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FACULTAD DE HUMANIDADES

ESCUELA ACADEMICA RPOFESIONAL DE TRABAJO


SOCIAL

SALUD MENTAL Y TRABAJO SOCIAL

SUJETOS DE INTERVENCIÓN Y EL ROL DEL


TRABAJADOR SOCIAL FRENTE A LA PROBLEMÁTICA
DE LA SALUD MENTAL

Luz Angélica Gonzales Montero

Grupo 4

Pimentel- Lambayeque 2018


Los Sujetos de Intervención.
Los trabajadores sociales estamos cotidianamente vinculados con las personas que
sufren padecimiento mental, precisamente en el ámbito donde se dialoga y se discute
sobre la experiencia que ellos hacen, que ellos tienen, de su propia existencia. Esto
nos introduce en la discusión sobre las capacidades que poseen las personas con
padecimiento mental, o, deberíamos decir, las capacidades que tienen aun con
padecimiento mental.
Nuestra participación en el campo de la salud mental no es por una generosa
invitación de otras disciplinas, sino por la necesidad que el campo tiene de integrar lo
que el trabajo social “sabe hacer”, y de esta manera poder abarcar la complejidad de
los fenómenos que ocurren en él. Queremos decir que el campo, en este caso el de la
salud mental, se constituye como tal con la necesaria participación del trabajo social.

1. Familia y Sociedad:
El concepto de intervención, en tanto que “tomar parte de un asunto” o “dicho de una
persona: interponer su autoridad” forma parte sustancial del lenguaje profesional del
Trabajo Social, aunque no es un término exclusivo al compartirse con todas las
profesiones que podemos enmarcar dentro de “lo social”. Sin embargo, su importancia
en el caso del Trabajo Social es, desde nuestro punto de vista, mayor al ser la
intervención un concepto que se ha conformado como elemento central a la hora de la
construcción de nuestra identidad académica y profesional.
La Intervención se produce en casi todos los ámbitos de nuestra vida social e
individual por lo que en la práctica es difícil separar
La familia es el contexto natural para crecer y para recibir auxilio, es un grupo natural
que en el curso del tiempo ha elaborado pautas de interacción. Estas constituyen la
estructura familiar que, a su vez, rige el funcionamiento de los miembros de la familia,
define su gama de conductas y facilita su interacción recíproca. La familia necesita de
una estructura viable para desempeñar sus tareas esenciales, es decir, apoyar la
individuación al tiempo que proporciona un sentimiento de pertenencia.
El abordaje familiar atañe a un proceso metodológico que incluye la social, la
planeación de las acciones, la intervención para el cambio y la evaluación de esta. Es
un proceso de ayuda dirigido a la persona en su dimensión individual, familiar y social,
tendiente a activar cambios frente a los problemas familiares que los afecten y a lograr
un mejor funcionamiento relacional y social.
Para muchos de nosotros constituye el espacio en el que realizamos nuestras más
profundas experiencias humanas. Intimidad y pasión, identidad e individualidad,
conexión con el pasado y la creencia sobre el futuro, todo deriva de ese pequeño
nexo. Porque los más profundos sentimientos humanos tienen su fuente en la familia.
Reflexionar sobre la intervención social en tanto que constructo cultural, que como
otros se han naturalizado, instaurándose en nuestro acervo cultural, tiene un gran
interés ya que nos sitúa lejos de una concepción de la intervención como inocua,
cuando en la práctica supone unas pretensiones preconcebidas de modelación de la
sociedad.
2. SALUD MENTAL Y FAMILIA

4. ROL DEL TRABAJADOR SOCIAL.


Lo importante es, en uno u otro caso, observar el posicionamiento del trabajo social
dentro de esas estrategias y dilucidar las posiciones que el trabajo social ocupa en el
campo de la salud mental en relación con las posiciones de las otras profesiones, las
coacciones a las que es sometido, las leyes del campo, las jugadas que el servicio
social puede realizar dentro de él y la estructura de las relaciones objetivas entre los
agentes de dicho campo. La discusión sobre el diagnóstico es uno de estos ejemplos
sobre el lugar estratégico del trabajo social en el campo y las fuerzas que se
desenvuelven en él.
Para nuestra profesión, en este campo, no es sólo importante evaluar las condiciones
psicológicas de la aparición del padecimiento mental en un sujeto dado, sino, y de
manera más específica, “las condiciones sociales e históricas que fundamentan los
conflictos psicológicos en las contradicciones reales del medio” (Foucault, 961: 87).
Los trabajadores sociales observamos innumerables ejemplos de personas con
padecimiento mental a las cuales se les reservaba para su futuro una vida de
internación como única respuesta posible a las características de su diagnóstico. En la
mayoría de los casos ya eran personas que estaban padeciendo una larga internación.
También sabemos sobre reuniones del equipo de profesionales donde la mínima
propuesta de comenzar con un proceso de reinserción social es vista con hilaridad o
con cierta indulgencia por parte del poder psiquiátrico, el cual, la mayoría de las veces,
accede, no por convencimiento en el proceso, sino por sacarse un problema de
encima; y también hemos visto discusiones sobre la extenuación que se debe hacer
“por criterio médico”, sin evaluar si la persona cuenta con un medio social receptivo.

El trabajo social no tiene herramientas del discurso psiquiátrico para discutir los niveles
de desorganización en el cual una persona puede caer, lo cual es lógico porque
nuestro discurso no es el psiquiátrico. Pero sí tiene herramientas metodológicas para
establecer cómo es el desenvolvimiento social de una persona o el reconocimiento
que ella tiene de su desenvolvimiento y que nos permite manifestar sus posibilidades y
capacidades de estructurar una experiencia humana. Todo ello teniendo en cuenta
claramente que la experiencia humana, si bien se asienta en el lenguaje, no es toda
ella lenguaje.

LEYES EN RELACIÓN A LA SALUD MENTAL EN RELACIÓN CON EL TRABAJO


SOCIAL.

Aprueban el Reglamento de la Ley Nº 29889, Ley que modifica el artículo 11 de


la Ley 26842, Ley General de Salud, y garantiza los derechos de las personas
con problemas de salud mental.
 El artículo 7 de la Constitución Política del Perú, establece que todas las personas tienen
derecho a la protección de su salud, la del medio familiar y la de la comunidad así como el
deber de contribuir a su promoción y defensa. La persona incapacitada para velar por sí misma
a causa de una deficiencia física o mental tiene derecho al respeto de su dignidad y a un
régimen legal de protección, atención, readaptación y seguridad;
Que, los numerales I y II del Título Preliminar de la Ley Nº 26842, Ley General de Salud
disponen que la salud es condición indispensable del desarrollo humano y medio fundamental
para alcanzar el bienestar individual y colectivo, y que es responsabilidad del Estado regularla,
vigilarla y promoverla;

Artículo 3.- Definiciones y acrónimos

2. Discapacidad mental.- En concordancia con la Ley Nº 29973, Ley General de la Persona con
Discapacidad, la persona con discapacidad mental es aquella que tiene una o más deficiencias mentales
o intelectuales de carácter permanente que al interactuar con diversas barreras actitudinales y del
entorno, no ejerce o pueda verse impedida en el ejercicio de sus derechos; y de su inclusión plena y
efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones que las demás. Incluye cualquier restricción o falta de
capacidad para llevar a cabo o completar una actividad determinada, aparecida como consecuencia de un
trastorno mental.

8. Intervención en salud mental.- Toda acción, incluidas las propias de la medicina y de otras profesiones
relacionadas, tales como psicología, enfermería, terapia ocupacional, trabajo social y otras según sea
procedente, que tengan por objeto potenciar los recursos propios de la persona para su autocuidado y
favorecer factores protectores para mejorar la calidad de vida de la persona, la familia y la comunidad.
9. Intervenciones de salud mental en la comunidad.- Actividades o acciones de carácter promocional,
preventivo, terapéutico, de rehabilitación y reinserción social que se realizan con la participación activa de
la población organizada en beneficio de las personas con trastornos mentales o la promoción y protección
de la salud mental individual y colectiva.

14. Salud mental.- La salud mental es un proceso dinámico, producto de la interrelación entre el entorno y
el despliegue de las diversas capacidades humanas tanto de los individuos como de los grupos y
colectivos que forman la sociedad. Lo dinámico también incluye la presencia de conflictos en la vida de
las personas, así como la posibilidad de afrontarlos de manera constructiva. Implica un proceso de
búsqueda de sentido y armonía, que se encuentra íntimamente ligado a la capacidad de auto-cuidado,
empatía y confianza que se pone en juego en la relación con las demás personas, así como con el
reconocimiento de la condición -propia y ajena- de ser sujetos de derecho.

TÍTULO SEGUNDO
CAPÍTULO I
DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS
A LA SALUD MENTAL

Artículo 4.- Derecho a acceder a los servicios de salud mental

Se rige por los derechos establecidos en el artículo 15 de Ley Nº 26842, Ley General de Salud, y la Ley
Nº 29414, Ley que establece los derechos de las personas usuarias de los servicios de salud; y
adicionalmente asisten a las personas con problemas de salud mental los siguientes derechos
específicos:

a. A ser atendido por su problema de salud mental en el establecimiento de salud más cercano a su
domicilio, protegiéndose la vinculación con su entorno familiar, comunitario y social.
b. A recibir información necesaria sobre los servicios de salud a los que puede acceder y los requisitos
necesarios para su uso, previo al sometimiento a procedimientos diagnósticos o terapéuticos, con
excepción de las situaciones de emergencia en que se requiera aplicar dichos procedimientos.
c. A recibir en términos comprensibles información completa, oportuna y continuada sobre su estado de
salud mental, incluyendo el diagnóstico, pronóstico y alternativas de tratamiento; así como sobre los
riesgos, contraindicaciones, precauciones y advertencias de las intervenciones, tratamientos y
medicamentos que se prescriban y administren.
d. A obtener servicios, medicamentos y productos sanitarios adecuados y necesarios para prevenir,
promover, conservar o recuperar su salud, según lo requiera, garantizando su acceso en forma oportuna,
continua, integral y digna.
e. A servicios de internamiento u hospitalización como recurso terapéutico de carácter excepcional.
f. A servicios de internamiento u hospitalización en ambientes lo menos restrictivos posibles que
corresponda a su necesidad de salud a fin de garantizar su dignidad y su integridad física.
g. A otorgar su consentimiento informado, libre y voluntario, sin que medie ningún mecanismo que vicie su
voluntad, para el procedimiento o tratamiento indicado.
h. A ser informado sobre su derecho a negarse a recibir o continuar el tratamiento y a que se le expliquen
las consecuencias de esa negativa.
i. A la protección contra el abandono por parte de la familia, así como de los servicios del Estado,
mediante la implementación de servicios de fortalecimiento de la vinculación familiar y comunitaria y de
protección residencial transitoria.
j. A contar con acceso al tratamiento de mayor eficacia y en forma oportuna, a través del uso pleno de sus
respectivos seguros, incluida la protección financiera en salud del Estado.
k. A recibir tratamientos cuya eficacia o mecanismos de acción hayan sido científicamente comprobados o
cuyas reacciones adversas y efectos colaterales le hayan sido advertidos.
l. A recibir tratamiento lo menos restrictivo posible, acorde al diagnóstico que le corresponda.
m. A no ser privado de visitas durante el internamiento u hospitalización cuando éstas no estén
contraindicadas por razones terapéuticas, y nunca por razones de sanción o castigo.
n. A recibir la medicación correspondiente con fines terapéuticos o de diagnóstico, y nunca como castigo
o para conveniencia de terceros.
o. A la libertad de movimiento y comunicación con el interior y exterior del establecimiento, siempre y
cuando sea compatible con el tratamiento programado.
p. A autorizar, o no, la presencia de personas que no están directamente relacionados a la atención
médica, en el momento de las evaluaciones.
q. A ser escuchado y recibir respuesta por la instancia correspondiente cuando se encuentre disconforme
con la atención recibida. Para estos efectos el servicio de salud debe contar con mecanismos claros para
la recepción, tratamiento y resolución de quejas.
r. A que su consentimiento conste por escrito cuando sea sujeto de investigación para la aplicación de
medicamentos o tratamientos.
s. A no ser objeto de aplicación de algún método de anticoncepción sin previo consentimiento informado,
emitido por la persona cuando no se encuentre en situación de crisis por el trastorno mental
diagnosticado.
t. A tener acceso a servicios de anticoncepción independientemente de su diagnóstico clínico, incluido el
retardo mental, con el apoyo pertinente del servicio para el ejercicio de su capacidad para obrar y la
defensa de sus derechos.
u. A no ser discriminado o estigmatizado por tener o padecer, de manera permanente o transitoria, un
trastorno mental o del comportamiento.
v. A recibir efectiva rehabilitación, inserción y reinserción familiar, laboral y comunitaria, en los servicios
comunitarios de salud mental y de rehabilitación psicosocial y/o laboral.
w. Otros derechos que determine la Ley.

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