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El documento describe los gestos y ritos que ocurren durante la comunión en la misa católica. Explica que algunos elementos como el Padre Nuestro son inamovibles, mientras que otros como el gesto de la paz se han ido mejorando. Señala que el gesto de la paz significa estar en comunión con los hermanos, no solo con Cristo. También destaca la importancia del sacerdote al partir y distribuir el cuerpo y la sangre de Cristo a los fieles, y cómo los ritos preparatorios ayudan a los fieles
Descripción original:
Análisis del Rito de la Comunión dentro de la Eucaristía
El documento describe los gestos y ritos que ocurren durante la comunión en la misa católica. Explica que algunos elementos como el Padre Nuestro son inamovibles, mientras que otros como el gesto de la paz se han ido mejorando. Señala que el gesto de la paz significa estar en comunión con los hermanos, no solo con Cristo. También destaca la importancia del sacerdote al partir y distribuir el cuerpo y la sangre de Cristo a los fieles, y cómo los ritos preparatorios ayudan a los fieles
El documento describe los gestos y ritos que ocurren durante la comunión en la misa católica. Explica que algunos elementos como el Padre Nuestro son inamovibles, mientras que otros como el gesto de la paz se han ido mejorando. Señala que el gesto de la paz significa estar en comunión con los hermanos, no solo con Cristo. También destaca la importancia del sacerdote al partir y distribuir el cuerpo y la sangre de Cristo a los fieles, y cómo los ritos preparatorios ayudan a los fieles
Tener la experiencia de vivir la Eucaristía comprendiendo cada momento desde
una raíz más profunda es una cosa buenísima. Y ver ahora los gestos que se emplean en el momento del rito de la comunión, tiene que hacernos entrar en una comprensión del misterio que ahí se realiza que podamos dar testimonio no solo de palabra, sino con la vida. Vemos que existen elementos que serán inamovibles y que no cambiaran jamás, y otros que son adaptables o que se han ido mejorando con el paso del tiempo, ejemplo claro es la oración del padre nuestro, que será una institución que aparecerá en el rito romano hasta el siglo V. Esta oración, que se une al gesto hermoso y expresivo de las «manos elevadas» al cielo, con las palmas abiertas, del presidente de la celebración nos invitara pues junto con el embolismo y la doxología con que el pueblo cierra esta parte a pedir para el pueblo la gracia de que no nos falte nunca el alimento espiritual, que es la Eucaristía. Este primer momento se vera acompañado por el gesto de la paz, que se trata de un gesto sobrio y simbólico, que se en recientes fechas se ha hecho con poca fidelidad a lo que verdaderamente significa, convirtiéndolo en un mero saludo, y, en muchas ocasiones, alargándolo innecesariamente, y ¿cuál es el sentido profundo de este gesto? ...es claro, no podemos acercarnos al altar, si no nos acercamos antes al hermano. No podemos recibir el «sacramento de la Eucaristía» sin estar en comunión con el «sacramento del hermano» (san Juan Crisóstomo, In Math. Hom. 50, 3-4), si estamos acercándonos al mismo «gesto pascual» de la Última Cena, tenemos que estar justamente como en aquel gesto, unidos a Cristo, pero también a los hermanos. Y a propósito de este gesto que nosotros los católicos hacemos como un «memorial» y que de una manera general y extensiva la Iglesia no ha dejado de realizar en cada Eucaristía, es un gesto que debe tener todo su realce, evitando que se convierta en una mera rúbrica, este será pues el centro del «rito de comunión» pues aquí el sacerdote va a partir y distribuir el cuerpo y la sangre de Cristo mismo, por eso, en el Misal se subraya la «fuerza y la importancia de signo» Los ritos preparatorios para recibir la Sagrada Comunión están pensados para ayudar a todos al encuentro con el Señor, constituyen una imagen elocuente, que los fieles contemplan mientras oran también en silencio y se preparan espiritualmente, antes de acercarse a recibir el Cuerpo del Señor en la Comunión. La Eucaristía es comida y bebida, banquete, convite pascual, participación en el sacrificio de Cristo (cf OGMR 85), recibido por los fieles «debidamente dispuestos, como alimento espiritual» (OGMR 80).