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VIOLETA EN LA NOCHE OSCURA

Ella estaba sentada en la esquina de su habitación; las manos le temblaban y su cara pálida
y su cuerpo escurridizo demostraban que algo estaba pasando esa noche en su casa. Las
hojas de los árboles se movían más de lo normal y los perros ladraban en forma de aullidos
como si estuvieran viendo o avisaran la llegada de visitantes desconocidos, como de otro
mundo. La niña de 8 años era risueña y soñadora pero esa noche su risa se desdibujo y los
acontecimientos posteriores la dejarían intranquila por el resto de su vida. Ella era Violeta y
cursaba cuarto grado en el instituto americano, vivía con su abuela y su madre en armonía y
siempre en calor familiar. Pero esa noche todo cambio, las risas, el té en la tarde y las
mañanas esplendorosas quedarían en el recuerdo; Violeta se encontraba en su habitación y
sintió que su madre le había llamado a la puerta, cuando se levantó a recibirla y se percató
que no había nadie en el pasillo, pero empezó a escuchar ruidos en el jardín y su perro Max
no dejaba de ladrar insistentemente con un tono asustadizo y preocupante.
Cuando trato de correr hacia la habitación de su madre, dejo de escuchar a Max y pronto se
volcó a su ventana que se encontraba mojada con pequeñas gotas de lluvia de la tormenta
que se avecinaba. Al llegar a la ventana su corazón empezó a latir de forma estrepitosa,
pues su perro ya no estaba en el jardín: quedo inmovilizada cuando vio un pájaro grande
volar sobre la casa y llevaba una gran bolsa y algo se movía allí y tenía apariencia de un
animal. Cuando pudo dar algunos pasos luego de tal susto logra llegar a la habitación de
Sara su madre, y ella pensó que solo se trataba de una pesadilla; pero desafortunadamente
no era así, pues Max ya no estaba en casa. Iniciaron una búsqueda con ayuda de los
vecinos, pero no tuvieron noticias positivas, la tormenta aumentaba y la noche se ponía más
fría. Luego de una semana Violeta no podía conciliar el sueño, su madre y abuela al igual
que ella estaban muy tristes, y las tardes de té habían quedado olvidadas. Esa noche del
viernes, Violeta comenzó a tener pesadillas con ese gran pájaro encima de una escoba
porque sabía que ese ser de otra dimensión tenía su perro; empezó a indagar para saber
como encontrarla y en internet encontró algunos tips. El sábado en la noche empezó la
búsqueda y los aullidos de los perros iniciaron nuevamente, aunque sus pies se pusieron
duros y su corazón latía a mil pero ella quería recuperar a Max; cuando empezó la
tormenta el viento se tornó más fuerte, allí apareció nuevamente esx e ser extraño, Violeta
no podía respirar y este pájaro la miraba fijamente cuando empezó a sacar de la bolsa a
Max; Violeta saco fuerzas para pedirle que le devolviera su perro y el ser monstruoso le
señalaba su baúl donde teñí todos los dulces que había logrado recolectar la semana anterior
de Halloween.Violeta lo vació totalmente y se lo lanzo hacia el jardín; cuando logro
recoger todos los dulces y gomitas Max empezó a descender de forma parsimoniosa y
enseguida se fue desdibujando la silueta de este pájaro con mirada aterradora. La madre y la
abuela de Violeta llegaron al instante, pero ya todo este suceso macabro había culminado;
bajaron abrazar a Max y las tardes de té volvieron nuevamente luego de una semana
aterradora de pesadillas, sustos y tristezas.

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