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TRATAMIENTO PARA EL TRASTORNO

OBSESIVO-COMPULSIVO

1- CANTAR LA OBSESIÓN
Descripción: Proponemos a la consultante que, cuando le acometa la obsesión,
en vez de pensarla la cante, poniéndole la música de alguna canción divertida o
incluso un poco hortera.

Indicaciones: «Cantar la obsesión» es una forma de perturbar el desarrollo


habitual de la queja. Además, asociar la obsesión a una canción divertida permite a
la persona tomar cierta distancia de ella.

A tener en cuenta: Solemos ofrecer esta tarea como una forma de aumentar el
control sobre el síntoma e incluso de «reírse de él».

Variantes: Este ejercicio puede utilizarse en combinación con cualquier tarea de


prescripción de síntoma.

2- NI UNA MÁS, NI UNA MENOS

Descripción: Pedimos a la persona que desarrolle su compulsión el número


exacto de veces que le propongamos, por ejemplo 10, «ni una más, ni una
menos». En sesiones posteriores, disminuimos el número: 7, 5, 3, 1.

Indicaciones: Utilizamos esta tarea cuando la persona se siente obligada a


desarrollar su compulsión repetidas veces.

A tener en cuenta: Conviene que el número de veces que marcamos inicialmente


sea superior al que la persona normalmente desarrolla la compulsión. La forma de
encuadrar esta sugerencia es, de nuevo, como una manera de que la decisión sea
de la persona, no de su obsesión.

Variantes: Es fácil combinar esta tarea con alguna otra indicación que suponga
introducir alguna pequeña variación en la secuencia problema. Por ejemplo,
comprobar el grifo exactamente diez veces, pero tras la quinta comprobación hacer
el ejercicio «5, 4, 3, 2, 1»
3- LOS ÚLTIMOS CINCO MINUTOS

Descripción: Cuando la persona siente la acometida de la emoción negativa o del


pensamiento obsesivo por el que se halla en terapia, consultará qué hora es. Si
está en los últimos cinco minutos de una media hora (de y veinticinco a y media; de
menos cinco hasta la hora en punto) se meterá en esa emoción. Si no, debe
postponer dicha emoción negativa o esa rumiación hasta los próximos últimos
cinco minutos de esa media hora (de y veinticinco a y media; de menos cinco hasta
la hora en punto). Si tras los cinco minutos prescritos la persona sigue con la
emoción o cognición negativa, deberá de nuevo posponerlas a los cinco minutos
finales de esa media hora.

Indicaciones: «Los últimos cinco minutos» es una forma de limitación temporal de


la secuencia sintomática, de conseguir que la consultante ejerza cierto control
sobre sus síntomas, que suele vivir como incontrolables. Pedir a una persona que
posponga algo es más sencillo que pedirle que no lo haga o que lo combata.
También utilizamos esta tarea con personas ansiosas y deprimidas.

A tener en cuenta: La forma más sencilla de plantear esta tarea es como una
forma de aumentar el control sobre el síntoma.

Variantes: Combinamos a menudo esta tarea de «Los últimos cinco minutos» con
la propuesta que veremos a continuación, «La silla rumiatoria».

4- LA SILLA RUMIATORIA

Descripción: Se anima a la persona a que, si empieza a obsesionarse, decida si


quiere dedicar un tiempo a la obsesión o si prefiere hacer otra cosa en su lugar
(pensar en algo diferente, emprender alguna actividad distinta, poner música). En
el primer caso, irá a sentarse en un «silla rumiatoria», a ser posible una silla fea y
que no se utilice para otra cosa, y durante diez minutos se centrará solamente en
esa emoción o cognición negativa. Pasado ese tiempo, se levantará y podrá, si lo
desea, volver a sus quehaceres. Si reaparece la cognición o la emoción, tendrá la
oportunidad de elegir de nuevo: hacer o pensar algo distinto, o bien volver a
sentarse otros diez minutos en la silla rumiatoria y concentrarse en sus emociones
negativas.

Indicaciones: En este caso, se trata de introducir una limitación espacial en la


secuencia sintomática, otra forma de conseguir que el consultante ejerza cierto
control sobre sus síntomas incontrolables. Además, se introduce la posibilidad de
elección. Esta tarea también es muy útil para los pensamientos depresivos y para
las cogniciones de tipo ansioso.
A tener en cuenta: La forma más sencilla de presentar esta tarea aparentemente
absurda es planteándola como una forma de evaluar mejor el contenido de la
obsesión.

5- LA MEDIA HORA RUMIATORIA

Descripción: Planteamos al consultante que todos los días dedique media hora a
«rumiar» sus ideas negativas, con un despertador que le avisará de que dicho
tiempo se ha cumplido. Para ello puede utilizar una «Silla rumiatoria». Debe
establecer un horario fijo para este ejercicio (preferiblemente, que no sea por la
noche) y durante esa media hora ir escribiendo todas sus ideas negativas en un
cuaderno. Si alguna vez se le terminan las ideas antes de la media hora, no
importa: seguirá sentado ante el folio hasta que pasen los treinta minutos previstos.
Si a lo largo de la jornada se le ocurren otras ideas negativas, ha de posponerlas
hasta la media hora prevista para «rumiarlas».

Indicaciones: Esta prescripción de síntoma es especialmente eficaz cuando lo que


la persona hace habitualmente es tratar (de manera infructuosa) de evitar los
pensamientos intrusivos, lo que la coloca en la situación paradójica de «intentar no
pensar». Además, de introducir una limitación espacial y temporal, como las dos
tareas anteriores, esta propuesta puede provocar un positivo efecto de saturación.

A tener en cuenta: De nuevo, la mejor forma de justificar esta tarea tan peculiar es
apoyándonos en que necesitamos más información sobre la obsesión. También
podemos plantearla como una manera de imponer control a la obsesión.
Normalmente, tras un par de semanas con esta tarea, la persona empieza a
experimentar dificultades para obsesionarse durante la media hora completa. En
ese caso, el terapeuta se mantiene firme en la necesidad de redoblar el esfuerzo y
seguir con la tarea. Si la persona consigue obsesionarse la media hora sin mayor
dificultad, puede valorarse aumentar el tiempo dedicado a «rumiar».

Variantes: Una variante interesante de esta tarea, que le aporta un sentido ritual,
es el «escribir, leer y quemar» (De Shazer, 1985). En ella, se pide a la persona que
todos los días, durante media hora, escriba las obsesiones en un papel. A
continuación, debe leer en voz alta lo escrito y finalmente quemarlo.
6- EL DOBLE VÍNCULO TERAPÉUTICO

Descripción: Proponemos a la persona que, cada vez que le acometa la obsesión,


dedique quince o veinte segundos para interesarse por otra cosa o utilizar alguno
de los ejercicios de focalización de la atención , «¿Para qué puede servir?» o
«Algo útil, algo de color, algo bonito» . Si tras ese tiempo la obsesión sigue
presente, deberá someterse a una «penitencia agradable», es decir, se premiará
con alguna cosa que le guste: comer un bombón de chocolate, oler un perfume
agradable, escuchar una canción que le guste. La «penitencia» se decide durante
la sesión, en función de los gustos y preferencias del consultante.

Indicaciones: «El doble vínculo terapéutico» está indicado para personas


obsesivas con cierto grado de sofisticación intelectual. Premiarse por algo que
rechazan crea una situación paradójica y confunde el significado del síntoma: por
ejemplo, si la persona tiene ganas de comer un bombón, puede provocarse la
obsesión.

Variantes: Esta prescripción puede utilizarse también en parejas. Para ello es


necesario que ambos miembros compartan el problema y participen en el mismo
en términos de igualdad. Por ejemplo, si los dos integrantes de una pareja desean
dejar de «calentarse» en sus discusiones y que no se les vuelvan a «escapar»
insultos, puede proponérsele que cuando a él se le «escape» alguno, ella le
ofrezca un bombón, y viceversa. De este modo, será muy difícil que se mantenga
el tono agrio de la pelea.

7- ALGO ÚTIL, ALGO DE COLOR, ALGO BONITO

Descripción: Invitamos a la persona a que, cuando se sienta mal


(angustiada, obsesionada, desbordada, etcétera), busque alrededor algo
útil, algo de un color determinado (por ejemplo, verde) y algo bonito. Puede
repetir este ejercicio varias veces y añadir una frase de agradecimiento a
cada uno de los objetos que vaya identificando.

Indicaciones: Al igual que las tareas «¿Para qué puede servir?» y «Elige
un color», esta prescripción busca introducir artificialmente un distractor
externo, que permita distraer a la persona agobiada por sus obsesiones, sus
ideas depresivas o su ansiedad.
8- ELIGE UN COLOR

Descripción: Pedimos a la persona que elija un color; una vez elegido tiene
que localizar objetos de ese color en el lugar donde se encuentra. Además
de nombrarlo, debe dar gracias al objeto por lo que ella quiera (por su
utilidad, por estética, etcétera; por ejemplo: «Rojo. Camiseta. Le doy gracias
a la camiseta porque me permite ir vestida»).

Indicaciones: Esta tarea sirve para focalizar la atención en algo externo y,


por tanto, está indicada cuando nuestro cliente se siente dominado por sus
obsesiones, sus ideas depresivas o su ansiedad.

9- ¿PARA QUÉ PUEDE SERVIR?

Descripción: Se pide a la persona que, cuando sienta que está siendo


absorbida por sus emociones o cogniciones negativas, fije su atención en
algún objeto de alrededor y le busque cinco utilidades imaginarias. Por
ejemplo, un libro podría servir para ponerlo bajo la pata de una mesa y
equilibrarla; como raqueta de ping-pong; para protegerse del sol; para
encender una chimenea o como abanico. Si no es suficiente, puede repetir
el ejercicio con otros objetos.

Indicaciones: Esta tarea sirve para focalizar la atención en algo externo y


por tanto está indicado cuando nuestro cliente se siente dominado por sus
obsesiones, sus ideas depresivas o su ansiedad.

Variantes: Se puede sugerir al consultante que alterne este ejercicio con


otros como «Elige un color»

10- METER LA PATA

Descripción: Solicitamos al consultante que, hasta la próxima entrevista, cometa


todos los días un pequeño desliz: un pequeño error en el trabajo, invitar a alguien a
un café sin tener dinero para pagarlo, ponerse calcetines de colores diferentes,
llegar tarde a una cita, etcétera.

Indicaciones: Utilizamos esta tarea para personas perfeccionistas, paralizadas


por el temor a no cumplir sus propias autoexigencias, como sucede con muchos
pacientes obsesivos, pero también con pacientes anoréxicas y muy ansiosas.
Realizando esta tarea, los consultantes descubren que son capaces de superar
sus propias barreras. Además, comprueban que sus «meteduras de pata» no
tienen, ni mucho menos, las consecuencias catastróficas que preveían, lo cual
provoca un efecto liberador.

A tener en cuenta: Solemos plantear esta tarea cuando la «lucha contra el


perfeccionismo» se ha convertido en un tema terapéutico. En este contexto,
presentamos la tarea como una forma de oponerse a la «tiranía del
perfeccionismo», así como de comprobar que no pasa nada si la persona «mete la
pata». Puesto que esta tarea supone para las personas a quienes se pide una
verdadera revolución, es importante empezar por deslices muy pequeños.

Variantes: Si nos parece que la tarea va a ser demasiado exigente, podemos


empezar pidiendo a la persona que todos los días se fije en qué pequeño desliz
podría haber cometido.

Tratamiento farmacológico para el Trastorno Obsesivo-Compulsivo.

1- Clorimipramina: para pacientes ambulatorios, 50 a 100


mg/día; para internados, 75 a 300 mg/día. Sus efectos
colaterales son la sudación, temblor, anorgasmia y crisis
convulsivas.

2- Fluoxetina: para pacientes adultos, de 20 a 60 mg/día. no se


recomienda su administración a menores de 15 años. Sus
efectos colaterales son: nauseas, ansiedad, diarrea, mareos,
sequedad de boca, temblor, vómitos, incremento del apetito,
flatulencia, fiebre, dolor de espalda y gastroenteritis.

3- Paroxetina: para adultos, de 20 a 60 mg/día. no se


recomienda su administración a menores de 15 años. Sus
efectos colaterales son: tos, fiebre, dolor abdominal,
hipertensión, labilidad emocional, trastornos de concentración,
estimulación del sistema nervioso, amnesia, calosfrió, temblor,
nerviosismo y cefalea.

4- Fluvoxamina: para pacientes adultos, se recomienda dosis de


100 a 300 mg/día. no se recomienda su uso en menores de 18
años. Sus ef99ectos colaterales son: nauseas, vomito,
diarreas, mareos, malestar general, lasitud, pérdida de peso,
somnolencia, agitación psicomotora, cefalea, ansiedad y crisis
convulsivas.

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