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Clastres, Pierre. 1978. La sociedad contra el Estado. Barcelona: Monte Ávila editores. Capítulo
XI. Pgs.165-191.
Porque en el estado unos pocos guían a muchos para cumplir con fines individuales, mientras
que en la sociedad primitiva esto es inaceptable, siempre se hacen cosas con fines que
representen a toda la sociedad. Por otro lado, a la sociedad primitiva le gusta su autonomía de
otras sociedades primitivas o tribus, el estado busca unificación. Además, que el estado impone
el trabajo para sobre abundancia mientras que en la sociedad primitiva el trabajo se guía por la
necesidad, nadie quiere ser más que otro.
Evaluación:
Las comunidades primitivas son sociedades sin estado, de este pensamiento nace la posibilidad de
construir una antropología política como ciencia. Estas sociedades están incompletas, no son sociedades
civilizadas, es lo que dicen las crónicas y trabajos de investigadores, no pueden pensar en sociedad sin
estado, pues este es el destino de toda sociedad, esto revela el etnocentrismo presente, se piensa
entonces que la sociedad sigue un único sentido, mismas etapas de la cuales el estado es el más alto
escaño.
Esto se debe a las carencias que se ven en esas sociedades arcaicas, escritura, historia y estado, además
en el tema de la economía de subsistencia acompañada de una inferioridad tecnológica, esto se ve
negativo por la comparación con la realidad de nuestro contexto. Sin embargo, la tecnología tiene el fin
de satisfacer las necesidades y estas sociedades logran este fin, por lo cual no se puede hablar de
inferioridad tecnológica. Es más, en pueblos esquimales y australianos sorprende la riqueza,
imaginación, técnica y eficacia de sus invenciones, además se puede apreciar esto en museos
etnográficos.
La sociedad primitiva es igualitaria, los hombres son dueños de su actividad, y dueños de la circulación
de los productos de esa actividad, en consecuencia, cuando se transforma la actividad de producción se
desvía el objetivo inicial. Entonces cuando el hombre deja de producir para sí mismo y lo hace para los
demás, sin reciprocidad se habla de trabajo, el intercambio es sustituido por el terror de la deuda.
Cuando el trabajo es alienado, y se divide la sociedad entre dominantes y dominados esta sociedad deja
de ser primitiva, lo que la destruye es el poder y el respeto a este, pues el poder, funda la relación
económica de explotación, y la relación política de la aparición de clases.
En la sociedad primitiva el trabajo se limita a la necesidad, no hay competencia y por ende no hay
desigualdad, su economía es autónoma y no hay rey ni ley, el jefe es alguien con prestigio, no con poder,
no dispone de ninguna autoridad, de ningún poder de coerción, de ningún medio de dar una orden, el
resuelve los conflictos, él sabe su lugar y la sociedad también, por lo cual es vigilado estrictamente y de
ninguna manera se permitirá que se convierta en déspota, donde si tiene autoridad es a nivel militar,
donde probablemente gano su prestigio como líder y estratega, aun así las guerras siempre irán guiadas
por los deseos de la sociedad y no por las de un solo individuo, está al servicio de la tribu, de caso
contrario esta le abandona. Si él se impusiera a la tribu seria el nacimiento del poder político, pero este
iría ligado a la violencia e imposición.
Pero como surge la propiedad privada, si satisfacer las necesidades evita la acumulación privada, no hay
deseo de sobreabundancia, es más fácil identificar las condiciones de la no aparición de estado, que las
de su aparición, como ser que esté compuesta por un pequeño número de integrantes, así es como
existen varias tribus que en ocasiones pueden llegar a aliarse, pero no con el deseo de fusionarse, a
diferencia del deseo del estado que es de unificar. Un pensamiento importante de los profetas salvajes
para resaltar es que es nacimiento del mal está en el Uno, pero el orden político dice que el Uno es el
estado.
Los profetas y los jefes tenían un solo poder, la Palabra, opuesta a la violencia, pero con poder. Se puede
ver que alguna vez los profetas se fueron contra los jefes y fueron escuchados, entonces parece ser que
la palabra, discurso, es quizás el génesis del estado. Pero aun así la lucha de estos pueblos siempre fue
contra el surgimiento del estado.
Me parece muy interesante la idea de este autor, haciendo una crítica al pensamiento etnocentrista, y
en base a datos de ciertos pueblos “indios” mostrar que no hay solo una línea de desarrollo, y que otras
formas de organización son válidas, además que estas sociedades primitivas eran reacias a la
estatización, y que debido a sus formas hacían difícil que se plantara en ellas. Por otro lado, el hace
critica la antropología económica, mostrando que la parte política de la sociedad es la que la define, mas
allá de su desarrollo económico y tecnológico.
Estos planteamientos en base a sociedades sin estado, para buscar el origen del estado en sociedades
que son tan diferentes a las que lo poseen, me parece un camino estratégico, y creo que en efecto la
palabra tiene un poder enorme cuando quien la usa tiene prestigio, es decir, nadie podría desconfiar y
por ende tendría un poder para direccionar a las personas que le escuchan.
Esta lectura me dejo con la duda de cómo se hubiera desarrollado un estado sin influencia europea
como él explica que estaba por suceder por la región de Brasil.