Está en la página 1de 19

CUADERNOSDECRÍTICA47

P. F. STRAWSON

Libertad y
resentimiento

Traducción de
LlURA
U:CUONA

INSTITUTODE INVESTIGACIONES
FILOSÓFICAS

Colección: CuADERNOS DE CRfnCA


Director: DR. LEóNOuvt UNIVERSIDAD
NACIONAL
AUTÓNOMA
DE MÉXICO
Secretario: DR. AMeRosroV El.ASCO MÉXICO199'2 .
LIBERTADY RESENTIMIENTO
"Freedom and Reaenlnlent" fue publicado originalmente
El enMYºd_e P.F. Sira;;;:h.4cademy, vol.XLVIII,1962. Loederechoede la verai6n
of 1":.,.d Crllieapor The Britieh Academy.
en Proceed1111•
cutellana fueron .,.,.., oe a

Algunos filósofos dicen no saber en qué consiste la tesis del


determinismo. Otros dicen, o dan a entender, que sí lo saben.
Entre éstos, algunos -los pesimistas quizá- sostienen que si
la tesis es verdadera, entonces los conceptos de obligación
moral y responsabilidad moral realmente no tienen aplicación
alguna, y las prácticas de castigo y censura, lfe expresar con-
dena y aprobación morales, son realmente injustificadas. Otros
-los optimistas quizá- sostienen que estos conceptos y prác-
ticas de ninguna manera pierden su raison d'etre si la tesis del
determinismo es verdadera. Algunos incluso sostienen que la
justificación de estos conceptos y prácticas requiere de la
verdad de la tesis. Existe otra opinión, que se expresa con
menor frecuencia: la opinión, podría decirse, del genuino es-
céptico moral. Esta es la siguiente: que fas nociones de culpa
moral, de reproche, de responsabilidad moral, son inherente-
mente confusas, y que podemos comprobarlo si consideramos
las consecuencias, ya sea de la verdad del determinismo, o de
su falsedad. Quienes sostienen esta opinión concuerdan con los
pesimistas en que estas nociones carecen de aplicación si el
determinismo es verdadero, y simplemente añaden que tam-
bién carecen de ella si el determinismo es falso. Si se me
pregunta a cuál de estos bandos pertenezco, he de decir que al
primero de ellos, al bando de los que no saben cuál es la tesis
del determinismo. Pero esto no me impide sentir cierta afinidad
por los otros y un deseo de reconciliarlos. lAcaso mi ignorancia
no debería de inhibir, racionalmente, estas afinidades? Bueno,
DR e 1992, UniversidadNacionalAutónomadeMéxico
por supuesto, aunque oscura, uno tiene cierta sospecha --<:ier-
Circuito Mariode la Cueva
ta idea acerca de qué clase de cosa se está hablando. Esta
Ciudaddela Investigaciónen Humanidades conferencia es un intento de dar un paso hacia la reconcilia-
04510 México,D.F.
lmpreeoy Hechoen México 5
ISSN0185-2604
ción; por lo tanto, es probable que esto les parezca a todos conforme a modos socialmente deseables. 1 En el hecho de su
desacertado. eficacia, sugieren, se encuentra una base adecuada para estas
¿Pero puede haber alguna posibilidad de reconciliación prácticas; y este hecho, por cierto, no muestra que el determi-
entre posiciones tan claramente opuestas como las de los nismo sea falso. A esto los pesimistas replican, precipitados,
pesimistas y los optimistas acerca del determinismo? Bien, que el castigo justo y la condena moral suponen culpa moral y
pudiera haber una retractación formal por parte de uno de los que la culpa supone responsabilidad moral y que la responsa-
contendientes a cambio de una concesión sustancial por parte bilidad moral supone libertad y que la libertad supone la
del otro. Asf,supongamos que la posición optimista se plantea- falsedad dél determinismo. Y a esto los optimistas suelen
ra de este modo: (1) los hechos tal y como los conocemos no replicar a su vez que es verdad que estas prácticas requieren
de la libertad en un sentido, y que la existencia de la libertad
muestran que el determinismo sea falso; (2) los hechos tal y
en este sentido es uno de los hechos tal y como los conocemos.
corno los conocemos proporcionan una base adecuada para los
Pero lo que 'libertad' significa aquí no es sino la ausencia de
conceptos y prácticas que el pesimista siente que son puestos
ciertas condiciones cuya presencia haría inapropiados a la
en peligro por la posibilidad de la verdad del determinismo. condena moral o al castigo. Piensan en condiciones como la
Ahora bien, puede ser que el optimista tenga razón en esto, pero coacción, o la incapacidad innata, o la locura, o algunas otras
que se incline a dar una explicación inadecuada de los hechos formas menos extremas de desorden psicológico,o la existencia
tal y como los conocemos, y de cómo constituyen una base de circunstancias bajo las cuales el hacer cualquier otra elec-
adecuada para los conceptos y prácticas problemáticos; que las ción sería moralmente inadmisible o sería una expectativa muy
razones que da en favor de la adecuación de esas bases sean alejada de cualquier hombre. Se ven obligados a añadir a esta
ellas mismas inadecuadas y dejen de lado algo vital. Puede ser lista otros factores que, sin ser exactamente limitaciones de la
que el pesimista esté justificadamente ansioso por recuperar libertad, pueden también hacer inapropiados a la condena
este elemento vital y que, dominado por su ansiedad, sienta que moral o al castigo o mitigar su fuerza, como algunas formas de
tiene que ir más allá de los hechos tal y como los conocemos; ignorancia, equivocación o accidente. Además se sostie_neque
que sienta que el elemento vital puede asegurarse sólo si, más la razón general por la que la condena moral o el castigo son
allá de los hechos tal y como los conocemos, existe un hecho inapropiados cuando estos factores o condiciones se present_an
adicional, a saber, que el determinismo es falso. ¿Acaso no es que las prácticas en cuestión generalmente son medios
podría ser empujado él a hacer una retractación formal a eficaces de regulación moral sólo en casos en _1~que es~os
cambio de una concesión vital?

11
¡ factores no están presentes. Ahora bien, el pesimista_admi!e
que los hechos tal y como los conocemos incluyen la existencia
de la libertad, e incluyen el hecho de que ~w:ren casos de
acción libre, en el sentido negativo que el optimista co~cede;
y admite que la existencia de la libertad en este sentido es
Permítanme extenderme un poco en esto, sólo a modo de
preliminar. Algunos optimistas frente al determinismo señalan Cfr.P.H. Nowell-Smith,
"FreewillandMoralResponsibility"
•Mind,vol.LVII,
l
la eficacia de las prácticas de castigo, y de la condena y 1948.
aprobación morales, cuando se trata de regular la conducta
7
6
compatible con la verdad del determinismo, o más bien ins • te
en ello. lEntonces qué es lo que al pesimista le parece ;;. libertad en estos sentid06 muestre que el determinismo sea
falta? Cuando intenta responder a esta pregunta, su lengua·e falso.
tiende a alternar entre lo muy familiar y lo muy desconocidj~ Pero aquí es donde la laguna en la versión optimista puede
Entonces puede decir, de manera suficientemente familiar q~ ponerse de manifiesto, pues puede suponerse que el pesimista
el hombre que es sujeto de castigo justificado, de culpa '0 d: pregunta: ¿pero por qué la libertad en este sentido justifica la
culpa, etc.? Volteas en mi contra primero la cara negativa, y
condena moral, debe realmente merecerlo;y puede luego tal vez
luego la positiva, de una libertad que nadie pone en cuestión.
añadir que, por lo menos en el caso en que se le culpa por una
Pero la única razón que has dado a las prácticas de condena
acción efectiva, más que por una omisión, la condición para
moral y castigo en casos en los que esta libertad se presenta es
que realmente merezca esta culpa es algo que va más allá de la eficacia de tales prácticas al regular la conducta conforme a
las libertades negativas que el optimista concede. Es, digamos modos socialmente deseables. Pero ésta no es una base sufi-
una identificación genuinamente libre de la voluntad con ei ciente para estas prácticas como las entendemos, ni es siquiera
acto. Y ésta es la condición que es incompatible con la verdad el tipo correcto de base.
del determinismo. Ahora bien, no es probable que mi optimista, al ser el tipo
El optimista, convencional pero conciliatorio, no tiene que de hombre 1ue es, invoque en este momento una intuición de
darse aún por vencido. Puede decir: bien, la gente frecuente- adecuación. De modo que realmente no tiene nada más que
mente decide hacer cosas, realmente intenta hacer lo que hace, decir. Y mi pesimista, al ser el tipo de hombre que es, tiene sólo
sabe exactamente lo que hace al hacerlo; las razones que cree una cosa más que decir, a saber, que la admisibilidad de estas
tener de hacer lo que hace, con frecuencia son realmente sus prácticas, tal y como las entendemos, necesita de otra clase de
razones y no sus racionalizaciones. También estos hechos se libertad, la clase que a su vez necesita de la falsedad de la tesis
incluyen entre los hechos tal y como los conocemos. Si esto es del determinismo. ¿Pero no induciríamos al pesimista a renun-
lo que entiendes por libertad -por la identificación de la ciar a decir esto si le otorgamos al optimista algo más que decir?
voluntad con el acto-- entonces la libertad puede ser concedi-
da de nuevo. Pero la concesión nuevamente es compatible con
la ve~ de la te.sis de! determinismo, pues de esa tesis no se III
segu1~a que nadie decide hacer nada, que nadie hace nunca
nada intencionalmente, que es falso que la gente a veces sabe He mencionado al castigo y a la condena y aprobación morales;
perfectamente lo que hace. Yo traté de definir la libertad y es con respecto a estas prácticas o actitud~s que el asu~to
negativamente. Tú quieres darle una apariencia más positiva. entre optimistas y pesimistas parece ser particularme~te_ im-
Pe~ caemos en lo mismo. Nadie niega la libertad en este portante --o, si uno es pesimista, el asunto entre determi?istas
sentado, o estos sentidos, y nadie afirma que la existencia de la y libertarios. Pero no me propongo hablar de ~stas prácll<:85o
actitudes para empezar. Estas prácticas o actitudes pe~iten,
si es que no_implican, un cierto distanciamiento de las acciones
LiL~-- ~ N~ell-Smith aeñal6 en un artículo poeterior: "Deterministe and
ucnanans , Mínd, vol. LXIII,1954.
3 'lntuition of fittingneas' en el original (N. de la T.)

8
9
son sus objetos. Quiero hablar, por lo menos al
0 agentes
. . • qued lgo más: de las actitu· des y reacciones · · d'ife-
no m pe~nas -_Y particularmente de algunas otras personas--
pnncipio, e a . rada .
nte directamente mvo uc 1 en mtercambios refle1en
. hacia nosotros actitudes de buena vo1untad , wecto _, o
rentes de la ge . d . .
,, d las actitudes y reacciones e quienes se sienten
entre si, e fi 'ad d
estima,

por un lado,

o de desprecio ,
i'ndi''ere
11 ncia o rna evo1en-
· 1
c. d'd
ru~iOS
y de quienes se sientenrdbene ici os; e, cosas , tales cia, d Si alguien me pisa la mano acci'd en talmente,
. por el otro.
como gra titud , resentimiento, pe ón, amor y sentimientos
.. de mientras
. trata
. e ayudarme , el dolor pueden o ser menos agu do
dolor. Quizás algo parecido _al asunto e_ntreoptimistas y pesi- que si la pisara con despectiva indiferencia hacia mi existencia
mistas surja también en este campo vecmo; y corno este campo o con un deseo malévolo de lastimarme. Pero, en el segundo
está menos poblado de polemistas, el asunto puede arreglarse caso, generalmente tendré una clase y un grado de resentimien-
aquí más fácilmente; y si se arregla aquí, entonces puede to que no tendré en el primero. Si las acciones de alguien me
resultar más fácil arreglarlo en el campo poblado de polemistas. ayudan a alcanzar algún beneficio que deseo, entonces de todos
Lo que tengo que decir consiste en lugares comunes en modos salgo beneficiado; pero si su intención al hacerlas era
buena parte. Por eso mi lenguaje será poco científico y suma- beneficiarme por su buena voluntad en general hacia mí
mente impreciso, como generalmente lo es el de los lugares ~onablemente sentiré una gratitud que no sentiría si el bene~
comunes. El lugar común central en que quiero insistir es la fimo fuera una consecuencia incidental, inintencionada O in-
grandísima importancia que concedemos a las actitudes e cluso lamentada por ella, de algún plan de acción con diferente
intenciones de otros seres humanos hacia nosotros, y la gran objetivo.
medida en que nuestros sentimientos y reacciones personales . Est~ e~emplos se refieren a acciones que confieren benefi-
dependen, o forman parte, de nuestras creencias acerca de c~oso m~ig~~ daños por encima de cualesquiera daños confe-
estas actitudes e intenciones. No puedo dar una descripción ridos o mfügidos por la mera manifestación de la actitud e
simple del campo de fenómenos en cuyo centro figura esta intención mismos. Deberíamos considerar también qué tan
verdad de lugar común, pues el campo es demasiado complejo. amplio es aquel sector de nuestra conducta en el cual el
Mucha literatura imaginativa se dedica a explorar sus comple- ben~ficio º.el daño reside principalmente o por entero en la
jidades, y tenemos un extenso vocabulario para tal propósito. rnamfestación de la actitud misma. Es así con las buenas
Hay estilos que simplifican a un modo general su manejo. Así, maneras, y con buena parte de lo que llamamos amabilidad,
podemos, como La Rochefoucauld, poner al amor propio o la por un lado; con la grosería deliberada, con la indiferencia
auto-estimao la vanidad en el centro del cuadro y señalar cómo premeditada, o con el insulto, por el otro.
ésta puede ser acariciada por la estimación o herida por la Aparte del resentimiento y la gratitud, acabo de mencionar
indiferenciao el desprecio de los otros. Podemos hablar, en otra el perdón. Este es un terna algo pasado de moda en la filosofía
jerga, de la necesidad de amor, y de la pérdida de seguridad r rnor~l del presente; pero ser perdonados es algo que a veces
ped~rnos,Yperdonar es algo que a veces decirnos que hacemos.
que resulta cuando se nos quita; o, en otra más, del respeto
humano a uno mismo y de su relación con el reconocimiento Ped_ir.ser perdonados es, en parte, reconocer que la actitud
de la dignidad del individuo. Estas simplificaciones me son de exhibida en nuestras acciones fue tal que pudo haber ofendido
utilidad sólo si ayudan a enfatizar qué tanto nos importa de con razón, y en parte repudiar esa actitud para el futuro (o por
hecho, cuánto nos concierne, el que las acciones de otras lo menos para el futuro inmediato); y perdonar es aceptar dicho
repudio y olvidar el resentimiento. Debemos pensar en las
10
11
diferentes de relación que podemos tener con
muehas e lases .
o partícipes de un mte
· ré s en común• naturales o razonables o apropiadas, 0 no serlo; y una tercera
otras personas -com .. • cosa que hay que preguntar es cómo sería o cómo es no
como m1e · mbros de la misma fam1ha; como colegas; como padecerlas . Por la primera pregunta yo no est~y muy inte~sa -

amigos; como amantes·' como compañeros casuales en una do, pero sí por la segunda , y tal vez más aún por la tercera.
enorme gama de intercambios y encuentros. Entonces debemos Consideremos, pues, diferentes ocasiones de resentimiento :
pensar, en cada una de estas relaciones en tumo, y aún ~n otras, situac~ones en las que una persona es ofendida o lastimada por
en la clase de importancia que concedemos a las actitudes e la acción de otra y en las cuales --en ausencia de considera-
intenciones que tienen hacia nosotros aquéllos con los que ciones especiales-- puede esperarse natural o normalmente
mantenemos estas relaciones, y en las clases de actitudes y que la persona ofendida experimente resentimiento. Conside-
sentimientos reactivosa los que nosotros mismos somos propen- remos luego qué tipo de consideraciones especiales podríamos
sos. En general, exigimos algún grado de buena voluntad o esperar que modificaran o apaciguaran este sentimiento o que
consideración de parte de aquéllos con los que mantenemos lo desaparecieran por completo. No necesitamos decir cuán
estas relaciones, aunque las formas que requerimos que tomen diversas son tales consideraciones. Pero pienso que, para mi
varían ampliamente en uniones diferentes. La gama y la inten- propósito, puede hacerse, a grandes rasgos, una división en dos
sidad de nuestras actitudes reactivas hacia la buena voluntad, clases. Al primer grupo pertenecen todas las que darían pie
hacia su ausencia o hacia su opuesto, varían no menos amplia- para emplear expresiones tales como 'no era ésa su intención',
mente. He mencionado, específicamente, el resentimiento y la 'no se había dado cuenta', 'él no sabía'; y también todas las que
gratitud, y ellos son un par de opuestos sumamente útil. Pero, podrían dar pie para el uso de la frase 'no pudo evitarlo', cuando
por supuesto, hay todo un continuo de actitudes y sentimientos ésta está apoyada por frases tales como 'lo empujaron', 'tenía
reactivos que se extienden hacia ambos lados de este par, e que hacerlo', 'era el único camino', 'no le dejaron alternativa',
incluso entre ellos -lo que resulta ser el área más cómoda. etc. Es obvio que cada una de estas diversas excusas, y la clase
El objetivo de estos lugares comunes es intentar tener pre- de situaciones en las que serían apropiadas, difiere de las
sente algo que se olvida fácilmente cuando estamos ocupados demás de modos notables e importantes. Pero para mi propósito
con la filosofía, especialmente en nuestro tranquilo estilo con- presente ellas tienen algo aún más importante en común.
temporáneo, a saber, qué es estar efectivamente involucrado en Ninguna nos induce a suspender nuestras actitudes reactivas
relaciones interpersonales ordinarias, oscilando desde las más ordinarias hacia el agente, ya sea al momento de su acción o en
íntimas hasta las más casuales. general. No nos inducen a visualizar al agente como alguien
con respecto a quien estas actitudes son de cualquier modo
inapropiadas. Nos inducen a visualizar el daño como algo con
respecto a lo cual una de estas actitudes en particular es
IV
inapropiada . No nos inducen a visualizar al agente como algo
Algo sobre lo que hay que preguntarse son las causas generales distinto a un agente plenamente responsable. Nos inducen a
de esas actitudes reactivas a las que he aludido; también hay visualizar el daño como algo para lo cual él no fue plenamente
que preguntarse acerca de las variaciones de que son objeto, responsable, o para lo cual no lo fue en absoluto. No sugieren
las condiciones particulares dentro de las que parecen ser que el agente sea de cualquier modo un objeto inapropiado para

12 13
· ncia de buena voluntad o consideración que actitud particular. Nos inducen a ver al agente mismo bajo una
esa clase de exige . rd. . E
.
se reaeJa en n uestras actitudes reactivas
_ o E.manas. n vez de
luz diferente de la luz bajo la cual normalmente veríamos a
• que el hecho del daño no ,ue, en este caso algui~n que ha actuado como él ha actuado. No me alargaré en
ello sugieren . . . . '
. t"ble con el cumplimiento de esa exigencia; que el el pnmer subgrupo de_casos. Aunque quizá susciten, a corto
mcompa i • · l
h h del dafío fue totalmente consistente Justo con o que plazo, preguntas seme1antes a las suscitadas por el segundo
ec t°..osexigimos que sean las actitudes e intenciones del subgrupo a largo plazo, podemos despacharlas sin considerar
=te. 4 El agente sencillamente ignoraba el daño que estaba tales preguntas tomando la admirablemente sugerente frase
ocasionando,o había perdido el equilibrio al ser empujado, 0 'estaba fuera de sí' con la seriedad que merece, a pesar de ser
tuvoque causar el daño con reticencia por razones que superan lógicamente cómica. No abrigaremos ningún resentimiento
aceptadamente su oposición. El que el agente ofrezca esas contra el hombre dentro de sí, a causa de la acción hecha por
disculpas, y el que la persona ofendida las acepte, no se opone el hombre fuera de sí; o tan siquiera nos sentiremos menos
al contextode las relaciones interpersonales ordinarias y de la resentidos. Normalmente tenemos que tratarlo cuando está bajo
manifestación de actitudes reactivas ordinarias, ni se sale de presiones normales; entonces no nos deberemos sentir con él,
él. Comolas cosas van mal y las situaciones se complican, es cuando actúa como lo hace bajo presiones anormales, como
un elemento esencial e integral de los intercambios que cons- deberíamos habemos sentido con él si hubiera actuado así bajo
tituyen la vida de estas relaciones. presiones normales.
El segt1ndogrupo de consideraciones es muy diferente. Las El segundo y más importante subgrupo de casos permite
dividiré en dos subgrupos, el primero de los cuales es bastante considerar que las circunstancias eran normales, pero presenta
menos importante que el segundo. Con respecto al primer al agente como psicológicamente anormal--o como moralmen-
subgrupo podemos pensar en enunciados tales como 'estaba te subdesarrollado. El agente estaba dentro de sí, pero está
fuera de sí', 'ha estado bajo una gran tensión últimamente', pervertido o trastornado, es neurótico o es sólo un niño. Cuando
'actuaba bajo sugestión pos-hipnótica'; con respecto al segt1n- vemos a alguien bajo una luz semejante, todas nuestras actitu-
do, podemos pensar en 'es sólo un niño', 'es un esquizofrénico des reactivas tienden a modificarse profundamente. Aquí tengo
perdido', 'su mente ha sido sistemáticamente pervertida', 'eso que mencionar dicotomías crudas e ignorar las diversidades de
no es más que una conducta compulsiva de su parte'. Excusas c~s -siempre interesantes y siempre iluminadoras. Lo que
comoéstas, de modocontrario a las de mi primer grupo general, quiero contrastar es la actitud (o gama de actitudes) de involu-
nos inducen a suspender nuestras actitudes reactivas ordina- cramiento o participación en una relación humana, por un lado,
rias hacia el agente, ya sea al mome.nto de la acción o todo el Y ~o _que ~ría llamarse la actitud (o gama de actitudes)
tiempo. No nos inducen a ver las acciones del agente como ?bJehva hacia otro ser humano, por el otro. Debo añadir que,
consistentescon todo cuanto recordamos de las actitudes inter- incluso en la misma situación, no son, en conjunto, enteramente
personales ordinarias y simplemente inconsistentes con una excluyentes entre s}, pero sí son, profundamente, opuestas a las
otras. Adoptar la actitud objetiva hacia otro ser humano es
4 verlo, quizás, como un caso social; como un sujeto que requiere
Tal v-:ano en lodo.loa -justo lo que exigimoa que debieran aer, pero en
lodo~ noJuato lo que exigimoeque no debieranaer. Para mi propóaito ~te lo que podría llamarse tratamiento, en un amplio sentido; como
eatu diíerenciuno importAn . algo que ciertamente ha de tomarse en cuenta, quizás con

14 15
- . como algo a ser controlado o manejado o curado 0 ayuda para determinar una Hnea de acción . l
precauc16n, . d . · "dad · l , o s1mpemente por
. quizá simplemente a ser evita o, aunque e.sto último
entren °,
ad •·
·ar a los casos de obJet1v1 · d . La actitud
·dad de achtu · cunos1 mte ectual. Siendo humanos, en el caso normal no
podemos hacer esto largo tiempo, 0 de manera absol ta. s· 1
noespec ull . d h · dl • . u 1as
. t" puede teñirse emocionalmente e mue as maneras, presiones e . as ds1tuac10nesen las que nos sentimos mvo
· lucra _
ob~e 1va . l . ls"ó . .
pero no de cualquier manera: puede me u1r repu I n o miedo, d os siguen sien o muy fuertes, entonces tenemos que hacer
ede incluir compasión o hasta amor, aunque no todas las algo más -como romper una relación. Pero lo que es intere-
pu
clases de amor. Pero no pu ed"lºl e me u1r e ran~ d e sentu~uentos
..
sante sobre todo es la tensión que hay en nosotros entre la
actitudes reactivas que pertenecen al mvolucrarmento 0 actitud participativa y la actitud objetiva. Uno está tentado a
y rticipación con otros dentro de relaciones humanas interper- decir: o nuestra humanidad o nuestra inteligencia. Pero decir
pa
sonales; ··
no puede incluir resenllmrento, ~lltuºd , pe rdó n, eno- esto sería distorsionar ambas nociones.
·0 0 el tipo de amor que a veces puede decirse que dos adultos Lo que he llamado actitudes reactivas participativas son
!i~nten recíprocamente uno por el otro. Si tu actitud hacia esencialmente reacciones humanas naturales hacia la buena o
alguien es completame~te ~jetiva, entonces, aunque puedes mala voluntad o a la indiferencia de otros hacia nosotros, tal
combatirlo, no puedes d1scut1rcon él, y aunque puedas hablar- como la exhiben sus actitudes y sus acciones. La pregunta que
le, incluso negociar con él, no puedes razonar con él. Puedes a tenemos que hacer es: ¿qué efecto tendrla, o deberla de tener,
Jo mucho hacer como si discutieras o razonarascon él. la aceptación de la verdad de una tesis general del determinis-
Ver a alguien, pues, como pervertido o trastornado o com- mo frente a estas actitudes reactivas? Más específicamente,
pulsivo en su conducta, o peculiannen~ desaf?rtunado en sus ¿acaso la aceptación de la verdad de la tesis conducirla a la
circunstancias formativas -ver a alguien as( tiende a apartar- ruina o al repudio de todas estas actitudes, o acaso deberla de
lo, por Jo menos hasta cierto punto, de ~titudes reactivas conducir a ello? ¿Acaso significaría el fin de la gratitud, del
participativas normales por parte de alguien que así lo ve; resentimiento y del perdón; de todos los amores adultos recí-
tiende a promover actitudes objetivas, por lo menos en los procos; de todos los antagonismos esencialmente personales, o
civilizados. Pero hay algo curioso que añadir a esto. La actitud acaso deberla de significar eso?
objetiva no es sólo algo en lo que naturalmente tendemos a caer ¿Pero cómo puedo responder esta pregunta, o tan siquiera
en casos como éstos, en los que las actitudes participativas son plantearla, sin saber exactamente en qué consiste la tesis del
inhibidas parcialmente o por entero a causa de anormalidades determinismo? Bien, hay algo que sí sabemos: que si hay una
o de inmadurez. Es también algo disponible como recurso tesis coherente del determinismo, entonces debe haber un
igualmente en otros casos. Verno&con mirada objetiva la con- sentido de 'determinado' tal que, si la tesis es verdadera,
ducta compulsiva del neurótico o la conducta fastidiosa de un entonces cualquier conducta está determinada en ese sentido.
niño muy chico, pensando en términos de tratamiento o entre- Si recordamos esto, podremos al menos considerar qué posibi-
namiento. Pero po<kmosa ,·eces mirar con algo así como la lidades se nos abren formalmente; y entonces tal vez veremos
misma mirada la conducta del normal y del maduro. Tenemos que la pregunta puede responderse sin saber exactamente cuál
este recurso y podemos a veces hacer uso de él: como un es la tesis del determinismo. Podemos considerar qué posibili-
dades se abren porque previamente hemos dado cuenta de los
refugio, digamos, de las presiones que impone en nosotros una
modos en que las actitudes reactivas particulares, o las actitu-
situación en la que nos sentimos involucrados; o como una
17
16
dell reactlvaa en general, pueden inhibirse Y101 modo11en que, advertido que a vece,, y de modo .
1
a voces aog(mjuzgamos, deben impedirae. Aeí, coneidem antes gente normal (a aq~lloa que catS1; al, r;;;~moa mirar a la
01
un gru~ de coneideraoione11que tienden a inhibir el resenti- modo objetivo en que hemos aprendido: • "°"?'ªle•').del
miento y que, aeg(m juzgamos, deben impedirlo, en crui08 clasificados de anormalidad y mirar 8 ciertos tipo,
• nue1tra pregunta 80 reduce
particulares de un agente que causa un dal\o, sin inhibir las e1to: ¿podría la aceptación de la tesis del d te . . ª
actitud es reactivas en general hacia eee agente. Obviamente nos a mirar a todos exclusi d e rmm1smollevar-
vamente e esta manera o ac
esle grupode consideraciones no incide estrictamente en nues- debería de hacerlo? Pues ~•ta e 1 la 6nica 00 d ' .6 'd. 880
tra pregunta, pues esa pregunta concierne a laa actitudes cons1'derac1'6n ba' . . de
de n 1gna
~o 1a cual la aceptac 1'ó dn I 101
. . n e tennm11rno
reactivas en general. Pero el resentimiento tiene un interés pod r fa con d uc1r a la ruma O al repudio de I88 t't d .
particular; entonces vale la pena aftadir qu e nunca se ha vas participativas ac I u ee react1-
afinnado que sea consecuencia de la verdad del determinismo No parece autocontradictorio suponer que esto pu d 1era
' su-
el que una u otra de estcu consideraciones operara en lodos los ce der. De manera que. supongo
o
que tenemos q d .
ue ec1rque no
casos de un daf\o causado por un agente; ni se seguiría de la es a b so l utamente
"- inconcebible
. . que esto deberí a d e suced er.
verdad del determinismo que cualquiera que haya causado un Pero e~toy iuert_emente mclmado a pensar que es práctica-
daf\o o simplemente ignoraba que lo causaba o tenía razones mente mconceb1ble para nosotros tal y como 80 El
· h moa. com-
de un orden superior para reticentemente consentir causarlo pro?''ª~ umano de participar en relaciones interpersonales
o..., etc. El predominio de este feliz estado de cosas no sería orclmar1as _es, creo yo, demasiado precioso, y está profunda-
consecuencia del reino del determinismo universal sino del mente arraigado en nosotros, como para tomar en serio Ja idea
reino de la buena voluntad universal. No podemos, pues, en- de que una convicción teórica general podría cambiar nuestro
contrar aquí la posibilidad de una respuesta afirmativa a nues- mundo d~ mod~ tal que dejara de haber en él cosas así como
tra pregunta, ni siquiera para el caso particular del resenti- las relaciones interpersonales tal y como normalmente las
miento. entendemos; y estar involucrado en relaciones interpersonales
A continuación, advertí que la actitud participativa, y en tal y como normalmente las entendemos es, precisamente, estar
general las actitudes reactivas personales, tienden a dar lugar , expuesto a la.gama de actitudes reactivas y de sentimientos que
y según juzga la gente civilizada deberían de dar lugar, a se está cuestionando.
actitudes objetivas sólo en la medida en que el agente es visto Esto es, ~ues, ~n~ ~rte de la respuesta a nuestra pregunta.
como excluido de relaciones humanas adultas ordinarias a U~a sostenida obJet1V1dadde actitud interpersonal, y el aisla-
causa de anormalidades psicológicas hondamente arraigadas miento humano que acarrearía, no parece ser algo de lo que los
--o simplemente por ser un niño. Pero no puede ser consecuen-
cia de ninguna tesis que no sea autocontradictoria que la
r seres humanos fueran capaces, aun cuando alguna verdad
general fuera fundamento teórico para ello. Pero esto no es todo.
anormalidad sea la condición universal. Hay un aspecto más, implícito en los ya mencionados, que tiene
Ahora bien, despachar las cosas de esta manera parece muy que hacerse exp~ícito. He dicho que excepcionalmente pode-
fácil, y en un sentido así es. Pero sea lo que sea que despache- ?'1ºs tener t1:3todirecto con seres humanos sin ningún grado de
mos demasiado rápidamente en este acto, eso tiene cabida en mvolucram1ento personal, tratándoles simplemente como cria-
la 6nica forma de respuesta afirmativa posible que queda. He turas que han de ser manejadas en función de nuestro propio

18 19
interés, 0 a favor nuestro o de nuestra sociedad --o incluso en
~ ci6n de su interés. En el caso extremo de los trastornados
tra adopción de la. actitud .objetiva frente al anorma¡ es resu¡-
tado de una previa aceptación
. de la creenci·ade que ¡a conduc-
u;ntales es sencillo ver la relación entre la posibilidad de una
ta, o .la parte pertinente
. de la conducta del ser h~~o~
:titud :nteramente objetiva y la imposibilidad de lo que
cuestión, está d_etermmada en este sentido. Ni en el caso del
entendemos como relaciones interpersonales ordinarias. Dada normal, pues, m en. el caso. del
esta última imposibilidad, la única actitud civilizada disponi- . anormal es verdad que ,cuan do
adoptamo~ una actitud O~Jehva,lo hacemosporquesostenemos
ble es la de visualizar a la persona trastornada simplemente tal creencia. Entonces m_irespuesta tiene dos partes. Laprime-
como algo a ser entendido y controlado de la manera más ra es que no podemos, siendo como somos,concebimos seria-
deseable. Visualizarlo como si estuviera fuera del alcance de mente _anosot~s mismos adoptando una minuciosa objetividad
relaciones personales es ya, para los civilizados, visualizarlo de actitud hacia otros como resultado de ]a convicción teórica
de esa manera. Cuando se trata de determinar líneas de acci6n, de la verdad del determinismo; y la segunda es que cuando de
0 por razones de auto-protección, podemos tener oportunidad, hecho adoptamos tal actitud en un caso particular, no lo hace-
quizá temporal, de adoptar una actitud fundamentalmente pa- mos como consecuencia de una convicción teórica, que podría
recida hacia un ser humano 'normal'; es decir, concentramos expresarse como 'determinismo en este caso', sino que es
en comprender 'cómo funciona', con vistas a determinar nues- consecuencia de nuestro abandono, por diferentes razones en
tras líneas de acción de acuerdo con ello o a encontrar en esa diferentes casos, de las actitudes interpersonales ordinarias.
misma comprensión un alivio a las presiones de las situaciones Podría decirse que todo esto deja sin responder a la pregunta
en las que nos sentimos involucrados. Ahora bien, ciertamente real, y que no podemos esperar responderla si no sabemos
es verdadero que en el caso de los anormales, aunque no en el exactamente en qué consiste la tesis del determinismo, pues la
caso de los normales, nuestra adopción de la actitud objetiva pregunta real no es una pregunta acerca de qué hacemos
es consecuencia del hecho de que vemos al agente como efectivamente, o acerca de por qué lo hacemos. No es siquiera
incapacitado en algún aspecto, o en todos, para las relaciones una pregunta acerca de qué haríamos de heclwsi cierta convic-
interpersonales ordinarias. Está entonces incapacitado, quizás, ción teórica ganara aceptación general. Es una pregunta acerca
por el hecho de que su manera de ver la realidad es fantasía de qué sería racional hacer si el determinismo fuera verdad,
pura, por el hecho de que no vive, en un sentido, en el mundo una pregunta acerca de la justificaci6n racionalde las actitudes
real en lo absoluto; o por el hecho de que su conducta es, en interpersonales ordinarias en general. A esto responderé, pri-
parte, una manifestación poco realista de propósitos incons- mero, que semejante pregunta podría parecer genuina sólo a
cientes; o por el hecho de que es un tonto, o un tonto moral. alguien que hubiera fracasado por completo al intentar captar
Pero hay algo más que porque esto es verdadero, es, del mismo lo que conlleva la respuesta precedente: el hecho de nuestro
modo, ciertamente no verdadero, a saber, que hay un sentido f compromiso humano natural con actitudes interpersonales or-
de determinado tal que (1) si el determinismo es verdadero, dinarias. Este compromiso es parte de la estructura general de
toda la conducta está determinada en este sentido, (2) el la vida humana, no algo que sea susceptible de ser revisad_o
determinismo podría ser verdadero, i.e. no es inconsistente con como pueden ser susceptibles de ser revisados los casos parti-
los hechos tal y como los conocemos el suponer que toda la culares dentro de esta estructura general. Y responderé, en
conducta podría estar determinada en este sentido, y (3) nues- segundo lugar, que si pudiéramos imaginar eso que no podemos

20 21
tener, a saber, una elección en este asunto, entonces roc1ríamos miento, es una reacción al daño O a la ind·t . Las
. 11erenc1a. actitu
elegir racionalmente sólo a la luz de una evaluación de las des reactivas que tengo que discutir ahora podrí d . -
ganancias y pérdidas para la vida humana, de su enriqueci- como los análogos, favorables o vicarios . an escnbirse
miento O empobrecimiento; y la verdad o falsedad de una tesis desinteresados o generali7.ados, de las actit:deimpe~nales 0
. ºd So . s reactivas que
general del determinismo no incidiría en la racionalidad de e.sta Ya he d 1scut1 o. .n reacciones a la calidad d e la vo1untad de
elección.
5 los demás, • no •hama• nosotros, sino hacia otros• Deb"d 1 o a este
carácter v1cano •
o impersonal,

les darnos d 1•tere
1
1 nte s nombres.
Así, de alg111enque expenmenta el análogo vicari d 1
. . dº tá . dº o e resen-
V t1m1ento, se JCe que es m tgnado o que desaprueba l
. dºgnad l a go, o
que es tá m 1 o mora mente o que desaprueba moralmente
El propósito de esta discusión acerca de las actitudes reactivas algo. Lo que tenemos aqu~es, por así decirlo, resentimiento en
en su relación -o falta de relación- con la tesis del determi- nombre de otro, donde el mterés y la dignidad. propios no están
nismo fue el de acercarnos, si era posible, a una posición de involucrados; Y es este carácter impersonal o vicario de la
compromiso en un área más usual de debate. Por ahora no actitud, añadido a sus demás caracteres, lo que la hace mere-
discutiremos las actitudes reactivas que son esencialmente las cedora del calificativo ''moral'. Tanto mi descripción como mi
de partes ofendidas o de beneficiarios. Discutiremos las acti- nombre para estas actitudes son algo engañosos en un aspecto
tudes reactivas que esencialmente no son las de partes ofendi- importante. No es que estas actitudes sean esencialmente
das o de beneficiarios, o que lo son sólo incidentalmente, pero vicarias -uno puede sentir indignación por cuenta propia-
que sin embargo son, he de alegar, actitudes afines a las que sino que son esencialmente susceptibles de ser vicarias. Pero
he discutido. Puse al resentimiento en el centro de la discusión me quedaré con el nombre por lo sugerente que es; y espero
previa. Pondré a la indignación moral -o, más débilmente, que lo que en él resulta engañoso se corrija en lo que sigue.
desaprobación moral- en el centro de ésta. Las actitudes reactivas personales descansan sobre una ex-
Las actitudes reactivas que he discutido hasta ahora son pectativa, y una exigencia, de manifestación de un cierto grado
esencialmente reacciones frente a la calidad de la voluntad de de buena voluntad o consideración de parte de otros seres
los demás hacia nosotros, según se manifiesta en su conducta: humanos hacia nosotros mismos --a la vez que las reflejan-,
frente a la buena o mala voluntad o indiferencia o falta de o por lo menos en la expectativa, y en la exigencia, de la
interés. Entonces el resentimiento, o lo que he llamado resentí- ausencia de la manifestación de una mala voluntad activa o de
un desinterés indiferente. (Loque, en casos particulares,conta-
5 Lacuestión, entonces, de la conexión entre la racionalidad y la adopción de la
actitud objetiva hacia otros está mal planleada cuando ae le hace aparecer como rá como manifestaciones de buena o mala voluntad o desinterés
dependiente del asunto del determinismo. Pero hay otra pregunta que debería variará de acuerdo con la relación particular que mantengamos
fonnulane, aunque aólo aea para diatinguirla de la pregunta mal planleada. Fuera del con otro ser humano). Los análogos generalizados o vicarios de
asunto del determinismo, ¿no podría deciree que deberíamos estar máacerca de aer actitudes reactivas personales descansan e~tamente sobre la
criaturas puramente racionales en la medida en que nuestra relación con otroa
estuviera de hecho dominada por la actitud objetiva? Yo creo que esto podría decirse;
misma expectativa o exigencia en una fonna generalizada, a
aólo ae tendría que afiadir, una vez mú, que si tal elección fuera posible no la vez que la reflejan; esto es, se apoyan sobre la exigencia de
necesariamente sería racional elegir aer máapuramente racionales de lo que aomos. la manifestación de un grado razonable de buena voluntad o

22 23
consideración de parte de otros, no simplemente hacia uno completa de actitudes auto-reactivas Él ,
mismo, sino hacia todos aquéllos en cuyo nombre puede sen- . ú · · se vena entonces a sí
mismo como n 1cdo,tanto_en el sentido de el único que hacía un
tirse indignación moral, i.e., según pensamos ahora, hacia todos reclamo genera 1
los hombres. Las formas generalizadas y no generalizadas de . b e consideración humana, como en el senti"do
de el úmco so re e 1 cual recaía dicho reclamo de los seres
exigencia, y las actitudes reactivas vicarias y personales que humanos en general. Esto sería una clase de soli"ps· 1smomora. 1
descansan sobre aquéllas, y que las reflejan, están conecta-

=
Pero e~to es escasamente algo más que una posibilidadconcep-
das no sólo lógicamente. Están conectadas humanamente; y no tual, s1acaso eso es. En general, aunque entre límites vari te
nada más entre ellas. Están conectadas también con un con- . . d M ~
exigimos e otros para otros, así como de nosotrosmismos
junto más de actitudes que debo mencionar ahora con vistas a otros, algo. de la ~onsideración que exigimos de otros
completar el cuadro. He considerado desde dos perspectivas nosotros mismos. (,Podemos acaso imaginar, aparte del solip-
las exigencias que planteamos a otros y nuestras reacciones sista moral, cualquier otro caso en el que uno o dos de estos
ante sus acciones posiblemente dañinas. Estas eran las pers- tres tipos de actitud se hallen completamente desarrollados
pectivas de alguien cuyo interés estaba directamente involu- pero en la ausencia absoluta de cualquier rastro, por tenue qu;
crado (quien sufre el daño, digamos) y de otros cuyo interés no éste sea, de los dos o uno restantes? Si podemos, entonces
estaba directamente involucrado (que no sufren ellos mismos imaginamos algo muy por debajo, o muy arriba, del nivel de
el daño). Así, he hablado de actitudes reactivas personales en nuestra humanidad común -un tonto moral o un santo, pues
conexión con lo primero y de sus análogos vicarios en conexión todos estos tipos de actitudes parecidas tienen raíces comunes
con lo segundo. Pero el cuadro no estará completo sino hasta en nuestra naturaleza humana y en nuestra pertenencia a
que consideremos también los correlatos de estas actitudes del comunidades humanas.
lado de aquéllos en quienes recaen las exigencias, del lado de Ahora bien tanto de las actitudes reactivas personales como
los agentes. Así como hay actitudes reactivas personales y de sus análogos vicarios, debemos preguntar de qué modos y
vicarias asociadas con exigencias de otros hacia uno mismo y bajo qué consideraciones tienden a ser inhibidos. Ambostipos
exigencias de otros hacia otros, también hay actitudes auto- de actitud, o e:onllevan cierta clase de exigencia de consi-
rreactivas asociadas con exigencias de uno mismo a otros. Y deración interpersonal, o bien la expresan. El hecho del daño
aquí tenemos que mencionar fenómenos tales como sentirse constituye una evidencia pri111f1 facie de que esta exigencia ha
atado u obligado (el "sentido de obligación,,); sentirse compun- sido menospreciada o incumplida. Vimos,en el caso del resen-
gido, sentirse culpable o arrepentido o por lo menos responsa- timiento, cómo una clase de consideraciones puede mostrar
ble; y el fenómeno más complicado de la vergüenza. que esta evidencia es mera apariencia, y entonces inhibe el
1
Estos tres tipos de actitud están conectados humanamente. resentimiento sin inhibir o desplazar la clase de exigencia de
Alguien que manifestara las actitudes reactivas personales en
1 la que el resentimiento puede ser una expresión, sin tender en
un alto grado pero que no mostrara inclinación alguna a sus modo alguno a hacemos suspender nuestras actitudes interper-
análogos vicarios podría aparecer como un caso anormal de sonales ordinarias hacia el agente. Consideraciones de esta
egocentrismo moral, como una especie de solipsista moral. clase operan justo en la misma forma, justo por las. mi~mas
Supongamos que él reconoce cabalmente los reclamos de con- razones, en conexión con la desaprobación moral o mdigna-
sideración que otros le hacen, que es susceptible de la gama ción; ellas inhiben la indignación sin inhibir en modo alguno

24 25
la clase de exigencia hacia el agente de la que la indignación
puede set una expresión, la gama de actitudes hacia él a la que didas, nos lo muestra también como algu'
. d . 1en con respecto a
pertenece. Pero en conexión con esto podemos expresar los qu ien l as act1tu es. impersonales• la exigenc'1a genera.._....,
l:nn-1-

hechos con un nuevo énfasis. Podemos decir, subrayando el han de ser suspen d idas. Sólo podemosexpresarl h h
_, . abs os ec os con
aspecto moral, generalizad_o, de la exigenci~, que las conside- un nuevo émas1s trayéndonos ahora del interé nal
raciones de este grupo no tienen la tendencia a hacemos ver al directo. Podemos d~ir: en la medida en que el age:~~isto
agente como algo distinto a un agente moralmente responsable; bajo esta l~, no es visto como alguien en quien las exigencias
ellas simplemente nos hacen ver el daño como un daño para ei y expectativas recaen de esa manera particular en la que
cual el agente no fue moralmente responsable. El ofrecimiento pensamos que recaen cuando hablamos de obligaciónmoral·
y la aceptación de disculpas exculpatorias tales como las que él no es, en esa medida, visto como un agente moralmen~
responsable, como sujeto de relacionesmorales,comomiembro
están aquí en cuestión, en modo alguno le quita al agente (ante
de la comunidad moral.
nuestros ojos} su carácter de sujeto de relaciones morales. Por
Advertí también que la suspensión de actitudes interperso-
el contrario, como las cosas van mal y las situaciones se
nales ordinarias y el cultivo de una perspectivapuramenteob-
complican, es parte esencial de la vida de tales relaciones.
jetiva es posible algunas veces, inclusocuandono tenemospara
Pero supongamos que vemos al agente bajo una luz diferente: ello razones como las que acabo de mencionar.lEs esto posible
que lo vemos como alguien cuya imagen del mundo es una también en el caso de las actitudes moralesreactivas?Yocreo
ilusión insensata; o como alguien cuyo comportamiento, o una que sí; y quizá sea más fácil. Pero son menoslos motivospara
parte de su comportamiento, es ininteligible para nosotros, o una suspensión total de actitudes moralesreactivas,y sonquim
tal vez incluso para él, en términos de propósitos conscientes, más débiles: menos, porque sólo donde hay involucramiento
e inteligible s6lo en términos de propósitos inconscientes; o personal previo puede haber motivo para buscar refugioa las
incluso, quizá, como alguien totalmente impermeable a las tensiones de tal involucramiento; quim más débiles porque
actitudes autorreactivas de las que hablé; totalmente falto de la tensión entre la perspectiva objetiva y las actitudes morales
sentido moral, como decimos. Dije que ver a un agente bajo una reactivas es quizá menor que la tensión entre la perspectiva
luz semejante tiende a inhibir el resentimiento de una manera objetiva y las actitudes personales reactivas,de modoque -en
totalmente diferente. Tiende a inhibir el resentimiento porque el caso de las actitudes morales reactivas- podemosresguar-
tiende a inhibir actitudes interpersonales ordinarias en gene- dar más fácilmente las ventajas especulativas o políticasde la
ral, y a inhibir la clase de exigencia y expectativa que esas perspectiva objetiva mediante algo así como poner a un lado
actitudes implican; y en cambio tiende a promover la perspec- esas actitudes, más que suspenderlas totalmente. .
tiva puramente objetiva del agente como alguien que plantea Estas últimas observaciones son inciertas; pero también
problemas de comprensión intelectual simplemente, de mane- poco importantes para el propósito presente. Lo que ahora nos
jo, tratamiento y control. De nuevo se sostiene el paralelo para interesa es investigar, como hicimos previamentec?n respec~
el caso de las actitudes generalizadas o morales hacia el agente a las actitudes personales reactivas, qué tan apropiadapodría
que ahora nos conciernen. La misma luz anormal que nos ser cualquier tesis general del determinismopara sus análogas
muestra al agente como alguien con respecto a quien las vicarias. Las respuestas son paralelas una vez más, aunque las
actitudes personales, la exigencia personal, han de ser suspen- trataré en un orden un poco diferente. Comoantes, debemos
27
26
primero notar que cuando la sus~nsión de tal actitud o de tales de modo tal que todas estas actitudes e t •
actitudes ocurre en un caso particular, nunca es consecuencia te suspendidas en él, debo responder s uvierancompletamen-
. . ' comoantes que l .
de la creencia de que el comportamiento en cuestión estaba que ms1sta en esta pregunta no ha captado en ' ª gu1en
determinado en un sentido tal que todo el comportamiento la respuesta preGedente comporta, la naturaleza~~~to lo qu_e
podrla estarlo y, si el determinismo es verdadero, todo el so humano que está aquí involucrado: es inútil re mpro:"1 1•
comportamiento está determinado en ese sentido. Pues no es serla racional para nosotros hacer lo que ptáguntar si no
no es en nuestra
consecuencia de ninguna tesis general del determinismo que natura 1eza hacer .(ser c~paces de hacer). A esto debo añadir
pudiera ser verdadera que nadie sabe qué es lo que está como antes, que s1 estuviera por un momentoah· . .'
haciendo, o que el comportamiento de todos es ininteligible en .d d d . I . . . ierta 1a pos1b1-
l 1 a e semeJante e ecc16n d1v1na• digamos, la raciona · .dad
11
términos de propósitos conscientes, o que todos viven en un de hacerla o rec hazarla estaría determinada po 'd
mundo de ilusión, o que nadie tiene sentido moral, i.e. que no . d' . d l r consi era-
Ciones muy istmtas e a verdad o falsedad de l d •
. l . E a octnna
es susceptible de actitudes autorreactivas, etc. De hecho, nin- te 6rica genera en cuesh 6n. sta última resultaría si·m l
. . pemente
gún sentido de 'determinado', tal como se requeriría para una irrelevante¡ y esto se vuelve irónicamente claro cuando recor-
tesis general del determinismo, es de algún modo pertinente a damos que para aquellos convencidos de que la verdad d l
nuestras suspensiones efectivas de las actitudes morales reac- dete~inis~o, de cualqu!er modo, realmente haría racional fa
tivas. En segundo lugar, supongamos concedido, como ya he elección, siempre ha habido la dificultad insuperablede expli-
argumentado, que no podemos tomar seriamente la idea de que car en términos inteligibles cómo su falsedad haría racional la
la convicción teórica de semejante tesis general llevaría al elección opuesta.
deterioro total de las actitudes personales reactivas. GPodemos Estoy consciente de que al presentar el argumentocomolo
entonces tomar seriamente la idea de que tal convicción -<les- he hecho, desatendiendo las variedades de caso, siempre inte-
pués de todo, una convicción que muchos han sostenido o dicho resantes, he presentado nada más que un esquema, usando a
que sostenían- no obstante conducirla al deterioro o repudio veces una cruda oposición de expresiones cuando tenemosun
totales de las análogas vicarias de estas actitudes? Creo que ese gran intrincamiento de fenómenos. En particular, la simple
cambio en nuestro mundo social nos dejarla expuestos a las oposición de actitudes objetivas por un lado y las diversas
actitudes personales reactivas, pero no a sus análogas vicarias; actitudes contrastadas que he opuesto a ellas debe parecer tan
la generalización del egocentrismo anormal que esto implicaría groseramente cruda como central. Permítanmehacer una pausa
nos es quizás aún más difícil de concebir como posibilidad real para mitigar un poco esta crudeza, y también para reforzaruna
que la destrucción de ambos tipos de actitud juntos. Aunque de mis opiniones centrales, al mencionar algunas cosas que se
hay algunas diferencias necesarias, y algunas contingentes, montan en estas clases contrastadas de actitud. Por ejemplo,a
entre las maneras y casos en que estas dos clases de actitudes los padres y a otras personas interesadas en el cuidado y la
operan o son inhibidas en su operación, no obstante, como educación de niños no se les puede pedir ninguna de estas dos
capaci?ades generales o propensiones humanas que son, ellas clases de actitudes en forma pura o no cualificada. Ellos están
se ~oshene~ o caducan juntas. Finalmente, a la pregunta pos- tratando con criaturas que son potencialmente capaces, y cada
termr de s1 no sería racional, dada una convicción teórica vez más, tanto de tener la gama completa de actitudes humanas
general de la verdad del determinismo, cambiar nuestro mundo Y morales como de ser objetos de ellas, pero que no son aún

28 29
verdaderamente capac~s de ni~~a de ellas. Por lo tanto, el
tratamiento de tales cnaturas e representar una clase de en la medida en que este objeto
1,
compromiso,que se desplaza constantemente en una direcc •ó semisuspensi6n, de actitudes m sel ogra que la suspensión0
ora es ordina . '
entre objetividad de actitud y actitudes human~ desarroU~ n, siderarse como necesaria O apropiada.y nas deja de con-
Los ensayos moldean insensiblemente para las verdade:S· más la · levancia· de ese conceptod ' en estovemosuna vez
'"e
. l e estar determ·nad ,
representaciones . El castigo de un niño es tanto semejan~ tiene que ser e concepto central del dete . . 1 o que
como desemejan~ del castigo de un_adulto. ~upongamos
tratamos de relacionar este progresivo surgimiento del niñ
qu: podemos aceptar que este obieto es l nzabrmimsmo,
• • J
tiene esta consecuencia y sostener al .
aca leyqu
.
pues no
l
e su ogro
conducta neurótica está detenni'nadamismollempo(1)que la
como un ser respo~sable, ,como ui:iobje:o de actitudes no-obje~ en un sent'd l
tivas, con ese sentido de determmado conforme al cual, si el puede ser que toda la conducta esté detenninada~o en e que
porque la conducta neurótica está dete . ada ' Y( ) que es 2
determinismo es una tesis posiblemente verdadera, toda la · d es ob'~ellvas
· se consideranrmm en este sentid0
conducta puede estar determinada, y conforme al cual, si es que las actltu 'adas
· N l
d ucta neu r6 tlca. apropi a la con
una tesis verdadera, toda la conducta está determinada. ¿Qué o a menos sin acusarnosd . h . -
. dh . e meo erenc1aen
relación podrla tener tal sentido de 'determinado' con la pro- nuestra actltu ac1a el tratamiento psicoanalítico.
gresiva modificación de actitudes hacia el niño? ¿Acaso no
sería grotesco pensar en el desarrollo del niño como un surgi-
miento progresivo o desigual de un área en la que su conducta VI
está determinada en este sentido a un área en la que no lo está?
Y ahora podemos intentar llenar la laguna que el pesi · ta
Cualquier sentido de 'determinado' que se requiera para plan- 'd mis
encuentra en l a cons1 eración del optimistasobreel conc to
tear la tesis del determinismo, difícilmente puede ser tal que
permita respuestas de compromiso, respuestas a preguntas
de ~sponsabilidad moral y sobre las bases de la condena e)
castigo morales, y llenarla con los hechos tal y como los
i
límite tales como '¿está esta conducta concreta determinada o c~nocemos, pues, como ya he señalado, cuando el pesimista
no?' Pero en este asunto de los niños nos movemos esencial- mismo busca llenarla, despacha precipitadamentelos hechos
mente en una frontera, en un área en penumbra .. De nuevo, tal y como los conocemos y proclamaque no se puede llenara
consideren un asunto muy diferente, a saber, la tensión a la que menos q~e el determinismo sea falso.
están sometidas las actitudes de un psicoanalista hacia su No obstante, un sentido parcial de los hechostal y comolos
paciente. Su objetividad de actitud, su suspensión de actitudes conocemos está con certeza presente en la mentedel pesimista.
morales reactivas ordinarias, está profundamente modificada Cuando su oponente, el optimista, se encarga de mostrarque
por el hecho de que el objetivo de la empresa es hacer tal la verdad del determinismo no sacudiría los fundamentosdel
suspensión innecesaria o menos necesaria. Aquí podemos ha- concepto de responsabilidad moraly de las prácticasde conde-
blar naturalmente de devolver su libertad al agente, y así lo na Ycastigo morales, él se refiere típicamente,de un modomás
hacemos, pero aquí la devolución de la libertad significa hacer o menos elaborado, a la eficacia de estas prácticas en la
que tenga lugar que la conducta del agente sea inteligible en regulación de la conducta confonne a modossocialmentede-
términos de propósitos conscientes y no sólo en términos de seables. Estas prácticas se representan 6nicamentecom~ins-
propósitos inconscientes. Éste es el objeto de la empresa; Yes trumentos para planes de acción, comométodosde tratamiento
31
30
individual y control social. El pesimista rechaza este cuadro y Pero centraremos nuestra atención en 1
en su rechazo hay, típicamente, un elemento de choque eO:o- Los conceptos que nos interesan son 1~ ~ de los ofensores.
cional. Él está apto para decir, entre muchas otras cosas, que culpa, calificados como 'morales'-iunto e relsponsabilidad y
la humanidad del ofensor mismo se ofende por este modo de ver 'dad J cone de perte .
a una comum moral-, por un lado· . nenc1a
su condena y su castigo. · d'1gnac1
m '6n, d esapro bac'ó ' Y e1 ded ex1uenc
l n y condena,cal'ficad ' " ia, ·
· ld · 11 08 emoral'
Tenemos las razones para este rechazo -la explicación del -Junto con e e castigo-- por el otroladoLa. d' . es
sentido de un choque tanto emocional como conceptual- ya 'ó , • ID lgDac16n la
desapro bac i . n, .asi como el resentimiento, 11en· d .
en a mhibir . .'
frente a nosotros. El cuadro dibujado por los optimistas está al menos a l imitar nuestra buena voluntadhac· 1 b' 0

dibujado en un estilo apropiado a una situación visualizada · d · d 1ae


estas actttu es; ben en a promoverun retiro, al menosparcialOjetode .
como dominada completamente por la objetividad de actitud. y temporal, d e la buena voluntad; hacen eso en la medidaen
Lasúnicas nociones operativas invocadas en este cuadro son que son fuertes; y. su fuerza está. generalmenteen proporc1 ·6na 1
tales como aquéllas de los planes de acción, tratamiento, con- grado en que se siente la magnitud del daño,y en la medidaen
trol. Pero una minuciosa objetividad de actitud, así como que la voluntad del agente se identifica con el da-
excluye las actitudes morales reactivas, excluye también ele- . d·r
m h • l mismo. . (Éstas, por supuesto no sonno,co o es
mentos esenciales a los conceptos de condena moral y respon- . 11erente. acia e )P , ne-
~io~es c~ntmgentes .. ero estas actitudes de desaprobacióne
sabilidad moral. Ésta es la razón del choque conceptual. El md1gnac16n son precisamente los correlatos de la exigencia
choque emocional, más profundo, constituye una reacción, no moral en el caso en que se siente que la exigenciaserá desa-
simplemente a un análisis conceptual inadecuado, sino a la tendida. El plantear la exigencia es la propensióna tales
sugerencia de un cambio en nuestro mundo. He señalado que actitudes. El sostenerlas no conlleva comoparte de ellas mis-
es posible cultivar una objetividad exclusiva de actitud en mas el ver al objeto como algo distinto a un miembrode una
algunos casos, y por algunas razones, en los que el objeto de la comunidad moral, como sucede al sosteneractitudesobjetivas.
actitud no está separado de actitudes interpersonales y morales El retiro parcial de la buena voluntad que estas actitudes
desarrolladas a causa de inmadurez o de anormalidad. Y la implican, la modificación que ella.simplican de la exigencia
sugerencia que parece estar contenida en la versión del opti- general de que otro debería estar exentode sufrimientosi fuera
mista es que tal actitud debería de ser adoptada universalmente posible, es, más bien, la consecuencia de continuarviéndolo
hacia todos los ofensores. Esto es suficientemente chocante a como un miembro de la comunidad moral, sólo que como
los ojos del pesimista. Pero, avivados por el choque, sus ojos alguien que ha atentado contra sus exigencias.Entoncesel
ven más allá. Sería difícil hacer esta división en nuestras estar dispuesto a aceptar que se le inflinja sufrimientoal
naturalezas. Si hacia todos los ofensores, entonces hacia toda ofensor, lo que forma parte esencial del castigo,fonnauna sola
la humanidad. Además, ¿a quién podría estar dirigida esta cosa con esa gama completa de actitudes de que he estado
recomendación en algún sentido real? Sólo a los poderosos,~ hablando. No son sólo las actitudes moralesreactivashacia el
las autoridades. De esta manera, parece abrirse el abismo. ofensor las que están aquí en cuestión. Debemosmen?ionar
también las actitudes autorreactivas de los ofensoresmismos.
6 Ver Mabbou,J.D., "Freewill and Punishment", publicado en Conumporary
Asícorno las actitudes reactivas hacia otrosestánasociadascon
Brilúh Philo,ophy 3a. serie, Londres,Allen & Unwin, 1956. una disposición a consentir tal imposiciónde sufrimientoª un
33
32
queremos decir, cuando, hablando en el lenguaje de la
ofensor, dentro de la 'institución' del castigo, así también las
actitudes autorreactivas están asociadas con una disposición
que
1 hablamos de mérito, responsabilidad,culpa, condena y
rno~ :a Pero nosotros sí lo recuperamos a partir de los hechos
de parte del ofensor a consentir tal imposición sin desarrollar just1Cl • .
tal y como los c~nocedmos._daNo tenem_os que ir detrás ~ eldlos.
las reacciones (v.g. de resentimiento) que normalmente desa- p e el optimista escui o ma1mterpreta estas achtu es,
rrollaría si se le infligiera daño a él, i.e. con una disposición a ~rqu ·mista con derecho afirma encontrar una laguna en su
aceptar e1 castigo. 7como ' su mereci 'do' o como ,.Justo', según e ~~~ de las cosas. Podemos llenar la laguna por él, pero, a
decimos. versi · · le al pesimista
cambio, debemos exigir · · e 1 abandono de su
No estoy sugiriendo en absoluto que esta disposición a
metafísica.
consentir, ya sea del lado del ofensor mismo o del lado de otros El optimista y el pesimista malinterpretan los hechos en
esté siempre o comúnmente acompañada o precedida por ol~ ·1 muy diferentes, pero en un sentido profundo hay algo
esti os . b · l
de indignación o por punzadas de remordimiento, sólo que lo común en sus malentendidos. Ambos~uscan so reodmteDeectua-
que tenemos aquí es un continuo de actitudes y sentimientos lizar los hechos, aunque lo hacen de dife_rendtes m ot:·. ntro
al cual pertenecen estas mismas disposiciones a consentir. de la estructura general o tejido de actitu es y ~ntim _ientos
Tampoco estoy sugiriendo en absoluto que el que tengamos que humanos de los que he estado ~l~d_o hay ~UJ>? mte~nable
estar dispuestos a consentir en la imposición de daño a ofenso- ra modificación, reorientac16n, cnhca, y Justificación. Pero
res de una forma que vimos que es muy indiscriminada, o el ias cuestiones de justificación son internas a ~a estr:11ct~rao
. odi"ficaciones internas a ella. La existencia misma
que tengamos que estar de acuerdo con procedimientos que re 1atlvas a m da ·
sabíamos de antemano que son completamente inútiles, perte- del entramado general de actitudes es algo que se nos Junto
nece a este continuo de actitudes. Por el contrario, salvajes o con el hecho de la sociedad h~m3!1ª· ~lla, 'como un todo, no
civilizados, tenemos cierta creencia en la utilidad de las prác- "d . permite una justificación racional externa. Tanto el
ticas de la condena y el castigo. Pero la utilidad social de estas pi s~;:;;ta como ;l optimista se muestran, de _di~erentesmod?5,
prácticas, en las que el optimista hace tan exclusivo hincapié, ~ s de aceptar esto.e El estilo del optimista de sobrem-
mcapace ·· racterís-
no es lo que está ahora en cuestión. Lo que está en cuestión es telectualizar los hechos es el de un empmsmo caE, l b
T · tuerto usca
la impresión justificada del pesimista de que hablar solamente ticamente incompleto, de un uti its:nsmo ráct" . sociales
en términos de utilidad social es dejar de lado algo vital en encontrar una base adecuada ~ crdiertasd P. ta i(casquizá
desea
nuestra concepción de estas prácticas. El elemento vital se . calculadas y pie e e vas
con consecuencias . ' de las ue estas prácti-
puede restaurar atendiendo a ese complicado tejido de actitu- perder de vista) las aclltud«:5humEl an:mista n¿ pierde de vista
des y sentimientos que forma una parte esencial de la vida mo- cas son, en parte, la expresión. pe
ral tal y como la conocemos, y que es totalmente opuesto a la 1 'ustificaciún de la inducci6n. La conliama
objetividad de actitud. Sólo atendiendo a esta gama de actitu- 8 Compárese el problema de ~ J • • • al natural,no-racional (no
, .6 d reenciBBinducllVBBee ong,n ' be
humana en 1a ,onnac• n e c
des podremos recuperar a partir de los hechos tal y como los
conocemos un sentido de lo que queremos decir, i.e. de todo lo
irracional), en modo alguno algo que e
0 .,
la crítica racional Y1a re ex1on pu
'!.:
I • 08 0 podríamoa

eden l""'ecc1onar =
abandonar. No o tante,
1- ealándareey eu aplicaci6n,
_, , Desdeque loahechoe fueron pu-
•-..1
88
· sobre cauaa Y.,.ecto ·
proveer "'6' paraJuzg&r ha 'al.idoa 911 aceptación.
en claro por Hume, la gente ae rea1
7 Por supuesto no cualquier cBBligo por cualquier cosa conBiderada como
ofensa. 35

34
estas actitudes, pero es incapaz de aceptar el hecho de que ta de varias maneras. Un factor de importancia comparali-
. . .dl ll son men . .
Justamente estas mismas act1tu es as que enan el hueco
la versión del optimista. Por esto, él piensa que el hueco pue:n
llenarse s6lo si alguna proposición metaffsica general es v .e
":0 mente menor cons11te en un creciente reconocimiento hial6-
y antropológico de la gran variedad de formaa que eataa
:,litudes humanas pueden tomar en diferente&liempoa y en
ficada una y otra vez, verificada en todos los casos en los en- diferente• culturas. Estovuelve a uno adecuadamente caute-
~ ~ecuado atribuir responsabilidad moral. Él encuentra~ loao de reivindicar, como caracteríslicaa esencialea al concepto
d16cil de afirmar coherentemente y con relevancia inteli 'bl de moralidad en general, formaa de eataa actitudes que pueden
esta propos1c1· '6n, como afi1rmar la proposición determi'n• gt tae tener una prominencia local y temporal. Sin duda, mía propiaa
. . A d is
con trad tetona. un cuan o se ha encontrado una f6rm l descripciones de las aclitudea humanaa han reflejado caracte-
('libertad contracausal' o algo por el estilo), parece subsi:i: rísticas locales y temporales de nueatra propia cultura en
una brecha entre su aplicación
. a casos particulares y sus alguna medida. Pero percatamOB de la variedad de fonnaa no
supuestas consecuencias morales. Algunas veces salva otra debería impedimos reconocer también que en ausencia de
brecha con una intuición de adecuación -un lamentabl cualquierforma de estas actitudes es dudoso que cualquier cosa
talismán intelectualista para ser usado por un filósofo com: que nosotrospudiéramos encontrar inteligible como sistema de
am~et? c~ntra el reconocimiento de su propia humanidad. relaciones humanas debiéramos tomarlo como una sociedad
N1 s1qwera el escéptico moral es inmune, a su manera al humana. Un factor muy diferente y de mayor importancia es
deseo de sobreintelectualizar nociones tales como las de :Cs- que el estudio psicológico nos ha hecho prudentemente des-
po~~ilidad, _culpay .censura morales. Él ve que la versión del confiados de muchas manifestaciones particulares de las acti-
optimista es maprop1ada y que la alternativa libertaria del tudes de que he hablado. Son un campo privilegiado del
pesimista es necia, y no encuentra recurso, excepto declarar autoengaño, de lo ambiguo y lo sospechoso, de transferencia de
que las nociones en cuestión son inherentemente confusas, que culpa, del sadismo inconsciente y demás. Pero éste es un horror
"la cul~ es metafísica". Pero la metafísica estaba en el ojo del exagerado, sospechoso en sí mismo, que nos haría incapaces
metafísico. Es una pena que hablar de los sentimientos morales de reconocer los hechos debido a la atención puesta en el peor
haya caído en desgracia. La expresión 'sentimientos morales' lado de éstos. Finalmente, tal vez el factor más importante de
sería un muy buen nombre para esa red de actitudes humanas todos sea el prestigio de estos estudios teóricos en sí mismos.
pues sugiero que la única posibilidad de reconciliar a esto~ Ese prestigio es grande, y es apto para hacemos olvidar que en
disputantes entre sí y con los hechos es reconocer su carácter filosofía, aunque también es un estudio teórico, tenemos que
y su lugar. tomar en cuenta los hechos en todos sus aspectos; no vamos a
Hay en el presente factores que se añaden, de una manera suponer que se nos requiere, o que se nos ~rmit~, como
un poco paradójica, a la dificultad de hacer este reconocimien- filósofos, consideramos , como seres humanos, d1stanc1ados
d de
.
to. Estas mismas actitudes humanas, en su desarrollo y en la las actitudes que, como científicos, estudiamos con istanc1a.
variedad de sus manifestaciones, se han vuelto, cada vez más, Esto no es de ningún modo negar la posibilidad y la desea-
objetos de estudio de las ciencias sociales y psicológicas; y este bilidad de la reorientación y modificaciónde nuestras actitudes
aumento de la autoconciencia humana, que podríamos esperar humanas a la luz de estos estudios. Pero podemos pensar
que redujera la dificultad de la aceptación, de hecho la incre- razonablemente que es improbable que nuestro entendimiento
37
36
cada vez mayor de ciertos aspectos de nosotros mismos con-
ducirá a la desaparición total de esos aspectos. Quizá no es Cuadernos de Crítica
inconcebible que así debiera de ser, y quizá, entonces los
sueños de algunos filósofos se cumplirían. '
Si modificamos suficientemente, es decir radicalmente, la
visión del optimista, su visión es la correcta. Estálejos de ser
l. H. P.Grice 11. Donald David80II
un error enfatizar la eficacia de todas esas prácticas que expre- SIGNIFICADO SUCESOS
MENTALES
san o manifiestan nuestras actitudes morales al regular nuestra
conducta de modos considerados deseables, o añadir que cuan- 2. Thomas Nagel 12. BensonMates
do algunas de nuestras creencias acerca de la eficacia de FISICALISMO y
DESCRIPCIONES
algunas de estas prácticas resultan ser falsas, entonces pode- REFERENCIA
mos tener una buena razón para desechar o modificar tales 3 H. L. A. Hart
. OBLIGACIÓNJURÍDICA 13. Alexius Meinong
prácticas. Lo que es un error es olvidar que estas prácticas, y Y OBLIGACIÓNMORAL TEORÍADELOBJETO
su recepción, las reacciones a ellas, realmente son expresiones
de nuestras actitudes morales y no meramente dispositivos que 4. H. L. A. Hart 14. Ronald M. Dworkin
UNAVISITAA KELSEN CASOSDIFiCILES
empleamos calculadoramente con propósitos regulativos.
Nuestras prácticas no solamente explotan nuestras naturalezas, 15., Hilary Putnam
5. Ronald M. Dworkin
sino que las expresan. Efectivamente, la mismísima compren- ¿ES EL DERECHOUN LANATURALEZA
DELOS
sión de la clase de eficacia que tienen esas expresiones de SISTEMADE REGLAS? ESTADOS
MENTALES
nuestras actitudes despierta nuestro recuerdo de esto. Cuando 16. Genaro R. Carri6
lo recordamos, y en consecuencia modificamos la posición 6. Hans Kelsen DWORKINYEL
DERECHOY LÓGICA POSITIVISMO
JURÍDICO
optimista, simultáneamente corregirnos sus deficiencias con-
ceptuales y evitamos los peligros que parece implicar, sin 7. Saul Kripke 17. Hilary Putnam
recurrir a la oscura y alarmista metafísica del libertarismo. IDENTIDAD LAVIDAMENTAL
DE
Y NECESIDAD ALGUNASMÁQUINAS
8. Sidney Shoemaker 18. Gilbert Harman
LAS PERSONASY SIGNIFICADOY
SU PASADO EXISTENCIAENLA
FILOSOFÍADEQUINE
9. Wemer Diederich y Hans
Friedrich Fulda 19. Hilary Putnam
ESTRUCTURAS DE LASPROPIEDADES
SNEEDIANASEN EL
CAPITALDE MARX 20. John McDowell
SOBREEL SENTIDO
Y
10. Arthur C. Danto LAREFERENCIADE
ACCIONESBÁSICAS UNNOMBRE PROPIO
38

También podría gustarte