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El exordio o proemio; Es la introducción del tema que se va a tratar.

Su objetivo
es, la captación de la benevolencia del auditorio, lograr que éste fuera benévolo,
atento y dócil. Siempre con este objetivo, los recursos que el orador utilizaba
dependían de sus propias características y capacidades oratorias.

La narración: Es la exposición de los hechos que motivan el discurso, tal como


esos hechos han ocurrido o tal como se supone que han ocurrido.

La confirmación: Es la aportación de argumentos para justificar los hechos o lo


que se afirma de ellos
La refutación: El modo más frecuente de utilizar el argumento de autoridad es la
cita, o sea, citar literalmente lo dicho por ese experto, maestro o personaje ilustre
como argumento o razón suficiente para justificar lo que se quiere plantear como
acertado o verdadero.

La peroración o el epílogo: Es la parte final del discurso, en la cual se hacen las


súplicas a los jueces y al auditorio para que accedan a las insinuaciones del
orador.

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