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CUARESMA, TIEMPO DE CONVERSIÓN

LUIS MANUEL SOSA VEGA

Resumen: En nuestras vidas como seminaristas la cuaresma debe ser el tiempo litúrgico que
debemos vivir a un mayor grado de apertura en el corazón. Porque este nos introduce al misterio
Pascual que es el centro de nuestra vida cristiana.

Con ocasión del retiro espiritual pasado se nos invitaba a vivir realmente estos 40 días en un
continuo desierto junto a Jesús, debido a que muchas veces como seminaristas no vivimos a
plenitud este gran tiempo litúrgico que nos presenta nuestra Madre la Iglesia.

Nos han manifestado que la cuaresma, es un tiempo de conversión, convertirse significa “volver”,
“cambiar”, “corregir el camino”, “renovarse” o en palabras del Apóstol san Pablo es el cambio de
pasar del “hombre viejo” al “hombre nuevo” (Cfr. Ef 4,22-24).

Por eso lo más importante de la cuaresma, es la Pascua a la que está orientada. Cuaresma viene
del latín “quadragesima dies”, es el día cuadragésimo antes de la Pascua. Es el tiempo de
preparación “por el que se asciende al monte santo de la Pascua”, como lo describe el ceremonial
de obispos número 249. Empieza el miércoles de ceniza y concluye el jueves santo por la tarde,
antes de la misa vespertina de la cena del Señor, con la que se inaugura el Triduo Pascual.

A la hora de dar sentido a este tiempo litúrgico como preparación para la Pascua, influye
ciertamente el simbolismo bíblico del número cuarenta: los episodios de los cuarenta días del
diluvio antes de la alianza con Noé (Cfr. Gn 7,12), de Moisés y sus cuarenta días en el monte
Sinaí (Cfr. Ex 34,28), del pueblo de Israel y sus cuarenta años por el desierto (Cfr. Ex), y sobre
todo los cuarenta días de Jesús en el desierto (Cfr. Mt 4,2), antes de empezar su misión
mesiánica. Tienden de común este espacio de tiempo, sirve de purificación, prueba y preparación
de un acontecimiento importante y salvador.

Este tiempo litúrgico es de gran importancia debido a que “La Iglesia se une todos los años,
durante los cuarenta días de Cuaresma, al misterio de Jesús en el desierto”1.

El Concilio Vaticano II encargó expresamente que se insistiera en la cuaresma su carácter


bautismal y penitencial, “puesto que el tiempo cuaresmal prepara a los fieles a oír la palabra de
Dios más intensamente y a rezar especialmente, mediante el recuerdo o la preparación del
bautismo y la penitencia, para celebrar el misterio Pascual” (SC,109).

Ante un mundo en el que divide y enfrenta a los hombres, un mundo que se está deshumanizado
y crea soledad, nos urge abrirnos y convertirnos más a Dios. De igual manera el tiempo de la
cuaresma es un tiempo privilegiado para escuchar la palabra de Dios, no con oídos sordos sino


Estudiante de IV de Teología, pertenece al área Intelectual. carpintero-08@hotmail.com 28 de marzo de 2021.
1
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica. Numeral 540
con un corazón abierto es decir con apertura, que nos lleve a convertirnos mediante el sacramento
de la reconciliación, la vida sacramental y la solidaridad con quienes nos rodean.

El hombre de hoy es un poco autosuficiente y algo olvidado de Dios. Confía demasiado en la


razón y, a veces se cierra a la fe, muchos han perdido hasta la conciencia de pecado. Algunos
piensan que la conversión es un conjunto de prácticas ascéticas: vamos a ayunar, vamos a dejar
algún vicio, vamos a dedicar más tiempo a la oración y un poco menos a la televisión, o a las
redes sociales, vamos a hacer un poco más generosos y hacer alguna obra de caridad, vamos a
gastar un poco menos.

Pero para el Papa emérito Benedicto XVI “convertirse” significa: “seguir a Jesús de manera que
su Evangelio sea guía concreta de la vida; significa reconocer que somos creaturas, que
dependemos de Dios, de su amor, y sólo “perdiendo” nuestra vida en Él podemos ganarla”. 2
Convertirse es no dejarse invadir por las ilusiones, las apariencias, las cosas; es buscar la verdad
y el amor en Dios que debe ser lo más importante en nuestra vida.

La cuaresma tiene un inicio y una meta que es la pascua; no hay cuaresma auténtica sin Pascua;
es por eso que para esta cuaresma la invitación que nos hace el Santo Padre Francisco: “es que
escuchemos el llamado a dejarnos reconciliar con Dios, fijemos la mirada del corazón en el
Misterio pascual, nos convirtamos a un diálogo abierto y sincero con el Señor y de compartir con
nuestros hermanos más marginados a causa de la guerra, de los abusos contra la vida, los
desastres medioambientales”3.

Puedo concluir que la cuaresma es un sinónimo de la misericordia de Dios con nosotros, es un


tiempo propicio para dejarnos conducir por Dios hacia un “desierto” en lo profundo del corazón
donde podremos escuchar su voz, (Cfr. Os 2,16). También es redescubrir nuestras raíces o, mejor
“nuestra raíz” permanentemente en este mundo, que es Jesucristo. Esta raíz permanente es obra
del Espíritu Santo, que nos hace capaces de entrar en comunión con el Dios de amor y vida. Por
último, que podamos imitar en todo a la santísima Virgen María quien acompaño a Jesús en su
camino mientras vivía, también en su pasión y a la vez era discípula suya.

2
Audiencia General. Benedicto XVI. Sala Pablo VI. 13 de febrero de 2013
3
Cfr. Mensaje del Papa Francisco sobre la cuaresma. Roma, junto a San Juan de Letrán. 7 de octubre 2019

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