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Cultura aymara

A veces escrito como aymara, es un pueblo indígena de originario de América del


Sur, que habita la meseta andina del lago Titicaca desde tiempos precolombinos,
extendiéndose entre el occidente de Bolivia, el noroeste de Argentina, el sureste
del Perú y el norte Grande de Chile.

Denominación
El concepto de aimara aparece definitivamente durante la colonia y, salvo raras
excepciones, no fue utilizado para identificar sociopolíticamente a ningún grupo
poblacional de esa zona de los Andes.
Los antecesores de los actuales aymaras nunca supieron que se llamaban así.
Los incas los llamaban collas, hasta que en 1559 Juan Polo de Ondegardo y
Zárate los denominó «aymaras» a partir de la información lingüística obtenida en
el Collao de una pequeña colonia de mitimaes «quechuas», pero que habían
incorporado el lenguaje local y que se denominaban aymaras y provenían de los
alrededores de Cuzco. Así se llamó «en español» al idioma, cuyo real nombre
era jaqi aru (que significa "humanidad" y "lengua", respectivamente) y después le
aplicaron ese nombre a quienes hablaban ese idioma, quienes se llamaban a sí
mismos jaqi.

Origen:
La historia acerca del surgimiento u origen de la cultura aymara es bastante
compleja y han surgido diferentes opiniones e hipótesis acerca de ello,
inicialmente se creía que esta etnia sería descendiente de la cultura Tiahuanaco,
por parte de antropólogos e historiadores como Carlos Ponce Sanginés o Max
Uhle.
Aproximadamente en el año 1450 se originó el Tahuantinsuyo, mejor conocido
como el territorio del Imperio Inca, que estaba compuesto por cuatro
regiones: Chinchaysuyo, Collasuyo, Antisuyo y Contisuyo. Al que posteriormente
fue anexada la región aymara, con la conquista del gobernador inca Huayna
Capac, en 1523. A su vez, los aymaras se desplazaron e invadieron a los uru, una
remota civilización del lago de Titicaca.
Durante esta etapa, la cultura aymara obtuvo su mayor apogeo, ya que
los incas les permitieron cierto grado de autonomía. Como consecuencia, su
influencia se propagó hasta el norte de Ecuador y la parte central de Chile.
Con la llegada de la conquista española en 1533, encabezada por Francisco
Pizarro, los aymaras corrieron con la misma suerte que otras civilizaciones
indígenas. De esta manera, fueron puestos a trabajar en la explotación minera en
las zonas bajas, y obligados a evangelizarse. Pero, poco a poco, se fueron
retirando hacia sus lugares de origen en las cordilleras, formándose una faja
lingüística y étnica de la cultura Aymara en esa región.
El collasuyo
A mediados del siglo XV, el reino colla conservaba un extenso territorio con su
capital, Hatun-Colla. El inca Viracocha incursionó en la región, pero quien la
conquistó fue su hijo Pachacútec, noveno inca. Al norte se encontraban
los collas y lupacas; al sur estaba la Confederación Charca, que tenía dos grupos:
los carangas y quillacas en torno al lago Poopó, y los charcas, que ocupaban el
norte de Potosí y parte de Cochabamba. Tanto charcas como collas eran de habla
aimara.
En la actualidad, la mayor parte de los aimaras viven ahora en la región del lago
Titicaca y están concentrados en el sur del lago. El centro urbano de la región
aimara es El Alto, ciudad de 750 000 habitantes, y también en la La Paz, sede de
gobierno de Bolivia. Además, muchos aimaras viven y trabajan como campesinos
en los alrededores del Altiplano. Se estima en 1 600 000 a los bolivianos aimara-
parlantes. Entre 300 000 y 500 000 peruanos utilizan la lengua en los
departamentos de Puno, Tacna, Moquegua y Arequipa. En Chile hay 48 000
aimaras en las áreas de Arica, Iquique y Antofagasta, mientras que un grupo
menor se halla en las provincias argentinas de Salta y Jujuy.

Organización social 
Básicamente la organización social de los aymaras se fundamenta en un conjunto
de unidades familiares extensas, llamadas ayllu.
La organización social de los aymaras parte del concepto del jaqi, que constituye
todo hombre o mujer, que mediante el matrimonio o jaqichasiña forman un núcleo
inicial, del cual se generan una serie de responsabilidades con la comunidad,
implicando en este sentido, una interrelación equilibrada con la naturaleza, los
dioses y la familia.
Al respecto, en la organización social de los aymaras existió una clara división
entre el sector agrícola y pastoril, e igualmente, estuvo signada por
una desigualdad social dominada por los sacerdotes, guerreros y comerciantes
sobre la clase trabajadora. Sin embargo, en la actualidad esto ha cambiado, ya
que se estima que un 80% de los aymaras viven en las principales ciudades
desempeñando labores informales.
Al fin y al cabo, la organización social de los aymaras forma parte del engranaje
esencial de la convivencia equilibrada entre el hombre y la naturaleza.

Organización política
La organización política de los aymaras partía de la función de tres estados:
Collas, lupacas y pacajes. Estos controlaban a otros reinos más pequeños,
aunque entre ellos nunca existió una unidad geopolítica, debido a la eterna
rivalidad.

Collas.
Constituyendo el principal reino aymara y el territorio occidental del lago de
Titicaca, era gobernado por el rey Cari desde la capital Hatun Colla.
Lupacas.
Situada en la rivera suroeste del lago Titicaca y comandada por el conocido
rey Curso, estaba divida en la capital Chucuito y otras seis
regiones como Ácora, Ilave, Yunguyo, Pomata, Zepita y Juli, a su vez, cada región
se subdividía en dos territorios compuestos por varios ayllus. Aunque fueron los
menos organizados, contribuyeron a mantener el estado de guerra entre los reinos
de la cultura aymara.
Pacajes.
Ubicada al sureste del lago Titicaca, entre los señoríos de Collas y Lupacas, su
ciudad capital fue Caquiaviri, dividiéndose a la vez en dos comarcas.
La estructura de la organización:
En la escala jerárquica de la organización política aymara, luego de los reyes,
seguía un pequeño grupo de nobles que estaban a su servicio, tales como
los mitani que eran obligados a trabajar algunos días del año, los yana que
prestaban su servicio de por vida y los uros que se encontraban socialmente por
debajo de los anteriores.
Al igual cada ayllu o unidad familiar estaba organizado siguiendo los patrones
ancestrales, como vemos a continuación:
 Jach’a mallku, ocupaba el cargo de jefe supremo del ayllu, con
atribuciones militares, cívicas y religiosas.
 Mallku, cumplía funciones de carácter sindical, administrativo, e
incluso política.
 Jilaqata, su desempeño estaba muy vinculado a la vida social de los
ayllus.
 Kuraka, tenía la autoridad de dirigir las guerras o la defensa civil.
 Yatiri, siendo muy respetado dentro de la sociedad aymara, era
el filósofo del pueblo.
 Amawt’a, por su sabiduría ejercía las labores de pedagogía.
 Suri, considerado como un juez, se encargaba de los casos de
propiedades y terrenos relacionados con la herencia.
Así, la organización política de los aymaras no sufrió grandes cambios cuando
cayó bajo el dominio incaico, lo que permitió su expansión hacia los territorios
ecuatorianos y chilenos.
Creencia de los aymaras
Mayormente la población de la cultura aymara en la actualidad es católica. Pero
existe un sincretismo de sus antiguas creencias indígenas con las prácticas que
establece el cristianismo. Las cuales son expresadas en las
diferentes celebraciones religiosas como la semana santa o el día de los muertos.
En la cosmovisión de la cultura aymara, el objetivo primordial es lograr
un equilibrio entre los humanos y la naturaleza. Partiendo del concepto que la
naturaleza es un medio sacro y se complementa con la reciprocidad del hombre.
Igualmente, para los aymaras todo es dual, o sea macho-hembra, día-noche o
arriba-abajo. Estos polos opuestos no luchan entre sí, sino que se complementan
el uno con el otro, para formar un todo. A su vez, configuran la existencia de tres
espacios espirituales:

Arajpacha, es el mundo de arriba o cielo, manifiesta el origen del agua, la vida y la


protección del cosmos.
Akapacha, representa el espacio vital de los aymaras. Los símbolos más
importante son para la conservación del equilibrio natural, donde habitan también:
 Mallkus, son los espíritus protectores que generalmente se
encuentran en las cumbres nevadas.
 Pachamama o madre tierra, es la principal deidad de los aymaras.
 Amaru, siendo la serpiente, personifica a los espíritus vinculados con
los ríos y canales de regadío.
Manqhapacha, corresponde a las tierras de abajo donde habitan los espíritus
malignos o del caos.
De acuerdo a la cosmovisión ancestral aymara, las principales deidades
como Tata-Inti (sol) y Pachamama (madre tierra) son energías que representan su
sobrevivencia.

Manifestaciones y tradiciones
Una serie de tradiciones de la cultura aymara se han mantenido hasta nuestros
días, entre las que destacan:
Hojas de coca
Representando una hoja sagrada, aparte de ser masticada, es usada en
la preparación de medicamentos y como parte importante de los rituales religiosos.
Año nuevo aymara
De acuerdo al calendario de la cultura aymara se celebra cada 21 de junio,
antiguamente era festejado con la fiesta Inti Raymi.
Recibimiento del Sol
Como víspera de cada 21 de junio, reciben el amanecer con danzas típicas.
Bandera aymara
Aunque no se tiene claro su origen, la bandera aymara está compuesta por
cuadros de sietes colores diferentes, siendo un símbolo que identifica a esta etnia.
Música aymara
Como un elemento de los rituales, su sonido característico es dado por
instrumentos como el charango, quena, zampona, bombo, quenacho y rondador.
Textiles
Con una técnica ancestral y gran habilidad confeccionan su vestimenta,
son tejidos con figuras de su cosmovisión, como por ejemplo las fajas.
Si hay algo trascendental en la cultura aymara, son sus valores que envuelven el
vivir en paz y armonía.
Música
Los instrumentos más característicos de la música aymara tradicional son:
 Zampoñas (pusa o sicura o sikus en la lengua aymara). Es un instrumento
de viento formado por 12 a 15 tubos de bambú de menor a mayor diámetro
para establecer una escala de dos filas. Ha sido tocado por miles de años.
 Tarka que es una flauta de madera con seis agujeros en su parte frontal. Es
un instrumento muy popular en las fiestas y celebraciones. Tampoco tiene
influencia española.
 Pincullo o Pinquillo es un aerófono y tiene la forma de una flauta vertical de
caña, que mide cincuenta centímetros, con boquilla en su extremo superior.
Emite un sonido más agudo que el de la quena.
Sin embargo, al igual que otras manifestaciones culturales, la música también
tiene sus distinciones de acuerdo al piso ecológico en que se desarrolló y que
adopta las influencias a las que las comunidades han estado expuestas. De esta
manera y en la actualidad, el altiplano se caracteriza por los instrumentos como la
bandola (una variación de la guitarra), el siku (tipo de zampoña de caña) y el
pinguillo (muy parecido a la quena de caña). En las quebradas en cambio, el
instrumento característico es la zampoña de caña, el lichiguayo (tipo de quena de
caña), la tarka (tipo de quena de caña y cuadrada) y la quena.
Ayni (quechua, también escrito Ayniy o Aini) puede referirse al concepto de
reciprocidad o mutualismo entre las personas de las comunidades montañosas
andinas o a la práctica de este concepto. Como sustantivo, la ley de ayni
establece que todo en el mundo está conectado, y es el único mandamiento que
rige la vida cotidiana en muchas comunidades como el Quero. Como verbo, esto a
menudo se refiere a la cooperación entre los miembros de una comunidad cuando
un miembro da a otro, tiene derecho a recibir algo a cambio. Los practicantes más
conocidos de Ayni incluyen los quechuas y aymaras , así como muchas otros
grupos que viven en el Bolivia, Ecuador y Perú
Ayni como verbo
En la práctica, las comunidades quechua y aymara aplican ayni a través de la
interacción entre humanos. Se cree que esto se originó por el duro clima de la
región montañosa andina y el mutualismo exigido para la supervivencia de las
personas que viven allí.
Los miembros de una comunidad ayudan a otros miembros con fines privados
cuando se necesita apoyo para actividades como la construcción y la siembra. Los
participantes son provistos de comida y bebida por la parte anfitriona. La parte que
recibió la ayuda devuelve el favor al ayudar a aquellos que los ayudaron a ellos u
otras personas que necesitan ayuda, completando la reciprocidad.
Esto no debe confundirse con Mink'a , también nativa de la región andina, en la
que los participantes suelen recibir pagos por servicios como la cosecha de
cultivos.
El ayni es una forma de ayuda mutua1 originada en los ayllus, una forma de
comunidad basada en la familia extensa, alrededor de una nueva pareja que ha
recibido su "topo" o área de tierra agrícola que consideran suficiente para ellos, a
lo largo de los Andes.
Así se presenta como un sistema festivo y alegre de colaboración en la
construcción de la vivienda de la joven pareja que les es otorgada por los
miembros de su ayllu en el Tahuantisuyo o Imperio inca e incluso anterior.
El ayllu correspondería al concepto sociológico histórico de familia extensa
mediante el cual miembros de la comunidad ayudan a otros miembros en sus
tareas particulares cuando necesitan ayuda, ya sea en labores agrícolas,
construcción de viviendas y probablemente otros menesteres. Al estar todos
integrados en el ayllu, era implícito que los beneficiarios habían de corresponder
de igual forma, cuando otros miembros lo necesitaran.
Durante el ayni, en medio de la alegría de servir, se danzaba y se servían comidas
y bebidas. Esta tradición continúa no solo en muchas comunidades campesinas
sino también en la población mestiza de Ecuador, Bolivia2, Perú, norte de
Argentina y Chile, ayudándose en las labores de cocina, pastoreo y construcción
de viviendas. En algunas zonas de lengua quechua al norte de Perú y Ecuador el
vocablo ayni puede ser entendido como minka o minga que, originariamente, era
el trabajo comunal en tareas de beneficio común, como caminos, depósitos o
collcas, lagunas o "cochas", entre otros.
Dimensiones
Se mencionan 4 dimensiones del Ayni, de las cuales 2 serían tangibles y dos
intangibles3, entre los tangibles se hallan los que se dan durante una fiesta , como
el preste y los que se dan en privado, como un préstamo o ayuda en la cosecha;
entre los intangibles se halla el ayni semi-visible que invlucra a las divinidades, los
agradecimientos en forma de ofrendas que serían la parte visible y la respuesta
con las bendiciones requeridas que son dadas por las divinidades invisibles, la
cuarta y última dimensión intangible la constituyen los buenos deseos y la manera
de relacionarse integralmente con las personas.
La minka (mink'a o minga en quechua, minca del quechua minccacuni «solicitar
ayuda prometiendo algo»; mingaco o faena en Español) es una tradición
precolombina de trabajo comunitario o colectivo voluntario con fines de utilidad
social o de carácter recíproco345 actualmente vigente en varios países
latinoamericanos.
Puede tener diferentes finalidades de utilidad comunitaria como la construcción de
edificios públicos o ir en beneficio de una persona o familia, como al hacerse una
cosecha de papas u otro producto agrícola, entre otras, siempre con una
retribución variables para quienes han ayudado. El modo de establecer la
reciprocidad determina la singularidad de su práctica en diferentes regiones. Se
ejerce principalmente en Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia, Argentina, Chile y
Paraguay. En Europa hay un equivalente directo en el trabajo de los bienes
comunales que conecta conceptos como procomún demarcado por el sesgo
cultural.

Lengua aymara o aimara


El aymara es un idioma sufijante, aglutinante y algebraico: a una raíz nominal o
verbal se pueden sumar hasta 15 sufijos.

Por ejemplo, “Aruskipt’asiñanakasakipunirakispawa” es una sola palabra que


significa “Tenemos que conversar, no más, siempre” o “Debemos comunicarnos,
no más, siempre”.

“Cuando hablas el idioma, ahí está toda la cultura aglutinada: el llanto, la risa, las
bromas”, dice Siñani. “Nuestros ancestros vivían en comunión con la Madre Tierra
y con el cosmos. Respetaban a las plantas, a los animales, a las piedras
sagradas, a los cerros y a las deidades. Convivían: pareciera que cada objeto
tenía vida para ellos. Pero con la invasión de los españoles, todo eso se ha roto”.

El renacimiento de la lengua aymara viene desde 2012, cuando Bolivia,


reconvertido en un Estado Plurinacional, dictó su Ley General de Derechos y
Políticas Lingüísticas. Allí, entre otras cosas, se ordena “recuperar, vitalizar,
revitalizar y desarrollar los idiomas oficiales en riesgo de extinción, estableciendo
acciones para su uso en todas las instancias del Estado Plurinacional de Bolivia”.
Fonética y fonología
Vocales
El aimara presenta seis fonemas vocálicos. A partir de tres cualidades (/a i u/),
distingue tres vocales cortas y tres largas. En la vecindad de una consonante
uvular (/q, qʰ, qʼ, χ/), se presentan alófonos más centralizados, como [e o] para /i
u/, respectivamente. Presenta solo monoptongos, no tiene diptongos sino que usa
semivocales. En estas características, es similar al quechua.
Consonantes
Veintiséis fonemas consonánticos forman su repertorio, incluyendo:
- cuatro nasales,
- doce oclusivas y tres africadas postalveolares, distinguidas entre simples,
aspiradas y eyectivas,
- tres fricativas,
- cuatro aproximantes, dos laterales incluidas, y
- una vibrante simple.
Escritura
El repertorio estándar de 32 grafemas que se viene utilizando desde 1984 para
escribir en aimara contemporáneo se conoce como Alfabeto Único y es oficial en
los 3 países de su dominio lingüístico. Este emplea el alfabeto latino, incluyendo la
ñ, los dígrafos ch y ll como en español, además de dígrafos para las oclusivas
aspiradas ph, th, kh. Además la africada postalveolar aspirada se señala mediante
el trígrafo chh. El apóstrofo se emplea para señalar las oclusivas y africada
eyectivas p', t', ch', k'.
En las vocales se emplea la diéresis ( ¨ ) para señalar las vocales largas: así, ä, ï,
ü designan a los fonemas /aː, iː, uː/).
Léxico
Un gran número de palabras aimaras son préstamos del quechua o parte de un
acervo compartido por ambas lenguas, por lo que resulta imposible determinar
cuál fue la lengua origen del préstamo y cuál la que lo tomó prestado. En el aimara
moderno, también existe un importante número de préstamos del español,
especialmente para animales que no existían en América antes de la llegada de
los europeos, para objetos de la cultura europea y para nombres propios:
o Antuñu 'Antonio'
o Arjintina o Arxintina 'Argentina'
o asnu 'asno'
o awtu 'automóvil'
o Piru 'Perú'
o Juwanu 'Juan'
o kamisa 'camisa'
o karru 'carro'
o kawallu 'caballo'
o lapisa 'lápiz'
o liwru 'libro'
o Mariya 'María'
o Mijiku 'México'
o misa 'mesa'
o mula 'mula'
o pantaluna 'pantalón'
o phamilla 'familia'
o sapatu 'zapato
o siwära 'cebada'
o surmiru 'sombrero'
o tiriwu 'trigo'
o tumati 'tomate'
o wak'a 'faja'
o wintana 'ventana'
o Wuliwiya 'Bolivia'
o Yuspajara 'Dios se lo pague'

Gramática
Dentro de la categorización de la morfología tipológica clásica de las lenguas; que
las clasifica en fusionantes, aglutinantes y aislantes, el aimara es de tipo
aglutinante. Además, comparte la mayor parte de los rasgos típicos del área
lingüística andina. Entre estas características, destaca la de usar exclusivamente
sufijos, tener un orden básico SOV y usar postposiciones. Algunas características
notorias del aimara son:
No existe un verbo equivalente al verbo ser del español.
El idioma aimara utiliza ampliamente sus recursos gramaticales y su uso correcto
es muy valorado. El uso correcto o diestro consiste en acatar las normas de
respeto y cortesía construyendo juegos de palabras y figuras de dicción muy
elaboradas. En cambio, hablar mal induce sanciones negativas. El hablar mal
consiste en el uso de oraciones cortas con un mínimo de formas morfológicas y
sintácticas; brusca y secamente, sin prestar atención a lo que otros dicen. La
sanción generalmente es el silencio, aunque el silencio también puede ser señal
de cortesía hacia la persona que habla. El difundido concepto del aimara como
una persona estoica y silenciosa resulta en gran parte de su manejo del silencio
como sanción negativa.
Rasgos gramaticales
 Persona y número
El aimara distingue cuatro personas gramaticales, las cuales se definen según si
incluyen al receptor, al emisor, o a ambos. De esta forma el aimara presenta
inclusividad.
Personas gramaticales del aimara
Receptor Emisor Pronombre Sufijo posesivo Nombre tradicional
- - Jupa -pa Tercera persona
+ - Juma -ma Segunda persona
+ + Jiwasa -sa Primera persona inclusiva
- + Naya -ja Primera persona exclusiva
La diferencia más notable entre el español y el aimara en cuanto a las personas
gramaticales es la «cuarta persona» jiwasa que indica que lo que se predica
incluye tanto al hablante como al oyente y por tanto es [+emisor][+receptor], esta
forma no tiene formalmente sufijo de plural y no es equivalente al «nosotros» de
las lenguas indoeuropeas sino al "nosotros inclusivo" = yo + tú + posiblemente
otros, a diferencia del «nosotros exclusivo» = yo y otro(s) pero no tú, que en
aimara es tratado formalmente como el plural de la primera persona ordinaria.
Los pronombres pueden recibir el sufijo plural -naka, resultando cuatro formas
adicionales:
nayanaka / nänaka (1.ª persona del plural exclusiva)
jupanaka
jumanaka
jiwasanaka (1.ª persona del plural inclusiva colectiva)
Particularmente destaca la importancia que tiene la segunda persona
(destinatario), pues es la persona que se expresa más frecuentemente en
comparación con la tercera persona (hablante y destinatario excluidos). Es muy
usual que en una conversación se indique la relación de la segunda persona con
el asunto del que se habla mencionando usualmente al destinatario específica y
cortésmente con el uso de redundancias sintácticas comprensibles en la segunda
persona, pero absurdas en la tercera persona.
La cultura aimara siempre da una gran importancia a la segunda persona,
evitando darle mandatos, reconociendo su presencia y anticipando sus deseos.

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