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ASIGNATURA

HISTORIA ANDINA II

UNIDAD TEMATICA N°3

Docente : Lic. Lidia Mamani Aruni

SEÑORIOS
AYMARAS

2022
UNIDAD TEMATICA Nº3

SEÑORIOS AYMARAS

Según los historiadores, los Reinos


Aymaras, Señoríos Aymaras,
Señoríos Aimaras o Reinos
Lacustres fueron un conjunto de
pueblos nativos que florecieron hacia
el período intermedio tardío, posterior
a la caída de la cultura Tiahuanaco
cuyas sociedades se ubicaron geográficamente en el Altiplano andino. Se
desarrollaron entre los años 1150 y 1477 en que fueron conquistados por los Incas.
Los reinos desaparecieron por la conquista militar de los incas, pero la población
aimara actual, descendiente de estas poblaciones, se calcula en dos millones
ubicados en los países de Bolivia, Perú y Chile. Usaron la lengua aimara y puquina.

Los antecesores de los actuales Aymaras nunca supieron que se llamaban así. Los
incas los llamaban collas, hasta que en 1559 Juan Polo de Ondegardo y Zárate los
denominó «aymaras» a partir de la información lingüística obtenida en el Collao de
una pequeña colonia de mitimaes «quechuas», pero que habían incorporado el
lenguaje local y que se denominaban aymaras y provenían de los alrededores de
Cuzco. Así se llamó «en español» al idioma cuyo real nombre era jaqi aru
(significando humanidad y lengua respectivamente) y después le aplicaron ese
nombre a quienes hablaban ese idioma, quienes se llamaban a sí mismos jaqi.
Es una tribu nativa o indígena
de América del Sur que ha
ocupado específicamente la
zona del altiplano andino del
Lago Titicaca desde hace
unos 10.000 años (período
precolombino),
expandiéndose entre el oeste de Bolivia, la zona norte del territorio Argentino, el sureste
de Perú y norte de Chile; también se denominan como los collas, pero no debe
mezclarse con el grupo étnico del mismo nombre que reside en el norte de Chile y el
norte de Argentina, ni con el término colla usado para describir a los habitantes del
oeste de Bolivia.

Partiendo de la veneración hacia


Pachamama, y con una fuerte
concepción de correspondencia hacia
esta; es así, como esta cultura se ha
transformado en el sustento
socioeconómico del Imperio Inca. De
hecho, estos nativos empleaban el
sistema ayni, un modo de asistencia
recíproca entre los jefes aymaras,
compuesto por familias grandes; en el cual el mérito consiste en dar y no en acumular,
lo que evidentemente crea influencia dentro de la sociedad.
Se dice que su Origen de los señoríos aymaras fue por el desvanecimiento del
imperio Tihuanaco, la región se desvío en grupos étnicos aymaras. Esos se
identificaban por sus camposantos, creados por sepulcros, en modo de torres
chullpas, también hay recintos llamados pucará.

El paradigma por el cual estos grupos étnicos han sido regulados, es el de verticalidad
o dominio sobre los distintos pisos ecológicos que mantienen su economía de
permanencia. No se ha visualizado en las diferentes civilizaciones o culturas, la
necesidad y el apego tan marcado en cuanto a las relaciones con la costa y los valles
como lo son los pueblos aymaras de las tierras altas, razón por la cual cada centro de
la puna está controlado por la colonización de áreas periféricas ubicadas a diferentes
alturas y con varios climas.

La principal divinidad de esta tribu de habla aymara era Tunupa, el intimidante dios
de los volcanes. En su estima y respeto, realizaron oblaciones con humanos y magnas
festividades. En los estudios arqueológicos de esta civilización en Akapana, se han
encontrado materiales como dádivas, cerámica, pedazos de cobre, esqueletos de
animales camélidos y sepelios humanos; estos objetos se hallaron en el primer y
segundo nivel de la pirámide de Akapana, y la cerámica pertenece a la fase III de las
tiahuanacotas.
3.1. Los Lupaqas

Los lupacas (lupaqa) fueron un grupo étnico que habitaron la ciudad aimará que habitó
la rivera suroeste del lago Titicaca.
Tuvieron siete subdivisiones que
fueron: Chucuito -la capital-, Ácora,
Ilave, Yunguyo, Pomata, Zepita y
Juli. Cada subdivisión a su vez se
dividía en dos «saya» (a excepción
de Juli que tuvo tres «saya»). Cada
«saya» estuvo compuesta por varios
«hatha», que era la palabra aimara
para designar los «ayllus».

En la costa del Océano Pacífico contigua al Collao, poseyeron tierras distribuidas entre
los valles de los ríos Moquegua, Locumba, Sama, Caplina, Lluta, Azapa y Camarones
y los datos etnohistóricos los ubicán también en los valles templados de Chicanoma y
Capinota (ambos en la región de los valles interandinos de Bolivia) destinados
mayormente al cultivo de cocales.

Sobre las tierras en la vertiente del Pacífico, los Lupaqa no tuvieron un control absoluto
sobre los valles, sino más bien poseían porciones de tierra de forma discontinua a la
que el etnohistoriador John Murra denominó «archipiélago vertical», que eran
trabajadas por los «hatha» provenientes de los centros poblados Lupaqas en el
altiplano y que tenían la finalidad de producir cultivos de diversas regiones ecológicas
para complementar su alimentación. Estos valles de la costa del Pacífico, en realidad
también tenían «islas ecológicas» de otros reinos aymaras del altiplano como los Collas
o los Pacajes (que en el altiplano se ubicaban al norte y al sur de los Lupaqas,
respectivamente)
3.2. Los Collas

El reino c olla o Kolla fue un reino


puquina, heredero del idioma y de la
cultura tiahuanacota, que ocupó parte
de la meseta del Collao luego del
ocaso o caída del estado tiahuanacota
que tuvo como capital a Hatun Kolla,
es decir "Colla, la Grande", ubicada a
treinta km al norte de Puno y que a mediados del siglo XV poseía un extenso territorio
que se extendía desde las riberas del Lago Titicaca, hasta la región del Colesuyu,
abarcando la actual región de Arequipa hasta Arica, momento en el cual choca con el
emergente imperio incaico. Su soberano Chuchi Kapac fue derrotado y ejecutado por
orden del noveno inca, Pachacútec, quien lo conquistó gracias a una alianza con los
aymaras Lupacas tradicionales enemigos de los collas. Con la destrucción de Hatun
Kolla, Pachacútec logró iniciar la expansión incaica en el Collao e incluso en el territorio
de los señoríos Charka-Qaraqara, imponiendo su dominio sobre las demás entidades
políticas de la región.

En el imperio incaico se llamó Collasuyo o rumbo colla a una región más extensa que
el reino colla original, ubicado en torno a la orilla norte del lago Titicaca y la región del
Colesuyu, pues los señoríos post-tiahuanacotas, varios de los cuales eran aimaras y
por ello tenían fuertes lazos culturales entre ellos, así como los situados al sur del
Collao, y que conformaban la Confederación Charka-Qaraqara fueron llamados por los
incas con el nombre genérico de collas ya que para ellos era el más significativo de
todos.

Los collas fueron excelentes arquitectos y talladores de piedra. Las muestras más
famosas de esto son las Chullpas de Sillustani, unas gigantescas torres funerarias. En
ellas colocaban los cuerpos momificados de sus grandes señores, ataviados con ricos
vestidos y ornamentos.

La deidad principal de esta sociedad de lengua puquina fue Tunupa, el temido dios de
los volcanes. En su honor hacían sacrificios humanos y grandes fiestas.

Hacia 1450 fueron invadidos por las fuerzas del Inca Pachacutec, quien conquistó el
altiplano, después de grandes combates que venció gracias a su alianza con los
aimaras Lupacas.

3.3. Los Pacajes

Los Pacajes o Pacaza fueron un grupo


aimara que habitó el territorio situado al
sureste del lago Titicaca. Su capital fue la
ciudad de Caquiaviri y estuvieron
divididos en dos grupos denominadas
«omasuyu» y «urcusuyu».

Se extendían por el sur hasta Sica Sica y Umala, en donde iniciaban los territorios de
los señoríos «Caranga» y «Sora»; por el noreste hasta la península de Achacachi, en
donde iniciaba el territorio Colla y por el noroeste hasta la naciente del río Desaguadero
en el Titicaca, donde iniciaba el territorio Lupaca.

Los registros etnohistóricos dan cuenta que poseían territorios en Calamarca y


Larecaja y varios cultivos de cocales en las yungas. Por la costa, existen evidencias
arqueológicas Pacajes en las cuencas de los ríos Caplina, Lluta y Azapa.

Los vestigios arqueológicos Pacajes mejor conservados son varios grupos de chullpares
repartidos tanto en el altiplano como en las colonias en tierras de menor altura. Las
chullpas Pacajes eran muy variadas, existiendo chullpares de barro con revestimiento de
colores y en otros casos chullpas de piedra de base cuadrada, rectangular o circular.
Los estudios en la «chullpa grande de Pirapi Chico» ubicada en Achiri la fechan en
tiempos preincaicos pero presenta un etilo constructivo incaico, ésta particularidad
también se da en la chullpa «Chosi Kani» de Anantuco y de la Fortaleza de Jachaphasa
fechada entre el 1323 y 1428, antes de la conquista incaica en los Pacajes.

 Organización social de los señorios aymaras

La organización social aymara tiene un gran engranaje entre la naturaleza y el hombre.


Ellos se distinguen tanto lingüísticamente como socialmente, pero de manera
generalizada el modelo social está determinado por la marka, es decir, el territorio donde
se desenvuelve cada etnia.

 Las creencas de la cultura


aymara. Mayoritariamente la
población de la cultura aymara
en la actualidad es católica.
Pero existe un sincretismo de
sus antiguas creencias
indígenas con las prácticas que
establece el cristianismo. Las
cuales son expresadas en las
diferentes celebraciones
religiosas como la semana
santa o el día de los muertos.

En la cosmovisión de la cultura aymara, el objetivo primordial es lograr un equilibrio


entre los humanos y la naturaleza. Partiendo del concepto que la naturaleza es un
medio sacro y se complementa con la reciprocidad del hombre. Igualmente, para los
aymaras todo es dual, o sea macho-hembra, día-noche o arriba-abajo. Estos polos
opuestos no luchan entre sí, sino que se complementan el uno con el otro, para formar
un todo. A su vez, configuran la existencia de tres espacios espirituales:

Arajpacha, es el mundo de arriba o cielo, manifiesta el origen del agua, la vida y la


protección del cosmos.

Akapacha, representa el espacio vital de los aymaras. Los símbolos más importante
son para la conservación del equilibrio natural, donde habitan también:

 Mallkus, son los espíritus protectores que generalmente se encuentran en las


cumbres nevadas.
 Pachamama o madre tierra, es la principal deidad de los aymaras.
 Amaru, siendo la serpiente, personifica a los espíritus vinculados con los ríos
y canales de regadío.

Manqhapacha, corresponde a las tierras de abajo donde habitan los espíritus


malignos o del caos.

De acuerdo a la cosmovisión ancestral aymara, las principales deidades como Tata-


Inti (sol) y Pachamama (madre tierra) son energías que representan su sobrevivencia

3.4. La arquitectura aymara nace de la fusión de dos elementos. La primera es


la iconografía andinas de la cultura Tiahuanaco. Los diseños geométricos, presentes
en las ruinas de los palacios de esta cultura precolombina son aplicados en los edificios
modernos. Estas formas se mezclan con colores encendidos, colores vivos.

“No hemos sido tomados en cuenta los aymaras, hace años atrás. Antes estábamos
bastante humillados, aplastados, discriminados. Eramos tomados como [ciudadanos] de
segunda categoría", dice Mamani. "La cultura aymara tiene su propio lenguaje, tenemos
nuestra propia danza, nuestra propia música, y ahora porque no decir nuestra propia
arquitectura".
La arquitectura aymara nace de la fusión de dos elementos. La primera es la iconografía
andinas de la cultura Tiahuanaco. Los diseños geométricos, presentes en las ruinas de
los palacios de esta cultura precolombina son aplicados en los edificios modernos.
Estas formas se mezclan con colores encendidos, colores vivos. "Las culturas
bolivianas no tenemos miedo de mostrar nuestros colores".

"Esta nueva arquitectura está cambiando la ciudad de El Alto [donde trabaja Mamani]
. Nuestras avenidas, nuestros jardines son bastante grises, entonces nosotros estamos
dando color con la arquitectura y queremos embellecer de aquí al futuro un poco más
la ciudad de El Alto. Porque si uno no ve su pasado no sabe a dónde está yendo".

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