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Definición de Placa Tectónica

Una placa tectónica o placa litosférica es un fragmento de litosfera


relativamente rígido que se mueve sobre la astenosfera, una zona
relativamente plástica del manto superior. Toda la litosfera está
dividida en placas tectónicas

Las placas tectónicas son


aquellas porciones de litósfera que se ubican debajo de la
superficie o de la corteza terrestre del planeta. Son
de material rígido y se ubican sobre la astenósfera, una
porción del manto terrestre mucho más profundo y complejo.
Las placas tectónicas se encuentran encastradas unas contra
otras y aunque son rígidas, no están sostenidas más que por
la unión de unas con otras, por lo cual su movimiento es
permanente y muy evidente o claro en algunas regiones del
planeta. En la mayoría de los casos, el movimiento
o desplazamiento de las placas tectónicas es milimétrico y no
se siente en la vida cotidiana de las sociedades. Cuando estos
movimientos se hacen evidentes para el ser humano debemos
hablar de fenómenos tales como sismos, terremotos,
tsunamis, etc. Muchas veces su movimiento también puede
poner en acción a volcanes.
Hay dos tipos de placas tectónicas en nuestro planeta: las oceánicas
y las mixtas. Mientras las primeras (que son las más extensas debido
a la gran cantidad de agua que existe sobre la superficie de la Tierra)
son aquellas que subyacen a los océanos, las mixtas pueden
combinar en su superficie tanto océanos como superficie continental.
Estas últimas son las más numerosas ya que encontramos muchas
más bien pequeñas, pero en suma de extensión las primeras ocupan
la mayor parte del territorio planetario.
Para una mayor eficacia en su estudio, los especialistas han dado
nombres diferenciados a cada una de las placas aproximadamente a
fines del siglo XX. Así, podemos hablar de la Placa Antártica (la más
grande de todas y aquella que subyace al sur del planeta), la Placa
del Pacífico, la Placa Norteamericana, la Placa Africana, la Placa
Australiana, la Placa Sudamericana, la Placa Euroasiática y otras
menores que unen a las más grandes entre sí.

El permanente movimiento y desplazamiento de algunas de estas


placas se puede observar en el relieve de la corteza terrestre. Así, los
lugares con cadenas montañosas o con territorios más elevados son
aquellos que han sufrido hace millones de años el choque o la
superposición de dos placas que terminó con la aparición de
elevaciones terrenales. Es por esto que regiones como la costa oeste
del continente americano o la zona del sudéste asiático suelen
enfrentar numerosos terremotos, tsunamis y sismos causados por la
permanente acción de las placas que subyacen a su superficie

Por  Redacción National Geographic


Placas tectónicas
19 de septiembre de 2011

Existe un puñado de placas principales y docenas secundarias. Seis de las


principales reciben el nombre del continente en el que se encuentran, como la
Placa Norteamericana, la Placa Africana o la Placa Antártica. Las placas
secundarias son más pequeñas, pero no menos importantes en cuanto a su
influencia sobre la estructura del planeta. La pequeña placa Juan de Fuca, por
ejemplo, es responsable de los volcanes que salpican la región del Pacífico
Noroeste de Estados Unidos.
Las placas conforman la litosfera, la capa superficial de la Tierra (incluye la
corteza y la parte superior del manto). Las corrientes de las rocas más blandas
que tienen debajo las impulsan como si se tratara de una cinta transportadora
en mal estado. La actividad geológica proviene de la interacción de las placas
cuando éstas se acercan o separan.

El movimiento de las placas crea tres tipos de límites tectónicos: límites


convergentes, donde las placas se acercan unas a otras, límites divergentes,
donde se separan, y límites transformantes, donde las placas se mueven de lado
en relación unas con otras.

Límites convergentes

Cuando las placas colisionan, la corteza se «comba» formando las cordilleras.


India y Asia impactaron hace 55 millones de años, provocando la lenta
formación del Himalaya, el sistema montañoso más alto del planeta. Mientras el
choque continúa, las montañas se elevan cada vez más. Por ejemplo, el monte
Everest, el pico más alto de la Tierra, podría ser mañana un poquito más alto
que hoy.

Estos límites convergentes también tienen lugar cuando una placa oceánica se
hunde bajo la placa continental en un proceso llamado subducción. Cuando la
placa superior se eleva, también se forman sistemas montañosos. Además, la
placa inferior se derrite y a menudo sale a borbotones a través de erupciones
volcánicas como las que formaron algunas de las montañas de los Andes en
Sudamérica.

Al hundirse una placa bajo otra, se suelen formar zanjas como la Fosa de las
Marianas, en el océano Pacífico Norte, el punto más profundo de la Tierra. Este
tipo de colisiones también provocan la formación de volcanes submarinos que
pueden transformarse en arcos insulares como Japón.

Límites divergentes

En los límites divergentes de los océanos el magma surge en la superficie desde


las profundidades del manto de la Tierra, separando dos o más placas y
renovando el fondo oceánico. Así, montañas y volcanes se elevan por esta grieta.
Una única dorsal oceánica (elevación submarina) conecta los océanos,
convirtiéndola en el sistema montañoso más largo del mundo.

Profundas depresiones como el Gran Valle del Rift se forman en tierra donde se
separan las placas. Si éstas continúan dividiéndose, en millones de años la
región oriental de África se separará del continente formando una nueva masa
continental. Así, una dorsal marcaría la separación entre las placas.
Límites transformantes

La Falla de San Andrés es un ejemplo de límite transformante, en el que dos


placas friccionan la una con la otra a lo largo de fallas de desgarre. Estos límites
no crean espectaculares fenómenos como montañas u océanos, sin embargo,
pueden provocar terremotos como el de 1906 que asoló la ciudad de San
Francisco.

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