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La piel del zapote es fibrosa, suave y especialmente lisa cuando está madura.
Existen multitud de tipos de zapote, aunque los más comunes son el zapote rojo,
blanco, negro y amarillo.
La piel del zapote rojo es más áspera que la de otras especies, y su pulpa es de un
rojo intenso. En México es común comerla al natural, en mermelada y jalea y cada vez
es más frecuente encontrarla como ingrediente en zumos, batidos y smoothies.
El fruto del Zapote blanco se agrieta cuando ya está maduro y debemos apretarlo con
los dedos para comprobar si está listo para comer. Adquiere su nombre por el color
blanco de su pulpa. Esta es brillante, jugosa y muy dulce, y posee unas semillas
medianas y ligeras que no contienen germen.
La piel de zapote blanco es verde, sólo su pulpa es blanca.
El zapote amarillo adquiere su nombre por el color de su piel. Esta es muy fina y
puede comerse a mordiscos sin necesidad de pelarla. Su nombre científico se debe
a Champeche, región mexicana de donde es originario.
Casi un 80% del zapote es agua, siendo una fruta muy hidratante y diurética.
Entre los minerales que posee el zapote destacan el potasio, calcio y fósforo. Todos
ellos ayudan a mantener un cuerpo sano y fuerte.
A nivel de belleza, el zapote es muy utilizado para fortalecer, nutrir y dar brillo al
cabello.