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Filosofía del derecho en la época moderna

Hablar del derecho natural 'laico' requiere, ante todo, una explicación por
el uso de este desconcertante adjetivo. El lector sabe que a las teorías sobre el
derecho natural que se desarrollan en la Edad Moderna, durante los
siglos XVII y XVIII, se las conoce usualmente como derecho natural profano,
secularizado, etcétera.
De este modo, muchos estudiosos contraponen las teorías iusnaturalistas
medievales que serían 'teológicas', es decir,
estarían fundamentadas en y transidas de teología, a las corrientes iusnaturalistas
más propias de Edad Moderna, que representarían un pensamiento secularizado.
Así, mientras que aquéllas (las medievales) representarían un mundo
jerárquicamente ordenado, en el que cada 'cosa'
encontraría su lugar natural gracias a la ordenación divina original en la
creación de la naturaleza, éstas -las modernas- fueron concebidas desde la base y
fundamento de la dignidad humana individual, para lo que no
necesitaron Grocio, Pufendorf, etcétera, ningún especial recurso teológico, porque
los modernos parten desde la igualdad y libertad de las personas. Esta doctrina de
la modernidad culminaría en la obra crítica de Kant,
quien, con su afirmación de cada sujeto como 'fm en sí mismo' (Selbstzweck),
habría sido el fundador de la dignidad humana desde unas bases
secularizadas.
Por este camino aparecen dos culturas jurídicas distintas: la medieval,
que reposaría sobre una metafísica teleológica, de un origen teológico último, y la
moderna, de índole personalista porque sólo tiene en cuenta a
las personas tal como 'somos' y tal como se nos debe respetar
La Edad Moderna realizó aportes especialmente significativos en el Derecho
Público, quizás porque se pensó en "hipotecarlo" con miras a los derechos de
los particulares. De aquí que al explicar el origen o por lo menos la
fundamentación de la sociedad y el gobierno el pensamiento moderno recurriera
a menudo a la figura contractual, de claro sentido privatista (quizás no sea por
azar que la edad del avance del pensamiento burgués utilizó tanto un paradigma
que le es afín, aunque tal vez fuera-por otra parte- el único instrumento con que
se contaba para "romper" el Derecho Público tradicional).
A fines de la Edad Moderna en el marco del Derecho Público estatal se dictaría
la primera constitución formal del mundo (para los Estados Unidos de América
en 1787) y en ese tiempo (1763) apareció el célebre "Tratado de los delitos y las
penas" de César Beccaria (1728-1794), que tanta influencia tendría en la
transformación del Derecho Penal. La Edad Moderna es, asimismo, el tiempo de
la formación del Derecho Internacional Público, caracterizado ya en el siglo XVI.
En la Edad Moderna se preparó, principalmente en el marco del Antiguo
Régimen borbónico, el camino para la primera verdadera codificación del
Derecho Privado, producida en 1804 como parte del epílogo napoleónico de la
Revolución Francesa. El apego continental a la razón, también en el Derecho,
está muy estrechamente vinculado a estos aportes públicos y privados.
En el panorama general de la Edad Moderna se rompe la unidad, quizás no muy
sólida, que tenía el mundo medieval. No sólo se fracturan la unidad jurídica y la
unidad política, con el triunfo de los 80 derechos nacionales y la formación de los
Estados que se escinden del Sacro Imperio. Se rompe la unidad religiosa con la
Reforma y lo propio ocurre con la unidad lingüística, ya que pese al gran interés
que hubo en ciertos momentos por las lenguas clásicas se consolidaron
entonces las lenguas nacionales. Incluso se separaron los sistemas económicos,
con la nítida división en zonas más capitalistas o feudales, y se rompió al fin la
uniformidad de concepción política, con la aparición de repúblicas importantes.
Sin embargo, en lo profundo de la vida moderna subsistían y se desarrollaban la
caracterización común y la fuerza expansiva de la cultura Occidental.
En esta edad se decidió de manera notoria la superioridad de Occidente sobre
los otros espacios culturales, en mucho porque las simientes antiguas así lo
promovían, también se desenvolvieron, en profunda interrelación, el dominio del
mundo material y la riqueza y el dominio espacial del hombre occidental, todo en
un proceso de "mundialización" cabal, que culminaría en la Edad
Contemporánea. La presencia humana en el Planeta comenzó un proceso de
expansión cuantitativa y cualitativa antes insospechable, con aumento de la
población y mejora de la calidad de vida.
La propia concepción contractualista de la sociedad y el gobierno ya referida es
una muestra de cómo la cultura se aparta más de la naturaleza, aunque sea con
el ánimo de someterla a la voluntad humana. La mundialización se mostró a

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