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Hay diferentes formas de concebir la psicología comunitaria. dentro de estas hemos recogido dos ,
la norteamericana y la latinoamericana , por su grado de autonomía , que facilita su análisis ,
también porque están suficientemente documentadas , también porque están suficientemente
documentadas en estudios empíricos que analizan su trayectoria y producción investigativa, asi
como por sus principales orientaciones prácticas.
1) La corriente Norteamericana
2) La corriente Latinoamericana
Uno de los textos que ha tenido mayor impacto en esta corriente se denomina “Vidas Paralelas:
Psicología Comunitaria en Latinoamérica y en Estados Unidos”, de la psicóloga venezolana
Maritza Montero, publicado en 1994. En él se destacan dos elementos relevantes; el primero, de
carácter explícito, consiste en establecer una distinción entre los desarrollos que ocurren “al norte
del Río Bravo” (es decir en Estados Unidos), de los que suceden al sur del mismo, esto es, de fijar
una frontera entre lo que acontece en cada sector continental. El segundo, de carácter implícito, la
comparación, como forma de establecer el “desarrollo”, las aportaciones y los avances de lo
comunitario en este gran lado de la frontera. En torno a esta misma idea Enrique Saforcada
subraya que el desarrollo de la Psicología Comunitaria en Latinoamérica “se apartó
significativamente de las orientaciones norteamericanas […]. Sus fuentes iniciales fueron otras...”
(Saforcada, 1992). Y con esto se refiere fundamentalmente a que el inicio y desarrollo de esta
corriente tiene más que ver con los eventos sociales que se sucedieron en las últimas décadas de
nuestro pasado reciente.
Respecto de la génesis de la Psicología Comunitaria en América Latina, la autora nos dice que
“resulta difícil cifrar su origen en una fecha específica”, pues su auge y desarrollo está ligado a
diversos procesos políticos y sociales, que durante las décadas de los cincuenta a los ochenta del
S. XX dinamizaron la actividad académica, la vida social, y, en mayor o menor forma, a toda
América Latina (Montero, 1994). En el caso de la Psicología, esto se traduce en una reacción a la
forma tradicional, académica y encorsetada en métodos tradicionales que había adoptado la
disciplina. Así, un ejemplo destacado de esta corriente consiste en la revisión crítica de los
modelos y sistemas teóricos importados, ya que en su aplicación no respondían adecuadamente a
las características de los latinoamericanos, ni de los problemas que acontecían al sur del Río
Bravo.
En este sentido, a finales de los años 60 surge un movimiento eclesiástico denominado teología
de la liberación, que reacciona ante la opresión política y se pone de parte de los pobres y
oprimidos, haciendo énfasis en la participación activa para hacer frente a la opresión y dirigirse
hacia la liberación. Una buena representación de estas ideas las podemos encontrar en las obras
de Ellacuría (1984) y Martín-Baró (1988). Posteriormente, a principios de los 70 es cuando
empieza a sistematizarse en diversos países de América Latina (Panamá, Puerto Rico,
Venezuela, Perú, República Dominica y El Salvador) una organización comunitaria encaminada a
promover la autogestión, a través de la cual las personas deben comenzar a ser responsables de
sus vidas y a estar más implicadas con la comunidad con el fin de conseguir un cambio social
(Hombrados, 1996). Dentro de los referentes de este proceso figuran, con especial relevancia,
Paulo Freire y la educación popular; Orlando Fals Borda y las acciones de transformación cultural;
Federico Engels y la teoría social marxista; Thomas Berger y Peter Luckman en torno al
interaccionismo simbólico.
Además, se acuña el término de Psicología Social Comunitaria, que tiene como objetivos
específicos; (a) hacer uso de las teorías válidas en Psicología Social –y sus métodos asociados–
para resolver problemas específicos y concretos de las comunidades, (b) promover el cambio
social planificado desde la perspectiva socio-psicológica (Montero, 1980). Otra de sus
características distintivas es su crítica a los modelos experimentales, haciendo énfasis en la
investigación y evaluación para el desarrollo de la teoría –explicativa–, a la vez que promueve la
participación activa de la comunidad en proyectos para su propio desarrollo, así su principal
método consiste en identificar necesidades, ejecutar intervenciones participativas y evaluar
resultados. Todo este conjunto de referentes que hasta aquí hemos expuesto como característicos
de ambas corrientes han dado origen a algunos marcos teóricos de la Psicología Comunitaria. En
este sentido, Mann (1978) identifica cuatro marcos teóricos norteamericanos. Estos son el de
salud mental comunitaria, el organizacional-sistemático, el de cambio social y el ecológico.
Posteriormente se realiza una ampliación de este último marco y se incluye el marco
transaccional. Así, basándonos en esta clasificación a lo largo de los siguientes epígrafes
expondremos en qué consiste cada uno de estos marcos teóricos.
Referencia.