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Abū Nasr al-Farabi ha sido uno de los principales filósofos medievales. Turco de raza y
musulmán de religión, es llamado «el Segundo Maestro» en el mundo islámico («el
Primero» era considerado el griego Aristóteles). Murió el 339H/ 950 d.C. hacia los 80
años de edad.
1
así poder encontrar en la labor de todos lo que necesitan para que cada uno
subsista y obtenga la perfección” 1 .
b) Sociedades humanas perfectas: el mundo, la nación, la ciudad.
Sociedades imperfectas: la aldea, el barrio, la calle, la casa.
“El bien más excelente y soberano y la perfección más alta se obtiene ya en primer
lugar en la ciudad, pero no en sociedades menores y más imperfectas” 2 .
d) El Estado ideal.
¿Quién debe gobernar tal Estado? ¿Qué cualidades debe poseer?
“El jefe del Estado en su función propia es el más perfecto elemento que compone el
Estado y supera a todos los demás en lo que tienen de común con él” 3 . Usando una
imagen procedente del cardiocentrismo aristotélico, al-Farabi afirma que éste es en
la sociedad como el corazón en el cuerpo humano.
“La Causa Primera respecto de los demás seres es como el jefe del Estado Modelo
respecto de los demás miembros” 4 .
Al-Farabi ve muy difícil, casi imposible, que un solo hombre reúna tales cualidades
y se conforma con que posea al menos seis de dichas cualidades. Para el caso en que
ni siquiera alcance ese nivel mínimo de perfección, propone que los filósofos se
integren al gobierno como consejeros políticos. En caso contrario, el Estado iría a la
ruina 6 .
Las cualidades que propone al-Farabi para el jefe del estado ideal coinciden, en
general, con las que formulaba Platón en la República. La propuesta paradójica de
1
Al-Farabi, La Ciudad Ideal, traducción de Manuel Alonso, Madrid, Tecnos, 1985, cap. XXVI, p. 82.
2
Ibid., cap. XXVI, p. 83.
3
Ibid., cap. XXVII, p. 86.
4
Ibid., cap. XXVII, p. 87.
5
Ibid., cap. XXVIII, pp. 92-93.
6
Ibid., cap. XXVIII, pp. 94-95.
2
Platón es la del filósofo-rey: “No cesará en sus males el género humano hasta que
los que son recta y verdaderamente filósofos ocupen los cargos públicos, o bien los
que ejercen el poder en los Estados lleguen, por especial favor divino, a ser filósofos
en el auténtico sentido de la palabra” 7 . ¿Por qué hace Platón dicha propuesta?
Porque temía un poder sin límites, es decir, el exceso propio del poder político, del
que la historia de Grecia mostraba ya tantos ejemplos. Como escribió Olof Gigon,
“Platón conoce la fascinación del poder y la teme. En cierto sentido, su República es
un único, gran intento de neutralizar el poder con una justicia que puede ser
entendida como justo medio entre la impotencia del que sabe y el poder del que no
sabe” 8 .
Estado ignorante:
Estado inmoral o corrompido: aquel cuyas doctrinas son excelentes pero cuyas
acciones son como las del estado ignorante.
Al-Farabi resume con crudeza las opiniones de los ciudadanos de los Estados
corrompidos. Afirman que la naturaleza humana, a semejanza de los animales, se basa
en la lucha y la pelea de unos con otros, y que del mismo modo deben actuar los
Estados: “El más violento (…), ése es el más feliz. (…) Algunos creen que entre los
hombres no hay que buscar ni conexiones ni relaciones, sean éstas naturales o
voluntarias. (…) Dos hombres no deben asociarse sino forzados por la necesidad” 9 . Su
juicio sobre este darwinismo social (que hoy vemos en pleno auge en el capitalismo
tardío) es contundente: “Este es un enorme mal entre las opiniones sobre la humanidad”
10
.
7
Platón, Carta VII , 326 a-b. Una formulación similar en encuentra en República, 473 d.
8
Olof Gigon, La teoria e i suoi problemi in Platone e Aristotele, Nápoles, Bibliopolis, 1986, p. 69.
9
La Ciudad Ideal, cap. XXXIV, pp. 114-115.
10
Ibid., p. 115.
11
Al-Farabi, Taḥsil, II, 6.
3
4.- Algunas modernas valoraciones de su obra
Miguel Cruz Hernández al comentar en el prólogo esta interpretación añade que aquí el
término “política” ha de entenderse en el sentido platónico, pero no en el renacentista y
moderno y “que hay que admitir – lo que es muy duro para el Islam de entonces y
ahora- que las tradicionales ‘ciencias religiosas’ islámicas son artes y no ciencias”,
preguntándose más tarde: “¿Dónde quedaría, pues, la única ciencia religiosa rigurosa?
En la teorización de la praxis social del hombre como miembro de la Umma” 14 .
12
Salvador Gómez Nogales, La política como única ciencia religiosa en Al-Farabi, Madrid, Instituto
Hispano-Árabe de Cultura, 1980.
13
Ibid., p. 112.
14
Ibid., p. XV.
15
Abdurrahman Badawi, Histoire de la Philosophie en Islam, vol. II. Les Philosophes Purs, París, Vrin,
1972, pp. 555-575.
16
Al-Farabi, Tahsil
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musulmana toma plena consciencia de sí misma y adquiere el sello que le será siempre
distintivo, a saber: una visión del mundo donde lo real y lo divino se unen, donde el
peripatetismo y el neoplatonismo se encuentran, y donde el sistema edificado por la
razón encuentra su culminación en una visión mística” 17 .
17
A. Badawi, Histoire de la Philosophie en Islam. Vol. 2, cit., p. 575.
18
M. A. Yabri, El legado filosófico árabe. Alfarabi, Avicena, Avempace, Averroes, Abenjaldún. Lecturas
contemporáneas, Madrid, Editorial Trotta, 2001, pp. 96-115.
19
Ibid., pp. 96-97.
20
Ibid., p. 109.
21
Ibid., p. 110
5
el arabista e historiador andaluz Manuel Acién publicó un profundo trabajo en el que
polemizaba con el editor castellano de las obras de Al-Farabi 22 .
22
Manuel Acién Almansa, “Sobre el papel de la ideología en la caracterización de las formaciones
sociales: la formación social islámica”, en Hispania, Revista de historia, vol. 58, nº 200, 1998, pp. 915-
968.