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intelectual del mundo griego, el centro la nueva orientación que allí cobra
de atracción de los nobles espíritus de la la investigación filosófica. No puede
época, propugnáculo del libre desarrollo entenderse el tránsito del predominio
de la personalidad humana. Cierto es que de los problemas de la naturaleza,
las luces se ven acompañadas por sombras característico de la filosofía anterior, a
inevitables; que instituciones y costum- la posición central que conquistan
bres progresistas contienen aspectos infe- ahora los problemas humanos, si no se
riores y gérmenes de corrupción; que el relaciona la evolución de los intereses
espíritu de libertad se ve a veces abatido intelectuales con la situación político-
por olas de intolerancia de las que son social.
víctimas los mismos pensadores protegi- Las guerras persas y las exigencias pos-
dos por Pericles; que el iluminismo racio- teriores de la hegemonía imperial de Ate-
nalista —expresado de diversas maneras en nas habían impuesto la extensión, a todos,
la filosofía de Anaxágoras y de algunos de los deberes militares y, por consi-
sofistas, en la historiografía de Heródoto guiente, de los derechos políticos, cuyo
y de Tucídides, en la poesía de Eurípides, ejercicio se hacía efectivo concediendo
etcétera— tiene a veces adeptos inmorales una indemnización a los magistrados po-
como Critias o como Alcibíades. Pero el pulares. La economía agrícola feudal ya
florecimiento de las artes y las letras y se había transformado en economía in-
el fermento de vida intelectual que se pro- dustrial y comercial; nuevas clases —de
ducen en la Atenas del siglo V con la mercaderes, artesanos, marineros— parti-
aparición de genios como Fídias, los tres cipan en el gobierno del estado; la reduc-
grandes trágicos, Aristófanes, Tucídides, ción de los poderes del Areópago
Sócrates, acaso no tengan parangón en aumenta los de la asamblea popular; se
otra ciudad o época; y si todos estos gran- siente la necesidad de preparar nuevas
des hombres hallan clima propicio para el élites dándoles una cultura politico-
desarrollo y la expresión de su genio, ello jurídica basada en el conocimiento de los
se debe a "la constitución y a las condi- problemas intelectuales y morales y
ciones concretas de la vida ateniense; y asistida por una dialéctica capaz de
la nodriza común fue aquella libertad imponerse y triunfar en las asambleas y
cuyo elevado valor no todos en los tribunales. La adquisición de
reconocieron" 1
semejante cultura exige maestros que no
A esa libertad —consecuencia de la se encierren, como antes lo habían hecho
evolución política ateniense después de los naturalistas, en la esfera de sus
las guerras persas— se vincula también problemas y de sus escuelas, sino que
1
DE SANCTIS , G., Storia dei Greci,
ofrezcan la enseñanza que el público
Florencia, 1939, t. II, pag. 346. reclama y está dispuesto a pagarles. Y es
así como aparecen los sofistas —Protá-
goras de Abdera, en Tracia; Gorgias
de
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a. C., pero sostiene que no fue un pen- que en la de Teléclides, se lo acusa ora de
sador cuyo nombre pueda pertenecer a la ser quien hace malograr la conciencia de
historia de la filosofía, y que Platón, Je- lo trágico de Eurípides, ora de ser el ver-
nofonte, Aristóteles y los demás autores dadero autor de los dramas de éste; pero
que lo presentaron como filósofo y maes- sobre todo se lo presenta en Las nubes
tro se han servido de su nombre, así como como figura que es una perfecta carica-
hubieran podido utilizar cualquier otro, tura del tipo de filósofo que investiga y
para llevar a cabo la creación literaria disputa, lo cual prueba que como tal de-
del ideal del sabio, tal como cada uno de bía conocerlo todo el mundo en Atenas,
ellos lo concebía, sin preocuparse en abso- y confirma, indirectamente, además, la
luto por la fidelidad histórica. Todos estos declaración del Banquete de Jenofonte,
retratos, por lo tanto, pertenecerían a la según la cual se lo apodaba "el pensador".
Sokratesdichtung y no existirían acerca Por otro lado, el asiduo contacto de Só-
del personaje testimonios históricos dig- crates con los jóvenes y sus continuas dis-
nos de tal nombre, ni mucho menos acer- cusiones acerca de problemas jurídicos y
ca de su hipotética doctrina. políticos, morales y religiosos se hallan
Esta reducción de la figura tradicional confirmados en forma indiscutible por la
de Sócrates a puro mito contradice los misma denuncia que determinó su pro-
datos señalados por De Strycker, que do- ceso y condena: imputaciones que pocos
cumentan la existencia histórica de un años después repite el líbelo de Polícra-
ciudadano admirable y admirado por su tes5, que a su vez suscita las reivindicacio-
justicia ejemplar y consejero a quien los nes de Lisias, Isócrates y Jenofonte, junto
jóvenes consultaban en las contingencias a la de Platón.
decisivas de su vida; y contrasta aún más Aun por debajo de las deformaciones
con el hecho histórico de las representa- hostiles encontramos, pues, atestiguado
ciones efectuadas en Atenas, durante la por las interpretaciones malévolas mis-
vida de Sócrates, de comedias como las de mas, el terreno firme de los datos histó-
Teléclides, de Los aduladores de Éupolis ricos, esto es, la existencia y actividad
(421), del Connos de Amipsias (423) reales de un Sócrates pensador y maestro,
y de Las nubes (423), Las aves (414) y conocido como tal por todos en la Ate-
Las ranas (405) de Aristófanes. En todas nas de su tiempo. En lo que concierne a
ellas Sócrates aparece vinculado a los so- 5
También hay que mencionar la Vida de Só-
fistas y a Eurípides y corno un pensador crates, de ARISTÓJENOS (de esta obra han que-
que en la comedia de Amipsias hace gala, dado fragmentos recogidos por K. MUELLER en
Fragm. histor. graecorum, París, 1841-1883, t.
frente a un coro de pensadores, de su
II, pág. 280 y sigs.), basada en parte en recuerdos
sabiduría y de su heroica continencia. En personales del padre del autor, quien había cono-
las dos últimas de Aristófanes, al igual cido a Sócrates.
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este punto fundamental podemos enton- ciones con Aspasia y todo el círculo de
ces aceptar como verdaderos otros datos Pericles y muchos otros personajes promi-
biográficos que nos ofrecen especialmente nentes; pero, en especial, con todos los
Jenofonte y Platón y reconstruir la vida sofistas que suelen actuar en Atenas.
de Sócrates en sus lineamientos esenciales. Acaso pueda aceptarse la tradición —pro-
Su nacimiento, acontecido en un ba- cedente de su contemporáneo Ión de
rrio suburbano de Atenas, debe situarse Quíos y recogida por Diógenes Laercio
en el año 470-469, puesto que al morir y por Simplicio— según la cual en su ju-
(399 a. C.) tenía 70 años cumplidos. ventud había escuchado a Arquelao, dis-
Hijo del escultor Sofronisco, cuyo arte cípulo de Anaxágoras; lo cierto es que
aprendió y ejerció algún tiempo, y de Fe- Jenofonte afirma (Memor,, I, i, 12 y sigs.,
nareta, una partera muy conocida, tuvo de y vi, 14) que se había familiarizado con
su familia recursos sin duda modestos los "antiguos" filósofos, y Platón le hace
pero que le permitieron adquirir la cul- recordar en Fedón 96-97, su pasión
tura tradicional de los jóvenes atenienses juvenil por conocer la ciencia física y por
de buena familia, cumplir con sus obliga- hallar una solución a los problemas natu-
ciones militares como hoplita y dedicarse rales que lo atormentaban y su hondo inte-
luego enteramente a la desinteresada mi- rés en la doctrina de Anaxágoras, seguido
sión de maestro, aunque a costa de absti- por el desengaño que le produjo la lectura
nencias heroicas, como dice Jenofonte del libro. Todo esto puede explicarnos la
(Memor., I, ii), ο de una infinita pobre- presentación que hace de él Aristófanes
za, según dice Platón (Apol., 32)6. en Las nubes, donde lo muestra suspen-
Desde su juventud parece estar en rela- dido en el aire contemplando el sol, esto
ción con las más notables inteligencias de es, preocupado por los problemas natura-
su época: los músicos Damón y Connos; les. Pero en el Fedón, 99e, Sócrates sigue
el pintor Parrasio; Eurípides —a quien en diciendo que, al no encontrar en ningún
Las ranas Aristófanes le reprocha que, por naturalista una explicación satisfactoria
el trato con Sócrates, pierda el sentido de y al no lograr tampoco hallarla por si
la sublimidad de la Musa trágica, y en mismo, tomó otro camino pensando que
Las nubes lo acusa de hacerse escribir sus la solución de los problemas no debía
tragedias por ese chacarero de pretendida buscarse en los objetos del conocimiento
sabiduría—. También parece tener rela- sensible sino en los conceptos, y Jenofonte
dice que su maestro siempre hablaba de
(6) En el proceso Sócrates declara que podría cosas humanas. Por su parte, Aristóteles
pagar de su peculio sólo la suma de una mina compendia ambos testimonios al declarar
ática (436 g) de plata. JENOFONTE (Econ., II,
iii) estima en cinco minas el total de los bienes (Metaf., 987a-b) que Sócrates no se ocu-
de Sócrates. paba de la naturaleza sino de las cosas
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menta que iba condensándose sobre su núes ... filosofando; de lo contrario ...
cabeza; seguía cumpliendo la misión que morirás ...», os contestaría: «Mis queri-
a su juicio le había sido confiada por el dos atenienses, os quiero y os amo, pero
Dios, con la misma imperturbable sere- obedeceré al Dios antes que a vosotros y
nidad con que a veces se ponía a reflexio- en tanto tenga aliento no cesaré de filoso-
nar en algún problema, insensible a las far y de amonestar y aconsejar a vosotros
contingencias circunstantes, al frío, al y a cualquiera de vosotros a quien tenga
hambre, al cansancio, como cuando —se- ocasión de hablar»." (Apol., 29c-d.) "Y,
gún refiere Alcibíades, Banq., 220c-d— me absolváis o no, no haré otra cosa ni
en Potidea permaneció todo un día y una aun cuando me exponga a morir mil ve-
noche de pie e inmóvil, concentrado en ces." (Ib., 30b-c.)
sus pensamientos, hasta que al salir el sol Afirmaciones como éstas contribuyen sin
rezó sus oraciones y se marchó. duda a que se lo declare culpable y —
Pero en el año 399 la tormenta se desen- como según la ley ateniense él mismo debe
cadena. Tres ciudadanos —Meleto, poe- proponer una pena— manifiesta entonces
ta; Licón, orador; y Ánito, mercader y que no merecería ninguna, ni de destierro,
político influyente por haber sido com- ni de cárcel, ni de otra índole, sino
pañero de Trasíbulo en la expulsión de recompensa y honra públicas por haber
los Treinta Tiranos— se convierten en tratado siempre de beneficiar a todos,
portavoces de las sospechas y de la hos- exhortándolos a mejorar su alma y su
tilidad ya difundidas y denuncian a Só- ciudad, pero que si se le quiere imponer una
crates acusándolo de corromper a la multa pagará lo poco que puede dar de su
juventud, de negar a los dioses patrios y bolsillo, más lo que le ofrecen sus discípulos.
de introducir nuevos seres demónicos. Los jueces, irritados, votan por mayoría la
Pena pedida: la muerte. pena de muerte, pero Sócrates les advierte
De acuerdo con la Apología platónica que lo más difícil no es rehuir la muerte,
—sin duda sustancialmente fiel—, en el sino la maldad, y que para verse libre de
proceso Sócrates centra su defensa en todo reproche no hay que tapar la boca a los
el relato de su vida y del apostolado que acusadores, sino mejorarse a sí mismo. Y a
después de la respuesta de la Pitia se im- la minoría que votó su absolución le dice,
puso como deber sagrado. Así como nun- para su consuelo, que la muerte, ya sea
ca abandonó el puesto que le asignaron anonadamiento del ser, ya ingreso en otra
en la guerra los magistrados, jamás aban- vida inmortal, no es un mal y que no hay
donará —dice— la misión que le asignó males para el hombre bueno, vivo o
el Dios: muerto; por lo cual pide que se trate a sus
"Y aun si me dijeseis: «Sócrates ..., te hijos como él trató a sus conciudadanos:
libertamos a condición de que no conti- corrigiéndolos y
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tica" y trataba una abundante temática légende platonicienne, París, Presses Universitaí-
res de France, 1952, ha desarrollado en la forma
política. Y a tal servicio sacrificaba Só- más amplía y docta la tesis de la orientación an-
crates todo interés personal y familiar. tidemocrática de Sócrates —del Sócrates plató-
Además, su crítica a ciertas leyes e nico, que coincidiría, sin embargo, con el Sócrates
del libelo de Polícrates en su carácter de inveterado
instituciones que le parecían contrarias odiador del demos (misódemos)—, "leader intel-
al bien del estado no sólo no obedecía, lectuel incontesté et incontestable de la réaction
como lo destaca Jaeger, a consideraciones aristocratique au moment aígu de la démocratie
de partido —y bien lo sabía Critias, que triomphante, celui qui fut son héraut au debut du
dernier sursaut de grande allure de l'aristocra-
en nombre de los Treinta quiso prohibir tie athénienne chancelante" (pág. 222). Lamen-
su enseñanza—, sino que tampoco dismi- to no poder detenerme en un examen analítico
nuía su profundo respeto a la majestad y en una discusión como los que el libro de
Magalhaes Vilhena merecería pues los límites
de la ley que le hizo rechazar la fuga y de mí ensayo me obligan a ceñirme a una rápida
sacrificar su vida en el altar de las leyes. indicación de los datos en que puede apoyarse
Tampoco es exacto que fuese enemigo mi tesis contraria.
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sobre todo porque se ha abierto camino negativa, y aun cuando afirma la iden-
la certidumbre de que la interpretación tidad entre virtud y ciencia la concibe
del pensamiento socrático no puede sepa- como un cálculo de los provechos mate-
rarse del significado de su vida y de su riales y sensuales, lo cual Brochard mismo
acción histórica. La filosofía ha sido para define como "une conception terre-á-
Sócrates el móvil de su existencia, de su terre de la moralité". Análogamente
actuación y de su sacrificio supremo; y Gomperz 27, pese a que admite en Sócrates
la reconstrucción de su pensamiento la exigencia de armonía interior y unidad
debe explicar tal consagración de toda de carácter como condición de felicidad,
una vida a costa también de la muerte: interpreta como utilitarismo el eudemo-
debe explicar el influjo espiritual ejercido nismo socrático; un utilitarismo que
en discípulos tan diferentes como Platón quiere, según Gomperz, sustituir el impe-
y Jenofonte, Antístenes y Aristipo, Eu- rativo de los mandamientos no suscepti-
clides y Alcibíades, Fedón y los ex discí- bles de una demostración inmediata por el
pulos de Filolao, etcétera; debe explicar indicativo de intereses humanos innega-
esa devoción despertada en todos ellos, que, bles, insistiendo en las ventajas prácticas
en lugar de borrarse con la condena del groseras y palpables más que en las deli-
maestro, parece sacar de su muerte im- cadas y ocultas. Y De Ruggiero, por otra
pulso para la exaltación de su memoria parte, se niega a reconocer en la actividad
en la llamada literatura socrática 26. de Sócrates un apostolado de la ciencia
Si la reconstrucción no logra explicar porque no habría tenido una doctrina
esas circunstancias no es satisfactoria y, para predicar al mundo, sino sólo un
por lo tanto, se condenan por sí mismas método de duda28. Y los ejemplos podrían
aun interpretaciones de historiadores va- multiplicarse. Pero con semejantes inter-
liosos como Brochard o Gomperz o De pretaciones del pensamiento socrático
Ruggiero, quienes nos presentan un Só- resultan inexplicables su vida y su acción
crates que sólo sabe hacer crítica demole- histórica, que son los datos concretos de
dora o teorizar una ética estrechamente donde —a falta de expresiones directas
utilitarista. que nos documenten su pensamiento ge-
El Sócrates de Brochard, en efecto, a nuino— es preciso partir, para de ellos
pesar de todo el afán de definición cien- tratar de retroceder a sus fuentes, es de-
tífica de los conceptos que lo acucia,
27
tiene conciencia de su incapacidad para Griechische Denker, t. II, cap. IV, parágra
salir de la esfera de una crítica puramente fo 3; tr. francesa: París, Alean; tr. italiana: Flo
rencia, La Nuova Italia; tr. española: Buenos Ai
26
Cf. H. MAIER , Sokrates, Tubinga, 1913; res, Guarania.
28
pág. 106 y sigs., y W. JAEGER , Paideía, ed. cit., Cf. La filosofía greca, en Storia della filo
t. II, pág. 18. sofía, Bari, Laterza, 1934, vol. I.
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indivisible y la identidad de todas las vir- ¿hay un solo opuesto y nada más?" "Uno
tudes, que constituye al mismo tiempo su solo ..." "Entonces resulta ciencia la jus-
unidad e identidad con la sabiduría. El ticia, así como la sabiduría, el valor y la
concepto que desarrollan especialmente virtud." (Prot., 329 y sigs., 332 y 361.)
los estoicos tiene sus antecedentes en Só- En conclusión, para Sócrates la virtud se
crates. Pregunta Sócrates en el Protá- identifica con la sabiduría en cuanto es
goras: capacidad de autodominio, no momen-
"Explícame con claridad si la virtud es tánea u ocasional sino metódica y cons-
algo único y si la justicia, la sabiduría, la tante, hábito unitario del espíritu que se
santidad son partes suyas o si las que he conquista sólo mediante el esfuerzo per-
nombrado no son sino nombres de una severante y continúo de la inteligencia y
misma cosa que es única." "A esto resulta de la voluntad unidas en un nexo recí-
fácil contestar, Sócrates, que todas las proco e inseparable. Por lo tanto, esfor-
que nombras son partes de la virtud, que zarse en conseguir la sabiduría significa
es una sola ..." "¿Y cada una de esas partes lo que Sócrates en la Apología declara
es distinta de la otra?" "Sí." "¿Y tiene cada que ha predicado y sigue predicando a
una su función propia, como las partes cada uno de sus conciudadanos para cum-
de la cara? Pues el ojo no es como el plir con ellos la misión que le fue confiada
oído, ni su función es la misma; ni entre por el Dios, esto es, "tener cuidado y pre-
las otras partes hay una igual a otra, ni ocupación del alma para hacerla mejor",
por su función ni por lo demás. ¿Así intelectual y moralmente, al mismo tiem-
también las partes de la virtud son mu- po y por el mismo proceso activo de puri-
tuamente distintas por sí mismas y por ficación y perfeccionamiento.
su papel? ..." "Así es..." "Entonces, ¿la
santidad no es cosa justa, ní la justicia
cosa santa ... sino injusta aquélla e impía 9. El eudemonismo
ésta? ¿Qué vamos a contestar? Por mí socrático: no utilitarismo,
cuenta diría que la justicia es santa y la
santidad justa ,.. Además, ¿hay algo que
sino ética del amor y del
llamas locura?" "Sí." "¿Y eso no es de deber.
todas maneras lo opuesto a la sabiduría?"
"Me parece." "Pero cuando los hombres En este cuidado del alma para mejo-
actúan recta y útilmente, ¿te parecen rarla consiste el concepto socrático de la
sabios, al obrar así, o lo contrario?" "Sa- virtud, que, empero, continúa siendo
bios." "Ahora bien, ¿no son sabios por su típicamente griego en cuanto identifica
sabiduría?" "Es menester que lo sean." virtud y felicidad y expresa tal identifi-
"Pero ... para cada uno de los opuestos, cación en la fórmula característica eu
práttein, que significa al mismo tiempo
"obrar bien" y "estar bien". Por ello la
ética socrática ha sido justamente defi-
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que tenga sino que conozco otros placeres tual propia del hombre bueno en la vida
más suaves que aquéllos, que me alegran presente.
no solamente por la satisfacción presente, Así, la misión de purificar y educar a los
sino también por la esperanza que me espíritus, de que habla la Apología platónica,
ofrecen de un beneficio perpetuo? ... es divina para Sócrates no sólo en tanto él
¿De qué otra fuente crees que procede mismo cumple una orden del Dios y vive a
un gusto tan grande como el que deriva su servicio, sino también porque eleva el
de sentir que se llega a ser mejor y de alma cada vez más al estado divino de
contribuir al mejoramiento de los ami- perfección y beatitud interior que después
gos? ... Pues bien, ése es el pensamiento de la muerte habrá de convertirse en
que llena toda mi vida... Tú pones tu beneficio perpetuo. Por el hondo soplo de
felicidad en las delicias y en el lujo; yo, misticismo que alienta en las palabras de
en cambio, pienso que no tener necesidad Sócrates, toda su actividad de maestro y
es cosa divina, y el tener las menores po- refutador de errores se presenta como una
sibles lo que más se acerca a lo divino. misión sagrada de purificación y salvación
Ahora bien, lo divino es lo óptimo, y lo de los espíritus, verdadera misión de
que más se acerca a lo divino, más se acer- descenso al infierno (katábasis eis haidou,
ca a lo óptimo." (Memor., I, vi.) según la fórmula órfico-pitagórica) para
No se puede expresar más clara y vigo- liberar a las almas.
rosamente la antítesis entre el hedonismo Esta misión desinteresada es todo un
utilitario y la moral socrática: la renuncia ejercicio continuo de amor, única ciencia
a toda utilidad, que a Antifonte le pare- que Sócrates se jacta de poseer, según el
cía miseria, constituye para Sócrates una seudoplatónico Teages, mientras proclama,
participación en la beatitud divina, que en cambio, su ignorancia en cualquier otro
llena toda su vida por la conciencia de dominio: "De todas estas felices y bellas
convertirse continuamente en mejor a sí ciencias nada sé a pesar de que querría
mismo y en convertir a cada uno de sus [saber]; pero siempre digo que me en-
amigos, mediante la purificación espiri- cuentro, por así decir, con que no sé sino
tual. Esta purificación le otorga no sólo una pequeña ciencia, la del amor. Pero en
la satisfacción actual inmediata, sino ésta puedo jactarme de tener más pro-
también la esperanza de un beneficio fundidad que todos los hombres que me
perpetuo: clara alusión a la vida futura, han precedido y que los de nuestro tiempo."
eterna y divina, en cuya afirmación el (Teag., 128.)
misticismo de Sócrates corona su eudemo- El amor, que se manifiesta en la
nismo aceptando la confiada esperanza actividad que mejora a los demás y que
de los órficos y encarándola como perpe- desempeña un gran papel en esta misión
tuación de la íntima satisfacción espiri- sagrada,
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cree la gente, devolverla a su vez, pues ya citado, de que nunca debe devolverse
nunca se debe cometer injusticia, de nin- injusticia por injusticia, era genuina-
guna manera." "Evidentemente." "¿Y es mente socrática, y Sócrates ha dejado de
justo devolver daño por daño, o no?" ella el testimonio más elocuente con su
"No, seguramente." "Pues hacer daño no negativa a salvarse, mediante la fuga, de
es cosa diferente que cometer injusticia." la muerte a que había sido condenado. El
"Cierto." "Entonces, no se debe devolver reproche que imagina dirigido por las
a nadie injusticia por injusticia, daño por leyes al condenado que intenta sustraerse
daño, cualquiera sea la injuria que se haya a su pena —vale decir, que viola el pacto
recibido." "No." "Mira, Critón ... Yo sé tácitamente establecido entre cada ciuda-
que quienes piensan esto son y serán po- dano y la ley (teoría del cuasicontrato)
cos ... Pero por mi cuenta pienso esto y recurre a la violencia, que no es cosa
desde hace mucho tiempo y esto pienso santa, Crit., 51 y sigs,— encuadra en la
aún ahora." (Crit., 49.) antedicha teoría expresada por Sócrates
Sabido es que este diálogo tiene lugar (Crit., 48 y sigs.): lo que importa no es
en la cárcel donde Sócrates está esperando vivir, sino vivir bien y, por ello, hacerse
la ejecución de su injusta condena a muer- culpable de injusticia es peor que la
te, a la que se niega a sustraerse mediante muerte.
la fuga, reafirmando sin vacilar su cons-
tante convicción ética. Atenerse a ella en 10. El alma y su
esa circunstancia significa sacrificar su
vida con el fin de no violar las leyes de inmortalidad. La inspira-
la patria, esto es, nο devolver injusticia ción religiosa de Sócrates.
por injusticia. De semejante pecado qui-
zás podrían absolverlo los demás hom- La serenidad con que Sócrates enfrenta
bres, pero no el tribunal interior de su la muerte se explica enteramente por su
conciencia, superior a cualquier otro. espíritu religioso y por su concepto de la
Por lo tanto, no se puede considerar vida encarada como camino de purifica-
con Zeller (IIa, 127) que es absoluta- ción del alma, que, por lo tanto, puede
mente extraña a Sócrates la doctrina entenderse sólo como preparación y trán-
expresada en su nombre en el Gorgias, sito hacia otra vida ulterior, inmortal y
468 y sigs., cuando declara que el vicio eterna de acuerdo con la naturaleza divi-
del alma es el peor de todos los males y na atribuida al alma. Estas concepciones
que no es vergüenza ser objeto de injus- vinculan a Sócrates a los órfico-pítagó-
ticia, sino cometerla, y además que es ricos ex discípulos de Filolao, que se con-
preferible ser objeto de ella a cometerla. vierten en discípulos suyos y, asimismo,
La condición expresada en el Critón, 49, resultan confirmadas como socráticas por
los testimonios de Jenofonte, en las decla-
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