Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Allí están llamados por Dios a cumplir su propio cometido, guiándose por
el espíritu evangélico, de modo que, igual que la levadura, contribuyan
desde dentro a la santificación del mundo y de este modo descubran a
Cristo a los demás, brillando, ante todo, con el testimonio de su vida, fe,
esperanza y caridad.
REDENTOR” [VII].
En el decreto sobre el apostolado de los seglares, número 5, además se
dice:
Por eso irá un poco más allá del Concilio en Christifideles Laici. en los nº
15-17:
“PERMITIDME, QUERIDOS AMIGOS, UNA ÚLTIMA REFLEXIÓN
HUMANA” .[VIII]
Por eso un laico debe ser en primer lugar muy consciente de en qué
mundo vive. Y tiene que discernir y tener un juicio sobre hasta qué
punto el mundo en el que vive, el “mundo” que necesariamente me está
continuamente influyendo, está en armonía con ese plan de Dios, está
ajustado a ese plan de Dios o desajustado, es justo o es injusto.
Y así podemos seguir con todos los ámbitos en los que transcurre la vida
del hombre.
El concilio deja claro que todo lo que se dice del Pueblo de Dios se dice
de cada uno de sus miembros. Es decir, que si la Iglesia es el Cuerpo de
Cristo, la manifestación de la comunión de la Trinidad en medio de la
historia, un Pueblo Santo en que todos somos sacerdotes, profetas y
reyes,… esto define el ser y la misión de los laicos como miembros de
ese pueblo (AA 2; LG 31).
En esto voy a valerme de la autoridad del Papa Benedicto XVI. Creo que
nadie ha formulado más claro esta exigencia actual de la Caridad. Nadie
lo ha dicho con tanta contundencia. En el número 7 de Caritas in
Veritate nos dice:
El confesionalismo
El secularismo o laicismo.
Se trata de una huída del mundo. Una huída que al final acaba siendo
otro dualismo, porque hay que convivir en todo momento con el mundo
y nadie se puede salir de él. Se buscan espacios incontaminados dónde
vivir un cristianismo auténtico. Se refugian en la piedad, en los medios
piadosos, en las obras piadosas. Se sitúan en el otro polo del laico
secularista.
1.- La participación de todas las personas, ya que tenemos nuestro grado de responsabilidad,
como la persona que contrata una persona para el servicio doméstico, las grandes empresas, la
administración, la comunidad cristiana… la sociedad en general. El fin no justifica los medios.
3.- Contemplarlo en su dimensión mundial. La DSI reivindica, pide y alienta que haya una
autoridad mundial que marque al menos las líneas de funcionamiento. Los obispos europeos
en el 98 ya pedían que hubiera una autoridad mundial que regulara el tráfico de personas, los
salarios… que hubiera comisiones estrictas a nivel.
4.- La técnica no puede estar por encima de la ética. La eficiencia y eficacia sí, pero dignidad
humana, calidad por encima de todo. No podemos renunciar a esto, el día que renunciemos,
renunciamos a la dignidad. Porque, sino, qué va a ocurrir con las personas más débiles: que no
podrán trabajar.