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Facultad de Derecho

Historia de la Cultura Jurídica

“Libertad Religiosa”

Por: José Antonio Verduzco Navarro


ID: 0205022
Maestro: Jorge Eduardo Medina Villanueva

Guadalajara, Jalisco a 26 de Abril de 2020

1
Sumario
INTRODUCCIÓN 2
COMO EMPEZÓ TODO 3
DIFICULTADES 6
AVANCES EN LA PROTECCIÓN CONSTITUCIONAL AL DERECHO A
LA LIBERTAD RELIGIOSA. 8
¿HOY EXISTE LA LIBERTAD RELIGIOSA? 12
¿QUÉ NOS ESPERA EN UN FUTURO? 15

Introducción

2
Con el afán de desarrollar una tesis sobre la institución de libertad religiosa
nos atrevemos a plantear una hipótesis que versará sobre la existencia de un mundo
contemporáneo y la no existencia de una regulación jurídica al respecto. Esto con la
finalidad de entender su relevancia en el mundo jurídico, su paso por la historia y las
distintas relaciones que se dan en la vida cotidiana, así mismo, la comparación de un
mundo, en el cual se regulan estas situaciones, como en un mundo, donde para el
derecho le es indiferente e irrelevante el acto de ejercer la libertad de creencia.

De tal forma pues, que, al terminar este estudio, se llegue a conocer a través
de riguroso análisis; los antecedentes históricos que conllevan esa relación entre
“Estado-Iglesias”, el significado de la libertad religiosa, la evolución que se ha
dado a lo largo del tiempo, la situación actual tanto en el marco internacional como
en nuestro país y finalmente, hacia dónde se dirige el Derecho en concordancia con
este fenómeno antropológico, es decir que se espera en un futuro para la humanidad
respecto a la protección de este derecho humano.

Cómo empezó todo

Se tiene conocimiento que desde las culturas prehistóricas el ser humano ya


sentía la necesidad de relegar ciertas cuestiones de su vida a determinados dioses,
Las primeras muestras de arte paleolítico 1 europeo fueron descubiertas en el último
tercio del siglo XIX en Francia y Suiza (1878) y en Altamira, España (1879). Las
discusiones que siguieron a los descubrimientos dieron pie a reconocer en la
humanidad en general, y a la prehistórica en particular, un rasgo fundamental: el
origen común de la religión y el arte. Muestra pues de que desde hace milenios el
humano ya tenía ciertas inclinaciones hacia lo sobrenatural. Más conocidas aún, son
las culturas como los; griegos, egipcios o romanos que tuvieron esta inquietud de
entender al mundo a través de un ser superior, es decir, creían firme y libremente en
que ciertas cosas eran inentendibles para los seres humanos y eso presuponía la
existencia de ciertos dioses.
Sin embargo no se tiene registro de la palabra “libertad religiosa” sino hasta
Tertuliano, nacido en Cartago, el cual en el S.III acuñó el término 2. (Cabe además
recalcar que la Iglesia Católica ha sido la institución precursora de este concepto,
pues en su concilio “Dignitatis Humanae”, la Declaración sobre la libertad religiosa

1 El arte religioso data de 35000 a 30000 A.C en Laugerie-Haute (Francia).


2 La libertad religiosa en el pontificado de Benedicto XVI, Alfonso Riobó, Ed. Palabra
3
reconoce un derecho fundamental e inalienable, conforma una garantía de los demás
derechos, mismos que están fundados en la Dignidad Humana).

Fue entonces en el año 313 d.C. El emperador Romano Constantino publicó


el Edicto de Milán, que estableció por primera vez la libertad de culto en un
documento jurídico, esto a consecuencia de las constantes problemáticas que se
sostenían entre romanos, cristianos y demás religiones. Recordemos que durante
varios años fueron los cristianos perseguidos con el intento de erradicarlos, pero fue
tal la lucha que permeó el espíritu cristiano en el Imperio, que tuvieron que
reconocer dicho derecho. Esto ilustra un poco la problemática que se ha tenido desde
siempre entre Estado y religiones.

Relacionado al tema de libertad religiosa, el autor francés Benjamin Constant


publicó un libro titulado “De la libertad de los antiguos comparada con la de los
modernos” que como lo dice el título es una distinción de estas dos libertades
entendidas bajo contextos diferentes pero que desentraña la importancia de estas
diferencias tan poco estudiadas y que han dado fruto para el entendimiento actual
acerca de libertad y en concreto libertad religiosa3.

Una primera, la que Constant llamó libertad de los antiguos, basada en la


conciencia colectiva y en la dignificación personal del hombre a través de su
inclusión en un grupo, en el que la identidad comunitaria es el principal valor
reconocido por la moral y protegido por el Derecho. Así, los antiguos construyeron
una sociedad cuya idea de libertad se cifraba en el reconocimiento orgánico del
Derecho al particular estatuto de los grupos familiares, estamentales, gremiales y en
general a todos los estamentos político-corporativos en que cada persona se
encontraba inserta; y en cuya inserción encontraba su dignidad, su honor y, en
definitiva, su libertad. Solo en este contexto se entiende la fascinación de los
antiguos, personal y colectivamente, por conservar la puridad en sus identidades
corporativas y en acreditar el arraigo de un linaje familiar, la vieja profesión de unas
creencias religiosas, la vinculación por generaciones a una determinada localidad o
poblamiento o al inmemorial desempeño de un arte u oficio, como inequívocos
gestos de desprecio de lo individual y de exaltación de un espíritu corporativo. 4

3 1 CONSTANT, Benjamin. «De la libertad de los antiguos comparada con la de los modernos» en
Escritos Políticos. Ed. Centro de Estudios Constitucionales. Madrid, 1989.
4 Ibídem
4
La segunda libertad “de los modernos” es la que nació con la era de las
Revoluciones Constitucionales junto con la nueva conciencia de individuo inherente
al movimiento liberal-constitucional. La libertad de los modernos se configura así
como una nueva libertad, de esencia individual e inherente a la dignidad de cada
individuo en cuanto que tal, no mediatizada por la pertenencia de éste a un
determinado cuerpo o grupo social de prestigio corporativo.
Dicha libertad reflejaba la importancia ejercida en el ser humano y en una de
sus características más esenciales, como lo es la dignidad. A esto pues, señala el
autor José María Cohelo que, es pues necesario entender que la libertad política de
facto está supeditada a la libertad religiosa, y es necesario pausar un momento y
reflexionar lo anterior, repito, sin libertad religiosa no hay libertad política en un
Estado, es tal la importancia pues de reconocer y regular debidamente este Derecho,
que fue materia de tantas guerras y conflictos políticos.
“Pocas veces se han afanado tanto los diplomáticos de media Europa en
definir y formalizar la libertad religiosa y su concepto jurídico-normativo como
durante las negociaciones que culminaron con la firma de la Paz de Augsburgo, allá
en 1555, o tras la Guerra de los Treinta Años a la firma de los Tratados de
Westfalia en 1648.

El concepto de libertad religiosa es, por tanto, mucho más antiguo que el
Estado constitucional. Ocurre, sin embargo, que esta libertad de religión demandada
por los europeos del siglo XVII, respondía a un ideal de libertad basado en él lo que
Constant llamó, con nítida precisión, «libertad de los antiguos». Libertad antigua
que demandaba bajo el concepto de «libertad religiosa», paradójicamente, lo que
hoy llamamos un Estado confesional intolerante; esto es, el reconocimiento y la
protección jurídica no del individuo sino de la comunidad política para confesar
colectivamente una religión, coincidente con el credo de su nuevo Príncipe
soberano.

Protestantismo

En el Siglo XVI se dio uno de los sucesos más importantes en tema de


libertad de religión, fue el movimiento religioso cristiano iniciado en Alemania por
Martín Lutero, que llevó a un cisma de la Iglesia católica para dar origen a
numerosas iglesias agrupadas bajo la denominación de protestantismo. La Reforma
tuvo su origen en las críticas y propuestas con las que diversos religiosos,
pensadores y políticos europeos que buscaron provocar un cambio profundo y

5
generalizado en los usos y costumbres de la Iglesia católica, además de negar la
jurisdicción del papa sobre toda la cristiandad5. El movimiento recibirá
posteriormente el nombre de Reforma protestante, por su intención inicial
de reformar el catolicismo con el fin de retornar a un cristianismo primitivo, y
debido a la importancia que tuvo la Protesta de Espira, presentada por algunos
príncipes y ciudades alemanas en 1529 contra un edicto del
emperador Carlos V tendiente a derogar la tolerancia religiosa que había sido
anteriormente concedida a los principados alemanes.

Dificultades

Como se sabe cientos de guerras ocurrieron con motivo de la religión, como


las Cruzadas,

“En la noche del 27 de noviembre de 1095 se acabó la tela roja era la ciudad
de Clermont, Francia; Urbano II, el «Papa de Oro», había abandonado sus
suaves modales y esgrimido el más formidable de sus recursos: la oratoria. Y
ante una muchedumbre entusiasmada, el ex monje de Cluny proclamó le
Guerra Santa contra los infieles. Sus palabras desencadenaron uno de los
movimientos más espectaculares y curiosos en la historia de la humanidad” 6.

En el S. XI se suscitó un evento similar en Europa (Querella de las


investiduras), entre Papas y Emperadores, donde se peleaba el control del mundo
conocido, en el fondo no era más que un enfrentamiento entre el poder civil y el
eclesiástico sobre la cuestión de sobre quien recaía la competencia del dominio del
clero. Concluyendo en un acuerdo entre la Santa Sede y el Imperio donde se
estableció la separación de facultades por parte del poder eclesiástico y las
facultades meramente civiles, derechos y atributos temporales, que le
corresponderían al imperio7.

Descubrimiento de América

5 Serrano, Rafael A. La reforma protestante


6 Historia Universal, Defensa de los Santos Sepulcros en la Edad Media, Pellini Claudio. 2014.
7 Introducción a la Historia de la Edad Media Europea, Emilio Mitre Fernández, Ed. AKAL, 2004.
6
Con el descubrimiento de América y correlativo al derecho de culto se
encontró con un nuevo paradigma, ¿Justificaba el sometimiento violento y el
exterminio de templos y lugares sagrados de los nativos la evangelización por parte
del Imperio Español? Quien se pronunció de manera tajante y concreta fue el
teólogo Francisco de Vitoria que en sus Relecciones Sobre los indios8 considerada
como la Carta Magna de la libertad de los nativos, dejó claro derechos y
obligaciones que correspondían tanto a conquistadores como conquistados, así como
la premisa de que no existiría la paz entre los hombres sino hasta en tanto proscriba
la guerra y la justicia impere en las relaciones internacionales.

A razón, Francisco de Vitoria señala que;

“Una vez establecido que no es licito comer carne humana, ni sacrificar


hombres, se plantea una cuestión moral, a saber, si pueden los príncipes
cristianos con su autoridad, hacer la guerra a los que tienen la sacrílega
costumbre de realizar estos nefandos sacrificios –Tal como ocurre entre los
bárbaros de la provincia de Yucatán en la Nueva España – y dado que sea
licito y que los príncipes puedan declarar la guerra por sí mismos, si lo
podrán hacer por autoridad del Sumo Pontífice.
La razón estriba en que no pueden ser claramente convencidos de que
obran mal y, por lo tanto, no pueden ser condenados jurídicamente, y como
nadie, sin ser antes condenado puede ser castigado, así tampoco se puede
constreñir por medio de la guerra o de la persecución a los pueblos que
incurren en tales pecados”.9
De las aportaciones de Francisco de Vitoria, el mundo intelectual contemporáneo
recibió una gran lección, pues quedaba fehacientemente demostrado por el intelectual
“padre de los indios” que mientras éstos no tuvieran conocimiento de la verdad cristiana, no
podían ser violentados de esa manera, pues como se sabe, vivían en un mundo de
ignorancia. A esto, siguieron diversas disputas, peleas, guerras y hasta genocidios por
cuestiones de creencia e ideología.

Es pues, menester señalar, que la antiquísima institución de libertad religiosa o de


culto es de tal importancia ser estudiada, pues muchos de los Estados durante la historia han
depositado- recargado su legitimidad en ciertas ideologías o religiones, y a causa de estas se
conducen conforme a lo que ellas mismas dictan, a decir, resulta demás recalcar que
mientras no exista protección a este derecho, el mundo se encontrara en continua y perversa
disputa.

8 Relecciones sobre los indios y el Derecho de Guerra, Francisco de Vitoria, Colección Austral.
9 Ibídem.
7
Avances en la Protección Constitucional al Derecho a la
Libertad Religiosa.

Las condiciones en las que se encuentra nuestro país actualmente, hacen


necesario el entendimiento de la libertad religiosa, como un derecho que ciertamente
se ha venido desarrollando lentamente, y cuyo reconocimiento constitucional no ha
tenido la suficiente relevancia, a lo que, parece pertinente empezar a exponer la
relación que existe entre Estado y el mencionado Derecho Humano.

En vista de lo anterior, es menester definir que un Estado laico es aquel que


atribuye y garantiza a cada individuo una igual libertad de conciencia y una igualdad
libertad religiosa, puesto que tiene como presupuesto ético una concepción de los
individuos como agentes morales soberanos, libres e iguales en dignidad de
derechos10. De tal manera que, el Estado asume una posición de vigilante neutro
frente a las distintas formas de agrupaciones y creencias, cultos e ideologías,
presuponiendo pues, el inexistente privilegio de unas sobre otras, protegiendo como
fin último, el bien común.

En virtud de lo anterior, el filósofo Rodolfo Vázquez añade que la laicidad no


se entiende como una inacción respecto de la garantía de la libertad religiosa, sino
que implica su intervención, lo cual puede traducirse en la abstención de realizar
conductas que menoscaben la libertad religiosa, o bien, la adopción de medidas
positivas que favorezcan su ejercicio11.
Por otro lado, la Libertad religiosa que está íntimamente relacionada con
derechos como la libertad de conciencia y libertad de pensamiento, entendida bajo la
delegación de la Santa Sede como “el derecho de creer, dar culto, proponer y
testimoniar la propia fe, así como, el derecho de cambiar de religión y de asociarse
libremente con otros con el fin de expresar las propias convicciones religiosas” 12

Conforme a las anteriores definiciones de Estado Laico y Libertad Religiosa,


podemos asumir la premisa de que el bien jurídico tutelado, mediante la libertad
religiosa, es la autonomía personal de determinar libremente la tenencia de una
10 Pierluigi Chiassioni, Laicidad y libertad religiosa. UNAM. Instituto de Investigaciones Juridicas, 2013.
11 Rodolfo Vázquez, Democracia y Laicidad activa. UNAM. Instituto de investigaciones jurídicas.
12 Riobó, Alfonso. La libertad religiosa en el pontificado de Benedicto XVI. Ed. Palabra 2013
8
ideología religiosa o no, bajo el supuesto de que, si es elegida cierta religión o
pensamiento, se pueda adecuar la vida conforme a tus creencias, es decir, configurar
tu plan de vida, por eso que dentro de tu esfera tan íntima, como lo es tu conciencia,
escoges creer y vivir. De tal manera que en el ámbito público y privado se te sea
reconocido dicha enunciación de tu voluntad.

Respecto a esto, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ha


precisado que el aspecto interno de la libertad religiosa es ilimitado, pues el Estado
no tiene facultades, herramientas ni medios para cambiar imponer o eliminar lo que
la persona desarrolla en su esfera más íntima13.

Pero esto no significa que por que este derecho se desarrolle en el fuero
interno del hombre no se encuentre protegido constitucionalmente, pues a su vez, la
SCJN también sostiene que la libertad religiosa se encuentra entrelazada con otros
derechos humanos, como lo son, la libertad de expresión, la libertad de reunión, la
libertad de enseñanza, la libertad de pensamiento, el derecho a la no discriminación.

Ubicado pues en el numeral 24 de nuestra Carta Magna se incorpora el


principio de libertad religiosa bajo las premisas de que a) todo hombre es libre de
profesar la creencia religiosa que más le agrade…b) La prohibición al Congreso para
dictar leyes que establezcan o prohíban alguna religión y c) La restricción para que
los actos religiosos de culto público se celebraren ordinariamente en los templos, y
que los que extraordinariamente se celebren fuera de éstos se sujetarán a la ley
reglamentaria.

De manera que en México el ejercicio de la libertad religiosa a través de la


historia ha sido identificado con rasgos de mucha intolerancia, pues en la mayoría de
las constituciones del S. XIX no se reconocía la libertad religiosa y en algunas se
imponía la religión católica como la oficial del mismo Estado, se encontraban así
mismo, disposiciones con frases como; “La religión católica, apostólica, romana,
es la única que se debe profesar en el Estado”14
Fue con el tiempo surgiendo cambios en las leyes que atribuían al clero
conocimiento de aspectos civiles como el matrimonio y cuestiones que
posteriormente se relegaron al Registro Civil. Al respecto cabe señalar que, el
cambio más relevante se dio con las Leyes de Juárez o Leyes de Reforma entre el
13 Ver Tesis la. LX/2007, publicada en el Seminario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo CCV,
febrero de 2007, de rubro: “LA LIBERTAD RELIGIOSA. SUS DIFERENTES FACETAS”
14 Constitución de Apatzingán, art. 1
9
año 1854 y 1857 donde se suprimieron importantes beneficios económicos y
políticos a la Iglesia principalmente. Posteriormente se empezó a aplicar estrictas
sanciones a las Iglesias por el año de 1924, provocando una de las batallas más
significativas del México Independiente, que se le llamó “Guerra Cristera” con
Plutarco Elías Calles como Presidente de la República, en contra de la Iglesia.

Derivado de las muchas restricciones hacia las instituciones religiosas


creadas en la CPEUM de 1917, se tomó la decisión de reconocer derechos y
obligaciones (Personalidad Jurídica) de las instituciones religiosas y que como
consecuencia en el año de 1992 se creó la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto
Público. Dicho contenido normativo se vio mejorado con la reforma Constitucional
de junio de 2011, donde se reconoció a los Tratados Internacionales con rango
constitucional los que tuvieran inmersos Derechos Humanos. De tal forma que, la
libertad religiosa como derecho fundamental no solo quedó reconocida por el art. 24
de la CPEUM, sino que también en todos aquellos Tratados Internacionales de los
que el Estado Mexicano formara parte.

Así pues, merece ser estudiado también este derecho en el ámbito


internacional, y la regulación que se tiene al respecto. Recordando que, a razón, sólo
serán reconocidos los Derechos Humanos que se encuentren en un tratado suscrito
por el Estado Mexicano.

I. Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos


I.I Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión;
este derecho incluye la libertad de tener o de adoptar la religión o las creencias de su
elección, así como la libertad de manifestar su religión o sus creencias, individual o
colectivamente, tanto en público como en privado, mediante el culto, la celebración de los
ritos, las prácticas y la enseñanza.
I. II i Nadie será objeto de medidas coercitivas que puedan menoscabar su libertad de
tener o de adoptar la religión o las creencias de su elección.
I. III La libertad de manifestar la propia religión o las propias creencias estará sujeta
únicamente a las limitaciones prescritas por la ley que sean necesarias para proteger la
seguridad, el orden, la salud o la moral públicos, o los derechos y libertades
fundamentales de los demás.
I. IV Los Estados parte en el presente Pacto se comprometen a respetar la libertad de los
padres y, en su caso, de los tutores legales, para garantizar que los hijos reciban la
educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones.

10
Se puede observar que dentro del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos15 se encuentra regulado el aspecto de que nadie puede ser sancionado
coercitivamente por el ejercicio del derecho de libertad religiosa, por ejercerlo en el fuero
interno, como al exteriorizarlo, contrastando con la CPEUM la cual es omisa respecto a
esto, además se señala que los padres o en su caso, tutores legales, podrán elegir la
educación moral o religiosa que más les acomode conforme a sus convicciones.

II. Convención Americana sobre Derechos Humanos


I. Libertad de Conciencia y de Religión.
Toda persona tiene derecho a la libertad de conciencia y de religión. Este derecho implica
la libertad de conservar su religión o sus creencias, o de cambiar de religión o de
creencias, así como la libertad de profesar y divulgar su religión o sus creencias,
individual o colectivamente, tanto en público como en privado.
II. Nadie puede ser objeto de medidas restrictivas que puedan menoscabar la libertad de
conservar su religión o sus creencias o de cambiar de religión o de creencias.
II.I La libertad de manifestar la propia religión y las propias creencias está sujeta
únicamente a las limitaciones prescritas por la ley y que sean necesarias para proteger la
seguridad, el orden, la salud o la moral públicos o los derechos o libertades de los demás.
IV. Los padres, y en su caso los tutores, tienen derecho a que sus hijos o pupilos reciban la
educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones.

En el transcrito artículo 12 Libertad de Conciencia y de Religión de la CADH


las medidas protectoras son parecidas a las del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos.

Otros Instrumentos jurídicos que valen la pena mencionarse por tratar de


encaminar a los Estados a un mejoramiento social-político respecto a este derecho
son; La Carta de las Naciones Unidas (1945) la Declaración sobre la eliminación
de todas las Formas de Intolerancia y de Discriminación Fundadas sobre la
Religión o el Credo (1981), mismas que como asevera Silvano Tomasi “fueron
formuladas como instrumento de prevención de la violación y de la humillación de
la persona humana que se habían verificado bajo los regímenes y las ideologías
totalitarias del nazismo y del comunismo y con los horrores de la segunda guerra
mundial”16.

15 Adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, 16 de diciembre de 1966. Entró en


vigor el 23 de marzo de 1976 y ha sido ratificado por 167 Estados.

16 Silvano Tomasi. The Vatican in the Family of Nations. Ed. Cambridge. 2017
11
Así pues, la comunidad internacional, consternada por estos hechos de brutal
inhumanidad dedicó esfuerzo y recursos para reflexionar sobre la libertad religiosa y
mismos argumentos que la sostienen, tristemente según el análisis elaborado por el
Instituto Pew Research Center17 sostiene que por lo menos el 75% de la población
mundial tiene restricciones en materia de ejercicio de la religión, la misma
institución recientemente aseguró que los estadounidenses cerca de dos terceras
partes quieren a las iglesias y otros cultos fuera de la política, también que, tres
cuartos afirman que las iglesias no deberían favorecer a ningún candidato
(posteriormente ahondaremos más sobre las consecuencias de dichas estadísticas)

¿Hoy existe la libertad religiosa?

En el panorama actual mexicano podemos observar que, de manera general,


se respetan los derechos de culto y libertad religiosa-, es decir, podemos observar de
manera genérica que las agrupaciones religiosas tienen actividad libre dentro del
territorio mexicano, a su vez, el individuo se encuentra en facultades de decidir
libremente su religión o de abstenerse de tenerla, relacionado a que, de decidir tener
cierta religión se encuentra en condiciones de que en su actuar cotidiano, no reciba
discriminación alguna. Claro está que, existen situaciones (las pocas) donde en un
salón de clase se reproche, por parte de los alumnos, el ejercicio diferente de sus
convicciones teológicas o ateas de algún compañero.

Pero ¿Es así de simple la libertad religiosa?, la respuesta es no, pues como
afirma Alfonso Riobó “la libertad religiosa no puede reducirse a la mera
“tolerancia” religiosa, pues se puede entender como simple posibilidad de aceptar
o permitir las creencias religiosas que no son conformes con las de uno mismo”
podríamos pues afirmar que, la aceptación o tolerancia es un punto de partida, pues
no existiría garantía alguna de tolerancia sin un “reconocimiento efectivo de la
libertad religiosa”18
A esto, constriñe su señalamiento el que, la libertad religiosa abarque actos
internos y externos, y que como actos externos debemos entender como señalaba el
Papa Benedicto XVI en la misma sede de la Organización de las Naciones Unidas
(ONU) qué; “No se puede limitar la libertad religiosa a al libre ejercicio de culto,
sino que se ha de tener debida consideración la dimensión pública de la religión y,

17 Pew Research Center Religion & Public Life


18 Riobó, Alfonso. La libertad religiosa en el pontificado de Benedicto XVI. Ed. Palabra
12
por tanto, la posibilidad de que los creyentes contribuyan a la construcción del orden
social”19.

En concordancia podemos observar que la libertad religiosa se compone a su


vez de; dos elementos, uno individual y otro colectivo, el primero se desprende de la
Dignidad de la persona, pues refleja la voluntad de éste y el segundo se sostiene bajo
el derecho de asociación, pues obedece a la premisa de que las personas en su
actividad social, necesitan expresar sus ideas, creencias e ideologías, respetando
siempre derechos de terceros. Así mismo el Estado con el reconocimiento de este
derecho promueve la convivencia pacífica entre los miembros de una sociedad, que
comparten creencias religiosas, así como, convicciones morales y éticas.

En la misma guisa de ideas, afirmar que hoy existe un eficiente ejercicio del
derecho a la libertad de religión en el mundo, sería una aseveración falsa, pues en un
mundo actual donde existen guerras y no se respetan derechos humanos en la
mayoría de los países, sería como ir en contra de la lógica y la razón, pero por lo
que, al retomar la relevancia del tema, me gustaría hacer una comparación de un
mundo donde la regulación jurídica sobre este derecho fuere inexistente en orden de
poder ver si existe cierta relevancia por los países que conforman nuestro planeta y
cuáles serían tales consecuencias.

Hablar de que la libertad religiosa no es un derecho humano va en contra de


los principios más fundamentales del ser humano, pues se sabe que, desde el
cristianismo la libertad de ejercer el derecho a escoger tu religión y profesarla era
simplemente una característica inherente al ser humano, a lo que al respecto y ante
la presente secularización agresiva aparece de buena manera el decreto conciliar
Dignitatis Humanae20 el cual respecto al derecho de la persona y de las comunidades
a la libertad social y civil en materia religiosa expone que en tiempos donde la
persona es más consciente de su dignidad como persona, aumenta razonablemente
las exigencias de los civiles al Estado para que de manera justa se reduzcan las
sanciones y se amplíen la libertad para ellos y para las asociaciones.

“Este Concilio Vaticano declara que la persona humana tiene derecho a la libertad
religiosa. Esta libertad consiste en que todos los hombres han de estar inmunes de
coacción, tanto por parte de individuos como de grupos sociales y de cualquier

19 Benedicto XVI, discurso en el encuentro con los miembros de la Asamblea General de la


Organización de las Naciones Unidas, Nueva York, 28 de abril de 2008
20 Declaración Dignitatis Humanae sobre la libertad religiosa
13
potestad humana, y esto de tal manera que, en materia religiosa, ni se obligue a
nadie a obrar contra su conciencia, ni se le impida que actúe conforme a ella en
privado y en público, sólo o asociado con otros, dentro de los límites debidos”21.

A su vez, la declaración señala que, en aras de buscar la verdad, el ser


humano debe tener los medios necesarios para encontrarla conforme a su dignidad,
sirviéndose de la educación, de la comunicación o el diálogo, ayudándose de las
personas que entiendan de estos temas y ayudando a las otras más, que, aún no la
han encontrado.

Imagínense un mundo donde las personas son reprimidas por sus elecciones,
los padres o tutores no pueden llevar a sus hijos a escuelas que compartan los
mismos valores religiosos y morales, porque simplemente no existen, la libertad de
profesar su religión se ve impedida por la ley, toda vez que, las comunidades
religiosas están prohibidas y la divulgación de la fe religiosa está altamente penada
por el Estado. Se debe abstener toda persona de realizar cualquier acto tendiente a
evangelizar a compartir o persuadir a las demás personas de sus pensamientos e
ideologías. Al Estado simplemente no le importa la naturaleza social del hombre y
contrario a contribuir a su pleno desarrollo y al bien común, hace lo imposible para
que la vida gregaria se dé de la mejor manera.

Lo anterior parece sacado de una novela de ficción, una novela como la del
Señor del Mundo22 donde lo último que se respeta en la sociedad y en el mundo
entero es la libertad religiosa, pues los pocos que se atreven a permanecer fieles a
sus creencias son perseguidos por los seguidores de la razón y de un “villano”
llamado Felsenburgh, quien a lo que viene al mundo es precisamente, a acabar con
todas las ataduras del ser humano a lo más trascendente de sus vidas que es su
propia dignidad humana.

Es pues esta historia la representación de un Estado al que simplemente no le


interesa que sus connacionales participen y se desarrollen plenamente como
personas en el ejercicio de sus derechos. Donde la fuerza del materialismo
secularista, relativismo y control estatal triunfan en cualquier ámbito. En un Estado
como éste, esta demás mencionar que problemáticas como el aborto, la eutanasia y
cualquier delito cometido contra la religión está permitido, todo esto viene a
consecuencia de que la comunidad se ve reprimida en sus aspectos más íntimos, al
21 Ibídem
22 El Señor del Mundo. Robert Hugh Benson. 1907 Ed. Astor
14
no estar reconocidos en la ley se ven vulnerados de forma irreversible. Pues
prevalece en este Estado un humanismo violento y hostil hacia las instituciones
religiosas.

¿Qué nos espera en un futuro?

La religión toma el día de hoy, contrario a lo que varios creen, relevancia en


temas políticos , se ve en los medios de comunicación y muchos de los movimientos
políticos como México Libre, entre otros que encuentran su explicación en un
revivir religioso , donde se clama una moralidad y una necesidad de entrar al Estado
de Derecho que se merecen los mexicanos por lo que en un contexto como el actual,
cabe mencionar que no hay contradicciones entre derechos humanos, libertad de
religión y práctica religiosa. Por tanto, los obstáculos al ejercicio del derecho a la
libertad de religión han de ser apartados. Se trata de obstáculos administrativos,
como regulaciones restrictivas y prejuicios y disfunciones del sistema judicial; de
obstáculos ideológicos como la secularización agresiva, la exclusividad de una sola
religión constitucionalmente sancionada. Resulta oportuno por tanto especialmente
en las sociedades contemporáneas multireligiosas, desarrollar un cuadro jurídico
sistemático para el ejercicio de la libertad de religión en una comunidad y como
comunidad.

Cabe además señalar que es necesario la reflexión y el diálogo sobre estos


temas en instancias tanto internacionales como nacionales pues se trata de uno de los
valores más fundamentales del ser humano, como lo es la libertad religiosa, es
asegurar pues una convivencia pacífica en un mundo como el de hoy, creo que vale
la pena luchar por su protección y efectivo reconocimiento en nuestro país y en todo
el mundo, y que a consecuencia se deba respetar, proteger, garantizar y promover
dicho derecho humano, así mismo con los principios de universalidad,
indivisibilidad, interdependencia y progresividad además de prevenir, investigar,
sancionar y reparar las violaciones a dicho derecho humano. Dichas premisas
enunciadas en virtud de que como se ve el panorama mundial, el riesgo de que la
civilización pueda caer nuevamente en guerra como las del S.XX constriñe a los
Estados, y a los ciudadanos a cuidar con extrema cautela el tema de un derecho
humano tan relevante como es la libertad de religión, entendida pues, siempre, en su
aspecto interno como externo. La evolución de dicho derecho se verá contrastada
por el surgimiento de nuevas ideologías, religiones, y descubrimientos científicos,

15
más sin embargo el Estado no debe mantenerse al margen, descuidando las
situaciones individualizadas en las que se afecte este derecho, sino por el contrario,
proveer de los medios necesarios para el correcto ejercicio de este derecho
inalienable al ser humano.

Bibliografía

16
Benson, R. (1907) El señor del Mundo. Editorial Astor.

Chiassioni, P. (2013). Laicidad y libertad religiosa. UNAM. Instituto de


Investigaciones Jurídicas.

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