivarlos, estos lotes de tierras tenían que
ser entregados a sujetos más capacitados
para producirlos y así se evitaría el
desabastecimiento alimentario que estaba
sufriendo la “Perla de Cautín” (forma de
denominar a la ciudad de Temuco en esa
época) 4.
La metáfora del “cinturón suicida” que
empleó la elite sureña tuvo el propósito
de justificar el proceso de división de las
comunidades indígenas que se encontraba
estancando hasta ese momento. Si las
reducciones se convertían en propiedad
privada y se regían por las leyes del
mercado, los agricultores y colonos tendrían
la facultad de comprarles y arrebatarles
a los mapuche las pocas hectáreas que
habían logrado mantener posterior al
proceso de “Pacificación de la Araucanía”.
Con esta propuesta la elite sureña pretendió
crear una ciudad blanca y “civilizada” libre
de la presencia de los indígenas.
Este idea no se llevó a cabo porque
los mapuche se mantuvieron en los
márgenes de la ciudad de Temuco e
incluso penetraron y habitaron dentro de
ella, pero su residencia fue generalmente
en los arrabales y/o sectores pobres de
4 Foester, Rolf y Montecinos, Sonia. Organizaciones,
contiendas y líderes mapuches (Santiago: CEM, 1998), pp.
277-281.
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 83
[ENSAYOS]
la urbe, a diferencia de colonos chilenos
y extranjeros que se ubicaron en la plaza
central en donde se concentró el poder
político y económico. Pero los mapuche en
ningún momento fueron víctimas pasivas
de la segregación de la ciudad colonial,
por el contrario se trasformaron en actores
políticos que trataron de disputar los
espacios dominados por la elite sureña5,
como fue el caso de muchos mapuche que
iban al centro de la ciudad para intercambiar
productos agrícolas y animales por artículos
y alimento, que no eran producidos en las
reducciones, para subsistir a la precaria vida
que estaban experimentado posterior al
proceso de ocupación.
La frontera simbólica entre la civilización
y la barbarie ha sido constantemente
atravesada por los mapuche generando la
molestia de la elite sureña, la cual deseó
regular y prohibir el libre transitar de los
indígenas. A pesar de que el viejo anhelo
de crear una ciudad libre de la presencia
de los indígenas no se ha cumplido, los
descendientes de colonos de Gulu Mapu
como el alcalde de Temuco Miguel Becker
en pleno 2018 sigue empeñado en expulsar
a los comerciantes mapuche dedicados
a la venta de hortalizas y verduras en las
principales calles de la comuna. Frente a la
continua violencia y represión colonial, los
indígenas siempre han resistido e irrumpido
las zonas exclusivas para el hombre blanco
y siguen exigiendo su derecho a vivir en la
ciudad6.
Otras expresiones del agenciamiento
político de los mapuche, consistió
5 Alvarado Lincopi, Claudio. “La emergencia de la ciudad
colonial en Ngulu Mapu: control social, desposesión
e imaginarios urbanos”, en Violencias coloniales en
el Wajmapu, ed. Enrique Antileo (Temuco: Ediciones
Comunidad de Historia Mapuche, 2015), pp. 129-136.
6 https://www.comunidadhistoriamapuche.cl/las-y-los-
mapuche-tambien-tenemos-derecho-a-la-ciudad-una-
reflexion-sobre-el-colonialismo-de-becker/
84 Historia en Movimiento
en la formación de organizaciones
compuesta por profesores, abogados
y/o comerciantes mapuche, quienes
hicieron varias concentraciones y marchas
en Temuco a lo largo del siglo XX para
denunciar los múltiples abusos que
se cometieron en contra de su pueblo,
paralelamente intentaron apropiar,
modificar y mapuchinizar la ciudad, ya
que en estas grandes manifestaciones los
mapuche realizaron muchos discursos en
mapudungún, afafanes y purrunes al ritmo
del kultrun y pifulka, demostrando que
su forma de vida no era incompatible con
la urbe. Además, los dirigentes mapuche
utilizaron la escritura para criticar la
metáfora del “cinturón suicida”, aunque
las organizaciones tuvieron diferentes
posiciones políticas y distintas posturas con
respecto a la división de las comunidades,
todas coincidieron en rechazar ese
concepto injusto y racista inventado por la
elite sureña7.
Para el pueblo mapuche la transición
chilena no solo representó la continuación
del neoliberalismo, sino también el
mantenimiento del colonialismo, en
donde el Estado chileno ha criminalizado
las luchas demandas del movimiento
mapuche contemporáneo por la
autodeterminación. Ante el nuevo ciclo de
represión estatal, los mapuche optaron
por acciones políticas directas buscando
destruir los símbolos del sistema neoliberal
y colonial, como por ejemplo la quema de
camiones de empresas forestales como
ocurrió en Lumaco en 1997 o la demolición
de las estatuas de Pedro de Valdivia y
Dagoberto Godoy en Temuco en el 2019,
cuestionando la supuesta blanquitud y
homogeneidad de la Perla de Cautín, al
7 Oyarzún, Fabián. “La metáfora del “cinturón suicida”
como una expresión de la reconfiguración del colonialismo
chileno. Temuco, 1940-1953” (tesis de pregrado, Universidad
Alberto Hurtado, 2019), pp. 31-59.
Año V · Número 5 · 2020
igual que lo hicieron muchos mapuche que manifiesten el descontento popular en
habitaron en la urbe en el siglo XX. contra el sistema colonial y neoliberal.

Si entre 1940 y 1960 la presencia de los
mapuche y sus reducciones alrededor
de la ciudad de Temuco fue concebida
como una amenaza porque los indígenas
y sus propiedades formaban un “cinturón
suicida” que asfixiaba y estrangulaba la
economía, en pleno siglo XXI durante el
estallido social el “cinturón” se materializo
al interior de Temuco por medio de una
cuerda ocupado por los propios mapuche
para tumbar y decapitar las figuras militares
símbolos de la violencia colonial sobre Gulu
Mapu. La intervención terminó cuando los
mapuche tomaron la cabeza de Dagoberto
Godoy y la colgaron en las manos del toki
Kallfülikan, declarando que su pueblo
nuevamente había penetrado, disputado
y trasformada la ciudad colonial. El miedo
de la elite sureña de morir ahorcado por los
mapuche finalmente se cumplió.
Esperemos que esta irrupción material y
simbólica de la mapuchinidad en la urbe,
sirva como ejemplo para desmantelar
el mito de Chile como una nación
homogénea y libre de la presencia del
indígena, y de paso a una república más
heterogénea y plurinacional, en donde
los mapuche sean reconocidos como un
pueblo con derecho a la autodeterminación
y por otra parte, sus formas de comprender
la realidad no sean catalogadas como
bárbaras e incivilizadas. Esta nueva forma
de convivencia y coexistencia entre el
pueblo chileno y mapuche puede lograrse
si es que dentro del proceso constituyente
la plurinacionalidad adquiere un rol
central en la formulación de una nueva
constitución política.

Aunque este acontecimiento sucedió

en el marco de las protestas del 18-O,
no constituyó una acción exclusiva en
contra del modelo económico neoliberal
introducido en la Dictadura militar en
1973, ya que este agenciamiento político
respondió a una temporalidad más extensa
como fue la implantación del colonialismo
chileno en Gulu Mapu posterior a la
ocupación militar. Si desde el 18 de octubre
del 2019 el pueblo chileno “despertó” y se
levantó en contra del sistema neoliberal
impuesto hace cuarenta años, el pueblo
mapuche nunca ha estado “adormecido”
frente a los abusos y violencias cometidos
por el colonialismo chileno, porque
constantemente ha desplegado diversas
acciones políticas para resistir la situación
de dominación colonial establecida a
finales del siglo XIX. Aun así la calle se ha
trasformado en un punto de encuentro
para que el pueblo mapuche y el chileno

De la revuelta de octubre a la rebelión popular 85

[ENSAYOS]

Fotografía: Valentina Luza

DE NORTE A SUR, DE ESTE A
OESTE

A sí se escucha en las calles de Chile

ROBINSON SILVA HIDALGO1
y continúa: “daremos esta lucha,
cueste lo que cueste”. Desde
los más diversos territorios materiales
y simbólicos miles de personas se
manifiestan en torno a la ruptura con el
actual Estado, Chile ya no es lo que era y
una sensación cercana a la euforia se ha
tomado las ciudades, pueblos y barrios del
país.

La asonada popular, esa que irrita y

1 Docente del Instituto de Historia y Ciencias Sociales UACh, preocupa en la elite política y empresarial,
miembro de la Asamblea Comunal de Valdivia. robinson.
silva@uach.cl –también a la militar y comunicacional–

86 Historia en Movimiento Año V · Número 5 · 2020

ha estado presente desde siempre en la
historia de Chile, desde los levantamientos
indígenas de los primeros años coloniales
hasta hoy y siempre condenada al
espacio de la antipolítica, este nuevo
ejercicio popular que no han logrado hacer
desaparecer y que representa un deseo
invisible que se debe pensar ante su
emergencia:
La historia popular, en suma, más
allá de todas las opresiones y
alienaciones que permanentemente
ha debido encarar, tienen la ventaja
de su enorme capacidad para crear,
para labrar, para imaginar la vida
de modos y formas que el poder y
la dominación ignoran2.
En esta situación de rebelión antineoliberal,
nuevamente se acciona desde la barricada,
el saqueo y los desmanes callejeros, con
toda la molestia que eso provoca, ha
logrado mantener la atención de la opinión
pública de una manera angustiante y
expectante, quién sabe si ahora podamos
ganar, quién sabe, piensan las y los
trabajadores en su largo trayecto desde la
periferia a sus labores en la brillantez de
las oficinas y viviendas de cualquier barrio
cuico de Chile.
Esta situación nos obliga a pensar y buscar
orden en lo que, personalmente, creo que
está sucediendo: que el neoliberalismo se
agota y que hay que entender el porqué
y el cómo de su crisis. Chile nos resulta
una ventana, más bien un tajo en el que
2 Garcés, M. Crisis social y motines populares en el 1900.
LOM, Santiago: 2003, p. 9. Este aclarador trabajo ha sido
acompañado con un análisis actual del profesor Garcés que
enfoca en las representaciones físicas del poder económico
y político, la expresión y el objeto de la violencia popular, así
como los sujetos y formas de acción en la protesta, queda
debatir en torno a lo inédito del actual movimiento y este
ensayo pretende aportar en ese sentido.
mirar de que está hecha esa, ojalá, posible
derrota, mirar los brotes de la reconversión
capitalista o, por qué no, la aparición de
un proyecto histórico que nos acerque a
eso que alguna vez se llamó socialismo,
o por lo menos una Estado que garantice
derechos sociales.
Pero antes es necesario mirar las heridas
de perdigones y balines sobre el cuerpo de
la protesta, cada tiro genera una huida, una
separación de ese representante del Estado
neoliberal que dispara alejando al cuerpo
popular, lo distancia y este corre, huye y
se reposiciona, de eso trataremos en este
ensayo, de esos trayectos de la fuga que
arroja luces acerca de ese derrotero que
lleva a la actual situación de relegitimación
del pueblo como sujeto histórico. Esta idea,
para comprender la reaparición del sujeto
histórico en forma de estallido, deviene del
planteamiento que carga la responsabilidad
a la segmentación de la sociedad, una
permanente recolocación de los sujetos
populares para debatir con el poder
constituido, “habitar, circular, trabajar, jugar:
lo vivido está segmentarizado espacial y
socialmente”3, efectivamente desde ahí
nacen las líneas de fuga que transportan
el proyecto popular para sus intentos de
configuración en el tiempo histórico.
Para comprender esas líneas de fuga,
más bien los elementos históricos que las
configuran, y que se constatan en cuatro
décadas de neoliberalismo, hay momentos
y situaciones significantes, ellas han ido
construyendo esa máquina de lucha
(siguiendo el lenguaje deleuziano) que hoy
3 Deleuze, G. y Guattari, F. “Mil mesetas, capitalismo
y esquizofrenia”. Valencia: Pre-textos: 2004, p. 214. Se
define esta idea de segmentación para comprender la
estratificación que compone al ser humano y que lo hace
complejo y construido de partes según su tiempo histórico,
nada más adecuado para entender las diferencias entre
una construcción histórica y otra y sus especificidades
transformadoras.
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 87
[ENSAYOS]
se enfrenta pesadamente contra los grupos
que dirigen el país. Ante nuestros ojos
eso se representa en diferentes episodios
marcados por la violencia estatal y que
fueron cercando el espacio de ese grupo
ominoso, regocijado en su lógica del éxito
que entregaba un chorreo infinito a los
más pobres; más que una articulación de
movimientos sociales lo pienso desde la
eclosión de malestares que hacen sentido
en alguna parte de la conciencia de los
pueblos que habitan el país. Desde estos
acontecimientos se abrió una nueva
esquirla que, huyendo del canto de La
Pincoya neoliberal, emprende camino
propio, muchas veces vagando sin rumbo
pero que de pronto se enciende en el
margen de una barricada para retomar su
camino en busca de un lugar en la historia.
Los momentos que iluminan la fuga, esas
antorchas en la noche serán recordadas en
nuestra historia como lo que son, acciones
del terror contra una sociedad sumida en el
espanto, choques eléctricos a la conciencia
que suponen una activación y que, por
tanto, son los revulsivos imprescindibles
para comprender eso que necesitamos y
lo que nos debemos como el común que
hemos decidido ser.
Para acompañarlos les propongo la
revisión de algunos episodios llenos de
claridad y que develan el camino que
hemos emprendido, entonces aparece el
asesinato de Rodrigo Cisternas, la tortura
sobre el cuerpo de Nabila Riffo y el suicidio
inducido por el Estado de Jorge y Elsa, con
ellos y sus biografías, también la de tantos
otros y otras recobramos la vigilia del largo
sueño ultra capitalista.
88 Historia en Movimiento
RODRIGO CISTERNAS O LA
PRECARIEDAD DEL TRABAJO4
En mayo de 2007 el trabajador forestal
Rodrigo Cisternas no pudo más, no soportó
la represión desatada por las Fuerzas
Especiales de carabineros en Horcones,
provincia de Arauco, sobre un cargador
frontal arremetió contra ese batallón
verde que destruía todo a su paso. Ya no
importaba la demanda de ser tratados
como trabajadores iguales a los contratado
era –sin lugar a duda–, una situación límite
que terminó con la balacera que le dio
muerte a Rodrigo.
La situación del trabajo en Chile durante
la era neoliberal ha generado un
cansancio fatal sobre el cuerpo de las y
los trabajadores, jornadas extenuantes
para lograr un salario que permita saldar
las deudas en un país donde todo está
privatizado y, por lo tanto, se debe
entregar la vida a la producción, como el
subcontrato de Rodrigo, que lo mantenía
en la precariedad de una vivienda en
un cerro de Curanilahue, sin ninguna
posibilidad de mejorar, solo la frustración
era su amanecer y su ocaso. La viuda de
Rodrigo, Evelyn Sanhueza dijo: “Es bueno
que todos lo recuerden. No es por justificar
la violencia, pero quienes la ejercen
reivindicando la memoria de mi esposo,
es porque sienten la misma rabia de los
trabajadores, de mi familia”5.
Esa rabia se alimenta de los monocultivos
forestales, que son la única fuente de trabajo
en esa zona del país, con su destrucción
medioambiental, pinos y eucaliptos han
secado la tierra y dejan un desierto sobre el
4 https://resumen.cl/articulos/un-dia-como-hoy-fue-
asesinado-rodrigo-cisterna-obrero-forestal-que-luchaba-
por-sus-derechos-laborales
5 https://www.anarkismo.net/article/8848?include_
comments=true&print_page=true
Año V · Número 5 · 2020
suelo, las especies vegetales y animales han
desaparecido en un horizonte de muerte
y pobreza, Rodrigo debía trabajar en esas
terrosidad rojiza que empapa de acidez el
suelo y el ánimo de los habitantes de esos
lugares, la ambición de las grandes fortunas
de la elite destruyó un paisaje, una historia y
la vida de Rodrigo Cisternas.
Las y los trabajadores de Chile, sumidos
en estas violencias encontraron en este
momento una epifanía, una certeza acerca
del trato degradante que se tiene al que no
está invitado al festín.
NABILA RIFFO, EL PESO
PATRIARCAL6
En un acto de horror atávico de carácter
patriarcal, los ojos de Nabila Riffo fueron
lacerados a tal punto que no volverán
a ver nunca más, cientos de miles de
mujeres protagonizaron un espontáneo
reclamo indignado ante esta violencia
que, permitida por el Estado producto
de su desidia, intentó hacer pasar el
hecho como una situación más dentro de
tantas, centrado en la judicialización del
proceso, los medios se sumaron al castigo
corporal sufrido por Nabila exhibiendo su
imagen de una manera grosera, sin hablar
del insultante uso que un candidato de
derecha hizo del hecho en su campaña
electoral.7
El cuerpo de las mujeres ha ido
exponiéndose desde hace una década
como otro territorio en disputa, las mujeres
6 https://www.eldesconcierto.cl/new/2018/10/10/la-carta-
de-nabila-rifo-contra-el-abandono-del-estado-nunca-se-
cumplieron-las-promesas/
7 https://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2017/07/13/
imagen-de-nabila-rifo-es-usada-por-candidato-a-diputa-
do-por-chile-vamos/
feministas autonomizadas de los poderes
institucionales fueron colocando este
asunto como una forma de radicalizar
los discursos de género y hacer ver a la
población que la superación del patriarcado
está tan distante como el socialismo.
Nabila vino a presentar –de una manera
dramática– esa política, como si de un
mito griego se tratara, la mujer golpeada y
enceguecida por un ogro despiadado fue
capaz de hacer pensar a todo un país que
las mujeres, sobre todo las pobres, eran
objeto del abuso más cruel y aterrador.
Cualquier debate hoy en Chile no puede
advertir el espacio en la resistencia que le
cabe a las mujeres, conscientes de su rol
en la construcción de un nuevo país. Las
mujeres como Nabila son una serie de
identidades reunidas que, despreciadas por
el poder, solo tienen a sus hermanas para
emprender su propia huida, como las de
miles que dejan sus hogares para salvar la
vida en las manos de hombres enajenados
por una sociedad que les enseñó una
manera de estar en el mundo que los
descoloca y los envilece frente a las mujeres.
El marco de las relaciones sociales
neoliberales solo ha venido a empeorar
esta situación, las mujeres siempre
inventaron formas de subsistencia que,
ilegítimas ante el Estado, no dejó de
precarizarlas, eso hoy se llama pymes
y representan otra forma de abuso
inhabilitante para acceder a derechos
sociales garantizados y que promociona
el negocio autogestionado sin considerar
las violencias culturales y sociales que
ellas han sufrido históricamente. La
huida de las mujeres en esos pequeños
emprendimientos se reviste de sueños
truncos y promesas falsas de un Estado
meritocrático y de un machismo alentado
por la economía salvaje del mercado, cabe
escuchar la respuesta feminista.
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 89
[ENSAYOS]
JORGE Y ELSA, NO HAY DESPUÉS8
En el seco invierno de Conchalí del
año pasado, dos ancianos frisando la
noventena de años, decidieron quitarse
la vida, Jorge Olivares y Elsa Ayala en
su pobreza, sus dolores y la pequeñez
de la comprensión social hacia la vejez
optaron por no seguir con una vida
ingrata, la televisión –en su acostumbrada
vulgaridad–, habló de “pacto de amor”,9 el
Estado había decidido poner a la mujer en
un asilo comunal dado su deterioro físico y
la demencia senil, Jorge se quedaría solo en
casa con una mísera pensión asistencial.
La legislación chilena no contempla
eutanasia o formas de buen morir, pero
tampoco provee de servicios sanitarios
acordes a las necesidades de la que llaman,
eufemísticamente, la cuarta edad. Sin
mayor sentido de solidaridad básica a los
que un día aportaron a la riqueza de la
elite, desechados como cualquier aparato
que ya no está en condiciones de prestar
servicio, reemplazados por algún otro u
otra más joven, fuerte o mejor adiestrado,
los abuelos son arrojados al precipicio de
la soledad y la pobreza, tal cual “inepto”
espartano en Taygetus.
Elsa y Jorge no tuvieron hijos, en muchos
casos la única salvación de las y los viejos
pobres del país que, por la obligación
moral de la cultura latina, hace que los
hijos se hagan cargo de sus padres, en
el caso de estos ancianos no hubo ese
privilegio, solo algunos sobrinos que,
cuando los requerimientos laborales o
familiares lo permitían, podían acercarse a
ellos. Sin hijos, sin Estado, sin comunidad,
8 https://www.theclinic.cl/2018/07/28/la-historia-tras-la-
muerte-los-abuelos-conchali/
9 https://www.lared.cl/2018/programas/hola-chile/jorge-
y-elsa-el-pacto-de-amor-de-estos-ancianos-de-conchali-
y-que-culmino-en-el-suicidio-de-ambos
90 Historia en Movimiento
los abuelos quedaron entregados al
autocuidado que solo lame heridas y
rememora un tiempo de juventud en que
todo era más fácil, sin fuerzas ni para
demandar en la calle, solo la espera del
tiempo final era lo que quedaba. Solo basta
señalar que la tasa de suicidios en la vejez
es muy superior al promedio nacional y que
aumenta cuando se avanza en edad.10
La fuga vino de la mano del suicidio, hecho
así, sin asistencia ni preparación, así como
viven los pobres, entre la sangre y la pena.
Estas tristes iluminaciones del sentido nos
obligan, desde la mirada del historiador, a
apurar la comprensión de estos episodios
que pueden estudiarse en función del
sujeto social que se los atribuye. A
continuación veremos en un enfoque
más amplio cómo los sujetos populares
mestizos han ocupado la fuga para escapar
hacia otro tiempo, uno que les permita
reconstituirse y enfrentar al poder, esto
viene a ser una propuesta que revisa
nuestra historiografía sin posibilidad de
retorno al silencio conservador.
LA LÍNEA DE FUGA EN
PERSPECTIVA HISTÓRICA
El pueblo chileno, como todos los pueblos
de este lado del mundo, acostumbra a
emprender desplazamientos, destapa su
recorrido, pierde su lugar y se reposiciona,
se “gana” en otro punto para fugarse de
la violencia del poder de las instituciones,
desde muy antiguo lo hizo, desde el mismo
momento en que el imperio se constituyó
en estos territorios, en tiempos de colonia
y guerra.
10 https://www.socgeriatria.cl/site/wp-content/up-
loads/2017/05/Libro-CHILE-Y-SUS-MAYORES.pdf
Año V · Número 5 · 2020
Durante el proceso de Reformas
Borbónicas, el hecho significativo para los
pobres fue su “arreo” hacia las ciudades
que se fundaban, los mestizos viviendo en
ranchos a orillas de camino y rinconadas
fueron expulsados de su lugar en función
del nuevo proyecto centralizador, de
la mano del proyecto de José Perfecto
Salas, fueron violentamente reducidos a la
periferia urbana:
También se esperan efectos
civilizadores de las ordenanzas de
buen gobierno que, publicadas en
las nuevas villas, instauran una
rígida disciplina a la vida urbana,
fijan normas para morigerar los
juegos, imponen toque de queda
dentro del recinto poblado, prohíben
portar armas y circular al galope
tendido dentro de la traza, exigen
hábitos de higiene a la población,
etcétera11.
Pero esto también ocurrió en tiempos de
integración al capitalismo clásico propio del
siglo XIX, de la misma forma en tiempos
del industrialismo modernizador, en el
siglo XX12; ya sea en los pillajes de peones
echados al interior de la tierra para huir
de los hacendados, o cuando miles se
embarcaron rumbo a California, pasaron a
la Argentina u otros destinos para intentar
11 Lorenzo, S. “Concepto y funciones de las villas chilenas”,
Historia, 22: 96. La referencia si bien es para Quillota, se re-
latan situaciones similares para diversas ciudades y villas del
siglo XVIII, recordemos que el proyecto borbónico inicia la
descomposición del poder local, incluido el de hacendados
y vecinos ilustres, pero también a la aceptada no apropi-
ación de los mestizos, que ahora se ven capturados por la
necesidad estatal para construir una sociedad con mayores
controles biopolíticos.
12 En ese corte histórico es imprescindible considerar el
trabajo de Illanes, M. “Azote, salario y ley. Disciplinamiento
y rebeldía de la mano de obra en la minería de Atacama,
1817-1852” contenido en Chile des.centrado. Formación
social republicana y transición capitalista (1810-1910). LOM,
Santiago: 2003.
suerte, o quienes para el norte o para el
sur de este largo zanjón buscaron trabajo,
techo y comida intentando ser parte de
la promesa del desarrollo. La fuga ha sido
sustancial de la estrategia popular para la
sobrevivencia.13
Pero el desplazamiento no solo ha sido
territorial, hay un constante movimiento
por la política, los movimientos sociales y
la cultura, con ejemplos tan tristes como
irónicos y hasta divertidos, abundan las
historias de siúticos, renegados y serviles,
siempre opacados por las mujeres
y hombres rabiosos y generosos, los
vendedores de esquina y los múltiples
trabajos de ocasión que buscan y rebuscan
en sus vidas para colocar su voz en algún
lugar. Ese ejercicio hoy se llama cabildo
o asamblea autoconvocado y por eso es
importante revisar qué es y qué puede ser
un cabildo.
El cabildo, el poder de lo local, es el germen
de la desintegración de las instituciones y,
por otra parte, la emergencia de un nuevo
orden que refiere a este ejercicio dual de
destituir/constituir y que por tácito se hace
invisible: la soberanía reside en el pueblo.
Este principio, tan útil en la historia de los
pueblos de occidente, de allá y de acá,
resurge en medio de la inconsistencia
del poder abstraído de su materialidad,
simbolizado en supuestos consensos que
se afirman en la nación para sostener un
estado tan absoluto como una monarquía,
pero con derechos positivos que ordenan
13 La historiografía ha trabajado en el periodo colonial eta
situación Araya, A. Ociosos, vagabundos y malentretenidos
en Chile colonial, Santiago de Chile: LOM-DIBAM, 1999;
Góngora, M. Vagabundaje y sociedad fronteriza en Chile
(siglos XVII a XIX), Cuadernos del CESO, 2, 1966. Luego
los migrantes chilenos y chilenas del siglo XIX y XX se han
definido en múltiples pasajes de las obras de los autores
de la nueva historia social, innumerables trabajos de esa
importante corriente, que no es objeto de este análisis, nos
hablan de estas diásporas y reapariciones, textos de Salazar,
Illanes, Grez, Garcés y muchos más lo demuestran.
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 91
[ENSAYOS]
las instituciones y que representan en esas
ritualidades a las que llaman democracia.
La democracia ganada, como la de 1988,
pero que en ese mismo acto triunfal es
secuestrada para sustraerla de la soberanía
popular.14
El camino de las y los trabajadores y del
mundo popular ha sido constructivo y,
de forma autónoma en el siglo XIX y a
pesar de ello, no había logrado constituirse
en un actor político validado por la elite,
ésta actuó frente al conflicto mediante la
represión “puramente policial y militar”,15 ya
aliados al Estado liberal en el XX, expande
sus posibilidades de mejorar la vida, aun
así, las experiencias y las acciones del
pueblo chileno no alcanzó para todos, sin
embargo, encontró formas de pensarse
en cuanto clase, ya sea empujados por
la necesidad o en alineamiento con las
ideologías y proyectos que intentaban
liberar a las y los obreros de su opresión. En
ese sentido la cuestión municipal –en tanto
discusión con el Estado– no prosperó,
ello en la necesidad de este último por
constituirse como un espacio fuerte y
legítimo para decidir sobre la vida y el
territorio.16
14 Salazar, G. Construcción de Estado en Chile (1800-1837).
Democracia de los “pueblos”. Militarismo ciudadano.
Golpismo oligárquico, Sudamericana, Santiago: 2005. En
los últimos días el profesor Salazar ha sido claro en definir
al pueblo mestizo como el sujeto de esta fuga, un pueblo
nacido sin territorio, sin memoria y hasta ahora sin futuro,
este proyecto es el que aparecerá cuando el desexilio se
revierta.
15 Grez, S. De la regeneración del pueblo a la huelga gen-
eral. Génesis y evolución histórica del movimiento popular
en Chile (1810-1890). RIL, Santiago: 2007, p. 762. Esta obra
pone a los sujetos populares como constructores de un
movimiento popular que se abre paso para hacer historia,
en ese sentido lo valoro como un asentamiento que trae,
declara y activa a los olvidados.
16 Illanes, M. A. El proyecto comunal en Chile, 1810-
1891. Historia, 27, 1993, luego trabajado en el texto Chile
descentrado. Formación socio-cultural republicana y
transición capitalista (1810-1910). LOM, Santiago: 2003, la
profesora ubica en el proceso de modernización del país
los fenómenos de descentramiento para comprender la
construcción republicana, pasando por sobre las soberanías
92 Historia en Movimiento
Es aquí donde la figura de ese cabildo
soberano, con afán constituyente, agarra
el mando del proceso, es en ese cabildo
que las líneas de fuga encuentran su punto
de desexilio y afirman su potencia, esa
potencia estallada por la protesta que la
energiza, la levanta y legitima,17 el poder de
los cabildos se irradia desde la barricada,
desde la marcha, desde la evasión, desde el
carnaval y desde cualquier espacio o acción
que los sujetos populares deciden realizar
para resistir a la violencia estatal que busca
detener la apertura del punto de fuga.
En el fondo estamos contraponiendo
las formas de soberanía existente,
tomando la bandera de las comunidades
autónomas en su rol constructor una vez
disuelto el modelo, tal como lo ha dicho
Gabriel Salazar en su análisis del tiempo
largo chileno. Digo contraponer porque
el actual paradigma se encuentra en las
antípodas, trasladando la soberanía del
estado nación a la entelequia bancos-
grupos transnacionales reseñados en la
idea de globalización,18 en un afecto de
pérdida territorial tan conocida y sufrida
por las personas que, tal vez de forma
inconsciente, resisten esa concentración
de poder que solo promete la muerte de la
soberanía popular.
No es posible continuar sin aludir
a la violencia como argumento del
negacionismo a las ansias de justicia de
los fugados populares, nuestra reflexión
comienza así: “Esto es lo que deberíamos
hacer hoy cuando nos vemos abrumados
por tantas imágenes y representaciones
mediáticas de la violencia. Necesitamos
‘aprender, aprender y aprender’ qué causa
populares localizadas en territorios distintos al de la elite.
17 Negri, A. La Anomalía salvaje. Ensayo sobre poder y
potencia en B. Spinoza. Anthropos, Barcelona: 1993.
18 Villalobos-Ruminot, S. Soberanías en suspenso. Imagi-
nación y violencia en América Latina. Ediciones La cebra,
Buenos Aires: 2013.
Año V · Número 5 · 2020
esta violencia”19, tanto el progresismo como
los conservadores se han posicionado
desde la censura moral a la violencia
callejera para apagar la protesta, para
deslegitimar la explosión y mantener el
statu quo. Pero el ejercicio de la violencia,
tan común como efímera en nuestra
historia, es ese espacio de ruptura por
donde escapar del estado actual, y así
habrá que entenderla, con la boca cerrada y
los ojos más abiertos.
La lectura de la relación entre potencia y
protesta es el elemento que me parece
fundamental para conectar la barricada a la
legitimidad de un proceso constituyente, en
estos meses de crisis hemos visto que es
imprescindible tender los puentes entre la
asonada y el pensamiento que lo sustenta,
esa conexión hace potente al movimiento
y lo proyecta, devolviéndolo de su destierro
para hacerse de su lugar y de su futuro.
Todo ello, la subjetividad y la práctica de la
protesta –en todas sus formas– conforman
la máquina de lucha20 que, puestos a
historiar será nuestro territorio en los años
que vienen, por ello tiene una característica
fundamental: la máquina opera sobre sí
misma, no está hecha para el Estado y
sus hipotéticos debates y respuestas a
la demanda, la máquina está hecha para
que cambiemos nosotros y, desde ahí,
cambiemos el Estado, la constitución o lo
que el pueblo soberano, autoconvocado y
autónomamente decida.
19 Zizek, S. Sobre la violencia. Seis reflexiones marginales.
Paidós, Buenos Aires: 2010, p. 18.
20 Guattari, F; Negri, A. Las verdades nómadas & General
intellect, poder constituyente, comunismo. Akal, Madrid:
1999.
REFLEXIONES FINALES
A mi entender, uno de los elementos
del estallido social es la aparición de
un expreso repudio al relato histórico
oficialista (estatal), si nos acercamos a
los ataques contra los símbolos de la
violencia hegemónica, podemos entender
el derribo y destrucción de estatuas,
bustos y monumentos, el renombramiento
de espacios públicos y la aparición de
símbolos nacionales no estatales, me
refiero a las banderas de los pueblos
originarios portados en la mayoría de los
casos por mestizos sin historia ni futuro al
decir de Salazar, ello nos da una muestra
del nuevo posicionamiento teórico de los
sectores anti neoliberales en Chile.
Por otra parte, la apropiación de nuevas
luchas, por ejemplo la socioambiental,
feminista, territorial, las que podemos
fácilmente identificar en la protesta,
devela cuestiones referidas al territorio en
cuanto sujeto político, entonces, el lugar
de enunciación y la dirección del mensaje
han cambiado, cuestión que es una
transformación epistemológica de marca
mayor si se quiere comprender el estallido
como un cambio de era. El territorio está
deviniendo en un sujeto que puede hacer
recuperar el sentido de comunidad perdido
desde las reformas borbónicas.
También se debe señalar que el estallido
social no ha generado, todavía, una crítica
directa y profunda a la globalización, pero
su práctica política si marca un camino
en contrario a esa articulación dominante,
la reaparición de cabildos, asambleas,
coordinadoras y diversas organizaciones
territorializadas, muchas veces asumidas
como formas de poder popular, al calor de la
memoria más reciente de aparición política
de los sujetos populares, se opone a ese
planteamiento y señala el rumbo de una
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 93
[ENSAYOS]

discusión siempre latente pero irresuelta en

el debate de estas organizaciones.

Por último, la definición relevante es que

los territorios emergen como actor político,
convocado por el estallido y con las ganas
de poner su parecer en el debate político
abierto por la revuelta, de esta manera
se visualiza una intención que venía
apareciendo hacía un par de décadas en
el país movilizado y ahora expuesto en
innumerables marchas, mítines, caceroleos
y múltiples formas de opinión política
en ciudades –grandes e intermedias– y
pueblos, que no habían visto una eclosión
así de importante de ese tipo de eventos,
aparte de los conflictos de tipo local, pero
nunca asociado a un relato político tan
contundente, por contrario al modelo
económico y social en su totalidad.

Llegados a este punto, solo puedo pensar

en las calles vividas, aplanadas, gaseadas
y remiradas tras la barricada, en ese
deambular hemos estado construyendo
saber, pensando en conjunto ideas,
acciones y salidas en contraposición
a los resuellos de la elite política,
únicamente preocupadas de volver a la
“normalidad”; nuestro camino nos lleva sí,
a la normalidad, tal vez, pero será a otra
normalidad, que requiere ser dicha, hecha y
pensada. La primera piedra ha sido puesta,
el fuego callejero, la marcha eterna y la
detención de la lógica neoliberal ya están
aquí, vamos al cabildo/asamblea, vamos
a organizar la máquina que nos vuelva a
desplazar, que nos lleve al lugar que nos
sea propio, de nosotros y para nosotros.
Entonces, seguimos.

94 Historia en Movimiento Año V · Número 5 · 2020

LA TRAICIÓN DE LA CLASE
POLÍTICA DURANTE EL
ESTALLIDO SOCIAL ¿REPETICIÓN
DE LA HISTORIA?

TITO TRICOT NOVOA1

Fuente www.tvu.cl

1 Sociólogo, Doctor en Sociología, Universidad Alberto Hurtado; Master en Política Latinoamericana, University of Essex,
Inglaterra. tricot18@gmail.com

De la revuelta de octubre a la rebelión popular 95

[ENSAYOS]
LA MALDICIÓN DE LA HISTORIA
El Wenu Mapu mapuche –que sería similar
a lo que nombramos como cielo– es igual
a la Tierra de abajo, pero no es la Tierra
wingka. Tampoco es el cielo de los que
creen en Dios, sino que es otra dimensión
cósmica, por eso si Dios existiera todo daría
igual. Es más bien mirarse a un espejo,
acaso un juego de espejos, uno dentro
de otro, una historia dentro de otra, ciclos
que se repiten infinitamente. Filamentos
de una galaxia ancestral que se nutren de
otras galaxias para continuar existiendo. Es
la memoria en movimiento, la naturaleza
en movimiento, la cultura en movimiento,
la historia en movimiento. Que parece que
se iteraran pero, en realidad, no lo sabemos
¿O sí?
Coexisten dos preguntas cruciales para
comprender lo que sucede en el Chile
actual: Primero: ¿Se ha repetido la historia?
Y, segundo, si así fuese ¿Era inevitable?
Si la respuesta a ambas interrogantes es
afirmativa significa que la historia misma es
un eterno carrusel, con caballos azabache
de melenas doradas que dan vueltas
interminables pero siempre por el mismo
camino. No se desvían jamás, no saben
cómo; pasivos son, simples observadores
de su propio andar. Vueltas y vueltas,
círculos y más círculos sin querer detenerse
o tal vez sin poder hacerlo porque es
simplemente su esencia, la forma de ser
de la historia. Sin grandes sorpresas, pues
incluso cuando las hay, cuando el carrusel
se descarrila producto de temblores o
acaso ingentes sismos, revoluciones,
alzamientos, rebeliones, estallidos sociales,
éste pronto –sean años o décadas– volvería
a retomar su curso para continuar girando
incansablemente. Si en esto consiste la
fatalidad de la historia, entonces el ser
humano sobra en la vida en tanto sujeto
96 Historia en Movimiento
de cambio, ya que el objetivo de su
existencia sería la de ser mero espectador
del devenir histórico del cual no es parte.
Sería expulsado al mundo como individuo
sin capacidad de razonar y, menos aún de
reflexionar en conjunto con otros, es decir
de constituirse como práctica colectiva
y de la acción social. En otras palabras,
la transformación social le sería ajena, lo
cual es otra manera de decir que no podría
erigirse como sujeto social. Un colectivo
con conciencia de ser tal, otorgándole
sentido y significado al multiverso, a
sus identidades, culturas, memorias,
contradicciones, conflictos, y resistencias.
Y al de todas las estructuras sociales que
lo configuran y que, a su vez, este las traza
a ellas. Está siempre en movimiento, se
despliega dialécticamente, por eso no es
ahistórico, está dentro de la historia, es
parte de ella. El sujeto social es político y,
por ende, está indisolublemente anclado
al poder y al contra-poder, a los relatos
dominantes y a los relatos alternativos. Es
esencialmente crítico, cuestionándose y,
simultáneamente interpelando al poder
en general y a los que detentan el poder
en particular. El sujeto social puede ser
peligroso por tanto desde siempre se le
intenta dejar fuera de la historia.
La historia no es para él, no tiene la
facultad para pensarla, dibujarla, forjarla,
fraguarla como los alquimistas antiguos
desde un opaco metal a un fulgente oro.
Esculpirla en una historia para todos, una
especie de útero prodigioso que dará
vastos frutos, distribuyendo inimaginables
riquezas que construirán el futuro y el
seguro progreso. Estas fueron y siguen
siendo las promesas de la Modernidad. Y
también de la Ilustración, porque el hombre
moderno impondría la razón por sobre los
mitos y la irreflexividad. El hombre ilustrado
arrasaría con el reino de las tinieblas que
aterraban a los pueblos antiguos que no
Año V · Número 5 · 2020
podían comprender a las fuerzas de la
naturaleza, refugiándose en dioses de
ojos azules y cabelleras doradas, porque
europeos eran. Así dominó a la naturaleza,
a los dioses y a los demonios. Pero poco
duraron las luces que supuestamente
habían penetrado la oscuridad de la Edad
Media. El Iluminismo encandiló de tal
modo al hombre que no pudo, o no quiso,
ver que la razón instrumental –aquella
maldita costumbre de creer que pensar
para servirnos de la naturaleza, del trabajo,
del ser humano y de la propia razón– era la
nueva forma de Ser del hombre moderno.
Así la dominación dominó al hombre y
jamás se recuperó, entonces nunca llegó
el progreso para todos, ni la riqueza para
todos. La Ilustración dejó de ilustrar, el
Iluminismo cesó de iluminar para dar paso
a la explotación de los trabajadores, a la
violencia para someter a las mujeres, los
niños, los pueblos originarios; a continentes
enteros a través de colonialismo. La
racionalidad humana se vistió de fascismo,
apareció la muerte con sus ojos de
escarcha para reírse en nuestras caras:
¡No he muerto dijo la muerte! mi guadaña
ahora resguarda campos de concentración,
sonrió como lo hace la muerte, o sea sin
hacerlo porque no sabe cómo. Como el
capitalismo que tampoco sabe cómo
hacerlo ni le importa cómo, puesto que
su objetivo no es la risa, sino que más
bien la utilidad económica y para ello no
existe contemplación con nada ni nadie.
Ni ser humano ni naturaleza. Claro, es la
razón instrumental que jamás se recuperó,
que dominó al hombre ilustrado, pero las
clases dominantes emergieron –desde
ese hombre abstracto devorado por la
razón– como los hombres concretos que
dominaron a otros hombres concretos
en todos los ámbitos de la vida social.
La economía, la ciencia, la cultura y, por
supuesto, la política. Y la burguesía formó el
Estado-Nación para organizar su violencia
y dominación. Lo mismo, eventualmente,
sucedió en América Latina.
EL ESTADO-NACIÓN EN CHILE:
EL MITO DE LA DEMOCRACIA Y LA
CUÁDRUPLE T
Uninacional y unicultural fue el Estado
construido en nuestro país, el cual surgió
y se consolidó negando a los pueblos
originarios, a los trabajadores, campesinos,
mujeres, a todo lo que pudiera alterar
el orden establecido. El Estado nació
mediante la violencia, sustentándose del
mismo modo a través del tiempo para
administrar las contradicciones sociales. Es
el hombre ilustrado perdido en su propia
razón, que retornó al mito, a las sombras,
a la barbarie. La ocupación militar del
territorio mapuche y su violenta usurpación,
así como las posteriores matanzas de
obreros, campesinos y mapuche se
convirtieron en política de Estado en todos
los gobiernos, excepto bajo el gobierno
de la Unidad Popular. La dictadura cívico-
militar no es un paréntesis en la historia
política de Chile, sino componente integral
de un continum de dominación.
La democracia es un mito, nunca ha
existido, aunque claro, tampoco han sido
ostensibles y masivos los asesinatos, las
torturas, las masacres y las desapariciones.
Las clases dominantes sólo matan cuando
tienen que matar, de lo contrario racionan
la violencia, la cuidan, la esconden. No
la necesitan abiertamente mientras
puedan seguir explotando al pueblo y
generando riqueza. Su objetivo no es
provocar la muerte, sino que el control
social, dejar al sujeto fuera de la historia,
que no adquiera conciencia de un posible
rol político como transformador de la
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 97
[ENSAYOS]
sociedad. La acción colectiva convertida
en contra-poder debe ser erradicada y,
si bien es cierto que ni el temor, el terror
ni la muerte son los objetivos últimos
de la aplicación de la violencia cubierta o
encubierta, si son eficaces para intentar
controlar al pueblo. En el primero caso,
la violenta encubierta en condiciones de
aparente democracia y relativa estabilidad
política, el temor a la pobreza, a la pérdida
del trabajo en condiciones de precariedad
laboral, de tercerización, desempleo,
trabajo informal, endeudamiento,
discriminación. En el segundo de los
casos, el miedo a la tortura, al abuso, al
asesinato, al secuestro, la desaparición.
En cualesquiera de los casos el Estado
se ha interrelacionado con la clase
económica para instaurar y reproducir el
sistema capitalista y, más específicamente
desde la década del setenta, el modelo
neoliberal. Modelo multidimensional,
o sea no solamente económico, sino
que también cultural, ideológico,
educacional, político. Y un segmento
significativo de esa mayoría, consciente
o inconscientemente se consumió en el
consumo, en el individualismo, el egoísmo
y la insolidaridad, siendo funcional al
neoliberalismo que promovía una cultura
aspiracional. Para algunos pocos el ascenso
social real, para otros, mejores condiciones
de vida material –casa propia, automóviles,
electrodomésticos– vía endeudamiento.
En otras palabras, pobres a plazo. Mientras
los ricos de verdad, a costa de los pobres
de verdad y de los pobres a plazo,
continuaban acumulando riquezas.
Fue desde un comienzo un entramado
siniestro destinado a destruir la vida de la
mayoría para posibilitar la concentración
obscena de una minoría. Durante la
dictadura desaparecieron los desaparecidos
en las profundidades de un bosque terrible
que ni siquiera podemos imaginar. Los
98 Historia en Movimiento
asesinaron para defender a la democracia
en peligro, eliminar al enemigo interno,
a los terroristas y garantizar el orden
público. No fue un discurso de metáforas o
símbolos, sino que una práctica concreta.
Bajo los gobiernos post dictatoriales: de
la Concertación, derecha y Nueva Mayoría,
se mantuvo el discurso y las acciones
del orden público con el sistemático
disciplinamiento de los movimientos
sociales, siendo particularmente
violenta la represión contra el pueblo
mapuche. El mito de la democracia se
perpetuaba. ¿Cómo era esto posible si
se había terminado la dictadura? Porque
la clase política –la derecha y aquellos
que conformarían la Concertación– con
la anuencia de Estados Unidos, de los
militares, y, por supuesto, de los grandes
grupos económicos, pactaron un proceso
transicional que dejó incólume al sistema
capitalista y al modelo neoliberal. La
dictadura se había metamorfoseado
en democradura. La transición era una
transacción y una traición de la clase
política. La triple T que enterraba bajo
toneladas de tierra, otra T, la lucha de miles
de chilenos y chilenas contra la dictadura
y por la democracia. 17 años canjeados
cupularmente por 4 T, una simple
operación matemática sin que casi nadie
se percatara.
En momentos en que el combate
multitudinario contra la dictadura cívico-
militar se desplegaba masivamente,
configurando una coyuntura política
propicia para –quizás– lograr una salida
distinta a lo que efectivamente sucedió, la
clase política llevó a cabo la primera gran
traición de las últimas tres décadas. Así,
la cuádruple T pasó a ser la llave perfecta
para abrir y cerrar una nueva forma de
democracia: la democracia en la medida
de lo posible. La otra cara de la moneda
era y es la dignidad posible. Claro porque
Año V · Número 5 · 2020
no puede haber ni democracia ni justicia
en la medida de lo posible. O hay o no hay.
Punto. No existe igualdad o distribución
de la riqueza en la medida de lo posible. O
existe o no existe. Punto. No puede haber
participación política en la medida de la
posible. O la hay o no la hay. Punto. Todo
lo demás es lírica, quizás ininteligibles
parábolas, pájaros negros que surcan la
cordillera en bandadas negras ocultando
la esencia de un sistema perverso.
Nuevamente se arrebataba al pueblo el
derecho a ser el artesano de su historia.
EL ESTALLIDO SOCIAL Y LA
SEGUNDA GRAN TRAICIÓN DE LA
CLASE POLÍTICA
Pareciera, aunque uno no desee
reconocerlo, que existiera un vínculo
indisoluble entre historia, vida y muerte,
no sólo en el evidente ámbito personal,
sino que en tanto sujeto colectivo y en
horizonte transformador. Además, no
deja de ser interesante un aserto de Marx
de que la clase política dominante, sin
saberlo seguramente pues dificulto que
alguna vez hayan leído a Marx, a pesar
de denostarlo permanentemente en su
abisal ignorancia, lo ha convertido en
praxis política. Lo relevante es que Marx
señaló que los hombres hacen su propia
historia pero no la hacen como quisieran.
La edifican bajo ciertas circunstancias
determinadas históricamente. En otras
palabras, éstas son heredadas del
pasado. Entonces, la elite chilena podría
argumentar, aludiendo a su acuerdo con la
dictadura, que al transar con ésta no hizo
nada más que construir la historia acorde
a las limitadas condiciones de las cuales
disponía en ese singular momento. No
fue transacción, sino que pragmatismo,
después de todo eso es la política. Los
asesinados, los desaparecidos, las mujeres
violadas, los torturados, los presos políticos,
los exiliados no importaron ni importan
porque el pragmatismo ha excluido a la
ética de su gramática. Pero la clase política,
satisfecha con el mercado de sus sueños y
riquezas, no leyó que Marx también decía
que la tradición de todas las generaciones
muertas pesa como una pesadilla en
el cerebro de los vivos. Y vaya que hay
muertos en el pasado de los trabajadores
chilenos. Sólo en el siglo XX millares de
asesinados en decenas de matanzas:
Huelga Portuaria Valparaíso (1903); Huelga
de Ferrocarriles de Antofagasta (1906);
Escuela Santa María de Iquique (1907);
Federación Obrera de Magallanes, Punta
Arenas (1920); La Coruña, Tarapacá (1925);
Ranquil (1934); Población José María Caro
(1962); El Salvador (1966); Puerto Montt
(1969); Laja (1973); Pisagua (1973); Lonquén
(1973); Operación Albania (1987).
No son todas, desafortunadamente, mas
lo primordial es que, precisamente por esta
tradición de violencia política engastada en
Chile desde la génesis del Estado-nación, el
pueblo es consciente de lo complejo que es
conformarse como sujeto social y, menos
aún como sujeto histórico. No puede hacer
la historia fácilmente porque los muertos le
pesan como una pesadilla, pero lo que no
comprende la clase política dominante es
que aquellos muertos lo son porque antes
se sublevaron, se atrevieron a enfrentar
sus propios miedos. Eso es dignidad. Por
su parte, aquellos que transaron con la
dictadura fueron incapaces de vencer sus
temores y prefirieron claudicar. Se rindieron
vergonzosamente; no fue pragmatismo,
sino cobardía, cualquier otro argumento es
pura justificación literaria que tendrán que
algún día ir a recitarla a la tumba de los
asesinados donde sea que se encuentren. O
a sus familiares que aún esperan y esperan
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 99
[ENSAYOS]
y esperan, mientras la clase política se
traslada impúdicamente entre gobiernos,
parlamentos y directorios de empresas
privadas. Tal vez no todos son iguales,
quizás a varios los guíen principios y valores
salvíficos. Creen en el bien común, aunque
nadie sepa bien en que consiste este. O a
lo mejor sí. En Chile el común de la gente
gana un sueldo promedio de 481 mil
pesos; las Pensiones promedio ascienden
a 157 mil pesos; el 50% de los hogares
de menores ingresos accede al 2,1% de la
riqueza del país mientras que el 10% más
rico se queda con el 66,5%. Además, 140
personas en Chile concentran una fortuna
mayor a 100 millones de dólares. ¿Quiénes
son los más ricos? Julio Ponce Lerou con
3.800 millones de dólares; Horst Paulmann,
3.000 millones de dólares y, por supuesto,
el presidente Sebastián Piñera con una
fortuna de 2.800 millones de dólares.
El bien común no es tan común después
de todo. Por consiguiente, no debería haber
sido sorpresa que un 18 de octubre de 2019
el milagro neoliberal chileno saltara en
mil pedazos. Pero lo fue, porque las AFP,
las ISAPRES, los bancos, las financieras,
las empresas sanitarias, las multitiendas,
las mineras, las empresas forestales,
las universidades privadas y colegios
particulares, las pesqueras, estaban tan
ensimismados acumulando el dinero
de su explotación, que no avizoraron lo
inevitable. Tampoco lo advirtió la clase
política, parte del entramado institucional
legitimador del sistema, ni la mayoría de
las diversas y minúsculas organizaciones
de izquierda que disgregadas por el país
se perdían en los márgenes de la política
en interminables discusiones para decidir
quién dirigiría la revolución que nunca
llegó. Los sindicatos anquilosados en
el formalismo de la Central Unitaria de
Trabajadores, CUT, sencillamente no se
enteraron.
100 Historia en Movimiento
Nada de eso importó cuando Chile
despertó de golpe. Como jamás había
despertado antes, dicen los antiguos que
siempre dicen saber más que nadie, pero
que saben tanto que al final no hacen nada.
Y ahí aparecen los jóvenes que a veces
conocen menos –no siempre– pero saltan
torniquetes, derriban puertas, ventanas,
estatuas, bancas, y por sobre todo mitos.
Iconoclastas son, por eso el estallido fue
un volcán en erupción tan potente que
sus lenguas de fuego encendieron el Wenu
Mapu que, como ya sostuvimos, es igual
a la tierra de abajo, pero no es la tierra
wingka. Y no es el cielo de Dios, sino que
otra dimensión cósmica, por eso si Dios
existiera todo daría igual. Lo que no da
igual es que todos somos polvo de estrellas
y que ese día a todos nos llegó algo de esa
garúa estelar. Se nos aceleró el corazón.
No lo podíamos creer, los dueños del país
menos aún. El gobierno desconcertado
y aterrado, la policía sobrepasada.
El estallido expresado en un primer
momento en barricadas, movilizaciones
masivas, autodefensa, enfrentamientos,
copamientos territoriales, recuperaciones,
saqueos. Era la memoria en movimiento,
la naturaleza en movimiento, la cultura
en movimiento. Porque nada surge de un
vacío histórico sino que se expresaban
formas de lucha, patrones de acción
social transmitidos o culturalmente
aprendidos, pero también modos nuevos
de acción colectiva que estremecerían el
universo del estallido, ahora convertido
en Movimiento. Así emergieron la Primera
Línea, y la Segunda y la Tercera y la Cuarta
y las redes sociales que es otra Línea, tan
fundamental como las demás. El polvo de
estrellas tocó a millones en un movimiento
transversal, plural y popular que removió
con sus demandas a un modelo expoliador,
abusivo y despreciable, porque esa es
su esencia. En la extraordinaria historia
de la humanidad existió otro polvo, el
Año V · Número 5 · 2020
polvo de momia. Se pensaba que sanaba
dolencias varias. Quizás los empresarios y
el gobierno lo buscaron en los arcones de
sus mansiones para curar las fisuras del
modelo que pensaban se les desmoronaba.
Mientras tanto sacaron a la calle a la policía
y a las Fuerzas Armadas. A matar, torturar,
violar, abusar y mutilar manifestantes
salieron, como lo han hecho siempre. El
milagro chileno había que protegerlo ¿Pero
no son los milagros producto de fuerzas
divinas? ¿Por qué lo hacían las fuerzas
terrenales? Es que el consabido milagro,
el de la pobreza de verdad y a plazos, no
remite a lo celestial, sino que a un modelo
diseñado para destruir al ser humano y a la
naturaleza en el proceso de acumulación
de riqueza a toda costa. Y cuando ese
ser humano deshumanizado, privado de
su dignidad, resolvió por fin sublevarse,
el golpe al sistema fue demoledor, pero
también lo fue la respuesta de éste último.
Es que el estallido no debía constituirse
en movimiento ni el movimiento en sujeto
social con la capacidad de alterar la historia.
Pero el pueblo en la calle ya no le teme
ni a los militares ni a los carabineros. Es
demasiada la rabia, creciendo día a noche,
por lo demás, con la cruel violencia policial.
Psicopatía absoluta, total e irreversible,
vestida de uniforme, ordenada desde el
gobierno. Así cuando el toque de queda
quedaba en el olvido porque el movimiento
social se tomó igualmente los territorios,
las casas, las ventanas, los techos, los
callejones, las poblaciones, los cerros,
con sus cánticos, caceroleos, barricadas,
temblaron el gobierno, la clase política y las
Fuerzas Armadas.
Las Fuerzas Armadas amenazaron al
gobierno, dicen. El gobierno amenazó a la
clase política –de la cual son parte–, dicen.
La derecha y la Nueva Mayoría amenazaron
al Frente Amplio que dudaba, dicen. Este
se amenazó a sí mismo, dicen. Nadie
preguntó nada al movimiento social, eso
no lo dicen. Eso es así. La clase política
arrogándose la representatividad de aquel
pueblo que en las calles les gritaba que
los repudiaba, que no les creía, negociaba
con un gobierno totalmente deslegitimado.
Los unos y los otros administradores
de una Constitución garantizadora de
un modelo económico y social contra el
cual millones de chilenos y chilenas se
habían soliviantado. En otras palabras,
no representaban a nadie. Menos aún
tenían el derecho a hablar por los miles de
detenidos, torturados, los asesinados y más
de 450 jóvenes a quienes la policía por
órdenes del gobierno les había quitado sus
ojos.
El Acuerdo por la Paz Social y una nueva
Constitución fue el triunfo de la violencia
estructural, de la violencia política
institucional, de la democracia en la
medida de lo posible, porque la derecha
es democrática hasta que le toca perder.
Entonces recurre a la violencia extrema o a
la coerción abierta en este caso contra otros
componentes de la clase política con los
cuales pudieran transar para desarticular
al movimiento social y restablecer el orden
social que, en definitiva, es crucial para el
funcionamiento y reproducción del sistema
capitalista.
Aquí operó claramente la máxima
portaliana, tantas veces evocada: El orden
social se mantiene en Chile por el peso
de la noche. Aludiendo a la supuesta
inteligencia de las elites, a la gravitación
de la institucionalidad y, especialmente, a
la tendencia de las masas a la pasividad.
Pasividad radicalmente quebrantada
por el estadillo y conformación del
posterior movimiento social, no obstante
–al cobijo de aquel peso de la noche,
que no es otra cosa que la sistemática
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 101
[ENSAYOS]
dominación ideológica, cultural y política
de las “masas”– la clase política resolvió
restablecer el orden social.
Los partidos políticos salvaron al gobierno
de un casi seguro colapso político, al
modelo económico de una reestructuración
significativa y al sistema político al
conceder el no realizar una Asamblea
Constituyente que es una de las principales
demandas sociales. Se mantiene el
mismo gobierno, se sigue reprimiendo,
adicionándose nuevas leyes diseñadas para
dicho efecto.
Un Acuerdo por la Paz, cuando nunca hubo
guerra, es decir la clase política aceptó que
en Chile existieron dos partes beligerantes,
dos bandos armados enfrentados. Aceptó
la definición de enemigo interno que hizo
el presidente Piñera quien declaró estar
en guerra contra un enemigo poderoso.
Exactamente lo mismo que hizo la
dictadura cívico militar. La clase política
transó con la dictadura para salvar al
modelo neoliberal hace 30 años. Hoy hizo
algo análogo. Pragmatismo argumentan
los sabios políticos que sorben café y votan
desde la cama tomando vino. Cobardía
dicen en la calle donde se han jugado la
vida gritando dignidad. Es la segunda gran
traición de la clase política que contribuyó
a desorientar al movimiento social,
debilitarlo, confundirlo, dividirlo. Traición,
Transacción, Transición desde lo que
consideran inestabilidad societal hacia el
orden público primero –violencia y control
social– y orden social permanente después.
La triple T que enterraba con tierra –la
cuarta T– los sueños, las demandas de
todo un pueblo que había dicho basta.
Chile había despertado abriendo la puerta
de la esperanza y la cuádruple T una vez
más la cerraba. Se trataba de impedir la
constitución de un sujeto, dejándolo fuera
de la historia.
102 Historia en Movimiento
¿HISTORIA ITERADA HASTA EL
FINAL DE LOS TIEMPOS?
Hasta que la muerte nos separe, hasta que
la riqueza se agote, hasta que los espejos
reflejen inclusive el último de los huesos
gastados. O sea hasta siempre, quedará
fuera todo aquel que ose deslizarse en el
horizonte de la historia. El Acuerdo por la
Paz, sellado por la cuádruple T, llave de
acero forjada en medio de las tinieblas, sin
participación de los chilenos y chilenas,
fue un feroz golpe al movimiento social.
Este último sin duda era heterogéneo –
todos los movimientos lo son– con una
miríada de reivindicaciones y demandas
muy diversas las cuales no conformaban
un proyecto político sólido. La interrogante
que emerge inmediatamente: ¿Por qué
tendría que existir alguno? ¿No estamos
–el tiempo presente es explícitamente
utilizado, pues el movimiento se halla aun
en movimiento– ante un fenómeno inédito
en la historia política reciente chilena? Se
perciben, observan e intuyen embriones
de otras formas de hacer política que,
por cierto, se han desplegado en otros
periodos, pero otras no. El apartidismo,
la participación masiva de personas que
jamás lo habían hecho, la combatividad
de la Primera Línea y de todos y todas
los que se enfrentaron a la policía en las
calles y en los territorios de todo el país.
Un repertorio de acciones donde cada cual
tiene cabida acorde a sus posibilidades, ya
sea caceroleando, marchando, realizando
difusión en las redes sociales, registrando
audiovisualmente lo que sucede
diariamente. Colaborando activamente en
las brigadas de salud o como observadores
de derechos humanos. La construcción
de identidad y sentido en torno a la idea
central de “Hasta que la Dignidad se haga
Costumbre” y “¿Con todo, Sino Pa’Qué?”
Año V · Número 5 · 2020
Un movimiento diferente que no vengarse de un sistema que todo se lo
sabíamos que curso podía emprender. No negó. Probablemente pocos llegarán al
tenía, no tiene, proyecto político, quizás extremo heroico del Guasón, pero su
¿requiere uno? Los partidos políticos y épica que movilizó a toda una ciudad
las organizaciones sociales tradicionales indignada con políticos corruptos e
exigen uno, pero las cúpulas partidarias indolentes, posiblemente espantó a la
han estado en el poder por más de 30 cúpula dominante chilena. Es que miles de
años con proyectos y programas que nadie Guasones pueden cambiar la historia; el
conoce y Chile es uno de los países más estallido social convertido en movimiento
desiguales del mundo. Aunque para ser puede todavía ser parte de la historia, pues
más precisos, sí tienen uno: preservar el sigue vivo aunque haya sido golpeado por
modelo neoliberal y el sistema capitalista. el Acuerdo por la Paz y la pandemia.
Para lograrlo deben, concurrentemente,
exorcizar al individuo crítico, al colectivo La repetición de la historia es evitable,
crítico y, particularmente, a la memoria aunque no se sepa ni cómo ni cuándo.
histórica. Esa memoria que nunca muere, Lo importante es que el movimiento se
que se incrusta a la piel, a la calavera, al sigue moviendo.
pensamiento para agitar la conciencia de
tiempo en tiempo. Ahí es cuando se desvía
el carrusel de la historia para cristalizarse
en revolución o, quien sabe, en estallido
social. Entonces la muerte, que hasta ese
momento solamente aparecía de vez en
cuando con su reguero de matanzas y
represiones, pierde la calma. La violencia
sistémica la exhuma para encarrilar
nuevamente al carrusel para que este
prosiga girando en una sola dirección: en
círculos y más círculos. Pareciera que así se
repitiera la historia, no hay caso, no tiene
sentido alzarse contra el océano imparable
que la impulsa. Mejor callarse 30 años
más, total es la fatalidad de la historia, la
circularidad del carrusel. El maldito peso de
la noche.

Pero lo que no entiende la clase política

es que en las profundidades de la
memoria, de la furia, de las heridas, del
hambre, de las injusticias, del abuso, de la
discriminación, de las lágrimas nocturnas,
de las incertezas, de la infelicidad, se
halla el Guasón. Sí, en cada uno de los
que salieron a las calles desde octubre
se encuentra ese ser de atormentada
ternura que enfrentó sus fantasmas para

De la revuelta de octubre a la rebelión popular 103

[ENSAYOS]

Fotografía @rmundac

EL MERCADO DE LAS AGUAS

PODER POLÍTICO, PODER
ECONÓMICO Y EL ACCESO
ILIMITADO AL DESPOJO DE LAS
AGUAS. LA LUCHA SOCIAL POR
AGUAS LIBRES
OLGA E. MORAGA NAVARRO1

1 Estudiante tesista 5° año de Licenciatura en Historia, USACH. olga.moraga@usach.cl

104 Historia en Movimiento Año V · Número 5 · 2020

“ Más claro echarle agua… ¡No hay
agua!”, la frase corresponde a una
entrevista al vocero del Comité por la
Defensa de Caimanes, en la Provincia del
Choapa, región de Coquimbo, Juan Olivares
a la radio Cooperativa, el 9 de marzo
de 2015 con respecto al conflicto con la
minera Los Pelambres y la implementación
del tranque de relaves El Mauro el 2004
en el Estero de Pupío, en cuyas napas
nacían las aguas y que significó la falta
de acceso del recurso a las comunidades
de Caimanes con la posterior destrucción
de bosques de canelos en extinción y
cientos de petroglifos de la cultura diaguita,
patrimonio cultural en nuestro país y de las
comunidades de la región.
Las demandas sociales por el acceso a
las aguas en Caimanes, son anteriores
al estallido social del 18 de octubre de
2019 y está determinado por un modelo
económico de libre mercado inserto en
el Código de Aguas de 1981 que afecta
directamente a las comunidades social,
ambiental, cultural y económicamente.
Para los habitantes de Caimanes, la
responsable de este grave problema es la
minera Los Pelambres y la intervención que
esta realizó en el valle.
El Código de Aguas de 1981 en el artículo 5,
señala: “Las aguas son bienes nacionales
de uso público y se otorga a los particulares
el derecho de aprovechamiento de ellas,
en conformidad a las disposiciones
del presente código”. Claramente un
contrasentido, que queda de manifiesto
en el artículo 6 de la misma codificación
(que deja sin efecto el artículo 5) al indicar
que el derecho de aprovechamiento es
un derecho real, por consiguiente dominio
de su titular para usar, gozar y disponer
de él en conformidad a la ley. Más aún, el
artículo 595 del Código Civil dispone que
“Todas las aguas son bienes nacionales de
uso público”. Esto fue posible con la Ley de
Reforma Agraria N° 16640 de 1967, durante
el gobierno de Eduardo Frei Montalva, en el
que el inciso primero del mismo artículo es
reemplazado.
Originalmente, el artículo 595 del Código
Civil, diferenciaba las aguas y las calificaba
entre bienes privados y bienes públicos.
Entre estos, lagos mayores o navegables,
lagos menores no navegables, ríos, lagunas,
playas, pantanos, ciénagas, aguadas,
etc. Aguas superficiales o subterráneas,
detenidas o corrientes. Con la sustitución
del artículo, todas las aguas pasan a
ser bienes nacionales de uso público
y estableciendo un listado de usos
preferentes.
La introducción es aclaratoria para
comprender las distintas demandas por las
aguas como una herramienta de lucha, de
reivindicación y como un derecho humano.
Nuestros derechos para acceder al agua
dependen de las normativas surgidas en un
periodo de dictadura y desde un modelo
económico neoliberal que privilegia la
propiedad privada en desmedro del bien
común. Demandas y luchas destacadas
en las movilizaciones de comunidades
y organizaciones sociales, indígenas y
campesinas a lo largo y ancho del territorio
para acceder a las aguas. La acción social
del 18 de octubre de 2019, tuvo como
parangón la movilización social organizada
o no, vinculadas a las demandas que aún
no son escuchadas, acceso al agua, al
trabajo y a las pensiones, a la educación y
a la salud desde la igualdad y la dignidad.
Teóricamente podemos replicar lo que se ha
dicho en la historia acerca del movimiento
social y la demanda constante por las
igualdades por las que se lucha. También
debatir si estos son viables en el tiempo. Lo
que no podemos negar, es que el estallido
social de octubre, antepuso nuestro
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 105
[ENSAYOS]
individualismo por la colectividad, que las
demandas diferenciadas por problemáticas
fueran integradas y el clamor de todas las
comunidades armonizado en una voz. Los
movimientos sociales son revoluciones
sociales que durante la historia del mundo,
han originado los cambios más importantes
para las sociedades. Aún, si en el cometido
les valga la vida.
La feminista y anarquista lituana Emma
Goldman (1869-1940) señala “los franceses
habían ganado con la Revolución la
comprensión de que las instituciones
no son ni sagradas ni inalterables y que
las condiciones sociales están sujetas
a cambio”. Si vinculamos la cita con la
reflexión de la toma de conciencia del
psiquiatra, pensador y activista martiniqués
(1925-1961) Frantz Fanon, se manifiesta
en plenitud la revuelta social. En el libro
Los condenados de la tierra, la conciencia
y la movilización emergen naturalmente,
“la movilización de las masas, cuando
se realiza con motivo de la guerra de
liberación, introduce en cada conciencia
la noción de causa común, de destino
nacional, de historia colectiva”.
La revuelta, el estallido o la demanda
social apelan al despertar de la conciencia
del oprimido, del descolonizado, es una
lucha constante y profunda en contra de
un colonialismo que niega la existencia del
otro. El filósofo mexicano Leopoldo Zea
afirma que la “historia no la componen
los puros hechos, sino la conciencia
que se tenga de ellos”. El 18 de octubre
de 2019, reivindica la demanda social
y la concibe desde un espacio que es
transformado, de uno colonizado a uno
liberado, impulsando movimientos que
apuntan al comienzo de mujeres, hombres,
ancianos, jóvenes y niños nuevos y con
conciencia social. El movimiento social
descoloniza el pensamiento dominado
106 Historia en Movimiento
mediante el despertar de la conciencia de
las comunidades en constante disputa
con el poder. Aníbal Quijano lo denomina
“colonialidad del poder” y que en
palabras del historiador no se circunscribe
solamente a “teórico o epistémico” sino a
lo concreto y que recorre a Latinoamérica
de punta a cabo, por siglos. La colonización
se manifiesta en las políticas económicas,
ambientales y sociales que impiden
el acceso al agua de las comunidades
afectadas. La demanda y lucha por el
acceso al agua es una contienda desde el
dominado/colonizado hacia el dominador/
colonizador. Desde las comunidades
sociales, indígenas y campesinas
empoderadas hacia las mineras, la
agroindustria y las forestales.
La desigualdad, viene vestida de
neoliberalismo y extractivismo por despojo
y violencia. Las comunidades de nuestro
territorio, son constantemente violentadas
con la falta de acceso al agua. La dictadura
militar y civil chilena a través del artículo
24 de la Constitución de 1980 consagra la
propiedad privada del agua, “el derecho
de propiedad en sus diversas especies
sobre toda clase de bienes corporales
o incorporales. Los derechos de los
particulares sobre las aguas, reconocidos
o constituidos en conformidad a la ley,
otorgarán a sus titulares la propiedad sobre
ellos”. Los cambios llevados a cabo durante
el gobierno del presidente Ricardo Lagos
(2000-2006) a la Constitución no aluden
siquiera a este artículo y al apartado acerca
de las aguas. La urgencia por una nueva
Constitución es vital para modificar las
estructuras y fundamentos de la propiedad
de las aguas. Una Constitución que no nos
divida desde la desigualdad social.
Con la implementación del Código de
Aguas de 1981, se separa la propiedad
de la tierra de la propiedad del agua, y
Año V · Número 5 · 2020
se establece una amplia normativa para
otorgar los derechos de aprovechamiento
a quienes los solicitaren, sin ningún
costo monetario, a perpetuidad y sin
tener la obligación de justificar su uso. La
falta de agua no es exclusiva culpa del
cambio climático ni de la sequía que ello
conlleva. La concesión de derechos de
aprovechamiento de agua ha sido sobre
otorgada y quedado en pocas manos. La
mayor parte de los derechos de agua para
uso consuntivo (o extractivo, que extraen
el agua de su lugar de origen, ríos, lagos o
aguas subterránea), pertenecen al sector
exportador, agroindustria, la gran minería,
empresas forestales, el sector eléctrico,
considerados el eje de la economía y
desarrollo del país. Marco jurídico que
establece al agua como un bien nacional
de uso público, pero también como bien
económico. Lo que se resume en oferta
y demanda, mercado de las aguas, en
perjuicio de las comunidades de nuestro
país y el derecho al acceso al agua.
Ciertamente, también es en el gobierno del
presidente Lagos, (2005) que se efectúan
modificaciones al Código de aguas de 1981.
A partir de lo anterior, la causa social
acerca de acceder al agua es materia
esencial en las discusiones y debates de
las comunidades hace tiempo. El estallido
social del 18 de octubre reafirma las
demandas de una educación de calidad,
acceso a la salud, a trabajos, sueldos y
pensiones dignas, a la vivienda propia,
a aguas libres. Según Manuel Castells,
el movimiento social son “las acciones
colectivas conscientes cuyo impacto,
tanto en caso de victoria como de derrota,
transforma los valores y las instituciones
de la sociedad”. La cercanía entre esta
cita y la de Emma Goldman es evidente
y está determinada, indudablemente, por
la necesidad de justicia e igualdad de las
comunidades todas. La inequidad social,
cultural, económica, ambiental, geográfica,
proviene desde la institucionalidad y de
un modelo económico neoliberal aplicado
en dictadura y mantenido hasta hoy. Las
instituciones políticas han permitido la
acumulación de capital económico y
una nula distribución de la riqueza, es la
evolución del individualismo que limita el
bienestar colectivo.
La demanda social de transformación
con los distintos actores y movimientos
sociales inician el 18 de octubre un camino
irreversible de cambio. Frente a un futuro
que le depara más exclusión, más control
social, las comunidades y los movimientos
sociales se rebelan y le dan sentido a sus
peticiones. Las demandas por el acceso
al agua son una toma de conciencia de
que la crisis social es también ambiental.
La señal enviada por las comunidades,
movimientos y organizaciones sociales, nos
lleva a la reflexión de que si no levantamos
la voz, no seremos escuchados por las
autoridades. El foco de la información se
ha centrado en la violencia del movimiento
social y no en las demandas surgidas de
este. La creciente desigualdad y el malestar
social de gran parte de la población, detona
el 18 de octubre del 2020, pero, es una
problemática estructural que se arrastra por
años. Demasiados para ser precisos.
El cuestionamiento al modelo económico
y extractivo en nuestro país a través de
las comunidades es incesante. En este
escenario, la necesidad de acceder a las
aguas, es urgente. Las declaraciones
de las autoridades, encabezadas por el
presidente Piñera y de algunos conspicuos
intelectuales liberales, o desde la política
económica, defensores del modelo de libre
mercado, por conveniencia o conflictos de
interés en nada aportan al debate social y
son una muestra de la actitud elitista de
quienes establecen las políticas de Chile.
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 107
[ENSAYOS]
La legitimación de las demandas sociales
va acompañada de la violencia como
acto político para liberarse de la opresión
de una economía de libre mercado, que
protege los derechos de propiedad y en la
que el Estado asume un papel subsidiario
y que ofrece certeza jurídica y de equidad
de trato al empresariado, lo que permite
la privatización de la educación, salud,
del transporte público, de los recursos
naturales, el agua entre ellos. En este
contexto, las demandas sociales por el
cambio a un modelo económico equitativo
son justas. Sin desconocer el aporte de
los movimientos ambientales cuya base
ideológica, de poder político y social está
en las clases privilegiadas, en la defensa
de los recursos naturales; el estallido
social de octubre, nos muestra a los
sectores sociales afectados y carentes de
los temas en cuestión. No tienen agua, ni
educación ni acceso a la salud de calidad,
ni una vivienda ni un sueldo ni menos
una pensión con la que puedan sobrevivir.
La falta de acceso al agua perjudica a
las comunidades pobres de nuestro
territorio. Deteriora la calidad de vida social,
económica, cultural y de arraigo al espacio
geográfico de origen. Violencia social desde
el Estado que no garantiza estos derechos.
Ni los derechos de las comunidades
sociales frente a los mercados del agua. Tal
como señala Fanon, la toma de conciencia
nos permite darnos cuenta del abuso
desde el poder y reivindicar nuestros
derechos, la vida y la dignidad.
La dicotomía de dominados y
dominadores, tiene una contraparte
dolorosa, la violencia del poder económico
y político de explotar y saquear al sujeto
sometido y oprimido. El que ultraja y el
que acumula odio al recibir la agresión
y que lo menoscaba como ser. Ese odio
que legitima la coacción en contra de la
autoridad. La violencia que acaba con
108 Historia en Movimiento
las injusticias y desigualdades, sólo sigue
el camino trazado por la historia. Y este
camino está marcado por el estallido
social del 18 de octubre. Al despertar la
conciencia del oprimido, despierta el sujeto
social emancipado, en una lucha constante
y profunda en contra de un Estado y
las autoridades políticas y económicas
de turno, que niegan su existencia. Nos
preguntamos: ¿Es posible que el acceso al
agua está intrínsecamente ligado a temas
de desigualdad, pobreza, segregación
y vulnerabilidad de las comunidades
sociales, indígenas y campesinas?
Claramente que es así, y el Estado lo facilita
y lo conserva. Desigualdad ejemplificada
en la Constitución de 1980 o en el
Código de Aguas de 1981. La estructura
de la economía del país está basada en
estas normativas, sistema que permite
desempoderamiento en los movimientos
sociales y una sociedad condicionada por la
inequidad.
Alain Touraine, sociólogo francés, años
atrás señalaba que “el pueblo chileno
nunca fue unido y siempre fue vencido”,
esto con relación a los movimientos
sociales en dictadura, para Touraine y para
la sociología chilena seguidora del francés,
el movimiento social no existió en este
país, porque este no podría constituirse a
partir de sujetos marginales, en referencia al
poblador. Le quita piso y lo coloca como un
sujeto incapaz de transformar la sociedad
y a las instituciones. Un negacionista de la
causa social en dictadura desde el pueblo.
La referencia no es al azar. Constituye un
paralelo con el movimiento social del 18 de
octubre, negar la validez de las demandas
surgidas desde abajo, pues, el movimiento
es heterogéneo y carece de proyectos, es
un análisis que se reitera y se reafirma.
Frente a esta mirada, no cabe duda que,
la interpretación de los sucesos en ambos
ejemplos, es errónea y sesgada. Es definida
Año V · Número 5 · 2020
desde la prerrogativa. En este sentido, en desigualdades de todas las comunidades
plena dictadura, década de los ochenta o en nuestro territorio. La emergencia por
en 2019 y el estallido social, las conductas acceder a aguas libres se construye desde
de las comunidades y de los movimientos los espacios sociales en incesante lucha.
sociales, son definidas como inadaptadas y
violentas. Para Frantz Fanon la violencia es
instrumental a ciertos fines, es estratégica,
político-organizativa, y es testimonio de un
sentimiento de injusticia.

Recordemos que los primeros movimientos

sociales en demanda por el acceso al agua,
son las organizaciones y comunidades
de los pueblos originarios, despojados
violentamente del derecho a la tierra y
del derecho al agua. Por lo tanto, cuando
se discute de movimiento social y de la
violencia, la palabra violencia es muy
amplia. Violencia la ejerce el Estado
a través de los organismos de orden,
de la desigualdad social, económica,
cultural, ambiental y geográfica en la
que permanentemente vivimos y que
queda expuesta al mundo durante el
estallido social de octubre. Por tanto,
negar el protagonismo de los movimientos
sociales es invisibilizar la importancia y
descontextualizar el discurso social que
estos emiten. También evitar la inclusión
de las comunidades en los procesos de
adopción de decisiones importantes,
educación, salud, trabajo, pensiones,
vivienda, especialmente las que afectan el
acceso al agua.

Para concluir, con la movilización social

y el estallido del 18 de octubre del 2019,
se construye una comunidad nueva y
plena en un espacio territorial y social
que debe ser transformado como la única
posibilidad de libertad, emancipación,
autonomía, justicia e igualdad. No basta
con las reformas al Código de Aguas de
1981, la renovación tiene que comenzar
con una nueva Constitución que suprima
el concepto de propiedad como eje de las

De la revuelta de octubre a la rebelión popular 109

 [ENSAYOS]

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ASAMBLEA CULTURAL
SÁB 28 DIC
Abierta a organizaciones o personas dedicadas al
arte, pintura, poesía, escritura, música (de todos

LA ASAMBLEA CULTURAL
DesdeDE
los estilos), teatro, danza, diseño, patrimonio,
las 16ºº hrs
folclore, artesanía, gestión cultural, oficios,
tradiciones populares, entre otras disciplinas y
Sector ALAMEDA
al público para dialogar en torno al rol del arte y

CONSTITUCIÓN:
la cultura en la construcción de un nuevo Chile
para tod@s.
VERO VEGA · COSTA INSURGENTE · IGNICIÓN · GUANAY
UNA INSTANCIA DETALIVANREZ · ZAIKOBLACK · JAVIERA TOBAR · TALÓN

ORGANIZACIÓN SECTORIAL EN
CONVOCA

UNA CIUDAD PERIFÉRICA

+ Información:
asambleacultural2019@gmail.com

JONATHAN VERA LOYOLA¹

110 Historia en Movimiento Año V · Número 5 · 2020

JONATHAN VERA LOYOLA1
L as masivas protestas desarrolladas
en las principales ciudades de Chile
tras los acontecimientos vividos
en Santiago durante la jornada del 18 de
octubre de 2019, tuvieron réplica en los
más diversos puntos del país, donde la
ciudad de Constitución no quedó ajena
a este movimiento social inédito en las
últimas décadas de nuestra historia.
Cacerolazos espontáneos y masivas
marchas se desarrollaron en el centro de
la ciudad, dejando en evidencia que el
malestar no era focalizado por el alza del
metro en la capital chilena, sino que era
un hastío generalizado ante los constantes
abusos del macro empresariado y la
casta política instalada en el poder tras la
dictadura cívico militar encabezada por
Augusto Pinochet.
Tras dos semanas de protestas
ininterrumpidas en las calles de esta
ciudad (ubicada en la costa de la región del
Maule, a 368 kilómetros al sur de Santiago)
comenzó a evidenciarse una baja en la
cantidad de participantes en las protestas.
Es en este contexto y respondiendo al
llamado nacional a realizar cabildos auto
convocados, el sábado 02 de noviembre se
desarrolló el primer cabildo abierto en plaza
de armas.
A esta instancia acudieron cerca de 60
personas, desde diversos puntos de la
ciudad y con amplio rango etario, a dialogar
en torno a la conformación de una Nueva
Constitución y los alcances que esta
hipotética nueva carta fundamental debiera
tener para solucionar la vida de las personas
de nuestra ciudad, donde las principales
1 Profesor de historia y geografía, miembro de Cambalache
Productora Cultural, co-autor del libro “Oficios del río
Maule” y autor de los libros “Una comunidad construyendo
buen vivir: Barrio Perla del Maule” y “De Vietnam heroico a
Bernardo O´Higgins, historia de un barrio maucho”. Correo
electrónico: jonathanveraloyola@gmail.com
demandas locales se enmarcan en acabar
con la dependencia económica y política del
modelo forestal, el cual contamina la tierra
y el mar desde más de 4 décadas con el
funcionamiento de una planta de celulosa
de propiedad de la transnacional Arauco y
las plantaciones de monocultivo de pino y
eucaliptus, las cuales cubren gran parte del
territorio comunal.
Pese a los esfuerzos realizados por las
diversas individualidades que se auto
convocaron para realizar esta discusión
y la progresión de esta misma por
varias semanas, trasladando estos
diálogos a diversos puntos de la
comuna, la movilización social tendió
a un estancamiento en relación con la
masividad y participación de la sociedad
civil en estos procesos de reflexión.
En este contexto, un grupo de agentes
culturales locales se planteó la idea de
organizar y formular un “cabildo cultural”
con el fin de visibilizar la existencia de
diversos representantes del mundo de
la cultura local y poder dialogar en torno
a las necesidades que estos tienen para
desarrollar sus prácticas culturales en el
territorio, y al rol que la cultura debiera tener
en la construcción de este nuevo Chile.
Al mismo tiempo, se detectó la necesidad
de realizar un catastro que permitiera
generar un registro más acotado, que a la
vez proporcionara identificar necesidades
específicas de dichos representantes.
Así, durante el mes de diciembre se auto
convocan: un gestor cultural que trabaja en
el rescate y promoción de artistas locales
(Faro de Cultura), una productora cultural
que trabaja en el área del patrimonio y
la democratización del acceso al arte y la
cultura (Cambalache productora cultural),
una fundación cultural dedicada a la
promoción del cine nacional y sus diversas
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 111
[ENSAYOS]
aristas (Fundación cultural Cinecon),
organizaciones culturales territoriales que
trabajan en torno a la cultura popular
barrial (Agrupación Cultural el Choclón y
la Agrupación Cultural del Maule, Aculma)
y un grupo de rock (Talón) para conversar
en torno a la posibilidad de realizar una
instancia que permita el dialogo entre
los diversos actores culturales y, a su vez,
apoyar y motivar la movilización social en
torno a las justas demandas del pueblo
chileno por construir un Chile más justo e
igualitario para todos sus habitantes.
Este grupo inicial propone organizar y
realizar una Asamblea Cultural abierta a
organizaciones o personas dedicadas al
arte, pintura, poesía, escritura, música,
teatro, danza, diseño, artesanía, patrimonio,
folclore, gestión cultural, oficios, tradiciones
populares, entre otras disciplinas, y al
público teniendo como telón de fondo la
realización en paralelo de una tocata con
varios representantes de la música local,
una feria de las pulgas solidaria abierta
y un encuentro ciudadano de niñas y
niños relacionado con el desarrollo de sus
emociones frente a la contingencia vivida
en el país.
El lugar escogido para el desarrollo de esta
instancia fue el bandejón central de la calle
Alameda, entre calles Santa María y María
Astaburuaga, con el objetivo de recuperar
lugares de la ciudad para la práctica cultural
y señalar, a su vez, que la actividad era
desarrollada por la sociedad civil de manera
independiente.
Se acordó que la metodología utilizada
en los diálogos durante el desarrollo de la
asamblea se enfocara desde la educación
popular, constituyéndose grupos de trabajo
para la discusión en torno al concepto
de cultura, la forma en que se desarrolla
por las personas del territorio, además
112 Historia en Movimiento
del rol de la cultura en la sociedad. Cada
grupo contaba con monitores designados
previamente quienes tenían por funciones
guiar la discusión de acuerdo a los temas y
tiempos asignados, y registrar una síntesis
de la misma. Finalmente se concluyó con
una plenaria general abierta.
La hipótesis surgida para justificar el
llamado a esta Asamblea nace desde
la necesidad de una instancia que
representara la voz de los exponentes de
las artes y las culturas a nivel local, como
se estaba desarrollando en las principales
ciudades de Chile (y con el antecedente
de un Cabildo Cultural realizado en el
año 2000 en la ciudad en el marco de la
nueva política cultural que se iba a iniciar
durante el gobierno de Ricardo Lagos),
sumado a un diagnóstico inicial el cual
consideraba que de parte del Estado (en
este caso la Municipalidad de Constitución)
la voz de muchos actores culturales
locales no era escuchada, e incluso ha
sido invisibilizada producto que muchos
agentes culturales no tienen cabida para
desarrollar sus prácticas (ya sea por falta de
lugares de ensayo o para realizar talleres),
las condiciones existentes no permiten
un desarrollo profesional de las mismas
y la exhibición de estas al público se
encuentra limitada en los espacios públicos
disponibles en la comuna.
La municipalidad de Constitución con
la administración del actual Alcalde
(independiente pro UDI) se decidió por
un modelo de gestión cultural comunal
basado en la creación de una Corporación
municipal de derecho privado, cuyo
directorio es conformado por el Alcalde
como su presidente, representantes de
la empresa privada (Arauco y Banco Itaú)
más representantes de organizaciones
relacionadas a la cultura como pintores
Año V · Número 5 · 2020
y escritores, siendo administrada por un
Secretario Ejecutivo nombrado por este
directorio.
Esta Corporación nace al alero de la
construcción de un Centro cultural y un
edificio para la Biblioteca municipal, los
que pasarían a ser administrados por dicha
entidad en el marco del desarrollo del Plan
Maestro de Reconstrucción Sustentable
(PRES), una alianza público-privada
entre la Municipalidad de Constitución,
el Ministerio de Vivienda y Urbanismo y
Arauco tras el terremoto y tsunami que
azotó la ciudad el 27 de febrero de 2010,
que asignarían los recursos para desarrollar
estas obras.
Con todos los factores antes expuestos
se desarrolló la Asamblea Cultural el día
sábado 28 de diciembre de 2019 desde
las 16 horas, contando con la masiva
participación tanto de actores culturales,
como por miembros de organizaciones
sociales nacidas producto de los cabildos
realizados durante los meses de noviembre
y diciembre (Cabildo Maucho) y personas
con sensibilidad por las prácticas
culturales, llegando a ser cerca de 70 los
participantes en los 5 grupos de discusión
establecidos, y alcanzando a más de un
centenar de participantes durante toda la
jornada, quienes pudieron compartir sus
inquietudes en un ambiente fraternal y
propicio para la discusión y la formación de
redes culturales.
Tras la realización de la asamblea la
comisión organizadora se planteó un
periodo de reflexión, de recopilación y
sistematización de los antecedentes
recogidos durante las discusiones en
los grupos como en la plenaria general,
dejando abierta la asamblea a la posibilidad
de conformar en un futuro una gremial
o coordinadora de arte local donde se
encuentren representadas las voces de los
diferentes actores culturales que participaron
de la asamblea pero que no son parte
del circuito cultural estatal que fomenta y
organiza la Corporación Cultural Municipal.
De las proyecciones que pueda tener esta
Asamblea Cultural como un futuro actor
cultural local y el rol de la cultura local en
los cambios que requiere nuestro país,
se puede, preliminarmente, concluir los
siguientes aspectos:
• La participación activa y numerosa
de diversos actores culturales, tanto
individuales como miembros de
colectivos, ratifica que existía una
necesidad real por parte de estos
actores de compartir sus inquietudes
e impresiones sobre el desarrollo y
las condiciones en que se realizan
sus prácticas culturales en la ciudad,
junto al rol que cumple el municipio
a través de su Corporación cultural
en el fomento de estas mismas. Se
evidenció que varios actores culturales,
especialmente las individualidades
o colectivos que no están
organizados como organizaciones
con personalidad jurídica, quedan
excluidos por el municipio tanto de
participar en espacios administrados
por la corporación cultural, como
del financiamiento a través de
subvenciones o asignación directa
de fondos para la realización de sus
actividades, siendo este un factor
discriminador por parte del aparato
estatal. También cabe destacar la
participación de personas vinculadas
a organizaciones surgidas en el
contexto de la movilización social
como “Cabildo Maucho” quienes
participaron activamente mostrando
cómo la audiencia local ve la cultura
y sus exponentes y cuáles son sus
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 113
[ENSAYOS]
expectativas sobre el rol de la cultura
en la construcción de un nuevo Chile,
asignándole un papel preponderante
como voz de las diversas expresiones
sociales del territorio.
• La ausencia de varias organizaciones
culturales como grupos folclóricos,
agrupaciones de poetas, escritores y
pintores locales, y las organizaciones
creadas al alero de la Corporación
cultural, resultó llamativa. Los motivos
de estas ausencias pueden estar
ligados a que algunas agrupaciones
tienen representantes en el directorio
de la Corporación, por lo que pueden
haber evaluado de manera negativa
su participación en esta instancia,
en tanto no fue respaldada, ni en
convocatoria, ni en difusión, ni en la
gestión misma del evento, por ningún
miembro de dicha Corporación. Otros
factores que pudieron haber influido
en que estas agrupaciones se restaran
de participar en la instancia son el lugar
donde se desarrolló (espacio abierto
en la calle sin sillas o techumbres) o
que no se comparta la visión política
que motivó el origen del evento. De
todas maneras, queda la sensación
en los organizadores que hay que
avanzar en el diálogo con los diversos
actores culturales que se restaron de
esta Asamblea para poder conocer
sus percepciones sobre el desarrollo
cultural local.
• La organización de esta primera
Asamblea vislumbra la posible
conformación de una gremial o
coordinadora donde los diversos
agentes culturales vinculados a la
organización, como sus participantes,
encuentren una vinculación y apoyo
para la realización de sus futuras
actividades. Y asimismo, la posibilidad
de tener una voz independiente y
114 Historia en Movimiento
representativa de los actores culturales
locales, sin requisitos previos en la
forma en que cada agente cultural
decida desarrollar su práctica (ya sea
como persona natural, colectivos
u organizaciones con personalidad
jurídica) y que pueda ser escuchada en
la futura formulación de un “Plan de
desarrollo cultural comunal”.
Sin embargo, la conformación de un ente
que agrupe y coordine a los diversos
grupos que realizaron a esta actividad, y los
que se puedan sumar a posterior, queda
pendiente a una declaración de principios
sobre los objetivos que pudiera tener esta
futura coordinadora o gremial de arte
local, su relación con el movimiento social
chileno y sus aspiraciones como actor en la
política cultural local.
De todas maneras, la realización de esta
primera Asamblea Cultural marcó un
hito en el desarrollo cultural y político de
la ciudad de Constitución, mostrando
como diversos grupos e individualidades
pueden coincidir para el logro de objetivos
comunes, sin contar con la participación del
Estado para su ejecución. Y a su vez, para
el movimiento popular de la ciudad que ha
sido parte de las movilizaciones desde el 18
de octubre a la fecha, la Asamblea significó
un aliciente para seguir en las calles pese a
la baja participación que ha ido teniendo el
movimiento social con el avance de los días.
Es de esperar que esta instancia de
vinculación y organización permita
fortalecer y fomentar el desarrollo
de un movimiento social y cultural
autónomo, de crecimiento cuantitativo
y cualitativo en la ciudad, permitiendo
de esta forma que la voz de los actores
culturales independientes o críticos a la
administración municipal cultural actual
tengan una representación en el espacio
público local.
Año V · Número 5 · 2020
¿OCTUBRE COMO COYUNTURA
TRANSFORMADORA?
VÍCTOR TRICOT SALOMÓN1
E l año 2019 será indefectiblemente
recordado como una coyuntura
crítica para nuestro país. La
trascendencia y magnitud de esta inflexión
está aún por verse, sin embargo, pese a la
obcecada actitud conservadora de la clase
dominante, resulta complejo imaginar
un regreso inmaculado a las dinámicas
políticas existentes anteriormente. La
profundidad de estos cambios dependerá
evidentemente de una multiplicidad
de factores y, sin duda, la sombra del
demasiado cercano gatopardismo post
dictatorial será un obstáculo constante.
Empero, a riesgo de aparecer demasiado
optimista, el statu quo imperante, por
primera vez desde el final de la dictadura
puede sufrir una derrota importante.
Durante meses el sistema en su conjunto
y el gobierno en específico se vieron
confrontados por una movilización
1 Doctor en Procesos Políticos Contemporáneos, Universi-
dad de Salamanca. tokichen18@gmail.com
prácticamente sin precedentes; desde
las calles de casi todo el país se negaba
de forma multitudinaria y multifacética
la invisibilización, la desigualdad y el
desprecio acumulados por décadas.
Desde las barricadas, cabildos y marchas
se interpelaba al sistema instaurado en
Chile, aquel del mito de estabilidad y
excepcionalidad chilena construido desde
la clase dominante. Es este “milagro”
u “oasis” el que estalla dejando al
descubierto las miserias de un sistema
neoliberal que ha arrasado con todo.
No obstante persistir prácticamente todo el
verano, la movilización se dio de frente con
una situación contextual definitivamente
trágica e inesperada: una pandemia global
que mantiene detenida prácticamente
a la totalidad del planeta. Poco tienen
que ver una y otra, pero el contexto
indudablemente jugó a favor del alicaído
gobierno de Sebastián Piñera que veía
aterrado aproximarse marzo, armándose
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 115
[ENSAYOS]
hasta los dientes y en una clara deriva
autoritaria cuya muestra más evidente es
la inefable miríada de muertos, lesiones
oculares, presos políticos, brutalidad
policiaca y un abyecto etcétera.
Probablemente ambas coyunturas
críticas pueden ser analizadas de forma
agregada, sin embargo, en este breve
texto lo que se pretende es reflexionar
someramente acerca de aquella inflexión
que comenzará, al menos masivamente, a
mediados de octubre y a partir de la cual
se busca plantear básicamente dos ideas
centrales que puedan aportar al debate.
Evidentemente no son excluyentes y
habrá una infinidad de otras aristas que
ameriten la atención de académicos,
actores sociales y políticos, pero en lo
concerniente a este análisis en particular, se
intentará observar y abordar de forma un
poco más sistemática y diacrónica, por una
116 Historia en Movimiento
parte, la relevancia de la “reemergencia”
de la política a nivel societal; y por otra, lo
imperativo para nuestra democracia de la
rendición de cuentas y la memoria contra la
impunidad.
IMPORTANCIA Y “REEMERGENCIA”
DE LA POLÍTICA
Una de las tantas frases icónicas que
surgieron durante el estallido de octubre y
que de manera iterativa se multiplicaba a
lo largo de marchas y hashtags era aquella
de que Chile había despertado. “Chile
despertó” se convirtió en símbolo de una
sociedad cansada que se volcó a las calles
de forma multitudinaria e inesperada
para muchos. La masividad, alcance
territorial, trascendencia y duración de las
Fotografía: Lissette Anahí Muñoz Sánchez
Año V · Número 5 · 2020
movilizaciones acaecidas en todo el país
es factible de afirmar que representan un
antes y un después del panorama, no sólo
movimental sino político institucional del
país. Es difícil concebir que esta ebullición
popular haya emergido de la nada, que
la vacuidad haya henchido de manera
imprevista de rebelión las calles de Chile.
Por el contrario, la existencia de esas
millones de personas en las calles del país
son deudoras del trabajo constante hecho
por décadas por organizaciones, activistas,
movimientos sociales que desde arenas
políticas no institucionales nunca dejaron
el trabajo político tanto durante como con
posterioridad a la dictadura. Es posible
argumentar que, en la transición, pese a
la apertura que esta representó, muchos
movimientos sociales y populares fueron
fagocitados por la nueva institucionalidad
hipotecándose de esta forma su capacidad
transformadora. No obstante, el trabajo
político por fuera de las instituciones
y lo movimental no desaparecieron,
pudiéndose observar la existencia de
movimientos paradigmáticos como el
mapuche. Empero, la diferenciación en
la praxis entre la política y lo político se
volvió discurso hegemónico, postergando
deliberadamente a un segundo plano toda
aquella participación política que no fuera
canalizada mediante las instituciones o las
urnas. El paternalista y altanero discurso
articulado desde la elite política de que
en Chile “las instituciones funcionan”
se convirtió en sempiterno leitmotiv
de la política post dictatorial, situación
que permaneció casi inalterable pese al
creciente descrédito y claro distanciamiento
de la elite política con los ciudadanos.
Además, por cierto, de la innegable
desafección de la población para con la
política convencional en su conjunto. Tal
vez por lo anterior es que la clase política
en su totalidad se vieron sorprendidos por
lo incontrolable de los cientos de miles
que inundaban las calles del país. Esto
pese a que esta “reemergencia” estuvo
precedida por movimientos significativos
como el de los pingüinos de 2006 o el
movimiento de estudiantes de 2011 y
su reclamo por gratuidad que a su vez
también interpelaron al Estado desde las
calles. También, por cierto, los movimientos
sociales en Chiloé, otros de carácter más
territorial y localizados, el movimiento
por la defensa del agua, así como más
recientemente el movimiento feminista en
todas sus expresiones y demandas.
De manera sucinta, este es el marco en el
cual se inicia el 18 de octubre de 2019, un
estallido que entre otras cosas, de manera
concreta y palpable, vuelve a poner la
praxis política al alcance de los ciudadanos:
el debate, la discusión, la deliberación,
abandonaron los alienados pasillos del
parlamento y se convirtieron en actos
cotidianos, autoconvocados. Foros, actos
artísticos, marchas y otras muchas formas
de acción colectiva se volvieron habituales,
contradiciendo la supuesta apatía hacia
la política que existía entre los chilenos.
Claro, probablemente no era abulia hacia la
práctica política en sí, sino hacia la política
que practica una clase dominante que
sistemáticamente los negaba.
De las muchas expresiones de acción
colectiva que emergieron en el contexto
del estallido social, es posible argumentar
que la experiencia de los cabildos
autoconvocados y las asambleas
territoriales representan de alguna forma
un epítome contestatario al sistema
instaurado finalizada la dictadura.
De manera espontánea y de forma
autoorganizada, a lo largo del país surgieron
cientos de espacios de deliberación y
discusión política, cabildos autoconvocados
y asambleas territoriales donde los vecinos
se acercaban para escuchar, aprender, pero
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 117
[ENSAYOS]
también opinar, participar y aportar en lo
que pudiesen. Estas experiencias son en
esencia políticas, profunda y radicalmente
políticas, donde la gente se reunía para
conversar acerca del país que soñaban
y querían construir. Fundamentalmente,
aunque no exclusivamente, de lo
imperioso que resultaba construir de forma
colectiva, participativa y democrática
una nueva constitución desligada y libre
de ataduras legadas de la dictadura o
enclaves autoritarios como los bautizó la
literatura académica. Constituían espacios
de autonomías territoriales, otras formas
de democracia, la emergencia de otra
manera de hacer política. En Valparaíso, por
ejemplo, se organizaron varios cerros para
coordinarse entre ellos y constituir cordones
inter-cerros.
Otra expresión de actuación colectiva
popular enraizada en la memoria y en
la cultura política es la utilización de la
calle, la apropiación de las calles para
manifestarse de manera diversa, desde
lo lúdico y creativo, hasta acciones más
confrontacionales. Las formas en la cual se
llevan a cabo estas acciones son cruciales
para evadir la invisibilización mediática de
la que muchas veces son objeto, siendo
fundamentales además para comunicar y
mostrar demandas, generar solidaridad e
identificación o simplemente para convocar
a más gente. Desde octubre en más, el
volcarse a la calle fue masivo, interpelando
al gobierno y al sistema de manera directa.
Si el ciclo de movilizaciones iniciado a
mediados de 2000 había hecho patente
la necesidad de entender la política de otra
forma, de lo imperativo que resultaba en
el siglo XXI gobernar escuchando actores
políticos diversos, organizaciones sociales
de base, en definitiva, a la calle. El estallido
de octubre no hizo más que hacer patente
que el abismo entre los políticos de la clase
dominante y la sociedad es prácticamente
118 Historia en Movimiento
irrecuperable en el actual contexto. El
mero hecho de muchos haber planteado
sorpresa ante lo acaecido durante aquellas
semanas evidencia el atalaya miope desde
el cual muchos observaban al país. En
síntesis, las experiencias participativas
autoconvocados y la masividad de las
manifestaciones callejeras representaron
una bofetada a un sistema político que por
al menos tres lustros buscaba insistente
e inútilmente explicaciones para la
desafección y baja participación electoral
en el país. Es la democracia de la calle.
RENDICIÓN DE CUENTAS Y
MEMORIA
Octubre se erige como una coyuntura crítica
a partir de la cual el statu quo gatopardista
se ve directamente interpelado. De la
misma manera, otra de las características
que se puede encontrar en el contexto de
este estallido es el nivel de violencia con
el cual ha sido reprimido. El estado no ha
escatimado recursos en proteger de manera
vehemente y violenta los privilegios de la
clase dominante. El uso de prácticas que
el común de la población (pues son ya
décadas en que las comunidades mapuche
vienen denunciando la militarización,
criminalización, racismo y violaciones a sus
derechos humanos) consideraba erradicadas
o incompatibles con la democracia, se
multiplicaron dejando un triste reguero
de muerte, tortura y mutilación. Nada
demoraron, mandatados por el gobierno,
los militares en salir a la calle y reprimir
al pueblo; nada tardaron Carabineros en
transformarse en los principales verdugos
de aquellos que juran cuidar.
La violencia ejercida desde el estado a
partir de octubre lamentablemente no
es nueva. Pese al mito de estabilidad
Año V · Número 5 · 2020
democrática del país, las ocasiones en
las cuales las clases populares han tenido
que enfrentar la represión son recurrentes
en la historia de Chile. Además, en la gran
mayoría de los casos la impunidad se ha
convertido en el denominador común. Es
en este marco que aún resuenan obscenas
las palabras pronunciadas a comienzos de
los noventa por el ex presidente Patricio
Aylwin quien, en alusión a las atrocidades
cometidas por la dictadura, afirmaba que
habría “justicia en la medida de lo posible”.
En su corto gobierno de transición debió
enfrentar el “Ejercicio de Enlace” y el
Boinazo, ambos organizados por el general
Pinochet como una forma concreta de
intimidar y amenazar al novel gobierno
y, probablemente, esto fue el argumento
esgrimido por la naciente democracia para
hacer tal afirmación, sin embargo, dicho
aserto a la postre se convertiría en la frase
que sintetizaría la manera en la cual todos
los gobiernos de la Concertación abordaron
el tema de los derechos humanos con el
lamentable y vergonzante correlato de
impunidad que esto representó. En la
práctica se priorizó la reparación simbólica
por sobre la justicia y la verdad
La rendición de cuentas o “accountability”
se transformó en una forma de medir de
qué tanta calidad eran las democracias en
el mundo, y contrariamente a lo señalado,
Chile mostraba siempre altos estándares
de calidad democrática. Paradójico sin
duda, pero es importante no olvidar la
necesidad de que las autoridades rindan
cuentas, no puede haber democracia o
normalidad con impunidad y olvido, no hay
proceso constituyente que pueda borrar
los horrores cometidos y la vital necesidad
de refundar instituciones criminales como
Carabineros.
Si alguna lección se puede sacar del
proceso transicional nada ejemplar de
nuestro país, es que los responsables
deben hacerse cargo de las consecuencias
de sus actos y que no se debe aceptar
nada en la medida de lo posible. Es
argumentable que la política real, además
de conflicto, se caracteriza porque se
negocia y se consensúa, y que, en esta
dialéctica, los maximalismos pierden
validez. Puede ser cierto, no obstante,
esta afirmación pierde veracidad si la
justicia es para siempre relegada al
olvido, y tanto este último como la
impunidad a las violaciones a los derechos
humanos son el costo de la ansiada
gobernabilidad. El discurso de nunca más
enarbolado desde las instituciones es
estéril si no va acompañado de justicia
para todos aquellos que han sufrido los
crímenes cometidos bajo el amparo del
aparato estatal. Cualquier construcción
institucional que se lleve a cabo a partir
de ahora, debe establecerlo de modo
categórico e ineludible dentro de sus
prioridades, máxime toda vez que el
estado de excepción se ha convertido en
la normalidad en los últimos meses. Los
violadores a los derechos humanos en
dictadura no han pagado por sus crímenes,
excepto un número reducido de ellos
y con condenas irrisorias y después de
décadas. Para los responsables de los 450
mutilados del Estadillo, los asesinados,
torturados, abusados, heridos, detenidos
y encarcelados, seguramente buscarán lo
mismo. No habrá rendición de cuentas y
se ocultará la memoria. Pero Chile cambió,
Chile despertó, Eso no debe suceder.
PARA FINALIZAR
Al momento de escribir estas líneas no son
pocas las voces cercanas al oficialismo que
osan una vez más aplazar el plebiscito de
octubre próximo. Clara muestra no sólo
del desprecio hacia la democracia, aquella
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 119
[ENSAYOS]

en la cual los ciudadanos pueden opinar participación, la autoorganización, la

y elegir más allá de lo que decida una creatividad, la memoria y democracia como
elite. Sino además del temor que tienen respuesta a la violencia del gobierno.
de ver eclipsado el modelo de ganancia,
exclusión y privilegios que han logrado
instaurar. Dicho pánico quedó patente con
el discurso instalado desde el gobierno que
fantaseaba acerca de estar en guerra contra
un enemigo implacable, defendiéndose
discursiva y furibundamente, reprimiendo
en las calles a un enemigo interno
imaginario. Si alguna vez desde el final de
la dictadura el estado cumplió a cabalidad
su rol de aparato coercitivo en manos
de las clases dominantes fue a partir de
octubre. Siempre ha existido violencia
de clase, de género y racial, pero el rol
activo de los agentes del estado ha sido
actualmente excepcionalmente violento
y, a riesgo de parecer iterativo, no puede
quedar impune.

Los peligros que representa para la

democracia chilena que un gobierno con
semejante bagaje represivo a su haber siga
implementando estados de excepción con
un marcado cariz de clase, hace perentoria
la necesidad de que el proceso institucional
que se abrirá en octubre no comulgue con
la impunidad, que no existe democracia en
la medida de lo posible.

Hace ya décadas que se habla de

“democratizar la democracia”, incluso en
el contexto del predominio de la visión
institucional procedimental, había quienes
evidenciaban la exigencia de que el
concepto de democracia debía contener
elementos más sustantivos que excedan el
simple hecho de ir a depositar un voto en
una urna de manera sistemática. Aquí es
donde es posible aprender de la experiencia
de la importancia y reemergencia política
de octubre, de la calle, los cabildos y
asambleas territoriales. La solidaridad,

120 Historia en Movimiento Año V · Número 5 · 2020

 Fotografía Jason Guevara Jaramillo
SIMBOLOS, RITUALES,
ICONOCLASTIA
La lucha cultural en la actual Rebelión Popular, Chile 2019-2020

MANUEL LAGOS MIERES1

1 Magister en Historia USACH. Gestor del Taller de Historia Social y Cultural del Anarquismo en Chile.
ignotusserantoni@gmail.com

De la revuelta de octubre a la rebelión popular 121

[ENSAYOS]
L a Rebelión Popular2 generada desde
el 18 de octubre del año recién
pasado no ha dejado indiferente a
nadie. Prácticamente un pueblo entero se
lanzó a las calles bajo un horizonte común
centrado en el abierto rechazo al sistema
neoliberal vigente, al Estado subsidiario, a
la desigualdad y a los abusos de grandes
empresarios y políticos profesionales,
levantando a la vez, una serie de demandas
sociales como inicio a una transformación
que debía ser radical, partiendo por el
cambio de Constitución mediante una
Asamblea Constituyente libre y soberana.
Miles de manifestaciones a lo largo del
país, unidos en una lucha común por varios
meses parecían convertirse en la sentencia
máxima hacia la abolición de un sistema
desigual y avasallador, a la vez que el inicio
de una nueva vida.
Junto con la indolencia mostrada por el
Gobierno y la brutal represión por éste
desatada, uno de los aspectos que más
llama la atención de esta Rebelión Popular,
dice relación con el ámbito de la lucha en
el plano cultural y simbólico. Me refiero a
la constante y masiva utilización de una
2 Seguimos en este concepto a Sergio Grez, quien la
diferencia de Estallido o Revolución. El término “estallido
social” es impreciso, pues no da cuenta de la magnitud,
características y contenidos de lo que viene ocurriendo en
Chile desde el 18 de octubre de 2019. A lo sumo puede uti-
lizarse para referirse al momento inicial de este movimiento
porque “estallido” nos remite a la idea de una explosión
inorgánica de malestar social, un desfogue meramente
pasional, un “reventón” más como tantos en la historia, un
movimiento efímero cuyo sentido político -si lo tiene- es
muy difícil o imposible de leer. No es eso lo que estamos
viviendo. Tampoco podemos utilizar con certeza el concepto
de revolución social porque este supone una transformación
profunda en las relaciones sociales que pueden implicar
también la toma del poder político, lo que suele ocurrir al
cabo de períodos muy prolongados. “La rebelión popular
debe aprovechar estos meses para avanzar hacia una base
más sólida de unidad política”: Entrevista al historiador
Sergio Grez”, Revista De Frente, 13 de abril 2020. Un análisis
reciente también en Gabriel Salazar, “El «reventón social» en
Chile: una mirada histórica” en, CIPER Chile, 27 de octubre
2019, https://ciperchile.cl/2019/10/27/el-reventon-social-
en-chile-una-mirada-historica/
122 Historia en Movimiento
amalgama de elementos simbólicos y
ritualísticos, cuya función se circunscribe
a la idea de consolidar sentimientos de
pertenencia, afirmación de la identidad
colectiva y adhesión a la lucha. Sólo de
manera somera, podemos distinguir al
respecto:
1. Utilización de una amalgama de
banderas, siendo la Wenüfoye3,
bandera representativa del movimiento
mapuche, la más recurrida. Esta
adopción durante las movilizaciones,
por parte de diversos actores
sociales (estudiantes, pobladores,
trabajadores, etc.) no era nueva. Fue
más bien un proceso que se fue dando
paulatinamente a lo largo de los
años recientes. Ya en el 2011, durante
las grandes marchas estudiantiles
podíamos ver la Wenüfoye entre las
tantas otras imágenes puestas en
escena por los estudiantes.
2. Pero también se utilizó prolíficamente
la bandera chilena. Esto pareciera ser
una contradicción en una primera
instancia. Una probable explicación
estriba en el hecho de si bien la
3 La bandera Wenufoye, fue ideada, diseñada y creada en
1992 como propuesta de bandera mapuche entre muchas
otras que participaron de la propuesta del Consejo de
Todas las Tierras (Aukin Wallmapu Ngulam) en Chile para
conmemorar los 500 años de la llegada de los europeos
a América y la consiguiente lucha mapuche por defender
sus territorios y existencia. En la ocasión, cada identidad
territorial levantó su propuesta (lafkenche, nagche,
wenteche, nagche e inclusive puelmapu), considerándose
en el resultado final todas las propuestas, aunque con
visible primacía de la versión nagche. Dicha bandera fue
diseñada por Jorge Weke, werkén del Parlamento de Koz
Koz en Panguipulli y en conjunto con comunidades. “El color
negro y blanco representan el equilibrio o la dualidad entre
el día y la noche, la lluvia y el sol, lo tangible y lo intangible,
etc. El azul representa la pureza del universo; el verde
nuestra mapu, el Wallmapuche o territorio de asentamiento
de nuestra nación. Y el rojo la fuerza, el poder, la sangre
derramada por nuestros ancestros. Al medio el kultrung y
todos sus significados ya conocidos y en el extremo inferior
y superior la representación de los kon“. Jorge Weke Katrikir,
Historia de la creación de la bandera mapuche, 2012, en
https://www.mapuexpress.org/2015/05/07/historia-de-la-
creacion-de-la-bandera-mapuche/
Año V · Número 5 · 2020
 bandera chilena simboliza un proyecto
de nación, dicha nación no fue
construida sólo desde arriba por el
Estado, sino también por el propio
pueblo y sus prácticas culturales.
Para Hobsbawm las naciones se
construyen dualmente. Por un
lado, desde arriba, desde el aparato
estatal, pero también desde abajo, a
través de la asimilación (o no) de las
personas comunes de los discursos
nacionalistas.4 Desde este plano, al
hablar de nacionalismo, es necesario
diferenciarlo ya sea político o cultural.
Así se distinguen dos formas de
nacionalismo, una de corte xenófobo,
racista y conservador, de la derecha
y ultraderecha; y otra para la cual el
nacionalismo no es una ideología
política, sino que denota costumbres
y solidaridad con quien vivo y creo
compartir aspectos fundamentales
de la “comunidad imaginada”5.
Claramente en el mundo popular
chileno siempre sobrevivió un
“patriotismo popular”6, que era el que
se había manifestado históricamente
en prácticamente todas las luchas
sociales a lo largo de la historia de
Chile. Así explicamos, por ejemplo
que en protestas populares, como
por ejemplo la Huelga de la Carne en
Santiago 1905, los obreros levantaran
como símbolo la bandera chilena;
luego en la gran huelga de diciembre
en Iquique, que terminó en la Matanza
de Santa María de Iquique sucedió algo
parecido. Los obreros marchaban con
una bandera chilena gigante.
4 Eric Hobsbawm, Naciones y nacionalismo desde 1780,
Barcelona, Crítica, 2004, pp. 18-19.
5 Benedic Anderson, Comunidades Imaginadas.
Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo,
México D.F, F.C.E., 1993.
6 Julio Pinto, Verónica Valdivia y Pablo Artaza, Patria y
Clase en los albores de la identidad pampina (1860-1890),
Historia, Vol. 36, 2003, pp. 275-332.
Y no hablamos solamente que chilenos
comunes y corrientes hayan levantado
la bandera chilena (cosa que no
parecería rara) sino que la levantaban
también sectores politizados, que en
ese entonces estaban adheridos al
mutualismo, al Partido Demócrata o a
los incipientes proyectos socialistas de
principios del siglo XX.
De hecho, elementos demócratas
y mutualistas, hicieron visible esta
práctica de ir a las manifestaciones
con la bandera chilena, acompañada
de la bandera propia, del partido o el
estandarte de la sociedad o gremio
al que pertenecían. Esta práctica
se hizo presente también en las
Mancomunales, y también en los
socialistas.
Con los años, la misma línea siguió el
Partido Comunista. Como señala el
historiador Rolando Álvarez, no sólo
los sectores conservadores utilizaron
el nacionalismo como instrumento
político, sino también la naciente
izquierda marxista, surgida justamente
en ese mundo popular en que el
nacionalismo cultural estaba integrado
en la vida cotidiana.7
Cuando llegó la Unidad Popular
la bandera chilena representaba
fielmente a este pueblo pobre que por
la vía democrática llegaba al poder.
Por estas vías la bandera chilena
como símbolo de protesta se
mantuvo vigente hasta nuestros días.
Y es fiel representativa del pueblo
pobre en su lucha por reclamar lo
que legítimamente les corresponde
como habitantes de esta nación,
7 Rolando Álvarez, ¡Viva la Revolución y la Patria!”. Partido
Comunista de Chile y nacionalismo (1921-1926), en Historia
Social y de las Mentalidades, Dpto de Historia, Universidad
de Santiago, n° 7, vol. 2, 2003, pp. 25-44.
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 123
[ENSAYOS]
que también les pertenece, pues su
construcción no vino sólo desde arriba.
3. Pero así como se utilizaron estos
símbolos pertenecientes a movimientos
sociales que tomaron parte importante
en esta Rebelión, también en la
experiencia misma de ésta surgieron
elementos simbólicos originales. La
bandera negra con las divisiones y
la estrella de la bandera chilena fue
una construcción original de la actual
rebelión popular. Nunca antes se había
visto un diseño de estas características.
Ello tenía un peso simbólico
abrumador, pues daba cuenta del luto
de los asesinatos perpetrados durante
las primeras jornadas.
El 25 de octubre, a una semana del
estallido de esta Rebelión, ya se
contaban más 20 muertos, muchos
de los cuales fueron encontrados sus
cuerpos calcinados en los centros
comerciales quemados. Varios de
ellos habían sido víctimas de las balas
militares o de carabineros.8
Dichas banderas se masificaron
en Santiago durante las jornadas
posteriores de forma impresionante.
4. Al lado de las banderas tenemos la
utilización de una serie de elementos
identificatorios, que, aunque en
primera instancia, representaban
a movimientos específicos, pronto
se fueron haciendo distintivos de la
Rebelión general. El mejor ejemplo
parece ser el Negro Matapacos, nacido
del movimiento estudiantil. Este
movimiento se mostró siempre activo
y en permanente cuestionamiento
8 “Indignación tras dichos de Piñera donde asegura que dis-
turbios provocaron la pérdida de “algunas” vidas inocentes”,
El Mostrador, Santiago, 26 de octubre de 2019. https://www.
elmostrador.cl/noticias/multimedia/2019/10/26/indigna-
cion-tras-dichos-de-pinera-donde-asegura-que-disturbios-
provocaron-la-perdida-de-algunas-vidas-inocentes/
124 Historia en Movimiento
del sistema neoliberal, siendo
protagonistas de las principales
protestas sociales masivas contra
todos los gobiernos desde 19909.
Cuenta de ello la dan el “Mochilazo”
en el 2001, la revolución pingüina en el
200610, y la rebelión estudiantil en 2011,
la que bajo la consigna de “Educación
gratuita y de calidad”, logró llevar a la
calle en todo Chile a dos millones de
personas.11
Fue en estas protestas cuando
emergió la figura de este perro negro12,
específicamente en las protestas
del 2011, haciéndose conocido por
participar de las marchas callejeras
atacando a miembros de Carabineros,
cuestión que generó las simpatías
espontáneas de los manifestantes,
quienes le colocaron un pañuelo rojo al
cuello, ganando fama entre estudiantes
9 Oscar Aguilera, Generaciones: Movimientos juveniles,
políticas de identidad y disputas por la visibilidad en el
Chile neoliberal, Buenos Aires, CLACSO, 2014; del mismo
autor, Repertorios y ciclos de movilización juvenil en Chile
(2000-2012), en Utopía y Praxis Latinoamericana, Vol. 17,
nº 57, Maracaibo, Universidad del Zulia, 2012.
10 El 2006 surge “un nuevo tipo de estudiante”, que no se
había constituido históricamente como actor estudiantil,
que proviene de liceos periféricos, de colegios particulares
subvencionados de la capital y de regiones. Además
de desplegar una movilización basada en la solidaridad
generacional que se generó a raíz de la represión, y la falta
de respuesta de la Presidenta Bachelet a las demandas
estudiantiles. Ver OPECH, De actores secundarios a
estudiantes protagonistas, Santiago, 2007.
11 Sobre el movimiento estudiantil chileno de 2011, ver Raúl
Zibechi, Chile: otra educación es posible, y Joana Salem
Vasconcelos, Sobre el movimiento estudiantil chileno de
2011, en Contrahistorias, n° 18, México, 2012. Ver también
Diatriba. Revista de Pedagogía Militante, n° 1, Santiago,
noviembre de 2011.
12 Si bien el perro era considerado callejero, debido a
su presencia en distintas sedes universitarias y calles de
Santiago, Negro Matapacos estaba bajo el cuidado de María
Campos, quien lo adoptó en 2009 y que lo alimentaba,
tenía una cama para él en su residencia, le amarraba los
pañuelos que usaba en el cuello y también le entregaba
una bendición antes que saliera a la calle. Ver Carlos
Martínez, La otra vida del negro matapacos, en The Clinic,
Santiago, 6 de noviembre de 2012. https://www.theclinic.
cl/2012/11/06/la-otra-vida-del-negro-matapacos/; ¿De
quién es el perro que no se pierde ni una marcha?, en Las
Últimas Noticias, Santiago, 9 de septiembre de 2012.
Año V · Número 5 · 2020
 y ciudadanos que realizaban
fotografías del perro y las compartían
en redes sociales.13
A pesar de que Negro Matapacos
no alcanzó a participar en la actual
revuelta, pues falleció el 26 de agosto
de 2017 por causas naturales, su
figura recién comenzaba a emerger
en el imaginario de los estudiantes
revolucionarios, transformándose
su imagen en verdadero símbolo de
la revuelta y luego en también en
“símbolo de la protesta mundial”.14
5. Asimismo, tomaron parte importante
en esta construcción del espacio
simbólico de la Rebelión la banda
sonora, las canciones. Éstas
constituyeron verdaderas banderas
sonoras. Se trataba de canciones ya
arraigadas en el pueblo y que nacieron
en distintos contextos históricos, como
lo fueron la Nueva Canción Chilena
entre fines de los 60’ y comienzos
de los 70’, y “El Baile de los que
sobran”, nacida en el contexto de
las protestas contra la Dictadura de
Pinochet. Surgidas directamente del
pueblo, constituyen herramientas
fundamentales para denunciar las
injusticias, comunicar demandas,
mantener viva la memoria e intactas
las convicciones.15
13 Recientemente apareció una novela gráfica en su
homenaje. Michel Bonnefoy, El negro tenía su historia,
Santiago, LOM, 2020; con anterioridad (2013) se hizo un
documental sobre su historia Documental Matapaco,
realizado por Víctor Ramírez, Carolina García, Nayareth Nain,
Francisco Millán y Sergio Medel de En Marcha Films, y que
obtuvo el premio al Mejor Documental en el Festival Santo
Tomás de Viña del Mar; en las redes sociales se ha hecho
conocido internacionalmente.
14 “Revista de arte de EEUU destaca al ‘Negro Matapacos’
como un símbolo mundial de protesta”, https://eluniversal.
cl/contenido/9057/revista-de-arte-de-eeuu-destaca-
al-negro-matapacos-como-un-simbolo-mundial-de-pr;
“Poder de la imagen: el Matapacos como icono de protesta
en Chile”, https://elsemanario.com/opinion/poder-de-la-
imagen-el-matapacos-como-icono-de-protesta-en-chile/
15 Un ejemplo histórico de la prolífica relación Canciones-
6. Al lado de la utilización de esta
amalgama de símbolos, se abrieron
espacio una serie de rituales, por
ejemplo, la repetida ceremonia
de “ganar la calle”, tomarse Plaza
Dignidad, constituir una barrera entre
los manifestantes y las fuerzas de
orden. de ahí la aparición de la Primera
Línea16, y la aceptación o normalización
por parte de la Rebelión de métodos
de lucha centrados en la barricada y la
capucha.17
7. Las características y dimensiones que
tomo la acción colectiva, expresado a
través de la destrucción de estatuas
y símbolos representativos de la
cultura oficial (y en algunos casos
su reemplazo por material cultural
representativo del pueblo y sus luchas).
El 2 de enero del presente año el
Ministerio de las Culturas, las Artes
y el Patrimonio inició un catastro
de los daños a bienes e inmuebles
patrimoniales en todas las regiones
movimiento social, lo constituye el himno obrero “Canto a
la Pampa”. Ver al respecto, Manuel Lagos Mieres, Canto a la
Pampa. Vida y Obra del poeta anarquista Francisco Pezoa
Astudillo (1882-1944), Santiago, Mar y Tierra, 2018. Sobre la
Nueva Canción Chilena, ver: Patrice Mc Sherry. La Nueva
Canción Chilena. El poder político de la música 1960-1973.
LOM, Chile, 2017, p. 35. Un trabajo imprescindible referente
a la Nueva Canción Chilena: Osvaldo Rodríguez Musso, La
Nueva Canción Chilena. Continuidad y reflejo. Casa de las
Américas, Cuba, 1986.
16 Mucho se escribió sobre la Primera Línea en distintos
artículos, en su gran mayoría periodísticos, Magdalena
Claude (antropóloga), “Retrato de un clan de la Primera
Línea”, CIPER Chile, 6 enero 2020; Carlos Cabezas Galvez,
“La primera línea del baile de los que sobran, una mística”, El
Heraldo, Maule, 27 noviembre 2019, http://www.diarioelher-
aldo.cl/noticia/la-primera-linea-del-baile-de-los-que-so-
bran-una-mistica; Carlos Montes, “Somos un gran Caballo
de Troya”: Testimonios desde la primera línea a un mes de
las movilizaciones en Chile”, https://radiolaclave.cl/entre-
vista/somos-un-gran-caballo-de-troya-testimonios-desde-
la-primera-linea-a-un-mes-de-las-movilizaciones-en-chile/
17 La reacción del gobierno no se hizo esperar creando la Ley
anticapuchas, anti barricada, Camila Vergara, “Sobre la ley
anti-encapuchados y otras adaptaciones legales fascistas”,
CIPER Chile, 26 de diciembre 2019, en: https://ciperchile.
cl/2019/12/26/sobre-la-ley-anti-encapuchados-y-otras-
adaptaciones-legales-fascistas/
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 125
[ENSAYOS]
del país; este consideró monumentos
nacionales, públicos, históricos en
zonas típicas y de conservación
histórica que se hayan visto afectados
desde el 18 de octubre de 2019.
De 669 monumentos nacionales
catastrados, 421 presentaban
alteraciones, que iban desde
rayados a retiros o reemplazos de
monolitos.18 No bastaba con realizar
masivas manifestaciones si ello no
proyectaba la construcción de un
espacio simbólico y cultural. Éste
necesariamente debía comenzar a
construirse sobre las ruinas del ya
decrépito sistema valórico-simbólico-
cultural oficial. No se trataba sólo de
destruir sino sobre todo de expresar la
desacralización de los monumentos
y la legitimidad del proyecto cultural
oficial. Este acto esencial a la vez daba
cuenta de la presencia de otros valores,
cultura e identidad, la de los sectores
subalternos (pueblo mestizo pobre,
mapuches) cuyos valores siempre
fueron reprimidos, invisibilizados,
negados. Teniendo presente este alto
grado de conciencia revolucionaria, los
actos de iconoclastia19 se multiplicaron
a través del país. Y afectó no sólo a
monumentos o estatuas, sino también
a Iglesias y símbolos de la religión
18 Carolina Trejo, “Cómo el estallido social está reescribiendo
la historia de Chile”, en Sputnik Mundo, https://mundo.sput-
niknews.com/america-latina/202002081090406214-como-
el-estallido-social-esta-reescribiendo-la-historia-de-chile/
19 Expresión que en griego significa «ruptura de imágenes»,
es la deliberada destrucción dentro de una cultura de los
iconos religiosos de la propia cultura y otros símbolos o
monumentos, normalmente por motivos religiosos o políti-
cos. La Real Academia la define como la «doctrina de los
iconoclastas» y a su vez señala que «iconoclasta» proviene
de εικονοκλάστης, rompedor de imágenes, y se define
como tal en particular al «movimiento del siglo VIII que ne-
gaba el culto debido a las sagradas imágenes, las destruía y
perseguía a quienes las veneraban». El término «iconoclasta»
ha acabado aplicándose de manera figurada a cualquier per-
sona que rompe con los dogmas o convenciones estableci-
das o los desprecia. https://dle.rae.es/iconoclasia
126 Historia en Movimiento
católica.20 Nunca se había atentado
con la galería de símbolos oficiales
de la forma que se ha realizado en
el presente. Si bien con anterioridad
hay casos de ataques a monumentos
oficiales e iglesias (en el 2016 por
ejemplo fue ya se “vandalizado” el
memorial de Jaime Guzmán21), ello
se trataba de casos aislados. En la
presente Rebelión los ataques fueron
permanentes y sistemáticos22.
Sin duda la presente Rebelión
Popular lleva en sí una necesidad
fundamental de reivindicación en el
ámbito cultural; una necesidad en el
pueblo de hacer valer su propia cultura,
negada, ocultada e invisibilizada a lo
largo de toda una historia por parte
de un proyecto cultural impuesto y
que en nada representa a los sectores
subalternos.
8. Los cortejos fúnebres23 adquirieron
sin duda un valor simbólico notable.
Los funerales del Primera Línea
Mauricio Fredes fueron multitudinarios,
cargados de emotividad y
simbolismo.24 El control del espacio
23 Elocuentes fueron los funerales del Primera Línea, Mau-
ricio Fredes, despedido por miles de personas como un ver-
dadero héroe popular, con comparsas, pasacalles, banderas,
flores; los asistentes denunciaron la represión del gobierno
de Piñera exigiendo el juicio y castigo para los responsables
políticos y materiales de la muerte del joven obrero de la
construcción. Ver https://www.theclinic.cl/2019/12/31/
videos-mas-de-mil-personas-despiden-a-mauricio-fredes-
en-el-cementerio-el-prado/
24 “El emotivo y tenso funeral de Mauricio Fredes, el mani-
festante que falleció en Plaza Italia”, La Tercera, Santiago, 31
de diciembre del 2019; “Multitudinario funeral de Mauricio
Fredes, el joven que murió huyendo del carro lanza agua
de Carabineros”, Cambio 21, Santiago, 31 de diciembre
2019, https://cambio21.cl/tendencias/multitudinario-
funeral-de-mauricio-fredes-el-joven-que-muri-huyendo-
del-carro-lanza-agua-de-carabineros-ver-video-5e0b-
706ccd49b018be627b1e; Más de mil personas despiden
a Mauricio Fredes en el cementerio El Prado, The Clinic, 31
de diciembre 2019, https://www.theclinic.cl/2019/12/31/
videos-mas-de-mil-personas-despiden-a-mauricio-fredes-
en-el-cementerio-el-prado/; “Ana Tijoux llegó hasta el
velorio de Mauricio Fredes para rendirle sentido homenaje”,
El Mostrador, Santiago, 30 de diciembre 2019, https://
Año V · Número 5 · 2020
 público y la consiguiente movilización
que la muerte fue generando tuvo
diversas expresiones que en buena
medida dan cuenta de este carácter
popular de la Rebelión y la importancia
que proyectaba en el terreno cultural y
simbólico.
Se trata de una práctica cultivada por
años en el seno del movimiento social.
En el marco del movimiento obrero por
ejemplo, a inicios del siglo XX, el control
del espacio fúnebre constituía un
elemento fundamental.25 Ello, desde
el momento mismo del fallecimiento
cuando el individuo caía muerto
en el marco de algún movimiento
huelguístico, pero proseguía a través
del control de la ceremonia fúnebre
y posterior entierro del difunto. Estas
ceremonias se convertían a menudo en
espacios de alto contenido simbólico,
en las que hacían presencia comitivas,
banderas, coronas de flores con lemas,
canciones revolucionarias y se ponían
en escena una serie de prácticas
anticlericales.
LA BATALLA CULTURAL DE LA
ACTUAL REBELIÓN
En ningún camino de la historia, dice el
filósofo e historiador polaco Bronislaw
www.elmostrador.cl/noticias/multimedia/2019/12/30/
ana-tijoux-llego-hasta-el-velorio-de-mauricio-fredes-para-
rendirle-sentido-homenaje/; “Con represión de Carabi-
neros a asistentes terminó el funeral de Mauricio Fredes”,
El Ciudadano, Santiago, 31 de diciembre del 2019, https://
www.elciudadano.com/especiales/chiledesperto/con-
represion-de-carabineros-a-asistentes-termino-el-funeral-
de-mauricio-fredes/12/31/; Funeral Primera Línea Mauricio
Fredes “vivirás en los que luchan”, en https://www.youtube.
com/watch?v=GkWUwtWVJD8
25 Juan Suriano, “Ritos y símbolos anarquistas” en Anar-
quistas, cultura y política libertaria en Buenos Aires (1890-
1910), Buenos Aires, Manantial, 2001; Manuel Lagos Mieres,
Construcción simbólica y ritualística anarquista. Chile,
comienzos del siglo XX, inédito.
Baczco, ni siquiera en los de las
revoluciones, “los hombres caminan
desnudos”. Necesitan “vestimentas, signos
e imágenes, gestos y figuras, aunque más
no sea para comunicarse y reconocerse
en la ruta”. Las esperanzas y los sueños
sociales, “buscan cristalizarse y están
en pos de un lenguaje y de modos de
expresión que los hagan comunicables”.26
Cada proyecto político o movimiento social
es portador y constructor de un aparataje
simbólico que refuerza y cohesiona sus
valores e identidad, y en definitiva, “se
constituye como un instrumento eficaz
para influir y orientar la sensibilidad
colectiva”.27
Ello tiene que ver con la construcción-
invención de una tradición histórica28, a
través de éstas se demarcaba un espacio
identitario propio frente a la cultura oficial.
Esto es lo que se intentó hacer en la actual
Rebelión a través de esta diversidad de
prácticas culturales. Pero en todo caso se
trata de un proceso que recién comienza
y que no sabemos en qué va a terminar
después de esta recesión determinada por
la pandemia mundial.
Este fenómeno desde luego no es nuevo,
y la historia de las revoluciones bien nos
puede dar cuenta de ello. Cuando se
produjo la Revolución Francesa, también
se dio pie a la construcción de una
nueva matriz cultural a partir de nuevos
elementos simbólicos que reemplazaron
los viejos de la monarquía.29
26 Lagos Mieres, Construcción simbólica, op. cit.
27 Bronislaw Baczco, Los Imaginarios sociales. Memorias
y esperanzas colectivas, Buenos Aires, Nueva Visión, 1991,
p 40.
28 Siguiendo a Eric Hobsbawm y Terence Ranger, La inven-
ción de la tradición, Barcelona, Crítica, 2012.
29 Bronislaw Baczco, Los Imaginarios sociales op, cit., pp.
39-46. En la revolución Rusa vemos un fenómeno parecido
con la construcción de un nuevo espacio simbólico a partir
de la hoz, el martillo, la estrella roja como símbolo del inter-
nacionalismo que apuntaba a los cinco continentes, y desde
luego la bandera roja, adoptada de la Comuna de París,
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 127
[ENSAYOS]
Extendido ello al plano de la actual
Rebelión Popular, podemos sostener
que nunca algún evento histórico de esta
envergadura en la historia de Chile dio tanta
importancia al plano de la lucha simbólica
y cultural como el actual. Podemos señalar
que en su conjunto, esta diversidad de
movimientos confluidos en el marco de
esta Rebelión, intentó crear o construir un
espacio simbólico propio, a partir de la
adopción y resignificación de diversidad de
elementos. Ello, sin embargo, forma parte
de un proceso, que día a día va mostrando
nuevas prácticas y transformándose.30 Y por
el momento esta inconcluso.
Este espacio simbólico iba en directa
contraposición al espacio simbólico
del poder político, económico, social,
religioso y cultural predominante. De
ahí, lo que se inició en el marco de las
manifestaciones acaecidas a lo largo y
ancho del país, fue también una batalla
en el plano simbólico y cultural. Una
lucha por la construcción de un espacio
simbólico-cultural propio verdaderamente
representativo de la diversidad de
movimientos que se mancomunaban
entonces. De ahí podemos entender que
una de las grandes acciones que como
conjunto realizara esta Rebelión, fuera la
destrucción de las estatuas oficiales, héroes
de guerra, políticos, militares, y en muchos
casos, su reemplazo por figuras propias
de los sectores subalternos. Así también,
los espacios del poder político fueron
presa de esta ofensiva acción cultural,
en este sentido tenemos los ataques a
edificios administrativos, intendencias,
simbolizando con ello el radicalismo de la clase trabajadora.
Ver, David Priestland, Bandera Roja. Historia política y cul-
tural del comunismo, Barcelona, Crítica, 2010; Carlos Barros,
Revolución de Octubre, historia y memoria, en Izquierdas,
n° 43, diciembre 2018, pp. 259-277.
30 Eric Hobsbawm, El mundo del trabajo. Estudios sobre la
formación y evolución de la clase obrera, Barcelona, Crítica,
1987, Cap. 5, “La transformación de los rituales obreros”, pp.
93-116.
128 Historia en Movimiento
gobernaciones, municipalidades,
comisarías, etc. Y cómo olvidar!, las varias
iglesias saqueadas y destruidas, espacio
simbólico del proyecto conservador, su
moral y valores. De ahí también podemos
entender por qué se atacó y saqueó
sólo las grandes tiendas comerciales, las
grandes cadenas de farmacias, los bancos,
los locales de AFP y varios otros espacios
representativos del poder económico. Y
también podemos entender el permanente
rito de “ganar la calle”, como espacio
propio, ganar la Plaza Dignidad, echar a las
fuerzas represivas del espacio ciudadano
o del pueblo, marcando el territorio,
llenándolo de colores e imágenes las calles,
los espacios públicos en general; pero
también llenarlos de sonidos, de música
propia, como las canciones del movimiento
Nueva Canción Chilena o del grupo Los
Prisioneros.
Todas estas manifestaciones entonces, y
puesta en escena de amalgama de símbolos
e imágenes, confluyen en torno a un
objetivo común: poder generar un espacio
simbólico propio que siempre fue negado,
criminalizado, despreciado y reprimido
por el proyecto oficial hegemónico. Había
que terminar con los símbolos del capital-
patriarcal-racista-conservador y católico. Esa
matriz cultural oficial debía ser reemplazada
por nuevas fuentes generadoras que
derivaría en la construcción de un espacio
simbólico propio.
Entonces, lo que se dio desde este punto
de vista fue también una gran batalla
cultural. Bajo esta lógica se precipitó la
creación y la destrucción. La construcción
de la nueva matriz cultural y la destrucción
de la vieja matriz oficial conservadora.
Si atendemos a las características de
este universo de prácticas simbólicas y
ritualísticas, nos encontramos con que
Año V · Número 5 · 2020
muchos elementos fueron apropiados de necesariamente dar pie a la construcción
diversos movimientos y culturas, siendo de este espacio cultural nuevo, contra
resignificados de acuerdo a las necesidades el cual el Estado reaccionará con todo,
del movimiento. La importancia de éstos impidiendo su generación.
redunda no sólo en la eficiencia al consolidar
lazos de identidad colectiva, sino también
en su capacidad de movilización social.

Por último, si hay un terreno en el cual

la Rebelión Popular ganó por lejos, ese
fue precisamente en el terreno cultural.
El pueblo demostró gran capacidad de
creación, ingenio, construcción cultural
siendo imposible, por parte del poder,
contrarrestar esta construcción. Desde
distintos frentes, a través de diversos
actores, la acción cultural de la Rebelión
Popular se convirtió en gran batalla ganada
por el pueblo. Tanto fue así que incluso
el mismo Gobierno intentó apoderarse
de estas construcciones, adoptando por
ejemplo, la estrella sobre un fondo negro.31

Por otra parte, estas manifestaciones

dejaron un precedente importante
demarcando un antes y un después en
las relaciones entre cultura hegemónica
y sectores populares. Con el acto de
desacralizar prácticamente todos los
monumentos que le dan sostenimiento
valórico-simbólico y legitimidad al proyecto
cultural oficial en sus distintas facetas,
se abre camino a la construcción de un
espacio identitario propio por parte del
conjunto de sujetos subalternos que
hasta entonces no habían dado este paso
trascendental de rompimiento con este
proyecto oficial.

Estas primeras señales entonces deben

31 “La ‘bandera negra’ de las protestas y la ‘Asamblea

Constituyente’ de Piñera: los momentos que marcaron la
promulgación del plebiscito de abril”, Publimetro, Santiago,
23 de diciembre 2019, https://www.publimetro.cl/cl/
noticias/2019/12/23/pinera-promulgacion-asamblea-
constituyente-redes-sociales.html

De la revuelta de octubre a la rebelión popular 129

[ENSAYOS]

Fotografía Pablo Hidalgo

Mapuche zomo (mujer mapuche) tocando el ñolkiñ durante las protesteas en Concepción (Chile).

VIENTOS DE AUKAN1
REBELIÓN COMUNITARIA-POPULAR EN EL CAPITALISMO
NEOLIBERAL CHILENO2

EDGARS MARTÍNEZ NAVARRETE3

1 Aunque su definición exacta es difusa desde el mapudungun, por el movimiento mapuche se ha tendido a ocuparla como
“rebelión o levantamiento”.
2 Una versión de este artículo fue publicada en LASA-Forum, volume 51, Issue 1 (2020). A su vez, la presente versión está dedi-
cada a Matías Leviqueo y Eliseo Raiman, integrantes del Lov Elikura actualmente presos en la cárcel de Lebu. A sus familias y
a las lamuen que hoy construyen cotidianamente una alternativa de vida desde el Lov Elikura, vaya mi más sentido recono-
cimiento y afecto.
3 CIESAS – Ciudad de México. Militante de la causa Mapuche autonomista. Integrante del Grupo de Trabajo de CLACSO “Marx-
ismo y resistencias del Sur Global” y del medio de prensa Mapuche AUKIN. edgarsmartinezn@gmail.com

130 Historia en Movimiento Año V · Número 5 · 2020

D urante4 alrededor de seis meses
el “oasis”5 del neoliberalismo
latinoamericano ardió en llamas.
Frente al alza del transporte público, fueron
cientos de mujeres que el 18 de octubre
de 2019 lideraron numerosas evasiones al
metro, acciones que encendieron la chispa
de una rebelión que mantuvo diariamente
a millones de personas chilenas y mapuche
en las calles y en los territorios luchando
contra la desigualdad del sistema neoliberal
y reivindicando su derecho a una vida más
digna.
En este escenario, el movimiento mapuche
marcó diferencias sustanciales frente al
movimiento popular chileno, muchas de
ellas provenientes de una concepción
distinta sobre la dialéctica dominación/
emancipación, cuestión que fue
materializada en su reivindicación no tan
sólo contra 3 décadas de neoliberalismo,
sino contra 500 años de violencia colonial.
Sin embargo, más allá de tales divergencias
estratégicas, sectores del movimiento
autonomista mapuche reconocieron
que su liberación como pueblo estaba
estrechamente relacionada al avance
revolucionario de la clase oprimida chilena
frente a las estructuras que les han
sometido históricamente6.
De esta forma, en un plano
específicamente táctico y coyuntural,
sostenemos que es posible identificar
4 Una aproximación teórico-política de lo comunitario-
popular se puede revisar en Gutiérrez, R. (2017). Horizontes
comunitario-popular. Producción de lo común más allá
de las políticas estado-céntricas. Madrid: Traficantes de
sueños.
5 Diez días antes del levantamiento en Chile, Sebastián
Piñera sostuvo que “en medio de esta América Latina
convulsionada veamos a Chile, nuestro país es un ver-
dadero oasis con una democracia estable…” Se puede
consultar la noticia en: https://www.publimetro.cl/cl/so-
cial/2019/10/20/pinera-chile-crisis-estallido-social-santia-
go-oasis-latinoamerica-el-pais-redes-sociales.html
6 Comunicado Coordinadora Arauco Malleco-CAM, 21 de
octubre de 2019.
ciertas particularidades de confluencia
política para entender la insubordinación de
octubre como una articulación de rebeldías
plurinacionales. Esto, no necesariamente
porque se presente un movimiento unitario
que cumpla un programa de alianzas,
sino debido a que existen experiencias
transversales de opresión y resistencia7 que
convergen y sirven para desplegar diversas
praxis de antagonismo disputando de esta
forma espacios al capitalismo neoliberal y
a sus entramados coloniales de poder. En
este sentido, considero prudente hablar de
una rebelión comunitaria-popular, haciendo
alusión a la composición heterogénea
de esta movilización corporeizada en las
distintas rebeldías plurinacionales que
comparten dinámicas de lucha.
Fueron diversas las maniobras que el
bloque de gobierno y la clase política
que lo legitima articularon para frenar
este convulsionado escenario; desde la
propaganda mediática de reformas viciadas
sobre las pensiones nacionales, pasando
por un proceso de “estado de emergencia”
y la subsecuente militarización del país,
hasta la emisión del connotado acuerdo
por “la paz social y una nueva constitución”,
anunciado el viernes 15 de noviembre del
pasado año. Bajo la lógica gubernamental,
apoyada irrisoriamente por ciertos sectores
denominados progresistas, con estos
mecanismos se apostó a una supuesta
salida política frente a las más grandes
movilizaciones que Chile haya vivido en su
historia reciente.
Sin embargo, el rechazo de la gran mayoría
del movimiento chileno y mapuche fue
tajante y develó los vicios restrictivos de
tales propuestas de manipulación, sin
dejar las calles. De esta manera, si bien la
denominada “convención constituyente”,
7 Thompson, E.P. (2012). La formación de la clase obrera en
Inglaterra. Madrid: Capitán Swing.
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 131
[ENSAYOS]
por ejemplo, significaba un avance inaudito
para cambiar el ordenamiento pinochetista
que había perpetuado la desigualdad en
Chile, esta desconocía la participación
de los pueblos indígenas, la paridad de
género y demarcaba su implementación
con base en viejos artilugios políticos en
desmedro de la voluntad popular, además
de usarse como un instrumento mediático
para evadir las responsabilidades políticas
del gobierno frente a la aguda violación
de los Derechos Humanos ocurridas en el
país. Por lo anterior, las manifestaciones se
radicalizaron.
Como ha sido recurrente en la historia
nacional, tal insubordinación de dignidad
fue respondida desde el Estado con plomo
y gas. El contexto represivo que sostuvo
el gobierno de Sebastián Piñera durante
este tiempo de movilizaciones dejó
consecuencias sin precedentes inmediatos
en el país, situación fuertemente
cuestionada por diversos informes de
organismos nacionales e internacionales8.
Además de los miles de heridos por
distintas armas de fuego, cientos de ellos/
as con graves daños oculares, los más de
30 asesinados/as en manos de las fuerzas
de seguridad, se registraron numerosas
denuncias por tortura y tratos crueles,
centenares de delitos y violencias sexuales
ejercidos por funcionarios públicos y, entre
otras vejaciones, más de 2.500 presos/a
8 Los informes del Instituto Nacional de Derechos Hu-
manos (Chile) donde se registran las consecuencias de esta
represión, se puede consultar en: “Reporte de estadísticas
INDH”, www.indh.cl. También es posible visitar los informes
de Amnistía Internacional (“Chile: Política deliberada
para dañar a manifestantes apunta a responsabilidad
de mando”, noviembre 21, 2019. https://www.amnesty.
org/es/latest/news/2019/11/chile-responsable-politica-
deliberada-para-danar-manifestantes/) y de Human Rights
Watch (“Chile: Llamado urgente a una reforma policial tras
las protestas”, noviembre 26, 2019. https://www.hrw.org/
es/news/2019/11/26/chile-llamado-urgente-una-reforma-
policial-tras-las-protestas) los cuales dan cuenta de esta
estrategia de represión y violación a los Derechos Humanos
sostenida por el gobierno.
132 Historia en Movimiento
políticos/as que actualmente deben
vivir su encarcelamiento en condiciones
de extrema vulnerabilidad a causa de la
pandemia. Todas estas cifras demuestran
la consolidación de una fuerte estrategia
represiva que provocó una “crisis de los
Derechos Humanos”9 en Chile10.
No obstante, pese a esta desmedida
violencia estatal, la gente continuó en las
calles, en las asambleas, en los trawün11
y en los distintos espacios de reflexión
y discusión política con el fin de ejercer
de facto la voluntad constituyente de
transformar el modelo neoliberal imperante
en Chile, el cual ha demostrado claramente
sus límites en materia de pensiones,
educación, salud, asuntos indígenas y otra
dimensiones de la vida social. En esta
tónica, frente al racismo de la clase política
y particularmente de la derecha chilena,
una de las demandas que levantó un sector
importante del movimiento mapuche fue
la Asamblea Constituyente Plurinacional,
entendida como una instancia táctica que
permitiría profundizar las posibilidades
de autodeterminación de los pueblos
indígenas en Chile y el Wallmapu.
En este contexto, considero fundamental
avanzar en una lectura de lo acontecido en
octubre como una rebelión comunitaria-
9 Nash Rojas, Claudio (2019). “La violencia estatal y sus
responsables en los informes sobre Derechos Humanos”.
CIPER (Centro de Investigación Periodística), diciembre 2.
https://ciperchile.cl/2019/12/02/la-violencia-estatal-y-sus-
responsables-en-los-informes-sobre-derechos-humanos/
10 Entre los miles de casos que afectan particularmente a
las clases populares, destacan los presos políticos Esteban
Bustos, Gilberto Mendoza y Rubén Rivas, todos encarce-
lados desde la insurrección de octubre y militantes del
Movimiento Juvenil Lautaro – MJL, organización política
perseguida y criminalizada ininterrumpidamente desde la
dictadura pinochetista. A la vez, son más de 30 los presos
políticos mapuche que deben enfrentar procesos judiciales
y montajes en distintas cárceles chilenas. En la actualidad,
algunos mapuche detenidos en Angol y Temuco llevan
alrededor de un mes en huelga de hambre.
11 El tragün es la instancia asamblearia que el pueblo ma-
puche utiliza para reflexionar, discutir y tomar acuerdos.
Año V · Número 5 · 2020
popular habitada por rebeldías
plurinacionales, la cual, sin desconocer
las tensiones y características propias que
reivindican los movimientos mapuche
y chileno, se dirija a resaltar aquellos
elementos comunes que posibilitarían una
lucha autónoma, pero conjunta. De manera
general y preliminar, considero que estos
elementos están enraizados en la dialéctica
viva entre la dominación y la resistencia
pudiéndose observar, en primer lugar, en
la identificación dentro del contexto de
sometimiento histórico que han sufrido
ambos pueblos y en la criminalización
actual que viven. En segundo lugar, en
el derribamiento de las estatuas de los
próceres coloniales y oligárquicos12, lo cual
ha remecido incipientemente la forma de
ver el pasado e identificarse en el presente
que ambos pueblos sostenían. Y, por
último, en la fuerte presencia de la bandera
mapuche durante las movilizaciones, lo
cual implica una identificación no tan sólo
con su resistencia en términos simbólicos,
sino también en las formas de lucha
concreta que este pueblo ha impulsado13.
“ESTAMOS EN GUERRA CONTRA
UN ENEMIGO PODEROSO”. LA
REACTUALIZACIÓN DEL ENEMIGO
INTERNO EN LA REBELIÓN
COMUNITARIA-POPULAR
El 21 de octubre del 2019, en medio de
un convulsionado escenario nacional, el
presidente Sebastián Piñera sostuvo frente
12 Generalmente, esta acción se presenta como un apoyo
de manifestantes chilenos y chilenas al derribamiento de
estatuas que sujetos mapuche realizan sobre aquellas que
representan a los próceres de la conquista y de la “pacifi-
cación de la Araucanía”.
13 Es prudente resaltar que la movilización de estos aspec-
tos compartidos de antagonismo se da particularmente
en espacios urbanos. La forma en que tales dinámicas son
territorializadas en los Lov o comunidades mapuche, será
cuestión de otro trabajo.
a todo el país que “estamos en guerra
contra un enemigo poderoso, implacable,
que no respeta a nada ni a nadie y
que está dispuesto a usar la violencia
y la delincuencia sin ningún límite”14.
Posteriormente, luego de 42 días de fuertes
manifestaciones, el 28 de noviembre Piñera
repitió la misma idea en otro discurso
durante la ceremonia de graduación,
curiosamente anticipada, de 260 detectives
de la Policía de Investigaciones (PDI) de
Chile.
Con estas declaraciones, las cuáles
tácticamente centralizaban la discusión
en el problema de la violencia, el gobierno
intentó justificar mediáticamente el
desmedido actuar de las fuerzas militares
y policiales a través de la producción de un
contexto marcado por la reactualización
de la figura del “enemigo interno”, muy
necesario para agudizar la represión en
las calles y en los territorios. Asimismo,
intentaba vincular el actuar de este
“enemigo poderoso” con los procesos de
la izquierda latinoamericana, aludiendo a
que estos grupos no operan de manera
aislada sino apoyados y financiados por los
grandes y peligrosos “proyectos marxistas”
del continente.
En la historia reciente de Chile, este
enemigo interno ha sido encarnado por
diversos sujetos. En la dictadura, por
ejemplo, gran parte de la militancia de
izquierda era identificada como “terrorista
marxista”, particularmente aquellos/as
14El discurso de Sebastián Piñera se puede consultar en
Andrews Juan Pablo (2019). “Presidente Piñera: ‘Estamos
en guerra contra un enemigo poderoso’”. La Tercera, octubre
20. https://www.latercera.com/politica/noticia/presidente-
pinera-estamos-guerra-enemigo-poderoso/870658/
El discurso se puede visitar en 2019. “Tras 42 días, Piñera
no cambia su discurso: ‘Estamos frente a un enemigo
poderoso e implacable’”. El Desconcierto, noviembre 28.
https://www.eldesconcierto.cl/2019/11/28/tras-42-dias-
pinera-no-cambia-su-discurso-estamos-frente-a-un-ene-
migo-poderoso-e-implacable/
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 133
[ENSAYOS]
integrantes de las organizaciones político-
militares revolucionarias que dedicaron su
vida a derrocar el régimen pinochetista.
No obstante, estratégicamente, con el fin
de profundizar el neoliberalismo en Chile y
darle continuidad a la lógica de seguridad
nacional durante la denominada “transición
democrática” tal sujeto debía cambiar y,
sin duda, también las estructuras del poder
que tenían la función de producirlo15. De
esta forma, y ante una pseudoizquierda
dividida y cómplice del modelo neoliberal,
la consolidación de la lógica punitivista
del estado y de todo su armatoste de
contrainteligencia avanzó sobre la represión
del movimiento mapuche autonomista que
comenzaba a tomar fuerza mediante las
recuperaciones de tierras en distintas zonas
del Wallmapu.
Así, debido a la amenaza que ha significado
para los intereses del capital la proliferación
de los lov mapuche y otras expresiones del
weichan16 en diversos territorios, estos han
sido hostigados sistemáticamente a través
de irrisorios procesos de criminalización,
encarcelamiento y muerte, dinámicas que
no tan sólo expresan una lógica represiva
que responde a la convencional “inseguridad
nacional”, sino que también manifiesta
un profundo racismo sobre el mapuche
“salvaje”, “anti-moderno”, “perezoso” y
“terrorista” que debe integrarse a la sociedad
nacional en una lógica de explotación y
subhumanización determinada por el interés
del capital y sus estructuras coloniales. La
aplicación de la Ley Antiterrorista de manera
casi exclusiva sobre causas mapuche, es una
muestra de esto.
15 Vergara, J. (2007). “La ‘democracia protegida’ en
Chile”. Revista de Sociología, (21). doi:10.5354/0719-
529X.2007.27516
16 Con weichan haremos referencia a las distintas formas de
lucha frontal que impulsan algunos sectores del movimien-
to mapuche autonomista. Principalmente estas se basan
en el sabotaje o “chem”, pero también pueden expresarse
mediante confrontaciones colectivas frente los aparatos de
coerción u otros repertorios de antagonismo.
134 Historia en Movimiento
De la misma forma, durante el ciclo de la
rebelión pudimos ver cómo el gobierno
trasladó nuevamente esta figura del
enemigo interno a la multitud de personas
que protestaban día a día en las calles de
Chile. Una parte importante de las distintas
vejaciones ejercidas desde las clases
dominantes y sus aparatos institucionales
contra la vida mapuche, fueron aplicadas
desmedidamente sobre los sectores
populares. Con esto, el gobierno decidió
ampliar el contexto de criminalización
racista y punitivista más allá de las fronteras
del Wallmapu, cuestión que incentivó un
proceso de empatía política basado en el
reconocimiento que los/as chilenos/as
movilizados asumieron frente al sufrimiento
y a la violencia experimentada por el pueblo
mapuche en resistencia.
PRÁCTICAS ANTICOLONIALES
DE LA REBELIÓN COMUNITARIA-
POPULAR EN CHILE
Este incipiente reconocimiento mutuo
no tan sólo se manifestó en la empatía
que ambos movimientos generaron en
torno a sus condiciones compartidas de
sometimiento a la criminalización actual,
sino también en embrionarias formas
de entender cómo el colonialismo, en
términos de larga duración, los ha ubicado
en un lugar marginal dentro del proyecto
nacional y los ha llevado a vivir experiencias
diferenciadas de opresión, explotación y
violencia colonial. En este sentido, si bien
el pueblo mapuche ha perdido el 95% de
su territorio ancestral debido al despojo17
y a la reproducción ampliada del capital a
17 Seguel, A. (2007). “Invasión forestal y Etnocidio Mapuche”,
en Actas del Primer Congreso Internacional de Historia
mapuche. Working Paper Series 28, Ñuke Mapuförlaget:
Ebook producción.
Año V · Número 5 · 2020
 Flamea la bandera mapuche en Concepción (Chile), durante el segundo mes de movilizaciones. Fotografía: Pablo Hidalgo.
costa del mismo, es necesario reconocer
que tales fenómenos promovieron
consecuencias nefastas de manera
transversal también para la sociedad
chilena, más allá de sus distinciones
socioculturales y étnicas.
Estas historias diferenciadas del
agravio fueron homogeneizadas y
monumentalizadas en distintas ciudades
del país con el fin de cristalizar, desde
el poder, a los personajes íconos del
progreso nacional, oficializando la historia
de Chile mediante una memoria colonial
de próceres establecidos sin lugar para
los marginados. No obstante, una parte
importante de estas estatuas fueron
derribadas desde el levantamiento del
18 de octubre, poniendo en cuestión la
presencia patriarcal y eurocentrista de
hombres blancos monumentalizados
en las principales plazas de las ciudades
chilenas. Si bien, tales intervenciones
fueron impulsadas principalmente por
manifestaciones mapuche, en todas
ellas existió un apoyo considerable del
movimiento chileno, haciéndose parte este
último de una práctica anticolonial a través
de lo que Huinca denomina como la “des-
monumentalización de los íconos de la
memoria histórica colonial”18. Tal dinámica,
la consideramos como una adscripción
política común desarrollada dentro de la
rebelión comunitaria-popular.
A través de esta forma de protesta, se puso
en evidencia mediática que las ciudades
y pueblos habitados por chilenos/as
fueron fundados sobre grandes genocidios
indígenas y extensas usurpaciones
territoriales, acciones dirigidas desde el
siglo XVI precisamente por los hombres
representados en aquellas estatuas que
hoy yacen destruidas en los mismos suelos
18 Huinca, H. (2019). “El derribo de estatuas en las plazas de
Chile y Wallmapu. La des-monumentalización de los iconos
de la memoria histórica colonial”. Comunidad de Historia
Mapuche, Wallmapu, noviembre 15. https://www.comunida-
dhistoriamapuche.cl/el-derribo-de-estatuas-en-las-plazas-
de-chile-y-wallmapu-la-des-monumentalizacion-de-los-
iconos-de-la-memoria-historica-colonial/
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 135
[ENSAYOS]
que regaron con sangre y, posteriormente,
cubrieron con cemento. Estas intervenciones,
por tanto, tuvieron un efecto pedagógico y
crítico frente la historia oficial al cuestionar las
relaciones de poder desde donde se enquistó
material y simbólicamente la oligarquía y sus
monumentos.
Una de las expresiones más notables
de esta iniciática descolonización del
imaginario histórico tuvo lugar en la ciudad
de Temuco durante una movilización
mapuche ocurrida el 29 de octubre de
2019, en donde decenas de manifestantes
degollaron la estatua de Pedro de Valdivia,
uno de los principales conquistadores
españoles que enfrentó el pueblo mapuche,
y colgaron su cabeza en las manos de
Kallfülikan, líder de la resistencia indígena
durante el siglo XVI. Esta práctica se dirigió
a subvertir popularmente las formas de
comprender la historia, contribuyendo hacia
una justicia simbólica que reivindicaron
tanto el movimiento mapuche como el
chileno. Sus aprendizajes serán valorizados
por las generaciones futuras.
LA WENUFOYE19 COMO SÍMBOLO
DE LA REBELIÓN COMUNITARIO-
POPULAR
Por último, la gran presencia de la bandera
mapuche o wenufoye se convirtió en uno
de los símbolos de rebeldía plurinacional
más representativos en las multitudinarias
manifestaciones ocurridas en Chile y en el
Wallmapu. Fueron miles las manos chilenas
y mapuche que ondearon esta bandera,
19 La wenufoye, o “canelo del cielo” en español, es la
bandera más conocida del pueblo mapuche. Fue creada en
1992 por la organización política mapuche llamada Consejo
de Todas las Tierras, quiénes la levantaron como un símbolo
de unidad, autonomía y resistencia frente a los 500 años de
la llegada de Colón al continente.
136 Historia en Movimiento
la cual coronó distintas instancias de
movilización y antagonismo comunitario-
popular. Considero que este numeroso y
transversal despliegue de la wenufoye se
debe a dos cuestiones fundamentales con
las que concluiremos nuestro análisis.
En primer lugar, porque esta bandera ha
encarnado en la historia reciente de Chile
una de las experiencias de resistencia más
significativas frente al neoliberalismo. Así,
aunque la lucha mapuche encuentra sus
orígenes en la usurpación territorial ejercida
principalmente por el Estado chileno
durante la segunda mitad del siglo XIX, ha
sido en la época neoliberal donde se han
desplegado la mayor cantidad de procesos
de resistencia frente a las forestales,
latifundistas, corporaciones transnacionales,
entidades estatales, o ante cualquier otra
estructura responsable de dar continuidad
al despojo y la violencia en el Wallmapu. Es
precisamente esta claridad de interpelación
y confrontación a los proyectos del
neoliberalismo, mismos que han precarizado
la vida en el campo popular, la que el pueblo
chileno comenzó a entender, compartir
y apoyar con mayor claridad después del
levantamiento del 18 de octubre.
En segundo lugar, porque la wenufoye
simboliza una forma de lucha concreta
a través de la acción directa, la cual logró
rasgar la criminalización y se legitimó como
un mecanismo válido de confrontación
y seguridad desde abajo en la ocupación
de facto de los espacios públicos. Una
expresión de esto se puede observar en el
masivo respaldo a la denominada “primera
línea”20, la cual estaba constituida por
20 La organización general de las manifestaciones se fue
complejizando en relación con los niveles de represión
que fueron en aumento. De esta forma, la primera línea
adoptó como tarea defender a la manifestación pacífica,
reconocida como la cuarta línea. A su vez, la segunda línea,
compuesta por jóvenes con bidones de agua usados para
sumergir las bombas lacrimógenas y neutralizar su efecto
Año V · Número 5 · 2020
cientos de encapuchados y encapuchadas
que, ejerciendo su legítimo derecho a la
autodefensa, se encargaban de proteger a la
manifestación pacífica de la represión policial
desmedida. Si bien esta forma de lucha
también es endémica en el movimiento
chileno de resistencia, es el pueblo mapuche
quién la reivindicó como una táctica válida en
la defensa de los procesos de recuperación
territorial y en el desalojo de las empresas
transnacionales del Wallmapu durante las
últimas tres décadas.
En esta misma sintonía, y para finalizar,
considero importante resaltar que la
wenufoye también ondeó en manos de
quienes, al igual que el pueblo mapuche,
han sido históricamente marginados y
marginadas de la historia nacional. Con esto
me refiero particularmente a los hinchas de
las barras de fútbol, los jóvenes huérfanos,
migrantes y a todas aquellas personas que
encontraron un sentido de pertenencia y
comunidad en las distintas y heterogéneas
expresiones de lucha contra el neoliberalismo
que hoy se despliegan en las calles y en los
territorios de Chile y el Wallmapu.
PALABRAS FINALES
Además de comprender el escenario anti-
neoliberal y constituyente iniciado el 18 de
octubre del pasado año, y suspendido por
la actual pandemia, como una rebelión
comunitaria-popular, es fundamental
recalcar que en esta se vislumbra también
una expresión embrionaria de rebeldía
plurinacional desde abajo, en donde los
pueblos mapuche y chilenos (movilizados)
incentivaron nuevas formas de leer el
pasado y enfrentar el presente, destruyendo
era una trinchera para la tercera línea, la cual se integraba
principalmente por colectivos médicos que atienden a los/
as heridos/as.
ciertos símbolos del colonialismo que por
largo tiempo protagonizaron la memoria
nacional, empatizando ante las distintas
violencias que han vivido como sectores
oprimidos e identificándose con símbolos
y formas de lucha que cristalizaron una
praxis común de la resistencia.
Si bien, tal como ha sido siempre, la
autonomía de ambos movimientos
se expresó con claridad en diversas
instancias, es importante observar
en sus momentos de efervescencia,
aunque dispares, mantuvieron en jaque
al gobierno de Sebastián Piñera durante
6 meses. No obstante, más allá de sus
expresiones potenciales, en el plano de
lo táctico estos vínculos se limitaron
fundamentalmente a potenciar formas
de protesta, desbordar a los dispositivos
represivos y cuestionar el carácter viciado
de las salidas gubernamentales al conflicto,
dejando evidencia su frágil proyección
estratégica. Las voluntades políticas y el
devenir histórico dirán si, con o sin espacio
constituyente, se logra fraguar una alianza
de liberación nacional verdaderamente
anticapitalista y plurinacional que se
disponga a transformar el oasis del
neoliberalismo latinoamericano.
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 137
[ENSAYOS]

REBELIÓN SOCIAL, VIOLENCIA,

MIEDO Y PANDEMIA:
¿HACIA EL FIN DE LA SOCIEDAD
NEOLIBERAL CHILENA?

JUAN CARLOS GÓMEZ LEYTON1

“El ruido como un azote desprevenido

para acabar con las angustias del capital.”

Fase escrita en una pared de la

Ciudad de Santiago, octubre de 2019

En nuestros oídos están los lamentos de miseria.

En nuestros cuerpos el sangrado interno de volcanes sofocados.
En nuestras cabezas, la erupción de rebelión.
¿Cómo puede haber calma cuando la tormenta aún no ha venido?

(Linton Kwesi Johnson, Dos tipos de silencio)

1 Cientista social latinoamericano, nacido en Chile, marxista, posdoctorado en Estudios Latinoamericanos, UNAM y Dr. en Cien-
cias Sociales y Políticas por FLACSO-México. Especialista en temas y problemáticas de la historia reciente de América Latina y
Chile. Con diversas publicaciones nacionales e internacionales entre las que destacan: Bolivia Hoy ¿Una democracia poscolonial
o anti-colonial? Ed. Escaparate/CLACSO, 2017. jcgomezleyton@gmail.com

138 Historia en Movimiento Año V · Número 5 · 2020


E ntre octubre de 2019 y marzo de
2020 las y los ciudadanos chilenos
entraron en estado de rebeldía
social y política. Durante cinco meses se
movilizaron activamente para evadir y
superar la historia que por más de cuatro
décadas los tiene sometido al implacable
dominio neoliberal. Los espacios públicos:
las calles, las plazas, los sitios de memoria,
entre otros, fueron invadidos, ocupados,
conquistados por cientos de miles de
hombres y mujeres. Una abigarrada masa
de sujetos/as de edades, rostros, sexos y
colores multivariados con rabia y sin miedo;
pero, con alegría y libres buscaron tomar
en sus manos la dirección de la historia, o
sea, hacer posible la revolución social. En
esa acción social y política colectiva fueron
violentamente destruyendo los símbolos
del poder opresivo, pintando, dibujando,
escribiendo en las paredes de las ciudades
sus deseos, sueños y demandas. Con ira
social fueron arrancando, saqueando y
Fotografía: Mariana Soledad
quemando las marcas de la explotación, del
abuso, de la exclusión y de la desigualdad.
Reconfigurando con su acción social
la existencia política a través de esos
actos de justicia popular la profunda
devastación de la vida y de la naturaleza
que, por años, ha venido acometiendo el
capitalismo neoliberal. Reconstruyéndose
o constituyéndose como sujetos políticos,
o sea, sujetos con poder social, político e
histórico. Entraron en deliberación a lo largo
y ancho del país, en decenas de reuniones
y asambleas en sus territorios comunales y
poblacionales fueron elaborando y trazando
la idea de una futura nueva sociedad. Con
su acción, de rebeldía popular y ciudadana,
obligaron a reinventar a la política.
En efecto, la política, especialmente
la institucional, dejó de ser mera
administración y un mal espectáculo,
volvió a su origen: “lucha por el poder”
y, sobre todo, lucha política abierta por
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 139
[ENSAYOS]
construir el futuro. Las ciudadanías y
los pueblos entraron en conflicto. La
lucha social y política recobró su sentido
moderno profundo, levantar proyectos
políticos-históricos para disputar el futuro.
Sin embargo, actualmente esa disputa
callejera está relativamente suspendida o
encerrada en un proceso lineal de cambio
institucional-constitucional.
Esa condición ha sido producto o
consecuencia directa de la pandemia de
virus Covid-19 que asola a las sociedades
capitalistas centrales como periféricas:
la rebeldía popular y ciudadana está
relativamente “encerrada” no solo por
el temor a la muerte por Covid-19, sino,
también, como acto de solidaridad y
protección comunitaria. A pesar del miedo
o de los miedos que provoca el virus, la
desprotección social, económica y sanitaria
de los sectores populares y ciudadanos
del país, estos se organizan comunitaria y
territorialmente para enfrentar la pandemia
y sus consecuencias. La lucha social y
política abierta en octubre de 2019, sigue
avanzando, dificultosamente, por recovecos,
meandros y caminos que agrietan y re-
agrietan al capitalismo neoliberal en
dirección de su disolución total.
Una estación de esa lucha es el plebiscito
de entrada convocado para el 25 de
octubre del presente año. De ganar el
“Apruebo” la gran grieta abierta por la
insurrección popular y ciudadana de
octubre 2019 habrá logrado poner fin a la
estructura política institucional establecida
por la dictadura cívico-militar y legitimada
por la Concertación de Partidos por la
Democracia durante el gobierno del
socialista Ricardo Lagos, en el año 2005.
Sin embargo, de acuerdo a la Ley 21.200,
que norma el proceso constitucional,
establece un conjunto de candados
institucionales que en vez de favorecer
140 Historia en Movimiento
el cambio constitucional profundo o
radical lo impide o lo restringe y, sobre
todo, excluye la participación de los
principales protagonistas de la insurrección
de octubre 2019, entregándolo a la clase
política tradicional tanto aquella que está
institucionalizada como la que pulula
afuera del sistema de partidos políticos.
Este proceso está en desarrollo, lo cual no
ha impedido que los actores de octubre
pasado sigan en rebeldía y organizándose
territorialmente para dar las próximas
luchas por el futuro, con el objeto de seguir
agrietando y socavando las estructuras
profundas de la sociedad neoliberal. Pues
ellos tienen claro que cambiar la estructura
jurídica-política del Estado, no modifica
ni transforma las estructuras de poder ni
impide la acción política, económica, social
y cultural de las clases dominantes.
En este breve ensayo construiremos
una interpretación sobre lo que ha
acontecido en la sociedad chilena, hasta
octubre de 2019, la principal y la más
paradigmática sociedad neoliberal de la
región latinoamericana que al parecer se
diluye entre: la rebelión social que, aunque
suspendida en su accionar callejero,
continúa agrietando al poder político
neoliberal y la acción mortífera no solo
del virus Covid-19 sino también del mal
gobierno de Sebastián Piñera.
¡¡¡EVADE!!! EL GRITO FUE PRIMERO
Hablando o escribiendo, -nos dice el teórico
marxista John Holloway- no es difícil
olvidar que en el principio no fue el verbo
sino el grito. Ante la destrucción de vidas
humanas por el capitalismo neoliberal,
emerge el grito de horror, de tristeza; pero,
sobre todo, un grito de rabia, un gran grito
de negación: ¡¡¡Evade!!!
Año V · Número 5 · 2020
Este es nuestro punto de partida de
reflexión teórica, histórica y política, por
cierto, de oposición, de resistencia, de
negatividad, de lucha.
Asumimos que el papel de la teoría
política y social crítica, específicamente,
del materialismo histórico, es elaborar
y relaborar ese grito, expresar su fuerza
y contribuir a su poder, mostrar cómo el
grito resuena aún, a través de la sociedad,
del tiempo, de la historia y ver las formas
políticas y sociales que permita contribuir a
aumentar su resonancia.
No solo se trata de interpretar el grito sino
volverlo teoría política, teoría para la acción
social colectiva, y esta es una tarea urgente.
Es urgente porque el capitalismo neoliberal
se está volviendo más y más frágil no solo
por la acción actual de la pandemia de
Covid-19, sino por su agotamiento histórico,
y, por esa razón, se hace más y más
terrorista, más y más peligroso para la vida
humana y para la naturaleza.
El capitalismo está devastando al planeta.
No obstante, resiste. Por ello, el grito debe
durar, en tanto dure el neoliberalismo.
La teoría crítica debe no quedarse muda
o morderse la lengua, debe ser otra
resonancia de ese gran grito. Hacerse lucha.
El poderoso y multitudinario grito tronó
y retumbó por toda la red del tren
subterráneo: ¡¡¡“evadir, es una forma
de protestar”!!! gritaron a todo pulmón
cientos de voces de jóvenes estudiantes
secundarios, al momento que entraban a
tropel en las rutinarias, silentes y tranquilas
estaciones del tren subterráneo (Metro) de
la Ciudad de Santiago.
El estrepitoso grito juvenil estudiantil
dio inicio a la mayor insurrección social y
política de todas las rebeliones acontecidas
no solo a nivel nacional sino a nivel
mundial que ha debido enfrentar, en sus
más de 40 años de vigencia, la dominación
neoliberal. El grito estudiantil fue replicado
y ampliado por millones de ciudadan@s
que buscaron desordenadamente hacer
realidad la principal demanda política,
social e histórica pintada, impresa y rayada
en cada pared libre de las ciudades del
país: “el neoliberalismo nació en Chile y en
Chile muere”.
El grito como un trueno infernal o celestial
sonó con tal fuerza al interior de la sociedad
chilena que hizo estallar en mil pedazos
la “pax neoliberal” establecida por los
gobiernos pos-dictatoriales (1990-2020).
Aunque, esa “pax” había sido agrietada
en varias oportunidades a lo largo de
los últimos 30 años, especialmente,
desde el inicio, en el año 2006, con la
llamada “revolución pingüina” de las y
los estudiantes secundarios, del ciclo de
protestas de impugnación social, económica
y política de la sociedad neoliberal hasta el
18 de octubre de 2019. Sin embargo, el fin
definitivo, de la paz neoliberal, se verificará
entre el 14 de octubre del año 2019 al 16
de marzo de 2020. A partir de esta última
fecha, se ha impuesto en la sociedad
chilena, la “paz de los cementerios”, pues,
más de 15.000 muertos se han registrado
producto no solo por la acción del Covid-19
sino, fundamentalmente por la miserable,
torpe y criminal acción del gobierno de
Sebastián Piñera.
Si bien, el grito de la ciudadanía insurrecta
tuvo y tiene potencia destructiva y una
profunda negatividad, también es un grito
de vida. El “evade”, fue y es, un poderoso
NO a todo lo construido a lo largo de casi
medio siglo (1973-2020) por el capitalismo
neoliberal. Con ese grito, se trataba de negar,
sobrepasar o saltar como una forma de salir
del capitalismo. Era el sonido del trueno que
llamaba y convocaba a cambiar la dirección
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 141
[ENSAYOS]
de la historia de la sociedad chilena. Esta,
como se sabe, es imposible de cambiarla,
de transformarla, sin luchar, sin violentarla.
Jamás, el cambio histórico estructural ha
sido pacífico. Durante cinco meses (octubre
2019 a marzo de 2020) la violencia política
popular, recorrió y agitó al país.
Por eso, el “evadir” de las y los jóvenes
como de las y los ciudadanos rebeldes e
insurgentes no fue de ninguna manera un
acto político pacífico, sino todo lo contario
fue un salto político e histórico cargado
de violencia social, política y simbólica.
Pues, implicaba eludir-saltar, sobrepasar,
lo establecido, quebrar el orden, modificar:
el tiempo y el espacio como también a las,
les y los sujetos sociales, o sea, se estaba
cambiando, transformando, la historia.
Para ello, agrietaron, fracturaron, la
dominación del capitalismo neoliberal.
Toda la estructura político institucional
establecida por la dictadura y por los
gobiernos de la democracia posautoritaria,
tiene, gracias a esa acción daños
estructurales, imposibles de ser reparados,
por acuerdos cupulares entre las dirigencias
de los partidos políticos tanto del orden
como de aquellos que se mueven en
el espacio no institucional. Esa fórmula
política empleada permanentemente,
por la clase política tradicional desde
1990 hasta el 2019, ya no es posible, está
irremediablemente, fracturada. Nada
deberá ser como antes. Sólo la fuerza
destituyente y constituyente popular y
revolucionaria construirá la nueva historia.
EL “GRITO” PROVOCA MIEDO, Y EL
MIEDO INVOCA A LA VIOLENCIA
Al “grito” que precede a la violencia, se
instala, el miedo. Violencia y miedo, esa
142 Historia en Movimiento
dialéctica histórica-política que configuró
a la sociedad chilena (desde 1541) y a
la sociedad neoliberal en 1973, siempre
en estado de latencia, se volvió hacerse
presente en el Chile de hoy. Agravándose
con la presencia de la pandemia del
Covid-19.
La violencia política como el miedo político
han sido los dos ejes históricos-políticos
sobre los cuales las elites dominantes, en
diversos momentos de la historia de la
formación social chilena, han construido e
impuesto su dominio.
A pesar de ello, predomina la mítica idea
e imagen construida y elaborada por
los sectores dirigentes, de que Chile y
su evolución histórica y política ha sido,
esencialmente, pacífica y democrática.
Una condición excepcional y ejemplar
en comparación a los otros países de la
región latinoamericana. Sin embargo, la
historiografía democrática y las ciencias
sociales críticas han develado que ello es,
completamente, falso. Chile, no ha sido
una sociedad, ni pacífica ni democrática.
Todo lo contrario.
Las elites dominantes, desde el siglo XIX
en adelante, han desarrollado la patología
de mentir y crear falsas imágenes sobre sí
misma y de cómo ven al país. Son elites
mitómanas. Así, establecieron, por ejemplo,
que la violencia política del golpe de Estado
de septiembre de 1973, fue un hecho
excepcional, que vino a quebrar la larga
tradición pacífica y democrática del país. Y,
que esa violencia genocida como el miedo
engendrado por la dictadura durante 17 años,
fueron superados y vencidos por la acción
pacífica de la ciudadanía, a través del acto
de votar. Así se dijo: tan sólo con un lápiz y
una raya, se derrotó a una de las dictaduras
más sangrientas y violentas de la región
latinoamericana. Y, gracias a esa acción
Año V · Número 5 · 2020
política, la sociedad chilena volvió a tener la
condición de ser una sociedad democrática y,
sobre todo, pacífica. Otra mentira. Un nuevo
mito. Pues, el Chile actual, fue establecido por
la violencia y el terror.
Desde 1990 hasta 2019, las elites como
también los ciudadanos neoliberales,
difundieron y vivieron de manera activa
la “idea” de que Chile era un modelo y
un paradigma de sociedad neoliberal
avanzada y triunfante. No obstante, el
“grito” social y político de octubre 2019
que irrumpió violentamente en el “paraíso
neoliberal”, pulverizó el espejo donde las y
los ciudadanos neoliberales como las elites
neoliberales se reflejaron, in-visibilizaron y
ocultaron durante 30 años la otra realidad
histórica nacional: la realidad de las y los
condenados por el neoliberalismo.
Todo el espejismo neoliberal se desvaneció
en el aire. Las vidrieras atiborradas
de mercancías, las luces de neón que
iluminaban los modernos edificios del
“Sanhattan” nacional se apagaron y
fueron reemplazadas por las llamas de
las hogueras de las barricadas, de las
Iglesias, de los centros del poder y de los
supermercados incendiados por la ira
popular. Se taparon los centros comerciales
con gruesas láminas de hierro o madera.
Había que protegerse del vandalismo
popular. El gran mercado nacional se
paralizó, entre el 14 de octubre de 2019
al 16 marzo 2020, los mercaderes y
comerciantes grandes y pequeños fueron
expulsados de los malls. La identidad
neoliberal ardió como un pajar.
Desde marzo hasta hoy, el gobierno
de Sebastián Piñera, en una alianza
criminal con el Covid-19, ha intentado
recomponer el dominio y la hegemonía
neoliberal. Ha fracasado. Puesto que
la pandemia ha dejado al descubierto
el Chile de los márgenes. El Chile,
como decíamos más arriba, de los
condenados por el capitalismo neoliberal.
Pero, paradojalmente, también la
profunda socialización mercantil de las
y los ciudadanos neoliberales que aún
vagabundean por las solitarias calles de las
ciudades neoliberales vacías, esperando
que el mercado vuelva instalarse en
ellas. Contradicciones de una sociedad
fragmentada.
Aquel Chile que las elites de poder y en el
poder se negaron, durante 30 años, a ver y
reconocer. Los pobres populares travestidos
de “pobres neoliberales” estaban allí. No
se habían ido ni habían desaparecido, sólo
se habían camuflado con vestidos chinos,
ropas usadas, comprando mercancías
importadas, artefactos y utensilios chinos,
baratos y desechables, para equipar sus
hogares poblacionales. Muchos de ellos
enajenados en la droga y en la TV, soñaban
que eran parte del Chile neoliberal que los
matinales les exhibían. Y tan sólo eran las,
les y los sujetos sociales que “sobraban”,
eran los desechos humanos de la sociedad
neoliberal. Sujetos sociales sin futuro. O,
tal vez, tan sólo con un futuro miserable,
desechable. Para ellos, no había educación
de calidad, ni vivienda digna, ni alimentación
y menos salud. Solo explotación y
expoliación laboral. Entre la violencia
delincuencial y policial, sobrevivían.
El “grito” estudiantil los “despertó”, y su
despertar, fue violento. Y entraron en la
ciudad neoliberal como sus antepasados
en tropa, en pillaje, saqueando y
quemando todo. Amenazando con su
presencia encapuchada, a los otros, a los
privilegiados, a los que habían disfrutado
y sostenido el neoliberalismo por 30
años. Estos tuvieron miedo. Imploraron
la presencia del “lord protector”, al Estado
y el uso de la violencia política legítima,
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 143
[ENSAYOS]
para poner orden, proteger la vida y las
propiedades. Se reclamó la presencia
del “leviatán neoliberal”. Eso explica la
invocación a la “guerra” realizada por
el presidente Sebastián Piñera. Ante la
rebelión y protesta social, el presidente
señaló “estamos en guerra contra un
enemigo poderoso e implacable”.
Dicha declaración no fue un exabrupto ni
un desatino presidencial; no, de ninguna
manera, es la forma como las elites de
poder y en el poder piensan y conciben la
gobernabilidad de la sociedad nacional. En
esa afirmación el presidente Piñera, como
jefe del Estado, sintetizó 200 años historia
nacional o, tal vez, 479 años de existencia.
Dado que desde el momento que el pueblo
mapuche derrotó a los invasores y mató
a dos gobernadores españoles (Pedro de
Valdivia en 1553 y a Martín García Oñez
de Loyola en 1598), las clases dirigentes
han vivido histórica y políticamente con
miedo. Ese mismo miedo los impulsó a
perpetrar el genocidio popular de 1973.
A imponer y defender hasta el día de
hoy, la Constitución Política de 1980. A
negar al pueblo su condición de soberano
constituyente. A protegerse en el Estado
nacional, expresión de la praxis política
autoritaria de las clases dominantes. Se
aterrorizan cuando no controlan ni dirigen
el cambio histórico y político.
El temor político de las clases dominantes
se explica, fundamentalmente, porque el
cambio político solo ha sido posible a lo
largo de la historia del país, en la mayoría
de las veces, gracias al uso de parte de los
actores y sujetos sociales y políticos de la
violencia política. Los sectores populares,
la plebe, los trabajadores, los pueblos
originarios, todos los grupos sociales
subalternos, nada han conseguido sin
ejercer alguna forma de violencia política en
contra de los dominadores.
144 Historia en Movimiento
En efecto, cada cambio político-histórico
relevante ocurrido en la sociedad chilena
ha sido producto de la violencia política
popular o estatal. Mario Góngora,
reconocido historiador conservador, ha
planteado que la “guerra”, o sea, la violencia
política, tanto externa como interna, dirigida
por el Estado, moldearon (hicieron posible)
la nación como a la sociedad civil, a través
de su poder infraestructural. Obviamente,
que Góngora, otorga a la “violencia” de
conquista como represiva, implícita en
la “guerra”, una condición positiva: la de
“hacer” posible la estructuración de la
nación. No le importa el cómo o contra
quién era o fue ejercida esa violencia,
lo importante fue que ella posibilitó la
estructuración de la nación moderna,
imponer el orden, social, político y
económico, como la paz en la sociedad civil.
La agresividad política del Estado y del
presidente Piñera en los momentos de
la insurgencia popular y ciudadana del
ejercicio legítimo de la violencia política
popular en contra de la dominación,
no es más que la expresión del miedo
atávico de las clases dominantes ante
la sublevación de los dominados. A la
menor manifestación de descontento,
molestia, enojo o ira de los subordinados,
la respuesta de los dominadores ha sido la
violencia represiva.
Como sostiene el biólogo Humberto
Maturana, la violencia del Estado nacional,
agreguemos nosotros, el miedo de las elites
de poder y en el poder, se ha constituido
en un “modo de convivir, un estilo
relacional que surge y se estabiliza en una
red de conversaciones que hace posible y
conserva el emocionar que lo constituye,
y en que las conductas violentas se viven
como algo natural que no se ve”.
Por eso, la violencia y el miedo son parte
constitutiva de la identidad histórica de las
Año V · Número 5 · 2020
y los sujetos que conviven en la sociedad
chilena. Ambos, son aspectos estructurales
en nuestra sociedad, o sea, siempre están
presentes.
En otras palabras, la violencia y el miedo
son modos culturales de convivir cotidiano
en un espacio psíquico particular que lo
hace posible y deseable. La dialéctica
violencia-miedo, miedo-violencia,
traducida al lenguaje actual de la sociedad
neoliberal, seguridad e inseguridad, ha
estructurado la dinámica interna de la
sociedad influyendo decisivamente en
la constitución de su institucionalidad
política, económica y social, así como de las
relaciones entre los sujetos y actores que la
integran.
Pero, los insurgentes y rebeldes, tienen
miedo al Covid-19; pero, no al gobierno
corrupto y criminal de Piñera, están allí
en sus territorios, medianamente mal
encerrados, aguardando, acechando,
prestos a volver a ocupar los espacios
públicos para concluir la tarea iniciada en
octubre: tomar la dirección de la historia
en sus manos. O sea, hacer posible: que
el neoliberalismo muera en Chile. Eso será
una revolución social o no será.

Tanto la violencia política como el miedo

están implícitos en la forma como el
gobierno ha enfrentado el Covid-19 que
no ha sido desde una perspectiva de la
salubridad, como un problema de salud
pública, que afecta a los sectores humanos,
sino, fundamentalmente, como un
problema de seguridad pública.

Ello explica, nuevamente, la declaración del

Estado de emergencia, del toque de queda,
de la salida de los militares a las calles.
Se está de nuevo en guerra. La sociedad
neoliberal y su gobierno están en “guerra” y
deben resolver cuatro crisis: la crisis social;
la crisis sanitaria; la crisis económica y, por
último, la crisis política.

En razón al miedo al cambio político,

el gobierno prolongará de manera
irresponsable y criminal la pandemia y
sus efectos sobre los sectores populares,
sobre los trabajadores, sobre las y los
estudiantes, hoy paralizados por efectos de
la pandemia. Solo ésta pudo detener a la
insurrección popular de octubre de 2019.

De la revuelta de octubre a la rebelión popular 145

[ENSAYOS]

REFLEXIONES HISTÓRICAS
SOBRE MOVIMIENTO DE
MUJERES Y FEMINISTA EN EL
GRAN CONCEPCIÓN: REVUELTA
SOCIAL Y FEMINISMOS

Fotografía: Mariana Soledad

GINA INOSTROZA RETAMAL

ESPERANZA DÍAZ CABRERA
CLAUDIA MALDONADO SALAZAR
NICOLE SÁEZ CÁRCAMO
SHAROON ROMERO REYES
INTEGRANTES DE LA RED DE HISTORIADORAS FEMINISTAS-ZONA CONCEPCIÓN1

1 Gina Inostroza, Doctora en Historia (Universidad de Chile), ginainostroza@yahoo.es; Esperanza Díaz, Magister en Historia
(USACH), esperanzaaurorad@gmail.com; Claudia Maldonado, Magister© en Historia (UdeC), camaldonados499@gmail.com;
Nicole Sáez, Magister© en Historia del tiempo presente (UACH), nicolesaezcarcamo@gmail.com; Sharoon Romero, Licenciada
en Educación en Historia y Geografía (UdeC), sharoonromeror@gmail.com.

146 Historia en Movimiento Año V · Número 5 · 2020

O ctubre nos sacudió, nos despertó
en una gran Revuelta Popular que
puso de manifiesto las profundas
contradicciones y desigualdades que nos
atraviesan. Teniendo como fondo la lucha
“Contra la Precarización de la Vida”, los
y las más jóvenes nos abrieron camino,
invitándonos a la justa protesta, al hermoso
encuentro callejero donde nos íbamos
encontrando, multiplicando y desarrollando
diversas estrategias de organización, lucha
y resistencia.
Es innegable que esta Revuelta trasladó
la política desde los pasillos del Congreso
y la Moneda a la calle -como hace
muchos años no lo veíamos- dejando
en jaque la institucionalidad burguesa. Y
los y las actoras políticas rompieron los
estrechos límites de la política tradicional
y aparecieron diversos grupos políticos y
sociales que venían agitando, organizando
e incomodando al modelo: estudiantes,
pobladoras y pobladores, trabajadoras y
trabajadores, mujeres, jóvenes, pueblo
mapuche, entre tantos otros.
El feminismo se hizo presente en el
discurso y en las prácticas, las cuales han
tenido su continuidad en los años hasta
la actualidad, con reacomodos en tanto
las historicidades de los colectivos y las
particularidades contextuales respectivas.
Hoy en día en medio del estallido social y el
proceso de articulación de los movimientos
sociales, las mujeres nuevamente se
han tomado la calle y el foro, para exigir
derechos específicos vinculados a erradicar
violencia patriarcal, el modelo neoliberal, la
visibilización de la precariedad de la vida,
la explotación de los recursos naturales,
y por cierto denunciar la violación de los
derechos humanos de las personas. Nos
interesa visibilizar este proceso histórico
y apoyar al encuentro reflexivo de las
protagonistas de dichos eventos en un
ejercicio democrático
Para nosotras, como Red de Historiadoras
Feministas, se vuelve necesario y
fundamental realizar reflexiones desde
este presente en que nuestras propias
historicidades se ven interpeladas, dados
nuestros distintos agenciamientos y
labor de historiadoras posicionadas en
regiones. Más bien frente al protagonismo
del movimiento feminista en estos
últimos años y la constante pugna con las
formas y contenidos de las luchas dada la
heterogeneidad de los sujetos colectivos
involucrados. Algunas de las interrogantes
son: ¿Qué significa para las mujeres y las
feministas estos momentos de crisis y
de cambio?, ¿Cómo hacemos política las
mujeres, qué diferencias, que propuestas
y potencialidad contiene?, a la vez la
interrogante que interpela a los distintos
movimientos sociales: ¿Cómo asumimos o
entendemos lo político y lo social?
Estas preguntas nos surgen luego de
estudiar nuestra historia, de compartir
como fueron nuestros activismos en
este actual contexto y nos encontramos
con importantes similitudes que van
dando cuenta, al parecer, de una forma
organizativa específica desde nosotras.
Es relevante destacar que el accionar desde
el feminismo y las mujeres ha tenido una
rica trayectoria en la historia del territorio
chileno. Este ha sido pesquisado por
historiadoras y cientistas sociales, como
también por las propias organizaciones de
mujeres y feministas en diferentes zonas
de Chile. En la zona de Concepción, las
investigaciones provienen por una parte de
tesis de grado y postgrado de universidades
locales, aún no del todo visibilizados en
el ámbito de publicaciones y ediciones
historiográficas. También las colectivas
feministas desde los 80 en adelante han
realizado aportes a través de rescate de
memorias individuales y colectivas que
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 147
[ENSAYOS]
se han traducido en boletines, fanzines
y ediciones de libros autobiográficos de
mujeres sobre su quehacer social, político y
cultural (La Casa de los Colores: 1995; Ivette
Malverde et. al: 1998; Carrillo, Instituto de
la Mujer de Concepción: 2000; Hernández
y Veloso: 2012; Centro Cultural por la
Memoria La Monche: 2015). Gracias a estos
trabajos hemos podido acceder a la riqueza
de las historicidades de los movimientos
de mujeres y feministas a través de los
años. Nos han develado hechos y procesos
sobre el protagonismo individual y colectivo
de mujeres, tanto en diferentes campos
de acción, como contextos sociales,
políticos y culturales. En los años 30-50 el
MEMCH (Movimiento Pro Emancipación
de las Mujeres Chilenas) tuvo presencia en
comités locales en Concepción, Coronel,
Lota, Los Ángeles, entre otras localidades
con participación multiclasista y territorial
en favor de mejorar las condiciones de vida
y demandar derechos específicos de las
mujeres.
Posteriormente, mujeres militantes de
partidos políticos, dirigentes poblacionales,
gremiales, estudiantes tuvieron una
importante participación en el movimiento
poblador, durante la Unidad Popular,
participaron activamente, por ejemplo,
en las Juntas de Abastecimiento y
Precios (JAP), e inclusive, en Concepción
participaron en la denominada Asamblea
del Pueblo (1972). Luego durante la
dictadura se posicionaron en la oposición al
régimen militar, desde la lucha en defensa
de derechos humanos y politización de
temas/problemas puestos en la agenda
política: derecho a una vida sin violencia,
derechos sexuales y reproductivos, derecho
al divorcio, etc. ‘Democracia en la casa y en
la calle’. Pobladoras, trabajadoras, dueñas
de casas, profesionales, artesanas, artistas,
estudiantes lucharon desde diferentes
espacios, localidades y organizaciones,
148 Historia en Movimiento
integrando reivindicaciones económicas,
políticas y en pos de sus propios derechos.
La violación de los derechos humanos,
la crisis económica y la ausencia de vida
partidaria oficial movilizan a mujeres
de diferentes sectores sociales desde
lo colectivo para defender la vida, la
sobrevivencia económica y la vuelta a la
democracia2. Se crearon Mujeres por la
Vida, Mujeres Democráticas, MEMCH 83 y
Mujeres de Chile, y por cierto la Agrupación
de Familiares de Detenidos Desparecidos
que también tuvieron gran presencia en
ciudades como Concepción, Talcahuano,
zona del carbón (Lota-Coronel), Tomé,
Penco, entre otras localidades. En este
quehacer se inició para algunas, un camino
de doble militancia: sin dejar atrás la
adscripción de izquierda, las militantes
estudiadas asumieron un camino de
compromiso feminista en colaboración
con otras mujeres tanto chilenas como
latinoamericanas. Para la propia Julieta
Kirkwood esto fue un desafío personal,
debido a su militancia socialista, en 1986
ella planteó que la:
diferencia entre hacer política desde
las mujeres y a partir de sus propias
carencias, o sumar a las mujeres a
una propuesta política tradicional
anterior al planteamiento de sus
necesidades a fin de que estas
fueran incorporadas posteriormente,
distinguió dos sectores dentro
del movimiento: feministas y
políticas. Ambas coincidían en
2 Molina, Natacha (1989). “Propuestas políticas
y orientaciones de cambio en la situación de
la mujer” En: Garretón, Manuel Antonio (ed.).
Propuestas políticas y demandas sociales, Vol.
III FLACSO, Santiago, citado por Eugenia Hola
y Gabriela Pischeda, Mujeres, poder y política.
Nuevas tensiones para viejas estructuras, San-
tiago, Ediciones CEM.
Año V · Número 5 · 2020
 la emancipación de la mujer, sin
embargo, difieren en la forma para
alcanzarla3.
Las estrategias eran diferentes, pues las
segundas debieron seguir conviviendo
en las culturas políticas de izquierda
-prácticas, normas y simbologías- que
variaban escasamente frente a las
exigencias de las militantes en relación a
igual trato, oportunidad y no discriminación
contra las mujeres.
A treinta años de dichas experiencias la
participación de feministas y mujeres
durante la Revuelta Social en el Gran
Concepción, la podemos caracterizar
como quehacer anclado en el espacio
territorial y muy allegado de las orgánicas
institucionales, léase Estado y/o partidos
políticos. Se crearon Asambleas Territoriales
de Mujeres, Asambleas Feministas, además
de que participamos activamente en las
Asambleas Territoriales. Todo lo cual ha
estado signado por un marcado cruce de
discursos y prácticas intergeneracionales
(60-70’, 80-90’, 2000), creando espacios
en los cuales dialogamos y nos vamos
encontrando. Desde identidades diversas,
dueñas de casa, trabajadoras remuneradas,
antiguas ex militantes de izquierda,
universitarias, entre otras. Las identidades
se han reconstruido y posicionado,
preferentemente a partir de pertenencia
a territorios, residencias, y no a las viejas
adscripciones a partidos políticos, gremios,
sindicatos.
Las demandas si bien critican el actuar
del estado y por cierto, del empresariado,
no se han instalado desde una mera
acción peticionista, más bien como
reivindicaciones exigidas en base a
3 Kirkwood, Julieta (1990). Ser Política en Chile, Los Nudos
de la Sabiduría Feminista, Santiago, FLACSO, p. 45.
propuestas a largo, mediano y corto
plazo. A su vez, con perspectiva contra
hegemónica, a partir de construcción de
soluciones y proyectos autogestionados a
nivel colectivo.
De allí los discursos son críticos tanto
al modelo neoliberal explotador, la
desregulación estatal de servicios
básicos (agua, luz, gas), acceso y calidad
de salud, previsión social, educación
mercantilizada, como también apelan a
los efectos depredadores del modelo, a
saber, existencias de zonas de sacrificio,
desertificación, contaminación ambiental, etc.
El discurso feminista ha estado presente
en las asambleas y organizaciones
mixtas al calor de la revuelta social en
la zona de Concepción, incluyendo
temáticas en las agendas, como son:
visibilización de la continuidad de una
división sexual del trabajo, el castigo a la
maternidad por parte de los sistemas de
salud, cuidado de niños/as, prostitución
infantil, existencia atentatoria de derechos
de niñas/os, adolescentes (SENAME)
entre otros. También incluyen pliegos
comunales en los planos de la convivencia
y relaciones sociales al interior de familias,
organizaciones e instituciones involucradas.
Problemas como violencia doméstica y
sexual, acoso sexual, homofobia, transfobia
en un sistema heteropatriarcal hegemónico,
el derecho libre al aborto, educación
no sexista, etc. A ello se suma las
reivindicaciones de derechos para familias
migrantes y la visibilización/erradicación
de prácticas discriminatorias racistas en
los diferentes ámbitos del quehacer de
la cotidianeidad. Los temas vinculados
al maternazgo y la deconstrucción de
prácticas conservadoras existentes, ello
asociado a talleres y círculos que se han
ofrecido en diferentes espacios.
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 149
[ENSAYOS]
Esto acompañado con discusiones
sobre las formas de autosubsitencia y de
construcción de formas alternativas al
modelo de mercado en espacios libres:
trueques, comprando juntos, compartir
saberes en las localidades. En estas
actividades, las voces de mujeres han
estado presente, dado que conocen el
ámbito de la subsistencia y las diversas
estrategias para resolverlas a través de los
diferentes periodos de crisis económicas
vividos. La educación popular ha sido
parte de las experiencias de transmisión
de conocimientos, saberes, habilidades
materializados en talleres, jornadas,
conversatorios y las propias asambleas en
sedes sociales, en plazas, en parques, etc.
Las demandas de lo político se han
vinculado a la construcción de soberanía,
del tipo de democracia, la legitimación de
asambleas como detentadoras de poder,
asamblea constituyente, deslegitimación
de los partidos políticos como mediadores
de los/as actores políticos de la sociedad
civil, entre otros temas. Las dirigencias
de mujeres en ámbitos mixtos se han
hecho evidentes, en sus incursiones,
a través de vocerías en los medios de
comunicación locales y alternativos.
Además de la participación en marchas
masivas, actividades culturales (murales,
teatro, música), lo cual no resulta novedoso,
pues las mujeres siempre han estado en la
calle, colocando el cuerpo y la voz, siendo
continuamente muchas veces reprimidas y
abusadas.
Uno de los ejes de discusión desde las
feministas ha sido la permanente crítica
a liderazgos hegemónicos masculinos,
con sus respectivas prácticas verticalistas,
herencias algunas veces de culturas
políticas de izquierda. Las formas más
horizontales de prácticas orgánicas que
150 Historia en Movimiento
apunten a toma de decisiones colectivas,
con gran proceso de deliberación que
significan mayor dedicación de tiempo
a dichas actividades, resultan un aporte
desde el mundo feminista. Esto va en
directo apoyo a procesos de reconstitución
de lazos, importancia de la afectividad y
sociabilidad en el trabajo colectivo.
No debemos olvidar que este accionar
de mujeres feministas se da desde
la diversidad, dadas las diferentes
adscripciones a corrientes feministas
(liberales, socialistas, diferencia, autónomas,
de clase-marxistas, antiespecistas,
afrodescendientes, entre otras). No
obstante, para acciones masivas se han
dado articulaciones que han permitido
visibilizar y exigir demandas comunes, a
saber, violencia política sexual, derecho al
aborto, educación sexista, crítica al modelo
patriarcal en lo público y en lo privado.
PANDEMIA, FEMINISMOS Y
REVUELTA SOCIAL
La Revuelta Social Popular seguía en
alza a comienzos de año, como hito
relevante se ubicó la Conmemoración
del Día de la Mujer/8 de marzo, el cual
fue multitudinario en todo el territorio
chileno. Miles de mujeres tomaron las
calles también en el gran Concepción,
dando inicio a las nuevas acciones
imaginadas para retomar la agenda
política del movimiento social popular.
Todo ello fue parado en seco por la
pandemia, eso fue un gran impacto. Sin
embargo, no ha detenido el proceso de
descontento, movilización y desobediencia
civil, las estrategias y formas han sido
reacomodadas. ¿Cómo se siguió y sigue
Año V · Número 5 · 2020
manteniendo ese espíritu y fuerza en
tiempos de cuarentenas y pandemia?
En el actual escenario de revuelta social y
contexto de crisis de salud asociada a la
pandemia de Covid-19, en el proceso de
observación y de incipientes indagaciones
podemos adelantar que al interior de
las comunidades, al menos en la zona
de Concepción: las asambleas se han
convertido en las formas asociativas
legitimadas en la toma de decisiones
a nivel de vecinos, pobladores/as,
estudiantes y trabajadores frente a la
deslegitimación del rol de los partidos
políticos como mediadores entre el estado
y la sociedad civil. Ello ha llevado a utilizar
formas orgánicas menos verticales que las
de partidos políticos, con gran presencia de
numerosas mujeres liderando o asumiendo
un rol relevante, haciéndose visibles con
vocerías en medios de comunicación y las
redes sociales.
Las cuarentenas totales son imposibles
en una sociedad como la chilena, porque
las desigualdades son abismantes, cómo
decirles a las personas -que dependen
de sus trabajos formales o informales-
que guarden cuarentena en sus hogares.
Hacerlo es un privilegio. El hacinamiento
en poblaciones, casi estilo de conventillos
del siglo XIX, cité con población migrante y
chilena ha golpeado duramente.
A ello se suma las dificultades que
implica el teletrabajo para las mujeres,
pues les ha significado triples jornadas,
al asumir paralelamente en el mismo
espacio privado (hogar): trabajo
remunerado, trabajo doméstico/
crianza/ cuidado niños/as y personas
adultas mayores, etc., lo cual redunda en
condiciones de explotación y merma en
la salud física y psicológica de ellas.
Por otro, lado los seguros y bonos
insignificantes entregados por el Gobierno
han ignorado a profesionales que laboran
a honorarios, además de quienes trabajan
informalmente.
Las asambleas ya conformadas han
seguido retomando su trabajo a través
de la virtualidad, se han mantenido en
diferentes territorios. Y a partir de abril en
adelante en este proceso se ha apelado
a experiencias históricas anteriores que
aluden a memorias colectivas, como son
las historias de organizaciones barriales y
de solidaridad en la historia chilena durante
los años 30’, 50’ y por cierto, frente a la
crisis y lucha contra la dictadura de los 80’.
Claro ejemplo de ello son las denominadas
‘ollas comunes’. Además en dichos
procesos, las mujeres se vieron enfrentadas
a la organización de los problemas de la
subsistencia, utilizando estrategias como:
comprando juntos, organización por
sectores para abastecimiento, trueques,
cuidado adultos mayores (entrega de
remedios alimentos en sus casas).
Hoy en día los contextos son diferentes,
por lo cual las formas orgánicas y
culturas políticas internas de los actuales
movimientos y organizaciones apelan
a una mayor delegación del poder,
horizontalidad, rotación del poder
(vocerías y no presidencias). Prácticas
que han sido utilizadas y reivindicadas
por organizaciones feministas a través de
los años desde sus diferentes vertientes.
Las mujeres jóvenes y adultas, tanto
como estudiantes, pobladoras y activistas
generacionalmente han tenido otro tipo
de socialización y han mirado críticamente
los micro machismos al interior de grupos
mixtos con raigambre de prácticas
patriarcales.
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 151
[ENSAYOS]
Sin embargo, el legado histórico de las
experiencias incipientes de poder popular
durante los años de la Unidad Popular
ha sido utilizado para discusiones en los
espacios territoriales, mixtos y feministas.
Las vías de circulación de dichas ideas
y prácticas son diferentes: a través de
la transmisión oral de ex militantes de
izquierda, las lecturas de historiografías
y producciones de historia oral local
sistematizadas por ONG, e incluso,
investigaciones de tesis de estudiantes
de Historia principalmente en provincias.
Debemos destacar que, en el caso de
ex militantes de izquierda, ellas se han
insertado en este nuevo escenario, las
cuales en su tránsito posterior a los
años 80’ han abandonado sus partidos
y/o realizado un análisis crítico de sus
trayectorias militantes. Eso último, ya
que han develado múltiples prácticas
discriminatorias invisibilizadas al interior
de las orgánicas y culturas políticas de
izquierda. Sin embargo, su experiencia
militante de los años 60’ y durante la UP
ha sido analizada y reconstruida en esta
nueva realidad. Ello gracias a su contacto
con el mundo feminista, tanto en el exilio
como en Chile en dictadura hicieron el
tránsito al feminismo y se alejaron de
partidos políticos, por decisión personal y/o
por la extinción de los mismos4.
Otras prácticas tienen que ver con los
procesos más contemporáneos, motivadas
por demandas y sujetos nuevos y teorías/
ideologías globalizadas: ecologismo,
antiespecismo, auto cuidado, salud
comunitaria, soberanía alimentaria. Así se
han instalado y gestionado redes de oficios,
bolsas de trabajo, grupos de WhatsApp
4 Inostroza, Gina.Trayectorias de mujeres militantes de
izquierda: socialización primaria, culturas políticas partidar-
ias y vida cotidiana. Santiago y Concepción 1960-1990.
Tesis Doctoral Programa Doctorado en Historia, Santiago:
Escuela Postgrado, Facultad de Filosofía y Humanidades
Universidad de Chile, 2019.
152 Historia en Movimiento
para apoyo, red de profesionales gratuitas
de salud física, social y psicológica.
REFLEXIONES SOBRE
PARTICIPACIÓN MUJERES EN
MOVIMIENTOS: LO “POLÍTICO”
La vinculación entre lo social y lo político
fue más visible debido al contexto, la vida
de las organizaciones que se crearon al
calor de la subsistencia alimentaria, la
autogestión económica, se combinaron
con la acción política. Son formas orgánicas
más eficaces, creativas y con formatos más
horizontales en cuanto a la administración
del poder.
Mujeres en diversos territorios
han asumido responsabilidades, la
administración de recursos escasos, y
han desplegado sus habilidades para
realizar acciones, además de solidarizar
con prisioneros políticos. Todas estas
acciones -durante el periodo UP y en los
actuales tiempos- son comunes a las
prácticas vinculadas a generación de redes,
cooperación, intercambio de opiniones-
saberes y por cierto, la conjunción de
intereses compartidos. Es decir, al
interior de los movimientos sociales se
despliega el agenciamiento de mujeres
tanto en su calidad de dirigentas de base,
como feministas en ambientes mixtos
o decididamente en organizaciones o
asambleas feministas. Esto coincide con
el actuar de mujeres en movimiento en
otros países y periodos, con sus debidas
heterogeneidades de adscripciones y
discursos, como lo plantea la historiadora
española Temma Kaplan5.
5 Kaplan, Temma (1990). “Conciencia femenina y acción
colectiva: el caso de Barcelona, 1910-1918”, en Amelang, J.
y Nash, M. (coords.) Historia y género: las mujeres en la
Europa moderna y contemporánea, Valencia, Alfons el
Año V · Número 5 · 2020
Además coincidimos con el análisis de
la socióloga mexicana María Luisa Tarrés
(1989)6, en cuanto a que esta lógica de
organización muchas veces funciona
de forma distinta a las del ámbito
institucional, donde se valora y legitima
el acceso al poder y la capacidad
de manejo del discurso racional por
sobre la horizontalidad comunicativa
y la contención emocional. El espacio
comunitario, sin embargo, no es reconocido
como un espacio político donde levantar
reivindicaciones públicas, es más bien
entendido como un espacio más social,
íntimo y privado, doméstico y ‘familiar’ a
las mujeres.
La discusión a nivel teórico plantea que
comúnmente se ha considerado a los
movimientos y organizaciones arraigadas en
los espacios comunitarios, y especialmente
aquellos con mayor presencia femenina,
como no políticos. Es un espacio definido
por su condición más apolítica que
política. Así es como la historiadora Susan
Franceschet (2005) al investigar sobre
presencia mujeres en política en Chile7,
subrayó la necesidad estratégica que han
venido enfrentando los movimientos
de mujeres, donde o bien sacrifican la
participación en sus roles más domésticos
y comunitarios y se trasforman en mujeres
públicas, o bien se quedan en espacios de
participación más flexibles y privados. O
son ‘institucionales’ o son ‘autónomas’. O
colaboran con el Estado y sus instituciones
o se mantienen haciendo política, pero en
forma distinta y en los márgenes.
Magnànim-Universidad de Valencia, pp. 267-295.
6 Tarrés, María Luisa (1989). “Más allá de lo público y lo
privado. Reflexiones sobre la participación social y política
de las mujeres de clase media en Ciudad Satélite”. En:
Trabajo, poder y sexualidad, Coord. De Oliveira, El Colegio
de México, pp. 207-208.
7 Franceschet, Susan (2005). Women and politics in Chile.
Boulder, Colo, Lynne Rienner Publishers.
Sin embargo, esto coloca en la palestra la
pregunta sobre si el actuar/participación/
asociatividad y movilización de mujeres
feministas o activistas -con diversas
posiciones identitarias- ¿se pueden
considerar sociales o políticos? Ante
estas especificaciones, teóricas políticas
feministas han debatido el tema, tratando
de desestructurar el discurso tradicional
liberal, con sesgos patriarcales, basado en
que la política solo se asocia a instituciones
privilegiadas de representación, regulación
y conducción del bien común8. En este
sentido, argumentan que la asociación
de lo privado con lo social y a su vez, lo
político con lo público, resulta un nudo
problemático, en cuanto a las fronteras
como sus contenidos, pues en dicha
comprensión, lo social se relaciona más
con acciones de ayuda y colaboración,
muy cercano al mundo de lo privado, es
decir, a lo doméstico y la intimidad, a la
constitución de la familia monogámica,
nuclear y patriarcal característica de la era
burguesa. Para la gran filósofa alemana
Hanna Arendt (1997)9 esta esfera de lo
íntimo, constituye uno de los más típicos
productos de la modernidad, precisamente
a raíz del proceso de desplazamiento de
la producción material desde la esfera del
‘oikos’ hacia el mercado capitalista, con sus
implicancias en términos de separación y
delimitación de la esfera familiar-íntima del
ámbito propio de la reproducción social.
De hecho se suele posicionar a las mujeres
en los ámbitos de lo social y privado. Dicha
interpretación de la realidad lleva implícita
una interpretación de desvalorización,
asumiendo que las actividades de las
mujeres se encuentran en una escala
menor dentro del accionar de la sociedad.
8 Lechner, Norbert (1996). “Las transformaciones de la
política” En: Revista Mexicana de Sociología, Año LVIII
Enero-Marzo, N°1, UNAM.
9 Arendt, Hanna (1997). ¿Qué es política?, Traducido por
Rosa Sala Carbó, Barcelona, Ediciones Paidós.
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 153
[ENSAYOS]

Esta diferenciación de lo político y lo Por ende, el/la sujeto político se

social también se relaciona con otra gran
dicotomía, a saber, lo privado y lo público.
En este sentido, teóricas políticas han
argumentado a favor de dar a la categoría
de lo político una amplitud mayor, que
incluya lo privado, es decir, lo personal, la
familia y la sexualidad10. Se hace política
desde todos los espacios públicos o
privados y desde todos los temas11.
Ya en 1971 Kate Millet en su obra Política
sexual definió el patriarcado como “una
institución en virtud de la cual una mitad
de la población (es decir, las mujeres)
se encuentra bajo el control de la otra
mitad (los hombres)”. Surge la consigna
de “lo personal también es político”, en el
entendido de que cuestionan el carácter
natural de las relaciones en el ámbito
íntimo de la familia y la sexualidad,
mostrando las relaciones de poder
subyacentes y su carácter de construcción
legal y cultural12. De esta manera, lo social
y lo político pueden entenderse como
espacios de cooperación y no de exclusión,
dejando atrás las barreras y exclusiones
donde solo la función política cabe al
Estado y los partidos políticos y la función
social a los movimientos y organizaciones
de la sociedad civil13.
caracterizaría por el uso de la palabra y
la configuración de un discurso singular.
Consideramos que el/la sujeto político se
despliega en la exterioridad, en la relación
con los otros, desde la diversidad y no como
una identidad previa y universal de todos los
seres humanos14. Se construye un nosotras/
os. Las identidades colectivas se posicionan
no sólo desde relaciones basadas en la
racionalidad de acuerdo con los clásicos
planteamientos de la teoría política
(Aristóteles, Locke), sino que incorporan
vínculos emocionales y comportamientos
pasionales. De allí el aporte de la actual
Sociología Política francesa que se ha
preocupado de incluir los sentimientos
en los estudios de socialización política,
compromisos y comportamientos políticos
de hombres y mujeres en determinadas
agrupaciones, colectivos y movimientos
durante el siglo XX15.

10 Pateman, Carole (1994). “Críticas Feministas a la

dicotomía público/privado” En: Carme Castells (comp.),
Perspectivas feministas en teoría política, Buenos Aires,
Ediciones Paidós Ibérica S.A., pp. 33 y 34; Beltrán Pedreira,
Elena (1998). “Público y privado: (sobre feministas y
liberales: argumentos en un debate acerca de los límites
de ‘lo político’”. En: Debate Feminista, Año 9, Volumen 18,
México, pp. 18 y 19.
11 Virginia Vargas (1990). “El aporte de la rebeldía de las
mujeres”, ediciones Flora Tristán, Lima, 1990, citado por
Eugenia Hola y Ana María Portugal, eds., La ciudadanía en
debate, Ediciones de las Mujeres N° 25, 1997, Santiago, Isis
Internacional, 159 pp.
12 Rabotnikof Nora (1993). “Público y privado” En: Debate
Feminista, Volumen 7, México, pp. 7-9. 14 Rancière, Jacques (2006). Política, policía, democracia,
13 Arditi, Benjamín (1992). “La intervención social ante las Santiago, LOM Ediciones.
transformaciones de la política”, citado por Eugenia Hola y 15 Sommier, Isabelle et Crettiez Xavier (dir.) (2012). Les di-
Gabriela Pischeda (1993). Mujeres, poder y política. Nuevas mensions émotionnelles du politique, Presses universitaires
tensiones para viejas estructuras, Santiago, Ediciones CEM. de Rennes, www.pur-editions.fr.

154 Historia en Movimiento Año V · Número 5 · 2020

LA CALLE NO HA FIRMADO
Igor Goicovic Donoso1
M uchos han entendido que
los acuerdos alcanzados en
el Parlamento de Chile, en la
madrugada de hoy 15 de noviembre,
constituyen una traición al pueblo y a
sus movilizaciones. Pero este juicio es
equivocado. Los honorables parlamentarios
han sido consecuentes con el mandato
que las clases dominantes les han
entregado (no en balde les financian sus
campañas), en cuanto darle continuidad al
régimen político heredado de la dictadura
y reafirmado por los sucesivos gobiernos
civiles. Efectivamente, tras la masiva y
radical movilización popular del 12 de
noviembre el gobierno norteamericano,
el empresariado, los mandos de las
FFAA y la cúpula de la Iglesia Católica,
le representaron al gobierno y a la casta
política (en diferentes tonos y con variados
argumentos), la necesidad de contener
definitivamente el alzamiento popular. El
mandato fue claro, había que cerrar filas
1 Historiador y académico del Departamento de Historia
USACH. igor.goicovic@usach.cl
a objeto de impedir la caída del gobierno
y, junto con ello, la del parlamento y el
sistema político en su conjunto. No debe
sorprender, en consecuencia, que pese
a eventuales diferencias, desde la UDI
hasta el Frente Amplio, hayan alcanzado el
“histórico acuerdo” (nos van a repetir esta
monserga hasta el hartazgo), de cambiar
la Constitución Política del Estado, pero
mantenido el requisito de quorum de 2/3
de los constituyentes y permitiendo la
formación de la Convención con sujetos
provenientes de los mismos partidos
políticos que han administrado el sistema
de dominación hasta la fecha. De hecho,
da exactamente lo mismo el quórum
que se exija al articulado que formará
parte de la nueva Constitución, si quienes
constituyen y luego legislen continuarán
siendo los mismos testaferros del capital.
No hay traición en esto; por el contrario,
hay coherencia. Es más, se puede esperar
en los próximos meses que estos acuerdos
iniciales luego se traduzcan en acuerdos
permanentes que permitan reforzar la
estrategia represiva del gobierno, ajustar
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 155
[ENSAYOS]
la agenda social a los requerimientos de
la reanimación de la economía y reducir al
máximo la participación popular en una
eventual Convención Constituyente.
Siendo así, el problema no radica en quienes
representan o defienden el sistema y mucho
menos en los porcentajes o quórums en que
ello se exprese. El problema está instalado
en quienes nos movilizamos a objeto de
llevar a cabo las transformaciones profundas
que la sociedad exige en las calles y por las
cuales ya muchos han entregado sus vidas,
mientras que otros han sido detenidos,
torturados, violados, mutilados o vejados.
Es necesario, por lo tanto, instalar en las
asambleas territoriales y sectoriales el
debate sobre nuestro proyecto político,
sobre las estrategias de lucha y respecto
de nuestras formas de organización. Sólo
156 Historia en Movimiento
Fotografía: Tito Tricot
ello garantiza alcanzar de forma autónoma
aquellos objetivos que el pueblo ha trazado
en las calles a través de sus movilizaciones
y registrado profusamente en sus pancartas.
No basta con marchar cientos de kilómetros,
como ya lo hemos hecho hasta la fecha;
ni siquiera es suficiente con enfrentarse
violentamente contra la represión o
recuperar desde supermercados y farmacias
aquellos recursos que el capital nos niega.
Estas manifestaciones han sido, hasta la
fecha, sólo la expresión de un estado de
ánimo de la población (descontento, rabia,
repudio) y como tales no se han convertido
en una estrategia de acumulación de
fuerza social y política para el cambio.
Por el contrario, se están ritualizando
peligrosamente y, al hacerlo, corren el riesgo
de desgastarse en el corto plazo.
Año V · Número 5 · 2020
Desde el año 2006 (Revolución Pingüina)
el Programa del Pueblo se ha venido
afinando. Es un programa anticapitalista
que exige la nacionalización de las riquezas
básicas y de la banca, el control obrero
sobre los procesos productivos, una efectiva
redistribución de la riqueza, la protección del
medio ambiente y una creciente inversión
de recursos públicos en educación, salud,
pensiones y vivienda. Estos elementos
han aparecido sistemáticamente en
las movilizaciones de los trabajadores
subcontratistas, forestales, pesqueros y
portuarios, pero también en las demandas
de los movimientos regionales (Aysén,
Calama, Freirina, Punta Arenas, Caimanes),
en las movilizaciones estudiantiles y en
múltiples expresiones sectoriales.
Pero no habrá Programa del Pueblo si
las organizaciones sociales y políticas
populares no avanzan decididamente hacia
la realización de una Gran Constituyente
Popular que coloque en el centro de la
discusión y del rediseño institucional la
construcción de una sociedad fundada en
relaciones económicas y sociales solidarias.
Las mismas que afloran en contextos de
crisis, cuando el Estado abandona a los
sectores populares y éstos se autoconvocan
y desarrollan de forma autogestada las
estrategias paliativas que les permiten
resistir y sobrevivir. La solidaridad está en
la base de la cultura popular, precede al
Estado y a su legislación social y ha sido la
estrategia más socorrida por los pobres en
contextos de precariedad. Es el momento,
en consecuencia, de convertirla, además,
en un precepto de rango constitucional.
Experiencias históricas al efecto tenemos
y debemos mirar a ellas, no a objeto de
replicarlas, pero sí de aprender de sus
aciertos y también de sus derrotas. La
asamblea constituyente de asalariados
e intelectuales, realizada en Santiago a
comienzos del mes de marzo de 1925,
e impulsada por el Partido Comunista
y por la Federación Obrera de Chile,
estableció las bases de un régimen político
federal y reivindicó los derechos sociales
y políticos de trabajadores, mujeres y
niños, en pleno contexto de crisis del
régimen oligárquico. Cuarenta y cinco
años después la experiencia de la Unidad
Popular y en particular la construcción del
poder popular desde la base, en centros
industriales y barrios obreros, abrió camino
a la alternativa revolucionaria, en el marco
de la crisis de la sociedad burguesa.
Ambas experiencias fueron derrotadas,
cuando la burguesía retomó la iniciativa
estratégica, sumó a las FFAA, neutralizo al
reformismo y aplastó a los revolucionarios.
Hoy la burguesía y sus representantes
encontraron el oxígeno que necesitaban
en el Parlamento y se aprestan a retomar
la iniciativa estratégica. De sus acuerdos
espurios no podemos esperar nada nuevo y
nada bueno, y las razones son claras. Éstos
que nos invitan a sumarnos a su “acuerdo
histórico” son los mismos que hasta hace
cuatro semanas atrás desconocían que
en Chile existían desigualdades, son los
mismos que le entregaban las riquezas
nacionales al capital transnacional, son
los mismos que se negaban a mejorar los
salarios de los trabajadores y las pensiones
de los jubilados, son los mismos que
lucraban con la salud, las pensiones y la
educación. Son los mismos que envían a
su jauría represiva cuando sienten la ira
del pueblo desplegada en las calles. Sólo
una Constituyente Popular, convocada,
organizada y protagonizada por los
trabajadores y el pueblo, garantizan la
consecución de nuestros objetivos
y la construcción de una sociedad
efectivamente democrática y solidaria.
Pero no se puede desconocer que en
estas cuatro semanas de lucha popular los
De la revuelta de octubre a la rebelión popular 157
[ENSAYOS]
avances y los aprendizajes han sido muchos.
Una de las consignas más tempranas y más
recurrentemente agitadas señala: “Chile
despertó” y ya no les será posible volver
a sumirlo en el sopor. Ni la represión más
brutal, ni la desinformación sistemática,
ni los intentos por fracturarnos, ni sus
ofertas de última hora, han logrado aplacar
la protesta popular. El pueblo se reúne,
dialoga, se organiza y combate. Reconoce
las condiciones en las cuales se desenvuelve
su existencia, identifica con claridad a
los responsables de las mismas y define
demandas y estrategias de transformación.
Es un pueblo despierto que avanza de
manera sostenida hacia crecientes niveles
de organización. Expresión de ello son los
comités de DDHH que acompañan las
manifestaciones, identifican a los detenidos,
organizan la asistencia legal, presentan
denuncias y señalan a los represores.
También están los comités de salud que
han levantado verdaderos hospitales de
campaña para atender a los compañeros
heridos durante las manifestaciones y que
distribuyen información y recursos para
combatir el armamento químico utilizado
por la represión. Están los grupos artísticos
y culturales que crean y recrean una estética
profundamente comprometida con el
pueblo y con los cambios que se necesitan.
Están los colectivos de logística que proveen
de agua y alimentos a los manifestantes.
Y están los que combaten a la represión,
los que defienden los territorios, los que
protegen la manifestación, los que con su
radicalidad abrieron el camino de la protesta
y relevaron con sus acciones las miserias
del sistema. Pero no nos confundamos, no
pertenecen a este grupo los delincuentes
que asaltan a pequeños comerciantes
o roban en los establecimientos
educacionales de nuestros barrios. Este
grupo fraccional es, sin lugar dudas, un
producto residual del sistema, pero a la vez,
158 Historia en Movimiento
funcional al mismo. Para ellos protestar es
de “giles” y no trepidan en convertirse en
“domésticos”, cada vez que la oportunidad
se los permite. En Centroamérica y
Colombia, durante la etapa más álgida
de la lucha armada contra la burguesía, la
delincuencia devino en “sicariato” al servicio
de los aparatos armados del Estado.
Pero respecto de ellos no corresponde la
denuncia y mucho menos su entrega a la
policía; pero si su neutralización en nuestros
territorios. Sus objetivos no son los nuestros
y si se ponen al servicio del enemigo deben
asumir las consecuencias.
Nos encontramos en una nueva fase en el
desarrollo de la lucha popular. El Estado
y sus lacayos han ordenado sus filas,
han explicitado su oferta y se aprestan
a redoblar la estrategia represiva para
neutralizar a la franja más radicalizada del
movimiento popular. Pero los trabajadores
y el pueblo ya los reconoce y ya no
acepta sus migajas. Es la hora de afianzar
nuestros niveles de organización, de
sistematizar los contenidos de nuestras
demandas y de vertebrar y escalar nuestras
formas de lucha. Es hora de construir un
Polo Anticapitalista que se ponga a la
vanguardia de la lucha popular.
Quilpué, 15 de noviembre de 2019.
Año V · Número 5 · 2020
 “La elite económica
y política, encerrada
en su mundo de
riqueza, privilegios
y poder, creyendo
vivir en el ‘oasis de
Latinoamérica’, no vio
venir lo que se estaba
incubando en la base
de la sociedad.”
Sergio Grez Toso

De la revuelta de octubre a la rebelión popular 159

EN
TRE
VIS
TA

ENTREVISTA AL
HISTORIADOR
SERGIO GREZ
TOSO

Reflexiones sobre la rebelión popular de octubre

Entrevista realizada por Pablo Parry, De Frente, Santiago, 13 de

abril de 2020.Compartida por Sergio Grez para la presente edición.
(sergiogreztoso@gmail.com)

160 Historia en Movimiento Año V · Número 5 · 2020

De la revuelta de octubre a la rebelión popular
161
Concepción, enero de 2020. Fotografía: Pablo Hidalgo
EN En numerosas intervenciones usted ha caracterizado lo ocurrido
TRE en Chile desde el 18 de octubre del año pasado como una
VIS “rebelión popular”, no como un “estallido social”. ¿Qué lo lleva a
TA
proponer ese concepto? ¿Por qué no hablar derechamente de
“revolución”?
El término “estallido social” es impreciso, pues no da cuenta de la
magnitud, características y contenidos de lo que viene ocurriendo en
Chile desde el 18 de octubre de 2019. A lo sumo puede utilizarse para
referirse al momento inicial de este movimiento porque “estallido” nos
remite a la idea de una explosión inorgánica de malestar social, un
desfogue meramente pasional, un “reventón” más como tantos en la
historia, un movimiento efímero cuyo sentido político -si lo tiene- es muy
difícil o imposible de leer. No es eso lo que estamos viviendo. Si bien su
origen fue absolutamente espontáneo (nadie lo planificó, organizó ni
convocó), a los pocos días estaba claro que el conjunto de reivindicaciones
levantadas por los millones de personas, que de maneras muy distintas
se expresaban en todo el país, tenía como horizonte común el rechazo
al neoliberalismo, al Estado subsidiario, a la desigualdad y a los abusos
de grandes empresarios y políticos profesionales, exigiendo como
contrapunto derechos sociales universales garantizados por el Estado.
Igualmente, el movimiento en curso expresó rápidamente su exigencia
de cambio de Constitución mediante una Asamblea Constituyente libre
y soberana. Estos rasgos de evidente politicidad permiten caracterizar a
este persistente movimiento (cuando se inició el repliegue obligado por la
pandemia del COVID-19 cumplió cinco meses) como una rebelión popular,
no como un mero “estallido”, menos aún como simples “disturbios”. Por
otro lado, la noción de revolución política no aplica, o no aplica aún, pues
no se ha producido ningún cambio fundamental en la estructura de poder,
ni siquiera reformas profundas. Tampoco podemos utilizar con certeza
el concepto de revolución social porque este supone una transformación
profunda en las relaciones sociales que pueden implicar también la
toma del poder político, lo que suele ocurrir al cabo de períodos muy
prolongados. Como el desenlace de la gran prueba de fuerzas que se está
desarrollando en este país es aún incierto, no solo me parece inútil sino
también temerario usar conceptos de manera poco rigurosa que, más que
dar cuenta acertada de la realidad, no son sino expresión de los deseos de
quienes los acuñan y hacen circular. Los cientistas sociales, historiadores
y analistas políticos siempre estamos obligados a “correr detrás de los
acontecimientos”, ello es inevitable. Por eso más vale ser prudente y no
arriesgar juicios que no se apoyen en sólidas bases empíricas y teóricas
ya que la realidad termina por desmentir, incluso ridiculizar ciertas
conceptualizaciones poco sustentables. Aún me divierte recordar que
durante el agitado 2011 numerosas personas, incluso académicos de fuste,
sostenían, muy circunspectos, que la situación era “revolucionaria” o, al
menos, “prerrevolucionaria”.

162 Historia en Movimiento Año V · Número 5 · 2020

Usted fue uno de los pocos intelectuales que denunció
derechamente el proceso constituyente impulsado por Michelle
Bachelet como una especie de farsa política destinada a impedir
la concreción de una Asamblea Constituyente. Hay personas que
estimaron demasiado duro este juicio. ¿Lo sigue manteniendo?
El “proceso constituyente” de Bachelet no fue sino una refinada
maniobra política destinada a impedir que se expresara la soberanía
popular a través de la convocatoria de una Asamblea Constituyente,
entregando la conducción del proceso a las mismas fuerzas sociales y
políticas que durante un cuarto de siglo venían administrando el sistema
neoliberal. Desde el primer momento, señalamos la inviabilidad de
dicho “proceso” debido a la subordinación del itinerario propuesto por
Bachelet a los quorum supramayoritarios inalcanzables establecidos
por la Constitución del dictador para su propia reforma1. Recordemos
algunos de los ejes propuestos por la exmandataria. El Congreso Nacional
en funciones en aquella época, elegido en base al sistema electoral
binominal, debía habilitar al próximo Parlamento (el que asumiría en
marzo de 2018) para que este decidiera, por un quorum de 3/5 entre
cuatro alternativas, el mecanismo de discusión del proyecto que enviaría
su gobierno y las formas de aprobación. Las alternativas fijadas por
Bachelet, en octubre de 2015, eran: una Comisión Bicameral de senadores
y diputados, una Convención Constituyente mixta de parlamentarios
|y ciudadanos, la convocatoria a una Asamblea Constituyente o, en
defecto de las anteriores, que el Congreso convocara a un plebiscito,
para que la ciudadanía decidiera. A pocas horas de hecho el anuncio
por la entonces presidenta, sostuvimos que las cuatro alternativas
propuestas no eran tales ya que la Asamblea Constituyente había sido,
en realidad, descartada. Su inclusión puramente figurativa, además
de ayudar a administrar las tensiones en el seno de la Nueva Mayoría
(con las cuatro alternativas todos sus integrantes quedaban más o
menos conformes), no era sino un elemento meramente ornamental
destinado a seducir a ingenuos y permitir que el ala “izquierda” de la
coalición gobernante pudiera seguir manteniendo cierta legitimidad
ante sus seguidores. Bachelet prometió entregar al Congreso Nacional, a
inicios del segundo semestre del 2017, el proyecto de nueva Constitución
para que, una vez sancionado por este poder, fuese sometido a un
plebiscito vinculante para su ratificación por la ciudadanía. Nada de
esto se cumplió, solo se realizaron “cabildos ciudadanos” formateados
por la Moneda y absolutamente impotentes (por no ser vinculantes)
y se envió al Parlamento, ¡menos de una semana antes de que la
presidenta dejara su cargo!, en marzo de 2018, un anteproyecto de nueva

1 Sergio Grez analiza el anuncio presidencial sobre una nueva Constitución en entrevista realizada por
el periodista Patricio López, Santiago, Radio Universidad de Chile, 14 de octubre de 2015: http://radio.
uchile.cl/reproductor-en-popup?id=344557&time=0&mode=fu

De la revuelta de octubre a la rebelión popular 163

EN Constitución elaborado por sus asesores. En todo momento, desde el
TRE Foro por la Asamblea Constituyente, cuestionamos públicamente este
VIS itinerario, señalando que no correspondía que el centro del proceso
TA radicara en el Parlamento, pues el poder constituyente no reside en
este poder constituido, sino en la ciudadanía. Igualmente subrayamos
el carácter puramente decorativo que tenían los “cabildos” promovidos
por el gobierno, así como la autoimposición por parte de Bachelet
de quorum supramayoritarios imposibles de lograr. Esto último, dijimos,
se explicaba por su voluntad de entregarle a la derecha clásica una
porción importante del poder de decisión para que no se produjeran
cambios constitucionales de fondo, a fin de seguir preservando el modelo
de economía y sociedad coadministrado desde 1990 por ambos bandos
del duopolio. Así, los defensores del status quo presentes en el campo
“progresista” tendrían como pretexto para no hacer los cambios tan
esperados por la población, el manido argumento de “no contar con las
mayorías parlamentarias necesarias”. Lo que también les serviría para
llamar una vez más a los electores a votar por sus candidatos a fin de
obtener una mayoría parlamentaria proclive a las reformas, enarbolando
incluso la alternativa de la Asamblea Constituyente como argumento
meramente electoralista para sumar votos. El desenlace de aquella historia
probó la justeza de este análisis.

¿Cómo interpreta el reemplazo del término Asamblea

Constituyente por el de Convención Constituyente realizado por
el “Acuerdo por la Paz Social y la nueva Constitución” del 15 de
noviembre y por la reforma constitucional de diciembre de 2019
que diseñó el itinerario constituyente oficial?
El término Asamblea Constituyente no fue incluido en el “Acuerdo
por la Paz Social y nueva Constitución”, ni en la consiguiente reforma
constitucional publicada el 24 de diciembre de 2019 porque, efectivamente,
los parlamentarios, asesores constitucionalistas y dirigentes políticos que
prohijaron el itinerario constitucional oficial no tenían ni tienen en sus
planes la convocatoria a una Asamblea Constituyente libre y soberana. El
mismo nombre del “Acuerdo” del 15 de noviembre –anunciado literalmente
“entre gallos y medianoche”– indica con meridiana claridad que el primer
y principal objetivo de esta Entente cordiale fue la “paz social”, esto es,
la preservación del modelo de economía y sociedad existente (con más
o menos reformas, según la lectura de unos u otros). Fue una maniobra
desesperada de la casta política destinada a desmovilizar a los millones
de personas que desde el 18 de octubre persistían –a pesar de la dura
represión– en expresar en las calles su protesta y reivindicaciones. La
promesa de un proceso constituyente fue el elemento clave para intentar
lograr este objetivo. Pero no se trataría de un proceso constituyente en el

164 Historia en Movimiento Año V · Número 5 · 2020

que se facilitaría el libre despliegue del poder constituyente originario sino
de un proceso definido, formateado y acotado por el Parlamento mediante
la imposición de un quorum de 2/3 para la aprobación de mociones en el
futuro órgano encargado de redactar el proyecto de nueva Constitución y
el establecimiento de temas tabú que no podrán ser abordados por dicho
órgano (como los tratados internacionales firmados por Chile). De este
modo, hasta la alternativa más “progresista” que está prevista para el
plebiscito del 25 de octubre –la Convención Constitucional– distará mucho
de ser una Asamblea Constituyente libre y soberana. A menos que una
mayoría efectivamente progresista de quienes resulten electos en esa
oportunidad tenga la clarividencia y el coraje político para hacerlo en el
momento de su conformación.

¿Es posible un cambio constitucional sin el acuerdo de las

elites políticas y empresariales? ¿Qué indica la experiencia
histórica nacional? En particular, nos gustaría que se refiriera a la
fracasada tentativa por impulsar una Asamblea Constituyente
durante el primer gobierno de Arturo Alessandri Palma.
El comportamiento de las elites económicas y políticas chilenas ha sido,
básicamente, el mismo en este plano a lo largo de más de dos siglos
de historia republicana. Nunca han permitido que la soberanía sea
ejercida por su titular nominal, la ciudadanía. Siempre se han arrogado la
soberanía mediante distintas estratagemas: voto censitario, intervención
electoral, cohecho, procesos constituyentes amañados, presión más o
menos directa de la fuerza militar, etc. En 1925 no fueron solo las elites
económicas y políticas (los “viejos del Senado” como los apostrofaba
el presidente de la república), fue el propio Alessandri Palma quien,
olvidando su promesa de convocatoria a una Asamblea Constituyente,
por sí y ante sí, nombró “a dedo” dos comisiones, de las cuales solo
funcionó una, presidida por él mismo, la que se transformó de hecho en
una seudoconstituyente cuoteada según el criterio del Jefe de Estado y
sus asesores. Como si fuera poco, el presidente llevó al Inspector general
del Ejército (Comandante en Jefe de la época) para que presionara a
los miembros de la comisión a allanarse a dar curso al itinerario y a
los contenidos del proyecto de Constitución prohijado por Alessandri
Palma. De este modo, la Constitución Política de 1925 fue aprobada en
un plebiscito convocado con tan solo un mes de anticipación, bajo la
presión del Ejército y con la participación de apenas el 42,18% del reducido
cuerpo electoral de la época (solo votaban los hombres alfabetos mayores
de 21 años). Aunque esa ha sido la tónica dominante en los procesos
constitucionales a lo largo de toda nuestra historia, es evidente que desde
el 18 de octubre de 2019 se ha generado una situación inédita en la que
por primera vez existe una posibilidad real de que la mayoría ciudadana

De la revuelta de octubre a la rebelión popular 165

EN logre imponer un proceso constituyente democrático, generando las
TRE condiciones para que ello sea posible mediante movilizaciones continuas y
VIS una adecuada estrategia política.
TA

Muchas personas desde el campo popular entienden una

nueva Constitución como un “rayado de cancha” que debería
poner fin o, al menos, delimitar los excesivos privilegios de la
elite dominante en Chile, avanzando de este modo hacia la
superación del modelo neoliberal. ¿Comparte esta visión acerca
del proceso constituyente?
Todas las constituciones son expresión de determinadas correlaciones
de fuerza sociales y políticas, incluyendo aquellas disposiciones que
aparentemente concitan consenso generalizado, pues las interpretaciones
que distintos actores hacen de la letra de un mismo texto suelen diferir.
De allí que la Constitución, al igual que la legislación en general, sea
un campo permanente de disputa. Una nueva Constitución en Chile
–cualquiera sea su contenido– sería la expresión de una correlación
de fuerzas, de la capacidad de unos y otros de nuclear en torno a sus
intereses y postulados la mayor cantidad posible de voluntades y apoyos.
Como es lógico suponer, ningún bloque estará en condiciones de imponer
la totalidad de su programa, premisas y principios, lo que permite
presagiar que el nuevo texto constitucional (si se llega a plasmar) será un
nuevo “rayado de cancha” en el que se desarrollará una parte significativa
de las futuras luchas sociales y políticas. Lo que nos permite percibir la
importancia de la disputa por los contenidos de una nueva Constitución.
Las grandes mayorías, los sectores populares y progresistas en general,
están objetivamente interesados en conquistar contenidos de la nueva
Constitución que establezcan la mayor cantidad de derechos sociales
garantizados por el Estado, así como también la mayor ampliación
posible de la democracia.

¿Cómo interpreta el errático comportamiento de Piñera, sus

provocaciones hasta cierto punto innecesarias, por ejemplo, sus
declaraciones de “guerra” o su aparición en Plaza de la Dignidad
en medio de la cuarentena impuesta en las comunas que
rodean ese icónico sitio?
No soy psicólogo ni psiquiatra, por ende, solo prefiero referirme a los
condicionamientos económicos, sociales, culturales y políticos que pueden
permitirnos explicar su comportamiento. En este sentido, la pertenencia
de Piñera al 0,1% más rico del país sirve como parámetro principal para

166 Historia en Movimiento Año V · Número 5 · 2020

explicar su cerrada defensa del status quo, aun a costa de una represión
que lo situará en la historia nacional como uno de los personajes
más execrables, siendo superado por muy pocos. Su pertenencia al
microscópico sector de ultra privilegiados –los “dueños de Chile” – y a
su expresión política por excelencia –la derecha “clásica”– es el principal
elemento que explica su “ceguera política”. Recordemos que no solo
Piñera sino todo su sector, incluso más allá de esas fronteras, la mayoría
de la casta política fue sorprendida por el “estallido social” pues creían
que nada permitía preverlo. En contraste con numerosos líderes sociales
e intelectuales críticos que desde mucho tiempo –sin saber el momento
preciso ni la forma que asumiría– venían (veníamos) sosteniendo que tarde
o temprano se produciría un gran “reventón social”. “Reventón” u estallido
que, en este caso fue más que eso pues dio paso a una sostenida rebelión
popular. La elite económica y política, encerrada en su mundo de riqueza,
privilegios y poder, creyendo vivir en el “oasis de Latinoamérica”, no vio
venir lo que se estaba incubando en la base de la sociedad. No podían
ni querían verlo. Piñera es la expresión más decantada de ese fenómeno,
una muestra más de cómo determinados intereses sociales e ideologías
pueden actuar como velos o falsa conciencia que impiden tener visiones
más o menos lúcidas de la realidad. Sus rasgos de personalidad sicopática
y narcisismo exacerbado han hecho el resto.

¿Qué ocurrirá ahora tomando en consideración el abrupto

giro ocurrido desde mediados de marzo y la postergación del
plebiscito constitucional?
La situación política nacional es impredecible pues estamos ante un
escenario inestable, fluido y muy complejo que, probablemente, se va
a mantener durante mucho tiempo. A partir del 18 de octubre de 2019,
Chile ingresó a un período prolongado de convulsión social e inestabilidad
política, dos o tres años por parte baja. El desenlace de esta historia estará
estrechamente ligado al curso que asumirá el proceso constituyente. Si
este aborta como uno de los resultados posibles del plebiscito del 25 de
octubre (triunfo de la opción “Rechazo”), es probable que los actos de
protesta continúen, pero como combates de retaguardia, en retirada, con
menos gente en las calles que hasta mediados de marzo de este año,
lo que permitiría a las fuerzas represivas y sus mandantes actuar con
acrecentada brutalidad pues el campo de la contestación activa tendería
a reducirse, a fragmentarse y dispersarse. Si, como es altamente probable,
triunfa la opción “Apruebo” acompañada de la fórmula “Convención
Constitucional”, nada se habrá resuelto, pero se mantendrán vigentes
distintas alternativas, entre ellas la de una Asamblea Constituyente libre
y soberana, mediante una ruptura democrática que supere los estrechos
y tramposos marcos fijados por el “Acuerdo” y la reforma constitucional
que fijó las normas del proceso constituyente oficial. En ambos escenarios

De la revuelta de octubre a la rebelión popular 167

EN de base, protestas sociales y fuerte represión estatal, serán elementos que
TRE marcarán los rasgos fundamentales de la situación chilena.
VIS Sobre esta base mínima habría que considerar otros elementos que
TA hacen aún más compleja esta situación como la posición de las Fuerzas
Armadas y del gran empresariado. ¿Hasta cuándo estarán dispuestos a
sostener a Piñera y su gobierno?, ¿seguirán confiando en su capacidad de
contener la rebelión popular a punta de discursos aterrorizantes y represión
brutal? o, por el contrario, ¿llegado cierto momento estimarán que el
desgaste y los desaciertos del personaje hacen aconsejable su salida en
aras de la mantención del status quo? Otra alternativa –consensuada
entre la derecha clásica, la vieja Concertación y los firmantes del “Acuerdo”
del 15 de noviembre en general– podría ser la mantención de Piñera
hasta el término de su mandato, aunque reducido a un rol meramente
decorativo o de articulador de un gobierno de “unidad nacional” tras el
objetivo del logro de la “paz social” y de la estabilización. De este modo,
cada uno de los integrantes de ese nuevo pacto podría esperar una
hipotética recomposición y la obtención de buenos dividendos electorales
en una situación política “normalizada”.
Todo lo anterior sin considerar los efectos que indefectiblemente traerá
el prolongado período que durará la emergencia sanitaria provocada
por el COVID-19 (posiblemente todo el otoño e invierno de este año).
El sometimiento de significativos segmentos de la población a
cuarentenas totales o parciales, el toque de queda, las desgracias que
está produciendo y seguirá produciendo el virus durante los próximos
meses, el reforzamiento de los controles sociales so pretexto de combatir
la pandemia, la eliminación de numerosos puestos de trabajo, el aumento
galopante de la cesantía y precariedad económica en los sectores
populares y medios, el consiguiente aumento de la pobreza y la frustración
social, los problemas de salud mental provocados por el prolongado
encierro y las restricciones a la libre circulación de las personas, serán
elementos adicionales que configurarán un panorama aún más explosivo
que el de fines del año pasado.
En un escenario tan complejo y cambiante, con poderosas fuerzas
apuntando y concertándose para la mantención del modelo –con más
o menos reformas– y ante la carencia de una articulación mínima de
las fuerzas populares con capacidad de dar conducción política (Unidad
Social no ha logrado desempeñar debidamente ese rol), el horizonte no
es promisorio para los intereses de las grandes mayorías. Pero la historia
por venir no está escrita, es un libro abierto cuyas próximas páginas las
escribirán en encontrada relación dialéctica todos los actores de este
drama. Reconociendo el peligro de degradación sicológica, política,
moral y cultural que la pandemia y la crisis económica pueden traer,
esperamos que las fuerzas de la rebelión popular logren poner en juego
toda su capacidad de movilización, creatividad e inteligencia política para
provocar un desenlace lo más favorable posible a sus intereses, sueños

168 Historia en Movimiento Año V · Número 5 · 2020

y aspiraciones Esperemos y hagamos lo necesario para que, como ha
sostenido recientemente el filósofo italiano Franco “Bifo” Berardi, el virus
sea “la condición de un salto mental que ninguna prédica política había
podido producir”, de modo que la igualdad vuelva al centro de la escena
y esta sea “el punto de partida para el tiempo que vendrá”2. Por ahora,
lo más importante es preservar la vida, la salud y las condiciones de
existencia de la población, especialmente de los sectores populares y
medios, cuya fragilidad se hace más patente en el contexto de pandemia
que estamos sufriendo. La rebelión popular debe encontrar manera de
mantenerse en estado, a lo menos latente, aprovechar estos meses
para avanzar hacia una base más sólida de unidad política, afinar sus
propuestas y coordinación a fin de prepararse para el nuevo flujo de lucha
social que predeciblemente se iniciará en la primavera, poco antes de la
fecha prevista para la realización del plebiscito.

2 Franco “Bifo” Berardi, “Crónica de la psicodeflación”, en Giorgio Agamben, Slavoj Zizek et al., Sopa de
Wuhan. Pensamiento contemporáneo en tiempos de pandemias, Editorial A.S.P.O. (Aislamiento Social
Preventivo Obligatorio), marzo de 2020, pág. 54.

De la revuelta de octubre a la rebelión popular 169

Octubre, 2020