dicultades de pasar de la actividad frenética a la calma contemplativa

de la oración, hay puentes de serenidad y de silencio para levantar entre Universidad Pontificia de México
el castillo de la oración y la explanada de la actividad apostólica. Solo
Dios construye la casa, solo la intimidad personal con Dios edica Cursos de Verano 2008
Para esa necesaria ascética de la oración que puede desembo-
car en la contemplación y en el compromiso, pueden servir estas tres
líneas de espiritualidad:
La perseverancia creadora. Capacidad de empezar cada día,
saber durar en la plegaria unánime, pasando por muchos desiertos que
atraviesa toda experiencia de oración.
La delidad contemplativa. Se requiere de compromiso el con
Cristo que convoca a la oración, con el Espíritu que ora con nosotros.
La contemplación es un don, con silencios, gestos. El Espíritu anima la
contemplación, con formulas orantes, vaciando la riqueza de la plegaria
como voz de la Esposa al Esposo. Agradecerle a Dios la gratuidad de
la riqueza de la oración. El lugar de la oración es lugar de experiencias
místicas, la presencia de Cristo en la comunidad y con la certeza de la
ecacia de la oración que es agradable al Padre.
Una oración con espesor axistencial. La oración de la Iglesia
comprometida y comprometedora, se pide en los mil detalles de de-
seos expresados, de buenas intenciones proferidas, para continuar la
alianza con Dios que está pidiendo, dialogo orante de la revelación de
plegaria, en una historia de salvación que siempre entrelaza palabras
evangelizadoras y acciones que son testimonio ecaz del amor de Dios
entre los hombres.
6.1 Una escuela de oración oración para todo el Pueblo de
Dios.
Para que no sea solitaria nos hace asumir el “ nosotros” del
pueblo de Dios. Para que no sea silenciosa, inexpresiva o muda, se
nos regalan las mejores fórmulas orantes de la Biblia. Para que no sea
monótona se nos da la riqueza y la variedad de las horas, de los días,
de la semanas y del año litúrgico.
6.2 En comunión con la Virgen María
La espiritualidad litúrgica es, esencialmente, espiritualidad
mariana, porque reeja el perl mariano de la Iglesia que como María
acoge y responde, recibe y da. María es para la Iglesia en oración mo-
delo y presencia de comunión, lo es como maestra en la escucha de
la palabra, de la plegaria de los salmos, de las varias actitudes de la
oración, de la constante referencia en todo a Cristo y a la Iglesia.
No podemos olvidar el momento mariano por excelencia de
la liturgia de las horas. De esta experiencia eclesial ha brotado estas
hermosas palabras que resumen, no solo el camino sino la meta de
la espiritualidad de la oración de la Iglesia, sin descuidar la tarea del
camino de la historia.
Liturgia de las Horas
24 1
 Capitulo 1
Teología litúrgica de la oración de las horas
1.- CELABRACIÓN LITÚRGICA
Por que donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí
estoy yo en medio de ellos. Mt 18, 20
La importancia y dignidad que tiene la oración en la misma unida
de la iglesia, por ser una prolongación de la misma oración de Xto.
La oración de las horas muestra a la iglesia como lo que fue
desde el principio –comunidad orante, atenta a la palabra, fecundada
por el espíritu, abierta a la misión de la palabra, meditación y dialogo
en la oración.
2.- UNA ORACIÓN CON DINAMISMO Y SABOR
TRINITARIO
La plegaria cristiana implica siempre una acción de Dios por que
se armoniza en un evento, el dialogo del padre por Xto en el Espíritu.
La alabanza Trinitaria de los himnos al nal de los salmos y
canticos con el gloria al padre al hijo y espíritu.
- EL PADRE: la oración eclesial como la de Xto se dirige siempre
al padre, en los eles aparece la dulce referencia a Dios, como Abbá
“padre”.
En continuidad con la revelación de Dios en la persona misma de
Jesús la oración del Padre nuestro, sintetiza la relación misericordiosa
y providencial de Dios padre con sus hijos.
De este modo resume con solemnidad en el culmen de las horas
de laudes y vísperas, son los ejes que gira todo el ocio.
- EL HIJO: Jesús como hijo amantísimo, nos revela su intimidad
dialogada con el Padre y nos habilita para orar, como el oró en su vida
mortal.
Desde su dimensión Ascendente EX, Humana y Descendente,
espacio celestial Divino.
En Jesús tenemos el modelo maestro y mediador de la plegaria
también como Dios y Señor.
Que recibe la Alabanza en cielo y en la tierra.
-EL ESPIRTU
Des el momento del bautismo el espíritu viene en ayuda de
nuestra aqueza, no hay acción sin Espíritu Santo.
El purica y entona nuestras oraciones y las hace llegar hasta
el trono de Dios. El obra siempre en colaboración con la humanidad
que es la iglesia templo vivo del espíritu toda oración con un acento
Doxologico.
3.- EL CARÁCTER ECLESIAL DE LA ORACIÓN
LITURGICA
La liturgia de las horas reeja la realidad de la,
2 23
na tiene que reconocerse a si misma como participación en la oración
de Cristo, así, la liturgia de las horas santica el tiempo, resumiendo
en su oración todo lo que sucede en el tiempo, y ordenándolo, en la
misma oración, para que todo se mueva hacia la realización del plan
salvíco de Dios.
5. Entre el tiempo y la eternidad
El sabor escatológico de la liturgia de las horas en su nivel teo-
lógico, con la unión del último momento de la historia de la salvación
y a la vez comunión misteriosa con la iglesia de la Jerusalén celestial.
Con la presencia de Cristo que preside la iglesia en oración y prolonga
su presencia nueva del Resucitado en medio de la comunidad orante
en la tierra que se une con la liturgia del cielo.
Bello es el texto que aparece de Concilio Vaticano II Con la ala-
banza que a Dios se ofrece en las horas, la iglesia canta, asociándose
al himno de alabanza que perpetuamente resuena en las moradas ce-
lestiales, y siente ya el sabor de aquella alabanza celestial que resuena
de continuo ante el trono de Dios y del Cordero, como Juan la describe
en el Apocalipsis y conforman que en la iglesia se anticipa y se saborea
de antemano como en algunos cánticos cuando celebramos “Vísperas”,
como si el atardecer de cada día nos llamara la atención sobre el día que
no tiene ocaso. El Magnicat de María, canto de esperanza cristiana,
en “Completas”, proclama en sus lecturas y en canto de Simeón, icono
de la Iglesia realizada de la Comunión de los Santos.
El tiempo del reino, el principio de los últimos días ha comen-
zado ya, debe ponerse en el momento escatológico: en la historia de
la salvación, pero como un realidad indivisible, eternamente presente,
en el centro de la Liturgia de las horas, la alabanza del misterio de la
salvación, ya presente en la historia y en espera de consumarse en el
cielo. En comunión con Cristo.
Pablo VI, en la Laudis canticum, sintetiza la idea feliz de que
«la vida entera de los eles, durante cada una de las horas del día y
de la noche, se ofrecen en servicio del amor a Dios y a los hombres,
adhiriéndose así a la acción de Cristo, que con su vida en medio de
nosotros y con el ofrecimiento de si mismo ha santicado la vida de
todos los hombres».
6. Un camino de oración y compromiso
La celebración de la Liturgia de las horas requiere de un notable
esfuerzo para su superación. El defecto se encuentra en los orantes,
por la dicultad del encuentro con el Dios o por situación física, o por
sus faltas y pecados que no le permiten orar con sinceridad sin pasar
antes por una reconciliación adecuada con Dios, o por lo cansancios y
distracciones que se arrastran con el ajetreo de la vida.
Otros factores son el lenguaje bíblico, la asimilación no fácil de
la una oración propuesta y no compuesta por nosotros, con la evidente
dicultad de «conectar» el corazón y la mente con la voz. Los actos
que se repiten requieren de esfuerzo para no caer en monotonía. Hay
 Pablo VI escribirá en la constitución Laudis canticum: “ puesto
que la vida de Cristo en su cuerpo místico perfecciona y eleva también
la vida propia o personal de cada el, debe rechazarse cualquier oposi-
ción entre la oración de la Iglesia y la oración personal e incluso deben
ser reforzadas e incrementadas las mutuas relaciones.
2.- Oración litúrgica y existencial cristiana
La liturgia de las horas y la existencia de los orantes cristianos
que se unen en la oración común, no puede ser un paréntesis desliga-
do de la experiencia cotidiana de trabajo y de apostolado. Se corre el
riesgo de aislar la oración hasta hacerla insignicante en el entramado
de la vida real, si no hay unidad entre liturgia y vida.
La oración común anticipa ante Dios el compromiso de la jornada
que inicia al servicio del Reino, recoge sus frutos y sus fracasos, al nal
de la jornada, da sentido a la noche y al día. El trabajo cotidiano recibe
su sentido litúrgico por esa conexión indisoluble con la oración, y es la
concreta manifestación de ese Amén eclesial a la voluntad del Padre.
La expresiones de la oración suponen, para ser verdadera, esa
ecaz y gozosa dedicación no sólo al “opus Dei” de la oración sino
también al “opus Dei” de la acción. Y la oración litúrgica, recuerda IGLH
28, es el alimento y fuerza de la acción pastoral y misionera.
3.- Una oración que es comunión y misión a la vez
En la liturgia de la oración eclesial se vive experimenta lo que
hoy llamamos una espiritualidad de comunión y de misión. La iglesia
crece y se maniesta cada día en la comunión orante con la Trinidad y
abriendo el corazón a la intercesión por el mundo entero. Tiene también
una dimensión cósmica en su oración, ya que abraza el tiempo y el
espacio, invita a las criaturas a alabar al Señor y se hace voz consiente
de toda la creación en su misteriosa alabanza del creador.
La oración eclesial ya tiene en su entraña la fecundidad mi-
sionera y apostólica de la misma plegaria de Cristo, de Pablo por sus
iglesias, de los pastores de todos los tiempos por sus eles. Mientras la
iglesia se hace presencia y testimonio de caridad y de evangelización,
las comunidades orantes aseguran su plena comunión que fecunda la
comunicación con Dios a los hombres y mujeres de nuestro tiempo.
4.- Una oración que se enriquece con la vida
Enraizada en la celebración de la Eucaristía, la oración de las
horas va asumiendo y celebrando la historia de la salvación, en el
cause mismo del misterio de Cristo. Las antiguas plegarias bíblicas y
eclesiales se cargan de densidad existencial a través de cada orante,
de cada comunidad eclesial, de cada generación que vive ahora esa
plegaria cuando cada día la “recrea” con su propia actividad orante.
Con el esfuerzo de interpretar los salmos, para expresar hoy,
una actitud espiritual propia, rogando en las letanías y oraciones por las
necesidades del mundo en el que se desenvuelve, la iglesia sintetiza,
para si misma y ante Dios, su propia vida.
Recordemos que, para ser realmente fecunda, la oración cristia-
22
- Iglesia que es comunidad Orante en diferentes
momentos.
- La iglesia comunidad Orante característica
comunitaria.
- La iglesia es por esencia una comunidad Orante.
En la Oración se fundan las personas para encontrar la comunión
en Xto y el Espíritu Santo.
Oración de la iglesia universal de la iglesia local.
La liturgia de las horas como las demás acciones litúrgicas no es
una acción privada si no que pertenece a todo el cuerpo de la iglesia.
- Sin duda la oración de las horas pertenece a la iglesia
universal que esta presente y se realiza en las legítimas asambleas
locales.
- El misterio Orante de la Iglesia.
Con esa consideración de ser sacramento universal de salvación
la iglesia que cree y que Obra. Sirve a toda la humanidad siendo
respuesta de amor a los dones de Dios y suplica, intensamente y
contante por la paz la unidad la salvación de todos.
- Riqueza divino- humano de la Oración eclesial.
4.- RIQUEZAS DIVINO-HUMANAS DE LA ORACIÓN ECLE-
SIAL
La teología de la relación cristiana
Se debe mantener el equilibrio entre lo humano y divino.
Dos formas erróneas,
- Con fundir la oración con sus fórmulas.
- Con fundir la oración con el mero sentimiento
religioso.
Para abordar esta dicultades.
- TODA LA PERSONA HUMANA AL DIALOGO CON
DIOS.
De Dios hacia el hombre y del hombre hacia Dios, todo el ser
del hombre en Xto.
El cristiano participa de la oración de Xto por medio de su
bautismo que habilita para el dialogo con Dios.
Con la iniciación bautismal Dios abre el oído y el corazón para
escuchar sus palabras, y desata la lengua y los labios para que puedan
invocar su nombre.
Fundamento Ontológico; La participación del sacerdocio.
- LA LITURGIA DE LAS HORAS, CELEBRACIÓN DE
LA HISTORIA DE SALVACIÓN Y DEL MISRERIO PASCUAL DE
CRISTO.
La liturgia de las horas acoge y celebra, contempla y glorica,
realiza sacramentalmente la historia de la salvación.
- CELABRACIÓN DE LA HIDTORIA SALUTIS UNA
3
HISTORIA DE SALVACIÓN ORADA Y CELEBRADA
Proclamación de la palabra de Dios; Actualiza la revelación del
misterio.
Meditación y celebración de la obras de Dios.
- ACTUALIZACIÓN DEL MISTERIO DE LA OBRAS DE
DIOS
La liturgia de las horas es presencia y actualización del misterio
pascual de Cristo que intercede por nosotros ante el padre.
Así la iglesia es comunidad orante que continua la oración del
verbo encarnado en los días de su vida mortal y actualiza en la oración
de las horas, la intercesión por la humanidad y el abandona de Cristo
a voluntad del padre.
5.- SANTFICACIÓN Y CULTO EN EL ESPIRUTU SANTO
Toda acción litúrgica es ascendente y descendente, portadora
de la revelación y santicación de Dios.
La santificación humana y el culto de dios se dan en la
liturgia de las horas de forma tal que se establece aquella especie
de correspondencia o dialogo entre Dios y los hombres, en que Dios
habla a su pueblo y el pueblo responde a su Dios con el canto y la
oración. Los que participan en la liturgia de las horas pueden hallar
una fuente abundante de santicación en la palabra de Dios, que tiene
aquí principal importancia.
6.- LA LITURGIA DE LAS HORAS ES CUMBRE Y FUENTE
DE LA VIDA DE LA IGLESIA.
También a la liturgia de la alabanza eclesial se le atribuye esos
dos conceptos fuente y cumbre.
Participa así de la dignidad de la Eucaristía y de toda la acción
litúrgica en la que la Iglesia encuentra su razón existir.
Cumbre en su dimensión de gloricación de Dios en la más
suprema gratuidad; y en su manantial de santicación. Fuente que brota
de la presencia de Cristo resucitado en medio de la comunidad y tiene
cometidos de la iglesia, el misterio de Cristo y la naturaleza autentica
de la verdadera iglesia dada a la contemplación presente en el mundo
y sin embargo peregrina.
M. Magrassi; La oración de la iglesia, ejercicio del sacerdocio
de los eles esta en función de vital como organismo místico y ninguna
que viva en plenitud la vida eclesial puede alegrarse de esta vocación
orante.
Capítulo 2
Liturgia de las horas, oración eclesial
Este capítulo aborda brevemente la Introducción General de la
Liturgia de las horas (IGLH). Constituye una síntesis teológica y pastoral
4 21
El ocio divino se reviste de esplendor de estos tiempos y de
estas estas y da al año litúrgico el complemento necesario que le
ofrece la liturgia eucarística.
Cuantitativamente y, a nivel eucológico, también cualitativamente,
la liturgia de las horas ofrece al año litúrgico todas las posibilidades
de auto-proclamarse en lecturas, antífonas, himnos, preces, y en su
meditación la Iglesia prolonga el don objetivo de la presencia de los
misterios y su respuesta laudativa por los dones recibidos.
5.- Por una decidida pastoral de la oración de la Iglesia
Las comunidades cristianas, eran comunidades que se reunían
por la mañana y por la tarde en torno al obispo y los presbíteros para
hacer oración. Hoy en día la religiosidad popular a absorbido los
tiempos y las formas de la oración eclesial de las horas; sin embargo,
la reforma litúrgica ha querido recuperar este rostro de la comunidad
cristiana orante que necesita desarrollar todavía una gran tarea
pastoral para hacerla realidad.
Es necesario, restablecer en las comunidades parroquiales la
celebración de Laudes y Vísperas en los domingos y estas, buscando
la armonía con novenas (Directorio Pastoral sobre liturgia y Piedad
popular no. 81,165,255,271).
La exhortación de Juan Pablo II a recuperar en las comunidades
parroquiales y en general en todas las comunidades cristianas,
la celebración de la liturgia de las horas, es tarea primordial de
una pastoral que quiera de veras construir la comunidad cristiana,
comunidad orante, por esencia, en medio de este mundo, continuidad
de la oración de Cristo, presencia de su perenne oración de alabanza
e intercesión en la gloria.
Capítulo 7
Espiritualidad de la oración de las horas
La liturgia de las horas tiene, como toda experiencia espiritual,
su ascética y su mística, sus condiciones y sus caminos.
Su mística es todo “opus Dei”, la acción y la gracia divina que
la embarga, el protagonismo trinitario, dimensión eclesial, la misteriosa
ecacia apostólica y santicante que escapa a nuestra percepción.
Su ascética, como en toda oración personal y comunitaria,
comprende el esfuerzo de conectar la mente y el corazón con las pala-
bras, el perseverar en la oración y el saber durar en ella, la capacidad
siempre nueva de entrar en el mundo de la plegaria y ofrecer la voz y
el corazón a Cristo que ora en nosotros.
1.- Oración litúrgica y oración personal
La oración hecha en el culto y cerrada la puerta, que es necesaria
y debe considerarse siempre, la realizan los miembros de la Iglesia por
medio de Cristo y en el Espíritu Santo, la oración comunitaria encierra
una especial dignidad.
 El canto de los salmos es un elementos sustancial a su género
literario (IGLH 102-103; 278-279). Tiene un inestimable valor pastoral
y popular. El canto en algunas ocasiones ayuda mas que cualquier
exégesis doctrinal para que sea comprendido y amado por el pueblo.
Puede emplearse tanto material que existe aunque el texto no se
adapte exactamente al de la liturgia de las horas, o en su defecto usar
algunos tonos recitativos propios del canto gregoriano; sin embargo,
es conveniente no suprimir el gloria, aunque sea recitado.
El canto de los salmos puede ayudar a que “nuestra vida
se convierta en una continua celebración, animada por la fe en la
omnipresencia divina que nos rodea por todas partes.
2.4 La asimilación meditativa del salmo
Los salmos se prestan a una asimilación contemplativa, por
medio de una introducción sálmica, un momento de silencio, un eco
del salmo, etc.
3.- Liturgia de las horas y Eucaristía (IGLH 12)
Partiendo de la idea que la Eucaristía es fuente y cumbre de
toda la acción cultual y santicante, se desprende que «La liturgia
de las horas extiende a los distintos momentos del día la alabanza,
la acción de gracias, así como el recuerdo de los misterios de la
salvación, las súplicas y el gusto anticipado de la gloria celeste, que
se nos ofrece en el misterio eucarístico, centro y cumbre de toda la
vida de la comunidad cristiana» (IGLH 12). «Por ello la celebración
eucarística halla una preparación magníca en la liturgia de las horas,
ya que ésta suscita y acrecienta muy bien las disposiciones que son
necesarias para celebrar la eucaristía, como la fe, la esperanza, la
caridad, la devoción y el espíritu de abnegación».
Esta unión presenta dos fundamentos: teológico, pues la
relación entre Ocio divino y Eucaristía está precisamente en la
presencia objetiva del misterio de salvación que hace de la vida
cristiana un sacricio de alabanza. La plegaria de las horas prolonga
esta oración que está como eucaristizada en su ir y venir hacia la
misa y desde la misa; y fundamento pastoral aunque hay que tener
cuidado, porque su abuso puede llevar a un empobrecimiento de la
celebración Eucarística y la Liturgia de las horas. Pero recordemos
también que esta unión tiene un gran valor ya que la oración que
precede y prepara la proclamación de la Palabra y la celebración
de la Eucaristía, el canto evangélico del Benedictus y del Magnicat
que expreasan y prolongan la acción de gracias por el misterio de la
salvación, después de la comunión eucarística.
4.- Liturgia de las horas y año litúrgico
No ha existido una dependencia entre la oración de las horas y
el año litúrgico, ambas podrían existir separadas, pero la liturgia de las
horas no tiene una autonomía absoluta, pues la liturgia de las horas
depende esencialmente de esa celebración objetiva, cíclica, unitaria,
del misterio de Cristo que es el año litúrgico «ann circulus».
20
de notables valores, es uno de los documentos más bellos de toda la
renovación litúrgica realizada después del Concilio Vaticano II.
La plegaria de la Iglesia es escuela de oración y de contem-
plación litúrgica.
Orar con la Iglesia y orar como la Iglesia es imperativo de toda
relación personal con Dios.
1.-Una teología de la Oración a partir de la Dei Verbum.
¿Qué?. En la revelación de DIOS que nos ama, la oración de
la Iglesia es la respuesta a ese amor.
¿A quién? a DIOS.
¿Cómo? con la manifestación del misterio de su voluntad.
¿Cuándo? en el diálogo de fe, al orar.
¿Dónde? en la oración, con la liturgia de la palabra, en el sal-
terio, y en los innumerables cánticos.
¿Para qué? para dar fuerza y poder, el sustento de la Iglesia,
rmeza de fe, alimento y vida espiritual.
¿Qué es la Liturgia ? es la historia de salvación que se realiza,
en la palabra y en toda celebración se hace presente, proclama, medita
y se transforma en oración.
¿A quién se dirige la Liturgia? A Dios y a los hombres.
¿Cómo se realiza? en el diálogo como padre e hijos.
¿Cuándo se verica? en la lectura de la Sagrada Escritura,
llena a la Liturgia del lenguaje de DIOS.
¿Dónde? en el templo, en cualquier lugar donde está la comu-
nidad, su Iglesia sus hijos y en cada persona.
¿Para qué? para conrmar la iniciativa de DIOS, actualizando
el diálogo, la alianza entre Dios y los hombres.
2.-Las leyes estructurales del diálogo con DIOS
1.-La oración, es una relación de amor, Dios ama a sus amigos
lo tratan de tú, lo aman y se sienten amados por El.
2.-Dios siempre tiene la iniciativa, sale El mismo a buscar al
hombre, hay alguien que te espera por que te ama.
3.-En el diálogo hay que escuchar lo que Dios nos dice, como
en la oración bíblica. Escucha Israel.
4.-Con los Salmos transformamos en oración todas las reali-
dades, canta la creación y la historia de salvación, el amor de Dios y su
alianza, la oración queda impregnada de vida y la vida es oración.
5.-La oración bíblica es contemplativa. Es una plegaria teocén-
trica. La bendición y la acción de gracias es actitud típica del hombre
orante.
3. La sinfonía de la oración de los cristianos.
1) Es la sinfonía de sentimientos o actitudes orantes, con una
variedad de formas y de fórmulas.
5
 2) Según Pablo 1Tm. 2,1; menciona las formas de oración: la
adoración, la alabanza etc. Se puede incluso hacer una teología de las
diversas formas, reduciéndolas a las actitudes esenciales contenidas
en la oración del Padre Nuestro.
3) El Catecismo de la Iglesia Católica, menciona los aspectos
telógicos de la oración en los nn. 2626*2643.
! La adoración y la bendición, Como reconocimiento de
la acción de Dios.
! La oración de petición, expresa la conanza.
! La oración de intercesión, como la oración de Jesús,
Abraham y otros.
! La oración de acción de gracias, expresa el conocimiento
que todo es don de Dios.
! Oración de alabanza, reconoce que Dios es Dios.
Existen dos áreas de la oración; la receptiva y la expre-
siva.
a) Actitud receptiva: pertenece a la lectio divina, en la que
está compuesta e impregnada toda la Liturgia de las Horas. Respon-
diendo a un profetismo orante, escuchar a Dios para recibir su palabra
y su vida.
b) Actitudes expresivas: Respuesta a la palabra o de espon-
tánea invocación a Dios. En donde existen dos criterios: el de encauzar
las actitudes orantes en a síntesis de las cuatro grandes actitudes de
la oración eucarística de la Iglesia.
El segundo criterio es el de llamar la tención sobre esas cuatro
capas de las actitudes esenciales de la oración eclesial.
3.1 Alabanza y acción de gracias: es la expresión de una
oración adulta que supone la capacidad de conocer y reconocer el don
y el donante.
Los himnos antiguos y de nueva composición acentúan estos
sentimientos de confesión de la bondad de Dios. Los tres cánticos
evangélicos, son el eslabón que une la oración de la berakah del
Antiguo Testamento y la alabanza de la comunidad cristiana primitiva.
Constituyen una pequeña oración de eucaristía en sus horas corre-
spondientes.
3.2 Invocación y súplica:
Es la plegaría de la persona humana desde su pobreza y
su necesidad; quien ora con humildad pidiendo lo que necesita con-
esa su verdad y a la vez revela la bondad de aquel a quien dirige su
petición.
Tienen carácter de súplica, de oración de petición, los salmos,
las colectas, las invocaciones de la mañana y las peticiones de la oración
dominical, culmen de Laúdes y Vísperas.
6 19
2.- Indicaciones pastorales sobre los salmos en la liturgia
Una adecuada pastoral de la celebración de los salmos requiere
algunas orientaciones pastorales.
2.1 Catequesis previa
Para eles mas comprometidos, conviene aprovechar
los tiempos litúrgicos fuertes, los días de ejercicios, jornadas de
contemplación, mediante una catequesis previa sobre los salmos.
Para esta catequesis pueden emplearse técnicas audiovisuales,
la expresión corporal, la comunión con la naturaleza o algunas
situaciones humanas.
Debe tenerse en cuanta además: la variedad de géneros
literarios de los salmos, así como algunas rúbricas que indican alguna
acción.
2.2 Moniciones y oraciones sálmicas
Una monición, ayuda mucho a la asimilación personal del salmo
como oración. Puede hacerse una general para todos los salmos o de
manera particular para cada uno de ellos.
Elementos inspiradores pueden ser: el título, la sentencia
sálmica, el sentido literal y eclesial que tiene el salmo, la colación del
salmo y la situación concreta de la comunidad; si es necesario se
concluye con la anotación práctica acerca de la forma de ejecución
del salmo.
La colecta sálmica se ejecuta “según la norma de la antigua
tradición: concluido el salmo y observando un momento de silencio,
se concluye con una oración que sintetiza los sentimientos de los
participantes (IGLH 112), pero en algunas circunstancias puede
anteponerse al salmo, como clave que identique los sentimientos de
los participantes.
2.3 La ejecución del salmo y el canto
Posibilidades de recitación:
• Recitación pausada, alternando los coros y respetando
las estructuras de las estrofas.
• Lectura por parte de uno, mientras los demás se unen
a la lectura en silencio.
• Lectura o proclamación lírica del salmo, como se hace
con un texto poético.
• Recitación del salmo por parte de todos.
• Mientras uno proclama el texto, la comunidad o
asamblea se une repitiendo cada estrofa la antífona (como en el
salmo responsorial).
Esta variedad debe ser usada con discreción y siempre
avisando previamente con claridad a la asamblea.
Téngase en cuenta la posibilidad de juntar los salmos largos
como si fuera uno solo, en este caso se dice una sola antífona y una
sola vez el gloria (IGLH 124-125).
de tiempo. No es lo mismo una comunidad monástica que una
parroquia.
Todo requiere su dosis propia, un ritmo cotidiano, que sea sobrio,
pero no monótono. Además, no puede dejarse a la imrpovisación,
pues se requieren responsables, pues en las celebraciones con el
pueblo hay que dejar más espacio a la catequesis y adaptación a las
capacidades de la comunidad, teniendo siempre en cuenta el principio
de “delidad a la Iglesia”.
1.2 Ambientes apropiados
El ambiente de la celebración da el tono a ciertos elementos,
ya sea que se celebre en un lugar sagrado, un ambiente de trabajo o
la misma naturaleza.
1.3 Posibilidades de elección
• La elección de los himnos y la sustitución de los
responsorios con cantos apropiados (IGLH 42,49,178), la solemnidad
progresiva (IGLH 273).
• Los momentos de silencio (IGLH 246-252)
1.4 Unión entre liturgia de las horas y Eucaristía (IGLH 93-
99).
Cuando se unen las Laudes con la Eucaristía, se sugiere el
siguiente esquema:
• Introducción:
En los días feriales: Se introduce la invocación inicial y el canto
de Laudes.
En las estas: Canto de entrada, la procesión y el saludo del
celebrante.
• Salmodia:
Luego sigue la salmodia, se omite el acto penitencial aunque
puede decirse el Señor ten Piedad y el Gloria si la liturgia lo pide.
• Liturgia de la Palabra:
Se hacen las lecturas propias de la Eucaristía, pero para la
oración de los eles se sugiere tomar las del ocio divino, al terminar la
comunión se dice el cántico evangélico, seguido de la oración después
de la comunión, la bendición y despedida.
De manera semejante se hace con las Vísperas, a no ser que
se trate de la oración vespertina de las solemnidades, domingos y
estas del Señor, que no se pueden juntar con la Eucaristía (IGLH
96).
Este esquema también puede ser aplicado a la unión de la
Eucaristía con la hora media , con su esquema peculiar (IGLH 97) y
sólo en la noche de Navidad se puede unir el Ocio de lectura con la
misa (IGLH 98).
Esta unión armónica, puede ser conveniente realizada en
algunas comunidades cotidianamente, dado el escaso tiempo que
se tiene. Esta unión supone una mayor unidad y una preparación
mediante la oración de los salmos a la escucha de la Palabra.
18
3.3 Confesión de los pecados y oblación:
El hágase tu voluntad, es la oración del amén en la docilidad
al Espíritu, para realizar en la vida la oblación espiritual de la oración; y la
oración de petición de perdón al nal de la jornada en completas.
3.4 Intercesión universal.
La Iglesia, el a la enseñanza y ejemplo de Cristo, a la ex-
hortación de los apóstoles, expresa en la Liturgia las aspiraciones y
deseos de todos los eles, se hace abogada de toda la humanidad,
traduciendo en oración al Padre los gemidos del Espíritu y la oración
mediadora de Cristo.
3.5 Una oración cósmica.
El aspecto cósmico de la oración eclesial se explicita ya con los
tiempos litúrgicos y se hace presente por la referencia constante de los
salmos y cánticos a la creación entera, a través de las voces de la Iglesia
intérprete y voz de todas las criaturas a su Creador y Redentor.
4. De la oración formulada a la autenticidad de la oración.
La dimensión antropológica de la oración, nos permite entrar
en los sentimientos y actitudes de la Iglesia para hacer de la teología
una auténtica mistagogía orante.
1. Hay que recordar que la estructura fundamental de
la oración eclesial comprende una variedad de actitudes y fórmulas
eucológicas. La variedad y la estructura fundamental han sido indi-
cadas por IGLH 33, de manera que sea un coloquio entre Dios y los
hombres.
2. Un libro litúrgico o unas fórmulas litúrgicas no son cel-
ebración ni oración hasta que son asumidas y celebradas por la asam-
blea cristiana o por cada orante que personalmente entran, a través de
los textos en diálogo con Dios.
3. No tendría una auténtica riqueza humana la oración que
olvidara esta dimensión histórica y local de la Iglesia peregrina en el
tiempo, que comparte los gozos y las esperanzas, las tristezas y las
angustias de los hombres y se siente, por medio de la oración pública,
íntima y realmente solidaria del género humano.
5. Oración de la tradición, riqueza bíblica, valor histórico
objetivo
1. Oración tradicional, es por lo tanto ecuménica ya que
en ella se encuentran misteriosamente unidos los cristianos de todas
las tradiciones: católicos, ortodoxos y protestantes.
2. Oración bíblica, la riqueza del AT y NT, con las fórmulas
nuevas del Maranatha y del venga tu reino.
3. Es oración objetiva, tiene su referencia trinitaria y ecle-
7
sial, enseña sus modos antiguos de gloricar a Dios en Cristo, unidos
en un solo cuerpo en comunión.
El Ocio Divino, con sus propios del tiempo y las estas, con-
ere a la plegaria eclesial una capacidad de acogida equilibrada y
objetiva.
Ella perdura, elevada a categoría lial y eclesial.
A través de la Liturgia de las Horas, en la interpretación de la
Iglesia orante, pasa toda la historia de la salvación en un ltro que une
el cielo y la tierra al cielo.
6. Una oración ecuménica
La oración de las horas tiene una dimensión ecuménica. Rezan
los católicos, a las mismas horas, con semejantes textos, todas las
Iglesias orientales, católicas y no católicas, la antigua Iglesia de Asiria
Oriente, la Aramea, la Copta de Alejandría y la Etiopía.
A pesar de nuestras diferencias confesionales, millares de co-
munidades orantes de todas las confesiones cristianas van fecundando
con su oración al Padre.
Capítulo 3
Liturgia de las horas, santicación y oblación del tiempo
La liturgia de las horas insinúa la relación entre la oración de la
iglesia y los tiempos de la jornada, dedicados a la oración.
El ocio divino es para santicación y consagración del día y
del trabajo que en él se realiza, es una esta y una liturgia continua,
es un culto espiritual perfecto, si esa vida esta bajo la inspiración del
Espíritu Santo.
Es un culto espiritual perfecto, el cristiano y la comunidad son
el lugar de la esta y de la celebración constante del culto divino. Sin
embargo no se habla sólo del lugar material, es decir, si estás sirviendo
al Verbo de Dios, no dudes que estás, morando en el santuario.
La vida entera de los eles, durante cada una de las horas del
día y de la noche, es como una leitourghía, mediante la cual ellos se
ofrecen en servicio de amor a Dios y a los hombres, adhiriéndose a la
acción de Cristo, que con su vida entre nosotros y el ofrecimiento de
sí mismo, ha santicado la vida de todos los hombres.
1.- LA ORACIÓN EN EL RITMO DEL TIEMPO
El Catecismo de la Iglesia nos sugiere cuatro criterios de la sac-
ramentalidad para comprender la hondura de la celebración litúrgica:
a) Aspecto humano cósmico
b) Sentido religioso del Antiguo Testamento
c) La referencia a Jesús y a la comunidad apostólica
d) La concentración sacramental por medio de la Iglesia
8 17
comprender el sentido y la riqueza de la oración comunitaria. Conocer
el salterio a la luz del misterio de Cristo forma parte de la educación
religiosa de Jesús en sus oraciones privadas y publicas para explicar
su misión y después de su redención da a sus discípulos la clave her-
menéutica para que busquen en los salmos lo que de Él estaba escrito.
La comunidad apostólica ha hecho lo propio para encontrar la gura
del Mesías y su misión.
b) ¿Una variada ejecución de la salmodia?. Los salmos son
oración que expresan una profunda experiencia humana, cristológica,
eclesial, sentimientos y experiencias de dolor, gozo, enfermedades,
persecución, derrotas, fracasos, esperanzas, miedo ala muerte, cuando
nos es difícil identicarnos con estos sentimientos lo hacemos en nom-
bre de Cristo y a impulso de su Espíritu, cuando la iglesia ora, une a
toda la humanidad doliente hechos plegaria ardiente.
En el dinamismo de la historia de la salvación, los salmos son
oraciones de Dios, la alianza la Pascua. Se vuelve al pasado para
hacer memoria de las maravillas de Dios y se proyecta al futuro con
la esperanza de la realización denitiva.
8.- Los salmos como oración cristiana de la comunidad
eclesial
El salterio es un don de Dios integrado en la oración cristina,
expresa y nutre nuestra pobre plegaria.
El salterio, el padre nuestro en relacion con el salterio.
Los salmos de alabanza y acción de gracias prolongados a la
petición santicado sea tu nombre.
Salmos de la realeza del rey Mesías, decimos venga tu reino.
Salmos sapienciales, meditativos, cantado al Señor, hágase
tu voluntad.
Salmos de petición y suplica, al orar danos hoy nuestro pan de
cada día.
Salmos penitenciales que imploran perdón, perdona nuestras
ofensas.
Salmos imprecatorios, de lamentación ante la muerte y el peligro,
decimos no nos dejes caer en tentación. Líbranos del mal.
Los salmos que expresan la alabanza cósmica de la creación
decimos el embolismo del padre nuestro: Porque tuyo es el reino, el
poder y la gloria por los siglos.
Capítulo 6
Pastoral de la oración de las horas
1.- Orientaciones generales para vivir la celebración
1.1 Partiendo de la comunidad celebrante
La animación de la oración de las horas depende ante todo
de la diversidad de comunidades celebrantes y de sus posibilidades
 5.- Principios y realizaciones de la nueva Liturgia de las
Horas
La oración de los salmos, que sin interrupción delinea y canta
la acción de Dios en la historia de la salvación, debe ser comprendida
por el pueblo de Dios. Esto se obtendrá más fácilmente si por parte
de los sacerdotes se estudia con mayor interés, y se hace de ella una
apropiada catequesis a todos los eles, de manera que se conozcan
los salmos y el sentido con que los usa la Sagrada Liturgia. Pablo VI
“Laudis Canticum No. 8”
a) Conexión de los salmos con la oración cristiana. La Iglesia
quiere ante todo proponemos una revalorización de los salmos en su
perspectiva bíblica y litúrgica.
b) Las antífonas y otros elementos que facilitan la oración de los
salmos. Los Salmos dentro de la tradición eucológica eclesial, tienen su
expresión cabal a la luz de una serie de elementos como son las antí-
fonas, los responsorios y otros elementos que ahora se recuperan.
Un principio general: los salmos tienen ya su clave de interpret-
ación en los tres elementos fundamentales transmitidos por la historia:
los títulos, las oraciones sálmicas y las antífonas.
c) Modo de recitar los salmos. Desde el punto de vista práctica,
una mejor ejecución de los salmos lleva a apreciar mejor su valor poé-
tico y su contenido oracional. Hay diversas formas de recitarlos, según
las circunstancias de la asamblea y el mismo texto de los salmos, todo
para conseguir que se perciba mejor la fragancia espiritual y la belleza
de estas oraciones poéticas del AT: a) En forma directa, b) Alternando
los versos y estrofas, c) En forma responsorial.
6.- Distribución de los Salmos en el Ocio
a) Lecciones de la historia. Los egipcios rezaban todos los días
el salterio, San Benito en una semana, en Milán en 2 semanas, la liturgia
hispánica en 3, la reforma de Clunv turnaba a monjes para la continua
e interrumpida lectio del salterio.
b) Realizaciones de la reforma litúrgica. En la actualidad los
salmos están divididos en 4 semanas. Los salmos de láudes y vísperas,
propios para la celebración del pueblo, completas, para la oración
personal recitados de memoria, de carácter pascual y cristologicos,
especiales para los ocios del domingo, penitenciales, en memoria de
la pasión para los viernes, históricos, para los tiempos de adviento y
cuaresma, para solemnidades y estas de tiempos litúrgicos.
De modo particular señala la distribución de las 4 semanas de
salterio, primer domingo de adviento, primera semana del ciclo ordinario,
primer domingo de cuaresma y primer domingo de pascua.
7.- De los principios a las realizaciones prácticas
a) ¿Una interpretación cristiana de los salmos?. Los salmos
como oración cristiana de la comunidad eclesial pueden ayudar a
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En efecto en la oración de la liturgia hay una dimensión cósmica
que signica para hombre y mujeres el misterio del tiempo al inaugurar
y nalizar la jornada.
Hay una primera intención simbólica en el número temario de
las horas de oración que tiene su raíz en la referencia de la Trinidad. En
segundo lugar se pode de relieve y se imita el ejemplo de los apóstoles
en sus varios momentos de oración y en conexión con las oraciones
del templo.
Con Hipólito, la referencia a las horas de la pasión de Cristo con
la perspectiva de su Santa Resurrección. Va a ser determinante el hecho
de aplicar a Cristo el simbolismo de la luz, su referencia al sol que nace
de lo alto y que declina a la luz que permanece en la noche.
La referencia de la oración de las horas al ritmo del día es tradi-
cional y hunde sus raíces en primitiva Iglesia.
El ocio divino está estructurado de tal manera, que la alabanza
del hombre consagra el curso entero del día y de la noche.
TIEMPO CÓSMICO Y TIEMPO SALVÍFICO
Tiempo cósmico: Está marcado para los cristianos con la teología
de la creación por parte de Dios, del día y de la noche
Tiempo salvíco: con raíces cósmicas – bíblicas del Antiguo
Testamento se desprende de la teología de la encarnación y de la re-
dención haciendo alusión al misterio de Cristo y del Espíritu Santo.
3.- DIMENCIÓN CÓSMICA Y SOCIAL DE LAS HORAS DEL
OFICIO
En su aspecto cósmico la oración matutina empalma con el
clarear del día, símbolo de un nuevo nacimiento todo queda esclarecido
por el símbolo regio de la creación que es el sol (Cristo).
El cristiano iluminado por la palabra se una a la creación entera,
encomienda a Dios su jornada, le ofrece su fatiga y sus trabajos.
A medio día, se interrumpe el trabajo, para restaurar las fuerzas
y poder proseguir todavía el trabajo y su sentido del culto espiritual al
servicio de Dios y de sus hermanos.
Vísperas: Al declinar el día, la jornada toca su n, es la hora
del descanso, el día que termina ha quedado compensado con la tarea
realizada y la esperanza de un nuevo día. El cristiano agradece a Dios
los bienes recibidos y ofrece los trabajos realizados durante el día,
reposa en la lectura y en la oración.
Completas: Es la oración que cierra la jornada del día, es tiempo
de reposo o de espera vigilante; pero es también el momento en que
se desencadenan las fuerzas nocturnas del mal. El cristiano confía a
Dios su sueño, imagen y preludio de la muerte, en espera de un nuevo
amanecer, símbolo también de la futura resurrección.
Es momento para pedir perdón y dar gracias por el día transcur-
rido.
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 Con la oración de las horas no sólo santicamos el tiempo con
una memoria que da sentido a los diversos tiempos del día y de la
noche, hacemos también una oblación de ese valor antropológico que
es el tiempo dedicado a orar.
Capítulo 4
Elementos litúrgicos de la Oración Comunitaria.
Introducción:
La liturgia de las horas cuando se realiza por y con amor hace
que se transforme en celebración orante de la asamblea eclesial a través
de una serie de fórmulas o elementos litúrgicos como son: los himnos,
salmos, antífonas, lecturas, oraciones, que construyen y caracterizan
su dimensión eclesial, su contenido y su estilo de plegaria de la Iglesia
hacen que una comunidad sea plena en su entrega amorosa al Padre,
con gestos o actitudes rituales que ayudan a expresar los sentimientos
más hondos.
La proclamación de la palabra de Dios, invita a un silencio en-
volvente, especialmente en laúdes y vísperas.
Formulas presidenciales: invocación inicial, las colectas sálmi-
cas, la invitación a las invocaciones e intercesiones, la monición que
precede el Padrenuestro, la oración nal, con la bendición y despedida,
(Pueden tratar una breve homilía).
El estilo comunitario: himnos, salmos y cánticos, antífonas y
responsorios, respuestas a las invocaciones con la participación por
coros.
Se pueden introducir algunas moniciones en ocasiones, ya que
la variedad enriquece el encuentro.
1.- Fórmulas bíblicas.
La Iglesia ora con la Palabra de Dios. Escucha y responde en
dialogo por los escritos sagrados.
1.1 Lectura de la Palabra de Dios y responsorios.
El fruto de la liturgia de la palabra depende en gran medida de
la proclamación, de la escucha, de la meditación y la respuesta que la
comunidad realiza, que lleva a un encuentro de oración.
Las lecturas de la liturgia de las horas y las de la Eucaristía
deben estar unidas, debe tomarse en cuenta el tiempo litúrgico, (Advi-
ento, Navidad, Cuaresma y Pascua) y las celebraciones solemnes en
las cuales pueden ser las lecturas largas o cortas, la palabra ilumina
lo que conmemora. En vísperas se lee exclusivamente el NT.
La variedad de las lecturas han logrado un tesoro de oraciones
con la que la comunidad responde al Dios que interpela con su pa-
labra.
1.2 Cánticos Bíblicos.
El lugar propio del cántico es después del primer salmo de
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a Cristo en los salmos.
Un primer fruto de esta búsqueda es la percepción del nombre
de Cristo como Señor, Kyrios, en la versión griega de los salmos en los
LXX. Se hace fácil entonces encontrar a Cristo en el salmo 21 y 22. O
interpretar en sentido eucarístico el salmo 33, o interpretar el reinado
de Cristo, el Señor del Salmo 95, como el reinado desde el madero de
la cruz: Regnavit a ligno Deus.
3.- La relectura cristiana de los salmos: de los Padres a la
Edad Media
Con el retorno de la Iglesia a los salmos en su oración comuni-
taria, como digno de autenticidad y sobriedad en la plegaria, se hace
necesario un esfuerzo de relectura e interpretación de la oración del AT.
La Iglesia lo hace enmarcándose dentro de la tradición de la primera
comunidad apostólica, que ha usado abundantemente el Salterio para
la composición de las tradiciones evangélicas, los relatos de la vida
de Jesús, la meditación del Kerigma a la luz de los acontecimientos
del AT.
a) Los comentarios de los Padres. Son muchos los Padres de
Oriente y de Occidente que han sentido la necesidad de hacer un am-
plio comentario al libro de los salmos, para exponerlos y explicarlos al
pueblo de Dios.
b) Los títulos de los salmos. Según la opinión de algunos es-
pecialistas, desde el s IV y V, los manuscritos del Salterio para uso
litúrgico traían antes de cada salmo una breve indicación que daba la
clave de interpretación del salmo como oración cristiana. Estos títulos
han llegado hasta la Edad Media y tienen su origen en los comentarios
hechos por los Padres de la Iglesia; constituyen como una brevísima
síntesis de la exégesis de una Padre al salmo en cuestión.
c) Las oraciones sálmicas. Los monjes en sus oraciones, la
Iglesia en sus ocios, después del canto o recitación de un salmo,
sugerían un momento de silencio meditativo, coronado con una colecta
u oración inspirada en el salmo mismo, pero hecha con referencia a
Cristo y a la Iglesia.
4.- Decadencia y revalorización de la Oración del Salterio
Con la decadencia y el xismo litúrgicos, toda esta riqueza
cristiana de la meditación de los salmos fue cayendo en desuso. Los
salmos en el ocio se convirtieron en una oración larga y monótona. El
ideal del rezo del Salterio llegó a materializarse casi en una aventura
imposible, la de rezar todos los salmos cada día sin interrupción en los
monasterios, turnándose los monjes para realizar esta empresa.
La revalorización dl Salterio coincide con el renacimiento litúrgico
en los ambientes monásticos, donde, ya a nales del s. XIX, encontra-
mos los primeros ejemplos de una revalorización pastoral de los salmos
a la luz de la tradición.
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 un verdadero microcosmos de expresiones, formas, sentimientos
de la relación del hombre de fe con Dios;
• Los salmos son oración bíblica y por ello inspirada, con una dignidad
que ninguna otra oración eclesial puede igualar;
• La iglesia ha trascendido siempre la letra de los salmos del AT para
penetrar en su espíritu, leyéndolos a la luz de Cristo y de su propia
experiencia histórica y espiritual;
• Ningún intento de creatividad litúrgica ha podido sustituir a la larga
riqueza de los salmos en ninguna de las tradiciones eclesiales.
b) La difícil lectura de los salmos
Vamos a ver algunas dicultades más o menos abiertamente
y que se reeren al Salterio en su conjunto:
- De carácter general: Los salmos, com cualquier otra oración de
la liturgia, son plegarias impuestas, previamente formuladas y ofrecidas
para ser oradas, no son libres, espontaneas, nacidas de una experien-
cias y correspondientes a un estado de ánimo real del orante.
- En cuanto oración bíblica: Los salmos pertenecen al mundo
de la Biblia y en este mundo se mueven; son composiciones poéticas
que aluden a una sociedad lejana en el tiempo y en el espacio, en las
costumbres y en los protagonistas.
- Como oraciones del AT: Del AT los salmos poseen la plenitud
y la belleza de la revelación hecha a nuestros padre en la fe, pero a la
vez reejan los límites de una historia parcial, solo plenamente desve-
lada y llevada a plenitud en el NT.
Existen en los salmos al menos dos evidentes limites doctrina-
les: los salmos suponen un estadio de la revelación en el que no existe
todavía la plenitud evangélica de Cristo; muchos enigmas, como el del
dolor y de la muerte, quedan todavía sin resolver, el amor a los enemi-
gos no ha sido todavía proclamado plenamente por Cristo. De aquí que
esta visión doctrinal condicione los mismos sentimientos de fe que se
expresan en la oración del salmista.
2.- La Iglesia primitiva entre la creatividad de nuevos textos
y salterio
La Iglesia de los tres primeros siglos nos ofrece un curioso
ejemplo de actitud ante el Salterio. Por una parte usa los salmos con
su oración; así lo indican claramente algunos textos de Pablo; por otra
parte, siente la necesidad de crear oraciones propias, salmos nuevos
del cristiana. En efecto, en los escritos del NT tenemos vestigios de him-
nos cristianos; además existen muchos textos evangélicos que tienen
todo el estilo de una composición poética usada para la transmisión
oral de la doctrina, con fórmulas simétricas que ayudaban a aprender
de memoria algunas instrucciones apostólicas.
La nueva creatividad de los cristianos. En la referencia de Lu
24, 44, en la que Jesús explica a los discípulos de Emaús lo que de él
se había dicho en los salmos, se desarrolla el noble empeño de buscar
14
laúdes y antes del evangelio, ahora con una subdivisión por los tiempos
litúrgicos, en las vísperas es antes de la lectura.
El Benedictus, El Magnicat y el canto de Simeón, estos tres
cánticos son como una pequeña eucaristía de alabanza al principio del
día, al nal de la tarde, al concluir la jornada en el que la comunidad
ha visto en la palabra, en la Eucaristía y en la historia a aquel que es
luz de las gentes.
1.3 La oración del Señor.
La oración recupera en la actual ordenación del ocio su anti-
gua dignidad. El Padre nuestro es precedido oportunamente por una
monición, para que todos puedan recitar tres veces al día (Laudes,
Eucaristía y Vísperas) las palabras más bellas que esta oración con-
tiene. Antes se decía en silencio y a partir de la reforma se recita con el
pueblo, existe la posibilidad de alargar el Padre nuestro con la tradicional
doxología: porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por siempre, que
se usa en las celebraciones ecuménicas.
2.- Formulas de la tradición litúrgica
La liturgia de alabanza tiene un neto carácter eclesial. De ahí que
la oración tenga una riqueza en la que se maniesta su universalidad
en el tiempo y en el espacio.
2.1. Las lecturas de los Padres y de los escritores eclesiásticos
Tienen como lugar propio del ocio de lectura y constituyen como
la didascalia o enseñanza de la Iglesia. Además de los textos selec-
cionados por la Iglesia en los libros ociales, se da facultad para que
las Conferencias Episcopales compongan un leccionario libre e incluso
para hacer la lectura continua de algún Padre de la Iglesia. Hay que
advertir que en Laúdes y Vísperas, como eco de la Palabra proclamada
y escuchada se puede tener u breve comentario homilètico.
2.2. Los himnos de la tradición eclesial y de la Iglesia actual
El himno es una pieza lírica. Los himnos dan el tono a la hora
celebrada y al misterio que se conmemora.
La Iglesia ha sentido la necesidad de crear y componer estos
himnos cristianos. Recomienda una responsable adaptación de todo
este material a las Conferencias Episcopales y pide que respeten la
dignidad de himno y se adapte al tiempo litúrgico.
2.3. Las preces de Laúdes y Vísperas
Es el elemento ecológico que supone la creatividad más ori-
ginal de la liturgia de las horas. Expresión rica y variada de la oración
eclesial, son las invocaciones de Laúdes y Vísperas. La alabanza se
une con la invocación a Dios para consagrar el día a Dios. En Vísperas
tiene el carácter de súplica y de intercesión por las necesidades de los
hombres.
Pueden ser recitadas de varios modos: se proponen las interce-
siones y se responde con la invocación común o un espacio de silencio,
se propone la primera parte y la asamblea recita la segunda parte.
11
 2.4. Las oraciones colectas
Estas plegarias propias, de la liturgia de las horas, constituyen
un rico acervo de oración eclesial, indicadas para las horas en el “cur-
so” de las cuatro semanas del salterio. Hay que notar el valor de las
oraciones de Laúdes y Vísperas por los temas preciosos de la luz, del
sol que amanece o anochece, del día que empieza o del descanso que
se acerca. Dan el tono del recuerdo y de la memoria de los hechos
salvícos.
3.- Otras actitudes y gestos rituales
La IGLH es sobria respecto a los gestos rituales, habla de
partes que se proclaman, cantan o escuchan de pie (163); sentados
se ecuchan las lecturas y se proclaman los responsorios, se recitan
los salmos (265); la señal de la cruz al pricipio del ocio y del cántico
evangélico (266). Ornamentos (255), la incensación (261).
Cada comunidad, según la forma que dé a sus celebraciones de
la oración y según el lugar donde celebre, puede recuperar mediante
una sana creatividad, algunos elmentos y gestos litúrgicos que acom-
pañan la oración.
El canto en el ocio ocupa un lugar importante (IGLH 267-284),
teniendo en cuenta las posibilidades de la asamblea, la solemnidad
de algunos días y horas del ocio, el género literario y la variedad de
salmos (277-279). Los Himnos (280) y los responsorios (281-282),
piden ser cantados.
4.- Una buena y bariada dosis de elementos y actitudes
La liturgia de las horas mantiene una variada y ordenada
combinación de elementos según un ritmo y una atención al género
literario.
Empiezan un momento inicial que favorece el trabajo a la ora-
ción con la invocación del nombre del Señor con las fórmulas principios
del día (Señor abre mis labios) o de la forma más común: (Dios mío,
ven en mí auxilio sigue el invitario en el ocio de lecturas o laúdes y el
himno propio.
Es un buen comienzo teologal que nos pone en presencia del
Señor y favorece la dimensión del gozo de la plegaria su gratitud, el
sentido de alabanza de cada hora vivida como culto espiritual de todo
ello se hace de pie,
*El momento orante de la palabra con los salmos y cánticos con
sus diversos estilos y contenidos.
*La posición de los orantes normalmente sentados (de aquí que
en el ocio bizantinos los salmos recitados se llamen (katisma), da el
tono de una sabrosa meditación orante de las oraciones tradicionales
de la Biblia.
*En las horas una pequeña liturgia de la palabra se proclama en
silencio, se acoge con un espacio de tiempo contemplativo, sin prisas,
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se interioriza y se responde con un responsorio o con un versículo.
*El momento solemne del cántico evangélico con su prolonga-
ción en laúdes y Vísperas de las invocaciones e intercesiones, la síntesis
de la oración del Señor y la colecta. Todo de de pie en un momento
gran valor comunitario y eclesial.
*El momento nal que es la bendición y la despedida y en Com-
pletas la invocación nal a la Virgen María, icono escatológico de la
Iglesia, al nal de una intensa jornada con los ojos puestos en Cristo
y la esperanzas traducida en canto a la Señora Madre y modelo de la
Iglesia ya realizada en la gloria .
* Casel, en su psicología él lo llamaba de cada una de las horas
del ocio divino en ese dejarse plasmar por la variedad de fórmulas y
su ligazón que llevaban a la persona sensible a una verdadera expe-
riencia espiritual.
*El ejemplo de Baste lo que él nos dice de la hora de Tercia:
*Después
De un breve recogimiento espiritual, se levanta el grito de súplica
al Señor con el que en cierto modo el presidente de la asamblea des-
pierta y pone en tensión a la comunidad: (Dios mío, ven en mi auxilio.
La comunidad continúa el grito: Señor, date prisa en socorrerme. El
siguiente Gloria al Padre con el aleluya devuelve la calma, después de
este grito tormentoso indicando al mismo tiempo la nalidad del ocio
divino y su carácter gozoso. Lleno de frescura aparece el himno. Que
breve y claramente traza el misterio de la hora tercia. Se entona una
antífona para recordar el pensamiento del día o de la esta, siguen
tres salmos que constituyen el nervio y núcleo de la hora. Se repite la
antífona. El alma se sumerge en el mundo misterioso de la contempla-
ción se traslada el alma por medio del versículo a la oración especial
de cada día de la semana.
Con la alabanza del Bendigamos al Señor, concluye el ocio,
breve pero saturado de contenido, que une la contemplación de la
verdad divina adoración, alabanzas y acción de gracias, de la manera
más bella, con la súplica y señala a cada oración su propio lugar.
Se trata de la escucha de la palabra viva, eterna vivicante ope-
ración divina primera y última, perenne y ecaz y tiene que proseguir en
el tiempo de la historia, pero en la eternidad quedará enraizada en el
indecibles dialogo con el Señor establece en la delidad y en la gracia
innita con todos los hombres redimidos y divinizados. La palabra divina
tiene pues el primado lógico y temporal en la vida de fe de la Iglesia.
Capítulo 5
Los salmos en la liturgia de las horas
1.- Los salmos: problemas históricos
a) Un elemento insustituible de la oración eclesial
• Los salmos son un tesoro inestimable de oración humana y bíblica,
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