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Cuento

“SNOWY”

Bajo la alborozada mirada del cielo Pacasmayino por la llegada de las primeras

luces que besaban la quietud de la tierra y la plenitud del inmenso mar. A esa

misma hora, Carlitos, llegaba presuroso a comprar una prestobaraba a la tienda

de la esquina, esa que queda frente a lo que fuera la otrora estación del antiguo

ferrocarril. Estaba tan apurado que pidió que lo atendiesen inmediatamente. Logró

su cometido y fue atendido prontamente. Cuando estaba recibiendo su vuelto,

sintió que alguien rasgaba la punta su pantalón. Dirigió la mirada hacia abajo y

observó que el causante era un gatito. El pobre gatito apenas podía emitir

maullidos e insistía en rasgar la bota del pantalón.

-miauuu, miauuuu, miauuuu maulló débilmente, otra vez el gatito y su mirada era

tan lastimera triste como que si quisiera decir algo desde lo más profundo de su

corazón. Carlitos tuvo compasión de él y se agachó para recogerlo. El gatito era

de color blanco como los copos de nieve, tenía un ojo verde y el otro azul, estaba

flaquísimo, sucio, maloliente y lleno de pulgas. Lo llevó a su casa para curarlo.

Inmediatamente fue a la veterinaria a comprar un champú para pulgas. Luego

empezó la gran tarea de bañarlo lentamente, y conforme iba completando el baño

las pulgas iban cayendo por montones del pobre cuerpecito del gatito, éste se

dejaba bañar tranquilamente parecíase a un niño bueno. Después del baño cogió

la secadora y empezó el trabajo de secarlo. El gatito quedó limpiecito, solamente

le habían quedado por todo el cuello las cicatrices que las pulgas habían dejado al

chupar la sangre al pobre gatito. Carlitos buscó un lugar donde cobijar al pobre
animalito por lo menos por esa noche hasta ver que decidir hacer con él

posteriormente. Lo ubicó en un enorme cartón que estaba junto a su cama, lo

abrigó con una chompa vieja que tenía por allí guardada. Esa noche el gatito

durmió plácidamente. Aprovechando que el gatito dormía Carlitos fue a Totus a

comprar comida para gatos.

Al siguiente día Carlitos tenía que ir a trabajar y pensó cómo resolver el

problema del gatito en el departamento que alquilaba. Carlitos era un joven soltero

natural del Cuzco que había llegado a la provincia de Pacasmayo a trabajar en un

Instituto de San Pedro de Lloc. Pero vio que el gatito seguía durmiendo,

parecíerase que éste no había dormido muchas noches porque algún

irresponsable lo había botado a la calle para que sufriera y se muera en la calle de

hambre y de frío. Lo dejó durmiendo y se fue a su trabajo no sin antes dejarle la

comida cerca por si acaso se levantara y buscara que comer. Ya en el trabajo sus

compañeros de labor le notaron un poco preocupado y cansado.

-Carlitos que te pasa te notamos preocupado, cuéntanos que te pasa,

manifestaron en coros sus amigos más cercanos.

-No pasa nada, sino que ayer me encontré un gatito muy maltrecho por la calle y

lo he recogido y lo tengo en mi casa.

-Ah, contestaron todos en coro.

Y empezaron a contarle como debe tratarle al pobre gatito. Y la charla, esa

mañana se centró en torno a los cuidados y qué comidas comen los gatos. Otros
fueron más allá y hablaron sobre la sexualidad de los gatos, en fin un sin número

de cosas se dijeron acerca al gatito.

Cuando Carlitos regresó a su departamento a eso de las 2 y media de la tarde

halló al gatito que había comido lo que le había dejado y parece que le gustó

porque lo había acabado todo y empezó a maullar, pero sus maullidos eran ahora

alegres y ya no tristes.

Desde aquel día Carlitos perdió su soltería porque dejó de ir a fiestas, tenía que

llegar temprano, ya no se quedaba todo el día fuera del departamento, en fin vivía

pendiente del gatito. Desde aquel día le puso como nombre “SNOWY” porque

había investigado por internet que este gatito pertenecía a la raza de los

SNOWYS.

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