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Derechos en conflicto
El deber del partido de clase del proletariado de protestar y resistir la opresión
nacional no surge de ningún ‘derecho de las naciones’ especial, así como, por
ejemplo, su lucha por la igualdad social y política de los sexos no resulta en
absoluto de cualquier “derecho especial de la mujer” al que se refiere el
movimiento de emancipacionistas burgueses. Este deber surge únicamente de la
oposición general al régimen de clases y a toda forma de desigualdad social y
dominación social, en una palabra, de la posición básica del socialismo.
Rosa Luxemburgo, La cuestión nacional, 1909
La izquierda y la derecha del capital tienen sus propias ideas sobre cómo
administrar la sociedad de clases y, por tanto, la sexualidad. Pero al manipularlo
de una manera u otra, solo buscan preservar las relaciones sociales existentes
donde realmente se encuentra la raíz del problema. Se dice que el feminismo y su
descendencia ideológica pueden abordar mejor la difícil situación de las mujeres y
la comunidad LGBT. Pero la mayoría de las feministas no tienen ningún interés en
socavar el capitalismo, incluso las feministas socialistas tienden a significar algo
más de feminismo que nosotros: no la abolición del trabajo asalariado, el dinero y
los estados, sino la redistribución de la riqueza y un estado de bienestar.
Hoy, el único camino a seguir para toda la humanidad es que la clase explotada, el
proletariado, se libere de los grilletes del Estado capitalista en una revolución
internacional que libere la producción de la mano muerta de las necesidades de
lucro capitalista y cree una asociación libre de intereses. productores dedicados a
la producción para necesidades sociales. Esta transferencia de los medios de
producción a la propiedad común también significará que la familia
monógama dejará de ser la unidad económica de la sociedad. […] El
último recurso de las feministas es argumentar que el comunismo no
librará automáticamente a la sociedad de las actitudes patriarcales, con lo
que estaríamos de acuerdo, pero el punto es que sin una revolución
comunista no habrá base para ningún cambio real de actitudes.
CWO, Women and Communism, 1986
No es asunto nuestro crear planos para la nueva sociedad, pero lo que podemos
decir es que la abolición de las clases transformará fundamentalmente la forma en
que pensamos sobre la sexualidad y la forma en que tratamos a nuestros
semejantes. Ya no atada por el marco de los derechos e identidades en
conflicto, por el impulso competitivo del lucro, la sociedad futura
reemplazará el gobierno de las personas por la administración de las
cosas. El amor, la camaradería y la solidaridad interior gobernarán las
relaciones sexuales, más que el intercambio de mercancías, los prejuicios
o la violencia.