0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
32 vistas1 página
Este documento presenta dos casos prácticos sobre dependencia y apoyo psicosocial. El primer caso trata de Juan, un hombre de 30 años que sufrió una lesión medular en un accidente de tráfico y ahora necesita apoyo casi completo para sus necesidades diarias. El segundo caso es sobre Marina, una niña de 7 años con una discapacidad física desde su nacimiento, pero que gracias a la estimulación puede caminar aunque a veces requiere ayuda para distancias largas o escaleras.
Este documento presenta dos casos prácticos sobre dependencia y apoyo psicosocial. El primer caso trata de Juan, un hombre de 30 años que sufrió una lesión medular en un accidente de tráfico y ahora necesita apoyo casi completo para sus necesidades diarias. El segundo caso es sobre Marina, una niña de 7 años con una discapacidad física desde su nacimiento, pero que gracias a la estimulación puede caminar aunque a veces requiere ayuda para distancias largas o escaleras.
Este documento presenta dos casos prácticos sobre dependencia y apoyo psicosocial. El primer caso trata de Juan, un hombre de 30 años que sufrió una lesión medular en un accidente de tráfico y ahora necesita apoyo casi completo para sus necesidades diarias. El segundo caso es sobre Marina, una niña de 7 años con una discapacidad física desde su nacimiento, pero que gracias a la estimulación puede caminar aunque a veces requiere ayuda para distancias largas o escaleras.
1. Juan es un joven de 30 años que ha llevado a cabo una vida normal
hasta ahora. Un accidente de trafico le provocó una lesión irreversible en la medula espinal que le dejó tetrapléjico. A partir de ese momento su vida cambió radicalmente, ya que necesita apoyo que antes no necesitaba, así como una silla de ruedas para desplazarlo. Requiere apoyo para casi todas las necesidades de la vida diaria, pues no puede mover los miembros superiores ni inferiores. 2. Marina es una pequeña de 7 años. Desde que nació presenta una discapacidad física a causa de una enfermedad hereditaria. Gracias a la estimulación y a la rehabilitación, Marina es capaz de andar, aunque a veces requiere ayuda para desplazarse recorridos largos o para subir/bajar escaleras. No tiene limitaciones significativas en las extremidades superiores, necesita apoyo esporádico en determinadas situaciones.