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Monografía

Las tribus urbanas o culturas juveniles, como algunos autores las han definido, son un
fenómeno localizado, en sus comienzos, en las grandes conglomeraciones demográficas
urbanas como consecuencia de un nuevo actor social: la juventud (Belmonte, 2010).

Costa(2009), dice las tribus urbanas se constituyen como un conjunto de reglas específicas,
diferenciadores a las que el joven decide confiar; la imagen parcial o global, con diferentes o
bastantes niveles de implicaciones personales, la tribu funciona como una pequeña mitología
en donde los miembros pueden construir con relativa claridad la imagen, un esquema de
actitud y comportamiento, gracias a los cuales salen del anonimato con un sentido de la
identidad reafirmado y reforzado.

1.La juventud; culturas juveniles:

 La juventud es un periodo temporal de los hombres y mujeres que se ha situado en un


proceso de cambio entre la niñez y la adultez, es decir, un periodo intermedio que se
considera de formación de niño a hombre (sustantivo utilizado de forma genérica para
referirnos a ambos sexos). (Belmonte, 2010)
 Fue a partir de la década de los 50 del siglo xx en los Estados Unidos de América (EUA)
y la Europa de la posguerra en que la condición de juventud comenzó a masificarse,
extendiéndose a los hijos de las clases medias (profesionales y obreros) (Feixa, 2004).
 Para América Latina fue necesario esperar hasta fines de los 60 y principios de los 70
para que se hiciera extensiva esta categoría, pues antes de esas fechas la categoría
social de juventud respondía únicamente al perfil del estudiante universitario.
(Belmonte, 2010).
 Fue gracias a la expansión de la educación básica y secundaria, el crecimiento de las
urbes, la masificación de los medios de comunicación, especialmente la radio y muy
posteriormente la televisión, en que por fin se pudo hablar de los jóvenes como
categoría social, aunque siguen quedando al margen los jóvenes rurales y las mujeres
jóvenes (Silvia, 2002).
 La adolescencia, que se extiende delos 12 a los 22-25 años, correspondería a una etapa
prehistórica de turbulencia y transición, marcada por migraciones de masa, guerras y
culto de los héroes, Esta fase estaba dominada por las fuerzas del instinto que, para
calmarse, reclaman un período largo durante el cual los jóvenes no han de ser
obligados a comportarse como adultos porque se hallan en un estadio intermedio
entre el «salvajismo» y la «civilización». (Hall, 1904)
 En una perspectiva antropológica, la juventud aparece como una «construcción
cultural» relativa en el tiempo y en el espacio. Cada sociedad organiza la transición de
la infancia a la vida adulta, aunque las formas y contenidos de esta transición son
enormemente variables (Feixa, 1998, p. 18).
 La enorme diversidad de situaciones pueden agruparse en cinco grandes modelos de
juventud, que corresponden a otros tantos tipos distintos de sociedad: los «púberes»
de las sociedades primitivas sin Estado; los «efebos» de los Estados antiguos; los
«mozos» de las sociedades campesinas preindustriales; los «muchachos» de la primera
industrialización; y los «jóvenes» de las modernas sociedades postindustriales (Feixa,
1998, p. 18).

La juventud en sociedades primitivas


Para los muchachos, la pubertad desencadena los procesos de maduración fisiológica que
incrementan la fuerza muscular y que aseguran la formación de agentes productivos. Para
las muchachas, la pubertad conlleva la formación de agentes reproductivos. Ambos
procesos son esenciales para la supervivencia material y social del grupo. Ello explica que a
menudo sean elaborados en términos rituales, mediante los llamados ritos de iniciación,
que sirven para celebrar el ingreso de los individuos (casi siempre los muchachos, aunque
también a veces las muchachas) en la sociedad, su reconocimiento como entidades
«personales» y como miembros del grupo (Fleixa, 1998, p. 20).

La iniciación concede al candidato un estatus adulto fundamental; en términos jurídicos,


corresponde a la capacidad potencial de reclamar plena participación en las actividades
sociales y tomar iniciativas individuales autónomas. Al mismo tiempo, al integrarse en su
unidad de iniciación y ulteriormente en su clase de edad, alcanza el primer peldaño de los
grados de edad y obtiene un estatus específico expresado en el derecho de llevar armas; el
joven iniciado se convierte en guerrero. Pero este derecho va acompañado de dos obligaciones
específicas, una de segregación y otra de celibato. Esta restricción hace evidente que, aunque
el iniciado sea reconocido como un adulto, con los mismos derechos potenciales que todos sus
compañeros de clase, su capacidad efectiva está limitada por la escala de grados a través de
los cuales su clase debe pasar (Bemardi, 1985: 49).

La juventud en la sociedad antigua:

En la sociedad clásica, la juventud se convierte en una edad modelo. La emergencia del poder
estatal, con sus procesos concomitantes de jerarquización social, división del trabajo y
urbanización, posibilita la aparición de un grupo de edad al que ya no se reconocen la plenitud
de derechos sociales de que disfrutaba con anterioridad, y al que se asignan una serie de
tareas educativas y militares. La generación de un excedente económico permite que una
parte de la fuerza de trabajo se dedique a actividades no productivas, y la mayor complejidad
social obliga a los jóvenes --o a los varones de las elites- a dedicar un período de su vida a la
formación cívico-militar. También conlleva, por otra parte, la aparición de toda una serie de
imágenes culturales y de valores simbólicos sobre la juventud, que la aíslan del resto del
cuerpo social. Lo decisorio, sin embargo, es la consolidación de determinadas instituciones
para la educación de los jóvenes. La más conocida es la efebía, que apareció en Atenas en el
siglo v a. C. (Feixa, 1998, p. 27)

La juventud en el Antiguo Régimen

En la Europa medieval y moderna, lo que se conoce como sociedad de Antiguo Régimen, no es


fácil identificar una fase de la vida que se corresponda con lo que hoy se entiende por
juventud. La duración de la infancia se reducía a su período más frágil, cuando el pequeño no
se bastaba por sí solo; entonces el niño, apenas físicamente espabilado, era mezclado lo más
pronto posible con los adultos, compartía sus trabajos y sus juegos, sin pasar por las etapas de
la juventud, que quizá existían antes de la Edad Media y que se han convertido en aspectos
esenciales de las sociedades evolucionadas de hoy.» La precocidad de la inserción en la vida
adulta se pondría de manifiesto en el modelo del apprentissage (aprendizaje), muy difundido
en la Europa medieval. El modelo se basaba en la temprana expulsión del joven del núcleo
familiar: desde los siete o nueve años, tanto los chicos como las chicas dejaban su hogar para ir
a residir en casa de otra familia, donde llevarían a cabo las tareas domésticas y aprenderían los
oficios y habilidades, así como el comportamiento en otros aspectos de la vida, a partir del
contacto directo con adultos. (Faixa, 1998, p. 32)
La juventud en la sociedad industrial

La familia, que hasta entonces no se había ocupado plenamente de la educación y promoción


de los hijos, desarrolla cada vez más un sentimiento de responsabilidad respecto a ellos, y se
convierte en un lugar de afectividad. La contrapartida es la progresiva pérdida de
independencia de los hijos, la prolongación de su dependencia económica y moral. En
definitiva: los padres empiezan a sentirse responsables de la educación de sus vástagos
(Flandrin, 1977).

Con la industrialización, los procesos de urbanización y nuclearización consolidan estas


tendencias. Por supuesto, estos cambios afectan primero a la burguesía, y sólo más tarde se
van extendiendo a otras clases. Con el desarrollo del comercio y la burocracia, la institución
escolar deja de estar reservada a los clérigos para convertirse en un instrumento normal de
iniciación social, que empieza a sustituir al aprendizaje y a los tutores contratados por las
familias (Faixa, 1998).

Parece, por tanto, que las imágenes del adolescente inocente y del violento delincuente juvenil
formaron una inseparable dialéctica histórica durante la mayor parte de esta época. Ambos se
originaron en el mismo período, ambos fueron proyecciones de las esperanzas y temores de
las clases medias de la sociedad europea en lucha por mantener· se ante las sucesivas oleadas
de cambio social y político. La noción de un estadio de la vida libre de responsabilidades era,
para una civilización turbada, su sueño escapista; la visión de la degeneración de los jóvenes su
pesadilla recurrente. Con el objeto de hacer realidad este sueño, impusieron a los jóvenes un
conformismo y una dependencia que para muchos era inaceptable (Gillis, 1981)

La juventud en la sociedad postindustrial

Si la adolescencia fue descubierta a finales del siglo XIX, y se democratizó en la primera mitad
del xx, la segunda mitad del siglo ha presenciado la irrupción de la juventud, ya no como sujeto
pasivo sino como actor protagonista en la escena pública. Tras la segunda guerra mundial
pareció imponerse en Occidente el modelo conformista de la juventud, el ideal de la
adolescencia como período libre de responsabilidades, políticamente pasivo y dócil, que
generaciones de educadores habían intentado imponer. (Faixa, 1998, p. 41)

Sin embargo la juvenilización de la sociedad, expresada en la emergencia de la llamada


«cultura juvenil»: empezó a tener éxito el culto a lo joven y la juventud se convirtió en la «edad
de moda». (Feixa, 1998)

Gamberros, bloussons noirs, teddy boys, vitelloni, raggare,rockers, beatniks, macarras, hippies,
halbtarkers, provos, ye-yes, rockanrolleros, pavitos, etc., eran variedades de una misma
especie: la del «rebelde sin causa». Ello se relacionaba, sin embargo, con «la transformación de
una sociedad de cultura rural o agraria en industrial y postindustrial. Cuando ese paso se hace
rápidamente se produce una crisis cultural y sociológica, como de obturación de los canales de
integración del individuo en las normas de la sociedad» 8Faixa, 1998, p. 42)

Cinco factores fundamentales.

En primer lugar, la emergencia del Estado del bienestar creó las condiciones para un
crecimiento económico sostenido y para la protección social de los grupos dependientes. En
un contexto económico de plena ocupación y creciente capacidad adquisitiva, los jóvenes se
convierten en uno de los sectores más beneficiados por las políticas del bienestar, ansiosas de
mostrar sus éxitos en las nuevas generaciones.
En segundo lugar, la crisis de la autoridad patriarcal conllevó una rápida ampliación de las
esferas de libertad juvenil: la «revuelta contra el padre» era una revuelta contra todas las
formas de autoritarismo (Mendel, 1972)

En tercer lugar; el nacimiento del teenage market ofreció por primera vez un espacio de
consumo específicamente destinado a los jóvenes, que se habían convertido en un grupo con
creciente capacidad adquisitiva: moda, adornos, locales de ocio, música, revistas, etc.,
constituían un segmento de mercado de productos adolescentes para consumidores
adolescentes, sin demasiadas distinciones de clase.

En cuarto lugar, la emergencia de los medios de comunicación de masas permitió la creación


de una verdadera cultura juvenil internacional-popular, que iba articulando un lenguaje
universal a través de los mass media, la radio, el disco y el cine, que hacía que los jóvenes
empezaran a identificarse más con sus coetáneos que con los miembros de su clase o etnia.

Quinto lugar, el proceso de modernización en el plano de los usos y costumbres supuso una
erosión de la moral puritana, dominante desde los orígenes del capitalismo, siendo
progresivamente sustituida por una moral consumista más laxa y menos monolítica, cuyos
portadores fueron esencialmente los jóvenes.

Uno de sus resultados fue la llamada «revolución sexual», Posibilitada sobre todo por la
difusión de los anticonceptivos, que por primera vez en la historia separó la genitalidad de la
procreación, abriendo el camino a relaciones amorosas más libres y paritarias (Reich, 1978).

Los años noventa han presenciado tendencias contradictorias que se han resumido en un
epíteto simple: «generación X», Una de las características de este nuevo modelo de juventud
es la influencia de las nuevas tecnologías de la comunicación: video, fax, telefonía digital.
Informática, Internet. Algunos autores mantienen que está surgiendo una «cultura juvenil
posmoderna» que ya no es el resultado de la acción de jóvenes marginales, sino del impacto
de los modernos medios de comunicación en un capitalismo cada vez más transnacional.
(Faixa, 1998, p. 46).

TRIBUS

Característica de la tribu juvenil

 Constituirse en comunidades emocionales que se fundamentan en la comunión de


emociones intensas, a veces efímeras y sujetas a la moda. Son agrupaciones
constituidas por individuos que se reúnen y visten una estética para compartir una
actividad y una actitud que genera sensaciones fuertes y confiere sentido a una
existencia en donde en su cotidiano hay falta de contacto y contagio emocional.
 Oponer energía a la pasividad e hiperreceptividad del individuo de la sociedad de
masas, constituyendo una fuente fragmentada de resistencia y prácticas alternativas,
una energía subterránea que pide canales de expresión. Ejemplos: eventos deportivos,
recitales, espacios festivos, etc.
 Construir una nueva forma de sociabilidad, en donde lo fundamental es vivir con el
grupo, alejarse de lo político para adentrarse en la complicidad de lo compartido al
interior del colectivo (códigos estéticos, rituales, formas de escuchar música, lugares
propios). La sociabilidad neotribal opone una actitud empática en donde las relaciones
intersubjetivas se mueven en una cuestión de ambiente más que de contenidos
específicos; de feeling más que de una racionalidad medios/fines. A diferencia del
individuo que tiene una función en la sociedad, la persona juega un papel dentro del
grupo.
 Necesidad de contraponer a la fragmentación y dispersión de lo global, la necesidad de
espacios y momentos compartidos en los que se desarrolle una interacción fuerte pero
no continua, un sentimiento de pertenencia y proximidad espacial. Ejemplos: eventos
con un fuerte componente físico: baile, codearse, golpearse, beber, etc. (Matus, 2000).

-Cronológicamente, tras el fin de la segunda guerra mundial y de la mano del despegue de la


historia social desde la década de 1960, y otras especialidades de la historia como la cultural,
las mentalidades, la demográfica, la urbana, incluso la política y económica, los intereses de los
investigadores por conocer el mundo actual provocó que enfocaran sus miradas en el tiempo
contemporáneo. La historia social se interesó, por tanto, lo mismo en los movimientos sociales
como en los representativos colectivos y las lecturas simbólicas de la sociedad, muchas de las
veces apoyados tanto en la metodología como en los datos proporcionados por ciencias
sociales como la sociología, la antropología, la etnografía y otras de las ciencias duras como la
geografía, la estadística y la economía (Hobsbawm, 1991).

-Las tribus urbanas o culturas juveniles, como algunos autores las han definido, son un
fenómeno localizado, en sus comienzos, en las grandes conglomeraciones demográficas
urbanas como consecuencia de un nuevo actor social: la juventud. Tribus, culturas juveniles,
sub-culturas, contra culturas, grupos sociales, bandas, pandillas, entre otros, son los términos
más utilizados —y por tanto discutidos por las ciencias sociales— para referirse a un sector de
la sociedad que oscila entre los 12 y los 28 años, cuyos miembros, reunidos en grupos
comparten una estética, unos valores, en algunas ocasiones una ideología y en otras son sólo
fruto de un proceso de mediatización musical o publicitaria, que los diferencian del resto de los
jóvenes (Belmonte, 2010).

-Bautizadas con el nombre de tribus urbanas por el sociólogo Michel Maffesoli [1990] han
llamado la atención de los sociólogos y antropólogos precisamente por su carácter paradójico:
tribus con identidad pero de construcción mundializada por occidente.

-La violencia es el elemento de unidad de las tribus urbanas, por lo general tiene por motor el
manifestarse contra el poder político y el orden establecido.

Identidad y Necesidades del Joven Dentro de la Tribu

Todas las formas de expresión, culturales y artísticas posibilitan a los jóvenes a decir lo que
piensan de la sociedad en que viven, criticar y proponer alternativas, por lo que a menudo
tienen características contraculturales. De cierta forma, se han convertido en ese medio
ansiado de expresión, pues por naturaleza, los jóvenes buscan poder manifestarse. Estando
dentro de sus grupos urbanos, es donde sienten la libertad de ser ellos mismos.

Bruno (2009), manifiesta que las necesidades que tiene el adolescente o joven dentro de un
grupo o tribu urbana, suelen ser situaciones como, buscar una razón de ser, una imagen que
le dé seguridad, algo que tranquilice su inquietud interior y le devuelva el sentimiento de su
valor cuando siente que lo ha perdido. Así, cuanto más débil e indefenso se sienta, más
buscará a los otros e intentará identificarse con ellos; igualmente, el grupo le permitirá
afirmarse con toda seguridad.

En relación a lo anterior, un adolescente o joven puede sentir ciertas necesidades estando en


la tribu urbana, por ejemplo, necesitan aceptación por parte del grupo y sentirse
pertenecientes a ellos, lo cual, puede relacionarse directamente con el sentimiento de baja
autoestima. Además, la necesidad de independencia y la búsqueda de identidad personal,
encontrándolas dentro de estos grupos, pues ahí, todos los miembros tienen un valor, una
utilidad, todos son importantes y han de valerse por ellos mismos.

A pesar de que sea dudoso pensar en la independencia de los adolescentes, ésta se refiere a
que son independientes porque ellos deciden su forma de vestir, sus gustos musicales, sus
aficiones y principalmente, son ellos los que han elegido a su grupo de amigos. Por eso, en
este aspecto crean el sentimiento de libertad.

Como se ha visto antes, los grupos sociales también se identifican porque comparten
tendencias ideológicas. A lo largo de la historia se ha visto que ideologías como la democracia,
la paz o la libertad son características propias de los seres humanos al pasar dela infancia a la
adultez. La mayoría de las tribus urbanas que se han formado en el mundo desde 1960
aproximadamente, comparten las mismas ideologías con más o menos radicalismo, pero
finalmente muchas son compartidas.

|Por otra parte, las necesidades que genera un ser humano, son en primer lugar, necesidades
fisiológicas, de seguridad, de afiliación, de reconocimiento y autorrealización. A continuación,
se presentan tres, que interesan para poder entender mejor las necesidades del adolescente o
joven al pertenecer a una tribu urbana:  Autoafirmación: en la etapa de la adolescencia, los
jóvenes experimentan cambios fuertes físicos y emocionales, lo que lo provoca sentirse
inestable. Se considera un período difícil para los adolescentes porque ya no son tratados
como niños, pero tampoco como adultos, están en una búsqueda constante de identidad,
quieren independencia, pero aún no pueden estar lejos de sus padres y les es de gran
importancia la aceptación de sus iguales, de aquí se entiende más, porque la mayoría busca
unirse a una tribu urbana.

 Aprobación: la aprobación es una búsqueda de todos los seres humanos, sin embargo, en los
adolescentes puede marcarse más, a veces, esa búsqueda puede convertirse en algo
compulsivo llevando a sufrir episodios desagradables de ansiedad y culpa, en esencia, se trata
de necesidad de afecto, de inclusión, de pertenencia, la que en ocasiones se desvirtúa. Es
común, que para algunos jóvenes miembros de tribus urbanas, el deseo de aprobación puede
convertirse en una alta prioridad, en un anhelo recurrente que lo lleva a exhibir conductas
insanas que pueden generar un malestar emocional.
 Pertenencia: todas las personas necesitan dentro de un grupo social, como la familia o
compañeros, el sentimiento de pertenencia, se busca afecto dentro ese grupo social, eso hace
tan importante que todos puedan sentirse bien recibidos por la familia, amigos, etc. Esa
necesidad se frustra con frecuencia, lo que da lugar a desajustes personales y a estados
psicopatológicos, es aquí, donde es vital la ayuda que presta utilizar la inteligencia
emocional para que las relaciones sean satisfactorias y así poder recibir ese afecto que resulta
básico para sentirse bien.

Así pues, cuando los adolescentes y jóvenes están en medio de seres que piensan y sienten
como ellos, saben que pueden olvidarse en la mayoría de casos, de sus actitudes defensivas,
expresarse libremente sin temor a no ser comprendido o tropezar con la sonrisa irónica o
superioridad de un adulto. Dentro de una tribu urbana sienten que son tomados en serio y
encuentran un ideal y valores a medida de sus aspiraciones.

Diferencia entre tribu y banda:

Para lograr marcar una diferencia entre banda y tribu, puede mencionarse que en los últimos
años se ha catalogado a una banda como una estructura colectiva bastante continua con
liderazgos estables que abarcan parte de la vida cotidiana, ubicándose fundamentalmente en
la periferia de las grandes ciudades, mientras que las tribus urbanas han tendido a ser
agrupaciones inestables; es decir, sólo ocasionalmente colectivas, discontinuas y cuyos
componentes raramente se comprometen en ellas globalmente.

Así mismo, las tribus urbanas mantienen vínculos profundos con el territorio, cuya defensa es
el motivo de conflictos frecuentes con otras bandas igualmente territoriales; las tribus urbanas
han tenido sobre todo escenario en el centro urbano, siendo los conflictos más episódicos que
endémicos motivados por más diferencias estilísticas o rivalidades futbolísticas que por
pertenencias territoriales.

Las bandas se relacionan en gran medida con situaciones violentas, algunos analistas
mencionan que tienen encuentros cara a cara en batallas, movimientos a través del espacio
como si fueran una unidad; a lo cual se asume que el resultado de este comportamiento
colectivo es el desarrollo de una tradición, una estructura interna reflexiva, conciencia de
grupo y vínculo del territorio local.

Pérez Tornero (2006), manifiesta que a las tribus se les considera una colectividad que ocupa
una subdivisión de una unidad mayor, que por tanto, se sabe sujeto de una porción de espacio
vital, así, cifran su afirmación en la conquista de ciertos territorios, en su señalización y en su
defensa, como plazas y barrios, pero la posesión y el uso del territorio, son categorías cuya
significación se sitúa tanto en el nivel físico como en el simbólico. Esta doble dimensión, es
muchas veces más importante que la toma de posesión real de un territorio.
Durante los últimos años se puede decir y notar que tanto los jóvenes como las bandas y tribus
han cambiado, pues en el plano mediático, una de las mutaciones más visibles ha sido la
emergencia de un nuevo objeto de estudio, las denominadas “bandas latinas”, las cuales, se
tratan de grupos de jóvenes de sectores urbano-populares, cuya aparición en la escena pública
causa periódicas oleadas de pánico moral. Una de las cosas más novedosas en este tema, es el
impacto de procesos migratorios recientes, sus conexiones transnacionales y el papel cada vez
más relevante de los medios de comunicación y de internet.

Feixa (2008), cita como ejemplo, el caso del adolescente colombiano Ronny Tapias, quien fue
asesinado en Barcelona, a la salida del instituto donde estudiaba, tras sufrir una agresión por
parte de un grupo de jóvenes; de acuerdo a la investigación policial posterior, el asesinato fue
un acto de venganza de los miembros de una banda llamada “Los Ñetas”, quienes
supuestamente confundieron a Ronny con un miembro de otra banda denominada “Los Latin
Kings”, con quienes se habían peleado días antes en una discoteca. Este caso supuso el
descubrimiento mediático del fenómeno de las bandas latinas.

De igual manera, se ignoraba la presencia de miles de jóvenes de origen latinoamericano


llegados a Europa desde finales de la década de 1990, debido a diversos procesos familiares,
desterrados de sus lugares en momentos más críticos de sus vidas, la llamada difícil transición
a la vida adulta, tras esta presencia inquietante de nuevas formas de sociabilidad que cruzan
las fronteras geográficas y temporales para reconstruir identidades globales que se siguen
confundiendo con bandas tradicionales.

En Latinoamérica estas bandas se han ido conociendo y denominando “pandillas”, las cuales,
tienen normalmente carácter urbano y son una forma específica de habitar la ciudad, ejercen
poder territorial y se expresan en vecindarios circunscritos por límites geográficos precisos;
para las pandillas, el territorio es sagrado. Es así, como puede diferenciarse las bandas de las
tribus urbanas, observando que tienen similitudes, pero más diferencias que las etiquetan.
2.1 Tipos de tribus juveniles:

Actualmente, existen muchos tipos de tribus urbanas, cada una con sus propias
características. Estas tribus agruparon ciertas personas que tienen las mismas ideologías y
generalmente las demuestran en su forma de vestir, actividades o actitudes.

Cada tribu urbana se caracteriza por su propia ideología que hace una diferencia y en
cómo afecta su estilo de vida. La vestimenta es una manera típica de exponer sus ideologías.
Otra manera de expresarla es reflejar su ideología en su estilo de vida.

El objeto principal es encontrar un grupo de personas que compartan los mismos


pensamientos y que compartan una cultura urbana similar a la del individuo.

Tipos:

Emos: Esta tribu urbana nació en los años 80, derivada del género musical punk; su
nombre proviene de ‘Emotional Hardcore Music’. Se extienden a lo largo de América, Asia y
Europa, la mayoría de sus miembros son adolescentes entre 14 y 20 años. Los emos tienen un
punto de vista pesimista sobre la vida. Les preocupa su apariencia y no creen en religiones.

Usualmente utilizan el cabello liso que cubre una parte de su cara, piercings en las
cejas o labios, delineador negro, camisetas negras y zapatillas deportivas converse.

Raperos: Los raperos disfrutan de la música rap; generalmente también elaboran


graffitis y bailan breakdance. Se caracterizan por utilizar ropa suelta y de tallas grandes; las
sudaderas, las gorras, las camisetas y los zapatos deportivos grandes son comunes.

Adicionalmente, también utilizan mucha joyería grande y llamativa como zarcillos de brillantes,
cadenas doradas, anillos y relojes grandes. Suelen tener tatuajes.

Góticos: Esta tribu urbana nacida en los años 80 se deriva del punk. Suelen reunirse en
bares específicos. Son apolíticos y admiran los elementos relacionados con la muerte y lo
oculto. Escuchan música gótica.

Suelen utilizar ropa negra elaborada de cuero, delineador negro y accesorios plateados;
incorporan elementos religiosos como cruces o estrellas de cinco puntas en su vestimenta.

El nombre de esta tribu urbana se deriva de la palabra godos o visigodos, referente a los
pueblos de origen germánico que ocuparon parte de Europa. Asimismo, la cultura gótica surgió
en el Reino Unido a principios de los años 80 del siglo pasado, extendiéndose por varios países,
desde esa época los góticos se han identificado con el género musical punk y rock gótico. A los
góticos se les puede reconocer por su estética siniestra, visten de negro casi todo el tiempo,
suelen llevar elementos religiosos como cruces y estrellas, poseen atracción por la noche, la
oscuridad y todo lo relacionado a la muerte y al ocultismo; ellos intentan expresarse, a pesar
de no ser entendidos por la gran mayoría de la sociedad, en donde el negro se toma como el
color del luto y la muerte, además tienen una antipatía por el conservadurismo social y una
fuerte tendencia hacia el cinismo. Actualmente no es de las tribus más extendidas y suelen
estar en contacto con otras tribus urbanas como los punks. Las bandas musicales que más se
reconocen dentro de esta tribu urbana son: The Cure y Sex GangChildren.

Heavies: Esta tribu urbana nació en Inglaterra en los años 70 derivándose de rokeros
con ideología hippie. Es una de las tribus urbanas más difundidas, especialmente en las clases
populares.

Los heavies disfrutan de salidas los fines de semana, de escuchar música de bandas de heavy
metal, ir a conciertos y a veces el fumar cannabis. Son antimilitaristas y antiautoritarios. Casi
nunca son violentos.

Tienen cabello largo y utilizan jeans, chaquetas de cuero y camisetas negras con el logo de sus
bandas musicales favoritas.

Hippies: Esta tribu urbana nació en los años 60 con la guerra de Vietnam. No les gusta
la política, suelen tener ideas anarquistas; se proclaman como amantes de la naturaleza, de la
paz y del amor. Usualmente les gusta y fumar marihuana y experimentar con drogas
psicodélicas.

Tienen el cabello largo y utilizan ropa colorida y suelta. Suelen utilizar ropa con estampado tie-
dye (atado-teñido).

Punks: Esta tribu urbana nació en los años 70 en oposición a la decadencia de la cultura.
Actualmente son bastante radicales.

En los bares generalmente se mezclan con los skinheads y heavies. Tienen una ideología
anarquista, antifascista, antiimperialista y anticapitalista. A veces son bastante violentos y les
gusta escuchar la música punk.

Se caracterizan por tener el cabello en forma de crestas grandes y coloridas, tienen muchos
piercings y tatuajes. Suelen llevar chaquetas de cuero negras y camisetas negras con símbolos
de anarquía o con algún eslogan social.

Skaters: Esta tribu urbana se deriva del deporte Skateboarding, que consiste en deslizarse
sobre una tabla con ruedas para realizar una variedad de trucos.

A diferencia de otras tribus urbanas que se derivan de géneros musicales o estéticas, los
skaters son los practicantes de este deporte.

Los skaters están en el estilo de vida skate; la mayoría no tiene una estética definida y no
tienen una preferencia musical específica.

El skating es el deporte que se ha desarrollado a través del uso intrépido de las patinetas, ha
generado gran atracción para muchos y también ha sido considerado como una cultura
callejera por la frecuencia de ver a sus miembros en cualquier parque o espacio público de
una ciudad, haciéndolo de forma subversiva debido a que no poseen sus propios lugares para
ocuparlos libremente, por esta razón buscan espacios abiertos con condiciones de suelo
adecuadas y desniveles que son necesarios para realizar tal actividad. Los skaters se distinguen
por llevar siempre su patineta, oír música rock o punk, usar ropa holgada, gorras y tenis que
generalmente son de marcas exclusivas y no tan comerciales.

Rastafaris: Esta tribu urbana sigue el Rastafarismo; suelen escuchar reggae, hip hop y ska.
Disfrutan de un estilo de vida sencillo y lo más natural posible. Valoran la paz, la felicidad y la
amistad.
Suelen llevar el cabello en forma de dreadlocks, utilizar sandalias y ropa cómoda y grande.
Generalmente utilizan los colores de la bandera de Jamaica.

Esta tribu se caracteriza por la protesta que ejerce en contra de la pobreza, la opresión y la
desigualdad, al ser una tribu de ideología espiritual. Su principal creencia es hacia su dios
HaileSelassie, quien fue emperador de Etiopía, en el año 1930. Su surgimiento se dio
especialmente en los barrios marginados de Jamaica, y son muy apasionados en defender sus
creencias e identidades. Rastafari también es la religión que sus miembros practican, pero más
que una religión ellos la consideran un estilo de vida, en donde tienen principios y normas de
convivencia, de aquí, que para algunos no es considerada una tribu urbana. Su estilo se define
por usar dreadlocks o rastas para asemejar la melena del león, figura del Judah, que forma
parte de la bandera de Etiopía; usan gorros tejidos, ropa hecha de fibras vegetales, toda su
vestimenta muestra los colores de Etiopía que significa la Madre Tierra para ellos, adjudicando
un gran valor simbólico; dichos colores son: verde, amarillo y rojo; el verde significa la
naturaleza que es cuidada por ellos, el amarillo la riqueza de su tierra y el rojo la sangre
derramada por los mártires que han luchado por la ideología rastafari. A ellos se les relaciona
con las drogas, especialmente con la marihuana, y es que en la subcultura rastafari, la
marihuana es considerada la hierba de la salud. Su género musical está representado por el
reggae, y el mayor exponente de este estilo es Bob Marley.

Otakus: Esta tribu urbana siente una fascinación por la cultura y la música japonesa. Disfrutan
leer cómics, las películas manga y los videojuegos.

Muchas veces suelen utilizar disfraces o vestirse como sus personajes favoritos de anime o
cómics.

Hipsters: Los miembros de esta tribu urbana disfruten de la música indie y alternativa. Tienen
intereses estéticos no convencionales a la cultura principal y disfrutan la estética vintage, tanto
en ropa como en decoración.

Les gusta frecuentar lugares poco conocidos o distintos a lo popular, la comida orgánica y
artesanal, los estilos de vida alternativos y usualmente tienen puntos de vista pacífico
progresistas y ambientalistas.

Rockabillies: Se puede considerar que esta tribu se encuentra a mitad de los hipsters y de los
punks. Celebran el rock clásico de Elvis Presley, Carl Perkins y Bill Haley. Tiene sus raíces en los
años 50 en el sur de Estados Unidos.

Suelen usar chaquetas de cuero de motociclista, jeans de corte clásico, tatuajes vintage y
cabello cuidadosamente peinado.

Steampunks: Está tribu urbana busca imaginar el futuro a través de los ojos del pasado. Esto
significa que la tecnología no se basa en computadoras sino en máquinas de vapor.

Su estética es victoriana con elementos de viejas tecnologías. Sus miembros utilizan materiales
como el cuero, el metal y el encaje, acompañados con una paleta determinados neutrales
como el cobre.

Sus fanáticos generalmente no viven su día a día vestidos de esta manera, pero asisten a
convenciones donde pueden conocer a otros que comparten esta pasión.
Swaggers: Es una tribu adicta al consumo. Tienen un punto en particular para exhibirse, les
gusta que los observen, buscan un estilo de ropa particular que los defina y que sirva para
llamar la atención.

Solo usan ropa, accesorios y zapatos de marcas reconocidas.

El uso de teléfonos móviles de última tecnología es indispensable y siempre buscan lugares


que tengan acceso a wifi gratis.

Conocen todo el manejo de las redes sociales, ya que las utilizan para informar de su forma de
vida a través de fotos y vídeos.

Muppies: Esta tribu se distingue por llevar una vida sana. También son adictos a las redes
sociales y son fieles amantes de las tecnologías.

Los muppies tienen edades comprendidas entre los 25 y 35 años, son profesionales, se
encuentran muy bien preparados y eligen la satisfacción personal antes que la remuneración.

Imponen su propio estilo informal, visten de marca sin seguir tendencias.

Les gusta realizar actividades deportivas al aire libre, como el pilates, yoga y correr. Disfrutan
de la comida saludable como las frutas y las verduras.

A los miembros de esta tribu les encanta viajar, conocer diferentes culturas y gastronomías.

Rolinga: La tribu rolinga nace en Argentina a mediados de 1980, basada en la influencia de


Mick Jagger y la música de los Rolling Stones.

Los rolingas se caracterizan por usar el estilo desarrollado en los 60 por Mick Jagger y Keith
Richards.

Sus miembros usan pulseras en las muñecas, un pañuelo deshilachado en el cuello, camisas de
alguna banda del movimiento y pantalones rotos, jogging o jamaiquinos.

Flogger: Los flogger representan un culto a la propia imagen, en donde sus miembros desean
ser reconocidos, tener muchos seguidores y ser famosos, por lo que es muy popular entre los
adolescentes.

Los miembros de la tribu flogger se centran en sí mismos. No son violentos y son indiferentes a
los temas políticos y económicos

La tribu flogger nació en Argentina y luego se expandió a Latinoamérica. Se encuentra


relacionada con fotolog.com, un sitio web donde se publican fotos y se pueden realizar
comentarios.

Su estilo de vestuario se basa en pantalones pegados al cuerpo y de colores llamativos con


camisas amplias con cuello en V. Los flogger solo escuchan música electrónica.

Mods: La tribu de los mods se originó en el Reino Unido a finales de 1958 y se basaba en la
moda y la música. Los seguidores de esta corriente solo querían lo más caro y lo más popular
del momento.

Los mods solo manejaban scooters y estaban a la vanguardia de la moda y musical del
continente europeo.
Tomboy: Las mujeres pertenecientes a esta tribu se caracterizan porque usan vestuario
masculino y son muy femeninas en otros aspectos.

Sin embargo, se pueden encontrar mujeres tomboy que se comportan como los hombres.

En esta tribu también se pueden conseguir mujeres que visten de hombres, pero que se
combinan actitudes tanto masculinas como femeninas.

Gamers:

La tribu de los gamers se encuentra conformada por los aficionados a los videojuegos. Los
miembros que forman parte de los gamers juegan por muchas horas con mucha dedicación.
Un verdadero gamer conoce todos los términos y nuevas tecnologías usadas en los
videojuegos. Les interesan los juegos complejos y difíciles de manejar. Pasan horas practicando
para conocer y explotar todos los aspectos ocultos del videojuego.

Pokemones:

Esta tribu nace en Chile y su nombre nace de la serie Pokémon. Los miembros se niegan a
crecer, consideran que las responsabilidades son de los adultos y viven en un mundo de
fantasía. En cuanto a su estilo, usan peinados muy producidos con mucho gel, se maquillan los
ojos y usan piercings en diferentes zonas de la cara y el cuerpo. La ropa es holgada, muy
brillante o de colores llamativos.

Cumbieros: La tribu cumbieros agrupa a jóvenes que se interesan por el género musical de la
cumbia y sus subgéneros, como la cumbia villera. Los cumbieros suelen ser violentos y su
vocabulario es bastante precario, inapropiado e irrespetuoso. La tribu se encuentra
principalmente en países de Latinoamérica y sus miembros se caracterizan por llevar el pelo
largo, piercings y tatuajes.Los hombres llevan ropa ancha y las mujeres ropa ajustada, zapatos
deportivos, gorras, entre otros accesorios.

Chacas: Los miembros de la tribu chacas son jóvenes entre los 12 y 25 años de edad. Se
caracterizan por comportarse de manera inapropiada, llevar ropa de marca y llamativa, gorras
y pulseras. Dicen groserías y son devotos de San Judas Tadeo. Las chacas nacieron en los
barrios bajos de México. Entre sus gustos musicales se encuentran el tribal, cumbiaton y
reguetón.

Reggaetoneros: La tribu de los reggaetoneros se encuentra conformada por aquellos que


escuchan música reguetón y adoptan las costumbres de sus ídolos musicales. La vestimenta
masculina es de pantalones y camisas holgados, mientras que la femenina se caracteriza por
ser ajustada y sensual. Los hombres suelen usan cadenas largas al cuello, anillos y pulseras de
oro, lentes oscuros, cabello muy corto o trenzas, gorras y ropa de marca. La tribu se encuentra
principalmente en Puerto Rico, República Dominicana, Colombia y Panamá.

Grunges: Esta tribu urbana nació en Seattle, Estados Unidos a mediados de los años 90. Están
muy interesados en la música grunge, especialmente en bandas como Nirvana, Pearl Jam y
Sonic Youth. Les gusta la música, y rechazan a la sociedad consumista y a las personas que no
tienen personalidad. Usualmente tienen un look algo sucio y se caracterizan por utilizar
camisetas con rayas tipo escocesas, jeans rasgados y botas Doc Martens.

Skinheads: Esta tribu urbana disfruta de los géneros musicales ska, rock y punk. Les gusta el
fútbol y la cerveza. Suelen vestirse con jeans, botas, camisetas, suspendedores, chaquetas y
faldas de cuadros; generalmente llevan la cabeza rapada.
Canis: Utilizado en España, para llamar a los jóvenes vinculados con la delincuencia y la
violencia, hacia las demás personas, se cree que son desendientes de gitanos, además suelen
estar en los barrios de clase media y media-baja.

Rockeros: Esta cultura urbana tuvo origen desde los años 50, su ideología es tradicionalista,
rebelde e individualista. El rock ha sido considerado el creador de muchos géneros y
tendencias como el heavy metal y el grunge. La mayoría de los rockeros se caracterizan por
romper leyes, andar en sus motocicletas, usar ropa negra y playeras que generalmente tienen
la foto de varias bandas rockeras de su preferencia, algunos usan el pelo largo y muchos tienen
carácter sereno y pacífico a menos que sean molestados, algunos se les ha reconocido por su
gusto por la cerveza y a varios exponentes del rock se les ha visto involucrados en drogas. La
comunidad rockera ha evolucionado especialmente por las creaciones de los diferentes
géneros de rock que ahora se escuchan, y por la insistencia de darse a conocer como personas
cultas a través de la creación de canciones que poseen letras con un sentido para ellos y sus
seguidores. Entre sus actividades más habituales están, asistir a conciertos y crear música a
través de sus propios instrumentos.

2.2Tribus juveniles y su relación:

2.2.1 Con la generación:

Las personas de la misma edad tienen necesariamente si no recuerdos


comunes, por lo menos recuerdos en común, los cuales, si difieren los unos de los
otros, distinguen aún más seguramente a quienes pueden referirse a los hechos
recordados que a aquellos que, en el mejor de los casos, sólo tienen de ellos un
conocimiento libresco (Augé, 1987: 33).

El primer gran factor estructurador de las culturas juveniles es la generación.


La generación puede considerarse el nexo que une biografías, estructuras e historia. La
noción remite a la identidad de un grupo de edad socializado en un mismo período
histórico. Al ser la juventud un momento clave en el proceso de socialización, las
experiencias compartidas perduran en el tiempo, y se traducen en la biografía de los
actores. ¿Cómo distinguir una generación de otra? Por una parte, las fronteras
generacionales responden a factores históricos y estructurales. En palabras de
Bourdleu (1979: 530), «es la transformación del modo de generación social de los
agentes lo que determina la aparición de generaciones diferentes y de conflictos de
generaciones». Por otra parte, las generaciones se identifican sobre todo por la
adscripción subjetiva de los actores por un sentimiento de «contemporaneidad»
expresada por «recuerdos en común» (Augé, 1987: 33). La conciencia que manifiestan
los actores de pertenecer a una misma generación se refleja en «acontecimientos
generacionales» (una guerra, un movimiento de protesta), lugares comunes, etiquetas
y auto calificaciones. Aunque no se trata de agrupaciones homogéneas, ni afectan de
la misma manera a todos los individuos coetáneos, tienden a convertirse en modelos
retóricos perceptibles en las historias de vida,

Las generaciones solo se pueden dividir sobre la base de un conocimiento de la


historia específica del campo involucrado. Sólo los cambios estructurales que afectan
al campo poseen el poder de determinar la producción de generaciones diferentes,
transformando los modos de generación social de los agentes y determinando la
organización de las biografías individuales y su agregación en clases de biografías
orquestadas y ritmadas según el mismo lempo (Bourdieu, 1979: 530).

Las culturas juveniles más visibles tienen una clara identidad generacional, que
sintetiza de manera espectacular el contexto histórico que las vio nacer. Aunque en
cada momento conviven diversos «estilos» juveniles. normalmente hay uno que se
convierte en hegemónico, sellando el perfil de toda una generación. Algunos aparecen
súbitamente en la escena pública, se difunden y al cabo de un tiempo se apagan, se
fosilizan o son apropiados comercialmente. Otros persisten, e incluso son
retomados/reinventados por generaciones posteriores (revivals). Sin embargo, es la
novedad lo que da carta de naturaleza a las culturas juveniles (a diferencia de las
culturas populares, que pueden definirse como «rebeldes en defensa de la tradición»,
las culturas juveniles aparecen a menudo como «rebeldes en defensa de la
innovación»). Por ello es posible analizarlas como una metáfora de los procesos de
transición cultural, la imagen condensada de una sociedad cambiante, en términos de
sus formas de vida, régimen político y valores básicos.

2.2.2 Con el género:

La posición de las muchachas puede no ser marginal, sino estructuralmente


diferente. Pueden ser marginales en las subculturas, no sólo porque son expulsadas
por la dominación de los varones a los márgenes de cada actividad social, sino porque
están centralmente situadas en un conjunto o rango de actividades diferente,
necesariamente subordinado (Garber y McRobbie, 1983: 221).

Las culturas juveniles han tendido a ser vistas como fenómenos


exclusivamente masculinos, De hecho, la juventud ha sido definida en muchas
sociedades como un proceso de emancipación de la familia de origen y de articulación
de una identidad propia, expresada normalmente en el mundo público o laboral. En
cambio, ¡para las muchachas la juventud ha consistido habitualmente en e! tránsito de
una dependencia familiar a otra, ubicado en la esfera privada. La reclusión femenina
en el espacio doméstico las ha alejado de la calle o de los locales de ocio, espacios
privilegiados de las culturas juveniles. Por otra parte, las bandas se han visto como un
fenómeno de afirmación de la virilidad, que se refleja tanto en sus actividades
violentas, como en su estética «dura». En las asociaciones juveniles, en la música rock,
en las actividades de ocio en el radicalismo político, las muchachas parecen haber sido
«invisibles», Garber y McRobbie (1983) han planteado si esta invisibilidad no es un
estereotipo cultural generado por investigadores e informantes masculinos. Para estas
autoras, la cuestión no es tanto la presencia o ausencia de las mujeres en las culturas
juveniles definidas en términos androcéntricos, sino las formas con que interactúan
entre ellas y con otros sectores para negociar un espacio propio, articulando formas
culturales, respuestas y resistencias específicas. Si las muchachas son «marginales» o
«pasivas» en el rack, la sexualidad y la política -¿pero ha sido siempre así?-, es
probable que en su vida ocupe un lugar central la sociabilidad femenina de! vecindario,
las culturas de fans y clubes de fans, la organización de la propia habitación (bedroom
culture), etc, Sin embargo, la atención exclusiva a la esfera privada no ha de hacemos
olvidar que las chicas, como los chicos, viven su juventud en una multiplicidad de
escenarios. Como ha observado He!ena Wulff en su estudio sobre una micro cultura
juvenil femenina de Londres:

Parte de la cultura de las chicas tiene su base en el dormitorio. Es el lugar para


los sueños narcisistas. para experimentar con el vestido, los cosméticos y los nuevos
bailes. A veces las chicas quieren estar solas, otras veces con amigas, y también los
grupos mixtos se encuentran en la habitación de alguna de ellas. Esto es una parte de
la cuestión. Por otra parte, sospecho que en los dormitorios de los chicos tienen lugar
actividades semejantes. Si bien algunas chicas están confinadas a la esfera privada,
otras muchas acuden al club juvenil y se encuentran, como los chicos, en la esquina de
la calle (Wu1ff, 1988: 166-167).

2.2.3Con la clase:

El término «cultura juvenil» se basa en el hecho de que lo que le sucedió a la


({juventud» en este período era radical y cualitativamente distinto de cualquier cosa
que hubiera sucedido antes. Sugiere que todo lo conseguido por la juventud era más
trascendente que la permanencia de diversos tipos de grupos de jóvenes, o que las
diferencias en su concepción de clase social. Sostiene una cierta interpretación
ideológica -por ejemplo, que la edad o la generac16~ son lo más importante, o que la
cultura juvenil era «incipientemente interclasista»-, incluso que la juventud se había
convertido en una clase. Por tanto, identificaba cultura juvenil exclusivamente con sus
aspectos más epifenoménicos: música, estilos, consuma de ocio (Hall y Jefferson, 1983:
15).

En los años de posguerra se popularizaron diversas teorías que predicaban la


emergencia de una cultura Juvenil homogénea e interclasista, proponiendo la edad y la
generación como factores sustitutivos de la clase en la explicación del conflicto y del
cambio social. En los países occidentales existían tendencias que permitían justificar
dichas teorías (la escolarización masiva, la «democracia» del consumo y la moda, el
gusto generacional por el rack), Pero lo que enmascaraba la noción diferencias entre
estratos diferentes de jóvenes, la base social de las culturas juveniles, su relación con
la cultura dominante- era más Importante de lo que revelaba. Para los autores de la
escuela de Birmingham, por ejemplo, no es la edad sino la clase el factor estructurante
de las culturas juveniles británicas de posguerra, tanto las de raíz obrera (teds, mods,
skins) como las de clase media (hippies, freaies) (Hall y Jefferson, 1983). Para estos
tutores, las culturas juveniles pueden interpretarse como intentos de afrontar las
contradicciones que pertenece irresueltas en la cultura parental, como elaboraciones,
simbólicas de las identidades de clase, generadas por los Jóvenes en su transición
biográfica a la vida adulta, que colectivamente supone su incorporación a la clase. Las
cambiantes relaciones de las culturas juveniles con las culturas parentales y con la
cultura dominante pueden explicar la coexistencia de diversos estilos juveniles en cada
momento histórico, que a grandes rasgos trazan fronteras sociales, pero que también
pueden presentarse de manera oblicua. son importantes, en este sentido, los procesos
de circulación, apropiación y sincretismo cultural, que impiden la correspondencia
mecánica entre culturas juveniles y clase. La relación entre cultura juvenil y clase se
expresa sobre todo en la relación que los jóvenes mantienen con las culturas
parentales. Ésta no se limita a una relación directa entre padres, hijos, sino a un amplio
conjunto de interacciones cotidianas entre miembros de generaciones diferentes. en el
seno de la familia, el barrio, la escuela, la red amplia de parentesco, la sociabilidad
local, etc. Los Jóvenes habitan, como ius padres, en un medio familiar y social
específico, que ejerce las funciones de socialización emana: Mediante la interacción
cara a cara con parientes y vecinos mayores, los jóvenes aprenden algunos rasgos
culturales básicos (roles sexuales, lenguaje, maneras de mesa, gustos estéticos),
Mientras las culturas parentales de clase. Media tienden a concentrar estas funciones
en la familia nuclear, las culturas obreras dan mucha más Importancia a la familia
ampliada y la comunidad local. Estos contextos íntimos también vinculan a los jóvenes
con el mundo externo: la percepción del mundo del trabajo para los jóvenes obreros,
de la «carrera» para los jóvenes de clase media, las valoraciones sobre la policía y la
autoridad, las interpretaciones que se hacen de los medios de comunicación, etc.
Aunque se identifiquen con otros miembros de su propio grupo de edad, los jóvenes
no pueden ignorar los aspectos fundamentales que comparten con los adultos de su
clase (oportunidades educativas, itinerarios laborales, problemas urbanísticos,
espacios de ocio, etc.). La mayor parte de la literatura sobre las culturas juveniles se ha
centrado en los jóvenes de clase obrera. Los jóvenes de clase media sólo han sido
considerados cuando han participado en movimientos disidentes o contraculturales (es
decir, cuando han provocado problemas a sus mayores). Aunque no siempre expresen
su identidad de manera tan espectacular como sus coetáneos proletarios, los jóvenes
de clase media -o los que aspiran a serlo comparten determinadas modas, músicas,
intereses focales, espacios de ocio, adornos, que a menudo se traducen en
determinadas etiquetas usadas en la interacción social de la vida cotidiana: yeyés,
jeunesse dorée, kumbayás, pijos, chavos fresa, juniors, etc. Urge, por tanto, estudiar
más a fondo el amplio espectro de estilos juveniles de clase media:

Puede que los jóvenes de clase media no sean un grupo problemático para el
conjunto de la sociedad, pero ello no significa que no experimenten problemas en
tanto que jóvenes. Puede que sean privilegiados, pero no siempre se sienten
complacidos. Como los teenagers obreros, están sujetos a diversas presiones; los
detalles pueden diferir a causa de sus carreras educativas y experiencias previas. pero
no por eso dejan de vivir las contradicciones de su tiempo. Sus intereses políticos y
actividades de ocio expresan a menudo valores específicamente «burgueses», pero los
caminos emprendidos van del radicalismo intelectual al conservadurismo burocrático.
Los estudiantes, por ejemplo, tienen a su disposición diversos recursos políticos,
artísticos. religiosos e intelectuales a los que no siempre pueden accederlos jóvenes de
otros medios sociales (Roberts, 1983: 159).

Con la etnicidad:

A medida que la generación de nacidos en América va llegando a la madurez,


el sistema de vida de Comerville ha experimentado cambios significativos. Los lazos de
lealtad a los paesani no ligan al hijo con el padre. Incluso la familia italiana se ha
dividido en dos generaciones separadas. Los nacidos en Italia son conocidos por la
generación más joven como greasers (pringosos). A menudo, los hijos sienten un
fuerte apego a sus padres y no obstante, los desprecian. Algunos de los mayores gozan
de posiciones respetadas, pero en lo general no poseen la autoridad característica de
que disfrutan en la mayoría de las sociedades (Whyte, 1972: 18-19).

Desde sus orígenes, el fenómeno de las bandas juveniles se ha asociado a la


identidad cultural de la segunda generación de emigrantes a zonas urbanas de Europa
y Norteamérica. Dado que los jóvenes de la segunda generación no pueden
identificarse con la cultura de sus padres, que sólo conocen indirectamente, pero
tampoco can la cultura de su país de destino, que los discrimina, podrían interpretarse
sus expresiones culturales como intentos de recomponer mágicamente la cohesión
perdida en la comunidad original. Además de la etnicidad, hay otros factores que
intervienen en la conformación de las bandas juveniles, como la generación, el género,
la clase social y el territorio. Lo que me interesa constatar es que estos factores
interactúan en la conformación de «estilos» generacionales, que puede entenderse
como «soluciones simbólicas» a los problemas irresueltos en la cultura parental (Hall y
Jefferson, 1983; Feixa, 1993b). El cine ha representado a menudo las peleas callejeras
en las ciudades estadounidenses entre bandas de hispanos, negros, italianos, chinos y
otras minorias étnicas (pensemos, por ejemplo, en West Side Story de Robert Wise,
1961). La oposición entre el «nosotros» y el «otros» se reviste de componentes
étnicos, y a menudo se expresa a través del conflicto por el territorio urbano. No es
casualidad, tampoco, que las culturas juveniles británicas de posguerra surgieran de
manera paralela a los procesos de descolonización y a la masiva llegada de inmigrantes
ultramarinos, que afectaron al conjunto de estilos juveniles, pero que sobre todo
generaran formas específicas de identidad étnica generacional, como los rastafarianos
(Hebdige, 1983). La música reggae es una de las expresiones más interesantes de esta
«reinvención» de la identidad étnica. En las interacciones entre los diversos grupos
juveniles, las fronteras étnicas pueden confundirse con las fronteras raciales
(entendidas como etiquetas sociales). De los tods a los skinheads, algunas de las
culturas juveniles se articulan como respuesta al «otro», de ahí que a menudo se les
culpe de todo comportamiento racista, cuando lo que hacen es expresar abiertamente
prejuicios xenófobos que se mantienen latentes en el seno de la cultura dominante,
actuando como metáforas de la crisis social. Por otra parte, en determinados
contextos multiétnicos se dan también procesos de «realización», es decir, de
creaciones sincréticas fruto de la interacción entre jóvenes de diversos orígenes, como
la «micro cultura» estudiada por Helena Wulff en Londres (1988). Pero incluso en estos
contextos es fundamental la «reinvención» de la identidad étnica por parte de los
jóvenes.

2.2.3 Con el territorio:

A través de la función de territorialidad la subcultura se enraíza en la realidad


colectiva de los muchachos, que de esta manera se convierten ya no en apoyos
pasivos, sino en agentes activos. La territorialidad es simplemente el proceso a través
del cual las fronteras ambientales son usadas para significar fronteras de grupo y pasan
a ser investidas por un valor subcultural. Ésta es, por ejemplo, la función del fútbol
para los skinheads. La territorialidad, por tanto, no es sólo una manera mediante la
cual los muchachos viven la subcultura como un comportamiento colectivo, sino la
manera en que la subcultura se enraíza en la situación de la comunidad (Cohen, 1972:
26-27).

El último de los factores estructurales de las culturas juveniles es el territorio.


Aunque puede coincidir con la clase y la etnia, es preciso considerarlo de manera
específica. Incluso puede predominar a veces sobre los dos factores citados: en barrios
interclasistas, las bandas tienden a ser interclasistas; en barrios interétnicos tienden a
ser interétnicas; en ambos casos no hacen más que reflejar las formas específicas que
adopta la segregación social urbana. Las culturas juveniles se han visto históricamente
como un fenómeno en esencia urbano, más precisamente metropolitano. La mayor
parte de estilos espectaculares han nacido en las grandes urbes de los países
occidentales (Chicago, San Francisco, Nueva York, Londres, París). Pero el origen no
determina el destino. En la medida que los circuitos de comunicación juvenil son de
carácter universal -mass media, rock, moda-, ¡que hay problemas como e! paro que
afectan a los jóvenes de diversas zonas, la difusión de las culturas juveniles tiende a
trascender las divisiones rurales/urbano/metropolitano. Ello no significa que se den el
mismo tipo de grupos en un pequeño pueblo, en una capital provinciana o en una gran
ciudad, ni que ser punk signifique lo mismo en cada uno de estos territorios. Urgen, en
este sentido, análisis comparativos que establezcan correlaciones a escala nacional e
internacional. La emergencia de la juventud, ¡desde e! período de posguerra, se ha
traducido en una redefinición de la ciudad en el espacio y en el tiempo. La memoria
colectiva de cada generación de jóvenes evoca determinados lugares físicos (una
esquina, un local de ocio, una zona de la ciudad). Asimismo, la acción de los jóvenes
sirve para redescubrir territorios urbanos olvidados o marginales, para dotar de nuevos
significados a determinadas zonas de la ciudad para humanizar plazas y calles (quizá
con usos no previstos). A través de la fiesta, de las rutas de ocio, ¡pero también de!
grafiti y la manifestación, diversas generaciones de jóvenes han recuperado espacios
públicos que se habían convertido en invisibles, cuestionando los discursos dominantes
sobre la ciudad. A escala local, la emergencia de culturas juveniles puede responder a
identidades barriales, a dialécticas de centro-periferia, que es preciso desentrañar. Por
una parte, las culturas juveniles se adaptan a su contexto ecológico (estableciéndose
una simbiosis a veces insólita entre «estilo" y «medio,). Por otra parte, las culturas
juveniles crean un territorio propio, apropiándose de determinados espacios urbanos
que distinguen con sus marcas: la esquina, la calle, la pared, el local de baile, la
discoteca, el centro urbano, las zonas de ocio, etc.

2.2.4Con el estilo:

El estilo constituye, pues, una combinación jerarquizada de elementos


culturales (textos, artefactos, rituales), de los que pueden destacarse los siguientes:

a) Lenguaje. Una de las consecuencias de la emergencia de la juventud como


nuevo sujeto social es la aparición de formas de expresión oral características de este
grupo social en oposición a los adultos: palabras, giros, frases hechas, entonación, etc.
Para ello los jóvenes toman prestados elementos de sociolectos anteriores
(habitualmente de argots marginales, como el de la droga, el de la delincuencia y el de
las minorías étnicas), pero también, participan en un proceso de creación de lenguaje.
El uso de metáforas, la inversión semántica y los juegos lingüísticos son
procedimientos habituales. A veces los argots juveniles abarcan amplias capas de la
población (como sucedió con el lenguaje del rollo de la Barcelona de los setenta o el
lenguaje pasota de la movida madrileña). Otras veces son lenguajes iniciáticos para
colectivos más reducidos que después se difunden (como sucedió con el «lenguaje de
la onda» de los jipitecas mexicanos o el «caló» de los chavos banda). En cualquier caso,
el argot de cada estilo refleja las experiencias focales en la vida del grupo (los términos
turn on, tune in y drop out expresaban una determinada visión de la vida y del
mundo). Las frases hippies constituyen una jerga compleja, obtenida eclécticamente
de la cultura de los negros, del jazz, de las subculturas de homosexuales y drogadictos,
del lenguaje idiomático de la calle y de la vida bohemia (Hall, 1977: 15; Rodríguez,
1989; Hernández, 1991).

b) Música. La audición y la producción musical son elementos centrales en la


mayoría de los estilos juveniles. De hecho, la emergencia de las culturas juveniles está
estrechamente asociada al nacimiento del rock & roll, la primera gran música
generacional. A diferencia de otras culturas musicales anteriores (incluso el jazz), lo
que distingue al rock es su estrecha integración en el imaginario de la cultura juvenil:
los ídolos musicales «son muchachos como tú», de tu misma edad y medio social, con
parecidos intereses. Desde ese momento, la música es utilizada por los jóvenes como
un medio de autodefinición, un emblema para marcar la identidad de grupo. Fueron
sobre todo los mods los primeros que usaron la música como un símbolo exclusivo, a
través del cual distinguirse de los jóvenes conformistas: la música está en la base de la
conciencia, creatividad y arrogancia. La evolución de las subculturas se asocia a
menudo a tendencias musicales: Elvis y los teds, los Who y los mods, el reggae y los
rastafarianos, el folk, la psicodelia y los hippies, los Sex Pistols y los punks, Public
Enemy y los rappers, Iron Maiden y los heavies, etc. Aunque otras veces la
identificación entre música y estilo sea menos evidente: mientras los primeros
skinheads eran partidarios del ska, con posterioridad surgió la oi music, y en la
actualidad no existe una única tendencia musical que los identifique como grupo. Es
importante señalar que la mayor parte de los jóvenes hacen un uso selectivo y creativo
de la música, que escuchan en la radio, el tocadiscos o asistiendo a conciertos. Pero
también es importante su participación en la creación musical: numerosas bandas
juveniles pasan a ser bandas rocanroleras (ello es importante, por ejemplo, en el
fenómeno hardcore asociado al punk) (Frith, 1982; Bondi, 1984; Aguilar et al., 1993).

e) Estética. La mayor parte de los estilos se han identificado con algún


elemento estético visible (corte de pelo, ropa, atuendos, accesorios, etc.): el vestido
eduardiano de los teds (originalmente llevado por dandies durante el reinado del rey
Eduardo), el tupé y la cazadora de los roekers, los trajes a medida de los mods, la
cabeza rapada y botas militares de los skindeads, los vestidos floreados y las melenas
de los hippies, el dreadlock (cabellos largos y trenzados) de los rastas, los alfileres y
mohicanos de los punks, etc. Pero no deben confundirse las apariencias con los
actores: raramente se trata de uniformes estandarizados, sino más bien de un
repertorio amplio que es utilizado por cada individuo y por cada grupo de manera
creativa. Lo que comparten la mayoría de los estilos, eso sí, es una voluntad de marcar
las diferencias con los adultos y con otros grupos juveniles. Aunque los accesorios se
consigan a menudo en el mercado, otras veces son producidos artesanalmente por los
propios jóvenes, e incluso se consiguen en circuitos comerciales alternativos
generados por las subculturas (los drugstares y puestos callejeros hippies. el tianguis
de los chavos banda mexicanos, etc.). Aunque sólo una pequeña minoría de jóvenes
adoptan el uniforme completo de los estilos, son muchos los que utilizan algunos
elementos y les atribuyen sus propios significados. Algunos estilos subculturales se
convierten en fuente de inspiración para el conjunto de los jóvenes, marcando las
tendencias de la moda de toda una generación (como sucedió con algunos elementos
de la moda hippy y del punk). Pero la universalización del estilo es sin duda un arma de
doble filo, porque facilita su apropiación comercial, que lo descarga de cualquier
potencial contestatario (Clarke, 1983; Delaporte, 1982; Willis, 1990).
d) Producciones culturales. Los estilos no son receptores pasivos de los medios
audiovisuales, sino que se manifiestan públicamente en una serie de producciones
culturales: revistas, fanzines, grafitis, murales, pintura, tatuajes, video, radios libres,
cine, etc. Estas producciones tienen una función interna (reafirmar las fronteras de
grupo) pero también externa (promover el diálogo con otras instancias sociales y
juveniles). Para ello aprovechan los canales convencionales (medios de comunicación
de masas, mercado) o bien canales subterráneos (revistas underground, radios libres).
Una de sus funciones es precisamente invertir la valoración negativa que se asigna
socialmente a determinados estilos, transformando el estigma en emblema: las marcas
del grupo encontradas a través del estudio de los diferentes productos
comunicacionales se constituyen en resistencia a la descalificación. Los ejemplos más
espectaculares son los grafitis neoyorkinos, los murales cholos, y los fanzines, que se
han convertido en emblema de una cultura juvenil internacional-popular (Reguillo,
1991; Urteaga, 1995).

e) Actividades focales. La identificación subcultural se concreta a menudo en la


participación en determinados rituales y actividades focales, propias de cada banda o
estilo: la pasión por el scooter de los mods, el partido de fútbol de los skinheads, el
consumo de marihuana de los hippies. Habitualmente, se trata de actividades de ocio.
La asistencia a determinados locales (pubs, discotecas, bares, clubes) o la ejecución de
determinadas rutas (la zona "pija" frente a la zona «progre,) puede determinar las
fronteras estilísticas. A veces estas actividades focales se confunden con el estilo
mismo: skaters, breakers, graffers, taggers, etc. (Flores, 1986; Hall y Jefferson, 1983).

Referencias

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Urban tribes. Recuperado de poster.4teachers.org

Type of urban tribes. Recuperado de sites.google.com

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Hipster. Recuperado de wikipedia.org

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http://www.lazoblanco.org/wp-content/uploads/2013/08manual/adolescentes/0012.pdf

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