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Facultad de Teología
Liturgia fundamental
Pbro. Carlos A. Alvarado Malaver
Realizado por: German Alonso Vera
Mistagogía Litúrgica
Historia salutis.
La historia nos lleva a comprender mejor el sentido de la liturgia y en este apartado, nos
introduce en el misterio de la vida, en los sacramentos encontramos, el corazón de la
liturgia es la presencia real de Jesús en los sacramentos, sobre todo en la eucaristía que es el
centro de nuestra vida como cristianos católicos. No es una celebración al estilo de los
hermanos separados que no tienen ni idea de lo que se pierden por no celebrar ni mucho
menos vivir la eucaristía. Su celebración es el recordar con el pan con levadura una cena,
hacer una obra de teatro no es celebrar la eucaristía. Nosotros como verdaderos cristianos
tenemos la manifestación del misterio pascual de nuestro Señor Jesucristo. Esta se refleja
en la anamnesis, la epíclesis y la doxología, donde abarca la trinidad, y al Jesús histórico
con el Jesús escatológico, es la unión de la salvación de Nuestro Señor por medio de los
sacramentos. Este motivo tan importante como cristiano católico creyente, que vive los
sacramentos me lleva a que la celebración litúrgica debe y ha de marcar nuestras vidas con
ese sello indeleble de ser hijos de Dios, por medio del sacramento del bautismo confirmado
en el sacramento de la confirmación y vivenciado día a día en la celebración eucarística.
Los lugares y los tiempos son importantes dentro de la liturgia porque nos van marcando
el ritmo de las celebraciones y los momentos propicios para interiorizar más, o también
para celebrar con mayor dignidad una celebración, así como en las familias, nos alegramos
cuando vemos familiares que hace tiempo no veíamos, así en la celebración cristiana
sucede lo mismo. Hay unos tiempos unos lugares y espacios donde se vive la celebración
litúrgica. El lugar esencial para el cristiano es el templo, y el espacio hace referencia a la
historia de la salvación que revelan el misterio de Dios como fuente creadora de vida. De
esta forma se puede explicar el ritmo litúrgico en un año normal. Primero, el año civil,
comienza en enero con el da primero del año y termina el treinta y uno de diciembre a la
media noche. Dentro del año litúrgico no sucede lo mismo.
El año litúrgico comienza en Adviento, el primer domingo de adviento, cuatro semanas
donde se va a interiorizar y preparar el corazón para el nacimiento de Jesús en Belén, sigue
el tiempo de navidad, es el más corto de los tiempos, solo dos semanas, donde se recuerda
el nacimiento del hijo de Dios, seguidamente encontramos el tiempo ordinario, es el más
largo treinta y cuatro semanas, en donde se manifiesta la vida pública de Jesús, este tiempo
ordinario está dividido en dos partes, la primera llega hasta la cuaresma donde comienza
con e Miércoles de ceniza y termina con el Jueves santo, donde con el triduo pascual se da
Fundación Universitaria UniCervantes
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Liturgia fundamental
Pbro. Carlos A. Alvarado Malaver
Realizado por: German Alonso Vera
inicio a la pascua, el tiempo más importante del año litúrgico, pues se conmemora la muerte
y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, termina este tiempo con la fiesta de
pentecostés.
La segunda parte del tiempo ordinario comienza el domingo siguiente al de Pentecostés
y va hasta la solemnidad de Jesucristo rey del Universo. Durante el año se viven fiestas y
solemnidades de gran valor para nuestro crecimiento espiritual y participación dentro de la
iglesia. y luego este año litúrgico también se divide en tres siclos, en donde se expresa la
liturgia en su belleza y esplendor.
Los principales contenidos festivos, son aquellos en los cuales nos introducimos en la
relación con Dios y la comunión con el Hermano, el prójimo, valorándose en la gloria de
Dios que se manifiesta en el hombre. Es el reflejo de la nueva creación y de alabanza, así
como en el bautismo el hombre viejo muere y nace el hombre nuevo, en la Eucaristía
reafirmamos la fe en el milagro del jueves Santo, en la confirmación, ponemos al servicio
de la Iglesia todos nuestros talentos, por lo tanto la fiesta litúrgica no puede ser de egoísmo,
ni mucho menos de creerse ser mejor que los demás, es la gracia de participar activamente
dentro de la liturgia, sin dejar a un lado a mi hermano, pasar del simple espectáculo a
celebrar activamente, contemplando de lo bello y grandioso de esta celebración. Tener
sentido de reciprocidad ante la bondad, la belleza divina y de la experiencia que me lleva al
mismo que nos da la vida.
En este sentido, la liturgia me debe llevar a la libertad de poder alabar y amar a Dios, la
cual nace de las maravillas que proceden de Dios. Como no es un acto egoísta, la liturgia
me lleva a formar parte del pueblo de Dios que camina a su encuentro, pues recordando el
éxodo, Dios lo libera, lo congrega y lo fortalece, porque Dios no se deja ganar en
generosidad y el antes de nosotros darle algo a Él, Él ya no ha ganado en generosidad.