Está en la página 1de 29

RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

"la dominante" entre las ciudades marí-


1. La situación histórica timas, y la federación formada por éstas
con la hegemonía de Atenas para la de-
La gran victoria sobre los invasores fensa común contra los bárbaros (liga
persas, lograda por los griegos en el año delio-ática) llega a convertirse, con Pe-
478 a.C., tuvo a los atenienses por artífices ricles, en imperio ateniense.
principales y les inspiró honda confianza Sin embargo, este proceso ascensional
en sí mismos y en su régimen democrá- mismo contenía los gérmenes de un pos-
tico, determinando una intensificación terior derrumbamiento, ya fuese en los
del proceso ascensional de florecimiento conflictos con los asociados que no tolera-
y poderío de la ciudad. ban la situación de vasallaje a que se veían
En el orden interior se amplía y se reducidos, ya fuese en las luchas a muerte
fortifica la constitución democrática: las con Esparta y Siracusa, a las que Atenas se
reformas de Efialtes y de Perícles limitan vio empujada por las exigencias mismas de
los poderes del Areópago, dominado por su dominio. Las catástrofes que Atenas
la burguesía pudiente, y amplían los de la padece en ambas guerras desencadenan
asamblea y del jurado popular; hacen con creciente ferocidad las luchas inter-
efectiva, mediante un régimen de indem- nas entre oligarcas y demócratas: en 413-
nizaciones, la participación de los prole- 412 los oligarcas aprovechan la grave si-
tarios en las magistraturas; imprimen tuación bélica para derrocar la democracia
vigoroso impulso a la justicia social y ma- y establecer la dictadura de los Cuatro-
yor intensidad a la vida política e inspi- cientos, luego derribada por el furor po-
ran en los ciudadanos un sentimiento de pular; pero, como la suerte de las armas
consagración a la polis y a su grandeza. no cesara de ser adversa, la psicosis de
En el orden exterior Atenas llega a ser guerra

5
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

lleva a la democracia a condenar a 2. La situación cultural


muerte, sin derecho de defensa, a sus pro-
pios generales victoriosos en la batalla na- El siglo V a. C. asistió al mayor flo-
val de las Arginusas; y es en vano la va- recimiento cultural de Atenas; ésta se
liente oposición de Sócrates a tamaño convirtió en el centro de la civilización
crimen. helénica hasta el punto de merecer el
El clima de terror y de sospecha que título de "Hélade de la Hélade". El
se crea en Atenas y los nuevos desastres espíritu democrático ateniense
bélicos permiten a los oligarcas volver en promueve la participación de todo el
el año 404, con la ayuda de Esparta, a ins- pueblo en el, progreso cultural. Se le
tituir la tiranía de los Treinta, dirigida educa el gusto artístico al ofrecerle
por Critias. obras maestras en los monumentos
Pero los crímenes con que se mancha públicos (Partenón, Propíleos, pórticos
esta tiranía —entre ellos el asesinato pintados, estatua de Atenea, etcétera)
de León de Salamina, en vano resistido con que Pericles convierte a Atenas en
valientemente por Sócrates— estimulan la ciudad más hermosa de Occidente,
la reacción del pueblo. Los utilizando en servicio del pueblo el arte
desterrados, guiados por Trasíbulo, excelso de Fidias y de Mirón, de Ictino,
logran encabezar una insurrección de Calícrates, de Polignoto, etcétera;
irresistible; después de la victoria, mediante el pago de los theoriká, que
empero, renuncian generosamente a le permite asistir a las representaciones
toda venganza y decretan la amnistía de dramáticas, se llama al pueblo para que
los adversarios. Sin embargo, no triunfa disfrute de las grandes obras de la
luego la exigencia de una renovación poesía trágica y cómica —que en este
moral, única base posible para un siglo alcanza su apogeo con Esquilo, Só-
verdadero renacimiento político; antes focles, Eurípides, Aristófanes— que
bien, se sospecha del ciudadano que pro- debate a menudo grandes problemas
clama tal exigencia; y Ánito —compa- religiosos, morales, políticos y enuncia a
ñero principal de Trasíbulo—, junto con veces elevadas concepciones éticas,
otros dos, acusa a Sócrates de como la Antífona de Sófocles, donde se
corromper a la juventud y de desconocer plantea el problema de las leyes no
a los dioses patrios. escritas y se opone al principio del odio
La parábola de ascensión y derrum- el del amor humano.
bamiento de la grandeza imperial de Ate- La protección otorgada por Pericles a
nas, que habíase desarrollado durante artistas como Fidias e Ictino, a
el siglo V, desemboca así, al comienzo pensadores como Anaxágoras y
del siglo IV (399), en el proceso y la Protágoras, y el espíritu de libertad que
condena de Sócrates. promueve entre los ciudadanos hacen
de Atenas la capital

6
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

intelectual del mundo griego, el centro la nueva orientación que allí cobra
de atracción de los nobles espíritus de la la investigación filosófica. No puede
época, propugnáculo del libre desarrollo entenderse el tránsito del predominio
de la personalidad humana. Cierto es que de los problemas de la naturaleza,
las luces se ven acompañadas por sombras característico de la filosofía anterior, a
inevitables; que instituciones y costum- la posición central que conquistan
bres progresistas contienen aspectos infe- ahora los problemas humanos, si no se
riores y gérmenes de corrupción; que el relaciona la evolución de los intereses
espíritu de libertad se ve a veces abatido intelectuales con la situación político-
por olas de intolerancia de las que son social.
víctimas los mismos pensadores protegi- Las guerras persas y las exigencias pos-
dos por Pericles; que el iluminismo racio- teriores de la hegemonía imperial de Ate-
nalista —expresado de diversas maneras en nas habían impuesto la extensión, a todos,
la filosofía de Anaxágoras y de algunos de los deberes militares y, por consi-
sofistas, en la historiografía de Heródoto guiente, de los derechos políticos, cuyo
y de Tucídides, en la poesía de Eurípides, ejercicio se hacía efectivo concediendo
etcétera— tiene a veces adeptos inmorales una indemnización a los magistrados po-
como Critias o como Alcibíades. Pero el pulares. La economía agrícola feudal ya
florecimiento de las artes y las letras y se había transformado en economía in-
el fermento de vida intelectual que se pro- dustrial y comercial; nuevas clases —de
ducen en la Atenas del siglo V con la mercaderes, artesanos, marineros— parti-
aparición de genios como Fídias, los tres cipan en el gobierno del estado; la reduc-
grandes trágicos, Aristófanes, Tucídides, ción de los poderes del Areópago
Sócrates, acaso no tengan parangón en aumenta los de la asamblea popular; se
otra ciudad o época; y si todos estos gran- siente la necesidad de preparar nuevas
des hombres hallan clima propicio para el élites dándoles una cultura politico-
desarrollo y la expresión de su genio, ello jurídica basada en el conocimiento de los
se debe a "la constitución y a las condi- problemas intelectuales y morales y
ciones concretas de la vida ateniense; y asistida por una dialéctica capaz de
la nodriza común fue aquella libertad imponerse y triunfar en las asambleas y
cuyo elevado valor no todos en los tribunales. La adquisición de
reconocieron" 1
semejante cultura exige maestros que no
A esa libertad —consecuencia de la se encierren, como antes lo habían hecho
evolución política ateniense después de los naturalistas, en la esfera de sus
las guerras persas— se vincula también problemas y de sus escuelas, sino que
1
DE SANCTIS , G., Storia dei Greci,
ofrezcan la enseñanza que el público
Florencia, 1939, t. II, pag. 346. reclama y está dispuesto a pagarles. Y es
así como aparecen los sofistas —Protá-
goras de Abdera, en Tracia; Gorgias
de

7
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

Leontium, en Sicilia; Pródico de Ceos, en dinero su belleza a quien se la pide, se la


las Cicladas; Hipias de Elis, en el Pelopo- llama prostituta; e, igualmente, a quienes
neso, etcétera—, procedentes de todo el venden su sabiduría por dinero a los que
mundo griego, y uno que otro, como An- la buscan se los llama sofistas, vale decir
tifónte, de la misma Atenas; y todos pro- «prostitutos». Al contrario, si alguien
curan hacer de Atenas el centro principal enseña todo lo bueno que sabe a
de su actividad. Ecos de sus enseñanzas quienquiera vea bien dispuesto por
repercuten en la poesía de Eurípides y naturaleza y se convierte en su amigo,
pueden así comunicarse ampliamente al creemos que ése cumple con el deber del
pueblo; pero los sofistas, que viven de su ciudadano óptimo."
magisterio y exigen remuneración a los La oposición entre uno y otro no con-
discípulos, enderezan su actividad a la siste sólo en el hecho de que el sofista
esfera más restringida de los ricos. En esto cobre una remuneración por su ense-
estriba una de las diferencias fundamen- ñanza, esto es, ejerza como actividad
tales entre ellos y Sócrates que Jenofonte interesada una tarea que Sócrates consi-
nos presenta vivamente en el relato de un dera misión sagrada que ha de cumplirse
diálogo de su maestro con el sofista Anti- en beneficio ajeno y no propio, sino tam-
fonte (Memor., I, vi, 11-13). bién en que, de acuerdo con esta diferen-
"¡Oh, Sócrates! —dice el sofista—, yo cia, los sofistas vinculen la elección de
creo que eres justo pero en modo alguno sus discípulos a la situación económica
sabio; y me parece que tú mismo lo reco- de los jóvenes, en tanto que Sócrates sólo
noces al no cobrar retribución alguna por la vincula a la disposición intelectual y
tu conversación. Sin embargo, a nadie moral que revelen. Lo cual significa que
entregarías gratuitamente, o por menos la educación y formación de élites para
de su valor, tu abrigo, tu casa u otra cosa el gobierno del estado efectuada por los
que te pertenezca. Es claro, pues, que si sofistas obedece a las ambiciones y a los
atribuyeras algún valor a tu conversación intereses políticos de jóvenes ricos; la que
también por ésta cobrarías una retribu- quiere realizar Sócrates, en cambio, obe-
ción que no fuese inferior a su justo dece a las exigencias del bien general, al
precio. Se te podrá, entonces, llamar que los individuos deben consagrar su
justo, ya que no engañas por avidez, pero capacidad y no sobreponerle sus aspira-
no sabio, ya que lo que conoces nada ciones personales. La educación sofística
vale." "¡Oh, Antifonte! —contesta Só- es formación de habilidades; la socrática,
crates—, nosotros creemos que la hermo- formación de conciencias; al basar en el
sura y la sabiduría pueden emplearse privilegio económico la adquisición de
igualmente tanto de manera honesta co- un privilegio educativo, la primera se aso-
mo deshonesta. Si una mujer vende cia a un espíritu oligárquico; al tratar de
por

8
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

formar espiritualmente —como el mismo cluida en obras extrañas a la literatura


Sócrates dice, según Jenofonte, socrática: Las helénicas, I, vii, 14 y sig.,
Memor., I, vi, 15— "a muchas personas de Jenofonte y la parte autobiográfica de
capaces de manejar la cosa pública", la la Carta VII de Platón. De Strycker cita
segunda se inspira en la misma exigencia otro testimonio de carácter estrictamente
a la que obedecía imperfectamente la histórico: el pasaje de la Anábasis, III, i,
democracia ateniense al establecer la donde Jenofonte nos refiere la consulta
dokimasía (examen de los candidatos), que hizo a Sócrates acerca del problema
correctivo del igualitarismo del sorteo, de su participación en la empresa bélica
ciego a las diferencias de condiciones de Ciro. Estos datos históricos refutan por
intelectuales y morales de los individuos. sí solos la tesis de algunos críticos
Sócrates introduce cohesión en esta modernos que quieren reducir a pura
exigencia al convertirla en requisito leyenda o a creación poética la figura
previo para la educación de los hombres de Sócrates que la tradición nos ha
aptos y señala que quien procura transmitido.
satisfacerla cumple una importante En su forma más extremada, la tesis ha
misión pública, aun cuando — sido presentada por E. Dupréel3, quien
justamente para poder actuar como sostuvo que Sócrates era una mera ficción
maestro— él mismo no participa literaria del nacionalismo ateniense de
personalmente en el gobierno del Platón y de los llamados socráticos, que
estado. habrían inventado la existencia, la ense-
ñanza, las vicisitudes, la condena y la
muerte del imaginario maestro para disi-
3. La existencia histórica mular con esa ficción su propia esterili-
de Sócrates. Vida y dad especulativa y para apropiarse de las
doctrinas de los sofistas extranjeros: Pro-
características. tágoras, Gorgias, Pródico, Hipias.
Otro crítico, Olof Gigon (4), admite
He recordado anteriormente dos episo-
la existencia real de un tal Sócrates,
dios de la vida de Sócrates —su actitud
condenado a muerte por impiedad en el
en el proceso contra los estrategos de las
año 399
Arginusas y su repulsa a los Treinta, que
le ordenaban participar en la captura de 8
La légende socratique et les sources de Platón,
León de Salamina—, cuyo relato leemos Bruselas, 1922.
4
en la Apología platónica, 32b-d, pero Sokrates, sein Bild in Dichtung und Geschich-
te, Berna, 1947. Por una senda crítica análoga ya
cuyo carácter histórico no puede ne- se habían encaminado E, WOLFF (Platos Apolo-
garse, por cuanto, como lo ha señalado De gie, Berlín, 1929) y H. KUHN (Sokrates: ein
Strycker 2, su narración se encuentra in- Versuch über den Ursprung der Metaphysik, Ber-
lín, 1934).
2
"Les témoignages historiques sur Socrate",
en Mélanges H. Grégoire, Bruselas, 1950, t. II.

9
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

a. C., pero sostiene que no fue un pen- que en la de Teléclides, se lo acusa ora de
sador cuyo nombre pueda pertenecer a la ser quien hace malograr la conciencia de
historia de la filosofía, y que Platón, Je- lo trágico de Eurípides, ora de ser el ver-
nofonte, Aristóteles y los demás autores dadero autor de los dramas de éste; pero
que lo presentaron como filósofo y maes- sobre todo se lo presenta en Las nubes
tro se han servido de su nombre, así como como figura que es una perfecta carica-
hubieran podido utilizar cualquier otro, tura del tipo de filósofo que investiga y
para llevar a cabo la creación literaria disputa, lo cual prueba que como tal de-
del ideal del sabio, tal como cada uno de bía conocerlo todo el mundo en Atenas,
ellos lo concebía, sin preocuparse en abso- y confirma, indirectamente, además, la
luto por la fidelidad histórica. Todos estos declaración del Banquete de Jenofonte,
retratos, por lo tanto, pertenecerían a la según la cual se lo apodaba "el pensador".
Sokratesdichtung y no existirían acerca Por otro lado, el asiduo contacto de Só-
del personaje testimonios históricos dig- crates con los jóvenes y sus continuas dis-
nos de tal nombre, ni mucho menos acer- cusiones acerca de problemas jurídicos y
ca de su hipotética doctrina. políticos, morales y religiosos se hallan
Esta reducción de la figura tradicional confirmados en forma indiscutible por la
de Sócrates a puro mito contradice los misma denuncia que determinó su pro-
datos señalados por De Strycker, que do- ceso y condena: imputaciones que pocos
cumentan la existencia histórica de un años después repite el líbelo de Polícra-
ciudadano admirable y admirado por su tes5, que a su vez suscita las reivindicacio-
justicia ejemplar y consejero a quien los nes de Lisias, Isócrates y Jenofonte, junto
jóvenes consultaban en las contingencias a la de Platón.
decisivas de su vida; y contrasta aún más Aun por debajo de las deformaciones
con el hecho histórico de las representa- hostiles encontramos, pues, atestiguado
ciones efectuadas en Atenas, durante la por las interpretaciones malévolas mis-
vida de Sócrates, de comedias como las de mas, el terreno firme de los datos histó-
Teléclides, de Los aduladores de Éupolis ricos, esto es, la existencia y actividad
(421), del Connos de Amipsias (423) reales de un Sócrates pensador y maestro,
y de Las nubes (423), Las aves (414) y conocido como tal por todos en la Ate-
Las ranas (405) de Aristófanes. En todas nas de su tiempo. En lo que concierne a
ellas Sócrates aparece vinculado a los so- 5
También hay que mencionar la Vida de Só-
fistas y a Eurípides y corno un pensador crates, de ARISTÓJENOS (de esta obra han que-
que en la comedia de Amipsias hace gala, dado fragmentos recogidos por K. MUELLER en
Fragm. histor. graecorum, París, 1841-1883, t.
frente a un coro de pensadores, de su
II, pág. 280 y sigs.), basada en parte en recuerdos
sabiduría y de su heroica continencia. En personales del padre del autor, quien había cono-
las dos últimas de Aristófanes, al igual cido a Sócrates.

10
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

este punto fundamental podemos enton- ciones con Aspasia y todo el círculo de
ces aceptar como verdaderos otros datos Pericles y muchos otros personajes promi-
biográficos que nos ofrecen especialmente nentes; pero, en especial, con todos los
Jenofonte y Platón y reconstruir la vida sofistas que suelen actuar en Atenas.
de Sócrates en sus lineamientos esenciales. Acaso pueda aceptarse la tradición —pro-
Su nacimiento, acontecido en un ba- cedente de su contemporáneo Ión de
rrio suburbano de Atenas, debe situarse Quíos y recogida por Diógenes Laercio
en el año 470-469, puesto que al morir y por Simplicio— según la cual en su ju-
(399 a. C.) tenía 70 años cumplidos. ventud había escuchado a Arquelao, dis-
Hijo del escultor Sofronisco, cuyo arte cípulo de Anaxágoras; lo cierto es que
aprendió y ejerció algún tiempo, y de Fe- Jenofonte afirma (Memor,, I, i, 12 y sigs.,
nareta, una partera muy conocida, tuvo de y vi, 14) que se había familiarizado con
su familia recursos sin duda modestos los "antiguos" filósofos, y Platón le hace
pero que le permitieron adquirir la cul- recordar en Fedón 96-97, su pasión
tura tradicional de los jóvenes atenienses juvenil por conocer la ciencia física y por
de buena familia, cumplir con sus obliga- hallar una solución a los problemas natu-
ciones militares como hoplita y dedicarse rales que lo atormentaban y su hondo inte-
luego enteramente a la desinteresada mi- rés en la doctrina de Anaxágoras, seguido
sión de maestro, aunque a costa de absti- por el desengaño que le produjo la lectura
nencias heroicas, como dice Jenofonte del libro. Todo esto puede explicarnos la
(Memor., I, ii), ο de una infinita pobre- presentación que hace de él Aristófanes
za, según dice Platón (Apol., 32)6. en Las nubes, donde lo muestra suspen-
Desde su juventud parece estar en rela- dido en el aire contemplando el sol, esto
ción con las más notables inteligencias de es, preocupado por los problemas natura-
su época: los músicos Damón y Connos; les. Pero en el Fedón, 99e, Sócrates sigue
el pintor Parrasio; Eurípides —a quien en diciendo que, al no encontrar en ningún
Las ranas Aristófanes le reprocha que, por naturalista una explicación satisfactoria
el trato con Sócrates, pierda el sentido de y al no lograr tampoco hallarla por si
la sublimidad de la Musa trágica, y en mismo, tomó otro camino pensando que
Las nubes lo acusa de hacerse escribir sus la solución de los problemas no debía
tragedias por ese chacarero de pretendida buscarse en los objetos del conocimiento
sabiduría—. También parece tener rela- sensible sino en los conceptos, y Jenofonte
dice que su maestro siempre hablaba de
(6) En el proceso Sócrates declara que podría cosas humanas. Por su parte, Aristóteles
pagar de su peculio sólo la suma de una mina compendia ambos testimonios al declarar
ática (436 g) de plata. JENOFONTE (Econ., II,
iii) estima en cinco minas el total de los bienes (Metaf., 987a-b) que Sócrates no se ocu-
de Sócrates. paba de la naturaleza sino de las cosas

11
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

éticas, indagando los conceptos universa- conclusión de que la pretendida ciencia de


les. De modo que las afirmaciones de Cice- los físicos se resolvía en una ignorancia real
rón (Tusc., V, iv, 10; Acad, post., I, iv, de las causas. Sócrates debió ser conocido
15), según las cuales Sócrates hizo des- en Atenas por este planteamiento y por
cender la filosofía del cielo a la tierra, esta conclusión negativa acerca de la com-
pueden acaso entenderse en el sentido de prensión de la naturaleza pues en Las
una sucesión de dos fases en su filosofar. nubes todavía se lo presenta como natu-
Con esta interpretación puede resolverse ralista, y esa fama ya ganada de crítico
el problema planteado por muchos siempre insatisfecho puede explicar per-
historiadores con respecto al comienzo fectamente la pregunta de su amigo Que-
de la misión de escrutador y purificador de refonte y la respuesta de la Pitia, la que
inteligencias y conciencias que, en la Apo- además podía saber, por el mismo Quere-
logía, Sócrates hace remontar a la respues- fonte, que Sócrates reprochaba a los na-
ta negativa que la Pitia dio en Delfos a turalistas la falta de una explicación
la pregunta formulada por su amigo finalista, o sea la negación de una provi-
Querefonte cuando inquirió si había al- dencia divina. Pero la respuesta de la
guien más sabio que Sócrates. ¿Cómo Pitia —que nadie era más sabio que el
habría podido Querefonte plantear tal mismo Sócrates, que justamente reconocía
interrogante y la Pitia dar tal contesta- su ignorancia— le plantea un nuevo pro-
ción —se preguntan muchos— si Sócra- blema y una nueva exigencia que ya no
tes no hubiese sido ya famoso por el cum- es la anterior indagación naturalista:
plimiento de su misión de maestro? Sin escrutar a los hombres para conocerlos y
embargo, el problema puede resolverse alentarlos a conocerse a sí mismos y a ser
sin tachar de ficticia la declaración so- mejores.
crática —que resultaría ingenua por su "Desde entonces, de acuerdo con la
carácter evidentemente contradictorio— voluntad del Dios, no he cesado de
pues Sócrates, presenta la respuesta de la examinar a mis conciudadanos y a los
Pitia como el hecho que determinó, no el extranjeros que considero sabios; y si
comienzo de su investigación filosófica, me parece que no lo son, voy en ayuda
sino el paso de los problemas de la del Dios revelándoles su ignorancia."
naturaleza a los problemas del conocimiento (Apol., 23 b.)
y del hombre. De todos modos, debe suponerse que
La investigación natural de Sócrates Sócrates da comienzo a esa misión pur-
—tal como aparece en el Fedón y como gativa de los espíritus —cuya fecha el
lo confirman las Memorables, I, i, 13 y relato de la Apología no permite deter-
sigs.— constituía ya un planeamiento crí- minar— antes de los 38 años pues cuando
tico por cuyo intermedio se llegaba a la en la batalla de Potidea (432) salva a
Alcibíades herido (cf. Banq., 262 y sigs.),

12
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

ya hacía tiempo que éste era su discípulo socráticas: Antístenes, fundador de la


y amigo y, según el Alcibiades primero, escuela cínica; Aristipo, de la cirenaíca;
103 y 105, Sócrates habría tardado varios Euclides, de la megárica; Fedón y Mene-
años en cumplir con él la misión que ya demo, de la eleo-erétrica; Platón, de la
había cumplido con otros, a la espera de Academia; además de Esquines de Esfeto,
que estuviera espiritualmente maduro y el discípulo más fiel, Simias y Cebes, ex
dispuesto. pitagóricos, etcétera. Pero, mientras los
Convencido, en efecto, de que debía discípulos que pueden y saben comprender
cumplir una misión de escrutador de la grandeza y nobleza espiritual del
conciencias y estimular a todos a efectuar maestro le profesan una veneración que
su propio escrutinio, Sócrates se dirigía se acrecienta en el andar de los años, el
—en los gimnasios, en el agorá, en las común de los examinados a quienes Só-
calles, en los banquetes, en cualquier par- crates hace patente su inconsciencia e
te— a cada uno, sin hacer distinciones de ignorancia, recela de él y le guarda ren-
clase, oficio o edad; a políticos y cor. Y a veces algún discípulo rebelde,
sofistas, a poetas y artistas, a soldados y como Alcibíades, obligado a avergonzarse,
artesanos, a jóvenes y ancianos, a se siente impulsado a rehuirlo y hasta a
extranjeros y conciudadanos (Apol., 30a), desearle la muerte, pero al mismo tiempo
pero, según un concepto que se repite tiene conciencia de que si eso ocurriera
muchas veces en Platón (Alcib. pr., experimentaría el más agudo dolor.
Teet., etcétera), una intuición (Banq,, 216a-c.)
instintiva, que él consideraba inspirada Sin embargo, a muchos otros sólo les
por el daimon siempre presente en su queda una enemistad incomprensiva y
interior, le revelaba quién estaba dispuesto rencorosa; y sobre ese fondo general de
a aprovechar su conversación y quién no, incomprensión popular, de sospechas y
y así se guiaba en la selección de los resentimientos —expresados también en
discípulos. Debemos distinguir, pues, la presentación hostil que de Sócrates
entre interlocutores ocasionales y ofrecen los cómicos, especialmente Aris-
discípulos; con todos Sócrates trata de tófanes— actúan las pasiones políticas
realizar su escrutinio, pero sólo algunos exasperadas por el derrumbe del imperio
de ellos se convierten en compañeros asi- ateniense y la guerra civil entre oligarcas
duos o en discípulos. Son, por cierto, y demócratas. La opinión pública le re-
personas de situación, índole y criterio procha a Sócrates que entre sus discípulos
intelectual muy diversos que luego se figure un responsable de grandes desastres
convierten, unos, en políticos, como Alci- ciudadanos, como Alcibíades; los peores
bíades, Critias, Cármides; otros, en mili- entre los Treinta Tiranos, como Critias
tares e historiadores, como Jenofonte; y Cármides; laconófilos como Jenofonte
otros, en filósofos fundadores de
escuelas

13
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

y Platón. No importa que en las batallas permitido el cumplimiento de su misión,


de Potidea (432), Delio (424) y Anfí- en la que veía la ejecución de un mandato
polis (421) Sócrates haya cumplido con divino y su verdadero aporte al bien de
más valentía que otros su deber con la la ciudad.
patria y haya merecido que el general "Nunca en mi vida me he concedido re-
Laquetes declarara que si todos se hubie- poso en el esfuerzo por aprender, sino que,
sen comportado como él la victoria habría descuidando lo único que la mayoría cui-
sido de los atenienses. En defensa de la ley da —el dinero, el hogar, el ser estratego o
y de la justicia, Sócrates se había ne- caudillo y demás magistraturas, y las con-
gado —solo, y arriesgando la vida— a juraciones y sediciones ciudadanas...—
ceder, tanto a las imposiciones del furor no me metí en las cosas en que no creí
popular en el proceso contra los estrategos que pudiera ser útil ni a vosotros ni a mí
de las Arginusas (411), como a la orden mismo, sino que siempre acudí allí donde
de los Treinta de arrestar a León de Sala- podía aportar el mayor beneficio, acer-
mina (404); pero el público acaso igno- cándome en privado a cada uno y tratando
rara el segundo episodio y si recordaba el de convencer a cada uno de vosotros de
primero lo interpretaba quizás como ex- que se preocupara por sí mismo antes que
presión de un espíritu antidemocrático por sus intereses, a fin de llegar a ser más
en grado no menor que la crítica a insti- bueno y más sabio; [por el mejoramiento
tuciones tales como el sorteo de magistra- espiritual] de su ciudad antes que por los
dos o la atribución a todos de facultades bienes materiales de ésta." (Apol., 36b-c.)
políticas. "Debido a esta tarea, no tuve posibilidad
Con razón decía Sócrates que si hubiese de hacer nada digno de consideración, ni
participado en la actividad pública y en en los asuntos públicos ni en los privados,
sus contiendas, él, que era irreductible de manera que vivo en pobreza infinita
opositor a toda acción injusta o ilegal, por servir al Dios." (Ib, 23 b.)
habría perdido la vida hacía tiempo Mientras tanto, al rencor de aquellos a
(Apol., 32d y sigs.), pues en la guerra o quienes él mismo había hecho avergon-
en cualquier otra ocupación su lema era zarse se agregaba el de otros hombres
igualmente cumplir con su deber, aten- examinados por muchos discípulos que se
diendo sólo a la justicia o injusticia de lo complacían en imitarlo. "Y así resulta
que hacía y sin preocuparse por la muer- que los examinados por ellos se encoleri-
te ni por nada y sí sólo por la vergüenza zan conmigo, no con ellos mismos, y dicen
(Apol., 28b-d). Por otra parte, no sólo que hay un tal Sócrates, hombre perverso,
la voz interior de su daimon le vedaba que corrompe a los jóvenes." (Apol.,
entregarse a la vida pública, sino que ade- 23c-d.)
más la actividad política no le habría Sócrates no se preocupaba por la tor-

14
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

menta que iba condensándose sobre su núes ... filosofando; de lo contrario ...
cabeza; seguía cumpliendo la misión que morirás ...», os contestaría: «Mis queri-
a su juicio le había sido confiada por el dos atenienses, os quiero y os amo, pero
Dios, con la misma imperturbable sere- obedeceré al Dios antes que a vosotros y
nidad con que a veces se ponía a reflexio- en tanto tenga aliento no cesaré de filoso-
nar en algún problema, insensible a las far y de amonestar y aconsejar a vosotros
contingencias circunstantes, al frío, al y a cualquiera de vosotros a quien tenga
hambre, al cansancio, como cuando —se- ocasión de hablar»." (Apol., 29c-d.) "Y,
gún refiere Alcibíades, Banq., 220c-d— me absolváis o no, no haré otra cosa ni
en Potidea permaneció todo un día y una aun cuando me exponga a morir mil ve-
noche de pie e inmóvil, concentrado en ces." (Ib., 30b-c.)
sus pensamientos, hasta que al salir el sol Afirmaciones como éstas contribuyen sin
rezó sus oraciones y se marchó. duda a que se lo declare culpable y —
Pero en el año 399 la tormenta se desen- como según la ley ateniense él mismo debe
cadena. Tres ciudadanos —Meleto, poe- proponer una pena— manifiesta entonces
ta; Licón, orador; y Ánito, mercader y que no merecería ninguna, ni de destierro,
político influyente por haber sido com- ni de cárcel, ni de otra índole, sino
pañero de Trasíbulo en la expulsión de recompensa y honra públicas por haber
los Treinta Tiranos— se convierten en tratado siempre de beneficiar a todos,
portavoces de las sospechas y de la hos- exhortándolos a mejorar su alma y su
tilidad ya difundidas y denuncian a Só- ciudad, pero que si se le quiere imponer una
crates acusándolo de corromper a la multa pagará lo poco que puede dar de su
juventud, de negar a los dioses patrios y bolsillo, más lo que le ofrecen sus discípulos.
de introducir nuevos seres demónicos. Los jueces, irritados, votan por mayoría la
Pena pedida: la muerte. pena de muerte, pero Sócrates les advierte
De acuerdo con la Apología platónica que lo más difícil no es rehuir la muerte,
—sin duda sustancialmente fiel—, en el sino la maldad, y que para verse libre de
proceso Sócrates centra su defensa en todo reproche no hay que tapar la boca a los
el relato de su vida y del apostolado que acusadores, sino mejorarse a sí mismo. Y a
después de la respuesta de la Pitia se im- la minoría que votó su absolución le dice,
puso como deber sagrado. Así como nun- para su consuelo, que la muerte, ya sea
ca abandonó el puesto que le asignaron anonadamiento del ser, ya ingreso en otra
en la guerra los magistrados, jamás aban- vida inmortal, no es un mal y que no hay
donará —dice— la misión que le asignó males para el hombre bueno, vivo o
el Dios: muerto; por lo cual pide que se trate a sus
"Y aun si me dijeseis: «Sócrates ..., te hijos como él trató a sus conciudadanos:
libertamos a condición de que no conti- corrigiéndolos y

15
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

estimulándolos a ser virtuosos. Y conclu- A la mañana siguiente vuelven los


ye: "Ya es hora de que vayamos, yo a amigos y la conversación recae en el te-
morir, vosotros a vivir. Quién es el que ma del destino del alma. Sócrates, sereno
va a mejor suerte a todos está oculto, ante la emoción de los discípulos, trata
excepto al Dios," (Apol., 42.) de convencerlos de que, para los buenos,
Semejante elevación moral demostrada la muerte es el comienzo de otra vida
por Sócrates durante el proceso se mejor; y en las alternativas del diálogo,
reafirma en el intervalo entre la sentencia especialmente en el momento dramático
y la ejecución, para lo cual debió en que algunas objeciones de Simias y de
esperarse el retorno de la nave sagrada Cebes parecen estar a punto de derrum-
que había partido con destino al santuario bar la construcción levantada, Sócrates,
de Délos. Durante los treinta días de tranquilo y sonriente, las examina parte
espera, Sócrates, en la cárcel y con por parte, devuelve la confianza a los
cadenas en los pies, continuó conversando perturbados y termina exhortando a to-
filosóficamente con sus discípulos y dos a que acepten serenamente el llamado
amigos. En la víspera del arribo del barco, del destino 8.
Critón le anuncia: "Mañana tendrás que Llega el carcelero después del último
morir." "En buena hora —contesta—; si saludo de Sócrates a su mujer Jantipa y a
así lo quieren los dioses, así sea." Critón le sus hijos y, emocionado, trae el veneno
suplica entonces que acepte la fuga que (cicuta). Sócrates, imperturbable, toma
los amigos han preparado y que no se el vaso, lo vacía de un trago y dice a los
traicione a si mismo, ni traicione a los amigos que sollozan: "No, amigos; hay
hijos y a los amigos rechazándola, pero que concluir con palabras de buen augu-
Sócrates contesta que lo único que rio: permaneced, pues, serenos y fuertes."
importa es vivir honestamente, sin Cuando empezó a sentir los efectos del
cometer injusticia ni siquiera para veneno, se acostó, le recordó a Critón
retribuir una injusticia recibida. Y le que debían un sacrificio al dios Asclepio,
plantea el problema: "Si en el momento y poco después estaba muerto. "Así —
de la huida las leyes se me presentaran y le hace decir Platón a Fedón— murió
me preguntasen si sustrayéndome a su nuestro amigo, el hombre, podemos decir,
mandato quiero malograrlas y cometer la mejor y más sabio y más justo de cuan-
mayor impiedad contra la patria, ¿qué tos conocimos." Y estas mismas palabras
podría yo contestarles?" Critón debe repite Platón en su propio nombre al re-
darse por vencido, y Sócrates concluye: cordar a Sócrates en la Carta VII.
"Basta, pues, Critón, y vamos por el ca- Pero si bien Platón expresa en esa for-
mino por donde el Dios nos lleva 7."
8
Cf. PLATÓN , Fedón.
7
Cf. PLATÓN , Gritón.

16
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

ma inequívoca su juicio y el de sus peligrosa índole de la dialéctica, Platón


compañeros contra la sentencia que con- pide gran cautela en su uso, del cual hay
denó como peligroso para su ciudad al que mantener alejados a los jóvenes, pues
mejor y más justo de los hombres, la de otro modo se aficionan a las discusio-
historiografía moderna, a partir de He- nes por sí mismas y se acostumbran a
gel, ha planteado el problema de la le- contradecir y a deshacerlo todo. Además,
gitimidad de tal sentencia y ha tratado agregan algunos críticos modernos, con
a veces de justificarla desde el punto de su ejemplo Sócrates enseñaba a los jóvenes
vista de la razón de estado, superior al a despreocuparse de la vida pública y de
rencor de aquéllos a quienes refutaba y los problemas de la ciudad para preocu-
a la hostilidad que los poetas cómicos y parse sólo por su propia vida interior; y
el vulgo sentían hacia quien para ellos como, por el contrario, el estado consi-
personificaba la sospechosa investigación, deraba la participación en las asambleas
tanto de los naturalistas tipo Anaxágoras, y magistraturas un deber de los ciuda-
como de los sofistas tipo Protágoras. El danos y no sólo un derecho, la influencia
tribunal, como conciencia oscura del negativa de Sócrates hacía que éste nece-
estado ateniense, había intuido que la sariamente pareciese un corruptor. Y,
acción de Sócrates hacia peligrar los en fin, dado el vínculo entre la vida de
fundamentos tradicionales, políticos y la polis y la religión ciudadana, Sócrates,
religiosos de la polis al socavarlos con su que quería sustituir esta última por otra
crítica racionalista. fe, se convertía, innegablemente, en reo
Platón mismo —señala De Sanctis9—· de impiedad.
destaca en La república, 538 c-539 b, tales Sin embargo, Sócrates estaba tan lejos
peligros al observar que "hay principios, de querer socavar las creencias religiosas
en torno de lo justo y lo injusto, en que tradicionales que nunca las hizo objeto
hemos crecido desde niños, acostumbrán- de discusión, y es un sofisma decir que de
donos a obedecerlos y honrarlos", pero esa manera las negaba y anulaba aún más
que si a un joven se le refutan repetidas que quienes tenían la audacia de
10
veces las convicciones que ha recibido de discutirlas . Además, Sócrates
las leyes y se le hace pensar que lo que acostumbraba cumplir las formas del
honraba no es bello, ni justo ní bueno, es culto, rezar su oración matutina al sol,
inevitable que no siga honrando y obe- ofrecer sacrificios a los dioses, pedir y
deciendo los principios recibidos, sino hacer pedir al oráculo délfico —en
qué "se convierta en transgresor de la ley, circunstancias críticas— inspiración
de fiel observador que era". Dada esa para su propia conducta y para la ajena.
8
Storia dei Greci, ed. cit., t. II, pág. 480 y Por cierto que este respeto al culto
sigs. 10
Storia dei Crecí, ed. cit., t. II, pág. 492.

17
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

patrio no significaba, como parece creer de la democracia ". Su exigencia de que


Jenofonte, aceptación lisa y llana de las los magistrados fuesen capaces y tuviesen
creencias politeístas, pues, al contrarío, to- la preparación necesaria y la crítica que
das las manifestaciones divinas particu- formulaba al sistema de sorteo no impli-
lares se unificaban para Sócrates en una caban que reclamase leyes aristocráticas
fuente única, inteligencia y providencia de privilegio, sino un llamado a la con-
universales, Dios presente en el mundo y ciencia de los políticos que debían con-
también —según la expresión usada por siderar el ejercicio de las magistraturas
Epicarmo y Anaxágoras— presente en como una misión comparable a la del
nosotros, presente como el alma personal médico y a la del piloto o a la de cualquier
y como el daimon interior al que Sócrates otro especialista, actividades todas que
atribuía su inspiración en momentos exigen conocimientos e idoneidad. No
decisivos. eran, pues, una negación de la democra-
Por otro lado, si bien Sócrates no parti- cia, sino la exigencia de perfeccionarla
cipaba constantemente en la vida política, para que efectivamente estuviese al servi-
no sólo cumplía con su deber de soldado cio del bien público.
y magistrado toda vez que le correspon- Él espíritu democrático de Sócrates se
día, sin tener en cuenta los peligros; tam- manifestaba también en la valoración del
bién creía cumplir una misión pública trabajo, por la cual —en oposición a
sagrada al ejercer su apostolado de desper- los prejuicios aristocráticos y al despre-
tador de conciencias que estaba —según cio de las clases superiores y de los inte-
señala Jaeger en Paideia, II, pág. 55 y
11
sigs.— al servicio de una educación "polí- MAGALHÁES VILHENA, V. DE, Socrate et la

tica" y trataba una abundante temática légende platonicienne, París, Presses Universitaí-
res de France, 1952, ha desarrollado en la forma
política. Y a tal servicio sacrificaba Só- más amplía y docta la tesis de la orientación an-
crates todo interés personal y familiar. tidemocrática de Sócrates —del Sócrates plató-
Además, su crítica a ciertas leyes e nico, que coincidiría, sin embargo, con el Sócrates
del libelo de Polícrates en su carácter de inveterado
instituciones que le parecían contrarias odiador del demos (misódemos)—, "leader intel-
al bien del estado no sólo no obedecía, lectuel incontesté et incontestable de la réaction
como lo destaca Jaeger, a consideraciones aristocratique au moment aígu de la démocratie
de partido —y bien lo sabía Critias, que triomphante, celui qui fut son héraut au debut du
dernier sursaut de grande allure de l'aristocra-
en nombre de los Treinta quiso prohibir tie athénienne chancelante" (pág. 222). Lamen-
su enseñanza—, sino que tampoco dismi- to no poder detenerme en un examen analítico
nuía su profundo respeto a la majestad y en una discusión como los que el libro de
Magalhaes Vilhena merecería pues los límites
de la ley que le hizo rechazar la fuga y de mí ensayo me obligan a ceñirme a una rápida
sacrificar su vida en el altar de las leyes. indicación de los datos en que puede apoyarse
Tampoco es exacto que fuese enemigo mi tesis contraria.

18
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

lectuales por los trabajadores— se com- porque reconocía en él una actividad


placía en recurrir a menudo a la sentencia educadora que crea conocimientos e im-
de Hesíodo: "el trabajo no es vergüenza; plica la conciencia de lo que se hace y
el ocio sí es vergüenza". Y en conversa- de por qué se lo hace. Entre sus muchos
ciones que refiere Jenofonte —pero que examinados, los únicos que entendían lo
por cierto traducen un genuino pensa- referente a su propio oficio —dice en la
miento de Sócrates, puesto que Jenofonte Apología, 22a— eran los artesanos, cuya
se inclina espontáneamente hacia el punto sabiduría, empero, se nublaba cuando
de vista aristocrático y es uno de los pretendían salir del terreno de su compe-
típicos menospreciadores del trabajo—, tencia. Acaso por esta función cognos-
Sócrates no sólo repite con Hesíodo, citiva del trabajo, a Sócrates le agradaba,
Epicarmo y Pródico que el trabajo es el en sus investigaciones conceptuales, partir
precio al que los dioses nos venden los de ejemplos propios de artesanos; por
bienes y la conquista de la arete, sino que eso Critias, cuando quiso impedirle que
además afirma la dignidad moral del tra- actuara como maestro, le ordenó abste-
bajo, aseverando que para los hombres y nerse "de los zapateros, los herreros, los
las mujeres libres no es ninguna deshonra vaqueros, etcétera" 13, vale decir, de los
ejercer un oficio manual; antes bien, sólo temas y de los ejemplos que en sus diá-
a condición de trabajar y de no ser pará- logos prefería.
sito se puede llegar a ser sabio y justo En esa honra directa e indirecta al
(Memor., I, ii; II, i; II, vi). trabajo, no menos que en la exigencia del
Estas ideas se transmiten sobre todo a diálogo, que reconoce la libertad de pen-
Antístenes y a los cínicos pero, asimismo, samiento y de expresión y la quiere para
ejercen su sugestión en Jenofonte y en todos, Sócrates se nos muestra profunda-
Platón mismos quienes, precisamente por mente democrático; y aun cuando puede
influencia de Sócrates, contradicen a ve- parecer excesivo decir "que personificaba
ces su propia orientación aristocrática el espíritu de la democracia ateniense" 14,
por la cual fueron incluidos entre los hay que reconocer que es un defensor de
mayores responsables de la difusión pos-
13
terior del desprecio al trabajo12. Cf. Memor., I, ii, 37. También Cálicles
—Gorg., 491a— le reprocha: "¡Por todos los
Sócrates también honraba el trabajo dioses! No sabes hablar sino de zapateros, carda
dores, cocineros, médicos, como si fuese ése el
12
MONDOLFO, RODOLFO, La comprensión del tema de nuestra discusión"; y Alcibíades —Banq.,
sujeto humano en la cultura antigua, Buenos Aires, 221e— reconoce: "siempre habla de asnos de car
Imán, 1955, parte IV, cap. II; SCHUHL, Ρ. M., ga, herreros, zapateros, curtidores", etcétera.
14
Machinisme et philosophie, París, Alean, 1938, y Cf. LOMBARDI, F., "Il discorso socrático", en
L'oeuvre de Platón, París, Hachette, 1954; tr. es- Rivista di Filosofía, Turín, julio de 1954, página
pañola: Buenos Aires, Hachette. 274.

19
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

la democracia de la competencia”(15). Por curso escrito no sabe dar explicaciones,


cierto que ésta, en tanto gobierno de los si alguien las pide, ni defenderse por sí
mejores, puede llamarse aristocracia 16 mismo, sino que necesita siempre la inter-
en el sentido etimológico de la palabra, vención de su padre. A este motivo —el
pero Sócrates es, sin duda, como lo declara único que suele citarse— el Fedro asocia
G. de Sanctis 17, "democrático de alma, otro: el discurso escrito se ofrece igual-
aun cuando adversario, en parte, de tal o mente al entendido y al lego, sin saber a
cual institución de la democracia quién debe hablar y a quién no, como un
ateniense de su tiempo". agricultor que esparce las semillas al acaso,
No es aceptable, pues, la justificación en cualquier tiempo y lugar.
histórica de su condena como defensa Pero el motivo más esencial aparece en
legítima de la polis democrática. otros diálogos platónicos, cuando en la
misma enseñanza oral Sócrates evita los
discursos largos que sólo permiten al dis-
4. El problema de Sócrates cípulo una pasiva función de oyente. La
y las condiciones para su forma propia de la enseñanza socrática es
solución. el diálogo en donde el maestro pregunta
más que contesta, excita la reflexión
Sócrates no escribió nada, o sólo unos activa del discípulo y provoca su res-
versos, compuestos según el Fedón, 60d puesta obligándolo a buscar para descu-
y 61b, en sus últimos días de cárcel. Este brir; o sea: es un despertador de concien-
abstenerse de la enseñanza escrita, suele cías e inteligencias, no un proveedor de
explicarse con el motivo que Platón le conocimientos.
hace enunciar en el Fedro, 275 d y sigs.: la Por este carácter peculiar, el magisterio
escritura es como la pintura, cuyas imá- socrático exigía el diálogo viviente y libre
genes están presentes ante nosotros como y no podía ejercerse mediante obras es-
personas vivas, pero que si las interroga- critas 18; y por eso su transmisión a la pos-
mos callan majestuosamente; así, el dis- teridad sólo pudo efectuarse a través de
testimonios ajenos, de discípulos y adver-
15
Cf. SEMERARI , G., "Il principio del dialogo sarios.
in Socrate", en Giornale critico della filosofía
18
italiana, Roma, 1953, pág. 455. Con esta interpretación parece coincidir W.
16
Así la llama G. GALLI , Sul pensiero di Car- JAEGER cuando sostiene que Sócrates no quiso
lini ed altri saggi, Turin, Gheroni, 1950, pág. 83. escribir nada porque vivió entregado por entero
17
Storia dei Greci, ed. cit., t. II, pág. 482. a su misión: "lo cual indica cuán fundamental
Puede recordarse, además, que NIETZSCHE en La era para él la relación de lo hablado con el ser
voluntad de dominio consideró a Sócrates repre- viviente a quien en aquel momento se dirigía".
sentante de los derechos de la democracia que, al (Paideia, México, Fondo de Cultura Económica,
rebelarse contra la tradición aristocrática, habría 1942-45, t. II, págs. 16-18.)
producido la decadencia y disolución del mundo
helénico.

20
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

Pero no sólo amigos y enemigos nos De este modo se plantea el problema de


ofrecen de él imágenes opuestas entre sí, Sócrates, o sea el de la reconstrucción his-
sino que, además, los mismos discípulos tórica de su pensamiento, problema que ha
reproducen el pensamiento del maestro ido profundizándose a partir del primer
cada uno según su manera particular de planteamiento efectuado por Schleierma-
entenderlo, y esas maneras son muy dife- cher. Sus dificultades, que han sido y
rentes en Jenofonte y en Platón, en Antís- siguen siendo a la vez estímulo y tor-
tenes y en Aristipo, en Euclides y en mento para los historiadores, pueden
Esquines, etcétera. De los dos testimonios inferirse del examen concienzudo y deta-
principales, Jenofonte y Platón, el primero llado que del tema hizo V. de Magalháes
—según la crítica de Jöel, H. Maier, Vilhena (20).
Burnet y Taylor, etcétera, y por común En otra oportunidad (21) he recordado
consentimiento— parece incapacitado lo que a principios de siglo decía V. Bro-
para reflejar la altura espiritual del maes- chard en su ensayo L'oeuvre de Socra-
tro y documenta, además, en sus obras
socráticas (Banquete, Económico, Apolo-
gía, Memorables), carencia de escrúpulo
Sócrates existe una amplia bibliografía crítica,
histórico al atribuir al maestro conoci- para la cual remito a las obras de Magalháes
mientos especiales (de agricultura, de Vilhena mencionadas en el testo. En la primera
las costumbres bélicas de los pueblos del de ellas véanse especialmente los capítulos: "Pla-
tón et le Socrate historique", "Xénophon et le
Asía, etcétera) que él mismo había adqui- Socrate historique", "Aristote et le Socrate histo-
rido gracias a sus experiencias personales. rique", "Les textes socratiques d'Aristote". En lo
En cambio, Platón eleva la filosofía de que respecta a la general inexactitud histórica de
los testimonios de Aristóteles, el libro de
Sócrates por encima de la realidad histó- Magalháes Vilhena contiene también un capitulo:
rica, expresando por boca de éste en todos "Aristote et l'hístoire de la philosophie"; pero las
sus diálogos —con excepción del Timeo obras fundamentales al respecto son las de
H. Cherniss, Aristotle's Criticism of Presocratic
y de Las leyes— las doctrinas propias, in- Philosophy, Baltimore, 1935, y Aristotle's
cluso la de las ideas, sin distinguir las posi- Criticism of Plato and the Academy, Baltimore,
ciones respectivas; y el recurso de acudir 1944 (tomo II en preparación). Además, en la
eliminación de Aristóteles como testigo
a Aristóteles, habitualmente utilizado históricamente válido con respecto a Sócrates, ya
para tal distinción, resulta inadecuado por coincidían H. Maier, J. Burnet y A. E. Taylor.
insuficiencia de datos y parcialmente inva- 20 En dos obras: Le probléme de Socrate. Le
Socrate historique et le Socrate de Platón y So-
lidado por la imputación de inexactitud crate et la légende platonicienne, París,
histórica hecha por la crítica moderna a Presses Universitaires de France, 1952.
los testimonios aristotélicos19. Magalháes Vilhena anuncia la próxima
publicación de otro trabajo sobre el tema:
19
Acerca de la valoración histórica de los tes- Aristophane et le Socrate histortque.
timonios de Jenofonte, Platón y Aristóteles sobre 21 Moralistas griegos., Buenos Aires, Imán, 1941;
capítulo sobre Sócrates.

21
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

te 22 : "Mucho se ha escrito acerca de sos y querer ir adelante. Hay que plantear


Sócrates y lo mismo ocurrirá en el futuro. otro problema previo: el del motivo de
La fisonomía de Sócrates, por la misma estos fracasos..., de la fuente de las con-
incertidumbre e insuficiencia de nuestros tradicciones ... Debemos desatar las imá-
medios de conocimiento, no dejará jamás genes diferentes en su misma diversidad,
de tener para todos los investigadores el porque cada una nos ofrece una cara de
atractivo de un enigma que exige inter- Sócrates que se consideró verdadera, y tal
pretación; y sin duda la última palabra fue en cierto modo ..., por haber desem-
acerca de este problema nunca habrá de peñado un papel histórico que no puede
decirse". Comentaba yo entonces que ésta desconocerse"23. Lo cual coincide esen-
era una previsión fácil —cumplida hasta cialmente con lo que escribí en otra oca-
ahora y destinada a realizarse aún en el sión; esto es, que los rasgos con que cada
porvenir— que podría interpretarse tam- discípulo veía y dibujaba a su maestro
bién como una confesión de la inutilidad son los que han ejercido influjo en el
del trabajo de los historiadores para des- mismo discípulo y, en consecuencia, en
cifrar un enigma que nunca será resuelto el desarrollo de la filosofía griega; perte-
de modo decisivo; pero, aún cuando un necen a la historia del socratismo24 y deben
problema histórico no admita solución tener su origen en la misma personalidad y
definitiva, a los historiadores les queda sin acción del maestro. Pero al mismo tiempo
embargo una tarea: lograr una solución debemos destacar que la crítica reciente
más satisfactoria que las presentadas hasta —según lo señaló Calogero25— tiende a
entonces y que ofrezca otra base para considerar los contrastes entre nuestras
progresos ulteriores. distintas fuentes relativas a Sócrates
Magalháes Vilhena acepta esta opinión, menos irreductibles que lo que le
pero observa que no es sólo éste el pro- parecieron a la crítica anterior, y a recono-
blema: "No basta con registrar los fraca- cer, más bien, que estas presentaciones
diferentes ofrecen rasgos comunes o sus-
22
Études de philosophie ancienne et de philosophie ceptibles de combinarse en mutua armo-
moderne, París, Alean, 1926; tr. española: Estudios
sobre Sócrates y Platón, Buenos Aires, Losada, nía. De manera que desde hace algún
1940. La misma opinión expresa A. BANFI — tiempo parece que nos hemos encaminado
Socrate, Milán, 1944, pág. 159—: "un tentativo hacia una interpretación más adecuada,
di esposizione e di ínterpretazione socrática rimane
sempre un'ipotesi". También ADOLFO LEVI — 23
"Sul pensiero di Socrate", en Studi di filosofía Le probleme de Socrate., ed. cit., pág. 10 y
greca., Barí, Laterza, 1950— recuerda la sigs.
24
declaración de un especialista en estudios socráticos La comprensión del sujeto humano en la
"ogní volta che si ritorna sul problema socrático cultura antigua., ed. cit. Véase en la parte III, cap.
lo si trova piu difficile di prima" (pág. 217). III, las páginas sobre Sócrates.
25
"Socrate", en Enciclopedia Italiana.

22
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

sobre todo porque se ha abierto camino negativa, y aun cuando afirma la iden-
la certidumbre de que la interpretación tidad entre virtud y ciencia la concibe
del pensamiento socrático no puede sepa- como un cálculo de los provechos mate-
rarse del significado de su vida y de su riales y sensuales, lo cual Brochard mismo
acción histórica. La filosofía ha sido para define como "une conception terre-á-
Sócrates el móvil de su existencia, de su terre de la moralité". Análogamente
actuación y de su sacrificio supremo; y Gomperz 27, pese a que admite en Sócrates
la reconstrucción de su pensamiento la exigencia de armonía interior y unidad
debe explicar tal consagración de toda de carácter como condición de felicidad,
una vida a costa también de la muerte: interpreta como utilitarismo el eudemo-
debe explicar el influjo espiritual ejercido nismo socrático; un utilitarismo que
en discípulos tan diferentes como Platón quiere, según Gomperz, sustituir el impe-
y Jenofonte, Antístenes y Aristipo, Eu- rativo de los mandamientos no suscepti-
clides y Alcibíades, Fedón y los ex discí- bles de una demostración inmediata por el
pulos de Filolao, etcétera; debe explicar indicativo de intereses humanos innega-
esa devoción despertada en todos ellos, que, bles, insistiendo en las ventajas prácticas
en lugar de borrarse con la condena del groseras y palpables más que en las deli-
maestro, parece sacar de su muerte im- cadas y ocultas. Y De Ruggiero, por otra
pulso para la exaltación de su memoria parte, se niega a reconocer en la actividad
en la llamada literatura socrática 26. de Sócrates un apostolado de la ciencia
Si la reconstrucción no logra explicar porque no habría tenido una doctrina
esas circunstancias no es satisfactoria y, para predicar al mundo, sino sólo un
por lo tanto, se condenan por sí mismas método de duda28. Y los ejemplos podrían
aun interpretaciones de historiadores va- multiplicarse. Pero con semejantes inter-
liosos como Brochard o Gomperz o De pretaciones del pensamiento socrático
Ruggiero, quienes nos presentan un Só- resultan inexplicables su vida y su acción
crates que sólo sabe hacer crítica demole- histórica, que son los datos concretos de
dora o teorizar una ética estrechamente donde —a falta de expresiones directas
utilitarista. que nos documenten su pensamiento ge-
El Sócrates de Brochard, en efecto, a nuino— es preciso partir, para de ellos
pesar de todo el afán de definición cien- tratar de retroceder a sus fuentes, es de-
tífica de los conceptos que lo acucia,
27
tiene conciencia de su incapacidad para Griechische Denker, t. II, cap. IV, parágra
salir de la esfera de una crítica puramente fo 3; tr. francesa: París, Alean; tr. italiana: Flo
rencia, La Nuova Italia; tr. española: Buenos Ai
26
Cf. H. MAIER , Sokrates, Tubinga, 1913; res, Guarania.
28
pág. 106 y sigs., y W. JAEGER , Paideía, ed. cit., Cf. La filosofía greca, en Storia della filo
t. II, pág. 18. sofía, Bari, Laterza, 1934, vol. I.

23
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

cir, al espíritu de Sócrates manifestado en que imputaba la destrucción de la ener-


su enseñanza. gía creadora del espíritu helénico; la de
Pöhlmann, que opone un Sócrates racio-
5. La inspiración religiosa y nalista puro a toda tentativa de interpre-
tación religiosa; la de Jöel, basada en la
la purificación de los interpretación aristotélica, igualmente
espíritus. racionalista; la de Ortega y Gasset, que
procede de la de Nietzsche 29 , etcétera.
En este aspecto, la corriente interpre- Pero al lado de estas interpretaciones
tativa que en nuestro siglo se ha basado racionalistas se afirman con vigor otras
en el carácter de misión que Sócrates dos: 1) La moralista o humanista, repre-
atribuía a su magisterio se ha encarado sentada en su más alto grado por la obra
según una perspectiva más satisfactoria de Heinrich Maier, para quien la huma-
y ha vuelto a poner de relieve con mayor nidad de Sócrates expresa esencialmente
insistencia un rasgo fundamental de su "un nuevo estado de espíritu" y la exi-
espíritu que quizá pueda dar la clave del gencia de una búsqueda de vida ética
enigma: su inspiración religiosa, que pue- personal, punto de vista que orienta
de llamarse mística, con tal de que no se también a Schrempf, Stenzel y otros, y
entienda esta palabra en sentido irracio- que Banfi expresa cuando define a Sócra-
nalista —pues sería contrario a la con- tes: "El espíritu mismo de la moralidad
fianza incondicional que tenía Sócrates en su infinito problema", "la morali-
en el valor de la razón—, sino como ex- dad en su pura exigencia ..., como for-
presión de su honda conciencia de una ma eterna del espíritu". 2) La religiosa,
misión sagrada a la que dedicó íntegra- que se acentúa con la frecuente atribución
mente y sacrificó su vida misma. del misticismo que Labriola le negaba. Este
El rasgo de honda religiosidad de Só- misticismo, cuya afirmación se basa en
crates fue puesto de relieve ya en el siglo los testimonios platónicos, ha sido vincu-
XIX por el máximo historiador de la filo- lado por la escuela escocesa (John Burnet
sofía griega, Eduardo Zeller, y aceptado y A. E. Taylor) a la relación entre Sócra-
y acentuado por otros, como por ejemplo tes y el pitagorismo, que los representan-
Antonio Labriola, quien afirmó de manera tes de esa escuela querían utilizar para su
terminante la necesidad de restituir a tesis según la cual Sócrates era el verda-
todo el conjunto de las exigencias expre- 29
sadas por Sócrates su originario signifi- Para las indicaciones bibliográficas remito a
la bibliografía final. Una síntesis rápida pero clara
cado religioso. No faltaron, por cierto, en de las obras mencionadas y de las siguientes puede
la misma época y posteriormente, interpre- verse en el ensayo de PAOLO Rossi citado también
taciones opuestas, como la de Nietzsche, en dicha bibliografía.
quien, en su Origen de la tragedia, veía en
Sócrates al antimístico o lógico puro al

24
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

indivisible y la identidad de todas las vir- ¿hay un solo opuesto y nada más?" "Uno
tudes, que constituye al mismo tiempo su solo ..." "Entonces resulta ciencia la jus-
unidad e identidad con la sabiduría. El ticia, así como la sabiduría, el valor y la
concepto que desarrollan especialmente virtud." (Prot., 329 y sigs., 332 y 361.)
los estoicos tiene sus antecedentes en Só- En conclusión, para Sócrates la virtud se
crates. Pregunta Sócrates en el Protá- identifica con la sabiduría en cuanto es
goras: capacidad de autodominio, no momen-
"Explícame con claridad si la virtud es tánea u ocasional sino metódica y cons-
algo único y si la justicia, la sabiduría, la tante, hábito unitario del espíritu que se
santidad son partes suyas o si las que he conquista sólo mediante el esfuerzo per-
nombrado no son sino nombres de una severante y continúo de la inteligencia y
misma cosa que es única." "A esto resulta de la voluntad unidas en un nexo recí-
fácil contestar, Sócrates, que todas las proco e inseparable. Por lo tanto, esfor-
que nombras son partes de la virtud, que zarse en conseguir la sabiduría significa
es una sola ..." "¿Y cada una de esas partes lo que Sócrates en la Apología declara
es distinta de la otra?" "Sí." "¿Y tiene cada que ha predicado y sigue predicando a
una su función propia, como las partes cada uno de sus conciudadanos para cum-
de la cara? Pues el ojo no es como el plir con ellos la misión que le fue confiada
oído, ni su función es la misma; ni entre por el Dios, esto es, "tener cuidado y pre-
las otras partes hay una igual a otra, ni ocupación del alma para hacerla mejor",
por su función ni por lo demás. ¿Así intelectual y moralmente, al mismo tiem-
también las partes de la virtud son mu- po y por el mismo proceso activo de puri-
tuamente distintas por sí mismas y por ficación y perfeccionamiento.
su papel? ..." "Así es..." "Entonces, ¿la
santidad no es cosa justa, ní la justicia
cosa santa ... sino injusta aquélla e impía 9. El eudemonismo
ésta? ¿Qué vamos a contestar? Por mí socrático: no utilitarismo,
cuenta diría que la justicia es santa y la
santidad justa ,.. Además, ¿hay algo que
sino ética del amor y del
llamas locura?" "Sí." "¿Y eso no es de deber.
todas maneras lo opuesto a la sabiduría?"
"Me parece." "Pero cuando los hombres En este cuidado del alma para mejo-
actúan recta y útilmente, ¿te parecen rarla consiste el concepto socrático de la
sabios, al obrar así, o lo contrario?" "Sa- virtud, que, empero, continúa siendo
bios." "Ahora bien, ¿no son sabios por su típicamente griego en cuanto identifica
sabiduría?" "Es menester que lo sean." virtud y felicidad y expresa tal identifi-
"Pero ... para cada uno de los opuestos, cación en la fórmula característica eu
práttein, que significa al mismo tiempo
"obrar bien" y "estar bien". Por ello la
ética socrática ha sido justamente defi-

42
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

nida por Zeller como un eudemonismo. bel = Β 45 Diels), reproducido por


Su orientación esencial mantiene la ten- Eurípides (fr. 198 Nauck), eco de este
dencia común a toda la ética griega, que concepto, dice: "a quien no se cuida de
siempre, desde los gnómicos hasta los post- dar a su alma algo bello y bueno nunca
aristotélicos, ha planteado el problema lo llamaré beato, sino que diré que ter-
del bien como problema de la felicidad. mina su vida custodiando bienes ajenos".
Por cierto que esta orientación se trans- Se anticipa aquí la exigencia socrática
mite también a una parte considerable de del cuidado del alma, pero la terminología
la ética cristiana, de modo que, por ejem- utilizada, que pertenece al lenguaje esca-
plo, Windelband en su Historia de la tológico, demuestra que la beatitud en
filosofía pudo decir, aludiendo a San que piensan los órfico-pitagóricos (y los
Agustín, que todos los motivos de su pen- escritores que hacen eco a sus ideas, como
samiento se concentran en el concepto de Epicarmo) se refiere místicamente a la
beatitud o felicidad; pero en la historia vida futura. En Sócrates hay también,
de la ética cristiana encontramos también como veremos, un eco de esa preocupación
formas de rigorismo como la moral de escatológíca que subsiste luego en Platón,
Kant, que afirma la oposición y exige la pero también se da, y de manera predo-
separación, en la conducta misma, entre minante, una aplicación a la vida presente
la ley del deber y la de la felicidad, cuya que luego, a través de Aristóteles, llegaría
conciliación considera posible sólo en el a ser exclusiva de los postaristotélicos,
postulado de una vida ultraterrena del al- quienes prosiguen afirmando que el sabio
ma inmortal. La ética griega, en cambio, (es decir, el perfecto virtuoso) está col-
no conoce un rigorismo de ese tipo; aun mado de felicidad y de satisfacción inte-
cuando con los cínicos repudia enérgica- rior y exento de toda turbación: "Vivirás
mente el placer, por considerarlo escla- como un Dios entre los hombres —dice
vización del alma, y reivindica la libertad Epicuro al referirse en su Carta a Mene-
espiritual, hace consistir precisamente en ceo a la condición del sabio— pues en
ella la felicidad y el estado divino del nada se parece a un ser que vive una vida
sabio. mortal el hombre que vive entre los bie-
A la mencionada tradición pertenece nes inmortales" de la sabiduría.
la misma concepción mística de los órfi- Sócrates afirma que esa condición de
cos y de los pitagóricos, con la que Sócra- eupraxía es propia de su vida toda, en
tes tiene vínculos innegables. En ella, tanto se esfuerza en realizar la exigencia
quien por su alma alcanza la condición de la virtud: "¿No sabes —dice, Memor.,
perfecta y santa se llama "beato" o "bien- IV, VIII —que a nadie concederé la gloria
aventurado" (makarios, olbios); y un de haber vivido mejor ni con mayor ale-
fragmento de Epicarmo (fr. 297 Kai- gría que yo? Pues a mi parecer viven de

43
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

manera óptima quienes de la mejor ma- En otra oportunidad Sócrates parece


nera se esfuerzan en transformarse en admitir alguna influencia de la sabiduría
óptimos, y con alegría suma quienes tienen en el curso de la suerte, pero cuando hay
más vivo el sentimiento de estar transfor- sabiduría lo que tiene importancia y valor
mándose continuamente en mejores". no es la suerte sino obrar bien.
Al procurar la purificación y el per- "La sabiduría determina en cada caso la
feccionamiento del alma, la sabiduría buena suerte de los hombres pues al poseer
produce, según Sócrates, un acercamiento sabiduría nadie puede equivocarse sino
al estado divino: el sabio crea en sí mismo que necesariamente hace bien y tiene
una fuente de satisfacción espiritual in- buen éxito; si no, no sería sabiduría.
dependiente del exterior, y así alcanza un Cuando hay sabiduría, quien la posee no
estado de beatitud. "El hombre que ha necesita de la suerte. En el uso de la ri-
puesto en sí mismo cuanto conduce a la queza, de la salud, de la belleza, ¿quién
felicidad o aproxima a ella, y no queda guía y encamina la acción a su justo em-
ligado a la condición de los demás, por pleo: la ciencia u otra cosa? Entonces la
cuyas buenas o malas vicisitudes pueda ciencia prepara para los hombres, en toda
fluctuar también la suya, ése se ha pre- posesión y acción, no sólo la buena suerte
parado la mejor vida, ése es sabio, ése es sino también el obrar bien." (Eutid., 280
valeroso y prudente." (Menex.t 248.) y sig.)
Su condición de autonomía es radical- Aquí se admite que la sabiduría y la
mente opuesta a la suerte feliz, que a ciencia, con las que se identifica la virtud,
Sócrates le parece indigna del hombre producen, como efectos paralelos, tanto
porque significa una dependencia total la buena suerte, eutukhéin, como la buena
con respecto a las cosas exteriores sin que conducta, eu práttein, mientras que en
en ella intervenga la voluntad. el pasaje de Jenofonte antes citado se
"Una vez, al preguntársele cuál le pa- establece una oposición entre ellas. La
recía la mejor tarea para el hombre, diferencia estriba en el hecho de que en
Sócrates contestó: vivir bien. Al seguir las Memorables se considera el plantea-
preguntándosele si también la suerte le miento del fin que el hombre se propone
parecía un papel para el hombre, con- —y en este aspecto hay antítesis entre
testó: «La suerte y la acción me parecen preocuparse por el éxito, que no depende
cosas opuestas, pues llamo suerte a hallar de nosotros, o por el cumplimiento del de-
una cosa útil sin buscarla; llamo en cam- ber, que está totalmente en poder de nos-
bio vivir bien a alcanzar su fin por medio otros—; en el Eutidemo se habla, en cam-
del estudio y del ejercicio; y me parece bio, de las consecuencias que derivan de
que quienes se dedican a ello viven bien»." la sabiduría y que son al mismo tiempo, la
(Memor., III, IX) virtud y el éxito. Pero estos resultados sólo

44
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

pueden lograrse simultáneamente si el fin cia de las condiciones exteriores y de las


es sólo obrar bien pues, de lo contrario, si consecuencias de cada acción; es decir,
el fin que uno se propone es la obtención siempre tiene que centrar en el mundo
del éxito, eso impide obrar bien. Y enton- exterior su criterio de bien obrar y la
ces no se logra ni siquiera el verdadero fuente del bienestar, eu práttein, en vez
buen éxito, que sólo consiste en la satis- de preocuparse por la intimidad de su
facción interior que proporciona la pro- alma. Es preciso, sin duda, no descuidar
pia conducta virtuosa. el hecho de que Sócrates bosqueja una
He aquí, en esta distinción entre la orientación parecida en el extenso pasaje
buena suerte, eutukhia, eutukhéin, y el del Protágoras, 351-358, donde se desa-
obrar bien, eupraxía, eupragía, eu prat- rrolla todo un sistema utilitario en el que
tein, un punto de capital importancia para se comparan unos placeres con otros y
la comprensión de la moral socrática. Los Sócrates elige los mayores y más numero-
historiadores que han interpretado como sos, se comparan unos dolores con otros
utilitarismo la ética de Sócrates tienen y prefiere los menos numerosos y más
que identificar los dos fines opuestos y pequeños, y por fin, al comparar placeres
reducir el papel de la ciencia, en el sistema con dolores, se resuelve por la acción
socrático, al de un simple instrumento cuando en las consecuencias de ésta el
para conseguir beneficios y bienestar ma- placer supera al dolor o los placeres leja-
teriales. Quien posee y emplea la ciencia es, nos a los cercanos —o viceversa—, y por
en cambio, el sabio, cuya característica la abstención cuando el dolor supera al
reside para Sócrates en el hecho de que ha placer.
"colocado en sí mismo cuanto lleva a la En este pasaje del Protágoras se ha
felicidad o aproxima" a ella, es decir, fundado, especialmente, la interpretación
tiene una autonomía que lo libera de toda según la cual la ética socrática es utilita-
dependencia respecto a las cosas exterio- ria. Pero al deducir tal conclusión no se
res y le confiere la posibilidad —según ha tenido en cuenta que en ese pasaje la
expresiones del propio Sócrates— de "vi- discusión no está encaminada a la defini-
vir de manera óptima y con suma alegría ción de los conceptos del bien y de la
al esforzarse en llegar a ser óptimo y al virtud, sino a la demostración, contra
sentirse en continua superación". Protágoras, de la unidad de las virtudes
Ahora bien, el utilitarismo tiene una reducidas todas a ciencia, y que Sócrates,
característica cabalmente opuesta a la para llevar al adversario a esa conclusión,
autonomía y a la radicación en el interior se coloca en el terreno de éste. Vale decir,
del alma de la fuente de la felicidad, acepta como punto de partida el con-
porque en la búsqueda de lo útil el hom- cepto que del bien tiene la mayoría de los
bre debe reconocer siempre su dependen- hombres, y tenía especialmente el propio

45
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

Protágoras, sostenedor de un pragma- demostraba que el afán por los placeres


tismo que negaba toda valoración teórica destruye su mismo goce, en tanto que sólo
relativa a la verdad de las opiniones y sólo la superación o independencia espiritual
admitía una valoración práctica relativa ante ellos permite disfrutarlos cuando se
a su utilidad; negaba la distinción entre presentan. Exigencia de autonomía que
lo falso y lo verdadero, entre la ignorancia pudo, sin embargo, afirmarse también en
y la sabiduría y sólo admitía que la edu- el hedonismo de Aristipo mediante la fór-
cación puede cambiar una tendencia da- mula: "domino, no estoy dominado".
ñina por otra útil, no persuadiendo a la Pero al vincularla al hedonismo, convir-
inteligencia mediante una demostración tiéndola en goce no ocasional sino siste-
racional de la verdad, sino modificando el matizado, Aristipo descuidaba lo que era
hábito por medio de una influencia ejer- más esencial en la enseñanza socrática,
cida en las disposiciones irracionales de la esto es, que el afán por los placeres resulta
voluntad. Sócrates, al contrario, quiere para el espíritu una esclavitud, la peor de
demostrar que, aun partiendo únicamente las esclavitudes, que lo aleja del mayor de
de la distinción entre lo más útil y lo me- los bienes (la sabiduría) y lo arroja hacía
nos útil, debe reconocerse que la palabra su opuesto llevándolo a elegir el mal en
decisiva corresponde al conocimiento ra- lugar del bien.
cional de la verdad, a la ciencia, que es Esta convicción se halla cabalmente
siempre la que domina y reina y no se deja. expresada por Sócrates en la mencionada
arrastrar servilmente en todas direcciones disputa con Eutidemo (Memor., IV, v):
por los impulsos. "¿Crees que la libertad es para el hombre,
Colocándose en el punto de vista de su no menos que para la ciudad, una cosa
adversario, Sócrates podía refutarlo con bella y sublime?" "La más bella y sublime,
mayor eficacia, pero la refutación del sin duda." "Ahora bien, ¿consideras libre
adversario —observaba ya A. Fouillée en a quien está dominado e incapacitado pa-
La philosophie de Socrate, tomo I, pág. ra hacer lo mejor?" "No, en absoluto."
263— no es la exposición de una doctrina "¿Y te parece que los intemperantes sólo
personal. El utilitarismo, que convierte al están impedidos para hacer las cosas me-
hombre en esclavo de los bienes exteriores, jores o forzados, inclusive, a hacer las más
está en franca oposición a la exigencia innobles?" "No menos forzados a éstas
socrática de autonomía, que coloca en el que impedidos para aquéllas" "¿Y qué
dominio absoluto del hombre —es decir, clase de amos te parece que son aquellos
en el interior de su alma— la verdadera que impiden hacer lo mejor y fuerzan a
fuente de su felicidad. Sócrates, en la lo peor?" "Los de peor especie posible."
discusión con Eutidemo que nos ha con- "¿Y cuál crees que es la peor esclavitud?"
servado Jenofonte (Memor·, IV, v, 9), "La que se sufre bajo los peores amos."

46
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

"Entonces los intemperantes sirven a la utilitarismo en la otra disputa —referida


peor de las esclavitudes." "Así me pare- por Jenofonte, Memor., I, vi— con el
ce." "¿Y no te parece que, al alejar a los sofista Antifonte, quien le reprochaba su
hombres de la sabiduría, la intemperancia vida de miseria, despreocupada de todo
los empuja a lo contrario... y los aturde afán de placer y utilidad y caracterizada
y los lleva a elegir lo peor a cambio de lo por el descuido de toda especie de como-
mejor?..." didad en el comer, en el vestir, en el ga-
Cierto es que Sócrates habla aquí de la nar dinero, etc., y lo definía "verdadero
intemperancia más bien que del hedonis- maestro de la infelicidad" (kakodaimo-
mo o utilitarismo, pero hay que recordar nías didáskalos).
la definición que de éstos aparece en el Lo cual habría sido una extraña ma-
Fedón, 68e: "Temperancia por intempe- nera de practicar el utilitarismo por parte
rancia". Es intemperancia convertir en de Sócrates, quien, sin embargo, se esfor-
finalidad de nuestra conducta el goce zaba en traducir en la vida y en la acción
que es lícito disfrutar cuando se nos diarias sus convicciones teóricas. Pero su
ofrece sin que lo busquemos o nos preo- menosprecio por la utilidad también está
cupemos por él; pero convertirlo en expresado en la Apología platónica, don-
anhelo esencial, en inspiración y guía de de, en testimonio del absoluto desinterés
nuestras acciones significa esclavizar el con que practicaba su misión, alude rei-
alma a bienes exteriores, o sea, entraña teradas veces a su pobreza, que todos
pérdida de la libertad espiritual. Y en el conocían: "Yo vivo en pobreza infinita
diálogo con Eutidemo, Sócrates demues- por servir al Dios". (Apol., 23 b; cf. 31 b
tra que el continuo afán de placeres (ins- y passim.)
pirador del hedonismo y del utilitarismo) Ahora bien, al confirmar la despreo-
destruye su mismo goce, retenido en cupación por los placeres, las comodidades
cambio por el espíritu libre de toda preo- y la utilidad que Antifonte le reprochaba,
cupación utilitaria, que por ello puede Sócrates levanta, frente a los afanes de
gustar con serenidad el placer cuando accionistas y utilitarios, su ideal del bien
éste se le ofrece ocasionalmente y sin como purificación y perfeccionamiento
haberlo buscado. Ejemplo de tal condición del propio espíritu y del ajeno: ideal áni-
era el mismo Sócrates, que no era enemigo mador de la misión que le había confiado
de los placeres como Antístenes y los cíni- el Dios, por servir al cual vivir en infinita
cos, pero veía en la avidez de ellos la per- pobreza no le resultaba miseria sino bea-
dida de la libertad espiritual, es decir, del más titud divina, infinitamente superior a
elevado de los bienes. cualquier felicidad humana.
Aún más claramente surge la oposición "Si no soy esclavo del vientre, del sueño,
entre su ética y cualquier hedonismo o de la lujuria, ¿qué causa primera crees

47
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

que tenga sino que conozco otros placeres tual propia del hombre bueno en la vida
más suaves que aquéllos, que me alegran presente.
no solamente por la satisfacción presente, Así, la misión de purificar y educar a los
sino también por la esperanza que me espíritus, de que habla la Apología platónica,
ofrecen de un beneficio perpetuo? ... es divina para Sócrates no sólo en tanto él
¿De qué otra fuente crees que procede mismo cumple una orden del Dios y vive a
un gusto tan grande como el que deriva su servicio, sino también porque eleva el
de sentir que se llega a ser mejor y de alma cada vez más al estado divino de
contribuir al mejoramiento de los ami- perfección y beatitud interior que después
gos? ... Pues bien, ése es el pensamiento de la muerte habrá de convertirse en
que llena toda mi vida... Tú pones tu beneficio perpetuo. Por el hondo soplo de
felicidad en las delicias y en el lujo; yo, misticismo que alienta en las palabras de
en cambio, pienso que no tener necesidad Sócrates, toda su actividad de maestro y
es cosa divina, y el tener las menores po- refutador de errores se presenta como una
sibles lo que más se acerca a lo divino. misión sagrada de purificación y salvación
Ahora bien, lo divino es lo óptimo, y lo de los espíritus, verdadera misión de
que más se acerca a lo divino, más se acer- descenso al infierno (katábasis eis haidou,
ca a lo óptimo." (Memor., I, vi.) según la fórmula órfico-pitagórica) para
No se puede expresar más clara y vigo- liberar a las almas.
rosamente la antítesis entre el hedonismo Esta misión desinteresada es todo un
utilitario y la moral socrática: la renuncia ejercicio continuo de amor, única ciencia
a toda utilidad, que a Antifonte le pare- que Sócrates se jacta de poseer, según el
cía miseria, constituye para Sócrates una seudoplatónico Teages, mientras proclama,
participación en la beatitud divina, que en cambio, su ignorancia en cualquier otro
llena toda su vida por la conciencia de dominio: "De todas estas felices y bellas
convertirse continuamente en mejor a sí ciencias nada sé a pesar de que querría
mismo y en convertir a cada uno de sus [saber]; pero siempre digo que me en-
amigos, mediante la purificación espiri- cuentro, por así decir, con que no sé sino
tual. Esta purificación le otorga no sólo una pequeña ciencia, la del amor. Pero en
la satisfacción actual inmediata, sino ésta puedo jactarme de tener más pro-
también la esperanza de un beneficio fundidad que todos los hombres que me
perpetuo: clara alusión a la vida futura, han precedido y que los de nuestro tiempo."
eterna y divina, en cuya afirmación el (Teag., 128.)
misticismo de Sócrates corona su eudemo- El amor, que se manifiesta en la
nismo aceptando la confiada esperanza actividad que mejora a los demás y que
de los órficos y encarándola como perpe- desempeña un gran papel en esta misión
tuación de la íntima satisfacción espiri- sagrada,

48
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

no halla su inspiración y fuente en el previsión de un castigo exterior porque


interés o esperanza de recompensa o retri- encuentran su mayor castigo en sí mismos.
bución: tiene valor en sí mismo y por sí También por eso Sócrates los condena.
mismo. Sin duda, el hombre común busca La definición de justicia difundida entre
en sus manifestaciones de amor una com- los griegos —hacer beneficios al amigo y
pensación, pero Sócrates les reconoce un perjuicios a los enemigos— le parece
valor intrínseco aun cuando encuentren digna de repudio porque quien recibe
la más completa ingratitud. perjuicio se vuelve peor en lo que se refiere
"Si quisieras persuadir a un amigo de a la virtud propia del hombre, la justicia,
que tuviera cuidado de tus cosas —pre- lo cual para Sócrates resulta algo malo,
gunta Sócrates a Querécrates—, ¿qué ha- no porque tenga en cuenta el peligro de
rías?" "Primero cuidaría de las suyas." que el ofendido quiera tomarse venganza,
"¿Y si quisieras que te aceptase como sino porque empeorar y transformar en
huésped?" "Lo aceptaría yo primero." injustos a los otros hombres es indigno del
"Empieza entonces a obrar para tornar hombre justo y bueno: es obra de la mal-
bueno a ese hombre." "¿Y si por nada se dad, no de la virtud. Esta concepción,
convirtiese en mejor, a pesar de obrar yo que encontramos expresada por Platón en
así?" "¿Y qué otro peligro corres sino La república, I, 335, puede considerarse
mostrar que tú eres hombre bueno y genuinamente socrática por el hecho de
amoroso con tu hermano, y él, en cambio, que, además de concordar de un modo
malo e indigno de los beneficios?" (Me- perfecto con la exigencia de amor afir-
mor., II, III ) mada por Sócrates en el diálogo con
La bondad, pues, no necesita premio Querécrates, responde enteramente al
o remuneración sino que es premio y re- concepto que de su misión tenía: hacer
muneración para sí misma en cuanto mejores a los demás. Por lo tanto, toda
conciencia del cumplimiento del propio acción que vuelva peor a cualquiera (ami-
deber. Así, la felicidad del hombre bueno go o enemigo) representa para Sócrates
y generoso no nace de las consecuencias lo opuesto a su misión y a su servicio di-
útiles o desventajosas que puedan derivar vino, es decir, un mal.
de su virtud, sino del ejercicio mismo de Y el Critón agrega que cada obra mala
la virtud, esto es, de la elevación espiri- empeora no sólo a quien la padece, sino
tual y satisfacción íntima que lo acom- también al que la realiza, es decir, equi-
pañan. La injusticia y la acción malvada, vale a un perjuicio que ocasiona a su pro-
el odio y el espíritu de venganza se acom- pio espíritu,
pañan e identifican, en cambio, con una "Entonces, no hay que cometer injus-
perturbación interior que constituye la ticia, de ningún modo." "No." "Ni tam-
infelicidad; no necesitan, por lo tanto, la poco quien recibió injusticia puede, como

49
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

cree la gente, devolverla a su vez, pues ya citado, de que nunca debe devolverse
nunca se debe cometer injusticia, de nin- injusticia por injusticia, era genuina-
guna manera." "Evidentemente." "¿Y es mente socrática, y Sócrates ha dejado de
justo devolver daño por daño, o no?" ella el testimonio más elocuente con su
"No, seguramente." "Pues hacer daño no negativa a salvarse, mediante la fuga, de
es cosa diferente que cometer injusticia." la muerte a que había sido condenado. El
"Cierto." "Entonces, no se debe devolver reproche que imagina dirigido por las
a nadie injusticia por injusticia, daño por leyes al condenado que intenta sustraerse
daño, cualquiera sea la injuria que se haya a su pena —vale decir, que viola el pacto
recibido." "No." "Mira, Critón ... Yo sé tácitamente establecido entre cada ciuda-
que quienes piensan esto son y serán po- dano y la ley (teoría del cuasicontrato)
cos ... Pero por mi cuenta pienso esto y recurre a la violencia, que no es cosa
desde hace mucho tiempo y esto pienso santa, Crit., 51 y sigs,— encuadra en la
aún ahora." (Crit., 49.) antedicha teoría expresada por Sócrates
Sabido es que este diálogo tiene lugar (Crit., 48 y sigs.): lo que importa no es
en la cárcel donde Sócrates está esperando vivir, sino vivir bien y, por ello, hacerse
la ejecución de su injusta condena a muer- culpable de injusticia es peor que la
te, a la que se niega a sustraerse mediante muerte.
la fuga, reafirmando sin vacilar su cons-
tante convicción ética. Atenerse a ella en 10. El alma y su
esa circunstancia significa sacrificar su
vida con el fin de no violar las leyes de inmortalidad. La inspira-
la patria, esto es, nο devolver injusticia ción religiosa de Sócrates.
por injusticia. De semejante pecado qui-
zás podrían absolverlo los demás hom- La serenidad con que Sócrates enfrenta
bres, pero no el tribunal interior de su la muerte se explica enteramente por su
conciencia, superior a cualquier otro. espíritu religioso y por su concepto de la
Por lo tanto, no se puede considerar vida encarada como camino de purifica-
con Zeller (IIa, 127) que es absoluta- ción del alma, que, por lo tanto, puede
mente extraña a Sócrates la doctrina entenderse sólo como preparación y trán-
expresada en su nombre en el Gorgias, sito hacia otra vida ulterior, inmortal y
468 y sigs., cuando declara que el vicio eterna de acuerdo con la naturaleza divi-
del alma es el peor de todos los males y na atribuida al alma. Estas concepciones
que no es vergüenza ser objeto de injus- vinculan a Sócrates a los órfico-pítagó-
ticia, sino cometerla, y además que es ricos ex discípulos de Filolao, que se con-
preferible ser objeto de ella a cometerla. vierten en discípulos suyos y, asimismo,
La condición expresada en el Critón, 49, resultan confirmadas como socráticas por
los testimonios de Jenofonte, en las decla-

50

También podría gustarte