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Existen dos tipos de autoconocimiento.

El autoconocimiento privado, que es


cuando su hijo es consciente de algo de sí mismo que otras personas tal vez no
sepan. Por ejemplo, supongamos que su hijo tiene que leer enfrente de la
clase, reconocer que la sensación de cosquilleo en su estómago es una señal de
que está nervioso es autoconocimiento privado.

El autoconocimiento público es cuando su hijo está consciente de cómo es


percibido por los otros. Esto puede ser problemático de lograr para los niños
con dificultades para leer las señales sociales. Por ejemplo, supongamos que
su hijo se para muy cerca de los otros niños mientras están hablando. Darse
cuenta que está incomodando a los otros y dar un paso atrás es un ejemplo de
autoconocimiento público.

Cuando su hijo se conoce a sí mismo:

 Reconoce sus fortalezas y sus limitaciones


 Identifica lo que necesita para terminar una tarea
 Reconoce sus errores en los trabajos escolares y los corrige
 Entiende y habla sobre sus sentimientos
 Reconoce los sentimientos y las necesidades de las otras personas
 Se da cuenta de cómo su comportamiento afecta a los demás

Los chicos que se conocen a sí mismos se supervisan a sí mismos mejor.

Clasificación Rasgos

El objetivo de este juego es ser conscientes de nuestros puntos fuertes y nuestros puntos
débiles.

Les pedimos a los estudiantes a rasgar un pedazo de papel en diez tiras. En cada escriben una
palabra o frase que describe a sí mismos. Posteriormente el niño deberá organizar los rasgos
con el fin de lo que más le gusta de sí mismo a lo que menos le gusta. Cuando haya terminado,
le digo: “¿Te gusta lo que ves? ¿Desea guardarlo? Ahora renunciar a un solo rasgo. Renuncia
hasta tres rasgos. Ahora, ¿qué tipo de persona ¿eres tú?” La idea es la reflexión de que cada
uno de nuestros rasgos nos hace únicos e inigualables. Este es un ejercicio que busca
confrontarnos con nuestro propio yo para reconciliarnos con todo aquello que somos.

Rasgos en común

Objetivos: aprender las características que tenemos en común con los demás. Tener un
concepto claro sobre uno mismo. Saber identificar los sentimientos propios. Respetar las
cualidades, sentimientos y capacidades de los demás.

Materiales: no se necesitan.

Desarrollo: se divide el grupo por parejas. Cada pareja debe sacar el mayor número de
similitudes que hay entre ellos, como color de pelo, ropa, aficiones, familia… Gana la pareja
que mayor parecido tenga.
La variante individual de este juego puede ser el que describa aspectos bueno y/o malos de
alguno de sus amigos o familiares.

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