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LA SOCIEDAD EN LA

AMÉRICA COLONIAL
AMÉRICA: HISTORIA DESDE LA
COLONIZACIÓN HASTA EL TIEMPO
PRESENTE
Irene Amorós Sepulcre, Iván Hernández Olivé, Stella Ramírez Martínez y
Roque Bernabé Ramón

12/03/2015

1
ÍNDICE

1 NUEVA SOCIEDAD AMERICANAS..................................................................................3


1.1 Conceptos.....................................................................................................................3
1.2 Construcción de la sociedad del siglo XVI................................................................4
1.2.1 Sociedad en el espacio rural...........................................................................6
1.2.2 Sociedad en el espacio urbano........................................................................7
1.2.3 Sociedad en la ciudad minera........................................................................8

2 POBLACIONES EUROPEAS Y EXTRANJERAS EN AMÉRICA. ESTRUCTURA


SOCIAL Y ÉTNICA DE LA COLONIZACIÓN DEL NUEVO MUNDO........................9
2.1 Sociedad colonial portuguesa.....................................................................................9
2.2 Sociedad colonial francesa.......................................................................................10
2.3 Sociedad colonial inglesa y holandesa.....................................................................10
2.4 Sociedad colonial rusa..............................................................................................11
2.5 Poblaciones asiáticas en América............................................................................11
2.6 Poblaciones africanas en América: esclavitud.......................................................12

3 PUEBLOS INDÍGENAS......................................................................................................13
3.1 Organización previa de las culturas indígenas.......................................................13
3.2 Política colonial con respecto a los indígenas: integración o exterminación.......13
3.3 El indígena en la estructura social colonial............................................................14
3.4 Intercambios culturales y mestizaje........................................................................15

4 LA MUJER EN LA SOCIEDAD AMERICANA..............................................................15


4.1 La mujer en el ámbito público.................................................................................15
4.2 Las acusaciones de brujería.....................................................................................16
4.3 La prostitución y el amor libre................................................................................17
4.4 La mujer en la vida familiar.....................................................................................17
4.5 Las monjas.................................................................................................................18
4.6 La educación de la mujer y sus oficios....................................................................18
4.7 Situación jurídica de las mujeres criollas, negras y mestizas...............................19

5 BIBLIOGRAFÍA..................................................................................................................20

2
1. NUEVA SOCIEDAD AMERICANA.

1.1. Conceptos.
Explicar la sociedad del Nuevo Mundo, es un asunto muy complejo. Empezando por las
sociedades autóctonas, existían un sin fin de ellas con características propias muy diferenciadas.
Incluso los colonizadores no eran un único grupo social, sino que procedían de países distintos y
venían de sociedades diferentes puesto que también trajeron colonos -libres o forzados- y esclavos.
Pero a grandes rasgos la Historia a denominado a la sociedad autóctona como “indios”, mientras
que los colonizadores se podían englobar en un grupo homogéneo caracterizado por la religión
monoteísta, la representación de la Cristiandad.

Pero para mayor complejidad aún, las sociedades siempre son dinámicas y cambiantes, por
lo que estas no permanecieron inmutables. Imposiciones sociales de los colonos, mezclas entre
indígenas y colonos, sincretismo de las culturas... es un entramado muy extenso, difícil de
interpretar con una vista general puesto que se caería en numerosos errores. A continuación vamos a
desarrollar los conceptos principales de los que trataremos.

No hace mucho, la historiografía colonial entendía por cultura las artes y la vida intelectual,
cuestiones que no están relacionadas directamente con la sociedad. Sin embargo, en el proceso de
dar explicación a la cultura de la sociedad, se han acuñado términos como: aculturación,
hibridación, mestizaje, hispanización, criollismo y criollización. En cuanto a las visiones
historiográficas, existe una predominancia del eurocentrismo y la superioridad moral de la
civilización. Se ha visto a la cultura hispánica como los portadores de la civilización a América, lo
que implica llevarles el progreso y la razón al estilo occidental. Mientras esta cultura europea iba
revestida de civilización, la cultura indígena era vista como una cultura en decadencia e inferioridad
a la nueva importada, llegando a verse la cultura autóctona como un elemento residual, a
extinguirse y que tarde o temprano las sociedades indígenas adoptarían la cultura occidental. Para el
estudio de la América colonial, hemos de desarrollar los términos anteriormente mencionados
producto de la historiografía en busca de un lenguaje para el estudio de este mundo1:

El término “aculturación” sería extraído de la antropología para designar a la población


nativa, la cual fue obligada a abandonar sus dioses y costumbres bajo la influencia europea y, sobre
todo, por la evangelización. Este primer uso del término aculturación, se emplea para hacer
referencia a la subyugación de la sociedad nativa ante la colonia. Pero este término tiene otro
empleo que es bien diferente del primero, que es la adopción de nuevas técnicas importadas de
occidente con el fin de garantizar una mayor independencia. Por ejemplo, la adopción de las armas
de fuego y el caballo como animal de batalla. Por lo tanto, de este proceso de aculturación, la
historiadora Chocano Mena extrae dos conclusiones: la primera es que debido a la aculturación, la
cultura indígena inició un proceso de disolución; y la segunda conclusión que extrae es que gracias
a la adopción de la tecnología europea, consiguieron mantener una mayor independencia y nos da el
ejemplo de la adopción del caballo y las armas de fuego por los indios de América del norte, que se
mantuvieron independientes durante mucho tiempo gracias a esta tecnología. Pero la última
conclusión que extrae Chocano Mena, creo que se hace desde un punto de vista eurocéntrico. Si los
europeos no hubieran contactado con los indios o atacado a estos, los indios de América del norte
nunca habrían tenido necesidad de adoptar tecnología europea fruto de un proceso de aculturación
para garantizar su autoprotección, autonomía y supervivencia.

1 CHOCANO MENA, M. La América Colonial (1492-1763). Cultura y vida cotidiana.. Editorial Síntesis, S.A., 2000.
Pp. 10-11.

3
En el caso del término “mestizo”, se empleaba para hacer referencia a los hijos nacidos de
una india y un español. Es en este orden puesto que según las fuentes, la relaciones entre un indio y
una española solían ser casos aislados2. Este término iría evolucionando hasta adquirir un carácter
genera de parejas de diferentes razas, y más tarde derivaría hacia un concepto despectivo. Se
presuponía que los hijos de una relación mixta eran ilegítimos puesto que el padre, un colono, jamás
admitiría el haber tenido un hijo con una indígena. A demás de ser peyorativo, a nivel político era
todo un caos, puesto que se encontraban en un limbo político. La Corona solo reconocía dos grupos
sociales, la “república de españoles” y la “república de indios”, por lo que los mestizos quedaban
fuera de ese reconocimiento legal. De este término, derivaría el de “mestizaje”, aunque es un
término de acuñación más reciente, ya en el siglo XX. Durante las revoluciones americanas, el
término mestizaje hace referencia a la ideología de integración social y reivindica la “herencia
indígena” en busca de recuperar la dignidad de lo “indígena”. Pero esta reivindicación se hace de
una forma peculiar y es que a la sociedad indígena no se le da un papel real como actor social sino
que se le da un papel simbólico como reclamo de la antigua cultura precolombina, una referencia
nacionalista con un gran poder político e ideológico.

1.2. Construcción de la sociedad del siglo XVI.


En la sociedad colonial existe una estratificación étnico-social muy rígida donde se
diferencian tres grandes grupos sociales: los indígenas, los esclavos africanos y los colonos. Este
último grupo sería el dominante en esta sociedad ejerciendo el poder. Magdalena Chocano Mena 3,
en su obra La América colonial (1492-1763). Cultura y vida cotidiana, nos destaca que estas clases
sociales se basan en un fuerte componente étnico. Pero no es correcto relacionarlo con el racismo.
Esto se debe a que la palabra raza, en ese momento, no hace referencia a las diferencias biológicas,
sino a las diferencias sociales. Hablamos de un racismo social, no biológico. El ejemplo que nos da
Magdalena Chocano es el de “raza de villanos” o “raza de hijodalgos”. Alguno opinan que la
organización social estaba basada en el color de la piel, lo que se conoce como “pigmentocracia”,
donde la piel blanca se situaba en la cúspide de la pirámide social mientras que la piel negra se
encontraba en lo más bajo.

La nueva sociedad colonial del siglo XVI se fundamenta en una profunda jerarquía social
entre conquistadores y conquistados. El grupo dominante es el de los conquistadores, que se
convirtieron en el grupo privilegiado que contaba con acceso al poder y, a través de este,
construyeron toda una ideología por la cual el resto de grupos quedaban supeditados a su voluntad
en calidad de servidumbre. Esto es a nivel general, puesto que hay excepciones, como el caso de los
tlaxcaltecas de México o los huancas de Perú, que negociaron con los colonizadores a cambio de
privilegios dentro del nuevo sistema. Recordemos que la colonización es muy reciente y a pesar de
hacer una división social de colonos y colonizados, las sociedades indígenas siguen conservando en
su mayoría su estructura social. Pero esta situación fue paliada por la intolerancia de los colonos,
que no permitían sus costumbres al considerarlas paganas y fuera del paradigma de sociedad
cristiana. Después de la estabilización de la colonización, se pasó a una primera organización de la
sociedad donde se pensaba que los indios iban a vivir separados de los colonos. Pero la situación
evolucionó muy diferente y se inició un proceso de mestizaje. En un inicio, los mestizos fueron
absorbidos por los colonizadores, pero pronto quedaron fuera de este grupo social al encontrarse en
un limbo legal. Estos incluso estaban exentos de impuestos y trabajos obligatorios a excepción de
los caciques.

2 Las relaciones entre indígenas y españoles quedan muy bien reflejadas en los “cuadros de casta”.
3 CHOCANO MENA, M. La América Colonial (1492-1763). Cultura y vida cotidiana.. Editorial Síntesis, S.A., 2000.
P. 11.

4
A nivel jurídico, se estructuró de la siguiente forma: por un lado “la república de los
españoles” conformada en familias de mayor o menor situación social que acaparaban los peldaños
más altos de la jerarquía colonial. Dominaron la jerarquía colonial entablando relaciones y grupos
de parentesco en toda la estructura territorial, atando dentro de ellos a amplios grupos de la sociedad
colonial, entre españoles de menos categoría y familias indígenas, que funcionaban como
“auxiliares” de las grandes familias. Pese a que en la práctica había una división socioeconómica
entre los españoles más ricos y los más humildes, jurídicamente no hubo ninguna distinción clara
entre españoles blancos, considerados estos la cúspide social.

Por otro lado y ocupando un lugar inferior, encontramos “la república de los indígenas”, la
cual, mantenía una cierta estructuración precolombina a la que iban introduciéndose las nuevas
fórmulas jurídicas y socioculturales del mundo español. Esta república de los indígenas ocupaban el
espacio rural principalmente el cual está estructurado en dos espacios bien diferenciados: la factoría
agrícola destinada al cultivo de cacao, tabaco o azúcar y trabajada con esclavos negros; y las aldeas
y pueblos de mayoría indígena que vivían integrados a la ciudad española pero de forma aislada.
Pese a parecer dos mundos estancos sin apenas interrelación cultural y social entre ellos, sin
embargo, no actuaron como dos planos separados, sino que hubo una gran interacción entre ambos,
aunque más bien era una supeditación de la república de los indígenas hacia la república de los
españoles. Encontramos algunos indígenas, vestidos y adaptados a los usos españoles, ocupando
puestos de cierta relevancia en la “república española”. Las dinámicas del cambio social
comenzaron cuando los indígenas se trasladaban a los espacios españoles durante cortos periodos de
tiempo para trabajar en sus espacios principalmente en el siglo XVII, quizás por la mayor
rentabilidad vendiendo productos dentro de ellos o por las obligaciones de sus obligaciones
tributarias. Algunos de estos indígenas empezaron a quedarse en estos espacios y obtener puestos
intermedios en la jerarquía colonial. También encontramos ejemplos de españoles que bajaban al
mundo indígena para interactuar con ellos, ya sea en relaciones mercantiles o misiones de vigilancia
o recaudación. Algunos de ellos vieron más eficiente construir sus viviendas en las aldeas indígenas,
mezclándose en mayor o menor medida con la cultura aledaña.

El mestizaje entre todos los individuos no pertenecientes a la sociedad europea, da lugar a


un sinfín de mezclas. Todos estos grupos se cohesionaban conjuntamente y con el resto de la
sociedad colonial mediante las prácticas religiosas. La creación de cofradías o hermandades
religiosas dentro del seno de cada una de estas clases socio étnicas permitía cohesionar a estos
grupos humanos en lugares de encuentro, festividades comunes y proyectos de grupo, realizando
además una labor de asistencia. Sin embargo, dentro del mundo de los españoles empezó a
resquebrajarse por las contradicciones sociales y los distintos intereses políticos. Los criollos
(descendientes de españoles nacidos en el Nuevo Mundo) verán limitadas sus fórmulas de ascensión
social y verán ocupados los puestos más altos de la burocracia colonial a los recién llegados
europeos. Esto será un germen de malestar que eclosionara en el siglo XIX. Sin embargo, el
sentimiento de lealtad al rey, la religión en común y los lazos administrativos, económicos y
culturales los mantendrá atados a la metrópolis unos cuantos años más.

Español y española → Criollo


Criollo y criolla → Criollo
Español e indio → Mestizo
Español y negro → Mulato
Negro e indio → Zambo

5
Mestizo e indio → Cholo
Mestizo y español → Castizo
Mulato y española → Morisco
Español y morisco → Albino
Negro y zambo → Zambo Prieto

En los casos de Brasil y Canadá, se implantarán señoríos con la intención de traer nuevos
colonos labriegos a las nuevas tierras. Pero esto no atraerá a la cantidad de colonos esperados y solo
destacará en el Canadá francés. Esta estructura señorial no es sostenible en el nuevo mundo. El
largo y costoso recorrido a través del océano, amplitud de fronteras, las tierras disponibles debido a
la gran amplitud del territorio y las oportunidades del colono ante todo un nuevo mundo hará que
dicha estructura señorial se debilite. Por lo tanto, la estructura señorial se mantendría en los siglos
XVII y XVIII pero a finales de este último siglo, la corona española se ve obligada a incorporar a su
patrimonio las últimas adquisiciones territoriales, mientras que los portugueses recobran las
capitanías brasileñas y los franceses e ingleses intervienen directamente en las colonias de
propietarios y compañías.4

En el mundo rural hispano, los hacendados cuentan con sirvientes de repartimiento forzoso y
peones adscritos por deudas. En las explotaciones ganaderas se emplearán vaqueros contratados y
endeudados, sobre todo criollos, mestizos y mulatos. El trabajo en las minas será para la clase social
más baja. Esto se da sobre todo en la parte sur del continente. En la zona central (Virginia, Cuba,
Santo Domingo, Guayanas y Brasil), se emplean esclavos negros. Esta mano de obra se focalizaría
sobre todo en las explotaciones mineras de oro. Como hemos mencionado con anterioridad, el
traslado de colonos desde el viejo mundo al nuevo es muy costoso, por lo que los colonos
compensarán su viaje en forma de trabajo. Pero como se puede observar, el trabajo forzoso está
muy extendido a lo largo de todo el Nuevo Mundo.

Resumiendo la sociedad agraria del Nuevo Mundo, el empleo de mano de obra de cualquier
tipo se realiza mediante formas sociales de señorío basadas en la dependencia y la servidumbre,
sistema importado de Europa. Esta práctica empleada por los españoles, será extrapolada
rápidamente por los franceses y británicos debido a la rentabilidad que proporcionaba. Junto a esto,
se consolidaron las formas de sujeción del trabajador en el Nuevo Mundo. Pero este sistema rígido
y de servidumbre irá evolucionando gracias a las ideas cristianas y a la filantropía ilustrada que se
estaba desarrollando en Europa. Estas dos tendencias influyeron a la reforma de la legislación sobre
indios en Hispanoamérica y Brasil, promoviendo códigos más humanos para los esclavos.

1.2.1. Sociedad en el espacio rural.


La mayor parte de la sociedad colonial habitaba el medio rural donde desarrollaban tareas
agrícolas y artesanales basadas en la tradición. Y con la llegada de los colonos, tanto la artesanía
como la agricultura sufrirían toda una revolución al introducir nuevas técnicas y tecnología. A
demás hay que mencionar que se introdujeron tanto nuevas especies vegetales como animales. A su
vez, la exportación de productos cobró una magnitud sin precedentes ya que todos los productos
exóticos eran muy demandado por los europeos5. En estas aldeas, el sacerdote era el articulador del
poder en la zona. Este y la iglesia representaban el centro del poder. La importancia del párroco se
4 ZAVALA, Silvio., El mundo americano en la época colonial. Tomo I. Editorial Porrúa, S.A., 1967. Pp. 334-335.
5 CHOCANO MENA, M. La América Colonial (1492-1763). Cultura y vida cotidiana.. Editorial Síntesis, S.A., 2000.
P. 33.

6
debía a que los españoles no tenían recursos para llegar a todas las zonas y menos por las armas, por
lo que las misiones emprendidas por la Iglesia resultaban de vital importancia. El párroco acababa
convirtiéndose en enlace de los colonos con las zonas menos accesibles y estos explotaban su
posición al máximo. Se convertían en unos caciques que controlaban por completo a toda una red
de aldeas bajo su influencia y cosechan grandes fortunas.

A demás del mundo rural en la aldea, tenemos otro espacio de vital importancia, las
haciendas y las plantaciones6. En el caso de las haciendas, estas eran propiedad de españoles o
criollos y abarcaban grandes extensiones de terreno. La función de la hacienda era puramente
económica, destinada a enriquecer al propietario que generalmente vivía cómodamente en la ciudad
y solía delegar en un administrador y capataces famosos por la violencia ejercida sobre los
empleados. Estos últimos serán alquilados , en su mayoría indígenas, y trabajan la tierra junto a los
esclavos destinados allí por el propietario. En el caso de las plantaciones, estas se caracterizan por
tener mano de obra esclava, principalmente negros y se dedicaban a las explotaciones
monopolísticas como el algodón o la caña de azúcar. Aquí como en el caso anterior, la casa del amo
es el edificio principal, y lego destacar los galpones o rancherías. Estas eran unas estructuras en
forma de nave donde los esclavos dormían.

1.2.2. Sociedad en el espacio urbano.


Con la colonización del Nuevo Mundo la Corona entiende que es necesario articular el
espacio colonizado. Esta articulación se llevará a cabo por la fundación de nuevas ciudades como
vertebradoras del espacio. En estas estarán presentes todos los poderes coloniales y la
representación de la Corona para intentar extender el poder real de esta lo máximo posible. Pero
esto no era de interés exclusivo para la Corona, sino que los comerciantes también impulsaban este
proyecto al necesitar de bases para establecer un comercio estable.

Estas nuevas ciudades seguirán una estructura urbanística, con una planta simétrica cuyo
centro es la plaza mayor que alberga las máximas instituciones, y a raíz de esta plaza mayor, se
articulan el resto de calles siguiendo un esquema ajedrezado7.

En el ámbito social de la ciudad colonial, encontramos un complejo entramado multiétnico


con una estructura social muy jerarquizada marcada por la raza y la etnia. La cúspide de la pirámide
social es ocupada por los “blancos” (occidentales) y estos a su vez se dividen en dos grupos: los
peninsulares y los criollos. Los primeros serán superiores a los criollos por el simple hecho de ser
originarios de la península. Esta élite habitaba grandes casas y ocupaban los máximos cargos
civiles, eclesiásticos, militares y comerciales. En el ámbito comercial también debemos mencionar
que no solo se dedicaban al comercio, sino que también tenían en su poder las grandes haciendas y
explotaciones, los centros de producción.

La ciudad se convertiría en un espacio de relativa libertad siguiendo la tendencia europea de


la ciudad como ente fuera de la jurisdicción nobiliaria bajo el protectorado de la Corona. Así, la
ciudad se convirtió en un espacio de libertad para las clases sociales inferiores como lo son los
indios y plebeyos8. Como mencionamos con anterioridad, la ley establecía que los indios no podían
mezclarse con los “blancos”. Pero en la ciudad, esto no se plasmó ya que tanto indios como no-
6 ZAVALA, Silvio., El mundo americano en la época colonial, 1967. Tomo I. Editorial Porrúa, S.A., 1967. P. 353-
356.
7 Para ampliar más información, en el libro de Chocano Mena encontramos una explicación más detallada del
urbanismo de la ciudad a través de la ciudad de Lima como ejemplo: CHOCANO MENA, M. La América Colonial
(1492-1763). Cultura y vida cotidiana.. Editorial Síntesis, S.A., 2000. P. 26.
8 CHOCANO MENA, M. La América Colonial (1492-1763). Cultura y vida cotidiana.. Editorial Síntesis, S.A., 2000.
P. 28.

7
indios convivían en el espacio urbano, incluso en mismo barrios. Incluso estos indios, fruto del
proceso de aculturación, adoptaron costumbres españolas y se acomodaron en la sociedad, incluso
llegando a tener esclavos. Sin embargo, en el caso de los plebeyos y las clases menos privilegiadas,
estas vivían aglomeradas en galpones y casas muy estrechas situadas en los arrabales de la ciudad.
Estos, en su mayoría, se dedicaban a la venta ambulante y si no podían subsistir, se ponían bajo las
órdenes de un terrateniente o comerciante para ganarse el pan.

El mercado se convirtió en un elemento de sociabilidad fundamental en la nueva sociedad


colonial. En este espacio tenían lugar los castigos, los mercados, celebraciones religiosas y civiles,
el ocio y el trabajo9. Como se puede observar, todo un espacio articulador de la sociedad. Uno de los
grandes problemas de la ciudad sería la basura. Esta se generaba con mucha rapidez y había
problemas de limpieza, por lo que esta se acumulaba en las calles y los problemas de salubridad
eran numerosos. Otro aspecto de la sociedad y la vida urbana es la medición del tiempo. Las
ciudades comenzaron a adquirir relojes ya que el tiempo se relacionaba con la capacidad de ordenar
la vida, según nos indica Chocano Mena10. A lo largo del siglo XVI y XVII, los relojes se irían
generalizando aunque los instrumentos de medición del tiempo más abundantes eran las clepsidras
y los relojes de arena.

Como en las ciudades europeas, allí donde hay prosperidad y una alta sociedad bien
acomodada, todas las artes del momento florecieron. Junto a las artes, comenzaron a fundarse las
primeras universidades y centros de enseñanza superior que permitía la formación para establecer
un funcionariado eficaz y una élite social bien preparada para la política. En el ámbito de las clases
humildes, se fue conformando toda una cultura fruto de la socialización de la clase plebeya en los
espacios públicos de la ciudad.

1.2.3. Sociedad en la ciudad minera.


La ciudad minera es un tipo de urbanismo que no se había dado hasta el momento y será un
urbanismo característico del Nuevo Mundo. Estas, a diferencia del urbanismo planificado
anteriormente descrito, sigue un patrón caótico debido a que no se hizo con un proyecto de
crecimiento y esta creció conforme llegaba más mano de obra sin orden alguno. Los trabajadores
llegados a este tipo de ciudad eran de todo tipo y plantearon muchos conflictos sociales, por lo que
era un espacio de difícil gobernabilidad. Al ser una ciudad destinada al trabajo de la mina, muchos
de los que llegaban lo hacían sin su familia, por lo que les era fácil destinar su tiempo libre al juego,
al alcohol y a la contratación de servicios sociales, lo que agravó la situación de caos y descontrol.
En esta amalgama social, encontramos diversos tipos de trabajadores.

En primer lugar tenemos a los “indios de cédula” 11 los cuales eran los peor tratados. Estos
tenían la obligación de trabajar para los mineros transportando el metal desde los puntos de
extracción, atravesando toda la profundidad de la mina, hasta los lavaderos. Solían cargar a su
espalda al rededor de 50 Kg y estaba sometidos a constantes maltratos físicos y vejaciones por parte
de los capataces. Después tenemos a los “mingados”, los mejores pagados, que eran trabajadores
libres que alquilaban su trabajo a cambio de un salario 12. Salario el cual era pagado una parte en
metal y que los mineros vendían en el “gato”, el mercado negro. Por último tenemos a los mitayos,
mano de obra obtenida a través de la mita. Hemos de mencionar que las condiciones de salubridad
eran muy perjudicial para la sociedad minera. Para lavar los metales preciosos y limpiarlos de
escoria se empleaba el mercurio, una sustancia muy tóxica que resulta mortal si entra en contacto
9 CHOCANO MENA, M. La América Colonial (1492-1763). Cultura y vida cotidiana.. Editorial Síntesis, S.A., 2000.
P. 29
10 Ibídem, p. 30.
11 Ídem., p. 31.
12 ZAVALA, Silvio., El mundo americano en la época colonial. Tomo I. Editorial Porrúa, S.A., 1967. P. 357.

8
con la sangre por ejemplo, a través de heridas abiertas.

Los propietarios de las minas eran los más beneficiados de la explotación y crearon grandes
fortunas ya que los metales eran vendidos a las grandes familias europeas e incluso criollas. Pero
entre este estamento privilegiado de mineros propietarios y los trabajadores, hay una clase media
compuesta por administradores, capataces, guardianes y recogedores de operarios compuesta
principalmente de criollos.

2. POBLACIONES EUROPEAS Y EXTRANJERAS EN AMÉRICA. ESTRUCTURA


SOCIAL Y ÉTNICA DE LA COLONIZACIÓN DEL NUEVO MUNDO.

2.1. Sociedad colonial portuguesa.


La colonización portuguesa en América se centrara sobre todo en la costa del actual Brasil,
en los enclaves de Maranhao, Rio de Janeiro, Bahía o Sao Paulo. Los primeros contactos de estos
colonizadores estarán ligados al trueque con las poblaciones nativas y a la captura de esclavos
indios.

Los primeros colonizadores portugueses serian desertores o desterrados que viven entre los
nativos que recibirán gran influencia de las poblaciones nativas. Más tarde, a mediados del siglo
XVI, la población comenzara a agruparse en torno de los señores de ingenio, grandes poseedores de
plantaciones externas, que monopolizaran el comercio con la metrópolis. A partir de este momento
empezaran a surgir núcleos de población como Bahía. Portugal intentara fomentar la población
europea concediendo el estatuto de capitanía o fomentando el traslado de mujeres para constituir
hogares en las colonias. Sin embargo, estas fórmulas no atrajeron a muchos europeos, factor que
explica el gran comercio de esclavos africanos. La organización de las misiones cristianas y la
acción evangelizadora de la Iglesia a todos los estratos de la sociedad colonial dará una
homogeneidad y una cohesión a la población de Brasil.

La sociedad colonial portuguesa se configura bajo la familia extensa patriarcal, encabezada


por una autoridad paterna que ocupa los altos puestos en la sociedad. Grandes poseedores de
plantaciones y factorías, tendrán un control total sobre la población indígena y esclava. También
tendrán un cierto control sobre el estamento eclesiástico, siendo sus principales valedores
económicos. Dentro de poco, y siguiendo la tendencia vista en el modelo colonial español,
aparecerán los primeros síntomas de disputa y tensión entre los regnícolas (portugueses europeos) y
los mazombos (portugueses brasileños).

La expansión portuguesa no se alejó nunca de la costa, pese a tener ciertas empresas que
penetraron la selva interior buscando las riquezas del lugar. Se sirvieron de la acción de las
bandeiras para abrir caminos y tantear terreno. Estas bandeiras serían una típica institución de
frontera, una adaptación de las primeras milicias de defensa que obtienen grandes concesiones de
tierras a cambio de realizar acciones de vigilancia frente a otras potencias coloniales y el desarrollo
de la ganadería. Su labor permitió al descubrimiento de grandes explotaciones mineras en el interior
de Brasil, lo que conllevo a un auge demográfico ligado a la creación de complejos mineros durante
la primera mitad del siglo XVIII, siendo los inmigrantes portugueses los principales que pueblan
estas nuevas tierras, además de población judía que se asentaran como banqueros o comerciantes.
Este crecimiento económico y demográfico conllevara al impulso de la urbanización y al aumento
del poder de decisión de la administración colonial, que tendrá su gran auge con la instalación del
virreinato de Brasil en 1762.13

13 ZAVALA, Silvio., El mundo americano en la época colonial. Tomo I. Editorial Porrúa, S.A., 1967.

9
2.2. Sociedad colonial francesa
La colonización francesa se centró en unas zonas geográficas específicas tanto en el norte
como en el sur. En primer lugar, Quebec fue el principal bastión colonial francés en el norte de
América. Con una economía basada en las pesquerías, los cultivos de subsistencias, la caza obtenida
en los bosques del noroeste y la ganadería, Quebec recibirá mayoritariamente población francesa
europea, con predominio de la zona de Normandía. También destaca la presencia de colonos
ingleses que llegaran a mezclarse y asimilar la cultura francesa, adoptando la religión católica.
Frente a lo que ocurre en otras colonias europeas, habrá una gran presencia de europeos autóctonos
en la administración colonial. El modelo social de Quebec se basa en el control de las tierras por
señores, que reciben diversos beneficios de parte del rey para el cultivo de las tierras. El régimen de
concesión de señorías no ayuda a reclutar mano de obra en la metrópolis, siendo causa de
numerosos problemas de despoblación. Pese a existir este modelo jerárquico de tenencia de la tierra,
casi feudal, no parece existir en Canadá una división muy marcada entre clases sociales. Los nobles
solían proceder de las capas populares, al recibir del monarca una serie de beneficios por sus
servicios, no despreciando a las clases bajas y siendo propicios a mezclarse con ellas.

El segundo núcleo de presencia francesa lo encontramos en el Caribe, con un primer tipo de


sociedad colonial basado en la presencia de bucaneros que boicoteaban los convoyes españoles.
Desde 1625 empieza la fase de colonización con la creación de factorías y plantaciones cuyos
propietarios serán nobles franceses o comerciantes, utilizando mayoritariamente mano de obra
esclava africana. En las islas, la principal población europea vendrá de Francia, pero también
encontramos algunos colonos irlandeses, ingleses, flamencos, holandeses y alemanes. También
encontramos colonias de hugonotes franceses huidos de la persecución religiosa de Francia. La
población europea aumentara progresivamente, aunque de forma lenta, sobre todo en el siglo XVIII,
pero nunca llego a ser mayoritaria.

Por último, destacamos la presencia francesa en Luisiana, que nunca tuvo una presencia
relevante debido a la falta de recursos humanos con los que poblar estas bastas tierras de la zona
central del sur de Norteamérica. Destacan algunos puntos centrales urbanos como Nueva Orleans y
Mobile que nunca tuvieron una gran población francesa blanca. Es destacado que los colonos
introdujeron su técnica de construcción de canales para mejorar la navegación del Misisipí y utilizar
este rio como principal línea de comunicación.14

2.3. Sociedad colonial inglesa y holandesa.


La colonización inglesa y holandesa destaca sobre todo por la gran diversidad de territorios
ocupados y por la diferenciación social de colonos que lo ocupan, siendo dos grandes rasgos que
dificultaran la integración y la unidad política de las colonias. Destaca la diversidad de colonos,
procedentes de muchas zonas de Europa, destacando aparte de los ingleses, escoceses e irlandeses,
holandeses, alemanes y escandinavos. Buena parte de dicha población se situara en las costas del
este norteamericano y en las Antillas principalmente, aunque también encontramos colonias en
Virginia y Maryland en el caso inglés.

A principios del siglo XVII los holandeses establecerán colonias en la costa este de
Norteamérica, centrándose en la colonia de Nueva Ámsterdam (Actual Nueva York) que se
convierte en centro neurálgico de una red de enclaves en todo el valle del rio Hudson que se dedica
al comercio agrícola y de pieles. Sin embargo, estos territorios serán perdidos por la conquista
inglesa de 1664. También destaca el periodo de ocupación de ciertos enclaves de Brasil donde se
establece gran cantidad de población judía y holandesa, así como en la zona de la Guayana,
centrándose en la labor de explotación de estas plantaciones. Sin embargo, la caída del imperio

14 ZAVALA, Silvio., El mundo americano en la época colonial. Tomo I. Editorial Porrúa, S.A., 1967.

10
colonial holandés a principios del XIX disminuirá el legado cultural y lingüístico de Holanda en
América.

En el siglo XVIII tras la guerra de los Siete Años las colonias británicas obtuvieron el vasto
imperio francés en Norteamérica conquistando Canadá y adoptando en su seno a una gran cantidad
de población francófona y católica. Así se convertirían en la fuerza colonial hegemónica de
Norteamérica.

En las ciudades inglesas y holandesas existe una burguesía que acumula riqueza por medio
del comercio y en las colonias del sur y las Antillas existen grandes plantaciones trabajadas por
jornaleros y esclavos negros. Los primeros colonos del siglo XVII traen al Nuevo Mundo las ideas
de una sociedad estratificada y jerarquizada, proveniente del pasado medieval y de las ideas de la
Iglesia puritana en la que Dios ordena las diferencias sociales. Fuera de estas elites encontramos a
jornaleros, criados escriturados y aprendices. Por debajo, los esclavos negros y nativos. La mujer
ocupa un lugar subordinado y asistencial en la ideología puritana, pero avanza hacia una situación
más independiente en el siglo XVIII. El urbanismo se expande y se convierte en la base de la
economía colonial inglesa. Encontramos grandes ciudades en Boston, Nueva York, Filadelfia y en
algunas regiones sureñas como Charleston y en algunas islas. Son ciudades costeras que se
preocupan en imitar la cultura y las costumbres de la metrópolis. Fuera de ellas, la unidad social
típica serían las aldeas pequeñas en el norte y en la zona sur las granjas productoras destinadas a
producir alimentos y las grandes plantaciones de esclavos productoras de tabaco, azúcar o algodón.

Es un colonialismo muy flexible, cuyo aliciente económico se basa en una relativa libertad
para obtener tierras y convertirse en propietarios. Para atraer a nueva población se busca crear
enclaves portuarios y rurales atractivos económicamente. La libertad de movimiento produjo un
movimiento constante de población hacia las tierras del oeste buscando nuevas tierras y nuevas
oportunidades, empezando a partir del siglo XVIII una constante expansión hacia el oeste, hecho
que explicaría una mayor beligerancia contra los nativos americanos.15

2.4. Sociedad colonial rusa.


La presencia rusa en América se limita exclusivamente a la costa de Alaska y las islas
Aleutianas. Las labores de colonización son exclusivas de una Compañía comercial de la que se
servía de cazadores, los llamados Promyshleniky, que fundaran algunos enclaves dedicados a la
caza de pieles y al comercio. Sin embargo, el margen de población rusa es mínimo en dichas
colonias, siendo mayoritarios los nativos y mestizos. Estos últimos tienen, en teoría, los mismos
privilegios que los rusos autóctonos. Destacan los enclaves de Kodiak, Unalaska y Novo-
Arkangelsk.16

2.5. Poblaciones asiáticas en América.


Poco numerosa y escasamente atestiguada, la emigración asiática en América no se puede
mostrar como una gran corriente poblacional hasta el siglo XIX cuando pocos imperios coloniales
sobrevivían. Anteriormente encontramos el pequeño flujo procedente de las colonias españolas y
portuguesas en Asia hacia el Nuevo Mundo. A partir de 1566 y especialmente 1580 con la unión
entre Castilla y Portugal, desde las Filipinas y otras colonias asiáticas partirán con destino Acapulco
miles de esclavos filipinos para trabajar, al igual que los esclavos negros, en minas o factorías
agrícolas. También incluirán en estos lotes algunos chinos, japoneses e incluso indios orientales.

15 ZAVALA, Silvio., El mundo americano en la época colonial. Tomo I. Editorial Porrúa, S.A., 1967. Pp. 376-385
16 Ibídem, pp. 386-387

11
2.6. Poblaciones africanas en América: esclavitud.
No podemos hablar de una presencia trascendente de esclavos africanos en América hasta el
último cuarto del siglo XVI. La aparición de una mano de obra esclava significativa respondía a una
necesidad creciente en relación al descenso progresivo de población india en los principales núcleos
coloniales europeos, sobre todo en Sudamérica. Este descenso respondía, entre otros factores, por
las enfermedades a las que no estaban acondicionados biológicamente y las duras condiciones de
trabajo a las que los sometían los colonos europeos. También responde este creciente uso de mano
de obra esclava por la incapacidad de la administración colonial de atraer mano de obra europea
para las posesiones americanas o por la despoblación de lugares económicamente interesantes como
las Antillas. Todo ello conllevo a que progresivamente creciese el comercio de esclavos.17

El esclavo negro vivía en condiciones infrahumanas, dependientes siempre de su amo y


propietario. La mayoría de ellos eran dedicados al cultivo de grandes explotaciones agrícolas, como
el tabaco, el azúcar o el cacao. También fueron sustituyendo a la población india en las minas, sobre
todo en Perú o México. Por otra parte, el esclavo era dedicado en las áreas urbanas como servicio de
hogar de las familias más ricas, como un elemento de prestigio social para sus dueños, utilizados en
los trabajos menos cualificados a los que los europeos no deseaban acceder. El esclavo africano,
antes o después de llegar a las colonias americanas, pasaba por un proceso de conversión religiosa.
Una de las fórmulas para justificar moralmente este esclavismo colonial pasaba por la acción
religiosa de misioneros que justificaban el estatuto del africano esclavo. La mayoría de clérigos no
critico en si la constitución de la esclavitud, sino que era una mala fortuna del individuo que sería
recompensada en el Reino de los Cielos. Por otra parte, la conversión procuraba evitar que
proliferasen entre las poblaciones nativas y mestizas ideas paganas o heréticas traídas por la
población esclava. Sin embargo, la labor fue tediosa, ya que se enfrentaron a unos esclavos que
mayoritariamente eran de distintas etnias y hablaban lenguas distintas. No obstante, la labor
misionera logro convertir a un gran porcentaje de la nueva población, no sin fallos como los que
llevaron al surgimiento de una religión mestiza como el vudú.

La mayoría de esclavos africanos vivían en unas pésimas condiciones iguales a las de las
capas sociales más pobres pero libres. Algunos esclavos lograban huir y autorganizarse en
comunidades dedicadas al pillaje y al autoabastecimiento, lejos de la autoridad colonial, pero nunca
conformaron un grupo de resistencia fuerte contra el dominio blanco. Al pasar los años, la
población africana seguía aumentando en América, no tanto por la nueva adquisición de esclavos
sino por el crecimiento de la población libre de esclavos en las colonias españolas y portuguesas.
Muchos de ellos habían conseguido la manumisión, sobre todo niños y mujeres de las ciudades que
tenían mayor relación con los dueños. Se creó una clase de africanos y mestizos manumitidos que
ocupo los puestos menos cualificados, aunque algunos llegaron a ocupar cargos de cierta relevancia
como artesanos u oficiales de milicias.18

17 LEÓN-PORTILLA, Miguel. América Latina en la época colonial 2- Sociedad y Economía. Pp. 20-24
18 ZAVALA, Silvio., El mundo americano en la época colonial. Tomo I. Editorial Porrúa, S.A., 1967.

12
3. PUEBLOS INDÍGENAS.
3.1. Organización previa de las culturas indígenas.
Al llegar al Nuevo Mundo, la mayoría de naciones coloniales europeas se encontraron de
partida diversas sociedades indígenas, más o menos desarrolladas desde un punto de vista socio-
económico. Mientras que en las primeras zonas donde desembarcaron (las islas del Caribe)
encontraron estructuras étnicas de organización tribal, recolectores y cazadores, en la zona de los
Andes y en México se encontraron con zonas densamente pobladas, con unos estados
expansionistas con experiencia urbana que tenían sometidos a diversos pueblos indígenas y habían
establecido una jerarquía interna. Se considera que las zonas más densamente pobladas por nativos
fueron las que encontraron los exploradores españoles, las zonas de México y Perú especialmente.
En otros casos, la falta de población indígena motivo el traslado de otro tipo de pobladores
(esclavos africanos) a las nuevas colonias, creando una sociedad híbrida. Las distintas realidades
sociales encontradas por los europeos explicaran los distintos comportamientos seguidos para
arrebatarles la posesión de la tierra a los indígenas y establecer su propia estructura social.19

Las diversas disputas y enfrentamientos entre distintos pueblos y naciones indígenas fueron
utilizadas por los europeos para su propio provecho, ayudando a voluntad a uno u otro bando o
fomentando el propio conflicto. En otros casos, ya consolidada la conquista, se hizo un
aprovechamiento de las estructuras sociales indígenas previas para edificar las nuevas, como una
forma de adoptar a la nueva población a una jerarquía que ya conocían de antemano.

3.2. Política colonial con respecto a los indígenas: integración o exterminación.


Durante todas las fases de la conquista y colonización de América, los europeos tuvieron
presentes varias fórmulas con las que trataron a los indígenas según sus necesidades. Una de ellas
fue la integración de la población autóctona en las estructuras coloniales por medio de la violencia o
de la evangelización. La concentración demográfica y el nivel de desarrollo socio-político de las
sociedades indígenas en México y el Perú fueron la causa de una integración, forzosa o pacifica, en
las estructuras coloniales de los españoles que llegaron en las primeras expediciones. La rápida
conquista de estas poblaciones por parte de los conquistadores se explica, entre otras cuestiones,
gracias a las alianzas tejidas entre europeos e indígenas para enfrentarse a la nación nativa más
poderosa de la región. Esta integración fue motivada por la incesante necesidad de contar con una
mano de obra que permitiese explotar los recursos disponibles en las nuevas tierras. Fueron
incluidos jurídicamente en fórmulas de control social por parte de los colonos europeos, siendo la
fórmula del control privado (como las encomiendas españolas) o el corregimiento oficial,
designando oficiales reales que realizaban una vigilancia y una explotación publica de la mano de
obra indígena. Se utilizaron las herramientas del mestizaje y la predicación del cristianismo para
integrar a las nuevas poblaciones en su sociedad.20

En otras zonas donde la densidad de población nativa era menor, este tipo de integraciones
no se vieron necesarias, ya que apenas aportaban ventajas económicas frente a importar mano de
obra esclava africana. Así, en la zona de las Antillas, los colonos europeos diezmaron a la escasa
población nativa existente en las islas a causa de las guerras, como método para consolidar su
situación en las colonias, o a causa de enfermedades. En otras partes se mantuvo una relativa
independencia de las estructuras indígenas, siendo respetadas por los colonos europeos siempre y
cuando respondiesen a sus necesidades. Los colonos franceses e ingleses que poblaron
Norteamérica tejieron diversas relaciones diplomáticas con diversos pueblos indios. Entablaron con
ellos rutas de comercio de pieles o fueron contratados como cazadores, guías o constructores de
canoas para surcar los ríos del noreste americano. Estas poblaciones no vieron necesaria una

19 LEÓN-PORTILLA, Miguel. América Latina en la época colonial 2- Sociedad y economía, p. 44-50


20 ZAVALA, Silvio. El mundo americano en la época colonial. Editorial Porrúa. México, 1967, p. 57-75

13
política activa de evangelización, por lo que destinaron pocos recursos a las mismas, también
motivadas por las dificultades y los conflictos entre las diversas potencias europeas. En muchos
casos, los europeos se encontraron con grupos indígenas muy violentos que habían vivido
previamente a la colonización atacando y saqueando a los pueblos indígenas de sus alrededores,
como una fuente de ingresos más. Por lo tanto, no fue posible una integración a las estructuras
coloniales, por lo que la actitud europea frente a estos grupos fue mucho más hostil, siendo
exterminados o capturados, pasando a los circuitos esclavos. Otra forma de intentar asimilar estas
poblaciones fue el empleo de misiones religiosas pero en la mayoría de los casos no tuvieron mucho
éxito para convertir a unas poblaciones con unas tradiciones muy fuertemente arraigadas.21

3.3. El indígena en la estructura social colonial.


El indígena se estructuro en la nueva jerarquía social colonial siguiendo los esquemas
preconcebidos por la clase europea dirigente y adaptando sus antiguas estructuras a la nueva. En las
áreas densamente pobladas y con antiguas jerarquías sociales erigidas, los colonos europeos
decapitaron a los gobernantes indígenas y los sustituyeron, como en el caso de México. En otros
casos colocaron a líderes indígenas títeres que siguieron las órdenes de los europeos. Así se
estructuro una nueva sociedad indígena supeditada por la clase dominante europea y relegada a
espacios secundarios del territorio. La población indígena se estructuro en pueblos, en los que se
restableció una organización política indígena basada en discretas comunidades. Se eligieron
caciques indígenas para gobernar estos pueblos, siendo utilizados como instrumentos de control por
parte del poder colonial. En caso de no cooperación o de desacato a las ordenes coloniales, estas
tenían el derecho del uso de la fuerza coercitiva para eliminar al cacique disidente y sustituirlo.22

A finales del siglo XVI comenzó una sucesiva europeización de las estructuras indígenas,
empezando a surgir alcaldías, cabildos y regidores indígenas que estructuraron el territorio. Eran
instituciones sin mucho poder y con un reducido aporte económico ya que su autoridad se limitada a
una reducida serie de opciones. El mantenimiento de estas estructuras indígenas fomento la creación
de una clase dominante propia que se infiltraba dentro de los espacios del mundo español, siempre
en segundo plano. No obstante, la pérdida del poder del autogobierno colonial a favor de
funcionarios reales y la merma de población indígena conllevo a un progresivo desmantelamiento
del sistema de autogobierno indígena, que comenzó en el siglo XVII con el desmantelamiento de la
división entre indios.23

En otras zonas donde la población indígena fue más dispersa hubo diversas formas en las
que el indígena estructuro su sociedad entorno al sistema colonial europeo. En algunos casos, las
sociedades indígenas que practicaban la agricultura de forma nómada siguieron viviendo de forma
semiautónoma pero integrándose poco a poco en las estructuras coloniales europeas, yendo a vivir a
la periferia de ciudades y enclaves europeos. Algunos de ellos servían a las élites europeas,
negociando con ellas o vendiendo mano de obra para servicios especializados (por ejemplo guías
del terreno) pero volvían al poco tiempo de servir a sus lugares de origen. En los espacios donde la
población indígena fue mucho más dispersa y nómada, la convivencia fue difícil. En algunos casos
se mantuvo una cierta relación de amistad, a veces de alianza económica y militar, pero a medida
que los colonos europeos iban adentrándose en el interior del continente, las belicosas sociedades
nativas iban cediendo terreno hasta llegar a algunos casos donde eran totalmente erradicados. Otros
acababan incluyéndose en los circuitos de la sociedad colonial, como siervos, esclavos o viviendo
en misiones religiosas.24

21 ZAVALA, Silvio. El mundo americano en la época colonial. Editorial Porrúa. México, 1967. Pp., 90-95
22 LEÓN-PORTILLA, Miguel. América Latina en la época colonial 2- Sociedad y Economía, p. 44-47
23 Ibídem, p. 107-110
24 ZAVALA, Silvio., El mundo americano en la época colonial. Tomo I. Editorial Porrúa, S.A., 1967. P. 90-95

14
3.4. Intercambios culturales y mestizaje.
El mestizaje y los intercambios culturales en la América colonial se dieron a causa de las
múltiples relaciones de dependencia, subordinación o simplemente vecindad y coexistencia de todas
las etnias sociales en las distintas colonias europeas. En todas las colonias hubo un mayor o menor
grado de intercambio cultural y mestizaje, que ha sobrevivido hasta nuestros días. De esta forma,
podemos observar tres dinámicas claras de intercambio cultural.

En primer lugar observamos un intercambio desde los colonos a los indígenas en los que
destaca por el grado de expansión e implicación la conversión al cristianismo de grandes masas
populares indígenas, sobre todo en Centroamérica y Sudamérica, y la implantación de las distintas
lenguas europeas. Este tipo de intercambios culturales se hicieron de forma transversal y
superpuesta, eliminado las antiguas estructuras lingüísticas y religiosas. No obstante, los pequeños
vestigios culturales indígenas modificaron la aportación europea, creando un híbrido religioso y
lingüístico-característico en rituales particulares o en un vocabulario y acentos distintos.25

En segundo lugar podemos apreciar un intercambio entre indígenas o esclavos negros a los
colonos europeos que, en la mayoría de los casos, cruzaron el mar y cambiaron ciertos aspectos
culturales en el continente europeo. Dentro de este grupo podemos hablar de los productos agrícolas
americanos que se trasladaron a Europa y se convirtieron en la base de mucha de las gastronomías
nacionales. Por otra parte, la superposición de la cultura europea elimino la capacidad de
supervivencia de ciertos avances técnicos de los indígenas, más eficientes que sus contrapartidas
europeas coetáneas, como los avances farmacológicos, astronómicos o hidráulicos. Por otro lado,
también vemos intercambios entre población esclava negra y europeos en los que podríamos
destacar, en primer lugar, los aportes rítmicos y musicales que ayudaron a confeccionar los géneros
musicales del jazz o el blues. También podemos observar el mestizaje en el nacimiento del vudú,
religión teísta con un sistema animista provisto de un fuerte componente mágico, fruto del
sincretismo entre las tradiciones chamánicas de los esclavos negros y la religión cristiana.

Finalmente podemos observar una tendencia de intercambios entre los esclavos africanos y
los indígenas que se puede apreciar, por ejemplo en la música. El caso de la marimba en el estado
mexicano de Chiapas es muy característico ya que es un instrumento musical nacido del mestizaje
entre los ritmos africanos e indígenas.

4. La mujer en la sociedad americana.


En general, el sector femenino de la estructura social de la Nueva España quedará dividido
entre criollas-españolas, indígenas, mestizas legítimas e ilegitimas, negras, mulatas y asiáticas, las
cuales presentaban una serie de diferencias en su integración en la reciente comunidad americana,
ya sea por su posición social, capacidad económica, oficio realizado, las leyes que las amparan, etc.

4.1. La mujer en el ámbito público


Se considera que las mujeres exhibían sus llamativas y curvilíneas figuras a altas horas de la
noche, seduciendo a los hombres, o bien embaucadas en sus compras, resonando sus voces por las
ciudades e impidiendo la calma de sus ciudadanos. Éste es un fenómeno que se produce sobre todo
en el siglo XVII en zonas como Chile26, donde se las acusa de cometer pecados públicos y ser
deshonestas, pues deseaban influir en las decisiones y opiniones de las autoridades locales. Se
considera que la mujer (independientemente de su edad, raza y condición social) posee la

25 ZAVALA, Silvio., El mundo americano en la época colonial. Tomo I. Editorial Porrúa, S.A., 1967. P. 73
26 ALBORNOZ VÁSQUEZ, María Eugenia. “Rumores venenosos, cartas engañosas, gritos de crítica social: los
poderes (im)posibles de las voces femeninas en Chile, 1660-1750”. América sin Nombre. N. 15 (dic. 2010). ISSN 1577-
3442, pp. 79-92.

15
capacidad de embaucar, enredar, y enturbiar la atmósfera. De este modo, las mujeres de las altas
élites sociales generaban discusiones innecesarias, por un continuo estado de ofuscación,
relacionado en cierto modo con el fenómeno médico de la “histeria femenina” en la Inglaterra
victoriana del siglo XIX. Conjuntamente, muchas organizaciones religiosas como el convento de
las Clarisas generaron problemas por su rechazo hacia el sometimiento de la misma sobre la orden
franciscana masculina en Santiago. Este contexto social deriva en constantes acusaciones hacia las
mujeres, quienes no pudiendo más que resignarse en silencio y caer en el olvido. No obstante,
sabemos de mujeres que llegaron a las justicias capitulares, denunciando las mentiras de
autoridades religiosas, o bien mujeres que defendían a sus hijas de los maltratos de un hombre, que
muchas veces no tenía ningún vínculo con ellas. El objetivo era provocar a los sectores jerárquicos
masculinos, quienes las catalogaron de insolentes, atrevidas, y desvergonzadas. Se trató de censurar
sus decisiones y actos, considerando nula e ínfima su importancia en la sociedad y el ámbito
público

4.2. Las acusaciones de brujería


En América a la llegada de los españoles existía una antiquísima tradición mágica en las
comunidades indígenas, muchas veces íntimamente relacionada con la religión o la medicina de los
hispanos pseudocientíficos que se instalarían posteriormente en estos espacios. No obstante, no se
produjo un sincretismo entre éstas prácticas europeas y las aborígenes, aunque realmente acabaron
combinando elementos de ambas partes en sus hechizos y pócimas varias.

En este contexto las mujeres estaban claramente relacionadas con estas prácticas, así como
ocurría originalmente en territorio hispano, pero en este las acusaciones se ampliaban, no solo a
mujeres europeas, sino también a negras, mulatas, indígenas y mestizas. Se las podía relacionar con
casos de posesión, los cuales se consideraban contagiosos, puesto que se podría producir una ola de
posesiones entre las mujeres de su alrededor de la afectada. Conjuntamente, es común la relación
bruja con ungüentos o drogas de carácter natural, relacionándose con el sopor que sufrían, así como
las supuestas prácticas de vuelo que realizaban. Esto se debía a que se consideraba que el bastón o
escoba sobre el que muchas brujas decían volar servía para aplicar las plantas que lo contenían a las
“membranas vaginales” produciendo un profundo letargo a quienes utilizasen las mismas.

En lo que respecta a las acusaciones y sentencias específicas, el momento álgido de la


persecución contra las supersticiones en los Tribunales americanos es durante los primeros cuarenta
años del siglo XVII, exactamente igual que en los Tribunales españoles. Esta época coincidirá con
los populares Juicios de Salem, buscando castigar delitos de brujería en los condados de Essex,
Suffolk, y Middlesex (Massachusetts), entre febrero de 1692 y mayo de 1693.

Además, en territorio hispanoamericano destacamos entre 1620 y 1623, una ola de


acusaciones se extendió por Guadalajara en la que se vieron involucradas centenares de personas,
ocurriendo cien años después en el territorio de Coahuila. El esquema de las acusaciones es el
mismo: detenciones de mujeres con fama de hechiceras que al final son dejadas en libertad, la
mayoría de las veces sin castigo alguno (algunas veces eran recluidas en hospitales para curar sus
cuerpos o ayudar a enfermos, pero sus superiores eran incapaz de corregirlas por miedo). En
general, estas acusaciones se fundamentarían en que las mujeres obtenían el dinero de incautos a
base de conjuros y pócimas enfocados a los asuntos del amor, de modo que las mujeres acusadas
solían ser de clase baja, tratando de mejorar su situación económica27.

27 BLÁZQUEZ MIGUEL, Juan. Brujas e inquisidores en la América colonial (1569-1820). Espacio, Tiempo y Forma,
Serie IV, i-i." Moderna, t. 7, 1994, págs. 71-98.

16
4.3. La prostitución y el amor libre.
El amor libre era una práctica habitual en los territorios españoles de Centroamérica y
Sudamérica, sobre todo durante el proceso de reconquista más que durante el afianzamiento de la
colonización. No obstante, con el Concilio de Trento, desarrollado en periodos discontinuos durante
veinticinco sesiones entre el año 1545 y el 1563, se deslegitimizó las relaciones parentales entre
hombres y mujeres mediante la “barragana”, un contrato de amistad y compañía siendo
condicionantes la permanencia y fidelidad entre ambas partes, aunque la mujer no gozaría de los
derechos civiles normalmente concebidos obtenidos en un matrimonio cristiano. Este sistema habría
imperado durante el siglo XV y principios del siglo XVI en países de Europa como España, así
como en Hispanoamérica.

Como consecuencia, las parejas debían contraer matrimonio con la ayuda de un clérigo,
viviendo como “marido” y “mujer”. No siendo posible unirse inmediatamente en sagrado
matrimonio, debían vivir bajo la promesa de casarse en un futuro, ésta era conocida como la
“palabra de casamiento”28.
No obstante, era frecuente que las amantes de los individuos ricos se exhibieran en las
ciudades, ofendiendo así el honor de las esposas, un comportamiento especialmente criticado en la
época, que conjuntamente con este modelo de moral pública decadente movilizó a la Inquisición, la
cual castigó a las bígamas, amancebadas y adúlteras, aunque no persiguieron especialmente a las
prostitutas, las cuales cumplían sus demandas en las “casas públicas de mancebía” de toda Nueva
España, o en privado de forma ilegal. No obstante, las mujeres dedicadas a este oficio fueron
despreciadas públicamente, obligándolas a vestirse con unos ropajes distintos y llamativos para
distinguirlas, siendo blanco de abusos verbales y acusaciones de decadente moralidad. Irónicamente
los hombres no eran juzgados por asistir a los burdeles donde ejercían dichas prácticas sexuales.

A partir del siglo XVII se crearon recogimientos de tipo correccional y penitenciario, para
que aquellas que deseaban abandonar esas costumbres tuviesen la oportunidad de hacerlo,
recogiéndose en una institución que les brindaba un hogar, vestimenta, empleo y reeducación bajo
la fe cristiana y la moral española. Algunas de estas instituciones fueron: La Misericordia o La
Magdalena en México. Conjuntamente se creó el Departamento de Partos Ocultos que evitaba el
aborto, recogiendo a los hijos no deseados de criollas adúlteras y dándolos en adopción o criándolos
y educándolos para que sirviesen en instituciones religiosas en un futuro.

4.4. La mujer en la vida familiar.


El ideal femenino de la mujer se afianza en la España del siglo XVI con la corriente
humanística y con algunas obras como: “La perfecta casada de Fray Luis de León” o “La formación
de la mujer cristiana” de Luis Vives, trasladándose estas ideas al continente americano. En general,
la mujer estaría dedicada a las tareas y deberes del hogar, la ayuda social, o su participación en la
cultura moralizadora cristiana, ya fuesen monjas, jóvenes solteras o amas de casa. En cualquiera de
estos ámbitos la mujer perfecta sería aquella que se ajusta al marco teórico de la quietud y la calma.

En la estructura familiar el hombre era el cabeza de familia, de quien dependía la economía


del hogar (a no ser que el hombre fuese de procedencia más humilde que la mujer), además era el
que seleccionaba los libros que compondrían la pequeña biblioteca familiar, siendo mayormente
obras que formaban a los más jóvenes en la moral cristiana. De hecho se realizaban lecturas en voz
alta de este tipo de obras, repasando el catequismo cristiano tras la cena, reuniendo así a la familia.
De este modo los libros de aventuras, caballería, romance, y poesía entre otros eran leídos en
privado por individuos ya adultos. La mujer tendría una función complementaria, además de

28 TWINAM, Ann. Public lives, private secrets: gender, honor, sexuality, and illegitimacy in Colonial Spanish
America. Stanford: Stanford University Press, 1999.

17
participar en la economía doméstica a través de su dote y mediante tareas del hogar, también
aseguraba la correcta moral e instrucción cristiana de sus hijos (fundamentándose en los
sacramentos, la asistencia a misa, catecismo, etc.) remarcando así los valores de la madre patria.
Conjuntamente, en caso de ausencia, incapacidad o muerte del marido ésta se encargaría
completamente de sus hijos, con ayudas del virreinato como las “cofradías gremiales”, recibiendo
una pensión, un trabajo para a sus hijos, y una dote a las doncellas huérfanas para poder contraer
matrimonio29.

En caso contrario, si se trataba de familias con una capacidad económica destacable podían
contratar mujeres indias, negras o mulatas (conjuntamente o no con sus maridos) encargándose de
las tareas domésticas en casas, estancias, haciendas, etc., durante un determinado tiempo. Este tipo
de relaciones entre las criollas y sus sirvientas derivaban muchas veces en maltratos fiscos y
psicológicos, encontrando con posterioridad estas costumbres, en relación a las criadas
afroamericanas, en los estados del sureste y suroeste de EE.UU.

4.5. Las monjas.


Estas mujeres llegaron a ser una necesidad social, ya que muchas mujeres recurrirán a estos
espacios debido a la falta de trabajo bien remunerado, los escasos recursos de las jóvenes, la
inexistencia de dotes que las ayudara a obtener un marido, etc. Sin embargo, el Convento de la
Concepción en 1538, fue el primer convento de Nueva España y surgió como una respuesta a la
necesidad de tener maestras que enseñaran escritura, matemáticas, y tareas del hogar gratuitamente.
Así mismo, destacamos los conventos franciscanos como el convento de Santa Clara fundado en
1570 en la ciudad de México, que fue el primero de la orden franciscana de Nueva España,
expandiendo su influencia hasta La Habana (Cuba) e incluso Filipinas. Además, estas mujeres
llegaron a ser directoras de sus escuelas, colegios, beaterios y conventos, aunque bajo la supervisión
masculina de obispos, jueces, capellanes, y rectores.

Conjuntamente en el caso de las indígenas destacamos que el papa Benedicto XIII con una
bula ordenó que el convento de Corpus Christi fuera exclusivo para indias, prohibiendo la entrada
de españolas, pues se consideraba que tenían un carácter más soberbio, frente a la timidez de las
indígenas. Concretamente, destacamos en la primera mitad del siglo XVIII a la madre Petra de San
Francisco, quien instruyó a estas jóvenes indias en lectura y la escritura, el rezo, etc.

Finalmente, cabe destacar que los registros y crónicas realizadas en estos conventos no
estaban destinados a su posterior publicación, sino que tenían un carácter administrativo y destinado
a la intimidad del convento o colegio, enfocado a sus posteriores generaciones30.

4.6. La educación de la mujer y sus oficios.


Las mujeres acudían habitualmente a instituciones fundadas para la formación de las mismas
(siendo escasos estos centros en relación a la cantidad mujeres en total), destacando las “Escuelas
de Amigas” que fueron instauradas a mediados del siglo XVI, las cuales no fueron públicas y
gratuitas hasta la segunda mitad del siglo XVIII. Estas casas eran atendidas por mujeres de una
cierta edad, que enseñaban a las más jóvenes a realizar correctamente las tareas domésticas y
mantener sus valores cristianos. Del mismo modo, los “Colegios de Niñas” fueron establecidos en
Nueva España para acoger a niñas huérfanas de diversas procedencias y preservarlas de los peligros
de la sociedad, enseñándolas a coser, rezar, cantar, escribir, leer, y realizar cuentas, de modo que
pudieran ejercer como esposas, independientemente de su etnia.

29 MURIEL, Josefina. Las mujeres de Hispanoamérica: época colonial. Madrid: MAPFRE, 1992.
30 Ibídem.

18
Al margen de su educación para ser eficientes en el ámbito doméstico, tanto las mujeres
criollas como indígenas participaban en labores de campo, talleres, enfermería (mayormente como
parteras), maestría, comercio, y concretamente como panaderas, lo que es importante ya que el 5 de
mayo de 1529 realizaron la primera huelga que hubo en Nueva España, debido al bajo precio del
pan que no les proporcionaba las ganancias necesarias.

4.7. Situación jurídica de las mujeres criollas, negras y mestizas.


El derecho castellano de familia que estuvo vigente en la América hispana las trató siempre
como menores de edad. Las niñas y mujeres solteras quedan bajo la autoridad y tutela del padre, en
caso de muerte de éste el responsable sería la madre o la persona designada por el juez para que
cuidara de ella hasta los 12 años (edad en la cual podían contraer matrimonio), y que administrase
sus bienes hasta su mayoría de edad a los 25 años. En general, la mujer no podía ejercer ningún
puesto público de relevancia, excepto cuando la Corona requería ciertas encomiendas. Así mismo,
una mujer no podía aceptar por ella misma una herencia, ni hacer o deshacer contratos, ni
comparecer en un juicio, ni ser responsable o ser fiadora (ni participar en el juego como son los
naipes y los dardos); para todo esto requería permiso de su marido y/o un juez. Esto derivaría en
que ésta no podría ser encarcelada por deudas. A pesar de estas restricciones podían elegir si
casarse, quedarse solteras, o bien tomar hábitos de monja.

En la sociedad americana colonial se podía producir el divorcio si se producía adulterio


comprobado, sevicia y/o maltrato, o bien enfermedad contagiosa. En caso de divorcio, los bienes
que la mujer había aportado al matrimonio le eran devueltos. Sin embargo, no era posible el
divorcio por: homicidio del cónyuge, diferencias religiosas y/o impotencia para procrear.

En el caso de la legislación colonial para las mujeres indígenas destacamos la “Ordenanza


para el gobierno de Indos” dada en 1546. Ésta será una clara respuesta a los excesos que cometían
los indígenas por el desconocimiento de la moral cristiana. Esta orden presentaba una serie de
artículos que condenan la poligamia, el adulterio, el amancebamiento, con castigos que iban desde
azotes públicos hasta las marcas con hierro candente en la frente, o directamente la expropiación de
bienes. Del mismo modo, se estipulan normativas y castigos hacia los hombres que incumplían la
moral cristiana en relación a la figura femenina, de forma que se procedería a encarcelación a
aquellos que corrompen a una mujer virgen, o incumplen sus obligaciones matrimoniales.
Conjuntamente, se lucha también contra el aborto, castigándolo con azotes o afeitado de cabello
públicamente, reservando la prisión en la cárcel de Corte a las lesbianas (también se prohibían
vestirse con los ropajes característicos del sexo contrario). En general, las leyes estipulan que no se
considere a las indias mancebas sin la suficiente información, debiendo tratarlas con un criterio
benigno, y enterrando en sagrado a aquellas que mueran durante el parto.

“En general, este es el trasfondo humano de estas mujeres, esclavas, prostitutas y


desarraigadas, que infundieron temores en toda una sociedad y que no era más que
desechos humanos que para malvivir tenían que vender sus cuerpos a los hombres y sus
almas no al diablo, como se creía, sino a los terrores supersticiosos de una crédula
sociedad temerosa e inculta”
De JUAN BLÁZQUEZ MIGUEL, ensayo “Brujas e inquisidores en la América colonial” (1569-1820). (Espacio,
Tiempo y Forma, Serie IV, i-i." Moderna, t. 7, 1994, págs. 71-98).

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5. BIBLIOGRAFÍA

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crítica social: los poderes (im)posibles de las voces femeninas en Chile, 1660-1750”.
América sin Nombre. N. 15 (dic. 2010). ISSN 1577-3442.

 BLÁZQUEZ MIGUEL, Juan. Brujas e inquisidores en la América colonial (1569-1820).


Espacio, Tiempo y Forma, Serie IV, i-i." Moderna, t. 7, 1994.

 CHOCANO MENA, M. La América Colonial (1492-1763). Cultura y vida cotidiana.


Editorial Síntesis, S.A., 2000.

 LEÓN-PORTILLA, Miguel. América Latina en la época colonial 2- Sociedad y Economía.

 MURIEL, Josefina. Las mujeres de Hispanoamérica: época colonial. Madrid: MAPFRE,


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Colonial Spanish America. Stanford: Stanford University Press, 1999.

 ZAVALA, Silvio., El mundo americano en la época colonial. Tomo I. Editorial Porrúa, S.A.,
1967.

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