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Revisando las obras de tratadistas de ayer y de hoy, encontramos que no hay consenso o acuerdo
sobre el origen del Derecho y cuya historia, sin duda, tiene vieja data. Quienes trabajamos en la
especialidad de Historia del Derecho y la enseñamos nos encontramos con diversidad y
pluralidad de planteos. Hay un océano de teorías, enfoques, doctrinas y apreciaciones que hacen
difíciles y complicados su enseñanza y aprendizaje.
De ahí que, debido a la necesidad de buscar una explicación racional, breve y factible de acuerdo
con los modernos estudios de la historiografía, podemos afirmar que el Derecho es producto de
una evolución del nivel cultural de diversos pueblos en lugares y tiempos diferentes. Ello
sustentado en la primigenia idea del jurista alemán Friedrich Karl von Savigny (1779-1861) en
sentido de que cada pueblo genera su propio Derecho.
Recordemos que este conspicuo maestro de Derecho romano en las universidades de Hamburgo y
Berlín fue creador de la Escuela Histórica del Derecho o “movimiento pandectista” (Pandectas o
Digesto del Corpus Iuris Civilis, del emperador bizantino Justiniano, 482-565 d. C). Y fue quien
caracterizó al Derecho romano como el primer gran sistema jurídico en la historia de la
humanidad.
Esto fue así porque él no llegó a conocer de la existencia y extraordinarios logros jurídicos de los
sumerios y babilónicos. En efecto, la producción legal mesopotámica fue descubierta a inicios del
siglo XX, después de 50 años de que falleció Von Savigny.
En este contexto, no cabe duda, el primer gran logro jurídico integral en la historia de la
humanidad es el Código de Hammurabi, elaborado por este sexto rey babilónico (1728-1686 a.
C) de la primera dinastía que gobernó Mesopotamia por 40 años en el siglo XVII antes de Cristo.
Teniendo en cuenta los dos grandes aportes jurídicos, de los babilónicos y de los romanos, vamos
a dividir el origen del derecho en tres grandes etapas. Se hace solo con fines metodológicos y
pedagógicos pero con criterio estrictamente histórico-jurídico, es decir, uniendo ambos elementos
en uno solo: la historia y el Derecho. Ello nos permite mejor análisis, estudio y comprensión del
tema. Estas etapas son:
1. Normas morales orales prejurídicas-prehistóricas (Prehistoria sin derecho: normas
consuetudinarias).
2. Normas morales-jurídicas históricas: Derecho consuetudinario.
3. Normas jurídicas escritas (Derecho).
En consecuencia, la primera etapa de las “normas morales prejurídicas-prehistóricas” está
totalmente alejada de la concepción del Derecho y de la historia. En su caso, las “normas
morales-jurídicas históricas” constituyen el nacimiento y consolidación del “Derecho
consuetudinario”. Bien sabemos que este singular derecho oral da paso, relativamente en poco
tiempo, a las normas jurídicas escritas, vale decir, al Derecho propiamente dicho y que
corresponde a la tercera etapa, siendo ésta, a su vez, el inicio de la amplia y complicada historia
general del Derecho.
En este orden de ideas, debemos precisar que, definitivamente, en la primera etapa no hubo
Derecho de acuerdo con el planteo del jurista español Luis Recaséns Siches (Guatemala 1903-
México 1977), quien afirmó: “…es verdad que tampoco es Derecho un sistema de normas, ora
puramente ideales, ora elaboradas positivamente por los hombres en una cierta situación histórica
y de las cuales se predica vigencia formal pero que en conjunto aún no han obtenido realización
efectiva, es decir, que no son de hecho cumplidas regularmente. Tales normas carentes de
realización fáctica regular no son Derecho. Serán a lo sumo una pretensión de Derecho. Podrán
ciertamente tener forma jurídica, pero no Derecho en la significación genuina de esta palabra”
(1).
De ahí que el famoso antropólogo estadounidense Paul James Bohannan (1920-2007) apuntó: “El
Derecho debe ser distinguido de las tradiciones y de las modas y más específicamente de la
norma social y de la costumbre moral” (2). Por eso, buscando la cientificidad del Derecho, el
renombrado jurista austríaco nacionalizado estadounidense Hans Kelsen (1881- Berkeley,
California 1973) señaló enfáticamente: “La ciencia del Derecho ha tomado en préstamo de la
filosofía moral la noción de obligación, pero entre una obligación jurídica y una obligación moral
hay la misma diferencia que entre el Derecho y la moral” (3).
Normas morales orales prejurídicas-prehistóricas
Sin duda, las organizaciones más primitivas de los humanos fueron las hordas y, luego, los
clanes. En ambas formas de convivencia, imperó el “orden” del más fuerte, del más bruto –
físicamente– y, consecuentemente, se impuso la justicia directa utilizando los propios medios en
el ámbito de la venganza personal o privada.
Ahora bien, en un determinado momento de la historia este hombre brutal que impuso su
voluntad por la fuerza se vio en la imperiosa e insoslayable necesidad de incorporar a su lado –
para compartir el poder– a un pariente o al adversario, que, no obstante, de ser débil físicamente,
tenía poderes mágicos como consecuencia de cierto control de los hechos de la naturaleza.
Ello fue producto de la observación y experimentación y conocimiento y relativo dominio de lo
natural después de vivir años solitariamente o subsistir aisladamente en cuevas o montañas
inaccesibles. Estos hombres fueron, pues, los brujos, hechiceros o primitivos “anacoretas” que
desarrollaron una serie de creencias mágico-religiosas.
Estas personas se encargaron de promover y difundir oralmente, de generación en generación, las
primeras formas de vida temiendo a esas creencias mágico-religiosas (panteísmo y politeísmo, al
comienzo) como costumbres (mores) para lograr dominio e imperio sobre los demás.
De esta manera, en cada grupo humano había, de un lado, el hombre fuerte (jefe, luego rey) para
defender a los demás que se cobijaban bajo su manto protector y, de otro lado, el brujo o
hechicero (sacerdote) que imploraba a los dioses creados por la naturaleza (fenómenos físicos y
fuerza, rapidez de movimiento y ferocidad de determinados animales), con los cuales él se
comunicaba con la finalidad de buscar y lograr protección para el jefe, en particular, y para el
pueblo, en general.
Ambos personajes –jefe y sacerdote– tenían poderes absolutos y estaban por encima de los
“mores” o costumbres y, obviamente, de los demás integrantes del clan. Posteriormente, rey y
sacerdote hicieron extensivas sus facultades, excepciones y dominios a sus descendientes y
allegados, creando familias “privilegiadas”. Por ejemplo, patricios en Roma y panakas en el
Tawantinsuyo (Estado inca o quechua).
Finalmente, ésta fue una etapa de la prehistoria de la civilización donde todo fue oral, puesto que
no había escritura y, asimismo, no hubo atisbo alguno del elemento Derecho. He ahí la inmensa
confusión que arrastramos del pasado y que se solucionó con la fácil abstracción general que
hicieron los antiguos tratadistas de incluir en el Derecho consuetudinario todo lo que el hombre
elaboró física o intelectualmente para imponer el orden, mediante la fuerza bruta o el miedo.
En otras palabras, primero, la costumbre de obedecer al que tiene fuerza física y, luego, al que
tiene comunicación con los dioses y la naturaleza: magos y hechiceros. De ahí, con justa razón, la
advertencia que hace el tratadista español contemporáneo Ángel Latorre Segura, profesor de
Derecho romano de la Universidad de Barcelona: “Estas reflexiones sobre el Derecho en las
comunidades primitivas iluminan claramente las graves dificultades con que tropezamos al querer
dar un concepto general del Derecho, o sea, al querer decir qué es el Derecho en todas las épocas
y en todas las situaciones posibles” (...) “El problema de qué debe entenderse por Derecho en los
pueblos primitivos es teóricamente más complicado, aunque su alcance práctico sea muy
reducido” (4).
Dicho sea de paso, por ejemplo, el profesor de Historia de Derecho Peruano, Francisco José del
Solar (Lima 1945), siguiendo a su maestro y reconocido jurista Juan Vicente Ugarte del Pino
(Lima 1923), sostiene que no hubo Derecho inca y que los quechuas llegaron a una situación
intermedia o de transición (prederecho) al establecer “formas” sumamente efectivas de regulación
y control social (la reciprocidad, la mita, la redistribución de excedentes, el control vertical de la
producción y los ecosistemas, etcétera), sin llegar a ser propiamente derecho (5).
En otras palabras, siguiendo el axioma iushitórico de Von Savigny de que cada pueblo genera su
propio Derecho, los incas estaban en camino de superar esta primera etapa, con el gran obstáculo
de ser un pueblo ágrafo, como también lo fueron los pueblos conquistados y dominados por ellos
en su corta existencia de, aproximadamente, 250 a 300 años (Vid. Jurídica N° 225, de 18-11-
2008).
Algo más, el planteamiento del profesor de la Universidad Garcilaso de la Vega se sustenta en los
modernos estudios de la etnohistoria de John Víctor Murra (Odesa 1916-Nueva York 2006),
famoso etnohistoriador ucraniano nacionalizado estadounidense, quien hizo grandes aportes y
sustanciales cambios en la historiografía andina, en general, e incaica, en particular y en aportes
difundidos y profundizados con singular maestría por los profesores peruanos de historia, como
María Rostworoski de Díez Canseco (Barranco, Lima, 1915) y Franklin Pease García-Yrigoyen
(1939-1999), entre otros.
2. El territorio.
El segundo elemento constitutivo del Estado es la población, es decir, la comunidad humana
asentada en su territorio y que se halla subordinada a su autoridad. Aquí aparece la
problemática de la nación, así como la relación entre la nación y el Estado.
La nación puede caracterizarse de modo genérico como un grupo social relativamente extenso
cuyos integrantes poseen un sentido de pertenencia a él debido a rasgos culturales y a
una conciencia histórica comunes, Los integrantes de una nación tiene una conciencia más o
menos explícita, según los casos, de formar parte de una comunidad distinta a las demás. Esta
conciencia nacional implica la identificación con valores culturales comunes, así como
vínculos efectivos de solidaridad entre los integrantes de una nación. La nación se define, por
lo tanto, en términos esencialmente socio culturales e históricos. Ello significa que a pesar de
la diferenciación social y económica que haber al interior de una nación, subsisten vínculos
comunes que establecen la solidaridad nacional. Es decir que las diferencias entre las castas,
los estamento y las clases sociales que hay en una nación no impiden el desarrollo de la
conciencia y el sentimiento de pertenecer a una comunidad nacional distinta a las demás. La
nación es un fenómeno colectivo en el cual puede coexistir la heterogeneidad de subgrupos,
con intereses sociales y económicos específicos, con la homogeneidad de la conciencia y el
sentimiento nacional. Es por ello que la nación es una comunidad integradora frente a los
subgrupos que la conforman.
Ahora bien, la población del Estado puede estar constituida por una sola nación o ser
multinacional. En la actualidad hay muchos Estados multinacionales, como por ejemplo el
caso peruano, el británico, el belga, el suizo, entre otros, cuyas respectivas poblaciones
pertenecen a grupos nacionales distintos. Aún cuando la autoridad política del Estado se
impone sobre diversos grupos nacionales que coexisten en su territorio, con frecuencia las
relaciones entre ellas son tensas y en casos extremos conflictivas. En los Estados
multinacionales, el conflicto interno puede poner en peligro la estabilidad política, al parecer
movimientos separatistas que buscan constituir un Estado autónomo. En algunas ocasiones,
los movimientos separatistas llevan a cabo la lucha armada en forma de guerrilla
y terrorismo para alcanzar la ansiada independencia nacional, como es el caso de los vascos.
Por lo expuesto, puede apreciarse que todo Estado se sustenta por lo menos en una nación,
aunque con cierta frecuencia se desarrollan Estados multinacionales. También es claro que
aunque no hay estados sin base nacional, si puede haber naciones sin Estado. Como fue el
caso de la nación hebrea antes de la creación del Estado de Israel en 1948, y el de la nación
palestina que hasta el presente no ha logrado constituir un propio Estado. En suma, la nación
es una condición necesaria pero no suficiente para la formación del Estado; para ello hacen
falta un territorio y una autoridad gubernamental, esto es, un gobierno.
3. La población.
4. La autoridad.
El tercer elemento constitutivo del Estado es la autoridad, es decir, la relación de
supraordinación y subordinación que se da entre la élite política y el resto de la sociedad.
La élite política impone coercitivamente su autoridad, valiéndose para ello de las normas
jurídicas. Como se sabe, las normas jurídicas se imponen coercitivamente en la medida que su
violación faculta a los Órganos del Estado a aplicar sanciones. La autoridad se ejerce a través
de dichas normas y a ellas apelan los gobernantes y el aparato administrativo para encauzar
la conducta de las masas.
Las normas jurídicas establecen lo que debe de hacerse, aunque su cumplimiento nunca se a
plenitud. En la medida en que un Estado la mayoría de la población acate dichas normas se
dice que tiene eficacia.
La autoridad política es, en ese sentido, reguladora de la conducta de los integrantes de un
Estado, ya que las normas motivan su conducta.
En el Estado, los hombres se hallan sometidos al sistema jurídico establecido y aplicado por
la élite y el aparato burocrático. Naturalmente que dicho sistema no es neutral con respecto a
los intereses de los diversos grupos y clases existentes en una sociedad determinada. Es
justamente a través de él que los grupos hegemónicos en una sociedad imponen
coactivamente su voluntad. La autoridad de los gobernantes, apoyados en un aparato
de violencia institucionalidad (tribunales, fuerza represiva, cárceles, etc.), pueden aplicar
sanciones previstas por el sistema jurídico.
Es pertinente señalar que la autoridad de la élite política en el Estado es
de carácter institucional. Vale decir, que no hay que confundir a las personas que
circunstancialmente ejercen dicha autoridad con la autoridad misma que pertenece a la
comunidad política que llamamos Estado y que existe en el marco de un proyecto global de
los grupos hegemónicos en una situación dada. Las personas que integran la élite cambian,
pero la autoridad institucional del Estado no por ello desaparece, salvo en los casos en que
dicho cambio vaya acompañado de la disolución del Estado por causas diversas, como por
ejemplo, una guerra civil, o el sojuzgamiento ante otro Estado.
Finalmente, la autoridad del Estado es soberana, es decir que se erige como autoridad
suprema en su territorio y como autónoma en la comunidad internacional. Ello significa que
la autoridad estatal es jurídicamente superior a la de cualquier otra institución en su ámbito
territorial. En el ámbito internacional, la soberanía se expresa en el hecho de que las
autoridades de un Estado no tienen la obligación jurídica de cumplir órdenes de otros
Estados.
En suma, el Estado es una unidad política constituida por una comunidad humana nacional o
multinacional, fijada en un territorio determinado, en la que existe un orden jurídico
establecido y mantenido por una élite que monopoliza la autoridad institucionalizad, dotada
con poderes de coacción.
3. En las primeras etapas del desarrollo social, los hombres lograban con gran dificultad
obtener de la naturaleza los bienes indispensables para la satisfacción de sus necesidades
más apremiantes. En estas condiciones precarias, la supervivencia colectiva exigía el
trabajo de todos los miembros de la sociedad aptos para él.
El trabajo productivo generalizado era necesario para mantener y reproducir a
estas sociedades que se desarrollaban en un horizonte de escasez que las amenazaba
permanentemente. Los bienes producidos colectivamente eran también distribuidos
colectivamente. El producto social estaba destinado al consumo inmediato de los miembros
de la colectividad en su conjunto.
Esta situación de extrema pobreza empezó a modificarse con la aparición de la agricultura y
la ganadería, al posibilitarse un excedente relativo de la producción con respecto a las
necesidades primarias de la colectividad.
De este modo, el producto social va a dividirse en dos partes: el producto necesario, que son
los bienes sin cuyo consumo los miembros de la colectividad no podrían sobrevivir, y el plus
producto constituido por el excedente generado por el desarrollo económico.
La aparición del plus producto en las sociedades constituyó una transformación radical en las
condiciones de vida para nuestra especie, ya que por primera vez los seres humanos
adquirieron un control relativo de sus propias condiciones de vida al estar en la posibilidad de
acumular una parte del producto social y no depender así exclusivamente de lo producido en
cada circunstancia concreta. La producción y la acumulación van a ser a partir de ese
momento dos aspectos indisolubles ligados en la vida económica de las sociedades humanas.
¿Qué consecuencia va a tener la aparición del plus producto para el desarrollo posterior de la
sociedad?. Por lo pronto, ya hemos visto que los hombres logran un control mayor de sus
condiciones de vida, al haber una abundancia relativa de bienes en comparación con lo que
ocurría en el período anterior.
Pero, por otro lado, la aparición del plus producto va a ser una fuente generadora de
conflictos sociales, ya que se va a desencadenar una lucha entre los miembros de la
comunidad a fin de apropiarse de él. El plus producto se convierte por decirlo así, en el botín
cuya apropiación es disputada por diversos individuos y grupos que pretenden acumularlo
privadamente.
Como resultado de esta lucha va a haber vencedores y vencidos, introduciéndose así en las
comunidades la diferenciación social entre quienes poseen un status de superioridad, poder y
prestigio y quienes se hallan subordinados a ellos. Quienes logran apropiarse del
plusproducto van a constituirse en el grupo hegemónico de la sociedad, mientras que los
demás van a formar parte de los dominados.
De esta manera nace el fenómeno de la estratificación social, es decir, la organización de la
sociedad a partir de dos o más grupos jerárquicos articulados que se relacionan entre sí en
base a la dominación y la subordinación. Como se sabe, las ciencias sociales contemporáneas
distinguen diversos sistemas de estratificación según se sustenten en las castas, los
estamentos o las clases. Dichos sistemas socio culturales, mostrando una gran variedad y
complejidad.
Al dividirse la sociedad en grupos hegemónicos y dominados, se da también una división del
trabajo entre ellos. Los grupos hegemónicos van a desempeñar las funciones de organización
y control de la actividad económica, mientras que los dominados van a constituir el grupo de
los trabajadores directos, es decir, de aquellos que ejecutan de modo inmediato la tarea de
crear el producto social. Aparece entonces la dualidad entre quienes dirigen y quienes
ejecutan la actividad productiva, con la consiguiente desigualdad entre ellos. Las relaciones
de dominación y subordinación señaladas serán a su vez, también, una fuente adicional de
conflictos sociales que puede hacer peligrar la estabilidad de la sociedad en su conjunto. Es
precisamente en estas circunstancias en que se produce el tránsito de las sociedades sin
Estado a las sociedades con Estado, al aparecer el grupo social que va a desempeñar de modo
exclusivo las funciones de integración y control en la sociedad desgarrada por conflictos
internos.
Este grupo, los gobernantes, empleando los más diversos medios que van desde
la negociación a la aplicación de la violencia, van a tener por tarea fundamental
el mantenimiento y la reproducción de las relaciones de dominación y subordinación aludida
líneas arriba. A partir de ese momento, los conflictos entre el grupo hegemónico y los
dominados van a ser encuadrados en una comunidad política, en la cual se institucionalizan
los roles de quienes son titulares de la autoridad y de los que están subordinadas a ella.
2. Función Legislativa.
Tiene por finalidad asegurar la ejecución de las leyes y el funcionamiento de los servicios
públicos, proveyendo a las necesidades del grupo social. Pero estos propios
de administración no suelen darse por suerte del azar; de allí que los actos de administración
van relacionados con otros actos, como los de reglamentación de las leyes, acto
administrativo este que contiene de alguna manera una función legislativa, que siendo propia
del Órgano legislativo, le resulta necesario a dicho Órgano, a efectos de que para el
cumplimiento cabal de su función eminentemente administrativo se vea cumplida de manera
efectiva. En materia de regulación del orden público propio, hasta la regulación de los
servicios públicos básicos, contribuyendo estas facultades al llamado poder de policía.
Entre los otros actos administrativos que le son propios al Poder Ejecutivo, son los actos
políticos, que no son necesariamente legislativos, entre los que se encuentran las leyes de
amnistía; también se encuentran los actos diplomáticos, que son actos "sui generis", del que
se participa de la función administrativa y de la legislativa, pues son concretos y a la vez fijan
normas de derecho que prevalecen sobre las leyes nacionales.
Resulta necesario distinguir entre los actos de gobierno y los actos administrativos, pese a que
ambas clases de actos son del resorte del mismo poder del Estado. Los actos administrativos
son recurribles y revocables, mientras que los actos de gobierno son de naturaleza
eminentemente política, por lo que no puede pedirse su revocatoria. Los primeros son
regulados, son de función rutinaria para cumplir con los servicios públicos, con los de orden,
de policía o de sanidad, etc. En tanto que los actos políticos son eminentemente
discrecionales, inspirados en las altas necesidades del Estado o en la defensa de un régimen.
3. Función Administrativa.
4. Función Jurisdiccional.
Consiste en obtener en casos concretos una declaración del derecho existente, mostrando que
se reúne las características previstas por la norma, como sucede con la declaración de
herederos, por ejemplo. Que indudablemente incluye las acciones coactivas de las sentencias
para su cumplimiento. La declaración contenida en una resolución se obtiene
mediante proceso (judicial).
Resulta impropio denominarlo función judicial, porque a veces no es ejercida por el cuerpo de
magistrados, cuyo conjunto constituye el Poder Judicial. Si bien éste es el encargado de
ejercerla, no la ejerce completamente, ya que ciertos actos administrativos jurisdiccionales
son efectuados por autoridades administrativas o por tribunales privativos.
Por su parte Silva Santisteban, en su obra "Fundamentos de Ciencia Política", manifiesta que
la autoridad estatal, la que es ejercida por la élite política, tiene dos funciones esenciales, la
arbitral y la administrativa.
En cuanto se refiere a la función arbitral, dicho autor hace un análisis filosófico de la
organización social en términos globales, a partir de los intereses hegemónicos sobre los
propios del resto de la sociedad, que resultan ser los dominados; en tal sentido, la élite
establece y reproduce, mientras el resto de la sociedad lo permita, un aparato político
burocrático que garantiza su supervivencia como totalidad. Como ya hemos señalado que en
las sociedades estratificadas en clases o estamentos aparecen conflictos sociales que sólo
pueden ser regulados por una autoridad que se eleve por encima de los intereses particulares.
Desde luego que, la autoridad estatal resuelve los conflictos a favor de los intereses globales
de los grupos hegemónicos en cada sociedad.
La élite política se convierte así en reguladora de los conflictos sociales, buscando hallar
fórmulas de compromiso que, manteniendo intactas las bases del sistema social, alejan el
peligro de las luchas frontales. En esto consiste la función arbitral del Estado; que desde
luego esta función no es neutral, sino que se halla comprometida con los sectores dominantes
de la sociedad.
Pero la élite no sólo debe arbitral entre los grupos dominantes y los dominados, sino también
puede darse el caso que tenga que hacerlo entre diversas fracciones de los propios grupos
dominantes; cuyos conflictos internos puede resultar ser más peligrosos para sus intereses
comunes, que los conflictos con las masas.
Pero dicha élite política no sólo cumple una función arbitral al resolver conflictos internos,
sino que también es responsable del manejo de los conflictos externos. Es decir, la defensa
nacional y las relaciones diplomáticas son otras de las múltiples tareas que debe afrontar.
En suma, en el desempeño de la función arbitral, la élite política regula los conflictos
potenciales o reales que se dan en el ámbito interno y externo del Estado. Pero allí no se agota
su función, pues, en efecto hay que añadir la función administrativa, la misma que es
desempeñada por la élite política al ocuparse con la marcha general de los asuntos públicos.
Para ello se crea Órganos específicos y se dan normas destinadas a reglamentar el desarrollo
de la sociedad en su conjunto.
En tanto que en todo Estado hay problemas económicos, de defensa, judiciales, de control de
los recursos naturales, de salubridad, alimentación, educación, comunicación, etc., la élite
política no sólo tiene la tarea de garantizar la supervivencia y reproducción del orden social
existente, sino que también tiene que velar, con mayor o menor eficacia y equidad, según los
casos, por la realización de ciertas actividades necesarias, para la sociedad como totalidad,
ensayando fórmulas para atenuarlos o eventualmente solucionarlos. El prestigio o
desprestigio de las élites de las élites está estrechamente ligado al éxito o fracaso de
tales ensayos.
En síntesis, termina diciendo Silva Santisteban, la élite política desempeña dos funciones
esenciales: la arbitral y la administrativa, para cuyo cumplimiento se apoya de un aparato
burocrático, que en determinadas circunstancias puede auto nominarse y, en casos extremos,
llega a apropiarse de la autoridad estatal.
Comentario:
Es importante conocer el surgimiento del Estado ya que de esta forma vamos enfrascándonos
de manera que vamos conociendo el modo en el cual los gobernantes se rigen sobre los demás
y las normas y leyes que aplican para que todos vivamos en control y una buena organización.
ORIGEN Y ESENCIA DEL DERECHO:
Definición:
Derecho proviene del término latino directum, que significa “lo que está conforme a la regla”.
El derecho se inspira en postulados de justicia y constituye el orden normativo e
institucional que regula la conducta humana en sociedad. La base del derecho son
las relaciones sociales, las cuales determinan su contenido y carácter. Dicho de otra forma, el
derecho es un conjunto de normas que permiten resolver los conflictos en el seno de una
sociedad
Idealismo Objetivo:
Sostiene que las ideas existen por sí mismas y que solo podemos aprenderlas o descubrirlas,
representantes del idealismo objetivo son: Platón (realismo idealista o platónico), Leibniz,
Hegel, Balzano, Dilthey y Frege.
La concepción idealista se divide de la siguiente manera: Origen Divino, voluntad del pueblo,
encarnación de la idea eterna de justicia, vivencias psicológicas expresión de conducta de los
gobernantes en sus acciones administrativas y judiciales. La idea en general de los idealistas
es proteger el régimen de la propiedad privada y favorecer a la explotación y la concentración
de la riqueza en pocas manos.
Para la concepción idealista lo que determina todo es el espíritu y pone en segundo lugar la
materia.
a) Características:
Se atiende creencias, carácter espiritual, todo es creación de Dios.
Ideas, dogmas, en un ser divino, Ejemplo: Los diez mandamientos, lo determinante es el
espíritu.
Ocultan la esencia de clase del Estado y del Derecho.
b) Critica:
Se ignoran condiciones económicas de la sociedad.
Sto. Tomas de Aquino dice: Es ley eterna: Universo como creación de Dios. Ley Natural:
Acercamiento del hombre. Ley Natural a la Ley Eterna o Ley Divina: Los designios de Dios
(Mandamientos).
Tenemos que tener claro que lo seguidores de la corriente idealista ignoran o no le dan
importancia a elementos igual de importantes como lo son:
Sostiene que las ideas solo existen en la mente del sujeto: que no existe un mundo externo
autónomo. Representantes del idealismo subjetivo son: Descartes (en ocasiones), Berkeley,
Kant, Fichte, Mach, Cassirer y Collingwood.
La principal característica del idealismo subjetivo es que todo gira alrededor del sujeto
cognoscente (ser pensante que realiza el acto del conocimiento). Y existen, a su vez, dos
variantes. La versión radical sostiene que el sujeto construye el mundo: no existen cosas por
sí mismas sino que sólo existen cosas para nosotros (constructivismo). Según esta
concepción, la naturaleza no tiene existencia independiente, lo cual entra en desacuerdo con
todo lo que sabemos sobre el mundo antes de la aparición de los seres humanos. En cambio,
la versión moderada «afirma que las cosas son del color del cristal con que se miran». La
ciencia y la tecnología no aprueban ninguna versión del idealismo, pues ambas suponen el
mundo externo y por eso lo exploran y lo modifican. Cuidado: el simple aserto de que las
ideas son importantes no lo califica de idealista. Casi todo los materialistas y realistas
admiten la existencia e importancia de las ideas, solamente niegan su auto existencia.
Origen del Estado y el Derecho corriente materialista
El materialismo es una corriente filosófica que en oposición al idealismo, resuelve el
problema cardinal o fundamental de la filosofía acerca de la relación entre el pensar y el ser,
entre el espíritu y la naturaleza, postulando que, la materia es lo primario y la conciencia y el
pensamiento, son consecuencia de ésta, a partir de un estado altamente organizado.
Asimismo esta concepción resuelve otro aspecto acerca de la relación del pensamiento
humano y el mundo que lo rodea y la cognosibilidad de ese mundo.
Según esta concepción, el mundo es material y existe objetivamente, independientemente de
la conciencia. La conciencia y el pensamiento se desarrollan a partir de un nivel superior de
organización de la materia, en un proceso de reflejo de la realidad objetiva.
Sostiene, además, que la materia no ha sido creada de la nada, que existe en la eternidad y que
el mundo y sus regularidades son cognoscibles por el hombre, ya que es posible demostrar la
exactitud de ese modo de concebir un proceso natural, reproduciéndolo nosotros mismos,
creándolo como resultado de sus mismas condiciones y además poniéndolo al servicio de
nuestros propios fines, dando al traste con la "cosa en sí, inasequible".
La oposición entre el enfoque materialista y el enfoque idealista es una de las polémicas
filosóficas más antiguas y persistentes. En el siglo XVII el término «materialismo» se solía
usar principalmente en el sentido de representaciones físicas acerca de la materia. En ese
sentido las ciencias naturales modernas tienen un enfoque completamente materialista.
Desde comienzos del siglo XIX, por influencia del materialismo histórico, el término pasa a
usarse también en contexto de las ciencias sociales. En ese sentido el materialismo se refiere a
varios marcos teóricos que buscan las causas de los procesos históricos y el cambio cultural
en causas materiales. Para este materialismo de tipo histórico las causas últimas de los
fenómenos sociales están determinadas por factores materiales y rechaza explícitamente las
explicaciones en las que intervienen factores sobrenaturales, tomando como un hecho la
irrelevancia científica de Dios, de espíritus y de una supuesta inteligencia del mundo en el
devenir histórico. De acuerdo con el materialismo, las causas últimas deben buscarse en
factores medibles o aprehendibles empíricamente.
Aunque históricamente el materialismo histórico se popularizó en el seno del marxismo,
donde sigue siendo un tema principal, se encuentran antecedentes anteriores a Marx.
Actualmente está presente en antropología, teoría de la historia o sociología, haciendo que el
materialismo histórico englobe a toda una serie de elaboraciones teóricas no necesariamente
marxistas.
Fuera del campo del marxismo, el materialismo de tipo histórico es la hipótesis de que los
rasgos definitorios de las sociedades humanas y la evolución histórica de las mismas ha
estado determinada por factores materiales (tecnología disponible, sistema de producción,
características geográficas y climáticas). Debido al intento de establecer las ideas del
materialismo histórico de modo independiente a la versión marxista del mismo, se han
acuñado términos nuevos como: materialismo cultural, funcionalismo ecológico,
determinismo geográfico, determinismo económico, y otros, que pueden ser considerados
como concepciones materiales de la Historia. Diversos autores académicos como Jared
Diamond o Marvin Harris han tratado en detalle la evolución histórica de extensas áreas
geográficas, y tratando de explicar rasgos definitorios de la sociedad a partir de factores
materiales, señalando que este tipo de factores son los preponderantes cuando se trata de
entender la evolución de las sociedades y las civilizaciones.
EL Derecho es producto del desarrollo de la sociedad, de su cultura. No hay mas Derecho,
que el derecho escrito (del Hombre) defiende el Derecho del Hombre.
Formación económica social: es el vínculo establecido entre uno o más modos de producción
y su correspondiente supra estructura.
Relaciones Sociales: Políticas, De Producción, Jurídicas, Distribución. Ideas: Filosofía,
Intercambio, Cultura, Consumo, Educación, Religioso.
Se fundamenta así en la existencia del Derecho Natural, entendido como ordenamiento que
brota y se funda en la naturaleza humana, no debiendo su origen a la voluntad normativa de
ninguna autoridad.
Si se afirma la existencia del Derecho natural, tiene que admitirse que el Derecho positivo
debe, inexorablemente, atenerse en sus prescripciones a las de aquél, pues un ordenamiento
jurídico que conculcase los mandatos y prohibiciones del Derecho natural estaría violentando
las tendencias de la naturaleza humana.
El iusnaturalismo se trata de una doctrina dualista, pues reconoce la existencia de dos
derechos: el natural y el positivo, si bien mantiene que este último debe ajustarse al natural.
Dentro de liusnaturalismo existen dos corrientes principales:
El iusnaturalismo ontológico: mantiene que el Derecho natural es el “ser” del Derecho, de tal
forma que el Derecho positivo, para ser Derecho, tiene que ajustarse al Derecho natural.
El iusnaturalismo deontológico: afirma que el Derecho natural es el “deber ser” del Derecho
positivo, el modelo de moralidad que deben respetar las leyes positivas. El Derecho positivo
debe encaminarse al natural, pero no le niega validez jurídica si no lo hace. Es una postura
más moderada y no esencialista
Positivismo jurídico
Esta concepción del Derecho está integrada por aquellos que defienden la preeminencia de la
ley como fuente del Derecho. Desde este planteamiento, se entiende por Derecho el conjunto
de normas que emanan del poder estatal, bien directamente o por delegación.
Esta es la concepción del Derecho más propia del mundo occidental, siendo su máximo
representante Hans Kelsen. Se trata de una concepción monista, ya que sólo reconoce como
Derecho el dictado por el legislador, marginando las valoraciones éticas o la realidad social.
No obstante, la preeminencia de la ley estatal no descarta la existencia de otras fuentes de
producción del Derecho como la costumbre o la jurisprudencia, sin embargo, éstas quedarán
siempre supeditadas a la ley y tendrán validez como fuente jurídica dentro de los límites que
la propia ley establezca.
Existen 3 formas del positivismo jurídico:
El positivismo metodológico: se limita a defender una aproximación al Derecho neutral
desde el punto de vista de los valores.
El positivismo como teoría del Derecho: ofrece más propuestas concretas sobre el concepto
de Derecho: supremacía de la ley, carácter coactivo de las normas jurídicas, así como una
teoría sobre la interpretación y sobre la norma.
El positivismo ideológico: sostiene la obligación de cumplir las leyes por su valor moral o
como instrumento eficaz para conseguir los valores de orden, paz y seguridad.
Realismo jurídico
Entiende que la característica definitoria del Derecho es la eficacia. Se opone radicalmente a
la opinión manifestada por el positivismo jurídico.
Para el realismo jurídico el núcleo fundamental del Derecho no son las leyes, sino los hechos,
los comportamientos sociales efectivos, teniendo en cuenta principalmente los intereses, fines
y alores que se ponen de manifiesto por el jurista intérprete y por el juez aplicar del derecho
en relación con los casos y situaciones concretas que presenta la vida real.
El realismo jurídico entiende que la seguridad jurídica no puede lograrse a través de los
métodos normativistas tradicionales, sino a través de la adecuación a las exigencias y
aspiraciones de los ciudadanos que viven inmersos en una realidad social en constante
cambio.
De esta manera, un Derecho dinámico, flexible, adaptable a la realidad social de cada lugar y
de cada momento puede proporcionar más seguridad que un conjunto de normas anquilosadas
y petrificadas por la dificultad para su adecuación a las necesidades de cada momento.
Podemos distinguir 2 corrientes de este realismo jurídico:
Realismo americano: el Derecho se contiene en las decisiones concretas de los jueces y
funcionarios que resuelven los litigios y los fallos que se planteen. Se trata de un derecho
judicial del caso concreto, donde el precedente judicial se convierte en la norma orientadora
para posteriores decisiones judiciales.
Realismo escandinavo: no existe otro Derecho que el que realmente aplican los jueces “de
facto”, siempre que las reglas sean realmente vividas como obligatorias por los jueces.
Así, el Derecho vigente está compuesto por aquellas normas que operan en el espíritu del juez
porque éste las vive como socialmente obligatorias y socialmente las obedece.
FUENTES DIRECTAS:
FUENTES INDIRECTAS:
La Ley
Se puede definir la ley como la norma dictada por la autoridad competente, con las debidas
formalidades, de carácter común, justa, estable y suficientemente promulgada.
La potestad de elaborar y aprobar las leyes le corresponde en España a las Cortes Generales
(Congreso y Senado). No obstante, en determinadas circunstancias, el Gobierno puede
elaborar leyes bajo el control de las Cortes Generales.
Las Comunidades Autónomas también tienen la potestad de dictar leyes, pero dentro del
ámbito de su territorio y sobre materias cuyas competencias les hayan sido transferidas en los
Estatutos de Autonomía, o en otras leyes del Estado de transferencia o delegación.
La Costumbre
Desde el punto de vista jurídico llamamos costumbre a la norma de conducta nacida de la
reiterada y constante práctica social, y considerada como obligatoria por la comunidad.
La costumbre sólo regirá en defecto de ley aplicable, siempre que no sea contraria a la moral,
al orden público y que resulte probada.
La costumbre ha de ser alegada y aprobada por parte de quien la invoque ante los tribunales,
puesto que éstos no están obligados a conocerla.
Los Principios generales del Derecho
Son aquellas ideas y fundamentos que, sin estar escritos, constituyen la base del ordenamiento
jurídico e inspiran la elaboración de las leyes.
En el Código Civil se dice: << Los principios generales del Derecho se aplicarán en defecto
de ley o de costumbre, sin perjuicio de su carácter informador del ordenamiento jurídico.>>
Los principios generales del Derecho actúan en una doble vertiente; por un lado, actúan
cuando no existe ley o costumbre aplicables, por otro, permiten un recto entendimiento de las
normas mediante elementos de ética, equidad, lógica y sentido de la realidad y de la justicia.
La Jurisprudencia
Se denomina Jurisprudencia a los criterios que de modo reiterado manifiesta el Tribunal
Supremo en sus sentencias. El Código Civil establece que <<complementará el ordenamiento
jurídico con la doctrina que de modo reiterado establezca el Tribunal Supremo al interpretar y
aplicar la ley, la costumbre y los principios generales del Derecho>>.
Para que exista Jurisprudencia no basta con una única sentencia sino que son necesarias
reiteradas resoluciones de idéntica índole dictadas por el Tribunal Supremo.
La Jurisprudencia del Tribunal Supremo sirve como pauta de interpretación en las actuaciones
de los jueces y tribunales inferiores que, en sus sentencias, se cuidarán de no contradecir las
sentencias del más alto tribunal, ya que, de no hacerlo así, el particular insatisfecho podría
interponer recursos alegando la infracción de la doctrina interpretativa del mencionado
tribunal.
Los Tratados internacionales
Los Tratados son acuerdos regidos por el Derecho Internacional, celebrados entre España y
otro u otros Estados, o entre España y un organismo u organismos internacionales; también se
pueden denominar Convenios, Acuerdos, Convenciones, Protocolos, etc.
Los Tratados dentro de España tienen rango de ley y quedan sometidos a la Constitución; la
aprobación de cualquier Tratado que contenga estipulaciones contrarias a la Constitución
exigirá la previa modificación constitucional.
La División de Poderes
El Estado de derecho que nace con la Revolución francesa parte de una estricta separación
entre las funciones de creación y aplicación de las normas, surgiendo de esta forma los tres
poderes -legislativo, ejecutivo y judicial- que van a desarrollar las funciones legislativa,
ejecutiva y judicial respectivamente.
La garantía del respeto de las libertades individuales y el ejercicio de la soberanía popular es
la separación y la independencia de los órganos que ostentan los poderes legislativo (Cortes
Generales), ejecutivo (Gobierno) y judicial (Jueces y Magistrados).
DIVISÓN DE PODERES
LEGISLATIVO
EJECUTIVO
JUDICIAL
El Poder Legislativo
La constitución Española en su artículo 66 establece que: <<Las Cortes Generales representan
al pueblo español y están formadas por el Congreso de los Diputados y el Senado.>>
El Congreso se compone de un número mínimo de 300 y máximo de 400 diputado ( en la
actualidad 350) y el Senado de 208 senadores; los diputados y senadores son elegidos cada
cuatro años mediante sufragio universal, libre, igual, directo y secreto.
Las Cortes Generales ejercen la potestad legislativa del Estado, aprueban los Presupuestos
Generales del Estado, controlan la acción del Gobierno y tienen las demás competencias que
les atribuya la Constitución.
Las Cortes Generales son inviolables, lo que significa que no pueden ser objeto de control,
represión o actuación que límite los poderes que constitucionalmente le están atribuidos. Los
miembros de las Cortes gozan de inmunidad y sólo podrán ser detenidos en caso de flagrante
delito. No podrán ser inculpados ni procesados sin la previa autorización de la Cámara
respectiva.
El Poder Ejecutivo
La potestad ejecutiva es ejercida por el Gobierno, que es el órgano que dirige la politica
interior y exterior, la Administración civil y militar y la defensa del Estado y ejerce la función
ejecutiva y la potestad reglamentaria de acuerdo con la Constitución y con las leyes.
El Gobierno está compuesto por el presidente, los vicepresidentes, los ministros y por los
demás miembros que establezca la ley. El gobierno se forma mediante el procedimiento
de investidura de su presidente y cesa por la celebración de elecciones generales, pérdida de
confianza parlamentaria (moción de censura o cuestión de confianza), dimisión o muerte de
su presidente.
La Administración Pública se corresponde especialmente con la función ejecutiva, hasta el
punto de que en muchas ocasiones se confunden Administración Pública y poder ejecutivo.
El artículo 103 de la Constitución establece los principios a los que se debe ajustar la
Administración en sus actuaciones de la siguiente forma:
<< La Administración Pública sirve con objetividad los intereses generales y actúa de
acuerdo con los principios de eficacia, jerarquía, descentralización, desconcentración y
coordinación, con sometimiento pleno a la ley y al Derecho.>
En ocasiones, el poder ejecutivo también realiza funciones legislativas ( aprobando decretos,
reglamentos, etcétera) y funciones judiciales ( resolviendo recursos como fase previa a la
intervención de los jueces ).
Fuentes Reales:
Se denominan fuentes reales o materiales a todos los fenómenos naturales y sociales que dan
origen a la norma jurídica, y que determinan el contenido de la misma; tales fenómenos son:
el medio geográfico, el clima, las riquezas naturales, las ideas políticas, morales, religiosas y
jurídicas del pueblo, etc. Es mediante las fuentes reales, que puede apreciarse la forma en que
derecho tiene su origen y analizar los factores que son tomados en cuenta para redactar el
contenido de las normas, es decir, son los eventos que hacen necesarios la creación de las
disposiciones de derecho. Las fuentes reales son aquellas situaciones que forjan el
funcionamiento de cada sociedad y que se ven reflejados en normas jurídicas, por lo que son
estas situaciones las que determinan su contenido y alcance.
En un sentido material son fuentes del derecho aquellas instituciones con facultad para crear
normas jurídicas, tales como: el poder legislativo, a través de las Cortes Generales y de los
Parlamentos o Asambleas Legislativas de las Comunidades Autónomas.
El autor García Máynez señala que las fuentes reales deben ajustarse a las fuentes formales,
ya que éstas son “el cauce por donde corren y se manifiestan las primeras”. En otras palabras,
en el supuesto de que una sentencia judicial o costumbre no se ajuste al marco jurídico
aplicable necesario para tener validez jurídica, no serán reconocidas por el derecho, o en su
caso no surtirán efectos.
Un ejemplo de fuente real del derecho es la revolución mexicana que tuvo como consecuencia
la redacción de los artículos 27 Constitucional donde se consagra la propiedad y repartición
de tierras y artículo 123 Constitucional donde se plasman los derechos básicos del trabajador.
Las fuentes reales tienen un origen principalmente sociológico, y pesar de constituirse por
fenómenos complejos es posible clarificarlo de la siguiente forma:
Factores de significación ideal: Consiste en ideas de carácter político, moral, religioso,
económico, etc.
Factores de significación real: Son aquellos fenómenos y acontecimientos de carácter
heterogéneo –políticos como pueden ser las revoluciones, guerras o terrorismos, o de
caracter social como puede ser una crisis migratoria, o el indice de criminalidad, tambien
lo son los acontecimientos económicos como una crisis energética o la inflación, al igual
que alteraciones en el clima, o desastres ecológicos, siempre y cuando influyan, de forma
directa en el contenido de las normas jurídicas.
Fuentes Históricas:
Fuentes históricas son aquellos documentos, inscripciones, papiros, libros, etc, que encierran
el texto de una ley o conjunto de leyes.
Son documentos que contienen la información del derecho vigente en otra época, en base en
los cuáles nos inspiramos para crear una determinada ley o institución jurídica, por ejemplo:
las leyes de indias, el código de Hamurabi, la declaración de los derechos del hombre y el
ciudadano de 1789, etc.
En un principio, con fuente histórica del derecho se hacía referencia a la ley y aquellos
compendios de normas que tuvieron vigencia en un momento determinado. Sin embargo, con
el tiempo, distintas corrientes del derecho incluirían dentro de las fuentes directas a la
costumbre, las sentencias judiciales y la doctrina jurídica.
Podemos establecer la siguiente clasificación de las fuentes históricas del derecho:
Por su naturaleza:
En sus tiempos fueron fuentes formales del Derecho, es decir; Ley, costumbre, jurisprudencia.
En razón de su presentación
Gráficas
No gráficas
Como ejemplo fundamental de la importancia de las fuentes históricas del derecho podemos
mencionar las etapas en las que se distingue la evolución del derecho Mexicano, cada una de
ellas es propiamente una fuente importante del derecho:
6. https://gradoceroprensa.wordpress.com/2016/06/11/diferentes-formas-de-concepcion-del-
derecho/